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Resumen
El presente capitulo proporciona una revisión de
la historia natural de la vicuña, Vicugna vicugna
Molina, 1782. Incluye información sobre el
origen y la evolución, clasificación taxonómica y
nomenclatura, subespecies, distribución y
ecología, dieta, organización social,
reproducción, mortalidad y variabilidad
genética, además de una extensiva
bibliografía. 
Abstract
This chapter provides a revision of vicuña,
Vicugna vicugna Molina, 1782, natural history.
Among the topics covered are origin and
evolution, taxonomic classification and
nomenclature, subspecies, distribution and
ecology, diet, social organization,
reproduction, mortality and genetic
variability, as well as an extensive
bibliography. 
CAPÍTULO 3
Historia natural 
de la vicuña
Jane C. Wheeler 
CONOPA – Coordinadora de Investigación y Desarrollo de
Camélidos Sudamericanos, Los Cerezos 106, Lima 3, Perú
jwheeler@conopa.org 
V.v. mensalis
V.v. vicugna Fo
to
s:
 B
. V
ilá
– 2 –
Origen y evolución
Los ancestros de la familia Camelidae se origi-
naron en los grandes llanos de América del
Norte durante el Eoceno hace 40 a 45 millo-
nes de años (MA), y es allí donde ocurrió la di-
visión entre las tribus Lamini y Camelini, co-
rrespondientes a los camélidos del nuevo y el
viejo mundo respectivamente, hace 11 MA
(Harrison 1979; Webb 1974). Posteriormente,
hace 3 MA, ambas tribus migraron a Asia (Ca-
melini) y a América del Sur (Lamini) durante
la época del gran intercambio (Webb 1974), y
donde se originaron los géneros Lama y Vi-
cugna hace 2 MA. 
Dos ramas de la tribu Lamini evolucionaron
del género ancestral norteamericano Pliau-
chenia (11-9 MA). La primera, de distribución
exclusivamente norteamericana, contiene Al-
forjas (10-4,5 MA) (Harrison 1979) y Camelops
(4,5-0,1 MA) (Webb 1965, 1974), mientras que
la segunda contiene Hemiauchenia (10-0,1
MA), Palaeolama (2-0,1 MA), Lama (2MA has-
ta el presente) y Vicugna (2MA hasta el pre-
sente), todos estos géneros presentes en
América del Sur (López Aranguren 1930; Ca-
brera 1932; Webb 1965, 1972, 1974). Aunque
Guerin y Faure (1999) han propuesto que He-
miauchenia debe estar incluido en el género
Palaeolama (opinión no compartida por la
autora), queda claro que Hemiauchenia es el
ancestro de Lama y Vicugna. Al final del Pleis-
toceno, hace 10 a 12 mil años, Camelops, He-
miauchenia y Palaeolama desaparecieron,
quedando Lama y Vicugna como los únicos
sobrevivientes de la tribu Lamini.
Clasificación y nomenclatura 
En la décima edición del Systema Naturae pu-
blicado en 1758, (el punto de partida de la
nomenclatura zoológica según Artículo 3 del
International Code of Zoological Nomencla-
ture, 1964), Carolus Linnaeus describió a las
dos especies domesticadas del nuevo mundo,
la llama y la alpaca, como Camelus glama (Ca-
melus peruvianus Glama dictus) y Camelus
pacos (Camelus peruvianus laniger Pacos dic-
tus). Las dos especies silvestres, el guanaco y
la vicuña, fueron subsecuentemente denomi-
nados Camelus guanicoe por Müller en 1776
y Camelus vicugna por Molina en 1782. La
creación del género Lama para los camélidos
del nuevo mundo fue primeramente pro-
puesta por Frisch en 1775. En 1954, sin em-
bargo, la Comisión Internacional de Nomen-
clatura Zoológica vetó el trabajo de Frisch
para finalidades nomenclaturales debido a la
falla de aplicar los principios de nomenclatu-
ra binominal (Opinión 258) (Hemming
1958a). Por tanto, según la Opinión 39 de la
misma organización, se asignó la autoría del
género Lama a Cuvier, 1800, quien utilizó el
nombre para describir los cuatro camélidos
sudamericanos en su Leçons d’Anatomie
Comparée (Hemming 1958b). En 1924, Miller
separó la vicuña de los demás camélidos suda-
mericanos creando el género Vicugna. 
