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S ida per in a t a l . In t er v en c io n es 60 Edith Ángel Müller • Ariel Iván Ruiz Parra El virus de la inmunodeficiencia humana (VIH) es el causante del síndrome de inmunodeficiencia adquirida (SIDA), com pleja enfermedad debida a múltiples interacciones que ocu rren entre el VIH y el huésped, quien finalmente presenta una profunda inmunodepresión que lo predispone a infecciones oportunistas y neoplasias que lo llevan a la muerte. A más de dos décadas del descubrimiento del SIDA en los Estados Unidos, el perfil epidemiológico de la infección por VIH ha cambiado dramáticamente en los últimos años. De ser una enfermedad confinada a los EEUU, Europa Occi dental y Africa, es actualmente una enfermedad extendida a todos los continentes, que impacta desproporcionadamente a la población más vulnerable desde el punto de vista socio- cultural y económico, y que compromete cada vez más a la mujer en edad fértil y por ende al feto. Las nuevas estimaciones del programa de Naciones Unidas sobre el VIH/SIDA (UNAIDS 2007), resultaron en cambios substanciales en el número de personas viviendo con HIV en el mundo, con un número calculado de 33,2 mi llones, una reducción de 16%, comparado con el estimado publicado en 2006 (tabla 1). Más del 95% de las personas infectadas viven en países en vías de desarrollo (1). Tabla 1. Adultos y Prevalencia Nuevas in Recién Muertes niños infecta de VIH en fecciones nacidos diarias dos con VIH adultos por día infectados por por día SIDA 33,2 millones 0,8 % 6.900 1.600 5.800 Avances importantes se han realizado en el entendimiento de la virología, la inmunología y la patogenia del VIH. Al mis mo tiempo que se han permitido cambios fundamentales en el manejo de la terapia antirretroviral en pacientes adultos, con combinaciones de medicamentos que suprimen al máximo la replicación viral disminuyendo la morbimortalidad, aumen tando la esperanza de vida y la calidad de ésta en la población afectada. Estos avances entregan al obstetra nuevas estrategias terapéuticas que inciden significativamente en la disminución de la morbilidad materna y de la transmisión perinatal. Las estrategias de prevención y tratamiento relacionadas con el manejo de la mujer embarazada infectada con el VIH están en constante evolución y desarrollo. Las propuestas discutidas aquí tienden a ser las mejor sustentadas con los estudios llevados a cabo hasta el momento y pretenden dar al equipo de salud algunas herramientas para discutir con la mujer embarazada e infectada con VIH, las diferentes deci siones en cuanto al uso de terapia antirretroviral y la cesárea para reducir la transmisión perinatal, basados en diferentes estudios poblacionales. HIV Y EMBARAZO El embarazo no afecta el curso de la infección por el VIH, los más grandes estudios reportan un riesgo relativo de progre sión de la enfermedad de 0,7 (IC 95%, p—0,4-1,2). Sin embar go, la infección por VIH si tiene algunos efectos sobre el em barazo, varios estudios realizados reportan mayor frecuen cia de parto pretérmino, bajo peso para la edad gestacional, restricción de crecimiento intrauterino e, incluso, aumento de la mortalidad perinatal. Todo lo anterior puede estar aso ciado con la infección por VIH, con el uso de algunos esque mas antirretrovirales y con la severidad de la enfermedad, aunque también puede deberse a factores no directamente relacionados con el VIH como la condición socioeconómica de las pacientes, la existencia de enfermedades concomitan tes (hipertensión gestacional, vaginosis bacteriana), el hábi to de fumar, el consumo de alcohol, etc. (2). M e c a n i s m o s y m o d o d e l a t r a n s m is ió n MATERNO INFANTIL El riesgo de que una mujer con VIH, sin ningún tratamiento, transmita la infección a su hijo es de 15 a 30%. Este porcentaje de transmisión ha venido disminuyendo gracias al manejo con me dicamentos y a la introducción de la cesárea. En la actualidad, en algunos lugares, esta tasa de transmisión es menor del 2%. La transmisión perinatal es la principal causa de infección por VIH en niños, relacionándose con el 90% de los casos de SIDA en jóvenes preadolescentes. Esta transmisión pue GINECOLOGÍA Y O BSTETRICIA BASADAS EN LAS NUEVAS EVIDENCIAS T de ocurrir en diferentes momentos; durante el embarazo (in útero), durante el nacimiento (intraparto), o posparto como consecuencia de la lactancia (tabla 2) (3). Un estudio ha de mostrado que con el uso de los esquemas antirretrovirales, el porcentaje de transmisión ha disminuido en el intraparto y por lo tanto de los recién nacidos infectados, una