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Enfermedades médicas durante el embarazo ENFERMEDADES MÉDICAS DURANTE EL EMBARAZO INTRODUCCIÓN La práctica de la medicina en embarazadas es diferente a la que se realiza en no gestantes. En las primeras hay que tener en cuenta a dos pacientes a la vez: la madre y el feto. Cuando nos encontramos ante una embarazada debemos tener siempre en consideración cuatro principios básicos: 1. El embarazo afecta al curso de la enfermedad. Los cambios hemodi- námicos de la gestación pueden agravar una cardiopatía o el deno- minado estado diabetógeno del embarazo puede producir diabetes gestacional o aumentar los requerimientos de insulina en diabéticas. Las enfermedades autoinmunes pueden afectarse por mecanismos no bien comprendidos. Además, estos cambios pueden tener lugar no sólo durante el embarazo, sino también durante el puerperio. 2. La enfermedad afecta al curso del embarazo. El mecanismo por el cual las enfermedades afectan al curso del embarazo puede variar. Aunque este puede ser importante para entender el proceso indivi- dual de una enfermedad, el simple reconocimiento de su existencia es suficiente para mejorar los resultados perinatales. 3. El embarazo afecta al diagnóstico. El embarazo predispone a la paciente a diagnósticos erróneos de enfermedades médicas debido a Fundamentos de la práctica médica CATEGORÍA DEFINICIÓN D diversos factores: 1) el embarazo causa signos y síntomas anormales en una paciente no gestante, lo que hace que, en ocasiones, la diferenciación sea difícil (cuadro 1), y 2) la evaluación de los resultados de laboratorio en la gestante puede ser también com- pleja, ya que algunas pruebas están alteradas por el embarazo y la definición de normalidad durante el embarazo de otras no está realizada. Se ha descrito que algunas pruebas pueden ser falsamente positivas durante la gestación. 4. El embarazo afecta al tratamiento. La terapéutica médica durante el embarazo puede diferir de la utilizada en la paciente no embara- zada tanto en el tipo de fármacos utilizados como en las dosis. La tabla 1 resume la clasificación de la Food and Drug Administration (FDA) sobre los efectos teratogénicos de los medicamentos en el embarazo. Cuadro 1 Signos y síntomas, y hallazgos de laboratorio normales durante el embarazo pero anómalos fuera de él Tabla 1 Definición de la Food and Drug Administration (FDA) de las categorías de medicamentos utilizables durante el embarazo ENFERMEDADES PULMONARES ■ASMA BRONQUIAL Es la enfermedad pulmonar más frecuente de la embarazada. Afecta al 7%-10% de las mujeres en edad fértil. El asma es un factor de riesgo para el embarazo, con incremento de los malos resultados fetales como bajo peso al nacer, retraso de crecimiento intrauterino (RCIU), parto prematuro (PP), etc. Es bien conocido el compromiso de la oxigenación fetal cuando la de la madre está muy comprometida o la hipoxemia crónica presentada por los fetos de madres con compromiso crónico de su ventilación. Así, gestantes con volumen espiratorio forzado en el primer segundo (FEV1) del 60%-80% están en riesgo de presentar complicaciones fetales, que alcanza un máximo para cifras inferiores al 60%. El objetivo terapéutico consistirá en mantener la PaO2 materna por encima del 60 mm Hg y la saturación arterial de oxígeno (SaO2) igual o superior al 95%. El esquema de tratamiento debe ser el mismo que en la mujer no ges- tante, sin olvidar que los glucocorticoides por vía oral se han asociado con incremento de riesgo de PP. Durante el parto es mejor utilizar mórficos que no liberen histamina (fentanilo) en lugar de los que sí lo hacen (meperidina, morfina). Es preferible la anestesia peridural a la general. Debe evitarse el uso de prostaglandina F2a. ■ TROMBOEMBOLIA PULMONAR La tromboembolia pulmonar es cinco veces más frecuente en la embara- zada y supone una de las causas principales de mortalidad materna en los países desarrollados. Este incremento es debido a los cambios protrom- bóticos de la gestación unidos al aumento de capacitancia venosa y otros factores, como la compresión de la vena cava que aumenta la estasis venosa en los miembros inferiores. Otros factores de riesgo son la cesárea, el reposo prolongado, el embarazo gemelar, la obesidad y la diabetes pregestacional. El diagnóstico resulta difícil durante la gestación, toda vez que sín- tomas como la disnea o la taquipnea ya están presentes durante el embarazo. La concentración de dímero D aumenta gradualmente a lo largo del embarazo y su capacidad discriminatoria es baja. La ecografía de los ejes venosos de las extremidades inferiores y la pletismografía son útiles para el diagnóstico de la trombosis venosa profunda. La radio- grafía de tórax es válida para excluir otras causas. La gammagrafía de ventilación-perfusión es útil para el diagnóstico y es segura para el feto, al igual que la tomografía computarizada (TC) helicoidal, sobre todo si se realiza con protección abdominal. El tratamiento se basa en la administración de anticoagulantes; el fármaco de elección es la heparina (no fraccionada o la de bajo peso molecular). Este fármaco es seguro para el feto y los riesgos hemo- rrágicos son similares a los de la población no gestante. El fármaco debe ser administrado a dosis plenas e idealmente se interrumpirá 24 h antes del parto. ■NEUMONÍA La incidencia de neumonía comunitaria es algo superior entre las embarazadas. Los gérmenes implicados con más frecuencia son el neumococo, Haemophilus, la clamidia y el micoplasma. El tratamiento antibiótico suele ser empírico y tiene en cuenta los gérmenes más frecuentes, por lo que los fármacos de primera elección son penicilinas, cefalosporinas o macrólidos. El ácido clavulánico no está contrain- dicado. La vacuna antineumocócica está indicada en embarazadas inmunocomprometidas. La gravedad de la neumonía gripal es mayor en la mujer embarazada y las hospitalizaciones por influenza aumentan