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Ziglôbitha, Revue des Arts, Linguist ique, Littérature & Civilisat ions Éditeur : Ziglôbitha, Université Peleforo Gon Coulibaly – Côte d’Ivoire ziglobitha@gmail.com ISSN-L 2708-390X eISSN 2709-2836 Ziglôbitha, Revue des Arts, Linguistique, Littérature & Civilisations Université Peleforo Gon Coulibaly - Korhogo Las representaciones de lo negro en la trilogía africana de Javier Reverte: entre utopía y distopía Justine MEKAPTIO Université de Maroua, Cameroun mekaptiojustine@gmail.com Y Antoine Bouba KIDAKOU Université de Maroua, Cameroun kidakou@yahoo.fr Resumen : En su trilogía africana, Javier Reverte superpone dos realidades antinómicas. La primera es la cultura occidental que él presenta sigilosamente en sus relatos como el orden social preestablecido, preexistente y por ende hegemónico. Sumiendo a su lector en la memoria colectiva de las tierras visitadas, el autor resucita mientras ensalza las glorias exploratorias y las grandes hazañas protagonizadas por occidentales que trajeron así, por sus actos, la luz y la civilización en las tinieblas. Pero, se produce lo contrario cuando se trata de referirse a las realidades negroafricanas. En efecto, el autor se hace eco de las observaciones y opiniones de los viajeros anteriores para legitimar su propia visión de las sociedades a las que él descubre a lo largo de su itinerario. Así es como se llega a la presentación distópica, enriquecida por los prejuicios y estereotipos del imaginario colectivo occidental tendiente a estigmatizar a las sociedades negroafricanas como feas y extrañas. Palabras clave: Relatos de viajes, Representaciones, Alteridad, Distopía, África negra. Les représentations du noir dans la trilogie africaine de Javier Reverte: entre utopie et dystopie Résumé : Le présent travail examine le regard et la considération des voyageurs occidentaux sur les réalités négro-africaines dans les récits de voyages espagnols. Le support d’étude est constitué de trois récits de l’écrivain Javier Reverte, considéré comme le plus grand écrivain-voyageur sur l’Afrique noire. La problématique tourne autour du regard stéréotypé du voyageur sur les sociétés africaines, et la principale hypothèse pose comme postulat que dans sa trilogie africaine, Javier Reverte superpose deux réalités opposées : le premier étant la culture occidentale qu'il présente furtivement dans ses récits comme l'ordre social préétabli, préexistant et donc hégémonique. Cela plonge son lecteur dans la mémoire collective des terres visitées par le fait que l'auteur fait revivre les gloires exploratoires et les hauts faits accomplis par les Occidentaux qui ont ainsi apporté, par leurs actions, la lumière et la civilisation dans les ténèbres. Le deuxième, qui est l'inverse du premier, concerne les références aux réalités de l'Afrique noire. La trilogie se veut écho des observations et avis des voyageurs des siècles antérieurs pour légitimer une vision idéologique des sociétés qu'il découvre le long de son itinéraire. L’objectif global est donc d’analyser les mécanismes mis en branle pour la présentation dystopique de mailto:ziglobitha@gmail.com mailto:mekaptiojustine@gmail.com mailto:kidakou@yahoo.fr Las representaciones de lo negro en la trilogía africana de Javier Reverte: entre utopía y distopía RA2LC n°04 Juin 2022 pp.333-348 334 l’Afrique noire, enrichie par des préjugés et des stéréotypes issus de l'imaginaire collectif occidental avec pour corollaire la stigmatisation des sociétés négro- africaines perçues sous le prisme de la laideur et de l’étrangeté. Mots-clés : Récits de voyage, Représentations, Altérité, Dystopie, Afrique noire. The representations of Black realities in Javier Reverte’s Trilogy of Africa : from Utopia to Dystopia Abstract : This work examines the gaze and consideration of Western travelers on black African realities in Spanish travel Books. The study performed in three travel Books of the er Javier Reverte, considered the greatest spanish travel-writer on black Africa. The issue revolves around the traveller's stereotyped gaze on African societies, and the main hypothesis posits that in his African trilogy, Javier Reverte put together and side by side two opposing realities: the first being Western culture, which he furtively presents in his stories as the pre-established, pre-existing and therefore hegemonic social order. This immerses its reader in the collective memory of the lands visited by the fact that the author brings to life the exploratory glories and the high deeds accomplished by the Western people who supposedly brought light in the darkness, throuh their actions and civilization. The second, which is the reverse of the first, concerns references to the realities of black Africa. The trilogy aims to echo the observations and opinions of travelers from previous centuries to legitimize an ideological vision of the societies he discovers along his route. The overall objective is therefore to analyze the mechanisms used for the dystopic presentation of black Africa, enriched by prejudices and stereotypes from the Western collective imagination. The result may be the stigmatization of black African societies perceived under the prism of ugliness and