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ABORTO (2016_08_30 22_34_54 UTC)

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Aborto 
 
Elementos para una decisión 
 
 
 
 
 
Guido E. H. Cole 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
ABORTO 
 
 
 
El aborto es parte integral de la evolución en la naturaleza y de la historia humana. Esto 
no es argumento a favor o en contra, sino un hecho innegable. No hay proceso natural en 
donde algunas semillas, retoños o crías no mueran antes de madurar. No hay pueblo ni 
época en donde el aborto no fuera practicado, legal o ilegalmente. El aborto está tan 
ligado a nuestra existencia que Simone de Beauvoir en El segundo sexo (1948) declara: 
“El aborto es un fenómeno tan extendido que debe considerarse como uno de los riesgos 
inherentes a la condición femenina.” 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
CONCEPTO 
 
 
El aborto se puede conceptuar como la expulsión o extracción de un feto con todas o 
partes de sus membranas antes de que el periodo de gestación cumpla 28 semanas. Si el 
aborto ovular, embrionario si ocurre antes del tercer mes y fetal si sucede entre el tercero 
séptimo mes. 
 Algunos autores restringen el aborto al momento de la “viabilidad” del feto, la 
posibilidad de vivir fuera del útero, lo cual ocurre alrededor de las 20 semanas de 
gestación, aunque este periodo, gracias a los adelantos científicos, se ha ido acortando 
cada vez más. El concepto de viabilidad es muy relativo y discutible desde varios 
ángulos. Aún así, ha servido en varias legislaciones como criterio para distinguir entre el 
aborto e infanticidio. 
 Entre 10 y 25% de los embarazos terminan en un aborto espontáneo, lo que se 
debe a alteraciones en los cromosomas, infecciones, factores físicos o químicos, o 
suficiencia del cuello o la desnutrición. 
 Pero si resulta de maniobras practicadas deliberadamente con el objeto de 
interrumpir el embarazo se le llama: aborto provocado. 
 En todas estas circunstancias el aborto puede ser completo o incompleto. En el 
caso de ser incompleto son expulsadas solamente parte de las membranas o parte de la 
placenta, lo cual presenta un peligro mayor para la mujer, ya que puede dar lugar a 
infecciones, posiblemente fatales. Es por esta razón que todo aborto, sea practicado o 
espontáneo, debe ser realizado bajo condiciones higiénicas rigurosas y supervisado por 
personal debidamente capacitado. 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
FISIOLOGÍA 
 
 
 
TÉCNICAS MÉDICAS 
 
El presente capítulo se basa principalmente en las aportaciones de Alan F. Guttmacher, 
M. D. e Irwin H. Kaiser, M. D. en Abortion, Medicine and the Law. 
 Actualmente, gracias a los adelantos científicos, se dispone de varias técnicas 
seguras e inofensivas que permiten al médico intervenir con un mínimo de tiempo y de 
incomodad para la mujer. 
 Estos métodos, efectuados bajo las condiciones higiénicas adecuadas y por 
personas debidamente capacitadas, son los únicos recomendables para las personas que 
tienen que recurrir al aborto, cualquier otro método las expone a consecuencias 
posiblemente fatales. 
 
 
Aspiración en el primer trimestre 
 
 Esta técnicas puede ser utilizada en paciente ambulante bajo anestesia local. 
Ocasionalmente con una dosis ligera de tranquilizantes y analgésicos. En los primeros 
días el embarazo los cambios hormonales son todavía insuficientes para suavizar al 
cérvix (especialmente en nulípara), en tal caso es recomendable esperar hasta la séptima 
semana. Eventualmente el médico utilizará laminaria (algas marinas que se extienden 
notablemente en un ambiente húmedo) u otro material sintético para dilatar al cérvix. Se 
introduce una cánula de succión de plástico transparente, entre 6 y11 milímetros de ancho 
(dependiendo del avance del embarazo), despuntada y con una o dos aperturas al final. La 
cánula esta conectada a una bomba de vacío, que aspira el contenido del útero. Por la 
transparencia de la cánula es posible observar si el aborto es completo. Es necesario 
inspeccionar los tejidos para asegurarse que no había un embarazo ectópico y que incluya 
la placenta. El procedimiento tarda pocos minutos. 
 El uso profiláctico de antibióticos parece disminuir la incidencia de infección. El 
cuidado postoperatorio no es diferente del cuidado que se daría durante cualquier periodo 
menstrual. No existen indicaciones de que esta técnica tengan algún efecto sobre la 
capacidad reproductiva, a corto o largo plazo, de la persona. 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
Dilatación y evacuación en el segundo trimestre 
 
 Otro método que se practica en las fases más avanzadas del embarazo, es el 
legrado. Éste consiste en la dilatación del canal cervical, la succión inicial del líquido 
amniótico hasta que empiezan algunas contracciones del útero. Cuando empiezan a 
desprenderse partes de la placenta y del cordón umbilical se continua la extracción del 
producto desmembrado con pinzas especiales (fórceps), seguido por un raspado del 
endometrio con una curreta metálica. La identificación de cada una de las partes del feto 
es absolutamente necesario para asegurarse que no quedan remanentes en el útero. 
 La dilatación y evacuación puede efectuarse con una sedación sistemática ligera, 
utilizando analgésicos, tranquilizantes y un bloqueo paracervical. El procedimiento puede 
hacerse también bajo anestesia general. 
 La seguridad de este procedimiento depende en gran medida de la determinación 
exacta del tamaño del feto. En la onceava semana el feto mide entre 20 y 26 mm, en la 
quinceava hasta 37 mm y llega en la veintésima semana a 50 mm. El error más común en 
este caso es proceder al aborto sin una dilatación suficiente del cérvix. La prescripción de 
antibióticos profilácticos es indicada. Los cuidados postoperatorios son esencialmente los 
mismos que para un aborto de primer trimestre. 
 De cada cien mil abortos realizados con este método, la mortalidad es 
aproximadamente de 7.7. Es bastante más importante que la mortalidad en los 
procedimientos del primer trimestre, pero significativamente menos que en otros métodos 
para aborto en el segundo trimestre. 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
Inducción de trabajo de parto 
en el segundo trimestre 
 
 
 El aborto en el segundo trimestre puede hacerse con la inyección en la bolsa 
amniótica de materiales (solución salina) que estimulan contracciones e inducen un 
trabajo de parto prematuro. El mismo efecto puede ser logrado con la inyección de 
materiales corrosivos que maten al feto y a la placenta. Con la muerte del producto, más o 
menos después de media hora, el trabajo de parto empieza a las 12 o 36 horas 
subsecuentes. El tiempo disminuye con la administración de oxitocina y la dilatación 
preliminar del cérvix. 
 En este caso, las complicaciones surgen de la inyección errónea de la solución 
salina en el sistema sanguíneo de la paciente. Por esta razón se han utilizado, con éxito 
variable, otras inyecciones como prostaglandinas o etacridina (Rivanol). Esta última ha 
tenido efectos muy satisfactorios en China. Otra complicación común es la retención de 
la placenta, en este caso se necesita una intervención quirúrgica parecida a la descrita en 
el apartado que se refiere a la dilatación y evacuación en el segundo trimestre. El 
procedimiento ha resultado, en algunos casos, en lesiones al cérvix y la probabilidad 
subsecuente de abortos espontáneos. 
 Por su naturaleza, las posibles consecuencias y la incomodidad del paciente, el 
aborto con esta técnica requiere de hospitalización de por lo menos 48 horas. 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
RU486 Hormona Antiseroide 
 
 El RU486 (píldora abortiva), del laboratorio francés Roussel Uclaf, actúa en 
oposición a dos tipos de hormonas: la progesteronanecesaria para la iniciación y 
continuación del embarazo, y los glucocorticosteroides que intervienen en los procesos 
metabólicos, tensión, lesiones inflamadas y procesos inmunológicos. El RU486 
distorsiona el balance normal que existe entre la progesterona y la prostaglandina en el 
embarazo e impide o interrumpe la implantación del embrión. 
 El éxito de una dosis simple de 600 MG de RU486 sólo es de 80% en embarazos 
de menos de 42 días de amenorrea, pero su éxito disminuye significativamente con el 
tiempo. Sin embargo, el RU486, junto con una dosis pequeña de prostaglandinas 
administrada de 36 a 48 horas después aumenta la eficiencia a 95% para 49 días de 
amenorrea. Cuatro por ciento de las fallas surgen de los abortos incompletos, donde 
entonces la intervención instrumental queda indicada. En 1% de los casos no hay efectos, 
probablemente, por orígenes genéticos. Como es de esperar, el ciclo ovula torio se 
restablece después del aborto; no hay efectos de largo plazo ni alguna incidencia en la 
capacidad reproductiva de la mujer. 
 El efecto del UR486 es comparable a la aspiración pero sin las complicaciones o 
técnicas de anestesia. Por ende, el RU486 es indicado para embarazos de menos de seis 
semanas donde, como ya se indicó, la aspiración es menos efectiva. 
 
Técnicas empíricas 
 
 Anteriormente se practicaban otros métodos distintos además de los que hoy se 
conocen para la ejecución de abortos. Éstos ocasionaron y siguen ocasionando muchas 
víctimas. Aunando a ello en varios países, entre ellos México, la amenaza de la posible 
estigmatización por la sociedad y de la penalización legal inhiben la utilización de las 
técnicas médicamente seguras y han expulsado la práctica del aborto del sector salud, a 
donde pertenece, hacia los cuartos obscuros de los chamanes y comadronas, donde reinan 
la insalubridad y la muerte en la más absoluta clandestinidad. 
 Los pociones o tés, los fármacos orales o las hormonas no prestan ninguna 
seguridad de éxito, mientras que las prácticas como los auto maniobras o la introducción 
de instrumentos punzantes (ganchos, agujas de tejer, etc.), de tallos de laminaria o 
cáusticos vaginales e incluso de las sondas intrauterinas conllevan serios peligros de 
infección que pueden resultar en una perforación del útero, la esterilidad permanente y, 
frecuentemente, del útero, la esterilidad permanente y, frecuentemente, en la muerte. No 
se puede dejar de insistir que todo aborto, espontáneo o provocado, requiere de la 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
intervención del personal médico especializado para asegurar el bienestar posterior de la 
mujer. 
 
