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ATENCIÓN! Ideas útiles y consejos prácticos para prevenir y enfrentar la inseguridad - Paola Spatola

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Spatola, Paola
Atención! : ideas útiles y consejos prácticos para prevenir y enfrentar la inseguridad . - 1a ed. - Buenos Aires : Emecé, 2013.
E-Book.
ISBN 978-950-04-1032-8
1. Autoayuda.
CDD 158.1
© 2013, Paola Spatola
Diseño de cubierta: Departamento de Arte de Grupo Editorial Planeta S.A.I.C.
Imagen de cubierta:Javier Saboredo
Diseño de interior: Ana D’Agostino
Todos los derechos reservados
© 2013, Grupo Editorial Planeta S.A.I.C.
Publicado bajo el sello Emece®
Independencia 1682 (1100) C.A.B.A.
www.editorialplaneta.com.ar
Digitalización: Proyecto451
Primera edición en formato digital: marzo de 2013
Queda rigurosamente prohibida, sin la autorización escrita de los titulares del
“Copyright”, bajo las sanciones establecidas en las leyes, la reproducción parcial o
total de esta obra por cualquier medio o procedimiento, incluidos la reprografía y el
tratamiento informático.
Inscripción ley 11.723 en trámite
ISBN edición digital (ePub): 978-950-04-1032-8
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¡ATENCIÓN!
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Paola Spatola
¡ATENCIÓN!
Ideas útiles y consejos prácticos para
prevenir y enfrentar la inseguridad
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Introducción
El hombre cauto jamás deplora el mal presente; emplea el presente en prevenir las
aflicciones futuras.
WILLIAM SHAKESPEARE
Este libro busca cubrir una necesidad cada vez más urgente en Argentina:
contar con consejos prácticos para aumentar la seguridad en la vida cotidiana
de nuestra familia.
No pretende ser el clásico libro de autoayuda, por eso no encontrarás aquí
reflexiones de un tono filosófico, y menos todavía psicológico. Mi preocupación
de toda la vida ha sido cómo construir una comunidad más segura. Creo
profundamente que la salida es tomar conciencia como sociedad de todo lo que
podemos hacer para generar conductas precavidas y prácticas cuidadosas que
nos ayudarán a no ser blanco fácil de delitos.
El problema de la inseguridad involucra costumbres culturales de las que no
siempre somos conscientes. El miedo, la angustia, la sorpresa y el desconcierto
son factores emocionales que también favorecen a quienes están al acecho. Si
conocemos los riesgos que enfrentamos y sabemos qué alternativas están a
nuestro alcance para protegernos, sin dudas estaremos más seguros ante
cualquier situación riesgosa o incómoda. Coincido con el inventor y científico
estadounidense Vannevar Bush en que «el miedo no puede desaparecer, pero
puede ser tranquilo y sin pánico, mitigado por la razón y la evaluación».
Todos sentimos miedo en diferentes situaciones a lo largo de nuestras vidas.
Es un sentimiento innato al ser humano. Cuando éramos chicos sentíamos
miedo a la oscuridad, a quedarnos solos, a estar encerrados en nuestro cuarto
con la puerta cerrada. Nos sentíamos seguros si nuestros padres estaban a
nuestro lado y solíamos tener miedo si ellos no estaban. A nuestros hijos suele
pasarles algo similar. Se sentirán seguros si pueden ver a sus padres, a un
familiar o adulto de confianza, cuando estén en sus habitaciones. La puerta
cerrada, en cambio, les generará miedo. Cuando vayan a dormir, estarán más
relajados si tienen cerca una luz prendida pero la oscuridad les despertará
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temores y pensamientos feos.
Es decir, nos genera miedo cualquier hecho que nos haga sentirnos
abandonados, inseguros, o en soledad. Estos miedos de la infancia se
relacionarán luego, en la vida adulta, con los hábitos que nos hacen sentir más
seguros.
A medida que crecemos, nuestros miedos cambian pero la búsqueda de
seguridad persiste y se canaliza en otras situaciones. El miedo es como un
semáforo. El color rojo representa el miedo que paraliza. El amarillo significa
atención y nos mantiene alerta, y nos permite estar atentos a lo que sucede a
nuestro alrededor. El color verde, en cambio, es tan negativo como el rojo
porque significa que avanzamos sin cuidado ante los posibles riesgos.
De esta forma, el miedo puede ser una herramienta útil cuando nos sentimos
amenazados. Si sabemos cómo actuar ante un peligro y estamos alerta, las
probabilidades de convertirnos en víctimas serán mucho menores que si
circuláramos por la vida como si nada fuera a pasarnos nunca y, por lo tanto, no
sintiéramos miedos ni tomáramos precauciones para evitar riesgos.
Todos podemos elegir entre estar seguros e ignorar los riesgos. Podemos
caminar por una avenida a contramano del tránsito, lejos del cordón de la
vereda, sin ostentar objetos valiosos y con nuestras pertenencias a resguardo; o
podemos caminar por la misma avenida en el sentido del tránsito, cerca del
cordón, con joyas o accesorios de valor a la vista, y nuestro bolso en la mano,
cerca de los autos. Todos podemos aprovechar nuestros miedos para estar
atentos y precavidos, o podemos negar la realidad.
En estas páginas vas a obtener ideas útiles y consejos prácticos para
prevenir o enfrentar estos riesgos a los que estamos expuestos en nuestra
vida diaria para ganar confianza y crear un entorno seguro para vos y tu
familia.
PAOLA SPATOLA
Buenos Aires, septiembre de 2012
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LA CALLE
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Cuando estás en la vía pública
Cuando salimos a la calle estamos expuestos a muchos riesgos y, para
sentirnos más seguros, tenemos que tomar algunos recaudos básicos. En
realidad, en muchos casos sólo es cuestión de revisar algunos hábitos, que
forman parte de nuestra cultura y que solemos repetir de forma inconsciente.
Algunas personas están acostumbradas a observar con atención lo que
sucede a su alrededor y, de esa forma, están bien preparadas para evitar
situaciones no deseadas en la vía pública. Otras personas no son tan
precavidas. Sin embargo, todos podemos empezar a cambiar de a poco
nuestras costumbres para ser más cuidadosos y ganar en seguridad. Por
ejemplo, ¿mirás hacia un lado y otro de la calle antes de abrir la reja de tu casa
o la puerta de entrada de tu edificio?
Aunque nunca hayas sufrido ni presenciado directamente un hecho delictivo
violento, no tenés que permitir que el miedo te convierta en presa fácil de la
ansiedad, la fobia social, el delirio de persecución o el pánico. Siempre está bien
tener cuidado pero eso no significa que debamos aislarnos ni restringir nuestras
actividades. ¿Cuántas veces escuchaste o pensaste: «Mejor no vayamos ahí, a
ver si nos asaltan», y dejaste de ir a lugares que antes frecuentabas con
normalidad?
Como sociedad, debemos definir el límite de lo tolerable para impedir que lo
patológico sea considerado como algo normal. Como individuos, además de
tomar todos los recaudos necesarios, nunca debemos dejarnos avasallar por el
miedo. No está bien que vivamos encerrados y celebremos cada día que termina
por estar sanos y salvos, como si eso fuera un triunfo.
Pero no tener miedo es diferente de no tener cuidado. En la actualidad,
caminar por la calle o viajar en transporte público implica correr algunos
riesgos. Por eso es necesario que tengas en cuenta algunas
recomendaciones que pueden ayudarte a estar más protegido de los delitos
en la vía pública. Por algo existe el refrán que dice «más vale prevenir que
curar».
COMO PEATÓN
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La vía pública no es ni más ni menos que un reflejo de la sociedad en la que
vivimos. Además de ser un espacio de tránsito y encuentro de personas, la calle
es un lugar donde se pueden desarrollar situaciones riesgosas pero previsibles.
En general, quienes están al acecho eligen como víctimas a quienes están
distraídos, ensimismados, parecen temerosos o indefensos, o llaman la atención
por usar vestimenta ostentosa, joyas u objetos de valor, en muchos casos sin
ser conscientes de ello.
Si estás alerta a todo lo que pasa a tu alrededor en la calle, podés evitar
muchos disgustos. Esto es lo primordial. Por eso, tratá de no usar auriculares a
un alto volumen, así evitás aislarte de lo que pasa a tu alrededor. Podés
escuchar música mientras circulás por la calle, pero nunca dejes que eso te
distraiga de lo que te rodea. Evitá convertirte en una presa fácil de delitos y
accidentes.
También tené cuidado si, por ejemplo, vas caminando distraídamente por la
calle, alguien te choca y derrama encima tuyo unabebida o un helado, y
empieza a disculparse: «¡Perdón! ¡Te manché sin querer! Esperá que te
limpio…» Mientras esa persona simula ayudarte a limpiar la mancha, en realidad
te está distrayendo para poder sacarte objetos de los bolsillos, solo o con ayuda
de un tercero.
Otra trampa es que un grupo de personas simulen una conversación entre
ellos y que, apenas te vean, se acerquen y te abracen efusivamente: «¿Cómo
estás? ¡Qué gusto encontrarte!» Mientras te reponés de la sorpresa y empezás
a explicarles que es una confusión, ellos aprovecharán para revolver velozmente
tus bolsillos y arrebatar las pertenencias que llevás encima.
Por eso es importante que no te distraigas en la calle. Tampoco es
conveniente que lleves encima todos tus documentos, tarjetas de crédito y
débito. Lo mejor es que selecciones las cosas que vas a usar ese día y dejes el
resto de tus pertenencias en tu casa.
Es necesario que estemos atentos para no ser víctimas de un hurto de este
tipo, del que quizá no nos damos cuenta hasta que llegamos a casa o a la
oficina, pero también debemos estar preparados para evitar modalidades de
robo más violentas, como un arrebato o un asalto a mano armada.
Arrebato
El arrebato es el delito más frecuente en la vía pública, aunque las estadísticas
no lo reflejan con exactitud porque son muy pocos los casos que se denuncian
ante la policía. El blanco predilecto son las carteras y los bolsos que las mujeres
llevamos colgados al hombro porque se pueden arrebatar con un tirón súbito, en
general sin mayores consecuencias.
Los arrebatadores actúan de manera rápida y violenta, y luego escapan con
mucha velocidad. Es un ataque inesperado, que suele aprovecharse del factor
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sorpresa. «¿Qué hacés?», es todo lo que podés llegar a gritarle, pero por
desgracia será muy tarde. Ya no tenés tiempo de reaccionar.
