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C á n c er g in ec o ló g ic o y em ba r a z o . M a n e jo 74 Colombia, como país en vía de desarrollo, todavía tiene in cidencia muy alta de cáncer ginecológico. Ocupando en pri mer lugar el cáncer de cérvix con una tasa de 36,4 x 100.000 y una mortalidad de 18,2 x 100.000, siguiendo en segundo lugar el cáncer de mama y luego, el cáncer de ovario y de endometrio. Obviamente la incidencia durante el embarazo es mucho menor, pero el cáncer de cérvix en nuestro país es el más frecuente relacionado con la gestación. El cáncer ginecológico es raro durante el embarazo debi do a que los picos de incidencia de esta entidad generalmen te no coinciden con la edad reproductiva de la mujer, limi tando de igual forma la experiencia de los médicos cuando afrontan esta situación. Remitirse a revisiones y reporte de casos puede ayudar a decidir cuál puede ser el mejor abor daje terapéutico (1). Durante el embarazo las lesiones malignas que más se pre sentan son el cáncer de seno y de cérvix. El cáncer de seno afecta una de cada 3.000 a 10.000 mujeres en estado de em barazo (1). Un factor protector para carcinoma de seno son las mujeres que en su primera gestación eran jóvenes. Esta disminución de la incidencia se relaciona con los efectos esti muladores de los cambios hormonales que se dan durante el embarazo y la diferenciación terminal del tejido mamario. Tabla 1. Incidencia estimada de los cánceres más comunes asocia dos al embarazo. Tipo de cáncer Incidencia x 100.000 embarazos Cérvix 10-1000 Mama 10-40 Melanoma 14-100 Linfoma hodking 10-50 Linfoma no hodking 1-5 Ovario 2-8 Koren G, Lishner M, Santiago S, editors. The Motherisk guide to cancer in pregnancy and lactation. 2nd ed. Toronto, Canada: Moth erisk Program 2005. El cáncer de cérvix se presenta en una de 1.200 a 2.200 pacientes durante el embarazo (1). El manejo de la displasia en estas pacientes es diferente al de una mujer que no está Óscar Suescún G. • Yesid Sánchez J . en estado de embarazo y se puede esperar hasta el posparto. El manejo que se da, depende principalmente de la edad gestacional, el estadio en que se diagnostica la lesión y el deseo futuro de fertilidad. El cáncer ginecológico que se diagnostica durante el emba razo despierta dilemas éticos y terapéuticos debido a que el tratamiento más apropiado para la madre puede llegar a ser perjudicial para el feto. En ocasiones, el cáncer debe ser tratado sin tener en cuenta el estado de embarazo, pero cada caso debe ser individualizado y discutido con la paciente y la familia. Tabla 2. Incidencia del cáncer ginecológico durante el embarazo (1). Autor Año Sitio Incidencia por 1.000 embarazos Hacker ,et al 1982 Cérvix 0,45 Sivanesaratnam, et al 1993 Cérvix 0,24 Beischer, et al 1971 Ovario 0,07 Munnell 1963 Ovario 0,06 Sivanesaratnam 1998 Ovario 0,05 Sivanesaratnam y Pathamanathan 1990 Vulva 0,005 Sivanesaratnam 2003 Trompa de Falopio 0,005 Aunque las políticas de nuestro país en planificación familiar han sido implementadas, por falta de difusión adecuadas, el nivel cultural y social de nuestra población, sumado a la accesibilidad a los servicios de salud hacen que todavía se presenten casos de cáncer y embarazo. El cáncer es la segunda causa de muerte en mujeres en edad reproductiva y complica entre el 0,02 % y el 0,1% de los embarazos (2). Pero se debe aclarar que el embarazo no favorece el desarrollo acelerado de los cánceres y en cambio sí favorece que se diagnostiquen más fácilmente. Es difícil hablar de medicina basada en la evidencia con respecto al tema de este capítulo, porque no existen ni existirán estu dios prospectivos y lo existente en la literatura son reportes de casos, experiencias de algunos centros en manejos de al gunos pocos casos de acuerdo a la experiencia y revisiones de la literatura, lo que conlleva a un nivel de evidencia no muy adecuado. GINECOLOGÍA Y OBSTETRICIA BASADAS EN LAS NUEVAS EVIDENCIAS T Como la patología neoplásica más asociada con el embara zo es el cáncer de cérvix, es muy importante que se establezca una conducta adecuada por parte del médico general y del especialista con respecto al enfoque de esta patología, pero también