 
DEMOGRAFIA DEL ABORTO 
 
El aborto en el mundo 
 
Existen diferentes métodos para contabilizar el número de abortos: algunos autores 
calculan el número de abortos por cada mil mujeres entre 15 y 44 años de edad 
(abotionrate); otros indican solamente el número total de los abortos ocurridos en un 
periodo determinado; la medida más utilizada es comparar el número de abortos con el 
número de nacidos vivos (abortionratio). En la tabla 1 se utiliza esta última medida para 
clasificar en cuatro grupos a algunos países para los cuales existen cifras oficiales. 
 
Tabla 1: Abortos registrados por mil nacidos vivos (1992) 
 
0-250 251-500 501-750 751+ 
Azerbaijan 
Belice 
Bermudas 
Canadá 
Chile 
Finlandia 
Francia 
Alemania 
Grecia 
Hong Kong 
Islandia 
India 
Israel 
Holanda 
Nueva Zelanda 
Polonia 
Túnez 
Reino Unido 
 
Armenia 
China 
Dinamarca 
Italia 
Japón 
Martinica 
Noruega 
Islas Reunión 
Singapur 
Suecia 
Tadjikistán 
Estados Unidos 
Uzbekistan 
Checoslovaquia 
Georgia 
Groenlandia 
Hungría 
Kirguizistán 
Yugoslavia 
México (?) 
Bielorrusia (1635) 
Bulgaria (1176) 
Cuba (827) 
Estonia (1170) 
Kazakhstan (940) 
Latvia (1258) 
Lituania (898) 
Moldovia (1105) 
Rumania (3152) 
Rusia (1963) 
Ucrania (1532) 
 
 Fuente: Enciclopedia Británica, Book of the Year, 1993. 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 En los países donde el aborto esta despenalizado, la gran mayoría de los abortos 
se llevan a cabo antes de la octava semana de embarazo y 90% antes de la doceava 
semana. 
 El aborto es más frecuente entre adolescentes y mujeres mayores de 40 años. 
 
 
El aborto en México 
 Hay que considerar la situación socioeconómica y política del aborto en México. 
Debido a la clandestinidad no existen estadísticas confiables, representativas del país; 
toda información es extremadamente parcial y está sujeta a distorsiones por el organismo 
que la facilita. Generalizar estas cifras se corre el riesgo de subestimar la realidad u 
ocultar las diferencias significativas que existen entre el medio rural y urbano; sin 
embargo, son suficientes para rectificar algunas concepciones erróneas y llamar la 
atención sobre un problema que va más allá de las preocupaciones del individuo. 
 M. Martínez Roaro (1982) acepta, en lo que refiere al número de abortos 
ocurridos en México en 1980, según las declaraciones del entonces Secretario de 
Salubridad y Asistencia, Dr. Mario Calles, que ochocientas mil mujeres fueron atendidas 
con secuelas de aborto en las instituciones de Salud Pública (p.297). M. Acosta (1976) 
cita cifras que varían entre cuatrocientos mil y setecientos mil (p.16). Mumford y Kessel 
colocan a México en el grupo de 200 a 500 abortos por cada 1000 nacidos vivos. 
 Ahora bien, habría que considerar a las personas que no necesitaron atención 
médica o que fueron atendidas en instituciones privadas; siguiendo un criterio 
conservador, se puede pensar que estas últimas suman una cifra igual a la declarada por el 
Dr. Calles, o sea, otras ochocientas mil, lo que da un total de un millón seiscientos mil 
abortos en 1980. 
 En 1980 México tenía una población de sesenta y siete millones con una tasa 
bruta de natalidad de 34.4 por cada 1000, o sea dos millones trescientos mil de nacidos 
vivos, de los cual se deriva una tasa de aborto de 694 por cada 1000 nacidos vivos. En 
1992 la tasa bruta de natalidad en México alcanzó 29 por cada 1000 habitantes (con una 
población de 90 millones), o sea aproximadamente dos millones seiscientos diez mil 
nacidos vivos. Si la tasa de aborto siguió al mismo nivel (lo cual, dada la evolución 
económica, es de esperar), podemos estimar que el número de abortos en 1992 en México 
se situó en aproximadamente un millón ochocientos once mil. Esta cifra puede ser más 
baja, debido al uso frecuente de anticonceptivos. Sin embargo, cualquier cifra de aborto 
es de por sí, demasiado alta. 
 A través de los pocos datos existentes se puede hacer un perfil de la mujer 
mexicana que más comúnmente recurre al aborto (según datos de M. Acosta de 1968, 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
confirmados por datos de L. Aguilar García de 1969): casadas o que viven en unión libre: 
65%, madres de más de tres hijos: 70%, de bajo nivel educativo: 68%, de ingresos 
insuficientes o precarios: 76%, y amas de casa: 49%. Estos pocos datos son suficientes 
para desmitificar la creencia generalizada deque el aborto es un problema de clase media 
que puede pagar el precio de la clandestinidad y se convierte de un problema individual o 
limitado a una sola clase en un problema social que exige la atención de las autoridades. 
 
 
Consecuencias 
 
Fisiológicas 
 
En México, 34% de las mujeres que se ven en la necesidad de abortar recurren al servicio 
de un médico, mientras que 22.8% de los abortos son perpetrados por la introducción 
intrauterina de cuerpos extraños y 14.4% por la ingestión de infusiones diversas. (M. 
Acosta, 1976: 19). Estos datos explican la alta incidencia de mortalidad que ocurre entre 
las mujeres que se presentan con secuelas de aborto en las instituciones de salud pública. 
De las ochocientas mil mencionadas por el Dr. Calles, 10% o sea ochenta mil no 
sobreviven a las consecuencias de las condiciones antihigiénicasimpuestas por la 
legalidad, lo cual nos remite una vez más a un problema de moral pública. 
 Por otro lado, como se nota en la tabla 2, si bien el aborto es la causa principal de 
la muerte materna en la mayoría de los casos en América Latina, las demás causas toman 
en su totalidad un significado mucho más importante. 
 
Tabla 2: Defunciones maternas por tipo de causas. 
 Defunciones maternas por tipo de causas 
 
 
100% 
 
80% 
 
60% 
 
40% 
 
20% 
 
0% 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 Fuente: OPS, Las Condiciones de Salud en las Américas . Salud de la Mujer, Edición de 1990, 
vol. I cuadro 5. 
 
 Además, la posibilidad de un aborto bajo condiciones médicas modernas, en 
países donde el aborto bajo condiciones médicas modernas, en países para los cuales 
existen cifras exactas se notan entre cero y dos casos de mortalidad, con un promedio de 
0.6 por cada 100000 abortos legales; la mortalidad se incrementa significativamente en 
los abortos en periodos más avanzados. 
 En 1973, en Estados Unidos el riesgo era de3.4 muertes por cada 100 000 casos. 
Estas cifras ilustran el enorme impacto que la despenalización del aborto ha tenido en la 
vida de las mujeres. De un millón seiscientos mil abortos legales que se practican 
anualmente en Estados Unidos, solamente seis resultan en la muerte de la madre; de un 
millón ochocientos mil abortos en México, donde el aborto es penalizado, por lo menos 
cien mil resultan letales. 
 Lo anterior permite afirmar que es más peligroso, a nivel salud física, para la 
madre tener un parto que tener un aborto bajo condiciones adecuadas. 
 
 
Psicológicas 
 
 El objetivo de este apartado es presentar elementos para un marco teórico que 
permita identificar, entender y valuar los factores sociales que intervienen en la severidad 
y manejo del “trauma postaborto”. 
 
 
Antecedentes 
 
 En 1988, en una reunión con personas del movimiento Pro-vida, el presidente 
Reagan opuesto a la despenalización del aborto encargó a su Secretario de Salud Pública, 
el cirujano general Everett Koop, un estudio exhaustivo de la literatura existente sobre 
efectos de salud del aborto provocado. 
 La respuesta de E. Koop se encentra en una carta transmitida al Presidente el 9 de 
enero de 1989 intitulada: “The U. S. Surgeon General’s Report on the Health Effects of 
Abortion”. 
 Después de algunos puntos explicativos sobre las diversas posiciones ideológicas 
y la objetividad de su propia revisión el Sr. Koop afirma: 
 Es mi conclusión de la revisión de este asunto, que, en este momento, la evidencia 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
científica disponible sobre las consecuencias psicológicas del aborto, 
sencillamente no pueden apoyar las creencias preconcebidas ni de los de pro-
vida, ni de los de pro- elección. 
 
