Logo Studenta

ENFERMEDADES MÉDICAS DURANTE EL EMBARAZO

¡Estudia con miles de materiales!

Vista previa del material en texto

Enfermedades médicas durante el embarazo 
 
 
 
 
 
ENFERMEDADES MÉDICAS 
DURANTE EL EMBARAZO 
 
 
 
INTRODUCCIÓN 
La práctica de la medicina en embarazadas es diferente a la que se 
realiza en no gestantes. En las primeras hay que tener en cuenta a 
dos pacientes a la vez: la madre y el feto. Cuando nos encontramos 
ante una embarazada debemos tener siempre en consideración cuatro 
principios básicos: 
1. El embarazo afecta al curso de la enfermedad. Los cambios hemodi- 
námicos de la gestación pueden agravar una cardiopatía o el deno- 
minado estado diabetógeno del embarazo puede producir diabetes 
gestacional o aumentar los requerimientos de insulina en diabéticas. 
Las enfermedades autoinmunes pueden afectarse por mecanismos 
no bien comprendidos. Además, estos cambios pueden tener lugar no 
sólo durante el embarazo, sino también durante el puerperio. 
2. La enfermedad afecta al curso del embarazo. El mecanismo por el 
cual las enfermedades afectan al curso del embarazo puede variar. 
Aunque este puede ser importante para entender el proceso indivi- 
dual de una enfermedad, el simple reconocimiento de su existencia 
es suficiente para mejorar los resultados perinatales. 
3. El embarazo afecta al diagnóstico. El embarazo predispone a la 
paciente a diagnósticos erróneos de enfermedades médicas debido a 
Fundamentos de la práctica médica 
CATEGORÍA DEFINICIÓN 
D 
diversos factores: 1) el embarazo causa signos y síntomas anormales 
en una paciente no gestante, lo que hace que, en ocasiones, la 
diferenciación sea difícil (cuadro 1), y 2) la evaluación de los 
resultados de laboratorio en la gestante puede ser también com- 
pleja, ya que algunas pruebas están alteradas por el embarazo y la 
definición de normalidad durante el embarazo de otras no está 
realizada. Se ha descrito que algunas pruebas pueden ser falsamente 
positivas durante la gestación. 
4. El embarazo afecta al tratamiento. La terapéutica médica durante el
embarazo puede diferir de la utilizada en la paciente no embara- 
zada tanto en el tipo de fármacos utilizados como en las dosis. La
tabla 1 resume la clasificación de la Food and Drug Administration
(FDA) sobre los efectos teratogénicos de los medicamentos en el
embarazo.
 Cuadro 1 Signos y síntomas, y hallazgos de laboratorio normales 
durante el embarazo pero anómalos fuera de él 
 Tabla 1 Definición de la Food and Drug Administration (FDA) de 
las categorías de medicamentos utilizables durante el 
embarazo 
ENFERMEDADES PULMONARES 
■ASMA BRONQUIAL
Es la enfermedad pulmonar más frecuente de la embarazada. Afecta al 
7%-10% de las mujeres en edad fértil. El asma es un factor de riesgo para 
el embarazo, con incremento de los malos resultados fetales como bajo 
peso al nacer, retraso de crecimiento intrauterino (RCIU), parto prematuro 
(PP), etc. Es bien conocido el compromiso de la oxigenación fetal cuando 
la de la madre está muy comprometida o la hipoxemia crónica presentada 
por los fetos de madres con compromiso crónico de su ventilación. Así, 
gestantes con volumen espiratorio forzado en el primer segundo (FEV1) 
del 60%-80% están en riesgo de presentar complicaciones fetales, que 
alcanza un máximo para cifras inferiores al 60%. El objetivo terapéutico 
consistirá en mantener la PaO2 materna por encima del 60 mm Hg y la 
saturación arterial de oxígeno (SaO2) igual o superior al 95%. 
El esquema de tratamiento debe ser el mismo que en la mujer no ges- 
tante, sin olvidar que los glucocorticoides por vía oral se han asociado 
con incremento de riesgo de PP. Durante el parto es mejor utilizar 
mórficos que no liberen histamina (fentanilo) en lugar de los que sí 
lo hacen (meperidina, morfina). Es preferible la anestesia peridural a 
la general. Debe evitarse el uso de prostaglandina F2a. 
■ TROMBOEMBOLIA PULMONAR
La tromboembolia pulmonar es cinco veces más frecuente en la embara- 
zada y supone una de las causas principales de mortalidad materna en los 
países desarrollados. Este incremento es debido a los cambios protrom- 
bóticos de la gestación unidos al aumento de capacitancia venosa y otros 
factores, como la compresión de la vena cava que aumenta la estasis venosa 
en los miembros inferiores. Otros factores de riesgo son la cesárea, el reposo 
prolongado, el embarazo gemelar, la obesidad y la diabetes pregestacional. 
El diagnóstico resulta difícil durante la gestación, toda vez que sín- 
tomas como la disnea o la taquipnea ya están presentes durante el 
embarazo. La concentración de dímero D aumenta gradualmente a lo 
largo del embarazo y su capacidad discriminatoria es baja. La ecografía 
de los ejes venosos de las extremidades inferiores y la pletismografía son 
útiles para el diagnóstico de la trombosis venosa profunda. La radio- 
grafía de tórax es válida para excluir otras causas. La gammagrafía de 
ventilación-perfusión es útil para el diagnóstico y es segura para el feto, 
al igual que la tomografía computarizada (TC) helicoidal, sobre todo 
si se realiza con protección abdominal. 
El tratamiento se basa en la administración de anticoagulantes; el 
fármaco de elección es la heparina (no fraccionada o la de bajo peso 
molecular). Este fármaco es seguro para el feto y los riesgos hemo- 
rrágicos son similares a los de la población no gestante. El fármaco 
debe ser administrado a dosis plenas e idealmente se interrumpirá 
24 h antes del parto. 
■NEUMONÍA
La incidencia de neumonía comunitaria es algo superior entre las 
embarazadas. Los gérmenes implicados con más frecuencia son el 
neumococo, Haemophilus, la clamidia y el micoplasma. El tratamiento 
antibiótico suele ser empírico y tiene en cuenta los gérmenes más 
frecuentes, por lo que los fármacos de primera elección son penicilinas, 
cefalosporinas o macrólidos. El ácido clavulánico no está contrain- 
dicado. La vacuna antineumocócica está indicada en embarazadas 
inmunocomprometidas. 
La gravedad de la neumonía gripal es mayor en la mujer embarazada 
y las hospitalizaciones por influenza aumentan cerca de cinco veces 
durante el tercer trimestre. Cuando existe viremia, es posible la afec- 
ción transplacentaria del feto con consecuencias variables (aborto, PP, 
RCIU, etc.), en general más graves cuando la infección es precoz. Los 
Centers for Disease Control and Prevention (CDC) recomienda vacunar 
a todas las embarazadas después del primer trimestre de la gestación. 
■ TUBERCULOSIS
Su mortalidad es cuatro veces superior durante la gestación que fuera 
de ella; la tasa de complicaciones obstétricas se multiplica por nueve 
SIGNOS Y SÍNTOMAS 
Cambios en la frecuencia urinaria 
Palpitaciones 
Disnea 
HALLAZGOS DE LABORATORIO 
Enfermedades médicas durante el embarazo 
 