consideramos importante, antes que todo, establecer un derrotero para el manejo de la citología del cuello uterino (CCU) que es reportada como alterada durante el embarazo. C i t o l o g í a d e c u e l l o u t e r i n o (CCtI) ALTERADA Y EMBARAZO Toda paciente con CCU alterada tiene que ser examinada ginecológicamente para descartar la presencia de tumores. Recordemos que la sensibilidad de la CCU es de 51 % y que en algunos cánceres avanzados han sido reportadas como normales o como ASC-US. Una tasa importante de embarazos ocurre en la mujer adolescente, 17%, y según las normas de la Sociedad Ame ricana de Colposcopia y Patología Cervical (ASCCP) la con ducta ante una CCU alterada es diferente en la adolescencia y en el embarazo con respecto al común de las mujeres (3). Por norma en nuestro país toda mujer que inicia el control del embarazo debe tener CCU dentro de los paracllnicos del control prenatal (4), por lo tanto no es admisible perder la oportunidad del control prenatal para la tamización con CCU. Lo ideal es que los embarazos fueran planeados y que se hicie ra una evaluación preconcepcional adecuada y completa, pero como esto no ocurre en nuestro medio nos encontramos con las anormalidades citológicas ya con la mujer embarazada. Recordemos que en las lesiones preinvasoras del cuello uterino por histología la terminación del embarazo es por vía vaginal a no ser que exista indicación obstétrica y al igual que el cáncer infiltrante de cérvix está relacionado con el virus del papiloma humano, HPV, en especial las cepas 16 y 18. A continuación daremos un derrotero para el manejo de las anormalidades citológicas durante la gestación según el informe citológico de acuerdo al reporte implementado por el sistema Bethesda. AtIPIAS DE CÉLULAS ESCAMOSAS DE SIGNIFICADO INDETERMINADO (ASC-tIS) En el caso de una mujer adolescente (menor de 20 años)) cuya CCU informa ASC-US o lesión escamosa intraepitelial de bajo grado (LEI BG), la conducta es repetir la CCU 6- 8 semanas posparto, si sale LEI BG, ASC-US o normal se debe repetir nuevamente al año. En caso de que esta última presente cual quier alteración mayor que ASC-US se debe realizar colpos copia y toma de biopsias según los hallazgos y la conducta se tomará de acuerdo al resultado histológico (3) (figura 1). Em barazada m ayor de 20 años, con CCU que informa ASC-US se repetirá la CCU 6-8 sem anas posparto, si es reportada como norm al se continuará la tam ización nor m al y en caso que reporte lesión igual o mayor a ASC-US se debe realizar colposcopia y la conducta se tom ará de acuerdo a la histología (3). Figura 1. ASC-H En todas las pacientes se recomienda la colposcopia y toma de biopsia sólo en caso de cambios mayores que sugieran le sión de alto grado o cáncer infiltrante y no se tomará mues tra endocervical. En caso que el reporte de patología informe lesión preinvasora, el manejo se posterga para el posparto. Si la patología informa infiltración, se tomará la conducta de acuerdo a la edad gestacional y a la estadificación como se verá más adelante. En un estudio reportado, el ASC-H como hallazgo citológico en pacientes embarazadas tiene un valor predictivo bajo para desarrollar LEI AG, comparado con la población general (5). En este estudio de las pacientes estudiadas solamente el 10% se encontró en la histología LEI AG, mientras que el 43% fue reportado como LEI BG (5). LEI de bajo grado En este grupo están la neoplasia intraepitelial cervical (NIC) tipo NIC I y la presencia del HPV. En la mujer adolescente se manejará igual que el ASC-US. Repetir CCU posparto. En la mujer embarazada mayor de 20 años con este tipo de anormalidad citológica se puede evaluar en el posparto o se puede realizar colposcopia y se recomienda latoma de biopsia sólo si hay cambios mayores que sugieran lesiones de alto grado o cáncer, sin incluir muestra de endocérvix. Si el resultado histológico es cualquier lesión preinvasiva se reevaluará la paciente en el posparto, pero en caso de LEI AG se puede hacer seguimiento colposcópico sin necesidad de repetir biopsias siempre y cuando la anormalidad col- poscópica no se incremente (3) (figura 2). LEI de alto grado En este grupo se encuentran NIC II