 Tal conclusión se basa en las fallas de las propias investigaciones; escribe Koop: 
“Se reportaron 250 estudios en la literatura científica …, se encontró que todos contenían 
errores metodológicos”. 
 Y después de una serie de consideraciones que casi parecen excusas por no haber 
encontrado resultados que apoyaran la posición del Presidente, repite: “Desde mi punto 
de vista … los datos no soportan la premisa de que el aborto causara o no causara o 
contribuyera a problemas psicológicos”. 
 En la misma época J. L. Rogers, G. Stoms y J. L. Phifer publican en 1989 en 
Health Care for Women International un artículo en el cual revisan 280 artículos, 
publicados entre enero 1966 y abril 1988, dedicados específicamente a las consecuencias 
psicológicas del aborto y sólo 76 estos artículos reportaron datos Empíricos originales. 
Además, incluyeron 21 artículos publicados en la misma época que también presentaron 
una revisión de la literatura. Se excluyeron artículos motivados solamente por 
consideraciones teóricas, filosóficas o morales. Asimismo, se excluyeron artículos 
basados en casos de la práctica clínica psiquiátrica. 
 Metodológicamente encontraron los siguientes problemas: contradicciones entre 
tablas y el texto, inconsistencia en el periodo de seguimiento, información incompleta, 
datos indirectos, fallas en la validez o confiabilidad de los instrumentos, fallas en la 
confiabilidad de calificación de los test, prejuicio del entrevistador, datos que no 
permitían conclusiones, mortalidad de la muestra, abortos múltiples, falta de datos 
demográficos, ausencia de datos comparativos, personas con historia psiquiátrica o con 
abortos por razones psiquiátricas, distorsiones de memoria, entrevistas en la sala de 
recuperación, muestra inadecuada, fallas de selección, aborto en conjunto con 
esterilización y criterio poco claros. 
 Los estudios analizados reportaron un total de 121 770 abortos. Dieciocho 
estudios no reportaron resultado alguno. De los demás, 56 investigadores reportaron 
consecuencias negativas en 1 294 mujeres o sea 1.06% del total, mientras que 27 estudios 
reportaron resultados positivos/neutros en 2 604 mujeres, o sea 2.14% de la muestra. Doy 
estas cifras para satisfacer mi propia curiosidad, pero estoy consciente que debido a las 
fallas metodológicas y a la diversidad de reacciones investigadas estas cifras son igual de 
inválidas y poco significativas. 
 Los autores concluyen: “Los resultados y perfiles metodológicos varían 
sustancialmente de un artículo a otro. Tanto los que están a favor, como los que están en 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
contra del aborto puede comprobar sus puntos de vista refiriéndose cuidadosamente sólo 
a estos artículos que apoyen su agenda política”. 
 Finalmente, indican que se necesitan estudios de gran escala en poblaciones con 
características demográficas variadas y debido al hecho de que no se puede tomar una 
población al azar, recomiendan estudios prospectivos y longitudinales con múltiples 
grupos de comparación. 
 
Desarrollo de un marco teórico 
 
 En años posteriores, la investigación sobre las consecuencias psicológicas del 
aborto se desarrolló en varias direcciones: se pone mayor énfasis en la autoestima y otras 
características de la personalidad, el apoyo social, y en los mecanismos y recursos para 
afrontar situaciones tensas (stress). Investigadores que se destacan en estas áreas son: 
Brenda Major, Pallas Mueller, Nancy Russo y sus colaboradores y Richard Lazarus. 
 La tensión (stress) ocurre cuando una persona evalúa una situación como una 
amenaza a su bienestar o como que está llegando a los límites o excediendo sus 
capacidades para afrontar, cambiar o mitigar las exigencias situacionales. El aborto 
provocado es considerado una fuente de tensión. 
 La capacidad de afrontar (coping) la tensión se operacionaliza a través de la 
medición de quejas físicas, el estado emocional (affective mood), anticipación de 
consecuencias negativas futuras y depresión (medida por el inventario de Beck). 
 Se pueden distinguir cuatro grupos de elementos interrelacionados analíticamente 
que intervienen para atenuar la tensión: características personales, los elementos de la 
decisión, el apoyo social y otros recursos. 
 
Características de la personalidad 
 
 La Construcción Social del Self 
 La teoría del self (o sí-mismo) varía de manera importante según la disciplina en 
la cual se trate y reclame su origen. Desde mi punto de vista, como sociológico y fue 
desarrollado por G. H. Mead y su alumno H. Blumer en los años treinta. Es evidente que 
otras disciplinas pueden presentar interpretaciones diferentes. 
 El self (sí-mismo; auto-; derivados en autoestima, autoconciencia, auto eficiencia, 
etc.) surge en la interacción con el entorno social como objeto de nuestra propia 
observación; es la imagen de nosotros mismos que los demás proyectan y nosotros 
introyectamos. 
 Tres dimensiones intervienen en la formación del concepto del self. 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 1.-el self exterior se forma en la estructura social, en los roles y en la interacción 
con los otros; refleja las evaluaciones de los demás sobre nuestra actuación en los roles 
sociales. 
 2.- el self interior se origina en las estructuras de poder que determinan el 
contexto de nuestra actuación en las estructuras sociales y sus procesos de aprendizaje 
que determinan el significado de la misma, y en las estructuras ideológicas que 
determinan los esquemas de atribución de responsabilidad. Esto tres elementos 
conforman la percepción del sí-mismo y de su eficiencia como agente causal y actor en 
situaciones específicas. 
 3.- El self moral representa la interacción entre el self exterior e interior. 
 
La autoestima 
 El juego de estas dimensiones permite una evaluación “objetiva” (como objeto) 
de nosotros mismos; esta evaluación es conocida como autoestima y surge 
principalmente del self exterior. La aportación primordial de la sociedad para la 
formación de la autoestima, por su origen en el self, es innegable. 
 La autoestima ha sido conceptualizada como una auto evaluación global bastante 
estable a través del tiempo y de las circunstancias. Se ha encontrado que altos niveles de 
autoestima constituyen un factor importante en la resistencia a la tensión. Por ende, altos 
niveles de autoestima previos al embarazo podrían atemperar los efectos negativos de un 
embarazo no deseado y de un eventual aborto. 
 
La auto eficiencia 
 La auto eficiencia, que se origina en parte también en el self exterior, se refiere a 
la autoevaluación de la capacidad de ejecutar efectivamente las acciones necesarias frente 
a una situación específica (tensa). 
 Las expectativas referentes a la capacidad de afrontar los efectos emocionales del 
aborto son determinantes e importantes en los ajustes postaborto. Lo anterior fue 
demostrado por Major en un estudio de 247 mujeres en 1985 y otro estudio de 283 
mujeres en 1989. Mujeres con expectativas bajas reportaron mayores quejas físicas, peor 
estado emocional, anticiparon consecuencias negativas más severas y demostraron 
mayores niveles de depresión. 
 Bajas las expectativas de poder afrontar la tensión con afirmaciones infundidas, 
como que el aborto puede tener efectos psicológicos severos a largo plazo, puede a su vez 
afectar su capacidad real para afrontar la experiencia del aborto, por la formación de un 
tipo de círculo vicioso. 
 Es evidente que expectativas negativas (socialmente creadas), lo que se llama 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
retroalimentación negativa, tienen efectos negativos sobre el proceso de ajuste. 
 
La autoculpa 
 La diferencia entre “auto culpa comportamental” y “auto culpa de carácter” es que 
la primera involucra aspectos inestables, específicos y, por ende, controlables o 
modificables del self, la segunda se refiere a aspectos estables y globales y por ende 
incontrolables. La atribución de la culpa se forma principalmente en el self interior. 
 La autoculpa está íntimamente relacionada con la autoeficiencia; por personas con 
bajas estimaciones de su eficiencia tienden a atribuir la culpa a factores internos e 
incontrolables y sufren altos niveles de ansiedad y depresión; mientras que personas con 
altos niveles de autoeficiencia evitan atribuciones autodenigrantes. 
 Major, en los mismos estudios, estableció una relación importante entre la 
“autoculpa de carácter” y el proceso de ajuste al aborto; mientras que la otra forma de 
culpa no tenían incidencia. Es decir, personas que se sentían culpables de lo ocurrido, 
pero a la vez agentes de su propia vida, tenían mayor capacidad de afrontar las 
consecuencias. 
 Por otro lado, mujeres que le echaron la culpa del embarazo a otras personas o 
circunstancias fuera de su control (como su carácter innato), tenían mayores quejas 
físicas, peores expectativas y peor ajuste. 
 
Elementos de la decisión 
 Las mujeres que reportan haberse embarazado intencionalmente tuvieron niveles 
altos de depresión que las que tenían un embarazo no deseado. 
 Mujeres que habían encontrado un alto significado en su embarazo, pero que se 
vieron obligadas posteriormente por las circunstancias a abortar, tenían más dificultades 
de afrontar consecuencias del aborto. Sin embargo, estos efectos parecían ser de corta 
duración. 
 
 
Apoyo social 
 
 En este contexto se entiende por social: pareja, familia, amigos y la sociedad 
general. 
 El apoyo social representa un recurso significativo en dos momentos importantes 
de un evento, primero, cuando se hace la evaluación de la amenaza para establecer si es 
potencialmente peligrosa para el bienestar de la persona y, segundo, en el momento de 
afrontar las consecuencias de su decisión. 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 Dimensiones importantes del apoyo son el tiempo, la cantidad, la fuente, la 
estructura y su función. 
 El estudio de Major en 1990, se dedica a los efectos del apoyo social para la 
capacidad de afrontar las consecuencias del aborto. Según esta investigación existe una 
relación significativa entre la percepción de apoyo y autosuficiencia, la cual a su vez, está 
positivamente relacionada con el proceso de ajuste al aborto. 
 En este sentido, el apoyo social positivo puede ser considerado como un recurso 
importante; sin embargo, el apoyo social negativo, expectativas de apoyo no cumplidas o 
retroalimentación negativa, constituían una fuente adicional de tensión. 
 Mujeres que fueron acompañadas por su pareja para el aborto, tenían mayores 
quejas físicas y más altos niveles de depresión que las que vinieron solas. Estas mujeres 
eran también más jóvenes y tenían las expectativas más bajas, razón, por la cual, tal vez, 
se dejaron acompañar por su pareja en primer lugar. 
 El hecho de comunicar su decisión con anterioridad a la práctica de un aborto a 
personas cercanas, también puede tener efectos sobre la capacidad para afrontar la 
tensión. Mujeres que informaron su decisión y recibieron reacciones negativas tenían 
peores resultados que mujeres que no habían informado a nadie. 
 Major, en otro estudio en 1992, establece también la importancia de las 
expectativas de la pareja en la conformación del apoyo percibido. Hombres con niveles 
bajos de autosuficiencia y dudas sobre la decisión del aborto pueden comunicar sus dudas 
y ansiedad a la pareja. Asimismo, hombres que están preocupados por su propia 
capacidad para afrontar el aborto pueden ser incapaces de brindar apoyo afectivo y 
pueden, finalmente, constituir un problema adicional para la mujer. 
 
