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Remanentes de la Doctrina de Seguridad Nacional en las Políticas de Seguridad Nacional de Colombia y México: Incidencias y Consecuencias Presentado por: Paula Andrea Espitia Muñoz Director: Douglas Eduardo Molina Orjuela Pontificia Universidad Javeriana Facultad De Ciencia Política Y Relaciones Internacionales Relaciones Internacionales Bogotá D.C. 2022 1 Remanentes de la Doctrina de Seguridad Nacional en las Políticas de Seguridad Nacional de Colombia y México: Incidencias y Consecuencias Presentado por: Paula Andrea Espitia Muñoz Director: Douglas Eduardo Molina Orjuela Tesis de grado para optar por el título de Internacionalista Pontificia Universidad Javeriana Facultad De Ciencia Política Y Relaciones Internacionales Relaciones Internacionales Bogotá D.C. 2022 2 Tabla de contenido Introducción ............................................................................................................................ 5 Justificación...……………………………………………………………...….………….... 7 Capítulo 1: Descripción del problema..................................................................................... 9 Capítulo 2: Marco Referencia ............................................................................................... 15 2.1. Marco teórico ............................................................................................................. 12 2.2. Marco conceptual ....................................................................................................... 19 2.3. Marco contextual ........................................................................................................ 25 2.3.1 Doctrina de Seguridad Nacional en América Latina ............................................ 25 2.3.2. Doctrina de Seguridad Nacional en México ........................................................ 26 2.3.3. Doctrina Seguridad Nacional Colombia .............................................................. 29 2.4. Antecedentes .................................................................................................................. 33 2.4.1. Antecedentes internacionales ........................................................................... 33 2.4.2. Antecedentes nacionales .................................................................................. 35 2.4.2.1. Caso mexicano .......................................................................................... 35 2.4.2.2. Caso colombiano. ...................................................................................... 38 Capítulo 3: Diseño Metodológico ......................................................................................... 43 Capítulo 4: Resultados .......................................................................................................... 46 4.1. Análisis de Entrevista ………………………………………………………...….. 50 Capítulo 5: Conclusiones ...................................................................................................... 52 Anexo 1 ............................................................................................................................. 57 Anexo 2 ............................................................................................................................. 57 Anexo 3 ............................................................................................................................. 58 Anexo 4 ............................................................................................................................. 60 Anexo 5 ............................................................................................................................. 60 3 Bibliografía ........................................................................................................................... 76 4 Remanentes de la Doctrina de Seguridad Nacional en las Políticas de Seguridad Nacional de Colombia y México: Incidencias y Consecuencias Resumen La Seguridad Nacional se consolidó como un asunto político durante la Guerra Fría. En el caso de América Latina, este ideal estuvo acompañado de la convicción que, solo a través de la seguridad del Estado, se garantizaba la de la sociedad, por lo cual se consideró el control militar como pieza clave de la Doctrina de Seguridad Nacional. Para el caso específico de Colombia y México, la incidencia de las diversas doctrinas por parte de las administraciones vigentes y anteriores ha dejado un panorama incierto, donde han sido muchas las políticas y poco efectivos los resultados. Tal como se analiza a lo largo de esta investigación, se identifican las principales estrategias de Seguridad Nacional y su caracterización militar que ha tenido como principal consecuencia el abuso de poder y la deslegitimación de la democracia. En este aspecto, es importante tener en cuenta que, bajo este contexto, son limitados los análisis sobre la Doctrina de Seguridad Nacional y, por tanto, no se conoce con precisión la transformación de esta. Finalmente, se realiza un análisis de los problemas militares aún vigentes en la política de seguridad nacional y la necesidad de una redefinición de las funciones militares en la sociedad, lo cual parte de la base de modificar concepciones, ideologías y doctrinas. Palabras claves: Doctrina, Militarización, Seguridad Nacional, Estrategias, Gobierno Abstract National Security was consolidated as a political issue during the Cold War. In the case of Latin America, this ideal was accompanied by the conviction that only through State security was society guaranteed, which is why military control was considered a key part of the National Security Doctrine. For the specific case of Colombia and Mexico, the incidence of the various doctrines by the current and previous administrations has left an uncertain panorama, where the policies have been many and the results are not remarkably effective, as analyzed throughout this an investigation through which the main National Security strategies and their military 5 characterization are identified, which has had as a main consequence the abuse of power and the delegitimization of democracy. In this regard, it is important to consider that, in this context, analyzes of the National Security Doctrine are limited and, therefore, its transformation is not precisely known. Finally, an analysis is made of the military problems still in force in national security policy and the need for a redefinition of military functions in society, which starts from the basis of modifying conceptions, ideologies, and doctrines. Keywords: Doctrine, Militarization, National Security, Strategies, Government Introducción A mediados del siglo XX, cuando finalizó la Segunda Guerra Mundial, tras un largo proceso de formación del Estado moderno en la concepción occidental, se logra articular la democracia liberal, la cual impulsó la seguridad como un asunto político con varias dimensiones. No obstante, el inicio de la Guerra Fría, y su desarrollo se convirtió en un limitante que impidió la trascendencia democrática de la seguridad, al recalcar su extensión militar anterior. Bajo este contexto, son diversos los casos en Latinoamérica que, tras la preocupación existente en el ámbito de seguridad pública, han demostrado que esta última está íntimamente relacionada con las estrategias de militarización definidas por objetivos de los gobiernos nacionales a cargo. De allí que en las últimas décadas uno de los problemas nacionales más reiterativos sea la Seguridad. Además, el incremento de la violencia e inseguridad en los países de América Latina contribuye a la creación de un escenario con grandes retos por asumir por parte de losgobiernos, teniendo en cuenta no solo el nivel cualitativo de violencia, sino la disputa que existe por lograr adquirir el control territorial e institucional del Estado. Dentro de este panorama destacan Colombia y México por sus altas cifras de masacres, persecuciones y asesinatos muestran la falta de efectividad de las Doctrinas de Seguridad Nacional, de acuerdo con el estudio realizado por Leal Buitrago (1992). 6 Las cifras de masacres1, persecuciones y asesinatos han generado en estas dos naciones una crisis de Seguridad Nacional con semejanzas. En Colombia, según Indepaz (2020), se perpetraron 91 masacres con 381 muertos, y en lo corrido del 2021 ya son 135 las víctimas de las 36 masacres registradas. Para México, la consultora Integralia calcula que entre enero a octubre de 2019 se registraron más de 24.287 casos de homicidio doloroso. Asimismo, la alerta roja que se ha generado al analizar los índices de criminalidad, que representan otro indicador importante en las estrategias de seguridad, se fueron inclinando a la implementación de medidas extraordinarias como el uso de la fuerza militar. Al respecto, se parte desde la perspectiva de que la seguridad es un concepto eminentemente multidimensional e históricamente variable, en el cual se incluyen las funciones del cuerpo militar, pero no se debe caer en el error de limitar la Doctrina a solo este aspecto, como ha sucedido en los casos de Latinoamérica (Leal Buitrago, 1992). Todo este escenario de la seguridad, si bien constituye uno de los temas con mayor preocupación para los gobiernos en las últimas décadas, ha sido un tema con un análisis limitado. Por esto, la investigación en curso propone un estudio de dos casos latinoamericanos, considerando que los cambios en el panorama internacional, el avance de la tecnología y las nuevas formas de comunicación, han dejado al descubierto un sinfín de denuncias y colocado de nuevo el análisis de los problemas militares. Así pues, surge la pregunta base de esta investigación ¿cómo ha sido la incidencia de la Doctrina de Seguridad Nacional en Colombia y México dentro de las administraciones de Iván Duque Márquez y Andrés Manuel López Obrador hasta a mediados del año 2021? Si bien en un momento la doctrina tomó fuerza alrededor de una serie de principios que llevaron a considerar como manifestaciones subversivas a la mayor parte de los problemas sociales, tales principios tuvieron diversas influencias y se expandieron de forma diferente en distintos lugares. 