cerca de cinco veces durante el tercer trimestre. Cuando existe viremia, es posible la afec- ción transplacentaria del feto con consecuencias variables (aborto, PP, RCIU, etc.), en general más graves cuando la infección es precoz. Los Centers for Disease Control and Prevention (CDC) recomienda vacunar a todas las embarazadas después del primer trimestre de la gestación. ■ TUBERCULOSIS Su mortalidad es cuatro veces superior durante la gestación que fuera de ella; la tasa de complicaciones obstétricas se multiplica por nueve SIGNOS Y SÍNTOMAS Cambios en la frecuencia urinaria Palpitaciones Disnea HALLAZGOS DE LABORATORIO Enfermedades médicas durante el embarazo en gestantes tuberculosas. El tratamiento es necesario en la mujer con infección confirmada. Es posible la infección fetal transplacentaria, por lo que se recomienda iniciar el tratamiento en cuanto se conozca el diagnóstico. Los principios básicos del tratamiento son los mismos que para la no gestante, si bien la isoniazida puede ser especialmente hepatotóxica durante la gestación. La rifampicina y la isoniazida no son teratogénicas, pero la primera puede provocar hemorragias en el recién nacido; por ello es imprescindible la administración de vitamina K, así como el uso de piridoxina durante el tratamiento con isoniazida. El etambutol y la pirazinamida son seguros durante la gestación. Los aminoglucósidos se han asociado a anomalías fetales y deben reservarse para casos de multirresistencia. La etionamida y la protionamida son teratogénicos. La infección congénita fetal es una enfermedad grave que puede oca- sionar la muerte del recién nacido si no es tratada adecuadamente. Se puede adquirir por vía hematógena o durante el paso por el canal del parto. ■ HIPERTENSIÓN PULMONAR Se debe evitar el embarazo por las altas tasas de mortalidad materna observadas (30%-50%), especialmente altas en mujeres con presión en la arteria pulmonar superior a 60 mm Hg. Los efectos sobreel feto también son importantes; la tasa de PP es superior al 50%. Con res- pecto al tratamiento, el óxido nítrico en la etapa periparto puede ser beneficioso. El tratamiento con epoprostenol o iloprost se ha mostrado útil cuando se decide seguir adelante con el embarazo. El bosentán está contraindicado. ENFERMEDADES ENDOCRINOLÓGICAS ■ DIABETES Y EMBARAZO La diabetes mellitus (DM) es la endocrinopatía que se asocia con más frecuencia al embarazo, ya que aparece en el 5% de las gestantes, más del 90% de las cuales tienen DM gestacional. La gestación es un estado diabetógeno caracterizado por resistencia progresiva a la insulina que es máxima a término. Esto facilita una mayor cantidad de glucosa circulante para su transferencia al feto. Para la detección de la DM gestacional se debe realizar el test de O’Sullivan (test de tolerancia oral a la glucosa, con 50 g) en todas las gestantes como mínimo entre las semanas 24 y 28 de gestación. Un mal control de la glucemia durante el embarazo y el período pre- concepción se asocia a un aumento en la tasa de anomalías congénitas y en la de morbimortalidad perinatal. De hecho, una concentración de hemoglobina A1c superior al 10% en el primer trimestre se relaciona con mucha frecuencia con malformaciones fetales graves. Por tanto, es muy importante aconsejar a las mujeres que planifiquen su gestación y que sólo queden gestantes con hemoglobina A1c inferior al 7% y des- pués de una evaluación cuidadosa de su estado cardiovascular y renal. Las gestantes con DM presentan un riesgo elevado de complicaciones obstétricas como preeclampsia, polihidramnios, macrosomía o muerte intrauterina, que se reducen con un control metabólico adecuado. Se debe recomendar el autocontrol frecuente (cuatro veces al día) de la glucemia. Idealmente, la preprandial debe ser inferior a 5,5 mmol/L y a las 2 h de la ingesta no debe superar los 7 mmol/L. En cada visita se debe controlar la presión arterial y la proteinuria. Si no se presentan complicaciones y la glucemia es normal, se puede continuar con el embarazo hasta el término y permitir el parto espontáneo. El tratamiento ideal para las gestantes con DM pregestacional es la insulina, cuyas dosis deben ajustarse individualmente. No se aconseja el uso de los análogos de la insulina durante la gestación, pero el uso de los hipoglucemiantes orales es seguro durante el embarazo y en grupos seleccionados de pacientes alcanzan la misma eficacia que la insulina. El tratamiento inicial para las pacientes con DM gestacional es la dieta (30-35 kcal/kg de peso y día) con una composición que incluya un 40%-50% de hidratos de carbono, un 20% de proteínas y un 30%-40% de grasas. Durante el parto, deben mantenerse concentraciones euglucémicas, lo que es más fácil de conseguir con infusiones continuas de glucosa e insulina. ■ HIPERTIROIDISMO El embarazo puede provocar o agravar esta situación, ya que existe una gran similitud entre las cadenas a de la TSH y de la hCG. De hecho, cuando aparece en las primeras fases del embarazo hay que descartar la presencia de una mola. El hipertiroidismo aumenta la tasa de aparición de preeclampsia, pero no la de otras complicaciones maternas; sin embargo, aumenta la morbilidad neonatal. El tratamiento se realiza mediante la administración de tionamidas (propiltiouracilo, metima- zol) que inhiben la yodación de la tirosina y, por tanto, la síntesis de hormonas tiroideas. El objetivo es mantener las concentraciones de T4 en los límites altos de la normalidad. Es posible que durante el pos- parto sea necesario incrementar la dosis. Las tionamidas atraviesan la placenta y provocan hipotiroidismo en el 1% al 5% de los fetos que, en algunos casos, se acompaña de desarrollo de bocio. No se ha des- crito deterioro de la función mental en estos niños; la perdida fetal se reduce muchísimo con su uso y los efectos a largo plazo sobre la descendencia son mínimos. En algunos casos de hipertiroidismo no diagnosticado, el estímulo del parto