Ha existido considerable confusión en la lite-
ratura sobre la clasificación sistemática de los
camélidos sudamericanos. A nivel de género,
muchos todavía aplican incorrectamente Au-
chenia, Illiger 1811, un nombre previamente
utilizado por Thunberg en 1789 para describir
un género de escarabajos y, por tanto, no dis-
ponible para los camélidos sudamericanos.
Otros autores han ignorado Vicugna, Miller
1924, clasificando la vicuña en el género La-
ma, argumentando que este género consiste
de una sola especie con el mismo cariotipo
(2n=74) de los otros camélidos sudamerica-
nos, pudiendo cruzarse y producir híbridos
fértiles con las otras tres especies (Hsu y Be-
nirschke 1967; Cabrera y Yepes 1960; Cardozo
1954; Fernández Baca 1971; Gray 1954). Sin
embargo, la posibilidad de los camélidos de
cruzar y producir híbridos fértiles se debe a su
reciente (en términos de evolución) separa-
ción en dos géneros, ocurrido hace aproxima-
damente 2 millones de años según evidencias
paleontológicas. El análisis de ADN publicado
por Kadwell et al. en 2001 comprueban la se-
paración genérica de Lama (guanaco) y Vi-
cugna (vicuña), y además proporcionan una
fecha de 2 a 3 millones de años en base al re-
loj mitocondrial, y estudios más recientes de
ADN (ver capítulo 7 en este libro), también
confirman la separación genérica.
Subespecies
Los dos subespecies geográficas de vicuña Vi-
cugna vicugna vicugna, Molina 1782 y V.v.
mensalis, Thomas 1917 se diferencian princi-
INVESTIGACIÓN, CONSERVACIÓN Y MANEJO DE VICUÑAS - B. Vilá Ed. - Proyecto MACS
palmente en variaciones de tamaño y colora-
ción del pelaje. Thomas (1917) fundamentó la
creación de V.v. mensalis principalmente por
el menor tamaño de longitud de los tres mo-
lares y alzada a la cruz en relación a la vicuña
austral, V.v. vicugna, siendo las diferencias de
45 vs. 57 mm y 70 vs. 90 cm respectivamente.
La distribución de ambas subespecies nunca
ha sido bien definida, razón por la cual varios
autores no aceptan y/o mencionan la existen-
cia de V.v. mensalis (Osgood 1943; Gilmore
1950; Dennler de la Tour 1954; Grimwood
1969; Koford 1957). Sin embargo, existen su-
ficientes diferencias de fenotipo entre las vi-
cuñas del norte y sur para justificar la existen-
cia de dos razas geográficas, si no
subespecies. La más estudiada y reconocida es
la norteña, V.v. mensalis, con su “color vicu-
ña” y mechón pectoral. La coloración de su
pelaje es marrón canela en la parte dorsal y
lateral del cuerpo, a lo largo del cuello, y la
porción dorsal de la cabeza. El pecho, vientre,
y sector interno de las patas, al igual que la
parte inferior de la cabeza son blancos. La
punta de la cola y el sector ventral de la mis-
ma son de color blanco. La longitud prome-
dio de vellón en animales adultos es de 3.28
cm, y el largo del mechón pectoral alcanza 18
a 20 cm (Hofmann et al. 1983). El diámetro
promedio de la fibra del vellón es 12,52 ±
1,52 micras (Carpio y Solari 1982a), y el pro-
medio de longitud de fibra de vellones de vi-
cuñas machos adultos es de 1,29 ± 0,49 pulga-
das (Carpio y Santana 1982). La densidad
folicular promedio es 78,65 folículos por mm2
(Carpio y Solari 1982b), y la frecuencia de pe-
los gruesos en el vellón es 2% (Carpio y Sola-
ri 1982a). La coloración de V.v. vicugna es más
clara, clasificada en el sistema del comercio
internacional como LF “light fawn” vs. la de
“vicuña” para V.v. mensalis. La distribución
del color blanco cubre un área mayor del
cuerpo, sube del vientre hasta la mitad de las
costillas, cubriendo toda la ijada y el sector
anterior de las extremidades traseras. Ade-
más, no exhibe el mechón pectoral.