1 Teniendo en cuenta que según la ONU (Organización de las Naciones Unidas) una masacre es un asesinato en masa, intencionado, de civiles que no participan en hostilidades, o que siendo combatientes no se encuentran en combate. Además, son ejecutadas por grupos armados y organizados en violación del derecho internacional humanitario (DIH). 7 Teniendo en cuenta lo anterior, esta investigación procura como objetivo principal, analizar la incidencia de la doctrina de Seguridad Nacional de Colombia y México en las administraciones de Iván Duque Márquez y Andrés Manuel López Obrador, donde dentro de su desarrollo se priorizan la identificación de las principales factores, internos y externos que influyen en el desarrollo de la Doctrina de Seguridad Nacional en Latinoamérica; el análisis de la doctrina de Seguridad Nacional y su evolución histórica, principalmente en el caso Colombia y México; y el análisis de los remanentes de la doctrina de Seguridad Nacional en las Políticas de Seguridad en las administraciones Duque y Obrador, y los rezagos doctrinarios subsistentes en los dos países. De esta manera, se abarcarán seis objetivos específicos para el desarrollo de la presente investigación: 1) se identificarán los principales factores, internos y externos que influyen en el desarrollo de la Doctrina de Seguridad Nacional en Latinoamérica; 2) se refiere a la Doctrina como documento, con el fin de esclarecer las características básicas, conceptos y formulaciones a partir de su evolución histórica; 3) se expone los casos de estudio seleccionados para la investigación, Colombia y México, dentro de una perspectiva temporal, a través de la cual se busca analizar la incidencia de las diversas administraciones en el desarrollo de la Doctrina de Seguridad Nacional; 4) analiza a profundidad la transformación de la doctrina en las administraciones vigentes de Iván Duque Márquez y Andrés Manuel López Obrador hasta mediados de 2021; 5) señala los rezagos doctrinarios subsistentes en Colombia y México que han sido un blanco de críticas desde la mirada internacional. Finalmente, 6) se discute las consecuencias de la doctrina en las instituciones militares nacionales de cada caso de estudio. Por lo tanto, como resultado lograr exponer la influencia de la Doctrina de Seguridad Nacional, dentro de las administraciones vigentes en Colombia y México por Iván Duque Márquez y Andrés Manuel López Obrador. 7 Justificación Con el fin de la Guerra Fría, se esperaba una nueva era de estabilidad, cooperación y menos amenazas para la seguridad mundial. Sin embargo, la utopía de la soberanía completa dentro de un nuevo orden mundial no se materializó para el llamado Tercer Mundo y la inestabilidad siguió definiendo a sus sociedades: los conflictos de diversos tipos, como los regionales, étnicos, religiosos y nacionalistas, reaparecieron. Las amenazas de seguridad se convirtieron en problemas transnacionales en lugar de conflictos interestatales en este nuevo contexto, con ellos llegó la tendencia a la privatización de las guerras, principalmente en países inestables, que proporcionó justificación a teorías como los Estados inviables, que con las circunstancias sociales, económicas y políticas de las diversas administraciones en los países de Latinoamérica fue crucial para dar paso a la intervención militar como solución inmediata (Areiza, 2019). Así, son necesarias definiciones amplias y rigurosas sobre la guerra con fines explicativos, pero, sobre todo, con la intención de que contribuyan a solucionar los graves problemas derivados de las confrontaciones armadas emergentes. Por otro lado, la visión tradicional de seguridad nacional, con su predominio militar, llegó a Colombia y México como producto de la Guerra fría y sigue vigente dada la persistencia de la subversión y la reiterada desatención del conjunto de autoridades civiles a los problemas militares y de seguridad. Capítulo 1: Descripción del problema La incidencia de la Doctrina de Seguridad Nacional es distintiva en Latinoamérica, casos como el colombiano y el mexicano han dado mucho de qué hablar ante los múltiples conflictos ocasionados por el exceso de militarismo inmerso en la Doctrina. De acuerdo con Areiza (2019), el proceso de formación de los Estados nacionales en Suramérica durante el siglo XIX tuvo como común denominador la inestabilidad económica y la dificultad de integración social. Por lo general, las instituciones militares fueron más fuertes que las demás instancias estatales, lo que facilitó que se autoproclamaran como dinamizadoras de la economía e integradoras de la sociedad. Los militares asumían que tenían derecho a ocupar una posición destacada dentro de la sociedad, este sentimiento, junto con la certeza de ser responsable de mantener la identidad 8 nacional a través de la afirmación de sus valores fundamentales, son dos de los principales ideales que obstaculizaron el desarrollo de una doctrina de seguridad realmente productiva por y para la sociedad debido al hecho de que se enfocaban en mantener una ideología de poder y dominio más allá de una verdadera forma de garantizar la seguridad ciudadana. De acuerdo con Loveman (1994) la idea militar de patria, como una identidad territorial distinta, se confundió con la idea de nación. Como resultadode estas consideraciones, el último remedio de la sociedad para resolver sus crisis es pedir la ayuda de sus instituciones militares. El militarismo tradicional y la profesionalización militar iban de la mano, al menos hasta la década de 1950, con el apoyo de esta ideología. Cabe resaltar que esta fuerte tradición sugería que una de las funciones militares se asociaba con la intervención en la política interna de los países. Esta tradición fue reforzada por la tendencia militar a influir en los asuntos civiles, que resultó de la manera como se formaron los Estados nacionales en la región, algo a lo que Loveman (1994) denominó como la constitución de la tiranía. Uno de los documentos que evidencia esta situación es el Acta de Seguridad Nacional, promulgada en Estados Unidos en 1947 (Comblin, 1979), el cual fue el principal instrumento para el desarrollo de la concepción del Estado de seguridad nacional, un estándar que seguirían los países en desarrollo como Colombia y México. Esta ley dio al gobierno federal el poder para movilizar y racionalizar la economía nacional al involucrar a los militares en ella, preparándolos para la eventualidad de una guerra. Por medio de esa ley, se crearon el Consejo de Seguridad Nacional (NSC) y la Agencia Central de Inteligencia (CIA), instituciones que establecieron un nuevo patrón para el Estado y la sociedad, en virtud del papel hegemónico que asumía Estados Unidos en el concierto político mundial (Forigua, 2012). Es en el contexto de la Guerra Fría, el momento clave de la historia donde el desarrollo institucional de la política estadounidense hacia América Latina facilitó que se difundiera la concepción norteamericana de seguridad nacional, que a su vez promovió el fundamento de la militarización como respuesta a las problemáticas sociales (Leal Buitrago, 2003). Estos factores fueron básicos en la configuración del viejo militarismo y se proyectaron hacia el que emergió en los años sesenta y su justificación doctrinaria, de las que hoy en día aún quedan secuelas (Leal Buitrago, 2003). 9 Estados Unidos en sus esfuerzos por lograr un desarrollo internacional luego de la Guerra Mundial en 1945, brindaron asistencia financiera y técnica a Europa por medio de la AID, al ser un esfuerzo exitoso, la ayuda internacional se convirtió en política exterior, buscando crear mercados para reducir la pobreza, aumentar la producción de los países, y disminuir el comunismo. (USAID FROM THE AMERICAN PEOPLE, 2021). El Memorando 68 del Consejo Nacional de Seguridad de EE. UU. resaltó la importancia que tenía Estados Unidos en la búsqueda de una mayor uniformidad en la estructura militar y tecnológica. Con ello, se crearon programas de ayuda militar bilateral (BMD), de 1952 a 1958, y fueron el motor para que los ejércitos latinoamericanos entraran en la órbita tecnológica y operativa de Estados Unidos. Así mismo, la Guerra Coreana influyó de la misma manera, ya que sus aplicaciones se utilizaron para desarrollar programas de información y formación para los latinoamericanos que asistían a cursos militares en Estados Unidos. Esos programas se impartieron desde 1953, al amparo de la “Ley de defensa mutua” formulada dos años antes (Gonzales, P citado por Leal Buitrago, 2003). Finalmente, para 1960 nace como agencia la USAID que cuenta como misión “promote and demonstrate democratic values abroad, and advance a free, peaceful, and prosperous world… reduce poverty, strengthen democratic governance, and help people emerge from humanitarian crises and progress beyond assistance” (USAID, 2018). La USAID más allá de tener una orientación estratégica y neutral también enmarca un interés político del gobierno de EE.UU, lo que en América Latina le sirvió para asegurar la hegemonía comercial, militar y cultural. La intervención militar y política luego será acompañada de la Alianza para el Progreso, que más adelante retomaremos (Aguilar, 2008). La formación militar latinoamericana en Estados Unidos y más tarde en la zona del Canal de Panamá ayudó a transferir el concepto norteamericano de seguridad nacional a las tropas de la región. Igualmente, con la Alianza para el progreso (ALPRO), de 1961-1970, donde en principio y de forma pública tenía el objetivo de combatir el subdesarrollo económico y la pobreza de América Latina, pero en realidad en términos de guerra fría, fue el instrumento que tuvo Estados Unidos para abordar la expansión de los movimientos comunistas (Morgenfeld, 2012). En ese sentido, la relación de Estados Unidos y América Laina se vio determinada por evitar los movimientos comunistas liderados por la Revolución cubana, apoyada por la Unión Soviética, y así lograr incrementar la hegemonía estadounidense en el continente. 