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IV Conferencia Regional ISTR-LAC 8-10 de octubre, 2003 
San José, Costa Rica 
Raymi Padilla Vargas 
 
 
1 
 
Los movimientos sociales en la trayectoria latinoamericana. 
Raymi Padilla Vargas 
 
 
 
Las líneas que siguen buscan aportar algunos elementos que apoyen en la reflexión 
de lo que ha sido la trayectoria de la sociedad civil latinoamericana en su dimensión 
organizada, y las diferentes motivaciones en torno a las cuales ésta ha tomado 
contenido. Con esa intención haremos particularmente referencia al movimiento 
social como forma de expresión colectiva y como espacio de reflexión en las 
ciencias sociales desde el cual se ha buscado comprender la sociedad en sus 
diferentes manifestaciones frente a un ejercicio y conceptualización de la 
ciudadanía que ha oscilado entre la integración y la exclusión social. 
_______________________ 
 
Las sociedades latinoamericanas están 
viviendo un conjunto de profundas 
transformaciones en las diferentes esferas 
sociales, observando grandes cambios en la 
configuración de las relaciones entre el 
Estado y los partidos políticos, el mercado y 
la sociedad civil, así como en las más 
cotidianas relaciones entre las personas en 
las comunidades y barrios de nuestros 
países. El advenimiento de estos cambios 
ha llevado a recomponer los hilos con que 
se teje la convivencia y el razonamiento de 
nuestra modernidad inacabada, y con ello la 
de algunos aspectos en la reconstitución de 
las identidades en una coyuntura de mayor 
democratización, de crisis de ésta 
modernidad y sus referentes, de 
internacionalización de la economía y la 
cultura, así como las formas de hacer en lo 
colectivo. 
 
Sin duda en este proceso los movimientos 
sociales, tradicionales y nuevos, han tenido 
gran participación y han sido a un tiempo 
manifestación de este conjunto de cambios 
en que las nuevas prácticas colectivas 
aparecen asociadas tanto a los procesos de 
descomposición y segmentación social 
producidos por la crisis económica como a 
los cambios culturales y políticos suscitados 
por los impulsos de las modernizaciones 
nacionales.1 
 
1 Para una referencia más detallada de estos procesos 
ver de Fernando Calderón Los Movimientos Sociales 
en América Latina: entre la modernización y la 
IV Conferencia Regional ISTR-LAC 8-10 de octubre, 2003 
San José, Costa Rica 
Raymi Padilla Vargas 
 
 
2 
 
Bien, pero antes de entrar a referirnos a la 
trayectoria, marquemos un poco la 
discusión acercándonos a una acepción del 
movimiento social como forma de expresión 
ciudadana de trascendencia colectiva y 
dinámica deliberativa, así como instrumento 
teórico para el discernimiento académico. 
 
Cortometraje del Concepto 
 
Se ha dicho que el concepto de movimiento 
social ha padecido de una polisemia que le 
ha llevado a perder claridad y precisión al 
momento de explicar un fenómeno social 
colectivo. En la evolución de este concepto 
han tenido gran importancia las teorías del 
comportamiento colectivo, así como la 
psicología de masas y las teorías del 
racional choice, entre otras. Sin embargo en 
los análisis más actuales, uno de los 
aspectos que más ha permanecido como 
relevante en la delimitación de los 
movimientos, es su observación como 
agente de cambio social2, de transformación 
sobre alguna de las esferas de la sociedad. 
 
construcción de la identidad. En Enciclopedia 
Iberoamericana de Filosofía. Vol.13 Filosofía 
política I. Ideas políticas y movimientos sociales. 
Editorial Trotta. 1997 
2 En este sentido autores como Alberto Melucci, 
Alain Touraine, Enzo Faletto, André Gunder Frank, 
Fernando Calderón y otros han considerado que la 
transformación y cambio social es un elemento propio 
de los movimientos sociales, lo que en alguna medida 
ha llevado a considerar que éstos son formas de 
acción colectiva destinadas a producir cambios 
determinados en la sociedad. Creemos que como ésta 
 
Al respecto y como ejemplo de ese 
elemento Touraine3 -quien ha sido de gran 
influencia en el pensamiento 
latinoamericano y cuyos aportes han sido 
centrales para delimitar y despejar la 
confusión en este sentido-, considera que la 
noción de movimiento social “sólo es útil si 
permite poner en evidencia la existencia de 
un tipo muy específico de acción colectiva 
(…) por la cual una categoría social, 
siempre particular, pone en cuestión una 
forma de dominación social(…) e invoca 
contra ella valores, orientaciones generales 
de la sociedad que comparte con su 
adversario para privarlo de tal modo de 
legitimidad”. 
 
Si bien la característica del cambio es un 
elemento compartido por muchos autores, 
debe recordarse que no siempre esta 
característica está a la base del concepto, y 
que muchos movimientos se orientan en 
forma reaccionaria a la conservación de las 
normas y formas de acción prevalecientes. 
 
 
no puede ser una deducción automática, ni unívoca, 
compartimos con Enrique Laraña el que sea más 
adecuado afirmar la existencia de una relación entre 
el movimiento y los procesos de cambio, que 
entender por antonomasia lo uno por lo otro. 
3 Alain Touraine; ¿Podremos vivir Juntos?. Fondo 
de Cultura Económica. 4ta reimpresión. Brasil 
1999.p.100 
IV Conferencia Regional ISTR-LAC 8-10 de octubre, 2003 
San José, Costa Rica 
Raymi Padilla Vargas 
 
 
3 
En esta línea Manuel A. Garretón4 agrega al 
concepto en la idea de que éstos deben 
observarse como una forma de agrupación 
colectiva con algún grado de organización y 
estabilidad en el tiempo, pero que su 
orientación se conduce hacia cambios o 
conservación de una sociedad o una esfera 
de esta; orientación que gira en torno a dos 
polos, ya sea como respuesta a las 
contradicciones sociales a las que busca 
poner fin; o ya sea como depositario o 
portador de un sentido de la historia, y en el 
que sería el principal agente de cambio. 
Esta última idea va a caracterizar muy 
particularmente los movimientos de la 
modernidad industrial, con fuerte influencia 
de la utopía socialista. 
 
Además en los últimos años, se ha 
considerado la reflexividad como una 
característica más propia de los 
movimientos sociales en esta etapa actual 
de la modernidad en que vivimos; 
característica que se entiende como la 
condición en que la mayoría de los aspectos 
de la vida social y de nuestras relaciones 
con la naturaleza son sometidos a revisión 
 
4 Manuel A. Garretón. Movimientos Sociales y 
Procesos de Democratización. Un Marco 
Conceptual. FLACSO, Documento de Trabajo. Serie 
Estudios Sociales. No.57. Título Original: Social 
Movements and Process of Democratization. A 
Conceptual Framework. Chile. 1994.p.1 
continua a la luz de nuevas informaciones o 
conocimientos5. 
 