mayor pro porción han adquirido la infección in útero, de 27% en 1990- 1992 a 80% (4 de 5) en 1999-2000 (P = 0,072). La transmisión in útero ocurre principalmente en el tercer trimestre (4). Tabla 2. Porcentaje de infección por VIH-1 adquirida por diferentes rutas. Transmisión perinatal Infantes lactando Infantes sin lactancia Profilaxis transmi sión madre-hijo Intrauterina 20% 30% 80% Intraparto 50-65 % 70% 20% Posparto (Lactancia) 15-30 % 0% 0% La evidencia de transmisión intrauterina del VIH-1 está soportada por la detección del virus en tejido placentario, tejido fetal abortado, y líquido amniótico tan temprano como desde las ocho semanas de gestación. La transmisión intraparto resulta por el contacto directo con sangre mater na y secreciones del tracto genital durante el parto, infección ascendente luego de ruptura de membranas, microtransfu- siones materno-fetales durante cada contracción uterina y absorción del virus a través del tracto gastrointestinal del recién nacido o por laceraciones en la piel del feto. Los principales factores asociados con el aumento del riesgo de transmisión son: • Carga viral materna elevada. Se ha observado que la posibilidad de transmisión perinatal cambia de 41 % con una carga viral mayor a 100.000 copias/mL a 0% con una carga viral menor a 1.000 copias/mL. Sin embargo, no se considera que una carga viral indetectable sea ga rantía segura de no transmisión (2). • Conteo de CD4 bajo • SIDA en la madre • Parto vaginal (con cargas > 1.000 copias o sin terapia antirretroviral) • Ruptura prematura de membranas > 4 horas • Infantes pretérmino (< 37 sem de gestación) • Lactancia. Aproximadamente 75% de la transmisión debida a leche materna infectada VIH ocurre en los pri meros seis meses. Estudios controlados aleatorizados en Kenya, han demostrado que el uso de fórmulas ma- ternizadas para la alimentación disminuyen el riesgo de transmisión en un 44% con respecto al amamantamiento (5). Factores de riesgo para la transmisión a través de la leche materna incluyen madres jóvenes, seroconversion durante la lactancia, duración prolongada de la lactan cia y presencia de mastitis o abscesos en la mama. E p id e m io lo g ía d e l a t r a n s m i s i ó n m a t e r n o - INFANTIL (TMI) La frecuencia de transmisión perinatal es de 20% sin antirretro virales, 10,4% con monoterapia, 3,8% con terapia dual y 1,2% con terapia antirretroviral altamente efectiva (HAART) (6). A pesar del amplio conocimiento de regímenes sencillos, el cubrimiento total de los programas de prevención de la TMI es todavía bajo en el mundo, se estima que menos del 10% de las embarazadas infectadas con el VIH reciben dro gas antirretrovirales para esta profilaxis (7). Mientras que en Estados Unidos, en 1992, en el pico de la epidemia perinatal de HIV se infectaron cerca de 2.000 bebés, en la actualidad se infectan menos de 200 niños por año (8). Los embarazos gemelares tenían, en 1996, un riesgo incre mentado de transmisión del virus (28,3% vs. 13,5% en emba razos únicos). En la era del HA ART el riesgo se ha reducido también en gemelos (1% de TMI), sin embargo, el riesgo para el primer gemelo, sigue siendo el triple del riesgo para el segundo gemelo (9). C u id a d o s d e l e m b a r a z o , p a r t o y p u e r p e r i o En todas las pacientes embarazadas se debe solicitar unaprueba de HIV, para conocer su estado de infección. En Co lombia, la normatividad no permite realizar las pruebas sin consentimiento informado. Una adaptación de la estrategia "opt-out" (a la paciente se le ofrece la prueba sin consenti miento, pero ella tiene la opción de negarse a realizársela) puede ser el ofrecer asesoría y la prueba de manera uni versal, requiriendo el consentimiento informado escrito en todos los casos de realización de la prueba, pero también requiriendo el documento por escrito de no aceptación fir mado por la embarazada en todos los casos en los que la prueba no se realice por esta causa (2,10). A. Primera visita • Información sobre la infección por el virus de inmuno- deficiencia humana y embarazo, y riesgo de infección vertical. • Enfasis en nutrición y suplementación vitamínica (vita mina A). • Estado inmunitario: valorar CD4 y carga viral. • Estado infeccioso: evaluación de la cavidad orofaríngea y cérvico-vaginal, descartando cervicitis, presencia de gonococo, clamidia, estreptococo, tuberculosis con PPD y baciloscopia, VDRL, anticuerpos y antígenos para he patitis B, toxoplasma, citomegalovirus y herpes, citolo gía cérvico-vaginal y eventual colposcopia. • Consulta precoz ante la aparición de nuevos síntomas/ signos que puedan indicar aparición de infecciones oportunistas. B. Control prenatal • Evaluación en cada consulta de la cavidad oral y cérvi- co-vaginal. • Repetir CD4 y carga viral en cada trimestre. Según los niveles de CD4 recomendar profilaxis para infecciones oportunistas. En pacientes con CD4 < 200 cels/mL, se recomienda profilaxis con trimetropin/sulfametoxasol, el cual ha demostrado disminuir en adultos y niños in fectados la morbimortalidad por todas las causas. En el embarazo se encontró que además disminuyó el porcen taje de parto pretérmino y la mortalidad neonatal (11). • Repetir pesquisa de enfermedades de transmisión sexual en el tercer trimestre. 