Descarga la aplicación para disfrutar aún más
Vista previa del material en texto
Bernardo Bárcena Trato hecho Cómo lograr acuerdos en la vida cotidiana Ediciones B 2 SÍGUENOS EN @Ebooks @megustaleerarg @megustaleerarg 3 http://www.megustaleer.com.ar/?utm_source=Portada%20ebooks&utm_medium=link&utm_campaign=Portada%20ebooks https://www.facebook.com/megustaleerarg/?_rdr=p&utm_source=Portada%20ebooks&utm_medium=link&utm_campaign=Portada%20ebooks https://www.facebook.com/megustaleerarg/?_rdr=p&utm_source=Portada%20ebooks&utm_medium=link&utm_campaign=Portada%20ebooks https://twitter.com/megustaleerarg?utm_source=Portada%20ebooks&utm_medium=link&utm_campaign=Portada%20ebooks https://twitter.com/megustaleerarg?utm_source=Portada%20ebooks&utm_medium=link&utm_campaign=Portada%20ebooks https://www.instagram.com/megustaleerarg/?utm_source=Portada%20ebooks&utm_medium=link&utm_campaign=Portada%20ebooks https://www.instagram.com/megustaleerarg/?utm_source=Portada%20ebooks&utm_medium=link&utm_campaign=Portada%20ebooks A mis padres, de quienes aprendí a escuchar, a respetar, a lograr acuerdos y a amar. 4 Agradecimientos A Vane por todo su apoyo y por todo su amor. A mis hijos Santi y Solci por ser mis grandes maestros. A Mamerto Menapace, quien nos recibió en su monasterio con una calidez inimaginable y contribuyó con este libro compartiendo su gran humor y sabiduría. A Martín Rizzo, gran hombre y gran líder, quien contribuyó aportando el interesante y exitoso caso que lo tuvo como protagonista. A Jessica Brunstein, excelente profesional del mundo editorial, con quien nuevamente formamos un equipo de trabajo excepcional. A Silvia Itkin por volver a desafiarme. A Alfredo Lambardi y a todo el equipo de Experiencia Líderes. A Diego Uranga y a todo el equipo de Fundación Valores para Crecer. A Patricia Muñoz Agopián, gran amiga y gran coach, a quien le pregunté por un par de libros y no dudó en regalármelos. A mis amigos, hermanos, sobrinos y ahijados, a quienes quiero disfrutar más ahora que terminé esta obra. 5 Introducción 6 Este libro es para usted, para ti, para ella, para él, para todos. Desde nuestros primeros minutos de vida tenemos intereses que necesitamos satisfacer. En algunas ocasiones podemos hacerlo por nuestros propios medios, pero en otras necesitamos de alguien más. Todos nosotros buscamos satisfacer intereses de forma permanente. La negociación es un proceso inherente al ser humano que se manifiesta en todos los ámbitos de su vida: en la familia, en el trabajo, en las relaciones de pareja, en las amistades. La vida familiar es un ámbito que nos desafía a negociar a cada momento, cuando, por ejemplo, debemos definir con nuestros hijos o nuestra pareja los planes para el fin de semana, adónde iremos de vacaciones o algo tan simple como si salir a caminar o dar una vuelta en auto. Si bien no hay una fórmula que aplicada correctamente asegure el éxito de una negociación, existen principios que utilizados con inteligencia y flexibilidad potencian la obtención de resultados beneficiosos para las partes. La negociación es una realidad de la vida. Nos guste o no, somos negociadores. Discutimos un aumento con nuestro jefe, tratamos de ponernos de acuerdo con un desconocido sobre cuánto vale en este momento nuestra casa, intentamos que nuestro hijo acceda a practicar aquel deporte que creemos será tan beneficioso para su salud, lo persuadimos para que elija una fruta en lugar de un postre, le aseguramos a nuestra pareja que ese es el sillón que realmente combina con nuestro living y no aquel otro, etc., etc., etc. Dos abogados tratan de arreglar un pleito ocasionado por un accidente de tránsito. Un grupo de compañías petroleras planean una alianza para explorar petróleo en el mar. Cierto funcionario de la administración municipal se reúne con los líderes del sindicato para evitar una huelga de transporte. En todas estas escenas entran en juego conceptos de negociación. 7 La negociación es un proceso de comunicación mediante el cual se busca respaldar el propósito de obtener una decisión conjunta. La comunicación nunca es fácil, ni siquiera entre personas que tienen valores comunes y experiencias compartidas. Las parejas que han convivido durante treinta años todavía tienen malentendidos a diario. No debería sorprendernos entonces que haya mala comunicación entre personas que aún no se conocen bien y que pueden desconfiar del otro o sentirse hostiles. Independientemente de lo que digamos, debemos esperar a que la otra parte, casi siempre, escuche algo diferente.1 La negociación es una comunicación de doble vía cuyo objetivo es llegar a un acuerdo cuando usted y otra persona manifiestan tener intereses en común pero también algunos contrapuestos.2 Cualquier método de negociación debe juzgarse conforme a tres criterios: Debe conducir a un acuerdo sensato, si el acuerdo es posible. Debe ser eficiente. Debe mejorar, o por lo menos no deteriorar, la relación entre las partes. “Un acuerdo sensato puede definirse como aquel que satisface los intereses legítimos de ambas partes dentro de lo posible, que resuelve los conflictos de intereses con equidad, que es durable, y que tiene en cuenta los intereses de la comunidad.”3 Un hecho fundamental en las negociaciones, que se olvida con facilidad en las transacciones internacionales y entre corporaciones, es que quien negocia no está tratando con representantes abstractos de “la otra parte”, sino con seres humanos. Ellos tienen emociones, valores profundos, diferentes procedencias y puntos de vista; y son impredecibles. Lo mismo que cada uno de nosotros. Las personas se enojan, se deprimen, sienten miedo, son hostiles, se frustran y se ofenden. Tienen egos que fácilmente se sienten amenazados. Observan el mundo desde su punto de vista personal, y a menudo, confunden sus percepciones con la realidad. Frecuentemente, no interpretan lo que usted dice en la forma que usted quiere y no 8 siempre quisieron decir lo que usted entendió. Los malentendidos pueden reforzar los prejuicios y suscitar acciones que producen reacciones en un círculo vicioso; la exploración racional de soluciones posibles se hace imposible y la negociación fracasa. Adjudicarse victorias, confirmar impresiones negativas y repartir acusaciones se convierten en los objetivos del juego, con detrimento de los intereses sustanciales de ambas partes.4 “El conflicto no está en la realidad objetiva sino en la mente de las personas. La diferencia existe porque existe en sus mentes. Los temores, aunque infundados, son temores reales y hay que tenerlos en cuenta.” 5 En la plenitud de su actividad, John D. Rockefeller dijo que la habilidad para tratar con la gente es un artículo que se puede comprar, como el azúcar o el café, y que estaba dispuesto a pagar más por esa actividad que por cualquier otra. Luego de investigar profundamente, identifiqué ocho claves que facilitan la posibilidad de alcanzar acuerdos sustentables. 9 Una historia. Dos versiones. El libro será atravesado por dos versiones de una misma historia. Al inicio de cada capítulo podremos ir siguiendo la versión de la historia en la que ninguno de los personajes que participan en ella aplica el principio o clave que dicho capítulo enseña. Sin embargo, hacia el final podremos seguir el desarrollo de la otra versión de esa historia: una versión en la que los personajes ponen en práctica las herramientas expuestas en ese capítulo. Les presento entonces a los tres personajes: El primero de ellos es Vicente. Tiene 59 años y es dueño de una empresa organizadora de eventos. Enviudó hace casi cinco años y vive en el barrio de Belgrano, en la Ciudad de Buenos Aires. El segundo personaje es Marcos. Tiene 26 años y es único hijo de Vicente, con quien aún convive. Recientemente se recibió de licenciado en Administración de Empresas. Está de novio con Ana Belén, a quien conoció por medio de amigos en común. Ana Belén es el tercer personaje de esta historia. Esta hermosa joven de 24 años solo piensa en ser feliz. 10 La historia…Sorprendido por un frío inusual para una noche de febrero, Vicente no podía ocultar su ansiedad por conocer a Ana Belén, la novia de su hijo Marcos. Faltaban quince minutos para las nueve de la noche y todavía no se había duchado: pasó la tarde entera poniendo la casa en orden y preparando la cena. ¿Sería tan bonita como en las fotos? ¿Cómo debía comportarse ante la novia de su hijo? ¿Algo podría salir mal?... Y en ese caso, ¿cómo podría evitarlo? Estas eran solo algunas de las preguntas que corrían por su mente mientras el agua caliente hacía lo posible por relajar su cuello. Pocos minutos más tarde, Vicente abría ansioso la puerta de su departamento y, por primera vez, veía a su hijo en compañía de aquella hermosa y dulce jovencita. La cena fue cordial y divertida, Vicente les contó algunas ideas que había pensado para seguir haciendo crecer su empresa durante el año que comenzaba, Marcos compartió su alegría porque faltaban pocos días para correr una carrera de calle de 10km que estaba esperando desde hacía meses y Ana Belén confesó su tristeza por no poder comenzar la universidad ese año debido a problemas económicos. —¿Problemas económicos? ¿A qué te referís, Ana? —preguntó Vicente con manifiesta preocupación. Ana le explicó que sus padres estaban atravesando una crisis económica y que ella no había conseguido trabajo aún, lo que le imposibilitaba hacer frente al pago de la carrera de coaching. —¿Coaching? ¿En qué consiste esa carrera? —preguntó Vicente interesado. —El coaching es un proceso conversacional que le permite a una persona (coachee) a través del acompañamiento de otra (coach) alcanzar aquellos resultados que hoy no está alcanzando en determinada área de su vida —explicó Ana Belén. —¡Qué interesante! Cuéntame más —lanzó Vicente mientras se acomodaba en su silla. —La persona interesada en crecer en determinado ámbito, ya sea familiar, académico, laboral, etc., identifica por un lado su situación actual insatisfactoria, por otro lado la situación ideal y, por consiguiente, la brecha entre ambas. Con la ayuda de un coach que 11 le hará las preguntas adecuadas (eso es justamente lo que yo estudiaré) podrá encontrar dentro de sí misma las herramientas, actitudes y recursos necesarios para transitar esa brecha y alcanzar esos resultados. Cuarenta minutos después, y luego de negarse al menos cinco veces, Ana Belén guardaba en su cartera los treinta mil pesos necesarios para el pago total de la carrera, mientras Marcos le acercaba servilletas para que limpiara sus lágrimas de emoción y Vicente cerraba la caja fuerte. 