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330 Biotecnología continúa siendo la alta incidencia de enfermedades infecciosas, entre las cuales hay que incluir las emergentes (VIH/sida), las re-emergentes (tuber- culosis) y las correspondientes al vasto grupo de enfermedades abandonadas (malaria, etcétera). El diagnóstico del VIH se basa en el reconocimiento de una proteína (p24) del virus y en la presencia de anticuerpos (ELISA, Western Blot), dos pruebas que actualmente pueden combinarse en una sola. La gran innova- ción sería complementar o sustituir de las pruebas actuales, por otras más rápidas que no requieran una infraestructura de laboratorio. Una vez diagnosticada la infección, hay dos pruebas que acompañan su evolución: la determinación de la carga viral, medida por PCR cuantitativa, y el conteo de células CD4. Según los resultados, se inicia al tratamiento correspondiente. La resistencia de la cepa viral a los medicamentos se evalúa mediante pruebas genéticas. Los kits para el diagnóstico del VIH/sida ya se venden en algunos países, aunque su uso se encuentre limitado por la necesidad de apoyo psicológico y la dificultad de lidiar con resultados “falso positivo” o “falso negativo”. Sin embargo, en manos de personal entrenado, las pruebas de diagnóstico rápido son una herramienta valiosa para el diagnóstico de esta infección y otras enfer- medades de importancia epidemiológica, como hepatitis, sífilis y malaria. El diagnóstico de la malaria depende generalmente de observaciones clínicas confirmadas por microscopía, una técnica que a pesar de ser rela- tivamente económica, exige personal entrenado. Aunque existen pruebas genéticas, los ensayos inmunológicos rápidos resultan más adecuados en las regiones más alejadas, sin laboratorios ni equipamientos. A un costo menor, reconocen al Plasmodium falciparum, una de las especies que causan la enfer- medad, facilitando la elección del tratamiento específico. El diagnóstico de la tuberculosis comprende una serie de etapas lentas y trabajosas. La infección latente se descubre con la reacción a la tuberculina, mientras que la enfermedad se detecta a partir de radiografías, observaciones microscópicas (baciloscopía) y cultivo microbiano. Hay pruebas más recientes que identifican anticuerpos (ELISA) en sangre y al patógeno Mycobacterium tuberculosis directamente en el esputo, con sondas genéticas o PCR. Aunque son mucho más rápidas y eficientes, su difusión está limitada por el costo. Los países emergentes necesitan pruebas de diagnóstico adaptadas a las enfermedades que los afectan como, por ejemplo, la enfermedad de Chagas, la leishmaniasis, la malaria, la leptospirosis, el dengue, las infecciones por rotavirus, etc. Varias empresas latinoamericanas desarrollan tecnologías avanzadas y comercializan sus kits de diagnóstico en varios países (Argentina,
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