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El contraargumento

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Contraargumentación
P O R C A M I LO M A RT Í N E Z
Qué es la contraargumentación
El propósito de un texto argumentativo es convencer al lector de que una tesis o proposición es 
verdadera brindando razones o evidencia a favor de la misma.
Sin embargo, muchas veces esto no es suficiente para convencer por completo a la audiencia. 
Dado que por lo general otras personas pueden adoptar razonablemente posiciones contrarias a la 
que se está defendiendo, un lector atento puede albergar dudas sobre esta si no se discuten y 
contestan los argumentos que se pueden presentar en contra de ella.
La contraargumentación es una estrategia argumentativa que consiste en anticipar posibles 
objeciones a la tesis que se está defendiendo y contestarlas con el fin de fortalecer la 
argumentación que se presenta en un texto.
Cuál es el lugar de la contraargumentación en un texto
No hay reglas estrictas sobre el lugar que debe ocupar la contraargumentación dentro de un 
texto. Esto depende del tema que se aborda y de las necesidades e intenciones del autor. Sin 
embargo, sí se pueden dar guías generales sobre en qué parte del texto se deben discutir 
posibles objeciones a la tesis.
CONTRAARGUMENTO
POSICIÓN 1
ARGUMENTO
CONTRAARGUMENTO
POSICIÓN 1
ARGUMENTO
Por ejemplo, los retóricos antiguos 
consideraban que la contraargumentación 
debe presentarse después de la 
exposición de la evidencia a favor de la 
tesis principal. Una razón para adoptar 
esta disposición es que podría facilitar la 
labor de convencer a la audiencia sobre la 
debilidad de las objeciones.
Por otro lado, si la mayor parte de la 
audiencia está convencida de antemano 
de la verdad de algunas posiciones 
contrarias a la que se quiere defender, 
puede ser aconsejable refutar dichas 
posiciones antes de argumentar a favor 
de la propia.
Cómo construir un contraargumento
D AT O C U R I O S O
Los retóricos antiguos consideraban que un discurso 
argumentativo debía constar de cinco partes, cada 
una de las cuales nombraron en latín: 
1. exordium o introducción
2. narratio o contextualización
3. confirmatio o argumentación
4. refutatio o contraargumentación
5. peroratio o conclusión
Cicerón
político y orador 
romano
Un contraargumento puede construirse con base en el siguiente modelo básico:
DISCUSIÓN
de la objeción
INTRODUCCIÓN
de la objeción
CONFIRMACIÓN
de la tesis
En primer lugar, se debe 
formular la objeción de 
la manera más clara y 
precisa posible. 
Luego, es necesario explicar con más deta-
lle la objeción y presentar la evidencia más 
importante a su favor. Este paso es indis-
pensable para evitar cometer la falacia del 
hombre de paja1, que consiste en tergiver-
sar un argumento porque es más fácil 
atacar la versión tergiversada que la ver-
sión original.
Finalmente, se debe 
contestar al argumento 
contrario, señalando las 
razones por las cuales 
no invalida la tesis que 
se quiere defender en el 
texto. 
T E N G A E N 
C U E N TA Q U E . . .
Una objeción o argumento 
contrario —como cualquier 
otro argumento— se puede 
contestar de dos maneras: 
NEGANDO LAS 
PREMISAS
NEGANDO 
QUE ESTAS
JUSTIFICAN LA 
CONCLUSIÓN
1
2
En el primer caso es necesario brindar razones 
o evidencia para pensar que una o más premi-
sas son falsas. 
En el segundo caso es común, cuando se trata 
de contestar a argumentos deductivos, cons-
truir analogías o contraejemplos, es decir, ar-
gumentos que tienen la misma forma lógica 
que aquel que se quiere refutar pero que son 
claramente inválidos pues sus premisas son 
verdaderas y su conclusión es falsa. 
Ejemplo de un contraargumento
Éste es el argumento que aboga por la obligación de ayudar y que, enun-
ciado de manera más formal, quedaría de la siguiente forma:
Primera premisa: si podemos evitar que ocurra algo malo sin sacrificar 
nada de una importancia comparable, debemos hacerlo.
Segunda premisa: la pobreza absoluta es mala.
Tercera premisa: hay parte de la pobreza absoluta que podemos evitar 
sin sacrificar nada de una importancia moral comparable.
Conclusión: debemos evitar parte de la pobreza absoluta. 
[Una] objeción al argumento que defiende la obligación de ayudar es que 
establece un nivel tan alto que sólo un santo podría alcanzarlo. De esta 
objeción existen, al menos, tres versiones. La primera mantiene que, 
siendo la naturaleza humana lo que es, no podemos alcanzar un nivel tan 
alto, y puesto que es absurdo decir que debemos hacer lo que no pode-
mos, debemos rechazar la afirmación de que debamos dar tanto.
 Los que plantean la primera versión de la objeción a menudo están in-
fluidos por el hecho de que hemos evolucionado por un proceso natural 
en el que los que tienen un alto grado de preocupación por sus propios in-
tereses, o los intereses de sus hijos y parientes, se puede esperar que 
dejen más descendencia en futuras generaciones, y al final reemplacen a 
cualquiera que sea completamente altruista. De este modo, el biólogo 
Garret Hardin ha argumentado, apoyando su «ética del bote salvavidas», 
que el altruismo sólo puede existir “a una pequeña escala, a corto plazo, 
y con grupos pequeños e íntimos”.
 Naturalmente tenemos un deseo más fuerte de favorecer los intereses 
de nuestros parientes más próximos, que de favorecer los intereses de 
los extraños. Sin embargo, actuar de forma imparcial, aunque quizá fuera 
muy difícil, no es imposible. La afirmación que se cita de forma frecuente 
de que «deber» implica «poder» es motivo para rechazar juicios morales 
tales como «Tenías que haber salvado a toda la gente del barco naufraga-
do», cuando en realidad, si hubiéramos subido a una persona más al 
bote salvavidas, se hubiera hundido y no hubiéramos salvado a nadie. Sin 
embargo, cuando tenemos dinero para gastar en lujos y otros se están 
muriendo de hambre, es evidente que todos podemos dar mucho más de 
lo que damos2.
El siguiente es un ejemplo de un contraargumento que desarrolla Peter Singer, filósofo 
utilitarista australiano, en su libro Ética Práctica.
INTRODUCCIÓN
de la objeción
DISCUSIÓN
de la objeción
CONFIRMACIÓN
de la tesis
ARGUMENTO
Bibliografía
Corbett, E. (1966). Classic Rethoric for the Modern Student. New York: Oxford University Press.
Singer, P. (2009). Ricos y pobres. En Ética Práctica (R. Herrera, Trad., 2 ed., págs. 221-248). 
Madrid: Akal.
Vega, L., & Olmos, P. (Eds.). (2011). Compendio de lógica, argumentación y retórica. Madrid: 
Trotta.
1Para conocer más sobre esta y otras falacias argumentativas, consulte la guía de falacias disponible en el centro de 
recursos LEO: http://leo.uniandes.edu.co/index.php/menu-escritura/texto-argumentativo/26-falacias
2Tomado y adaptado de Singer (2009).

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