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E m ba ra zo pr o lo n g a d o 32 Paulino Vigil-De Gracia Se considera como embarazo prolongado toda gestación que ha progresado más allá de las 42 semanas (294 días) a partir del primer día del último período menstrual. En la actualidad muchos obstetras consideran que el embarazo postérmino es aquel que alcanza las 41 semanas, sin embar go, la Organización Mundial de la Salud (1), la Federación Internacional de Ginecología y Obstetricia (2) y el Colegio Americano de Ginecólogos y Obstetras (3) definen la gesta ción prolongada como aquella que supera los 294 días. La piedra angular para el diagnóstico del embarazo pro longado es la confiabilidad de la fecha de la última men struación, y ante las dudas de dicha fecha o incluso para corroborarla el avance tecnológico más sobresaliente es una ecografía precoz. El uso sistemático de la ecografía ha redu cido la tasa de falsos positivos de un 10% a un 1,3% (4). El embarazo prolongado es uno de las patologías del em barazo más frecuentemente encontrada por el ginecólogo- obstetra, representa un dilema corroborar el diagnóstico y genera gran controversia su manejo. El aumento de la morbilidad y mortalidad perinatal en este grupo de pacientes se debe al aumento de los traumas durante la labor, macrosomía, oligohidramnios, insuficien cia placentaria, condición fetal incierta intraparto y aspira ción de meconio. In c id e n c ia La frecuencia real del embarazo prolongado varía según el estudio consultado, sin embargo, la mayoría de los estudios reportan frecuencias que van entre 1 y 12% (3, 4). Si sólo se usa el último período menstrual para calcular la edad gestacional la incidencia de embarazo prolongado reporta do es más alta (5). La verdadera frecuencia del embarazo prolongado resultará más precisa si se cuenta con una va loración por ecografía antes de las 20 semanas de embarazo que confirma la edad dada por la fecha del último período menstrual. Por lo tanto la incidencia oscila entre 1% y 3% cuando la edad gestacional se comprueba con una ecografía realizada en el primer trimestre del embarazo (4). Podemos decir entonces que gracias a la existencia de la tecnología ultrasonográfica de las últimas décadas la verdadera inci dencia del embarazo postérmino es baja y nos demuestra que la fecha de última regla no es de mucha confianza para corroborar este tipo de embarazo. Si no se realizara ninguna intervención, el 18% de los par tos ocurriría luego de las 41 semanas, entre el 3 y 14% se presentarían luego de las 42 semanas y hasta un 3% pasaría las 43 semanas de gestación (6). El riesgo de óbito aumenta dos veces a partir de las 42 semanas, cuatro veces a partir de las 43 semanas y cinco a siete veces a partir de las 44 semanas (7,8). Sin embargo, análisis recientes muestran que la incidencia de óbito aumenta considerablemente desde las 40 semanas de gestación (9). El embarazo prolongado es, en la práctica, un diagnóstico frecuente y forma parte de los diagnósticos con que se fami liariza cotidianamente el médico obstetra. Por lo anterior y por que claramente algunos embarazos rebasan las 42 sema nas llevando un gran riesgo y dejando secuelas en muchos neonatos, se hace indispensable el conocimiento y se requie re de especial atención para dicho embarazo de alto riesgo. E t io l o g ía y f a c t o r e s d e r ie s g o A pesar de los avances en la obstetricia, aun no se tiene un conocimiento claro del porqué algunos embarazos sobrepa san exageradamente el tiempo considerado como normal. La causa más frecuente de embarazo prolongado es el error en determinar el momento de la ovulación y la concepción con relación al último período menstrual. Es decir, la causa más frecuente de un aparente embarazo prolongado es el error en la amenorrea (3). La nuliparidad, parto previo postérmino, feto con sexo masculino, deficiencia de sulfatasa placentaria, insuficiencia adrenal fetal, anencefalia son factores de riesgo asociados al embarazo prolongado. Se conoce que alteraciones anatómi cas o bioquímicas en los fetos o en el amnios pueden predis poner a retrasos en el inicio del proceso del parto. El ejemplo más conocido son los fetos con anencefalia y sin glándula pituitaria en donde se prolonga el embarazo y lo contrario ocurre cuando el anencefálico tiene un