1. FISHER, ROGER. URY, WILLIAM. PATTON, BRUCE. Sí.... ¡de acuerdo! Cómo negociar sin ceder. Editorial Norma, 1993, pág. 39. 2. Ibídem, Introducción. 3. Ibídem, pág. 4. 4. Ibídem, pág. 23. 5. Ibídem, pág. 27. 12 Capítulo 1 IMPROVISACIÓN VS. PREPARACIÓN “Piensa antes de hablar.” Dicho popular 13 Vicente improvisando: Promediando el mes de junio y visiblemente ofuscado por no haber recibido ni un peso del préstamo que le hizo a Ana Belen, Vicente la llamó para coordinar con ella un encuentro urgente en un bar de la ciudad. Al día siguiente entraba al bar sintiendo malestar e impotencia. —Realmente, no puedo entender cómo en estos cuatro meses no has podido devolverme ni un peso de lo que te presté —le despachó antes de sentarse a la mesa junto a ella—. Te he visto en reiteradas oportunidades con ropa nueva… —agregó antes de que Ana Belen pudiera tan solo decir “hola”. 14 ¿Para qué preparar la negociación? Al momento de encarar una negociación es conveniente establecer metas altas que permitan cerrar el acuerdo en un punto todavía favorable para nosotros en caso de que las concesiones sean inevitables. Si establecemos metas muy cercanas a nuestra verdadera necesidad, tendremos poco margen para negociar y nos veremos forzados a parecer intransigentes, con todo el perjuicio que esto traería a la negociación. No obstante, debemos ser equilibrados, porque si nuestras propuestas son irracionales, la otra parte puede resentirse negándose a continuar negociando o tomando una posición hostil. Es posible en este caso que para cerrar el acuerdo debamos hacer concesiones demasiado grandes, lo que puede parecer poco serio y dejar precedentes para negociaciones futuras. Conviene explorar con creatividad las necesidades de la otra parte antes de establecer las metas, porque puede que exista la posibilidad de cerrar un acuerdo aún más favorable de lo que hubiéramos esperado. Las metas altas pueden rebajarse con cautela e inteligencia, pero las bajas son muy difíciles de subir.6 Con relación a esto, recuerdo que una vez un alumno me dijo “es más fácil esquiar que escalar”, se refería a la conveniencia de empezar con exigencias altas e ir descendiendo en lugar de comenzar por lo bajo e intentar subir. Es muy improbable que lleguemos donde queremos ir sin haber pensado antes adónde queremos llegar y haber orientado nuestras acciones a ese logro. Tenemos que ser totalmente honestos con nosotros mismos cuando formulamos en privado nuestras metas. Esta meta, aunque sea ambiciosa, debe ser posible, alcanzable.7 15 Por qué y para qué Cuando preguntamos a alguien “¿por qué?” estamos buscando una causa, una razón que de algún modo explique una determinada acción, pero no el propósito de esa misma acción. Cuando dos niños se pelean, el adulto que los separa puede preguntarles por qué se están golpeando, y lo más probable es que la respuesta sea “él me pegó primero”. Esta respuesta explica solo la causa, no su propósito. No explica qué es lo que se quería lograr con la pelea.8 El por qué mira el pasado, da una explicación de la conducta. El para qué explica el sentido, mira hacia el futuro. A la hora de preparar una negociación, preguntémonos para qué vamos a negociar. 16 Las máximas conversacionales y el diseño de la conversación H. P. Grice es un filósofo norteamericano que elaboró un modelo pragmático de la comunicación, una serie de principios no normativos que se suponen aceptados tácitamente por quienes participan de una conversación. Todos ellos tienen que ver con la idea de que cada hablante coopera para que la conversación siga hacia adelante, se mantenga. Y todos ellos se construyen sobre la base de la siguiente premisa: “Haga que su contribución a la conversación sea, en cada momento, la requerida por el propósito o la dirección del intercambio comunicativo en el que usted está involucrado”. Es decir, la conversación existe y continúa desarrollándose siempre y cuando quienes participen en ella colaboren, estén de acuerdo. Si estoy conversando con alguien y en un momento ya no me contesta, deja de hablar, comienza a ser evasivo o simplemente mira hacia otra parte, yo interpretaré su actitud como la voluntad de no seguir con la conversación, y es probable que esta se interrumpa o que genere algún tipo de intervención mía tendiente a restablecer la comunicación perdida del estilo: “¿Me estás escuchando?”. Este principio general que menciona Grice se realiza a partir de cuatro máximas que describen las características básicas de cualquier intercambio conversacional que se pretenda coherente. 1. Máxima de cantidad: Que su contribución contenga tanta información como se requiere Que su contribución no contenga más información de la que se requiere 2. Máxima de calidad (de veracidad) No afirme lo que crea falso No afirme nada de lo que no tenga pruebas suficientes 3. Máxima de relación (de relevancia) 17 Que lo que hable oportunamente sea relevante 4. Máximas de modo (modalidad) Evite expresarse oscuramente Evite ser ambiguo Sea breve Sea ordenado Lo interesante no es lo que dice la máxima en sí sino el hecho de que en nuestras conversaciones cotidianas estamos constantemente transgrediéndolas. Nuestro interlocutor interpreta esas transgresiones haciendo presupuestos. Y es allí donde entran en juego las (también denominadas por Grice) implicaturas conversacionales, que vendrían a llenar el significado entre lo quese dice y lo que realmente se quiere decir. Efectivamente, la falta de claridad en una conversación da lugar a diversas implicaturas (es decir, diversas interpretaciones posibles) que tendrán que ver entre otras cosas con el contexto en el cual esta conversación está teniendo lugar. Si en una conversación con mi jefe le pido un aumento de sueldo y él me responde cambiándome de tema, yo infiero esa transgresión a las máximas de relevancia y cantidad como una negativa a mi pedido. Cuando Vicente le dice a Ana Belén “todos los días te veo con ropa nueva”, en realidad le está queriendo decir algo así como “plata no te falta, y la estás gastando en cualquier otra cosa antes que en cumplir con tu compromiso de devolverme el dinero”. Ana Belén rápidamente llena de significado esa transgresión y reacciona en consecuencia. Para decir eso, lo que verdaderamente no dice, el personaje violó en principio dos máximas esenciales: la de modo y la de calidad. En una conversación planificada, en cambio, haremos lo posible por tener en cuenta estas máximas e intentaremos guiarnos por ellas. Quizás esto pueda asegurarnos el éxito cuando nos enfrentamos a lo que sabemos de antemano que podrá ser una negociación complicada. Cuando no planificamos no negociamos bien, y el intento de llegar a un acuerdo se convierte en una simple conversación cotidiana donde los malos entendidos suelen ser moneda corriente. 18 Vicente preparando la negociación: Asombrado por no comprender el motivo por el cual Ana Belén no le había ni siquiera hablado sobre el préstamo durante cuatro meses, decidió encontrarse con ella para conversar. La noche anterior al encuentro, preparó la conversación que tendría con la novia de su hijo y escribió en una hoja lo siguiente: Debo encontrarme con Ana Belén para resolver el problema y no para atacarla a ella. ¿Cuál podría ser el mejor lugar y el mejor momento para conversar con ella? Si bien hace cuatro meses que no me habla del dinero que le presté y cada vez que la veo está vestida con ropa nueva, debo evitar los supuestos y escucharla en lugar de prejuzgar. Debo controlar mis emociones, desde el enojo la atacaré a ella y no al problema. Mi interés no solo es recuperar el dinero que le presté, sino también cuidar la relación. Al día siguiente, Vicente saludaba a Ana Belén con una sonrisa y se sentaba frente a ella en un bar de la ciudad de Buenos Aires. IMPROVISACIÓN PREPARACIÓN Negociar en cualquier momento y en cualquier lugar. Pensar cuál es el mejor momento y lugar para negociar. No prever los niveles de supervivencia (mínimos), aceptables e ideales. Establecer los niveles de supervivencia aceptables e ideales. No tomar en cuenta la emocionalidad. Preparar la emocionalidad para la negociación. 6. LUCHI, ROBERTO, ZAMPRILE ALEJANDRO Y LUZURIAGA, NICOLÁS. El arte de la Negociación. Temas, 2007, pág. 43. 7. FISHER, ROGER. KOPELMAN, ELIZABETH. KUPFER SCHNEIDER, ANDREA. Más allá de Maquiavelo. Herramientas para afrontar conflictos. Editorial Granica, 2007, pág. 34. 8. Ibídem, pág. 31. 