strangeness. Keywords: Travel Books; Representations; Otherness; Dystopia; Black Africa Introducción Zanjado el debate sobre la controversia relativa a la consideración de la literatura de viajes como género literario, las nuevas perspectivas críticas de este inmenso corpus que se desprenden de los valiosos trabajos recopilados y editados por Peñate Rivero (2005) y Carrizo Rueda (2008), ponen de manifiesto el estudio de aspectos de sumo interés sociocultural y filosófico, además del literario, que suscita este corpus, como pueden ser la expresión de la alteridad de los viajeros en contacto con la otredad cruzada en su itinerario, la geografía ideológica y empírica en las descripciones de los espacios recorridos y descritos, el sentido mismo del viaje, la alegoría de la itinerancia... Desde esta perspectiva, los relatos de viajes cobran dimensiones esencial, metafísica, empírica, pragmática y espiritual, convirtiéndose así la experiencia del viaje en una realidad compleja y profunda. Las realidades de los espacios recorridos por el viajero narrador se convierten, desde luego, en hechos enigmáticos cuyos análisis e interpretación llevan a la exploración de resortes multidimensionales. En este Justine MEKAPTIO y Antoine Bouba KIDAKOU Ziglôbitha 335 sentido, los relatos de viajes se consideran, desde luego, “como espejo vivo y móvil de los espacios y culturas, y fuente preciosísima de informaciones indispensables tanto para contemporáneos como para la posterioridad sobre las realidades sociales referidas” (Bouba Kidakou, 2016, p.4). El presente trabajo se inscribe en esta perspectiva analítica, dado que Javier Reverte forma parte de estos protagonistas narradores que han sabido combinar las descripciones de hechos reales, las narraciones de acontecimientos pasados y los sentimientos y voces de nativos para fijar en la mente del lector un perfil del mundo visitado. Por eso, el escritor madrileño pasea escrupulosamente su espejo por los lugares que él va visitando o descubriendo. Sin embargo, de la orientación de ese espejo se vislumbran, por lo general, sus aspiraciones personales, y, por ende, sus tendencias ideológicas. Actuando así, sus relatos de temática africana se inscriben en un proceso en el que la confrontación con lo desconocido no genera necesariamente resultados agradables. Siendo la distopía de lo negro el eje dominante de sus relatos, la memoria colonial funciona como facilitadora, actuando, a través de sus ecos, como aliciente para puntualizar las realidades de otro mundo utópico. La trilogía africana de Javier Reverte, soporte de este estudio, engloba sus tres primeros libros que tienen África comomarco de ambientación: El sueño de África, Vagabundo en África y Los caminos perdidos de África. Relata tres grandes viajes realizados por el propio autor por el continente africano. En estas obras en las que se entremezcla la narración de hechos históricos con las propias experiencias reales de viaje, Javier Reverte nos guía por los espacios de las regiones visitadas, presentando sus paisajes, su atmósfera, su realidad pasada y actual. El África subsahariana así diseñada se reconoce como tierra de adversidades: pobreza visceral, hambrunas, enfermedades mortales, catástrofes, represiones y peligro de muerte permanente. La problemática del estudio emprendido gira entorno a la selección de esas realidades descritas, y, sobre todo, la obsesión del escritor por seguir viajando por esas austeras tierras africanas que él mismo describe con pormenores; llevándonos a interrogarnos sobre sus verdaderas motivaciones. Concretamente nos preguntamos: ¿Qué motivos profundos mueven al viajero a realizar los viajes a los espacios socioculturales referidos? ¿Qué motivaciones orientan la selección de los hechos socioculturales descritos por el viajero? Finalmante, ¿Qué sentido ideológico tiene la trilogía africana de Javier Reverte? La problematización de los aspectos pertinentes de esta trilogía africana nos lleva, para explorar los aspectos semánticos de los libros, a formular las dos hipótesis siguientes: H1: la memoria colonial tiene una influencia capital en la forma de representación de lo negro; la valoración de los entes extranjeros así como la Las representaciones de lo negro en la trilogía africana de Javier Reverte: entre utopía y distopía RA2LC n°04 Juin 2022 pp.333-348 336 descripción de sus acciones heroicas en las obras de Javier Reverte sobre el Africa negra, H2: la selección de las realidades descritas constituye una técnica para la construcción de una utopía de Occidente como espacio hegemónico y por tanto ideal, por una parte y por otra, la propensión del escritor a poner más énfasis en la descripción despreciativa de la sociedad africana es una herramienta eficaz para expresar estigmas de lo negro entre lo feo, lo repugnante y lo inferior; en suma, la distopía. En cuanto al paradigma metodológico, la herramienta que nos parece idónea para llevar a cabo este análisis es la sociocrítica, pues sitúa la obra literaria al centro del universo social, dado que la escritura es siempre la estructuración del universo existencial, la manifestación propia de una ideología. Las reflexiones de Edmond Cros y sus seguidores sobre las mediaciones y el espacio como asidero que conforma lo dado en un texto nos guían en este trabajo. Para Cros, de manera resumida, todo texto literario es producto de una serie de fenómenos de conciencia, entendida ésta como hecho “socioideológico” que sólo surge y se afirma como realidad en signo, cuya esencia y funcionamiento es social. Así que la orientación sociocrítica nos lleva a analizar con eficiencia las realidades históricas y el entorno contextual que se destacan de los relatos, siendo ellos, finalmente, un reflejo de las sociedades pintadas. La estructuración del trabajo se construye sobre los aspectos esenciales de las realidades desglosadas anteriormente. 