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1 Composición arquitectónica en la Ecole des Beaux-Arts. De Charles Percier a Charles Garnier. David Van Zanten La arquitectura académica francesa atravesó tres fases distintas. La primera constituyó un período formativo, que se extendió aproximadamente desde la fundación de la Academie Royale d´Architecture en 1671 hasta la Revolución Francesa en 1789. A lo largo de estos años, las instituciones que constituían el sistema académico –el Institut de France, la Ècole des Beaux Arts y la Academia Francesa en Roma- o no habían sido creadas o no estaban todavía organizadas de manera eficiente. Sin embargo, las teorías que más tarde propagarían estaban siendo formuladas en las discusiones de la Academia de Arquitectura y, hacia fines del siglo dieciocho, en las lecciones dictadas en los ateliers y escuelas de Jaques François Blondel, David Leroy y Etienne-Louis Boullée. Los principios de composición se refinaban en la competencia de los premios anuales, administrada por la Academia, que luego se convertirían en los Concurs du Grand Prix de Rome. Esta tradición de composición arquitectónica continuó, básicamente inalterada, en el siglo diecinueve: los diseños producidos para el Gran Premio permanecerían como la más respetada, y la más conservadora manifestación del Academicismo Francés. La segunda fase se extendió desde el establecimiento de las instituciones académicas en el cambio de siglo hasta la tumultuosa y fructífera década de 1860. Fue durante este período que el curso de estudios -12 a 15 años- tomado por los mejores estudiantes probó ser el más significativo, en el cual todas las facciones de la disciplina arquitectónica francesa –lideradas por Charles Percier, Henri Labrouste, Charles Garnier, y, durante algunos meses en 1863-64, Eugene- Emmanuel Viollet-le Duc- encontraron un lugar en el sistema. Las relaciones eran tirantes, pero cada uno logró trabajar dentro de la estructura existente. La tercera fase comenzó en la década de 1870, como resultado de los eventos de la década anterior. El éxito del sistema académico francés se mostró como impresionante y ejemplar. Grandes cantidades de estudiantes extranjeros fueron atraídos a la escuela y retornaron a sus países para crear variedades locales del programa Beaux Arts. Lentamente se fue gestando la idea de la existencia de un único y compresivo sistema Beaux Arts. Sin embargo, al mismo tiempo, esta noción parece haber marcado el inicio de la decadencia de la Escuela en Francia, que se convertía en exclusivista y convencionalista. Los esfuerzos de Viollet-le- Duc por trabajar dentro del marco de la Escuela terminaron en 1864; posteriormente sus escritos se dirigieron al público en general. Para 1920 el sistema no encontraba la manera de acomodarse a las ideas de Le Corbusier. A pesar de todo, en 1901 Julien Guadet, profesor de teoría en la Escuela, escribió: 2 “La originalidad de nuestra escuela puede ser definida en una palabra: es la más liberal del mundo”.1 Y continuó diciendo que él enseñaría sólo aquello que era “incontestable”.2 Desafortunadamente, lo que Guadet consideraba “incontestable” parecía serlo sólo desde su muy particular punto de vista. Composición era el término del sistema académico francés para lo que consideraba el acto esencial del diseño arquitectónico. Composición hacía referencia, no tanto al diseño ornamental o de fachadas, sino del edificio completo, concebido como una entidad tridimensional diseñada en planta, vista y elevación. Este fue un uso particular del término, que sólo se generalizó en la segunda mitad del siglo diecinueve.3 Mientras el concepto de diseño arquitectónico tomaba forma, la palabra emergió con dos significados más específicos, denotando “diseño”: distribución y disposición. Entonces, Léonce Reynaud pudo escribir en su Tratité d’ architecture de 1850-57: Un apartamento, por ejemplo está bien distribué si todas las habitaciones que lo componen están acomodadas en el orden más favorable para el uso al que servirán,… pero pueden estar al mismo tiempo mal disposé si una no ha tomado la mayor ventaja del sitio, si una o más de las habitaciones no tienen la forma y las dimensiones necesarias, si los muros y las aberturas están organizadas de manera tal que complican la ejecución en vez de facilitarla y, finalmente, si la composición interior no se manifiesta en el exterior por medio de una configuración satisfactoria 4 . En efecto, Distribución aparece como el eje principal de la discusión de lo que asumimos es la composición en el libro de Germain Boffrand, Livre d’architecture (1745)5, en el Cours d’ architecture de Jaques-Francois Blondel (1771-77)6 y 1 Guadet, Eléments et théorie de l'architecture, Paris, [1901-04], vol. I, p. 80. 2 Ibid. vol. I, p. 82. 3 Cuando, por ejemplo, el término composición comenzó a aparecer en los títulos de una serie de libros que explican lo que se creía que eran los principios de la arquitectura: John Vreedenburgh Van Pelt, A Discussion of Composition, 1902; Thomas Hastings, "Principles of Architectural Composition" (Bragdon, Cram, Hastings, Six Lectures on Architecture, 1917); David Varron, Architectural Composition, 1923; Nathaniel Cortlandt Curtis, Architectural Composition, 1923; Howard Robertson, Principles of Architectural Composition, 1924; y Albert Ferran, Philosophie de la composition, 1954. 4 F. L. Reynaud, Traite d'architecture, Paris. 1850-57, vol. II, pp. 3-4. 5 G. Boffrand, Livre d'architecture, Paris, 1745, p. II. 6 J.-F. Blondel, Cours d'architecture, Paris, 1771-77, vol. IV, chap. 2. nuevamente en el diccionario de Antoine-Chrysostome Quatremère de Quincy, Architecture (1788-1825)7, El Dictionnaire de l’Academie Française de 1835 define distribuer como “ordenar entre varios”; disposer, “acomodar, poner las cosas en un cierto orden”; y composer, “formar algo, hacer algo único de una variedad de partes” 8. Este cambio terminológico desde distribución, a disposición y composición parecería implicar que lo que a principios de siglo era una acción de división y ordenamiento, se convirtió hacia fines de siglo en un acto de unificación. Al mismo tiempo que composición ganó significado arquitectónico, un nuevo término se volvió prominente en el vocabulario de los profesores de la Escuela: parti. Georges Gromort escribió: “En la génesis del plan, la elección del parti es de gran importancia - especialmente al comienzo- antes de lo que yo le llamaría la composición pura. Esta última es principalmente un tema de ajuste de los elementos, mientras que el parti juega el rol de la inspiración en la composición musical y se aplica principalmente a la disposición y a la importancia relativa de los elementos…, el rol de la composición pura es reunir, implementar los factores dispersos y hacer efectiva la unión en un todo. Es el agente principal de conexión. Creará, con el fin de unir una de las partes -con las habitaciones, la biblioteca, el auditorio- una trama de vestíbulos, escaleras, patios abiertos o cerrados o corredores, a los cuales designaremos con la palabra circulaciones. La mayor o menor flexibilidad en la articulación de ésta red, de esta trama lo que determina en gran parte el aspecto del edificio.” 9 Es decir, que la composición tiene que ver con la presentación de las ideas arquitectónicas, pero no con la generación de ellas. Es más, estas ideas son partis, elecciones (de tomar partido, tomar una decisión). Al ser vistas como elecciones su generación no se enseñaba en la Escuela, pero una serie de teorías y convicciones estaban a disposición de los estudiantes en los ateliers. En su diccionario, Architecture, escrito a comienzos del siglo diecinueve, Quatremère de 7 A. C. Quatremère de Quincy, Architecture, Encyclopédie méthodique, Paris, 1788-1825, vol. II, Distribution." 8 Dictionnaire de l'Académiefrançaise, Paris, 1835, "Distribuer," "Disposer," "Composer." 9 Georges Gromort, Essai sur la théorie de l'architecture, Paris, 1946, pp. 143-45. 3 Quincy usó concepción donde, un siglo después, Gromort hablaría de parti10. Hay una gran diferencia entre estas dos palabras: Quatremère denota una primer idea, una creación de la mente del artista. Asume que las ideas artísticas son naturales y del mismo sistema. La comprensión de Gromort de la elección como el primer acto en el proceso de diseño manifiesta la posición ecléctica tomada por la Escuela hacia fines del siglo. La posición de la Escuela sobre la importancia de la composición refleja su creencia en haber descubierto un método de ordenamiento arquitectónico válido más allá de la elección original. Fue esta institucionalización de la “batalla de los estilos” y la confianza en la superioridad del método de composición lo que inspiró a Guadet a llamar a la Escuela “la más liberal del mundo” 11. De aquí que, “Beaux Arts” denota no un estilo sino, más bien, una técnica. Sin embargo, para 1900 la composición se había convertido en un fin en sí mismo; la preferencia por el compromiso había producido una arquitectura que era, literalmente, superficial, que trataba las superficies, evitando las substancias. 12 Sería destronada durante 1920 por una arquitectura tan comprometida por hacer aportes sustantivos que hoy (1977) la queja contra la profesión radica no por su complacencia sino por su puritanismo – sostenido, irónicamente, a través de un proceso de acostumbramiento mucho después de que la pelea contra el método compositivo “Beaux-Arts” fuese ganada. El método compositivo “Beaux-Arts” de fines del siglo XIX llegó como un alivio luego de un siglo agitado en lo arquitectónico, en el cual sus principios evolucionaron en un período de colisión, precisamente, de las ideas de partido que buscaba neutralizar. 