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Revista Mexicana de Ciencias Farmacéuticas
ISSN: 1870-0195
rmcf@afmac.org.mx
Asociación Farmacéutica Mexicana, A.C.
México
Schifter Aceves, Liliana; Morales Sarabia, Angélica
La trayectoria de Francisco Río de la Loza en la Sección de Química Analítica del Instituto Médico
Nacional
Revista Mexicana de Ciencias Farmacéuticas, vol. 43, núm. 4, 2012, pp. 69-78
Asociación Farmacéutica Mexicana, A.C.
Distrito Federal, México
Disponible en: http://www.redalyc.org/articulo.oa?id=57928311009
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REVISTA
MEXICANA
DE CIENCIAS FARMACÉUTICAS
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Liliana Schifter Aceves,1 Angélica Morales Sarabia.2
1 Universidad Autónoma Metropolitana Xochimilco
2 Centro de Investigaciones Interdisciplinarias en Ciencias y Humanidades,
Universidad Nacional Autónoma de México.
Resumen
El objetivo de este trabajo, es analizar la actividad cientí�ca de Francisco Río de la Loza, uno de los farmacéuticos más 
destacados del Instituto Médico Nacional (IMN). Asimismo, se examinará su participación en las exposiciones universales y 
conmemorativas más relevantes del siglo XIX, a partir de la revisión de diversas publicaciones de la época. Los resultados 
obtenidos por los farmacéuticos, médicos y químicos que conducían sus investigaciones en instituciones cientí�cas de enorme 
prestigio como el IMN, constituyen un legado cientí�co y cultural sin precedente que mantiene su vigencia hasta nuestros días. 
Abstract
The objective of this study is to analyze the scienti�c activity of Francisco Rio de la Loza, one of the most prominent pharmacists 
of the Instituto Médico Nacional (IMN). Our paper will also consider his participation in the most relevant universal and 
commemorative exhibitions of the XIXth century based on the analysis of publications of the time. The results obtained by 
pharmacists, physicians, and chemists that conducted their research in scienti�c institutions of great prestige as the IMN, 
constitute a scienti�c and cultural legacy without precedent in Mexico which maintains in force to the present day. 
Trabajo científico
Palabras clave: Francisco Río de la Loza, Instituto Médico 
Nacional, plantas medicinales, farmacia mexicana, siglo XIX, 
exposiciones universales. 
Key words: Francisco Río de la Loza, Instituto Médico 
Nacional, medicinal plants, mexican pharmacy, XIXth 
century, universal expositions 
Correspondencia:
Dra. Liliana Schifter Aceves 
Universidad Autónoma Metropolitana Xochimilco 
Calzada del Hueso 1100, Col. Villa Quietud, C.P. 04960, 
Delegación Coyoacán, México D.F.
Tel 54837338 
email: lschif@correo.xoc.uam.mx
Fecha de recepción: 06 de septiembre de 2012
Fecha de recepción de modi�caciones: 
18 de diciembre de 2012
Fecha de aceptación: 11 de enero de 2013
La trayectoria de Francisco Río de la Loza en la Sección de 
Química Analítica del Instituto Médico Nacional 
The trajectory of Francisco Río de la Loza in the Analytical Chemistry Section
of the Instituto Médico Nacional
Rev Mex Cienc Farm 43 (4) 2012
70
Introducción
El Instituto Médico Nacional, inaugurado en la Ciudad de 
México en 1888, fue sin lugar a dudas, el centro de 
investigación más importante sobre plantas medicinales del 
siglo XIX y la primera década del siglo XX. La institución logró 
concentrar a la élite científica de la época, entre ellos a 
Francisco Río de la Loza, uno de los químicos y farmacéuticos 
mexicanos más destacados de este periodo. 
En el IMN, Río de la Loza fue Jefe de la Sección de Química 
Analítica durante diez años (1891-1901), y tuvo bajo su 
responsabilidad el estudio de diversas sustancias 
medicamentosas derivadas de aguas minerales, suelos, animales 
y plantas. Es importante destacar que el estudio de las plantas 
medicinales y sus aplicaciones terapéuticas, constituyó la 
principal línea de investigación de la farmacia mexicana 
durante el siglo XIX. En esta investigación se pondrá especial 
énfasis en sus aportaciones al estudio de las plantas medicinales 
dentro de esta Sección. Por otra parte, también nos ocuparemos 
de sus contribuciones fuera del laboratorio, tal es el caso de su 
participación en los trabajos sobre plantas y sus preparaciones 
medicinales, para las exposiciones universales y 
conmemorativas más relevantes de la época.
Material y método
Las fuentes primarias consultadas en este trabajo incluyen las 
revistas oficiales publicadas por el IMN como El Estudio y Los 
Anales del Instituto Médico Nacional, además de los 5 
volúmenes de los Datos para la Materia Médica Mexicana. 
Este texto también fue elaborado por el IMN y constituye la 
principal publicación acerca de plantas medicinales de su 
tiempo. Por otra parte, se consultó la tercera edición de la Nueva 
Farmacopea Mexicana de 1896, para determinar las 
aportaciones de Francisco Río de la Loza a dicho texto. Para el 
tema de las exposiciones se consultó el Catálogo de la Sección 
de México (t. I y II) de la Exposición Histórico-Americana de 
Madrid, la revista Anales del Museo Nacional y el Fondo de 
Exposiciones del Archivo General de la Nación. La 
delimitación temporal de la investigación coincide con la 
trayectoria de Francisco Río de la Loza en el IMN, por lo que 
comienza en 1890 y termina alrededor de 1901 con la muerte de 
nuestro biografiado.
Resultados y discusión
Los primeros años (1856-1890)
Francisco Río de la Loza Miranda nació en la Ciudad de México 
el 23 de enero de 1856 y murió el 9 de noviembre de 1901 tras 
lo que sus cronistas definieron como “una breve y aguda 
dolencia de rápidos avances que lo paralizaron física e 
intelectualmente”.1 Hijo del ilustre Leopoldo Río de la Loza y 
María Valenta Miranda, fue el primogénito del segundo 
matrimonio de su padre, que desde niño lo llevó a su laboratorio 
para familiarizarlo con los instrumentos y accesorios propios de 
la química. La impresión que Don Leopoldo causó sobre 
Francisco fue profunda, en 1874 decidió seguir sus pasos y se 
inscribió a la Escuela Nacional de Medicina para cursar los 
estudios de farmacia. 
Don Leopoldo murió dos años después, en 1876, habiéndolo 
nombrado su albacea testamentario y heredero de algunos de 
sus compromisos. Como veremos más adelante, junto con estas 
obligaciones, también le transfirió contactos y relaciones con el 
régimen porfirista que a la postre fueron definitorios en su 
trayectoria profesional. Ese mismo año, Francisco participó 
como miembro de la comisión mexicana en la Exposición 
Universal de Filadelfia bajo la dirección del farmacéutico 
Alfonso Herrera. Poco tiempo después, en 1877, obtuvo su 
título de farmacéutico con una tesis acerca del estudio del 
colorín, tema propuesto y dirigido por el mismo Herrera. 