o displasia moderada, NIC III o displasia severa y el cáncer escamocelular in situ. En todas las CCUs reportadas como LEI AG a la paciente se le realiza colposcopia y biopsia exocervical y si el informe anato- mopatológico confirma el diagnóstico el manejo se puede di ferir hasta el posparto e incluso se puede hacer seguimiento colposcópico y está indicado tomar biopsia solamente si hay 522 PARTE IV 7 4 / CÁNCER GINECOLÓGICO Y EMBARAZO. MANEJO T Figura 2. cambios que indiquen infiltración. Solamente se tomará con ducta diferente a la expectante si la lesión es sospechosa de microinfiltración o francamente infiltrante (3) (figura 3). La incidencia de carcinoma in situ de cérvix reportada es de 1 en 770 embarazos. Estas lesiones preinvasivas y de invasión temprana sólo pueden ser detectadas por medio de la CCU de rutina y comprobadas por el estudio histológico; el embarazo proporciona una situación ideal para este pro pósito, especialmente para aquellas mujeres que no tienen una CCU reciente. En más del 90% de los casos una CCU anormal durante el embarazo reporta NIC (3). El manejo de las lesiones precancerosas en el embarazo, es actualmente una controversia, debido a las infecciones y sangra dos que se presentan durante las biopsias cervicales. Sin embar go actualmente está indicado la vigilancia y la tamización. Los virus de alto riesgo de HPV se encuentran relacio nados con casi todos los cánceres en cérvix, y los cambios fisiológicos que se dan son debido a la presencia de éste (7). En el posparto se encuentra una disminución del virus. Un estudio comparó las tasas de HPV de alto riesgo en mujeres embarazadas y no embarazadas. Todas fueron lle vadas a colposcopia para evaluar si presentaban displasia cervical moderada a severa. Al inicio del embarazo 63% de las pacientes presentaban HPV de alto riesgo comparado con una línea base de 68% para las mujeres no embarazadas. Las tasas permanecieron equivalentes en las mujeres emba razadas durante los 3 trimestres de gestación, mientras que en las no embarazadas disminuyeron a 53%. Se encontró una diferencia significativa en el posparto donde las cifras llegaron a 31% en las mujeres embarazadas vs. 50% en las no embarazadas. Se evidenció que las mujeres embaraza das mostraron un aumento en la eliminación del HPV de alto riesgo durante el posparto en comparación con las no embarazadas (4). En un estudio similar se concluyó que la prevalencia de HPV de alto riesgo en mujeres embarazadas y no embarazadas es equivalente (5). Las posibles explica ciones de una disminución en el HPV posparto es un menor número de compañeros sexuales durante esta etapa, o una respuesta inmune mejorada relacionada con la reparación del trauma cervical durante el parto. La hipertrofia y eversión del epitelio endocervical ocu rre desde la décima semana del embarazo; esto permite una completa visualización de la zona de transformación. Sin embargo, las alteraciones fisiológicas normales del embara zo, como la fase dinámica de la metaplasia, aumento de la vascularización, y cambios deciduales en el cérvix, pueden dificultar la interpretación de los hallazgos colposcópicos, dando como resultado un sobrediagnóstico. Esto requiere un alto grado de habilidad y experiencia. Se ha reportado que el 0,2% de pacientes con displasia leve a moderada en Reevaluar en pospar to, 6 -8 semanas Lesión preinvasiva Lesión microinvasiva Conización en 2o trimestre Colposcopia Embarazada con LEI - AG Tratamiento de acuerdo a la edad gestacional Lesión infiltrante Figura 3. GINECOLOGÍA 523 GINECOLOGÍA Y OBSTETRICIA BASADAS EN LAS NUEVAS EVIDENCIAS la CCU tienen carcinoma invasivo (7). La colposcopia sin biopsia tiene alto riesgo de subestimar la severidad de la le sión (7). Puede haber sangrado vaginal luego de una biopsia dirigida que se controla con facilidad con presión local; en varios estudios se ha demostrado el bajo riesgo de hemo rragia luego de una biopsia dirigida por colposcopia (8). A menos que se trate de un colposcopista experimentado en la presencia de anormalidades durante el embarazo, es esen cial realizar una biopsia dirigida y evitar así la realización de una conización diagnóstica. La conización cervical con