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YIYE AVILA MIS EXPERIENCIAS CON JESUS

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Este libro presenta una gran variedad de 
experiencias sobrenaturales que Dios le ha 
concedido a nuestro hermano Yiye Ávila 
desde que éste entregó su vida a Jesucristo. 
El Hno. Yiye nos expresa: “Han sido 
muchísimas las experiencias que he tenido 
personalmente con Jesucristo. Mientras 
revisaba y corregía cada uno de ellas sentía 
una bendición muy especial. Recordaba con 
exactitud cada momento que tuve con mi 
Señor”. 
Es el deseo del Hno. Yiye que cada lector 
pueda entrar en una búsqueda más personal 
y ver que Jesucristo está dispuesto a tener 
experiencias con todo el que le busque en 
espíritu y en verdad. 
 
 
 
ÍNDICE 
 
Dedicatoria ..............................................................................................6 
Prefacio .....................................................................................................7 
Introducción ...........................................................................................9 
El Pelotazo ............................................................................................ 11 
Primera vez que Dios me habla ................................................. 12 
Dios me muestra que la idolatría es pecado ....................... 13 
Mi mamá en el cielo ......................................................................... 15 
Confirmación de salvación ........................................................... 17 
Bautismo en el Espíritu Santo ..................................................... 18 
Altoparlantes en el techo .............................................................. 19 
Otra vez el Pelotazo ......................................................................... 22 
Llamado a predicar la Palabra .................................................... 23 
Dios me suple todo lo necesario ............................................... 24 
Primeros 7 Mensajes ........................................................................ 25 
Conversión de mi papá ................................................................... 26 
Los Correazos ...................................................................................... 28 
Salida de la Escuela .......................................................................... 29 
Mis tres sacrificios ............................................................................ 30 
Besos de Jesús ..................................................................................... 31 
Visión de Jesús en la Plataforma ............................................... 31 
Primera Salida a Estados Unidos ............................................... 32 
Frutas y vegetales ............................................................................. 32 
41 días de ayuno ................................................................................ 34 
21 días de ayuno ................................................................................ 40 
La mano .................................................................................................. 40 
Testimonios de "la mano" ............................................................ 41 
Yiye, no toques a las puertas de nadie ................................... 43 
Me quedé dormido........................................................................... 45 
Sonríe, Cristo te ama ....................................................................... 46 
"Se fue" .................................................................................................. 47 
Ayunos .................................................................................................... 47 
Primero el cajón del diablo, luego primer programa de 
televisión ............................................................................................... 48 
Dolor en el corazón .......................................................................... 51 
Experiencias con el Rapto ............................................................. 52 
Enoc .......................................................................................................... 53 
Arrebatamiento de la Iglesia ....................................................... 53 
La Segunda Venida ........................................................................... 55 
Cuando los santos marchen ya ................................................... 56 
Los primeros ........................................................................................ 57 
Paloma en lo alto .............................................................................. 57 
Sentido del humor de Dios .......................................................... 58 
Cuando me caí .................................................................................... 58 
Paralítica frente al Nuevo Circo ................................................. 59 
María a la izquierda y Jesús a la derecha .............................. 60 
Hombro Izquierdo ............................................................................ 61 
El ángel ................................................................................................... 62 
Lluvia a cántaros ................................................................................ 64 
Una tormenta ...................................................................................... 64 
Carreteras inundadas ...................................................................... 65 
"Vine a matarle" ................................................................................ 66 
Muchacha endemoniada ............................................................... 67 
Mudo ....................................................................................................... 68 
Pen y Maíz ............................................................................................. 70 
Dame una revelación importante ............................................. 71 
Resplandor de luz ............................................................................. 72 
Robo del vehículo ............................................................................. 72 
Grabadora desconectada............................................................... 73 
Te voy a enseñar a danzar ............................................................ 74 
El Zapatazo ........................................................................................... 75 
El Pañuelo .............................................................................................. 76 
Muchacha en "bendición" ............................................................ 77 
Tierra al rostro del Pastor ............................................................. 78 
Aceite ....................................................................................................... 78 
Más del 1980 ....................................................................................... 79 
Conclusión ............................................................................................ 80 
 
 
 
 
 
 
Dedicatoria 
 
Dedico este libro a mi señor JESUCRISTO, El es la figura 
principal, no solo de esta obra, sino también de mi vida, mi 
familia y mi ministerio. 
 
Solo a Él, a quien tanto amo, y por quien nuestra alma recibió 
vida, significado y propósitos. Ha sido Él el único que me ha 
movido a hacer todo lo que he hecho y sigo realizando, para 
su gloria. 
 
A Él, porque es en Su sólo nombre, que nuestras oraciones 
son hechas, escuchadas y contestadas. Él es único y único Su 
nombre: Jesús, el Hijo del Todopoderoso Dios. 
 
“Me postrare hacia tu santo nombre templo, y alabaré tu 
nombre por tu misericordia, y tu palabra sobre todas las 
cosas. El día que clamé, me respondiste; me fortaleciste con 
vigor en mi alma” (Salmo 138:2-3) 
 
 
 
Prefacio 
 
Jamás pensé que esto se hiciera una realidad. Nunca estuvo 
en miagenda, no me interesaba Dios. Yo, tenía otros planes, 
y no eran precisamente predicar la Palabra. Ni nada por el 
estilo. Quería vivir a mi manera y hacer mi vida y mi agenda, 
independiente de Dios. Andaba.... "en la vanidad de mi 
mente, teniendo el entendimiento entenebrecido. Ajeno de 
la vida de Dios por la ignorancia que había en mí, por la 
dureza de mi corazón" (Efesios 4:17-18.) 
¡Como alabo a Dios y le doy gracias por su misericordia, 
porque fue su agenda la que se cumplió en mi vida y no la 
mía! "porque mis pensamientos no son vuestros 
pensamientos, ni vuestros caminos, dijo Jehová" (Isaías 55:8). 
Dios es Dios de orden y de propósitos. Él vive en la eternidad, 
por lo que no tuvo que ir a preparar un plan. Su propósito. 
Su finalidad y sentido para mi vida ya los había definido. Me 
había llamado antes que yo existiese y no lo sabía. "Antes 
que te formase en el vientre te conocí, y antes que nacieses 
te santifique, te di por profeta a las naciones" (Jeremías. 1:5). 
El señor me llamo a Sus lides a través de un doloroso 
proceso. Tenia que rendirme y dejarlo todo por Él. No fue 
fácil. Había decidido mi vida, había tomado sus riendas, sabia 
lo que quería y por nada estaba dispuesto a transar mis 
objetivos. Pero Dios tiene sus métodos y sabe dónde apretar 
para que soltemos nuestras prioridades y se las entreguemos 
a Él. es entonces y solo entonces cunado él comenzará un 
maravilloso proceso con nosotros y en nosotros que nos 
cambiará totalmente. 
Fue en este caminar con Dios, donde he vivido mis 
experiencias más increíbles y maravillosas. Quisiera 
recordarlas todas, pero son algo mas de 45 años de vivir con 
mi Señor y creo que no me ha sido posible recordar tantas 
bendiciones. Se que no soy merecedor de ella y que solo por 
su misericordia y por su infinito amor, puedo hacer a ustedes, 
a través de este libro, participantes de una gran cantidad de 
estas gloriosas experiencias. 
Cada experiencia ha sido una elección de rendición, de 
obediencia y de consagración a mi señor; y en cada una su 
gran amor se ha dejado sentir. He tenido que pagar el precio, 
pero doy gloria al señor porque creo que será de bendición 
para multitud de personas necesitadas de Jesús. Amo a mi 
Señor Jesús mas que a mi propia vida. “...Os aseguro, 
hermanos, por la gloria que de vosotros tengo en nuestro 
Señor Jesucristo, que cada día muero” (1 Corintios 15:31). 
Hoy puedo sentarme, recordar y meditar en Mis Experiencias 
con Jesús. Toda la gloria es para mí Señor. 
 
 
 
 
 
 
 
 
Introducción 
 
Cada experiencia vivida a lo largo de estos 45 años de vida 
en Jesús, han sido para mi una escuela de enseñanza 
espiritual como ninguna. Cada una me acerco más a Dios y 
agigantó mi confianza en Él. 
Entiendo, y sé por experiencia, que la vida en Dios es una de 
retos, de riesgos espirituales; la desobediencia se paga cara. 
Dios no comparte su gloria con nadie. Él es único y único en 
Su nombre. No hay más Dios, sino sólo Él. “Yo soy Jehová, y 
ninguno más hay; no hay Dios fuera de mí. Yo te ceñiré, 
aunque tu no me conociste, para que sepa desde el 
nacimiento del sol, hay hasta donde se pone, que no hay mas 
que yo; yo Jehová, y ninguno más que yo” (Isaías 45:5-6). 
Pero también sé, que la vida en Dios es la más hermosa, 
fructífera y maravillosa que jamás persona alguna, pueda vivir 
fuera de ÉL. No hay comparación. Las lágrimas y el 
sufrimiento en Cristo, tienen una hermosa recompensa, no 
en el mundo, sino en el más allá. Dios si tiene cuidado de los 
Suyos. Él nunca esta lejos. “…yo estoy con vosotros todos los 
días, hasta el fin del mundo” (Mateo 28:20). 
Cada experiencia con Dios me llevó a conocerle más y a 
amarle más. Pero hay una experiencia que marco mi vida 
para siempre. Fue dolorosa, muy dolorosa, tanto física como 
emocionalmente. Fue la experiencia sobre la cual se 
fundamentaron todas las demás, porque fue decisiva. Mi 
futuro dependía de la decisión que yo tomara en ese 
momento. La decisión era creerle a Dios y esperar en Él, o 
darle la espalda en incredulidad, lo que arruinaría mi vida 
para siempre. La arrogancia y la rebeldía le han costado a 
muchos, su eternidad con Cristo. 
Le doy gracias a Dios de todo corazón por haber segado mi 
futuro en el deporte. Mi carrera como fisiculturista fue 
segada en forma radical por la súbita aparición de la 
enfermedad de artritis. En la cúspide de mi carrera deportiva, 
cuando mejor me sentía y cuando mas logros estaba 
alcanzado; Dios entro en mi vida para nunca irse. Dios en su 
amor y misericordia, literalmente me arresto para Él. 
Me hizo entender que. “Sus pensamientos no eran mis 
pensamientos, ni mis caminos, sus caminos” (Isaías 55:8). 
Estaba por comenzar una nueva vida drásticamente opuesta 
a la que llevaba. “Como son más altos los cielos que la tierra, 
así son mis caminos más altos que vuestros caminos, y mis 
pensamientos más que vuestros pensamientos” (Isaías 55:9). 
Al momento no entendí, ¿Qué podía entender?, pero luego 
fui entendiendo y concluí, que el llamado era radical y la 
entrega era total. 
 