Es una modalidad habitual en el microcentro y en las zonas comerciales de
las ciudades, aunque los arrebatos también se dan con frecuencia en los trenes
y los subterráneos, especialmente en el verano cuando las ventanillas están
abiertas. En los andenes, los arrebatadores suelen actuar con la ayuda de un
cómplice, que mantiene trabadas las puertas durante unos segundos mientras el
tren arranca y, de esa forma, facilita el escape.
Los arrebatadores eligen los lugares donde hay mucho movimiento de
personas. Por ejemplo, las calles con veredas angostas o peatonales, donde la
mayoría de las personas camina apurada y distraída. También suelen «marcar»
a sus potenciales víctimas. Por eso, es fundamental que no exhibas joyas ni
objetos costosos, ni lleves en la mano celulares o billeteras.
El mejor consejo para las mujeres es que lleven la cartera al hombro pero
volcada hacia adelante del cuerpo. Nunca lleves la cartera cruzada ni con la
correa enredada en la muñeca porque el tirón de un arrebatador podría
arrastrarte y hacerte perder el equilibrio. Estas maniobras pueden producir un
accidente con consecuencias mucho más graves para tu seguridad física.
Cuando te sientes a la mesa de un restaurante o una confitería, no cuelgues
la cartera en el respaldo de la silla porque de esa forma quedará a merced de un
arrebatador. Este tipo de arrebatos resulta muy habitual, incluso a plena luz del
día, pero se puede evitar si se mantiene siempre la cartera a la vista.
El asalto a mano armada es un hecho mucho más violento. Al igual que en
otras modalidades de delitos con armas, las víctimas sufren el robo de dinero,
alhajas, celulares y cualquier otro objeto de valor que lleven encima. Para
prevenir estas situaciones, evitá caminar por calles oscuras o mal iluminadas
aunque tengas que hacer un recorrido mucho más largo para llegar a destino.
Si pese a todos los recaudos, sufrís un asalto, ¡no te resistas! Siempre es
preferible perder tus pertenencias y evitar un daño mayor.
Motochorros
Los motociclistas que cometen delitos, más conocidos como «motochorros», no
son una realidad única y particular de la Argentina. Son un fenómeno típico de
los grandes centros urbanos, en particular de aquellas zonas donde la
congestión del tránsito vuelve casi imposible movilizarse a la velocidad habitual.
En este contexto, la motocicleta resulta un medio de transporte rápido y ágil.
Lamentablemente, los «amigos de lo ajeno» han tomado este medio de
transporte y se lo han apropiado.
No debemos ser impotentes ante este panorama. Podemos tomar algunos
recaudos que aumentarán nuestra protección frente a este tipo de ataques; por
ejemplo, podemos evitar caminar distraídos cerca del cordón de la vereda,
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donde quedaríamos en el radio de acción de los motochorros que circulan por la
calle.
Tené cuidado cuando circulás por la vereda de una estación de servicio: los
motochorros suelen esperar disimuladamente a sus víctimas en lugares de
estacionamiento y arrancan a toda velocidad cuando estás cerca para
arrebatarte lo que encuentren a mano: celulares, portafolios, carteras.
También hay algunas medidas de prevención que las autoridades podrían
implementar y que no sólo serían útiles frente a los motochorros sino que
ayudarían a ordenar la gran cantidad de motociclistas que circulan a diario en
las ciudades. Por ejemplo, al comprar por vez primera un vehículo de estas
características, el Estado podría entregar un casco y un chaleco en colores
fluorescentes con las letras y los números de la patente impreso. De esta
forma, la identificación de los motociclistas estaría siempre a la vista de todos.
En el caso de los deliverys que utilizan este tipo de transporte, deberían
estampar en sus canastos o heladeras la misma patente que figuraría en el
casco y el chaleco.
Consejos prácticos
CÓMO PREPARARTE PARA SALIR
• Al salir a la calle, procurá pasar inadvertido. Evitá usar prendas de lujo y mostrar relojes caros o
joyas.
• Llevá sólo el dinero necesario y nunca cuentes los billetes en público.
• Guardá tu billetera en los bolsillos delanteros de tu pantalón, sobre todo si estás en lugares con
grandes aglomeraciones de personas, como los centros comerciales.
• Llevá tarjeta de crédito o débito con vos sólo si estás seguro de que vas a usarlas.
• No hagas ostentación de máquinas de fotos o filmadoras.
• Tratá de hacer las compras en compañía de algún familiar o amigo.
• Si vas a salir a altas horas de la noche, procurá ir siempre acompañado.
• Intentá ponerte de acuerdo con amigos o compañeros para salir en grupos de tres o más
personas. Esto desalentará a quienes están al acecho, que generalmente se mueven en parejas.
CÓMO DECIDIR POR DÓNDE IR
• Mantené siempre la atención en lo que sucede a tu alrededor, y caminá rápido y con firmeza,
nunca con paso lento.
• Caminá con confianza y seguridad, pero mirá hacia atrás cada tanto. Podés aprovechar para ello
el reflejo de vidrieras y ventanas.
• Procurá circular por calles y avenidas principales. No transites por pasajes, calles oscuras o
solitarias ni por terrenos baldíos, estacionamientos u obras en construcción. Por la noche, no
atravieses parques.
• En lo posible, no uses puentes peatonales, pasos a desnivel ni túneles subterráneos.
• Evitá las aglomeraciones pero no camines solo. Sumate a pequeños grupos de peatones.
• No circules cerca del cordón de la vereda. Si la calle no está bien iluminada o es poco transitada,
alejate de la pared y evitá acercarte a los huecos de las puertas de las casas.
• Prestá especial atención al dar la vuelta a una esquina.
• Caminá en sentido contrario al tránsito. Si ves a los autos de frente, será más difícil que desde
una moto en circulación puedan arrebatar tus pertenencias.
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• Esperá el transporte público en lugares bien iluminados y concurridos, en especial si es de
noche.
CÓMO MANEJARTE CON PERSONAS EXTRAÑAS
• Si alguien se dirige a vos a pie y te hace una consulta, mantené una distancia prudencial,
contestá rápidamente y seguí tu camino. Si te hacen una pregunta desde un auto, no te acerques
al vehículo en ninguna circunstancia.
• Cuando tengas que ir a una dirección que no conocés, armá un plano con anticipación. Si tenés
dudas,consultá a un policía o a quienes atienden los puestos de diarios. No hables con cualquier
persona en la calle, y nunca aceptes si alguien se ofrece a acompañarte.
• Si alguien te insulta o te provoca, no respondas. Seguí caminando y recurrí a un policía cercano.
• Si un extraño te avisa que tenés la ropa manchada o rota y se ofrece a ayudarte, no aceptes su
colaboración.
• Desconfiá de los desconocidos que se acercan a pedirte ayuda para cargar o sostener algo. No
establezcas un diálogo.
• Si pensás que alguien te sigue, desviá tu camino. Ante la duda, entrá a un local comercial a pedir
ayuda.
• Si ves en la puerta de un negocio un auto con el motor en marcha y varios sujetos extraños
apostados en los alrededores o dentro del local, no entres. Llamá a la policía.
• Si estás en un local y entran varias personas con sus manos envueltas en camperas o diarios y
se distribuyen en diferentes lugares del negocio, dejá tu compra y salí inmediatamente de allí. Da
aviso a la policía en el momento.
CUANDO USÁS UN TELÉFONO PÚBLICO
• Tomá precauciones para no ser escuchado por otras personas.
• No des nombres, teléfonos, direcciones ni lugares de trabajo de familiares o amigos.
CÓMO ESTAR EN COORDINACIÓN CON TUS VECINOS
• Tratá de conocer a la gente del barrio donde vivís o trabajás. Date a conocer, presentá a tu familia
y a tus hijos. Creá con tus vecinos más cercanos senderos seguros para los chicos a la salida del
colegio.
• Averiguá dónde están las comisarías más cercanas de tu barrio.
• Ubicá los hospitales, los teléfonos públicos y negocios de tu zona que permanecen abiertos
hasta tarde.
• Avisá a las autoridades si hay alumbrado público faltante, roto o que no funciona.
• Mantené relaciones cordiales con tus vecinos y tené sus números de teléfono a mano. Ofreceles
tu ayuda y avisales que contás con ellos ante cualquier eventualidad.
• Coordiná para que alguno de ellos llame al 911, si fuera necesario.
• Proponele a tus vecinos organizarse para ahuyentar a quienes están al acecho mediante la
instalación de sirenas, reflectores o cualquier otro medio de acción conjunta.
• Acordá el uso de bocinas o luces como señales de emergencia para notificar si algo le ocurre a
un vecino.
SI TE ASALTAN
• Ante todo, mantené la calma. Respirá profundamente y tratá de tranquilizarte.
• No opongas resistencia ni contradigas a los asaltantes, sobre todo si están armados. Colaborá
con lo que pidan.
• Nunca mires a los asaltantes a los ojos pero tratá de ver la cara del agresor, su ropa o alguna
seña particular que permita identificarlo después.
• No exhibas armas de fuego ni trates de usarlas. Si se ven acorralados y amenazados,
dispararán.
• En el caso de que haya disparos, tirate al suelo y cubrite la cabeza.
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• Intentá registrar la voz de los atacantes. Si son varias personas, prestá atención a los apodos y
tratá de memorizarlos.
• Si escapan en un vehículo, tratá de memorizar la patente, el color, el modelo y la marca del auto.
Por ningún motivo los persigas.
• No toques ningún objeto que haya sido tocado antes por los asaltantes.
• Recordá el número telefónico de la policía o el 911, y llamá en cuanto puedas.
ENCUESTA PARA SABER SI ESTÁS PREPARADO
¿Tenés claro cómo evitar situaciones de riesgo en la vía pública?
• ¿Tratás de evitar usar relojes caros o joyas cuando salís a la calle?
A: No. ¿Para qué los tengo si no puedo usarlos?
B: No veo nada de malo en mostrarlos. Es suficiente con no hacer ostentación.
C: Es mejor no tener relojes caros ni joyas a la vista en la vía pública.
• ¿Dejás tu billetera en el bolsillo del saco o abrigo con frecuencia?
A: Siempre la llevo en el bolsillo del saco o abrigo.
B: A veces sí.
C: Nunca llevo la billetera ahí. La guardo en el bolsillo del pantalón.
• ¿Solés caminar por calles desiertas?
A: Sí, no tengo cuidado.
B: Sólo si no tengo alternativa.