bisturí frío durante el embara zo conlleva gran morbilidad matemo-fetal; se han reportado tasas de aborto espontáneo del 25% y de sangrado cervical excesivo de 5-15% (7). Reportes similares se han obtenido con escisión con asa (9). Además, la conización durante el emba razo no necesita ser terapéutica ya que se ha reportado persis tencia de la enfermedad en el 50% de los pacientes (8). El tratamiento definitivo con ablación o escisión debe posponerse para el posparto (2). Se ha reportado un benefi cio en cuanto la regresión de estas lesiones, al tener partos vaginales en pacientes con displasia cervical (3). La paciente embarazada con NIC o microinvasión igual o menor a 3 mm puede tener un parto vaginal pero requiere una reevaluación a las seis semanas posparto. Se ha reporta do que el 75% de las pacientes diagnosticadas con NIC du rante el embarazo tiene enfermedad progresiva o persisten te en la evaluación posparto (8). Otros autores observaron una tasa de regresión de 12% en 28 mujeres con NIC III (7). Estas observaciones resaltan la importancia de la reevalua ción de la paciente en el posparto. A t ip ia s d e c é l u l a s g l a n d u l a r e s (A G C ) Recordemos que la clasificación citológica de las atipias glandulares según Bethesda es: 1. AGC NOS (no específica) 2. AGC a favor de neoplasia (FN) 3. Adenocarcinoma in situ (AIS) 4. Adenocarcinoma infiltrante. En todas está indicada realizar colposcopia y toma de biop- sias según hallazgos, pero se obvia la muestra endocervical, excepto que la lesión sea muy evidente; además que también en esta etapa ocurre ectopia del cérvix lo que permite obser var parte del tejido endocervical. Los hallazgos colposcópicos de adenocarcinoma en el embarazo son difíciles de precisar. Está indicado realizar cono en el segundo trimestre en los casos de AGC FN y en AIS con fines diagnósticos, pero tam bién con el objetivo primordial de descartar infiltración, pues recordemos que el adenocarcinoma es multifocal. Si la histo logía informa como lesión AIS, el manejo se puede postergar al posparto y si es lesión infiltrante se tomará la conducta de acuerdo a la edad gestacional (13) (figura 4). Las células glandulares atípicas con significado incierto en frotis muestran atipia glandular y debe ser vigilado ya que el 30% de ellas se puede transformar en una lesión in- traepitelial escamosa de alto o bajo grado (6). Se pueden realizar LEEP del cérvix de una forma segura durante el embarazo (10), si se sospecha microinvasión o hay evidencia citológica de carcinoma invasivo en ausencia de confirmación colposcópica se puede realizar conización (12). El adenocarcinoma invasivo de cérvix, sin importar la profundidad de invasión, debe ser manejado como un cán cer invasivo. C á n c e r d e c u e l l o u t e r in o El cáncer de cérvix es la malignidad ginecológica más fre cuentemente diagnosticada durante el embarazo con un in cidencia de 0,24 a 0,45 por cada 1.000 embarazos (tabla 2). Es importante resaltar que el 3-55% de estas pacientes son asintomáticas (10). A pesar de esto 15-87% presentan san grado durante el embarazo (11), que se asocia a éste más que al cáncer llevando a un diagnóstico tardío. Esto puede ser prevenido con cérvico-vaginoscopiay CCU de rutina. El tratamiento dependerá de: • Estadio de la enfermedad • Edad de gestación • Disponibilidad institucional de experiencia y preferencias • Los deseos de la paciente y su familia. Tradicionalmente, el diagnóstico de cáncer de cérvix ha requerido la eliminación de la capacidad reproductiva ya sea por remoción quirúrgica o radiación dirigida a los ór ganos reproductivos. Recientemente estudios que buscaban opciones de tratamiento para cáncer cervical microinvasivo Figura 4. 