 
 
en gestantes tuberculosas. El tratamiento es necesario en la mujer con 
infección confirmada. Es posible la infección fetal transplacentaria, 
por lo que se recomienda iniciar el tratamiento en cuanto se conozca 
el diagnóstico. Los principios básicos del tratamiento son los mismos 
que para la no gestante, si bien la isoniazida puede ser especialmente 
hepatotóxica durante la gestación. La rifampicina y la isoniazida no 
son teratogénicas, pero la primera puede provocar hemorragias en el 
recién nacido; por ello es imprescindible la administración de vitamina 
K, así como el uso de piridoxina durante el tratamiento con isoniazida. 
El etambutol y la pirazinamida son seguros durante la gestación. Los 
aminoglucósidos se han asociado a anomalías fetales y deben reservarse 
para casos de multirresistencia. La etionamida y la protionamida son 
teratogénicos. 
La infección congénita fetal es una enfermedad grave que puede oca- 
sionar la muerte del recién nacido si no es tratada adecuadamente. 
Se puede adquirir por vía hematógena o durante el paso por el canal 
del parto. 
■ HIPERTENSIÓN PULMONAR 
Se debe evitar el embarazo por las altas tasas de mortalidad materna 
observadas (30%-50%), especialmente altas en mujeres con presión 
en la arteria pulmonar superior a 60 mm Hg. Los efectos sobreel feto 
también son importantes; la tasa de PP es superior al 50%. Con res- 
pecto al tratamiento, el óxido nítrico en la etapa periparto puede ser 
beneficioso. El tratamiento con epoprostenol o iloprost se ha mostrado 
útil cuando se decide seguir adelante con el embarazo. El bosentán 
está contraindicado. 
ENFERMEDADES ENDOCRINOLÓGICAS 
■ DIABETES Y EMBARAZO 
La diabetes mellitus (DM) es la endocrinopatía que se asocia con más 
frecuencia al embarazo, ya que aparece en el 5% de las gestantes, más del 
90% de las cuales tienen DM gestacional. La gestación es un estado 
diabetógeno caracterizado por resistencia progresiva a la insulina que 
es máxima a término. Esto facilita una mayor cantidad de glucosa 
circulante para su transferencia al feto. Para la detección de la DM 
gestacional se debe realizar el test de O’Sullivan (test de tolerancia oral 
a la glucosa, con 50 g) en todas las gestantes como mínimo entre las 
semanas 24 y 28 de gestación. 
Un mal control de la glucemia durante el embarazo y el período pre- 
concepción se asocia a un aumento en la tasa de anomalías congénitas 
y en la de morbimortalidad perinatal. De hecho, una concentración de 
hemoglobina A1c superior al 10% en el primer trimestre se relaciona 
con mucha frecuencia con malformaciones fetales graves. Por tanto, es 
muy importante aconsejar a las mujeres que planifiquen su gestación y 
que sólo queden gestantes con hemoglobina A1c inferior al 7% y des- 
pués de una evaluación cuidadosa de su estado cardiovascular y renal. 
Las gestantes con DM presentan un riesgo elevado de complicaciones 
obstétricas como preeclampsia, polihidramnios, macrosomía o muerte 
intrauterina, que se reducen con un control metabólico adecuado. Se 
debe recomendar el autocontrol frecuente (cuatro veces al día) de la 
glucemia. Idealmente, la preprandial debe ser inferior a 5,5 mmol/L 
y a las 2 h de la ingesta no debe superar los 7 mmol/L. En cada visita 
se debe controlar la presión arterial y la proteinuria. Si no se presentan 
complicaciones y la glucemia es normal, se puede continuar con el 
embarazo hasta el término y permitir el parto espontáneo. 
El tratamiento ideal para las gestantes con DM pregestacional es la 
insulina, cuyas dosis deben ajustarse individualmente. No se aconseja 
el uso de los análogos de la insulina durante la gestación, pero el uso 
de los hipoglucemiantes orales es seguro durante el embarazo y en 
grupos seleccionados de pacientes alcanzan la misma eficacia que la 
insulina. El tratamiento inicial para las pacientes con DM gestacional 
es la dieta (30-35 kcal/kg de peso y día) con una composición que 
incluya un 40%-50% de hidratos de carbono, un 20% de proteínas 
y un 30%-40% de grasas. 
Durante el parto, deben mantenerse concentraciones euglucémicas, 
lo que es más fácil de conseguir con infusiones continuas de glucosa 
e insulina. 
■ HIPERTIROIDISMO 
El embarazo puede provocar o agravar esta situación, ya que existe una 
gran similitud entre las cadenas a de la TSH y de la hCG. De hecho, 
cuando aparece en las primeras fases del embarazo hay que descartar la 
presencia de una mola. El hipertiroidismo aumenta la tasa de aparición 
de preeclampsia, pero no la de otras complicaciones maternas; sin 
embargo, aumenta la morbilidad neonatal. El tratamiento se realiza 
mediante la administración de tionamidas (propiltiouracilo, metima- 
zol) que inhiben la yodación de la tirosina y, por tanto, la síntesis de 
hormonas tiroideas. El objetivo es mantener las concentraciones de T4 
en los límites altos de la normalidad. Es posible que durante el pos- 
parto sea necesario incrementar la dosis. Las tionamidas atraviesan la 
placenta y provocan hipotiroidismo en el 1% al 5% de los fetos que, 
en algunos casos, se acompaña de desarrollo de bocio. No se ha des- 
crito deterioro de la función mental en estos niños; la perdida fetal 
se reduce muchísimo con su uso y los efectos a largo plazo sobre la 
descendencia son mínimos. 
En algunos casos de hipertiroidismo no diagnosticado, el estímulo 
del parto u otras circunstancias pueden desencadenar una tormenta 
tiroidea con mortalidad superior al 25%. Es necesario el tratamiento 
urgente e intensivo con rehidratación, dosis altas de propiltiouracilo y 
yoduro sódico. Otros medicamentos que pueden estar indicados son 
el litio, el propranolol o la dexametasona. 
■ TIROIDITIS POSPARTO 
Aparece entre los 3-6 meses del posparto en aproximadamente el 5% 
de las puérperas, inicialmente con síntomas leves de hipertiroidismo 
que suelen durar de 1 a 3 meses y se siguen de síntomas, también 
transitorios, de hipotiroidismo. La etiología parece ser una infiltración 
linfocítica del tiroides asociada a elevación de anticuerpos antitiroideos. 
La recuperación espontánea es la norma, aunque son frecuentes las 
recurrencias en gestaciones posteriores. 
ENFERMEDADES DIGESTIVAS Y HEPÁTICAS 
■ NÁUSEAS Y VÓMITOS 
La incidencia de náuseas y/o vómitos, durante el primer trimestre 
supera el 50%. En general es leve y el tratamiento consiste en medidas 
de soporte con hidratación, comidas frecuentes, poco abundantes, y 
evitación de los alimentos que precipiten o agraven la clínica. Puede 
ser útil una combinación de piridoxina y doxilamina. 
La hiperémesis gravídica es una entidad grave y poco frecuente asociada 
con náuseas y vómitos intensos de difícil tratamiento y que ocasiona 
pérdida de peso, alteraciones hidroelectrolíticas, cetonemia y cetonuria, 
con deshidratación, hiperpirexia e ictericia. En los casos más graves es 
necesaria la hospitalización con tratamiento adecuado con metoclo- 
pramida u ondansetrón. 
■ REFLUJO GASTROESOFÁGICO 
Es muy frecuente durante la gestación. Ocurre en más del 70% de 
las gestantes. El 25% lo experimentan diariamente. Es más frecuente 
después de las comidas y se agrava en decúbito. Puede aparecer en 
cualquier momento de la gestación, pero es típico del tercer trimestre 
y mejora después del parto. El tratamiento es sintomático, con medidas 
dietéticas y antiácidos e inhibidores de la bomba de protones cuando 
sean necesarios. 
■ APENDICITIS 
Es la causa más frecuente de abdomen agudo de causa no obstétrica 
durante el embarazo (1/1500 embarazos), sin que presente diferencias 
de frecuencia en cualquiera de los tres trimestres o el puerperio. Los 
signos y síntomas en la embarazada son similares a los de la no ges- 
tante, pero hay que tener en cuenta que los signos de peritonitis 
pueden no aparecer hasta fases muy avanzadas. El dolor abdominal 
no siempre se presenta en el punto de McBurney ya que, a medida 
que el embarazo avanza, el apéndice se mueve en dirección craneal, 
posterior y lateral. 
Fundamentos de la práctica médica 
 
