Descarga la aplicación para disfrutar aún más
Vista previa del material en texto
19Programa ACTION • Patologías y problemas prevalentes en el niño no deje una exploración correcta, es cuando está indicado el estudio radiológico por sospecha de lesión fisaria del peroné. Según el grado de lesión anatómica, se clasifican en los diferentes grados: � Grado I: exclusivamente lesión del fascículo PAA sin ruptura. � Grado II: disrupción parcial de tejidos afectando a PAA y, ocasionalmente, a fascículo peroneocalcáneo, con equimosis y pérdida funcional. � Grado III (severo): con ruptura completa o significativa, con lesión de los tres fas- cículos del LLE y, ocasionalmente, del ligamento deltoideo en la región medial. El grado de lesión se relaciona directamente con la exploración y el grado de afectación funcional, y raramente se encuentran hallazgos radiológicos. El tratamiento sigue tres fases: una primera fase de protección mediante reposo y medidas antiinflamatorias (férula posterior, hielo, muletas) y carga de peso precoz, según tolerancia algésica. Una segunda fase está dirigida a disminuir el edema y restaurar el rango de movilidad, para, en una tercera fase, realizar ejercicio aeróbico de bajo impacto y retorno progresivo a la actividad deportiva específica. A pesar de que se pueden beneficiar de estabilizadores externos, como tobilleras o tapping, no hay una evidencia sobre que estas medidas pre- vengan lesiones futuras(7). La inestabilidad mecánica residual es muy infrecuente. Una inestabilidad real se produciría por una incompetencia de los ligamentos estabilizadores, demostrable en radiografías de estrés con traslación ósea o bostezos mayores de 10º, que precisarían una reconstrucción ligamentosa. En cambio es muy frecuente, hasta en un 50% de los casos, una inestabilidad funcional debida a desorden propioceptivo y falta de control muscular, que debe ser tratada mediante la mejora propioceptiva con el uso de tobilleras, tapping y refuerzo muscular y antiinflamatorios tópicos (AINE, Traumeel S®). ESGuinCE DE RODilla Aunque la mayoría de las lesiones se producen en deportes de contacto, hay que tener en cuenta que otras muchas ocurren por caídas o accidentes. El más habitual es un traumatismo que fuerza en valgo y flexión de la rodilla con lesión del LLI. La gradación seguiría un esquema similar a la del LLE del tobillo, siendo muy poco frecuente la rotura completa en lesiones de baja energía. En niños, siguiendo los esquemas de epifisiólisis, habría que valorar el arrancamiento de las espinas tibiales en traumatismos graves frente a roturas del ligamento cru- zado anterior (LCA) que se producirían en el adulto. Tras el traumatismo hay una
Compartir