10 Al no darle importancia a la problemática militar, se desentendieron de conocerla: nunca analizaron la misión y las funciones específicas de las Fuerzas Militares, ni impartieron guías al respecto, algo que a lo largo tendría sus consecuencias. Las clases políticas toleraron a los militares y les reconocieron su utilidad sólo en los momentos de conflicto, pero una vez que los militares dejaban los gobiernos se acababa la atención. De modo que el desarrollo de la Doctrina de Seguridad Nacional fue funcional a la política norteamericana hacia América Latina, ya que su planteamiento esquemático concordaba con la practicidad con la que Estados Unidos abordaba los problemas sociales de la región. Con el fin de la Guerra Fría se creyó que llegaría una era de estabilidad, cooperación y menos amenazas a la seguridad mundial. No obstante, para países subdesarrollados, la utopía de alcanzar su soberanía plena dentro de un nuevo orden mundial se derrumbó y la inestabilidad continuó marcando a sus sociedades. Además, varias de las decisiones multilaterales que se tomaron fueron para realizar intervenciones en los países más inestables, con respaldos legitimadores como el de las Naciones Unidas. Surgió así, por ejemplo, el llamado derecho de injerencia2, con pretensiones humanitarias. En este nuevo contexto, la seguridad tomo una perspectiva multidimensional donde abarca nuevas amenazas para los Estados; las amenazas a la seguridad se perfilaron como problemas sociales de orden trasnacional y no como conflictos entre los Estados: el narcotráfico, la corrupción, el terrorismo, la violación de los derechos humanos y la destrucción del medio ambiente son ejemplos de estas nuevas amenazas. Con ello, apareció la tendencia a la privatización de las guerras, principalmente en los países inestables, lo que proporcionó argumentos a teorías como la de los Estados inviables, esto mantuvo la influencia y permisibilidad de la fuerza castrense en asuntos de seguridad aun en contra de los preceptos internacionales que se adelantaban (Urueña, 2017). De otra parte, Estados Unidos se erigió como el centro del poder militar universal, aunque hubo ensayos multilaterales de cooperación excepcionales, como el de la Guerra del Golfo, que 2 El concepto de derecho de injerencia fue mencionado en el siglo XVII, en la obra de Hugo Grocio De jure belli ac pacis (1625), como un derecho “concedido a la sociedad humana” para intervenir en el caso en que un tirano “hiciera padecer a sus súbditos un trato que nadie le ha autorizado tener”. Dos siglos más tarde, el principio de “intervención humanitaria” se pone en primer plano como una autorización para que una potencia intervenga para socorrer a sus ciudadanos o a minorías religiosas, en un territorio ajeno. 11 respondieron más a razones económicas que a necesidades estratégicas. Así mismo, la prosperidad económica alejó aún más a los países subdesarrollados de aquellos que basan su crecimiento más en la desregulación financiera internacional que en su gran capacidad tecnológica y productiva (Spielman, 2017). Parael caso colombiano desde la administración de Álvaro Uribe Vélez en el año 2001 y hasta el actual gobierno de Iván Duque, el modelo de seguridad democrática ha tenido en su política pública inmersa una política de Estado que asume la seguridad como un objetivo central, con la consecuente cartilla de política de Defensa y Seguridad Democrática, presentada en 2003. En ella confluyen las dos principales miradas latinoamericanas de la seguridad: la Doctrina de Seguridad Nacional y la seguridad humana. La política militar constituye el primer generador de violencia en el país, como el paramilitarismo ha sido instrumento del Estado Colombiano para combatir los grupos insurgentes (Díaz,2020). No muy alejado, el caso mexicano donde los conceptos de seguridad han estado presentes en diversos ámbitos, a finales del siglo XX, se concentró principalmente en los problemas de gobernabilidad y control político; sin embargo, este país que se incluyó en América del Norte a través del TLCAN, diez años antes de los sucesos del 9/11 del 2001, definiendo las políticas de seguridad que rigen hasta la actualidad, donde se establece dentro de la seguridad interna la gobernabilidad mediante la consolidación de la democracia y la vigencia del estado de derecho, donde el problema se transforma en la operación del sistema de seguridad interna donde predominan los militares. Desde el 2010 la política publica fue priorizada, la guerra contra el narcotráfico y la violencia, impusieron todos los medios y unidades de las Fuerzas Armadas en pro de esta lucha, logrando dinámicas de acondicionamiento que impone la presencia militar. (Díaz,2020). 12 Capítulo 2: Marco Referencial 2.1. Marco teórico La seguridad, como muchos otros conceptos de las Ciencias Sociales, tiene una característica definitoria que puede expresarse de diversas maneras: la amplitud. Sin embargo, es conveniente señalar algunos elementos conceptuales y teóricos que se establecen dentro del concepto de seguridad. Una primera aproximación teórica a este problema se tomará de la perspectiva estructural- funcionalista de Parsons, que afirma que los sistemas sociales tienen características de orden e interdependencia que van desde la relación más básica entre uno y otro hasta configuraciones sociales muy complejas que permiten que el sistema funcione de forma equilibrada y estable, así como un determinado nivel de consenso. La presencia de un conflicto prolongado dentro del sistema tiende a profundizar y radicalizar las acciones de los actores, así como su participación insuficiente y la presencia de un comportamiento potencialmente desintegrador, lo que dificulta la resolución del conflicto a través de la conciliación de los intereses de las partes (Bilbao y Dauder, citado por Ropers, 2008). En este sentido, los conflictos de larga duración, como sucede en el caso colombiano y los problemas de seguridad como en el caso mexicano pueden, desde el enfoque de la dinámica de los sistemas de Forrester (1968), ser explicado como un factor que no se desarrolla de forma lineal dentro del sistema, sino que es frecuentemente “equilibrado” o “controlado” por diversos factores (presión ideológica, simbólica, económica, militar, política o cultural), que buscan ordenar y conservar el orden por medio de la aparición, cuidado y manutención de reglamentos y leyes que propician, orientan o conducen al control. El énfasis en el factor negentrópico3 para equilibrar las tensiones que genera el conflicto en el sistema impide el análisis y la modificación de los patrones interactivos que pueden garantizar que el sistema sea sostenible a través del cambio en lugar del control social (Coleman, citado por Ropers: 2008). Ahora bien, al respecto de esta primera teoría, la perspectiva estructural-funcionalista de Parsons, cabe resaltar que el estudio del comportamiento de los sistemas sociales mediante la construcción de un modelo de simulación informática pone de manifiesto las relaciones entre la 3 La neguentropía se puede definir como la tendencia natural de que un sistema se modifique según su estructura y se plasme en los niveles que poseen los subsistemas dentro del mismo. 13 estructura del sistema y su comportamiento. Por lo tanto, para la investigación en curso, que lleva a cabo un hilo conductor histórico que se desarrolla desde el comienzo de la Guerra Fría, se requiere del análisis de los diversos actores para comprender el contexto y las problemáticas actuales. El segundo enfoque teórico, el enfoque de la dinámica de los sistemas de Forrester, tiene una dimensión más externa, y discute el concepto de seguridad nacional, que se deriva de la relación entre Estados o sociedades, y hace hincapié en el logro y la unificación del poder de ese Estado sobre otros. Además, se cree que las amenazas para los intereses nacionales (Rockwell y Moss 1990) surgen de las acciones de otros Estados, por lo que la seguridad de la nación requiere un poder y una capacidad militar suficientes. Por último, está la Doctrina Nacional de Seguridad. Es una teoría militar del Estado que busca la supervivencia de la nación frente a todas las fuerzas hostiles, así como el triunfo de los objetivos nacionales a través de la militarización e ideología de la seguridad, que incluye la ocupación de las instituciones del Estado (Comblin 1978: 67). De este modo, la doctrina surgió de un conflicto entre las Fuerzas Armadas-partido y el aparato represivo de las Fuerzas Armadas- Estado, que sólo podía resolverse mediante una redefinición ideológica del papel del Ejército (Carranza 1978: 68). Por otro lado, la unificación ideológica en torno al comunismo como enemigo redefinió tanto su estructura táctica como su posición política, haciéndola más consciente de su participación y, por tanto, desarrollando una tendencia a permanecer en el centro del poder disminuyendo el control de las entidades civiles (Leal 1989: 248). Otro de los