 
 
El tratamiento no debe demorarse, dado que el retraso hace que la tasa 
de perforación intestinal sea más alta que fuera del embarazo, lo que 
incrementa la morbimortalidad materna y fetal. La intervención qui- 
rúrgica no entraña un riesgo especial y no está indicado el tratamiento 
tocolítico profiláctico ni tampoco la cesárea concomitante. 
■ PANCREATITIS 
La asociación con el embarazo es rara. No obstante, cuando aparece 
en mujeres de menos de 30 años, la mitad de ellas son gestantes. El 
cuadro clínico es similar al de fuera del embarazo e incluye dolor de 
inicio súbito en mesogastrio, que puede irradiar al tórax y la espalda y 
que se puede acompañar de náuseas, vómitos, íleo paralítico y fiebre. 
El diagnóstico debe basarse en la determinación de lipasas o amilasas 
en suero y en la ecografía, que demostrará los cambios en el páncreas 
y permitirá explorar la vía biliar. El tratamiento es similar al de la no 
embarazada. El pronóstico es bueno cuando el diagnóstico y el inicio del 
tratamiento son tempranos, aunque si la pancreatitis aparece en el tercer 
trimestre la tasa de PP puede superar el 50%, sobre todo en casos graves. 
■ HEPATOPATÍAS LIGADAS A LA GESTACIÓN 
Véase también el capítulo 44, Hígado y embarazo. 
Colestasis intrahepática del embarazo 
Es la más frecuente y se caracterizapor prurito intenso e ictericia 
ocasional. Suele iniciarse en el tercer trimestre. El tratamiento es ácido 
ursodesoxicólico en los casos graves. Las tasas de PP, RCIU y muerte 
fetal están aumentadas. Tiene tendencia a recurrir en embarazos pos- 
teriores y con el uso de anticonceptivos hormonales. 
Esteatosis hepática aguda 
Su frecuencia es mayor y su gravedad menor de lo que se pensaba, 
porque se han reconocido formas más leves que antes no eran diagnos- 
ticadas. Suele aparecer en el tercer trimestre, con náuseas, vómitos, 
malestar y debilidad. Es frecuente la aparición de ictericia, así como 
dolor en hipocondrio o epigastrio. A medida que la enfermedad pro- 
gresa, la paciente puede mostrar fallo hepático grave, con coma y coa- 
gulopatía. Los análisis de laboratorio muestran alargamiento del tiempo 
de protrombina, descenso del fibrinógeno, hipoglucemia, elevación de 
las transaminasas e hiperbilirrubinemia. La ecografía abdominal y la 
TC ayudan a realizar el diagnóstico, ya que los hallazgos son típicos en 
ambas exploraciones. La biopsia hepática sólo está indicada en casos 
dudosos y es definitiva al observarse una infiltración grasa microvesi- 
cular de los hepatocitos. El curso característico es hacia la recuperación 
total después del parto, por lo que el tratamiento consistirá en medidas 
de sostén y en la finalización de la gestación. El pronóstico fetal depende 
de la prematuridad. La enfermedad no recurre en otras gestaciones. 
Síndrome HELLP 
El síndrome HELLP (del inglés Hemolysis, Elevated Liver enzymes and 
Low Platelets) es una complicación de la preeclampsia en forma de 
síntomas hepáticos secundarios a depósitos de fibrina en los sinusoides 
periportales que originan necrosis hepatocítica y focos de hemorragia 
intrahepática. El cuadro clínico de este síndrome consiste en una 
elevación de las enzimas hepáticas, hemólisis y plaquetopenia, gene- 
ralmente en el tercer trimestre, y debe ser diferenciado de la esteatosis 
hepática y del síndrome hemolítico urémico. El tratamiento es el de 
la preeclampsia con finalización inmediata de la gestación. 
ENFERMEDADES NEUROLÓGICAS 
■ EPILEPSIA 
El efecto del embarazo es impredecible; el mejor indicador es el estado 
antes de la gestación: si una paciente tiene una convulsión por mes o 
más, la posibilidad de que empeore durante la gestación es muy alta. Por 
el contrario, si la mujer ha permanecido sin crisis durante los 9 meses 
anteriores al embarazo, la probabilidad de empeorar es de sólo el 25%, 
y si el período libre de ataques es de más de 2 años, el porcentaje se 
reduce al 10% de los casos. Una convulsión aislada no incrementa 
significativamente el riesgo para la madre o el feto; sin embargo, el 
status epilepticus es una amenaza real para la vida de la madre y del feto 
(30% de mortalidad materna y 50% de mortalidad fetal). 
Los hijos de madres epilépticas tienen un riesgo elevado de presentar 
malformaciones, independientemente de que la madre esté siendo 
tratada. El riesgo se incrementa con la gravedad de la enfermedad 
materna y con el número y tipo de fármacos usados. El riesgo de 
labio leporino es cinco veces superior al de la población general. El 
de anomalías cardíacas está incrementado en pacientes expuestas a la 
trimetadiona, y el de defectos abiertos del sistema nervioso central está 
asociado al uso de ácido valproico, aunque también se ha observado 