524 PARTE IV 7 4 / CÁNCER GINECOLÓGICO Y EMBARAZO. MANEJO T indican que procedimientos quirúrgicos más conservadores pueden ser apropiados para pacientes con deseos de futura paridad. Paraskevaidis et al (7) evaluaron los resultados de partos a los que se les realizó procedimientos de escisión electroquirúrgica en cáncer cervical microinvasivo, sin in vasión linfovascular, estadio IA1 según la FIGO. Fue un es tudio de casos y controles de 28 mujeres sin cirugía cervical previa, no se encontró diferencia significativa en la duración de parto, peso al nacer, tasas de cesárea, tasas de admisión neonatal e índice de trabajo de parto precipitado. La única diferencia significativa fue un trabajo de parto de menor du ración. Esto es lo opuesto a lo que ocurre cuando se usa co- nización con bisturí frío (12), que se asocia a complicaciones a largo plazo: estenosis cervical, aumento de tasas de parto prematuro, aborto, aumento de cesáreas, bajo peso al nacer (9). Para pacientes con FIGO IA1 con invasión linfovascular o IA2 y deseos de futura fertilidad, se puede usar traquelec- tomía total y linfadenectomía. En resumen, para pacientes con deseo de futura fertilidad con carcinoma cervical mi- croinvasivo, tratamientos quirúrgicos más conservativos pueden ser adecuados. Aunque algunos prefieren radioterapia para el carcino ma invasivo de cérvix (11), el tratamiento de elección para estadios IB y HA temprano es histerectomia radical más linfadenectomía pélvica sistemática, el cual, antes de las 20 semanas de embarazo, se lleva acabo con feto in útero. Aquellas pacientes entre las semanas 20 y 32 de gestación representan un problema de abordaje: en estos casos, el tra tamiento puede aplazarse hasta que el feto tenga una mayor probabilidad de supervivencia. Esto dependerá de las faci lidades neonatales disponibles en cada institución, y de que la madre comprenda los riesgos asociados. No se observa ron resultados maternos adversos cuando se aplazó el trata miento de 11 a 17 semanas; sin embargo, se han reportado casos de progresión de la enfermedad cuando se pospone el tratamiento (11). Cuando el feto ya ha alcanzado suficien te madurez, se aconseja que la vía del parto sea por cesá rea, previa a la histerectomia radical y la linfadenectomía pélvica. El segmento inferior, el cérvix y la placenta no se manipulan para una evaluación histopatológica detallada y evitar la diseminación del tumor. Las ventajas de la cirugía radical son: • Permite conservar los ovarios y mantener la integridad y función vaginal en pacientes jóvenes, evitando las complicaciones a largo plazo de la radioterapia. • El reblandecimiento de los tejidos durante el embarazo facilita la disección por planos • Permite una evaluación adecuada de la extensión de la enfermedad. El parto vaginal en presencia de carcinoma invasivo de cérvix conlleva los siguientes riesgos: • Diseminación linfática o vascular de las células malignas • Hemorragia • Sepsis • Laceración cervical • Implantación tumoral en sitios de episiotomía (10). La radioterapia es el tratamiento de elección en pacientes con enfermedad avanzada (estadios IIB, III, IV). En emba razos tempranos, se inicia radiación externa que termina en aborto; luego de que se evacúa el útero, se completa el tratamiento con braquiterapia. En un reporte de 26 pacien tes embarazadas tratadas con radioterapia (11), se encontró que las complicaciones a corto y largo plazo eran similares a las de pacientes no embarazadas; se pospuso el tratamiento en aquellas terminando el segundo trimestre o en el tercer trimestre para alcanzar viabilidad fetal, luego de lo cual se realizó cesárea y se inició la radioterapia. Los autores con cluyeron que la radioterapia era efectiva y segura en cáncer cervical durante el embarazo. Aunque la quimioterapia es una opción terapéutica en determinadas mujeres que desean continuar con su emba razo, los efectos adversos potenciales deben tomarse en con sideración. Puede haber mérito en esperar la viabilidad fetal y tratar luego del parto en estas situaciones. Se observó una supervivencia a 5 años de 77,7% de pacientes con carcinoma invasivo temprano de cérvix, y 92,8% en pacientes diagnos ticadas antes del embarazo (5). Otros autores han observado supervivencias más bajas en el posparto (11). Esto enfatiza la importancia del diagnóstico temprano y tratamiento du rante el embarazo, más que en el puerperio. C á n c e r d e s e n o Durante el embarazo los cambios celulares y hormonales que ocurren en el tejido mamario son múltiples y todos pueden modular el riesgo individual de presentar cáncer. Por años, se pensaba que las mujeres jóvenes primigestantes tenían menor riesgo de