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Aborto Elementos para una decisión Guido E. H. Cole ABORTO El aborto es parte integral de la evolución en la naturaleza y de la historia humana. Esto no es argumento a favor o en contra, sino un hecho innegable. No hay proceso natural en donde algunas semillas, retoños o crías no mueran antes de madurar. No hay pueblo ni época en donde el aborto no fuera practicado, legal o ilegalmente. El aborto está tan ligado a nuestra existencia que Simone de Beauvoir en El segundo sexo (1948) declara: “El aborto es un fenómeno tan extendido que debe considerarse como uno de los riesgos inherentes a la condición femenina.” CONCEPTO El aborto se puede conceptuar como la expulsión o extracción de un feto con todas o partes de sus membranas antes de que el periodo de gestación cumpla 28 semanas. Si el aborto ovular, embrionario si ocurre antes del tercer mes y fetal si sucede entre el tercero séptimo mes. Algunos autores restringen el aborto al momento de la “viabilidad” del feto, la posibilidad de vivir fuera del útero, lo cual ocurre alrededor de las 20 semanas de gestación, aunque este periodo, gracias a los adelantos científicos, se ha ido acortando cada vez más. El concepto de viabilidad es muy relativo y discutible desde varios ángulos. Aún así, ha servido en varias legislaciones como criterio para distinguir entre el aborto e infanticidio. Entre 10 y 25% de los embarazos terminan en un aborto espontáneo, lo que se debe a alteraciones en los cromosomas, infecciones, factores físicos o químicos, o suficiencia del cuello o la desnutrición. Pero si resulta de maniobras practicadas deliberadamente con el objeto de interrumpir el embarazo se le llama: aborto provocado. En todas estas circunstancias el aborto puede ser completo o incompleto. En el caso de ser incompleto son expulsadas solamente parte de las membranas o parte de la placenta, lo cual presenta un peligro mayor para la mujer, ya que puede dar lugar a infecciones, posiblemente fatales. Es por esta razón que todo aborto, sea practicado o espontáneo, debe ser realizado bajo condiciones higiénicas rigurosas y supervisado por personal debidamente capacitado. FISIOLOGÍA TÉCNICAS MÉDICAS El presente capítulo se basa principalmente en las aportaciones de Alan F. Guttmacher, M. D. e Irwin H. Kaiser, M. D. en Abortion, Medicine and the Law. Actualmente, gracias a los adelantos científicos, se dispone de varias técnicas seguras e inofensivas que permiten al médico intervenir con un mínimo de tiempo y de incomodad para la mujer. Estos métodos, efectuados bajo las condiciones higiénicas adecuadas y por personas debidamente capacitadas, son los únicos recomendables para las personas que tienen que recurrir al aborto, cualquier otro método las expone a consecuencias posiblemente fatales. Aspiración en el primer trimestre Esta técnicas puede ser utilizada en paciente ambulante bajo anestesia local. Ocasionalmente con una dosis ligera de tranquilizantes y analgésicos. En los primeros días el embarazo los cambios hormonales son todavía insuficientes para suavizar al cérvix (especialmente en nulípara), en tal caso es recomendable esperar hasta la séptima semana. Eventualmente el médico utilizará laminaria (algas marinas que se extienden notablemente en un ambiente húmedo) u otro material sintético para dilatar al cérvix. Se introduce una cánula de succión de plástico transparente, entre 6 y11 milímetros de ancho (dependiendo del avance del embarazo), despuntada y con una o dos aperturas al final. La cánula esta conectada a una bomba de vacío, que aspira el contenido del útero. Por la transparencia de la cánula es posible observar si el aborto es completo. Es necesario inspeccionar los tejidos para asegurarse que no había un embarazo ectópico y que incluya la placenta. El procedimiento tarda pocos minutos. El uso profiláctico de antibióticos parece disminuir la incidencia de infección. El cuidado postoperatorio no es diferente del cuidado que se daría durante cualquier periodo menstrual. No existen indicaciones de que esta técnica tengan algún efecto sobre la capacidad reproductiva, a corto o largo plazo, de la persona. Dilatación y evacuación en el segundo trimestre Otro método que se practica en las fases más avanzadas del embarazo, es el legrado. Éste consiste en la dilatación del canal cervical, la succión inicial del líquido amniótico hasta que empiezan algunas contracciones del útero. Cuando empiezan a desprenderse partes de la placenta y del cordón umbilical se continua la extracción del producto desmembrado con pinzas especiales (fórceps), seguido por un raspado del endometrio con una curreta metálica. La identificación de cada una de las partes del feto es absolutamente necesario para asegurarse que no quedan remanentes en el útero. La dilatación y evacuación puede efectuarse con una sedación sistemática ligera, utilizando analgésicos, tranquilizantes y un bloqueo paracervical. El procedimiento puede hacerse también bajo anestesia general. La seguridad de este procedimiento depende en gran medida de la determinación exacta del tamaño del feto. En la onceava semana el feto mide entre 20 y 26 mm, en la quinceava hasta 37 mm y llega en la veintésima semana a 50 mm. El error más común en este caso es proceder al aborto sin una dilatación suficiente del cérvix. La prescripción de antibióticos profilácticos es indicada. Los cuidados postoperatorios son esencialmente los mismos que para un aborto de primer trimestre. De cada cien mil abortos realizados con este método, la mortalidad es aproximadamente de 7.7. Es bastante más importante que la mortalidad en los procedimientos del primer trimestre, pero significativamente menos que en otros métodos para aborto en el segundo trimestre. Inducción de trabajo de parto en el segundo trimestre El aborto en el segundo trimestre puede hacerse con la inyección en la bolsa amniótica de materiales (solución salina) que estimulan contracciones e inducen un trabajo de parto prematuro. El mismo efecto puede ser logrado con la inyección de materiales corrosivos que maten al feto y a la placenta. Con la muerte del producto, más o menos después de media hora, el trabajo de parto empieza a las 12 o 36 horas subsecuentes. El tiempo disminuye con la administración de oxitocina y la dilatación preliminar del cérvix. En este caso, las complicaciones surgen de la inyección errónea de la solución salina en el sistema sanguíneo de la paciente. Por esta razón se han utilizado, con éxito variable, otras inyecciones como prostaglandinas o etacridina (Rivanol). Esta última ha tenido efectos muy satisfactorios en China. Otra complicación común es la retención de la placenta, en este caso se necesita una intervención quirúrgica parecida a la descrita en el apartado que se refiere a la dilatación y evacuación en el segundo trimestre. El procedimiento ha resultado, en algunos casos, en lesiones al cérvix y la probabilidad subsecuente de abortos espontáneos. Por su naturaleza, las posibles consecuencias y la incomodidad del paciente, el aborto con esta técnica requiere de hospitalización de por lo menos 48 horas. RU486 Hormona Antiseroide El RU486 (píldora abortiva), del laboratorio francés Roussel Uclaf, actúa en oposición a dos tipos de hormonas: la progesteronanecesaria para la iniciación y continuación del embarazo, y los glucocorticosteroides que intervienen en los procesos metabólicos, tensión, lesiones inflamadas y procesos inmunológicos. El RU486 distorsiona el balance normal que existe entre la progesterona y la prostaglandina en el embarazo e impide o interrumpe la implantación del embrión. El éxito de una dosis simple de 600 MG de RU486 sólo es de 80% en embarazos de menos de 42 días de amenorrea, pero su éxito disminuye significativamente con el tiempo. Sin embargo, el RU486, junto con una dosis pequeña de prostaglandinas administrada de 36 a 48 horas después aumenta la eficiencia a 95% para 49 días de amenorrea. Cuatro por ciento de las fallas surgen de los abortos incompletos, donde entonces la intervención instrumental queda indicada. En 1% de los casos no hay efectos, probablemente, por orígenes genéticos. Como es de esperar, el ciclo ovula torio se restablece después del aborto; no hay efectos de largo plazo ni alguna incidencia en la capacidad reproductiva de la mujer. El efecto del UR486 es comparable a la aspiración pero sin las complicaciones o técnicas de anestesia. Por ende, el RU486 es indicado para embarazos de menos de seis semanas donde, como ya se indicó, la aspiración es menos efectiva. Técnicas empíricas Anteriormente se practicaban otros métodos distintos además de los que hoy se conocen para la ejecución de abortos. Éstos ocasionaron y siguen ocasionando muchas víctimas. Aunando a ello en varios países, entre ellos México, la amenaza de la posible estigmatización por la sociedad y de la penalización legal inhiben la utilización de las técnicas médicamente seguras y han expulsado la práctica del aborto del sector salud, a donde pertenece, hacia los cuartos obscuros de los chamanes y comadronas, donde reinan la insalubridad y la muerte en la más absoluta clandestinidad. Los pociones o tés, los fármacos orales o las hormonas no prestan ninguna seguridad de éxito, mientras que las prácticas como los auto maniobras o la introducción de instrumentos punzantes (ganchos, agujas