 
Otros recursos 
 
 La capacidad para afrontar la tensión se ve también afectada, en una medida 
significativa, por las variables contextuales de la pareja que influyen primordialmente en 
la percepción de apoyo. 
 Empleo, ingreso y educación también constituyen recursos importantes que 
influyen indirectamente a través de la autoestima y auto eficiencia. 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
Estudios recientes 
 
 Desde las revisiones de Koop y Rogers, solamente dos estudios han sido 
presentados que responden de alguna manera a las críticas metodológicas y que, entre 
otras cosas, compara resultados en circunstancias parecidas. 
 De hecho, frente a un embarazo no deseado hay varias alternativas y en igualdad 
de circunstancias se comparan las consecuencias psicológicas, a corto y largo plazo, de la 
existencia o no del embarazo, el aborto, el parto y crianza y, el parto y adopción. 
 Zabin presenta en 1989 un estudio de 360 adolescentes y compara, en un periodo 
de dos años, la evolución psicológica de tres grupos: no había embarazo, aborto y parto. 
Dos años después de la entrevista original del grupo que abortó mostraba un perfil 
psicológico más positivo que cualquiera de los otros dos grupos. 
 No había diferencias en rasgos de ansiedad (trait anxiety) entre los grupos, pero el 
estado de ansiedad (trait anxiety) era significativamentemás bajo en el grupo de aborto, 
estas mujeres también tenían mayor autoestima que el grupo de embarazo negativo y 
mayor sentido de control interno que el grupo de parto. 
 Por otro lado, Nancy Russo y Kristin Zierk presenta, en 1992,un estudio de 5 295 
mujeres que habían tenido un seguimiento durante un periodo de ocho años. De éstas 773 
tuvieron, por lo menos, un aborto en esta época y 173 tuvieron un parto no deseado. el 
bienestar de las personas se midió principalmente por la escala de autoestima de 
Rosenberg, confirmada por otros análisis. Las conclusiones de este estudio son muy 
variadas y amplias y cualquier resumen deja de hacer justicia a la riqueza de información 
que ofrecen. En este estudio las mujeres contestaron las preguntas centrales como sigue: 
1.- ¿El bienestar de las mujeres que tuvieron un aborto es menor que el de las otras 
mujeres? 
 La respuesta sencilla a esta pregunta es “no”; las mujeres con un aborto eran 
quienes tenían la mayor autoestima significativamente más elevada, mayor 
sentimiento de fracaso que las demás; mientras que las mujeres sin aborto o con 
abortos múltiples no mostraban diferencias en autoestima. Mujeres con partos no 
deseados tuvieron una valoración de autoestima más baja. La relación positiva entre 
aborto y bienestar parece que se debe al importante rol del aborto en el control de la 
fertilidad y en la medida que incrementa el sentimiento de autocontrol. El hecho de 
que tan pocas mujeres en la muestra escogieran la adopción indica que es considerada 
como una alternativa llena de tensión y en general inaceptable. 
 
2.- ¿Podrían explicarse las diferencias en niveles de bienestar de una manera 
independiente por número de hijos, recursos o niveles de autoestima preexistentes? 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 No aparece una relación independiente entre las variables mencionadas. 
Niveles de baja autoestima al inicio del estudio (1980) eran indicativos para 
aborto, bajo ingreso, baja educación, mayor número de hijos y más embarazos 
deseados. Esto sugiere que mujeres con bajos niveles preexistentes de autoestima 
pueden tratar de incrementar su autoestima cumpliendo con el “mandato de la 
maternidad”, asumiendo el rol social central de la mujer. Los resultados, por 
autoestima baja y por el incremento del número de hijos, indican que la realidad 
de la maternidad es contraria a las expectativas de las mujeres. 
 
3.- ¿Se vuelve la relación entre aborto y bienestar más grande con el tiempo? 
 La investigación indica que no hay cambios. Los resultados no apoyan la creencia 
 que el tiempo cambiará la relación entre el aborto y bienestar. 
 
 
Los hijos no deseados 
 
 Un estudio de D. Henry publicado a finales de 1992 investiga los efectos sobre 
220 hijos no nacidos en Checoslovaquia entre 1961-1963 de mujeres que solicitaron el 
aborto, pero que les fue negado en repetidas ocasiones, comparándolos con 220 niños que 
crecieron en circunstancias socio-culturales comparables. Todos los niños nacieron en 
familias intactas y fueron evaluados médico, psicológico y socialmente a los 9, 15 y 22 
años de edad. Los resultados indicaron que las diferencias entre los dos grupos de niños 
se incrementan con el tiempo, siempre a la desventaja los niños no deseados. Entre otra 
cosa se establecieron las siguientes comparaciones: resultados escolares, aceptación 
social, adaptación social, continuación escolar después de la secundaria, relación con los 
padres, satisfacción en el empleo, conflicto con colegas, satisfacción de pareja, vida 
marital y aborto actual, alcoholismo y drogadicción, inicio de la vida sexual y número de 
parejas sexuales. En lo general el ser no deseado en el embarazo temprano tiene un efecto 
muy detrimento sobre el desarrollo sociopsicólogico de los niños. Este efecto es más 
notable en los varones que en las mujeres. 
 La explicación teórica que aclara estos fenómenos se deriva del concepto de 
“deprivación psicológica”. Esta se define como una condición que surge de situaciones 
vitales en las cuales la persona no tiene la oportunidad de satisfacer sus necesidades 
psicológicas de manera suficiente o por un periodo satisfactorio, y que resulta en un 
desarrollo distorsionado. La deprivación psicológica es, por ende el resultado final del 
impacto prolongado de un ambiente empobrecido, un estado psicológico que resulta de 
una interacción continuamente restringida y/o distorsionada. Otros estudios indican que 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
los efectos de la deprivación psicológica se prolongan en el funcionamiento psicosocial 
adulto. Las condiciones que dan origen a la deprivación pueden ser diversas y no están 
necesariamente limitadas al ambiente que se encuentra en casa de cuna, instituciones u 
hospitales, sino también pueden existir, aunque del exterior ni se nota, en familias donde 
el niño sufre regratificación insuficiente o de necesidades socioemocionales. 
 Las leyes que prohiben el aborto no ponen fin al dolor del niño no nacido, sino 
solamente lo posponen. 
 
 
Las adolescentes que deciden no abortar 
 
 Zabin investigó en 1990 un grupo de 360 mujeres afroamericanas en condiciones 
sociodemográficas comparables. Después de una prueba de embarazo, 92 resultaron 
negativas y 206 positivas; de estas últimas 120 optaron por el aborto mientras que 86 
deciden seguir con el embarazo. Dos años después se encontró que las que abortaron 
tenían mayor probabilidad (que cualquiera de los otros dos grupos) de haber terminado 
sus estudios o de seguir en la escuela y tenían mejor situación económica. La 
investigación confirma también los resultados sobre niveles de tensión obtenidos por 
Major. 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
Conclusiones 
 
 No hay indicación alguna de que el aborto per se tenga efectos psicológicos 
negativos ni a corto, ni a largo plazo, peores que otras alternativas ante un embarazo no 
deseado. De hecho, la conclusión general que se podría sacar es que el aborto es tal vez la 
mejor solución en la peor de las indicaciones. 
 Las respuestas emocionales postaborto incluyen las emociones socialmente 
determinadas de culpa y vergüenza. Existe actualmente un intento sistemático de 
estigmatizar a las mujeres que han abortado, esta campaña puede tener un efecto negativo 
sobre la salud mental; efecto que no se encuentra en los estudios de situaciones donde el 
aborto está legalizado o socialmente aceptado. 
 De los puntos anteriores se deriva la importancia del ambiente social en el cual 
ocurre el aborto para determinar de la capacidad de afrontar las consecuencias de la 
tensión creada por la decisión. Un ambiente público-social, neutro o favorable tiende en 
gran medida a evitar posibles efectos negativos del aborto provocado. En un país donde 
el aborto está prohibido, con todo el mensaje negativo que esto implica y donde se 
escucha primordialmente las profecías nefastas de grupos ideológicamente fijados, estas 
profecías se auto realizan, pero no debido a los efectos inherentes al aborto, sino a la 
actitud social estigmatizante. 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
Legales 
 