presentar cáncer de seno, mientras que las mujeres de 35 años o mayores tenían mayor riesgo. Actualmente las investigaciones sugieren que todas las mujeres, sin importar la edad, tienen un riesgo transitorio mayor de presentar cáncer de seno después del parto, con un pico a los 5 años posparto (6). Esto sugiere que los cambios precancerosos presentes antes de la concepción pueden proliferar durante el crecimiento ce lular aumentando del tejido mamario durante el embarazo. El desarrollo de cáncer de seno puede también estar rela cionado con los niveles hormonales durante el embarazo. En un estudio se analizaron los niveles de estrona y progestero na durante el tercer trimestre de embarazo, 194 mujeres de 374 desarrollaron cáncer de seno. Los aumentos en niveles de progesterona se asociaron con menores tasas de diagnóstico de cáncer de seno antes de los 50 años, para niveles mayores o iguales a 270 ng/ml de progesterona comparado con nive les menores a 124 ng/mi; niveles superiores a 18,7 ng/ml de estrona se asociaron a mayor incidencia de cáncer de seno. Esto sugiere que el riesgo de cáncer de seno después de un embarazo se modula por varios factores, incluyendo cambios en los niveles hormonales y expresión génica (14). Para mujeres que ya se han diagnosticado con cáncer de seno, el embarazo no aumenta la mortalidad. De hecho, múl tiples estudios han mostrado una mayor tasa de sobrevida después del embarazo (6). Es interesante notar que los mis mos cambios hormonales que ocurren durante el embarazo y que dramáticamente alteran las futuras tasas de cáncer de seno, no tienen ningún efecto significativo en pacientes que ya han sido diagnosticadas previamente. La conducta con respecto al cáncer de mama y embara zo varía de acuerdo a la edad gestacional, previo consenti miento de la madre. GINECOLOGÍA 525 GINECOLOGÍA Y OBSTETRICIA BASADAS EN LAS NUEVAS EVIDENCIAS T • Primer trimestre: se puede realizar cirugía, no se reco mienda ni quimioterapia ni radioterapia. • Segundo trimestre: se puede realizar cirugía y admi nistrar quimioterapia, protocolo FAC (Cicloíosfamida, Doxorubicina y 5 Fluoracilo). No se recomienda radio terapia. • Tercer trimestre: en la fase inicial, 28 a 32 semanas se puede realizar cirugía y quimioterapia y en la parte final se puede posponer el manejo para después del parto. • La secuencia terapéutica puede ser individualizada en cada paciente. • La radioterapia se recomienda para el posparto (15). C á n c e r d e o v a rio La incidencia varía de 0,05 a 0,07 por 1.000 embarazadas, con el uso del ultrasonido como rutina se detectan 1 al 2% de masas anexiales durante todo el embarazo en donde la mayoría son sintomáticas (16). Más del 90% son quistes funcionalesque desaparecen en los estados avanzados del embarazo. El tamaño y las características de la masa por ultrasonografía ayudan a determinar el manejo inicial. Los niveles de CA-125 no son muy usados debido a su baja espe cificidad ya que estos aumentan principalmente en el primer trimestre del embarazo. Las masas mayores de 6 cm de diá metro requieren de laparotomía exploratoria aunque ciertos autores refieren que este procedimiento es negligente para el estado del feto especialmente cuando se encuentra entre las semanas 12-14; pero se recomienda la cirugía en el segundo trimestre la cual se debe realizar por medio de una incisión vertical para poder localizar la masa anexial que se encuen tra extrapélvica teniendo en cuenta que la manipulación del útero grávido debe ser mínima. Ciertos estudios (31) repor taron que no hay aumento en la pérdida fetal cuando la ci rugía es realizada después de la semana 7 por tumores ma yores de 10 cm o con componentes tipo teratoma. El manejo laparoscópico para una masa anexial durante el embarazo debe ser reportado, un estudio (18) describe la técnica en 14 pacientes con presencia de masas anexiales en la semana 16 de gestación y concluyen que las pérdidas fetales son bajas pero los efectos adversos del neumoperitoneo por CO, son mayores, siendo éstos: aumento en la presión del útero y al teraciones hemodinámicas y de ácido base (17). El tumor maligno epitelial del ovario es el más común en mujeres no embarazadas (46,2%) como