10 Quatremère de Quincy, op. cit., "Composition." 11 Guadet, op. cit., vol. I, p. 80 12 Un aspecto frecuentemente enfatizado por Colin Rowe ("Character and Composition; or Some Vicissitudes of Architectural Vocabulary in the Nineteenth Century," Oppositions IV, January 1974, pp. 41-60). Edición castellana: "Carácter y composición y otras vicisitudes del lenguaje arquitectónico en el siglo XIX" en Rowe, Colin: Manierismo y arquitectura moderna y otros ensayos; Barcelona: Gustavo Gili, 1978, La Era de Percier Il est simple en marche et sagement distribué. Académie des Beaux Arts, Registre des concurs, 1829. Los elementos con los cuales los alumnos de la Escuela componían eran espacios interiores en congruencia con volúmenes externos. Aunque se admitía que este sistema era ineficaz en cuanto a su construcción y climatización, en el Cours d´architecture de 1771-77 Blondel aconsejó la organización de un edificio monumental de un nivel con habitaciones de diferentes alturas, “el interior y el exterior concuerdan perfectamente entre sí”. 13 Posteriormente, en 1832, Antoine-Laurent-Thomas Vaudoyer lo expuso de la siguiente manera: “Los muros de un edificio son su envolvente natural; son al edificio que encierran lo que el ropaje es a la estatua que cubre”14 . Finalmente, Charles Garnier, en 1871, presentó esta idea como la esencia moral y “ley” filosófica de la arquitectura: “Un gran principio, un principio de razón y honestidad. Es requisito: que las masas exteriores, que la composición observada desde afuera, indiquen la forma interior, la composición interna…”15 La forma en que los estudiantes organizaban estos espacios y volúmenes era agrupándolos a lo largo de ejes, de forma simétrica y piramidal. La solución básica de la composición de un edificio monumental en un sitio despejado (el tipo de edificio y sitio usualmente asignado en la Escuela) era descubierta casi inmediatamente: dos ejes materializados a partir de dos columnatas interceptadas en ángulo recto en un gran espacio central, toda la composición circunscripta dentro de los límites de una forma rectangular. La solución, de hecho, estaba implícita en el planteo del problema. A primera vista – es evidente en el proyecto del primer premio de Antoine-François Peyre para una Foire couverte (feria cubierta) de 1762, probablemente basada en el Palacio de Caserta de Luigi Vanvitelli16- se plantea inmediatamente un problema que sobreviviría 13 Op. cit., vol. IV, chap. 2. 14 MS "Architecture" leido frente a la Academie des Beaux-Arts, 21 de enero de 1832: Bibliothèque Nationale, Paris. Cabinet des Manuscrits, fro 12340, p. 24. 15 Le Theatre, Paris, 1871, p. 402 16 La influencia de la planta de Vanvitelli en las planimetrías de la arquitectura francesa de fines del siglo XVIII parece haber sido grande. Ver Quatremere de Quincy, op. cit., "Palais," 4 hasta el siglo XX: cómo establecer una dirección principal en el diseño, un frente y un contrafrente. Vanvitelli, Luigi (1700-1773) Reggia di Caserta, Planta baja "Unite," "Vanvitelli" (el considera al edificio el más importante del siglo); Charles Percier and P-E-L. Fontaine, Residences de souverains: parallele entre plusieurs residences des souverains de France, d'Allemagne, de Suede, de Russie, et d'Italie, Paris, 1833. Antoine-François Peyre. Foire couverte (Feria cubierta). 1762. 1er prix. Planta. 5 La planta de Peyre crea un ingenioso esquema de circulación poniendo una estrella de cuatro teatros y cafés dentro de una grilla simple formada por tiendas, ensamblándolas en el centro y las esquinas. Gromort escribió que el eje es infinito en una sola dirección: “A un edificio hermoso se ingresa en una sola dirección, y en dicho sentido la entrada nunca es demasiado generosa.” 17 La planificación barroca francesa era esencialmente direccional, basada en una secuencia de cour d´honneur (patio de honor), corps de logis (edificio principal) y jardín. Este paradigma se fusionó con el tipo de simetría bi-axial de Caserta en los diseños del Grand Prix, entre los cuales el ejemplo más directo es proyecto para un Hotel de Ville de Hector Lefuel de 1839. Lefuel aplica claramente la configuración de cruz dentro de un rectángulo, simplemente difumina uno de los brazos de la cruz para crear un patio de honor, transformando el lado interno del rectángulo en una loggia pública y los dos brazos laterales de la cruz en el cuerpo principal del edificio remarcando el punto central con una torre. 17 Gromort, op. cit., p. 154 6 Hector Lefuel. Hotel de Ville (Municipalidad) 1839. 1er Grand Prix. Planta, elevación y corte. En contraste con el proyecto Grand Prix de Louis Duc de 1825 que tienen un programa similar, la solución de Lefuel es compacta y acentuada fuertemente tanto como simple y amplia en su Marche. Lefuel sitúa sus dos salones ceremoniales principales en un eje común a través de la fachada trasera. Están articulados por una escalera monumental que arranca en un salón abovedado dentro de la alta torre central. A este salón se llega a través de una gran explanada delantera cerrada en la fachada por una extensa columnata a modo de loggia. El pequeño campanile del Renacimiento con que Duc expresaba el carácter específico de su Hotel de Ville se ha convertido, en el diseño de Lefuel, en un ziggurat extenso, y los adornos del Renacimiento se han multiplicado, ahora incluyendo cubiertas en forma de mansardas como las del recientemente restaurada Hotel de Ville (tanto0 como las del proyecto para la terminación del Palais de Justice presentada en 1836 por el maestro de Lefuel, Huyot). Una solución más agradable y más frecuente solía ser tratar al patio de honor como espacio central abierto en unaplanta con ejes trasversales contenidos en dos rectángulos concéntricos, el lado frontal removido y cada uno de los tres lados restantes del patio con una figura central marcando tres columnatas concéntricas. En los proyectos del Grand Prix se puede ver que esta configuración emerge desde el paradigma simple cour d´honneur- corps de logis, de la Escuela de Medicina de Paul Guillaume Lemoine (1775), pasando por el Palacio de Justicia de Bénard (1782), hasta la Escuela de Beaux Arts de Simon Vallot (1800). La técnica básica para elaborar éstos paradigmas era la repetición: de la configuración simple de cruz inscripta en un rectángulo, el estudiante añadía rectángulos concéntricos y extendía las columnatas a través de ellos; para el modelo cour d´honneur- corps de logis agregaba patios de acceso, produciendo una planta como la del Palacio de Versalles. La tensión que se observa en los proyectos del Grand Prix entre la organización simétrica en relación a dos ejes y los ordenamientos unidireccionales es característico de un conflicto básico de la composición Beaux Arts: entre la pureza del diseño geométrico y las distorsiones que sustancialmente se requerían para responder a una necesidad funcional particular o para otorgar expresión a esa función. En el sistema Beaux Arts el edificio tiene que ser útil en un sentido genérico y debían ser reconocidos los programas que albergaba. El proyecto de Bains Publics (baños públicos) de Achille Leclère es reconocible por su motivo central, un Hall Central de terma romana (en este caso a simple vista, como sí no formara parte de un antiguo complejo termal). El Hotel de Ville de Lefuel de 1839 se reconoce por una gran loge public en medio de la fachada, detrás de la cual se levanta una torre de reloj y campanario; su articulación con pabellones rusticados (almohadillados) y pilastras hace referencia a los paradigmas franceses del siglo diecisiete. 18 Esta caracterización se fue haciendo más específica con el avance del siglo diecinueve. Las habitaciones individuales tomaron formas prácticas, estrictas e identificables, como se ve en los anfiteatros del diseño del Grand Prix para el Conservatoire de musique et déclamation de Honoré Daumet (1855). Para fines 18 Este proyecto debe mucho al proyecto de Huyot (maestro de Lefuel) de 1835-36 para un Palais de Justice. 7 del siglo el estudiante incluso tenía que esbozar un posible sistema estructural, como se evidencia en la competencia del Grand Prix (1891), para una Gare centrale de chemin de fer. Sin embargo, el ajuste y la consistencia a la organización abstracta de la planta tenían que ser preservados, y el manejo de los conflictos tenía que ser agradable. Había una frase cliché que John Vredenbrurgh Van Pelt, un estudiante norteamericano en la Ecole des Beaux-Arts, puso en la boca de su director Henri-Adolphe-Auguste Deglane: “El arquitecto nunca puede tener la perfección. Siempre debe elegir entre dos males.”19 Lo que permitió al método compositivo Beaux Arts realizar este tipo de compromisos sin perder la coherencia fue un número específico de técnicas desarrolladas hacia fines del siglo dieciocho. Estas técnicas se encuentran resumidas en el celebrado diseño del Grand Prix para el Edificio para las Academias de Charles Percier en 1786. En comparación con las plantas típicamente barrocas producidas anteriormente – por ejemplo los Bains Public de Mathurin Crucy de 1774, o el Edificio de la Academia, realizado por Marie-Joseph Peyre mientras estuvo pensionado en Roma en 1756- el proyecto de Percier parece pobre (imágenes inferiores izquierda y derecha respectivamente). 19 J. Mondain-Monval, Soufflot: sa vie, son oeuvre, son esthetique (1743-1780), Paris, 1918; M. Petzet, Soufflo’s Ste.