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Endourología (145)

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Manual de Endourología | Edición 2016Manual de Endourología | Edición 2016
superior o de la estenosis pieloureteral 
con vasos polares, el sangrado puede ser 
considerable requiriendo embolización 
supraselectiva o una reparación abierta 
o laparoscópica. La incidencia de san-
grado menor se describe hasta en el 2 
% de los casos mientras que sangrados 
de mayor cuantía en menos del 1 % de 
los casos. La necesidad de transfusión 
es muy infrecuente
Daño a estructuras vecinas
Ésta es una complicación extremadamen-
te infrecuente y se asocia, principalmente, 
al manejo endoscópico de la estenosis 
pielouretral asociada a vasos polares. 
Otras estructuras vasculares susceptibles 
de ser dañadas son los vasos iliacos en 
pacientes con cirugías previas en las 
cuales se han manipulado el uréter y sus 
estructuras vecinas. El manejo de estas 
complicaciones depende de la estructura 
lesionada y la magnitud del sangrado, 
según esto se puede realizar un manejo 
conservador, angioembolización o cirugía 
laparoscópica o abierta.
Complicaciones 
postoperatorias 
tempranas
Infección
La verdadera incidencia de esta com-
plicación resulta difícil de estimar dada 
la amplia variabilidad en la documen-
tación de esta condición. Mientras en 
algunos autores reportan la presencia 
de un urocultivo positivo en un paciente 
asintomático, otros solo la reportan en 
casos de existir otros síntomas o signos 
asociados como fiebre. La incidencia 
global estimada es cercana al 2 % de 
los pacientes. Episodios asociados a 
fiebre entre un 1.5 -4 %. La incidencia de 
sepsis severa / shock séptico se estima 
en un 0.5 % de los pacientes sometidos 
a este procedimiento. Dentro de las 
medidas más importantes pare prevenir 
esta complicación se encuentran un 
urocultivo negativo previo a la cirugía 
y la profilaxis antibiótica perioperatoria.
Filtración Urinaria / Urinoma
Al igual que la infección urinaria ésta 
es una complicación con una inciden-
cia difícil de estimar ya que muchos 
urólogos no realizan una pielografía 
ascendente, una vez terminado el 
procedimiento.
Como ya hemos mencionado pre-
viamente, la incidencia estimada de 
perforación ureteral es de 1 a 2 % de 
los pacientes. En aquellos casos en que 
una perforación no sea evidenciada al 
finalizar el procedimiento, puede existir 
una filtración de orina posterior con la 
consecuente formación de un urinoma. 
Una adecuada uretero-renoscopia al 
finalizar el procedimiento, asociado 
a una pielografía retrógrada nos per-
mitirán identificar estas lesiones y, de 
esta manera, instalar un catéter doble 
jota entre 2 a 4 semanas para facilitar 
la cicatrización y evitar la filtración 
de orina. En aquellos casos en que se 
sospeche un urinoma, el diagnóstico 
se realiza mediante una Tomografía 
computada con fase de excresión 
(URO-TAC). En aquellos casos en que 
la colección este asociada a infección,

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