19 20 Capítulo 2 SUPUESTOS VS. ESCUCHA ACTIVA “No hagas supuestos.” Tercer acuerdo de los indios toltecas 21 Vicente suponiendo: Ana Belén no había podido emitir una palabra y Vicente continuaba con sus ataques mientras hacía un gesto al mozo para que le trajera un café. —¡Por lo visto el dinero te alcanzó para comprarte mucha ropa! Y pensar que yo confié en que estudiarías y en que serías una chica honesta que devolvería el préstamo. Ana Belén, al sentirse atacada, respondió con una mezcla de tristeza y de bronca: —¿Y cómo sabes de dónde saqué esta ropa nueva? ¿Quién eres para hablarme de esta manera? Seguro generaste a propósito esta situación porque no me aceptaste como novia de tu hijo. 22 ¿Para qué escuchar activamente? Los modelos mentales son representaciones que cada uno de nosotros guarda en su memoria acerca de determinados sucesos o episodios que acontecen en nuestra vida social. Ellos condicionan de alguna manera nuestro comportamiento. Por ejemplo, cada uno de nosotros tiene un modelo mental acerca del evento “cumpleaños”. Sabemos que seguramente el cumpleañero invitará a varias personas, que habrá comida “de cumpleaños”, una torta, una vela para soplar y que nosotros como invitados debemos obsequiarle algo. Este modelo de algún modo condiciona nuestras expectativas: si algo de lo que se incluye en él no coincide o simplemente no ocurre, esto genera sorpresa, enojo, incomodidad, etc. Como seres sociales, vamos construyendo estos modelos a lo largo de nuestra vida y de acuerdo a nuestras experiencias. Ellos son esencialmente personales y subjetivos. La dimensión personal puede ser el resultado de experiencias previas que constituyen la historia de vida de cada individuo, del mismo modo que otras representaciones personales (personalidad, opiniones personales, etc.) más generales o abstractas.9 Los modelos mentales son “el color del cristal con el que vemos la realidad” y hay tantos como personas en el mundo. Ese “color de cristal” de cada individuo está formado por: • Sus experiencias de vida • Su educación • El contexto cultural en el que se desenvuelve • Su biología • Sus valores • Etc. En ocasiones, el hecho de que algo de ese modelo mental no se cumpla genera una justificación por parte de quien no lo cumplió: “no tuve tiempo de comprarte un regalo”, 23 “no sabía qué podría gustarte”, etc. etc. Esto es así porque ambos (cumpleañero e invitado) comparten el mismo esquema y eso condiciona su conducta y sus expectativas. El desacuerdo surge cuando quienes están formando parte de un episodio no comparten el mismo modelo mental. Yo espero que el otro diga algo o actúe acorde a mis expectativas (que a la vez responden a un modelo preestablecido que tengo de esa situación) y eso otro no lo dice o no lo hace y tampoco le parece que debería hacerlo (o decirlo). No vemos las cosas como son, las vemos como somos. Cuando nos relacionamos con los demás, debemos tener presente que probablemente ellos vean la realidad de manera distinta a la nuestra. Esto ocurre porque no hay una única forma de ver las cosas sino tantas como observadores. La “teoría del observador” de Humberto Maturana, epistemólogo y biólogo chileno, refiere que vemos la realidad a través de nuestro modelo mental y, si bien no niega que pueda haber una realidad objetiva, explica que no podemos acceder a ella si no es a través de ese “color de cristal” con el que vemos el mundo. 24 Uno dice lo que dice y el otro escucha lo que escucha Entre lo que pienso Lo que quiero decir Lo que creo decir Lo que digo Lo que el otro quiere oír Lo que oye Lo que cree entender Lo que quiere entender Lo que entiende Existen nueve posibilidades de no entenderse Entender no significa adaptarse al otro. Con “entender”, queremos decir “comprender” más que “acordar”.10 Comprender lo que el otro espera según sus expectativas, que no tienen porqué coincidir con las nuestras. Para ser persuasivos necesitamos en primera medida entender cómo los demás ven el mundo, sus motivaciones, emociones y aspiraciones. Para ver un problema bajo un nuevo enfoque necesitamos analizarlo bajo una perspectiva distinta a la propia. En cada caso nuestro poder depende de nuestra capacidad de ponernos en el lugar del otro y de ver el mundo desde su punto de vista. 11 Salir de nuestro esquema mental e intentar ver desde el modelo del otro. Nos acercamos a la posibilidad de cambiar determinado aspecto cuanto mejor entendemos cómo lo ven los demás. Si hay un secreto del éxito (dijo Henry Ford) este reside en la capacidad para apreciar el punto de vista del prójimo y ver las cosas desde ese punto de vista así como del propio.12 En su famoso libro Sí…¡de acuerdo!, William Ury afirma que una de las habilidades más importantes que puede poseer un negociador es la habilidad para apreciar la 25 situación como la aprecia la otra parte, por difícil que ello sea. No es suficiente con saber que el otro velas cosas de manera diferente. Es necesario comprender con empatía el poder de su punto de vista y sentir la fuerza emocional con la que lo viven los demás.13 Ver desde el punto de vista de la otra persona, y despertar en ella un deseo ferviente de algo no debe confundirse con manipular a esa persona de modo que haga algo en detrimento de sus propios intereses. Ambas partes deben salir ganando en la negociación. La clave consiste en escuchar activamente sin emitir opiniones, intentando comprender a la persona aunque no coincidamos con ella. 26 Los supuestos “El Monstruo Penséque” Muchos de los problemas que se dan en la comunicación parten de la creencia de que hay cosas que “son obvias”. Cuando distintas personas operan dentro de distintos contextos de obviedad, las desinteligencias no se hacen esperar. Si por ejemplo recibimos un mensaje incompleto, solemos completar la falta de información con supuestos, pensamos que lo esperado, lo obvio en esa ocasión es precisamente lo que le está faltando a ese mensaje y confundimos lo que suponemos con la información que de hecho a ese mensaje le falta. La suposición no es información, siempre podemos suponer bien o suponer mal. … Agustina le dice a Sofía: “Sofi, nos encontramos mañana a las 10 am en el Banco Nación de Callao 1350”. Sofía supone que el lugar de encuentro es en la puerta, pero para Agustina es obvio que es dentro de la sucursal y están cuarenta minutos desencontradas. Es por ello que la falta de información debemos completarla con más información. Para concientizar acerca del daño que le hacen los supuestos a la comunicación efectiva, inventé el “Monstruo Penséque”, enemigo acérrimo de la comunicación efectiva. 27 —Yo pensé que nos íbamos a encontrar en la puerta… —Yo pensé que era a las 10 de la noche… Cuando los supuestos son muchos más que la información, el “Monstruo Penséque” se hace grande y tiene más chances de ganarle la batalla a la comunicación efectiva. Hay cuatro armas que podemos usar contra este monstruo (dos cuando emitimos un mensaje y dos cuando lo recibimos). Las cuatro armas para vencer al Monstruo Pensequé: Si somos emisores... Dar toda la información clara y completa. No tomar nada como obvio. Chequear preguntando: “¿qué entendiste?”. Ya que si solo preguntamos: “¿entendiste?”, el otro seguramente contestará que sí, aunque haya entendido algo diferente a lo que le dijimos. Si somos receptores... No hacer supuestos. ¡Preguntar! Debemos completar la falta de información con información. 28 Chequear: “¿A ver si entendí bien?”, y repetirle el mensaje al emisor tal como lo comprendimos. 29 Romeo y Julieta No hace mucho tiempo, mientras soplaba un fuerte viento en la playa, con mi familia nos refugiamos al lado de una carpa y para divertirnos les hice el siguiente acertijo: “Un investigador ingresa a una habitación y encuentra a Romeo y Julieta sin vida en el piso. Ellos están mojados y la puerta del balcón está abierta. ¿Qué sucedió?”. Les indiqué que debían resolverlo haciéndome preguntas y que yo únicamente iba a contestarles sí o no. Unos cuarenta minutos más tarde habían resuelto el acertijo: Un gato entró por el balcón, intentó comerse a Romeo y Julieta (dos peces que nadaban en la pecera), la pecera cayó al piso y el gato huyó asustado... La velocidad a la que construimos supuestos (es este caso que Romeo y Julieta eran los personajes de la obra de Shakespeare) es asombrosa. 30 Video Stand by me En el videoclip del tema Stand by me de la banda inglesa Oasis se pueden apreciar en un principio una serie de situaciones aparentemente “desafortunadas”: robos de autos, secuestros, el ataque a una adolescente, raptos, etc. Solo al final de la canción podemos relacionar el título y la letra con las imágenes y así reinterpretarla. Todas aquellas actitudes que en un principio parecen violentas adquieren un significado nuevo y parecen ordenarse: las conductas de cada personaje del videoclip están orientadas a salvarse, a apoyarse, a evitar lo más posible las consecuencias que iba a cometer el choque de una moto contra una casa de electrodomésticos, cuyo circuito estaba siendo monitoreado por quienes al comienzo del video parecen personas violentas y absolutamente hostiles. 31 Españoles y norteamericanos Para trabajar la temática de los supuestos, en mis clases suelo reproducir el audio de una conversación entre españoles y norteamericanos durante un conflicto bélico entre Estados Unidos e Irak. El comandante de la flota norteamericana le pide a los españoles que desvíen su rumbo quince grados al norte para evitar una colisión, ya que se dirigen a aguas del Golfo Pérsico para realizar maniobras militares para una ofensiva a Irak y los españoles se encuentran en su camino. Los españoles contestan por radio que no lo consideran factible ni conveniente y le piden a la flota norteamericana que desvíe su rumbo quince grados al sur para evitar coalisión. La conversación se vuelve muy tensa, al punto que el interlocutor norteamericano indica que está al mando de un portaviones de la Marina de los EE.UU, el segundo más grande de la flota americana, y que está escoltado por dos acorazados, seis destructores, cinco cruceros, cuatro submarinos y embarcaciones de apoyo. Insiste firmemente: “No les sugiero, les ordeno que desvíen su curso quince grados norte o nos veremos obligados a tomar las medida necesarias para garantizar la seguridad de este buque y de la fuerza de esta coalición”. A los pocos segundos se escucha al español respondiendo: “Les habla Juan Manuel Salas Alcántara, estamos en el faro A 853 de la Costa de Galicia, pueden tomar las medidas que consideren oportunas pero si no desvían el rumbo se van a estrellar contra las rocas”. “Bien, recibido, gracias”, contesta el comandante americano antes de desviar su rumbo. Estos supuestos con los que nuestra mente completa la información que falta (que Romeo y Julieta son los personajes de Shakespeare, que el video está mostrando una situación violenta que en nada coincide con lo que parece ser el leitmotiv del tema —y mucho menos con su título—, que los españoles están desafiando al comandante norteamericano) justamente sirven para alejarnos de lo que realmente es el hecho en sí (que Romeo y Julieta no tienen que ser necesariamente los amantes de Shakespeare, que en realidad los supuestos agresores del video están queriendo proteger a un grupo de ciudadanos de un ataque, que los españoles están avisando de la cercanía rocosa), y entorpecen la comunicación. Ellos parten precisamente de los modelos mentales que cada 32 uno de nosotros ha construido de determinadas situaciones y episodios. Ellos se forman de creencias compartidas, opiniones y experiencias. 