Las vicuñas no presentan dimorfismo sexual
significativo. En estudios realizados en 50
hembras y 50 machos V.v. mensalis, de 11/2 a
61/2 años procedentes de Pampa Galeras, Perú,
la alzada a la cruz promedio fue de 86,50 cm
para hembras y 90,43 cm para machos (Paucar
et al. 1984). Asimismo, los promedios de lon-
gitud total fueron de 96,33 cm en las hem-
bras y 110,73 cm en los machos, con pesos
promedios de 33,24 kg para las hembras y
36,22 kg en los machos. Sin embargo, existen
discrepancias en relación a las medidas de
longitud total, pues Hofmann et al. (1983)
publican cifras de 137 a 181 cm. en 19 adultos
procedentes del mismo lugar y otros autores
dancifras de 144 a 175 cm (Gilmore 1950;
Pearson 1951). La longitud total reportado
para vicuñas del extremo norte de Chile
(n=68) es 137,8 cm. (Bonacic 1996). En rela-
ción al peso vivo cabe anotar que algunos au-
tores informan pesos superiores (45-55 kg,
Gilmore 1950; 30 a 65 kg, Miller et al. 1973) a
los reportados por Paucar et al. (1984). Se
desconocen estadísticas de V.v. vicugna pre-
vias a las presentadas en el Capítulo 8 de este
libro.
Estudios de ADN nuclear (microsatélites) y mi-
tocondrial realizados en muestras de vicuñas
procedentes de todo el rango de su distribu-
ción actual confirman la separación en dos su-
bespecies y demuestran una relación ances-
tral entre V.v. mensalis y su forma doméstica,
la alpaca, V. pacos (Kadwell et al. 2001; Palma
et al. 2001; Wheeler et al. 2005 también Ma-
rín et al. en este libro). Sin embargo, en los es-
tudios de Norambuena y Paredes (2003) utili-
zando la determinación electroforética de 28
loci presuntivos para analizar 20 muestras de
V.v. mensalis procedentes de la Primera re-
gión y 14 muestras de V.v. vicugna proceden-
tes de la segunda región de Chile, no se en-
contraron evidencia de separación
subespecífica, posiblemente debido a que la
técnica utilizada no sea adecuada para detec-
tarlo. Sarno et al. (2004) también encontra-
ron insuficiente diferenciación en el ADN de
vicuñas bolivianas y chilenas para justificar su
separación en subespecies, pero esto proba-
blemnte se debe al pequeño número de
muestras estudiadas. 
Distribución y ecología
La distribución actual de la vicuña correspon-
de a los ecosistemas puneños y altoandinos.
Sin embargo, evidencias paleontológicas indi-
can que la vicuña se originó en los llanos de
la Argentina hace 2 millones de años (López
Aranguren 1930; Cabrera 1932). Posterior-
– 3 –
HISTORIA NATURAL DE LA VICUÑA - Jane C. Wheeler
mente, se registra su presencia en los vertien-
tes orientales de los Andes bolivianos según
las evidencias procedentes de Tarija (Hoffstet-
ter 1986) fechados entre 97 a 73 mil años
(MacFadden et al. 1983). Solamente llegaron
a ocupar las altas punas de los Andes y las zo-
nas frías de la Patagonia durante los eventos
climáticos asociados con el último glaciación
del Pleistoceno y el establecimiento del régi-
men climático actual del Holoceno, hace 14 a
9 mil años (Wheeler 1995, Wheeler et al.
1976, Hoffstetter 1986, Prieto y Canto 1997).