desarrollo normal de la glándula pituitaria. Factores epidemiológicos como edad, peso, nivel socioeconómico, raza o historia obstétrica de la GINECOLOGÍA Y OBSTETRICIA BASADAS EN LAS NUEVAS EVIDENCIAS T madre no se relacionan con la excesiva duración del emba razo y sólo parece tener importancia clínica la existencia de embarazos prolongados en embarazos previos. Lo claro hoy día es que hasta que el complejo m ecanis mo que explica el trabajo de parto en los seres humanos no se conozca con claridad, la etiología de la gestación prolongada al igual que la labor en embarazos pretérmi- nos permanece incierta. D ia g n ó s t ic o Diagnosticar el verdadero embarazo prolongado requiere fundamentalmente haber determinado la edad gestacional por medio de la ovulación y fecundación y esto no es fácil. Tradicionalmente, para determinar la edad gestacional con un margen de error de unas dos semanas se ha usado la fecha de la última menstruación, el tamaño uterino y la edad a la cual se auscultó por primera vez los ruidos cardíacos fetales. Aun con una buena medida de la longitud cráneo caudal por ecografía en el primer trimestre podemos decir que existe una diferencia de varios días en la fecha exacta de las 40 semanas. Por lo tanto podemos decir que es muy difícil determinar la verdadera edad gestacional, sin embargo, estaríamos sólo a unos días de diferencia si hiciéramos un ultrasonido durante el primer trimestre y por supuesto tomando una correcta me dida de la longitud cráneo caudal (4). La regularidad, la longitud del ciclo menstrual y el pri mer día del último período menstrual deben ser recordados por la madre y grabados por el médico en su primera visita al control prenatal. Existen más posibilidades de error en recordar con exactitud la fecha de la última menstruación en una paciente que se encuentra en el segundo o tercer tri mestre del embarazo. De hecho, a medida que una mujer inicia tardíamente su control prenatal se observan con más frecuencia los errores en la determinación de la verdadera edad gestacional; primero porque es más frecuente que la paciente no recuerde con claridad la fecha del último pe ríodo menstrual y, segundo porque son menos precisos los datos antropométricos brindados por la ecografía. La va riación en la edad del embarazo determinada por ecografía puede ser de unos 7 días hasta las 20 semanas, de unos 14 días entre las 20 y 30 semanas y de hasta 3 semanas en em barazos superiores a las 30 semanas de gestación (3). Existen algunos datos que nos ayudan a calcular la fecha probable de parto, que como sabemos se calcula restando tres meses a la fecha de la última menstruación y añadiéndo le siete días (regla de Naegele), entre esos datos tenemos: 1. La madre usualmente siente los movimientos fetales entre las 16 y 20 semanas de embarazo. 2. Los latidos cardíacos se pueden oír con un estetoscopio entre las 18 y 20 semanas. 3. A las 20 semanas el fondo uterino debe estar a 20 cm sobre la sínfisis púbica y esta altura corresponde usual mente con el ombligo. 4. La altura del útero determinado por la evaluación bi manual en la primera visita debe corresponder con la edad obtenida por el último período menstrual. En caso de que la fecha de la última menstruación no se pueda determinar por factores como olvidos de la paciente, uso de anticonceptivos, embarazos recientes, períodos irre gulares u otros factores, lo ideal sería determinar la edad gestacional por medio de la longitud cráneo caudal durante el primer trimestre o por el diámetro biparietal o circunfe rencia cefálica y longitud femoral en el segundo trimestre del embarazo. Recordemos quea medida que progresa el embarazo, sobre todo luego de la segunda mitad, la edad por ultrasonido no es confiable e incluso podemos encon trar diferencias de hasta tres semanas con respecto a la edad gestacional real. Condiciones asociadas Si el embarazo prolongado es un embarazo de alto riesgo, significa que existen riesgos para el feto o neonato o tal vez para la madre. Los mayores riesgos recaen en las complica ciones fetales y neonatales, sin embargo, también hay ries gos en la madre. Riesgos para el feto a. Mortalidad perinatal: como se mencionó anteriormente la mortalidad perinatal en embarazos mayores de 42 se manas es el doble de los de términos (4-7 muertes en los de 42 semanas versus 