33 Ejercicio de la hoja En mis clases pido a los alumnos que tomen una hoja con sus manos y cierren los ojos. En la consigna se pide además no hacer preguntas ni hablar. Comienzo entonces a darles instrucciones: Doblen la hoja por la mitad (hay quienes la doblan horizontalmente y quienes lo hacen de forma vertical) Vuelvan a doblarla por la mitad (ocurre lo mismo) En la esquina superior derecha hagan un “pequeño mordisco” (hay quienes doblan la hoja y otros que la muerden con los dientes) Hagan otro mordisco en la esquina inferior izquierda (sucede lo mismo). Luego de estas consignas, les pido que abran los ojos y que desplieguen sus hojas. Cuando lo hacen se sorprenden al ver que mi hoja y la de ellos está cortada de manera diferente. El ejercicio de la hoja nos permite ver que cuando no hacemos preguntas (ellos tenían prohibido preguntar) completamos la falta de información con supuestos. 34 Comunicación gestual Comunicamos mucho más con lo que hacemos que con lo que decimos. Nuestros gestos y nuestras actitudes representan entre el 70% y el 80% del mensaje que recibe el receptor. Nuestros hijos no nos escuchan, nuestros colaboradores no nos escuchan, nuestros amigos no nos escuchan. Todos nos están mirando y creen en aquello que ven.El siglo pasado fue un siglo de extensos discursos, pero las nuevas generaciones son escépticas y tienen que ver para creer. Este paradigma visual que estamos viviendo se trasluce claramente en los nuevos canales de comunicación, fundamentalmente Instagram, a través del cual nos comunicamos por imágenes, y Twitter, que no nos permite compartir nuestro mensaje en más de 140 caracteres. 35 Ejercicio del pulgar Para demostrar que nadie nos escucha y que nos están mirando, en clase realizo un simple ejercicio: pedirles a mis alumnos que levanten el dedo índice. La “trampa” está en que en el mismo instante en que se los pido yo levanto con mi mano el dedo pulgar, de modo que la gran mayoría levanta el pulgar. Otra prueba de que lo que hacemos comunica más que lo que decimos. Ya lo dice la famosa frase: “Lo que haces me grita tan fuerte, que no puedo escuchar lo que dices”. Vicente escuchando activamente: Luego de pedir dos cafés, Vicente mira sonriendo a Ana Belén y le pregunta: —¿Cómo va tu vida? ¿Y tu carrera de coaching? Ante la amabilidad de Vicente, Ana Belén comienza a contarle lo siguiente: —Mi vida va muy bien, estoy muy feliz de haber conocido a Marcos, y sigo con mi pasión que es el violín. También quiero decirte que esta carrera me cambió la vida y que no podría estar estudiando si no fuera por tu gran ayuda. El préstamo que me hiciste me posibilitó pagarla. Además quiero que sepas que me siento profundamente avergonzada por no haberte podido devolver ni un peso del dinero que me prestaste. Todavía no conseguí empleo. Verás, sin embargo, que permanentemente estreno ropa, esto es porque tomé un trabajo temporario como modelo de una marca de ropa y me pagaron con prendas, que estoy usando para poder ir más presentable a entrevistas de trabajo. De hecho, ya asistí a dos. SUPUESTOS ESCUCHA ACTIVA Construir supuestos y asumirlos como verdades. Reconocer los supuestos e intentar eliminarlos con información. Completar la falta de información con supuestos y prejuicios. Preguntar y escuchar activamente. Considerar que la realidad es tal como la vemos. Comprender que vemos la realidad tal como somos. 9. VAN DIJK, TEUN, Ideología. Gedisa, Barcelona, 1999, pág. 108. 36 10. FISHER, ROGER. KOPELMAN, ELIZABETH. KUPFER SCHNEIDER, ANDREA. Más allá de Maquiavelo. Herramientas para afrontar conflictos. Editorial Granica, 2007, pág. 40. 11. Ibídem, pág. 41. 12. CARNEGIE, DALE. Cómo ganar amigos e influir sobre las personas. Editorial Sudamericana, 2008, pág. 70. 13. FISHER, ROGER. URY, WILLIAM. PATTON, BRUCE. Sí.... ¡de acuerdo! Cómo negociar sin ceder. Editorial Norma, 1993, pág. 28. 37 Capítulo 3 POSICIÓN VS. INTERÉS “Lo más importante en una negociación es escuchar lo que no se dice.” Peter Druker 38 Vicente adoptando una posición rígida: Te presté treinta mil pesos, con lo que me cuesta ganar el dinero, y no tuviste la delicadeza de devolverme ni un centavo. Te doy una semana para que me devuelvas todo lo que te presté. Ana Belén se pone de pie y golpeando la mesa grita: —¿¡De dónde quieres que saque ese dinero en una semana. Ni esperes que te lo dé en ese plazo!? Vicente con una sonrisa irónica dispara: “Si en siete días no recupero mi dinero, te denunciaré”. 39 ¿Para qué negociar por intereses? En el estilo de negociador basado en posiciones: Fijamos nuestra posición. Advertimos a los otros de las consecuencias de no hacer un acuerdo con nosotros. Luego hacemos concesiones. En el estilo de negociador basado en intereses: Nos basamos en los intereses de las partes, no en sus posiciones. El objetivo es lograr un acuerdo que satisfaga las necesidades prioritarias de todas las partes. La estrategia es cooperativa. Las partes trabajan juntas para encontrar una solución que funcione para todos. 40 Quiero un elefante Suelo comenzar mis cursos de negociación sentándome en una silla y dirigiéndome al auditorio con la siguiente amenaza: “Hasta que no me traigan un elefante vivo no comenzaré a dar el curso”. Me cruzo de brazos con cara de enojado al tiempo que comienzan a despertar las primeras risas. Luego de unos segundos, y viendo que realmente estoy a la espera de que un paquidermo ingrese por la puerta del aula, los participantes comienzan a sentirse un tanto confundidos e incómodos. Videos en los Ipads, dibujos a mano alzada y pulseras con imágenes de elefantes son algunas de las propuestas que comienzan a aflorar ante la imposibilidad de traer el animal al aula. En todos los casos me niego rotundamente: “Creo que no fui claro… hasta tanto no ingrese un elefante por esa puerta no comenzaré a dar la clase”, insisto mientras rechazo las propuestas. Tarde o temprano alguien dispara lo que considero la pregunta más importante en negociación: “¿Para qué?”. Es entonces cuando demuestro mi verdadero interés: “Es obvio, si traen un elefante podré sentarme sobre él y ver a quienes están sentados en el fondo del aula porque desde acá no puedo hacerlo”. Inmediatamente los alumnos proponen ideas que logran satisfacer mi interés real de poder ver a todos: “Párese arriba de la silla”. “Podemos traerle una escalera”. “Sentémonos todos en forma de U”, etc. Cuando discutimos con otras personas, muchas veces adoptamos posiciones rígidas, sin embargo, para alcanzar mejores resultados debemos identificar y satisfacer los intereses de todas las partes involucradas. 41 Iceberg Para comprender la diferencia entre posiciones e intereses imaginemos un iceberg. A simple vista solo podemos observar una pequeña porción, el resto estará sumergido bajo el frío mar. Si comparamos la negociación por intereses o por posiciones con el gigante de hielo, la parte visible del iceberg equivaldría a la posición, mientras que la parte sumergida simbolizaría los intereses ocultos. Al negociar debemos identificar los intereses de la otra parte para poder satisfacerlos. Continuando con la imagen del iceberg, debemos sumergirnos y bucear para poder ver qué es lo que le importa a quien está negociando con nosotros. Los intereses son deseos y preocupaciones. Los intereses motivan a las personas; son el resorte silencioso detrás de todo el ruido de las posiciones. La posición es algo que la persona decidió. Lo que la impulsó a decidir son sus intereses.14 ¿Cómo identificar los intereses? Los intereses más poderosos son las necesidades humanas básicas. En la búsqueda de los intereses que subyacen a una posición, trate de encontrar particularmente aquellas preocupaciones fundamentales que motivan a todas las personas. Si usted puede tener en cuenta estas necesidades básicas, aumentarán las posibilidades de lograr un acuerdo, y si lo logra, de que la otra parte lo cumpla. Entre las necesidades humanas básicas se incluyen: 42 Seguridad Bienestar económico Un sentido de pertenencia Reconocimiento Control sobre la propia vida Aunque resultan fundamentales, es fácil pasar por alto estas necesidades humanas. En muchas negociaciones se tiende a pensar que el único interés es el dinero. Sin embargo, aun en la negociación sobre determinada cantidad de dinero, pueden influir muchas otras variables.15 Pregunte: “¿Para qué?”. Una técnica básica es ponerse en el lugar del otro. Analice cada una de las posiciones, tanto la propia como las de los demás, pregúntese: “¿Para qué?”. Pregunte: “¿Por qué no?”. ¿Cuál es el o los intereses del otro que le impiden adoptar la posición que usted propone?16 . 