de tejer, etc.), de tallos de laminaria o cáusticos vaginales e incluso de las sondas intrauterinas conllevan serios peligros de infección que pueden resultar en una perforación del útero, la esterilidad permanente y, frecuentemente, del útero, la esterilidad permanente y, frecuentemente, en la muerte. No se puede dejar de insistir que todo aborto, espontáneo o provocado, requiere de la intervención del personal médico especializado para asegurar el bienestar posterior de la mujer. DEMOGRAFIA DEL ABORTO El aborto en el mundo Existen diferentes métodos para contabilizar el número de abortos: algunos autores calculan el número de abortos por cada mil mujeres entre 15 y 44 años de edad (abotionrate); otros indican solamente el número total de los abortos ocurridos en un periodo determinado; la medida más utilizada es comparar el número de abortos con el número de nacidos vivos (abortionratio). En la tabla 1 se utiliza esta última medida para clasificar en cuatro grupos a algunos países para los cuales existen cifras oficiales. Tabla 1: Abortos registrados por mil nacidos vivos (1992) 0-250 251-500 501-750 751+ Azerbaijan Belice Bermudas Canadá Chile Finlandia Francia Alemania Grecia Hong Kong Islandia India Israel Holanda Nueva Zelanda Polonia Túnez Reino Unido Armenia China Dinamarca Italia Japón Martinica Noruega Islas Reunión Singapur Suecia Tadjikistán Estados Unidos Uzbekistan Checoslovaquia Georgia Groenlandia Hungría Kirguizistán Yugoslavia México (?) Bielorrusia (1635) Bulgaria (1176) Cuba (827) Estonia (1170) Kazakhstan (940) Latvia (1258) Lituania (898) Moldovia (1105) Rumania (3152) Rusia (1963) Ucrania (1532) Fuente: Enciclopedia Británica, Book of the Year, 1993. En los países donde el aborto esta despenalizado, la gran mayoría de los abortos se llevan a cabo antes de la octava semana de embarazo y 90% antes de la doceava semana. El aborto es más frecuente entre adolescentes y mujeres mayores de 40 años. El aborto en México Hay que considerar la situación socioeconómica y política del aborto en México. Debido a la clandestinidad no existen estadísticas confiables, representativas del país; toda información es extremadamente parcial y está sujeta a distorsiones por el organismo que la facilita. Generalizar estas cifras se corre el riesgo de subestimar la realidad u ocultar las diferencias significativas que existen entre el medio rural y urbano; sin embargo, son suficientes para rectificar algunas concepciones erróneas y llamar la atención sobre un problema que va más allá de las preocupaciones del individuo. M. Martínez Roaro (1982) acepta, en lo que refiere al número de abortos ocurridos en México en 1980, según las declaraciones del entonces Secretario de Salubridad y Asistencia, Dr. Mario Calles, que ochocientas mil mujeres fueron atendidas con secuelas de aborto en las instituciones de Salud Pública (p.297). M. Acosta (1976) cita cifras que varían entre cuatrocientos mil y setecientos mil (p.16). Mumford y Kessel colocan a México en el grupo de 200 a 500 abortos por cada 1000 nacidos vivos. Ahora bien, habría que considerar a las personas que no necesitaron atención médica o que fueron atendidas en instituciones privadas; siguiendo un criterio conservador, se puede pensar que estas últimas suman una cifra igual a la declarada por el Dr. Calles, o sea, otras ochocientas mil, lo que da un total de un millón seiscientos mil abortos en 1980. En 1980 México tenía una población de sesenta y siete millones con una tasa bruta de natalidad de 34.4 por cada 1000, o sea dos millones trescientos mil de nacidos vivos, de los cual se deriva una tasa de aborto de 694 por cada 1000 nacidos vivos. En 1992 la tasa bruta de natalidad en México alcanzó 29 por cada 1000 habitantes (con una población de 90 millones), o sea aproximadamente dos millones seiscientos diez mil nacidos vivos. Si la tasa de aborto siguió al mismo nivel (lo cual, dada la evolución económica, es de esperar), podemos estimar que el número de abortos en 1992 en México se situó en aproximadamente un millón ochocientos once mil. Esta cifra puede ser más baja, debido al uso frecuente de anticonceptivos. Sin embargo, cualquier cifra de aborto es de por sí, demasiado alta. A través de los pocos datos existentes se puede hacer un perfil de la mujer mexicana que más comúnmente recurre al aborto (según datos de M. Acosta de 1968, confirmados por datos de L. Aguilar García de 1969): casadas o que viven en unión libre: 65%, madres de más de tres hijos: 70%, de bajo nivel educativo: 68%, de ingresos insuficientes o precarios: 76%, y amas de casa: 49%. Estos pocos datos son suficientes para desmitificar la creencia generalizada deque el aborto es un problema de clase media que puede pagar el precio de la clandestinidad y se convierte de un problema individual o limitado a una sola clase en un problema social que exige la atención de las autoridades. Consecuencias Fisiológicas En México, 34% de las mujeres que se ven en la necesidad de abortar recurren al servicio de un médico, mientras que 22.8% de los abortos son perpetrados por la introducción intrauterina de cuerpos extraños y 14.4% por la ingestión de infusiones diversas. (M. Acosta, 1976: 19). Estos datos explican la alta incidencia de mortalidad que ocurre entre las mujeres que se presentan con secuelas de aborto en las instituciones de salud pública. De las ochocientas mil mencionadas por el Dr. Calles, 10% o sea ochenta mil no sobreviven a las consecuencias de las condiciones antihigiénicasimpuestas por la legalidad, lo cual nos remite una vez más a un problema de moral pública. Por otro lado, como se nota en la tabla 2, si bien el aborto es la causa principal de la muerte materna en la mayoría de los casos en América Latina, las demás causas toman en su totalidad un significado mucho más importante. Tabla 2: Defunciones maternas por tipo de causas. Defunciones maternas por tipo de causas 100% 80% 60% 40% 20% 0% Fuente: OPS, Las Condiciones de Salud en las Américas . Salud de la Mujer, Edición de 1990, vol. I cuadro 5. Además, la posibilidad de un aborto bajo condiciones médicas modernas, en países donde el aborto bajo condiciones médicas modernas, en países para los cuales existen cifras exactas se notan entre cero y dos casos de mortalidad, con un promedio de 0.6 por cada 100000 abortos legales; la mortalidad se incrementa significativamente en los abortos en periodos más avanzados. En 1973, en Estados Unidos el riesgo era de3.4 muertes por cada 100 000 casos. Estas cifras ilustran el enorme impacto que la despenalización del aborto ha tenido en la vida de las mujeres. De un millón seiscientos mil abortos legales que se practican anualmente en Estados Unidos, solamente seis resultan en la muerte de la madre; de un millón ochocientos mil abortos en México, donde el aborto es penalizado, por lo menos cien mil resultan letales. Lo anterior permite afirmar que es más peligroso, a nivel salud física, para la madre tener un parto que tener un aborto bajo condiciones adecuadas. Psicológicas El objetivo de este apartado es presentar elementos para un marco teórico que permita identificar, entender y valuar los factores sociales que intervienen en la severidad y manejo del “trauma postaborto”. Antecedentes En 1988, en una reunión con personas del movimiento Pro-vida, el presidente Reagan opuesto a la despenalización del aborto encargó a su Secretario de Salud Pública, el cirujano general Everett Koop, un estudio exhaustivo de la literatura existente sobre efectos de salud del aborto provocado. La respuesta de E. Koop se encentra en una carta transmitida al Presidente el 9 de enero de 1989 intitulada: “The U. S. Surgeon General’s Report on the Health Effects of Abortion”. Después de algunos puntos explicativos sobre las diversas posiciones ideológicas y la objetividad de su propia revisión el Sr. Koop afirma: Es mi conclusión de la revisión de este asunto, que, en este momento, la evidencia científica disponible sobre las consecuencias psicológicas del aborto, sencillamente no pueden apoyar las creencias preconcebidas ni de los de pro- vida, ni de los de pro- elección. Tal conclusión se basa en las fallas de las propias investigaciones; escribe Koop: “Se reportaron 250 estudios en la literatura científica …, se encontró que todos contenían errores metodológicos”. Y después de una serie de consideraciones que casi parecen excusas por no haber encontrado resultados que apoyaran la posición del Presidente, repite: “Desde mi punto de vista … los datos no soportan la premisa de que el aborto causara o no causara o contribuyera a problemas psicológicos”. En la misma época J. L. Rogers, G. Stoms y J. L. Phifer publican en 1989 en Health Care for Women International un artículo en el cual revisan 280 artículos, publicados entre enero 1966 y abril 1988, dedicados específicamente a las consecuencias psicológicas del aborto y sólo 76 estos artículos reportaron datos Empíricos originales. Además, incluyeron 21 artículos publicados en la misma época que también presentaron una revisión de la literatura. Se excluyeron artículos motivados solamente por consideraciones teóricas, filosóficas o morales. Asimismo, se excluyeron artículos basados en casos de la práctica clínica psiquiátrica. Metodológicamente encontraron los siguientes problemas: contradicciones entre tablas y el texto, inconsistencia en el