404 PARTE III 6 0 / SIDA PERINATAL INTERVENCIONES T • Consulta precoz ante síntomas de parto prematuro/co rioamnionitis. • No realizar procedimientos de diagnóstico perinatal invasi vos (amniocentesis, biopsia de vellosidades coriónicas, etc.). • Ecografía de detalle en segundo trimestre. C. Cuidados del parto En mujeres que se presentan en trabajo de parto y no tienen prueba de tamizaje previa durante el embarazo, se debe rea lizar asesoría y ofrecer una prueba rápida de tamizaje. Una forma fácil, aceptable y exacta de identificar la infección por el VIH, es realizar una prueba rápida. Las pruebas rápidas utili zadas para diagnóstico deben tener una sensibilidad superior al 99% y una especificidad superior o cercana al 98% (2, 12). La sensibilidad y la especificidad de la prueba rápida en un estudio de 17 hospitales en Estados Unidos de 100% y 99,9%, respectivamente y el valor predictivo positivo fue 90% (13). En paciente VIH positivas con carga viral mayor de 1.000 copias/mL, o sin tratamiento de profilaxis con antirretrovi rales se recomienda como vía del parto la cesárea electiva (ver discusión en el aparte sobre vía del parto). En caso de parto vaginal se debe evitar la ruptura artifi cial de membranas para evitar el contacto fetal con las secre ciones maternas, y evitar las maniobras que puedan dañar la piel fetal (pH cuero cabelludo fetal y electrodo cefálico). Lo ideal es que el período de latencia entre la ruptura de membranas y el parto sea menor de 4 horas. D. Cuidados del puerperio Están orientados a establecer el estado infeccioso del recién nacido y a evitar su posterior infección. La prueba de Elisa para VIH no sirve por el paso de anticuerpos matemos al feto, que determinan que el resultado sea siempre positivo. En estos niños se debe realizar una prueba de detección de ácido nucleico viral (ARN o ADN) antes del cumplir el pri mer mes y entre cuatro y seis meses de nacido. Si alguna de las pruebas es positiva, se confirma el diagnóstico utilizando otra técnica diferente, pero que también se base en la detec ción de ácidos nucleicos. Si las pruebas de detección seriadas son negativas, se clasifica al niño como no infectado (2). Para evitar la infección al niño, se deben utilizar las ma niobras universales de manejo del SIDA. No se recomienda la lactancia materna debido al paso del VIH a la leche mater na (ver en profilaxis lo referente a lactancia). Profilaxis de la transm isión m aterno-infantil (TMI) La disminución de la transmisión materno-infantil se ha en focado en tres aspectos principales: 1. Los medicamentos antirretrovirales administrados a la madre durante el embarazo, el parto y el puerperio y al recién nacido. 2. La vía del parto. 3. La supresión de la lactancia o el manejo de las pacientes con antirretrovirales en el puerperio. 1. M edicam entos antirretrovirales para la profilaxis de transm isión madre a hijo Desde febrero de 1994, el PACTG (Pediatric AIDS Clinical Trials Group) con el protocolo 076 demostró la reducción de la transmisión materno fetal en un 70%; el régimen consistió en el uso de zidovudina (AZT) comenzando en la semana 14 y continuando por el resto del embarazo, AZT parenteral durante el parto y continuando esta medicación en el recién nacido por las seis semanas siguientes (14). Entre los regímenes con ciclos cortos, se ha evaluado una combinación de ZDV y lamivudina (3TC) desde las 36 sema nas, durante el trabajo de parto y hasta una semana pospar to y a los lactantes en la primera semana de vida, compara da con el placebo; la eficacia de este régimen en la reducción del riesgo de infección por VIH a las cuatro a ocho semanas llegó al 63% (15). En una población de mujeres con lactancia, una dosis úni ca de nevirapina administrada a las madres al inicio del tra bajo de parto y a los neonatos poco después del nacimiento, comparado con zidovudina administrado a las madres sólo durante el trabajo de parto y a los lactantes