La situación del aborto en el mundo 
 
 En 1987, en el mundo entero se estima que se hicieron entre veintiséis millones y 
treinta y un millones de abortos legales y entre diez millones y veintidós millones de 
abortos clandestinos. 
 Varios países en el mundo han adoptado legislaciones que autorizan la 
interrupción del embarazo con base en diferentes razones. La indicación médica que 
inicialmente se limitó a salvaguardar la vida únicamente, se extendió muy a menudo a la 
de preservar la salud física y mental de la embarazada. 
 Cuarenta por ciento de la población mundial vive actualmente en países donde el 
aborto por simple solicitud está permitido, mientras queotro 25% vive en países donde el 
aborto está permitido bajo ciertas restricciones. 
 En la mayoría de los países europeos y anglosajones, más o menos la mitad de los 
abortos son procurados por mujeres jóvenes, solteras que quieren posponer su primer 
parto, mientras que en el este de Europa y en los países en vía de desarrollo la mayoría de 
los abortos se producen entre mujeres casadas con dos o más niños. 
 A nivel mundial, 53 países, principalmente en Asia y África, con 25% de la 
población mundial total, son clasificados en la categoría más restrictiva, donde sólo se 
permite el aborto si la vida de la mujer está en peligro. En algunos de estos países se 
prohibe el aborto bajo cualquier circunstancia. 
 Cuarenta y dos países, en su mayoría en Asia y África, con 12% de la población 
mundial, permiten el aborto por razones médicas más amplias: peligro para la salud 
general de la mujer y a veces por razones genéticas y jurídicas, algunos incluyen la salud 
mental. 
 Veintitrés por ciento de la población mundial en 14 países, incluyendo a Japón y 
Australia, tiene leyes que permiten el aborto por indicaciones sociales y médico-sociales, 
o sea, condiciones sociales adversas. 
 La categoría menos restrictiva abarca 23 países con 40% de la población mundial, 
e incluye a China, la exUnión Soviética y Estados Unidos, donde se permite el aborto por 
sencilla solicitud de la mujer. En la mayoría de estos países existen límites relacionados 
con el periodo de gestación, pasando este periodo, se necesitan indicaciones adicionales 
para permitir el aborto. 
 La mayor parte de los países han estimado compatible la despenalización de la 
interrupción voluntaria del embarazo, no solamente son las normas de carácter 
supranacionales que vinculan a todos ellos, como es el “Convenio Europeo para la 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
Protección de los Derechos Humanos y de las Libertades Fundamentales” de 1950. 
 La tabla 3 resume esta situación y clasifica varios países del mundo occidental 
según las restricciones que aplican sobre el aborto. 
 
Tabla 3: Países por restrictividad de su legislación al 1 de enero de 1990 
 
Legislación Europa América Norte América Sur 
Salvar la vida 
de la mujer 
Bélgica 
Irlanda 
R. Dominicana 
El Salvador 
Guatemala 
Haití 
Honduras 
México 
Nicaragua 
Panamá 
 
Brasil 
Chile 
Colombia 
Ecuador 
Paraguay 
Venezuela 
Otras razones 
de salud 
Materna 
Albania 
Irlanda Norte 
Portugal 
España 
Suiza 
 
Costa Rica 
Jamaica 
Trinidad y 
Tobago 
Argentina 
Bolivia 
Guyana 
Perú 
Razones 
sociales y 
Médicas 
Bulgaria 
Finlandia 
Alemania 
Federal 
Gran Bretaña 
Hungría 
Polonia 
 
 Uruguay 
Por solicitud Alemania 
Dem. 
Austria 
Checoslovaquia 
Dinamarca 
Francia 
Grecia 
Canadá 
Cuba 
Puerto Rico 
Estados Unidos 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
Italia 
Países Bajos 
Noruega 
Rumania 
Unión 
Soviética 
Suecia 
Yugoslavia 
Fuente: Butler J.D.and Walbert D, F. Abortion, Medicine, and the Law, 1992. 
 
 
El aborto en México 
 
 Las leyes son hechas por hombres y reflejan en consecuencias sus opiniones, 
muchas veces formadas en un ambiente conservador, influenciadas sutilmente por el 
pensamiento eclesiástico. En México la situación no es diferente y a pesar de las 
excepciones, nos puede servir como ejemplo para casi todos los países. 
 El artículo 4ª constitucional establece que toda persona tiene derecho a determinar 
el número de hijos y el espaciamiento de los mismos. Existe cierta discusión sobre el 
tema, pero algunos autores interpretan que este artículo establece implícitamente el 
derecho al aborto. 
 En el distrito Federa, el aborto por imprudencia, el aborto para interrumpir un 
embarazo que es consecuencia de una violación y el aborto en caso de peligro de vida 
para la embarazada, no son punibles. En varios estados de la república el aborto realizado 
por razones eugenésicas se excluye también de los actos delictuosos. El estado de 
Chiapas incluye a las causas económicas como atenuantes ante la corte, en tanto en 
Yucatán y Chihuahua consideran que el aborto que obedezca a circunstancias económicas 
graves y justificadas tampoco es punible. Sin embargo, hay que diferenciar entre la regla 
y la aplicación de la misma ya que los trámites administrativos requeridos demoran las 
autorizaciones necesarias y muchas veces las vuelven inoperantes. 
 Las leyes actualmente en vigor en el Distrito Federal datan de 1931 y están 
incluidas en el Código Penal del Distrito Federal en los artículos 329 a 334. En éstos se 
establecen penas de uno a tres años para el que hiciera abortar, con suspensión de 
ejercicio de la profesión, si el aborto se efectuó con el consentimiento la pena se eleva de 
tres a seis años y hasta ocho, se mediara violencia física o moral. La suspensión del 
ejercicio profesional parece lógico en términos de la ley, pero es eminentemente 
contradictorio si lo vemos desde el punto de vista de la salud pública: los que están 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
mejor capacitados para efectuar un aborto y en las mejores condiciones, son los más 
castigados. 
 Para la abortante, el Código Penal establece una diferencia “moralizante”, 
dependiendo de las circunstancias del embarazo, es decir “…si no tenga mala fama, si 
haya logrado ocultar su embarazo y que éste sea fruto de una unión ilegítima (sic, art. 
332)”, “la pena es de seis meses a un año, pero si falta uno de estos “atenuantes” la pena 
es de uno a cinco años”. Aquí cabe preguntarse ¿Cuál es el bien protegido por la ley? 
Decididamente no es la vida, sino el “honor” y la hipocresía de los legisladores. 
 Si consideramos que en cada uno de los abortos se involucran por lo menos tres 
personas, como cómplices o encubridores, hay que aceptar que anualmente cinco 
millones cuatrocientos mil mexicanos incurren en la violación de una ley que se persigue 
de oficio. El delito de aborto se convierte así en el delito más frecuente, más “normal”, 
transformándose de un problema individual en un problema de moral pública. 
 Cabe aquí la interrogante si frente a la realidad de la ineficacia de una legislación 
anticuada y un consenso social significativo, no debería buscarse ampliar las causas de 
justificación de la interrupción voluntaria del embarazo, poniendo preferentemente en 
consideración situaciones de orden social. 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
LA MORALIDAD DEL ABORTO 
 
 
 
 Las actitudes hacia el aborto están ligadas a creencias sobre la embriología, 
sexualidad humana, contracepción, la igualdad de los géneros, la relación entre la 
moralidad y la ley, la autoridad moral, la relación de Dios con el procesos naturales, el 
significado de la libertad humana de la libertad religiosa o la separación entre Estado e 
Iglesia. La compresión adecuada de cualquier enfoque (religioso) del aborto tiene que 
explorar ampliamente el marco del pensamiento teológico-moral en el cual se da. 
 
 
 