vértices de la Teoría de la Seguridad fue el concepto del enemigo interno, descubriendo que había que luchar por nuevos tipos de guerras (Rial 1990: 370); es decir, el enemigo interno es cualquier adversario que opera dentro de las fronteras de la nación y supone una amenaza para los objetivos nacionales (Comblin 1978: 66). Combinando los conceptos de enemigo clásico e interno, cualquier oponente o crítico del régimen se consideraba una grave amenaza para los valores políticos transcendentales de la nación, y cualquier respuesta a esta situación se concebía como un acto de defensa legítima. Como resultado del peligro al que se exponía la nación, la aplicación de la Doctrina Nacional de Seguridad justificó y legitimó las acciones represivas para mantener el orden social (Tapia Valdés 1988: 244). Sin embargo, en lugar de proporcionar una seguridad absoluta, esta protección tendía 14 a crear inseguridad, hasta el punto de que cada ciudadano podría convertirse en una amenaza para la seguridad (Comblin 1978: 71). Es desde estos elementos teóricos donde la lucha contra el comunismo brindó a los militares de la región un carácter de salvadores de la nación al presentarse como defensores y protectores del orden, considerando como obligación intervenir en política cuando es lo “permanente” y no lo “accidental” de la sociedad lo que está en peligro (Tapia Valdés 1988: 238- 239). Podemos concluir que la presencia en el sistema político de un conflicto armado interno de larga duración ha legitimado, a través de leyes, normativas y políticas sobre seguridad, un carácter negentrópico del sistema, en el que el control y no el cambio social4 es la tendencia natural de éste. Desde la visión de la teoría realista se han señalado tres supuestos para abordar la realidad internacional: primero, que los Estados como unidades coherentes son los actores dominantes de la política mundial.Segundo, se supone que la fuerza es un instrumento eficaz en la política internacional, su empleo o amenaza de empleo sería el medio más eficaz para manejar las relaciones de poder. Tercero, se presupone una jerarquía de problemas en la agenda política mundial encabezada por cuestiones referidas a la seguridad militar y seguida en un orden secundario por temas económico-sociales. Lo anterior implica una visión en la que se le otorga gran coherencia a la acción estatal y en la que la política estaría cruzada siempre por los conflictos entre los Estados. En consecuencia, las alianzas políticas entre los Estados se limitarían y se basarían sólo en la existencia de intereses compartidos, como por ámbitos militares que permitirán su supervivencia. Adicionalmente, este enfoque tiende a centrar su atención en aspectos tradicionales de las agendas de relación entre los Estados, sin incorporar nuevos fenómenos que puedan alterar dichas tradiciones. Por lo anterior, se requiere asumir un enfoque que dé cuenta tanto de las condicionantes históricas presentes, como de la rapidez de las transformaciones que están sucediendo en el ámbito regional. 4 “El cambio social puede definirse como la transformación de la cultura y de las instituciones sociales, en definitiva, de las pautas sociales a lo largo del tiempo. Dentro de las pautas sociales, se pueden diferenciar, las de carácter más estático como los roles sociales o las dinámicas” (Tech, 2021) 15 Ahora bien, desde el análisis de la Teoría de la interdependencia Keohane y Nye (2011), muestran la interdependencia asimétrica como producto de los efectos recíprocos entre países. Desde esta perspectiva, la teoría sostiene que la interdependencia asimétrica, produce efectos en las relaciones conformadas por un Estado grande y otro pequeño, esto en términos de distribución de poder, sea política o militar como es el caso de esta investigación; luego de esa relación, la política exterior convergen para ser complementadas y adoptadas por los Estados en relación, que finalmente, como consecuencia de esa relación de interdependencia asimétrica, genera en los Estados pequeños un espacio de vulnerabilidad en tanto sus condiciones y capacidades se vean modificadas o dominadas por el Estado más Grande. En este sentido, la teoría de la interdependencia sugiere que son las asimetrías en la dependencia: “las que son más probables de proporcionar fuentes de influencia para los actores en sus relaciones unos con otros” (Keohane y Nye 2011, 9). Por ejemplo, en la manera en la que se han hecho las relaciones de interdependencia entre EE. UU. y Colombia o EE. UU. y México, sin lugar a duda, logrado desde el poder militar con la intervención del gobierno. (Keohane y Nye 2011). 2.2. Marco conceptual Se estima preciso fijar algunos de los conceptos que, de manera reiterada, se van a utilizar durante el presente trabajo. En primer lugar, se hace referencia al concepto de seguridad, el cual tiene diversas perspectivas al ser analizado. Un reflejo de lo anterior es lo que establece en su momento la corriente realista, la cual otorga un énfasis en el aspecto militar del Estado, como una forma de protección de las potenciales amenazas a su seguridad; a diferencia de lo que postula una visión liberal, la cual establece la necesaria vinculación económica, y una manifestación mayor en el rol de otros actores del sistema internacional, además del Estado, como una forma de obtener un mayor grado de seguridad (Held y McGrew, 2003). Así, se revisa lo propuesto por la Escuela de Copenhague para el desarrollo de esta investigación. En el libro People, State and Fear (2008) De Barry Buzan, señala que “security is a relational phenomenon. Because security is relational, one cannot understand the national security of any given state without understanding the international pattern of security interdependence in which it is embedded.” (p.187), donde los aspectos de alianzas entre Estados 16 estar determinado por las rivalidades o amistades. Desde esta perspectiva los niveles y sectores (económicos, sociales, ambientales como los políticos y los militares) parecen ser más útiles para la observación de la seguridad. En este plano, la concepción y percepción de la seguridad se da principalmente dentro del campo político, y en este caso, dentro de un esquema decisional que privilegia la noción de Estado, como sucedió antes del siglo XXI en la gran mayoría de los países de América Latina. En este sentido, señala Pía Lombardo que “la influencia de los debates clásicos sobre las relaciones internacionales de la región ha permeado sin duda la reflexión acerca de la seguridad internacional. Es así como las distintas interpretaciones de seguridad han tenido, tienen y probablemente seguirán teniendo, un fuerte componente político en función de los equilibrios clásicos de la región” (Lombardo, 2016: 73). Una visión muy similar es la que señala Fredy Rivera. Para el autor mencionado, existe un conflicto entre las corrientes teóricas estatocéntricas y antropocéntricas, en relación con el tema de seguridad. Ambas posiciones construyen una imagen relacionada a un escenario negativo, debido a que se aprecia una extrapolación en blanco y negro; es decir, donde las amenazas estaban simplificadas y controladas y donde la globalización aparece como una dimensión muy lejana (Rivera, 2018). Así también, para el mencionado autor, aquel era el esquema de pensamiento que prevalecía en el período de la Guerra Fría. En este debate de doble postura, la postura de Montero (2013) quien afirma que “La seguridad implica un conjunto amplio de asuntos que trascienden a la seguridad pública, y que deben atenderse a través de políticas públicas, que integren al gobierno y a sus diferentes órdenes de forma coordinada” (p.204), es la que se considera adecuada para la investigación en curso. Por otro lado, el concepto de ideología Militar diverge de Doctrina de Seguridad Nacional. Sin lugar a duda, la ideología militar puede ser cambiante y determinante de acuerdo al contexto en el que se viva, es evidente que los intereses militares antes y después de la segunda guerra mundial fueron cambiando, es así como en el artículo The armed forces and politics -- military rule in latin america by karen remmer / the military and society in haiti by michel S. laguerre / the military and democracy (1995) afirma que: if you want to understand the armed forces, observe what they do, not what they say they will do. It would perhaps be more accurate to assume that the military can 17 be and has been driven by both ideas and interests. Motives vary, and only careful empirical investigations across regimes and time periods would reveal when and where ideological commitment prevailed over political expediency, vice versa, or the two were joined (Pion-Berlin, 1995, p.6). Sin embargo, la ideología en el marco de las Fuerza armadas construye las bases de su actuar, la ideología sirve como plataforma para la formulación de las acciones a tomar como bien lo dice Schwam (2000) “Ideology then serves as the platform upon which formulations of the next stage of action are based. As such. ideology is the clement which lies together explanations based on class, economic development. professionalization and history, but further elucidate the motivations behind military interventionism, or behind military cooperation with the civilian authority” (p.116). Como resultado, la articulación de una ideología militar funciona como herramienta que impulsa y caracteriza el actuar de las Doctrinas de Seguridad. Ahora bien, De acuerdo con Leal Buitrago (1992), La doctrina de Seguridad Nacional, se trata de una teoría macro militar del funcionamiento del Estado y de la sociedad que explica la importancia del personal militar "ocupando" lasinstituciones del Estado. Como resultado, ayudó a legitimar