2-3 muertes en los de término) y 6 veces más en los mayores de 43 semanas (3, 7, 8). Con tribuyen a la mortalidad la insuficiencia uteroplacenta- ria, la aspiración de meconio y la infección intrauterina. Los embarazos postérmino se han asociado a un incre mento en el riesgo de muerte dentro del primer año de vida, aunque algunas de estas muertes son producto de complicaciones periparto como lo es el síndrome de as piración de meconio (9,10). b. Alteraciones en el crecimiento fetal: La macrosomía es el trastorno de crecimiento más importante en los ver daderos embarazos prolongados, pues el feto continúa creciendo dentro del útero. Se asocia la macrosomía a problemas del nacimiento como la distocia de hombros y además lesiones como fracturas, céfalo hematomas y parálisis del plexo braquial. Se ha encontrado que la incidencia de macrosómicos es entre 2,5 y 10% en em barazos prolongados en comparación con 0,8 a 1% en embarazos de término (10, 11). El peso fetal aumenta progresivamente con la edad gestacional llegando a en contrarse que el 23% de los recién nacidos con más de 41 semanas pesó más de 4 kilos e incluso el 4% más de 4,5 kilos (12). Las complicaciones asociadas con macro somía fetal son labor prolongada, desproporción céfalo- pélvica y distocia de hombros. La restricción del crecimiento intrauterino en estos embarazos está relacionada con el síndrome de postma durez, aparecerá tardíamente y se describe como asimé trico. Cerca del 20% de los embarazos prolongados se complica con este síndrome (3). c. Otras alteraciones fetales: Presencia de meconio en el líquido amniótico y síndrome de aspiración de me conio. La gran mayoría de los estudios en embarazos postérmino encuentra una alta incidencia de meconio en el líquido amniótico y existe un alto riesgo de síndro me de aspiración de meconio en los infantes nacidos en estas condiciones (10). 216 PARTE III 3 2 / EMBARAZO PROLONGADO T El oligohidramnios es otro hallazgo muy común en estos embarazos y su presencia complica aún más la existencia de meconio pues no permite su dilución, favoreciendo así la aspiración de meconio espeso por el infante. Riesgos para la madre a. Distocia del trabajo de parto: el embarazo prolongado aumenta esta complicación entre el 9 y 12% comparada con un 2 al 7% en embarazos de término (3). b. Cesárea: la incidencia de cesárea es el doble en estos embarazos y como sabemos, ésta se asocia con mayor frecuencia de endometritis, hemorragia materna y en fermedad tromboembólica (13). M anejo La vigilancia fetal ha sido ampliamente aceptada en embara zos mayores de 42 semanas y de manera rutinaria desde las 40 semanas, pero la evidencia es limitada. Lastimosamente, no existe una publicación de estudio randomizado que inclu ya un grupo control no monitorizado en fetos mayores de 42 semanas para probar que esta conducta es la correcta y cree mos que por razones éticas tampoco es posible realizarlo hoy día. Tampoco se ha demostrado, a través de investigaciones clínicas aleatorizadas, que la vigilancia antenatal rutinaria en embarazos entre las 40 y 42 semanas sea beneficiosa. La razón de dar un manejo al embarazo prolongado se fun damenta en que las complicaciones neonatales producidas por las muertes perinatales, el líquido con meconio, el sufrimiento fetal, la macrosomía y la alta frecuencia de cesárea en estos em barazos son reales como hemos descrito anteriormente. Podemos decir que los estudios sobre el manejo del em barazo prolongado se centran en dos conductas: 1. La inducción del trabajo de parto 2. La espera del inicio espontáneo del trabajo de parto. La revisión cuidadosa de la literatura médica sobre em barazos prolongados nos demuestra que desde hace más de medio siglo se han estado tomando estas dos conductas. En la actualidad se continúan considerando estas dos opcio nes pero con algunas variaciones, que por supuesto se dan so bre la base de las evidencias surgidas con las pruebas de bien estar fetal que se han desarrollado en las tres últimas décadas. A pesar de que se considera embarazo prolongado cuan do se llega a las 42 semanas, las evidencias actuales sugieren iniciar un manejo desde que se corrobora que el embarazo tiene 41semanas (10,14). La revisión más reciente de Cochra ne (14) concluye que una política de inducción del trabajo de parto después de las 