1. La importancia de la memoria colonial en la representación de occidente En su funcionamiento como recuerdos, la memoria colonial nos introduce en la historia sociocultural y política de los países recorridos por el escritor viajero. Siguiendo la pauta globalizante del autor, se trata precisamente de la historia de la exploración y, sobre todo, de la colonización del África negra. Este apartado se fundamenta entonces en el análisis de los testimonios dejados por los exploradores y los primeros viajeros occidentales por dicha zona, que Javier Reverte reescribe fielmente en sus distintos relatos. De ellos, puede derivar la visión de Occidente como cultura hegemónica y dominadora que ha sido propiciada por las exploraciones y la colonización, ambos procesos que han llegado a construir el espacio occidental como paraíso terrenal. 1.1. Las exploraciones como gestas heroicas La historia exploratoria del África negra, mucho más desarrollada en El sueño de África, resucita a las leyendas como David Livingstone, Richard Francis Burton, Samuel Baker, Henry MortonSatanley y John Hanning Speke; remite a la narración de los mitos de las exploraciones que culminaron con los grandes Justine MEKAPTIO y Antoine Bouba KIDAKOU Ziglôbitha 337 descubrimientos. Javier Reverte nos cuenta, con mucho interés, ese vasto movimiento que se desarrolló desde Europa a lo largo del siglo XIX, por aquellos que decidieron viajar hacia las regiones del interior africano, presentado en aquel entonces como sigue: Los relatos de los viajeros que se habían aventurado en las tierras desconocidas del gran continente hablaban de selvas y desiertos, de terribles animales salvajes, de enfermedades y plagas, de tribus belicosas que practicaban el canibalismo. (…) Los pocos hombres blancos que en los años primeros del siglo se habían atrevido a dejar atrás la franja costera de la civilización Zenjperecieron a manos de las tribus salvajes o en las fauces de los leones. (Reverte, 2010a, pp.22-23). África se presentaba, asimismo, como una tierra peligrosa, difícil de penetrar y adentrarse en su interior era arriesgarse la vida, o, simplemente correr hacia la muerte. En este contexto de tragedia permanente, era normal que los pocos europeos que intentaban desafiar la muerte violenta sean considerados como mártires o héroes. De esta forma, “La figura del explorador europeo del siglo XIX respondía a características parecidas a las del héroe de la Grecia clásica” (Reverte, 2010a, p.27). Se debe admirar pues, la valentía, la temeridad, la intrepidez, la tenacidad y la determinación de que hicieron prueba esos hombres, enormes calidades que los condujeron a realizar grandes descubrimientos y les permitieron inscribir su nombre en el gran libro de la Historia. Eran formidables resultados y logros extraordinarios por lo que “La figura del explorador alcanzó un carácter excepcional en el pasado siglo. Y no sólo porque se enfrentase en soledad a peligros sin cuento, sino porque llegaba a lugares a los que nadie había llegado antes que él” (Reverte, 2010a, p.27). Con eso, se daba por vírgenes e ignotos aquellos parajes “no descubiertos” habida cuenta de que se consideraban en la mentalidad del XIX como espacio vacío; en efecto, no existía otra raza “humana” que la blanca y sólo su presencia probaba la existencia del lugar. Siendo el descubrimiento una forma de nacimiento, el descubridor cobraba, entonces, la calidad de “creador”, “demiurgo” o “semidiós”. Reverte se muestra muy admirativo para con esos hombres al recordar que todos sirvieron de modelo para muchos de su época; por ejemplo, a Livingstone se le consideraba como “el padre de los exploradores, el espejo en el que todos quisieron contemplarse” (Reverte, 2010a, p.233). Detrás de este largo discurso elogioso sobre la exploración, late la idea de Occidente como sede de la civilización y de la raza blanca como raza superior. El Hombre Blanco, a la imagen de Burton, es pues, como reproduce Reverte (2012, Las representaciones de lo negro en la trilogía africana de Javier Reverte: entre utopía y distopía RA2LC n°04 Juin 2022 pp.333-348 338 p.274), “un hombre nacido para gobernar sobre los pueblos salvajes”1, lo que mejor justificaría el proceso colonizador. 