Embriología 
 
 El presente capítulo se basa principalmente en las aportaciones de Michael J. 
Flower, Ph. D. y Charles A. Gardner, Ph. D. en Abortion, Medicine and the Law. El 
argumento biológico de que un ser humano es creado al momento de la fertilización es 
usado cada vez más para apoyar posiciones religiosas basadas en la tradición de la 
Iglesia. 
 El zigoto contiene la información genética (DNA) necesaria para el desarrollo del 
embrión, pero la analogía entre el DNA y un plano (arquitectónico) es engañoso, 
solamente es parte de la información correcta del embrión. El DNA no contiene la 
información de cómo juntar las partes en el orden adecuado y en el momento exacto. La 
información necesaria para construir un ojo o un dedo no existe en el óvulo fertilizado. 
Existe en la posición e interacción de las células y moléculas que se formarán tiempo 
después.Las células iniciales no reconocen solamente como células embriónicas. No hay 
un programa que especifique el destino de cada una de las células. Más bien, 
comportamiento de una célula es influenciado en cada etapa por su ubicación en el 
desarrollo corporal del embrión. Cada etapa conlleva nueva información y cada célula 
responderá al azar a esta nueva información. Cada célula puede convertirse en un número 
indefinido de células más específicas y aportar a la formación de diferentes órganos. Más 
tarde, un descendiente de esta célula puede estar restringido, por ejemplo, al cerebro, pero 
será capaz de contribuir todavía a muchos tipos diferentes de células. La mezcla de suerte 
y planificación que conforma cada una de las etapas del proceso, es lo que hace a una 
persona única. 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 Es evidente que el óvulo fertilizado no es un ser humano preempacado. No hay 
plano ni un pequeño ser preformado en espera de desempacar; no es “completo” o “la 
totalidad” de una persona. De los genes surge la propensión para ciertas características, 
pero es el desarrollo de un proceso extremadamente complejo lo que nos da muestras 
características individuales. Por supuesto, el embrión es siempre humano, es de origen 
humano, pero también lo es cualquier óvulo o espermatozoide. El problema es la 
definición de la palabra “humano”: puede ser adjetivo o sustantivo como adjetivo no 
conlleva un valor moral particular: tenemos pelo humano, uñas humanas, las células 
humanas de la saliva contiene los 46 cromosomas, pero no tienen un significado especial. 
Pero el sustantivo “humano”, si, tiene una dimensión moral, tiene connotaciones de 
individualidad y personalidad, también se relaciona con pensamientos y sentimientos 
humanos. Esto último nos remite al desarrollo del cerebro. 
 Cualquiera que se la ocasión de su inicio, la fertilización no es un evento 
momentáneo, sino un proceso complejo que dura alrededor de 24 horas. La meiosis 
(penetración del espermatozoide al óvulo) dura unas 12 horas; mientras que para la 
conjunción de las dos cromosomas transcurren otras 12 horas. La primera nueva 
información genética no se expresa sino hasta 60 horas después del primer contacto entre 
el óvulo y espermatozoide, lo cual implica que durante dos días y medio las 
características moleculares del preembrión son determinadas por la madre. Además, el 
nuevo zigoto es el producto de dos células vivas. No empezó una vida donde no había 
antes, más bien continúa bajo una forma nueva. 
 Mientras que sigue la división celular para formar el blastocisto, el zigoto baja por 
las trompas de Falopio durante cuatro o cinco días: la implantación definitiva en el útero 
ocurre entre el día 12 y 14; después de lo cual los procesos de morfogénesis (toma una 
forma identificable) y organogénesis (desarrollo de los órganos) pueden empezar. 
 Sin embargo antes de las primeras indicaciones de morfogénesis, el zigoto todavía 
se puede dividir en dos (o más) para dar origen a gemelos. Por esta razón se llama al 
zigoto: preembrión, porque todavía no está determinado para originar aun solo individuo. 
La transformación de preembrión a embrión, después de dos semanas, de 
pluripotencialidad a unipotencialidad, es la primera transición integrativa. 
 Los primeros procesos neurointegrativos ocurren en la semana seis y siete y se 
manifiestan por pequeños movimientos de reflejo. Sin embargo, como en este momento 
todavía no existe el neocortex (y no existirá por varios meses), podemos estar seguros 
que los movimientos no son intencionales. Ésta es la segunda transición. 
 Durante unos tres meses, las células proliferan y migran, produciendo el 
noecortex con diferentes capas, diferencialmente especializadas para procesar 
información neural. Es evidente que tal proceso sólo puede ocurrir si las células del 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
neocortex están conectadas entre sí y, eventualmente, a otras células que puedan mandar 
y recibir información. 
 Las primeras conexiones (sinapsis) aparecen entre las semanas 19 y 22. Es la 
tercera transición. El cambio hacia una actividad neural continua se da en la semana 30, 
lo cual es la cuarta y última transición. 
 El zigoto entonces, tiene la potencialidad de convertirse en un ser humano, pero 
es una potencialidad extraña, que no tiene un camino determinado ni un plano que seguir. 
El óvulo fertilizado no contiene su propio destino, igual que una uva no contiene vino. 
 La fertilización entonces no es el único evento determinante en la concepción de 
un ser humano. Ésta está procedida por la meiosis (para la preparación de gametos 
femeninos y masculinos funcionales de la unidad genética) y seguridad por un proceso de 
varios días de implantación, en varias etapas críticas para el desarrollo adecuado del 
embrión. Resulta que la generación de vida y de vida humana especialmente, es un 
proceso continuo que involucra múltiples eventos secuenciales e interdependientes y que 
no se pueden atribuir exclusivamente a la fertilización. La fertilización, inyección del 
DNA del espermatozoide en el óvulo, es solamente un pequeño paso hacia la plena 
potencialidad humana. Parece arbitrario asignar a este evento biológico un significado 
moral especial. 
 Las características que conforman la persona no pueden ser descubiertas por la 
ciencia, pero surgen de la construcción social del individuo. Atribuir valor total humano 
al “feto en proceso” es claramente un acto de construcción social del individuo. Atribuir 
valor total humano al “feto en proceso” es claramente un acto de construcción social 
extrínseco al feto. La justificación para la elección de criterio tiene, por ende, que 
originar en un ámbito diferente y anterior: en la comunidad moral. 
 La vida del embrión o feto no es la vida corporal de la persona en proceso, pero es 
la vida del cuerpo de la persona. La vida del embrión del cual crecí no era una etapa de 
mi vida, pero sí una etapa en la vida de mi cuerpo. No soy mi cuerpo, soy persona. 
 
 
Historia antigua 
 
Las primeras menciones del aborto ya se encuentran en los antiguos escritos chinos desde 
hace seis mil años. El Código de Hammurabi (1730-1688 a. C.), legislador en Babilonia, 
preveía en sus parágrafos 209 a 213 sanciones para quien causara un aborto. Platón (427-
347 a. C.), en La República (Penguin Classics, p. 217) menciona el aborto y el 
infanticidio como formas de política demográfica. 
 A pesar de que Pitágoras mantuvo que “el alma entra en el cuerpo en el momento 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
de la concepción”, Aristóteles (385-322 a. C.), basándose en la teoría del hilomorfismo, 
según la cual no hay alma hasta que el cuerpo empieza a tomar forma, es decir, el inicio 
del alma coincide con las primeras etapas de individualización, enseña que el feto no se 
anima sino después de cuarenta días, si es varón después de sesenta, si es mujer. El 
evidente sexismo en esta declaración se explica a veces porque los genitales masculinos 
son más fácil y más rápidamente detectables en el feto que los femeninos. 
 La diosa Temazcallteci, entre los aztecas, tenían al aborto como una de sus 
múltiples tareas, según informa M. I. Morgan en su libro Sexualidad y sociedad en los 
aztecas. 
 
 
La tradición judía 
 
La cultura judeocristiana, a lo largo de su historia, siempre se ha preocupado por la 
práctica del aborto, pero es hasta nuestros días cuando el aborto ha entrado en la 
discusión abierta, formando parte de una polémica que trasciende las condiciones de 
salud y la moralidad del individuo. 
 El judaísmo invoca las escrituras, las interpretaciones talmúdicas y las leyes 
rabínicas como guía en el asunto del aborto. 
 La Biblia en el libro de Éxodo (21:22-23) había retomado la idea de Hammurabi 
que niega la existencia de una vida humana del feto. 
Si dos hombres se pelean y llegan a lastimar a una mujer embarazada, haciéndolaabortar, pero sin poner en peligro su vida, el culpable deberá pagar de multa lo 
que el marido de la mujer exija, según la decisión de los jueces. Pero si la vida de 
la mujer es puesta en peligro, se exigirá vida por vida… 
 
 
 Para la interpretación de lo anterior hay que tomar en cuenta la cultura legislativa 
de la época: la ley de talión (ojo por ojo, vida por vida); es decir, la vida de la mujer se 
paga con otra vida, pero la pérdida de un embarazo solamente se paga con dinero, es 
decir: no se considera al feto como parte de la madre y no como persona o una entidad 
independiente. El feto no es persona hasta que nazca en el mundo. La vida de la mujer es 
siempre más importante que la del feto, lo cual implica que cualquier situación de riesgo 
físico o mental puede ser tomado en consideración para permitir el aborto. 
 Sin embargo, hay diferencias en estas consideraciones según la religiosidad de las 
personas. Los más conservadores prohiben el aborto pero consideran excepciones en las 
casos donde peligra la vida de la mujer. Los judíos más liberales consideran que el feto 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
no es persona y que por ende no existe una verdadera interdicción contra el aborto. 
Posteriormente se establecen salvaguardias para evitar abortos indiscriminados. En 
general, el judaísmo no considera al aborto como un asesinato, pero sí como un asunto 
serio y una lesión a la imagen de Dios. 
 
 
 
Evolución de la Iglesia Católica 
 
 San Agustín (quien murió en 604) escribió que, según la ley cristiana, el acto del 
aborto no se considera homicidio, porque aún no se puede decir que haya una alma viva 
en un cuerpo que carece de sensación, ya que todavía no se ha formado la carne y no hay 
sentidos. 
 Éste junto con el pensamiento de Aristóteles, bajo la denominación de animación 
(homini-zación) retardada, fue retomado por Santo Tomás de Aquino (1225-1274) en su 
Suma Teología (1:118:2) pero considerando que el “retraso” de la entrada del alma era de 
40 días para varones y de 80 días para mujeres. Esta posición se convirtió en la doctrina 
oficial de la Iglesia por los decretos del papa Gregorio IX en 1234, y fue confirmada en el 
concilio de Viena en 1312 como la doctrina oficial de la Iglesia. 
 Esta postura se mantuvo hasta 1588 cuando el papa Sixto V decretó al aborto 
pecado mortal con pena de muerte en la hoguera. El siguiente año, otro papa, Gregorio 
XIV, anuló la bula y regresó a la doctrina de Santo Tomás. Todavía en el siglo XVI, la 
iglesia prohibía bautizar al producto de un aborto al no considerarlo persona humana. 
 Sin embargo, a partir del siglo XVII surgieron nuevas “investigaciones” que 
demostraron la existencia de un homúnculo, un diminuto ser humano, en embriones de 
sólo unos cuantos días con microscópicas extremidades y cabeza. Apoyados en estas 
investigaciones y en el racionalismo cartesiano (Descartes, 1596-1650), con su 
declaración de la supremacía de la razón, la corte papal se dejó convencer de que el alma 
es la idea constituyente del cuerpo y por ende anterior a él, con lo cual nació la teoría de 
la preformación. 
 En el siglo XIX, la oposición de la Iglesia a las ideas de evolución darwinista 
(Darwin 1809-1888), impidieron reconsiderar esta posición; hasta que finalmente la 
teoría de la epigénesis reemplazo ala de la preformación; según está preformado, sino 
desarrolla sus partes por medio de un proceso complejo de crecimiento, segmentación, 
diferenciación y organización, pero existe como vida humana desde el inicio. 
 Así, contradiciendo a santos, filósofos, papas y teólogos, el papa Pío IX (1792-
1878) decretó con pena de excomunión, la prohibición del aborto. (Supongo, pero no he 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
podido confirmar que esto ocurrió el 8 de diciembre de 1864, por la publicación de la 
Encíclica Quanta Cura, por su anexo; el famoso Syllabus que retomaba los 80 principales 
errores de “nuestro tiempo” y confirmado en el Primer Concilio Vaticano de 1869.) 
 Contrario a lo anterior y hasta 1917, las leyes canónicas (aplicables en el 
confesionario) se siguieron apoyando en San Agustín y Santo Tomás afirmando que el 
aborto sólo es homicidio cuando el feto ya se ha formado. 
 La posición de la iglesia católica es compleja y difícil de entender, hay que tomar 
varios puntos en consideración. Ningún papa ha hablado del aborto desde una posición ex 
cathedra, no se trata, por ende, de un asunto de infalibilidad del papa, lo cual en teoría 
permitiría cambiar la posición en cualquier momento. 
 Los que dentro de la iglesia católica apoyan la disponibilidad del aborto rebasan 
en varios puntos: la falta de uniformidad de las enseñanzas tradicionales sobre el status 
del feto; la observación de que el status moral de la mujer se hizo secundario en relación 
con el status del cigoto; la posición central de la conciencia personal y preocupaciones 
ecuménicas. 
 Tres puntos adicionales merecen alguna elaboración. El principio moral católico 
del probabilismo mantiene que no se puede imponer como cierta una obligación moral 
dudosa. En este caso, la duda existe sobre el status del feto, mientras que estatus moral de 
la mujer es cierta. Otro argumento a favor de la libre elección se deriva de las 
inconsistencias de la legislación canónica: la regla de excomunicación por aborto no se 
aplica a mujeres menores de 17 años, a las que no tienen conciencia de la pena de 
excomunión, las pobres, las con miedo o las mujeres que actúan en defensa propia. Un 
tercer argumento que los católicos utilizan para apoyar la elección libre es el de la 
libertad religiosa, plasmada en varios documentos del Vaticano II, según este principio 
los católicos no están obligados a imponer sus convicciones a otros a través de la 
legislación civil. 
 Como nota final, es curioso observar que en Estados Unidos las mujeres católicas 
(que son un grupo minoritario y por ende no se puede poner en duda su religiosidad), en 
contra de la prohibición absoluta de la Iglesia, tienen una tasa de aborto provocado 
parecida a la tasa nacional y casi 30% por encima de la tasa de aborto de mujeres 
protestantes. 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
Pensamiento en otras religiones 
 