Esta tesis fue un trabajo de tipo teórico-experimental que 
abarcó la historia, usos vulgares y distribución geográfica de la 
planta, además de su descripción y clasificación botánica. 
Asimismo, incluyó el análisis químico de las semillas y el 
método de aislamiento del principio activo principal, bautizado 
por Francisco Río de la Loza como Erythrocoraloidina, así 
como también la descripción de sus características 
fisicoquímicas, organolépticas y su composición química 
cuantitativa. El estudio de Río de la Loza sobre el colorín fue 
reconocido en México y en el extranjero. Aparece 
repetidamente citado en otros trabajos relacionados con la 
planta y fue retomado en las investigaciones del doctor 
Fernando Altamirano, que estudióla acción fisiológica de las 
semillas de colorín en diversas especies de animales. 
Tras obtener su título, Río de la Loza viajó a Europa para 
completar su instrucción y especializarse en química industrial. 
Por su pericia en el análisis químico, a su regreso, la oficina de 
Côntrole Chymique con sede en París, lo nombró como su 
Secretario en México.2 Ya en su nuevo cargo emprendió 
numerosas iniciativas para establecer un laboratorio de control 
químico de alimentos y bebidas en nuestro país, e incluso 
consiguió un subsidio del gobierno, pero no llegó a culminar 
esta empresa y el laboratorio nunca se estableció. 
En 1890 ingresa como Profesor de la Segunda Sección de 
Química Analítica del IMN; posteriormente sería nombrado 
Jefe de la Sección, posición que ocupó de forma intermitente 
hasta su muerte en 1901. Siendo ya miembro del IMN, en 1898 
fue nombrado Profesor de Física y Química de la Escuela 
Normal para Profesores, cargo que desempeñó hasta que su 
REVISTA
MEXICANA
DE CIENCIAS FARMACÉUTICAS
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estado de salud lo imposibilitó. Fue miembro de sociedades 
científicas nacionales y extranjeras y tuvo corresponsales en 
México y en Europa. Además de sus artículos científicos y sus 
aportaciones a los textos del IMN y la Farmacopea, fue autor de 
un Tratado de Química pensado como libro de texto para la 
Escuela Normal y otro acerca de los productos químicos del 
país que desafortunadamente quedaron inéditos.
Algunas características de la red de científicos en torno al 
IMN
Francisco Río inicia su carrera profesional con el apoyo de una 
red de farmacéuticos especializados en el estudio de la materia 
médica mexicana. Ya en su tesis agradecía los consejos y la 
ayuda de Alfonso Herrera y Gumesindo Mendoza. Estos 
destacados farmacéuticos del siglo XIX, se distinguieron por 
sus trabajos sobre plantas medicinales mexicanas.3 A lo largo 
de su vida, Mendoza formó parte de numerosas instituciones 
educativas, científicas, culturales y gubernamentales. Tal es el 
caso del Museo Nacional que presidió durante siete años, y la 
Escuela Nacional de Medicina, donde fue profesor de química 
analítica en la década de 1880. Fue un autor prolífico de 
artículos científicos y colaborador muy cercano de Herrera con 
el que publicó varios trabajos en conjunto en la Gaceta Médica 
y otros periódicos de la época.4 No menos importante fue la 
relación que mantuvo Francisco Río de la Loza con Fernando 
Altamirano quien fue director del IMN desde la fundación de 
este establecimiento hasta 1908, año en que falleció. Altamirano 
colaboró en la Segunda Sección de Química Analítica del IMN 
de forma intermitente. Ambos eran farmacéuticos lo que 
necesariamente los llevó a tener una relación de trabajo 
sumamente estrecha.
Algunos de los integrantes de la primera generación de 
profesores que se sumaron al IMN como el propio Francisco 
Río de la Loza, provenían de familias en la que uno o varios de 
sus integrantes formaban parte de los proyectos de educación y 
de salud de la época. Entre ellos podemos nombrar a los 
Ramírez, a los Herrera y a los Altamirano. José Ramírez fue 
Secretario del Consejo Superior de Salubridad y Jefe de la 
Primera Sección de Historia Natural del IMN, su hermano 
Román fue profesor de la Escuela Nacional de Agricultura, y de 
la Escuela Nacional de Jurisprudencia y también colaboró con 
el Museo Nacional. Para esta institución escribió Catálogo de 
anomalías coleccionadas en el Museo Nacional (1896). Por su 
parte Ricardo Ramírez fue integrante de la Sociedad Mexicana 
de Historia Natural (SMHN) y colaborador intermitente del 
IMN. Por otro lado, los hijos de Alfonso Herrera también 
contribuyeron con el IMN. Alfonso Luis Herrera participó en 
los primeros años de esta institución, como Ayudante de la 
Primera Sección de Historia Natural. Más tarde, impulsó sus 
propios proyectos vinculados con la creación de la Sección de 
Biología del IMN (1909-1911), de la cual fue nombrado jefe. 
Fuera del IMN propuso la creación de la Comisión de 
Parasitología Agrícola (1900) y de la primera cátedra de 
Biología en la Escuela Normal (1902). Años más tarde, su 
hermano el arquitecto Carlos Herrera participó en la 
construcción de las nuevas instalaciones del IMN, ubicadas en 
la avenida Balderas y la calle de Ayuntamiento en la ciudad de 
México. Finalmente, no podemos dejar de mencionar a los 
Altamirano. Su principal representante fue Fernando 
Altamirano, que como ya hemos mencionado, presidió la 
institución durante casi dos décadas además de colaborar con la 
segunda sección. También participó su hijo, Rafael Altamirano, 
que trabajó en la Sección de Química Analítica en calidad de 
estudiante con funciones de Perito Agrónomo (1906) y más 
tarde fue nombrado bibliotecario encargado de las 
publicaciones del IMN (1908). Existe también el registro de la 
presencia de A. Altamirano, que aparece como ayudante en la 
Sección Cuarta de Terapéutica Clínica (1906). A todos ellos los 
encontramos colaborando en un mismo espacio o en diversas 
instituciones. Señalamos esto, ya que nos arroja luz sobre las 
características de la comunidad de este establecimiento; una 
nueva generación de investigadores jóvenes, que supo 
aprovechar el legado intelectual de sus progenitores y su 
cercanía con el poder. La confluencia de estos dos factores, 
influyó de forma definitiva en sus trayectorias profesionales y 
les permitió contar con recursos suficientes para trabajar con 
cierta libertad. La creación del IMN fue un proyecto que hoy en 
día reconocemos inédito dentro de la ciencia mexicana. Los 
resultados obtenidos por esta generación de médicos, químicos, 
farmacéuticos y naturalistas no tienen precedentes. Fueron los 
responsables de publicar los textos acerca de materia médica y 
farmacología mexicanas más completos escritos hasta ese 
momento; uno de esos científicos fue Francisco Río de la Loza. 