1.2. La colonización como empresa humanitaria En la mente de los occidentales, la colonización siempre ha sido vista como una misión salvadora del hombre blanco hacia los pueblos primitivos. Siguiendo pues la lógica de Bouba Kidakou (2015, p.394), es cuestión de: presentar la colonización, entendida como la acción de unos colonos sobre una sociedad en estado de naturaleza,como una misión civilizadora, ya que los Blancos llevan proyectos salvadores: esos proyectos (salud física y mental, salud moral y educación) se presentan como las únicas garantías para el bienestar, el progreso y la civilización. (Bouba Kidakou, 2015, p.394) De hecho, no sorprende que en sus relatos, Javier Reverte exalte a unas figuras de la colonización haciendo hincapié en sus calidades y aportaciones al desarrollo de las regiones donde vivieron. - Frederik Dealtry Lugard Fundador de Kampala, Lugard es un imperialista inglés quien desempeñó un papel muy importante en la conquista y colonización de Uganda, Tanganica (actual Tanzania) y Kenia. Reverte nos lo presenta, por una parte, como uno de los mejores agentes del imperialismo británico ya que “Lugard sentó las bases para que Gran Bretaña se anexionase casi una sexta parte del continente africano” (Reverte, 2010a, p.38). Por otra parte, el autor admira sus excepcionales dotes de estratega y diplomático que fueron sus calidades esenciales. Iniciador de la famosa línea de ferrocarril conocida como “el Tren Lunático “, Lugard aparece también como portador del desarrollo por esas áreas sin salida. Lo que expresa perfectamente la misión civilizadora del Hombre Blanco entre los pueblos bárbaros. Además, el escritor alaba, a través de la obra de Lugard, la originalidad que se encuentra naturalmente en el modelo europeo, al ejemplo de la Kampala colonial que él considera como la más bella y atractiva, “conocida en los años 50 como la «Atenas de África»” (Reverte, 2010a, p.36). En total, Lugard aparece tras la pluma de Reverte como un modelo de tenacidad, de amor y de fidelidad a su patria, como bien lo sugiere Charles Miller, citado por Reverte (2010, p.41), quien escribió en su libro TheLunatic Express: “El 1Harry Johnston en The Quest of the Nile, citado por Javier Reverte en Los caminos perdidos de África. Justine MEKAPTIO y Antoine Bouba KIDAKOU Ziglôbitha 339 deber, el honor, el juego limpio y entender como justicia divina la misión de la civilización inglesa, esos valores fueron sus reflejos condicionados.” - Lord Delamere La figura de Lord Delamere es imprescindible ya que, explica Reverte (2010a, p.330), “La historia de Kenia y del mito del “País del Hombre Blanco” no podían explicarse sin la personalidad de Lord Delamere”. El escritor lo califica de un personaje singular, extraordinario y casi un superhombre. Esta caracterización idealizada es suficiente para insinuar su importancia en territorios salvajes que necesitan bienestar y progreso. Pues, Lord Delamere “Soñaba convertir Kenia en un lugar como Nueva Zelanda”, precisa Reverte (2010a, p.332); y el balance de la gestión del imperialista como “patrón” de la comunidad blanca de Nairobi parece globalmente positivo: “Crecía la riqueza y la ciudad intentaba ser una urbe “digna” del sueño del hombre blanco” (2010a, p.333). Otra vez nos quedamos, a través de los relatos de Reverte, con personalidades y ciudades de estilo moderno y de arquitectura colonial como modelos para el África negra. Son éstos, indicios denotativos de la nostalgia de una vida anterior. - Cecil Rhodes Cecil Rhodes es también una de las figuras importantes del colonialismo en África. Como lo dice Reverte (2010b, p.30), Seguir las huellas de Cecil Rhodes, detrás de su biografía, es seguir la historia de Suráfrica, pero también de Zambia y Zimbabue, que él bautizó como Rodesia del Norte y Rodesia del Sur. A los veintitrés años proclamó: “África está esperándonos (a los ingleses) y es nuestro deber tomarla”. Y se aplicó a la tarea con todas sus fuerzas y empeñando en ello todas sus riquezas. (Reverte, 2010b, p.30) A partir de este fragmento, notamos no sólo la precocidad de Rhodes, sino también su determinación a hacer de toda África una finca de Gran Bretaña. Retenemos también de él que fue Primer Ministro de la colonia de El Cabo, fundador de dos naciones que llevaron su nombre, construyó ferrocarriles y líneas de telégrafo en casi medio África. Aunque su recorrido biográfico no es muy halagador (sentó las bases del racismo en África), no podemos negar su esfuerzo por desarrollar o civilizar al continente con ferrocarriles y telégrafo. Por consiguiente, Reverte nos lo presenta como uno de los benefactores de África. Conviene relevar que a través de estas grandes figuras del colonialismo en África, Reverte quiere ensalzar su aportación en el proceso civilizatorio del Las representaciones de lo negro en la trilogía africana de Javier Reverte: entre utopía y distopía RA2LC n°04 Juin 2022 pp.333-348 340 continente. Esto nos remite a la tarea providencial del Hombre Blanco, la de salvar a los salvajes mediante actos filantrópicos. Notamos, sin embargo, que si tal fue el caso, se perpetraron muchísimas exacciones que contribuyeron más bien en explotar, espoliar y envilecer a la población negra. Fue uno de los momentos en que los negros perdieron su dignidad, esclavizados por los blancos, en adelante maestros y patronos. Así que se puede leer que “los sirvientes de Livingstone le veneraban, le creían un enviado de Dios por su encarnizada lucha para acabar con la esclavitud y el respeto que recibían de él” (Reverte, 2010b, p.184) y que Baker, por su parte, “fue muy admirado por los nativos sudaneses, que le definieron como el único “heroico hombre blanco que habían conocido”(Reverte, 2012, p.273). 