Protestantismo 
 
 Los protestantes están profundamente divididos sobre el aborto. Tal división tiene 
su origen en la naturaleza del protestantismo que se basa en las escrituras como autoridad 
en asuntos de fe y práctica y que además tiende a enfatizar la responsabilidad personal en 
decisiones morales. 
 Los puntos de vista varían entre los dos extremos de la iglesia evangélica, 
totalmente opuesta al aborto y las iglesias de pentecostés que mantienen que el ser 
humano empieza solamente en el momento del nacimiento y con la primera respiración. 
 Es de interés observar que la iglesia evangélica está en la base de los grupos 
antiaborto más extremos que utilizan tácticas de desobediencia civil y otros esfuerzos 
para hostigar a las mujeres que se dirigen a clínicas de planificación familiar. 
 
 
Budismo 
 
Para los budistas el aborto no es un asunto divisorio, por que no tienen una jerarquía 
eclesiástica ni dogmas oficiales para establecer la fe y comportamiento ortodoxo, ya que 
el budismo enfatiza la creencia en el renacimiento, la noción del asesinado de vida fetal 
queda mitigado. 
 
 
Hinduismo 
 
Esta religión enseña que el alma entra en el feto en el momento de la concepción. Prohibe 
el aborto con excepción en casos de violación, incesto o situaciones económicas 
precarias. Por otro lado, ya que el hinduismo cree en el karma o renacimiento, la 
gravedad de toda acción en contra de la vida es, igual que en el Budismo, atenuada por 
esta creencia. 
 
 
Islam 
 
 Los musulmanes permiten el aborto por cualquier razón en los primeros 40 días 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
del embarazo, ya que Hadith, las enseñanzas de Mahámmad,describen el feto como “40 
días en forma de semilla”. 
 
La moral femenina 
 
 La discusión sobre el aborto se formula, en la mayoría de las veces, como una 
discusión moral. Los filósofos de la moral distinguen tres fuentes principales: la moral 
que se basa en las normas sociales y es impuesta por culturas específicas; la moral basada 
en principios universales transculturales y, finalmente, la moral basada en preceptos 
personales, guías individuales que permiten estructurar la interacción social. La tabla 4 
resume estas diferentes posiciones. 
Tabla 4: Etiología y Naturaleza de la Moralidad 
Normativo Principios universales Principios particulares 
Considera la mortalidad como sinónimo de: 
Las reglas, normas valores y 
tradiciones de una sociedad 
particular. 
Ciertos principios universales 
y transhistóricos, comunes a 
toda la humanidad. 
Valores, convicciones, normas 
y principios, desarrollados por 
la persona para la interacción 
efectiva con otras personas. 
 
Considera la moralidad como: 
Control social impuesto sobre 
la persona. 
Un principio filosófico 
revelado a la persona. 
Un precepto personal creado 
por la persona. 
 
Universalidad de la moralidad: 
El código moral es el 
equivalente de las normas 
sociales y, por ende, varia de 
cultura a cultura. 
Estos principios trascienden 
los códigos morales 
específicos de cualquier 
persona en particular o 
cultura. 
La moralidad es una guía 
personal que permite al 
individuo monitorear la 
legitimidad y propiedad de su 
pensamiento y 
comportamiento en un 
contexto social. 
Definida como tal por: 
El concepto psicoanalítico del 
superego (S. Freud) 
La perspectiva de desarrollo 
cognitivo, (Piager, Kohlberg, 
Guillian) 
 
Las perspectivas del 
interaccionismo, socio 
analítica y personológica 
(Haan, Hogan, Lifton) 
Fuente: Lifton P. D. “Individual difference in moral development: the relation o sex, gender and personality 
to morality Journal of personality, 1985. 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 La discusión sobre el aborto se apoya en principios universales. Sin embargo, no 
hay un acuerdo generalizado sobre cuales son estos principios y mucho menos cuál sería 
jerárquico de éstos. 
 Los principios se basan en la visión que tenemos de cómo “debe ser” la relación 
entre los seres humanos. Algunos ponen mayor énfasis en la individualidad del ser 
humano; otros, enfocan su ser social. 
 Los primeros ven a la persona y a sí mismo (el self) como un ser separado y 
objetivo que deriva sus derechos. Para ellos, las relaciones humanas están basadas en 
roles que surgen justamente en estos derechos. Se dice que tienen una moralidad de 
“Justicia”. El segundo grupo se ve más bien como conectado, interdependiente y su 
relación se rige por el cuidado (care en inglés) y preocupación para mantener la 
interconexión entre las personas. Esta moralidad se define como de “Respuesta y 
Cuidado”. La tabla 5 resume estas posiciones. 
 
Tabla 5: Relaciones de reciprocidad y de respuesta 
El Self 
Relaciones Separado/ objetivo Conectado 
Sentidas en términos de Reciprocidad entre 
individuos separados, esto 
es, como preocupación para 
otros, considerándolos 
como uno quisiera ser 
considerado, con 
objetividad e imparcialidad. 
Respuesta a os otros en sus 
propios términos, esto es, 
como preocupación por el 
bien de los otros o por 
aliviar sus cargas, dolor o 
sufrimiento(físico o 
psicológico) 
 
Medidas por Reglas que mantienen la 
imparcialidad y 
reciprocidad en las 
relaciones. 
La actividad del cuidado 
que mantiene y sostiene el 
cuidado y la conexión en la 
relación. 
Basadas en Roles que surgen de 
deberes, de obligaciones y 
compromisos. 
Interdependencia que surge 
del reconocimiento de la 
interconectividad entre 
personas. 
 
 Fuente: Lyons N., “Two perspective: on self, relationship and morality”, Harward 
educational review, 1993. 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 La tabla 6 vuelve a tomar estas distinciones con más detalle y las relaciona con la 
forma como diferentes personas enfocan los problemas morales, cuáles elementos toman 
en consideración para su solución y como evalúan posteriormente el resultado. 
 
Tabla 6: La relación entre el concepto del Self y de la moralidad con las opciones 
morales. 
Individuos 
definidos 
como: 
Tienden a 
utilizar una 
moralidad de 
Problemas 
morales se 
construyen 
generalmente 
como 
situaciones, 
Considerando: Y evaluados 
considerando: 
La moralidad de Justicia 
SEPARA- 
DOS/OBJE- 
TIVOS en 
RELACIÓN 
con OTROS: 
ven otros como 
uno quisiera ser 
visto por ellos, 
con 
objetividad; y 
 
Justicia como 
Imparcialidad 
que se apoya en 
la comprensión 
de 
RELACIONES 
como RECI- 
PROCIDAD 
entre indivi- 
duos separados, 
y que se base 
en el deber y 
obligación de 
sus roles; 
Especialmente 
decisiones, 
sobre demandas 
conflictivas 
entre el self y 
otros 
(incluyendo la 
sociedad); y se 
solucionan 
evocando 
reglas 
imparciales, 
principios o 
normas, 
(1) las obliga-
ciones 
relacionadas 
con el rol, 
deber o 
compromisos; o 
(2) normas, 
reglas o prin-
cipios para el 
self, otros o la 
sociedad; 
incluyendo 
reciprocidad 
esto es, 
imparcialidad 
como hay que 
tratar a los 
otros 
considerando 
como uno 
quisiera ser 
tratado en su 
lugar; 
(1) como las 
decisiones se 
piensan y 
justifican o (2) 
si los valores, 
principios o 
normas espe-
cialmente , la 
imparcialidad, 
se mantienen 
(mantuvieron). 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
La moralidad de respuesta y cuidado 
CONEC- 
TADOS en 
RELACIÓN 
con OTROS: 
ven otros en su 
propia situación 
y contexto; y 
Cuidado que se 
apoya en la 
comprensión de 
RELACIONES 
como 
RESPUESTA 
al OTRO en sus 
propios 
términos 
De relación de 
respuesta, esto 
es, cómo 
responder a 
otros en sus 
términos 
particulares; y 
se solucionan 
por la actividad 
de cuidado; 
(1) 
manteniendo 
relaciones y 
respuesta, esto 
es, las 
conexiones 
entre 
individuos: o 
(2) fomentando 
el bienestar de 
otros o 
previniendo su 
daño; o 
aliviando su 
carga, dolor o 
sufrimiento 
(físico, 
psicológico); 
(1) qué pasó, 
pasará o cómo 
las cosas resul-
taron; o (2) si 
las relaciones se 
mantienen/man-
tuvieron o 
restablecieron. 
Fuente: Lyons N., “Two perspectives: on self, relationships and morality”, Harvard 
educational review, 1993. 
 