C: Nunca camino por calles desiertas. Incluso prefiero dar un rodeo y caminar de más.
• ¿Creés que es riesgoso circular cerca del cordón de la vereda?
A: No, no me parece riesgoso.
B: Puede ser, pero no le doy demasiada importancia.
C: Sí, trato de no circular cerca del borde del cordón.
• ¿Pensás en tu trabajo y en todas las cosas que tenés que hacer mientras caminás?
A: Sí, con frecuencia.
B: A veces sí, sobre todo si estoy preocupado por algo.
C: No, cuando camino trato de estar atento solamente a mi alrededor.
• Si alguien a pie o en auto se dirige hacia vos para hacerte una consulta…
A: Me acerco para escuchar bien lo que me pregunta y contestarle.
B: A veces me acerco y otras, no.
C: Le contesto de lejos, manteniendo siempre una distancia prudencial.
• ¿Tomás precauciones para no ser escuchado por otras personas cuando hablás desde un teléfono
público?
A: No, me parece exagerado.
B: Si me doy cuenta de que me están escuchando, trato de hablar en voz baja.
C: Además de hablar en voz baja, no menciono ningún dato personal o familiar.
• Cuando esperás el transporte público de noche, ¿elegís los lugares mejor iluminados y más
concurridos?
A: En realidad, elijo los lugares más cercanos, no importa cómo sean.
B: Sólo si no tengo que caminar mucho.
C: Sí, lo prefiero aunque tenga que caminar varias cuadras.
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• Si un extraño te avisa que tenés la ropa manchada o rota…
A: Acepto su ayuda.
B: No sabría qué hacer.
C: No permito que ningún extraño me toque, aunque diga que quiere ayudarme.
• ¿Considerás útil organizarte con tus vecinos para desalentar a quienes están al acecho?
A: No me parece necesario.
B: Dudo que eso pueda ayudar.
C: Me parece una buena idea.
La imprudencia suele preceder a la calamidad.
APIANO, historiador griego
RESULTADOS
Mayoría de respuestas A: Deberías cambiar tus hábitos para no ser víctima,
por acción u omisión, de una situación riesgosa o incómoda en la calle.
Mayoría de respuestas B: Tendrías que revisar algunas de tus costumbres y
opiniones porque podrían ser perjudiciales para vos o terceros.
Mayoría de respuestas C: Pensás con claridad y estás atento para actuar
de forma segura en cada situación que se te presenta en la calle. Estás
preparado para evitar situaciones riesgosas o incómodas en la vía pública.
SI SOS MUJER
Las mujeres debemos tener especial cuidado cuando circulamos por la vía
pública. Quienes están al acecho nos consideran presas más fáciles porque
muchas veces llamamos la atención con nuestra vestimenta y nuestras
costumbres. Para estar más seguras y prevenidas, es necesario que revisemos
algunos hábitos.
¿Cómo podemos protegernos y aumentar nuestra seguridad mientras
estamos en la calle? Antes que nada, debemos mostrar que estamos atentas a
lo que pasa a nuestro alrededor. Las personas que delinquen nos miran primero
a nosotras porque, en general, estamos haciendo o pensando varias cosas a la
vez, y eso nos distrae de lo que pasa en la vía pública.
El uso de armas de fuego registradas es una decisión personal pero, en
general, no es aconsejable. Pueden traernos muchas más complicaciones que
ventajas, en particular en los hogares a causa del riesgo de accidentes con
nuestros hijos. Por eso, no es recomendable que las mujeres aprendamos a
utilizar armas de fuego pero sí puede ser muy útil, por ejemplo, que sepamos
artes marciales para defensa personal. Las mujeres tenemos que saber manejar
nuestro cuerpo para evitar convertirnos en víctimas con facilidad o para poder
huir con rapidez de una situación de riesgo.
También debemos tener cuidado en el barrio donde vivimos o trabajamos. No
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debemos dar nunca información sobre la composición de nuestro grupo familiar,
la actividad de nuestros hijos y otros datos personales. En general, cuando
vamos a la peluquería o estamos en un negocio, solemos charlar y contar
situaciones personales. Pero se puede conversar, ser simpática y agradable con
la gente sin contar cosas privadas, como adónde nos vamos de viaje, cuántos
hijos tenemos o a qué colegio van. Debemos estar siempre atentas a estos
detalles.
Por ejemplo, es frecuente que una persona a quien sólo conocés de vista, o
con quien mantenés un diálogo cordial cuandote la cruzás en un negocio, te
pregunte: «Te vas de vacaciones?» Lo mejor que podés responder es: «No sé,
todavía no lo tengo confirmado». Recién cuando hayas regresado de tu viaje
podés contarlo.
A medida que tu familia crece, también aumenta tu responsabilidad de
protegerla. Cuando tus hijos son chicos, no tienen la experiencia para cuidarse a
sí mismos ni el criterio de un adulto para protegerse de situaciones riesgosas.
¿Qué podés hacer para cuidarlos? Podés empezar con costumbres muy
sencillas. Por ejemplo, haceles memorizar, como si fuera parte de un juego, su
nombre y apellido, el número de teléfono y la dirección de la casa. Esos datos
serán muy útiles en el caso de que se pierdan.
También es importante que puedas transmitirles con claridad algunas ideas
básicas como:
• Mirar a ambos lados de la calle antes de cruzar.
• No hablar con desconocidos.
• No aceptar golosinas ni regalos por parte de extraños.
• No acompañar ni dejarse acompañar por personas a las que no conozcan.
Enseñales a confiar en los agentes de policía y en los bomberos. En un
caso de emergencia, los niños necesitan saber que pueden confiar en las
autoridades.
Recomendaciones adicionales para las mujeres
CÓMO PREPARARTE PARA SALIR
• No uses calzado incómodo ni ropa ajustada que puedan limitar tus
movimientos. Si vas a un lugar donde tengas que usar zapatos de taco, es mejor
que los lleves en una bolsa.
• Utilizá preferentemente un bolso o una cartera con manijas, sin correa.
• Si llevás una cartera colgada al hombro, ponela delante de tu cuerpo. No la
cruces ni la enrosques en tu muñeca porque podría lastimarte si intentan
arrebatártela.
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• No uses joyas ni bijouterie muy llamativa.
• Llevá encima sólo el dinero necesario para el día y repartilo en diferentes
bolsillos. Nunca guardes todo junto en el bolso o en un monedero.
EN LA CALLE
• Tratá de proyectar serenidad y seguridad en vos misma. Mantené la cabeza
erguida y balanceá con firmeza los brazos al caminar.
• No te distraigas. Esforzate por estar siempre alerta y consciente de lo que pasa
a tu alrededor.
• Evitá caminar y hablar por celular al mismo tiempo.
• Mirá a tus costados de a ratos para chequear si alguna persona camina
persistentemente detrás tuyo.
• Si alguien te sigue, usá tu celular para llamar a la policía o a un conocido al
que puedas avisarle.
• No vayas a lugares desconocidos o poco recomendables, ni camines sola por
calles oscuras o poco frecuentadas.
• Caminá en sentido contrario a los vehículos y lejos del cordón de la vereda,
con tu bolso o cartera en el hombro opuesto a la calle.
• Para proteger tu bolso o cartera, aferralos contra el cuerpo en las
aglomeraciones y mantenete atenta a los empujones, que pueden ser
aprovechados por quienes están al acecho.
• Nunca «hagas dedo» ni aceptes ofrecimientos de desconocidos para llevarte
en su vehículo, en ninguna circunstancia.
• Aunque no tengas motivos concretos, confiá en tu instinto y alejate de los
lugares donde notes algo fuera de lo común.
• Cuando circulás con chicos y bolsas o paquetes, sos un blanco fácil. Si un
desconocido se ofrece a ayudarte en esa situación, dale las gracias pero
rechazá su ofrecimiento.
EN EDIFICIOS Y COMERCIOS
• Tratá de tomar el ascensor en lugar de las escaleras, que son siempre un lugar
riesgoso.
• Cuando vayas de compras, no pierdas nunca contacto con tu cartera.
• No guardes el monedero ni la billetera en bolsas de supermercado.
• Cuando vas a restaurantes o confiterías, nunca cuelgues tu cartera en el
respaldo de la silla, donde quedará fuera del alcance de tu vista.
SI TE ATACAN
• Puede pasar que, pese a los recaudos, seas víctima de un ataque. En esa
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situación, y si el atancante no está armado, gritá o pedí auxilio para llamar la
atención de otras personas e intimidarlo.
• Tratá de observar y registrar las características principales de tu agresor:
edad, estatura, color de pelo, rasgos o señas particulares, acento, vestimenta, el
vehículo que utiliza o hacia dónde huye.
• Si hay varios atacantes, concentrate sólo en uno, Poné tu atención en el que
esté más cerca o se destaque del resto por algún motivo porque eso ayudará
luego a ubicar a los demás integrantes del grupo.
Consejos prácticos para tus hijos
QUÉ PODÉS HACER VOS
• Nunca dejes a tus hijos más chicos solos en el cine, locales de videojuegos, parques de
diversiones o shoppings.
• En los lugares públicos, acompañá siempre a tus hijos hasta el baño.
• Dale a los niños pequeños una tarjeta de identificación con su nombre, dirección y teléfono, y
asegurate de que la lleven encima. Eso ayudará a ubicarlos si se pierden.
• Tratá de que tus hijos no se alejen demasiado de tu lado para prevenir eventuales abusos o
secuestros.
• En el supermercado, no los pierdas de vista. Nunca los dejes solos en el carrito de compra o al
cuidado de desconocidos.
• Cada vez que lleguen juntos a un lugar público, acordá con tus hijos un lugar de fácil localización
donde puedan encontrarse si alguno de ellos se pierde.
• Informate dónde están tus hijos en todo momento y tratá de estar familiarizada con sus
actividades diarias y con sus amistades.
• Está atenta a los cambios que puedan mostrar en su comportamiento o carácter. Si eso ocurre,
hablá con ellos y tratá de saber qué les está pasando.
• Dedicá tiempo a escucharlos con atención cuando te cuenten sobre sus miedos y sobre las
personas o lugares que los asustan o hacen sentir incómodos.
• Es muy importante que creas el relato de un niño si incluye situaciones de abuso. La experiencia
indica que es muy poco probable que se trate de una fantasía.
QUÉ DEBEN SABER LOS CHICOS
• Tus hijos deben saber su nombre y apellido completos, la dirección de su casa y el número de
teléfono familiar, de un celular o de algún pariente.