1.3. El espacio occidental: el Eldorado La memoria colonial nos brinda también la imagen de Occidente como paraíso terrenal. En efecto, en la trilogía revertiana, Occidente se asocia mucho más a microespacios en suelo africano que el escritor idealiza en sus obras y que se relacionan con figuras históricas precisas: exploradores, conquistadores, misioneros, escritores o aventureros occidentales que se establecieron en África y crearon estos espacios. Así podremos destacar, además de las ciudades de Kampala y Nairobi a las que aludimos anteriormente, ejemplos como la ciudad de Ladysmith en Suráfrica (en honor de la esposa de Harry Smith, un oficial británico), el barrio y la casa de Karen (de la escritora Karen Blixen), la casa de Rimbaud (en Harer, Etiopía), la residencia del Embajador español en Kinshasa, etc. Existe también microespacios comunitarios donde “Uno no siente para nada que está en África” (Reverte, 2010b, p.29). Por lo demás, las frecuentes comparaciones con sitios extranjeros son muy reveladoras de la intención del escritor de marcar la diferencia con el mundo circundante: “El Cabo es como un pedazo de la América rutilante trasladada al remoto sur del planeta” (Reverte, 2010b:29);el Hot Bay, cuyas “casas arrimadas al mar componían un paisaje muy parecido al de la costa de California”(2010b, p.37);“las casas de Scarboroughque parecían imitar la arquitectura nórdica y el paisaje que recordaba al de las islas Malvinas”, (Reverte, 2010b, p.37); el hotel Sheraton que tenía el aspecto de una ciudadela, “parecía a“un pretencioso trasatlántico, como un Titanic dispuesto a domeñar los océanos y los mares”(Reverte, 2012, p.56); el Café bar My Pub, “una isla de Occidente en una de las ciudades más pobres de la tierra”... Al contemplar esos magníficos microespacios blancos, damos con trozos de Europa trasplantados a África. Cabe mencionar pues que la belleza y la modernidad de estos múltiples microespacios blancos en tierra africana sugieren la presencia de la civilización occidental al mismo tiempo que la idea de una Justine MEKAPTIO y Antoine Bouba KIDAKOU Ziglôbitha 341 Otredad negativa sobre el viejo continente. Exotismo, admiración y sorpresa se dan cita para configurar un modelo de contraste, de referencia a contrario, útil para criticar los propios defectos, o un arquetipo preexistente. En esta visión ideal de Reverte, predomina la tendencia inconscientede no atribuir estos microespacios al África negra; quiere precisamente, por medio de esta metáfora del “África blanca”, constituir la antítesis de los prejuicios corrientes sobre el mundo negroafricano y desvelar las bases sobre las que se construye su identidad y con ella la de su comunidad política, económica, social y cultural. En definitiva, la evocación de la memoria colonial resulta ser un discurso apologético de la cultura occidental, sabiamente elaborado para presentarla como modelo referencial que los pueblos primitivos deben adoptar. Es pues evidente quedesde esta visión eurocéntrica, la representación de lo negrosea profundamente influenciada por el imaginario colectivo occidental construido durante siglos y que pone a los negroafricanos en posición de inferioridad. 2. La distopía como forma de representación de lo negro En la trilogía africana de Javier Reverte, África está representada a través de un macroespacio y microespacios que conforman la configuración del continente negro. Se nota, por lo general, una presentación distópica tanto de este espacio como de la gente que lo habita,entendida ésta como “la descripción de lo feo y lo indeseable” (Bouba Kidakou, 2015, p.381).Observamos, desde esta perspectiva, la propensión del escritor a la descripcióndespreciativa y esperpéntica de las realidades negroafricanasen las que se involucran el espacio y la gente. 2.1. África como espacio infernal Partiendo de nuestro corpus, África como macroespacio designa a los países por los que ha viajado Javier Reverte, a saber: Uganda, Tanzania, Kenia, Sudáfrica, Zimbabue, República Democrática del Congo, Ruanda, Zambia, Zanzíbar, Etiopía, Sudán y Egipto. Como es de constatar, se trata en mayoría de países del África negra, abusivamente llamada el “África Subsahariana”. Desde un punto de vista globalizador, África es el principal telón de fondo de la acción y viene descrita en nuestro corpus tras la variante de la visión cenital que, según Victoria BéguelinArgimón (2011, pp.321-322), “se consigue anclando la descripción en un punto geográfico que se presenta como un centro y a partir del cual se describen –o se mencionan- las tierras circundantes”. Constatamos entonces que Reverte ofrece a través de sus obras una percepción del espacio africano bajo el prisma del eurocentrismo. Esto justifica con nitidez la presencia de referencias que tienden a evidenciar la posición periférica del viejo continente frecuentemente identificado como: “el remoto sur del planeta” (2010b, p.326), “el Las representaciones de lo negro en la trilogía africana de Javier Reverte: entre utopía y distopía RA2LC n°04 Juin 2022 pp.333-348 342 remoto sur del Mundo” (2010b, p.37), “ese culo del Mundo” (2010a, p.260), “el tercer mundo del