 En la tabla 7 se ve claramente que los individuos con una personalidad femenina 
tienen a considerarse como “conectados” y se basan en una moralidad de “respuesta”; 
mientras que los individuos con personalidad masculina se consideran, más bien, como 
“separados/objetivos” basándose en una moralidad de “justicia”. Nótese que personalidad 
femenina o masculina no necesariamente coincide con mujeres y hombres (sexo 
biológico o atribución de género), sino más bien con la identidad de roles de la persona 
(más o menos en el sentido del concepto de Bem). 
 
Tabla7: Autodefinición y elección moral 
 
Prevalencia de consideraciones de respuesta o justicia (%) 
 Respuesta Igual Justicia 
 75 0 25 
 14 7 79 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
Modos de Autodefinición (%) 
 
 Conectado Igual Separado/objetivo 
 63 6 12 
 0 7 79 
 
 
Modos de autodefinición en relación con modos de elección moral 
 
 Conectado Igual Separado/objetivo 
 10 3 0 
 0 3 13 
 
Fuentes Lyons N.,”Two perspectives: on self, relationships and morality”, Harvard 
educational review, 1993. 
 
 Ahora bien, ¿qué tiene que ver todo esto con el tema que nos preocupa?. La 
discusión sobre el aborto, por muy útil que pueda ser, ha reducido muchos pensamientos 
sutiles a simplemente dos posiciones antitéticas que representan el aborto de un modo 
bastante engañoso, en términos de blanco y negro. La idea crucial se centra en ¿quiéndecide? ¿La mujer o el feto? Y solamente uno de los dos tiene la capacidad de decir el 
resultado. 
 Además, los activistas por ambos lados, como se puede notaren la tabla 8, no 
solamente están en desacuerdo completo en el asunto del aborto mismo, sino discuten 
también agriamente las actitudes subyacentes sobre la mujer, el hombre y la sexualidad, 
considerándolas mutuamente como erróneas y hasta inmorales. Sin embargo, ambos se 
basan en una moralidad de justicia, embargo, ambos se basan en una moralidad de 
justicia. 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
Tabla 8. Posiciones ideológicas 
 
 Pro-vida Pro-Elección 
División genética Hombres y mujeres son 
intrínsecamente diferentes y 
mejor adaptados para roles 
diferenciados. 
Hombres y mujeres son 
más similares que 
diferentes. 
Actividad sexual Valorada por su propósito 
sagrado y procreativo. 
Valorada tanto por el placer 
e intimidad que ofrece 
como por la reproducción. 
 
Control natal Malo, porque niega la más 
alta vocación de la mujer. 
La única manera para que 
la mujer logre su plena 
potencialidad. 
Maternidad El rol natural de la mujer Tiene que ser 
completamente voluntaria 
para que la mujer no sea 
relegadla “status bajo” de 
madre. 
 
Cuerpo No tiene derechos propios y 
está completamente sujeto a 
la procreación. 
 
La mujer decide sobre su 
propio cuerpo. 
Feto Ser humano a partir de la 
concepción que por ende es 
lógicamente intocable. 
No es persona, la mujer con 
status humano completo, 
puede reclamar un status 
moral a lo cual es feto, que 
sólo es potencialmente 
humano, no tiene derecho. 
Fuente: Maloy K. & Jones Patterson M., Birth or abortion?, private sturggles in political 
world, 1992. 
 
 Aída Torres y Jacqueline Darroch Forrest publicaron en 1988 una investigación 
sobre las motivaciones para abortar. En mil novecientos casos de aborto legal, 95% de las 
mujeres dieron por lo menos dos razones por haber abortado. En promedio se dieron 3.7 
razones, 63% de las mujeres mencionó entre tres y cinco razones mientras que 13% dio 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
entre seis y nueve razones. Es evidente que la decisión de abortar no se toma en función 
de una sola razón. Los motivos mencionados se enlistan en la siguiente tabla. 
 Tabla 9. Porcentaje de pacientes que reportaron una razón que contribuyó a su 
decisión de abortar y porcentaje que mencionó cuál era el motivo más importante. 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
Fuente : Torres, A. y Forrest, Jacqueline, “why do women have abortions?” Family 
planning perspectives, 1989. 
 
 
 La elaboración sobre las tres motivaciones principales dio los siguientes 
resultados: 
 Para quienes se sentían preocupadas por los cambios en su vida (N=1 339), esto 
se refería a que el hijo podría interferir con su empleo, su carrera profesional o escolar, o 
que los hijos de otras dependían de ella. 
 Para las mujeres que mencionaban que no se podían permitir un hijo ahora (N= 
856, esto implicaba que eran estudiantes, solteras o desempleadas (o su pareja), que 
tenían un empleo mal pagado, que no podían dejar el empleo, que no se podían permitir 
las necesidades básicas o que o recibían apoyo de su pareja o padres. 
 Finalmente, para las mujeres que veían problemas de pareja o que no querían 
Razón Total 
 
N=1,900 
% más 
Importante 
N=1,773 
Preocupado por el cambio de su vida 
No se puede permitir ahora 
Problemas de pareja o madre soltera 
No está lista para la responsabilidad 
Desea ocultar su actividad sexual 
No es suficiente madura y/o demasiado joven 
Ya no quiere más hijos 
La pareja quiere que aborte 
Posibles problemas del feto 
Problemas de salud de la mujer 
Padres de la mujer quieren que aborte 
Victima de violación o incesto 
Otros 
76 
68 
51 
31 
31 
30 
26 
23 
13 
7 
7 
1 
6 
16 
21 
12 
21 
1 
11 
8 
1 
3 
3 
 
1 
3 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
enfrentar la situación de madre soltera (N=790), explicaban que no querían casarse, que 
estaban a punto de divorcio, que la pareja no puede o no quiere casarse, que no existe una 
relación estable, que su pareja la maltrata o a los niños, o que no está lista para 
comprometerse en una relación. 
 K Maloy y M. J. Patterson hacen también una revisión de casos de embarazos no 
deseados de las motivaciones y las soluciones (aborto, parto o adopción) que a ellos se 
han dado. Encontraron, como era de esperar en función de los datos de ambas 
investigaciones y del análisis teórico anterior, que el dilema al cual se enfrentan estas 
mujeres gira alrededor de la preocupación por su familia y su entorno en general, el 
“derecho a la vida” o el “derecho sobre mi propio cuerpo” son argumentos que muy poco 
se toman en cuenta. La mujer que se enfrenta a tal decisión piensa en sus hijos, su pareja, 
las posibilidades de una vida mejor para su futuro bebé, pero poco piensa en sus 
derechos. 
 La conclusión de todo esto es evidente: la discusión alrededor del aborto se lleva 
acabo en un ambiente de moral masculina, en un mundo donde predominan los valores 
masculinos; mientras quién aborta es la mujer y los valores que realmente cuentan son 
femeninos. El feminismo ha explicado esta actitud de varias maneras, aduciendo que para 
los hombres es más fácil identificarse con el feto que con la mujer embarazada, porque 
por lo menos han sido fetos pero nunca podrán ser embarazadas. En el mismo nivel viene 
el asunto de la potencia, de la comunidad como compensación por la mortalidad, del 
deseo de incorporarse a sí mismo a su propia imagen en el mundo a través del hijo. Estos 
u otros valores patriarcales son los que predominan en la discusión sobre el aborto, o sea 
en un mundo eminentemente femenino. 
 Es la conciencia de esta contradicción que hay que buscar en el acercamiento 
entre los grupos Pro-vida y de Pro-elección. Es en la preocupación para la mujer y su 
propia realidad que se resuelve el maniqueísmo de ambos grupos. A fin de cuentas el 
problema no es el aborto sino el embarazo no deseado. La colaboración entre los dos 
grupos se puede dar en la prevención de este problema, es aquí donde ambos pueden 
encontrar un terreno común y dejar de enfrascarse en discusiones estériles. 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
OTROS ARGUMENTOS 
 
Seria imposible tratar de analizar y evaluar aquí todos los argumentos que han sido 
expuestos por los diversos grupos, unos en Pro y otros en contra de la despenalización del 
aborto. Basta con presentar un modelo general de interpretación, propuesto por Octavio 
Giraldo Neira, que ayude al lector a formar su propia opinión. 
 Los argumentos “en contra” pueden dividirse en dos grupos: los dogmáticos-
metafísicos y los seudo-racionales. Los primeros son del tipo con que las religiones se 
oponen a cualquier intervención abortiva en defensa del alma que, en caso de un aborto, 
no llegaría a ser bautizada y se quedaría definitivamente en el limbo. Sin embargo, las 
religiones jamás se han opuesto a las guerras o a la pena de muerte en tiempos modernos, 
o en el pasado a través de las hogueras. Definitivamente no sonde la competencia del 
sexólogo, sino que atañen a la fe y a los conceptos morales de cada individuo, que a la fe 
y a los conceptos morales de cada individuo, que merecen respeto en todo sentido. En el 
momento que la ciencia puede definir qué es “vida”, será posible definir una posición 
frente a esta vida, mientras tanto, como científico no se puede opinar sobre la validez de 
las conclusiones expuestas. Otra argumentación se basa en la finalidad reproductiva de la 
relación sexual, por lo tanto el aborto se opone a su cumplimiento. El argumento es 
teleológico y no tiene validez a la luz de sexología moderna. 
 Los argumentos seudo-racionales son generalmente discutibles en virtud de que 
son racionalizaciones

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