• Asegurate de que conozcan un número de emergencias, como el 911.
• Dejales bien claro que nadie puede tocarles las partes del cuerpo que cubre el traje de baño y
que ellos tampoco deben hacérselo a nadie porque el cuerpo es algo privado.
• Explicales que no deben hablar con desconocidos, aunque parezcan muy amables. Deciles que
nunca acepten golosinas ni regalos de un extraño y que nunca acompañen a un desconocido ni
suban a su auto.
• Aclarales que si alguien quiere sacarles una foto, deben contártelo de inmediato a vos o a su
maestra.
• Pediles que caminen por la calle con cuidado, que nunca crucen corriendo y que presten
atención al sentido del tránsito y a la proximidad de los vehícu​los que se acercan.
• Insistí en que caminen acompañados por amigos y que no vayan solos a ningún lado. A los
adolescentes, recomendales que no vayan solos a sitios apartados o solitarios.
• Exigiles que siempre te pidan permiso para salir de la casa o para ir a la casa de un amigo.
• Aconsejales que, si se pierden, pidan ayuda de inmediato a un policía, un guardia de seguridad o
un empleado de un comercio.
• Advertiles que si notan que alguien los sigue a pie, en auto, moto o bicicleta, se mantengan lejos
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de esa persona sospechosa.
• Deciles que deben desconfiar si alguien les pide ayuda, por ejemplo para buscar un perro perdido,
y que no deben hacerle caso a nadie que les diga que su mamá o su papá tuvieron un problema y
que él o ella los llevará a donde están.
• Aconsejales que nunca se acerquen a un auto si alguien los llama para preguntarles algo.
Explicales que nunca deben subir a ningún vehículo ni ir a ningún lado con alguien desconocido, a
menos que vos les hayas dado permiso antes.
• Pediles que no hagan «dedo» ni dejen que nadie extraño los acompañe a casa, a menos que vos
estés al tanto.
• Acordá con ellos una contraseña familiar, como el nombre de un equipo deportivo o una película,
para que la exijan antes de irse con una persona que no sea un familiar. Eso puede ser útil si
alguna vez, sin previo aviso, tenés que pedirle a alguien que ellos no conocen que los pase a
buscar por la escuela.
• Si alguien intenta agarrarlos sin su consentimiento, deciles que traten de zafarse y pidan auxilio
en voz alta: «¡Esta persona me quiere llevarpor la fuerza!»
SÓLO PARA MUJERES
ENCUESTA PARA SABER SI ESTÁS PREPARADA
¿Actuás con seguridad para evitar una situación incómoda o riesgosa
en la vía pública?
• ¿Estás distraída en la calle con frecuencia y prestás poca atención a lo que pasa tu alrededor?
A: Sí, creo que sí.
B: La verdad, no sé.
C: No, cuando estoy en la calle estoy atenta a todo.
• ¿En los restaurantes y confiterías, dónde acostumbrás poner tu bolso o cartera?
A: En el respaldo de la silla.
B: Donde me resulte cómodo.
C: Sobre mi falda.
• ¿Te parece que es lo mismo usar las escaleras o el ascensor?
A: En general uso las escaleras porque no me gusta el ascensor.
B: Si el ascensor está disponible, lo tomo. Si no, voy por las escaleras.
C: Siempre prefiero tomar el ascensor.
• ¿Hablás con gente desconocida sobre tu grupo familiar, la actividad de tus hijos u otras cuestiones
personales?
A: Sí, converso con frecuencia de todo eso.
B: A veces, sí.
C: No, nunca hablo de estos temas con extraños.
• ¿Usás zapatos o ropa que pueden restringir tus movimientos?
A: Sí, si están de moda.
B: Algunas veces.
C: Nunca uso ese tipo de zapatos o ropa porque me siento incómoda.
• ¿Estás atenta a cambios en el comportamiento y carácter de tus hijos?
A: No, no creo que sea importante.
B: Me gustaría, pero no siempre me doy cuenta.
C: Sí, estoy atenta a cualquier cambio de ese tipo.
• ¿Pensás que es riesgoso perder de vista a tus chicos aunque sea por unos minutos?
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A: No, no van a ir a ninguna parte.
B: Si son sólo unos minutos, no tiene importancia.
C: Nunca pierdo de vista a mis chicos ni un minuto.
• ¿Te parece bien dejar a los chicos solos en el cine, locales de videojuegos, parques de diversiones
o shoppings?
A: Sí, no veo cuál es el problema.
B: A veces les permito ir solos.
C: No, nunca los dejo solos excepto si son adolescentes, y en ese caso sólo si van en grupo con
amigos que conozco.
• ¿Le recomendás a tus hijos que no hablen con desconocidos ni les acepten golosinas o regalos?
A: No me parece necesario decirles eso.
B: No sé qué hacer porque no querría asustarlos.
C: Desde que eran chicos les repito que no hagan ninguna de esas cosas.
• ¿Qué opinás de que hagan «dedo»?
A: No veo el inconveniente. Yo también lo hice a su edad.
B: En caso de que necesiten que los lleven, no hay otra salida.
C: Siempre les dije que nunca hagan eso.
Excava el pozo antes de que tengas sed.
Proverbio chino
RESULTADOS
Mayoría de respuestas A: Deberías cambiar tus hábitos para no ser víctima,
por acción u omisión, de una situación riesgosa o incómoda en la calle.
Mayoría de respuestas B: Tendrías que revisar algunas de tus costumbres y
opiniones porque podrían ser perjudiciales para vos o tu familia.
Mayoría de respuestas C: Pensás con claridad y estás atenta para actuar
de forma segura en cada situación que se te presenta en la calle. Estás
preparada para evitar situaciones riesgosas o incómodas en la vía pública.
EN EL TRANSPORTE PÚBLICO
Punguistas
No siempre nos damos cuenta pero en la calle, y en particular en el transporte
público, estamos rodeados de «pungas» o «punguistas», conocidos también
como «carteristas» o, irónicamente, «manos mágicas».
Los punguistas son delincuentes «invisibles». Sus delitos suelen pasar
inadvertidos en el momento porque este tipo de ladrones ponen especial
cuidado en no ser descubiertos. Por eso suelen elegir lugares donde se agrupan
muchas personas. Para poder confundirse con facilidad en la multitud, los
medios de transporte público son uno de sus escenarios preferidos.
Si pudiéramos verlos en acción, nos daríamos cuenta de que centenares de
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punguistas operan en los trenes, los subterráneos y las estaciones, sobre todo
en los andenes, en las horas pico, cuando hay mucha gente agolpada. Las
zonas de mayor riesgo son los bordes de los andenes o cerca de las ventanillas
y las puertas de salida.
Es muy común que los punguistas simulen subir a un medio de transporte
empujando a quienes tienen adelante para cometer el hurto pero, de inmediato,
en general antes de pagar el boleto, retroceden y bajan con alguna excusa.
Otras veces suben al transporte y hacen una parte muy breve del recorrido,
sobre todo si el colectivo, tren o subte está lleno, atraviesan el pasillo atestado
de pasajeros, concretan el delito y se bajan rápidamente.
Quizás hayas presenciado una escena como ésta: dos personas suben al
subte, una de ellas se para en el medio del vagón y comienza a mostrar
síntomas de malestar físico con ademanes muy notorios. Mientras camina hacia
la puerta y los pasajeros se distraen al mirarlo, la otra persona aprovecha para
robar un celular de una mochila o de una cartera. En la estación siguiente,
ambos bajan y nadie se da cuenta de lo que pasó.
El transporte público no es el único lugar donde debés tener cuidado de los
punguistas. Los locales de venta de ropa, artículos deportivos o
electrodomésticos, donde suele haber muchas personas, son otros de sus
escenarios preferidos.
El ataque de los punguistas es silencioso. En general, las víctimas no se dan
cuenta del robo hasta que llegan a sus casas u oficinas y eso hace que casi no
haya denuncias en este tipo de casos. Por eso, tenés que estar prevenido y
debés aprender a detectarlos a tiempo. Si es posible, incluso podés
desalentarlos o enfrentarlos. Para ello necesitás saber cómo operan.
En general, los punguistas se acercan a la víctima elegida y esperan a que
esté distraída para introducir con disimulo un mano en su bolsillo, mochila,
cartera, portafolio o abrigo, y robarle alguna pertenencia de valor. Algunos
aprovechan cuando las carteras o las mochilas tienen el cierre a medio abrir,
pero también acostumbran tajearlas al costado o en la parte de abajo. En la
mayoría de los casos buscan específicamente una billetera o un celular. Y a
diferencia de lo que se supone, las víctimas de los punguistas son, en general,
los hombres.
Los punguistas siempre acechan ocultos, y operan con disimulo y rapidez. No
son nada improvisados; por el contrario, suelen tener técnicas bien pensadas
para cometer sus delitos. Cuando estés en un lugar con mucha gente, o
mientras esperás que llegue el colectivo, el subte o el tren, tratá de prestar
atención a las personas que estén cerca tuyo y asegurate de que nadie te
observe con detenimiento.
Tené en cuenta que los punguistas suelen «camuflarse» para pasar
desapercibidos: una supuesta embarazada, una mujer con una cartera muy
grande, un anciano que simula necesitar bastón, un adolescente con una
22
mochila. Cualquiera puede ser un punguista. Vos decidís si preferís ser
desconfiado o ser una víctima.
Hay un detalle importante al que deberías prestar atención. En el equipo del
punguista nunca falta algo que le sirva para ocultar sus manos en el momento
de cometer el hurto. Puede ser una mochila o una cartera demasiado grande, un
saco o un abrigo aunque sea pleno verano. Son señales que deberían despertar
tus sospechas y, por prevención, hacerte alejar de esa persona.
En general, los punguistas se mueven en grupos de dos o más personas. Uno
de ellos elige y marca a la víctima que le parece más fácil, e incluso puede
encargarse de distraerla con una pregunta o un empujón. El otro, que está al
acecho y suele ser más hábil, es quien comete el hurto. A veces están
acompañados por mujeres, que facilitan el escape del punguista.
Todos fuimos o podemos ser víctima de los punguistas. No existe una
fórmula infalible para evitarlos pero podés tomar ciertas precauciones para
estar menos expuesto.
Consejos prácticos
• Si estás esperando un transporte público, o estás en un vagón o colectivo, mantenete atento a lo
que pasa a tu alrededor.