Los trabajos desarrollados en forma colectiva por las diferentes 
secciones del IMN y las aportaciones individuales de algunos 
de sus miembros, pueden consultarse en el periódico El Estudio; 
publicación semanal que funcionó como su órgano de difusión 
entre 1889 y 1893. A partir de esa fecha, fue remplazado por los 
Anales del Instituto Médico Nacional que estuvo en circulación 
hasta 1914, año en que se publicó el tomo correspondiente al 
número XII (1912-1914).5 
El primer tomo del semanario refleja claramente la situación del 
Instituto durante sus primeros años. En este periodo el IMN 
trabajó en condiciones poco favorables. 
Los materiales y los equipos escaseaban y las instalaciones eran 
inadecuadas e insuficientes, especialmente los laboratorios, es 
por ello que la prioridad de los trabajos fue inicialmente la 
adecuación de los espacios físicos. Por otra parte, las plantas 
medicinales que llegaban hasta el IMN lo hacían en cantidades 
insuficientes o en malas condiciones, por lo que se avanzaba 
muy lentamente. 
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Los artículos publicados en El Estudio durante este periodo, son 
en su mayoría reproducciones de textos extranjeros, los temas 
abarcan la descripción de formulaciones novedosas y las 
técnicas químicas de separación y extracción de compuestos 
químicos a partir de vegetales. Sin embargo también aparecen 
algunos trabajos que se realizaban en el IMN, un ejemplo es el 
artículo sobre el matarique en el cual se describe 
minuciosamente la planta y la técnica de extracción de sus 
principios activos a partir de un método desarrollado por Río de 
la Loza. En este trabajo también participa Altamirano, quien 
reporta los resultados de pruebas preclínicas realizadas en 
animales y algunas aplicaciones terapéuticas en pacientes.6 
A partir del 15 de agosto de 1890, las oficinas de El Estudio se 
mudan definitivamente al IMN y paulatinamente, sus páginas 
comienzan a llenarse con los trabajos del Instituto. Para 
noviembre del mismo año apareció publicado el Reglamento de 
la institución y su organización, quedando constituido por5 
secciones que trabajaban de forma independiente:
1) Historia Natural Médica, 2) Química Analítica, 3) Fisiología 
Experimental, 4) Terapéutica Clínica, 5) Climatología y 
Geografía Médica.
En el artículo 31 de dicho reglamento, se especificaba que para 
ser profesor de cualquiera de estas secciones, se necesitaba 
tener título legal de médico-cirujano, farmacéutico o veterinario 
desde hacía por lo menos 5 años, haberse dedicado con 
predilección al género de estudios correspondientes a la plaza 
vacante, haber sido propuesto por la Dirección del Instituto a la 
Secretaría de Fomento y ser nombrado por el Supremo 
Gobierno.7
Las distintas secciones del Instituto trabajaban de manera 
simultánea con las mismas plantas; la primera se encargaba de 
su descripción botánica e histórica, la segunda de los estudios 
químicos de la misma, así como de la extracción de sus 
principios activos en un vehículo adecuado. En la tercera se 
conducían pruebas farmacológicas en animales, y en la cuarta se 
llevaban a cabo ensayos en humanos. Aquí hay que hacer 
referencia al Hospital de San Andrés, donde se llevaban a cabo 
las pruebas. Finalmente, la quinta sección trabajaba sobre 
aspectos relacionados con las zonas geográficas y las 
condiciones climatológicas para el correcto desarrollo de las 
especies de interés.8 Es importante mencionar que la segunda 
sección también funcionaba como gabinete de análisis y oficina 
de farmacia. Esta última se mudó posteriormente al Hospital de 
San Andrés con la intención de dar un servicio más eficiente a 
la cuarta sección de Terapéutica Clínica.
Las secciones trabajaban de acuerdo a un plan anual establecido 
por el propio Instituto, y un programa específico por cada 
sección.
 Durante 1890, la segunda sección estuvo muy activa ya que se 
prepararon las siguientes formas farmacéuticas: extracto de 
cocolmeca, de pambotano, de chocolon, tlalocopetate, sangre de 
drago y de Perú, así como otras tinturas y aguas destiladas. Por 
otro lado se avanzó en los estudios acerca de la sustancia 
azucarada del hueso del aguacate, sobre la yerba del burro y el 
pañete y también se estudió el yoloxochitl, el zoapatli, el 
estafiate y el encino borracho. Algunas de estas plantas 
siguieron siendo las protagonistas de los trabajos en el IMN 
para el año siguiente, tal y como lo demuestra el programa anual 
de 1891.9
Tabla 1. Plantas indígenas estudiadas en el IMN durante 1891
Programa anual para la segunda sección En El Estudio. Semanario en 
ciencias médicas, 1891; IV (1):105
En ese año se continuaron los estudios sobre el tlahuile, la anona 
morada, la artemisa, las lobelias, el periquillo y la contrayerba. 
Asimismo se llevaron a cabo análisis elementales de muestras 
de aguas potables y minerales provenientes de todo el país.10 
Durante este período, existe en la segunda sección, un 
predominio de los trabajos de preparación de extractos y 
elixires para ser utilizados por las demás secciones del IMN. 
Esta actividad requería de mucho tiempo, por lo que las demás 
investigaciones iban retrasándose. Como ya mencionamos, 
eventualmente la oficina de Farmacia saldría de la segunda 
sección hacia el Hospital de San Andrés desahogando parte del 
trabajo. 
Entre los artículos publicados en El Estudio durante 1891, sobre 
las nuevas plantas medicinales, destaca uno de Río de la Loza 
acerca de las características químicas y posibles aplicaciones 
terapéuticas de la cáscara amarga. Sus resultados y conclusiones 
estaban respaldados por los numerosos ensayos experimentales 
que había realizado en su laboratorio tal y como dejó asentado 
en sus informes de actividades publicados en los Anales del 
Instituto Médico Nacional, texto oficial del IMN.11 
Por otra parte, durante estos primeros años, también 
encontramos a Río de la Loza fuertemente involucrado en la 
remodelación del laboratorio de Química Analítica. En 1892, 
enunciaba en su informe un listado de problemáticas que iban 
desde la readaptación de los espacios asignados a la sección, 
con miras a mejorar su funcionamiento; hasta la incapacidad de 
Yoloxochitl
Nopalillo
Zoapatli
Yerba de la Puebla
Colorín
Añil
Yerba del Burro
Llora sangre
Matarique
Quina de Michoacán
Guaco 
Pambotano
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MEXICANA
DE CIENCIAS FARMACÉUTICAS
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responder a las exigencias de los ministerios por falta de equipo, 
de personal y de tiempo. Los espacios físicos durante esta 
primera época fueron inadecuados para dar cumplimiento a 
todas las demandas. Esto no debemos pasarlo por alto, por el 
contrario, es un dato significativo que nos permite dimensionar 
el esfuerzo que debieron llevar a cabo los investigadores para 
capitalizar sus recursos, establecer procedimientos 
estandarizados que aseguraran la reproducibilidad de sus 
investigaciones y encarar compromisos como las exposiciones 
universales y las encomiendas gubernamentales.