periodo de seguimiento, información incompleta, datos indirectos, fallas en la validez o confiabilidad de los instrumentos, fallas en la confiabilidad de calificación de los test, prejuicio del entrevistador, datos que no permitían conclusiones, mortalidad de la muestra, abortos múltiples, falta de datos demográficos, ausencia de datos comparativos, personas con historia psiquiátrica o con abortos por razones psiquiátricas, distorsiones de memoria, entrevistas en la sala de recuperación, muestra inadecuada, fallas de selección, aborto en conjunto con esterilización y criterio poco claros. Los estudios analizados reportaron un total de 121 770 abortos. Dieciocho estudios no reportaron resultado alguno. De los demás, 56 investigadores reportaron consecuencias negativas en 1 294 mujeres o sea 1.06% del total, mientras que 27 estudios reportaron resultados positivos/neutros en 2 604 mujeres, o sea 2.14% de la muestra. Doy estas cifras para satisfacer mi propia curiosidad, pero estoy consciente que debido a las fallas metodológicas y a la diversidad de reacciones investigadas estas cifras son igual de inválidas y poco significativas. Los autores concluyen: “Los resultados y perfiles metodológicos varían sustancialmente de un artículo a otro. Tanto los que están a favor, como los que están en contra del aborto puede comprobar sus puntos de vista refiriéndose cuidadosamente sólo a estos artículos que apoyen su agenda política”. Finalmente, indican que se necesitan estudios de gran escala en poblaciones con características demográficas variadas y debido al hecho de que no se puede tomar una población al azar, recomiendan estudios prospectivos y longitudinales con múltiples grupos de comparación. Desarrollo de un marco teórico En años posteriores, la investigación sobre las consecuencias psicológicas del aborto se desarrolló en varias direcciones: se pone mayor énfasis en la autoestima y otras características de la personalidad, el apoyo social, y en los mecanismos y recursos para afrontar situaciones tensas (stress). Investigadores que se destacan en estas áreas son: Brenda Major, Pallas Mueller, Nancy Russo y sus colaboradores y Richard Lazarus. La tensión (stress) ocurre cuando una persona evalúa una situación como una amenaza a su bienestar o como que está llegando a los límites o excediendo sus capacidades para afrontar, cambiar o mitigar las exigencias situacionales. El aborto provocado es considerado una fuente de tensión. La capacidad de afrontar (coping) la tensión se operacionaliza a través de la medición de quejas físicas, el estado emocional (affective mood), anticipación de consecuencias negativas futuras y depresión (medida por el inventario de Beck). Se pueden distinguir cuatro grupos de elementos interrelacionados analíticamente que intervienen para atenuar la tensión: características personales, los elementos de la decisión, el apoyo social y otros recursos. Características de la personalidad La Construcción Social del Self La teoría del self (o sí-mismo) varía de manera importante según la disciplina en la cual se trate y reclame su origen. Desde mi punto de vista, como sociológico y fue desarrollado por G. H. Mead y su alumno H. Blumer en los años treinta. Es evidente que otras disciplinas pueden presentar interpretaciones diferentes. El self (sí-mismo; auto-; derivados en autoestima, autoconciencia, auto eficiencia, etc.) surge en la interacción con el entorno social como objeto de nuestra propia observación; es la imagen de nosotros mismos que los demás proyectan y nosotros introyectamos. Tres dimensiones intervienen en la formación del concepto del self. 1.-el self exterior se forma en la estructura social, en los roles y en la interacción con los otros; refleja las evaluaciones de los demás sobre nuestra actuación en los roles sociales. 2.- el self interior se origina en las estructuras de poder que determinan el contexto de nuestra actuación en las estructuras sociales y sus procesos de aprendizaje que determinan el significado de la misma, y en las estructuras ideológicas que determinan los esquemas de atribución de responsabilidad. Esto tres elementos conforman la percepción del sí-mismo y de su eficiencia como agente causal y actor en situaciones específicas. 3.- El self moral representa la interacción entre el self exterior e interior. La autoestima El juego de estas dimensiones permite una evaluación “objetiva” (como objeto) de nosotros mismos; esta evaluación es conocida como autoestima y surge principalmente del self exterior. La aportación primordial de la sociedad para la formación de la autoestima, por su origen en el self, es innegable. La autoestima ha sido conceptualizada como una auto evaluación global bastante estable a través del tiempo y de las circunstancias. Se ha encontrado que altos niveles de autoestima constituyen un factor importante en la resistencia a la tensión. Por ende, altos niveles de autoestima previos al embarazo podrían atemperar los efectos negativos de un embarazo no deseado y de un eventual aborto. La auto eficiencia La auto eficiencia, que se origina en parte también en el self exterior, se refiere a la autoevaluación de la capacidad de ejecutar efectivamente las acciones necesarias frente a una situación específica (tensa). Las expectativas referentes a la capacidad de afrontar los efectos emocionales del aborto son determinantes e importantes en los ajustes postaborto. Lo anterior fue demostrado por Major en un estudio de 247 mujeres en 1985 y otro estudio de 283 mujeres en 1989. Mujeres con expectativas bajas reportaron mayores quejas físicas, peor estado emocional, anticiparon consecuencias negativas más severas y demostraron mayores niveles de depresión. Bajas las expectativas de poder afrontar la tensión con afirmaciones infundidas, como que el aborto puede tener efectos psicológicos severos a largo plazo, puede a su vez afectar su capacidad real para afrontar la experiencia del aborto, por la formación de un tipo de círculo vicioso. Es evidente que expectativas negativas (socialmente creadas), lo que se llama retroalimentación negativa, tienen efectos negativos sobre el proceso de ajuste. La autoculpa La diferencia entre “auto culpa comportamental” y “auto culpa de carácter” es que la primera involucra aspectos inestables, específicos y, por ende, controlables o modificables del self, la segunda se refiere a aspectos estables y globales y por ende incontrolables. La atribución de la culpa se forma principalmente en el self interior. La autoculpa está íntimamente relacionada con la autoeficiencia; por personas con bajas estimaciones de su eficiencia tienden a atribuir la culpa a factores internos e incontrolables y sufren altos niveles de ansiedad y depresión; mientras que personas con altos niveles de autoeficiencia evitan atribuciones autodenigrantes. Major, en los mismos estudios, estableció una relación importante entre la “autoculpa de carácter” y el proceso de ajuste al aborto; mientras que la otra forma de culpa no tenían incidencia. Es decir, personas que se sentían culpables de lo ocurrido, pero a la vez agentes de su propia vida, tenían mayor capacidad de afrontar las consecuencias. Por otro lado, mujeres que le echaron la culpa del embarazo a otras personas o circunstancias fuera de su control (como su carácter innato), tenían mayores quejas físicas, peores expectativas y peor ajuste. Elementos de la decisión Las mujeres que reportan haberse embarazado intencionalmente tuvieron niveles altos de depresión que las que tenían un embarazo no deseado. Mujeres que habían encontrado un alto significado en su embarazo, pero que se vieron obligadas posteriormente por las circunstancias a abortar, tenían más dificultades de afrontar consecuencias del aborto. Sin embargo, estos efectos parecían ser de corta duración. Apoyo social En este contexto se entiende por social: pareja, familia, amigos y la sociedad general. El apoyo social representa un recurso significativo en dos momentos importantes de un evento, primero, cuando se hace la evaluación de la amenaza para establecer si es potencialmente peligrosa para el bienestar de la persona y, segundo, en el momento de afrontar las consecuencias de su decisión. Dimensiones importantes del apoyo son el tiempo, la cantidad, la fuente, la estructura y su función. El estudio de Major en 1990, se dedica a los efectos del apoyo social para la capacidad de afrontar las consecuencias del aborto. Según esta investigación existe una relación significativa entre la percepción de apoyo y autosuficiencia, la cual a su vez, está positivamente relacionada con el proceso de ajuste al aborto. En este sentido, el apoyo social positivo puede ser considerado como un recurso importante; sin embargo, el apoyo social negativo, expectativas de apoyo no cumplidas o retroalimentación negativa, constituían una fuente adicional de tensión. Mujeres que fueron acompañadas por su pareja para el aborto, tenían mayores quejas físicas y más altos niveles de depresión que las que vinieron solas. Estas mujeres eran también más jóvenes y tenían las expectativas más bajas, razón, por la cual, tal vez, se dejaron acompañar por su pareja en primer lugar. El hecho de comunicar su decisión con anterioridad a la práctica de un aborto a personas cercanas, también puede tener efectos sobre la capacidad para afrontar la tensión. Mujeres