• Llevá la mochila, el bolso, la cartera o el portafolio cerca de tu cuerpo porque si alguien la toca te
darás cuenta enseguida. No es aconsejable que la cuelgues del hombro ni cruzada en la espalda.
• No uses joyas llamativas, no lleves el celular en la mano o a la vista, y no guardes dinero en los
bolsillos exteriores de tu ropa.
• Evitá abrir la billetera ante la vista de todos. Tenésiempre en la mano las monedas o la tarjeta
prepaga para sacar el boleto.
• Intentá no quedarte dormido durante el viaje, y descendé recién cuando el transporte se haya
detenido por completo.
• No saques las manos por las ventanillas ni tires basura por ellas porque podría ocasionar un
accidente.
• Mirá siempre hacia ambos lados antes de bajar.
Cómo identificarlos, desalentarlos y enfrentarlos
• Controlá frecuentemente tus bolsillos y vigilá tus objetos personales, sobre todo si viajás parado o
sentado junto al pasillo.
• Las mujeres no deben dejar la cartera a un costado sino cruzada en bandolera. Las carteras con
hebillas son más aconsejables porque los cierres son fáciles de abrir.
• No guardes dinero ni celulares en las mochilas y nunca la cargues a tus espaldas sino adelante,
donde puedas verla. Las riñoneras y las bandoleras pequeñas son mucho más seguras.
• Evitá viajar cerca de las puertas porque es el lugar más elegido para concretar un hurto y bajar
del vehículo sin darle tiempo de reacción a la víctima.
• Si te empujan y pensás que fue con intención de robarte, gritá en voz alta para alertar a los
demás pasajeros: «¡Me está robando!» Lo más probable es que el punguista se baje de inmediato
aunque no haya concretado el robo.
• Observá con cuidado a la gente que desciende del transporte al mismo tiempo que vos. Confíá
siempre en tu intuición. Si alguien te genera desconfianza, alejate a tiempo.
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Taxis truchos
El taxi es un medio de transporte cómodo y rápido pero por ser un espacio en
que el conductor y el pasajero están solos, también es más riesgoso. Para
reducir esa vulnerabilidad como pasajero y evitar ser víctima de alguien que
simula ser un taxista; es decir, de un «taxi trucho», es muy importante que tomes
ciertas precauciones.
El conductor de un taxi trucho puede intentar darte un billete falso de vuelto e
incluso asaltarte, solo o con la ayuda de un cómplice. Por eso, antes de subir a
un taxi y durante el viaje, mantenete alerta y respetá tu intuición: ante el menor
detalle o situación que te parezca riesgosa o fuera de lo común, bajá de
inmediato del taxi, sin decir nada, cuando el chofer esté distraído o se detenga
ante un semáforo en rojo. Esto es justamente lo que no espera que hagas.
Como regla general, el cuidado empieza por fijarte bien a qué vehículo vas a
subir. Si estás en la calle, tratá de tomar un taxi de flota de alguna agencia
conocida o, mejor todavía, si tenés celular o estás en un domicilio, pedí un
radiotaxi para que te notifiquen el número del móvil, la patente, la marca y el
modelo del auto. De este modo, estarás más seguro que si subís a un taxi
particular, que no te da ninguna garantía.
Nunca subas a taxis que se encuentren detenidos, menos si están a la espera
en las puertas de cines, comercios o bancos. En general, los «taxis truchos»
operan de esta forma para elegir una potencial víctima, y suelen contar con la
ayuda de un cómplice ubicado a algunos metros. Frente a ambos, quedarías en
desventaja absoluta. Lo recomendable es dejar pasar varios taxis estacionados
en la fila para tomar alguno que hayas visto llegar a la parada.
Tus precauciones deben ir más allá. Apenas subas al taxi, asegurate de que
los pestillos de las puertas traseras funcionen correctamente, de modo que
puedas poner la traba para que nadie intente subirse a tu lado por sorpresa.
Mantené las puertas trabadas y subí el vidrio de tu ventanilla. Si hace calor y el
vehículo no tiene aire acondicionado, dejá un espacio mínimo para que circule
un poco de viento.
Otro tema que debés tener en cuenta al subir a un taxi es el chofer. Evitá
hablarle de cuestiones privadas y darle datos personales. Si es posible, indicá
vos la ruta a seguir para evitar que te lleve por zonas que no conozcas. Nunca
aceptes golosinas, caramelos ni papeles porque podrían estar impregnados con
alguna sustancia que puede adormecerte. No permitas que se detenga a cargar
combustible porque podría ser una trampa. Es frecuente que recurran a este
truco para bajar del taxi en un lugar acordado previamente con un cómplice y
luego regresar al vehículo para atacarte entre ambos.
Como ningún cuidado es suficiente, tratá siempre de memorizar los datos
del vehículo (patente, marca, modelo y color) y las características distintivas
del conductor (rasgos, color de piel y cabello, vestimenta). Ojalá no te haga
falta, pero son datos que podrían ayudarte a identificarlo si fuera necesario.
24
TIPS PARA IDENTIFICAR TAXIS «TRUCHOS»
• El taxi no debe tener los vidrios polarizados ni impedirte ver el interior.
• La placa debe ser metálica, no pintada.
• Indicá el camino que querés seguir, y no aceptes sugerencias ni modificaciones.
• La tarjeta de identificación dentro del taxi debe corresponder en su totalidad a los datos del
vehícu​lo y el chofer.
• Confíá en tu sentido común: si no te inspira confianza, es preferible que esperes otro taxi.
• Es recomendable usar radiotaxis porque notifican con anticipación el número de móvil y la
patente.
ENCUESTA PARA SABER SI ESTÁS PREPARADO
¿Podés reconocer o enfrentar a los punguistas?
• ¿Dónde acostumbrás llevar el bolso, la cartera o la mochila?
A: El bolso o la cartera, al hombro, cruzada o con la correa enredada en la muñeca. La mochila en
la espalda.
B: De cualquier forma, como me resulte más cómodo.
C: El bolso o la cartera, al hombro, pero volcada hacia adelante. La mochila también adelante, junto
a mi pecho.
• ¿Controlás que tu cartera o portafolio no tenga el cierre a medio abrir?
A: En general no me fijo.
B: Si me doy cuenta, lo cierro.
C: Cada tanto controlo que esté bien cerrado.
• ¿Considerás necesario llevar tus pertenencias junto al cuerpo para darte cuenta si alguien las
toca?
A: No me parece.
B: Puede ser, no lo había pensado.
C: Sí, siempre llevo mis pertenencias de esa manera.
• ¿Llevás el celular a la vista o en un bolsillo exterior?
A: Sí, para tenerlo a mano.
B: A veces sí.
C: No, siempre lo tengo a resguardo.
• ¿Abrís la billetera delante de otros pasajeros antes de pagar el boleto?
A: Sí, para sacar las monedas o la tarjeta.
B: Algunas veces.
C: No, separo las monedas o la tarjeta con anticipación.
• Si viajás sentado, ¿a veces te quedás dormido?
A: Sí, generalmente me quedo dormido.
B: A veces, cuando estoy muy cansado.
C: No, nunca duermo cuando viajo.
• ¿Le prestás atención a las personas que viajan cerca tuyo?
A: Nunca les presto atención.
B: A veces las miro.
C: Siempre observo a quienes están a mi alrededor.
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• ¿Creés que una embarazada, una mujer mayor o un anciano con bastón pueden ser sospechosos?
A: Nunca se me ocurriría.
B: La verdad, no lo sé.
C: Sí, sospecho de todos por igual.
• Si alguien te hace sentir incómodo…
A: Me quedo en mi lugar.
B: Hago un escándalo.
C: Me alejo de esa persona con disimulo.
• ¿En general te ubicás cerca de las ventanillas o de las puertas de salida?
A: Sí, para salir más rápido.
B: Algunas veces.
C: Nunca me ubico cerca de las ventanillas ni de las puertas.
Mirar es una cosa, ver lo que se está mirando es otra,
comprender lo que se ve es otra cosa más, aprender lo
que se comprende es algo diferente, actuar en base a lo
que se aprendió es lo único que realmente importa.
WINSTON CHURCHILL
RESULTADOS
Mayoría de respuestas A: Deberías cambiar tus hábitos para no convertirte
en blanco, por acción u omisión, de los punguistas.
Mayoría de respuestas B: Tendrías que revisar algunas de tus costumbres y
opiniones porque podrían ser perjudiciales para vos o terceros.
Mayoría de respuestas C: Pensás con claridad y estás atenta para actuar
de forma segura en cada situación que se te presenta en la calle. Estás en
condiciones de reconocer y desalentar a los punguistas.
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2
Cuando estás en un automóvil
Manejar un vehículo es una de las actividades más estresantes que podés
desarrollar. Por lo tanto, ser conductor requiere de la mayor concentración
posible. No se trata de que te sientas angustiado o agobiado por la situación
sino de que te relajes sin dejar de mantener, al mismo tiempo, el nivel de
alertanecesario para estar al volante.
Cuando manejás un automóvil es necesario que prestes atención a todo lo
que sucede a tu alrededor, no sólo para cuidar tu integridad física sino también
la de todos los que te rodean, ya sean peatones u otros conductores, ante la
eventualidad de un accidente vial o de delitos a los que podés estar expuesto en
la vía pública.
Hay muchas cosas que podemos hacer para evitar esto. Para resguardar
nuestra seguridad y la de los demás, lo primero que debemos hacer es
enfocar todos nuestros sentidos en la conducción del vehículo. Además de
conducir con precaución, respetando las señales y las normas de tránsito,
debemos internalizar ciertas costumbres que nos ayudarán a sentirnos más
seguros. Los asaltos en la vía pública ocurren rápidamente, en un momento
de descuido, y eso es precisamente lo que debemos tratar de evitar.
SI SOS EL CONDUCTOR
Es necesario que estés alerta desde el momento en el que te acercás a tu auto
para manejar hasta que bajás de él. Sólo así evitarás que te sorprendan quienes
están al acecho.
Tratá de no llamar la atención cuando te disponés a abrir la puerta de tu
vehículo. Intentá pasar lo más de​sapercibido posible. Pero incluso si tomás este
recaudo, puede suceder alguna vez que, al acercarte a tu automóvil, aparezca
de improviso una persona desconocida. En ese caso, si estás a una distancia
prudencial, podés simular que te olvidaste de algo y hacer un gesto, como
tocarte la frente con una mano, en señal de recuerdo. Ante la duda, lo mejor es
regresar al lugar de donde saliste y observar si la persona que se acercó a tu
auto sigue su camino. Esperá un rato, y no vuelvas a acercarte hasta que no te
27
sientas seguro de que la situación no representa un riesgo.