 
 
 
 
 
 
 
El Pelotazo 
 
Comencé a trabajar como profesor de química y biología en 
la escuela de Superior de Camuy y en mi tiempo libre, me 
dediqué al deporte. estaba muy activo en él. Por 15 años, 
jugué béisbol de clase A y AA. Jugaba con el equipo de 
Camuy. Camuy siempre tuvo un equipo que se llamaba y se 
llama Camuy Arenas. Yo juagué pelota en la Clase “A” y 
también en mis últimos años jugué Clase “AA”. 
Yo no era aun convertido y en el ultimo año que jugué, uno 
de los lanzadores del equipo contrario, llamado Mónico 
Reyes me dio un pelotazo en la cabeza. ÉL era un hombre 
que todo el tiempo tiraba curvas. Pero en este juego todo fue 
diferente. Cuando yo esperaba que viniera una curva, el tiro 
una bola recta a toda velocidad: Fue un lanzamiento alto y 
adentro, que yo no pude esquivar, y me golpeó en el lado 
izquierdo de la cabeza. Ese día seguí jugando y terminé el 
partido. Pero después estuve días con dolor en ese lado de 
la cabeza. Estuve meses que me mareaba. Me acostaba y la 
casa parecía que daba vueltas a mi alrededor. Una debilidad 
horrible se me apoderaba de mí y sentía náuseas y un sudor 
muy frio salía de mi cuerpo. Me tocaba el lado de la cabeza 
y sentía malestar interior, Algo me decía que estaba 
malamente lesionado en el interior de mi cabeza. Fui al 
médico, me examinaron y me hicieron estudios, pero no 
revelaron nada anormal. Me dieron un tratamiento a seguir 
y se me quito el dolor. 
Éste fue el último año que jugué beisbol. Esto no fue por el 
pelotazo, sino porque me dediqué de lleno a fisiculturismo y 
a entrenar muchachos en este campo. 
 
Primera vez que Dios me habla 
 
Una noche en que sufría intensos dolores por mi condición 
de artritis, recuerdo que le grite a Dios en mi habitación: “Ten 
misericordia de mí. Sáname, mira que no puedo doblarme ni 
con mi propio peso. Mira el dolor terrible en los codos y los 
hombros, sáname. Esa gente que predica en las plazas dicen 
que tú sanas”. Esa noche oí la voz de Dios audible por 
primera vez en mi vida, entró en mi habitación y ésta templo 
como si hubiera entrado un temporal y me gritó, pero como 
voz de trueno: “¡TODAVÍA NO!”. Mi cuerpo templo al tiempo 
que dije: “Dios mío, todavía no. Eso quiere decir que viene un 
sí pronto”. 
Seguía leyendo la Biblia varias horas al día, clamando por mi 
sanidad. Una noche recuerdo que ante el dolor tan terrible 
que seguía sufriendo, de momento sentí cierta inspiración y 
me humille y dije: “Bueno Señor, ninguno de los médicos me 
da ni siquiera una esperanza de que yo pueda sanarme. El 
único que puede hacer algo eres tú. Sabes que yo nunca te 
he servido y que me gradué de la universidad y lo menos que 
tenía era interés en hacer algo para ti. Si tú me sanas, le dije 
orando de rodillas, hago lo que tú me digas. Si noquieres 
que regrese al deporte, no regreso. Si quieres que deje mi 
trabajo, lo dejo. Estoy dispuesto a hacer lo que tú me digas, 
y si quieres que predique tu Palabra, aunque no se predicar, 
estoy dispuesto a hacerlo. SI TU ME SANAS YO TE SIRVO” 
esta fue mi oración y me acosté. cuando desperté, levanté un 
brazo con mucho cuidado, por el dolor tan terrible que sufría 
y me di cuenta de que no me dolía. levante el otro brazo y 
no había dolor. moví una pierna y no sentí dolor, moví la otra 
y no sentí dolor. grite a toda voz: “Gloria a Dios que me 
sanaste" salte y corrí por la habitación. llore, grite y di gracias 
a dios. y le dije: "señor, lo que te prometí, te lo voy a cumplir. 
dirígeme en lo que tengo que hacer, que yo no sé gran cosa 
de ti" baje al gimnasio y entrene. luego, por cerca de seis 
semanas, seguí entrenando hasta que recuperé mi fortaleza 
física. de la alegría tan grande que sentía llene las paredes 
del gimnasio de textos bíblicos. lleve biblias y nuevos 
testamentos y entre ejercicios, les enseñaba la palabra a los 
que hacían ejercicio conmigo. ellos sabían que no podía 
moverme y ahora estaba completamente sano. 
 
Dios me muestra que la idolatría es pecado 
 
Pocos días después que recibí la sanidad de la artritis, Dios 
me dio la revelación decisiva y final que puso fin a mi 
idolatría. Vi un templo enorme y me acerqué y me detuve a 
su entrada; estaba tan lleno de personas que no cabía una 
más. Cuando miro, el que predicaba era JESÚS. Estaba frente 
a la multitud con Su túnica blanca y el cabello hasta los 
hombros, moviendo Sus manos como el que predica. El 
templo estaba lleno de ídolos y estatuas. Él predicaba y les 
señalaba las estatuas, como diciéndoles que aquello era 
inmundo y trágico para ellos. Pero aquella gente, a medida 
que Jesús predicaba, levantaban las manos señalándole que 
no creían. Yo estaba asombrado al ver la actitud negativa de 
ellos. De pronto, el Señor levantó Su mano, hizo un ademán 
hacia abajo y el templo y todos los que estaban en él se 
hundieron. La Biblia dice claro que los idólatras no heredarán 
el reino de Dios (1 Corintios 6:9) y si no heredan el reino de 
Dios, es que mueren en condenación (Apocalipsis 21:8). 
Cuando desperté espantado, tiré al zafacón todo lo 
relacionado a la idolatría y advertí a mi esposa que hiciera lo 
mismo. Luego el Espíritu me mostró: "En los templos donde 
se enseña sobre idolatría e imágenes, los corazones se 
endurecen de tal manera, que, si aun el propio Jesús les 
predicara, a Él mismo no le creerían". La Biblia me comprobó 
esto en 1 Éxodo 20:4-5: "No te harás imagen, ni ninguna 
semejanza de lo que esté arriba en el cielo, ni abajo la tierra, 
ni en las aguas debajo de la tierra. No te inclinarás a ellas, ni 
las honrarás". ¡Aleluya! 
Luego de esta experiencia fui a visitar al sacerdote de la 
iglesia católica, que era amigo mío y le pregunté: "¿Por qué 
nosotros adoramos ídolos?" el sacerdote me contestó: "No, 
aquí no se adora eso. Esos son los ignorantes". Yo le dije: "Si 
son ignorantes, porque usted no les enseña la verdad. Usted 
nunca me ha enseñado la verdad a mí". Se quedó callado, 
pero manifestaba en su rostro una severa ira. Entonces, abrí 
la Biblia Católica y leí Éxodo 20:4 y le confronté con la Palabra. 
Aquel sacerdote me arrebato la Biblia de las manos, la lanzó 
por el aire, diciendo: "Eso de todas maneras es un libro". 
Recogí mi biblia, me despedí de él con un Dios te bendiga y 
jamás regresé. 
Salí de la iglesia católica y me refugié en la evangélica; donde 
encontré que no había estatuas y solo se enseñaba la Biblia 
y había un sólo nombre: JESÚS. Toda la verdad de Dios está 
en la Biblia. La denominación que se salga de ella, está 
perdida. Mi enfermedad ciertamente me habría enviado al 
sepulcro, pero la idolatría me enviaría a la perdición eterna al 
infierno. El Señor me sanó de la enfermedad del alma y de la 
física. 
Mi mamá en el cielo 
 
Mi mamá, la Hna. Herminia Portalatín (Mamá Miña) se 
convirtió al poco tiempo de yo haberme convertido. 
Comenzó a salir conmigo a las campañas y era la que me 
ayudaba en todo. Fue una cristiana firme en Cristo como 
pocos cristianos que yo recuerde haber visto. Era una 
intercesora de primera línea. Era una mujer que oraba cinco 
o más horas diarias. Me llamaba muy temprano a orar y 
orábamos en el Espíritu como nos reclama el Señor Jesucristo 
que oremos. Fue una bendición muy grande y especial para 
mí. 
La Biblia dice que la vida del hombre es de 70 a 80 años. A 
mi mamá se la llevó Dios al cielo cuando ya tenía 95 años de 
edad. Para mí fue muy dolorosa su partida. Después que ella 
se fue con el Señor yo oraba y le daba gracias por ella al 
Señor, y siempre le decía: "Señor, te doy gracias porque mi 
viejita está contigo en el cielo". Y eso se lo repetía durante 
muchos días: "Señor, te doy gracias porque mi viejita está 
contigo en el cielo". Yo, como no entendía lo que estaba 
haciendo, seguía insistiendo. "Gracias Señor que mi viejita 
está en el cielo. Gracias que te la llevaste". 
Un día cuando yo terminaba de orar dándole gracias a Dios 
porque mi viejita estaba en el cielo; oí de pronto la voz de 
Dios muy clara decirme: "AQUÍ EN EL CIELO NO HAY 
NINGUNA VIEJA. Aquí hay una jovencita muy linda que salió 
de la Tierra y llegó acá arriba y está con nosotros viviendo en 
el cielo". no había podido visualizar que en el cielo no hay 
viejos. Los viejos que salen de aquí, cuando llegan allá están 
jovencitos. Yo sólo pude decirle al Señor: “Perdóname Señor 
por yo ser tan torpe. Ten misericordia de mí. Ayúdame". 
¡Gloria a Dios! 
Aquí hay un punto muy importante, nosotros ya no estamos 
bajo la maldición que vino por el pecado de lira y Adán, 
porque cuando Cristo murió en la cruz, crucificó toda 
maldición. Esa maldición ya no nos afecta a nosotros. No 
puede haber de ninguna forma, ninguna clase de maldición 
que en nosotros opere, y cuando sobreviene es porque el 
enemigo, que no respeta a Dios, lo manifiesta. 
El Señor dijo en Su Palabra: "el mal no te tocará ni plaga 
alguna vendrá a tu morada". No se supone que nos 
enfermemos nunca. Esto es una cosa seria que sale de la boca 
de Dios. "Pero Señor, le dije, yo sé que, lo que tú dices es 
verdad. Yo no tengo dudas de ninguna clase. Tú estás 
diciendo que no se supone que haya gente enferma en 
medio de tu pueblo, pero en tu pueblo hay más gente 
enferma que "yerba en los estadios". Él Señor me dijo: "Si, 
porque no creen". Le dije al Señor “¿Cómo que no creen, ellos 
se convirtieron a ti y tú los bautizaste con el Espíritu Santo? 
Explícame eso”. En ese momento Dios me dijo: "Te lo voy a 
explicar. No se supone que haya nadie enfermo en mi pueblo. 
Es palabra mía. Quiere decir que cuando ellos sienten un 
síntoma de enfermedad, no es una verdad, es una mentira 
del diablo". 
Por eso uno tiene que pararse firme y decirle al diablo: "Mi 
Dios me dijo que no hay enfermedad en Su pueblo. Esto es 
una mentira tuya". Si Dios promete que el mal no te tocará ni 
plaga alguna tocará tu morada, entonces, si viene la 
enfermedad, es una mentira de Satanás. Todo el que cree que 
los síntomas de una enfermedad son reales, están diciendo 
que Dios mintió. 
La vejez es una maldición que vino por el pecado, pero en la 
muerte de Cristo en la cruz, Él crucificó toda maldición. Si 
estamos viviendo para Cristo, Él nos da inmensa fortaleza 
hasta que nos lleve con Él para nuestra patria. Amén. 
Entendamos que estamos en el mundo, pero no somos de 
este mundo. Estamos en esta tierra donde el diablo impone 
su maldición a los perdidos. Pero Dios nos colma de Su total 
bendición y nos libra de la maldición satánica. Afírmate en 
Cristo y Él te librará de toda maldición. ¡Gloria a Dios! 
 