Si bien muchos podrían identificar esta 
condición revisionista en fenómenos y 
movimientos del pasado, ésta no contenía 
el peso a la conciencia que hoy le es 
asignado por la dinámica desbordante de 
grandes cambios a nivel nacional y mundial. 
El énfasis en la conciencia se caracteriza 
por la búsqueda de individuación, que para 
Touraine viene siendo el elemento principal 
de la reflexividad, la conciencia de sí y la 
acción sobre sí mismo; es la aproximación a 
la idea de Sujeto “cuando la meta de la 
sociedad y los individuos es ser capaces de 
actuar sobre sí mismos, ser actores de su 
propia historia y no únicamente 
consumidores, objetivos de publicidades, 
propagandas e influencias”.6 Una mayor 
actitud de autoconfrontación con las 
consecuencias de la modernidad. 
 
 
 
Es generalizado en el estudio de los 
movimientos la aceptación de que éstos 
 
5 Se puede encontrarun amplio tratamiento de la 
Reflexividad en Anthony Giddens. Modernidad e 
identidad del yo. El yo y la sociedad en la época 
contemporánea. Ediciones Península. Barcelona. 
1997 Ver también sobre este concepto: Ulrich Beck, 
coautor. Modernización Reflexiva. Política, 
tradición y estética en el Orden Social Moderno; y 
del mismo autor La Invención de lo Político. 
6 Alain Touraine; ¿Podremos vivir 
Juntos?.Op.cit.p.148 
IV Conferencia Regional ISTR-LAC 8-10 de octubre, 2003 
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4 
están constituidos por tres elementos: la 
definición del actor mismo (construcción 
de su identidad); de su adversario; y de un 
conflicto por el cual se forma y lucha.7 
Varios autores coinciden con este tercer 
elemento, pues la existencia de un conflicto 
devela la presencia de contradicciones 
sociales que lleva al surgimiento de 
manifestaciones como lo sería el caso del 
movimiento obrero contra la dominación y 
explotación del capital y del feminismo 
contra un modelo de sociedad de 
sometimiento patriarcal. 
 
Tomando en cuenta estos elementos 
anteriores, podríamos entonces decir 
brevemente que un movimiento social hoy 
puede ser entendido como la acción 
colectiva que en su discurso o 
comportamiento busca incidir en el 
mantenimiento de un orden o la generación 
de transformaciones y cambios en un 
ámbito específico de la vida social o el 
sistema total; en que su acción implica la 
ruptura de normas y valores sociales y la 
posibilidad de generar y legitimar nuevos. 
Además, su capacidad de reflexividad y 
conciencia de sí permite controvertir la 
sociedad. En ello es fundamental el grado 
de acercamiento e influencia en la 
construcción de opinión pública, como 
plataforma desde la cual proyectar los 
 
7 Alain Touraine. América Latina. Política y 
Sociedad. 1989.p.249ss 
problemas y limitaciones del sistema social 
o un ámbito de éste; “es consecuencia de 
que ‘son algo sobre lo que se refleja la 
sociedad y que impulsa la capacidad de 
ésta para reflexionar y ser consciente de lo 
que es’. nos dice Laraña.8 
 
Pero en la trayectoria de la sociedad 
latinoamericana, podemos identificar 
movimientos sociales tanto tradicionales 
como nuevos que han tenido un gran 
participación en la lucha por ampliar el 
espacio y ejercicio de la ciudadanía sobre 
un horizonte más democrático. Veamos 
algunas breves características de éstos. 
 
Las llamadas formas tradicionales 
(movimientos) de expresión colectiva, 
refiere aquellas que se articularon en torno 
a una sociedad cuyo proyecto cultural es el 
de la modernidad, especialmente la 
europea; proyecto que fue condicionando el 
accionar de los movimientos y el modo de 
concebirse frente a la historia. Sobre este 
lienzo de la modernidad la imagen de los 
movimientos es trazada con una concepción 
historicista, lineal y objetivista de la acción 
colectiva, en que se le consideraba como 
agente clave del cambio social y la 
modernización de la sociedad a través de 
los conflictos que suscitaba9 A partir de esta 
 
8 Laraña. Op. cit.p.87 
9 Ver de Enrique Laraña. La Construcción de los 
Movimientos Sociales. Alianza Editorial. Madrid 
1999. p71 
IV Conferencia Regional ISTR-LAC 8-10 de octubre, 2003 
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Raymi Padilla Vargas 
 
 
5 
concepción es que movimientos 
tradicionales como el obrero sindical y 
campesino se constituyen en una mirada 
reivindicativa con frecuencia vinculados a 
formaciones partidistas de inclinación 
socialista, en procura de mejores 
condiciones laborales en la empresa y un 
acceso equitativo a la tierra como medio de 
ascenso social. 
 
En general, y siempre con las variantes 
propias de cada sociedad, los movimientos 
sociales tradicionales se definían 
particularmente por lo que combatían, en 
este sentido eran anticapitalistas, 
anticoloniales o antimachistas.10 La acción 
colectiva estaba orientada contra formas de 
exclusión a derechos básicos como el 
sufragio universal, jornadas laborales y 
salarios mínimos, seguridad social, 
educación y acceso laboral de la mujer, 
definiendo posiciones de lucha más 
radicales hacia la obtención del poder 
político. 
 
Ahora, se ha planteado que la categoría 
“movimiento social” es más apropiada para 
países europeos donde las expresiones 
colectivas se consolidan a partir de 
procesos endógenos, como por ejemplo el 
movimiento obrero que logra constituirse en 
una fuerza reivindicativa frente a los 
 
10 Touraine. ¿Podremos vivir juntos? Op.cit. p.306 
excesos del modelo de producción 
industrial. 
 
En el caso latinoamericano se ha planteado 
que estos movimientos y actores sociales, 
son el producto de un modelo exógeno y 
por tanto menos autónomos, donde las 
acciones colectivas han sido más en 
respuesta a las intervenciones del Estado 
que ha procesos independientes, masivos y 
más autónomos como lo fue en el caso 
europeo. 
 
Autores como Touraine, Calderón y 
Garretón coinciden en que los actores 
sociales y movimientos de la región estaban 
constituidos en torno a una matriz 
sociopolítica nacional popular, que permitía 
agrupar -y controlar a través del Estado- a 
las diferentes expresiones de organización 
colectiva. Esta es una matriz en la que se 
encuentran mezcladas distintas 
dimensiones de lucha pasando por la 
defensa de intereses, la búsqueda de poder 
político e independencia nacional y el 
constante deseo de integración social.11 A 
este respecto Garretón considera que bajo 
este manto nacional popular, todos los 
movimientos sociales eran desarrollistas, 
 
11 Touraine hace referencia a esta 
pluridimensionalidad en otros escritos como: Actores 
Sociales y Pautas de Acción Colectiva en América 
Latina. PREALC, OIT. 1984 ; también De la 
mañana de los regímenes nacional-populares a la 
víspera de los movimientos sociales. Ponencia al 
IV Conferencia Regional ISTR-LAC 8-10 de octubre, 2003 
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Raymi Padilla Vargas 
 
 
6 
modernizadores, nacionalistas y orientados 
al cambio global.12 
 
Aunque se considere que en América Latina 
han existido más actores sociales que 
movimientos clásicos, está claro que 
nuestra versión de expresiones colectivas 
(movimientos) como el sindical y el 
campesino, tuvieron una participación 
protagónica en la determinación de 
importantes acontecimientos sociales y 
procesos revolucionarios que se tejieron en 
la región; en Costa Rica en el período 1944-
1948, Guatemala en 1944, con el 
movimiento boliviano –especialmente en la 
región de Cochabamba- en la revolución de 
1952 o Cuba en 1959. Además, grupos de 
trabajadores y campesinos conformaron el 
sector de izquierda del gobierno populista 
de Joao Goulart en Brasil entre 1962 y 
1964, así como sectores marginales, 
campesinos y sectores medios votaron en 
forma masiva por la Unidad Popular en 
Chile (1970) y apoyaron su gobierno.13 Aun 
se escucha el eco de las luchas de los “sin 
tierra” en Brasil, así como las sindicales en 
las minas de Chile, Perú, México y Bolivia 
en el pasado. 
 