con fenitoína o barbitúricos. 
Durante el embarazo debe usarse el mínimo número de fármacos. Es 
necesaria la suplementación, sobre todo en mujeres que toman ácido 
valproico, con ácido fólico en dosis de 0,5 a 4 mg/24 h desde el momen- 
to en que la mujer suspende las medidas anticonceptivas. Asimismo, se 
ha de tener en cuenta que los hijos de las madres que toman fenitoína, 
barbitúricos o primidona pueden tener una alteración de la coagulación 
dependiente de la vitamina K, por lo que es preciso administrar a las 
gestantes que tomen alguno de aquellos fármacos un suplemento de 
20 mg/24 h de vitamina K durante las 2 últimas semanas del embarazo. 
■ MIASTENIA GRAVIS 
El embarazo afecta el curso de la miastenia de manera impredecible, 
pero la timectomía previa reduce el riesgo de presentar crisis durante 
el embarazo. Si estas se presentan, el mejor tratamiento es el recambio 
plasmático. Dado que el miometrio no está afectado, el parto es de curso 
normal. La anestesia epidural no está contraindicada. El sulfato de mag- 
nesio, indicado en casos de preeclampsia, puede precipitar crisis de 
miastenia. El feto no se afecta por la enfermedad, pero un 12% de los 
recién nacidos pueden presentar miastenia neonatal debido al paso trans- 
placentario de anticuerpos maternos antirreceptor de acetilcolina (IgG). 
La remisión espontánea es la norma y ocurre en 2-4 semanas, cuando 
desaparecen los anticuerpos maternos de la circulación del neonato. 
ENFERMEDADES HEMATOLÓGICAS 
■ ANEMIA 
Es la enfermedad hematológica más frecuente e importante por su 
prevalencia durante la gestación. Se define como un valor de hemo- 
globina por debajo de 110 g/L durante el primer y tercer trimestre 
del embarazo y de 105 g/L durante el segundo. Durante el embarazo 
se producen cambios hematológicos que deben tenerse en cuenta a 
la hora de evaluar los diferentes estudios diagnósticos. El volumen 
sanguíneo y el número total de hematíes se elevan durante la gestación, 
pero el aumento del primero es mucho más marcado, por lo que se 
produce un descenso por dilución de la hemoglobina, el hemato- 
crito y el recuento de hematíes. Sin embargo, el volumen corpuscular 
medio y la concentración corpuscular media de hemoglobina no se 
modifican; de este modo, su evaluación conjunta ayuda a diferenciar 
la hemodilución gestacional de la ferropenia. Las demandas de hierro 
se incrementan durante el embarazo, y dado que muchas mujeres 
tienen depósitos escasos de hierro es frecuente que muchas gestantes 
desarrollen ferropenia. Los requerimientos de folato se incrementan 
de manera notable pasando de 50 a 1000 mg/24 h. 
Anemia ferropénica 
Es la causa más común de anemia en el embarazo. El laboratorio mues- 
tra anemia microcítica e hipocromática con depleción de los depósitos 
de hierro. El tratamiento específico es el sulfato ferroso por vía oral. 
La respuesta, en forma de reticulocitosis, debería ser observada en 7 a 
10 días; la hemoglobina debería aumentar un gramo por semana en 
las pacientes gravemente afectadas. El tratamiento debe mantenerse 
durante 4-6 meses para reemplazar los depósitos de hierro. 
Anemia megaloblástica 
Su etiología más frecuente es el déficit de folatos, aunque debe des- 
cartarse el de vitamina B12. En el hemograma destaca la presencia de 
Enfermedades médicas durante el embarazo 
 
 
 
anemia macrocítica y normocrómica típicamente asociada a hiper- 
segmentación de los leucocitos polimorfonucleares. El número de 
reticulocitos es normal o disminuido y puede existir plaquetopenia. 
El tratamiento consiste en ácido fólico por vía oral, aunque la vía 
parenteral puede ser necesaria si existe malabsorción. Se debe esperar 
una respuesta en 48 a 72 h. Si la causa es un déficit de vitamina B12, el 
tratamiento debería ser la administración parenteral de esta sustancia. 
 
■ PÚRPURA TROMBOCITOPÉNICA AUTOINMUNE 
Se define como una cantidad de plaquetas inferior a 150 × 109/L 
con presencia de anticuerpos antiplaquetarios circulantes. Estos anti- 
cuerpos son de tipo IgG y pueden atravesar la barrera placentaria y 
provocar plaquetopenia fetal. No existe correlación entre los títulos de 
anticuerpos maternos y la afección fetal ni ningún factor que permita 
predecirla. Los neonatos presentan ocasionalmente episodios leves y 
transitorios de hemorragia que desaparecen de 1 a 4 semanas después 
del parto, si bien un 10% de los fetos afectados pueden presentar 
hemorragias intracraneales, producidas generalmente durante el paso 
por el canal del parto. Si el recuento de sangre de cordón o de mues- 
tra fetal en el momento del parto es superiora 50 × 109/L, se puede 
permitir el parto vaginal. En caso contrario, la cesárea es obligada. 
 