el nuevo militarismo que surgió en América Latina en la década de 1960. En consecuencia, la doctrina no se sistematizó, aunque hubo algunas manifestaciones claras que pueden utilizarse para definir y comprenderla. Con el tiempo, la doctrina se convirtió en un tipo de etiqueta de "razón social" utilizada por varios sectores sociales para identificar una amplia gama de acciones militares en la región, la mayoría de las cuales tenían connotaciones ideológicas y objetivos políticos. (Leal Buitrago, 1992, p. 75). En directa relación con lo mencionado, y dentro del esquema de pensamiento en América Latina durante la Guerra Fría, se manifestó en una visión propia del conflicto bipolar, donde si bien se tenía considerado, diversas hipótesis de conflicto de carácter convencional, es decir, dentro de un esquema de Estados Nacionales; también es cierto que el esquema predominante durante la Guerra Fría para los países de la mencionada región, tenía relación con la denominada doctrina de la Seguridad Nacional, la cual tenía una visión basada en la existencia de un “enemigo interno”. No obstante, lo cierto es que en otros países dicha forma de percepción en torno a la seguridad derivó en una actuación absolutista del Estado, de tal forma que las amenazas no eran percibidas como un daño a la integridad territorial desde otros actores sino desde los Estados. De 18 modo que, la concepción de Seguridad Nacional se desarrolla desde una perspectiva institucional- territorial en algunos países, mientras que en otros la concepción ideológica marca una preponderancia sobre los acontecimientos convencionales del conflicto. Aquella percepción institucionalizada sobre la seguridad, la cual se manifiesta en una directa predisposición del Estado a maximizar sus recursos en elementos que permitan una adecuada “disuasión” en torno a eventuales adversarios con similares características, permiten establecer una visión altamente militarizada en lo que respecta a sus instrumentos de seguridad, como lo son las Fuerzas Armadas. Ahora bien, frente al concepto de Seguridad Nacional de forma independiente este ha evolucionado en consonancia con las transformaciones globales, para hacer frente a los crecientes desafíos que presentan las circunstancias del mundo. El mundo globalizado actual se encuentra en un proceso de cambio continuo, debido a factores como la evolución constante de los centros de poder, la consolidación de nuevos actores internacionales, los cambios demográficos, la competencia por los recursos energéticos, alimenticios y económicos, así como el papel de las tecnologías en la sociedad del conocimiento. Conforme a esta visión integral, la Seguridad Nacional, bajo la perspectiva de la CEPAL (2015), es la acción del Estado dirigida a proteger la libertad y el bienestar de sus ciudadanos, a garantizar la defensa de los países y sus principios y valores constitucionales, así como a contribuir junto a otros países y aliados a la seguridad internacional en el cumplimiento de los compromisos asumidos. La ONU, y el PNUD, comenzaron a establecer dentro de las agendas internacionales de los países la concepción de la “Seguridad Humana”. Lo anterior lo plantea Grasa, en el sentido de que, durante la década de los noventa la comunidad académica y política vinculada a temas de seguridad y desarrollo se familiarizó con expresiones y narrativas que hablaban de las "dimensiones no militares de la seguridad", de cambios en la naturaleza de los conflictos armados y violentos, así como, en el terreno del desarrollo, del "desarrollo humano", de las capacidades y de las necesidades. Se generalizó también la referencia a retos, riesgos y amenazas al desarrollo y a la seguridad de naturaleza nueva (Grasa, 2017). 19 La concepción de Seguridad Humana no es absoluta, porque la misma Seguridad Humana, de acuerdo con la visión institucionalizada en términos políticos internacionales, establece que la mencionada seguridad se compone de una serie de múltiples “seguridades”, dentro de las cuales es posible mencionar la seguridad económica, la seguridad social, la seguridad ambiental, la seguridad alimentaria, por mencionar algunas. “La seguridad humana ubica el individuo, y no al Estado en el centro del debate de las políticas de defensa. La seguridad humana recurre a las regulaciones multilaterales, desde una mirada más comprensiva de la seguridad, no solo militar, sino también económica y social y sus medios de acción son primariamente la diplomacia, las mediaciones y la prevención de conflictos” (Diamint, R, 2001). Siendo así, se reconocen los problemas que están evidenciando una serie de países a nivel mundial, dejando de lado la priorización de los medios militares, para enfocarse en otro tipo de problema/solución. Y en estricto sentido, aquello es el principal elemento diferenciador de la concepción de la Seguridad Humana, debido a que cataloga un enfoque de prioridad diferente. De acuerdo con lo que plantea Pérez de Armiño (2007), se establece que en “el plano teórico, supone un profundo cuestionamiento del carácter estatocéntrico del concepto clásico de seguridad, así como también del enfoque "realista"”, el mainstream que históricamente ha dominado los estudios de Relaciones Internacionales. Además, el desplazamiento del eje de atención desde el Estado hacia el individuo implica también un cambio de enfoque en el análisis que se realiza en diversos planos: así, por ejemplo, la prioridad pasa desde los derechos de los Estados (soberanía, no injerencia) a los derechos humanos de las personas, del mismo modo que hay también un cambio en cuanto a las preocupaciones y necesidades, desde las del Estado (intereses nacionales, poder militar) hacia las de las personas (necesidades básicas, libertades) ( De Armiño, K. P,2006) 20 2.3. Marco contextual 2.3.1 Doctrina de Seguridad Nacional en América Latina La Doctrina Nacional de Seguridad representa el intento más importante en América Latina de militarizar el concepto de seguridad. Su importancia se deriva del hecho de que fue formada por fuerzas ideológicas y políticas fuera de la región y de las propias instituciones militares. No cabe duda de que es necesaria una mejor comprensión de estas circunstancias, ya que han demostrado ser útiles para guiar el comportamiento militar más allá de sus funciones fundamentales.5 Durante la Guerra Fría, la seguridad nacional se convirtió en una categoría política, especialmente en las zonas de influencia estadounidense. Después de la Segunda Guerra Mundial, este país rescató el uso político que la palabra seguridad ha tenido desde la antigüedad, para elaborar el concepto de Estado de seguridad nacional. En vista de las amenazas revolucionarias, la inestabilidad capitalista y el poder destructivo de las armas nucleares, este concepto se utilizó para designar la defensa militar y la seguridad interna (Junior, 2018). 2.3.2. Doctrina de Seguridad Nacional en México Según Benítez Manaut (1996), México basa su seguridad en un concepto integral acorde a la realidad geopolítica y socioeconómica del país, sostenido en la política exterior y sus doctrinas de no intervención, autodeterminación de los pueblos y búsqueda de solución pacífica de las controversias, en la doctrina de defensa, basada en los planes DNI, DNII y DNIII, correspondiendo al primero, la defensa ante un enemigo externo; el segundo, al mantenimiento del orden interno; y el tercero, al despliegue militar para la protección de la población en casos de desastre; en el diseño de políticas gubernamentales que logren el desarrollo socioeconómico del país; y la gobernabilidad bajo un sistema democrático de gobierno, que garantice la convivencia pacífica entre los mexicanos. 5 pagina El artículo129 de la Constitución federal dice: como cultura de la violencia la relación entre actores como la guerrilla y las bandas emergentes que son un reducto de los grupos paramilitares que entraron en un proceso de negociación para su desarticulación a través de la ley de justicia y paz durante el gobierno de Álvaro Uribe Vélez, proceso que logró por medio de la lucha electoral legitimar proyectos políticos liderados por los paramilitares en regiones de dominio político y económico que aún continúan a pesar del proceso de inserción de la vida civil. de Quintero, S & Molina, D (2013). La Ilegalidad: una herramienta de análisis para la naturaleza del conflicto en Colombia 21 Durante el siglo XIX, el principal problema de México fue definir su territorio, población, cultura e identidad en un proyecto común, esta fue la principal problemática que dio origen al concepto rector para los planteamientos de la Seguridad Nacional en México. Desde ahí el Estado se caracterizó por poder controlar los movimientos armados, como resultado, algunos gobiernos entraron en acuerdo con grupos delincuenciales, mafias locales y organizaciones ilegales para obtener patrimonio u objetivos políticos ocasionales, mientras tanto estos conseguían protección y determinados privilegios, lo que finalmente genero corrupción. (Díaz,2020). En el periodo de Carlos Salina de Gortary (1988-1994) y de Ernesto Zedillo (1994-2000) también del PRI (Partido Revolucionario Institucional) tuvieron que enfrentar una problemática internacional, dentro de ellas se destacaba el terrorismo, crimen organizado, narcotráfico, ataques cibernéticos, trata de personas, pobreza extrema, entre otros. De modo que, permitió la expansión del mercado nacional y de exportación de la droga, fortaleciendo económica, financiera y estructuralmente a varias organizaciones criminales o carteles, que experimentaron con el uso de la violencia como instrumento para lograr el control de todas las rutas y el mercado ilícito en general. A partir de este momento, se hicieron visibles las primeras intervenciones policiales y militares que no consiguieron el control de la Violencia Criminal, por el contrario, la motivaron y en respuesta, se fueron haciendo más comunes los ataques armados a funcionarios, policías, militares e instituciones estatales. Con la llegada del presidente Felipe Calderón (2006-2012) el país se dirigía hacia una crisis social y política, que se le iba más allá del control, como mecanismo de contención rápida declaró como Política Pública priorizada la Guerra contra el narcotráfico y la violencia, imponiendo una contraofensiva totalizadora, haciendo uso de todos los medios y unidades de las Fuerzas Armadas como lo son el Ejército, Aviación y Armada lo cual resultaba ilegal por la falta del sustento que otorga el Artículo 129 de la Constitución y del consentimiento del Senado de la República.6Sin lugar a duda, esto logro una rápida y pronta respuesta de los jefes 6 pagina El artículo 129 de la Constitución federal dice: "En tiempo de paz ninguna autoridad militar puede ejercer más funciones que las que tengan exacta conexión con la disciplina militar. Solamente habrá comandancias militares fijas y permanentes en los castillos, fortalezas y almacenes que dependan inmediatamente del gobierno de la Unión o en los campamentos cuarteles o depósitos que fuera de las poblaciones estableciere para la estación de tropas". de Instituciones, C. F., Electorales, P., & México, I. F. E. (2011). Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos. México, Porrúa. 22 de grupos delincuenciales fortaleciendo su capacidad económica y financiera, además de su influencia política desde los niveles más bajos del poder hasta el más alto, teniendo la facultad de ejecutar la justicia por sí mismos, obviando a las instituciones legítimamente encargadas de administrarla. El plan de guerra para destruir los grupos criminales con la fuerza del ejército en su totalidad, no se cumplió, sino, que provocó una mayor dispersión territorial en el accionar de la delincuencia y la violencia. Por otra parte, la intervención militar provocó mayor inestabilidad interna en la mayoría de las organizaciones. La mezcla de las Fuerzas Armadas y sus apoyos policiales interactuando directamente contra la delincuencia organizada en ciudades y pueblos, ha dado lugar a otra situación paradójica y contradictoria con los objetivos para los que fueron creados. En definitiva, cuando las fuerzas del gobierno se despliegan para evitar el accionar de los grupos criminales o contrainsurgentes, ocurren las tasas más elevadas de torturas y masacres (Díaz,2020). Es importante tener presente que esta nueva “militarización” es diferente de la época de la Guerra Fría, pues no implica ruptura del orden constitucional, sujetándose las Fuerzas Armadas a los poderes constitucionales legalmente establecidos. Esto se observa en todos los casos. En México se ha hablado de una significativa “militarización” promovida desde el nivel presidencial, para enfrentar al narcotráfico desde el cambio de gobierno en diciembre de 2006. 2.3.3. Doctrina Seguridad Nacional Colombia La política de Colombia está atada a los Estados Unidos, siguiendo la doctrina del presidente Marco Fidel Suárez (1918-1922) que lo consideraba como la Estrella Polar sobre todo al disminuir la influencia Francia e Inglaterra, a causa de la guerra mundial. Así Colombia se mantuvo en constante unión con el Gobierno de Estados Unidos en la formulación de doctrinas contra lo que se conoce como enemigo interno. En la década de los 30 comenzó a aparecer con más intensidad crímenes, lo que movilizo a nuevos lideres políticos en pro de un cambio en Colombia, uno de ellos Jorge Eliecer Gaitán Ayala, quien detono violencia a gran escala luego de su asesinato en abril de 1948. Esto coincidió con la novena Conferencia Panamericana presidida por el General estadounidense George Marshall, donde la Unión Panamericana cambia el nombre por el de Organización de Estados Americanos (OEA), se crearon 23 las bases jurídicas y políticas del Tratado Interamericano de Asistencia Recíproca (TIAR), con una Junta Interamericana de Defensa y un Colegio Interamericano de Defensa que articularían las orientaciones militares estadounidenses y la asociación estratégica entre ambos países (Díaz,2020). El Partido Comunista llamó a la autodefensa de las masas, ante esa resistencia a la guerra política y religiosa del Estado, el Estado decretó que cualquier oposición a las Fuerzas Armadas implicaba ejecución. Para 1949 se disolvió el Congreso para darle al Ejército nuevamente un escenario político y ocupara los ministerios de Gobierno, Justicia y Guerra. Bajo el mando estadounidense se firma el primer Pacto de Asistencia Militar de un país del continente con estadounidense y con ello recibió armamento destinado al conflicto interno. Para 1951 hubo dos hitos importantes que marcaron la Doctrina de Seguridad de Colombia, y fue la profesionalización de las fuerzas militares por parte del ejercito americano y la creación del Comando General de las Fuerzas armadas. El suministro de equipos modernos y entrenamientos de los altos medios del exterior, lograron ideas de Seguridad Nacional desarrolladas por Estados Unidos y con el Comando General de las Fuerzas Militares hubo fuerzas coordinadas que se potencializaron unas como ejército, armada, fuerza aérea y policía nacional. Lo que puso en marcha un cambio de orientación y de comportamiento dirigido a un nuevo concepto de enemigo interno. (Muñoz Tejada, 2006) Durante el Frente Nacional (1958-1974) se cruzaron dos ideologías que alimentaron la violencia política. A mediados de los años sesenta se extinguía la violencia de origen bipartidista y aparecía la que cuestionaba el sistema. Los militares avanzaban en un procesode despolitización con respecto a los partidos tradicionales. Su inmersión en la nueva violencia política que retaba al sistema aceleró ese proceso y les permitió llenar el vacío ideológico que se presentaba. Así se definió el componente colombiano de la Doctrina de Seguridad Nacional. No obstante, la doctrina redujo su influencia tras el proceso de democratización en América Latina. En 1965 se expide un Decreto Presidencial para la creación de grupos paramilitares, que tres años después sería convertido en Ley y en 1969 el Comando General de las Fuerzas Militares emite un “Reglamento de Combate contra Guerrillas” que organiza a la población en dos niveles: Defensa Civil y Juntas de Autodefensa (Calvo Ospina, 2016). Así legaliza el paramilitarismo y de 24 paso arrebatan el nombre primario con que se autodenominaron las guerrillas liberales y comunistas campesinas en la década del ‘50. En 1974 se estructura al Estado colombiano en función de la Doctrina de Seguridad Nacional, que se originó en los años 50 en Francia durante sus guerras coloniales en Argelia y Vietnam, que era tomada desde la doctrina estadounidense de guerra convencional. Para 1977 los altos mandos exigieron un documento público, donde se podían tomar medidas de emergencia contra los enemigos, así se logro un Estado de sitio con la aplicación del decreto 1923 de 1978, conocido como el Estatuto de seguridad. En los años 90 América Latina con las reformas neoliberales hicieron a los narcotraficantes mucho más influyentes en la política, al incrementar su poder económico con más facilidades para lavar y proteger sus fortunas ilícitas en los bancos recién privatizados (Drug Enforcement Administration, 1994) Ello incrementó una alianza estratégica entre el narcotráfico y las Fuerzas Armadas, con servicios y favores interrelacionados. Ante la presión nacional e internacional, el gobierno ataco al narcotráfico hasta desestabilizar los carteles de Cali y Medellín y así mismo, logró mediante negociaciones desmovilizar a los grupos guerrilleros M-19, parte del Ejército de Liberación de los Pobres (ELP). En 1994 se registraron 4.378 casos de violencia donde solo se pudo identificar los autores en 2.627 casos. En estos 2.627, se identificó que las Fuerzas Armadas y organizaciones de seguridad fueron responsables de 2.336 casos, los paramilitares de 230 casos, y la insurgencia de 61 casos, datos tomados del Banco de Datos del año 1994 (Moreno, 2003). Una vez revisada la literatura sobre el fenómeno de Doctrina de Seguridad en el gobierno de Pastrana (1998 – 2002. Leal Buitrago (2011) expone que este periodo el cambio se vio reflejado en la actitud publica frente a la violación de derechos humanos en los militares, sin embargo, el gobierno adquirió una etiqueta de incompetencia política y fue poco a poco desacreditado, dada la falta de resultados con la Doctrina de Seguridad que manejaba con Estados Unidos. Al final, del gobierno de Pastrana, empeoró la situación del país, desprestigió la vía política, identificada con las conversaciones entre el gobierno y las FARC y sobre todo con los desmanes cometidos por esta guerrilla. 