u otras circunstancias pueden desencadenar una tormenta tiroidea con mortalidad superior al 25%. Es necesario el tratamiento urgente e intensivo con rehidratación, dosis altas de propiltiouracilo y yoduro sódico. Otros medicamentos que pueden estar indicados son el litio, el propranolol o la dexametasona. ■ TIROIDITIS POSPARTO Aparece entre los 3-6 meses del posparto en aproximadamente el 5% de las puérperas, inicialmente con síntomas leves de hipertiroidismo que suelen durar de 1 a 3 meses y se siguen de síntomas, también transitorios, de hipotiroidismo. La etiología parece ser una infiltración linfocítica del tiroides asociada a elevación de anticuerpos antitiroideos. La recuperación espontánea es la norma, aunque son frecuentes las recurrencias en gestaciones posteriores. ENFERMEDADES DIGESTIVAS Y HEPÁTICAS ■ NÁUSEAS Y VÓMITOS La incidencia de náuseas y/o vómitos, durante el primer trimestre supera el 50%. En general es leve y el tratamiento consiste en medidas de soporte con hidratación, comidas frecuentes, poco abundantes, y evitación de los alimentos que precipiten o agraven la clínica. Puede ser útil una combinación de piridoxina y doxilamina. La hiperémesis gravídica es una entidad grave y poco frecuente asociada con náuseas y vómitos intensos de difícil tratamiento y que ocasiona pérdida de peso, alteraciones hidroelectrolíticas, cetonemia y cetonuria, con deshidratación, hiperpirexia e ictericia. En los casos más graves es necesaria la hospitalización con tratamiento adecuado con metoclo- pramida u ondansetrón. ■ REFLUJO GASTROESOFÁGICO Es muy frecuente durante la gestación. Ocurre en más del 70% de las gestantes. El 25% lo experimentan diariamente. Es más frecuente después de las comidas y se agrava en decúbito. Puede aparecer en cualquier momento de la gestación, pero es típico del tercer trimestre y mejora después del parto. El tratamiento es sintomático, con medidas dietéticas y antiácidos e inhibidores de la bomba de protones cuando sean necesarios. ■ APENDICITIS Es la causa más frecuente de abdomen agudo de causa no obstétrica durante el embarazo (1/1500 embarazos), sin que presente diferencias de frecuencia en cualquiera de los tres trimestres o el puerperio. Los signos y síntomas en la embarazada son similares a los de la no ges- tante, pero hay que tener en cuenta que los signos de peritonitis pueden no aparecer hasta fases muy avanzadas. El dolor abdominal no siempre se presenta en el punto de McBurney ya que, a medida que el embarazo avanza, el apéndice se mueve en dirección craneal, posterior y lateral. Fundamentos de la práctica médica El tratamiento no debe demorarse, dado que el retraso hace que la tasa de perforación intestinal sea más alta que fuera del embarazo, lo que incrementa la morbimortalidad materna y fetal. La intervención qui- rúrgica no entraña un riesgo especial y no está indicado el tratamiento tocolítico profiláctico ni tampoco la cesárea concomitante. ■ PANCREATITIS La asociación con el embarazo es rara. No obstante, cuando aparece en mujeres de menos de 30 años, la mitad de ellas son gestantes. El cuadro clínico es similar al de fuera del embarazo e incluye dolor de inicio súbito en mesogastrio, que puede irradiar al tórax y la espalda y que se puede acompañar de náuseas, vómitos, íleo paralítico y fiebre. El diagnóstico debe basarse en la determinación de lipasas o amilasas en suero y en la ecografía, que demostrará los cambios en el páncreas y permitirá explorar la vía biliar. El tratamiento es similar al de la no embarazada. El pronóstico es bueno cuando el diagnóstico y el inicio del tratamiento son tempranos, aunque si la pancreatitis aparece en el tercer trimestre la tasa de PP puede superar el 50%, sobre todo en casos graves. ■ HEPATOPATÍAS LIGADAS A LA GESTACIÓN Véase también el capítulo 44, Hígado y embarazo. Colestasis intrahepática del embarazo Es la más frecuente y se caracterizapor prurito intenso e ictericia ocasional. Suele iniciarse en el tercer trimestre. El tratamiento es ácido ursodesoxicólico en los casos graves. Las tasas de PP, RCIU y muerte fetal están aumentadas. Tiene tendencia a recurrir en embarazos pos- teriores y con el uso de anticonceptivos hormonales. Esteatosis hepática aguda Su frecuencia es mayor y su gravedad menor de lo que se pensaba, porque se han reconocido formas más leves que antes no eran diagnos- ticadas. Suele aparecer en el tercer trimestre, con náuseas, vómitos, malestar y debilidad. Es frecuente la aparición de ictericia, así como dolor en hipocondrio o epigastrio. A medida que la enfermedad pro- gresa, la paciente puede mostrar fallo hepático grave, con coma y coa- gulopatía. Los análisis de laboratorio muestran alargamiento del tiempo de protrombina, descenso del fibrinógeno, hipoglucemia, elevación de las transaminasas e hiperbilirrubinemia. La ecografía abdominal y la TC ayudan a realizar el diagnóstico, ya que los hallazgos son típicos en ambas exploraciones. La biopsia hepática sólo está indicada en casos dudosos y es definitiva al observarse una infiltración grasa microvesi- cular de los hepatocitos. El curso característico es hacia la recuperación total después del parto, por lo que el tratamiento consistirá en medidas de sostén y en la finalización de la gestación. El pronóstico fetal depende de la prematuridad. La enfermedad no recurre en otras gestaciones. Síndrome HELLP El síndrome HELLP (del inglés Hemolysis, Elevated Liver enzymes and Low Platelets) es una complicación de la preeclampsia en forma de síntomas hepáticos secundarios a depósitos de fibrina en los sinusoides periportales que originan necrosis hepatocítica y focos de hemorragia intrahepática. El cuadro clínico de este síndrome consiste en una elevación de las enzimas hepáticas, hemólisis y plaquetopenia, gene- ralmente en el tercer trimestre, y debe ser diferenciado de la esteatosis hepática y del síndrome hemolítico urémico. El tratamiento es el de la preeclampsia