 
XX Congreso Internacional de ALAS. Guadalajara, 
México. 1997 
12 Garretón. Op.cit.p.8 
13 Hobart A. Spalding. EL movimiento sindical 
latinoamericano en los años 90. En Revista Nueva 
Sociedad. Mar-ab. No.130. Caracas 1994.p.60 
Las “nuevas” expresiones colectivas 
 
Los estudios respecto a los movimientos 
sociales comienzan a incorporar un nuevo 
enfoque a partir de la observación de 
fenómenos sociales diferentes y su 
expresión colectiva. Es así como el 
calificativo de nuevo comienza a ser 
utilizado por las ciencias sociales para 
hacer referencia a formas de accióncolectiva diferentes respecto aquellas que 
se basaban en la división y lucha entre 
clases sociales, propias de sociedades 
occidentales e industrializadas, y en 
América Latina aproximadamente desde los 
años 30 hasta finales de la década de los 
60. Manifestaciones que dan cuenta de 
nuevos fenómenos sociales y cuyo centro 
de lucha da un giro desde el nivel político y 
económico al nivel cultural y de la identidad. 
 
En un contexto donde a finales del siglo XX, 
especialmente a finales los años 70, se 
comienza a generalizar la exigencia por la 
liberalización de la economía y vemos el 
declive de todas las formas de 
intervencionismo económico, del 
cuestionamiento del Estado de Bienestar, 
del derrumbe de las versiones socialistas, 
del nacionalismo poscolonial y los 
regímenes nacional populares de América 
Latina, la acción colectiva se alimenta del 
reclamo por un mayor control y autonomía 
en el desarrollo de las vidas personales de 
IV Conferencia Regional ISTR-LAC 8-10 de octubre, 2003 
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7 
quienes los integran, “la acción colectiva 
está más dirigida hacia sí misma y hacia lo 
que podría denominarse un esfuerzo de 
subjetivación.14 
 
Este ha sido un proceso importante pues 
consideramos que el resurgir del debate 
sobre la sociedad civil se ha visto en gran 
medida alimentado por estos procesos de 
modernización materializándose en 
diferentes formas de vida, en las exigencias 
de mayor participación ciudadana, así como 
formas de descentralización del poder 
puestas en marcha desde las 
organizaciones sociales; ha permitido dar 
contenido a uno de los ideales de nuestra 
época como es el de “autorrealización” y 
“búsqueda de la identidad propia”15. Estos 
nuevos procesos de cambio y las nuevas 
áreas culturales de lucha de los 
movimientos están llevan la política fuera de 
las instituciones y a lo interno de las 
organizaciones sociales. El ideal 
humanizante es un gran indicador de una 
tendencia de cambio en las reivindicaciones 
seguidas por los movimientos sociales 
tradicionales, las que se desplazan desde 
los factores económicos a otros de carácter 
cultural relacionados con la identidad 
individual, el medio ambiente, la familia 
 
14 A. Touraine. ¿Podremos vivir juntos?. 
Op.cit.p.306 
15 Ulrich Beck. La Sociedad del Riesgo. Op.cit. 
pp.123 
tradicional, la raza, el sexo y otros aspectos 
de la vida. 
 
Estos nuevos movimientos están ampliando 
su acción en el mundo y Latinoamérica, no 
sin generar efectos que valoramos como 
positivos, entre ellos todo un cuerpo valórico 
respecto a la construcción de las 
identidades y nuevas formas de estructurar 
la convivencia y su organización. Si bien no 
son nuevos valores y exigencias morales, 
como la dignidad y la autonomía de las 
personas, de integridad de las condiciones 
físicas de la vida, de igualdad y 
participación y de formas pacíficas y 
solidarias de organización social, de 
acciones políticas menos institucionales, 
con estructuras de organización menos 
rígidas y de favorecimiento de diálogo y 
participación horizontales, creemos que lo 
realmente importante es que estos valores 
modernos cobran en la actualidad un 
énfasis y significados imaginarios e 
institucionales de gran envergadura, 
reconociendo la necesidad de alcanzarlos o 
reafirmarlos en nuestras sociedades frente 
a las nuevas amenazas de procesos que 
están convergiendo hacia una 
profundización de la exclusión social. De tal 
forma que lo nuevo estaría en el contexto 
sociopolítico, tecnológico y cultural actual y 
la subjetividad reflexiva con que éste es 
abordado; muestra de ésto son las recientes 
expresiones del ejército Zapatista (EZLN) 
IV Conferencia Regional ISTR-LAC 8-10 de octubre, 2003 
San José, Costa Rica 
Raymi Padilla Vargas 
 
 
8 
en México y el llamado Foro Social Mundial, 
formas de expresión que se han valido de 
las nuevas realidades tecnológicas para 
impulsar sus deseos de transformación 
social, conectando su discurso con el 
mundo a través de redes electrónicas; 
mecanismo propios de la sociedad 
informacional. La crisis de representación 
de los partidos políticos ha llevado a los 
movimientos a reinventar formas de acción 
política para, en concordancia con el nuevo 
paradigma, reivindicarla al interior de la 
sociedad civil; este es el espacio desde 
donde los actores sociales se conducen a 
cuestionar las prácticas e instituciones tanto 
privadas como públicas y el modelo cultural 
dominante que lo sustenta16 
Aunque los movimientos sociales de la 
región comparten muchas de sus 
características de países desarrollados de 
Europa y América del Norte, como 
organización no convencional, acciones de 
corta duración, diversidad ideológica, 
ampliación de los campos de acción etc, los 
movimientos latinoamericanos siguen 
conservando elementos propios de estas 
sociedades dependientes y de débil 
desarrollo endógeno. 
 