que informaron su decisión y recibieron reacciones negativas tenían peores resultados que mujeres que no habían informado a nadie. Major, en otro estudio en 1992, establece también la importancia de las expectativas de la pareja en la conformación del apoyo percibido. Hombres con niveles bajos de autosuficiencia y dudas sobre la decisión del aborto pueden comunicar sus dudas y ansiedad a la pareja. Asimismo, hombres que están preocupados por su propia capacidad para afrontar el aborto pueden ser incapaces de brindar apoyo afectivo y pueden, finalmente, constituir un problema adicional para la mujer. Otros recursos La capacidad para afrontar la tensión se ve también afectada, en una medida significativa, por las variables contextuales de la pareja que influyen primordialmente en la percepción de apoyo. Empleo, ingreso y educación también constituyen recursos importantes que influyen indirectamente a través de la autoestima y auto eficiencia. Estudios recientes Desde las revisiones de Koop y Rogers, solamente dos estudios han sido presentados que responden de alguna manera a las críticas metodológicas y que, entre otras cosas, compara resultados en circunstancias parecidas. De hecho, frente a un embarazo no deseado hay varias alternativas y en igualdad de circunstancias se comparan las consecuencias psicológicas, a corto y largo plazo, de la existencia o no del embarazo, el aborto, el parto y crianza y, el parto y adopción. Zabin presenta en 1989 un estudio de 360 adolescentes y compara, en un periodo de dos años, la evolución psicológica de tres grupos: no había embarazo, aborto y parto. Dos años después de la entrevista original del grupo que abortó mostraba un perfil psicológico más positivo que cualquiera de los otros dos grupos. No había diferencias en rasgos de ansiedad (trait anxiety) entre los grupos, pero el estado de ansiedad (trait anxiety) era significativamentemás bajo en el grupo de aborto, estas mujeres también tenían mayor autoestima que el grupo de embarazo negativo y mayor sentido de control interno que el grupo de parto. Por otro lado, Nancy Russo y Kristin Zierk presenta, en 1992,un estudio de 5 295 mujeres que habían tenido un seguimiento durante un periodo de ocho años. De éstas 773 tuvieron, por lo menos, un aborto en esta época y 173 tuvieron un parto no deseado. el bienestar de las personas se midió principalmente por la escala de autoestima de Rosenberg, confirmada por otros análisis. Las conclusiones de este estudio son muy variadas y amplias y cualquier resumen deja de hacer justicia a la riqueza de información que ofrecen. En este estudio las mujeres contestaron las preguntas centrales como sigue: 1.- ¿El bienestar de las mujeres que tuvieron un aborto es menor que el de las otras mujeres? La respuesta sencilla a esta pregunta es “no”; las mujeres con un aborto eran quienes tenían la mayor autoestima significativamente más elevada, mayor sentimiento de fracaso que las demás; mientras que las mujeres sin aborto o con abortos múltiples no mostraban diferencias en autoestima. Mujeres con partos no deseados tuvieron una valoración de autoestima más baja. La relación positiva entre aborto y bienestar parece que se debe al importante rol del aborto en el control de la fertilidad y en la medida que incrementa el sentimiento de autocontrol. El hecho de que tan pocas mujeres en la muestra escogieran la adopción indica que es considerada como una alternativa llena de tensión y en general inaceptable. 2.- ¿Podrían explicarse las diferencias en niveles de bienestar de una manera independiente por número de hijos, recursos o niveles de autoestima preexistentes? No aparece una relación independiente entre las variables mencionadas. Niveles de baja autoestima al inicio del estudio (1980) eran indicativos para aborto, bajo ingreso, baja educación, mayor número de hijos y más embarazos deseados. Esto sugiere que mujeres con bajos niveles preexistentes de autoestima pueden tratar de incrementar su autoestima cumpliendo con el “mandato de la maternidad”, asumiendo el rol social central de la mujer. Los resultados, por autoestima baja y por el incremento del número de hijos, indican que la realidad de la maternidad es contraria a las expectativas de las mujeres. 3.- ¿Se vuelve la relación entre aborto y bienestar más grande con el tiempo? La investigación indica que no hay cambios. Los resultados no apoyan la creencia que el tiempo cambiará la relación entre el aborto y bienestar. Los hijos no deseados Un estudio de D. Henry publicado a finales de 1992 investiga los efectos sobre 220 hijos no nacidos en Checoslovaquia entre 1961-1963 de mujeres que solicitaron el aborto, pero que les fue negado en repetidas ocasiones, comparándolos con 220 niños que crecieron en circunstancias socio-culturales comparables. Todos los niños nacieron en familias intactas y fueron evaluados médico, psicológico y socialmente a los 9, 15 y 22 años de edad. Los resultados indicaron que las diferencias entre los dos grupos de niños se incrementan con el tiempo, siempre a la desventaja los niños no deseados. Entre otra cosa se establecieron las siguientes comparaciones: resultados escolares, aceptación social, adaptación social, continuación escolar después de la secundaria, relación con los padres, satisfacción en el empleo, conflicto con colegas, satisfacción de pareja, vida marital y aborto actual, alcoholismo y drogadicción, inicio de la vida sexual y número de parejas sexuales. En lo general el ser no deseado en el embarazo temprano tiene un efecto muy detrimento sobre el desarrollo sociopsicólogico de los niños. Este efecto es más notable en los varones que en las mujeres. La explicación teórica que aclara estos fenómenos se deriva del concepto de “deprivación psicológica”. Esta se define como una condición que surge de situaciones vitales en las cuales la persona no tiene la oportunidad de satisfacer sus necesidades psicológicas de manera suficiente o por un periodo satisfactorio, y que resulta en un desarrollo distorsionado. La deprivación psicológica es, por ende el resultado final del impacto prolongado de un ambiente empobrecido, un estado psicológico que resulta de una interacción continuamente restringida y/o distorsionada. Otros estudios indican que los efectos de la deprivación psicológica se prolongan en el funcionamiento psicosocial adulto. Las condiciones que dan origen a la deprivación pueden ser diversas y no están necesariamente limitadas al ambiente que se encuentra en casa de cuna, instituciones u hospitales, sino también pueden existir, aunque del exterior ni se nota, en familias donde el niño sufre regratificación insuficiente o de necesidades socioemocionales. Las leyes que prohiben el aborto no ponen fin al dolor del niño no nacido, sino solamente lo posponen. Las adolescentes que deciden no abortar Zabin investigó en 1990 un grupo de 360 mujeres afroamericanas en condiciones sociodemográficas comparables. Después de una prueba de embarazo, 92 resultaron negativas y 206 positivas; de estas últimas 120 optaron por el aborto mientras que 86 deciden seguir con el embarazo. Dos años después se encontró que las que abortaron tenían mayor probabilidad (que cualquiera de los otros dos grupos) de haber terminado sus estudios o de seguir en la escuela y tenían mejor situación económica. La investigación confirma también los resultados sobre niveles de tensión obtenidos por Major. Conclusiones No hay indicación alguna de que el aborto per se tenga efectos psicológicos negativos ni a corto, ni a largo plazo, peores que otras alternativas ante un embarazo no deseado. De hecho, la conclusión general que se podría sacar es que el aborto es tal vez la mejor solución en la peor de las indicaciones. Las respuestas emocionales postaborto incluyen las emociones socialmente determinadas de culpa y vergüenza. Existe actualmente un intento sistemático de estigmatizar a las mujeres que han abortado, esta campaña puede tener un efecto negativo sobre la salud mental; efecto que no se encuentra en los estudios de situaciones donde el aborto está legalizado o socialmente aceptado. De los puntos anteriores se deriva la importancia del ambiente social en el cual ocurre el aborto para determinar de la capacidad de afrontar las consecuencias de la tensión creada por la decisión. Un ambiente público-social, neutro o favorable tiende en gran medida a evitar posibles efectos negativos del aborto provocado. En un país donde el aborto está prohibido, con todo el mensaje negativo que esto implica y donde se escucha primordialmente las profecías nefastas de grupos ideológicamente fijados, estas profecías se auto realizan, pero no debido a los efectos inherentes al aborto, sino a la actitud social estigmatizante. Legales La situación del aborto en el mundo En 1987, en el mundo entero se estima que se hicieron entre veintiséis millones y treinta y un millones de abortos legales y entre diez millones y veintidós millones de abortos clandestinos. Varios países en el mundo han adoptado legislaciones que autorizan la interrupción del embarazo con base en diferentes razones. La indicación médica que inicialmente se limitó a salvaguardar la vida únicamente, se extendió muy a menudo a la de preservar la salud física y mental de la embarazada. Cuarenta por ciento de la población mundial vive actualmente en países donde el aborto por