durante la pri mera semana de vida, redujo el riesgo de transmisión mater no infantil a las cuatro a ocho semanas en aproximadamente 40% y el beneficio persistió a los 18 meses de vida (16). La adición de ZDV para los lactantes en la primera semana des pués del parto además del régimen HIVNET 012 no produjo ningún efecto significativo sobre la transmisión de VIH en comparación con un régimen HIVNET solo (17). Los esquemas cortos con dos componentes anteparto/in- taparto o intraparto/posparto, son menos efectivos que el esquema con los tres componentes (7). También se ha de mostrado que los tratamientos de mayor duración que co mienzan en la semana 28 de gestación, son más efectivos que los cortos, que comienzan en la semana 36 (18). Una com paración directa de la ZDV administrada a las madres desde las 28 sem anas de gestación y duran te el trabajo de parto y a los lactantes durante tres días después del parto (régimen "prolongado-corto") produjo una tasa más baja de infección por VIH o m uerte a los seis meses en com paración con la ZDV administrada a las madres desde las 35 semanas y durante el trabajo de parto y a los lactantes durante seis sem anas después del parto (régimen "corto-prolongado") (18). Sin embargo, si la duración de la terapia m aterna anteparto fue corta (< 4 sem ), una profilaxis más larga al niño (4 a 6 sem) es más efectiva que una corta (3 días a 1 semana) (19, 20). Sin embargo, dos ensayos más pequeños que compararon zidovudina en regím enes largos contra regímenes cortos no hallaron ninguna diferencia entre sus efectos sobre las tasas de infección por VIH en los lactantes (21-23). La adición de una dosis única de NVP a la madre y al niño, mejora la eficacia de otros regímenes antirretrovirales de corta duración. En países en donde la alimentación con leche de fórmula no es segura, ni accesible, se están reali zando estudios con el fin de lograr una lactancia materna con menor riesgo de transmisión del virus. El estudio "En sayo de prevención perinatal del VIH " (PHPT-2),en muje res no lactantes en Tailandia y el estudio "Disminución de la transmisión madre-hijo" (DITRAME), en una población parcialmente lactante, en Cote d' Ivoire, demostraron que la adición de una sola dosis de NVP a un esquema corto de AZT, disminuyeron la infección en el hijo a las 6 semanas, de 12,8% (control histórico) a 6,5% IC 3,9-9,1%. Cuando la NVP se agregó a un esquema corto de AZT/3TC la infec ción en el hijo fue de 4,7 (IC 95%: 2,4-7,0%) (23-26). OBSTETRICIA DE ALTO RIESG O 405 GINECOLOGÍA Y O BSTETRICIA BASADAS EN LAS NUEVAS EVIDENCIAS Un estudio que comparó un esquema combinado de antirretrovirales (AZT/3TC más NVP dosis única) admi nistrado desde la semana 32 de gestación, con el esquema HAART en mujeres que lo requerían por su propia salud, encontró tasas similares de transmisión materno infantil 3,8% (IC 95%, 0,3-8,5%) para el combinado y 2,4% (IC 95%, 1,0%-9,5%) para el HAART (27). Podemos un observar un cuadro de los principales anti rretrovirales utilizados en el embarazo (tabla 3). E f e c t o s a d v e r s o s d e l o s m e d ic a m e n t o s PARA LA PROFILAXIS En los diferentes estudios no se encuentran diferencias esta dísticamente significativas en las tasas de eventos graves o potencialmente fatales en las madres o lactantes. En el ciclo prolongado con AZT, puede ocurrir anemia transitoria leve. En el ensayo que evaluó la D4T y DDI, no se halló ningún caso de acidosis láctica o esteatosis hepática, y la nevirapina no au mentó de forma significativa la incidencia de toxicidad hepáti- 1 ca o erupción cutánea grave. Además, los antirretrovirales no aumentaron la probabilidad de la aparición de defectos con génitos, patrones de crecimiento anormales o la aparición de cánceres de la infancia (2). En una cohorte de 235 mujeres que recibieron terapia antiviral con nevirapina, se encontró que presentaron rash un 6,4% y hepatotoxicidad un 3,4% (28). La resistencia a los inhibidores de transcriptasa reversa no nucleósidos (NNRTI) puede ser detectada en los primeros 6 meses después de la dosis de NVP, en 25 a 50% de las muje res. Estas mutaciones que producen resistencia desaparecen con el tiempo y su importancia clínica es por consiguien te incierta, no obstante, es preocupante el hallazgo de que la respuesta viral al tratamiento con NVP puede reducirse en las mujeres que recibieron anteriormente un régimen de una dosis única de NVP más un ciclo corto de ZDV como profilaxis. Una dosis única de NVP se asoció con un aumen to en las mutaciones resistentes en una submuestra de pares de madre-lactante en el ensayo HIVNET 