Resultados del análisis del ADN mitocondrial
(aún ineditos y producto de las investigacio-
nes del proyecto MACS), indican que la distri-
bución actual de Vicugna vicugna mensalis es
resultado de un expansión rapida, mientras
que Vicugna vicugna vicugna no paso por el
mismo proceso. No se ha encontrado restos
de vicuñas en los depósitos paleontológicos
(Hoffstetter 1986), ni en sitios arqueológicos
(Miller y Gill 1990) de Ecuador y Colombia.
Estudios arqueozoológicos (Hesse 1982;
Wheeler 1988; Prieto y Canto 1997) indican
que la distribución prehispánica de la vicuña
era mas amplia que la actual; que se extiende
desde 9º50’ en el Parque Nacional Huascarán,
Perú, (Hofmann et al. 1983) hasta 27º30’ lati-
tud sur en las provincias de Atacama, Chile y
San Juan, Argentina (Miller et al. 1973;
Thornback y Jenkins 1982) y hacia el extremo
oriental de las punas de Bolivia y Perú. En to-
da esta zona su distribución esta limitada a
elevaciones entre 3300 y 4300 msnm (Koford
1957; Hofmann et al. 1983). Antiguamente
este territorio se extendió hasta el extremo
sur del continente, donde restos de vicuña
han sido encontrados en dos sitios arqueoló-
gicos de lA Región Magallanes, Chile, con fe-
cha de 13.500 años antes del presente (Prieto
y Canto 1997). En 1782, la población más aus-
tral registrada por Molina era en la Sierra de
Coquimbo ubicado a 30º sur. Recientemente
algunas vicuñas importadas del Perú, Chile y
Bolivia han sido “reintroducidas” a las alturas
de Cotopaxi, Ecuador. Sin embargo, hasta el
momento no existen evidencias paleontológi-
cas (Hoffstetter 1986) ni arqueozoológicas
(Miller y Gill 1990) que esta especie haya ha-
bitado esta zona antes.
Actualmente la distribución de la vicuña está
limitada a elevaciones mayores de 3300 me-
tros, un hábitat difícil y muy exigente. A
4.000 msnm, tanto la presión barométrica co-
mo la presión parcial del oxígeno y del dióxi-
do de carbono se reducen en aproximada-
mente 40% con relación a los valores al nivel
del mar, y como el aire es menos denso dismi-
nuye su capacidad de absorción y retención
del calor radiante. Por lo tanto la temperatu-
ra ambiental está directamente relacionada
con la intensidad de la radiación solar y el re-
sultado de ello es un clima que se caracteriza
por cambios drásticos de temperatura diurna.
La temperatura media anual a 4.000 msnm es
de 8º C, pero la norma es una fluctuación dia-
ria de 17º, con heladas 300 noches al año
(Troll 1968; Winterhalder y Thomas 1978). El
promedio de precipitación anual disminuye
de Norte a Sur y de Este a Oeste a lo largo y
ancho de los Andes. Los totales varían de 0
hasta 1.000 mm según el lugar, y tres cuartas
partes de la precipitación normalmente caen
durante los meses de Octubre a Marzo. En las
tardes llueve, nieva y cae granizo, pero debi-
do a la proximidad con el Ecuador la nieve no
se acumula estacionalmente, excepto en las
más altas elevaciones, y hay un ligero aumen-
to en la temperatura nocturna debido al au-
mento de nubosidad. En contraste, los meses
secos, de Marzo a Octubre, se caracterizan
por mayor variación de temperatura diurna y
mayor número de noches con heladas. El co-
mienzo y la intensidad de la temporada de
lluvias en la puna varía de año en año y no es
confiable ni predecible, y grandes sequías, a
menudo relacionadas con las anomalías cli-
máticas de El Niño, son frecuentes. 