el tumor de células germinales (46.2%) en el embarazo (1). El manejo de cáncer de ovario durante el embarazo debe ser igual al de una paciente no embarazada. Si el tumor es encapsulado, unilateral y de bajo grado de malignidad se puede realizar una salpingo-ooforectomía con omentecto- mía infracólica. En tumores como el disgerminoma que es más propenso a la diseminación linfática se realiza lo ante riormente mencionado más disección de ganglios ipsilate- rales pélvicos y paraaórticos. En tumores como teratomas inmaduros y del seno endodérmico es más frecuente la dise minación de ganglios retroperitoneales y la metástasis al pe ritoneo (17). Pero cuando el tumor se encuentra más allá del ovario se debe optar por un procedimiento más radical como lo es la histerectomía abdominal total más salpingo-ooforec- tomía bilateral y apendicetomía. Si se diagnostica el tumor durante el tercer trimestre del embarazo se debe aplazar la cirugía hasta completar la maduración fetal. La sobrevida a 5 años es alrededor del 76% (17, 18) pero debe tomarse en cuenta que la clave del éxito es el diagnóstico temprano. C a r c in o m a e n d o m e t r ia l El 10% de cánceres endometriales se presentan en mujeres menores de 40 años y es muy raro en el embarazo, en un estudio realizado por Ay han et al (19) en donde se investi garon 24 casos con carcinoma endometrial y embarazo, se concluyó que la mayoría presentaban abortos del primer tri mestre y sólo 5 embarazos estaban asociados con feto vivo. Es importante el curetaje del endometrio posterior a una he morragia uterina posparto. La mayoría de los cánceres son focales, bien diferenciados y mínimamente invasivos por lo cual la cirugía es el mejor tratamiento. C o r io c a r c in o m a Es raro durante el embarazo. Dobson et al (20) reportaron nueve casos de hemorragia posparto secundario a corio- carcionoma después de embarazos a término no molares, los cuales fueron tratados exitosamente con quimioterapia. Hay que tomar en cuenta que un diagnóstico temprano es de suma importancia. C a r c in o m a d e t r o m p a d e F a l o p io La edad promedio en donde ocurre este tumor es entre los 52 hasta 61 años, siendo muy raro durante el embarazo aunque han sido reportados casos aislados de adenocarcinoma uni lateral en el pasado (21). El diagnóstico en la mayoría de los casos ha sido por laparotomía. El tratamiento es la histerec- tomía abdominal total más salpingo-ooforectomía bilateral más omentectomía y quimioterapia adyuvante que depende de los hallazgos durante la cirugía y presencia de enferme dad residual después de la cirugía, se recomienda 5 ciclos de cisplatino, adriamicin y cicloíosfamida como tratamiento. C a r c in o m a d e vagina La edad promedio de la neoplasia intraepitelial vaginal (VAIN) es a los 52 años (22) pero se ha encontrado más frecuentemente en el embarazo. Una lesión bien delimita da debe ser extirpada y realizándose durante el embarazo una colposcopia como vigilancia y posteriormente la terapia definitiva después del parto. El carcinoma de células esca mosas de vagina ha sido encontrado más frecuentemente en mujeres de 50 años y es muy raro presentarse durante el embarazo pero si se presenta el manejo debe ser igual al de la paciente no embarazada. Se debe considerar en qué etapa del embarazo se encuentra la paciente ya que ésta nos define el tratamiento, es decir, si el embarazo se encuentra entre las 24 y 32 semanas se debe esperar hasta que el feto se encuentre viable para poder realizar cesárea y posterior mente radioterapia. Sennekjian et al (22) concluyeron que 526 PARTE IV 7 4 / CÁNCER GINECOLÓGICO Y EMBARAZO. MANEJO T el pronóstico de vida en cinco y diez años en mujeres em barazadas con adenocarcinoma es igual al de las mujeres no embarazadas que es de un 86 y 68% respectivamente. El manejo del cáncer en su tercio superior es similar al carcino ma escamocelular de cérvix, en el cual se realiza una cirugía radical para lesiones tempranas que envuelvan región supe rior de vagina y cérvix. C a r c in o m a d e vulva La lesión de vulva in situ (VIN) ha sido encontrada con un aumento de la frecuencia en mujeres embarazadas que tienen factores de riesgo como: la edad temprana