Tercer Mundo” (2010a, p.428), “ese infierno” (2012, p.99), “el continente oscuro” (2010a, p.21), etc. A partir de las insinuaciones negativas que sugieren estos calificativos, se vislumbra la idea de un espacio remoto, aislado y peligroso. Además, todos los elementos que lo configuran van siempre estigmatizados: los ríos de la perversión, las fieras salvajes y feroces, los parques salvajes, insólitos, duros e intocados, que cobran la apariencia de un planeta deshabitado, las montañas de color de ceniza, los desiertos sin vida, los caminos ignorados y remotos cercados por el infierno de las ollas calcinadas, los territorios de miseria, una tierra mezquina, inhóspita cubierta de árboles rendidos y agonizantes, el sol demoledor, etc. Son tantas ocurrencias que construyen la visión distópica del África negra como infierno. Los microespacios constituyen el cuadro de vida de la población negra. Tanto los barrios, mercados, pueblos, calles, ciudades como las viviendas de negros que integran esta categoría llevan características por lo general negativas o peyorativas. Las grandes aglomeraciones Desde las primeras páginas de su primer libro africano, Reverte globaliza y estigmatiza las grandes capitales africanas. Al respecto, escribe: Lo cierto es que visitar Abidján, Nairobi y otras tantas capitales del continente le pueden quitar las ganas de seguir viajando por África. (…) Allí si te olvidas de los agujeros del asfalto, las huellas de las balas en las fachadas, el barro rojo de los días de lluvia, la escasez de pintura en los edificios, el óxido de los tejados de chapa, el descuido de los jardines y el desorden del tráfico, descubrirás que Kampala todavía puede salvarse y convertirse en una de las ciudades más armónicas de África, más bella que la hortera Abidján, que la pretenciosa Libreville, la cursi Yaunde, la caótica Dakar, la arruinada Malabo y la sórdida Nairobi. (Reverte, 2010a, pp.36-37). La imagen así reflejada da forma de un espacio feo, desagradable, indeseable, cuyas extrañas particularidades pueden desentrañarse de las descripciones de unas grandes aglomeraciones que nos han parecido muy reveladoras de la distopía del espacio negro. En efecto, el caos en el tráfico y las obsesivas calificaciones como “la miserable Dar”, “la sórdida Nairobi”, la peligrosa Johannesburgo”, “la fea Harare”, “la triste y patética Kigali”, “la decrépita Kinshasa”, “la caótica Addis” o “la fantasmagórica Jartum” expresan a perfección la ideología del autor. Son estereotipos que tienden a descalificar, marginar o relegar al continente africano a la periferia y por tanto fuera de la Justine MEKAPTIO y Antoine Bouba KIDAKOU Ziglôbitha 343 civilización. Esta postura conviene bien al escritor que ostenta muy a menudo la reflexión de Alberto Moravia según la cual “África es una zambullida en la prehistoria” (Reverte, 2010b, p.317). Pues el África pintada por Reverte confirma esta imagen mucho mejor que ningún otro lugar en el mundo. Por otra parte, el discurso de Reverte sobre África y más precisamente sobre Johannesburgo, es muy sugestivo del estigma de Cam : África tiene en Johannesburgo la más arisca de sus ciudades. Es una ciudad arrebatada a los blancos por el orgullo de los negros. (…) Es una ciudad tan caótica como fea. (…) Johannesburgo cuenta con el índice de delincuencia más alto del mundo. (…) Las calles de J’oburgson una marea negra. Y están los townships, claro,suburbios como Sharpville y Soweto donde nació la resistencia negra contra la opresión blanca (Reverte, 2010b, pp.118-119). El color negro aparece entonces como el símbolo del mal: caos, fealdad, miseria, robo, delincuencia, inseguridad, ya que los guetos son tan peligrosos que “Si uno va solo a Soweto, es más probable que no salga con vida”, puntualiza el mismo Reverte (2010b, p.119). Recordemos, sin embargo, que como de costumbre, Reverte llama la atención del lector sobre los valores referenciales e ideales de los tiempos pretéritos. Por ejemplo, pese a la decrepitud que desvalora el Dar actual, unos vestigios siguen manteniendo viva la llama de la grande, próspera y bella época colonial: “En Dar, la suciedad cubre la grandeza de su pasado, cuando Dar fue capital de la próspera colonia alemana del este de África” (Reverte, 2010a, p.153). Por otra parte, el escritor prefiere “la linda Bulawayo” que él considera como “una urbe trazada a cordel, de avenidas muy anchas y un diseño arquitectónico donde apenas se ven altos edificios y que mantiene un pulcro aire colonial” (Reverte, 2010b, p.132). Pero como es de esperar, esta Bulawayo es la zona colonial que ofrece una imagen de urbe próspera y feliz. La vivienda negra Un inventario del vocabulario referente a la vivienda de los nativos de los países que visita el autor hace caso de casuchas, barracas, chozas, cabañas, chabolas, chamizos, caseríos, etc. Los nativos viven pues en estas especies de moradas, lejos de toda comodidad y frecuentemente calificadas de “miserables, mugrientas, raquíticas, exiguas, arcaicas, lúgubres... A través de este rosario de calificativos despreciativos, evocador de la precariedad, de lapromiscuidad y de la miseria endémica que padece el viejo continente, aparece una real voluntad del autor de mostrar el África