25 Sin embargo, el mercado de producción, tráfico y consumo de drogas ilícitas llenó parcialmente nuevos propósitos para la agenda, hasta que a partir del 11 de septiembre de 2001 las características de la noción de seguridad nacional reaparecieron bajo el rótulo de la guerra contra el terrorismo, en la cual EE. UU. retomó su papel protagónico en la lucha antiterrorista y en la defensa de las libertades democráticas. Lo que hizo que los gobiernos de Álvaro Uribe (2002- 2010) estuvieran estrechamente relacionados con las estrategias de Estados Unidos, reconociendo el terrorismo como una amenaza de seguridad y calificando a los grupos al margen de la ley como terroristas. En su gobierno se creó las bases del Plan Nacional de Desarrollo, con el objetivo de brindar seguridad democrática, y más a delante se conoció el documento de “Política de Defensa y Seguridad Democrática” donde se identificaban las amenazas para el Estado, mencionaba los objetivos y las líneas de acción. Álvaro Uribe le otorgó a las Fuerzas Militares y a la Policía Nacional una profunda vigorización presupuestal técnica y operacional; así como un redimensionamiento de su alcance institucional. Los militares y policías en lógica de seguridad multidimensional se hacen presentes en todas las esferas de la acción social, todos en lucha de las estructuras criminales. (Badrán, F & Niño, C, 2020). Durante la presidencia de Juan Manuel Santos (2010-2018), se comprendió la imposibilidad de vencer militarmente a la guerrilla y fueron mantenidas durante años negociaciones de paz en La Habana, que culminaron con un acuerdo firmado en 2017 con las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia y este se integró como partido político con una asignación de senadores. Finalmente, el gobierno de Iván Duque (2018) no respeta dichos acuerdos y recurre a las viejas tácticas de asesinar guerrilleros y líderes sindicales, lo que ha demostrado un incrementando nuevamente la violencia con objetivos políticos y provocando la reactivación de la guerrilla y protestas callejeras en las ciudades. Las Leyes, los decretos y la reglamentación militar han hecho del paramilitarismo un instrumento del Estado colombiano. Sin lugar a duda, el paramilitarismo se configura y amolda a las diferentes circunstancias para garantizar la estrategia de romper a cualquier otra organización que pueda amenazar ese control y aparentar democracia y civilidad. La imagen de Colombia apenas se afecta por las cifras y denuncias, pues no son reproducidas ampliamente ni por la prensa 26 nacional ni la internacional dados las presiones de los Estados Unidos para mostrarla como ejemplo de democracia. (Díaz,2020). De acuerdo con Leal (2011), si bien esto permitió que los mandos militares de la década de los cincuenta tuvieran autonomía frente a los asuntos civiles y los partidos políticos. Como consecuencia: [...] los altos mandos asumieron en forma improvisada un diseño que no les correspondía, de acuerdo con las variadas percepciones de la situación de orden público. Las instituciones militares formularon una política general que se hizo explícita a través de expresiones anticomunistas, como producto de la combinación caprichosa de elementos como la tradición institucional, los conflictos del momento y la influencia proveniente de la concepción político-militar estadounidense y la Doctrina de Seguridad Nacional suramericana. No sólo hubo una ausencia de directrices políticas en el Estado que permitieran armonizar y unificar en cada etapa histórica el comportamiento militar, sino que se escamoteó la solución de los problemas sociales más acuciantes del país al darles tratamiento de orden público (Leal, 2011: 4). De ahí que la concepción colombiana de seguridad y la definición de sus amenazas siempre hayan tenido un fuerte –y casi exclusivo– componente militar. 2.4. Antecedentes 2.4.1. Antecedentes internacionales En la revisión bibliográfica llevada a cabo para la investigación propuesta, se identifica un primer trabajo correspondiente a Páez Murillo, Peón Escalante y Ramírez Pedraza (2018) titulado Contexto de la seguridad ciudadana en América Latina y el Caribe: Revisión de literatura (2007- 2017), llevado a cabo en la Ciudad de México y el cual tuvo como objetivo realizar una revisión de la literatura científica que analiza los programas de seguridad ciudadana aplicados en países de América Latina y el Caribe en el periodo de 2007 a 2017. Dentro del estudio, se analizó como tema principal la seguridad ciudadana, la cual surge como término evolutivo de la seguridad nacional, y la cual ha contado con diversas estrategias, programas y políticas que apuntan a resolver situacionesdelictivas desde el enfoque de seguridad humana, buscando dejar de lado la militarización de la seguridad, como lo propone la doctrina de 27 seguridad nacional, para ello se realiza una comparación entre algunos países como Chile, Argentina, Colombia y México. Un segundo trabajo corresponde a Sabarots (2020) titulado de la doctrina de la seguridad nacional a la seguridad democrática, realizado en la ciudad de Buenos Aires, Argentina. A través de esta investigación se realizó un análisis reflexivo en el marco de la seguridad-inseguridad con una dimensión fuertemente invocada en democracia: la participación comunitaria; realizando un análisis en específico de Argentina y Brasil. Dentro de su investigación, el autor resalta la importancia del cambio de rumbo en cuanto al rol del Estado, las políticas en educación, ciencia y tecnología, las políticas en derechos humanos y las políticas públicas en seguridad que han cuestionado, reelaborado o simplemente interrumpido políticas y conquistas de derechos desplegadas durante el ciclo precedente de gobiernos populares. A modo de conclusión, al igual que las investigaciones previas este autor señala que el reto más significativo en él ahora es sostener e incrementar las investigaciones y las vinculaciones de la academia con la gestión pública y en donde la participación ciudadana es vital para el porvenir del país y las medidas por las que se opta para dar solución a las problemáticas sociales. 2.4.2. Antecedentes nacionales 2.4.2.1. Caso mexicano. Un primer trabajo corresponde a Raúl Benítez Manaut y su libro titulado Seguridad y defensa en América del norte: Nuevos dilemas geopolíticos, capitulo 3 México: Seguridad nacional, defensa y nuevos desafíos en el siglo 21, del año 2015. Al respecto el autor realiza un énfasis en las consecuencias de los atentados del 11 de septiembre de 2001 en la geopolítica del hemisferio, ya que los gobiernos, súbitamente, debieron replantearse sus doctrinas de seguridad nacional y la forma en como están organizados sus sistemas de defensa, inteligencia, seguridad pública y control de fronteras. En el caso mexicano no hubo excepción y a través de las nuevas solicitudes del gobierno estadounidense, se debieron realizar ajustes dentro de la doctrina que han sido influenciadas por los diversos gobiernos, con el fin de atender a las nuevas amenazas proclamadas por la OEA. Por presión de Estados Unidos, se crearon sistemas novedosos de inteligencia en el seno de la PGR contra el narcotráfico y el crimen organizado, como el INCD–UEDO (ahora CENAPI) 28 y el CENDRO, con resultados cuestionables. En el seno de Gobernación, la permanencia del Centro de Investigación y Seguridad Nacional (CISEN) en ella, y el desprendimiento que en 1999 dio pie a la creación de la Policía Federal Preventiva (PFP), son los elementos estructurales– institucionales sustantivos. Respecto del CISEN, la opinión pública constantemente debatió durante los gobiernos de Zedillo y Fox la falta de información sobre su estructura y actividades y el frágil sustento legal que regula su existencia Desde otro panorama, el mismo autor Raúl Benítez Manaut, en su artículo La Defensa en México: el dilema entre la recesión democrática, la seguridad interior y los retos del siglo XXI. Estudios en Seguridad y Defensa del año 2018, expone que las Fuerzas Armadas siempre han desempeñado un papel importante para la política de seguridad interna en los países de América latina y para México no ha sido una excepción. Cuando los militares pasan a llenar vacíos de gobiernos políticos civiles que no han logrado cubrir, no impide que estos tampoco sean corruptos, ni tampoco que sean gobiernos totalmente democráticos. En México la democracia llego a finales del siglo XX, se logró mantener la autonomía y los privilegios de las Fuerzas Armadas, luego de vivir con gobiernos autoritarios desde 1929 y 2000, sin embargo, el sistema de defensa continúo siendo el mismo y, por ende, la doctrina de seguridad siguió sosteniéndose de un nacionalismo clásico. Aun así, se incorporó la cooperación militar internacional con el propósito de combatir organizaciones criminales y los nuevos problemas de seguridad global que imponía Estados Unidos. Para el 2007, la potencia diseña la Iniciativa Mérida, con el fin de ayudar a combatir la violencia por drogas, que dio como resultado que, en 10 años de implementación, haya sumado 2,745.9 millones de dólares; donde se calcula que el 30% ha sido asistencia militar directa (Riband y Finklea, 2017, como se citó en Benítez, 2018). Sin lugar a duda, esto trajo consigo nuevas consecuencias legales, como el “Estado de emergencia” plasmada en la Ley DOF 21-12-2017, con el fin de evitar polémicas donde las Fuerzas Armadas están expuestos a violar derechos Humanos El autor describe la doctrina de México desde dos estructuras y por mandato constitucional y una nueva que esta siendo integrada. La primera estructura de Doctrina Nacional de México busca la protección de la nación, el territorio y la población, aunque México no tenga enemigos externos específicos y esta cada vez sea mas difusa, se incluyen las amenazas irregulares como el crimen organizado; la segunda estructura de Doctrina Nacional de México, se centran en las 29 amenazas internas, como lo son los grupos armados o la declaración de guerra al narcotráfico en 2007, lo que ha llevado el despliegue de Fuerzas Armadas a lo largo del país. La creación de los Grupos Aeromóviles de Fuerzas Especiales (GAFEs) creado por primera vez en 1990, responde a los desafíos del Doctrina Nacional, se introducen desde ejército, fuerza aérea y armada y se acopla a la guerra al narcotráfico. Estas fuerzas especiales son las que se dedican a la guerra del narcotráfico y el rescate de la población; para el siglo XXI las Fuerzas Armadas combaten el Narcotráfico y la delincuencia como misiones internas fundamentales. Finalmente, la