Autores como Garretón y Touraine 
coinciden en que en la expresión de los 
 
16 Sobre esta nueva carácterística ver de Manuel 
Castells. La Era de la Información. Economía, 
Sociedad y Cultura. Vol. 2, El Poder de la 
Identidad. Alianza Editorial. 1998.p.130 
nuevos actores sociales hay un fuerte 
desplazamiento de los movimientos 
nacional populares a un movimiento más 
democrático. Como menciona Touraine, en 
el proceso de debilitamiento y finalización 
de los regímenes militares en América 
Central y el Cono Sur, aparecen una serie 
de movimientos urbanos y barriales con un 
fuerte contenido político que se orientan 
contra la represión y casos de corrupción.17 
La época de los regímenes represivos, el 
proceso de transición democrática en la 
región y los procesos de reforma del Estado 
permiten el surgimiento de banderas de 
lucha diferentes de otras regiones como la 
defensa de la vida y los derechos humanos; 
acciones que exigían la apertura del 
sistema hacia formas democráticas y de 
integración social.18 
 
Abriendo espacios en la construcción de 
ciudadanía 
 
Aunque América Latina ha llevado un 
recorrido inestable de conquistas 
ciudadanas, de avances y retrocesos, de 
imposiciones y rechazos de nuestra forma 
particular de concebir y aprehender la 
modernidad, no cabe duda que hemos 
experimentado grandes progresos en el 
reconocimiento de derechos ciudadanos 
 
17 A. Touraine. De la mañana de los regímenes 
nacional-populares... Op.cit.p.4 
18 M. Garretón. Movimientos Sociales y Procesos de 
Democratización. Op.citpp.10-16 
IV Conferencia Regional ISTR-LAC 8-10 de octubre, 2003 
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9 
con un alto contenido cualitativo, 
particularmente en los últimos treinta años 
de reconstitución de las identidades 
democráticas nacionales. 
 
Hemos experimentado en las dos últimas 
décadas una serie de transformaciones en 
todos los ámbitos, lo que ha llevado ha 
replantear los modelos de relación entre el 
Estado, la sociedad civil y la economía, y 
con ello el replanteamiento de la acción 
colectiva en la región. Dentro de una serie 
de transformaciones objetivas 
(estructurales) y subjetivas (normas y 
valores) en nuestros países -como los 
procesos de democratización y superación 
de regímenes militares, la reforma de los 
Estado y el cambio del modelo económico 
hacia la internacionalización, los cambios en 
la matriz socio-política nacional popular, de 
la matriz socio-cultural aparejada a la 
modernización en nuestros países que 
contribuye a una nueva subjetividad, a 
nuevos roles sociales y valores colectivos e 
individuales-, han surgido o consolidado 
nuevas formas de expresión colectiva 
asociadas directamente a la preocupación y 
el debate por el tema dela ciudadanía en 
Latinoamérica y del contexto democrático 
que lo impulsa. Los nuevos movimientos se 
han apropiado en su discurso y acción del 
reclamo por mayores espacios ciudadanos 
para la integración social 
 
La discusión en torno a la ciudadanía y los 
nuevos movimientos sociales están 
estrechamente entrelazados. Esta ingresa 
por diferentes puertas o vías, entre ellas (y 
desde “arriba”) la que viene como una 
“moda” intelectual asociada a un cuerpo de 
ideas difundidas por la globalización y que 
desde mediados de los ochenta entra al 
ámbito académico en nuestros países. 
También se ve reforzada por el impulso en 
las corrientes de la participación social, la 
gestión de recursos en el nivel local, por la 
exigencia de control social sobre las 
instituciones públicas, y todo el tema de la 
asociatividad y la generación de capital 
social. Pero muy especialmente en nuestra 
región la ciudadanía entra, desde “abajo”, 
por el desarrollo de movimientos sociales 
por la defensa de los derechos humanos, 
particularmente frente a las violaciones 
cometidas por los regímenes dictatoriales 
en las décadas anteriores19. Esto nos 
permite entender, en un primer momento, 
como las conquistas ciudadanas han estado 
estrechamente relacionadas con el grado de 
incidencia de los movimientos diversas 
luchas por el fortalecimiento de la 
democracia en la región. Veamos esto más 
de cerca... 
 
19 Sobre las vías de ingreso al debate ciudadano ver: 
Martín Hopenhayn. Ciudadanía, Equidad e 
Identidad. Versión escrita de la charla dictada en el 
Seminario Pobreza y Políticas Sociales del programa 
de Maestría en Estudios Sociales y Políticos 
Latinoamericanos. ILADES-ESPO IV. Universidad 
Alberto Hurtado. Santiago, Septiembre 1999. 
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10 
 
Organizaciones de Base frente a la crisis 
 
Con el escenario de crisis económica de los 
ochenta y los consecuentes procesos de 
ajuste interno, se reforzaron fenómenos 
históricos de exclusión y pobreza en 
Latinoamérica; como respuesta a esta 
situación se da en los países de la región el 
surgimiento de pequeñas organizaciones 
sociales de carácter reactivo y 
mayoritariamente temporal, especialmente 
urbanas como asociaciones barriales y 
comités de vecinos, orientados a la 
satisfacción solidaria de necesidades 
básicas. 
 
Estas formas de organización con 
frecuencia situadas en segmentos de 
informalidad económica y marginalidad 
social, se constituyeron con el fin de 
autogestionar ingresos, bienes y servicios 
como forma de garantizar la supervivencia 
con expresiones como: ollas comunes, 
cooperativas de autoconstrucción de 
vivienda, cooperativas de compra y 
consumo de bienes alimentarios, bolsas 
comunales de trabajo, programas de 
educación popular, de defensa de derechos 
humanos y reivindicación de identidades 
locales (étnicas o culturales), grupos de 
mujeres etc.20 
 
20 Martín Hopenhayn. La participación y sus 
motivos. Santiago, junio 1988.p.9 
 
En países como Uruguay, Brasil o Chile 
adquieren gran importancia los llamados 
Clubes de Madres donde las mujeres 
activistas contribuían a la solución de 
problemas relacionados con carencias 
cotidianas, animaban a las organizaciones 
populares solidarias y en éstos y otros 
países los grupos activistas estaban 
fuertemente articulados y apoyados por la 
Iglesia Católica y otros grupos religiosos.21 
 
En la práctica estos grupos, que no eran 
manifestación de movimientos sociales 
propiamente tal, sí servirían de espacio 
embrionario en la formación de futuros 
movimientos. Su mayoría no tuvo 
permanencia en el tiempo, puesto que 
muchas se disolvieron o fueron absorbidas 
tras la solución de sus demandas y la 
institucionalización de programas 
gubernamentales de ayuda. 
 
Movimiento por los Derechos humanos 
Durante los regímenes militares en la región 
(en los 60, 70 y 80), la violación de éstos 
derechos es sistemática y progresiva, e 
implicó una fuerte regresión que puso en el 
centro de la sociedad el problema de la vida 
en su dimensión elemental, de 
sobrevivencia o integridad física. Aunque ha 
 
21 Ver p.e. Pedro Jacobi. Movimientos sociales en 
Brasil. Desafíos en la construcción de la ciudadanía. 
En: Revista Nueva Sociedad. No.111, enero-
feb.1991. Caracas.p.58,59 
IV Conferencia Regional ISTR-LAC 8-10 de octubre, 2003 
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11 
sido una realidad con larga data en la región 
latinoamericana, su incorporación al debate 
público desde “abajo” -primero como tarea 
pendiente de la democracia y después 
como tema de ciudadanía- se abre a 
mediados de los años ochenta a través de 
movimientos de la sociedad vinculados con 
la defensa de los derechos humanos (DH) . 
En esta lucha ya en la segunda mitad de los 
años 70, el caso de las Madres de la Plaza 
de Mayo en Argentina es emblemático en la 
región y genera gran interés y solidaridad 
en algunos países europeos. Estos grupos 
comienzan siendo particularmente 
defensivos y principalmente de mujeres 
afectadas: madres, abuelas, familiares de 
víctimas, de desaparecidos y torturados 
pidiendo una reparación institucional y 
simbólica de estas violaciones.22 Sin 
embargo no es si no hasta inicios de los 
ochenta que las violaciones denunciadas 
por este movimiento se convierten, 
especialmente en el cono sur, en un tema 
de debate público, que como en el caso de 
Chile, Paraguay y Brasil, permite abrir 
puertas de reactivación de movimientos de 
luchas populares y de revalorización de la 
democracia. 
 
