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Manual de Endourología | Edición 2016Manual de Endourología | Edición 2016 119 pectivo de 1854 pacientes sometidos a nefrolitectomía percutánea encontró una tasa de transfusión del 12,3 %. De estos pacientes, 1,5 % requirieron una angioembolización renal para contro- lar el sangrado (19). Comúnmente el sangrado intraoperatorio es de origen venoso. Ocasionalmente, la vaina de Amplatz queda ubicada por fuera de la corteza renal originando un sangrado importante que dificulta la visión. Esto se soluciona avanzando la vaina hasta el cáliz, tamponando los vasos de la corteza (20). Es aconsejable mezclar el medio de contraste, que se administra por el catéter ureteral, junto con azul de metileno puesto que en estas situa- ciones si por el sangrado cortical no se logra ver el camino hasta la vía urinaria, el ayudante puede comenzar a instilar azul, de tal forma que el cirujano pueda buscar el origen del chorro de color y así llegar hasta el cáliz. De esta forma, siempre hemos conseguido recolocar la vaina de Amplatz y seguir con la cirugía. En caso de un sangrado intraoperatorio de origen venoso que dificulte el avance de la cirugía, se puede ocluir la vaina de Amplatz con el dedo, durante unos 5 minutos, para que se formen coágulos y quede la pelvis renal a presión para que pare el sangrado. Al cabo de ese tiempo, se aspira y se intenta continuar con el procedimiento quirúrgico. En casos de sangrado persistente o de gran intensidad, se debe terminar con la intervención colocando una nefrostomía de gran calibre, inflando el balón en la corteza renal. El catéter de Kaye (Cook Medical Inc, Bloomington, IN) tiene un balón que se infla hasta 36F produciendo un taponamiento de todo el trayecto. Una alternativa es la descrita por Millard et cols. y consiste en colocar una sonda Foley de 22F por el trayecto de nefrosto- mía hasta el cáliz, inflando el balón con 3cc. Se inyecta algún hemostático por el trayecto y se coloca otra sonda Foley 16F justo por debajo de la piel. De esta forma se consigue un espacio cerrado para que actúe el hemostático, teniendo la vía urinaria descomprimida (21). La hemorragia puede aparecer en el post operatorio inmediato. Cuando el paciente queda sin nefrostomía, como es el caso de la cirugía tubeless, se pierde la oportunidad de reentrar para colocar un catéter de ta- ponamiento. Nosotros hemos desarrollado una modificación a la técnica tubeless, que permite la reentrada en caso de necesidad. Hasta el momento la hemos utilizado para revisiones por litiasis residual pero también serviría en caso de sangramiento, para identificar el sitio de sangrado (22). En caso de un descenso mantenido del hematocrito en el post operatorio, aún en ausencia de hematuria, se debe sospechar un hematoma perirrenal. Se debe realizar una tomografía computada con contraste, y de fallar las medidas conservadoras, se debe realizar una angiografía renal. Puede ser de utilidad colocar un drenaje percutáneo después de la licuefacción del hematoma (23). 4. Lesión del sistema colector y absorción de líquidos La extravasación intraoperatoria de lí- quido de irrigación y de orina en el post operatorio, puede ocurrir a través de desgarros de la mucosa aproximadamente en 5-7 % y en la mayoría de las veces, no
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