-Genevieve und der franzosische Kirchenbau des 18. Jahrhunderts, Berlin, 1961. Es una simetría biaxial casi perfecta. En vez de la secuencia de formas altamente contrastantes de Crucy y Peyre –círculo, cuadrado, óvalo y octógono- Percier utiliza sólo rectángulos, exceptuando el amplio círculo central, repetido por cuatro pequeños semicírculos ubicados en las esquinas del cuadrado. El sistema de rectángulos de Percier adhiere a una norma: un espacio central rodeado por cuatro pequeños espacios rectangulares superpuestos en las esquinas para formar un cuadrado. Este diseño aparece en la planta de Percier en dos escalas, la del ala completa y la del espacio singular. Es más, todos los elementos de la planta están hechos para adherir a una grilla modular marcada por cuatro columnatas a lo largo de las fachadas, unificando los elementos de las dos escalas a partir de una proporción numérica. Al convertir a todos los espacios en rectángulos y conformar figuras de rectángulo dentro de rectángulo, Percier permitió que los espacios se comunicaran de manera suave, interconectados. El rectángulo exterior de la figura se comparte con la figura del contiguo. Cuando tres figuras están ubicadas una al lado de otra, como lo están en la planta de Percier, en forma lateral y longitudinal, no queda claro si la configuración resultante debe leerse como dos rectángulos entrelazados, como cuatro rectángulos que se superponen al cuadrado central o como cuatro rectángulos organizados a cada lado de un cuadrado central. Percier, entonces otorgó unidad a la planta e introdujo un juego ambiguo a través del uso de una grilla modular, de espacios rectangulares contiguos y de figuras de rectángulo dentro de rectángulo. Esencialmente alteró el paradigma elemental de Caserta de columnatas cruzadas dentro de un rectángulo: su sistema generó ejes a lo largo de las líneas de unión de las figuras y en el centro, permitiendo que el diseño se leyera no como cuatro cuadrados, como en Caserta, sino como nueve (contando los cuatro cuadrados desarticulados en las esquinas entre las alas). Percier no fue el inventor de estas técnicas compositivas, aunque su versión de ellas en este diseño del Grand Prix fue excepcionalmente clara y exitosa. Existía una fuente, en un edificio real construido en París en 1950: la Iglesia de Santa Genoveva de Jacques-Germain Soufflot, actualmente conocida como el Panteón. Su planta es una configuración en cruz de cinco cuadrados dentro de cuadrados modulados, que se leen como rectángulos superpuestos. Predomina el espacio central mediante la supresión del cuadrado interior (que queda sugerido por los pilares diagonales de las esquinas). La articulación y el carácter religioso se incorporan a esta planta abstracta mediante un sistema de bóvedas, que facilita 8 la lectura del espacio como cinco unidades separadas, cuatro alas subordinadas al espacio central cupulado. 20 La configuración de Percier era algo nuevo para la tradición renacentista e introdujo importantes posibilidades al sistema de composición Beaux Arts. La reducción de casi todos los espacios a rectángulos subordinados a una grilla modular continua facilitó su combinación y manipulación. Es más, la figura de rectángulo dentro de rectángulo produjo un sistema de comunicación bastante diferente de aquel del Renacimiento y de la enfilade barroca. Introdujo una red de lectura múltiple sobre la superficie de la planta y creó un sistema de ejes secundarios a lo largo de las líneas de unión de los principales espacios encadenados. Los ejes secundarios se convirtieron en líneas de movimiento y visión –un fenómeno demostrado vividamente en una visita al Panteón- secuencias encadenadas no del tipo monumental, sino de espacios variados y pintorescos entre los espacios monumentales. Y estos ejes secundarios se convirtieron también, en convenientes corredores. La figura de rectángulo dentro de rectángulo y la superposición de los rectángulos externos introdujeron la posibilidad de una separación entre los espacios de uso y de circulación, que para la épocade Guadet (1900) se había transformado en una de las reglas de oro de la composición Beaux-Arts. 21 20 J. v. Van Pelt, A Discussion of Composition, Especially as Applied to Architecture, New York, 1902, p. 192. 21 Guadet, op. cit., vol. I, pp. 120 ff Marie-Joseph Peyre. Batiment qui contiendroit les Academies (Edificio para albergar las Academias). 1756. Envoi de Rome. Planta, alzado y corte. Publicado en 1765. Publicado en 1765, este proyecto fue elaborado por Peyre mientras era un pensionnaire en Roma y enviado a la academia francesa entonces. El plan presenta una rica varíedad con leves asimetrías 9 internas. La gran columnata de la entrada y la bóveda central son características constantes en los proyectos de los estudiantes de mediados del siglo XVIII, pero a medida que avanza el siglo las curvas barrocas del edificio de Peyre darían lugar a diseños más rectilíneos, tales como el proyecto de Percier de 1786. El corte emplea una convención del siglo XVIII que consiste en mostrar simultáneamente el eje largo y el corto del edificio, a través de una línea que en el centro del edificio despliega a 90º ambas caras. Charles Percier. Un Edifice a rassembler les Academies (Un edificio para reunir a las Academias). 1786. 1er Prix. Planta, corte y elevación. Percier crea aquí un sistema de circulaciones que se entrecruzan entre los grupos de habitaciones importantes, pasando directamente a lo largo de los dos ejes de la planta y alrededor de la rotonda central.. La fachada debe mucho al proyecto de Boullée para un museo proyectado tres años antes. De los dibujos originales, todos salvo este de Percier se han perdido; la fachada y el corte se muestran en un grabado. La sección revela la alternancia de grandes habitaciones y espacios circulatorios a través del edificio. * * * La Revolución y la reorganización napoleónica de Francia estuvieron acompañadas por la emergencia de una nueva generación de arquitectos y maitres d`ateliers, el más notable Charles Percier, que retornaron de Roma en 1791. Paralelamente, los proyectos de estudiantes producidos para el Concours du Grand Prix de Rome después de su restablecimiento en 1797, evidenciaron una nueva, distintiva simplicidad espartana y consciencia urbana, fomentada en parte por los programas que ahora albergaban, como Greniers Publics (Graneros Públicos, 1797) o una Bourse (Bolsa de Comercio). El proyecto ganador de Joseph Clémence para esta última es remarcable por su claridad y simpleza. El programa especificaba cuatro espacios: un “gran hall para que los corredores se reunieran”, un “vestíbulo para que permanecieran los guardias”, una sala para los corredores de bolsa y una cantidad sin precisar de oficinas individuales. La solución de Clémence se organizó a través de una grilla señalada no sólo por las columnas del peristilo circundante, sino también mediante el diseño de cuadrados que cubrían el solado –lo que en los ateliers se llamaba mosaique. Todos los espacios son rectangulares. Cada espacio mayor se ubica dentro de un rectángulo que lo supera por un entrepaño en cada lado, generando corredores que lo envuelven. Dentro de este contexto se organizó la secuencia monumental de espacios interiores. El centro, un rectángulo de cinco por once, es interpretado como un espacio singular abovedado. Dos vestíbulos, cada uno de tres entrepaños de ancho, conectan el centro con el exterior mediante los ejes secundarios; un par de halles similares se abren por su eje primario. Sin embargo, en el eje principal, Clémence introduce la única asimetría de la composición, para dar al edificio un frente y un contrafrente: los tres entrepaños centrales de los halles están abiertos como un atrio, en uno de los lados y cerrados para formar una habitación –la de los corredores de bolsa- en el otro. De esta manera, Clémence con un pequeño cambio de configuración creó una secuencia jerárquica de habitaciones: atrio, hall central, oficina de los corredores de bolsa. 10 Los ejes primario y secundario están restringidos, y la forma del edificio disciplinada, por la imposición de un peristilo rectangular. Los espacios de las cuatro esquinas entre este peristilo y las secuencias primarias y secundarias están cubiertos con pequeñas oficinas cerradas y salas de reunión. El peristilo contenedor otorga al edificio la forma paradigmática de la basílica civil establecida por Palladio en Vicenza (al menos en la forma en que la representó en sus Quattro Libri dell´Architettura), recomendada por Quatremère y repetida varias veces en el cambio del siglo XIX. 22 22 Op. cit., "Basilique." La versión del tipo que realiza Clemence es una revisión de la composición adoptada por Mathurin Crucy en su Bourse de Nantes (comenzada en 1791) y el medio a través del cual el paradigma Palladiano fue convertido por Thomas de Thomon en la Bolsa de San Petersburgo, la Bolsa de Paris proyectada por Brongniart (1808-25), y el modelo de Bolsa que publica Durand en su Precis, vol. II, pI. 14. Joseph Clemence. Bourse pour une ville maritime (Bolsa para una ciudad maritima). 1798. 