simple solicitud está permitido, mientras queotro 25% vive en países donde el aborto está permitido bajo ciertas restricciones. En la mayoría de los países europeos y anglosajones, más o menos la mitad de los abortos son procurados por mujeres jóvenes, solteras que quieren posponer su primer parto, mientras que en el este de Europa y en los países en vía de desarrollo la mayoría de los abortos se producen entre mujeres casadas con dos o más niños. A nivel mundial, 53 países, principalmente en Asia y África, con 25% de la población mundial total, son clasificados en la categoría más restrictiva, donde sólo se permite el aborto si la vida de la mujer está en peligro. En algunos de estos países se prohibe el aborto bajo cualquier circunstancia. Cuarenta y dos países, en su mayoría en Asia y África, con 12% de la población mundial, permiten el aborto por razones médicas más amplias: peligro para la salud general de la mujer y a veces por razones genéticas y jurídicas, algunos incluyen la salud mental. Veintitrés por ciento de la población mundial en 14 países, incluyendo a Japón y Australia, tiene leyes que permiten el aborto por indicaciones sociales y médico-sociales, o sea, condiciones sociales adversas. La categoría menos restrictiva abarca 23 países con 40% de la población mundial, e incluye a China, la exUnión Soviética y Estados Unidos, donde se permite el aborto por sencilla solicitud de la mujer. En la mayoría de estos países existen límites relacionados con el periodo de gestación, pasando este periodo, se necesitan indicaciones adicionales para permitir el aborto. La mayor parte de los países han estimado compatible la despenalización de la interrupción voluntaria del embarazo, no solamente son las normas de carácter supranacionales que vinculan a todos ellos, como es el “Convenio Europeo para la Protección de los Derechos Humanos y de las Libertades Fundamentales” de 1950. La tabla 3 resume esta situación y clasifica varios países del mundo occidental según las restricciones que aplican sobre el aborto. Tabla 3: Países por restrictividad de su legislación al 1 de enero de 1990 Legislación Europa América Norte América Sur Salvar la vida de la mujer Bélgica Irlanda R. Dominicana El Salvador Guatemala Haití Honduras México Nicaragua Panamá Brasil Chile Colombia Ecuador Paraguay Venezuela Otras razones de salud Materna Albania Irlanda Norte Portugal España Suiza Costa Rica Jamaica Trinidad y Tobago Argentina Bolivia Guyana Perú Razones sociales y Médicas Bulgaria Finlandia Alemania Federal Gran Bretaña Hungría Polonia Uruguay Por solicitud Alemania Dem. Austria Checoslovaquia Dinamarca Francia Grecia Canadá Cuba Puerto Rico Estados Unidos Italia Países Bajos Noruega Rumania Unión Soviética Suecia Yugoslavia Fuente: Butler J.D.and Walbert D, F. Abortion, Medicine, and the Law, 1992. El aborto en México Las leyes son hechas por hombres y reflejan en consecuencias sus opiniones, muchas veces formadas en un ambiente conservador, influenciadas sutilmente por el pensamiento eclesiástico. En México la situación no es diferente y a pesar de las excepciones, nos puede servir como ejemplo para casi todos los países. El artículo 4ª constitucional establece que toda persona tiene derecho a determinar el número de hijos y el espaciamiento de los mismos. Existe cierta discusión sobre el tema, pero algunos autores interpretan que este artículo establece implícitamente el derecho al aborto. En el distrito Federa, el aborto por imprudencia, el aborto para interrumpir un embarazo que es consecuencia de una violación y el aborto en caso de peligro de vida para la embarazada, no son punibles. En varios estados de la república el aborto realizado por razones eugenésicas se excluye también de los actos delictuosos. El estado de Chiapas incluye a las causas económicas como atenuantes ante la corte, en tanto en Yucatán y Chihuahua consideran que el aborto que obedezca a circunstancias económicas graves y justificadas tampoco es punible. Sin embargo, hay que diferenciar entre la regla y la aplicación de la misma ya que los trámites administrativos requeridos demoran las autorizaciones necesarias y muchas veces las vuelven inoperantes. Las leyes actualmente en vigor en el Distrito Federal datan de 1931 y están incluidas en el Código Penal del Distrito Federal en los artículos 329 a 334. En éstos se establecen penas de uno a tres años para el que hiciera abortar, con suspensión de ejercicio de la profesión, si el aborto se efectuó con el consentimiento la pena se eleva de tres a seis años y hasta ocho, se mediara violencia física o moral. La suspensión del ejercicio profesional parece lógico en términos de la ley, pero es eminentemente contradictorio si lo vemos desde el punto de vista de la salud pública: los que están mejor capacitados para efectuar un aborto y en las mejores condiciones, son los más castigados. Para la abortante, el Código Penal establece una diferencia “moralizante”, dependiendo de las circunstancias del embarazo, es decir “…si no tenga mala fama, si haya logrado ocultar su embarazo y que éste sea fruto de una unión ilegítima (sic, art. 332)”, “la pena es de seis meses a un año, pero si falta uno de estos “atenuantes” la pena es de uno a cinco años”. Aquí cabe preguntarse ¿Cuál es el bien protegido por la ley? Decididamente no es la vida, sino el “honor” y la hipocresía de los legisladores. Si consideramos que en cada uno de los abortos se involucran por lo menos tres personas, como cómplices o encubridores, hay que aceptar que anualmente cinco millones cuatrocientos mil mexicanos incurren en la violación de una ley que se persigue de oficio. El delito de aborto se convierte así en el delito más frecuente, más “normal”, transformándose de un problema individual en un problema de moral pública. Cabe aquí la interrogante si frente a la realidad de la ineficacia de una legislación anticuada y un consenso social significativo, no debería buscarse ampliar las causas de justificación de la interrupción voluntaria del embarazo, poniendo preferentemente en consideración situaciones de orden social. LA MORALIDAD DEL ABORTO Las actitudes hacia el aborto están ligadas a creencias sobre la embriología, sexualidad humana, contracepción, la igualdad de los géneros, la relación entre la moralidad y la ley, la autoridad moral, la relación de Dios con el procesos naturales, el significado de la libertad humana de la libertad religiosa o la separación entre Estado e Iglesia. La compresión adecuada de cualquier enfoque (religioso) del aborto tiene que explorar ampliamente el marco del pensamiento teológico-moral en el cual se da. Embriología El presente capítulo se basa principalmente en las aportaciones de Michael J. Flower, Ph. D. y Charles A. Gardner, Ph. D. en Abortion, Medicine and the Law. El argumento biológico de que un ser humano es creado al momento de la fertilización es usado cada vez más para apoyar posiciones religiosas basadas en la tradición de la Iglesia. El zigoto contiene la información genética (DNA) necesaria para el desarrollo del embrión, pero la analogía entre el DNA y un plano (arquitectónico) es engañoso, solamente es parte de la información correcta del embrión. El DNA no contiene la información de cómo juntar las partes en el orden adecuado y en el momento exacto. La información necesaria para construir un ojo o un dedo no existe en el óvulo fertilizado. Existe en la posición e interacción de las células y moléculas que se formarán tiempo después.Las células iniciales no reconocen solamente como células embriónicas. No hay un programa que especifique el destino de cada una de las células. Más bien, comportamiento de una célula es influenciado en cada etapa por su ubicación en el desarrollo corporal del embrión. Cada etapa conlleva nueva información y cada célula responderá al azar a esta nueva información. Cada célula puede convertirse en un número indefinido de células más específicas y aportar a la formación de diferentes órganos. Más tarde, un descendiente de esta célula puede estar restringido, por ejemplo, al cerebro, pero será capaz de contribuir todavía a muchos tipos diferentes de células. La mezcla de suerte y planificación que conforma cada una de las etapas del proceso, es lo que hace a una persona única. Es evidente que el óvulo fertilizado no es un ser humano preempacado. No hay plano ni un pequeño ser preformado en espera de desempacar; no es “completo” o “la totalidad” de una persona. De los genes surge la propensión para ciertas características, pero es el desarrollo de un proceso extremadamente complejo lo que nos da muestras características individuales. Por supuesto, el embrión es siempre humano, es de origen humano, pero también lo es cualquier óvulo o espermatozoide. El problema es la definición de la palabra “humano”: puede ser adjetivo o sustantivo como adjetivo no conlleva un valor moral particular: tenemos pelo humano, uñas humanas, las células humanas de la saliva contiene los 46 cromosomas, pero no tienen un significado especial. Pero el sustantivo “humano”, si, tiene una dimensión moral, tiene connotaciones de individualidad y personalidad, también se relaciona con pensamientos y sentimientos humanos. Esto último nos remite al desarrollo del cerebro. Cualquiera que se la ocasión de su inicio, la fertilización no es un evento momentáneo, sino un proceso complejo