ENFERMEDADES INFECCIOSAS 
■ INFECCIONES URINARIAS 
La estasis urinaria provocada por el embarazo hace que las infecciones 
de este tracto sean las más frecuentes en la gestante. Entre los cambios 
que provoca el embarazo y que influyen en la aparición de estasis 
se cuentan: 1) relajación de la fibra muscular lisa ureteral y vesical; 
2) compresión de las porciones distales de los uréteres que provocan 
hidronefrosis derecha en el 75% de las embarazadas e izquierda en el 
30%; 3) expansión de las pelvis y los cálices renales; 4) incremento de la 
capacidad vesical, y 5) aumento del filtrado glomerular, lo que hace que 
se incremente el aporte de orina al sistema excretor. Todo ello ocasiona 
que se aumente la frecuencia de infecciones urinarias en la gestante. 
El 2%-10% de las gestantes presentan bacteriuria asintomática; de 
ellas, hasta el 30% pueden desarrollar pielonefritis a lo largo del 
embarazo. Probablemente, más del 80% de estos casos se hubieran 
evitado con la detección y el tratamiento adecuados de la bacteriuria. 
Por ello se debe practicar un urocultivo a todas las gestantes durante el 
primer trimestre. Además, en mujeres con otros factores de riesgo para 
infección se debe practicar un cultivo en cada trimestre. El tratamiento 
dependerá del resultado del antibiograma, aunque un antiséptico 
urinario como la fosfomicina suele ser útil en la mayoría de los casos. 
■ ENFERMEDADES DE TRANSMISIÓN SEXUAL 
Gonorrea y clamidiasis 
Durante el embarazo, la gonococia se asocia a mayor riesgo de rotura 
prematura de membranas (RPM), PP, RCIU, muerte fetal y fiebre en 
el puerperio; además en el posparto pueden aparecer endometritis, 
endocarditis e incluso artritis. El recién nacido puede presentar con- 
juntivitis, neumonitis intersticial, bronquitis, meningitis, endocarditis 
y septicemia. La clamidiasis de la embarazada se asocia a las mismas 
complicaciones maternas que la gonococia; en el recién nacido presenta 
manifestaciones menos graves en forma de neumonía y conjuntivitis. 
El tratamiento de ambas entidades es el mismo que fuera del emba- 
razo y debe incluir la profilaxis ocular del recién nacido mediante la 
administración tópica de eritromicina. 
Herpes genital 
La primoinfección materna se asocia a abortos, microcefalia, RCIU, 
muerte fetal e infección neonatal ya que, aunque la infección trans- 
placentaria es posible (1/3500 embarazos), es mucho más fácil durante 
el paso por el canal del parto cuando hay lesiones activas (50% de 
los casos). El herpes neonatal tiene una morbimortalidad elevada. 
El tratamiento es obligado en casos de primoinfección en cualquier 
momento del embarazo, pero sobre todo cuando esta se produce a 
término. El tratamiento es el mismo que el de la mujer no gestante. 
Se debe practicar una cesárea si existen lesiones activas en el canal del 
parto. Los recién nacidos expuestos deben ser aislados. 
Sífilis 
Se trata de una enfermedad sistémica desde el inicio, de evolución 
crónica, con episodios de agudización. Durante el embarazo puede 
provocar abortos, PP, muerte fetal y el desarrollo de la enfermedad en el 
recién nacido (sífilis congénita). La enfermedad es transmisible, si no se 
trata correctamente, durante gestaciones sucesivas. Las manifestaciones 
clínicas en el recién nacido varían según el momento del embarazo en 
que tiene lugar la transmisión al feto. Cuando se produce en el primer 
trimestre, existen muchas posibilidades de que el recién nacido esté 
asintomático. La sífilis congénita tiene sintomatología variable, con 
rinitis hemorrágica, erupción eritematosa papular, condiloma plano, 
fisuras radiales periorificiales, pénfigo sifilítico, microadenopatías, 
hepatoesplenomegalia y plaquetopenia. Otras manifestaciones presen- 
tes con mayor o menor frecuencia son tibia en sable, gomas, alteracio- 
nes articulares y queratitis. Algunas manifestaciones de aparición tardía 
son los llamados dientes de Hutchinson (incisivos cónicos, pequeños 
con muescas en la superficie masticadora), nódulos de Parrot, nariz en 
silla de montar, protuberancia frontal y alteraciones oculares. 
El tratamiento de la embarazada se basa en el empleo de penicilina G 
benzatina. Otros tratamientos no son adecuados para la prevención 
de la sífilis congénita. Por ello, las embarazadas alérgicas deben ser 
desensibilizadas. Cuando el tratamiento se realiza en la fase secun- 
daria de la enfermedad existe alta probabilidad de que se desarrolle 
una reacción de Jarisch-Herxheimer debida a la liberación masiva de 
treponemas a la circulación. 
■ VIRUS DE LA INMUNODEFICIENCIA HUMANA 
Casi 40 millones de personas son portadores del virus de la inmuno- 
deficiencia humana (HIV) y la mitad de ellas son mujeres, muchas 
en edad reproductiva. Más de 3 millones de mujeres infectadas por el 
HIV dan a luz cada año y en su gran mayoría (más del 75%) lo hacen 
en África subsahariana, donde ocurre buena parte de las 700 000 
nuevas infecciones de niños anuales. La infección por el HIV se 
asocia a incremento en las tasas de aborto espontáneo, RCIU, PP, 
corioamnionitis, muerte intraútero y mortalidad neonatal e infantil. 
Se conoce con seguridad que el embarazo no acelera la progresión de 
la enfermedad y, en los países desarrollados, la infección por el HIV 
no es una causa relevante de mortalidad materna como lo es en países 
del África subsahariana. La transmisión transplacentaria es posible 
pero muy poco probable. 
La mayoría de las infecciones del recién nacido se presentan durante 
el parto o la lactancia materna. El riesgo es mayor en función de la 
gravedad de la infección materna, la carga viral, el tiempo de ruptu- 
ra de membranas, el tipo de parto y otros factores como el PP o la 
coexistencia de otras infecciones. Las visitas gestacionales constituyen 
una oportunidad excelente de ofrecer la determinación del HIV. En 
mujeres con HIV conocido, la programación adecuada de la gestación 
ayudará a minimizar los efectos adversos. La terapia antirretroviral 
debe utilizarse durante el embarazo como tratamiento materno y para 
prevenir y reducir la tasa de transmisión vertical. Los cuadros 2 y 3 
resumen los principales regímenes y recomendaciones actuales. La 
cesárea electiva antes del inicio del parto es la norma para las muchas 
gestantes. Sin embargo, se deben discutir los riesgos de esta cirugía en 
mujeres con viremia indetectable o inferior a 1000 copias/mL ya que 
se ha demostrado que, en esos casos, la posibilidad de transmisión, 
incluso con parto vaginal, es muy baja. La lactancia materna está, sin 
embargo, contraindicada en todos los casos. 
ENFERMEDADES CARDIOVASCULARES 
El embarazo causa importantes cambios en el sistema cardiovascular 
a los que la gestante sana se adapta sin dificultad; sin embargo, en 
casos de enfermedad cardíaca grave, el embarazo puede representar 
un riesgo que puede llegar a ser inasumible. El cuadro 9-4 sintetiza 
las estimaciones actuales de mortalidad materna en función de la 
Fundamentos de la práctica médica 
 
 
Portadoras de prótesis valvulares 
Malformaciones cardíacas congénitas 
Shunts sistémico-pulmonares quirúrgicos 
Valvulopatías adquiridas 
Estenosis subaórtica hipertrófica idiopática 
Episodios previos de endocarditis bacteriana 
Prolapso de la válvula mitral con insuficiencia asociada 
 
 
 
 
 
 
 
POSPARTO (AL LACTANTE) 
 
 
HIV: virus de la inmunodeficiencia humana. 
 
