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Manual de Endourología | Edición 2016Manual de Endourología | Edición 2016 102 (8). El primero es el de la técnica del “Ojo de Buey”, en la cual el eje medio-lateral de los cálices se establece en un plano anteroposterior (AP) y luego la punción se realiza con el arco-C rotado 30 grados hacia el cirujano, en el eje de lo cálices posteriores y relativamente en la línea avascular de Brödel. En esta proyección, la aguja de punción correctamente ali- neada sobre el cáliz de interés, forma la imagen característica del “Ojo de Buey”. Si la aguja no se encuentra bien alineada, el segmento longitudinal de la aguja será visible en la visión fluoroscópica y deberá ser redirigida. Manteniendo el “Ojo de Buey” se avanza la aguja, monitoreando su profundidad cambiando el arco-C al plano AP, hasta que se visualiza la aguja entrando al cáliz. El eflujo de orina, al retirar el obturador de la aguja de pun- ción, confirma su posicionamiento en el sistema colector. El segundo método corresponde a la técnica de “Triangulación” (Figura 2). Ésta se basa en principios geométricos simples, en que la punción es guiada por fluoroscopía biplanar: un plano AP que permite hacer ajustes medio-laterales y otro oblicuo al trayecto de punción que permite hacer ajustes céfalo-caudales. La punta de la aguja en ambos planos debe siempre apuntar hacia el fórnix del cáliz de interés. Respecto a la técnica de punción propiamente tal, debe tenerse en con- sideración que en posición prona se prefiere puncionar los cálices poste- riores. Además, dada la distribución de la vasculatura intrarrenal, nunca debe puncionarse directamente la pelvis o infundíbulo, dado que esto incrementa sustancialmente el riesgo de complica- ciones hemorrágicas al poder lesionar las arterias interlobares y arcuatas. Es por eso que la punción más segura es aquella que se realiza directamente sobre el fórnix caliceal. Del mismo modo, las punciones subcostales son más seguras que las intercostales, dado que conllevan un menor riesgo de lesión pleural. Sin embargo, un acceso intercostal justo por sobre la duodécima costilla, nunca debe ser desestimado si ofrece acceso a través del cáliz más indicado, puesto que los beneficios superan los riesgos. En general, el acceso por un cáliz superior ofrece un mejor acceso nefroscópico a los cálices inferiores de lo que ofrece un acceso inferior a los cálices superiores. Una vez conseguido el acceso renal por punción, se aconseja asegurar el trayecto avanzando una guía de seguridad hacia el sistema colector renal (Figura 2). Una alternativa a la punción guiada por fluoroscopía es el acceso percutáneo guiado por ultrasonido (4). Los estudios al respecto muestran que presenta resultados satisfactorios, con pocas complicaciones y menor exposición a radiación ionizante. Dentro de las ventajas descritas para este acceso se encuentran, además de evitar la radiación, la habili- dad para identificar órganos cercanos (intestino, bazo, hígado), una amplia disponibilidad en diferentes centros y un bajo costo. La desventaja es que es una técnica operador dependiente y menos precisa para detallar la anatomía del sistema pelvicaliceal, especialmente, en pacientes obesos o con un sistema colector que no se encuentra dilatado. El acceso renal percutáneo guiado por
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