43 Listar los intereses Para clasificar los intereses de las partes es útil escribirlos a medida que ocurran o que podamos identificarlos. Escribirlos no solo lo ayudará a usted a recordarlos, sino que contribuirá a mejorar la calidad de sus opiniones a medida que reciba nueva información, y a ubicarlos según su orden de importancia. Además, facilitará la ocurrencia de ideas que incluyan esos intereses.17 44 Cuento de la naranja Dos personas discutían duramente por la posesión de una naranja, ya que ambas la necesitaban para lo que estaban realizando. Se decidió llevar el casoa la Corte. Un juez tomaría una decisión para solucionar el conflicto. El juez decidió: La naranja se partiría por la mitad y se entregaría una parte a cada uno. La decisión fue ejecutada por orden de dicho juez, después de haber llamado a ambas partes a que acudieran a escuchar el veredicto. Esta decisión era obvia, sin embargo, ninguno de los dos quedó satisfecho. Entonces, una de las personas que se encontraba en la audiencia se levantó y preguntó a cada uno de ellos para qué querían la naranja. El primero, quería la cáscara de la naranja para hacer una tarta. El segundo, quería la parte interior para hacer un jugo. El juez no había tenido en cuenta los verdaderos intereses de las dos partes por eso el veredicto no las dejaba satisfechas. Sin embargo, una vez que se logró identificar qué era lo que cada una de ellas buscaba con su media naranja, se pudo llegar a un acuerdo que las dejara conformes a ambas. 45 Internarse la noche del viernes Una participante de un curso que dicté a líderes de una importante compañía de medicina prepaga me comentó lo siguiente: Un matrimonio se acercó a un sanatorio de la Ciudad de Buenos Aires (llamémoslo “Sanatorio A”) un viernes por la tarde porque la mujer debía hacerse unos estudios. Al recibir los resultados, el médico le dijo que tendría que quedar internada durante la noche y recién el sábado podría volver a su casa. La mujer se dirigió a recepción, se negó a internarse en ese lugar y pidió ser internada en la “Clínica B”, que estaba situada a unas cuarenta cuadras de allí. “Es imposible”, le contestó la recepcionista, usted deberá quedar internada aquí toda la noche. “Me niego”, insistió la mujer, “yo pago la obra social todos los meses y decido internarme en la ‘Clínica B’”. La conversación se volvía cada vez más tensa, incluso cuando la recepcionista le explicaba a la paciente que la internación en la clínica que ella pedía era imposible porque no tenía convenio con su obra social. La negociación era cerrada y estaba siendo construida sobre la base de posiciones. Posición de la paciente: Quiero internarme en la “Clínica B”. Posición de la recepcionista: Deberá internarse en el “Sanatorio A” porque no tenemos convenio con la “Clínica B”. El intercambio verbal continuaba escalando hasta que la recepcionista preguntó: “¿Por qué quiere internarse en la ‘Clínica B’?”. Aunque podría haber preguntado también: “¿Por qué no quiere internarse en el ‘Sanatorio A’?”. La paciente respondió: “Sucede que soy miembro de la colectividad judía. Nuestros preceptos nos impiden tocar dinero desde que sale la primera estrella el viernes por la tarde hasta que se pone el sol el día sábado. Si me interno aquí, mañana no podré volver en taxi a mi casa, deberé caminar cuarenta cuadras. Vivo muy cerca de la ‘Clínica B´, si 46 me internara allí, mañana solo debería caminar cinco cuadras”. Cuando la recepcionista identificó el verdadero interés de la paciente (no tener que caminar tantas cuadras hacia su casa a la mañana siguiente) pudo satisfacerlo. “Nuestra Obra Social tiene una clínica propia cerca de su domicilio. Diríjase hacia allí mientras me voy contactando telefónicamente con la recepcionista para que le reserven una habitación. 47 La publicidad de los monos Un comercial de una importante tarjeta de crédito muestra a una conocida actriz recorriendo una selva junto al conductor del jeep. Palmeras, lianas y un estrecho sendero completan la escena. En determinado momento, la actriz se sorprende al ver un gorila acostado en medio del sendero por el que avanza el jeep. Detienen el vehículo y junto al chofer descienden para ayudarlo mientras a sus espaldas gran cantidad de monos saquean el vehículo llevándose valijas, bolsos y todo lo que encuentran en él. Al darse cuenta de esto, el chofer arroja una banana a la turista para que negocie con uno de los monos. El intercambio se da favorablemente: la mujer le entrega una banana al mono mientras él le devuelve una de las valijas. Segundos más tarde, y con el objetivo de recuperar todas sus pertenencias, puede verse cómo llega al lugar un camión colmado de bananas, cargamento que la turista abona con tarjeta de crédito. Los monos comienzan a aparecer entre la maleza y dejan junto al jeep las valijas que habían sustraído mientras se llevan a cambio las bananas. Parece que la historia termina pero un gorila entusiasmado con la compra del cargamento de bananas se acerca al jeep y le pide la tarjeta de crédito a la turista. Como la mujer se niega a entregársela, el mono le muestra que tiene en su poder las llaves del vehículo. Una divertida historia en la que vemos los intereses de cada parte: recuperar las valijas y poder salir de la selva, y comer bananas... 48 El auto negro Unos meses atrás estuve en la ciudad de Córdoba dando un curso de negociación a líderes de una importante empresa automotriz. Uno de ellos me contó la siguiente historia: Un joven se acercó a la concesionaria interesado en adquirir un auto de color negro. Cuando el vendedor indagó más acerca de las posibilidades económicas del interesado, advirtió que este alcanzaba a pagar la versión más económica del modelo que intentaba comprar. Unos días después, al firmar la solicitud del auto, el interesado debió indicar de qué color lo querría. Obviamente completó el campo de la solicitud con la palabra “negro”, pero se sorprendió al ver un campo que estaba más abajo y en el que debía indicar el color alternativo. —¿Color alternativo?, ¿qué significa esto? —le preguntó al vendedor. —Deberá indicar de qué color quiere que sea el vehículo en el caso de que no haya ninguno de color negro —contestó el vendedor. —Pero yo deseo que sea negro —insistió el interesado. —Quédese tranquilo —le dijo el vendedor— se trata de una formalidad, tenemos autos negros pero indique blanco como color alternativo. Creo que a esta altura el lector podrá intuir de qué color estaba pintado el auto que finalmente le fue entregado. Allí comenzó el conflicto. —¡Me engañaron! —gritaba enojadísimo el cliente. —Y bueno, justo ayer se entregó el último negro —se excusaba el vendedor. Ya fuera de control, el cliente amenazaba con denunciarlos en la justicia y en los medios. La tensión habría avanzado provocando pérdidas de tiempo, dinero y paz mental a las partes, si no hubiera sido por la pregunta clave que el vendedor le hizo al comprador durante la fuerte discusión. Esa pregunta poderosa que permite identificar los intereses de cada una de las partes y así poder satisfacerlos. 49 ¿Por qué quiere que sea negro? Podría haber sido también: ¿Por qué no quiere que sea blanco? Si bien el lector podrá suponer rápidamente que al cliente simplemente le gustaba el color negro, de hecho yo lo supuse mientras el participante me contaba esta historia, afortunadamente él no hizo ese supuesto y decidió preguntarlo. Grande fue su sorpresa cuando el comprador le dijo que no quería que fuera blanco porque en este color resaltaba la bagueta plástica negra que el auto llevaba en la puerta (recordemos que era el modelo más económico). Por el contrario, si fuese negro, la bagueta (negra) habría pasado desapercibida. A los cinco minutos, el comprador salía manejando su auto blanco con la bagueta recién pintada de blanco. Claramente, su interés no era que el color de su auto fuese negro sino que no pareciera el más barato. Haciendo la pregunta adecuada, el vendedor pudo identificar el interés y satisfacerlo. 50 El caso del shampoo Otro ejemplo interesante que nos permite ver la diferencia entre posiciones e intereses es el que cuenta en una conferencia Max Bazerman, experto en negociación: Directivos de una empresa norteamericana que fabricaba shampoo negociaban en Italia con el dueño de un laboratorio que había descubierto y patentado un producto químico cuya sustancia, agregada a una mezcla de shampoo, haría que ningún ser humano que lo usara tuviera caspa. La compañía norteamericana quería adquirir la producción del químico a la empresaitaliana para lo cual le ofrecía comprarle la totalidad de la producción, unos 18 millones de dólares anuales, a un excelente precio. Lo único que pedía a cambio era exclusividad, es decir que la empresa italiana solo vendiera el producto químico a la norteamericana, así esta última se aseguraba una ventaja competitiva frente a otras empresas fabricantes de shampoo. Sin embargo, la negociación por posiciones no avanzaba, los norteamericanos exigían exclusividad, pero los italianos no aceptaban firmar un contrato en el que se comprometieran a venderles solo a los norteamericanos. Con el objetivo de destrabar la negociación, la empresa le pidió a Chris, un joven colaborador a cargo de atención a proveedores internacionales con muy buenas habilidades interpersonales, que viajara a Italia. Chris cruzó el océano, llegó a la empresa italiana y participó de una reunión en la que volvió a emerger el tema de la exclusividad. En un break para café se acercó al dueño del laboratorio italiano y le preguntó: —¿Por qué no quieren darnos exclusividad? Si estamos dispuestos a comprarles toda su producción y al precio que ustedes desean. El titular de la empresa no dudó en contestar: —Con gusto le diré por qué no les daremos exclusividad. Si lo hago, toda mi familia se enojará conmigo. —¿Por qué habrían de enojarse? 