 
 Cuadro 2 Regímenes antirretrovirales para la prevención 
de la transmisión materno-fetal del HIV 
 Cuadro 4 Riesgo de mortalidad por enfermedades 
cardiovasculares asociado al embarazo 
 
 
 
 Cuadro 5 Pacientes con alto riesgo de endocarditis bacteriana 
 
 
 
 
 Cuadro 3 Tratamiento profiláctico con zidovudina 
para prevenir la transmisión materno-fetal del HIV 
 
 
enfermedad de la paciente. El riesgo de descompensación es máximo 
en tres momentos: al final del segundo trimestre (28-32semanas); 
durante el trabajo de parto y el parto (durante las contracciones, la 
sangre fluye desde la circulación uteroplacentaria hacia la cava); y 
en el puerperio inmediato (después del alumbramiento e iniciada la 
retracción uterina, se libera la obstrucción mecánica de la vena cava 
aumentando el retorno venoso). Otra importante consideración que 
debe tenerse en cuenta en estas pacientes es la necesidad de administrar 
profilaxis para la endocarditis bacteriana (cuadro 5). 
El resultado perinatal está en relación con la clase funcional, de tal 
manera que el PP es del 20% al 30%, y el RCIU, del 10%. Existe 
además un mayor riesgo de abortos y muertes perinatales, todo ello a 
expensas de la clase funcional; el riesgo en clases I o II es igual al de la 
población general. Si existe insuficiencia cardíaca, el riesgo de muerte 
fetal o de alteraciones en su desarrollo alcanza hasta el 50% en algunas 
series, debido a la alteración del flujo uteroplacentario. 
■ DEFECTOS SEPTALES 
Son las lesiones congénitas que se asocian con más frecuencia al emba- 
razo, en general asintomáticas. El factor pronóstico más importante 
es el tamaño del defecto septal. Si este es pequeño, no suele provocar 
problemas, pero los de diámetro mayor se asocian a fallo cardíaco, 
arritmias e incluso hipertensión pulmonar. Se debe estar atento para 
evitar las sobrecargas hídricas durante el parto, así como para realizar 
la profilaxis de la endocarditis adecuada. 
■ VALVULOPATÍAS 
Estenosis pulmonar 
El principal factor pronóstico en estas pacientes es el grado de obstruc- 
ción, más que el lugar exacto de la misma. En general, se tolera bien 
durante la gestación y la mortalidad materna no está incrementada. 
Insuficiencia tricuspídea y pulmonar 
Su frecuencia ha aumentado debido a la prevalencia de la endocarditis 
bacteriana en usuarias de drogas por vía parenteral. El embarazo y el 
 
GRUPO 1. MORTALIDAD < 1% 
 
Ductus arterioso permeable no complicado 
Valvulopatías tricuspídea o pulmonar 
Tetralogía de Fallot corregida 
 
Estenosis mitral, en clase de la NYHA I o II 
GRUPO 2. MORTALIDAD DEL 5%-15% 
 
Estenosis mitral, en clase de la NYHA III o IV 
Estenosis aórtica 
 
 
 
GRUPO 3. MORTALIDAD DEL 25%-50% 
 
 
NYHA: New York Heart Association. 
 
MONOTERAPIA CON ZIDOVUDINA 
 
 
 
TARV (≥ 3 FÁRMACOS)* 
 
 
 
 
 
TARV A CORTO PLAZO PARA LA PREVENCIÓN 
DE LA TRANSMISIÓN MATERNO-FETAL 
 
 
 
ESTAVUDINA MÁS DIDANOSINA 
 
TARV DE INICIO PRECONCEPCIÓN 
 
EXPLORACIÓN ECOGRÁFICA DETALLADA 
 
 
HIV: virus de la inmunodeficiencia humana; TARV: terapia antirretroviral. 
Enfermedades médicas durante el embarazo 
 
 
 