1er. Grand Prix. Planta y corte. Este proyecto presenta dos ejes cruzados, que abarcan tanto el edificio como a un conjunto de árboles situados en una plataforma elevada. La orientación del edificio hacia el mar está establecida 11 por el solo recurso a la asimetría de cuartos cuadrados abiertos y cerrados adelante y atrás. Inusualmente joven para resultar ganador de Un Grand Prix, Clemence tenía sólo veintidós años cuando envió este proyecto. Un efecto similar al de la planta de la Bolsa de Clémence produce el proyecto del Grand Prix para una Iglesia Catedral de Chatillon de 1809. Ambas son moduladas y casi perfectamente simétricas biaxiales. En efecto, en algunas cuestiones, el proyecto de Chatillon se acerca más al diseño anterior de Clémence que al ganador del segundo Grand Prix de 1809. Este proyecto de Jean-Louis Grillon no es tan abstracto: la planta es claramente eclesiástica con un ábside en uno de los extremos y un pórtico con torre en el otro. El cruce de ejes desplazado del centro representa claramente un transepto, cerca del ábside, que divide la nave en dos partes desiguales y genera espacios diferenciados para el clero y la congregación. Fueron precisamente estas distinciones, a las que Chatillon rehusó en pos de la igualdad y simetría de su diseño, pero que hizo surgir sutilmente en los detalles. A la distancia, la planta de la catedral de Chatillon parece un simple rectángulo al que se superponen dos rectángulos largos y más angostos en los ejes primario y secundario. Las cuatro proyecciones que se forman sobre el rectángulo central son de acento similar, aunque en los detalles se revelan sus funciones diferentes: un pórtico, un deambulatorio y dos torres. Son enigmas para estas formas arquitectónicas dentro de un estricto sistema de notación. El deambulatorio se asemeja al pórtico en su forma, tamaño y escalinatas, pero está definido por sólidas líneas negras (muros) en vez de puntos negros (columnas) y se vincula al espacio interior de manera diferente. Las torres también, repiten el perímetro exterior punteado del pórtico después de las grandes escalinatas, pero en el interior se ubican los espesos muros en dos cuadrados concéntricos que implican una superestructura alta. Lo que se dijo de las plantas de Chatillon se aplica también a las elevaciones, una serie de sólidos rectángulos simétricamente organizados alrededor de una masa cilíndrica central que termina en una cúpula semiesférica. El espacio columnado rectangular que funciona como pórtico se reconoce por su frontispicio y el de las de las torres por los campanarios en la parte superior. En comparación, las formas en la fachada de Grillon, como las de la planta, son más abiertas, menos consistentescon la geometría total del diseño y de menor escala. Chatillon, no Grillon, ganó el Premier Grand Prix en 1809 porque logró un muy ajustado y armonioso diseño en tinta y aguada que, incorporaba formas necesarias de comunicación relacionadas a la naturaleza de un edificio religioso que acompañaban, más que competían, con su pureza geométrica. Si la comunidad eclesiástica sería lo suficientemente numerosa para ocupar la mitad posterior de la nave, o su congregación lo suficientemente pequeña para caber en la mitad anterior, no era parte de la discusión. Andre-Marie Chatillon. Une Eglise cathedrale (Una Iglesia Catedral). 1809. 1er. Grand Prix. Planta. Este plan altamente abstracto realizado por un estudiante de Percier demuestra a qué distancia podía ser llevado el parti de ejes cruzados dentro de un rectángulo. La entrada y el ábside de la iglesia se distinguen solamente por la columnata en la primera y la exedra en el segundo. 12 Chatillon. Une Eglise cathedrale. Elevación y corte. La ubicación de las torres, resultado del parti del proyecto, era inusual para los proyectos basilicales contemporáneos que Chatillon tomó como su modelo. A estos se adaptaba la bóveda central, aunque esto fue especificado en el programa. La sección demuestra la forma basilical cristiana paleocristiana que Chatillon adoptó para su interior. * * * La solución de Chatillon contrastaba con los tipos de iglesia ideal propuestos por los teóricos de la arquitectura contemporáneos, particularmente, Quatremère de Quincy, secretario de la Academia de 1816 hasta 1839. Una serie de formas de iglesias ideales habían sido concebidas y experimentadas durante el siglo dieciocho, como ha sido abundantemente documentado. 23 Los teóricos de la arquitectura trataron simultáneamente el descubrimiento del Templo Griego, que derivó en una creciente concientización de la estructura en la conceptualización arquitectónica, y con el reconocimiento de las diferencias entre el Cristianismo y la civilización francesa. Sus esfuerzos para imaginar un nuevo tipo de iglesia cristiana, caracterizada por columnatas internas en parte griegas y en parte góticas, pero no ya romanas, llegó a una culminación en el tipo concebido por Quatremère de Quincy y publicado en su Architecture (1788-1825). Hizo derivar la planta de su iglesia ideal de las primeras basílicas cristianas (específicamente de San Pablo Extramuros en Roma): un único espacio abrazando a la nave central y a las laterales separadas por columnatas.24 Como punto de partida no es sorprendente: Jean François-Thérèse Chalgrin había establecido el tipo con su iglesia de Saint Philippe-du-Roule comenzada en París en 1765. Lo significativo es la forma en la que Quatremère derivó una forma extraordinariamente pura y consistente de ella. En principio, señaló que los arcos debían descansar sobre pilares, y los dinteles sobre columnas, así una basílica con sus columnatas sería adintelada y con techo plano (no abovedado como en la iglesia de Chalgrin). En segundo lugar, al igual que el sistema estructural que debía ser integral, también las masas exteriores debían corresponder al mismo tipo; no podía haber cúpulas ni torres. En relación a las cúpulas señaló, “(…) ¿Qué significa esta ubicación de un edificio encima de otro? ¿Con qué fin se coloca un templo circular sobre un templo cuadrado, su masa exterior está allí sólo para decorar la entrada a la ciudad, su arquitectura interior también parece pertenecer a la parte superior?” 25De las torres, “Imaginando un templo, como puede y deber ser en su exterior, torres y campanarios están tan fuera de lugar en la fachada principal, y no dudo 23 Petzet, op. cit.; Robin Middleton, "The Abbe Cordemoy and the Greco-Gothic Ideal: A Prelude to Romantic Classicism," Journal of the Warburg and Courtauld Institutes, vol. XXV (1962), pp. 278-320; vol. XXVI (1963), pp. 90-123. 24 Op. cit., "Basilique." 25 Ibid., "Cupole." 13 que llegará el día en que los edificios sagrados estén libres de estas construcciones que le son tan ajenas.” 26 Ambos diseños de Chatillon y Grillon de 1809 eran abovedados, cupulados y con torres. En efecto, el programa demandaba las torres y permitía la cúpula –“Es libre el uso o el rechazo del coronamiento cupulado”. Lo mismo sucedió en la siguiente oportunidad en que una catedral fue el tema de la competición del Grand Prix, en 1837, después de que Quatremère fuera Secrétaire Perpetuel por veinte años. En efecto, un diseño de catedral para el Grand Prix sin bóvedas, cúpulas o torres parecía impensable porque era un ejercicio, no teórico, sino de composición, de manipulación de espacios y volúmenes. La composición tenía que ser aprendida en el atelier; para Chatillon, esto significaba el atelier de Percier, quien continuó la tradición del siglo dieciocho de su maestro y colega, David Leroy. La Histoire de la disposition et des formes différentes des temples des chrétiens, que escribió este último en 1765, fue ampliamente refutada en las discusiones sobre iglesias de Quatremère. 26 Ibid., "Clocher." Jean-Louis Grillon. Une Eglise cathedra Ie. 1809. 2e Grand Prix. Elevación y planta. 14 Derrotado por el diseño mucho más abstracto de Chatillon, el proyecto de la catedral de Grillon, reproducido aquí a partir de grabados, tiene un plan compacto que sin embargo se asemeje a formas tradicionales de la iglesia tanto en su deambulatorio como en su transepto. La elevación se basa en la fachada de Saint-Sulpice de París, según fuera terminada por Chalgrin a fines del siglo XVIII. * * * 15 La organización de la Ecole des Beaux-Arts como escuela fue madurando desde los años 1792 hasta 1840 –de los cursos casi clandestinos de Leroy y Vaudoyer a la inauguración de los edificios en la Rue Bonaparte, con sus salas de lectura, locales y colecciones especialmente dedicadas al uso de la institución. Los ejercicios de los estudiantes maduraron junto a la escuela, en el avance de la organización de los proyectos entregados para los concursos y los diseños del Grand Prix. La simplicidad de las soluciones de Clémence y Chatillon evolucionó hacia la sutileza de los proyectos del Grand Prix de Felix Duban y Henri Labrouste durante la década de 1820, y luego hacia los complejos proyectos de Victor Baltard y Charles-Victor Famin durante los `30. El mismo desarrollo se observa en los diseños de los concurs d`emulation. Existe, sin embargo, una importante complicación en este desarrollo, porque la historia de las ideas arquitectónicas no maduró de manera paralela a las doctrinas de la Ecole y Académie des Beaux-Arts. Las ideas que aparecieron en Francia durante las décadas de 1820 y 1830 no podían ser albergadas por el sistema que analizamos en el cambio de siglo en las composiciones del Grand Prix. Originalmente aparecieron entre el trabajo de los estudiantes, en los envíos de trabajos de cuarto y quinto año de los pensionnaires (becarios) en Roma, comenzando con los de Duban y Labrouste de 1828 y 1829. Estos proyectos, que resumían aquello que los mejores estudiantes habían aprendido durante una década y media en la Ecole, horrorizaron a la Academia. 27 Las ideas que estos diseños acogían fueron prohibidas en la competición del Grand Prix hasta fines del siglo, aunque aparecieron en los concurs d`emulation a fines de 1840. En los años `30 la Academia, y en menor medida la Escuela se habían vuelto conservadoras. Irónicamente fueron estos mismos radicales, Duban y Labrouste, quienes produjeron los más celebrados ejercicios en los géneros convencionales de la competencia antes de ir a Roma. Las publicaciones realizadas posteriormente de los diseños del Grand Prix comenzaban con sus diseños, de 1823 y 1824 27 Veanse los reportes anuales en los envoisde los pensionnaires en Rome durante los años 1828-36: Rapport sur les ouvrages des élèves pensionnaires de l 'Ecole Royale de France à Rome ... à Paris. 