de inicio de relaciones sexuales, promiscuidad de ambos padres, la presencia de HPV y el cigarrillo. Las lesiones bien localiza das se deben extirpar y realizar estudios para identificar la etiología, sin embargo el VIN tiende a ser multifocal y mul- ticéntrico por lo cual el tratamiento ideal es la cirugía con láser, pero si hay lesiones microinvasivas mayores de 1 cm de diámetro o 1 mm de profundo se debe considerar una cirugía más agresiva. El cáncer invasivo de vulva es considerado una enfermedad predominante entre los 60-70 años por lo cual sólo se han re portado 19 casos hasta el momento (23). La terapia debe ser individualizada e influenciada por el período de gestación en el que la mujer se encuentre. Se debe extirpar radicalmente con o sin linfadenectomía ipsilateral o bilateral inguinal. Se ha visto que este tumor puede ser agresivo y de rápido crecimiento en el embarazo (6) no se ha encontrado reportes en la literatura de pacientes que hayan sobrevivido cuando el tratamiento ha sido retrasado hasta después del parto, por lo cual se recomienda no esperar por la cirugía. Se han reportado (23) embarazos exi tosos con parto vaginal en pacientes con vulvectomía radical y linfadenectomía inguinal que sugieren que los futuros emba razos en pacientes jóvenes no son contraindicados, pero la de cisión de un parto vaginal o por cesárea debe ser influenciada por el estado de la vulva posquirúrgica. Q u im io t er a p ia ad yu va n te en e l e m b a r a z o El uso de agentes quimioterapéuticos durante el embarazo plantea un dilema clínico significativo tanto para el médico como para el paciente. Un estudio retrospectivo de Brasil de 14 embarazos expuestos a quimioterapia, comparado con 15 embarazos donde no se usó quimioterapia, la tasa de pre maturos comparada con los controles fue (6/8 versus 2/10) y un aumento de la mortalidad fetal (4/12 versus 0/10). Las mayores exposiciones ocurrieron después del primer tri mestre y no se notaron malformaciones fetales (24). Ciertas drogas se conocen que tienen más riesgo de malformacio nes, incluyendo al metotrexate, 5-fluoracilo, arabinosil cito- sina, busulfan, ciclofosfamida y clorambucil (24). La mayoría de las drogas citotóxicasson captadas por la placenta y además tienen agentes potencialmente teratóge- nos. Los efectos en el feto son influenciados por los cambios fisiológicos durante el embarazo y el estado de desarrollo del feto. Por lo cual el primer trimestre es el más crucial porque es cuando se produce la organogénesis, durante este periodo un solo agente farmacológico produce el 10% de riesgo de mal formaciones y del 25% en terapia combinada, por lo cual el tratamiento con quimioterapia es mejor evitarlo durante este período particularmente entre la semana 5 y 10 de gestación porque durante estas semanas la población de células madres es limitada y el daño o destrucción de un número pequeño de células producen una alteración anatómica. Para la semana 13 de gestación la organogénesis está com pleta con excepción del cerebro y las gónadas por lo cual después de este período el riesgo de anormalidades fetales es bajo, pero si se presenta frecuentemente una restricción de crecimiento intrauterino y afección de la función del sistema nervioso central. En estudios recientes de casos reportados de salpingo-ooforectomía unilateral y omentectomía continuados con quimioterapia coadyuvante en tumor del seno endodér- mico en el segundo trimestre de embarazo, se evidenció una continuación del embarazo con partos prematuros y a término sin efectos adversos tanto de la madre como del feto (24). R e f e r e n c ia s 1. Sivanesaratnam V. Management of the pregnant mother with ma lignant conditions. Curr Opin Obstet Gynaecol 2001; 13:121-5. 2. Pereg D, et al. Cancer in pregnancy: Gaps, challenges and solu tions, Cancer Treat Rev (2008), doi:10.1016/j.ctrv.2008.01.002 3. Wright T Jr, et al. 2006 consensus guidelines for the manage ment of women with abnormal cervical cancer screening tests. American Journal Obstetrics and Gynecology 2007. 4. República de Colombia, Ministerio de la Protección Social, De creto 412, 2002. 5. Kazuya O, et al. 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