51 —Bien, es que tengo un primo aquí que fabrica shampoo y le vendemos cincuenta litros al año. Al rato, cerraron un acuerdo de exclusividad mundial excepto por hasta cien litros al año, que se reservarían para el primo del dueño del laboratorio. Llama la atención que este equipo de compras integrado por altos ejecutivos haya estado negociando con los italianos durante semanas sin hacer ninguna de las preguntas más importantes que deberían incluirse en cualquier tipo de negociación: ¿para qué?, ¿por qué?, ¿por qué no? De haberlas hecho, hubieran identificado y satisfecho rápidamente el interés del dueño de la empresa italiana: mantener a la familia unida… 52 Islas Malvinas A comienzos de abril de 1982, las Fuerzas Armadas argentinas ordenaban la puesta en marcha del “Operativo Rosario” a través del cual se proponían recuperar las Islas Malvinas. Durante el operativo, el destructor argentino D-26 ARA Bouchard, que formaba parte de la flota que bloqueaba el ingreso y egreso desde y hacia las islas, observó a un barco pesquero intentando acercarse y le advirtió que no podía hacerlo. El pesquero se alejó, pero horas más tarde volvía nuevamente a la zona. Ante el incumplimiento de la orden, el comandante del ARA Bouchard evaluó la posibilidad de atacarlo, pero decidió ser prudente e indagar el motivo por el cual el pesquero insistía en ingresar a las Islas a pesar del bloqueo y en pleno conflicto bélico. Minutos más tarde, lo aprovisionaba con agua y combustible: la verdadera necesidad por la cual aquella embarcación insistía en acercarse a la zona prohibida. 53 Catriló Hace unas semanas viajé a Catriló, La Pampa, para dictar un taller de liderazgo de habilidades gerenciales a líderes de una importante empresa agropecuaria. Ingresé al salón junto a los participantes y, mientras instalaba el proyector y los parlantes, uno de ellos me pidió un diario. Estuve a punto de decirle que lamentablemente no tenía ningún periódico pero decidí indagar su interés. —¿Para qué necesitás un diario? —pregunté. —Para prender la estufa —contestó el participante, mientras se abrazaba a sí mismo. Solo cuando identifiqué su interés pude satisfacerlo. Le alcancé unas servilletas de papel que permitieron encender el fuego y calentar el helado salón. Recordemos: ¿por qué?, ¿para qué? y ¿por qué no? son las preguntas claves en negociación. Con alguna de esas tres llaves podremos abrir esa puerta imaginaria detrás de la cual se esconden los verdaderos intereses de las personas. Vicente identificando intereses: La noche anterior, cuando preparó la conversación, Vicente pudo identificar que su interés no era únicamente recuperar el dinero prestado sino mantener la buena relación con la novia de su hijo. Es por eso que decidió dirigirse a ella siempre en un modo amable y cordial, escuchándola en todo momento para poder comprenderla. A su vez, a través de las preguntas que le fue haciendo, pudo también identificar los intereses de Ana Belén: avanzar en la carrera de coaching, continuar la práctica de violín y encontrar un empleo que le permitiera conseguir el dinero necesario para retribuirle el préstamo a Vicente. POSICIÓN INTERÉS Adoptar una posición rígida y ser inflexible. Identificar el interés de la otra parte para poder satisfacerlo. Exponer la posición propia y exigir su cumplimiento. Preguntar: ¿Para qué?, ¿por qué?, ¿por qué no?, y así conocer el interés de la otra parte. Mirar solo la punta del iceberg. Bucear para conocer los intereses ocultos de la otra parte. 54 14. FISHER, ROGER. URY, WILLIAM. PATTON, BRUCE. Sí.... ¡de acuerdo! Cómo negociar sin ceder. Editorial Norma, 1993, pág. 48. 15. Ibídem, pág. 56. 16. Ibídem, págs. 51 y 52. 17. Ibídem, pág. 58. 55 Capítulo 4 ATACAR A LA PERSONA VS. ATACAR EL PROBLEMA “Hermanos muy queridos, sean prontos para escuchar, pero lentos para hablar y enojarse.” Santiago 1:19 56 Vicente atacando a la persona: Absolutamente ofuscado y sin control alguno sobre sus emociones, Vicente increpó a Ana Belén: —¡Irresponsable, mentirosa, seguro que tenías planeado todo desde un primer momento! —gritaba mientras se enfriaba el café que nunca probaría. Por su parte, Ana Belén, ofendida, atacaba a Vicente: —De haber sabido qué clase de persona eras, no hubiera aceptado el dinero. 57 ¿Para qué atacar el problema y no a la persona? El Proyecto de Negociación de la Universidad de Harvard identifica dos tipos de negociadores: los duros y los suaves. Los negociadores duros atacan el problema… pero comenten el error de atacar también a la persona. Los negociadores suaves son suaves con las personas… pero cometen el error de ser también demasiado suaves con el problema… 58 ¿La clave? Separar a la persona del problema y ser duros con el problema y suaves con la persona. Veámoslo con mayor detalle en el siguiente cuadro: Cuadro negociador suave / duro / efectivo18 NEGOCIADOR SUAVE NEGOCIADOR DURO NEGOCIADOR DURO CON EL PROBLEMA Y SUAVE CON LA PERSONA Los participantes son amigos. Los participantes son adversarios. Los participantes están solucionando un problema. El objetivo es lograr un acuerdo priorizando la relación. El objetivo es la victoria. El objetivo es lograr un resultado sensato en forma eficiente y amistosa. Hace concesiones para cultivar la relación. Exige concesiones como condición para la relación. Separa a las personas del problema. Es suave con las personas y con el problema. Es duro con el problema y con las personas. Es duro con el problema y suave con las personas. Confía en los otros. Desconfía de los otros. Procede independientemente de la confianza. Cambia su posición fácilmente. Mantiene su posición. Se concentra en los intereses, no en las posiciones. Hace ofertas. Amenaza. Explora los intereses de la otra parte. Da a conocer su última posición. Engaña respecto a su última posición. Evita tener una última posición. Acepta pérdidas unilaterales para lograr un acuerdo. Exige ventajas unilaterales como precio del acuerdo. Inventa opciones creativas para beneficio mutuo. Busca la única respuesta: la que ellos aceptarán. Busca la única respuesta: la que él aceptará. Desarrolla múltiples opciones entre las cuales puede escoger y deja la toma de decisiones para más tarde. Insiste en lograr un acuerdo. Insiste en su posición. Insiste en criterios objetivos. Trata de evitar un enfrentamiento de voluntades. Trata de ganar un enfrentamiento de voluntades. Trata de lograr un resultado basado en criterios independientes de la voluntad. Cede ante la presión. Presiona. Razona y permanece abierto ante las razones; cede ante los principios, no ante las presiones. 59 R=R. Relación = ResultadoCuando revisamos nuestra vida nos damos cuenta de que muchos de nuestros logros se debieron a que teníamos una buena relación con alguien: gracias a que conocí en la facultad a Juan luego ingresé en la empresa en la que él trabajaba, gracias a que mi padre es amigo de Pedro pude concretar un negocio con él, gracias a que mi primo conoce a un productor de alimentos obtuve donaciones para mi fundación, etc. Cuando nos esforzamos por tener una mayor cantidad y calidad de relaciones, logramos una mayor cantidad y calidad de resultados. La clave está en poner el foco en la relación, sin esperar resultados a cambio. Esto implica ayudar a otros, colaborar con quien lo necesita, ser confiable, transparente, amigable y bien dispuesto. Es entonces cuando los resultados positivos nos acompañan. Por el contrario, cuando agredimos, amenazamos y mentimos, nos resulta mucho más difícil alcanzar los resultados que deseamos. Insisto en que la clave consiste en dar de manera desinteresada porque si lo hacemos pensando en el resultado tenemos dos dificultades: 1. Probablemente la otra parte perciba que nuestra colaboración es interesada, y esto no la predispondrá favorablemente. 2. Si nos quedamos esperando a que la otra parte “nos devuelva el favor” y no lo hace, habremos ganado un enemigo. Todo negociador quiere lograr un acuerdo que satisfaga sus intereses sustanciales. Por eso se negocia. Además, a un negociador también le interesa su relación con la otra parte. Un vendedor de antigüedades quiere obtener una ganancia en la venta y a la vez ganarse un cliente permanente. Como mínimo quien negocia quiere conservar una relación lo suficientemente bien como para poder alcanzar un acuerdo aceptable, si es posible hacerlo con bases en los intereses de ambas partes. Generalmente, las implicaciones son mayores. La mayoría de las negociaciones 60 ocurren en el contexto de una relación permanente en la cual es importante que cada una se haga de tal manera que ayude en lugar de obstaculizar los vínculos futuros y las posteriores negociaciones. De hecho, con muchos clientes, socios, miembros de la familia, colegas, funcionarios de gobierno o naciones extranjeras, la continuidad de la relación es mucho más importante que el resultado de cualquier negociación en particular. La relación tiende a confundirse con el problema. Tanto de la parte que da como de la que recibe, se tiende a tratar al problema y la persona como si fueran una sola cosa. En la vida de familia, una afirmación como “la cocina es un desastre” o “nuestro saldo en el banco está bajo” puede apuntar simplemente a identificar un problema, pero es probable que lo percibamos como un ataque personal. La ira frente a una situación puede inducirnos a expresar ira hacia una persona que asociamos con la situación. Los egos tienden a verse involucrados en las posiciones sustanciales.19 Es probable que quien se siente amenazado personalmente por un ataque al problema se ponga a la defensiva y deje de escuchar. Por eso es importante separar a las personas del problema. Ataque el problema sin culparlas. Vaya más lejos y ofrezca apoyo personal: escuche con respeto, sea cortés, exprese agradecimiento por el tiempo y el esfuerzo que le dedican, insista en su propio deseo de responder a sus necesidades básicas. Muéstreles que usted está atacando el problema y no a ellos. 61 La persuasión Persuadir tiene que ver con incrementar las probabilidades de obtener un sí por respuesta mientras se construyen, preservan o mejoran las relaciones con las personas persuadidas.20 A veces se le atribuye a la noción de persuasión un contenido negativo pero realmente se trata de un concepto neutro, ni negativo ni positivo, que adquiere valor según el uso que se le dé. La persuasión, éticamente utilizada, genera situaciones en las que salen beneficiadas todas las partes del conflicto. Los siguientes son algunos mecanismos básicos de persuasión. Se trata apenas de actitudes, gestos, iniciativas, palabras que pueden colaborar a que quien está en alguna medida discutiendo con nosotros se sienta más cómodo, menos enojado, más comprendido… De esta forma, podemos estar seguros, el camino al acuerdo se hará mucho más transitable. 