que dura alrededor de 24 horas. La meiosis (penetración del espermatozoide al óvulo) dura unas 12 horas; mientras que para la conjunción de las dos cromosomas transcurren otras 12 horas. La primera nueva información genética no se expresa sino hasta 60 horas después del primer contacto entre el óvulo y espermatozoide, lo cual implica que durante dos días y medio las características moleculares del preembrión son determinadas por la madre. Además, el nuevo zigoto es el producto de dos células vivas. No empezó una vida donde no había antes, más bien continúa bajo una forma nueva. Mientras que sigue la división celular para formar el blastocisto, el zigoto baja por las trompas de Falopio durante cuatro o cinco días: la implantación definitiva en el útero ocurre entre el día 12 y 14; después de lo cual los procesos de morfogénesis (toma una forma identificable) y organogénesis (desarrollo de los órganos) pueden empezar. Sin embargo antes de las primeras indicaciones de morfogénesis, el zigoto todavía se puede dividir en dos (o más) para dar origen a gemelos. Por esta razón se llama al zigoto: preembrión, porque todavía no está determinado para originar aun solo individuo. La transformación de preembrión a embrión, después de dos semanas, de pluripotencialidad a unipotencialidad, es la primera transición integrativa. Los primeros procesos neurointegrativos ocurren en la semana seis y siete y se manifiestan por pequeños movimientos de reflejo. Sin embargo, como en este momento todavía no existe el neocortex (y no existirá por varios meses), podemos estar seguros que los movimientos no son intencionales. Ésta es la segunda transición. Durante unos tres meses, las células proliferan y migran, produciendo el noecortex con diferentes capas, diferencialmente especializadas para procesar información neural. Es evidente que tal proceso sólo puede ocurrir si las células del neocortex están conectadas entre sí y, eventualmente, a otras células que puedan mandar y recibir información. Las primeras conexiones (sinapsis) aparecen entre las semanas 19 y 22. Es la tercera transición. El cambio hacia una actividad neural continua se da en la semana 30, lo cual es la cuarta y última transición. El zigoto entonces, tiene la potencialidad de convertirse en un ser humano, pero es una potencialidad extraña, que no tiene un camino determinado ni un plano que seguir. El óvulo fertilizado no contiene su propio destino, igual que una uva no contiene vino. La fertilización entonces no es el único evento determinante en la concepción de un ser humano. Ésta está procedida por la meiosis (para la preparación de gametos femeninos y masculinos funcionales de la unidad genética) y seguridad por un proceso de varios días de implantación, en varias etapas críticas para el desarrollo adecuado del embrión. Resulta que la generación de vida y de vida humana especialmente, es un proceso continuo que involucra múltiples eventos secuenciales e interdependientes y que no se pueden atribuir exclusivamente a la fertilización. La fertilización, inyección del DNA del espermatozoide en el óvulo, es solamente un pequeño paso hacia la plena potencialidad humana. Parece arbitrario asignar a este evento biológico un significado moral especial. Las características que conforman la persona no pueden ser descubiertas por la ciencia, pero surgen de la construcción social del individuo. Atribuir valor total humano al “feto en proceso” es claramente un acto de construcción social del individuo. Atribuir valor total humano al “feto en proceso” es claramente un acto de construcción social extrínseco al feto. La justificación para la elección de criterio tiene, por ende, que originar en un ámbito diferente y anterior: en la comunidad moral. La vida del embrión o feto no es la vida corporal de la persona en proceso, pero es la vida del cuerpo de la persona. La vida del embrión del cual crecí no era una etapa de mi vida, pero sí una etapa en la vida de mi cuerpo. No soy mi cuerpo, soy persona. Historia antigua Las primeras menciones del aborto ya se encuentran en los antiguos escritos chinos desde hace seis mil años. El Código de Hammurabi (1730-1688 a. C.), legislador en Babilonia, preveía en sus parágrafos 209 a 213 sanciones para quien causara un aborto. Platón (427- 347 a. C.), en La República (Penguin Classics, p. 217) menciona el aborto y el infanticidio como formas de política demográfica. A pesar de que Pitágoras mantuvo que “el alma entra en el cuerpo en el momento de la concepción”, Aristóteles (385-322 a. C.), basándose en la teoría del hilomorfismo, según la cual no hay alma hasta que el cuerpo empieza a tomar forma, es decir, el inicio del alma coincide con las primeras etapas de individualización, enseña que el feto no se anima sino después de cuarenta días, si es varón después de sesenta, si es mujer. El evidente sexismo en esta declaración se explica a veces porque los genitales masculinos son más fácil y más rápidamente detectables en el feto que los femeninos. La diosa Temazcallteci, entre los aztecas, tenían al aborto como una de sus múltiples tareas, según informa M. I. Morgan en su libro Sexualidad y sociedad en los aztecas. La tradición judía La cultura judeocristiana, a lo largo de su historia, siempre se ha preocupado por la práctica del aborto, pero es hasta nuestros días cuando el aborto ha entrado en la discusión abierta, formando parte de una polémica que trasciende las condiciones de salud y la moralidad del individuo. El judaísmo invoca las escrituras, las interpretaciones talmúdicas y las leyes rabínicas como guía en el asunto del aborto. La Biblia en el libro de Éxodo (21:22-23) había retomado la idea de Hammurabi que niega la existencia de una vida humana del feto. Si dos hombres se pelean y llegan a lastimar a una mujer embarazada, haciéndolaabortar, pero sin poner en peligro su vida, el culpable deberá pagar de multa lo que el marido de la mujer exija, según la decisión de los jueces. Pero si la vida de la mujer es puesta en peligro, se exigirá vida por vida… Para la interpretación de lo anterior hay que tomar en cuenta la cultura legislativa de la época: la ley de talión (ojo por ojo, vida por vida); es decir, la vida de la mujer se paga con otra vida, pero la pérdida de un embarazo solamente se paga con dinero, es decir: no se considera al feto como parte de la madre y no como persona o una entidad independiente. El feto no es persona hasta que nazca en el mundo. La vida de la mujer es siempre más importante que la del feto, lo cual implica que cualquier situación de riesgo físico o mental puede ser tomado en consideración para permitir el aborto. Sin embargo, hay diferencias en estas consideraciones según la religiosidad de las personas. Los más conservadores prohiben el aborto pero consideran excepciones en las casos donde peligra la vida de la mujer. Los judíos más liberales consideran que el feto no es persona y que por ende no existe una verdadera interdicción contra el aborto. Posteriormente se establecen salvaguardias para evitar abortos indiscriminados. En general, el judaísmo no considera al aborto como un asesinato, pero sí como un asunto serio y una lesión a la imagen de Dios. Evolución de la Iglesia Católica San Agustín (quien murió en 604) escribió que, según la ley cristiana, el acto del aborto no se considera homicidio, porque aún no se puede decir que haya una alma viva en un cuerpo que carece de sensación, ya que todavía no se ha formado la carne y no hay sentidos. Éste junto con el pensamiento de Aristóteles, bajo la denominación de animación (homini-zación) retardada, fue retomado por Santo Tomás de Aquino (1225-1274) en su Suma Teología (1:118:2) pero considerando que el “retraso” de la entrada del alma era de 40 días para varones y de 80 días para mujeres. Esta posición se convirtió en la doctrina oficial de la Iglesia por los decretos del papa Gregorio IX en 1234, y fue confirmada en el concilio de Viena en 1312 como la doctrina oficial de la Iglesia. Esta postura se mantuvo hasta 1588 cuando el papa Sixto V decretó al aborto pecado mortal con pena de muerte en la hoguera. El siguiente año, otro papa, Gregorio XIV, anuló la bula y regresó a la doctrina de Santo Tomás. Todavía en el siglo XVI, la iglesia prohibía bautizar al producto de un aborto al no considerarlo persona humana. Sin embargo, a partir del siglo XVII surgieron nuevas “investigaciones” que demostraron la existencia de un homúnculo, un diminuto ser humano, en embriones de sólo unos cuantos días con microscópicas extremidades y cabeza. Apoyados en estas investigaciones y en el racionalismo cartesiano (Descartes, 1596-1650), con su declaración de la supremacía de la razón, la corte papal se dejó convencer de que el alma es la idea constituyente del cuerpo y por ende anterior a él, con lo cual nació la teoría de la preformación. En el siglo XIX, la oposición de la Iglesia a las ideas de evolución darwinista (Darwin 1809-1888), impidieron reconsiderar esta posición; hasta que finalmente la teoría de la epigénesis reemplazo ala de la preformación; según está preformado, sino desarrolla sus partes por medio de un proceso complejo de crecimiento, segmentación, diferenciación y organización, pero existe como vida humana desde el inicio. Así, contradiciendo a santos, filósofos, papas y teólogos, el papa Pío IX (1792- 1878) decretó con pena de