La Segunda Sección se vio sometida a la presión de las 
exposiciones desde un primer momento. Como ya 
mencionamos, el tiempo dedicado a la preparación 
farmacéutica de las sustancias medicamentosas, ocupaba un 
tiempo importante del conjunto de sus actividades de 
laboratorio.12 Por otro lado, los diversos estudios que solicitaba 
la Secretaría de Fomento (análisis para establecer la calidad de 
sustancias alimenticias, aguas minerales, aguas potables, 
abonos y tierras),13 generaban una enorme presión sobre la 
sección. Cabe mencionar también, que a diferencia de otras 
secciones que componían el establecimiento, la segunda 
sección albergó desde muy temprano a estudiantes que estaban 
en proceso de realizar su tesis de farmacia. Esta carga en 
ocasiones desmesurada –considerando el número de personal y 
recursos materiales disponibles- cancelaba cualquier 
posibilidad para los trabajos dedicados a la Química Industrial, 
uno de los intereses de Río de la Loza.14 En aquel momento, los 
integrantes de la sección además de Francisco Río de la Loza 
eran Mariano Lozano y Castro (Preparador y más tarde 
Ayudante) y Federico Villaseñor (Preparador, quien a la muerte 
de Río de la Loza tomó la jefatura de la sección).
Durante 1893, los trabajos en el IMN fueron muy intensos, con 
la inminente publicación del primer tomo de los Datos para la 
materia médica mexicana impreso en 1894, los profesores 
incrementaron su trabajo. La importancia de la aparición de este 
texto radica en su labor de rescate de algunas plantas 
medicinales que ya habían sido estudiadas por destacados 
científicos europeos y mexicanos a lo largo de los siglos 
anteriores. Su publicación ponía a disposición de la comunidad 
en general, información acerca de sus características 
morfológicas, origen, usos y posibles aplicaciones terapéuticas. 
A diferencia de textos anteriores sobre plantas medicinales 
mexicanas, los Datos para la materia médica contaban con el 
respaldo de los trabajos de un grupo ampliamente reconocido de 
científicos que además estaban avalados por el Estado. Fue la 
primera vez que el gobierno se involucró directamente para 
impulsar el estudio de las plantas nativas del país. Los criterios 
para la selección de las especies estudiadas fueron los 
siguientes:
“Las plantas que proponemos para ser publicadas (en los 
Datos) se han elegido en su mayoría de las que cita nuestra 
Farmacopea. Dos motivos nos han guiado para esta elección: 
primero, que son usuales tanto entre los médicos como entre el 
vulgo; y segundo porque son las que primero hemos conseguido 
en fuertes cantidades para satisfacer los pedidos diarios de la 
experimentación clínica. Muchas de ellas son vulgarsísimas, 
inertes, despreciables se pude decir, y tal podría creerse que no 
deberíamos ocuparnos de ellas. Es verdad, pero si lo hacemos, 
es porque no tenemos ningún dato científico para juzgarlas y 
desecharlas como inútiles, y porque si las consignamos ahora 
es para exponer los experimentos y análisis hechos con ellas y 
que se vea con qué fundamento se les puede desechar de la 
Materia Médica Nacional.” 15 
En el primer tomo deltexto, se hace mención a los trabajos de 
Río de la Loza sobre distintas plantas; por ejemplo la boconia, 
para la cual corroboró el método de extracción y obtención de 
sus principios activos, o el yoloxóchitl, del que logró aislar su 
aceite esencial. También se hace referencia a sus 
investigaciones sobre la yerba de la Puebla, el chicalote y la 
yerba del tabardillo a partir de las cuales aisló e identificó 
algunos alcaloides. En total, el primer tomo de los Datos para 
la materia medica, contiene trabajos acerca de 29 plantas. En el 
segundo volumen del texto, publicado en 1898, aparecen otras 
11 monografías. La parte química de todas ellas fue redactada 
por Río de la Loza, en conjunto con sus colaboradores de la 
sección, hecho que pone en evidencia su enorme aportación a 
los contenidos de la obra.16 
En el tercer tomo publicado en 1900 se incluyen 9 plantas más, 
sin embargo Río de la Loza ya no participa, su salud estaba ya 
muy deteriorada y murió al año siguiente. El cuarto tomo se 
publicó en 1907 y contenía 12 monografías. Finalmente, al año 
siguiente, el IMN publicó avances de lo que conformaría el 
siguiente tomo: el Primer Folleto de la quinta parte dedicado a 
los azafracillos de México.17
Entre 1892 y 1896, la segunda sección estudió 115 plantas y dio 
a conocer los análisis cuali-cuantitativos completos de 42 de 
ellas. Río de la Loza estudió 18 especies, por su cuenta o en 
colaboración con sus colegas a partir de las cuáles se aislaron 
31 principios activos.
Es importante destacar que los trabajos de Río de la Loza sobre 
13 de estas plantas, permitieron que sus monografías fueran 
incluidas en la tercera edición de la Nueva Farmacopea 
Mexicana publicada en 1896. La siguiente tabla recoge las 
plantas cuyo análisis químico se completó durante el periodo 
1892-1896. Las que aparecen dentro de un recuadro negro, 
corresponden a las que fueron incorporadas a la Farmacopea. 
Así, al igual que las contribuciones de su hermano Maximino 
Río de la Loza y de su padre Leopoldo Río de la Loza, los 
hallazgos de Francisco también formaron parte de las páginas 
de la Farmacopea Mexicana. 
Rev Mex Cienc Farm 43 (4) 2012
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Por otro parte, Río de la Loza y el médico y naturalista José 
Ramírez, fueron comisionados como responsables de otro 
proyecto: el estudio de las aguas y las tierras del lago de 
Texcoco a partir su análisis químico y bacteriológico. 
Se acordó que además se estudiarían cuestiones de carácter 
higiénico, meteorológico, industrial y agrícola ocasionadas por 
Tabla 2. Análisis cuali-cuantitativos de plantas medicinales realizados entre 1892 y 1896
Anales del Instituto Médico Nacional, t. II, 1896, pp. 93
su desecación parcial o total. 