con finalización inmediata de la gestación. ENFERMEDADES NEUROLÓGICAS ■ EPILEPSIA El efecto del embarazo es impredecible; el mejor indicador es el estado antes de la gestación: si una paciente tiene una convulsión por mes o más, la posibilidad de que empeore durante la gestación es muy alta. Por el contrario, si la mujer ha permanecido sin crisis durante los 9 meses anteriores al embarazo, la probabilidad de empeorar es de sólo el 25%, y si el período libre de ataques es de más de 2 años, el porcentaje se reduce al 10% de los casos. Una convulsión aislada no incrementa significativamente el riesgo para la madre o el feto; sin embargo, el status epilepticus es una amenaza real para la vida de la madre y del feto (30% de mortalidad materna y 50% de mortalidad fetal). Los hijos de madres epilépticas tienen un riesgo elevado de presentar malformaciones, independientemente de que la madre esté siendo tratada. El riesgo se incrementa con la gravedad de la enfermedad materna y con el número y tipo de fármacos usados. El riesgo de labio leporino es cinco veces superior al de la población general. El de anomalías cardíacas está incrementado en pacientes expuestas a la trimetadiona, y el de defectos abiertos del sistema nervioso central está asociado al uso de ácido valproico, aunque también se ha observado con fenitoína o barbitúricos. Durante el embarazo debe usarse el mínimo número de fármacos. Es necesaria la suplementación, sobre todo en mujeres que toman ácido valproico, con ácido fólico en dosis de 0,5 a 4 mg/24 h desde el momen- to en que la mujer suspende las medidas anticonceptivas. Asimismo, se ha de tener en cuenta que los hijos de las madres que toman fenitoína, barbitúricos o primidona pueden tener una alteración de la coagulación dependiente de la vitamina K, por lo que es preciso administrar a las gestantes que tomen alguno de aquellos fármacos un suplemento de 20 mg/24 h de vitamina K durante las 2 últimas semanas del embarazo. ■ MIASTENIA GRAVIS El embarazo afecta el curso de la miastenia de manera impredecible, pero la timectomía previa reduce el riesgo de presentar crisis durante el embarazo. Si estas se presentan, el mejor tratamiento es el recambio plasmático. Dado que el miometrio no está afectado, el parto es de curso normal. La anestesia epidural no está contraindicada. El sulfato de mag- nesio, indicado en casos de preeclampsia, puede precipitar crisis de miastenia. El feto no se afecta por la enfermedad, pero un 12% de los recién nacidos pueden presentar miastenia neonatal debido al paso trans- placentario de anticuerpos maternos antirreceptor de acetilcolina (IgG). La remisión espontánea es la norma y ocurre en 2-4 semanas, cuando desaparecen los anticuerpos maternos de la circulación del neonato. ENFERMEDADES HEMATOLÓGICAS ■ ANEMIA Es la enfermedad hematológica más frecuente e importante por su prevalencia durante la gestación. Se define como un valor de hemo- globina por debajo de 110 g/L durante el primer y tercer trimestre del embarazo y de 105 g/L durante el segundo. Durante el embarazo se producen cambios hematológicos que deben tenerse en cuenta a la hora de evaluar los diferentes estudios diagnósticos. El volumen sanguíneo y el número total de hematíes se elevan durante la gestación, pero el aumento del primero es mucho más marcado, por lo que se produce un descenso por dilución de la hemoglobina, el hemato- crito y el recuento de hematíes. Sin embargo, el volumen corpuscular medio y la concentración corpuscular media de hemoglobina no se modifican; de este modo, su evaluación conjunta ayuda a diferenciar la hemodilución gestacional de la ferropenia. Las demandas de hierro se incrementan durante el embarazo, y dado que muchas mujeres tienen depósitos escasos de hierro es frecuente que muchas gestantes desarrollen ferropenia. Los requerimientos de folato se incrementan de manera notable pasando de 50 a 1000 mg/24 h. Anemia ferropénica Es la causa más común de anemia en el embarazo. El laboratorio mues- tra anemia microcítica e hipocromática con depleción de los depósitos de hierro. El tratamiento específico es el sulfato ferroso por vía oral. La respuesta, en forma de reticulocitosis, debería ser observada en 7 a 10 días; la hemoglobina debería aumentar un gramo por semana en las pacientes gravemente afectadas. El tratamiento debe mantenerse durante 4-6 meses para reemplazar los depósitos de hierro. Anemia megaloblástica Su etiología más frecuente es el déficit de folatos, aunque debe des- cartarse el de vitamina B12. En el hemograma destaca la presencia de Enfermedades médicas durante el embarazo anemia macrocítica y normocrómica típicamente asociada a hiper- segmentación de los leucocitos polimorfonucleares. El número de reticulocitos es normal o disminuido y puede existir plaquetopenia. El tratamiento consiste en ácido fólico por vía oral, aunque la vía parenteral puede ser necesaria si existe malabsorción. Se debe esperar una respuesta en 48 a 72 h. Si la causa es un déficit de vitamina B12, el tratamiento debería ser la administración parenteral de esta sustancia. ■ PÚRPURA TROMBOCITOPÉNICA AUTOINMUNE Se define como una cantidad de plaquetas inferior a 150 × 109/L con presencia de anticuerpos antiplaquetarios circulantes. Estos anti- cuerpos son de tipo IgG y pueden atravesar la barrera placentaria y provocar plaquetopenia fetal. No existe correlación entre los títulos de anticuerpos maternos y la afección fetal ni ningún factor que permita predecirla. Los neonatos presentan ocasionalmente episodios leves y transitorios de hemorragia que desaparecen de 1 a 4 semanas después del parto, si bien un 10% de los fetos afectados pueden presentar hemorragias intracraneales, producidas generalmente durante el paso por el canal del parto. Si el recuento de sangre de cordón o de mues- tra fetal en el momento del parto es superiora 50 × 109/L, se puede permitir el parto vaginal. En caso contrario, la cesárea