parto están bien tolerados. Hay que ser cuidadoso con la adminis- 
tración de fluidos durante el parto. 
Estenosis mitral 
Es la lesión valvular más frecuente durante el embarazo. Produce 
dificultad en el llenado del ventrículo izquierdo, lo que dificulta la 
adaptación a las modificaciones hemodinámicas de la gestación y 
puede desencadenar edema pulmonar. La aparición de taquiarritmias 
incrementa el riesgo de descompensación. Las pacientes con estenosis 
mitral suelen llegar al parto ya al máximo de su capacidad de adapta- 
ción al aumento del gasto y no pueden acomodarse al incremento de 
volumen que acontece en el puerperio inmediato, por lo que este es 
uno de los períodos de máximo riesgo para estas mujeres. Si la paciente 
llega al embarazo en clase funcional III o IV, son válidas las mismas 
consideraciones que se han hecho para las pacientes con hipertensión 
pulmonar. 
Estenosis aórtica 
Al contrario que en la estenosis de la válvula mitral, las pacientes 
con estenosis aórtica no desarrollan alteraciones hemodinámicas 
hasta que el diámetro de la válvula está muy disminuido; el princi- 
pal problema experimentado por estas pacientes es la resistencia al 
aumento del gasto, aunque la relativa hipervolemia de la gestación 
ayuda a minimizarlo. En estas pacientes, el parto es el momento de 
máximo riesgo y hay que ser especialmente cuidadoso para mantener 
el gasto cardíaco. La hipotensión secundaria a pérdida hemática 
excesiva, el bloqueo simpático secundario a la anestesia peridural o 
el síndrome de compresión de la vena cava pueden ser fatales. Las 
tasas de mortalidad alcanzan el 17%, y empeoran al aumentar el 
gradiente de presión. 
Insuficiencia mitral y aórtica 
Generalmente son bien toleradas. El riesgo principal es la aparición 
o el empeoramiento de una hipertrofia auricular izquierda que se 
puede asociar a fibrilación. El prolapso congénito de la válvula mitral 
es mucho más frecuente y no supone ningún riesgo para la madre o el 
feto, incluso cuando ocasiona algún grado de insuficiencia. En ambos 
casos es necesario realizar profilaxis de la endocarditis. 
■ HIPERTENSIÓN ARTERIAL 
Es un problema relevante por su frecuencia (alrededor del 8% 
de gestaciones) y su gravedad, ya que se asocia a un buen núme- 
ro de complicaciones maternas y fetales. Se diagnostica cuando 
la embarazada presenta cifras de presión arterial superiores a 
140/90 mm Hg en dos ocasiones diferentes. Durante el embarazo 
se clasifica en: 1) hipertensión crónica; 2) hipertensión gestacio- 
nal; 3) preeclampsia, y 4) hipertensión crónica con preeclampsia 
sobreañadida. 
La preeclampsia y la hipertensión gestacionales son estados hiper- 
tensivos aparecidos después de la semana 20 de gestación; en la 
primera se produce proteinuria superior a 300 mg/24 h. En algunas 
mujeres puede complicarse con una hipertensión crónica preexis- 
tente. En ambos casos desaparece después del parto, y los valores 
tensionales suelen volver a la normalidad en las primeras 2 semanas 
del puerperio. Esto es especialmente relevante cuando existe pree- 
clampsia, ya que esta enfermedad compromete de manera grave 
el pronóstico fetal y materno y, en muchas ocasiones, es necesario 
finalizar la gestación. 
Entre el 1% y el 5% de las embarazadas de los países desarrollados 
presenta hipertensión crónica, generalmente esencial. Se asocia con 
peores resultados neonatales, aunque estos nunca llegan a ser tan 
desfavorables como en la preeclampsia. El tratamiento, cuando está 
indicado en función de las cifras arteriales, se prefiere realizar con 
fármacos alfa- y betabloqueantes, con inhibidores de los canales del 
calcio, con hidralazina o con a-metildopa. Es importante la vigilancia 
estrecha de estas pacientes para detectar precozmente la aparición de 
una preeclampsia, que empeora notablemente el pronóstico. Las muje- 
res con cifras más altas de presión y las de mayor tiempo de evolución 
de la hipertensión son las que tienen mayor riesgo de desarrollar una 
preeclampsia sobreañadida. 
ENFERMEDADES AUTOINMUNES 
El embarazo en mujeres con enfermedades autoinmunes debe planifi- 
carse idealmente en un período de remisión de la enfermedad durante 
el que la paciente necesite poca o ninguna medicación. 
■ LUPUS ERITEMATOSO SISTÉMICO 
El pronóstico de las gestantes con lupus eritematoso sistémico (LES) ha 
mejorado considerablemente durante los últimos años, de tal manera 
que la tasa de recién nacidos vivos es prácticamente la misma que en 
mujeres sanas y la tasa de recurrencias de la enfermedad durante la 
gestación es equivalente a la observada en pacientes no embarazadas. 
Sin embargo, las tasas de PP, RCIU y otras son significativamente 
más altas, por lo que se ha de seguir considerando un embarazo de 
alto riesgo. 
La tasa de brotes en aquellas mujeres que se embarazan en fases 
de remisión de la enfermedad de al menos 6 meses de duración y 
en las que no suspenden la medicación necesaria para mantener el 
LES inactivo es la misma que en mujeres no gestantes. El beneficio 
de programar la gestación es doble: mejora la salud de la madre y 
disminuye las tasas de PP, al tiempo que aumenta la probabilidad 
de dar a luz un recién nacido sano. Hay que recordar que el PP es 
la complicación más frecuente de las embarazadas con LES, sobre 
todo en pacientes con nefritis lúpica siestá activa al inicio de la ges- 
tación. Estas pacientes se exponen más a sufrir brotes y experimentar 
deterioro de su función renal aunque, de nuevo, si la gestación se 
produce en fase de remisión, los brotes son leves y la función renal 
se recupera tras el embarazo. 
La presencia de anticuerpos anti-Ro o anti-La (20%-30% de muje- 
res con LES) es otro importante factor pronóstico fetal, ya que 
se asocian con el denominado lupus neonatal que puede incluir 
bloqueo cardíaco congénito (BCC), rash cutáneo y anomalías 
hematológicas. Estas dos últimas manifestaciones son transitorias, 
mientras que el BCC es permanente y, si es de aparición precoz, 
puede provocar la muerte fetal o requerir la implantación de un 
marcapasos en la etapa neonatal. No se conocen los mecanismos 
exactos por los que se produce el daño cardíaco fetal. La preva- 
lencia del BCC en los hijos de madres portadoras de anti-Ro o 
anti-La es del 1%-2%, pero el riesgo de recurrencia es mucho más 
alto (alrededor del 20%) y no parece estar influido por ningún 
factor, aunque el nacimiento de un feto con rash cutáneo multi- 
plica por 6-10 veces el riesgo de aparición de BCC en gestaciones 
posteriores. Asimismo, niveles más altos de anti-Ro (superior 
a 50 U/mL) parecen asociarse a riesgo mayor de BCC, aunque 
esto no sucede con los niveles de anti-La. No existe tratamiento 
para estos fetos. La única recomendación es la monitorización 
ecocardiográfica fetal para detectar precozmente la alteración al 
objeto de intentar frenar la progresión de bloqueo de grado I o II 
a bloqueo completo mediante el uso de glucocorticoides fluorados 
como la dexametasona o las inmunoglobulinas i.v. La adminis- 
tración rutinaria a madres portadoras no reduce la incidencia de 
aparición de BCC. 
■ SÍNDROME ANTIFOSFOLIPÍDICO 
La presencia de anticuerpos antifosfolipídicos (APL) se asocia a un 
incremento en las tasas de aborto espontáneo y muerte fetal, lo que 
forma parte de los criterios diagnósticos del síndrome. A pesar de lo 
alta que sigue siendo la tasa de complicaciones obstétricas, la gran 
mayoría de las gestaciones en pacientes con síndrome antifosfolipídico 
(SAF) acaba con un recién nacido sano si la mujer recibe el tratamiento 
adecuado. 
Entre las complicaciones observadas en estas pacientes se encuentran 
no sólo los abortos y las muertes fetales recurrentes, sino también tasas 
más altas de RCIU, preeclampsia y PP, así como trombosis y otras 
complicaciones médicas. El mecanismo último por el que se producen 
estas complicaciones no está bien dilucidado, pero parece relacionado 
Fundamentos de la práctica médica 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
CONSIDERACIONES 
 