16 respectivamente. 28 Ambos diseños adherían a la configuración de cruz dentro de un rectángulo, al igual que muchos de los diseños perdedores en esas mismas competencias. Los dos proyectos ganadores, sin embargo, son extraordinarios por su simplicidad formal, su uniforme y ajustada acentuación y su articulación. Duban construyó su Hotel des douannes (aduana) enteramente a partir de rectángulos, en contraste con las composiciones más difusas de octógonos y óvalos que ofrecían sus competidores Jean-Louis Victor Grisart y Alphonse de Gisors. Duban unió estos rectángulos mediante bloques secundarios –la administración y los establos- imitando la configuración rectangular del bloque de depósito central y encerrando los tres bloques en un amplio precinto amurallado. Similar a la severidad y comprimido diseño de la planta es el tratamiento de Duban para la elevación del edificio del depósito: el bloque está quebrado en una masa de pilares y secciones retraídas, un diseño poderoso tanto en el papel como en su expresión de tipo de edificio utilitario. Así, el bloque del depósito domina decisivamente la composición, y no una parte como en los diseños de Grisart y Gisors, y comunica la naturaleza del edificio como lugar de almacenamiento. 28 A. Guerinet, Les Grands Prix de Rome d'architecture, 1er serie, Paris, n.d.; P Lampue, Programmes des concours d 'architecture pour le Grand Prix de Rome, Paris, 1881. Ambos comenzaron con el diseño de Duban de 1823. Felix Duban. Hotel des douanes et de l'octroi (Edificio de Aduanas y Concesionarios aduaneros). 1823. 1er. Grand Prix. Elevaciones y planta. 17 El programa especificó que el edificio sería el lugar donde las mercancías serían depositadas y transferidas desde las naves a los carros. Los sistemas de circulación por agua y tierra debían ser sutilmente entrecruzados y debía contar con un almacén (el bloque central), los establos extensos (el bloque hacia el agua), y un edificio de la administración (el bloque interior). El bloque del almacén domina el conjunto. Duban le dio una forma convenientemente monumental convirtiéndola en una “caja” abierta cubierta con bóvedas de arista soportadas por macizos pilares. La representación coloreada de la fachada posterior era la primera desde inicios del siglo, cuando los planos monocromáticos como el de la Eglise Cathedrale de Chatillon eran la regla. El Tribunal de Cassation (Suprema Corte) de Labrouste de 1824 es incluso más ajustado y simple. En efecto, el Hôtel des douannes de Duban parece barroco y extravagante a su lado. Todos los elementos en el diseño de Labrouste están contenidos en un cuadrado acompasado, excepto el pórtico marcando la entrada principal. Un competidor, Félix-Victor Lepreux, utilizó casi la misma disposición de las partes, pero reveló, a diferencia de Labouste, cierta indecisión al permitir que los cuatro ejes se proyectaran y al colocar las salas de la corte a los tres lados del pequeño espacio central. Labrouste ubicó las salas de la corte una al lado de la otra, enfrentando un espacioso salle des pas perdus (salón de pasos perdidos o gran hall), y los ejes de las dos salas secundarias abiertos hacia claustros en las esquinas de la planta, espacios inutilizados por Lepreux. El proyecto de Labrouste es remarcable por su simplicidad y facilidad con la que resuelve el problema en el cual Lepreux falló, incluso con su articulación más insistente. El proyecto de Leon Vaudoyer, ganador del decimosegundo Grand Prix, se vuelve complejo hasta el punto de la confusión. Felix -Victor Lepreux. Tribunal de Cassation (Suprema Corte). Esquisses for the le Grand Prix. Se trata del programa de la competencia de 1824, por la cual Henri Labrouste recibió el Primer Premio. El diseño de Lepreux define algunos de los espacios más acertadamente que Labrouste y los demuestra en el exterior haciéndolos resaltar de la masa rectangular. El plan resultante, no tiene ninguna de las delicadezas y de las riquezas del de Labrouste, deja los patios en las esquinas, libres del flujo del flujo que se produce a través de las enfilades, y proporciona un espacio central acotado en el encuentro de los cuatro elementos principales. 18 Henri Labrouste. Tribunal de Cassation 1824. Esquisse for the Grand Prix. Labrouste produce una configuración general inusualmente simple a la vez que una yuxtaposición compleja de ejes y de espacios. Dentro del rectángulo que confina rígidamente este plan a través de la pared exterior, los espacios variados preservan la simetría axial, desarrollando inesperadamente los cambios de arriba hacia abajo La sección d’Architecture concedió el 2do premio al proyecto de Labrouste, prefiriendo el de Lepreux, pero el orden se invirtió cuando la Academia de Beaux-Artes votó en su totalidad estando presentes los partidarios de Labrouste, Huyot y Percier. Henri Labrouste. Tribunal de Cassation (Suprema Corte). 1824. 1er Grand Prix. Planta, fachada y corte. 19 El programa de este concours exigió tres grandes salones para las cortes, uno más grande que los otros dos, cada uno con un cuarto de reuniones privadas y las oficinas para el presidente y el vice presidente de las cortes. Tenía que contar también con un atrio central y una variedad de oficinas. Los dos patios y el gran hall de entrada son idea de Labrouste. El programa precisó eso porque un tribunal de Cassation era superior a un Palais de Justice, y que un “estilo antiguo; '“noble y severo,” expresaría su carácter distintivo, “sin estar en conflicto con nuestros costumbres.” Labrouste respondió con un diseño en el vocabulario más simple del Griego del siglo V. En la década de 1830 se inició otra serie de proyectos brillantes de los estudiantes, seguida por una caída de los diseños para el Grand Prix y un cambio decisivo en el carácter de los dibujos para el concurs d´emulation. La década de 1830 parece haber presenciado la última manifestación barroca de la composición tardía del siglo dieciocho como había sido enseñada en los ateliers de los alumnos de los maestros napoleónicos -Achille Leclère, Jean Nicolas Huyot, André-Marie Chatillon y Hippolyte Lebas. 29 Dos proyectos del Grand Prix que en su complejidad y naturaleza compositiva necesariamente llevaron hasta el límite los paradigmas convencionales fueron los de Victor Baltard (1833) y Charles Victor Famin (1835). Ambos decidieron dar a los elementos constituyentes de sus diseños formas prácticas y por lo tanto características, en consecuencia trataron de unificarlas mediante un manejo más libre de los ejes, rectángulos y formas repetitivas. El diseño de Baltard para la Ecole militaire reconoce francamente la división de sus espacios en al menos dos tipos: un claustro con capilla y salones y un patio de honor con oficinas administrativas. Los dos se encuentran unidos por un hall. El claustro plantea un avance sobre los patios de las universidades medievales a las que imita con los sucesivos patios y se adapta al régimen militar al abrirse a un segundo peristilo exterior rodeando el campo de ejercicios. Este peristilo exterior también provee la unión de las dos partes principales del conjunto cuando sus ejes se continúan dentro de la sección administrativa y se convierten en el peristilo del patio de honor: en el proceso se transforma de mirar al exterior – a mirar al interior. Este rectángulo unificador es el elemento a través del cual el edificio de la administración y los salones evolucionan. 29 Alumnos de Percier, A.-F. Peyre y Percier, Percier y Vaudoyer, respectivamente. Victor Baltard. Une Ecole militaire. 1833. 1er Grand Prix. Planta y corte. El plan de Baltard separece casi a uno del siglo XVIII por su rígida abstracción (y su estilo de la representación), aunque también juega con las connotaciones del programa usando auditorios como bastiones alrededor de un ala de la escuela. El proyecto incluye locales para enseñanza y dormitorios en el centro, una escuela de caballería y natación a cada lado y áreas del ejercicio cubiertas y al aire libre. El corte incluye desde los dormitorios a la izquierda, el hall principal de asambleas y la capilla, con su torre, y extendiendo a una galería y un auditorio a la derecha. Por comparación, la Ecole de Médicine de Famin es más simple. Comprende cuatro partes diferentes –el hospital en cruz en la forma tradicional del Ospedale 20 Maggiore de Filarete en Milán, los salones, el anfiteatro principal y el museo y biblioteca. Famin ordenó estos elementos alrededor de un patio, pero su forma de unificarlos sugirió rectángulos que se interceptan sobre el patio. Los salones estaban divididos para formar dos masas simétricas a los costados, el museo y biblioteca estaban igualmente divididos y ubicados en las esquinas frontales de la figura para enmarcar un patio de honor. Charles-Victor Famin. Une Ecole de medecine et de chirurgie.1835. 