es obligada. ENFERMEDADES INFECCIOSAS ■ INFECCIONES URINARIAS La estasis urinaria provocada por el embarazo hace que las infecciones de este tracto sean las más frecuentes en la gestante. Entre los cambios que provoca el embarazo y que influyen en la aparición de estasis se cuentan: 1) relajación de la fibra muscular lisa ureteral y vesical; 2) compresión de las porciones distales de los uréteres que provocan hidronefrosis derecha en el 75% de las embarazadas e izquierda en el 30%; 3) expansión de las pelvis y los cálices renales; 4) incremento de la capacidad vesical, y 5) aumento del filtrado glomerular, lo que hace que se incremente el aporte de orina al sistema excretor. Todo ello ocasiona que se aumente la frecuencia de infecciones urinarias en la gestante. El 2%-10% de las gestantes presentan bacteriuria asintomática; de ellas, hasta el 30% pueden desarrollar pielonefritis a lo largo del embarazo. Probablemente, más del 80% de estos casos se hubieran evitado con la detección y el tratamiento adecuados de la bacteriuria. Por ello se debe practicar un urocultivo a todas las gestantes durante el primer trimestre. Además, en mujeres con otros factores de riesgo para infección se debe practicar un cultivo en cada trimestre. El tratamiento dependerá del resultado del antibiograma, aunque un antiséptico urinario como la fosfomicina suele ser útil en la mayoría de los casos. ■ ENFERMEDADES DE TRANSMISIÓN SEXUAL Gonorrea y clamidiasis Durante el embarazo, la gonococia se asocia a mayor riesgo de rotura prematura de membranas (RPM), PP, RCIU, muerte fetal y fiebre en el puerperio; además en el posparto pueden aparecer endometritis, endocarditis e incluso artritis. El recién nacido puede presentar con- juntivitis, neumonitis intersticial, bronquitis, meningitis, endocarditis y septicemia. La clamidiasis de la embarazada se asocia a las mismas complicaciones maternas que la gonococia; en el recién nacido presenta manifestaciones menos graves en forma de neumonía y conjuntivitis. El tratamiento de ambas entidades es el mismo que fuera del emba- razo y debe incluir la profilaxis ocular del recién nacido mediante la administración tópica de eritromicina. Herpes genital La primoinfección materna se asocia a abortos, microcefalia, RCIU, muerte fetal e infección neonatal ya que, aunque la infección trans- placentaria es posible (1/3500 embarazos), es mucho más fácil durante el paso por el canal del parto cuando hay lesiones activas (50% de los casos). El herpes neonatal tiene una morbimortalidad elevada. El tratamiento es obligado en casos de primoinfección en cualquier momento del embarazo, pero sobre todo cuando esta se produce a término. El tratamiento es el mismo que el de la mujer no gestante. Se debe practicar una cesárea si existen lesiones activas en el canal del parto. Los recién nacidos expuestos deben ser aislados. Sífilis Se trata de una enfermedad sistémica desde el inicio, de evolución crónica, con episodios de agudización. Durante el embarazo puede provocar abortos, PP, muerte fetal y el desarrollo de la enfermedad en el recién nacido (sífilis congénita). La enfermedad es transmisible, si no se trata correctamente, durante gestaciones sucesivas. Las manifestaciones clínicas en el recién nacido varían según el momento del embarazo en que tiene lugar la transmisión al feto. Cuando se produce en el primer trimestre, existen muchas posibilidades de que el recién nacido esté asintomático. La sífilis congénita tiene sintomatología variable, con rinitis hemorrágica, erupción eritematosa papular, condiloma plano, fisuras radiales periorificiales, pénfigo sifilítico, microadenopatías, hepatoesplenomegalia y plaquetopenia. Otras manifestaciones presen- tes con mayor o menor frecuencia son tibia en sable, gomas, alteracio- nes articulares y queratitis. Algunas manifestaciones de aparición tardía son los llamados dientes de Hutchinson (incisivos cónicos, pequeños con muescas en la superficie masticadora), nódulos de Parrot, nariz en silla de montar, protuberancia frontal y alteraciones oculares. El tratamiento de la embarazada se basa en el empleo de penicilina G benzatina. Otros tratamientos no son adecuados para la prevención de la sífilis congénita. Por ello, las embarazadas alérgicas deben ser desensibilizadas. Cuando el tratamiento se realiza en la fase secun- daria de la enfermedad existe alta probabilidad de que se desarrolle una reacción de Jarisch-Herxheimer debida a la liberación masiva de treponemas a la circulación. ■ VIRUS DE LA INMUNODEFICIENCIA HUMANA Casi 40 millones de personas son portadores del virus de la inmuno- deficiencia humana (HIV) y la mitad de ellas son mujeres, muchas en edad reproductiva. Más de 3 millones de mujeres infectadas por el HIV dan a luz cada año y en su gran mayoría (más del 75%) lo hacen en África subsahariana, donde ocurre buena parte de las 700 000 nuevas infecciones de niños anuales. La infección por el HIV se asocia a incremento en las tasas de aborto espontáneo, RCIU, PP, corioamnionitis, muerte intraútero y mortalidad neonatal e infantil. Se conoce con seguridad que el embarazo no acelera la progresión de la enfermedad y, en los países desarrollados, la infección por el HIV no es una causa relevante de mortalidad materna como lo es en países del África subsahariana. La transmisión transplacentaria es posible pero muy poco probable. La mayoría de las infecciones del recién nacido se presentan durante el parto o la lactancia materna. El riesgo es mayor en función de la gravedad de la infección materna, la carga viral, el tiempo de ruptu- ra de membranas, el tipo de parto y otros factores como el PP o la coexistencia de otras infecciones. Las visitas gestacionales constituyen una oportunidad excelente de ofrecer la determinación del HIV. En mujeres con HIV conocido, la programación adecuada de la gestación ayudará a minimizar los efectos adversos. La terapia antirretroviral debe utilizarse