excomunión, la prohibición del aborto. (Supongo, pero no he podido confirmar que esto ocurrió el 8 de diciembre de 1864, por la publicación de la Encíclica Quanta Cura, por su anexo; el famoso Syllabus que retomaba los 80 principales errores de “nuestro tiempo” y confirmado en el Primer Concilio Vaticano de 1869.) Contrario a lo anterior y hasta 1917, las leyes canónicas (aplicables en el confesionario) se siguieron apoyando en San Agustín y Santo Tomás afirmando que el aborto sólo es homicidio cuando el feto ya se ha formado. La posición de la iglesia católica es compleja y difícil de entender, hay que tomar varios puntos en consideración. Ningún papa ha hablado del aborto desde una posición ex cathedra, no se trata, por ende, de un asunto de infalibilidad del papa, lo cual en teoría permitiría cambiar la posición en cualquier momento. Los que dentro de la iglesia católica apoyan la disponibilidad del aborto rebasan en varios puntos: la falta de uniformidad de las enseñanzas tradicionales sobre el status del feto; la observación de que el status moral de la mujer se hizo secundario en relación con el status del cigoto; la posición central de la conciencia personal y preocupaciones ecuménicas. Tres puntos adicionales merecen alguna elaboración. El principio moral católico del probabilismo mantiene que no se puede imponer como cierta una obligación moral dudosa. En este caso, la duda existe sobre el status del feto, mientras que estatus moral de la mujer es cierta. Otro argumento a favor de la libre elección se deriva de las inconsistencias de la legislación canónica: la regla de excomunicación por aborto no se aplica a mujeres menores de 17 años, a las que no tienen conciencia de la pena de excomunión, las pobres, las con miedo o las mujeres que actúan en defensa propia. Un tercer argumento que los católicos utilizan para apoyar la elección libre es el de la libertad religiosa, plasmada en varios documentos del Vaticano II, según este principio los católicos no están obligados a imponer sus convicciones a otros a través de la legislación civil. Como nota final, es curioso observar que en Estados Unidos las mujeres católicas (que son un grupo minoritario y por ende no se puede poner en duda su religiosidad), en contra de la prohibición absoluta de la Iglesia, tienen una tasa de aborto provocado parecida a la tasa nacional y casi 30% por encima de la tasa de aborto de mujeres protestantes. Pensamiento en otras religiones Protestantismo Los protestantes están profundamente divididos sobre el aborto. Tal división tiene su origen en la naturaleza del protestantismo que se basa en las escrituras como autoridad en asuntos de fe y práctica y que además tiende a enfatizar la responsabilidad personal en decisiones morales. Los puntos de vista varían entre los dos extremos de la iglesia evangélica, totalmente opuesta al aborto y las iglesias de pentecostés que mantienen que el ser humano empieza solamente en el momento del nacimiento y con la primera respiración. Es de interés observar que la iglesia evangélica está en la base de los grupos antiaborto más extremos que utilizan tácticas de desobediencia civil y otros esfuerzos para hostigar a las mujeres que se dirigen a clínicas de planificación familiar. Budismo Para los budistas el aborto no es un asunto divisorio, por que no tienen una jerarquía eclesiástica ni dogmas oficiales para establecer la fe y comportamiento ortodoxo, ya que el budismo enfatiza la creencia en el renacimiento, la noción del asesinado de vida fetal queda mitigado. Hinduismo Esta religión enseña que el alma entra en el feto en el momento de la concepción. Prohibe el aborto con excepción en casos de violación, incesto o situaciones económicas precarias. Por otro lado, ya que el hinduismo cree en el karma o renacimiento, la gravedad de toda acción en contra de la vida es, igual que en el Budismo, atenuada por esta creencia. Islam Los musulmanes permiten el aborto por cualquier razón en los primeros 40 días del embarazo, ya que Hadith, las enseñanzas de Mahámmad,describen el feto como “40 días en forma de semilla”. La moral femenina La discusión sobre el aborto se formula, en la mayoría de las veces, como una discusión moral. Los filósofos de la moral distinguen tres fuentes principales: la moral que se basa en las normas sociales y es impuesta por culturas específicas; la moral basada en principios universales transculturales y, finalmente, la moral basada en preceptos personales, guías individuales que permiten estructurar la interacción social. La tabla 4 resume estas diferentes posiciones. Tabla 4: Etiología y Naturaleza de la Moralidad Normativo Principios universales Principios particulares Considera la mortalidad como sinónimo de: Las reglas, normas valores y tradiciones de una sociedad particular. Ciertos principios universales y transhistóricos, comunes a toda la humanidad. Valores, convicciones, normas y principios, desarrollados por la persona para la interacción efectiva con otras personas. Considera la moralidad como: Control social impuesto sobre la persona. Un principio filosófico revelado a la persona. Un precepto personal creado por la persona. Universalidad de la moralidad: El código moral es el equivalente de las normas sociales y, por ende, varia de cultura a cultura. Estos principios trascienden los códigos morales específicos de cualquier persona en particular o cultura. La moralidad es una guía personal que permite al individuo monitorear la legitimidad y propiedad de su pensamiento y comportamiento en un contexto social. Definida como tal por: El concepto psicoanalítico del superego (S. Freud) La perspectiva de desarrollo cognitivo, (Piager, Kohlberg, Guillian) Las perspectivas del interaccionismo, socio analítica y personológica (Haan, Hogan, Lifton) Fuente: Lifton P. D. “Individual difference in moral development: the relation o sex, gender and personality to morality Journal of personality, 1985. La discusión sobre el aborto se apoya en principios universales. Sin embargo, no hay un acuerdo generalizado sobre cuales son estos principios y mucho menos cuál sería jerárquico de éstos. Los principios se basan en la visión que tenemos de cómo “debe ser” la relación entre los seres humanos. Algunos ponen mayor énfasis en la individualidad del ser humano; otros, enfocan su ser social. Los primeros ven a la persona y a sí mismo (el self) como un ser separado y objetivo que deriva sus derechos. Para ellos, las relaciones humanas están basadas en roles que surgen justamente en estos derechos. Se dice que tienen una moralidad de “Justicia”. El segundo grupo se ve más bien como conectado, interdependiente y su relación se rige por el cuidado (care en inglés) y preocupación para mantener la interconexión entre las personas. Esta moralidad se define como de “Respuesta y Cuidado”. La tabla 5 resume estas posiciones. Tabla 5: Relaciones de reciprocidad y de respuesta El Self Relaciones Separado/ objetivo Conectado Sentidas en términos de Reciprocidad entre individuos separados, esto es, como preocupación para otros, considerándolos como uno quisiera ser considerado, con objetividad e imparcialidad. Respuesta a os otros en sus propios términos, esto es, como preocupación por el bien de los otros o por aliviar sus cargas, dolor o sufrimiento(físico o psicológico) Medidas por Reglas que mantienen la imparcialidad y reciprocidad en las relaciones. La actividad del cuidado que mantiene y sostiene el cuidado y la conexión en la relación. Basadas en Roles que surgen de deberes, de obligaciones y compromisos. Interdependencia que surge del reconocimiento de la interconectividad entre personas. Fuente: Lyons N., “Two perspective: on self, relationship and morality”, Harward educational review, 1993. La tabla 6 vuelve a tomar estas distinciones con más detalle y las relaciona con la forma como diferentes personas enfocan los problemas morales, cuáles elementos toman en consideración para su solución y como evalúan posteriormente el resultado. Tabla 6: La relación entre el concepto del Self y de la moralidad con las opciones morales. Individuos definidos como: Tienden a utilizar una moralidad de Problemas morales se construyen generalmente como situaciones, Considerando: Y evaluados considerando: La moralidad de Justicia SEPARA- DOS/OBJE- TIVOS en RELACIÓN con OTROS: ven otros como uno quisiera ser visto por ellos, con objetividad; y Justicia como Imparcialidad que se apoya en la comprensión de RELACIONES como RECI- PROCIDAD entre indivi- duos separados, y que se base en el deber y obligación de sus roles; Especialmente decisiones, sobre demandas conflictivas entre el self y otros (incluyendo la sociedad); y se solucionan evocando reglas imparciales, principios o normas, (1) las obliga- ciones relacionadas con el rol, deber o compromisos; o (2) normas, reglas o prin- cipios para el self, otros o la sociedad; incluyendo reciprocidad esto es, imparcialidad como hay que tratar a los otros considerando como uno quisiera ser tratado en su lugar; (1) como las decisiones se piensan y justifican o (2) si los valores, principios o normas espe- cialmente , la imparcialidad, se mantienen (mantuvieron). La moralidad de respuesta y cuidado CONEC- TADOS en RELACIÓN con OTROS: ven otros en su propia situación y contexto; y Cuidado que se apoya en la comprensión de RELACIONES como RESPUESTA al OTRO en sus