Confirmación de salvación 
 
Ya yo estaba firme en el Señor orando ayudando y leyendo 
la Biblia. Sentí en una ocasión preguntarle: "Señor, 
confírmameque soy salvo". Una noche me dormí y vi a la 
distancia la figura de Jesús. Sus brazos estaban extendidos. 
Una multitud se movía hacía Él. Muchos pasaban frente a Él 
y ni lo miraban. Otros le miraban, pero seguían adelante. Muy 
pocos se detenían y volvían hacía Él. Cada vez que alguno se 
volvía hacia Él yo notaba que los brazos de Jesús bajaban 
lentamente y Sus manos se posaban sobre su cabeza. Yo corrí 
y entré en aquella fila. Caminaba lentamente hacia delante. 
Al llegar frente a Él me volví hacia Su persona. Vi cuando Sus 
descendieron y Sus manos se posaron sobre mi cabeza. 
Quedé despierto y me senté en la cama. Me toqué la cabeza 
y un calor sobrenatural estaba sobre mí. Sabía que estaba en 
Cristo y que sólo su Evangelio era la verdad de Dios. 
 
Bautismo en el Espíritu Santo 
 
Nunca podré olvidar la noche que el Señor me bautizó en Su 
Espíritu Santo. Fui despertado de cuando el poder vino sobre 
mí, entró corrientes eléctricas poderosas y me movía y me 
sacudía en la cama. Al parecer corrientes de 220 voltios 
corrían por todo mi cuerpo. Dios me tomó la mano derecha 
y me la levantó y me habló el mensaje que yo iba a predicar. 
Con voz audible me dijo: "Profecía, profecía; ese es el 
mensaje". El Espíritu Santo hablaba a través de mí y alababa 
a Dios y gritaba: "¡Gloria a Dios! ¡Gloria a Dios! ¡Aleluya! “Era 
una voz distinta a la mía. Desperté a todos en el vecindario. 
¿Cómo yo, el maestro de la escuela, de química y biología, 
me había atrevido a las 2:00 a.m., a ponerme a gritar a toda 
boca y despertar a la gente? Realmente yo no me hubiese 
atrevido, pero el Espíritu Santo se atrevió. El Señor hace como 
Él quiere. Despertaron vecinos, pero nadie se escandalizó. 
Ellos decían que no era yo, que era una voz diferente la que 
oían. Estaban asustados. Mis padres, que vivían en frente, se 
asomaron por la ventana y dijeron: "No vamos para allá, esa 
voz no es la de él. Otro es el que está diciendo, aleluya y 
gloria a Dios en esa casa". Yo no hablé una lengua esa noche, 
pero estaba tan lleno del Espíritu al otro día, que decía: 
"Gloria a Dios", sintiendo unas corrientes que parecía que me 
iba a quemar por dentro. Era un fuego tal, que sentía que 
echaba can-dela. Oraba y alababa al Señor, y el Espíritu, 
como ríos de agua viva, corría por todo mi cuerpo 
confirmándome que estaba en mi interior y un calor 
sobrenatural seguía inundando todo mi ser. Aleluya. 
Ahora, ¿qué hice yo? Le dije al Señor: "Señor, lío quiero las 
lenguas. Tú me tienes que dar las lenguas", porque yo estaba 
leyendo esto y yo sabía que el que hablaba lenguas, habla 
con Dios y se edifica a sí mismo. Yo quería el don de lenguas. 
Le estaba diciendo al Señor: "dame el don, dame género de 
lenguas para yo hablar contigo por horas. Y si tú me das las 
lenguas, te prometo arrodillarme en las noches y hablar en 
lenguas por horas contigo". Pasaron algunos días y de 
pronto, una noche, yo estaba en un sueño hablando en 
lenguas y cuando desperté, sabía las lenguas. Así fue como 
Dios me bautizó en el Espíritu y recibí las lenguas. 
Altoparlantes en el techo 
 
Dios me habló en una ocasión: "Pon altoparlantes en el techo 
de tu casa y predica a toda la gente del caserío y del pueblo. 
Usa altoparlantes fuertes que alcancen al pueblo entero". Lo 
único que le dije al Señor fue: "Señor, y cuando me metan a 
la cárcel, ¿tú me sacas?" 
Desde mi casa, a través de una ventana se ve el caserío. El 
primer día, cuando comencé a predicar la gente salía y se 
quedaba en los balcones de sus apartamentos escuchando el 
mensaje. 
Esto era una hora. De seis a siete de la tarde estaba yo 
llevándoles el mensaje de la Palabra. Pero no todo transcurrió 
en paz. Algunas personas, entre ellas, uno que fue amigo mío 
íntimo en el mundo, se había convertido en mi enemigo. Él 
me denunció y me llevó a la policía. Les dijo: "Este hombre 
está interrumpiendo con unos altoparlantes puestos en el 
techo de la casa. Y yo tengo gente conmigo que no 
queremos que esto siga". 
Primero me mandó a decir que quitara los altoparlantes. Pero 
yo no los iba a quitar, y seguí para adelante con lo que Dios 
me mandó a hacer. Entonces el juez me citó y yo fui ante el 
juez y este "amigo" tuvo que ir porque era él quien me 
acusaba. El juez me dijo: "A usted lo acusan de que 
interrumpe la tranquilidad del pueblo con unos alto-
parlantes y la gente se queja". Yo le dije: "Yo tengo los 
altoparlantes arriba de la casa y de seis a siete de la noche, 
que nadie está trabajando a esa hora, yo le llevo un mensaje 
de la Palabra de Dios". El juez se quedó pensativo y le dijo a 
los que me acusaban: "Y ustedes, ¿nunca se han quejado del 
cura que tiene también altoparlantes y los pone a cualquier 
hora, no a esa hora que él los pone, sino a cualquier hora e 
interrumpe a todos? ¿Y por qué ustedes no se quejan?" Se 
quedaron en absoluto silencio. Yo respiré hondo. "Mire, me 
dijo el juez, siga predicando la Palabra a esa gente ahí, 
porque a esa hora usted no interrumpe nada. Siga 
predicándole la Palabra". Iba yo para mi casa casi volando. 
Tenía un altoparlante subí y puse dos. Ahora tenía dos 
altoparlantes para llevar la Palabra de Dios. Se oían los 
mensajes hasta en la playa y para el lado contrario, pueblo 
de Hatillo. Le dije al Señor: "Señor, tú me avisas marido 
término". 
Yo me encerraba en casa y le decía a Yeya, mi esposa: "Que 
nadie me toque en la puerta hasta que yo termine". Yo 
cerraba la puerta por dentro de manera que no podía entrar 
nadie. En una ocasión, oí que alguien llegó a la puerta y entró. 
Yo pensé: "¿Cómo es posible que haya entrado si está 
cerrada por dentro”? La persona entró, caminó y se paró 
detrás de mí. Yo temblé de arriba a abajo cuando entendí 
que era el Señor. Estaba pegadito a mí. Yo predicando y Él 
ahí parado, detrás de mí; sin moverse. Era como diciéndome 
que Él estaba conmigo porque estaba siendo amenazado y 
perseguido. Algunas personas estaban que hacían cualquier 
cosa, hasta me amenazaron con apedrearme. Pero yo estaba 
dispuesto a seguir predicando a pesar de todo. El Señor 
estuvo parado detrás de mí todo el tiempo como 
diciéndome: "Yo soy el que te está respaldando". Cuando 
terminé el mensaje, se desapareció. ¡Gloria a Dios! 
Fue un tiempo de muchas experiencias, luchas y batallas 
espirituales, pero el fruto de los convertidos fue grande. 
Mientras unos trataban de desanimarme, otros por el 
contrario me animaban a seguir. Recibí muchas amenazas. La 
gente impía y algunos que habían sido amigos míos íntimos 
en el deporte eran los peores enemigos que tenía ahora. Me 
amenazaron con las hijas que tenían 6, 7 y 8 años. "Esas hijas 
que usted tiene, siga con eso que verá lo que les vamos a 
hacer". Yo les dije: "Nada le pueden hacer, y el que las toque 
se lo lleva el diablo". Yo les hablaba fuerte y claro también, 
porque si uno sede se va toda la bendición. Tuve guerra hasta 
que el Señor me dijo: "Quita las bocinas, que está terminado 
el tiempo mío para esta gente". 
 
Otra vez el Pelotazo 
 
Cuando me convertí, comencé a predicar donde quiera me 
invitaban. En esos días me apareció de nuevo el dolor en la 
cabeza. Una noche regresé a mi hogar y me senté en la cama. 
Me recosté de la pared y le dije al Señor: "Ahora yo no voy a 
ir a ningún médico, tú sabes que el médico mío eres tú. Ahora 
tú eres el que me vas a sanar. Yo me voy a recostar aquí y no 
voy a dormir ni voy a hacer nada, hasta que tú vengas y me 
sane". Pasó una hora, dos horas, tres horas y nada sucedía. 
Con Dios hay que saber esperar. Eran cerca de las 3:00 a.m., 
cuando creí que alguien entraba por la puerta de enfrente de 
mi hogar. Estaba todo cerrado, pero yo oía los pasos cuando 
venía por el pasillo y cuando llegó a la puerta que estaba 
cerrada por dentro, la abrió con toda facilidad y entró. 
Era un hombre alto y estaba vestido de blanco, el cabello 
largo hasta loshombros. Cuando lo vi, temblaba por el poder 
tan grande que salía de Él. Se me acercó y se me quedó 
mirando fijamente. Al llegar junto a mi persona, levantó la 
mano y me la puso sobre la cabeza, exactamente por el lado 
donde me habían dado el pelotazo. Cuando puso la mano 
sentí un fuego terrible que entró a mi cabeza y quedé sano 
al instante. Yo temblaba de la emoción. Cuando quitó la 
mano, se me quedó mirando por un momento y luego salió. 
Yo escuchaba los pasos cuando iba por el pasillo hasta que 
salió fuera. Noté que el dolor desapareció y que me sentía 
muy bien. 
 