 
22 Elizabeth Jelin. Otros silencios, otras voces: el 
tiempo de la democratización en Argentina. En Los 
movimientos sociales ante la crisis. Compilación de 
Fernando Calderón. Biblioteca de Ciencias Sociales 
num. 18, Argentina 1986. pp 28 y 29 
Sin duda la década de los ochenta es un 
período de crecimiento y consolidación de 
las organizaciones y grupos de derechos 
humanos en América Latina, donde la 
penetración de esta temática en la sociedad 
civil se refleja en el aumento del número de 
organizaciones dedicadas a su promoción y 
defensa. Ya en 1981 el número de 
organizaciones vinculadas con los derechos 
humanos en América Latina era de 220, 
cifra que aumenta a 550 sólo nueve años 
después23, red de organizaciones que al 
mismo tiempo se vio fortalecida por el 
crecimiento y apoyo de organizaciones 
internacionales, principalmente desde los 
Estados Unidos, ampliando el flujo de 
millones de dólares al financiamiento de 
acciones en esta materia. Entre ellas 
destaca Amnesty International/EU, los 
Watch Committees y los Comités de 
Abogados por los Derechos Humanos24. 
 
Otra de las contribuciones de este 
movimiento ha sido no sólo servir como eje 
de presión ante los gobiernos y canalizar la 
solidaridad de países vecinos, como fue en 
el caso de Argentina y Uruguay, para 
procesar a los responsables de la represión, 
sino en convertirse en centro de 
 
23 Kathryn Sikkink. La red internacional de derechos 
humanos en América Latina: surgimiento, evolución, 
efectividad. En Elizabeth Jelin y Eric Hershberg 
(coordinadores). Construir la democracia: derechos 
humanos, ciudadanía y sociedad en América 
Latina. Edit. Nueva Sociedad 1996.p.79 
24 Ibidem 
IV Conferencia Regional ISTR-LAC 8-10 de octubre, 2003 
San José, Costa Rica 
Raymi Padilla Vargas 
 
 
12 
investigación e información para el 
procesamiento judicial de los responsables; 
la Agrupación de Familiares de Detenidos y 
Desaparecidos de Chile es ejemplo en este 
sentido. 
 
Paulatinamente la problemáticade DH deja 
de reducirse a una problemática particular 
de los familiares de detenidos y 
desaparecidos, y adquiere una legitimidad 
como problemática nacional, elemento en el 
que reside su potencialidad como 
movimiento social.25 Este movimiento ha ido 
evolucionando con los años, respondiendo 
al cambio de condiciones sociales y 
políticas de fortalecimiento democrático en 
algunas áreas. reenfocando su trabajo hacia 
nuevos grupos tales como las mujeres, los 
niños de la calle, los homosexuales y los 
indígenas.”26 
Movimiento Feminista 
El movimiento feminista en América Latina 
estuvo precedido por las grandes luchas 
sufragistas de principios y mediados del 
siglo veinte, así como la importante 
participación de la mujer dentro del 
movimiento obrero y sus conquistas 
laborales. Pero estas luchas resurgen como 
movimiento feminista en forma masiva en la 
década de los 80, como consecuencia de 
las reivindicaciones por los derechos 
 
25 Ver Fernando Calderón. Los movimientos sociales 
frente a la crisis. En Los movimientos sociales ante 
la crisis. Op.cit.p.375 
26 Sikkink. Op.cit.p.85 
humanos conducidas principalmente por las 
mujeres madres, abuelas y familiares de las 
víctimas de las dictaduras; así como por 
una circunstancia histórica donde la 
atención internacional comienza a volcarse 
hacia las mujeres y la desigualdad de la 
mujer se convierte en debate público. Los 
movimientos feministas europeos y de 
Norteamérica impactan fuertemente en 
Latinoamérica con la adopción y 
formulación de discursos y un cuerpo 
valórico que replantea la posición de la 
mujer en la sociedad así como la 
construcción de una subjetividad de 
género.27 
 
Poco a poco el movimiento feminista se 
ha ido institucionalizando en la mayoría de 
los países latinoamericanos a través de 
Centros de Mujeres de carácter no 
gubernamental (ONG), trabajando en torno 
a dimensiones que trastocan la temática de 
género como derechos, educación, salud, 
reproducción, participación política, etc28 y 
de éstos cruzado con la cuestión indígena, 
como en el caso de Guatemala, donde con 
frecuencia la violación de las activistas 
indígenas es una forma de represión.29 
 
 
27 Ver Lola G. Luna. La lucha de las mujeres en 
América Latina. En Revista Razón y Fe. Sept. 
Octubre. 1992.p. 334,335 
28 Lola G. Luna...Op.cit.p.338 
29 Dato de Jennifer Schirmer 1988. Citado por 
Elizabeth Jelin. Mujeres, género y derechos humanos. 
Op.cit.p.202 
IV Conferencia Regional ISTR-LAC 8-10 de octubre, 2003 
San José, Costa Rica 
Raymi Padilla Vargas 
 
 
13 
Después de tres décadas, las luchas 
referidas a la sexualidad han tomado mucha 
fuerza, donde los derechos reproductivos 
como derecho al control del propio cuerpo 
ha sido una de las principales banderas 
desplegadas en apropiación de una nueva 
subjetividad. 
 
Muestra de ello son las conquistas 
obtenidas respecto al derecho del aborto 
pasando desde la eliminación del aborto 
social y por ofensa del honor, hasta el 
desarrollo de toda una legislación de 
despenalización en caso de aborto 
terapéutico, y redes de protección 
garantizadas por el Estado para la práctica 
de éste con las mejores condiciones de 
salud para la madre, esto último en el caso 
de los países cuya práctica ha sido 
liberalizada (Cuba y Puerto Rico). 30 
 
Como nos menciona Teresa Valdés31, todos 
los países de Latinoamérica cuentan con la 
presencia de ONG que trabajan en la 
promoción y desarrollo de las mujeres con 
una amplia variedad de objetivos y 
temáticas, siendo indiscutible el rol que han 
jugado en la documentación y aporte 
 
30 CLADEM, Comité Latinoamericano y del Caribe 
para la Defensa de los Derechos de la Mujer. 
Documento El Tratamiento Legal del Aborto en 
América Latina y el Caribe. Estudio Comparativo. 
En página digital: 
http://www.derechos.org/cladem/aborto/index.html 
31 Teresa Valdés. De lo social a lo político. La 
acción de las mujeres latinoamericanas. Editorial 
LOM. Santiago, Chile. 2000.p.76,77 
investigativo para la formulación de políticas 
públicas en favor de la mujer. 
 