Esta desecación era una derivación de las obras de desagüe que 
se realizaban en dicho lago. 
Dadas la dimensión del empresa urbanística y sanitaria, fue un 
proyecto prioritario para el IMN en ese año (1895).
Nombre vulgar
Arnica del país
Atanasia amarga
Calatola
Caña de javalí
Capulín
Cáscara amarga
Chicalote
Chichicuahuitl
Cicutilla
Colorín
Contrayerba
Costomate
Epazote de zorrillo
Espinosilla
Estafiate
Falsa cebolleja
Inguande
Madroño borracho
Matarique
Palillo
Pambotano
Pegarropa
Pimienta de tierra
Pingüica
Pipitzahoac
Raíz del oso 
Simonillo
Tlanepaquelite
Tlalocopetate
Tumbavaqueros
Sangre de toro
Yerba de la Puebla
Yerba de S. Nicolás
Yerba del zorrillo
Yoloxochitl
Yoyote
Zacatechichi
Zapote blanco
Zábila 
Zoapatle
Nombre científico
Heterotheca inuloides
Brickellia Cavanillesii
Juglans sp?
Costus spicatus
Prunus capuli
Exostema sp?
Argemone mexicana
Garrya racemosa
Parthenium hysterophorus
Erythrina corallodendron
Psoralea pentaphylla
Physalis costomatl
Chenopodium foetidum
Loeselia coccinea
Artemisia mexicana
Hymenocalis rotata
Bocconia arborea
Aretostaphylos arguta
Cacalia decomposita
Croton morifolius
Calliandra grandiflora
Mentzelia hispida
Peperomia unbilicata
Arctostaphylos pungens
Perezia adnata
Valeriana ceratophylla
Conizia filaginoides
Piper sanctum
Coriaria atropurpurea
Ipomea stans
Spigelia longiflora
Senecio canicida
Piqueria trinervis
Croton morifolius
Thalauma mexicana
Thevetia yecotli
Calea zacatechichi
Casimiroa edulis
Aloe vulgaris
Montagnoa tomentosa
Principios encontrados
Alcaloide (arnicina)
Glucósido (brickelina) y una resina
Glucósido y materia colorante
Dos ácidos orgánicos 
Alcaloide (prunuina)
Dos principios amargos
Papaverina, morfina y un purgante
Alcaloide (garryna)
Alcaloide
Cuatro alcaloides
Alcaloide cristalizado (psoralina)
Alcaloide (physalina) y resina
Alcaloide (se sospecha) y esencia
Alcaloide (leselina) y saponia
Alcaloide, esencia y santonina
Alcaloide (himenocalina)
Cuatro alcaloides
Glucósido
Alcaloide y resina
Glucósido y esencia
Glucósido (caleandreina)
Alcaloide y resina
Alcaloide, resina y esencia
Arbutina
Quinona (perezona)
Alcaloide?, esencia y ácido
Principio amargo
Esencia
Glucósido (coriamirtina)
Glucósido
Alcaloide (espigelina)
Alcaloide, ácido especial y senecatos
Alcaloide cristalizado
Esencia
Alcaloide (talaumina)y dos grasas
Tebetosa y aceite
Principio amargo
Alcaloide (casimiroina) y principio hipnótico
Alcaloide (aloesina)
Acido especial (montanoico) y alcaloide
Analizadores
Río de la Loza
Carmona
Lozano y Armendáriz
Lozano
Lozano
Río de la Loza
Río de la Loza y Villaseñor
Armendáriz
Río de la Loza
Río de la Loza y Altamirano
Lozano
De Lille
Villaseñor
Villaseñor
Villaseñor
Río de la Loza
Lozano y Armendáriz
Lozano
Lozano
Río de la Loza
Altamirano
Lozano
Villaseñor
Murillo
Río de la Loza
Río de la Loza
Río de la Loza y Armendáriz
Lozano
Río de la Loza
Montes de Oca
Cordero
Río de la Loza
Río de la Loza
Río de la Loza 
Armendáriz y Río de la Loza
Villaseñor
Río de la Loza y Armendáriz
Río de la Loza
Lozano
Río de la Loza y Armendáriz
REVISTA
MEXICANA
DE CIENCIAS FARMACÉUTICAS
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Las expediciones en el contexto de las exposiciones 
universales
Francisco Río de la Loza participó en diferentes ferias y 
exposiciones científicas, lo que nos revela una faceta poco 
conocida de este personaje. Las exposiciones universales 
fueron movilizadoras de una diversidad de agentes sociales. 
Además de que contaban con la participación directa del 
gobierno y las instituciones públicas como institutos, museos o 
comisiones científicas, estas exposiciones tuvieron la capacidad 
de convocar a comerciantes, empresarios, políticos locales y en 
general ciudadanos interesados en participar a través de 
donaciones o préstamos de objetos dignos de ser presentados en 
la exposición (arqueológicos, artesanales, productos 
comerciales etcétera). 
En esta coyuntura, los institutos de investigación se vieron 
beneficiados al formar colecciones, catálogos, floras y 
farmacologías regionales, entre otros materiales para la 
investigación. Más aún, se impulsaron líneas de trabajo que 
dieron renombre al IMN, como fue el caso de la materia médica. 
Un ejemplo fueron los materiales que preparó Altamirano para 
la Exposición Universal de París.18 En esa ocasión elaboró un 
catálogo con nombres científicos y vulgares de cerca de 300 
plantas medicinales. Llamó la atención sobre las plantas 
pertenecientes a la familia de las Labiadas como la 
zarzaparrilla; propuso que se continuaran los estudios sobre el 
azafrán que como ya mencionamos formó parte del quinto y 
último tomo de Datos para la materia médica (1908) y 
recomendó el estudio de la tullidora, el chilillo de la huasteca, 
las semillas del globo, la raíz del zacatechichi y el pambotano, 
plantas que por sus cualidades astringentes o purgantes fueron 
promovidas como “productos nacionales”. Efectivamente, años 
más tarde, algunas de estas plantas también formaron parte de 
Datos para la materia médica mexicana.
Durante el tiempo que Río de la Loza colaboró en el IMN, 
participó en el Cuarto Centenario del Descubrimiento de 
América en Madrid (1892), la Exposición Internacional de 
Chicago (1893), la Exposición Universal de París (1900) y laExposición Pan-Americana de Búfalo (1901). También asistió a 
la Exposición Universal de París (1889), pero en calidad de 
auxiliar de la Secretaría de Fomento, cuando aún no formaba 
parte del IMN. En algunas de estas exposiciones se le asignó 
específicamente el nombramiento de Auxiliar, que combinó con 
su puesto de Jefe de la Segunda Sección de Química Analítica 
del IMN. 
