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Endourología (223)

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Manual de Endourología | Edición 2016Manual de Endourología | Edición 2016
La incidencia del colon retrorenal, que 
pudiera estar amenazado en una NLP, es 
de 4,7 % en decúbito prono y 1,9 % en 
decúbito supino (11). Afortunadamente la 
frecuencia de lesión colónica que ha sido 
publicada es significativamente menor: 
0,2-0,8 % según el estudio de Skolarikos et 
cols (12). El riesgo de lesión visto con TAC, 
pudiera estar sobreestimado (9) puesto 
que la incidencia de lesiones de colon es 
francamente menor al riesgo potencial 
publicado. En un estudio de Duvdevani 
se informó que la incidencia de lesión 
de colon es del 0,06 % (13). Desde 1987, 
Valdivia Uría viene utilizando el decúbito 
supino para realizar esta cirugía. Este 
autor ha postulado que en esta posición, 
el colon se desplaza por su cara anterior 
hacia una ubicación más medial. Este 
cambio posicional ha sido reafirmado 
por otros autores que, basándose en 
estudios con tomografía computada, 
han llegado a la misma conclusión. Este 
desplazamiento protegería al colon de 
lesiones durante la punción (14,15).
2. Complicaciones intratorácicas
Debido a que el diafragma se inserta 
en la 11ª y 12ª costilla, en la mayoría 
de los pacientes, la reflexión pleural 
cruza el punto medio de la duodécima 
costilla. El riesgo de perforación pleural 
depende del cáliz puncionado, posición 
del riñón en el retroperitoneo y de la 
disposición de la reflexión pleural. Las 
complicaciones más importantes son 
el neumotórax, hidrotórax, hemotórax 
y empiema pleural. La mayoría de las 
complicaciones ocurren en el acceso 
al cáliz superior (Figura 1). La incidencia 
de las complicaciones es francamente 
mayor cuando el acceso es por sobre la 
11ª costilla frente al acceso por debajo 
de ella (23,1% vs. 1,4%) (16).
En decúbito supino este tipo de compli-
caciones es infrecuente debido a que el 
cáliz puncionado con mayor frecuencia 
es el inferior. De necesitar una punción 
al cáliz superior, ya teniendo un acceso 
al cáliz inferior, se puede bascular deli-
cadamente la vaina de Amplatz del polo 
inferior para alejar el riñón de la pleura y 
de esa forma puncionar el cáliz superior 
con un riñón desplazado hacia caudal.
3. Hemorragia
Es uno de los factores más preocupantes 
de la cirugía percutánea y puede ocurrir 
desde el momento de la punción hasta 
varias semanas después de la cirugía. La 
mayoría de los sangrados se originan 
desde el parénquima renal y no llegan 
a ser de gran magnitud. El principal 
cuidado que se debe tener al momen-
to de puncionar es entrar en el eje del 
cáliz por el fórnix de éste, ya que como 
fue demostrado por Sampaio y cols. un 
acceso por el infundíbulo puede lesionar 
las arterias interlobares. Se debe elegir 
el cáliz posterior que ofrezca el acceso 
más directo a la piedra (17). Stoller et cols. 
cuantificaron la disminución promedio de 
hemoglobina por cada punción en 2,8 g/
dL. En esta serie la tasa de transfusiones 
cayó de 23 % a 14 % una vez superada la 
curva de aprendizaje. El riesgo de tener 
una complicación hemorrágica que 
necesite transfusión ha sido asociado 
con: punciones múltiples, perforación 
de la pelvis renal, falta de experiencia del 
cirujano y cantidad de sangre perdida 
(18). Srivastava, en un estudio retros-

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