Dieta 
En contraste con los hábitos de pastorear y
ramonear del guanaco, la vicuña es casi exclu-
sivamente pastoreador (ver capítulo 5 de este
libro). En Perú, el territorio alimenticio prefe-
rido por la vicuña se caracterizada por asocia-
ciones dominados por gramíneas perennes
Calamagrostis y Festuca. Los animales pre-
fieren gramíneas cortas y herbáceas, y algu-
nas plantas (almohadillas y arroseteadas), se-
leccionando las partes mas suculentas
(Koford 1957; Ménard 1982). Raramente co-
men los pastos toscos amacollados, y sola-
mente ramonean la tola (Lepidophyllum)
– 4 –
INVESTIGACIÓN, CONSERVACIÓN Y MANEJO DE VICUÑAS - B. Vilá Ed. - Proyecto MACS
cuando hay extrema necesidad (Koford 1957;
Ménard 1982). Según los estudios realizados
por Franklin en Pampa Galeras (1978), la com-
posición botánica de los territorios preferidos
por la vicuña (determinado en base de tiem-
po de pastoreo en cuatro asociaciones botá-
nicas) está compuesta de 34,4 a 46,5% de
Gramineae de los géneros Calamagrostis, Fes-
tuca, Muhlenbergia, Poa, Dissanthelium y Sti-
pa en orden de frecuencia. Las otras familias
botánicas presentes incluyen 2,3 a 12,9%
Compositae (Werneria pignaea), 9,1 a 12,3%
Cyperaceace (Eleocharis, Cyperaceae spp.),
7,2 a 14,6% Rosaceae (Alchemilla pinnata), 0
a 4,9% Leguminoseae (Trifolium amabile, 0 a
6,2% Caryophyllaceae (Caryophyllaceae spp.),
0 a 4,5% Malvaceae (Nototriche, Malvastrum)
0 a 3,7% Juncaceae (Isoetes), y 3,1 a 12,8% de
especies no identificadas. 
Las vicuñas no tienen la misma capacidad del
guanaco de subsistir en base al líquido vege-
tal, no solamente escogen plantas suculentas
sino que también tienen que beber agua dia-
riamente. Además, tienen el hábito de bañar-
se en los riachuelos, sumergiéndose hasta la
quijada (Koford 1957). Según el estudio de
Jurgens y colaboradores (1988), la vicuña, por
sus características sanguíneas y de su sistema
cardiovascular, es el animal mejor adaptado a
las grandes alturas en comparación a los otros
camélidos sudamericanos. 
Organización social
La organización social de la vicuña esta carac-
terizada por la existencia de grupos familiares
políginicos, tropillas de solteros y machos soli-
tarios (Franklin 1978, 1982, 1983; Vilá 2000).
En Pampa Galeras, Franklin (1978, 1982,1983)
encontró que el 76% de la población vivían en
grupos familiares compuestos de un macho
adulto dominante y 3 a 6 hembras con sus
crías del año. El tamaño medio de las familias
es muy estable en comparaciones interpobla-
cionales y en las dos subespecies (un macho,
de tres a cuatro hembras y dos o tres crías) (Vi-
lá 2000). El macho establece y mantiene un te-
rritorio permanente a lo largo de su vida re-
productiva. Este territorio normalmente
contiene un dormidero en el sector más alto,
un territorio de alimentación ubicado a una
elevación más baja, y una fuente de agua. Al-
gunas poblaciones son más sedentarias y no
realizan estos movimientos (Vilá 2000). Fran-
klin (1982, 1983) reportó que los territorios de
alimentación en Pampa Galeras ubicados en
las zonas de mejores recursos cubrían, en pro-
medio, 18,4 ha. Los territorios de grupos fami-
liares que habitan terrenos menos deseables,
frecuentemente desprovistos de fuentes de
agua, eran más extensos. Los límites territoria-
les están demarcados por estercoleros que sir-
ven para la orientación de los miembros del
grupo familiar, y además como puntos desde
el cual el macho dominante amenaza a vicu-
ñas extrañas y que mediante defecación “ri-
tual” refuerza los límites de su territorio
(Franklin 1982). Un estudio con bosteaderos
numerados y vicuñas identificadas individual-
mente de la subespecie V.V.vicugna mostró un
uso exclusivo de los bosteaderos internos de
los territorios y solapamiento de uso en los de
la periferia (Vilá 1994) La integridad del terri-
torio se mantiene durante la vida reproducti-
va del macho dominante; sin embargo, los lí-
mites son más flexibles en los grupos ubicados
en zonas de recursos marginales. Durante la
extrema crisis poblacional observado en Pam-
pa Galeras a partir de 1979, muchos machos
dominantes abandonaron sus territorios, do-
blando el número de hembras por grupo fa-
miliar y reduciendo de 13 a 8.9 la densidad de
grupos familiares territoriales por km. (Fran-
klin 1982). 