En la Exposición Universal de París de 1889 la delegación 
mexicana quedó integrada por personalidades adscritas a los 
establecimientos de educación e investigación.19 Los científicos 
que formaron parte de las comisiones de exploración 
escribieron informes técnicos y catálogos que robustecieron con 
información científica los “productos nacionales” que se 
promoverían en el extranjero. 
Las expediciones en la que colaboró Río de la Loza las hemos 
denominado expediciones de prospección y recolección 
(primeras inspecciones del territorio o región, con el fin de 
establecer las posibilidades futuras de explotación, basadas 
sustancialmente en observaciones directas). Aunque también es 
cierto que por reglamento se establecía que el IMN debía 
realizar periódicamente “excursiones científicas” con el fin de 
explorar el territorio. De acuerdo con Altamirano estas 
excursiones servían para “recoger ejemplares de la flora con los 
nombres vulgares que se les atribuyan, y, en fin reunir todas 
aquellas observaciones que puedan servir para los estudios de la 
Geografía botánica, para el conocimiento de la abundancia de 
tal ó cual materia prima, de la fauna del lugar visitado y aún de 
sus condiciones topográficas y climatológicas, en lo que se 
refiera á la Geografía Médica”. 20
Entre las características de las expediciones de prospección y 
recolección destacan: el ser financiadas casi exclusivamente 
con recursos públicos; ser planeadas en el contexto de la 
promoción comercial y científica del régimen, y marcar su 
agenda de investigación desde una institución científica. Otra 
de sus características relevantes es que fueron constituidas por 
personas con diferentes profesiones y adscripciones 
institucionales (ingenieros militares, naturalistas, químicos y 
médicos). En ese sentido, estaban formadas por especialistas, 
así como por amateurs, y su tiempo de duración variaba, pero 
generalmente eran muy cortos. 
El Cuarto Centenario del Descubrimiento de América en 
Madrid (1892)
Río de la Loza se desempeñó en el Cuarto Centenario del 
Descubrimiento de América en Madrid (1892) como fotógrafo, 
bajo el nombramiento de Auxiliar. Esta designación fue 
expedida por la Junta Colombina, responsable de organizar los 
trabajos de México en Madrid, formalmente constituida el 9 de 
mayo de 1891.21 No deja de ser sorprendente que alguien que 
venía desarrollándose dentro de los campos de la química y la 
farmacia, fuera llamado para ocupar ese puesto. Es probable 
que sus actividades en la Exposición de París de 1889, hayan 
estado vinculadas en alguna medida con la fotografía, o que 
haya sido una actividad que viniera desempeñando de tiempo 
atrás. Lo que es un hecho, es que demostró manejar la técnica 
fotográfica durante las expediciones de 1892. 
La Junta Colombina planeó varias expediciones arqueológicas y 
etnográficas con el fin de cubrir diferentes puntos del territorio. 
Su objetivo explicito: reunir un extenso número de objetos para 
ser exhibidos en Madrid. Esto quiere decir que las colecciones 
de los museos nacionales y estatales eran insuficientes.22 En las 
expediciones, Río de la Loza hizo registros de sitios 
arqueológicos, de objetos y códices. Son de su autoría los 
estudios fotográficos al Códice de Santa Catarina de Tuxpan23 y 
Rev Mex Cienc Farm 43 (4) 2012
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al Códice de Yuncuitlán (ambos resguardados hasta 1892 en la 
Academia de Pintura de Puebla).24 En la primera expedición, 
recorrió las costas del sotavento en Veracruz, en donde hizo 
registros de “sitios notables” y “objetos arqueológicos”.25 Esta 
expedición estuvo comandada por Francisco Del Paso y 
Troncoso, y duró escasos quince días. Más tarde, se le asignó a 
una segunda expedición, con la compañía del ingeniero militar 
Pedro Pablo Romero. Sus objetivos: “recoger objetos, levantar 
planos de ruinas y reproducir por medio de la fotografía 
monumentos y tipos indígenas”.26 Ambos recorrieron las 
regiones que comprenden los estados de Tabasco y Chiapas. 
Cabe señalar que trabajaron en el sitio arqueológico de 
Palenque (Chiapas), que previamente había sido explorado por 
Alfred Madslay (diciembre de 1890- mayo de 1891), situación 
que les ayudó en las tareas de desmonte y reconocimiento del 
sitio.27 Por su parte, Del Paso y Troncoso trabajó la zona 
arqueológica del Tajín (Veracruz).28
La expedición que realizaron Río de la Loza y Romero estuvo 
sometida en todo momento a los contratiempos climáticos, a la 
carencia de materiales y a la ausencia de herramientas de 
trabajo. Tuvieron que hacer uso de sus habilidades para 
subsanar las problemáticas derivadas de la pobre infraestructura 
de comunicaciones y de transportes. Es probable que la 
expedición durara poco menos de dos meses, aunque no lo 
podemos afirmar del todo, porque sólo contamos con registros 
del 2 abril al 19 mayo de 1892. 
La Exposición Universal de París (1900)
En la Exposición Universal de París (1900), Río de la Loza 
contó con el nombramiento de Adjunto de los grupos XIV y XV, 
dedicados a la Industria Química e Industrias Diversas 
respectivamente.29 El jefe de estas secciones fue el Dr. Manuel 
Flores,30 quien fue director de la Escuela Nacional Preparatoria 
(1901-1910), y también fue diputado federal durante veinte 
años a demás de haber integrado en su juventud la Asociación 
Metodófila “Gabino Barreda.”31, 32
Para esa exposición, Altamirano, dispuso que la Segunda 
Sección entregara varias preparaciones químicas extraídas de 
plantas. Para 1900, la segunda sección ya contaba con una lista 
nada despreciable de tinturas, extractos fluidos, grageas, 
cápsulas, perlas y granulados hechos a base de plantas 
medicinales mexicanas.33 En esa ocasión, a Río de la Loza se le 
encomendó la entrega de 26 sustancias, de las cuales sólo pudo 
reunir 24, debido a la falta de materia prima, quedando 
pendientes las preparaciones de yoyote y del yoloxochitl.34 
Como se ha señalado en otras investigaciones es evidente la 
falta de un jardín botánico asociado a los requerimientos del 
IMN, ya que las “excusiones científicas” nunca pudieron cubrir 
al cien por cien las necesidades de materia prima indispensable 
para las diversas secciones del establecimiento. 
Otra de las tareas que realizó fue un viaje de expedición a los 
Estados de Querétaro, Jalisco y Territorio de Tepic (diciembre 
de 1899). Su misión: “recoger los productos naturales de origen 
mineral, vegetal y animal que se encontraran en las 
localidades”.35 Recordemos que una de las tareas de los 
adjuntos era fungir como curadores de la exposición.