También es común el recurso de pinchar un neumático o provocar alguna falla
en tu auto para generar la oportunidad de ofrecerte ayuda y luego estafarte o
asaltarte. Si te encontrás con una situación semejante, ante la menor duda
pensá primero si cabe la posibilidad de que haya sido provocada por alguien.
Por ejemplo, las barreras de tren o los semáforos en rojo son ocasiones muy
utilizadas por los delincuentes, sobre todo si quedaste encerrado entre otros
vehículos a la espera de arrancar, para bajar disimuladamente de un auto o una
moto que te venía siguiendo, tajear o pinchar con un punzón o un abrecartas las
ruedas de atrás de tu vehículo, y volver rápidamente al suyo. Tené en cuenta
que la rueda trasera derecha de tu auto es el blanco más fácil porque es más
difícil de ver desde el asiento del conductor. En estos casos, cuando se levanta
la barrera o el semáforo habilita el paso y se reanuda la marcha, se adelantan
con su vehículo y te gritan algo así: «¡Eh… tiene una goma pinchada!»,
haciéndote señas para que pares el auto.
¿Qué podés hacer ante esta situación? Lo mejor es trabar todas las puertas,
no bajar el vidrio de la ventanilla aunque te lo pidan, y no detener el auto ni
bajarte de él. Tratá, en cambio, de buscar una estación de servicio cercana, que
esté iluminada y con gente, donde puedas hacer los controles necesarios sin
riesgos.
Esto también sirve si detectás un desperfecto en tu auto una vez que
arrancaste. No estaciones en cualquier lugar para revisarlo. Tampoco pares si te
tiran una piedra o un objeto contundente, aunque rompan el parabrisas de tu
auto. Lo más aconsejable es que intentes llegar a una estación de servicio o un
taller mecánico.
Otra trampa muy común es que arrojen huevos o un líquido espeso sobre el
vidrio de tu auto. En muchos casos resulta difícil darse cuenta enseguida de qué
se trata pero, como regla general ante la duda, adquirí la costumbre de no echar
agua con el sapito ni encender el limpiaparabrisas. Ni lo pienses. La mezcla de
huevo y agua forma una sustancia viscosa y blanca como la leche, que bloquea
la visión casi por completo, y el limpiaparabrisas sólo va a ayudarte a
desparramarla por todo el vidrio, impidiéndote ver por dónde vas.
En todos estos casos, si fuera necesario, podés sacar la cabeza por la
ventanilla para seguir manejando pero mantené siempre la calma. Acelerá y
alejate del lugar como puedas, y no te detengas hasta llegar a un sitio
concurrido.
A veces no somos del todo conscientes de las consecuencias que pueden
tener nuestros actos más comunes. Una regla básica es conducir con los vidrios
de las ventanillas levantados. Los vidrios bajos son una invitación a que te
asalten cuando frenes en un semáforo en rojo. En una situación semejante, vos
y tu acompañante pueden ser abordados más fácilmente.
Imaginate cómo sería. Mientras un ladrón te apunta con su arma a la cabeza y
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grita:
—¡Dame todo o te tiro!
Otro mete su cuerpo por la ventanilla de tu acompañante y da vuelta la llave
del auto para apagar el motor e impedir que escapes. En sólo un minuto de
descuido, quedaste atrapado.
—¡Dame la plata y los celulares! —dice uno de ellos.
—¡Soltá la cartera o te quemo! —le grita otro a la persona que está a tu lado.
Lo único que podés hacer es no resistirte:
—Tranquilo, tranquilo. Tomá.
Lo mejor es interactuar con ellos y calmarlos. Una vez cometido el delito, se
van a retirar rápidamente y van a desaparecer por donde vinieron.
El atraco en los semáforos o las barreras de tren se convirtió en una
modalidad muy cómoda y veloz para quienes están al acecho porque la presa
elegida no puede huir. De esa forma, queda expuesta al arrebato de bolsos y
celulares o al asalto con armas de fuego.
En cualquier caso, no es recomendable escapar con el auto si quienes se
acercan están armados porque podrían disparar contra los ocupantes. Y, a
diferencia de lo que pasa en las películas, las balas perforan la chapa de la
carrocería de los automóviles.
Lo más importante es no tener nunca los vidrios bajos porque eso determina
que quienes están al acecho elijan un auto en lugar de otro. Tener los cristales
levantados no hace que les resulte imposible cometer un delito pero, sin dudas,
les dificulta bastante más la tarea y, en general, terminarán buscando otro
automóvil. En el verano, cuando somos más propensos a manejar con las
ventanillas bajas para combatir las elevadas temperaturas, prendé el aire
acondicionado. No es sólo una cuestión de confort sino de seguridad personal.
Por eso, para estar prevenido, además de conducir con las ventanillas
cerradas, la primera medida es ir atento y, en lo posible, circular por las calles
más conocidas y transitadas. Por ser las vías más concurridas, son las que
también tienen mayor presencia policial. Lo ideal es que, antes de salir, tengas
presente dónde están las comisarías o los puestos fijos de policía más cercanos
a tus recorridos habituales.
Otra recomendación de seguridad es instalar algún tipo de alarma y una traba
de volante porque harán que resulte más difícil el robo de tu auto. Para estar
tranquilo y seguro, también es importante que mantengas tu vehícu​lo en buenas
condiciones mecánicas y eléctricas, con la rueda de auxilio lista para usar y la
bocina en funcionamiento. Llevá siempre lapicera y papel en la guantera para
anotar cualquier información útil, o los datos que se requieren en caso de
accidente.
Aunque esté de moda, tampoco es conveniente pegar en tu auto
calcomanías con dibujos que representen a los integrantes de tu familia.
Probablemente te preguntes por qué. Parece algo simpático e inocente pero,
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en realidad, les estás dando información personal valiosa a extraños, que
podrían aprovecharla para cometer un delito. Lo mismo vale para las
calcomanías de colegios, clubes y otros lugares que vos y tu familia
frecuenten.
Consejos prácticos
ANTES DE SUBIR AL AUTO
• Asegurate de que tu vehículo tenga suficiente combustible para ir y volver sin riesgos de quedar
varado en el camino.
• Cuando salís de tu casa, procurá llevar sólo la licencia y la cédula verde, así evitarás pérdidas o
robos de otros documentos valiosos.
• No lleves a la vista joyas, relojes, ni objetos de ​valor.
• Al dirigirte hacia tu auto, tené listas las llaves para abrir la puerta sin perdertiempo.
• Si usás un control remoto a distancia para abrir el vehículo, activalo al lado de la puerta, nunca
desde lejos.
• Si notás la presencia de una persona extraña merodeando cerca del auto, retirate y avisá a la
policía. Por ningún motivo intentes detenerlo o atacarlo.
• Prestá especial atención si se detienen a tu lado vehículos con más de una persona dentro.
• Antes de entrar al auto, observá a tu alrededor, atrás y adelante, debajo del auto y adentro de él.
• Si detectás una goma pinchada o una falla al poner en marcha el auto, bajá y pedí ayuda.
CUANDO ESTÁS EN EL AUTO
• Colocá los seguros del auto y no te demores en arrancar.
• Viajá siempre con las ventanillas cerradas. Si hace demasiado calor, dejá abierto un espacio
mínimo suficiente para ventilar el auto pero no tan grande como para que alguien pueda pasar su
mano.
• Evitá colocar tus pertenencias sobre los asientos. Podrías ser presa fácil de los ladrones que
rompen los cristales y se aprovechan del shock inicial de los pasajeros para arrebatar lo que
tengan a la vista.
• Tratá de ser consciente de todo lo que pasa en la calle y de estar especialmente atento cuando
te detengas en los semáforos.
• Intentá regular la velocidad para hacer coincidir el cruce con el cambio del semáforo a verde.
• En los cruces, mantené siempre el vehículo en primera velocidad, con el pedal de embrague
apretado y listo para arrancar en cualquier momento.
• En los pasos a nivel, cuando esté la barrera baja, mantené una distancia prudencial con el auto
de adelante. Si se demora demasiado, desviate y busca otra barrera.
• Mantenete lejos del vehículo de adelante, tanto si estás detenido como en marcha, para tener
margen de realizar rápidamente una maniobra evasiva si fuera necesario.
• Mirá a tus costados y hacia atrás por los espejos para darte cuenta si algún vehículo te sigue.
• Si creés que te persiguen, tocá bocina con insistencia y acercate a un puesto de policía o a un
lugar concurrido.
• No circules ni estaciones tu automóvil en calles oscuras.
• Por la noche, no manejes en barrios riesgosos o desconocidos.
• Cuando viajes de noche, procurá hacerlo en compañía de otras personas.
• No te detengas, en ninguna circunstancia, para levantar a desconocidos que hacen «dedo».
• Si ves una persona que parece sentirse mal o haber sufrido un accidente, no te detengas. Seguí
y mandá ayuda en cuanto puedas.
• Nunca pares si un objeto rompe el parabrisas de tu auto. Seguí conduciendo sin detenerte ni
descender del vehículo.
• Si alguien choca intencionalmente el paragolpes de tu vehículo, permanecé con los seguros
puestos y las ventanillas cerradas, y seguí tu camino.
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• Evitá las discusiones por incidentes en la vía pública. Si hay cortes o piquetes en la calle,
mantené la calma. No intentes pasar por la fuerza.
• No insultes a otros conductores y jamás desciendas del auto aunque te provoquen.
• En caso de sufrir un asalto, mantené la calma y no opongas resistencia.
AL BAJAR DEL AUTO
• Tratá de dejar tu vehículo en un estacionamiento vigilado o en lugar bien iluminado.
• Asegurate de sacar la llave de contacto, trabar el volante y cerrar las ventanillas, las puertas y el
baúl.
• Al estacionar, evitá permanecer demasiado tiempo en el vehículo. No demores en bajar.
• Si tenés alarma, activala enseguida.
• No dejes a la vista llaves, objetos llamativos o de valor, tarjetas de crédito ni documentos
importantes, aunque sólo demores unos minutos en regresar al auto.
• Por ningún motivo dejes solos dentro del auto a menores de edad ni mascotas.
• No entregues tus llaves a nadie sin asegurarte antes de que sea un empleado del lugar donde
estacionaste.