Llamado a predicar la Palabra 
 
Visité los hogares de todos mis amigos y les prediqué de 
Cristo. Muchos lo aceptaron y otros no, pero yo cumplí el 
mandato de llevar este Evangelio a todos. "Id por todo el 
mundo y predicad el evangelio a toda criatura" (Marcos 
16:15). 
Luego comencé a visitar los hospitales y a orar por los 
enfermos. Muchos vomitaban echando fuera la enfermedad 
y se sanaban al instante. Otros se convertían y se los refería 
a los pastores. Esto lo hacía todos los días. 
Un día estaba ofreciendo una clase de Biología y perdí la 
concentración de la clase y entró a mi mente un mensaje de 
la Palabra. Desde mi mente lo predicaba furiosamente. 
Predicaba algo que ni siquiera había leído en la Biblia, pero 
era tan claro el mensaje, que entendía todo. Sentía el corazón 
palpitar aceleradamente y lágrimas corrían por mis mejillas. 
Por la tarde en mi hogar se repitió la misma experiencia, y 
otro mensaje del cielo fluyó por mi mente. Sabía que era el 
llamado de Dios a predicar el Evangelio, pero le pedí 
confirmación al Señor. 
Pocos días después me despertó el Señor de madrugada. Oí 
los pasos de alguien que venía por el pasillo y abrió la puerta 
del cuarto. Entró un hombre vestido de blanco con el cabello 
largo sobre los hombros, caminando lentamente hacia mí. 
Me miraba fijamente, todo mi cuerpo temblaba. Se acercó, 
metió Sus manos por debajo de mi cuerpo y me levantó 
como a un niño recién nacido. Me sostuvo en Sus brazos y 
me miraba, luego me colocó en la cama nuevamente Y se fue. 
Yo podía escuchar Sus pasos mientras se alejaba. Esto no fue 
emoción, fue una experiencia real, con una persona real; era 
Jesús, el Hijo de Dios, que me había visitado para 
confirmarme el llamado. Me recosté de la pared, 1 sentado 
en la cama y bañado en lágrimas dije: "Ahora 1 sí, guíame y 
como tú quieras haré. Yo no sé predicar, pero 1 tú sabrás lo 
que haces conmigo". 
 
Dios me suple todo lo necesario 
 
Al comienzo de mi ministerio, recuerdo que comencé a 
predicar la Palabra a través de la radio. Con mucho sacrificio 
logré reunir $1,000.00 para pagar los compromisos 
contraídos con las diferentes emisoras de radio en donde yo 
exponía el mensaje de salvación. En esos días, el predicador 
T.L. Osborn tenía una avanzada y estaba solicitando del 
pueblo de Dios, que hiciera sus ofrendas para continuar 
predicando el verdadero mensaje de Jesucristo. 
Recuerdo cuando Dios me habló y me dijo que le diera los 
$1,000.00 a este evangelista. Al momento no tenía el dinero 
conmigo. Al otro día, llevé el dinero, pero el Hno. Osborn no 
mencionó el tema de la ofrenda. Coloqué el dinero en una 
funda de papel y cuando terminó el servicio, me le acerqué y 
en una oportunidad, le di la funda con el dinero y me fui 
corriendo. 
Desde esa fecha en adelante, todo el tiempo aparecía el 
dinero para cumplir con todos los compromisos radiales. 
Puse mi dinero en las manos de Dios y Él se encargó de suplir 
todas mis necesidades. 
La Biblia dice que el que le da a Dios le presta y Él le devolverá 
multiplicado. ¡Aleluya! 
 
Primeros 7 Mensajes 
 
El primer mensaje que prediqué en una iglesia fue mi 
testimonio. Cuando terminé de predicar, otro pastor me 
invitó a que llevara ese mismo mensaje a su iglesia. Fui a cada 
iglesia que me invitaron y así me moví por diferentes lugares. 
Entendí que esto era parte del plan de Dios para mi vida. 
Pero un día me visitó un pastor muy conocido de una iglesia 
Pentecostal en Arecibo y me dijo: "Mire, yo no haría esto por 
nada (refiriéndose a que era un recién convertido). Yo tenía 
un evangelista para predicar siete días de campaña en 
Arecibo, pero el Señor me habló y me dijo que lo invitara a 
usted". Quedé como muerto cuando oí siete días, pero con 
temor y temblor le dije: "Voy". Pero al Señor le dije: "Señor, 
el primer día doy mi testimonio y después, ¿qué hago?" La 
primera noche di mi testimonio y mucha gente se convirtió. 
Al otro día temprano por la madrugada, me tiré a orar y a 
gritar pidiéndole al Señor el mensaje de la noche. Dios me 
dio el mensaje y cada día me daba otro mensaje distinto. 
Según el Señor me daba el mensaje yo lo escribía en un 
papel. ¡Gloria a Dios! La victoria más grande fue, que cuan-
do terminó la campaña, yo tenía siete mensajes, ordenados 
y bien bosquejados. Allí yo entendí las grandezas que Dios 
tiene con los que llama y le sirven de corazón. 
 
Conversión de mi papá 
 
Yo era el dueño de la agencia hípica de Camuy. Lo fui por 
varios años. Como me fascinaba el deporte, a la agencia la 
tenía como un deporte más. Cuando me convertí al Señor, Él 
me habló y me dijo: "Sal de aquí. No te quiero aquí". Yo salí 
y él me dijo: "Esto es un antro de vicio y de pecado". Pero mi 
papá no quiso, dijo que se quedaba. Cuando fui a darme de 
baja a San Juan, él fue al otro día y dijo que la iba a comprar, 
y se quedó con ella. Le hablé claro: "Te van a sacar de aquí y 
no es con algo leve". 
Un día cuando yo estaba en la escuela, dictando una clase, 
me llamaron y me dijeron: "A su papá le dio un derrame en 
la agencia hípica. Se lo llevaron de emergencia para el 
hospital, porque la boca le quedó virada, le llega casi a la 
oreja". Yo fui rápido al hospital y allí estaba él, con la boca 
virada y ciertamente le llegaba casi a la oreja. No podía hablar 
ni una palabra. Tampoco se podía mover. Me le acerqué y le 
hablé: "Papi, ¿tú crees que el Señor te puede sanar?". Asintió 
con la cabeza. Cuando oré, vi cuando al instante, la boca 
volvió a su lugar. El médico que estaba parado detrás de mí 
se impactó cuando vio el milagro. Le dije a mi papá: "Ponte 
de pie papi, que estás sano. Vamos para la casa • Cuando el 
doctor oyó esto, preguntó: ¿Y se lo va a llevar?" "¿Para qué 
quiere usted aquí a una persona sana, doctor?", le dije. 
Me llevé a papi para la casa y sentado en la sala le hablé: "Y 
ahora, ¿qué vas a hacer? ¿Quieres aceptar al Señor o te 
quieres ir al infierno? Escoge". Él me dijo: "No, no, yo voy a 
aceptar al Señor". Entonces aceptó al Señor como su 
Salvador. Jamás se volvió atrás. Dios le dio un año para que 
le sirviera. Al año, sufrió un infarto. Yo no estaba en casa, ni 
mi mamá; cuando llegamos, nos dieron la noticia. Ya en el 
hospital, me dijo: "Órame, que la otra vez tú oraste y Dios me 
sanó. Hay campaña el lunes en Humacao y yo voy contigo". 
Pero Dios me había hablado: "Me lo voy a llevar. Yo le dije: 
"Señor, tú eres Dios, lo que tú hagas está bien. Tú lo salvaste. 
Lo tendrás asegurado para vida eterna". Mucha gente había 
llegado cuando se enteraron que le había repetido el infarto. 
Él era una persona muy conocida. Todos estaban observando 
lo que ocurrió. 
De pronto se me quedó mirando y me dijo: "El Señor me va 
a llevar con Él". Le dije: "Sí, vas a estar mejor que con 
nosotros". Entonces le pedí al Señor que lo bautizara con el 
Espíritu Santo antes de llevárselo y así fue. Descendió el 
Espíritu Santo sobre él y hablaba en lenguas. Entonces me 
miró y me dijo: "¡Qué grande es el Espíritu Santo!" Inclinó la 
cabeza y se fue. Fue lo último que habló en esta tierra. Fue 
un tremendo testimonio para todos los que estaban en la 
habitación. La gente estaba sorprendida y esto me dio la 
oportunidad de predicarles. Le hablé todos los detalles de la 
salvación. ¡Gloriaa Dios! 
 
Los Correazos 
 
Estaba orando por una salida a Santo Domingo, cuando un 
día me invito un pastor a predicar una campaña en su iglesia. 
Cuando terminó la campaña me dijo: "El Señor me hablo y 
que lo tengo que llevar a la República Dominicana. Me dijo 
Yo le pago el pasaje ida y vuelta". Oré y el Señor me confirmó 
el viaje y a través de un sueño, le confirmó a mi esposa 
también. Fue nuestro primer viaje misionero fuera de Puerto 
Rico y estuvimos 45 días laborando para e1 Señor en ese país. 
Después le la campaña en República Dominicana no 
teníamos transportación para regresar al lugar donde nos 
hospedábamos y llamamos un taxi. El dueño del taxi no 
quería cobrar el triple del costo real y Yeya, mi esposa, le 
reclamó al hombre, pero yo le mandé a callar y le pagué al 
taxista. 
Cuando llegamos al hospedaje, había unos pastores y Yeya 
les contó lo que nos había sucedido con el taxista. La regañé 
y le dije que estuvo mal que le hubiera reclamado al hombre 
en la forma en que lo hizo. 
Luego en la habitación, Yeya me dijo que se sentía mal 
porque yo la había avergonzado frente a y que mi deber era 
habérselo todos esos pastores dicho a ella a solas. Yo le 
contesté: "Si hice mal, que el Señor me reprenda". Me acosté 
a dormir y de momento desperté y vi al Señor que se 
aproximó a mí con un fuete muy largo en la mano. Yo estaba 
acostado boca arriba y me puso boca abajo y comenzó a 
azotarme. Yo le decía: "Me duele, Señor". Luego cuando dejó 
de azotarme me puso otra vez boca arriba. Yo glorifiqué a 
Dios entendiendo que Él reprende y castiga a los que ama. 
Sentía gozo grande por la lección que Dios me había dado. 
Desperté a Yeya y le conté lo que me había sucedido y ella 
se gozó por la golpiza que el Señor me había dado. ¡Aleluya! 
Actualmente en mi hogar hay paz total y comunión plena 
entre Yeya y mi persona. Ella me tiene al día en todos mis 
alimentos, mi ropa y otras necesidades que están 
plenamente atendidas por ella. ¡Gloria a Cristo! 
 