Esta característica demuestra también la 
progresiva capacidad de las mujeres de 
organizarse a nivel regional con el 
desarrollo de redes y coordinaciones para la 
acción y discusión de diversas 
problemáticas femeninas, entre ellas la Red 
de Salud de la Mujer en América Latina y el 
Caribe, Red de Educación Popular entre 
Mujeres (CEPEM), la Red Latinoamericana 
y del Caribe contra la Violencia Doméstica y 
Sexual, entre otras. Y de seguido sólo 
recordamos los logros en instancias político 
partidarias a partir de políticas de afirmación 
como los sistemas de cuotas, donde se 
obliga la participación de la mujer en 
diferentes espacios de elección en un 
mínimo que varía entre 20% y 50%. 
 
Igualmente hemos visto grandes avances 
en puestos de elección como parlamentos, 
ministerios y puestos directivos en 
municipalidades y sindicatos, así como la 
aprobación de leyes para promover la 
igualdad de oportunidades entre mujeres y 
hombres.32 La pulsión de este movimiento 
ha generado una fuerte tendencia 
democratizante de la vida social y mayores 
espacios para la realización de derechos. 
 
 
32 Ibid.pp 98 y ss. 
IV Conferencia Regional ISTR-LAC 8-10 de octubre, 2003 
San José, Costa Rica 
Raymi Padilla Vargas 
 
 
14 
Movimiento por la homosexualidad 
 
Las acciones colectivas que luchan por la 
visibilidad y reconocimiento de las personas 
con prácticas no heterosexuales, así como 
de los comportamientos y formas de vida 
asociadas a ellas, comienzan a tener una 
presencia significativa a inicios de los años 
80, impulsados por la transición hacia 
sociedades más democráticas y con 
frecuencia al abrigo de las organizaciones 
por los derechos humanos que buscan una 
mayor apertura del sistema y la superación 
de prácticas autoritarias y violatorias 
respaldadas por el Estado. 
 
Entre los factores que influyeron en el 
origen y organización del movimiento 
homosexual en varios países de la región 
está la fuerte influencia proveniente del 
desarrollo del feminismo en países del 
norte, principalmente de Estados Unidos, y 
donde sus facciones lésbicas a lo interno 
constituían un foco de atención muy fuerte. 
Esto unido además a la difusión de un 
movimiento cultural europeo (arriba 
mencionado) que avanza empujando por 
una nueva subjetividad y libertad en el 
desarrollo de los proyectos de vida, que ve 
en la sexualidad un nuevo espacio por el 
cual transgredir las normas sociales y 
buscar una forma diferente de formación de 
la personalidad. Los procesos de 
democratización y secularización social 
extienden el ejercicio ciudadano a diferentes 
esferas como las prácticas sexuales. 
 
El caso de Argentina es bastante ilustrador 
de este proceso de constitución de una 
identidad y formación de una amplia red de 
organizaciones que luchan por el derecho a 
la diferencia, donde no sólo se funda 
oficialmente en 1969 la primera 
organización homosexual de América Latina 
(Grupo Nuestro Mundo), sino que hoy 
(2003) continua a la vanguardia siendo el 
primer país latinoamericano aprobar 
legalmente la unión civil entre personas del 
mismo sexo. 
 
Sin duda una de los mayores logros de este 
movimiento ha sido el aumento de su 
visibilidad en la esfera pública a través de 
los medios de comunicación, el desarrollo 
de legislación, así como de constantes 
manifestaciones callejeras por el “orgullo 
homosexual” que han tenido lugar en países 
como Brasil, Argentina y México, 
reconocidos por un elevado activismo de 
estos movimientos. 33 Y según S. Brown, en 
América Latina con excepción de Panamá y 
Paraguay, todos los paísestienen un 
movimiento lésbico-gay organizado, muchos 
de ellos aparecidos en los años ochenta.34 
 
33 Stephen Brown. “Con discriminación y represión 
no hay democracia”: The Lesbian and Gay 
Movement in Argentina. Ponencia para el Congreso 
LASA 1997. Guadalajara México.pp.3,4 
34 Ibid.p.2 
IV Conferencia Regional ISTR-LAC 8-10 de octubre, 2003 
San José, Costa Rica 
Raymi Padilla Vargas 
 
 
15 
 
En esta trinchera de la identidad sexual 
también se ha abonado hacia una 
ciudadanía más integradora y en cierta 
forma, regeneradora de la sociedad civil en 
su dimensión colectiva y organizada. 
 
Los movimientos frente a la Exclusión 
 
En los últimos nueve años hemos estado 
presenciando el surgimiento de 
movimientos sociales con pretensiones 
integración diferentes a los anteriores. Las 
expresiones tradicionales como el 
campesinado y obreros sindicalizados, 
tenían un eje de integración principalmente 
económico-material y orientado por la 
búsqueda de la igualdad como valor central. 
Los llamados nuevos reflejaban una nueva 
necesidad de integración como la simbólico-
cultural, es decir, donde el valor de la 
diversidad emerge como la dimensión 
olvidada por la democracia, y el control y 
autonomía individual y en los espacios 
comunitarios son necesarios para el ideal 
de autorrealización personal. 
 
Hoy el acelerado proceso de exclusión 
social, aumento de la pobreza y 
desigualdad está profundizando y 
aumentando la frustración de expectativas 
entre la integración simbólica y la 
desintegración material. Esta realidad está 
llevando a reorientar la organización de la 
sociedad civil tendiendo puentes entre las 
reivindicaciones ciudadanas económico-
materiales y las simbólico- culturales de 
construcción y pertenencia a una identidad. 
El Zapatismo 
 
Es ya emblemática la lucha que ha sido 
conducida desde la selva Lacandona, 
Chiapas, por el Ejército Zapatista de 
Liberación Nacional (EZLN), cuya lucha 
recoge derechos milenarios y olvidados por 
la sociedad mexicana pero al mismo tiempo 
presenta el perfil de un nuevo movimiento 
social latinoamericano haciendo uso de 
elementos proporcionados por la misma 
modernización que los ha excluido. 
 