Seguridad vial
¿Sabías que en Argentina se producen más muertes a causa de accidentes de
tránsito que por infartos, cáncer o delitos violentos? Muchas veces, estas
muertes son el resultado de la imprudencia o de una actitud de desidia hacia la
vida propia y ajena que se refleja en condiciones de manejo totalmente
inadecuadas.
Además de presentar un crecimiento exponencial en nuestro país, la tasa de
muertes por accidentes de auto es mucho más alta que en otros países. Esto
motivó la reacción de las autoridades nacionales, que se expresó en un mayor
control del cumplimiento de las normas de tránsito y en la creación de nuevas
agencias de gobierno dedicadas al tema.
Seguramente coincidirás en que, además de promover conductas
preventivas, es necesario reforzar la coerción por parte del Estado respecto de
las faltas graves de tránsito que, por su naturaleza, ponen en riesgo la vida de
muchas personas. Me refiero a las maniobras riesgosas a bordo de un vehículo,
conocidas comúnmente como «picadas», que tantas víctimas inocentes han
causado en los últimos años.
Los agentes de tránsito pueden labrar infracciones pero eso no resuelve el
problema de fondo. En la mayoría de los casos, las multas no reflejan el daño
potencial que pueden causar las conductas temerarias o imprudentes al volante
y, como si fuera poco, resultan muy difíciles de cobrar. ¡Pensá que el 60% de las
infracciones no se pagan o quedan comprendidas en alguna moratoria!
Es evidente que debemos encontrar una solución a este problema tan grave.
Aquí es donde resulta de vital importancia definir algunas conductas en el marco
del derecho penal para poder aplicar sanciones proporcionales a la gravedad
del perjuicio o de la amenaza que representan. Por ejemplo, hace unos años,
31
cuando era legisladora, presenté un proyecto de ley que reglamentó las
«picadas» como un delito, independientemente de que tengan o no
consecuencias.
Además de insistir en la fuerza de la concientización, debemos desalentar en
nuestra vida diaria las conductas riesgosas que suponen estas competencias de
manejo y destreza en la vía pública, que ya se han cobrado la vida de miles de
argentinos. Por eso, cuando subas a un automóvil, intentá erradicar los
comportamientos imprudentes, sobre todo la alta velocidad, aunque estés
apurado o te guste conducir de esa manera.
Conducí siempre con precaución, respetando las señales y las normas de
tránsito. Nunca cruces un semáforo en rojo ni sobrepases a otro vehículo en
una curva en la ruta, y no salgas a la ruta de noche con un vehículo sin luces.
Respetá las velocidades máximas y mínimas, las prioridades de paso y otras
reglas básicas de la conducción segura, como circular con las luces bajas
durante el día en autopistas y rutas. También es fundamental que, como
conductor, uses el cinturón de seguridad y le pidas a tus acompañantes que
hagan lo mismo, y que evites el uso del celular, tanto para llamadas como
mensajes de texto, incluso con el sistema de manos libres.
Los riesgos del alcohol
Seguramente sabés que el consumo de alcohol es una de las principales causas
de los accidentes de tránsito, aunque existen otras sustancias que alteran las
condiciones físicas y psíquicas de los conductores y que, por lo tanto, aumentan
las probabilidades de causar un siniestro. Desde el cannabis (marihuana) hasta
la cocaína, la heroína y el éxtasis, pasando por los ansiolíticos y las
anfetaminas, incluso en dosis moderadas, todas las drogas provocan graves
alteraciones en la percepción, el razonamiento, la atención, el equilibrio, la
coordinación y el tiempo de reacción, entre otras capacidades indispensables
para conducir de forma segura.
Incluso en cantidades relativamente pequeñas, el consumo de alcohol eleva
el riesgo de que los conductores se vean involucrados en un accidente. Según
la cantidad consumida, los efectos inmediatos sobre el cerebro pueden ser
depresivos o estimulantes. En cualquiera de los casos, el alcohol resiente la
capacidad de entendimiento, lentifica los reflejos y reduce la atención y la
agudeza visual. Por eso, si vas a manejar, nunca ingieras alcohol ni ninguna otra
sustancia que afecte al sistema nervioso.
Es muy importante respetar estas precauciones básicas especialmente en
época de las fiestas de fin de año, cuando las celebraciones con amigos,
familiares o compañeros de trabajo se multiplican. Por tu seguridady la de
quienes te rodean, no bebas alcohol si vas a manejar ni dejes que lo haga nadie
que haya bebido.
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También es tu responsabilidad generar conciencia en tus hijos
adolescentes sobre los graves riesgos que implica manejar un vehículo bajo
los efectos del alcohol. El concepto de «conductor responsable» implica que
no podés manejar si tomaste. Ayuda mucho que la prevención se desarrolle
también cuando los chicos salen a divertirse. Una buena práctica que podés
fomentar entre los más jóvenes es que, cuando salgan en grupo, elijan a uno
de ellos para que se comprometa a no ingerir bebidas alcohólicas ni
sustancias tóxicas a cambio de algún premio o reconocimiento para él y sus
amigos.
ENCUESTA PARA SABER SI ESTÁS PREPARADO
¿Tenés claro cómo evitar una situación riesgosa cuando manejás?
• Al dirigirte hacia tu auto, tener con anticipación las llaves listas para abrir la puerta…
A: No tiene ningún sentido.
B: No estoy seguro de que eso haga alguna diferencia.
C: Es muy importante porque así puedo entrar rápido al auto y arrancar sin demoras.
• Si al aproximarte a tu automóvil ves que hay un extraño cerca…
A: Me acercaría igual. Me tiene sin cuidado.
B: No me gusta mucho la situación, pero no me quedaría esperando a ver qué hace.
C: Esperaría a que se vaya antes de acercarme a la puerta de mi auto.
• ¿Acostumbrás viajar con las ventanillas abiertas o cerradas?
A: Siempre abiertas, excepto si hace mucho frío o llueve fuerte.
B: Abiertas o cerradas es lo mismo. No le presto mucha atención.
C: Siempre cerradas, y con las puertas trabadas.
• Habitualmente, colocás tus pertenencias…
A: Sobre los asientos, para tenerlas siempre a mano.
B: No tengo preferencias. Las dejo donde me parezca en cada momento, sin pensarlo demasiado.
C: Debajo de los asientos o en el piso del auto.
• En los cruces o semáforos, ¿dejás el vehículo en primera velocidad?
A: No. Lo dejo en punto muerto, tal como aconsejan en los cursos de conducción.
B: Lo que me salga naturalmente en el momento.
C: Sí. Lo dejo en primera, listo para arrancar en cualquier momento.
• ¿Circulás por calles oscuras o estacionás tu auto en zonas poco iluminadas?
A: Me da igual si las calles están oscuras o iluminadas. Para algo están los faros del auto.
B: No me agrada mucho pero si es necesario, lo hago.
C: Nunca circulo ni estaciono en lugares oscuros.
• ¿Detendrías tu vehículo para levantar a un desconocido que «hace dedo»?
A: Sí, porque es alguien que necesita ayuda.
B: Si es una mujer, paro. Si es un hombre, no.
C: Nunca me detendría para levantar a alguien que «hace dedo».
• Si un objeto rompe tu parabrisas…
A: Paro para ver qué sucedió.
B: No estoy seguro de qué haría. Si veo que no hay peligro, me detengo. Si no, no.
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C: No paro, sigo avanzando.
• ¿Algunas veces dejás solos, dentro del auto, a chicos o mascotas?
A: Sí, porque a veces están más seguros y tranquilos dentro del auto.
B: Creo que no hay problema en dejarlos solos si vuelvo enseguida.
C: Nunca dejo solos en el auto a chicos ni mascotas.
• ¿Solés beber alcohol antes de conducir o mientras manejás?
A: Sólo en Navidad, Fin de Año o en alguna ocasión especial.
B: Sí, pero no bebo tanto como para perder el control.
C: Nunca bebo alcohol cuando tengo que manejar, y menos aún si estoy manejando.
El miedo es natural en el prudente. Vencerlo es ser
valiente.
ALONSO DE ERCILLA
RESULTADOS
Mayoría de respuestas A: Deberías cambiar tus hábitos para evitar
problemas, por acción u omisión, mientras estás al volante.
Mayoría de respuestas B: Tendrías que revisar algunas de tus costumbres y
opiniones porque podrían ser perjudiciales para vos o terceros.
Mayoría de respuestas C: Pensás con claridad y estás atento para actuar
de forma segura en cada situación que se te presenta en la vía pública. Estás
preparado para evitar un accidente o una situación riesgosa a bordo de tu
auto.
SI SOS MUJER
Las mujeres debemos tener especial cuidado cuando conducimos porque
quienes están al acecho nos consideran presas más fáciles. La modalidad de
elegir a mujeres conductoras cobra cada vez más fuerza pero podemos hacer
varias cosas para prevenir convertirnos en un blanco.
¿Qué debemos tener en cuenta las mujeres para salvaguardar nuestra propia
seguridad en el auto? Es importante que estemos siempre alerta y no nos
mostremos distraídas. No proyectes una imagen de debilidad sino de seguridad
en vos misma; mantené la cabeza erguida y sentate derecha frente al volante.
Sólo así podemos dejar de ser un blanco fácil.
Por ejemplo, es muy común que subamos al auto y nos distraigamos antes de
arrancar porque estamos atentas a mil cosas a la vez: hijos, trabajo, la casa.
Incluso suele pasar que atendamos un llamado de nuestra casa o del colegio y
nos quedemos dentro del vehículo estacionado mientras hablamos un largo rato.
¡No deberíamos hacer eso nunca! Es una oportunidad ideal para que alguien se
meta en el auto del lado del acompañante y, ante la sorpresa, no podamos
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reaccionar a tiempo.
Por otro lado, cuando vas en tu auto llevá siempre los vidrios de las
ventanillas altos y los seguros de las puertas activados. Cuando conducís, poné
sólo una distancia prudencial con los demás autos; en general tratá de no dejar
demasiado espacio con el vehículo de al lado para evitar que se te acerquen
personas a bordo de una moto.
También es importante que te propongas erradicar la mala costumbre de dejar
la cartera sobre tu falda o en el asiento del acompañante. De no hacerlo,
podrías ser víctima de alguien que, al detectar nuestro descuido, rompa el cristal
de la ventanilla y aproveche tu sorpresa para arrebatarte las pertenencias. Lo
mejor es esconder la cartera debajo del asiento o colocarla en el piso del auto.