1er. Grand Prix. Planta, elevación y corte. Este plan combina salas de clase, una biblioteca y un museo, y un hospital de trabajo en un suave entrecruzamiento de rectángulos dentro de dos ejes cruzados. Las exedras en el límite de los jardines botánicos que rodean la escuela son los cuartos de disección, que el programa requirió que se encuentren fuera de la vista del hospital. La elevación muiestra las entradas separadas al anfiteatro principal, a la biblioteca, al museo, y a los pasillos principales. Los edificios a ambos lados son las salas de clase, que se abren sobre el patio central. Famin divide cuidadosamente su edificio en las zonas para la teoría (hacia abajo), la práctica (al centro), y la clínica (en la parte superior), que dan sobre un patio central rodeado de arcadas. * * * La Ecole de Médicine de Famin era un diseño típico de los ejercicios de composición Beaux-Arts de principios del siglo XIX: la trama de los espacios, aunque expansiva, consistente y simple, no era especialmente práctica, particularmente en la división de los salones y de los espacios de biblioteca y museo. Posteriormente, en 1901, Guadet escribió de los diseños tempranos del Grand Prix: “Allí encontrarán un gran número de plantas concebidas con un eje longitudinal y un eje transversal que cortan la planta en cuatro cuartos iguales –ni una pilastra más ni una menos. Esto no es simetría, es sinsentido30”. No obstante, sólo llegaron a considerarse sin sentido luego de que el sistema Beaux Arts, al incorporar las ideas de Labrouste y Duban, y posteriormente las de Garnier, llegara a su madurez. Estos proyectos de comienzos de siglo XIX fueron un primer intento de conceptualizar en términos de espacio y volumen y por lo tanto, necesariamente exagerados. Nos hemos olvidado el logro impresionante que significó la composición arquitectónica con el cambio del siglo XIX. En ese momento, el orden y los ejes, la unión de los espacios interiores y el jardín y la creación de grandes conjuntos de masas arquitectónicas representaron la conquista de la razón y la claridad sobre el miedo y la confusión medieval. Percier y Fontaine, en el largo texto de Résidences de souverains de 1833, caracterizaron al palacio medieval como “una caótica pila de edificios donde los jefes militares se convertían en dueños y señores mediante la fuerza de las armas, y vivían constantemente en guerra con sus súbditos y vecinos.” 31 Por más que los arquitectos franceses del siglo XVI trataron de regularizar sus edificios, “algún poder por encima del suyo se 30 Op. cit., vol. I, p. 128. 31 p. cit., "Conclusión," especialmente pp. 330-36. 21 necesitaba para lograr la adopción de un nuevo tipo de planeamiento (distribución), y por lo tanto para logar un cambio de hábitos…” Este cambio comenzó en el reinado de Luis XIV, fue reflejado en la arquitectura en “un mejor arreglo (disposición), diseño en una escala mayor, en suma, un conjunto razonado…” Pero sólo en la última mitad del siglo dieciocho, la arquitectura, más cercana a la sociedad y a la ciencia llegó a su la madurez y produjo el Panteón de Soufflot, el teatro de Bourdeaux de Victor Louis y la Ecole de Chirurgie de Jacques Gondoin (figuras inferiores izquierda y derecha). Nada construido después de la revolución logró sobrepasar estos modelos, concluyeron Percier y Fontaine: permanecieron como paradigmas de la arquitectura en la década de 1830. Esta idea de que el diseño era una innovación francesa reciente fue frecuentemente sugerida durante fines del siglo dieciocho y comienzos del siglo XIX. Jaques Francois Blondel en su cuarto volumen de Cours d`architecture (1773) remarcó que la distribution era “desconocida para nuestros antiguos arquitectos”, pero “para comienzos de siglo supieron refinarla en un arte”. 32 Más tarde señaló, “Nadie desconoce que debemos esta faceta del arte a Jules Hardouin Mansart”. El efecto arquitectónico buscado, la particular experiencia que estos edificios debían contener, se hizo explícita en la Histoire de la disposition et des formes que les Chrétiens ont données à leurs temples, depuis le regne de Constatin le grand, jusqu`à nos jours (1764) de David Leroy. Discípulo de Soufflot y maestro de Percier, Leroy había sido profesor en la escuela de la Académie Royale de l`Architecture y su sucesora revolucionaria. Leroy terminó su tratado con una descripción de la iglesia de Soufflot, Santa Genoveva, y el proyecto contemporáneo de Constant d`Ivry para la Madeleine. Esto lo condujo a una discusión sobre los efectos visuales de las columnatas: 32 Op. cit., vol. IV, chap. 2 22 “cuando queremos apreciar una columnata completa, estamos obligados a retroceder una cierta distancia para poder abarcarla, y cuando nos movemos entre las diferentes partes del edificio cambian muy poco en relación a las otras. Cuando nos acercamos, un espectáculo diferente nos sorprende: la forma completa se nos escapa, pero la proximidad a las columnas lo compensa, y los cambios que el espectador observa en el tableaux (la escena) que va creando en su movimiento son más sorprendentes, más rápidos, y más variados. Y si el espectador entra en la columnata, una vista completamente nueva se le ofrece a cada paso, debido a la relación entre las columnas y los objetos que revelan, ya sea un paisaje, el conjunto pintoresco de casas en la ciudad, o la magnificencia del interior.” 33 Esta manera de experimentar el edificio, Leroy la aplicó a las iglesias de Soufflot y Constant d`Ivry, Santa Genoveva y la Madeleine –que para 1764 eran sólo proyectos (imágenes siguientes): “uno ve en las plantas que el espectador podrá percibir todo el interior de una sola vez, independientemente de dónde se coloque, y que las columnas, a cada paso que dé, revelarán sucesivamente diferentes partes de la decoración de la iglesia. Este cambio de escena (changement de tableaux) no sólo es afectado por las columnas que están más cerca del espectador, sino también por todas aquellas que se perciben, y si la luz anima el interior de estos edificios, estoy obligado a decir que resultará un espectáculo encantador del que sólo nos podemos hacer una débil idea.” 33 David Leroy, Histoire de la disposition et des formes différentes que les Chretiens ont données à leurs Temples, depuis le regne de Constantin le Grand, jusqu'à nos jours, Paris, 1764, pp. 61-62, 85. 23 Ya se ha mencionado como esta concepción de una iglesia en términos de composición choca con la de Quatremère de Quincy en términos delos órdenes y adecuada utilización. Leroy no reconoció el conflicto entre estas ideas y la teoría de lo Órdenes, pero durante la década de 1780 otro prominente maestro de atelier, Etienne-Louis Boullée, sí lo hizo en su Essai sur l`architecture. 34 Boullée directamente negó la importancia de las columnas y los Órdenes, sugiriendo, en cambio, que los propios muros del edificio fueran los elementos de la arquitectura, y para concederles un orden, debían estar dispuestos respondiendo simétricamente a un diseño. “En arquitectura, la falta de proporción sólo se hace sensible a los conocedores. Está claro que la proporción no es la primera ley de la cual emanan los principios constitutivos del arte…La primera ley de la 34 Etienne-Louis Boullee, architecture, essai sur l'art, edited by J.-M. Perouse de Montclos, Paris, 1968. Hay traducción castellana: Arquitectura. Ensayo sobre el arte. Barcelona, Gustavo Gili, 1985. 24 arquitectura, que establece sus principios constitutivos” es “la regularidad”. “Es tan impropio en este arte alejarse de la simetría como lo es alejarse de la proporción armónica en el arte musical”. 35 Las proporciones y los detalles de los órdenes formaban la base de la expresión de carácter en la concepción clásica de la arquitectura. El rechazo de Boullée hacia los Órdenes significaba que la expresión de carácter debía ser introducida a través de otro elemento arquitectónico, Boullée propuso que ese elemento de expresión general del edificio fuese experimentado a través de un contraste de luz y sombra – en otra palabra, un tableau. Entre sus sugerencias propuso cuatro formas arquitectónicas basadas en las cuatro estaciones, sistemas de efectos visuales tan consistentes como los Órdenes a los que reemplazaban, pero en diferentes términos. “En este tablaux (paisaje) se preserva el carácter propio y especial de cada estación, al punto de que no hay inconsistencias en efecto, forma o color y que todas las relaciones forman un conjunto armonioso.” 36 Comparó su Metropole y su Monumento a Issac Newton a los efectos del verano: “La luz, expandiéndose en la naturaleza, de la manera más efectiva… esta luz vivificante aparece desperdigada sobre una prodigiosa multitud de objetos, entre las formas más bellas brillando el resplandor de los colores más vivos en la cima de la madurez; y de este hermoso conjunto (de efectos): el ceremonioso paisaje de magnificencia.” Otoño, “mediante la extrema variedad de objetos, mediante el contraste de la luz y de la sombra, mediante lo pintoresco y la variedad formal, mediante la irregular y bizarra calidad de la mezcla de colores”, que en su apariencia sugirieron a Boullée cafés, ferias, paseos, baños saludables y teatros informales. El efecto del invierno, con su “oscura y triste” luz, cuando “las formas son duras y angulosas”, lo encontró apropiado a los monumentos fúnebres. Boullée desplegó “el esqueleto de la arquitectura mediante muros totalmente desnudos”, y empleó “la imagen de una arquitectura enterrada mediante el uso de proporciones más toscas, hundidas e incorporadas a la tierra,” además de materiales que absorben la luz para comunicar un “paisaje negro de sombras que se reconocen entre los efectos que producen sombras aún más oscuras”. No es 35 Ibid., pp. 67-68. 36 Ibid., pp. 73-74, 133. sorprendente que en la primer página de su manuscrito Boullée haya escrito, e io anche son pittore (además soy un pintor). 37 37 Roger de Piles recuerda estas palabras como habiendo sido pronunciadas por Correggio frente al primer encuentro del arte de Rafael (Abrege de la vie des peintres, Paris, 1699, p. 297). 