012 (29). También se demostró que una combinación de zidovudina y 3TC no previene la aparición de resistencia al 3TC (30). Tabla 3. Antirretrovirales y embarazo. Droga antirretroviral CategoríaFDA Paso por placenta (RN: madre (drug ratio) Carcinogenicidad en animales a largo plazo Estudios de teratogenicidad en animales Análogos nucleósidos inhibidores de transcriptasa inversa Zidovudina (retrovir, AZT, ZDV) C Sí (humanos) (0,85) Positivo (tumores no invasivos del epitelio vaginal en roedores). Positivo (dosis letal en roedores es cercana). Zalcibatine (VIHID, DDC) C Sí (monos rhesus) (0,30-0,50) Positivo (linfomas timicos en roedores) Positivo (hidrocefalia en roedores con altas dosis). Didanosina (Videx, DDI) B Sí (humanos) (0,5) Negativo. Negativos. Stavudina (zerit, d4T) C Sí (monos rhesus) (0,76) No completados. Negativos (pero decrece la concentración de calcio óseo en roedores). Lamivudine (Epivir, 3TC) C Sí (humanos) (-1.0) Negativo. Negativo. Abacavir (Ziagen, ABC) c Sí (ratas) No completados. Positivo (anasarca en roedores y malformaciones esqueléticas con 1000 mg/kg, 35 veces la exposición en humanos). Inhibidores de transcriptasa inversa no nucleosidos Nevirapine (Viramune) c Sí (humanos) (-1.0) No completados. Negativo Delavirdine (Rescriptor) c Desconocido No completados. Positivo (defecto septal ventricular en roedores). Efavirenz (Sustiva) c Sí (monos ratas y conejos) (-1.0) No completados. Positivo (anencefalia, anoftalmia, microftalmia). Inhibidores de proteasa Indinavir (Crixivan) c Sí (ratas y conejos) No completados. Negativo. Ritonavir (Norvir) B Sí (ratas)(0.15-0.64) Positivo (adenomas hepáticos y carcinomas, ratas). Negativo. Saquinavir (Fortovase) B Mínimo No completados. Negativo. Nelfinavir (Viracept) B Desconocido No completados. Negativo. Amprenavir (Agenerase) c Desconocido No completados. Negativo. Lopinavir / Ritonavir (Kaletra) c Desconocido No completados. Negativo. 406 PARTE III 6 0 / SIDA PERINATAL INTERVENCIONES T El riesgo de resistencia a la NVP después de la profilaxis con una dosis se relaciona fuertemente con niveles eleva dos de RNA viral en plasma y con un conteo bajo de CD4, al momento de la exposición. Otros factores asociados son el subtipo viral (más común en el C y el D que en el A), el número de dosis de NVP durante el parto (repetir dosis au menta la resistencia) y el momento que ha pasado desde que se administró la droga. El riesgo de que una terapia antiviral HAART, no pro duzca una supresión viral máxima, es más probable si ésta se comienza en los seis primeros meses de haber recibido la NVP, comparado con comenzarla después (31, 32). Algunos estudios han mostrado que en embarazos subsecuentes no hay disminución de la eficacia de la NVP en dosis única, aunque se haya administrado en el embarazo anterior (7). En Sur Africa, un estudio demostró que la administración de AZT/ 3TC durante el parto, en adición a la dosis única de NVP y seguido por AZT/3TC a la madre por 4 a 7 días después del par to, reduce el desarrollo de resistencia a la NVP de 60 a 10% (7). En pacientes con terapia antirretroviral altamente efectiva, se ha encontrado una tasa de prematuridad mayor (14,1%, 476/3384) a la de mujeres con terapias con una o dos dro gas (10,1%, 107/1061), aun después de ajustar por factores de confusión (OR ajustado: 1,51, IC 95% 1,19-1,93). Además, el parto antes de las 35 semanas tuvo una asociación un poco mayor (33). Otro estudio que evaluó pacientes con HIV y te rapia HAART, encontró una tasa de parto pretérmino en 18% de las pacientes y en 9% de los controles, y cuando el trata miento comenzó antes de la semana 13, la frecuencia de parto pretérmino fue de 44% (34). En un metanálisis sólo se encon tró asociación con el parto pretérmino cuando la terapia com binada se inició en el primer trimestre de embarazo (35). 2. La vía del parto Varios estudios muestran en forma consistente, que la ce sárea realizada antes del inicio del trabajo de parto y de la ruptura prematura de las membranas, esta asociada con una disminución de la infección perinatal independientemente del uso o no de terapia antiretroviral. Existe una disminu ción en el riesgo que va de 55 a 80% (tabla 4) (36). Los resultados de un ensayo clínico aleatorizado, sobre la vía del parto en la TMI del VIH, realizado en 6 países europeos, demostraron una reducción del 60% en la tasa infección perinatal, en los hijos de mujeres asignadas a cesá rea electiva, en las cuales la tasa de TMI fue de 2,4%. En las pacientes con cesárea no electiva el riesgo de infección fue de 8,8% y en las pacientes con parto vaginal