Lo que le ha dado una gran originalidad al 
movimiento zapatista es que la lucha contra 
la exclusión además de levantarse desde la 
causa indígena, desde el 1 de enero de 
1994 también lo hace desde una lucha 
socioeconómica contra la globalización, 
convirtiéndose en “la primera revuelta 
simbólica contra la mundialización” nos dice 
Ramonet.35 En este sentido hay un interés 
por reconocer que en el nuevo orden 
mundial hay una realidad político-
económica distinta, cuyas estructuras de 
poder no solo son determinadas desde los 
Estados sino por fuerzas y actores que 
traspasan las fronteras. 
IV Conferencia Regional ISTR-LAC 8-10 de octubre, 2003 
San José, Costa Rica 
Raymi Padilla Vargas 
 
 
16 
 
Como se muestra, esta nueva expresión 
colectiva y organizada integra en sus 
demandas la dimensión simbólica de 
integración a una comunidad nacional 
(México) sin olvidar el reconocimiento de la 
diferencia que reclama la identidad 
indígena; pero también hace suya la lucha 
contra las consecuencias excluyentes de la 
modernización económica, contra los 
efectos negativos de procesos 
globalizadores como el libre comercio. Las 
líneas de acción de los movimientos 
sociales en los ochenta y principios de los 
noventa, encuentran en la lucha contra la 
globalización y sus agentes político-
económicos (Multinacionales, FMI, BM, 
OMC) un punto de convergencia. 
 
Sin embargo no es sino hasta abril del 2001 
que con el Foro Social Mundial de Porto 
Alegre se logra constituir la primera 
instancia organizada donde los movimientos 
sociales más recientes logran alcanzar un 
alto grado de organización, aglutinando en 
una sola voz a numerosos grupos de la 
sociedad civil en una nueva lucha en contra 
de la globalización excluyente. 
 
El Foro Social Mundial 
 
 
35 Ver Ignacio Ramonet. Marcos en Ciudad de 
México. En Le Monde Diplomatique. Edición 
chilena, N°7, abril 2001.p.3 
Con la consigna “otro mundo es posible”, se 
realizó en enero del 2001 en Porto Alegre el 
evento que mejor expresa el punto de 
unificación de los movimientos 
latinoamericanos, el Foro Social Mundial 
(FSM). Este fue un evento muy significativo 
por cuanto constituyó el primer escenario 
formalmente instalado en América Latina 
desde el cual un gran número de 
organizaciones sociales y políticas 
plantearon al mundo un reclamo 
generalizado contra la concentración de la 
riqueza, el aumento de la pobreza y la 
necesidad de conquistar una ciudadanía 
más integradora a partir del fortalecimiento 
de la democracia. 
 
Lo significativo de este hecho es que 
múltiples organizaciones y movimientos 
sociales con reivindicaciones muy 
particulares logran articular sus luchas 
frente a los efectos de la mundialización 
económica, la ideología neoliberal y su 
modelo cultural y las instituciones políticas y 
económicas que la sustentan. Sus 
expresiones de negación al “neoliberalismo 
y sus políticas”, “la globalización neoliberal”, 
“la Deuda Externa de los países del Sur”, “la 
privatizaciones”, “las compañías 
multinacionales”, “los Acuerdos de Libre 
Comercio”, “el armamentismo y el comercio 
de armas”, y las “instituciones financieras 
IV Conferencia Regional ISTR-LAC 8-10 de octubre, 2003 
San José, Costa Rica 
Raymi Padilla Vargas 
 
 
17 
internacionales”36 entre otras dibujan de 
forma clara el adversario y el reto que los 
convoca. 
 
Como se observa, la primera línea visible de 
reivindicación es claramente económica en 
la que destaca la aplicación de la tasa Tobin 
a las transacciones financieras con la cual 
combatir la especulación; la condonación de 
la Deuda Externa de los países pobres; y la 
clausura de los paraísos fiscales. Sin 
embargo hay una segunda línea más 
extensa del Foro en que las propuestas y 
reflexión van desde el desarrollo 
sustentable, pasando por “democratizar la 
democracia formal”, nuevas formas de 
distribuir el ingreso, hasta la aplicación de 
los medios de comunicación y las nuevas 
tecnologías en la disminución de las 
desigualdades;37 dos líneas que permiten 
unir lo uno a lo múltiple y lo múltiple a lo 
uno. 
 
Porque ciertamente no es nuevo que grupos 
ambientalistas o agricultores salgan a 
protestar, o que lo hagan las feministas, los 
anarquistas y los críticos de la deuda 
externa del tercer mundo. Lo novedoso está 
en que todos estos grupos se hallan unido 
bajo un mismo objetivo e involucrando a 
 
36 Ver la declaración final del Foro Social Mundial en 
el sitio electrónico: www.forumsocialmundial.org.br 
37 Ver Carlos Gabetta. Porto Alegre: activismo y 
propuestas para un futuro distinto. En Le Monde 
viejos y nuevos opositores de la 
globalización y el neoliberalismo. 
 
Estas manifestaciones de múltiples grupos 
de la sociedad civil contra un modelo 
político, económico y cultural excluyente, 
que si bien no pueden entrar en la 
clasificación tradicional de movimiento 
social, expone una fuerte transformación y 
evolución del movimiento latinoamericano 
hacia un perfil más autónomo y con fuerte 
pretensión de historicidad en la coyuntura 
actual de agotamiento de los fundamentos 
epistemológicos de la modernidad. 
 
Atando cabos, y una salida elegante 
 
Hemos planteado a través de este texto, 
que la trayectoria latinoamericana de los 
movimientos sociales, ha dejado en su 
trazado una serie de importantes conquistas 
que contribuyen a la construcción de una 
ciudadanía más integradora. Si entendemos 
por este concepto la condición que se 
constituye desdela posesión y ejercicio de 
los derechos políticos, sociales, económicos 
y culturales, los cuales adquieren sentido y 
contenido para las personas en el acceso a 
mecanismos de pertenencia a un colectivo 
(o comunidad valórica) y una mayor 
capacidad de interlocución en el espacio 
público para participar de los beneficios del 
 
Diplomatique. Edición chilena. No.6, Marzo 
2001.p.3 
IV Conferencia Regional ISTR-LAC 8-10 de octubre, 2003 
San José, Costa Rica 
Raymi Padilla Vargas 
 
 
18 
desarrollo y realizarse como ser humano; 
podremos plantear algunos escenarios en 
los cuales han aportado los movimientos. 
 
Desde hace treinta años los nuevos 
movimientos sociales están aportando 
desde varios escenarios a la ciudadanía 
latinoamericana como adherir al debate un 
nuevo cuerpo de ideas y valores que han 
permitido ampliar la concepción de 
derechos humanos heredada de la 
modernidad. Este cuerpo de ideas está 
permitiendo en los nuevos actores articular 
la universalidad de estos derechos con 
vertientes particularistas, develando la voz 
de sectores y comunidades valóricas 
históricamente ignorados (mujeres, 
indígenas, homosexuales, grupos 
ecológicos). Desde los derechos humanos, 
esta ciudadanía está siendo enriquecida 
tanto en la ampliación como en la 
diferenciación de derechos. Los nuevos 
valores reivindican la dimensión individual 
para el desarrollo del sujeto en la diferencia 
y libertad de autonomía. 
 
También han contribuido desde una 
dimensión colectiva organizada en la 
sociedad, es decir en el desarrollo de una 
entramado asociativo que emerge en torno 
a nuevas temáticas y la renovación de las 
anteriores. Nos referimos a toda una red de 
organizaciones comunitarias y en gran 
medida de las llamadas no 
gubernamentales cuya constitución, trabajo 
y orientación adquieren cuerpo en 
referencia a los contenidos de los nuevos 
movimientos sociales (derechos humanos, 
liberación e igualdad de la mujer, diversidad 
de identidades, valoración de lo 
comunitario, la autogestión, etc). 
 