con la reactividad de los APL con la b2-glucoproteína I expresada por 
la membrana celular. 
El tratamiento se efectúa con aspirina en dosis bajas, heparina de 
bajo peso molecular, cumarínicos, glucocorticoides e inmunoglo- 
bulinas en combinaciones individualizadas para cada paciente en 
función de la historia obstétrica y de las circunstancias de la ges- 
tación actual. 
ENFERMEDADES DERMATOLÓGICAS 
Durante la gestación ocurren numerosos cambios en la piel debidos a 
las modificaciones hormonales, metabólicas e inmunológicas obser- 
vadas en esa época. Entre ellas se cuentan alteraciones pigmentarias 
(hiperpigmentación, cloasma, estrías), en el pelo (efluvio telógeno, 
hirsutismo), las uñas (líneas de Beau, onicólisis), actividad glandular 
(hiperhidrosis, hipertrofia glándulas sebáceas), cambios vasculares 
(arañas vasculares, eritema palmar, edema, alteraciones gingivales) 
y otros (molusco fibroso del embarazo). Asimismo, existen algunas 
alteraciones cutáneas específicas de la gestación. 
■ HERPES GESTACIONAL 
Se trata de una erupción pruriginosa, ampollosa, poco frecuente 
(1/50 000 embarazos) que aparece durante el segundo o el tercer 
trimestre o justo después del parto, pero puede hacerlo ya en la 
semana nueve. Tiene tendencia a recurrir en gestaciones ulterio- 
res siempre más precozmente que en las previas y también con los 
anticonceptivos hormonales. El aspecto de las lesiones es variable y 
puede incluir, en la misma paciente, pápulas y placas de urticaria, 
vesículas, ampollas y excoriaciones; son más frecuentes las ampollas. 
En muchos casos, las lesiones empiezan alrededor del ombligo y se 
extienden simétricamente al abdomen, primero, y al resto del cuerpo 
después. Pueden resultar afectadas las palmas y las plantas. Al tratarse 
de lesiones muy pruriginosas son frecuentes las excoriaciones. Suele 
curar sin cicatrices, excepto si ha habido infección bacteriana sobre- 
añadida, aunque las zonas afectadas exhiben a veces una hiperpig- 
mentación que desaparece con el tiempo. Puede mejorar al avanzar 
el embarazo, aunque aparecen brotes periparto y todas las lesiones 
desaparecen durante los primeros 3 meses del posparto. La tasa de 
PP aumenta y los recién nacidos pueden presentar un rash parecido 
al de la madre que se resuelve espontáneamente en pocos días. El 
tratamiento consiste en glucocorticoides tópicos, aunque en ocasiones 
es necesario su uso sistémico. 
■ PÁPULAS Y PLACAS URTICARIALES 
DEL EMBARAZO 
Su incidencia no se conoce bien pero es relativamente alta; la más 
frecuente es la dermatosis del embarazo. Se caracteriza por la aparición 
de un rash abdominal muy pruriginoso que se inicia típicamente 
en zonas donde hay estrías. Es más frecuente en primigestas y en 
embarazos múltiples. No se conoce su etiología y no se asocia a com- 
plicaciones maternas o fetales. No suele recurrir en nuevas gestaciones. 
El tratamiento consiste en antihistamínicos o corticoides tópicos. 
Desaparece 1 o 2 semanas después del parto. 
NEOPLASIAS 
El diagnóstico de cáncer durante la gestación es un desafío clínico que 
aparece en 1 de cada 1000 gestaciones; los tumores diagnosticados 
con más frecuencia son los de mama y cérvix uterino, seguidos por 
melanomas, leucemias y linfomas pero, con la tendencia actual a 
retrasar la edad del embarazo, es posible que tanto la frecuencia como 
la distribución de los diferentes tipos de cáncer varíen. 
Aunque los síntomas iniciales de los diferentes tipos de tumores no 
varían con el embarazo, es posible que estos síntomas se confundan 
con manifestaciones propias de la gestación. La mayoría de las explo- 
raciones y técnicas diagnósticas pueden practicarse en la gestante 
con seguridad, ya que representan un riesgo limitado tanto para la 
madre como para el feto. La tabla 2 presenta la dosis de radiación 
recibida por el feto después de ser sometido a diferentes exploraciones 
radiológicas. Es de destacar que dosis inferiores a 50 cGy son seguras 
para el feto. 
Durante años se creyó que cualquier tipo de tratamiento de una 
neoplasia durante la gestación era incompatible con un resultado 
normal del embarazo. Sin embargo, la experiencia disponible en la 
actualidad confirma que esto no es cierto y que muchos cánceres 
pueden ser curados durante la gestación. La tabla 3 resume las 
consideraciones generales de tratamiento de la embarazada con 
cáncer, y la tabla 4 muestra las acciones específicas de los quimio- 
terapéuticos sobre el feto. 
 
 
 Tabla 2 Dosis de radiación recibida por el feto tras diferentes 
pruebas diagnósticas 
 
PRUEBA DIAGNÓSTICA RADIACIÓN FETAL (cGy) 
Rx de tórax 0,006 
Rx de abdomen 0,15-0,25 
Rx de columna lumbar 0,65 
Rx de pelvis 0,2-0,35 
Rx de cadera 0,13-0,2 
Pielografía intravenosa 0,5-0,8 
Gastrografía, tránsito intestinal 0,2-0,5 
Enema de bario 0,8-1,15 
TC craneal < 0,05 
TC torácica 0,6 
TC abdominal 0,4 
TC pélvica 2,5 
Mamografía bilateral < 0,01 
Gammagrafía ósea 0,15 
Gammagrafía de ventilación/perfusión 0,35 
Angiografía pulmonar con TC helicoidal 0,2 
TC: tomografía computarizada; Rx: radiografía. 
 
 
 
 Tabla 3 Consideraciones generales para el tratamiento de la embarazada con cáncer 
 
 
 
Alquilantes 14% de malformaciones en el primer 
trimestre: síndrome de aplasia renal 
por clorambucilo, paladar hendido, 
anomalíasesqueléticas 
Antibióticos antitumorales Ninguno descrito 
Antimetabólicos 
 
hendido 
Contraindicados en el embarazo 
Taxanos Sin datos en el embarazo 
Agentes biológicos Contraindicados en el embarazo 
Hormonas Contraindicadas en el embarazo 
TOXICIDAD FETAL AGENTE 
Fundamentos en la atención al enfermo crítico 
 
 Tabla 4 Acciones tóxicas específicas de los agentes quimioterápicos 
sobre el feto

Continuar navegando

Otros materiales