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70 PANCREATOLOGÍA EN LA PRÁCTICA CLÍNICA. UNA VISIÓN IBEROAMERICANA | SECCIÓN 2: Pancreatitis aguda de flebitis asociada a catéteres venosos, signos pulmonares sugerentes de neumonía o derrame, etc. Para ello se debe considerar la solicitud de hemocultivos, cultivo de arrastre de catéteres vasculares, cultivo aspirativo endotraqueal (cuantitativo en opinión del autor), toracocentesis con cultivo en caso de derrame pleural, urocultivo y citotoxina de Clostridium difficile en caso de diarrea nosocomial. La solicitud de imágenes (tomografía o estudio ecográfico) puede facilitar el diagnóstico de neumonía, trombosis venosa, tromboflebitis o sinusitis asociada a sondas nasoenterales. La posibilidad de un foco extraabdominal obliga a incluir en el espectro antimicrobiano esta condi- ción y hacer los ajustes respectivos con los resultados microbiológicos. Gran parte de los compuestos mencionados en las Tablas 1 y 2 son funcionales a este propósito. Sin embargo, algunas conside- raciones deben ser adoptadas. Las equinocandinas y tigeciclina no tienen concentraciones urinarias por lo que no se pueden aplicar en este escenario. De la misma manera, este último compuesto alcanza concentraciones muy limitadas en el plasma impidiendo su uso en bacteremias. En contraste, amikacina, un aminoglucósido no considerado en el manejo de infecciones pancreáticas por su mala penetración en tejidos, tiene cobertura sobre bacilos gram-negativos, incluso resistentes y además alcanza concentraciones apropiadas en sangre y orina. Tratamiento antimicrobiano de patología biliar concomitante La etiología biliar es la causa más importante de pancreatitis aguda y puede evolucionar con colecistitis o colangitis. Ambas situaciones adelantan la necesidad del tratamiento antimicrobiano al momento del ingreso respecto a la aparición de una necrosis pancreática infectada y tienen la ventaja de la baja probabilidad de especies bacterianas resistentes involucradas. Por ello la selección del esquema antimicrobiano es más sencillo y de primera línea, por ejemplo ceftriaxona o quinolo- nas con o sin antianaerobios o compuestos betalactámicos con inhibidores de betalactamasas. Hay varios aspectos que deben ser enfatizados en este escenario. Primero, el tratamiento antimicrobiano puede ser suspendido a los pocos días de haberse controlado el foco de infección, sea vesicular o de la vía biliar. Por ejemplo, el tratamiento en cuadros de colangitis bacterémica no requiere más allá de 72 horas luego de la desobstrucción apropiada de la vía biliar y es probable que la misma ventana de tiempo pueda ser aplicada postcolecistectomía en ausencia de colecciones residuales. En contraste, el tratamiento debe continuar (y ajustarse a la información microbiológica y fisiopatológica) en caso de obstrucción persistente, abscesos hepáticos u otro tipo de colecciones. Un segundo aspecto es evitar el uso de clindamicina como compuesto antianaerobio debido a su asociación con cuadros de diarrea por Clostridium difficile. Finalmente, no parece apropiado el uso de aminoglucósidos por su escasa penetración en la vía biliar. Conclusiones El uso de antimicrobianos en pacientes con pancreatitis aguda no está indicado con propósitos profilácticos pero si es aplicable en pacientes con necrosis infectada, infecciones extraabdominales o colangitis asociada. Es prudente contar con información microbiológica para focalizar adecuadamente la terapia y evitar la presión selectiva con emergencia de resistencia antimicrobiana. Varias alterna- tivas terapéuticas pueden ser aplicadas en los pacientes que cursan con infecciones y la selección dependerá de diferentes ventajas y desventajas que tiene cada compuesto antimicrobiano, así como del lugar de la infección, el estadio funcional renal o hepático, el volumen de distribución existente y otras variables. La evacuación de colecciones infectadas es imperativa en pacientes con deterioro progresivo o sepsis persistente la que permite, además, controlar el inóculo bacteriano y el efecto far- macodinámico de los antibióticos. El incremento de dosis o el uso de infusiones prolongadas permite en algunos antibióticos, optimizar la llegada del compuesto al sitio de infección.
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