Salida de la Escuela 
 
Después de la campaña en la República Dominicana, sentí un 
toque de Dios para dejar mi trabajo. Llevaba 21 años 
trabajando y dentro de dos años, podía retirarme con un 
cheque mensual del gobierno. Aunque anhelaba la 
jubilación, deseaba más hacer la voluntad del Señor, por lo 
que comencé a orar para que Dios me confirmara. 
Una noche orando le dije al Señor: "Si esto es tuyo, 
confírmalo esta noche. Si no lo haces en una forma especial, 
no salgo". Esa noche sentí que entró alguien a la habitación 
y cuando miro, el Señor estaba de pie a mi lado. Me dijo: 
"Sales de la escuela y no vuelves a trabajar más" y 
desapareció. Oré y le dije al Señor: "Si mañana a esta misma 
hora vienes aquí y me dices lo mismo, salgo, si no lo haces, 
no salgo". Al otro día, el Señor regresó y me dice: "Que salgas 
de la escuela, y no trabajes más" y desapareció. Me quedé 
titubeante, cuando apareció un personaje que traía algo en 
la mano que levantó y me dio por la cabeza, tan fuerte que 
caí de la cama al piso. No pedí más confirmación, salí con la 
confianza puesta en que el Señor nunca me fallaría, y así ha 
sido. "Fiel es el que os llama, el cual también lo hará" (1 
Tesalonicenses 5:24). 
 
Mis tres sacrificios 
 
Génesis 22:1-12, nos narra la ocasión en que Dios le pide a 
Abraham que le entregue a su hijo, a su único hijo en 
sacrificio. Abraham pudo haberse negado, tenía la opción 
para hacerlo, pero conocía a Dios y lo que el Todopoderoso 
le había hablado re su hijo. Les dijo entonces a sus siervos: 
"Esperad aquí con el asno, y yo y el muchacho iremos hasta 
Oí y adoraremos, y volveremos a vosotros" (Génesis :5). 
Cuando Dios me dijo que era el momento para salir de la 
escuela solo faltaban dos años para retirarme con paga del 
gobierno y tanto el director de la escuela, mis compañeros 
maestros y estudiantes me decían que esperara hasta cumplir 
el término. Pero cuando Dios habla, es mejor obedecer. Sin 
ninguna promesa de Dios de que Él me iba a sostener 
económicamente, salí. Le creía Dios y nunca me ha fallado. 
Besos de Jesús 
 
Llegué de predicar a mi hogar una noche, me acosté y me 
dormí. De pronto desperté y vi al Señor que entraba a la 
habitación pasando por la pared. Se acercó a mí y puso Sus 
manos sobre mi cabeza. Una tremenda bendición fluyó por 
todo mi ser. Sentía el fluir del Espíritu Santo correr por todo 
mi cuerpo. El Señor me habló: "Te estoy ungiendo para que 
lleves mucho fruto". Esto implicaba una mayor bendición en 
el ministerio. ¡Gloria a Dios! 
Se retiró, dio la espalda, se movió hacia la pared, creí que iba 
salir, pero se detuvo y se dio vuelta. Regresó hacia mi 
persona. Pensé: "Más unción pero no fue así. Él se inclinó y 
me besó una y otra vez en el lado de la cara. Entonces se fue 
y pasó por la pared hacia fuera. ¡Gloria a Dios! Yo dije 
emocionado: "Señor, yo no soy digno de esto". Escuché en 
mi oído que me dijo: "Cierto es que no eres digno, pero yo 
no te veo como los hermanos te ven, yo te veo como si fueras 
aún un niño". Y se volvió y salió de la habitación a través de 
la pared. ¡Gloria Dios! 
 
Visión de Jesús en la Plataforma 
 
En una ocasión, vi a Jesús predicando en una plataforma. 
Algunos me tomaron y me subieron a la tarima donde Él 
estaba. Yo escuché una voz que decía: "Este es el que lo va a 
sustituir y bajé de la plataforma arrastrando mi rostro en 
tierra". 
Entonces Jesús comenzó a orar por mí. En ese momento 
entendí, que el llamado a mi ministerio iba a ser uno donde 
tendría que humillarme muchas veces para tener la victoria 
de Dios. ¡Aleluya! 
 
Primera Salida a Estados Unidos 
 
Luego de esto, tuve una visión donde me vi predicando en 
los Estados Unidos. Vi las ciudades, y cómo yo entraba y salía 
de ellas; veía que los auditorios se llenaban y endemoniados 
eran libertados. Muchas personas se sanaban y se convertían 
a Jesús. Mientras veía eso, veía un mapa de los Estados 
Unidos. Sabía que Dios me llamaba a ese país. Oré hasta que 
Dios me confirmó salida y lugar. Las experiencias, el poder de 
Dios y Su confirmación con milagros y prodigios, fueron algo 
glorioso. Hubo un momento en que tuve que bautizar a un 
matrimonio y cuando llegamos al lago, el agua estaba tan 
helada que era imposible bautizarlos. Oramos en el 
momento al Señor, para que calentara el agua y al instante, 
cuando entré el pie, el agua estaba tibia y entonces bauticé 
al matrimonio. Dios comenzó a salvar y a sanar a multitudes 
de personas. ¡Gloria a Dios! 
 
Frutas y vegetales 
 
Hace varios años, estaba predicando una campaña en la 
ciudad de Bridgeport, Connecticut; en agosto de 1973. Dios 
me llamó a ayunar ocho días sin entregar. Al finalizar ese 
ayuno comencé a alimentarme en forma muy liviana con 
frutas y vegetales. Después del ayuno, y con esa 
alimentación, me era muy fácil madrugar. A eso de las tres o 
cuatro de la madrugada ya estaba en pie orando, y cuando 
bajaba al culto con el Escuadrón "Cristo Viene", como a las 
7:30 a.m., ya había orado alrededor de tres horas. 
Un día orando de madrugada, de pronto oí la voz de Jesús 
que me decía: "Te tengo a frutas y vegetales, para poderte 
levantar diariamente de madrugada". Me quedé sorprendido 
pues antes de este ayuno, yo escogía lo que creía más 
saludable para mi salud. Creía que la carne era el mejor 
alimento para que mi cuerpo estuviese fuerte. Estaba muy 
equivocado, pues nuestro cuerpo tiene un sistema digestivo 
que asimila mejor lo vegetal que los alimentos de tipo 
animal. 
Cuando el Señor me habló, pensé: "He estado orando 
alrededor de 14 años para que Dios me dé espíritu de 
fortaleza y poder madrugar a orar, y ahora el Señor dice que 
frutas y vegetales es la respuesta". Era increíble, pero, hacía 
ya semanas que día tras día me despertaba bien temprano a 
orar. Nunca día en mi ministerio lo había logrado por tantos 
PuertoRico, Cuando regresé de la campaña seguí usando 
dieta normal, y de 156 libras de peso aumenté a 164 librasen 
pocos días. Un día les daba un estudio bíblico a los hermanos 
del Ministerio Cristo Viene, y les decía que Dios le habló al 
Hno. David Wilkerson: "Si das en oración las horas diarias que 
dedicas a la televisión, verás lo que hago contigo". 
El hermano vendió la televisión, comenzó a orar y ahí nació 
"Teen Challenge" en donde miles de adictos a drogas se han 
salvado. Al terminar de decir estas palabras, vino sobre mí el 
Espíritu Santo y me habló en forma dramática por mi propia 
boca, y me dijo: "Y si tú estás dispuesto a darme esas ocho 
libras, podré levantarte a orar de nuevo a las cinco de la 
madrugada". Entendí claramente lo que Dios me quería decir, 
que volviera a las frutas y vegetales para que rebajara algunas 
libras, y estuviera en la condición física adecuada para 
madrugar con facilidad día tras día, y poder orar mucho más. 
Con lágrimas le dije al Señor: "Señor, estoy dispuesto, no sólo 
a darte ocho libras de peso, sino aun mi vida si Pera necesario 
para engrandecer tu obra". A pesar de que no me agradaba 
el cambio, yo obedecí la orden del Señor y desde ese día no 
comas carne, sino que consagré mi dieta a alimentos tipo 
energías y mis fuerzas, son superiores a las de esos años 
pasados. 
No ha sido un sacrificio, pues múltiples platos vegetarianos 
tienen un sabor exquisito y hay una variedad muy grande de 
dietas que nos hacen sentir plena satisfacción. A los 80 años 
de edad, tengo una salud excelente y una gran fortaleza 
física. Todavía a esta edad yo hago ejercicios que también 
son un factor decisivo para una salud vigorosa. 
 