propios términos De relación de respuesta, esto es, cómo responder a otros en sus términos particulares; y se solucionan por la actividad de cuidado; (1) manteniendo relaciones y respuesta, esto es, las conexiones entre individuos: o (2) fomentando el bienestar de otros o previniendo su daño; o aliviando su carga, dolor o sufrimiento (físico, psicológico); (1) qué pasó, pasará o cómo las cosas resul- taron; o (2) si las relaciones se mantienen/man- tuvieron o restablecieron. Fuente: Lyons N., “Two perspectives: on self, relationships and morality”, Harvard educational review, 1993. En la tabla 7 se ve claramente que los individuos con una personalidad femenina tienen a considerarse como “conectados” y se basan en una moralidad de “respuesta”; mientras que los individuos con personalidad masculina se consideran, más bien, como “separados/objetivos” basándose en una moralidad de “justicia”. Nótese que personalidad femenina o masculina no necesariamente coincide con mujeres y hombres (sexo biológico o atribución de género), sino más bien con la identidad de roles de la persona (más o menos en el sentido del concepto de Bem). Tabla7: Autodefinición y elección moral Prevalencia de consideraciones de respuesta o justicia (%) Respuesta Igual Justicia 75 0 25 14 7 79 Modos de Autodefinición (%) Conectado Igual Separado/objetivo 63 6 12 0 7 79 Modos de autodefinición en relación con modos de elección moral Conectado Igual Separado/objetivo 10 3 0 0 3 13 Fuentes Lyons N.,”Two perspectives: on self, relationships and morality”, Harvard educational review, 1993. Ahora bien, ¿qué tiene que ver todo esto con el tema que nos preocupa?. La discusión sobre el aborto, por muy útil que pueda ser, ha reducido muchos pensamientos sutiles a simplemente dos posiciones antitéticas que representan el aborto de un modo bastante engañoso, en términos de blanco y negro. La idea crucial se centra en ¿quiéndecide? ¿La mujer o el feto? Y solamente uno de los dos tiene la capacidad de decir el resultado. Además, los activistas por ambos lados, como se puede notaren la tabla 8, no solamente están en desacuerdo completo en el asunto del aborto mismo, sino discuten también agriamente las actitudes subyacentes sobre la mujer, el hombre y la sexualidad, considerándolas mutuamente como erróneas y hasta inmorales. Sin embargo, ambos se basan en una moralidad de justicia, embargo, ambos se basan en una moralidad de justicia. Tabla 8. Posiciones ideológicas Pro-vida Pro-Elección División genética Hombres y mujeres son intrínsecamente diferentes y mejor adaptados para roles diferenciados. Hombres y mujeres son más similares que diferentes. Actividad sexual Valorada por su propósito sagrado y procreativo. Valorada tanto por el placer e intimidad que ofrece como por la reproducción. Control natal Malo, porque niega la más alta vocación de la mujer. La única manera para que la mujer logre su plena potencialidad. Maternidad El rol natural de la mujer Tiene que ser completamente voluntaria para que la mujer no sea relegadla “status bajo” de madre. Cuerpo No tiene derechos propios y está completamente sujeto a la procreación. La mujer decide sobre su propio cuerpo. Feto Ser humano a partir de la concepción que por ende es lógicamente intocable. No es persona, la mujer con status humano completo, puede reclamar un status moral a lo cual es feto, que sólo es potencialmente humano, no tiene derecho. Fuente: Maloy K. & Jones Patterson M., Birth or abortion?, private sturggles in political world, 1992. Aída Torres y Jacqueline Darroch Forrest publicaron en 1988 una investigación sobre las motivaciones para abortar. En mil novecientos casos de aborto legal, 95% de las mujeres dieron por lo menos dos razones por haber abortado. En promedio se dieron 3.7 razones, 63% de las mujeres mencionó entre tres y cinco razones mientras que 13% dio entre seis y nueve razones. Es evidente que la decisión de abortar no se toma en función de una sola razón. Los motivos mencionados se enlistan en la siguiente tabla. Tabla 9. Porcentaje de pacientes que reportaron una razón que contribuyó a su decisión de abortar y porcentaje que mencionó cuál era el motivo más importante. Fuente : Torres, A. y Forrest, Jacqueline, “why do women have abortions?” Family planning perspectives, 1989. La elaboración sobre las tres motivaciones principales dio los siguientes resultados: Para quienes se sentían preocupadas por los cambios en su vida (N=1 339), esto se refería a que el hijo podría interferir con su empleo, su carrera profesional o escolar, o que los hijos de otras dependían de ella. Para las mujeres que mencionaban que no se podían permitir un hijo ahora (N= 856, esto implicaba que eran estudiantes, solteras o desempleadas (o su pareja), que tenían un empleo mal pagado, que no podían dejar el empleo, que no se podían permitir las necesidades básicas o que o recibían apoyo de su pareja o padres. Finalmente, para las mujeres que veían problemas de pareja o que no querían Razón Total N=1,900 % más Importante N=1,773 Preocupado por el cambio de su vida No se puede permitir ahora Problemas de pareja o madre soltera No está lista para la responsabilidad Desea ocultar su actividad sexual No es suficiente madura y/o demasiado joven Ya no quiere más hijos La pareja quiere que aborte Posibles problemas del feto Problemas de salud de la mujer Padres de la mujer quieren que aborte Victima de violación o incesto Otros 76 68 51 31 31 30 26 23 13 7 7 1 6 16 21 12 21 1 11 8 1 3 3 1 3 enfrentar la situación de madre soltera (N=790), explicaban que no querían casarse, que estaban a punto de divorcio, que la pareja no puede o no quiere casarse, que no existe una relación estable, que su pareja la maltrata o a los niños, o que no está lista para comprometerse en una relación. K Maloy y M. J. Patterson hacen también una revisión de casos de embarazos no deseados de las motivaciones y las soluciones (aborto, parto o adopción) que a ellos se han dado. Encontraron, como era de esperar en función de los datos de ambas investigaciones y del análisis teórico anterior, que el dilema al cual se enfrentan estas mujeres gira alrededor de la preocupación por su familia y su entorno en general, el “derecho a la vida” o el “derecho sobre mi propio cuerpo” son argumentos que muy poco se toman en cuenta. La mujer que se enfrenta a tal decisión piensa en sus hijos, su pareja, las posibilidades de una vida mejor para su futuro bebé, pero poco piensa en sus derechos. La conclusión de todo esto es evidente: la discusión alrededor del aborto se lleva acabo en un ambiente de moral masculina, en un mundo donde predominan los valores masculinos; mientras quién aborta es la mujer y los valores que realmente cuentan son femeninos. El feminismo ha explicado esta actitud de varias maneras, aduciendo que para los hombres es más fácil identificarse con el feto que con la mujer embarazada, porque por lo menos han sido fetos pero nunca podrán ser embarazadas. En el mismo nivel viene el asunto de la potencia, de la comunidad como compensación por la mortalidad, del deseo de incorporarse a sí mismo a su propia imagen en el mundo a través del hijo. Estos u otros valores patriarcales son los que predominan en la discusión sobre el aborto, o sea en un mundo eminentemente femenino. Es la conciencia de esta contradicción que hay que buscar en el acercamiento entre los grupos Pro-vida y de Pro-elección. Es en la preocupación para la mujer y su propia realidad que se resuelve el maniqueísmo de ambos grupos. A fin de cuentas el problema no es el aborto sino el embarazo no deseado. La colaboración entre los dos grupos se puede dar en la prevención de este problema, es aquí donde ambos pueden encontrar un terreno común y dejar de enfrascarse en discusiones estériles. OTROS ARGUMENTOS Seria imposible tratar de analizar y evaluar aquí todos los argumentos que han sido expuestos por los diversos grupos, unos en Pro y otros en contra de la despenalización del aborto. Basta con presentar un modelo general de interpretación, propuesto por Octavio Giraldo Neira, que ayude al lector a formar su propia opinión. Los argumentos “en contra” pueden dividirse en dos grupos: los dogmáticos- metafísicos y los seudo-racionales. Los primeros son del tipo con que las religiones se oponen a cualquier intervención abortiva en defensa del alma que, en caso de un aborto, no llegaría a ser bautizada y se quedaría definitivamente en el limbo. Sin embargo, las religiones jamás se han opuesto a las guerras o a la pena de muerte en tiempos modernos, o en el pasado a través de las hogueras. Definitivamente no sonde la competencia del sexólogo, sino que atañen a la fe y a los conceptos morales de cada individuo, que a la fe y a los conceptos morales de cada individuo, que merecen respeto en todo sentido. En el momento que la ciencia puede definir qué es “vida”, será posible definir una posición frente a esta vida, mientras tanto, como científico no se puede opinar sobre la validez de las conclusiones expuestas. Otra argumentación se basa en la finalidad reproductiva de la relación sexual, por lo tanto el aborto se opone a su cumplimiento. El argumento es teleológico y no tiene validez a la luz de sexología moderna. Los argumentos seudo-racionales son generalmente discutibles en virtud de que son racionalizaciones
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