Algunos de los productos que colectó fueron previamente 
seleccionados por el IMN. José Ramírez, Jefe de la Sección 
Primera de Historia Natural le solicitó que llevara ejemplares de 
algunas plantas (el peyote y papayos) que venía estudiando y 
que deseaba presentar en París. Pero la mayoría fueron elegidos 
por el propio Río de la Loza como lo demuestra su informe: 
“Algunos datos relativos á los estados de Querétaro y de Jalisco 
y al Territorio de Tepic” (1900).36
De esta expedición de prospección y recolección deseamos 
destacar varios elementos. En primer lugar, a diferencia de la 
expedición que realizó para exposición de Madrid, en ésta 
ocasión colectó productos naturales con potencial comercial. 
De tal suerte que sus recorridos no estuvieron marcados por las 
huellas del pasado sino por las rutas establecidas por los 
enclaves de explotación minera o agrícola. En segundo lugar, a 
diferencia de las excursiones científicas que contemplaba el 
reglamento interno de IMN, ésta era eminentemente una 
expedición de prospección. Río de la Loza puso sus sentidosen 
las potencialidades económicas de los productos vegetales. Ahí 
dio cuenta de las “plantas balsámicas, textiles, tintoreales o 
productoras de goma, de resinas, de gomo-resinas, esencias, 
trementinas y cuyo cultivo y explotación [podían ser un] 
manantial inagotable en el que se debe buscar nuestra riqueza y 
bienestar”.37 De Querétaro hizo una selección de plantas 
(organizadas en “ramos”) para llevarlas al Instituto. Dejó 
consignado el costo de las semillas en los mercados locales e 
hizo un cálculo de costos de transportación que se erogarían en 
su traslado a la Ciudad de México, dejando en claro los altos 
beneficios que podría traer su explotación.38 
De Querétaro viajó a Guadalajara. Ahí fue auxiliado por el 
farmacéutico Adrián Puga, quien a su vez le proporcionó 
información sobre las riquezas minerales y vegetales del estado. 
Entre los productos que enlistó destacan: el yeso de la Barranca 
de Ibarra, el ajijí de los caminos de Jocotepec, el kaolín de 
Santa Lucía y las piritas de Ameca. Llevó al IMN muestras de 
minerales de magnesio que se encontraban cristalizados, 
amorfos, compactos o pulverulentos. Estas muestras fueron 
proporcionadas por Ignacio Portugal. Además de reunir 
muestras de arcilla ferruginosa, casiterita y manganesa 
cristalizada. 
Por supuesto también llevó ejemplares de las flores de diversas 
especies de sábila y tomó registros fotográficos de unos 
ejemplares de abacá (que es una planta semejante al plátano 
originaria de Manila). En su informe dedicó un buen espacio 
para hablar de los agaves y del proceso de producción de mezcal 
conocido como Tequila. Después de dejar Ameca, se vio 
REVISTA
MEXICANA
DE CIENCIAS FARMACÉUTICAS
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Villaseñor F. Discurso en la inhumación del cadáver del Dr. 
Francisco Río de la Loza. En Anales del Instituto Médico 
Nacional. Continuación de “El Estudio”. Oficina 
Tipográfica de la Secretaría de Fomento. México. 1903; V: 
206-209.
Ibid, p. 206.
Véase Aceves P. Olea A. (coords.), Alfonso Herrera: 
homenaje a cien años de su muerte, UAM: México; 2002, pp. 
7-245. Guevara R. Los últimos años de la historia natural y 
los primeros días de la biología en México. 1ª ed. México: 
UNAM; 2002, pp. 7-212.
Ortiz M. Las tesis de farmacia del siglo XIX mexicano. En 
Biblioteca de Historia de la Farmacia. 
UAM-X/CNQFB/SQM, México; 2002, 4, 30-31.
Fernández del Castillo, Francisco, Historia Bibliográfica del 
Instituto Médico Nacional (1888-1915), 1ª ed. México: 
UNAM; 1961, p. 107.
Altamirano F. El Matarique. En El Estudio. Semanario en 
ciencias médicas. 1890; III (6): 80-86.
Reglamento de funcionamiento del Instituto Médico 
Nacional. En El Estudio. Semanario en ciencias médicas. 
1890; III (19): 289.
ibidem
Programa anual para la segunda sección En El Estudio. 
Semanario en ciencias médicas, 1891; IV (1) : 105
ibidem
Río de la Loza F. La cáscara amarga. En El Estudio. 
Semanario en ciencias médicas, 1891. IV (6); 183-202
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obligado a prescindir de las comodidades del Ferrocarril 
Central. El recorrido a los territorios de Tepic lo tuvo que hacer 
en “coche”, y conforme fue adentrándose en el territorio, se 
transportó a lomo de caballo o mula. 
Como ya señalamos, el interés de Río de la Loza estaba 
colocado en los procesos productivos. Hizo anotaciones de las 
técnicas locales que fue observando en el procesamiento de los 
recursos naturales (vegetales o minerales). Se interesó en las 
posibilidades de introducir innovaciones tecnológicas en dichos 
procesos. Observó la explotación a pequeña y mediana escala 
de plantas medicinales, huleras, fibrosas o alimentarias en los 
territorios de Tepic;39 e hizo levantamientos generales de la 
infraestructura de comunicaciones de las localidades que iba 
recorriendo. Posiblemente, él estaba pensando en el 
establecimiento de futuros enclaves de explotación comercial. 
Por ejemplo, reportó la existencia de yacimientos de plata en el 
territorio de Tepic (pocos y mal explotados).40 De esta región 
llevó al IMN ejemplares de diversas plantas entre las que 
destaca la malva babosa (huinar), nuevamente ejemplares de 
cóngora, ñamole y sacasile41 así como de zapote blanco (de esta 
última con hojas más grandes que las especies que nacían en la 
ciudad de México. Entre las plantas que colectó en el territorio 
de Tepic destacan: mata-iza (izcahue o iztacahue),42 árbol de 
hule, papaya, chirimoyas, anonas, añil silvestre, palo de 
Campeche, cuautecomates, bejucos, achiote y barbasco entre 
muchas otras especies. Cabe mencionar que también reunió una 
colección de aves de Mezcaltitlán, Tepic. Inferimos de este 
informe que Río de la Loza tuvo un conocimiento de 
mineralogía y de botánica importantes. Hizo anotaciones sobre 
las diversas regiones botánico-geográficas -sobre todo para el 
territorio de Tepic- que recorrió como ya lo dijimos a lomo de 
caballo y de mula. 
Inmediatamente después de París, vendría la Exposición 
Pan-Americana de Búfalo, (1901). Para esos momentos su salud 
ya estaba fuertemente disminuida. Villaseñor recordaba que sus 
dolencias no habían sido un obstáculo para supervisar los 
trabajos de la sección hasta el último momento.43 Para ese año 
la sección había alcanzado el estudio de 122 plantas, de las 
cuales se habían extraído resinas, ácidos, esencias, alcaloides, 
glucósidos, materias colorantes entre otras, computando más o 
menos 700 substancias.44 
Conclusiones
Francisco Río de la Loza era un químico meticuloso y dedicado. 