durante el embarazo como tratamiento materno y para prevenir y reducir la tasa de transmisión vertical. Los cuadros 2 y 3 resumen los principales regímenes y recomendaciones actuales. La cesárea electiva antes del inicio del parto es la norma para las muchas gestantes. Sin embargo, se deben discutir los riesgos de esta cirugía en mujeres con viremia indetectable o inferior a 1000 copias/mL ya que se ha demostrado que, en esos casos, la posibilidad de transmisión, incluso con parto vaginal, es muy baja. La lactancia materna está, sin embargo, contraindicada en todos los casos. ENFERMEDADES CARDIOVASCULARES El embarazo causa importantes cambios en el sistema cardiovascular a los que la gestante sana se adapta sin dificultad; sin embargo, en casos de enfermedad cardíaca grave, el embarazo puede representar un riesgo que puede llegar a ser inasumible. El cuadro 9-4 sintetiza las estimaciones actuales de mortalidad materna en función de la Fundamentos de la práctica médica Portadoras de prótesis valvulares Malformaciones cardíacas congénitas Shunts sistémico-pulmonares quirúrgicos Valvulopatías adquiridas Estenosis subaórtica hipertrófica idiopática Episodios previos de endocarditis bacteriana Prolapso de la válvula mitral con insuficiencia asociada POSPARTO (AL LACTANTE) HIV: virus de la inmunodeficiencia humana. Cuadro 2 Regímenes antirretrovirales para la prevención de la transmisión materno-fetal del HIV Cuadro 4 Riesgo de mortalidad por enfermedades cardiovasculares asociado al embarazo Cuadro 5 Pacientes con alto riesgo de endocarditis bacteriana Cuadro 3 Tratamiento profiláctico con zidovudina para prevenir la transmisión materno-fetal del HIV enfermedad de la paciente. El riesgo de descompensación es máximo en tres momentos: al final del segundo trimestre (28-32semanas); durante el trabajo de parto y el parto (durante las contracciones, la sangre fluye desde la circulación uteroplacentaria hacia la cava); y en el puerperio inmediato (después del alumbramiento e iniciada la retracción uterina, se libera la obstrucción mecánica de la vena cava aumentando el retorno venoso). Otra importante consideración que debe tenerse en cuenta en estas pacientes es la necesidad de administrar profilaxis para la endocarditis bacteriana (cuadro 5). El resultado perinatal está en relación con la clase funcional, de tal manera que el PP es del 20% al 30%, y el RCIU, del 10%. Existe además un mayor riesgo de abortos y muertes perinatales, todo ello a expensas de la clase funcional; el riesgo en clases I o II es igual al de la población general. Si existe insuficiencia cardíaca, el riesgo de muerte fetal o de alteraciones en su desarrollo alcanza hasta el 50% en algunas series, debido a la alteración del flujo uteroplacentario. ■ DEFECTOS SEPTALES Son las lesiones congénitas que se asocian con más frecuencia al emba- razo, en general asintomáticas. El factor pronóstico más importante es el tamaño del defecto septal. Si este es pequeño, no suele provocar problemas, pero los de diámetro mayor se asocian a fallo cardíaco, arritmias e incluso hipertensión pulmonar. Se debe estar atento para evitar las sobrecargas hídricas durante el parto, así como para realizar la profilaxis de la endocarditis adecuada. ■ VALVULOPATÍAS Estenosis pulmonar El principal factor pronóstico en estas pacientes es el grado de obstruc- ción, más que el lugar exacto de la misma. En general, se tolera bien durante la gestación y la mortalidad materna no está incrementada. Insuficiencia tricuspídea y pulmonar Su frecuencia ha aumentado debido a la prevalencia de la endocarditis bacteriana en usuarias de drogas por vía parenteral. El embarazo y el GRUPO 1. MORTALIDAD < 1% Ductus arterioso permeable no complicado Valvulopatías tricuspídea o pulmonar Tetralogía de Fallot corregida Estenosis mitral, en clase de la NYHA I o II GRUPO 2. MORTALIDAD DEL 5%-15% Estenosis mitral, en clase de la NYHA III o IV Estenosis aórtica GRUPO 3. MORTALIDAD DEL 25%-50% NYHA: New York Heart Association. MONOTERAPIA CON ZIDOVUDINA TARV (≥ 3 FÁRMACOS)* TARV A CORTO PLAZO PARA LA PREVENCIÓN DE LA TRANSMISIÓN MATERNO-FETAL ESTAVUDINA MÁS DIDANOSINA TARV DE INICIO PRECONCEPCIÓN EXPLORACIÓN ECOGRÁFICA DETALLADA HIV: virus de la inmunodeficiencia humana; TARV: terapia antirretroviral. Enfermedades médicas durante el embarazo parto están bien tolerados. Hay que ser cuidadoso con la adminis- tración de fluidos durante el parto. Estenosis mitral Es la lesión valvular más frecuente durante el embarazo. Produce dificultad en el llenado del ventrículo izquierdo, lo que dificulta la adaptación a las modificaciones hemodinámicas de la gestación y puede desencadenar edema pulmonar. La aparición de taquiarritmias incrementa el riesgo de descompensación. Las pacientes con estenosis mitral suelen llegar al parto ya al máximo de su capacidad de adapta- ción al aumento del gasto y no pueden acomodarse al incremento de volumen que acontece en el puerperio inmediato, por lo que este es uno de los períodos de máximo riesgo para estas mujeres. Si la paciente llega al embarazo en clase funcional III o IV, son válidas las mismas consideraciones que se han hecho para las pacientes con hipertensión pulmonar. Estenosis aórtica Al contrario que en la estenosis de la válvula mitral, las pacientes con estenosis aórtica no desarrollan alteraciones hemodinámicas hasta que el diámetro de la válvula está muy disminuido; el princi- pal problema experimentado por estas pacientes es la resistencia al aumento del gasto, aunque la relativa hipervolemia de la gestación ayuda a minimizarlo. En estas pacientes, el parto es el momento de máximo riesgo y hay que ser especialmente cuidadoso para mantener el gasto cardíaco. La hipotensión secundaria a pérdida hemática excesiva, el bloqueo simpático secundario a la anestesia peridural o el síndrome de compresión de la vena cava pueden ser fatales. Las tasas de mortalidad alcanzan el 17%, y empeoran al