de 10,3%. Un metanálisis grande, que incluyó 15 estudios de cohorte con firmó que la cesárea electiva se asocia con una disminución del riesgo de transmisión vertical del VIH, de un 50% (37). Actualmente, el Colegio Americano de Obstetras y Ginecó logos recomienda que en pacientes con niveles de RNA VIH-1 sobre 1.000 copias/ml se debe realizar cesárea electiva. En mu jeres que han recibido HAART y tienen carga viral indetecta ble, se puede recomendar el parto vaginal (38). Sin embargo, no se han realizado ensayos clínicos ni metanálisis que aclaren este punto. Debido a que la TMI ya es muy baja en las pacien tes con tratamiento HAART (1 a 2%), se necesitaría un tamaño de muestra muy grande paraencontrar una mayor reducción de la transmisión con la cesárea en este grupo de pacientes (39). Una cohorte de 143 mujeres embarazadas infectadas con HIV- 1, tratadas con HAART tuvo una tasa de TMI de 0%. En este grupo de pacientes 62% tuvo parto vaginal (34). Si se toma la decisión de la cesárea, debe ser realizada en la semana 38 de gestación, calculada por clínica o por ultra- sonográfico al primero y segundo trimestres y evitando la anmiocentesis; no se debe realizar ningún procedimiento de diagnóstico perinatal invasivo. La cesárea a las 38 sema nas tiene un pequeño pero absoluto aumento en el riesgo de dificultad respiratoria en el recién nacido que debe ser informado a la madre. Una vez decidida la cesárea, el AZT debe iniciarse tres horas previas al procedimiento, los otros antirretrovirales se continúan dentro del esquema propues to con anterioridad a la enferma. Se recomienda el esquema usual de antibióticos profilácticos. Cuando la paciente se presenta con ruptura de membranas mayor a 4 horas, o en trabajo de parto, fase activa, se pierde el beneficio de la cesárea, para disminuir la transmisión perina tal, por lo tanto en este caso se aconseja el parto vaginal. Las complicaciones de la operación cesárea en una pa ciente infectada con VIH, son un poco mayores que en las pacientes no infectadas por el virus, pero se ha encontrado que la morbilidad cambia según el tipo de cesárea que se realice. Una revisión de Cochrane encontró que entre mu jeres infectadas por el VIH, la cesárea no electiva se asoció con una mayor frecuencia de morbilidad en el posparto, comparada con la cesárea electiva, y la menor morbilidad se encontró en las pacientes que tuvieron parto vaginal. Las principales complicaciones fueron: fiebre en el posparto, anemia, endometritis e infección del sitio quirúrgico (37). 3 . La lactancia En cuanto a la lactancia, el CDC recomienda que cuando el reemplazo de la lactancia maternal sea aceptable, facti ble, sostenible y seguro se debe suspender la alimentación al seno materno (7). La seguridad y la eficacia de la terapia antiviral para la prevención de la transmisión a través de la leche materna, permanece en duda. Varios estudios han evaluado esta pregunta. Los estudios han sugerido que la terapia antiviral puede ser efectiva y segura para disminuir Tabla 4. Tasa de transmisión perinatal de acuerdo a la administración de zidovudina y modo de parto. Diseño del estudio Terapia Tasa de transmisión Odds ratio Cesárea electiva Parto vaginal (IC 95%) Cohortes casos observacionales Sin AZT 58/559 (10,4%) 1021/5385 (19%) 0,49 (0,4-0,7) Con AZT 4/196 (2%) 92/1255 (7,3%) 0,26 (0,07-0,7) Ensayo clínico Sin AZT 2/51 (4%) 16/82 (20%) 0,20 (0-0,8) Aleatorizado Con AZT 1/119 (1%) 5/117 (4%) 0,20 (0-1,7) OBSTETRICIA DE ALTO RIESG O 407 GINECOLOGÍA Y OBSTETRICIA BASADAS EN LAS NUEVAS EVIDENCIAS T la TMI; la tasa de infección por VIH en los niños a los 7 me ses fue de 5,6% en los alimentados con formula y de 9,0% en los de lactancia y AZT (p =0,4), pero las tasas de mortalidad fueron mayores en los niños alimentados con formula (9,3% vs. 4,9% p=0,003). Estos resultados deben ser validados con otros ensayos clínicos (40). En las mujeres infectadas con VIH-1 que reciben HAART, la lactancia no posee un riesgo adicional de transmisión postnatal. En un estudio que comparó niños alimentados con fórmula y niños con lactancia, de madres recibiendo HAART, la incidencia de VIH a los 6 meses de edad fue de 2,7% para los de fórmula y de 2,2% para los de lactancia (p = 0,60 [NS]) (27). A p r o x im a c io n e s a l u s o p r o f i l á c t i c o d e ANTIRRETROVIRALES EN MUJERES EMBARAZADAS CON INFECCIÓN POR V I H En la práctica clínica diaria, nos vamos a enfrentar a dife rentes situaciones que seguramente requieren de una visión diferente en cada caso (tabla 5). P r i m e r c a s o : P a c i e n t e e m b a r a z a d a V I H POSITIVA QUE