41 días de ayuno 
 
El ayuno del Señor, implica QUE CRISTO PONE LAS FUERZAS 
Y TÚ PONES EL CUERPO. Dios pone la inquietud de ayunar 
en la persona, pero eres tú, quien responde en fe aun sin 
saber los días que Dios ha determinado. Él nos guiará, 
sentiremos Su fortaleza y Él revelará cuándo entregar. Ese es 
el ayuno del Señor. 
En una ocasión entré en ayuno sencillamente porque tenía 
un problema que me estaba atribulando en forma profunda. 
Oré a Dios y le dije: "Voy a empezar un ayuno y no entrego, 
aunque me muera, hasta que tú no me des la victoria y 
resuelvas este problema y la paz y el gozo llenen mi corazón". 
Con estas palabras había entrado automáticamente en el 
ayuno del Señor. 
Él iba a disponer los días y me iba a dar la fortaleza. Yo no 
entendía aun esto, ni tenía una idea de los días que iba a 
ayunar. Creo que, si hubiese sabido que eran 41 días, 
probablemente hubiese sentido temor. 
Los primeros días de este ayuno pasaron y sentía una 
fortaleza sobrenatural. En ningún ayuno anterior sentí tanta 
fortaleza. Al pasar las primeras semanas yo mismo estaba 
sorprendido pues ni siquiera había sentido una debilidad. El 
Señor me despertaba casi siempre alrededor de las 3:00 a.m. 
a orar y clamaba como hasta las 7:00 a.m. Entonces tenía un 
culto con los hermanos que me ayudaban en el ministerio y 
el resto del día oraba y atendía las responsabilidades del 
trabajo del Señor. 
Cuando llevaba cerca de tres semanas en el ayuno me visitó 
la Hna. Elsa Ayala, misionera del Señor. Mientras hablamos, 
Dios le dio una visión y ella me dijo que vio una V muy 
grande, y muchas otras V dentro de ella. Sentí enseguida que 
esto implicaba Victoria por medio de ese ayuno. 
Durante el ayuno me sucedía algo raro que me maravillaba. 
Todo el tiempo sentía un sabor raro en la boca que en ningún 
ayuno anterior había sentido. Parecía como si tuviera en la 
boca una sustancia que producía ese sabor raro pero 
agradable. 
Para esos días recibí una carta de la Hna. Sally Olsen que me 
decía que había tenido una revelación y vio ángeles que me 
servían durante el ayuno. Algo me servían, y aquel sabor 
agradable en mi boca me hacía sentir que alguna sustancia 
celestial me era suministrada por los ángeles. ¡Gloria a Dios! 
el ayuno del Señor y Él suplía la fortaleza. 
Todos los días de madrugada Dios me daba mensaje para los 
hermanos que trabajaban conmigo y me revelaba 
enseñanzas importantes para ellos. Uno de los hermanos 
tuvo una visión y vio ángeles eles que me traían cartas. 
Entendí entonces cómo era venía todo aquel conocimiento. 
En uno de esos días oraba con confianza sintiendo una gran 
fortaleza física. Le decía: "Señor, aunque tenga que ayunar 40 
días dame la victoria. Pero creo que no tendré que ayunar 
más de 40 días pues tú ayunaste 40 y yo no soy más grande 
que tú". En ese momento el Espíritu Santo me habló y me 
dijo: "Pero Él dijo, que obras más grandes que esas harían". 
Me quedé asombrado y no podía sacar esas palabras de mi 
mente. Algo me hacía sentir que ayunaría más de 40 días. 
Estaba fortalecido y tan confiado que ya nada me 
atemorizaba. 
Amanecía el día 27 del ayuno cuando recibí carta especial de 
la Hna. Merari Castro. Me decía que el Señor le había 
revelado que yo ayunaba por un problema muy grande, pero 
que en siete días me daría la victoria. Siete días implicaba el 
día número 33 del ayuno. Creí con toda mi alma que así sería. 
Decidí entonces apartarme solo con el Señor y me encerré en 
una pequeña habitación en mi hogar. Oraba entonces más 
intensamente que antes. Llegó por fin la noche número 33 
del ayuno. Oraba esperando la victoria y de pronto, algo 
como un rayo penetró profundo a través del cielo y vino 
sobre mí. Sentí que penetró profundo a través de todo mi 
ser. Sentí que una paz increíble me invadió y tuve que gritar: 
"Gracias, que por fin me he convertido verdaderamente a ti". 
Yo era convertido. Tenía salvación. ¿Por qué grité así? Era que 
sentía una libertad increíble. Algo que nunca antes había 
experimentado. El gozo era sobrenatural. Estaba viviendo 'la 
experiencia de la plena conversión resultado del ayuno del 
Señor. 
En aquel momento, el Señor comenzó a hablarme y me dijo: 
¿y el problema? Le grite: "¿qué problema?". El gozo y la paz 
eran tan profundos que me reía en el Espíritu sin poderlo 
evitar. El Señor me siguió hablando y me dijo: "Estabas ligado 
en el espíritu. Por eso estabas atribulado y triste y lleno de 
tantas dudas. En el ayuno has esperado lo suficiente para yo 
libertarte. Muchos de mis siervos también están ligados en el 
espíritu y necesitan liberación. Necesitan entrar en mi ayuno 
hasta que sean liberados y se llenen de paz, de gozo y poder 
de Dios. Ya tú eres libre. Te he honrado. Te liberté en 33 días. 
Es la edad de mi Hijo. Tu ayuno ha terminado". 
En aquel instante sentí gritarle: "Señor, sería hacer tus obras, 
y tino adicional para hacer obras mayores conforme a tu 
Palabra. Esos días adicionales son para que me llenes de 
poder y me des unción especial para llevar liberación a los 
adictos a drogas, las rameras, los endemoniados, los 
retardados mentales, los afeminados, los locos, ciegos, 
mudos, paralíticos, leprosos y tantos otros oprimidos por el 
diablo". Sentía una profunda aprobación del Señor y 
continué el ayuno. Pasaron los 40 días y me sentía muy bien. 
Sus fuerzas estaban sobre mí. Ahora durante los 40 días del 
ayuno sentí debilidad en una ocasión. Estuve como dos horas 
sintiéndome débil. Me senté en el piso a orar. Reprendí al 
diablo y de nuevo la fortaleza usual me volvió de nuevo. El 
Señor me mostró que Él me había soltado por un ratito para 
que yo pudiese entender cómo hubiese sido sin Su fortaleza. 
Esto es asunto de Su fortaleza y no la fuerza y resistencia 
nuestra. 
Al pasar 40 días con tanta fortaleza pensé que el día número 
41 sería igualmente fácil, pero no fue así. En ese día una 
debilidad extrema me invadió por dentro y por fuera. La piel 
parecía que se me iba a quemar. Me sentía lastimado en mi 
interior. Tuve que tirarme en la pequeña camita del cuarto 
donde estaba encerrado y orar acostado. Fue un día de 
tormento. Un martirio indecible. Pensaba:"Cómo es posible 
que después de 40 días tan fáciles, en este día todo se haya 
deshecho". ¿Qué pasaba? En ese momento no lo entendí, 
pero luego que entregué el ayuno, Dios me reveló todo. El 
Señor me mostró que Su ayuno fue de 40 días y en ese 
tiempo yo ayuné con Su fortaleza. Al entrar en los 41 días, ya 
yo estaba prácticamente por mi cuenta. Por eso ese día final 
fue prácticamente un martirio, pero logré resistir en el ayuno 
para la gloria de Dios. 
Para los últimos días del ayuno el diablo me lanzó un ataque 
tratando de romperme el ayuno. Sentí un malestar 
insoportable. Al quitarme la ropa me quedé asombrado pues 
tenía una infección en el cuerpo y salía pus en abundancia. 
Me puse la mano y oré y reprendí al diablo en el nombre de 
Jesús. Me sentí mejor y en pocos días la infección 
desapareció. 
El Señor me visitó dos veces durante el ayuno. En ambas 
ocasiones yo oraba de rodillas y Él entró en la habitación y 
me tocó por la espalda con su dedo. La segunda vez que lo 
hizo le pregunté qué significaba eso, pues el dedo extendido 
que me tocaba estaba en posición de señalar. El Espíritu me 
habló y me dijo: "Eres Señalado". 
Faltando pocos días para entregar el ayuno, el Señor me 
habló una noche y me dijo que me tenía un Oldsmobile del 
1970, y que enviara a buscarlo a cambio del que yo tenía, que 
era un modelo del 1969. Envié aun hermano al "dealer" de 
carros, y cuando el hermano dijo que Dios me había dicho 
que aquel vehículo era para mí, el dueño comenzó a llorar 
profundamente impresionado y se lo dio de inmediato a 
cambio del mío. No quiso aceptar devolución de dinero de 
ninguna manera. Cuando salí del ayuno, el vehículo estaba 
ya estacionado en el garaje de mi casa, tal y como el Señor 
me lo había mostrado. 
ENTREGUÉ EL AYUNO PESANDO 129 LIBRAS. HABÍA 
REBAJADO 36 LIBRAS. Al mirarme en el espejo y ver aquel 
cuerpo esquelético, sólo pude decir. "Dios mío, permite que 
por cada libra que he rebajado, miles de almas se salven". Así 
ha sido. Fue un ayuno de victoria. 
21 días de ayuno 
 
Mi vida ha sido una de búsqueda del Señor en oración y 
ayuno. Un día Dios me llamó a ayunar. Al encerrarme en el 
cuarto de ayuno, no sabía cuántos días haría. Llevaba 18 días 
de ayuno y en el día 19 cuando desperté, me sentí muy débil. 
No podía ni levantarme. De pronto vi al Señor a mi lado y me 
dijo: "VEN". Yo sentí cuando me sacó de la habitación y se 
movió por el aire hacia arriba. Yo no sentía temor, pues Él iba 
a mi lado. Ya, a una gran altura comenzamos a descender y 
yo vi cuando entramos a mi habitación. Él desapareció, pero 
yo me sentía lleno de fortaleza. ¡Aleluya! Estaba tan lleno de 
energías, que corría por mi habitación. El día 19 del ayuno 
oraba para que Dios me mostrara los días del ayuno, no 
estaba dispuesto a entregar por nada, si Él no me hablaba. 
Mientras oraba oigo a alguien que me habla y me dice: "Dos 
ayes". No entendí, pero Dios me habló esa noche y me dijo: 
"Dos días que te quedan del ayuno" (el día 20 y 21 
respectivamente.) Después de este ayuno el ministerio 
comenzó a crecer. Dios comenzó a abrir puertas para 
grandes campañas evangelísticas. ANTES DE CADA 
CRUZADA, ENTRABA EN VARIOS DÍAS DE AYUNO Y 
ORACIÓN Y VEÍA EL RESPALDO DE DIOS SALVANDO LAS 
ALMAS Y SANANDO A MUCHOS ENFERMOS. DIOS ME 
HABÍA LLAMADO A UN MINISTERIO DE TIEMPO COMPLETO 
Y A PREDICAR PRIN-CIPALMENTE EL MENSAJE PROFÉTICO. 
 
La mano 
 
Al terminar los 41 días de ayuno, el Señor me mostró que 
tomara una foto de mi mano y la publicara en la revista. 
Dios me había mostrado que muchos que, en fe, pusieran su 
mano sobre la foto de mi mano, y oraren y reprendieran los 
espíritus de enfermedad en el nombre de Jesús, se sanarían. 
¡Gloria a Dios! 
Esto es bíblico, los sudarios de Pablo sanaron. Dios unge y 
usa lo que Él quiere para impartir bendición al pueblo. Los 
huesos de Eliseo resucitaron un muerto, la sombra de Pedro 
sanaba a los enfermos y la sombra ni siquiera es materia, 
pero esto es asunto de fe. Hay que tener fe para recibir de 
Dios. La gloria es sólo para Dios y la obra es del Espíritu 
Santo. 
Pondrán las manos sobre los enfermos y sanarán. Eso fue lo 
que Dios hizo con muchos que, con fe en Dios, pusieron la 
mano sobre mi mano. Dios fue el que la usó para sanar. 
¡Amén! 
 