Los machos dominantes controlan el tamaño
del grupo familiar, defendiendo sus territo-
rios contra toda vicuña extraña a su grupo, y
expulsando a sus propias crías machos y hem-
bras cuando llegan a 4-9 meses y 10 a 11 me-
ses de edad, respectivamente. Esta expulsión,
ocurre antes del inicio de la parición en febre-
ro. Los machos excluidos se juntan a tropillas
no territoriales compuestas en promedio de
22 animales (Franklin 1982), y las hembras se
unen a otros grupos familiares. Algunos ma-
chos eventualmente se separan de las tropi-
llas y viven solitarios hasta establecer su pro-
pio territorio.
Reproducción
El período de gestación de la vicuña varía en-
tre 330 y 350 días. En Perú la parición comien-
za durante la segunda quincena de febrero y
– 5 –
HISTORIA NATURAL DE LA VICUÑA - Jane C. Wheeler
termina la primera semana de abril, con la
mayoría de nacimientos en marzo (Koford
1957; Franklin 1982), mientras que el pico de
nacimientos en las poblaciones sureñas es du-
rante el mes de Febrero (Vilá 2000). Las crías
siempre nacen durante la mañana con peso
correspondiente al 15% del peso vivo de la
madre (Hofmann et al. 1983), entre 4 a 6 kg
(Franklin 1982). El empadre ocurre unas se-
manas después de la parición. Algunas vicu-
ñas están listas para el empadre al año de
edad, pero la mayoría entran a los dos años y
producen su primera cría a los tres años. Las
tasas de preñez, determinadas en base a ob-
servación externa en el último mes de gesta-
ción, en Pampa Galeras antes de la crisis po-
blacional fueron de 85% a 95%, y 58%
después de la crisis (Franklin 1982). Tasas de
preñez de 99% determinadas por palpación
rectal, han sido reportados en una población
de vicuñas de Puno (Novoa 1989). 
Mortalidad
Durante los primeros 4 meses de vida las crías
sufren una mortalidad que varía entre 10 y
30% (Franklin 1982). De acuerdo a las infor-
maciones reportadas por Hofmann et al.
(1983), las principales causas de mortalidad en
crías hasta dos meses de edad en Pampas Ga-
leras son neumonías aparentemente produci-
das por hipotermia (35-40%), caza ilegal
(40%) y depredación por zorro, puma y cón-
dor (20%). Entre las enfermedades reportadas
en vicuñas adultas necropsiadas en Pampas
Galeras se puede anotar actinomicosis y os-
teomielitis (raro), sarcoscistiosis (común), pa-
rasitosis gastrointestinal (moderado) y sarna
(casos aislados) (Hofmann et al. 1983). La baja
incidencia de enfermedades se debería princi-
palmente al hábito de utilizar estercoleros
que previenen focos de infección en el me-
dioambiente. En otro estudio realizado en
Pampas Galeras, Franklin (1978) reportó como
causas de mortalidad en la población adulta:
depredación (54%), rayos (26%), y un 20% de-
bido a hipotermia, infección no especificada,
inanición y causas no determinadas. En 1999,
Rivera et al. reportaron altos niveles de anti-
cuerpos contra Leptospira sp. en poblaciones
de vicuñas peruanas adultas, y en 2002 se
identificaron anticuerpos del virus sinsticial
respiratorio bovino VSRB en un población de
vicuñas criadas en cautiverio. En el capitulo11
de este libro se describen las afecciones más
comunes en vicuñas y otros camélidos.