De igual manera, ha influenciado en la 
transformación y renovación de actores 
sociales tan importantes en la configuración 
de lo político como los sindicatos, los 
sectores campesinos y grupos indígenas 
como en el caso mexicano donde la lucha 
indígena y campesina resurge desde los 
ochenta con un estilo en que las 
reinvindicaciones ecológicas comienzan a 
formar de su discurso y acción. 
 
 Al mismo tiempo el entramado asociativo 
ha adquirido altos grados de independencia 
y progresiva capacidad de organización 
más allá de los ámbitos locales y nacionales 
como lo demuestra el movimiento feminista 
con la presencia de redes regionales de 
coordinación, acción y discusión de la lucha 
por sus derechos y problemáticas 
particulares. 
 
En estas formas de expresión colectiva son 
importantes la cultura de participación a la 
que han aportado contenido. Una de las 
formas en que ésta toma posesión es en el 
nivel simbólico-discursivo: generando teoría 
IV Conferencia Regional ISTR-LAC 8-10 de octubre, 2003 
San José, Costa Rica 
Raymi Padilla Vargas 
 
 
19 
y nuevos sustentos culturales en su 
propuesta de sociedad; con sus prácticas 
discursivas y de comportamiento, los 
movimientos han puesto a la orden del día 
muchos de los grandes temas que forman 
parte de la causa y acción de muchos 
individuos y actores sociales, tanto en 
espacios gubernamentales como 
académicos, entremezclando los espacios 
públicos con los privados de la esfera 
personal. Es decir que en los sectores de 
élite más progresistas y en las nuevas 
formas asociativas voluntarias en la 
sociedad, ha aumentado la participación de 
un discurso con nuevos contenidos 
asociados a la lucha por la construcción del 
sujeto y la apropiación de derechos 
ciudadanos. 
 
Esta cultura de participación se ha 
reforzado desde el desarrollo de redes de: 
experiencias muchas veces de carácter 
informal en cuyo interior se enfatiza una 
conciencia por la participación y desarrollos 
de capacidades personales y de grupos 
para el empoderamiento de los espacios 
locales y comunales. Es clara también la 
existencia de ONG en Latinoamérica que 
trabajan en estrecha relación con los 
gobiernos en la promoción y de desarrollo 
de programas que enfatizan en la 
autogestión de comunidades, capacitación 
en temas ambientales, de violencia 
doméstica, asesoría jurídica, derechos de 
los niños y ancianos, y formas alternativas 
de política comunitaria. 
 
En acuerdo con Wahl38, si bien muchas 
ONG han adquirido independencia de los 
nuevos movimientos sociales, en sus 
ideales y algunas orientaciones, todavía hoy 
siguen viviendo de un capital reivindicativo 
que han acumulado los nuevos 
movimientos, sobre todo en relación con la 
gran aceptación que tienen entre la gente y 
su elevado prestigio moral, que también han 
sabido mantener con el desarrollo de 
nuevas áreas de trabajo como la tecnología, 
mujer y el ámbito de la gestión local, y más 
recientemente áreas como la microfinanza y 
la ecología. 
 
Por último, además de los logros en los 
ámbitos político-partidarios y en la 
legislación, es importante mencionar la 
contribución en la reconstrucción del 
espacio público, entendiendo éste como un 
espacio de deliberación y circulación 
argumentativa libre entre actores relevantes 
en una sociedad. Consideramos que con el 
salto a la esfera pública de nuevos grupos 
sociales se ha puesto en circulación en el 
“mercado” de recursos culturales, voces y 
discursos que disputan la participación en la 
construcción de un modelo de sociedad. 
 
38 Peter Wahl. Tendencias globales y sociedad civil 
internacional. ¿Una oginización de la política 
mundial? En Revista Nueva Sociedad, N°149, 
mayo-junio 1997.p.46 
IV Conferencia Regional ISTR-LAC 8-10 de octubre, 2003 
San José, Costa Rica 
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20 
Central en este proceso es lo referente a la 
formación de la opinión pública y como ésta 
se puede convertir en cámara de 
resonancia de ciertas demandas, 
movimientos y grupos haciendo ascenderlas 
a espacios neurálgicos de decisión o debate 
público. No sería exagerado decir que 
desde el punto de vista temático las 
iniciativas ciudadanas han sido exitosas al 
“tomarse el poder”, pues gran parte de las 
agendas públicas en nuestros países tienen 
a la orden del día temas y problemáticas 
impulsadas por los nuevos movimientos. 
 
Los movimientos de hoy, a diferencia de los 
de ayer, deben buena parte de su influencia 
al uso de las tecnologías de la 
comunicación en la difusión de la palabra 
(discurso) como la principal arma 
generadora de impacto y obtención de 
apoyo; pero también a su condición de 
reflexividad que pone a los sujetos sociales 
en estado de vigilia frente a los efectos 
negativos del frenesí de la modernización y 
el progreso de nuestra modernidad. 
 
El movimiento emergente contra la 
globalización busca hacer suya una de las 
herramientas más importantes en el mundo 
actual para influir en cambios en las 
estructuras tanto políticas como valóricas y 
discursivas: la comunicación electrónica y 
visual de alcance mundial. El Foro Social 
Mundial parece haber entendido estas 
condiciones objetivas haciendo uso de ellas 
frente a la creciente exclusión social. El 
potencial de sujeto político se encuentra en 
la amalgama de una resistencia y oposición 
generalizada a la globalización. 
 
Finalmente, si bien la lucha por una 
ciudadanía más integradora, ha tenido 
grandes avances y en la acción y discurso 
de los nuevos movimientos sociales hay 
una nueva materialización de sueños y 
utopías que abren nuevos caminos para 
realizar las revoluciones y cambios sociales 
históricamente anhelados,no podemos 
dejar de reconocer que la ciudadanía en 
América Latina tiene más obstáculos y 
problemas que las soluciones y los avances 
que logra. Si bien no son sanas las 
posiciones de un triunfalismo embriagante 
como tampoco las de una desesperanza 
paralizante y corrosiva, nos mostramos más 
cercanos a la valoración de la potencialidad 
de transformación social que anida y 
expresan los movimientos latinoamericanos, 
potencialidad para generar nuevos modelos 
culturales y de integrar y democratizar 
nuestras sociedades. Aunque en América 
Latina sus venas siguen estando abiertas, 
existen más opciones para sanarlas desde 
dentro con una “desinfección” desde fuera, 
pues como nunca antes y en palabras de 
Ulrich Beck, son “justamente los guardianes 
del bienestar, el derecho y el orden, los que 
simultáneamente están bajo sospecha y son 
IV Conferencia Regional ISTR-LAC 8-10 de octubre, 2003 
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Raymi Padilla Vargas 
 
 
21 
incriminados por poner en el mundo peligros 
y restarles importancia”. La inadaptación no 
se encuentra ya en los “resentidos” sino en 
los individuos, grupos e instituciones que 
insisten en imponerse en una época cuyas 
creencias ya “no” se sostienen. 
 
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