Testimonios de "la mano" 
 
Cuando se publicó la fotografía de la mano se hizo con una 
condición muy clara: La foto era sólo un punto de contacto 
para aumentar la fe en los enfermos. Dios me reveló que lo 
hiciera y así lo hice. No es la foto de un ídolo, ni es para 
recortarla y ponerla en un cuadro; sino sólo un punto de 
contacto para traer sanidad a los que creen, como lo fueron 
los pañuelos enviados por Pablo o la sombra de Pedro. 
Apenas salió la revista comenzaron a salir testimonios de 
gente sanada al poner la mano sobre la fotografía y orar al 
Señor. Toda la gloria la dimos y la damos al Señor. Él no 
comparte Su gloria con nadie. "Yo Jehová; este es mi nombre; 
y a otro no daré mi gloria, ni mi alabanza a esculturas" (Isaías 
42:8). Hoy sólo les recuerdo algunos de estos testimonios: 
Lado de la cara rojo 
 Una hermana tenía un lado de la cara bien rojo. Era algo 
horroroso. Los hermanos le preguntaban qué era eso. La 
hermana sólo decía que le había salido de un día para el otro, 
pero que el Señor la sanaría. Un día, un hermano le dio la 
revista La Fe en Marcha, la revista que tenía la fotografía 
ungida de mi mano. Por la noche puso la foto de la mano 
sobre el lado afectado y reprendió en el nombre de Jesús el 
espíritu de enfermedad. Al otro día, cuando se miró al espejo 
estaba completamente sana. Cuando en la iglesia la vieron se 
sorprendieron, pues el milagro fue grande. El lado que antes 
estaba rojo ahora estaba perfectamente sano. El color rojo 
había desaparecido. 
Niña con vómitos 
Otra hermana nos cuenta, que una de sus niñas estaba con 
vómitos fuertes, hasta el punto de que ya estaba vomitando 
sangre. La madre se asustó mucho, pues la situación era de 
emergencia. Pensó rápido en la revista donde aparece la 
fotografía de la mano y llamó a sus niños y se pusieron a orar 
por la niña. Pusieron la foto de la mano sobre su abdomen. 
La niña se acostó y se quedó dormida. Al otro día, despertó 
buena y sana. Desde esa fecha en adelante, sus niños creen 
en la sanidad divina, pues la han visto. 
Úlcera en el estómago 
De acuerdo a los médicos, la esposa de un hermano padecía 
de úlcera en el estómago y no podía comer nada. Había 
rebajado 20 libras. Hacía cinco años que padecía de esta 
enfermedad. Cuando recibieron la revista con mi mano, ella 
tenía cita médica para colocarle un tubo por la boca y 
tomarle unas muestras del estómago. Ya le habían sacado 
dos placas. 
Ella oró a Dios y se puso la revista en el ab-domen; la primera 
noche no sintió nada, pero en la segunda ocasión que se 
colocó la revista, nos contó que tuvo una visión. Ella dijo que 
vio dos manos, una le examinaba el estómago y sintió 
cuando le arrancaba una cosa del estómago. Desde ese 
momento la hermana se sanó. Comenzó a comer de todo. 
No ha vuelto a sentir ningún malestar. Aumentó varias libras. 
Fue al médico y qué maravilla, el doctor no le encontró nada 
y la dio de alta. ¡Gloria a Dios, Cristo la sanó! 
 
Yiye, no toques a las puertas de nadie 
 
Oraba de madrugada el día 6 de enero de 1972. Estaba de 
rodillas con los codos sobre el suelo y me reclinaba sobre una 
almohada que descansaba frente a mi pecho. Hacía días que 
estaba apartado en ayuno y oración clamando a Dios. De 
pronto sentía alguien que se movía frente a mí. Me quedé 
tenso pues sentí en mi corazón que era el Señor Jesucristo. 
En aquel instante me habló con voz audible y me dijo: "Yiye, 
Yiye no toques a las puertas de nadie". Estaba sorprendido. 
Quería preguntarle lo que me quería decir, pero no me atreví. 
Él se acercó más y me dijo: "Dameacá esa almohada". Me 
moví para dársela, pero Él extendió Su mano y la haló. Se 
movió entonces y se colocó a mi derecha muy cerca de mí y 
extendió un brazo y lo puso sobre mi espalda. Su mano 
quedó sosteniéndome por la cintura. No pude resistir el amor 
tan grande que sentía por Él y me recosté de Él y sentí 
extender mi mano para tocarlo. Lo toqué en el antebrazo 
muy cerca de la muñeca. Su brazo era semejante al de 
cualquier otro varón. Le hablé entonces por primera vez y le 
dije: "Te quiero Señor". Él me respondió: "Sonríe". Me sonreí 
levemente y le dije: "No te vayas, Señor". Permaneció un 
poco de tiempo más con Su brazo sobre mi espalda y luego, 
lentamente desapareció. 
Me senté y sentía el poder del Espíritu Santo sobre mi 
persona. Le pregunté: "Señor, muéstrame lo que significa 
cada palabra que me dijiste". Yo sentía que cada palabra que 
Él me habló tenía importancia. El Espíritu empezó a 
mostrarme que al llamarme por mi nombre implicaba que Él 
me conocía por mi nombre, y al decirme: "No toques a las 
puertas de nadie", quería decir que no pidiera a nadie, ni 
pusiera mi confianza en hombres, ni esperara nada de 
ninguna persona, sino sólo de Él. Al halarme la almohada 
sobre la cual yo estaba reclinado, era para mostrarme que no 
me recostara de nada, ni de nadie pues Él estaba disponible. 
Al echarme Su brazo Y sostenerme con Su mano por la 
cintura era para que yo viera que Él estaba para sostenerme 
y cuando dijo: "Sonríe", implicaba que me quería contento y 
lleno de gozo ya que estaba recostado de Él. Tenía que estar 
alegre no importando cuántas pruebas y tribulaciones 
estuviera enfrentando. ¡Gloria a Dios! 
 
Me quedé dormido 
 
Hace algunos años, tenía una campaña en uno de los pueblos 
de Puerto Rico. Iba en mi automóvil a eso de las 7:00 de la 
noche hacia el lugar. Ya estaba oscura y en una forma 
increíble me quedé dormido. Pasaron como 15 a 20 minutos 
y cuando desperté me quedé asombrado de que el 
automóvil iba por su derecha y se movía como si el mejor 
conductor lo fuese conduciendo. 
Yo dije: "Dios mío, pero, ¿qué es lo que ha pasado?". El Señor 
me dijo: "Que te quedaste dormido". Yo le dije: "Pero y cómo 
el auto iba tan perfecto por su derecha y a la distancia 
perfecta de un automóvil que iba frente al mito". El Señor me 
dijo: "Es natural, porque mi ángel, que guía mejor que tú, iba 
conduciendo. Mantenía la distancia, lo que tú no haces. Si él 
no hubiese conducido no estarías vivo ahora mismo". 
Yo le dije al Señor: "Pero ¿cómo es posible que me haya 
dormido tan temprano?". Él me dijo: "Un demonio específico 
te durmió. El diablo lo envió para matarte. El atentado fracasó 
porque mi ángel guio por ti. Ese ángel siempre está contigo 
y te guarda". Yo sencillamente le dije: "Señor, gracias por 
haber impedido que me matara. Soy tuyo, y espero que me 
dirijas siempre". ¡Aleluya! 
Ángeles del Altísimo están siempre guardando a los hijos de 
Dios de los planes del diablo contra ellos. Todos los que 
hemos aceptado a Cristo tenemos ángeles que nos guardan. 
Los pecadores no tienen esa bendición, pero los convertidos 
a Cristo sí la tienen. Amigo, conviértase a Cristo y usted 
también tendrá esa protección. La Biblia dice que Dios envía 
sus ángeles para que nos cuiden en todos nuestros caminos. 
¡Aleluya! 
Los hijos de Dios tenemos que respetar a las autoridades ya 
que ellas están puestas por Dios. Las autoridades son las que 
ponen las velocidades a las que deben ir los automóviles. En 
cada lugar hay velocidades diferentes y nosotros tenemos 
que obedecer esos reglamentos. Si dice que la velocidad 
máxima es 50 millas y usted va a 60 o más no tiene garantía 
de nada. Puede responsable ya que ocurrirle entonces 
cualquier accidente del cual Dios no es usted va en 
desobediencia a lo puesto por el gobierno. Es como decir 
usted está desobedeciendo la ley puesta por Dios a través de 
Sus siervos. Guarde siempre las leyes dispuestas por Dios y 
usted tendrá Su cuidado. Sus ángeles le estarán librando de 
las trampas satánicas. Mientras usted va guardando lo que 
establecen las carreteras, Dios está guardándolo a usted, 
pero si viola las leyes puestas por Dios, no tiene garantías de 
nada. ¡Aleluya! 
 
Sonríe, Cristo te ama 
 
En una ocasión estaba afligido por una situación y el Señor 
se presentó mientras oraba y vino a fortalecerme en la fe, y 
me dijo: "No toques a las puertas de nadie. Yiye, sonríete". 
Desde ese momento en adelante surgió el estribillo de, 
"Sonríe, Cristo te Ama". 
 
"Se fue" 
 
En otra ocasión, en la ciudad de Panamá me invitaron a 
predicar una campaña de varios días. Cuando llegamos a la 
Ciudad estaba lloviendo copiosamente. Debido a que no 
podíamos dar la campaña, entré en un período de ayuno y 
oración con algunos de los hermanos que me acompañaban. 
A eso de las 10:00 de la noche comenzamos una batalla 
espiritual para romper los planes del enemigo y estuvimos en 
vigilia toda la noche. Al otro día, a las 5:00 de la madrugada 
se unieron otros hermanos y continuamos con nuestra 
guerra espiritual. 
A eso de las 3:00 de la tarde, sentí que estaba hecho, me 
levanté y grité: "Se fue". Al terminar de decir estas palabras, 
comencé a danzar en el Espíritu, viendo esto como una 
confirmación de que Dios había contestado nuestras 
peticiones. Vimos cuando las nubes de lluvia se movieron y 
entró un resplandor del sol, exclusivamente en el área donde 
se iba a realizar la campaña. Esa noche pudimos celebrar la 
campaña y al otro día, y los días subsiguientes tampoco 
llovió. Pudimos realizar toda nuestra programación y una vez 
terminada la campaña, al otro día comenzó a llover de nuevo. 
 
Ayunos 
 
Hace algún tiempo Dios me llamó a un ayuno de 14 días. El 
ayuno era de 14 días y 14 noches. En los 46 años que llevo 
sirviendo a Cristo he vivido experiencias con el Señor que me 
han movido a buscarle con más y más profundidad. ¡Aleluya! 
Él dice en Su Palabra: "Cuando me buscares con toda tu alma, 
y con todo tu espíritu, yo seré encontrado". 
En el tiempo en que le he servido Él, me ha llamado a ayunos 
largos como en el de esos 14 días. Este era un ayuno 
completo. En algunos casos me llamó a entregar el ayuno a 
las 6:00 p.m. Eso es un ayuno pardal que tiene su valor. En 
otros casos me mostró el ayuno completo entregando al otro 
día a las 6:00 a.m. Ya ese es un ayuno de más bendición pues 
implica un ayuno total de un día; de 6:00 a.m. al comenzar 
hasta las 6:00 a.m. del otro día para entregarlo. En ese ayuno 
oré en abundancia. 
En otros casos me ha mostrado tres días de ayuno o una 
semana (7 días) o más. Yo hacía como Él dirigía. Déjese dirigir 
por el Señor y haga como Él le muestre. La Biblia dice que los 
dirigidos por el Espíritu de Dios esos son Sus hijos. Amén. 
Lo importante es que usted ayune al máximo que Dios le 
revele y ore en esos días en abundancia. La Biblia dice que 
hay demonios que no salen sino es con oración y ayuno. 
¡Gloria Dios! 
 