aumentar el gradiente de presión. Insuficiencia mitral y aórtica Generalmente son bien toleradas. El riesgo principal es la aparición o el empeoramiento de una hipertrofia auricular izquierda que se puede asociar a fibrilación. El prolapso congénito de la válvula mitral es mucho más frecuente y no supone ningún riesgo para la madre o el feto, incluso cuando ocasiona algún grado de insuficiencia. En ambos casos es necesario realizar profilaxis de la endocarditis. ■ HIPERTENSIÓN ARTERIAL Es un problema relevante por su frecuencia (alrededor del 8% de gestaciones) y su gravedad, ya que se asocia a un buen núme- ro de complicaciones maternas y fetales. Se diagnostica cuando la embarazada presenta cifras de presión arterial superiores a 140/90 mm Hg en dos ocasiones diferentes. Durante el embarazo se clasifica en: 1) hipertensión crónica; 2) hipertensión gestacio- nal; 3) preeclampsia, y 4) hipertensión crónica con preeclampsia sobreañadida. La preeclampsia y la hipertensión gestacionales son estados hiper- tensivos aparecidos después de la semana 20 de gestación; en la primera se produce proteinuria superior a 300 mg/24 h. En algunas mujeres puede complicarse con una hipertensión crónica preexis- tente. En ambos casos desaparece después del parto, y los valores tensionales suelen volver a la normalidad en las primeras 2 semanas del puerperio. Esto es especialmente relevante cuando existe pree- clampsia, ya que esta enfermedad compromete de manera grave el pronóstico fetal y materno y, en muchas ocasiones, es necesario finalizar la gestación. Entre el 1% y el 5% de las embarazadas de los países desarrollados presenta hipertensión crónica, generalmente esencial. Se asocia con peores resultados neonatales, aunque estos nunca llegan a ser tan desfavorables como en la preeclampsia. El tratamiento, cuando está indicado en función de las cifras arteriales, se prefiere realizar con fármacos alfa- y betabloqueantes, con inhibidores de los canales del calcio, con hidralazina o con a-metildopa. Es importante la vigilancia estrecha de estas pacientes para detectar precozmente la aparición de una preeclampsia, que empeora notablemente el pronóstico. Las muje- res con cifras más altas de presión y las de mayor tiempo de evolución de la hipertensión son las que tienen mayor riesgo de desarrollar una preeclampsia sobreañadida. ENFERMEDADES AUTOINMUNES El embarazo en mujeres con enfermedades autoinmunes debe planifi- carse idealmente en un período de remisión de la enfermedad durante el que la paciente necesite poca o ninguna medicación. ■ LUPUS ERITEMATOSO SISTÉMICO El pronóstico de las gestantes con lupus eritematoso sistémico (LES) ha mejorado considerablemente durante los últimos años, de tal manera que la tasa de recién nacidos vivos es prácticamente la misma que en mujeres sanas y la tasa de recurrencias de la enfermedad durante la gestación es equivalente a la observada en pacientes no embarazadas. Sin embargo, las tasas de PP, RCIU y otras son significativamente más altas, por lo que se ha de seguir considerando un embarazo de alto riesgo. La tasa de brotes en aquellas mujeres que se embarazan en fases de remisión de la enfermedad de al menos 6 meses de duración y en las que no suspenden la medicación necesaria para mantener el LES inactivo es la misma que en mujeres no gestantes. El beneficio de programar la gestación es doble: mejora la salud de la madre y disminuye las tasas de PP, al tiempo que aumenta la probabilidad de dar a luz un recién nacido sano. Hay que recordar que el PP es la complicación más frecuente de las embarazadas con LES, sobre todo en pacientes con nefritis lúpica siestá activa al inicio de la ges- tación. Estas pacientes se exponen más a sufrir brotes y experimentar deterioro de su función renal aunque, de nuevo, si la gestación se produce en fase de remisión, los brotes son leves y la función renal se recupera tras el embarazo. La presencia de anticuerpos anti-Ro o anti-La (20%-30% de muje- res con LES) es otro importante factor pronóstico fetal, ya que se asocian con el denominado lupus neonatal que puede incluir bloqueo cardíaco congénito (BCC), rash cutáneo y anomalías hematológicas. Estas dos últimas manifestaciones son transitorias, mientras que el BCC es permanente y, si es de aparición precoz, puede provocar la muerte fetal o requerir la implantación de un marcapasos en la etapa neonatal. No se conocen los mecanismos exactos por los que se produce el daño cardíaco fetal. La preva- lencia del BCC en los hijos de madres portadoras de anti-Ro o anti-La es del 1%-2%, pero el riesgo de recurrencia es mucho más alto (alrededor del 20%) y no parece estar influido por ningún factor, aunque el nacimiento de un feto con rash cutáneo multi- plica por 6-10 veces el riesgo de aparición de BCC en gestaciones posteriores. Asimismo, niveles más altos de anti-Ro (superior a 50 U/mL) parecen asociarse a riesgo mayor de BCC, aunque esto no sucede con los niveles de anti-La. No existe tratamiento para estos fetos. La única recomendación es la monitorización ecocardiográfica fetal para detectar precozmente la alteración al objeto de intentar frenar la progresión de bloqueo de grado I o II a bloqueo completo mediante el uso de glucocorticoides fluorados como la dexametasona o las inmunoglobulinas i.v. La adminis- tración rutinaria a madres portadoras no reduce la incidencia de aparición de BCC. ■ SÍNDROME ANTIFOSFOLIPÍDICO La presencia de anticuerpos antifosfolipídicos (APL) se asocia a un incremento en las tasas de aborto espontáneo y muerte fetal, lo que forma parte de los criterios diagnósticos del síndrome. A pesar de lo alta que sigue siendo la tasa de complicaciones obstétricas, la gran mayoría de las gestaciones en pacientes con síndrome antifosfolipídico (SAF) acaba con un recién nacido sano si la mujer recibe el tratamiento adecuado. Entre las complicaciones observadas en estas pacientes se encuentran no sólo los abortos y las