62 Use gestos simbólicos Invitar a la otra parte a cenar, preguntarle por su familia u ofrecerle algo, aunque se trate de algo tan simple como un chicle, pueden ser oportunidades valiosas para mejorar una situación emocional hostil a poco costo.21 63 Escribir el problema en la hoja Una manera efectiva de poder visualizar que hemos logrado separar a la persona del problema es escribirlo en una hoja y, en la medida de lo posible, sentarnos al lado de la persona que representa a la otra parte. Intentemos imaginar la situación: en lugar de sentarnos enfrentados, nos sentamos a su lado y juntos miramos el problema, que está detallado en una hoja. Esta técnica permite dejar en claro que no estamos pensando al otro como a un problema, sino como a alguien más que, junto a nosotros, podrá observarlo como algo, que está fuera de ambos, detallado en una hoja. Ahora la escena cambia, ambos tenemos una tarea en común, un mismo objetivo, un mismo interés: encontrar la solución. 64 Empezar con el Sí (buscar primero los puntos en común) Para lograr mejores acuerdos, también es importante comenzar con el “Sí”, buscar primero los puntos en común. Cuando nuestro interlocutor termina de exponer su punto de vista está muy atento a escuchar nuestra reacción, lo primero que decimos después de su exposición tendrá sin duda un efecto importante en él. Facilitaremos el logro de un entendimiento y de un acuerdo si comenzamos diciendo: “Te comprendí perfectamente y estoy de acuerdo contigo en que…. Y creo que sería conveniente…” Por el contrario, trabaremos la discusión si al comenzar decimos: “No estoy de acuerdo contigo en las siguientes cuestiones: …” 65 Cuidado con el “pero” El título parece tener un error de tipeo, sin embargo, en este caso no me refiero al clásico cartel que se instala en los ingresos de algunos jardines para advertir sobre la presencia de un animal doméstico y muy guardián… Luego de escuchar lo que nos dice la persona con la que estamos discutiendo, solemos comenzar nuestra frase con un “pero”: “Sí, pero…” “Te entiendo, pero…” Este conector tiene la particularidad de anular (o al menos de menospreciar u objetar de manera considerable) lo que se mencionó antes de él. Es por eso que sin duda resultará beneficioso para cualquier tipo de negociación, trato o discusión en la que estemos participando reemplazarlo por “y”, ya que “y” es una conjunción que suma, incluye. “Sí, y yo considero que…” “Te entiendo, y creo que lo que deberíamos hacer es…” 66 Empezar marcando primero los errores propios Cuando comenzamos reconociendo nuestros propios errores y disculpándonos por ellos, en general logramos que quien está discutiendo con nosotros flexibilice su posición y mejore su predisposición a lograr un acuerdo. Jamás nos veremos en problemas por admitir que quizás nos equivocamos. Esto detendrá todas las discusiones y dará a la otra persona el deseo de ser tan justa y ecuánime como nosotros. Le hará admitir que también puede equivocarse. 67 Decirlo al revés Suele dar resultado resaltar como virtud justamente lo que le falta al otro. Por ejemplo “Quiero destacar el buen modo en el que nos estamos tratando…”, cuando en realidad la otra parte se está comportando con cierta hostilidad. 68 Ingresar al círculo ¡Qué importante es hacer pedidos de buen modo! Cuánto mejor nos predispone. Para reflexionar acerca de esto desarrollo en clases la siguiente dinámica: Le pido a un voluntario que salga del aula. Una vez que lo hace, pido a seis participantes que pasen al frente. Cuando los voluntarios se paran al frente del aula, salgo a darle la consigna al voluntario que salió: “Al ingresar verás que seis compañeros tuyos se tomaron fuertemente de los brazos y han formado un círculo. Tu objetivo es ingresar al círculo…pero sin lastimarlos. Entra al aula dentro de un minuto”. En ese instante, entro y le doy la consigna a los seis voluntarios: “Deberán formar entre ustedes un círculo impenetrable que no le permita ingresar al voluntario que salió del aula. Él hará todo lo posible para entrar, pero no se lo permitan a menos que les pida ‘por favor’”. En general, el voluntario que tiene por objetivo ingresar al círculo apela a diferentes recursos para lograrlo: fuerza, cosquillas, amenazas (“si no me dejas entrar, no te enviaré el reporte que te estoy debiendo”), etc. La dinámica es divertida e interesante y nos permite reflexionar acerca de nuestra manera de hacer pedidos. Si bien somos conscientes de lo importante que es pedir las cosas amablemente, son pocas las veces que un participante durante la actividad pide por favor que lo dejen ingresar, en general a los tres minutos termina el juego y el voluntario no logra su objetivo. 69 En el deporte En una oportunidad, un jugador de un famoso equipo internacional de rugby comentó que durante el fragor del partido, cuando la tentación de ser fuerte con la persona era grande, colocaba sus pies en paralelo apuntando a la “H” para volver el foco al partido y recordar que debía ser duro con él y no con sus rivales. Recordemos: para lograr acuerdos sustentables será de gran utilidad separar a la persona del problema. Una persona nunca es un problema. 70 Redireccionar la fuerza del ataque hacia el problema Si lo atacan, nunca devuelva el ataque a la persona. Redireccione toda la fuerza del ataque de la otra parte hacia el problema.22 W. Ury, R. Fisher y B. Patton llaman a esto “el Ju-Jitsu de la negociación”. ¿Cómo funciona el Ju-Jitsu de la negociación en la práctica? ¿Cómo dirigir el ataque contra el problema? Generalmente el ataque de los otros incluye alguna de estas tres maniobras (o las tres a la vez): 1. La afirmación enérgica de su posición En este caso, deberá reconocer la afirmación de la otra parte sin aceptarla ni rechazarla, solo viéndola como una posible opción. 2. El ataque contra sus ideas Cuando el ataque va directo a sus ideas, no las defienda, pida que lo critiquen y lo asesoren. En lugar de resistir las críticas de la otra parte, solicite que se las hagan. 3. El ataque contra usted Convierta el ataque contra usted en un ataque al problema. Resista la tentación de defenderse y atacar. Quienes adhieren al Ju-Jitsu de la negociación utilizan básicamente dos armas: • Hacer preguntas en lugar de hacer declaraciones. • El silencio. Ante nuestro silencio, la otra parte se siente obligada a responder. El silencio genera la impresión de que se ha llegado a un empate. Ejemplos: Ramiro: “Eres un desconsiderado, solo piensas en ti”. Cristian: “¿Por qué piensas eso de mí? Dime exactamente, ¿qué fue lo que te 71 molestó?”. Vemos cómo Cristian, en lugar de defenderse y reaccionar atacando a Ramiro, redirecciona la fuerza del ataque hacia el problema. Benjamín Franklin, carente de tacto en su juventud, llegó a ser tan diplomático, tan diestro para tratar con la gente, que fue nombrado embajador norteamericano en Francia. El secreto de su éxito: “No hablaré mal de hombre alguno y de todos diré todo lo bueno que sepa”.23 Emerson dijo: “Todo hombre que conozco es superior a mí en algún sentido. En ese sentido aprendo de él”.24 72 Cuando no logramos llegar a un acuerdo Cuando sus propios esfuerzos por pasar de una negociación basada en las posiciones a una basada en los principios hayan fracasado, puede resultar muy positivo llamar a un tercero. Separar a las personas del problema puede ser más fácil para un mediador que esté fuera del conflicto. Un observador ubicado en un ángulo diferente al de las personas directamente interesadas podrá de modo más simple reorientar el problema hacia los intereses y las opciones. La mejor manera de lograr el éxito en casos donde los interesados no logran llegar a un acuerdo es eligiendo un mediador. Este procedimiento no solo desvía el juego de una negociación basada en posiciones, sino que simplifica mucho el proceso de inventar opciones y de decidirse conjuntamente por una sola. Suele ser muy útil en negociaciones entre dos partes, y casi esencial en casos de acuerdos multilaterales, en los que intervienen muchas partes. Vicente atacando el problema: —Qué alegría saber que estás avanzando tan bien en la carrera de coaching y sobre todo que lo estás logrando, en alguna medida, gracias a mi préstamo. Con relación a esto, ¿cuándo y cómo crees que podrías devolverme el dinero? En breve deberé hacer frente a varios gastos que he tenido que hacer y voy a necesitarlo. —En verdad, Vicente, no dispongo del dinero, y no creo que pueda conseguirlo en el corto plazo —contesta Ana Belén, con tristeza y cierta vergüenza. ATACAR A LA PERSONA ATACAR EL PROBLEMA Ser un negociador duro. Ser un negociador efectivo. Confundir a la persona con el problema. Separar a la persona del problema. Amenazar, juzgar y agredir a la persona. Enfocarse en la solución del problema sin atacar a la persona. 18. Ibídem, pág. 14 y 15. 19. Ibídem, pág. 24. 73 20. FALCO, ALEJANDRA E. Convénceme. Ciencia y arte de la persuasión. Empresa Activa, 2014, pág. 11. 21. FISHER, ROGER. URY, WILLIAM. PATTON, BRUCE. Sí.... ¡de acuerdo! Cómo negociar sin ceder. Editorial Norma, 1993, pág. 38. 22. Ibídem, págs. 126 a 130. 23. CARNEGIE, DALE. Cómo ganar amigos e influir sobre las personas. Editorial Sudamericana, 2008, pág. 43. 24. Ibídem, pág 62. 74 Capítulo 5 IMPULSO VS. REFLEXIÓN “Uno de los mayores poderes que tenemos es el de no reaccionar.” William Ury, Harvard Business School 75 Vicente actuando impulsivamente: Sin control sobre sus actos y sus palabras, Vicente y Ana Belén se gritaban mutuamente toda clase de insultos y amenazas mientras el resto de los clientes los observaba con manifiesta incomodidad. 