Primero el cajón del diablo, luego primer programa de 
televisión 
 
Yo predicaba contra la televisión con toda furia porque la 
programación que transmitía era de maldad, inmoral. 
Cuando Dios me dijo: "Contrata tal espacio en la televisión", 
yo le dije: "Señor, cómo Yo voy a salir en la televisión, que, de 
cajón del diablo para arriba, cuántas cosas le he dicho. ¿Qué 
yo salga en la televisión ahora?". Dios me contestó: "Eso que 
tú decías era verdad y tenías que decírselo porque eso era el 
cajón del diablo. Pero ahora es diferente porque ahora es un 
instrumento que voy a utilizar para evangelizar a las 
naciones. Porque ahora en ese programa, se va a oír mi 
Palabra. Tú estás haciendo algo que es de bendición. En lo 
que la televisión hace no hay nada mío, ahora entro yo en la 
televisión". 
Yo contraté el espacio y cuando salió ese primer programa la 
gente estaba completamente indignada.Los cristianos 
estaban gozosos y cuando los otros me decían algo, yo les 
contestaba: "El cajón del diablo sigue siendo el cajón del 
diablo, pero yo le quité un pedazo del cajón del diablo y se 
lo di a Dios". Se quedaban callados. Ahí seguimos hasta que 
llegamos a una gran cantidad de programas de televisión en 
California, Nueva York y en otros lugares fuera de la Isla. Esto 
siguió creciendo como la espuma, no había quién lo 
detuviera. Me amenazaron con apedrearme, pero nada 
sucedió, si Dios es por nosotros, quién contra nosotros. Dios 
jamás permitió ninguna de estas cosas. 
Un día Dios me habló: "Tienes que entrar en la televisión, 
pero vas a entrar en grande. Yo soy el que te voy a ayudar". 
Le dije al Señor: "Si tú eres el que me vas a ayudar, no hay 
problema". Ahí entonces comenzamos a hacer los trámites 
para que un canal en Aguada, Puerto Rico, fuera nuestro. Más 
tarde compramos otro en la ciudad de Arecibo. A estos dos 
canales le pusimos el nombre de La Cadena del Milagro. 
¿Por qué La Cadena del Milagro? Porque fue a fuerza de 
milagros que nos íbamos moviendo. Era la única estación de 
televisión en la que se oraba por los enfermos y se sanaban 
y se veían los milagros. La gente venía y testificaba por la 
televisión. Ahora La Cadena del Milagro cubre todo Centro y 
Sur América y los Estados Unidos, México y otros lugares. 
¡Precioso Jesús! 
Lo último que Dios me dijo fue: "Tienes que cubrir el mundo 
entero con La Cadena". Ya La Cadena del Milagro ha 
contratado el último satélite que nos permite llevar nuestra 
señal a cada rincón del planeta. Necesitamos movernos 
rápidamente porque estamos en los últimos días. ¡Cristo 
Viene Ya! 
En los últimos días dijo Dios, derramaré de mi Espíritu sobre 
toda carne. Al estar cubriendo el mundo entero, ya hemos 
recibido llamadas de lugares que jamás habíamos pensado 
llegar. Recuerdo que yo le dije: "Señor, ¿cómo me van a 
entender en estos países y en cualquier país que no hable 
español?" Me dijo: "Te entenderán". No volví a preguntarle 
nada. Pero como a las dos semanas Él volvió a hablarme y 
me dijo: "Se te olvidó una cosa que yo hice ya en tu 
ministerio". " ¿Qué cosa fue?", le pregunté. "¿No te acuerdas 
un día que tú estabas predicando y había un grupo de 
americanos?" Cuando yo terminé de predicar fui donde ellos 
y en "mi inglés", les hablé y les dije: "Yo no sabía que ustedes 
venían, si lo hubiese sabido, hubiese pedido que les pusieran 
un intérprete". Me dijeron: "Entendimos todo lo que usted 
predicó". Les dije: "No sabía que ustedes hablan español". "Ni 
una sílaba", me dijeron. "¿Y cómo entendieron?" "Eso sí que 
no se lo podemos explicar. Sabíamos que usted estaba 
predicando en español, pero nosotros lo estábamos 
escuchando en inglés. Entendimos todo". 
En ese momento oí la voz del Señor: "Así es como haré en 
Rusia, China, Japón y Australia. Cuando la predicación entre 
a esos países, van a entender en sus idiomas el mensaje del 
Evangelio". Le dije: "Señor, verdaderamente que tú eres 
grande. ¿Quién como tú entre los dioses? Los demás son de 
madera, oro o plata, pero tú Señor, eres poderoso en obras 
y palabras". ¡Gloria a Dios! 
 
Dolor en el corazón 
 
En una ocasión me sobrevino un dolor en el corazón. El dolor 
era muy fuerte. Me duró como tres semanas. Yo nunca dije 
nada a nadie, ni me quejé. El diablo me hablaba: "Esta noche 
no prediques, mira como tienes ese corazón. El corazón está 
dañado". Yo le dije: "Mi corazón es el más sano que hay en 
Puerto Rico". El diablo se rió. Yo seguía predicando. No me 
detenía para nada. Una noche yo estaba predicando en un 
campo de Utuado, Puerto Rico. Cuando fui a orar por los 
enfermos yo sentía una seguridad de Dios de que Él iba a 
sanar a todos y se lo dije a la gente. "El Señor me muestra 
que esta noche los va a sanar a todos". Se formó tremenda 
algarabía de gozo y yo calladito le dije al Señor: "Ya mí 
también". Luego cayó el poder de Dios de tal manera, que 
sanó a mucha gente de terribles condiciones de salud. Llegó 
el momento en que todos habían testificado, y yo le dije: 
"Señor, yo te dije que a mí también". Entonces le dije a la 
gente: "Yo tengo algo importante que hacer, yo me voy a 
poner de espalda a ustedes y ustedes oren por mí. Esto es 
muy importante para mí". Ellos comenzaron a orar con 
violencia y con todo amor. Yo le dije al Señor: "Señor, a mí 
también tú me tienes que haber sanado". Cuando dije esto, 
bajó del cielo algo como un fuego que fluyó por el centro de 
mi pecho y desapareció el dolor. ¡Gloria a Dios! Y le dije al 
diablo: "No te lo dije diablo, que estaba sano. Cuando me 
dijiste que yo estaba enfermo, yo estaba sano y ahora sigo 
sano, no por fe, sino sano de verdad". Desde ese momento 
el diablo no volvió a decir ni una palabra. Yo quedé sano 
totalmente. Entonces me volví hacia la gente, a los hermanos 
y les dije: "Hermanos yo tenía un dolor terrible en el pecho. 
Llevaba ya tiempo con él, pero yo nunca dije nada. Estaba 
esperando que Dios me sanara. Ahora, los sanó a ustedes y 
yo le reclamé que tenía que sanarme a mí también". 
Descendió algo que arrancó lo que había y yo estoy nuevo 
también". Esa noche se desató una fiesta de alegría y de 
alabanza y de testimonios por lo que Dios había hecho. 
¡Gloria a Dios! 
 
Experiencias con el Rapto 
 
Dios me ha permitido tener unas experiencias 
impresionantes sobre el Rapto de la Iglesia. Estamos viviendo 
la época más hermosa que jamás hayamos vivido antes. En 
cualquier momento suena la trompeta y el pueblo firme en 
Cristo, será arrebatado al cielo. Ese es el Rapto de la Iglesia. 
 
Enoc 
 
Enoc es el tipo de rapto más perfecto que menciona la Biblia. 
Dice la Palabra que andaba con Dios: "Caminó, pues, Enoc 
con Dios, y desapareció, porque le llevó Dios" (Génesis 5:24). 
Andaba con Dios y Dios se lo llevó con Él y está arriba en el 
cielo, no ha muerto, ni morirá nunca. "Por la fe Enoc fue 
traspuesto para no ver muerte, y no fue hallado, porque lo 
traspuso Dios; y antes que fuese traspuesto, tuvo testimonio 
de haber agradado a Dios" (Hebreos 11:5). Eso es un tipo 
perfecto del Rapto de la Iglesia. La gente tiene que entender 
que para poder irse en el rapto tiene que andar con Dios. Ya 
hay uno allá, Enoc, el primero. 
 
Arrebatamiento de la Iglesia 
 
"He aquí, os digo un misterio: No todos dormiremos; pero 
todos seremos transformados, en un momento, en un abrir y 
cerrar de ojos, a la final trompeta; porque se tocará la 
trompeta, y los muer-tos serán resucitados incorruptibles, y 
nosotros sere-mos transformados" (1 Corintios 15:51-52). 
Inmediatamente en ese abrir y cerrar de ojos, en ese 
segundo, ya no estaremos en el cuerpo actual, nos vamos en 
un cuerpo igual al de los ángeles del cielo. 
Los que se queden les va a pasar como a los hijos de Israel. 
Los hijos de Israel siempre han creído en Dios. El problema 
de ellos es Jesucristo, ahí no han entrado todavía, o sea no 
han creído aún que Jesucristo era y es para ellos, el Mesías 
prometido. Pero cuando ocurra el rapto y nosotros, la iglesia 
compuesta por todos los lavados por la Sangre del Cordero, 
tanto gentiles como judíos volemos, Dios le va a enviar a Elías 
y Moisés, "los dos testigos", quienes profetizarán vestidos de 
cilicio por tres años y medio. 
Fíjese que Moisés murió y Dios lo enterró. El arcángel Miguel 
vino y tomó su cuerpo y cuando lo fue a levantar, el diablo 
se opuso para quitárselo (Judas 9). Los ángeles son tan 
fuertes y al mismo tiempo tan llenos de Dios que no hablan 
nada que no les venga de parte de Dios. 
Miguel no se atrevió a reprenderlo, sino que le dijo, "que el 
Señor te reprenda". Cuando le dijo esto, el diablo tuvo que 
soltar el cuerpo y Él se llevó el cuerpo de Moisés al cielo. Dios 
mismo lo había enterrado (Deuteronomio 34:6-7). Ahora, 
después del rapto, Moisés regresa con Elías a ministrarle a 
Israel.

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