25 Como hemos mostrado, esta concepción de arquitectura en términos de paisaje de masas construidas y espacios interiores fue un fenómeno del siglo dieciocho, primero declarado por Leroy de la generación de Soufflot, y luego por Boullée, de la siguiente generación. Pero persistió durante el Imperio y la Restauración y hasta la Revolución Romántica alrededor de 1830. Está asumido en los trabajos y escritos de Percier y Fontaine. 38 Está explícitamente señalado en los escritos de A.L.T Vaudoyer, secretario de la Ecole des Beaux-Arts y maestro de Henri Labrouste y Léon Vaudoyer. En un discurso pronunciado frente a la Académie des Beaux-Arts en 1832, Vaudoyer presentó la expresión arquitectónica como la creación de una escena y comparó la tarea del arquitecto con la del autor de la fantasía renacentista ilustrada, Hypnerotomachia Poliphili. Cuando uno mira una obra maestra de la pintura, uno se olvida que esta frente a un cuadro; uno se encuentra a sí mismo compartiendo la escena representada, compartiendo la pena o alegría de los personajes, uno adivina y escucha sus conversaciones. La música invita a la misma respuesta. Y la arquitectura monumental, arquitectura que es arte, nos lleva al mismo destino; se olvida lo material, cuando el arquitecto ha probado ampliamente la condición humana y ve cómo el corazón humano es afectado por los lugares y las diferentes circunstancias; cuando utiliza su propia experiencia para estudiar la variedad de emociones que atraviesa, cuando, tomado por sorpresa o en la reflexión, bajo un cielo claro y luminoso o un oscuro y triste horizonte, las curiosas combinaciones de efectos, de ciertos lugares de este gran universo. Cuando este arquitecto produce las mismas impresiones mediante la imitación, obtenemos algo que no puede ser expresado en palabras, debe ser reducido a principios. El espíritu del arquitecto se enciende y es transportado a un dominio de ilusiones elevadas y vívidas. Su imaginación acalorada alcanza una especie de delirio, o mejor, un éxtasis; penetra en lugares nuevos y desconocidos, atraviesa magníficos lugares, jardines encantados, grutas frescas y misteriosas; y un sueño, como una segunda Hypnerotomachia Poliphili, una visión, lo lleva a experimentar sucesivas y diversas sensaciones; aquí una rica e imponente arquitectura lo lleva 38 Vease el extenso texto de su Residences des souverains, 1833, o su anterior Choix des plus celebres maisons de plaisance de Rome et ses environs, 1809, o los libros de sus estudiantes Grandjean de Marigny (Architecture toscane, 1815, con A. Famin) y M.-P. Gauthier (Les Plus Beaux Edifices de la ville de Genes, 1818-32). a reconocer el templo de la deidad; más lejos en un edificio más simple pero majestuoso, de carácter severo, abierto y de fácil acceso, se despliega el sitio de la justicia. Detrás, un antiguo bastión construido con altos muros y flanqueado de torres, con pocas y pequeñas ventanas, rodeado de un foso, a través del cual un puente desciende de tanto en tanto, le dice que aquí, en este monumento aterrorizador, está la morada del crimen. 39 * * * Muy poco de lo que acabamos de citar aparece formalmente en los tratados.40 Si buscáramos entender las composiciones Beaux Arts producidas durante comienzos del siglo XIX mediante los más conocidos trabajos teóricos de ese tiempo, nos tendríamos que referir a las obras de Quatremère y J.-N.-L. Durand, en donde encontraríamos poco que nos ilumine. La composición era enseñada en los ateliers. Lo que hay que saber debe encontrarse en los manuscritos de los (patrons) directores- y en su vocabulario. Algunos de los más interesantes, y crípticos, documentos sobre las ideas académicas son los motifs pour jugement, las razones reconocidas cada año el Registre des concours para el Grand Prix. 41Las críticas adhieren a fórmulas estilizadas de no más de cuatro o cinco renglones; y hacia mediados de siglo, eran sencillamente una oración. El proyecto de Emile Vaudremer, por ejemplo, reconoce haberse elegido por la Section d`Architecture para el primer Grand Prix en 1854 porque“ofrece una gran simplicidad en la planta y gran carácter en el corte y la elevación.” 42 A pesar de lo resumidas, en general, las palabras de los críticos eran cuidadosamente elegidas. En una descripción del carácter de un 39 Estos están conservados en la Bibliothèque Nationale de Paris, en el Cabinet des Manuscrits, en el Royal Institute of British Architects, London y en manos de la familia de Vaudoyer. Los pasajes citados proceden de la Bibliothèque Nationale MS. 40 Cf. el extenso texto del libro de Percier et Fontaine: Residences de souverains. 41 Fueron anotados en el Registre des concours, actualmente en los Archives del Institut de France, during the years 1817-63, 1871-1968. 42 La Section d' Architecture otorgó a Vaudremer el Premier Grand Prix y a Paul-Emile Bonnet el Second Premier pero la Academie des Beaux-Arts votó entonces para revertir los premios, dándoles a Bonnet el Premier y a Vaudremer el Second Premier. Vaudremer probó ser el major arquitecto. 26 proyecto de 1828, la palabra grave había sido tachada, y tranquilo escrito en su lugar, para leerse, de un carácter tranquilo. El manejo de los Órdenes y de los detalles raramente se mencionaba, y si se lo hacía, sólo al final. Primero venía la disposición- disposition- y segundo el carácter –charactère- de la elevación. 43 Entre las palabras utilizadas para describir la disposición encontramos el término técnico: marche. La crítica del Primer Grand Prix de 1828 comenzaba citando su marche simple. Esta frase reapareció en las críticas del proyecto del Primer Grand Prix de 1829 y en el Segundo Grand Prix de diseño de 1831 y 1838. La palabra marche significaba, literalmente, “lugar donde se posa el pie”, “acción de disponer un pie adelante, luego el otro, para proceder en una dirección” 44 como en la marcha de las tropas. Figurativamente, significaba “manera de proceder de acuerdo a determinado orden”, se utilizaba comúnmente para denotar una secuencia de imágenes en un poema o de acción en una novela, la progresión de una pieza de música o de los movimientos en un juego de ajedrez. La mayoría de los diccionarios franceses, de la lengua o de términos artísticos del siglo diecinueve, no iban más allá de lo dicho. El Dictionnaire des arts de dessin de J.-B.-B. Boutard (1826, segunda edición 1832), sin embargo, citó un uso particular en la pintura: “Marche, utilizado para hablar de la composición de una pintura para significar el orden en el que las figuras, grupos, masas de luz y sombra, secuencia de planos de una pintura son presentados, en qué manera uno sigue al otro, y cómo se relacionan”. Describe la marche de una pintura como siguiendo la línea de la composición, de la cual escribió: Uno llama líneas en el paisaje a las planicies, las masas de árboles, los grupos de edificios, las cadenas montañosas, los grupos de nubes que el ojo puede reconocer y atravesar sucesivamente. La secuencia de las líneas, elegidas o imaginadas por el pintor en un orden de acuerdo a las reglas de la representación pictórica (ordonnance pittoresque) es la línea de la composición de la pintura. 45 43 Los cuatro meses que permitían a los competidores para hacer sus bocetos evidentemente significaban que se iban a emplear en refinar las proporciones. Revue Générale de l'Architecture, vol. XIII (1855), col. 186. 44 Hatzfeld-Darmesteter- Thomas, Dictionnaire générale de la langue française, Paris, (1890-1900). 45 J. B.-B. Boutard, Dictionnaire des arts de dessin, 2nd ed., Paris, 1832, "Ligne." El término había aparecido tempranamente en Essai sur l'art de Boullée : "La simple inspection des Entonces, durante las décadas de 1820 y 1830, en pintura, la palabra marche parece haber designado, entre otras cosas, la secuencia de espacios ficticios representados, alejándose en el espacio. Uno puede suponer con cierta seguridad en qué sentido la Section d`Architecture utilizó la palabra marche en la crítica del Grand Prix de diseño, pero el documento de Boutard es más cercano, evidentemente se basa en un estudio del uso informal. Debe haber denotado la experiencia del edificio analizado, suponiendo que uno estuviera caminando y observando la enfilade- secuencia principal. Marche no significaba la disposición abstracta en el plano, para la cual la Section d`Architecture utilizaba el término parti. Igual que marche, parti derivaba de una frase ordinaria, prendre parti (tomar partido). 46 Cuando se aplicaba a la composición arquitectónica, parti designaba conceptualmente la elección del arquitecto en la disposición de las partes en relación al conjunto: si una fuente aparecía exenta o contra la pared; 47 si una tumba sería un edículo conteniendo una estatua o una pieza arquitectónica cerrada; 48 si el foyer de un teatro tendía una escalera central o dos laterales.49 El parti pertenecía al arquitecto, la marche, a la obra. Por lo tanto, la Section d`Architecture notaría, por un lado, la “originalidad” del parti de cada competidor, y por el otro, la “grandeza” o “simplicidad” de la marche en su proyecto. La composición Beaux Arts estaba, en general, preocupada por los volúmenes, más que por los detalles, con los volúmenes como contenedores de espacio, y con los espacios de acuerdo a las experiencias que podían generar. Un edificio Beaux Arts se diseñaba desde adentro hacia fuera. La ironía en esto, es que de todas las escuelas nacionales de arquitectura existentes en el siglo diecinueve, la francesa parecería la más responsable de practicar el dibujo como un fin en sí mismo. Sin embargo, los edificios eran concebidos y juzgados como si fueran obras completas. Los diseñadores Beaux Arts eran como músicos, cuyo apoyo en la plans fera apercevoir une distribution dont la marche devient facile, noble et désormais vaste au-delà de ce qu’'on pouvait espérer" (op. cit., p. 130). 