primitiva, inhóspita, sufriente, repugnante, decrépita y dolorida. El mismo Reverte (2012, p.161) se pronuncia a propósito cuando observa que “No es ésta un África hermosa, no es la que vemos en las postales y Las representaciones de lo negro en la trilogía africana de Javier Reverte: entre utopía y distopía RA2LC n°04 Juin 2022 pp.333-348 344 en la mayoría de los documentales sobre naturaleza. Es un África recia, bruta, inclemente y salvaje, inhumana y feroz.” Aparece pues la singularidad de un mundo extraño y diferente, horroroso, peligroso y mortífero, marcado según dice Reverte (2012, p.115) por “…ese aroma a basura, a cuadra y a ceniza, y a muerte que no cesa”. Desde esta perspectiva, el lector descubre un mundo sumido en las profundidades de la barbarie. La profusión de índices negativos permite así aprehender mejor la imagen de una Europa rebosante de prejuicios y estereotipos que conforman cierta memoria especular. La descripción así elaborada está impronta de una forma de reducción que descalifica, excluye. Son imágenes en suma negativas que definen al espacio africano como antinómico al universo occidental, lo que nos permite suscribir a este punto de vista de Greimas (1976, p.131): “Le langage spatial apparaît (…) comme un langage par lequel la société se signifie à elle-même. Pour ce faire, elle opère d’abord par exclusion, en s’opposant spatialement à ce qui n’est pas elle." 2.2. La distopía de los negros En la trilogía africana de Javier Reverte, desfilan un sinnúmero de personajes en cuanto a la población negra se refiere. En la caracterización de estos personajes, predominan los prejuicios y estereotipos derivados del imaginario occidental que ha ido construyéndose desde siglos a través de los relatos y testimonios de exploradores y otros viajeros. Entre los múltiples relacionados con la población negra, los más recurrentes son la pobreza, la barbarie y los vicios. - La extrema pobreza El mundo africano descrito en los libros de Javier Reverte es un universo completamente dominado por una pobreza visceral generalizada y permanente. En efecto, el léxico usado por nuestro autor sale bastante elocuente para categorizar al negro y fijar sus dramáticas condiciones de vida: las hordas de miserables y pordioseros que aparecen por todas partes, gentes miserables, harapientas sombras de miserables vagabundos, viejos entristecidos (2010b, p.65, 109 y 215), mujeres de rostros surcados por mil arrugas y bocas desdentadas (2010a, pp.371-372), niños andrajosos, hambrientos, raquíticos, chicos mocosos, desharrapados y descalzos (2012, p.231) y muchos otros calificativos reduccionistas abundan en la trilogía africana, para traducir la realidad de este mundo sufriente y sin expectativas, azotado por la hambruna, el paro, la prostitución y las enfermedades. A la vista de este cuadro indigno y patético, urge reconocer con Abu que “Nuestro infierno está en la tierra, ¿no ve cómo vivimos?” (Reverte, 2010a, p.115). En este entorno hostil, el único medio de salvación queda la marcha hacia un Eldorado improbable como lo sugiere el siguiente diálogo entre el autor y Rubén: Justine MEKAPTIO y Antoine Bouba KIDAKOU Ziglôbitha 345 - África es un fastidio para los africanos, señor Martin. ¿No sabrá de algún trabajo en Europa? Me irá con gusto. - Si fuese rico, le contrataría como mi chófer, Rubén. - Pues intente hacerse rico pronto, mister Martin. Con que me envíe un telegrama y el billete de avión, me planto en su país en dos días. - ¿No le gusta África? - La verdad, creo que a muy pocos africanos nos gusta África. Para ustedes está bien; para nosotros es una penitencia (Reverte, 2010b, pp.242-243). - La barbarie La barbarie es una temática muy usual en la presentación del africano. Javier Reverte procede pues a una descripción esperpéntica de unos personajes, especialmente los monarcas, jefes locales y otros dirigentes muy a menudo sanguinarios. En efecto, las referencias a esta categoría de personajes contribuyen a reforzar la imagen del negro como adicto a la violencia, crueldad y tiranía. Bajo el poder de los kabakapor ejemplo, Las ejecuciones se aplicaban con cierta lentitud: primero se le cortaban los miembros al condenado y se iban tostando uno a uno en el fuego, con poca llama, para seguir luego con el cuerpo y la cabeza. (…) Otros delitos menores eran penados con la amputación de las orejas, o los labios, o las narices, y cuando el delito de robo suponía una gran cuantía, al condenado se le cortaban todas las protuberancias del rostro, salvo los ojos (Reverte, 2010a, p.48) Por otra parte, Reverte (2012, p.221) recuerda que “los soldados de Tewodros mutilaban, decapitaban o degollaban a sus víctimas.” Mientras tanto, Idi Amín cortaba las cabezas de todos sus enemigos (2010a, p.138) y “echaba a sus adversarios negros a los cocodrilos” (2010a, p.143)… Son actos implacables, inhumanos y modos de tormentos espantosos pero muy recurrentes en los relatos de Reverte. Son también muy profusas las referencias a masacres, carnicerías, mutilaciones, amputaciones y tantas formas de muertes horrendas con que se ejecutan. Lo que nos sume en un mundo primario, animal, habitado por monstruos y salvajes que incluso se matan y se comen entre ellos. Esto es otra forma de barbarie, el canibalismo muy