Éste no es el único hábito que debemos modificar para estar más seguras. Es
clave que nunca te maquilles ni uses tu celular cuando estás conduciendo o
cuando te detenés ante un semáforo o una barrera. Si tenés que esperar para
cruzar, lo más aconsejable es que te mantengas alerta y que dejes el vehículo
en cambio para poder arrancar rápidamente si fuera necesario.
Puede ocurrir que alguien esté al acecho con otras intenciones, además de
arrebatar una cartera. Por ejemplo, podrían obligarte a estacionar y exigirte
dinero, o forzarte a hacer una recorrida por cajeros automáticos para extraer
más plata de tus cuentas bancarias. Siempre es mejor tomar precauciones,
aunque parezcan exageradas, que sufrir este tipo de situaciones para tomar
conciencia.
Para estar en condiciones de prevenir un intento de robo o secuestro, antes
que nada debés asumir la actitud de no caer en las trampas que tienden quienes
cometen este tipo de delitos. Cuando se planifica un secuestro, es muy común
que se simule un accidente con una mujer embarazada o un niño porque lo
primero que pensamos es cómo ayudar a esa persona que parece estar en una
situación de riesgo. Lamentablemente, ahí está nuestro error. Si alguna vez te
pasa algo semejante, la mejor ayuda que podés dar es llamar al 911 o al número
de emergencias que corresponda, pero nunca frenes ni te detengas ante este
tipo de escenarios porque constituyen las trampas típicas de los secuestros.
Si creés que te están siguiendo, empezá a tocar la bocina para llamar la
atención, no circules por calles oscuras y dirigite de inmediato hacia un lugar
donde puedas encontrar un policía o personal de seguridad.
SÓLO PARA MUJERES
ENCUESTA PARA SABER SI ESTÁS PREPARADA
¿Tenés las herramientas necesarias para prevenir una situación
incómoda o riesgosa en el auto?
• ¿Qué es lo primero que hacés cuando entrás al auto?
A: Antes que nada, me miro en el espejo retrovisor y me arreglo un poco.
B: Acomodo mis cosas en los asientos, me organizo y luego arranco.
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C: Pongo en marcha el motor y arranco de inmediato.
• ¿Estás con la cabeza en muchas otras cosas cuando manejás?
A: Sí, siempre, porque quiero ganar tiempo al hacer varias cosas a la vez.
B: A veces sí, aunque trato de no distraerme demasiado.
C: No. Me concentro sólo en conducir y en el tránsito.
• ¿Mantenésla cabeza erguida y te sentás derecha frente al volante?
A: No. Me parece una cuestión sin importancia.
B: No sé qué sentido tiene hacer eso.
C: Sí, porque quiero mantener una actitud corporal positiva y firme.
• ¿Ponés la cartera sobre tu falda, en el piso o sobre un asiento?
A: La dejo sobre el asiento del acompañante o el que esté libre.
B: No le presto mucha atención. A veces la dejo en el piso y otras sobre el asiento.
C: Siempre la llevo sobre mi falda o la dejo en el piso.
• ¿Colocás siempre los seguros de las puertas para trabarlas?
A: No, no tengo la costumbre.
B: A veces, cuando me acuerdo.
C: Trabo las puertas siempre, apenas subo al auto.
• ¿Dejás bastante espacio con el vehículo de al lado?
A: Sí, porque no quiero que me rayen el auto.
B: No lo había pensado antes. No presto mucha atención a eso.
C: Intento no dejar demasiado espacio a los costados.
• ¿Usás joyas o bijouterie muy llamativa cuando conducís?
A: Sí, me gusta llamar la atención.
B: Sólo cuando tengo ocasiones especiales.
C: Nunca uso ese tipo de accesorios mientras manejo.
• ¿Habitualmente te maquillás o usás el celular dentro del auto?
A: Sí, cada vez que lo necesito.
B: Sólo mientras espero que cambie el semáforo o que levanten la barrera.
C: Nunca me maquillo ni uso el celular cuando estoy al volante.
• ¿Detendrías el auto si una mujer embarazada o un niño parecen tener una emergencia delante
tuyo?
A: Por supuesto.
B: Si puedo detenerme, lo hago.
C: No paro si alguien pide ayuda pero trato de avisar lo antes posible a las autoridades.
• ¿Solés manejar por lugares desconocidos?
A: Sí, frecuentemente.
B: A veces.
C: Nunca manejo por lugares que no conozco.
A menudo estamos más asustados que heridos, y
sufrimos más por la imaginación que por la realidad.
SÉNECA
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RESULTADOS
Mayoría de respuestas A: Deberías cambiar tus hábitos para evitar
problemas, por acción u omisión, mientras estás al volante.
Mayoría de respuestas B: Tendrías que revisar algunas de tus costumbres y
opiniones porque podrían ser perjudiciales para vos o terceros.
Mayoría de respuestas C: Pensás con claridad y estás atenta para actuar
de forma segura en cada situación que se te presenta en la vía pública. Estás
preparada para evitar un accidente o una situación riesgosa a bordo de tu
auto.
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3
Cuando operás con dinero o estás en el banco
El manejo de dinero es un aspecto crítico de nuestra seguridad cotidiana. Por
eso, es necesario que tomemos algunos recaudos que ayudarán a reducir
nuestra vulnerabilidad.
El engaño: cuentas bancarias y tarjetas de crédito
Quizás alguna vez entraste a tu cuenta bancaria y encontraste menos dinero del
que esperabas, o recibiste una llamada del banco para avisarte que estaba
impago un saldo del resumen de tu tarjeta de crédito por un viaje reciente que
nunca hiciste. ¿Qué podés hacer para evitar este tipo de sorpresas
desagradables? Para aumentar tu nivel de seguridad financiera sin perder
comodidad, es conveniente que empieces a familiarizarte con algunas
cuestiones bancarias básicas.
Puede parecer obvio pero es conveniente que cubras tu mano siempre que
introduzcas tu clave bancaria en un cajero automático. Si fuera necesario, podés
ubicar tu cuerpo de forma que bloquee las miradas indiscretas, incluso de los
empleados del banco. Nadie debe conocer tu clave. Tampoco deberías anotarla
en ningún lado. Lo más seguro es memorizarla.
Asegurate de elegir una combinación de números y letras que no se pueda
asociar fácilmente con tu nombre, dirección, número de teléfono ni fecha de
nacimiento. Cuanto más aleatoria sea la clave, más difícil será que alguien
pueda adivinarla a partir de tu información personal o familiar. Tampoco recurras
a lo más fácil: ¡nunca elijas una sucesión como «1, 2, 3, 4» para una
contraseña!
También, aunque resulte un poco molesto, es conveniente que te
acostumbres a verificar con regularidad, a través de un cajero automático o
Internet, el saldo y los movimientos de tus cuentas y los últimos consumos de tu
tarjeta para detectar lo más pronto posible eventuales transacciones
fraudulentas. Si eso ocurre, podrás exigir de inmediato al banco que anule los
cargos indebidos.
Para tener mayor control de los movimientos en tus activos, inversiones,
transacciones y pagos, es aconsejable que mantengas copias impresas de
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todos los registros. De esta forma, si se pierde información almacenada por vía
electrónica o si existe algún desacuerdo, vas a poder mostrar una copia de la
información y facilitar cualquier trámite para obtener una solución.
Puede pasar que alguien se olvide de una pequeña inversión durante años y
que el banco se comunique un día para notificarle un balance de sus ganancias.
Sin embargo, la mayoría de las sorpresas bancarias no son agradables. Muchas
personas olvidan cerrar una cuenta bancaria en desuso sin saber que, aun sin
actividad, genera costos de mantenimiento, hasta que el banco les notifica que
tienen un saldo deudor acumulado. En todos los casos, es importante que lleves
un registro actualizado de tu actividad bancaria.
Un riesgo creciente a partir del acceso generalizado a información financiera
a través de Internet es la apropiación indebida de tu nombre; es decir, el robo de
identidad. Por ejemplo, alguien podría obtener la información de tu tarjeta de
crédito y realizar compras en tu nombre, agotando tu crédito, o copiar tu licencia
de conducir o número de documento y asociar su cara a esa información. Un
caso más grave sería que alguien obtenga créditos bancarios a tu nombre.
De nada sirve ponerse paranoico. Es imposible proteger por completo la
propia identidad pero hay varias precauciones que podemos tomar para que
nuestros datos personales estén más seguros y sea más difícil que nos
convirtamos en blanco de un engaño financiero.
Muchos bancos e instituciones que cuentan con tu información personal
tienen una política que te permite elegir si querés resguardar tus datos o
autorizás compartirlos con terceros. Esta información, que incluye tu nombre,
dirección, edad, educación, hábitos de compra y calificación crediticia, muchas
veces se comparte con empresas de marketing o publicidad dirigida, e incluso
se revende a otras compañías.
¿Qué podés hacer para evitarlo? Contactá a todas las entidades o empresas
con las que estés vinculado (bancos, escuelas, proveedores de servicios, etc.)
para solicitarles formalmente que mantengan tus datos en privado. De cualquier
modo, es recomendable que des a conocer lo menos posible tu información
personal: nunca llenes formularios ni encuestas para recibir publicidades,
muestras gratis o productos de demostración si no estás convencido de que lo
necesitás.
La mayoría de los bancos, las empresas de tarjetas de crédito y los
proveedores de servicios públicos tienen una contraseña o ciertos datos clave
asociados a cada cuenta (por ejemplo, una dirección o fecha de cumpleaños),
que exigen como condición para efectuar cualquier cambio o recuperación de
datos por teléfono o Internet. A menudo, la conversación telefónica con este tipo
de compañías sólo es posible si brindás alguno de esos datos. Si todavía no
realizaste este trámite, comunicate con las empresas que te brindan servicios y
solicitá la contraseña para que tu información no pueda ser compartida con otras
personas y para que nadie pueda hacer cambios en tu cuenta sin tu
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consentimiento.
Tener en tu casa una trituradora de papel es una inversión accesible para
destruir por completo cualquier papel con información personal antes de
tirarlo a la basura. Esto es importante porque muchas entidades o empresas
aceptan una factura original como forma de identificación y, por ese motivo,
para un ladrón podría resultar tan valiosa como tener tu documento de
identidad.
«Salideras» y «entraderas» bancarias
Uno de los robos de dinero más comunes es el arrebato violento del bolso, la
cartera o el portafolio a las personas que salen de los bancos. Las «salideras
bancarias» son un delito fácil de concretar porque quienes están al acecho sólo
tienen que

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