46 Quatremere de Quincy, op. cit., vol. II, "Parti." Aquí el autor emplea asimismo el término en el sentido de tirer parti (sacar ventaja de). Este significado erróneo aparece frecuentemente en otras partes del texto. 47 Cf. Encyclopedie d'architecture, Noviembre de 1860, p. 16 48 Cf. Revue Encyclopedique, vol. XXX (1826), p. 580. 49 Charles Garnier, op. cit., p. 73. 27 notación musical reflejaba la confianza en su habilidad para imaginar la música escrita. A pesar del brillo de los dibujos del Grand Prix, ningún diseñador Beaux Arts del siglo XIX es conocido por haber ganado el premio en base solamente a la calidad de la representación; a pesar de que la perspectiva se prohibió en las presentaciones, los proyectos siempre fueron analizados en términos de una especie de perspectiva ambulatoria. Quatremère, quien supuestamente dictaba las políticas de la Academia mientras fue Secrétaire Perpétuel (1816-39), designó marche en su diccionario como escalones. De hecho, sus publicaciones sobre arquitectura y sus discursos al frente de la Academia no reflejaron una redefinición de la doctrina clásica citada en los trabajos de los maîtres d`atelier (también miembros de la Academia).50 Los modelos arquitectónicos a imitar, en la mente de Quatremère, eran todavía la cabaña primitiva de Laugier, y por lo tanto el elemento principal eran los órdenes. Hemos visto lo que esto significó en términos de la concepción de un tipo de iglesia ideal: el sistema arquitrabado de la cabaña tenía que ser usado consistentemente, y cualquier elemento extraño -bóveda, torre o domo- era eliminado. Reconoció la existencia de un segundo universo de efectos arquitectónicos en los cuales la arquitectura era considerada un “modo de expresión o representación”, utilizada “para hacer perceptibles ideas intelectuales a través de las sensaciones que produce en nosotros,o las diferentes cualidades de cada edificio a través de la concordancia de todas las formas con su uso y naturaleza.” 51 50 En su volumen ya citado, su tesis Quel fut l'Etat de l'architecture egyptienne et qu'est-ce que les Grecs en ont empruntes? escrito en 1785 y publicado en 1803, y sus elogios de los arquitectos difuntos miembros de la Academia leído en una reunión pública de esta. Ver Rene Schneider, Quatremere de Quincy et son intervention dans les arts (1788-1830) y L'Esthetique classique chez Quatremere de Quincy, ambos publicados en Paris, 1910. 51 Architecture, vol. I, "Caractere." Este concepto, que parece distinto del pensamiento expresado por Vaudoyer y Boullée, Quatremère lo designó como “relativo” y distinto de un más alto “ideal” universal: “Habría entre ellos la misma distancia que hay entre escultura y pintura, entre belleza ideal (beau idéal) y belleza mimética (Beau imitatif).” La única forma arquitectónica que manifestaba la belleza ideal era el templo griego, 28 por su cercanía a la cabaña primitiva. En efecto, Quatremère caracterizó al templo Dórico como el más elevado paradigma arquitectónico, porque entre todos los tipos de Templo Griego reprodujo la cabaña primitiva de la manera más precisa, y veía a todos los edificios que le sucedieron declinando en tanto se alejaban del paradigma: De los tres Órdenes de arquitectura, el que…tiene más carácter es el Dórico –este es, el orden primitivo en el cual la manifestación del marco y de los tipos constitutivos del arte es más claramente expuesto y representado. Por esto, la arquitectura griega…tiene más carácter que la romana en donde… la impronta de los tipos comienza a desaparecer y a volverse confusa. Por esto, la arquitectura moderna ha sufrido una pérdida constante de carácter, como la fiel imitación de los tipos que han ido desapareciendo y cambiando hasta el punto de que se vuelven irreconocibles.52 Para Quatremère, este paradigma era el eterno y universal ideal de la arquitectura. 53 La mayor parte de los trabajos teóricos sobre arquitectura estaban destinados a entender este tipo simple, era bajo este parámetro que se juzgaba la arquitectura contemporánea. En sus elogios a Léon Dufourny y Eloy- Etienne de Labarre, fue el manejo de los órdenes lo que discutió. 54Sin embargo cuando esos elogios fueron leídos en las reuniones públicas de la Academia en 1822 y 1833, los estudiantes de arquitectura interrumpieron la reunión con sus protestas. Estos estudiantes parecían haber ignorado las ideas de otro teórico contemporáneo, J.-N.-L. Durand, profesor de arquitectura en la Ecole Polytechnique de 1795 a 1830, quien publicó sus lecciones en varias ediciones, comenzando en 1802. Compitió por el Prix de Rome cuatro veces, ganando el Deuxième Prix en 1780 (como estudiante de Perronnet, aunque trabajaba en el atelier de Boullée). Cuando en 1793 el Gobierno Republicano realizó una serie de competencias para el diseño de edificios públicos, Durand, junto a Jean-Thomas Thibault, ganaron la mayor parte de los premios. 55 Los planos publicados en el segundo volumen de Durand, Précis des leçons d`architecture donnés à l´Ecole 52 Ibid., vol. II, "Moderne," "Grecque." 53 Ibid. 54 Notice historique sur la vie et les ouvrages de M. Dufourny, Paris, 1833. 55 M. Pellet, Varietes revolutionnaires, Paris, 1885-90, vol. I, chap. 12. polytechnique (1805), incluyen al menos dos copias de los proyectos del Grand Prix: la Bolsa de Clémence de 1798 y el Edificio para las Academias de Percier de 1786. Lo dicho en el texto de Durand deja claro que no compartía la creencia de los academicistas en la arquitectura como la imitación de los modelos naturales. La única justificación que reconocía para las formas arquitectónicas era el agrupamiento eficiente de los espacios particulares. La imitación era una intelectualización, justificable solo en el placer que generaba el análisis de la belleza arquitectónica. “De acuerdo a la razón, o examinando los monumentos, es claro que dar placer nunca pudo ser el objetivo de la arquitectura, ni de la decoración arquitectónica. El bien público y privado, la alegría y protección de los individuos y la sociedad, ese es el objetivo de la arquitectura.” 56 Los proyectos publicados en la Partie graphique (parte gráfica), el tercer volumen del Précis (1821), no sirven a un propósito específico, son simplemente ordenamientos espaciales. 57 En ese volumen se trata ampliamente la necesidad de pensar en abstracto, de diseñar con signos y números, de evitar la copia de edificios existentes. Su método era “descomponer” y “analizar” la arquitectura histórica y tradicional como una serie de elementos -loggias, porches, vestíbulos, habitaciones, escaleras, galerías, patios- entidades físicas, sin implicaciones simbólicas o sentimentales. Estos elementos se reunían de acuerdo a una grilla modular y un vocabulario elemental de columnas, muros, cielorrasos planos, y bóvedas, organizados en diferentes ejes para generar conjuntos. Los edificios resultantes, insistía, eran magníficos en su rigurosa simpleza y expresaban su función en su forma física: “Toda la belleza que uno percibe, o busca introducir en la decoración arquitectónica proviene naturalmente de una planta que reúne espacialidad y economía.” 58 El sistema de Durand hubiese sido imposible sin las técnicas compositivas de fines del siglo dieciocho, reducción de los espacios a rectángulos, la grilla y el uso de simples configuraciones con ejes; su confianza en que estos resultados darían satisfacción visual presuponía las investigaciones de Boullée sobre masa y claroscuro. Pero las intenciones de Durand eran diferentes: separó la técnica de sus fines; enseñó lo que Vaudoyer llamó ejecución pero no invención. En la 56 Precis, vol. I, p. 15. 57 Cf. Ibid., pp. 18-20. 58 Ibid., vol. I, p. 24; d. vol. III, p. 25. 29 segunda edición del Précis (1817) expresó su sorpresa de que la composición “nunca hubiera sido tratada en ningún texto o curso…”59 La razón parece haber sido que mediante composición Durand se refería a las técnicas que los academicistas tomaban por hecho y que los estudiantes aprendían en los ateliers. Por ejemplo, los estudios de composición de casas de campo realizados por Louis- Ambroise Dubut (un estudiante de Ledoux) mientras que fue pensionnaire (becario) en Roma, mostraron, en su Architecture civile de 1803, sin expresarlo en palabras, los mismos principios de Durand. Ya que, sólo Durand, quien enseñaba a ingenieros, tenía el propósito de codificar estas técnicas; las mismas permanecieron sin precisar en la Ecole hasta comienzos del siglo veinte, cuando los profesores, nuevamente necesitaron comunicar los métodos compositivos a personas externas, extrayéndolos de la tradición nacional para crear un “estilo internacional.” 60 59 Ibid., 2nd ed., Paris, 1817, Avis au lecteur. 60 El ominoso silencio de las autoridades francesas en el siglo XIX sobre la cuestión de las ideas de Durand contrasta con su popularidad en Alemania e Inglaterra, por lo menos como un proveedor de un método sencillo de planificación (Engelhard, "Schinkels Architekturschule in Norddeutschland," Allgemeine Bauzeitung, 1847, pp. 271-82; 1. Gwilt, The Rudiments of Architecture, London, 1839, pp. 144-46; The Architectural Magazine, vol. IV, pp. 251-53). En su Architecture: Nineteenth and Twentieth Centuries, H.-R. Hitchcock sugiere que la influencia de Durand fue inmensa durante la primera mitad del siglo XIX. Hay traducción castellana: Arquitectura de los siglos XIX y XX. Manuales Arte Cátedra, Madrid, 1981. La era de Duban, Labrouste, y Vaudoyer El autor del diseño para una Iglesia Católica en Hamburgo, teniendo
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