reconocido entre los zimba: “siempre que conquistaban una ciudad permanecían allí todo el tiempo que duraban sus alimentos, esto es: los prisioneros” (Reverte, 2010a, p.261). Las representaciones de lo negro en la trilogía africana de Javier Reverte: entre utopía y distopía RA2LC n°04 Juin 2022 pp.333-348 346 - Los vicios Entendidos como la inclinación de una persona a realizar actos contrarios a la moral establecida, los vicios están muy presentes en la caracterización de los africanos. Entre los que salpican la obra revertiana, el que más retiene la atención es lo referente a la sexualidad en la que el libertinaje y la perversión ocupan un sitio muy importante. En efecto, Miguel Ángel De Bunes Ibarra (1989, p.235) puntualizaba el hedonismo y el instinto bestial de los africanos afirmando que “Todo lo que practican los habitantes del otro lado del mar es sensual y carnal.” El libertinaje sexual se lee, entonces, en la presencia recurrente de los harenes, concubinas, y prostíbulos en los libros de Reverte. Como ilustraciones, Abdullah llenó su harén de hermosas mujeres, hasta alcanzar el número de cuatrocientas, “Tewodros había formado en su corte un harén con decenas de concubinas” (Reverte, 2012, p.221), los Kabakade Buganda, “que no tenían esposa, disponían de un importante harén, por lo general renovable, en el que las mujeres se contaban por centenares (…) A Mwanga II se le calculaban seiscientas concubinas en su serrallo” (Reverte, 2010a, p.44). Por una parte, Reverte (2012, pp.310-311) destaca la fama de insaciabilidad carnal de aquellos monarcas, incansables en el sexo y dedicados al disfrute total de su harén. Por otra, traspasa la lujuria que los caracteriza para llamar la atención del lector sobre el lado pervertido de El Mahdi cuyo “harén se llenó de niñas y niños, por lo general con no más de diez años de edad” (Reverte, 2012, p.329). Como muestra de la perversión de los africanos, Reverte desvela implícitamente aquí la homosexualidad y la pedofilia. De la abundancia de informaciones y noticias sobre estos vicios, se llega a la creación de los arquetipos, por lo que De Bunes Ibarra (1989, p.27), relaciona estos vicios con el determinismo geográfico según el cual “La calidad de la tierra confiere a los hombres sus cualidades.” Así que, viviendo fuera de la civilización o en el primitivismo, el africano se embrutece y se acerca más a la condición animal. Conclusiones La trilogíaafricana de Javier Reverte es una fiel reescritura de la historia de las zonas recorridas por el autor. Es un verdadero documento de consulta sobre los movimientos de exploración, colonización y descolonización del África Negra. Reverte mezcla esas profusas evocaciones del pasado con sus propias experiencias de viaje en las que presenta las realidades socioeconómicas, políticas y culturales actuales del continente. Con la hábil combinación de narraciones de eventos pasados, descripciones de realidades rocambolescas averiguables en un cuadro espaciotemporal empírico, El sueño de África, Vagabundo en África y Los caminos perdidos de África cumplen los requisitos de la literatura de viajes. Justine MEKAPTIO y Antoine Bouba KIDAKOU Ziglôbitha 347 Pero el análisis que hemos llevado al cabo se fundamenta en la ideología que se destaca de los relatos de Javier Reverte. En su representación del mundo negroafricano, el escritor superpone dos perspectivas. Construye, por una parte, un discurso apologético en el que convoca, con nostalgia, la memoria colonial para ensalzar la civilización occidental. Se presenta así esta cultura como el modelo referencial recomendable para los pueblos atrasados. Por otra, el retrato esperpéntico de los negros y la descripción despreciativa de su entorno configuran la representación de un mundo extraño, indeseable y por tanto llamado a desaparecer. Se confirman entonces las hipótesis iniciales y resulta evidente que los relatos de viajes de Javier Reverte revelan una ideología dominante en la que, según dice Brenner(2011, p.17), el viajero «onlyseeswhat he can see and onlythroughhisown culture. Individualproblems, needs, prejudicies and stereotypes have more influence thanauthentic perception of the unknown.» Referencias bibliográficas BÉGUELIN-ARGIMÓN Victoria. 2011. La geografía en los relatos de viajes castellanos del ocaso de la Edad Media: análisis del discurso y léxico, Sociedad Suiza de Estudios Hispánicos, Lausane. BOUBA KIDAKOU Antoine. 2015. «Utopía y distopía en los relatos de viajes de Javier Reverte. El caso de La canción de Mbama», Miscelánea Comillas, 143, pp. 383-401. 2016. «Viaje y palimpsesto en El sueño de África de Javier Reverte», Analecta Malacitana, 41. BUNES IBARRA Miguel Ángel de. 1989. La imagen de los musulmanes y del norte de África en la España de los siglos XVI y XVII: los caracteres de una hostilidad, CSIC, Madrid. BRENNER Peter J. 2011. “Does Travelling Matter? The impact of TravelLiterature on Europe culture”, en Musser, Ricarda (ed.). El viaje y la percepción del otro: viajeros por la Península Ibérica y sus descripciones (siglos XVIII y XIX). Vervuert, Iberoamericana, pp. 11-24. CARRIZO RUEDA Sofía (ed). 2008. “El viaje y sus discursos”, monográfico de Letras, 57-58. 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