Diversidad genética de la vicuña 
En 1957, Koford estimó que la población to-
tal de vicuñas llegaba a un máximo de 400 mil
en el área andina, incluyendo 250 mil en el
Perú. En 1969, Grimwood reportó la existen-
cia de 10 mil vicuñas en el Perú, y dos años
más tarde, Jungius (1971) calculó una pobla-
ción de solamente 5.000 a 10.000 vicuñas en
el Perú, con 2.000 más distribuidas entre Boli-
via, Argentina y Chile. En 1982, 15 años des-
pués del inicio de un programa de protección,
se estimó que la población de vicuñas en el
Perú había alcanzado 62 mil animales (Fran-
klin 1982). En 2003, se reportó la existencia
de aproximadamente 149.500 vicuñas en
Perú y aproximadamente 276.462 en los cua-
tro países andinos (Tabla 1).
El proceso, provocado por la desaparición de
99% de la población existente desde que lle-
garon los españoles y que llevó la vicuña al
borde de la extinción, ha dejado su huella en
una reducida variabilidad genética (Wheeler
et al. 2001). 
En base del estudio de 11 microsatélites (ADN
nuclear) en más de 400 muestras (sangre o
piel) procedentes de 12 poblaciones de vicu-
ñas peruanas distribuidas desde Junín hasta
la frontera con Bolivia, Wheeler et al. (2001)
determinaron la diversidad genética dentro
de cada población y la diferenciación genéti-
ca entre poblaciones utilizando los progra-
mas GENEPOP v3.1 (Raymond y Rousset,
1995) y GENETIX v4.0 (Belkhir, 1999), análisis
de agrupamiento algorítmico “neighbor-joi-
ning” (Nei, 1972) y análisis de corresponden-
cia factorial bidimensional 2D-FCA (Robert-
son y Hill 1984). Los resultados indican que la
vicuña peruana se caracteriza por niveles de
diversidad genética relativamente bajos den-
tro de las distintas poblaciones estudiadas, y
que existen altos niveles de diferenciación ge-
nética entre estas poblaciones, un patrón co-
múnmente observado en especies amenaza-
das que originalmente habitaban una gran
extensión geográfica y posteriormente se ais-
– 6 –
INVESTIGACIÓN, CONSERVACIÓN Y MANEJO DE VICUÑAS - B. Vilá Ed. - Proyecto MACS
BELKHIR L. 
1999. GENETIX v4.0. Belkhir Biosoft, Laboratoire des Genomes et Populations, Université Montpellier II.
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CARPIO M. Y Z. SOLARI
1982b. Estudios Preliminares sobre Folículos Pilosos en la Piel de la Vicuña. Informes de Trabajos de
Investigación en Vicuñas I:103-136. Universidad Nacional Agraria La Molina, Lima.
laron unas de otras, sufriendo una drástica re-
ducción demográfica en generaciones recien-
tes. Entre las vicuñas peruanas se determinó
la existencia de cuatro grupos demográfica-
mente y genéticamente distintos: Junín no-
roeste, Junín sur, Andes centrales y Puno, y
dado sus diferencias se recomienda que estos
deben formar unidades de manejo separados
en el futuro. En el transcurso del proyecto
MACS se han podido incorporar nuevas po-
blaciones de vicuñas peruanas y argentinas
en el estudio (ver capítulo 7 de este libro), y
aunque todavía los resultados están en análi-
sis, se ha podido reafirmar la existencia de
estos cuatro grupos en el Perú y determinar la
existencia de un quinto grupo en el sur que
corresponde a V. v. vicugna.
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HISTORIA NATURAL DE LA VICUÑA - Jane C. Wheeler
País VICUÑAS SUPERFICIE Año del censo
Población % Hectáreas %
Perú 149.500 54,08 6.661.498 43,09 2003
Bolivia 57.905 20,95 3.428.356 22,27 2002
Chile 16.899 6,11 757.127 4,90 2001
Argentina Aprox. 50.000 18,12 4.555.495 29,46 SIN CENSO
Ecuador 2.058 0,74 58.560 0,38 2003
TOTAL 276.462 15.461.036 2001-03
Tabla 1. Población Andina de vicuña, 2001-2003. Fuente Convenio Vicuña 2001-2003.
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