NO HA RECIBIDO TERAPIA ANTIRRETROVIRAL PREVIAMENTE Esta paciente debe ser evaluada con exámenes clínicos con vencionales, carga viral de VIH y poblaciones linfocitarias. La terapia antirretroviral sigue los mismos lineamentos que para cualquier paciente adulto con VIH, planteando a la ma terna los riesgos potenciales conocidos de estos medicamen tos (tabla 3). Las recomendaciones basadas en varias guías sobre cuán do comenzar la terapia antirretroviral tienen en cuenta los criterios clínicos y de laboratorio y son las siguientes (41): • CDC estado clínico B o C. • CDC < 200, estado clínico A. • CDC 200-350, estado clínico A. El tratamiento debe ser ofrecido. • CDC > 350, estado clínico A, Se recomienda tratamien to, solo con carga viral > 100,000. En caso de indicación m aterna, la terapia debe iniciarse en semana 13, para prevención de la TM I se com ienza en la sem ana 32. En el plan de tratamiento es importante tener en cuenta que: • La zidovudina debe formar parte del esquema antirre troviral (a menos que se demuestre resistencia viral o intolerancia). • El efavirenz debe ser evitado, por la posible teratoge- nicidad en el embarazo y la combinación DDI + D4T también debe evitarse, porque produce alteraciones mi- tocondriales, en los niños (42). P r o f i l a x i s a n t ir r e t r o v ir a l Si la carga viral es > 10,000 copias/ml, la profilaxis com binada debe adm inistrarse desde la sem ana 32 hasta el parto, en casos de embarazos con riesgo de parto pretér mino, debe iniciarse en la semana 29. La m onoprofilaxis o la com binación de AZT + 3TC es problem ática a causa del posible desarrollo de resistencia viral (30). Por lo tanto se ha incrementado el uso de la profilaxis con HAART (te rapia antirretroviral altam ente efectiva), incluyendo un inhibidor de proteasa (tabla 6). Las combinaciones que incluyen nevirapina deben ser administradas con cuida do, valorando la toxicidad hepática (42). En pacientes con carga viral < 10.000 copias/ml, se podría dar monotera- pia con AZT, aunque se deben tener en cuenta las consi deraciones ya anotadas. En los países donde el HAART todavía no está dispo nible, se deben considerar los regím enes antirretrovirales más cortos y m enos costosos para reducir la transmisión m aterno-infantil, dado que existen pruebas convincentes de que los beneficios asociados con tal intervención su peran los riesgos potenciales. No está del todo claro cuál régim en es el mejor, pero una com binación de ZDV y 3TC administrada a las madres en los períodos prenatales, in traparto y posparto y a los lactantes durante una semana después del parto, o un régim en que incluye una dosis única de NVP adm inistrada a las madres en trabajo de parto y a los neonatos inm ediatamente después del naci miento, parece ser eficaz y factible. El tratam iento único con zidovudina tam bién es útil, en especial si incluye un com ponente de tratam iento prenatal prolongado. Tabla 5. Casos clínicos de mujeres gestantes HIV positivas (2). Casos clínico de mujeres gestantes Característica Recomendación Mujer sin tratamiento previo Primer trimestre Posponer tratamiento para segundo trimestre Mujer sin tratamiento previo en segundo trimestre Carga viral < 1000 Monoterapia con AZT Mujer sin tratamiento previo en segundo trimestre Carga viral > 1000 CD4 > 250 Iniciar 3TC/ AZT - Nelfinavir Mujer sin tratamiento previo en segundo trimestre Carga viral > 1000 CD4 < 250 Iniciar 3TC/ AZT - Nevirapina Mujer con tratamiento Primer trimestre Información a la paciente. Suspender todos los medicamentos o continuarlos (Decisión con la paciente) Mujer con tratamiento previo, posterior al primer trimestre Régimen no incluye AZT Añadir AZT. Modifique medicamentos que afecten embarazo D4T/ DDI, Efavirenz. Mujer en tercer trimestre con antirretrovirales Carga viral desconocida o > 1000 Programar parto por cesárea a las 38 semanas Mujer en tercer trimestre con antirretrovirales Carga viral < 1000 Parto vaginal 408 PARTE III 6 0 / SIDAPERINATAL INTERVENCIONES 1 Tabla 6. Terapia combinada con AZT, en casos de carga viral > 10.000 copias/ml. Momento Dosis Después de pruebas de resistencia viral: 250 - 300 mg AZT 2 veces/día + Comenzar a la sem 32 de gestación Otro Inhibidor de transcriptasa reversa nucleósido + Inhibor de proteasa Durante el parto (cesárea electiva) AZT IV 2 mg/ Kg. 3 horas antes de cirugía, pasar en 1 hora. AZT 1 mg/Kg IV durante la casárea. Posparto Al neonato: 2 mg/Kg oral cada 6 h, por 2 a 4 sem. S e g u n d a a p r o x im a c ió n : p a c ie n t e c o n V I H RECIBIENDO TERAPIA ANTIRRETROVIRAL DURANTE EL PRESENTE EMBARAZO Si