41 semanas completas o mayor a esta edad gestacional, se asocia con menos muertes perinatales en comparación con esperar el trabajo de parto espontáneo, sin embargo, el riesgo absoluto es pequeño. Igualmente esta revisión demuestra que no hubo diferencia significativa en la frecuencia de cesárea en las pacientes con inducción del trabajo de parto a las 41 y 42 semanas de gestación. Por lo mencionado anteriormente en algunas maternida des, como la nuestra, se realiza inducción del parto de forma sistemática a las 41 semanas. Pacientes con embarazo mayor de 42 semanas tiene mayor riesgo de morbilidad y mortali dad perinatal y no debe continuarse con el embarazo. Inducción del trabajo de parto: la prostaglandina E2 en gel puede ser usada en forma segura para la inducción de la labor en caso de que ésta sea la conducta tomada. No existen consensos en cuanto a la dosis pero podemos señalar que las más usadas son 0,5 mg intracervical cada 4 horas y 1 mg intracervical cada 4-6 horas por un máximo de 4 dosis (15). En cuanto a la prostaglandina E l, la dosis más aceptada es 25 mg en fondo de saco vaginal cada 6 horas por un máximo de 4 dosis (16). Con ambas prostaglandinas se debe tener una vigilancia estricta. Los dos principales temores al inducir una labor de parto en embarazo con 41-42 semanas son: 1. Que se dé un nacimiento pretérmino; sin embargo, para descartar este error se recomienda sólo dar este manejo en las pacientes cuando se tiene gran precisión en de la edad gestacional verdadera. 2. El otro temor se refiere a la posibilidad de terminar el embarazo con una cesárea, sin embargo, como ya se co mentó, las evidencias actuales no demuestran una ma yor frecuencia de cesárea en este grupo de pacientes. C o n c l u s i o n e s 1. La realización de ultrasonidos en los primeros meses redu ce el número de embarazos aparentemente prolongados. 2. La inducción del trabajo de parto después de las 41 se manas completas o mayor a esta edad gestacional, se asocia con menos muertes perinatales. 3. Se debe iniciar la inducción del trabajo de parto en los embarazos que realmente tienen 41 semanas y más. 4. Actualmente no se demuestra diferencia significativa en la frecuencia de cesárea en las pacientes con inducción del trabajo de parto a las 41 y 42 semanas de gestación. 5. Cuando se decide iniciar la inducción del trabajo de parto se pueden usar las prostaglandinas: prostaglan dina E2 (Dinoprostone) con buenas evidencias y pros taglandina E l (Misoprostol) la cual es muy usada en nuestros países. R e f e r e n c ia s 1. World Health Organization. Manual of International Statistical Classification of Diseases, Injuries, and Causes of D eath s* Re vision (vol. 1). WHO. Ginebra. 1977. 2. Report of FIGO committee on Perinatal Mortality and Morbid ity from the Workshop on Monitoring and Reporting Perinatal Mortality and Morbidity.Cahmelon Press. London. 1982. 3. ACOG practice bulletin. Management of postterm pregnancy. N° 55, septiembre 2004. 4. Taipale P, Hiilesmaa V. Predicting delivery date by ultrasound and last menstrual period in early gestation. Obstet Gynecol 2001;97:189-94. 5. Kramer MS, Me Lean FH, Boyd ME, et al. The validity of gesta tional age estimation by menstrual dating in term, preterm and posterm gestations. JAMA 1988; 260:3306-8. OBSTETRICIA DE ALTO RIESGO 217 GINECOLOGÍA Y O BSTETRICIA BASADAS EN LAS NUEVAS EVIDENCIAS T 6. Ventura SJ, Martin JA, Curtin SC, Mathews TJ, Park MM. Bir ths: final data for 1998.Natl.Vital Stat Rep 2000; 48:1-100. 7. Feldman GB. Prospective risk of stillbirth. Obstet Gynecol 1992; 79: 547-53. 8. Smith GC. Use of time to event analysis to estimate the normal of human pregnancy. Hum Reprod 2001; 16:1497-500. 9. Cotzias CS, Paterson-Brown S, Fisk NM. Prospective risk of unexplained stillbirth in singleton pregnancies al term; popu lation based analysis BMJ 1999; 319: 287-8. 10. Rand L, Robinson JN, Economy KE, Norwitz ER. Post-term in duction of labor revisited. Obstet Gynecol 2000; 69: 779-83 11. Spellacy WN, Miller S, Winegar A, Peterson PQ. Macrosomia- maternal characteristics and infant complications. Obstet Gyne col 1995; 66:158-61. 12. Pollack RN, Hauer-Pollack G, Divon MY. Macrosomia in post dates pregnancy: The accuracy of routine ultrasonografic scree ning. 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