76 ¿Para qué reflexionar? Ni dragones ni sapos En determinadas situaciones, la falta de la llamada “inteligencia emocional” hace que rebotemos de un extremo a otro: o escupimos dragones (nos agredimos con la persona con la que estamos en conflicto) o nos tragamos sapos (tenemos mucho para decir pero decidimos no hablarnos). Como veremos a continuación, la inteligencia emocional es una habilidad que nos dice: “No escupas dragones ni tragues sapos. Los extremos son malos”. ¿La clave? Medir las consecuencias de las palabras y las acciones y, una vez que recuperamos la serenidad, diseñar una conversación (ver Anexo 3: Diseño de conversaciones importantes). 77 La Inteligencia Emocional Una de las habilidades más requeridas por las organizaciones en los líderes de hoy es sin dudas la inteligencia emocional. Es esa habilidad que nos permite enfocarnos en los resultados que queremos lograr y a su vez mejorar nuestras relaciones con las demás personas. Cultivar el desarrollo de esta capacidad es fundamental porque nos ayuda en todos los ámbitos de la vida. Si bien durante el siglo pasado una de las características más buscadas en un líder era un coeficiente intelectual (CI) elevado, en la actualidad se sabe que el CI predice únicamente entre el 4 y el 10% del éxito profesional. Eso deja afuera una contribución amplia de otros factores, uno de ellos es la inteligencia emocional (IE). Daniel Goleman investigó las habilidades que distinguen a personas sobresalientes en cientos de organizaciones focalizándose solo en dos aspectos: cuántas de esas habilidades se basan en el coeficiente intelectual, en el conocimiento técnico y en capacidades puramente cognitivas, y cuántas se inscriben bajo el dominio de la inteligencia emocional. Resulta que para todo tipo de trabajos, a la hora de identificar a los colaboradores que se destacan del resto, la inteligencia emocional tiene el doble de importancia que las habilidades cognitivas. No es que el coeficiente intelectual y el conocimiento técnico no importen, sino que simplemente son habilidades básicas. La inteligencia emocional está relacionadacon cómo nos manejamos y cómo somos en las relaciones personales. La inteligencia emocional es la habilidad que permite que usted, frente a una situación de estrés, pueda medir las consecuencias de sus actos y controlarlos. Esto no implica que tenga el control absoluto sobre sus sentimientos —somos personas, no robots— pero sí sobre sus acciones. Un líder con inteligencia emocional es quien puede por un lado identificar sus emociones y gobernar sus acciones (esto representa la dimensión interna) y por otra parte, y a partir a allí, ponerse en el lugar del otro y desde ese ángulo gestionar las relaciones (dimensión externa). 78 La ira Cuando la ira nos domina, no escuchamos lo que nos dicen los demás. Y no importa lo que oigamos, lo más probable es que interpretemos de la peor manera tanto las palabras como las acciones de alguien que vemos como adversario. Si queremos influir sobre lo que acontece en la mente de otras personas, necesitaremos conocer las emociones y los intereses que mueven sus corazones. Especialmente cuando nos comunicamos por carta, whatsapp, chat o teléfono, podemos estar tan compenetrados con nosotros mismos o con nuestras ideas que ignoramos los sentimientos del otro, sentimientos que probablemente desplacen a los argumentos racionales.25 Para entender un conflicto del que somos parte tendremos que observarlo al menos desde tres puntos de vista. Ante todo, debemos estar conscientes de cuál es nuestro estado de ánimo en ese momento —¿estamos perdiendo el control?, ¿estamos actuando reactivamente como consecuencia de sentirnos atacados?— y ver el conflicto desde nuestro punto de vista —¿a dónde queremos llegar?, ¿cuáles son nuestros intereses?, ¿qué riesgos podemos identificar?—. Nuestra visión del problema es un punto de partida importante, pero es, sin embargo, solo un aspecto del conflicto. En segundo lugar, deberemos observar la situación desde el punto de vista de las otras partes involucradas. Si nos pusiéramos hipotéticamente en ese otro lugar, ¿qué veríamos?, ¿cómo se ve todo desde esa perspectiva? En esa situación, ¿cuáles serían nuestros objetivos, nuestros intereses, nuestras preocupaciones?, ¿nos sentiríamos justificados en nuestra ira? Y finalmente, para ganar una visión más equilibrada, ¿cómo se vería la situación desde el punto de vista de una tercera parte neutral, que estuviera fuera del conflicto?, ¿cómo se comportan las partes?, ¿parecen estar peleando, debatiendo, sacando ventajas y atacándose mutuamente o enfrentan juntas el problema?, ¿están perdiendo el tiempo o lo aprovechan? 26 79 Modelo H.I.E.A.R. En nuestra vida, en el mundo en el que vivimos, la sociedad en la que nos movemos, permanentemente ocurren hechos. A esos hechos les damos una interpretación, es el sentido que le asignamos a eso que objetivamente ocurrió. Esa interpretación me disparará una emoción a partir de la cual actuaré y como consecuencia obtendré un resultado. Para alcanzar los resultados que queremos lograr, debemos focalizarnos en la interpretación, esto significa adjudicarle a los hechos la interpretación que más se ajuste a nuestros objetivos. Por ejemplo: estudio una carrera universitaria y mi resultado esperado es recibirme. En determinada instancia, desapruebo un examen. Esto es en sí un hecho, algo que ocurre, al que podría darle distintas interpretaciones: 80 Interpretación A: la profesora es injusta y no entiende los conceptos que yo desarrollé en el examen. Interpretación B: debo estudiar más para el recuperatorio. Claramente, las distintas interpretaciones generarán en mí emociones diferentes y esto a su vez impactará directamente sobre mis actitudes, mi modo de encarar ese obstáculo. El lector podrá advertir fácilmente cuál de las interpretaciones me permitirá alcanzar el resultado que busco. No existen interpretaciones buenas o interpretaciones malas, simplemente hay interpretaciones que nos llevan hacia los resultados que deseamos y otras que no. 81 Guárdelo como borrador Las nuevas tecnologías han cambiado definitivamente las condiciones de recepción y producción, es decir, la forma en que nos comunicamos entre nosotros. En un mundo dominado por Internet, en el que las comunicaciones son instantáneas, debemos estar mucho más atentos a nuestras reacciones. Por ejemplo, cuando recibimos un mensaje por correo electrónico que no nos gusta, nuestro primer impulso suele ser responder. Tenemos la tentación de contestar y a veces, lo que es peor, responder con copia a todos... Es entonces cuando el conflicto se desborda y compromete a toda la empresa, o al grupo de amigos, o a la familia. En esos casos, la opción más importante que ofrece el correo es la de “borrador”. Escriba la respuesta, guárdela como borrador, piense en las consecuencias de enviarla tal como está escrita, muéstresela a algún amigo, consúltela con la almohada y luego envíela. 82 Hace 500 años En su famosa obra Ejercicios Espirituales, Iñigo López de Recalde, más conocido como San Ignacio de Loyola, daba consejos para los momentos de consolación y los de tribulación. Llamaba “consolación” al estado de tranquilidad, de alegría y paz de espíritu. Por el contrario, se refería a los momentos de angustia, incertidumbre, enojo y tristeza como estados de “tribulación”. Algo que aconsejaba para los momentos de tribulación era “no hacer mudanzas”. Con esto se refería a “resistir los embates de los poderes terrenales”. Su recomendación se resume en esperar a que pase la tormenta, a que se calmen las aguas y retorne la tranquilidad, para entonces tomar decisiones que puedan implicar cambios importantes. 83 El consejo de la abuela También en el pasado, aunque no hace tanto tiempo, nuestras abuelas solían repetir: “Contá hasta diez antes de actuar...” Pienso que fueron ellas quienes descubrieron esta habilidad tan importante muchos años antes de que Daniel Goleman publicara su best seller Inteligencia emocional. 84 La cadena de la bicicleta Una expresión muy utilizada en Argentina cuando alguien se enoja y pierde el control es: “se le salió la cadena”. Imaginemos un paseo en bicicleta. Todo marcha muy bien hasta que en determinado momento se sale la cadena de la biela. Sentimos un ruido y notamos que pedaleamos en falso. Frenamos la bicicleta y nos bajamos para analizar la situación y resolver el inconveniente antes de continuar con nuestro paseo. Si avanzáramos sin la cadena en condiciones, podríamos lastimarnos y lastimar a otros. Esto mismo sucede en las relaciones interpersonales: si hablamos o actuamos “sin la cadena”, probablemente salgamos lastimados. Ante situaciones de tensión, en las que nos sentimos agredidos y tenemos el impulso de agredir a la otra parte, comprendamos que no es momento de actuar: nunca es bueno andar en bicicleta sin la cadena. Es justamente en esos momentos en los que tenemos que detenernos y dedicarnos a volver a colocar la cadena antes de continuar: callar, no reaccionar, esperar y medir las consecuencias reflexionando en el para qué de mi accionar. ¡Qué silencio se genera en el aula cuando les pido a mis alumnos que levanten la mano quienes se enorgullecen y alegran de los resultados obtenidos luego de haber reaccionado alguna vez de manera impulsiva! 85 The office En una escena de la cómica serie The office, el jefe convoca a sus colaboradores para realizar una tormenta de ideas en la sala de reuniones. Los miembros del equipo, de mala gana, se reúnen allí. La pregunta disparadora de Michael Scott a su equipo es: —Bueno, vamos a ver… ¿qué vamos a hacer para estimular la oficina? Necesitamos hacer cosas que levanten el ánimo. ¿A alguien se le ocurre algo? Mientras un participante propone cambiar el mensaje saliente del contestador con una frase más enérgica y otro sentado a su lado le copia la idea cambiándola mínimamente, Michael observa al fondo de la sala a un colaborador que está resolviendo crucigramas. —Stanley, ¿nos das una mano con esto? —le pide al distraído participante. Stanley contesta
Compartir