tercera y ultima Doctrina de Seguridad es la protección de la población ante desastres naturales. Finalmente, en México se observó que al debilitarse muchas instituciones del régimen autoritario y no ser sustituidas por nuevas instituciones gubernamentales democráticas, favoreció al crimen organizado, Por ello “las instituciones de seguridad y justicia fueron incapaces de defender a la sociedad por debilidad o complicidad” (Valdés, 2013 como se citó en Benítez, 2018). Luego, en diciembre de 2006, los factores militares del combate al narcotráfico se volvieron dominantes: se militarizó tanto el aparato estatal de seguridad, como el de las organizaciones criminales, además de las estrategias internacionales para el combate al narcotráfico (Bagley, 2014 como se citó en Benítez, 2018). Como consecuencia esto ha dejado más de 150,000 muertos de 2007 a 2018 según diversas fuentes de información (De Mauleón, 2014 como se citó en Benítez, 2018). El incremento de los homicidios en el país entre 2016 y 2018 se ven reflejados por la inestabilidad causada por el reacomodo de poder y e influencias de los grupos criminales, principalmente luego de la caída del Cartel de Sinaloa. En suma, el autor concluye que las Fuerzas Armadas en el combate contra el narcotráfico han generado problemas de derechos humanos. Hay grandes escándalos de violaciones de derechos humanos no aclarados por el ejército y la marina donde esto ha generado inconformidad en el seno de la sociedad civil y críticas por parte de organismos internacionales. 7 2.4.2.2. Caso Colombiano. En el ámbito nacional un primer trabajo corresponde a Leal Buitrago (1992) y su libro titulado La seguridad nacional a la deriva, el cual consta de seis capítulos en los que el autor se 7 Molina, D Y Caicedo, S (2012): MOVIMIENTOS SOCIALES: VISIONES DE ALTERNATIVIDAD POLÍTICA DESDE SUR Y CENTRO AMÉRICA 30centra en las vicisitudes de la seguridad nacional colombiana. Esta investigación se basa, en parte, en la continuidad de algunas de las ideas del autor desarrolladas en su libro El oficio de la Guerra: La Seguridad Nacional en Colombia, en el sentido de que cuatro de los capítulos del nuevo libro son una versión revisada y ampliada de algunas de las secciones del libro anterior. Los principales aportes del autor se basan en la idea de redefinir la seguridad nacional, enfatizando que las problemáticas de seguridad en los países latinoamericanos han aumentado dramáticamente como resultado de la forma en que se configuró dicho tema en la mayoría de los países, con naciones destruidas o ausentes y poca capacidad para reconstruirlas o inventarlas. Al respecto hace énfasis en que la visión hobbesiana prevaleció sobre la visión rousseauniana, de modo que el Estado buscó controlar el potencial agresivo de la acción humana mediante el uso de la fuerza, pero la fuerza no se puso al servicio de un concepto de libertad que el pueblo pudiera comprender; la violencia entre ciudadanos estaba excluida como un bien supremo, pero no se creía que sus causas eran erradicables mediante la fuerza letal. Posteriormente, al analizar el caso colombiano, el autor concluye que, debido a la larga historia de la violencia guerrillera en Colombia, la seguridad nacional se ha priorizado sobre las cuestiones internas. Las referencias externas, que son la base de la profesionalización militar en los Estados modernos, sólo han aparecido en raras ocasiones, como en los incidentes fronterizos, principalmente con Venezuela, revelando el abandono oficial de varias regiones. En este escenario, Leal Buitrago es claro al mencionar y concluir que la prolongada duración de los conflictos políticos armados y la velocidad de los cambios en la organización social del país durante el último medio siglo sirvieron de base para el crecimiento y diversificación de la violencia. Además de los delitos políticos, los delitos organizados, comunes y circunstanciales que han impulsado al país a la cabeza de las tasas de homicidio del mundo desde la segunda mitad de la década de 1980. Este punto de partida es clave para la investigación en curso como referente contextual, ya que, desde este momento, la situación de seguridad del país se ha deteriorado, ya que los traficantes de drogas participan en actividades terroristas que se han convertido en una amenaza para la estabilidad del Estado. De acuerdo con Alzate (2014) los sectores dominantes del país, muchos de los cuales se beneficiaban económica y políticamente del tráfico de drogas, proporcionaron una mala solución política al problema, exponiendo los defectos del sistema de justicia del país. 31 Por otra parte, se encuentra una segunda revisión bibliográfica correspondiente a Velásquez (2002), titulado Historia de la doctrina de la seguridad nacional, realizado en la Universidad del Cauca, Colombia. El autor busca establecer un contexto desde la formación de la Doctrina de la Seguridad Nacional y el cumplimiento de los objetivos bajo los cuales se constituye. La investigación parte de considerar la Doctrina Nacional de Seguridad como una ideología a través de la cual Estados Unidos consolidaba su dominio sobre los países latinoamericanos, durante la Segunda Guerra Mundial y al momento de enfrentarse a la Guerra Fría. En este sentido el autor destaca que la doctrina en su trascurso no logra completar sus propósitos y que en cambio a raíz de esta las Fuerzas Armadas han sido indoctrinadas con un falso sentido de la no política, lo que ha llevado a la autocensura o la coerción en contra de los procesos deliberativos. Dentro de las investigaciones realizadas en el ámbito local, se encuentra un primer trabajo que corresponde a Jiménez (2009) titulado Aplicación e instrumentalización de la doctrina de seguridad nacional en Colombia (1978-1982): efectos en materia de derechos humanos, presentado por la Universidad Sergio Arboleda de Colombia. Partiendo de la base que los estudios sobre seguridad en Colombia han incorporado en sus análisis las implicaciones políticas que la seguridad tiene para la consolidación de la democracia, la ciudadanía, la memoria, la verdad o los Derechos Humanos, la autora propone un análisis de la primera política estatal sobre seguridad que se implementó entre 1978 ha 1982, conocida como el Estatuto de Seguridad y los efectos que tuvo en la institucionalización de la protección y defensa de los Derechos Humanos. (Jiménez,2009) La investigación se divide en tres partes: la primera, en la que realiza un análisis de la instrumentalización del Estatuto a través de las relaciones cívico-militares, la ideologización y la ocupación y administración de las instituciones; la segunda parte, los alcances del Estatuto respecto a las violaciones de los derechos fundamentales y de los procedimientos legales, así como un intento por ver este fenómeno a través de la dinámica campo-ciudad. La última parte, explica el desmantelamiento del Estatuto en las postrimerías del gobierno en 1982. Dentro de los principales hallazgos de la autora, señala que el estatuto de seguridad se creó e instrumentalizó en Colombia entre 1978 y 1982 por parte de los militares, con la plausible 32 aprobación del presidente Julio Cesar Turbay Ayala, represento la aplicación en Colombia de los principios de la Doctrina de la Seguridad Nacional (Jiménez,2009). Al respecto, la autora llega a la conclusión de que la instrumentalización de la Constitución Política por parte del ejército, y en menor grado de intervención, de la policía, permitió la yuxtaposición de funciones de estos entes, presentándose la militarización de la policía y la “policivización” de los militares, situación que desdibujó los ámbitos de competencia de seguridad interna y nacional. Otra de las conclusiones a las que llega esta investigación se refiere a la aplicación del articulado del Estatuto por parte de las Fuerzas Armadas, el cual tuvo graves alcances respecto al tema de los derechos humanos y la violación de las garantías procesales y judiciales, permitiendo un modelo de “represión legal” con diversos tipos de prácticas violatorias. La intensidad y violencia de este instrumento fue distinta en las zonas rurales y en las ciudades colombianas. Un segundo trabajo corresponde a Galvis (2015) titulado Implicaciones de la política de seguridad democrática del gobierno de Álvaro Uribe en el desarrollo de las estrategias de seguridad nacional de Venezuela, Brasil y Perú, de la Universidad Colegio Mayor de Nuestra Señora del Rosario, la cual fue una monografía de grado para optar por el título de internacionalista. La autora divide su investigación en cuatro capítulos, en una primera parte se analiza la situación de seguridad en Colombia tras la implementación de la Política de Seguridad Democrática (PSD). En un segundo momento, se busca explicar la situación resultante con Venezuela, analizando la relación entre ambas naciones y adicionalmente generar una revisión de los mecanismos implementados por Venezuela para hacer frente a la amenaza proveniente de Colombia. Un tercer capítulo aborda la relación colombo- brasilera en cuanto a temas de seguridad, estudiando los mecanismos implementados por Brasil para contrarrestar el dilema de seguridad con Colombia teniendo en cuenta el carácter de líder regional del Estado brasilero. Finalmente, el cuarto capítulo se destina al estudio del dilema de seguridad entre Perú y Colombia y los mecanismos implementados por el Estado peruano con el fin de garantizar su seguridad. Esta investigación permite reconocer uno de los hitos más importantes en términos de Seguridad Nacional para Colombia en una administración precedente y radical para el país como la de Álvaro Uribe Vélez. A través de la Política
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