la paciente es captada durante el primer trimestre debe rá indicársele los beneficios y riesgos potenciales conocidos del uso de terapia antirretroviral durante el embarazo. Si la paciente es captada luego del primer trimestre deberá conti nuar su esquema actual con evaluación clínica, virológica e inmunológica, preferiblemente por personal experto en uso de antirretrovirales cada 3 a 4 meses. Si la mujer decide parar la terapia, ésta deberá suspen derse en forma total y reiniciar con todos los medicamentos en la semana 13, idealmente el esquema debe incluir AZT como uno de los antirretrovirales a utilizar. Además del ré gimen anteparto, la administración de AZT es recomendada durante el período intraparto, así como al recién nacido. Recomendaciones para prueba de resistencia en mujeres embarazadas infectadas con VIH son las mismas que para las no embarazadas: infección aguda por VIH y falla viro- lógica o supresión viral subóptima después de iniciada la terapia antirretro viral. T e r c e r a a p r o x im a c ió n : p a c ie n t e e m b a r a z a d a V I H POSITIVA QUE LLEGA EN TRABAJO DE PARTO SIN TERAPIA ANTIRRETROVIRAL PREVIA Se plantean los siguientes regímenes a utilizar en forma in mediata: 1. AZT+3TC durante el trabajo de parto, seguido por una semana de AZT+3TC al recién nacido. 2. Dosis única de nevirapina de 200 mg al inicio del tra bajo de parto, seguido por nevirapina 2 mg/kg oral al recién nacido comenzando entre el alumbramiento y primeras 48 horas. 3. Terapia que combina AZT en bolo, AZT en infusión continua y nevirapina dosis única a la madre y al hijo, seguido por AZT 2 mg/kg cada seis horas por seis se manas al recién nacido. Si la paciente se presenta con un parto inminente, la dosis de NVP a la madre puede ser omitida, debido a que el paso al infante requiere de 1-2 horas. El niño debe recibir la dosis única de NVP después del nacimiento y continuar con AZT por 4 a 6 semanas (7, 23). En el posparto inmediato, la mujer debe tener una eva luación adecuada (conteo de CD4 y número de copias RNA de VIH-1) para determinar cuál es la terapia antirretroviral más apropiada para ella. C u a r t a a p r o x im a c ió n : r e c i é n n a c id o HIJO DE MADRE QUE NO RECIBIÓ TERAPIA ANTIRRETROVIRAL DURANTE EL EMBARAZO O INTRAPARTO Deberá iniciarse una combinación de AZT + 3TC tan pronto como sea posible, ideal dentro de las próximas 6 a 12 ho ras del nacimiento; junto con nevirapina, en dos dosis: la primera entre las 2 y las 48 h y la segunda entre las 48 y 72 horas. Además deben realizarse tanto en la madre como en el recién nacido en forma temprana test inmunológicos y virológicos para determinar su estado y poder definir la me jor terapia a utilizar en este momento. Una combinación de AZT y nevirapina también ha demostrado ser útil (18,17). C o n c l u s i o n e s Las siguientes consideraciones se deben tener en cuenta a la hora de manejar embarazadas con VIH positivo, tratando de disminuir la tasa de transmisión matemo-infantil: • Fortalecer al máximo la salud de la embarazada, dar tera pia antirretroviral para tratar de disminuir la carga viral. • Monitorización de los niveles de RNA VIH-1 en plasma durante el embarazo, lo cual proporciona una guía para el manejo de la paciente. • D etectar otras enferm edades infecciosas o asociadas al VIH y dar tratam iento o profilaxis específica para cada entidad. • Esquema de profilaxis con antirretrovirales durante el parto a la madre y al recién nacido. • Cesárea programada a la semana 38 en mujeres con ni veles RNA VIH-1 desde 1.000 copias/mL o mayores. • Evitar inicio de trabajo de parto y ruptura de membranas. • Tener en cuenta las consideraciones en cuanto a supresión de la lactancia o lactancia asociada a antirretrovirales. OBSTETRICIA D E ALTO RIESGO 409 GINECOLOGÍA Y OBSTETRICIA BASADAS EN LAS NUEVAS EVIDENCIAS T R e f e r e n c i a s 1. WHO: AIDS Epidemic Update December 2007. Disponible en: http://aidsinfo.nih.gov/. 2. Ministerio de la protección social. Guía para el manejo de HIV- SIDA, Basada en la evidencia, Colombia. 2006. 3. Newell ML. Mechanism and timing of mother to-child trans mission of VIH-1. AIDS 1998; 8: 506-510. 4. Magder LS, Mofenson L, Paul ME, Zorrilla CD, Blattner WA, et al. Risk factors for in utero and intrapartum transmission of HIV. J Acquir Immune Defic Syndr 2005; 38(1): 87-95. 5. Nduati R, John G, Mbori-Ngacha O, et al. Effect of breastfeed ing and formula feeding on transmission of VIH-1: a random ized clinical trial. JAMA 2000; 283:1167-1174. 6. Public Health Service Task Force. 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