Dentro del IMN se especializó en el estudio de las plantas 
medicinales y en específico de las características fisicoquímicas 
de los principios activos involucrados en su acción. Durante su 
paso por la institución se dedicó en gran medida al aislamiento 
de dichas sustancias a partir de plantas medicinales nacionales, 
asimismo trabajó para mejorar los rendimientos de las 
reacciones que permitían obtenerlas y en facilitar las técnicas 
involucradas para estos procesos. Su conocimiento del trabajo 
de laboratorio y la química analítica eran tales, que le valieron 
ser uno de los redactores de la parte química de los trabajos 
sobre plantas medicinales que aparecen en el segundo tomo de 
los Datos para la materia médica, y de más de una decena de 
monografías de la sección de productos naturales de la Nueva 
Farmacopea Mexicana (1896). Por lo que consideramos que 
sus aportaciones a la química analítica en el ámbito de las 
plantas medicinales fueron fundamentales para la 
sistematización de su estudio y aprovechamiento. 
Sin embargo, su participación en las exposiciones le exigió a 
Río de la Loza el desarrollo de habilidades que rebasaron su 
formación como químico y farmacéutico. Requirió el 
perfeccionamiento de conocimientos técnicos y comerciales 
vinculados al campo de la química industrial. En las 
exposiciones universales aprendió a desenvolverse como 
representante del gobierno mexicano frente a los agentes 
comerciales, los institutos científicos, y otros agentes sociales.
Referencias
Rev Mex Cienc Farm 43 (4) 2012
78
Exposición histórico-americana de Madrid. Catálogo de la 
sección de México. I. Est. Tip. “Sucesores de 
Rivadeynera”…op. cit., p. 24.
 AGN/Fomento/Exposiciones/caja 18 bis/exp 5/ f 11-12. En 
1898 quedaron constituidos formalmente los grupos para la 
Exposición de París (1900). Estos grupos quedaron 
organizados de la siguiente manera: 1º. Educación y 
Enseñanza, 2º. Obras de Arte, 3º. Instrumentos y 
procedimientos generales de las letras, de las ciencias y de 
las artes, 4º. Material y procedimientos generales a la 
mecánica, 5º. Electricidad, 6º. Ingeniería civil, medios de 
transporte 7º. Agricultura, 8º. Horticultura y arboricultura, 
9º. Bosques, Caza y Pesca, 10º. Alimentos, 11º. Minas, 
Metalurgia, 12º. Decoración y mobiliario de edificios 
Públicos y habitaciones, 13º. Hilos, tejidos, vestidos, 14º. 
Industria química, 15º. Industrias diversas, 18º. Ejércitos y 
armadas.
Ibidem.
Garcíadiego J. Rudos contra científicos. La Universidad 
Nacional durantela Revolución Mexicana. 1ª reim. México: 
Colegio de México/UNAM 2000; p. 100.
Morales R. El Naturalista José Ramírez. Un análisis de su 
obra científica (1879-1904),op. cit., pp. 194-195.
AGN/Fomento/Exposiciones/caja 54/exp. 10/f. 30-31.
Informes de los trabajas ejecutados por el IMN durante el 
mes de noviembre de 1899. En Anales del Instituto Médico 
Nacional. Continuación de “El Estudio”. IV. Oficina 
Tipográfica de la Secretaría de Fomento. México. 1900: 187.
Río de la Loza F. Algunos datos relativos á los Estados de 
Querétaro y de Jalisco y al Territorio de Tepic En Anales del 
Instituto Médico Nacional. Continuación de “El Estudio”. 
IV. Oficina Tipográfica de la Secretaría de Fomento. 
México. 1900: 46.
Ibid, pp. 46-61.
Ibid, p. 47.
Ibid, p. 48.
Ibid, pp. 57-58.
Ibid, p. 52.
Ibid, p. 53.
Ibid, p. 57.
Villaseñor F. Discurso en la inhumación del cadáver del Dr. 
Francisco Río de la Loza…op. cit., pp. 206-209.
Flores, Leopoldo, “Reseña histórica acerca del objetivo, 
fundación, desarrollo y estado actual del Instituto Médico 
Nacional, leída en la sesión del 25 de abril de 1902. En 
Anales del Instituto Médico Nacional. Continuación de “El 
Estudio”. Oficina Tipográfica de la Secretaría de Fomento. 
México. 1903; V: 272.
 
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29.
30.
31.
32.
33.
34.
35.
36.
37.
38.
39.
40.
41.
42.
43.
44.
Río de las Loza F. Informe de la Segunda Sección. En El 
Estudio. Semanario en ciencias médicas. 1891; IV ( 6) : 
212-231
Flores L. Reseña histórica acerca del objetivo, fundación, 
desarrollo y estado actual del Instituto Médico Nacional, 
leída en la sesión del 25 de abril de 1902. En Anales del 
Instituto Médico Nacional. Continuación de “El Estudio”. 
Oficina Tipográfica de la Secretaría de Fomento. México. 
1903; V: 272.
Reglamento interior de la 2ª sección del Instituto Médico 
Nacional. En El Estudio. 1894; IV (8): 96.
 Programa para los trabajos del IMN en el año de 1894. En 
Anales del Instituto Médico Nacional. 1894; I: 215.
Introducción. En Datos para la materia médica. Secretaría 
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Datos para la materia médica Mexicana. Los Azafrancillos 
de México. Primer Folleto de la quinta parte. 1ª ed. México: 
Imprenta y Fototipia de la Secretaria de Fomento; 1908.
Morales R. El Naturalista José Ramírez. Un análisis de su 
obra científica (1879-1904), Tesis de doctorado, 
FFyL-UNAM, México; 2010, pp. 227-228.
AGN/Fomento/Exposiciones/caja 1/exp. 14. “Reglamento 
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auxiliares de la Comisión Mexicana de la Exposición 
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sesión extraordinaria de 7 del presente mes de marzo de 
1889”, Oficina Tip. de la Secretaría de Fomento, México; 
1889, pp. 1-13.
Altamirano F. Sobre algunas exploraciones botánicas 
practicadas en diciembre de 1907 por el Dr. F. Altamirano. 
En Anales del Instituto Médico Nacional. Continuación de 
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Ibid, pp. 273-306; Romero P. Expedición a Chiapas y 
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Exposición histórico-americana de Madrid. Catálogo de la 
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Ibid, p. 359.
Ibid, pp. 21-23.
Ibid, p. 25.
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Capitán Primero de Ingenieros D. Pedro H. Romero el año 
de 1892…op. cit., p. 466. 
12.
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14.
15.
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17.
18.
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