muertes fetales recurrentes, sino también tasas más altas de RCIU, preeclampsia y PP, así como trombosis y otras complicaciones médicas. El mecanismo último por el que se producen estas complicaciones no está bien dilucidado, pero parece relacionado Fundamentos de la práctica médica CONSIDERACIONES con la reactividad de los APL con la b2-glucoproteína I expresada por la membrana celular. El tratamiento se efectúa con aspirina en dosis bajas, heparina de bajo peso molecular, cumarínicos, glucocorticoides e inmunoglo- bulinas en combinaciones individualizadas para cada paciente en función de la historia obstétrica y de las circunstancias de la ges- tación actual. ENFERMEDADES DERMATOLÓGICAS Durante la gestación ocurren numerosos cambios en la piel debidos a las modificaciones hormonales, metabólicas e inmunológicas obser- vadas en esa época. Entre ellas se cuentan alteraciones pigmentarias (hiperpigmentación, cloasma, estrías), en el pelo (efluvio telógeno, hirsutismo), las uñas (líneas de Beau, onicólisis), actividad glandular (hiperhidrosis, hipertrofia glándulas sebáceas), cambios vasculares (arañas vasculares, eritema palmar, edema, alteraciones gingivales) y otros (molusco fibroso del embarazo). Asimismo, existen algunas alteraciones cutáneas específicas de la gestación. ■ HERPES GESTACIONAL Se trata de una erupción pruriginosa, ampollosa, poco frecuente (1/50 000 embarazos) que aparece durante el segundo o el tercer trimestre o justo después del parto, pero puede hacerlo ya en la semana nueve. Tiene tendencia a recurrir en gestaciones ulterio- res siempre más precozmente que en las previas y también con los anticonceptivos hormonales. El aspecto de las lesiones es variable y puede incluir, en la misma paciente, pápulas y placas de urticaria, vesículas, ampollas y excoriaciones; son más frecuentes las ampollas. En muchos casos, las lesiones empiezan alrededor del ombligo y se extienden simétricamente al abdomen, primero, y al resto del cuerpo después. Pueden resultar afectadas las palmas y las plantas. Al tratarse de lesiones muy pruriginosas son frecuentes las excoriaciones. Suele curar sin cicatrices, excepto si ha habido infección bacteriana sobre- añadida, aunque las zonas afectadas exhiben a veces una hiperpig- mentación que desaparece con el tiempo. Puede mejorar al avanzar el embarazo, aunque aparecen brotes periparto y todas las lesiones desaparecen durante los primeros 3 meses del posparto. La tasa de PP aumenta y los recién nacidos pueden presentar un rash parecido al de la madre que se resuelve espontáneamente en pocos días. El tratamiento consiste en glucocorticoides tópicos, aunque en ocasiones es necesario su uso sistémico. ■ PÁPULAS Y PLACAS URTICARIALES DEL EMBARAZO Su incidencia no se conoce bien pero es relativamente alta; la más frecuente es la dermatosis del embarazo. Se caracteriza por la aparición de un rash abdominal muy pruriginoso que se inicia típicamente en zonas donde hay estrías. Es más frecuente en primigestas y en embarazos múltiples. No se conoce su etiología y no se asocia a com- plicaciones maternas o fetales. No suele recurrir en nuevas gestaciones. El tratamiento consiste en antihistamínicos o corticoides tópicos. Desaparece 1 o 2 semanas después del parto. NEOPLASIAS El diagnóstico de cáncer durante la gestación es un desafío clínico que aparece en 1 de cada 1000 gestaciones; los tumores diagnosticados con más frecuencia son los de mama y cérvix uterino, seguidos por melanomas, leucemias y linfomas pero, con la tendencia actual a retrasar la edad del embarazo, es posible que tanto la frecuencia como la distribución de los diferentes tipos de cáncer varíen. Aunque los síntomas iniciales de los diferentes tipos de tumores no varían con el embarazo, es posible que estos síntomas se confundan con manifestaciones propias de la gestación. La mayoría de las explo- raciones y técnicas diagnósticas pueden practicarse en la gestante con seguridad, ya que representan un riesgo limitado tanto para la madre como para el feto. La tabla 2 presenta la dosis de radiación recibida por el feto después de ser sometido a diferentes exploraciones radiológicas. Es de destacar que dosis inferiores a 50 cGy son seguras para el feto. Durante años se creyó que cualquier tipo de tratamiento de una neoplasia durante la gestación era incompatible con un resultado normal del embarazo. Sin embargo, la experiencia disponible en la actualidad confirma que esto no es cierto y que muchos cánceres pueden ser curados durante la gestación. La tabla 3 resume las consideraciones generales de tratamiento de la embarazada con cáncer, y la tabla 4 muestra las acciones específicas de los quimio- terapéuticos sobre el feto. Tabla 2 Dosis de radiación recibida por el feto tras diferentes pruebas diagnósticas PRUEBA DIAGNÓSTICA RADIACIÓN FETAL (cGy) Rx de tórax 0,006 Rx de abdomen 0,15-0,25 Rx de columna lumbar 0,65 Rx de pelvis 0,2-0,35 Rx de cadera 0,13-0,2 Pielografía intravenosa 0,5-0,8 Gastrografía, tránsito intestinal 0,2-0,5 Enema de bario 0,8-1,15 TC craneal < 0,05 TC torácica 0,6 TC abdominal 0,4 TC pélvica 2,5 Mamografía bilateral < 0,01 Gammagrafía ósea 0,15 Gammagrafía de ventilación/perfusión 0,35 Angiografía pulmonar con TC helicoidal 0,2 TC: tomografía computarizada; Rx: radiografía. Tabla 3 Consideraciones generales para el tratamiento de la embarazada con cáncer Alquilantes 14% de malformaciones en el primer trimestre: síndrome de aplasia renal por clorambucilo, paladar hendido, anomalíasesqueléticas Antibióticos antitumorales Ninguno descrito Antimetabólicos hendido Contraindicados en el embarazo Taxanos Sin datos en el embarazo Agentes biológicos Contraindicados en el embarazo Hormonas Contraindicadas en el embarazo TOXICIDAD FETAL AGENTE Fundamentos en la atención al enfermo crítico Tabla 4 Acciones tóxicas específicas de los agentes quimioterápicos sobre el feto
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