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O R IG IN AL ES 26 Enferm Clin. 2008;18(1):26-34 Objetivo. Analizar las continuidades, transformaciones y rupturas de los discursos que han constituido la identidad social de las enfermeras en España entre 1956 y 1976. Método. Partiendo de los referenciales postestructuralista y posfeminista, se planteó un estudio de análisis de discurso de carácter genealógico de los manuales de moral profesional usados durante la formación de las ayudantes técnicos sanitarios (ATS). Resultados y discusión. El análisis de los textos revela que la identidad profesional de las enfermeras —en este estudio para referirnos a ATS o enfermera/o se ha optado por mantener como género neutro el femenino— ha estado constituida por un entramado discursivo y de relaciones de poder, en el que se puede identificar un discurso residual moralista cristiano y otros dominantes de género, técnicos y biomédicos. Conclusiones. Estos discursos vislumbran fundamentalmente ejercicios de poder de carácter disciplinario y pastoral. Algunos de ellos han engendrado un entramado simbólico que permanece en la base de prácticas profesionales, políticas sanitarias, imágenes sociales, etc. La dominancia de estos discursos durante 20 años y la observación de la realidad actual, nos permite inferir que las enfermeras en España han conseguido transformar y romper muchos de estos elementos y proponer otras miradas acerca de quiénes son. Palabras clave: Identidad. Historia de enfermería. Poder. Discurso. Foucault. Género. ¿Por qué somos como somos? Discursos y relaciones de poder en la constitución de la identidad profesional de las enfermeras en España (1956-1976) MARGALIDA MIRÓ-BONETa, DENISE GASTALDOb Y GLORIA GALLEGO-CAMINEROa,c aDepartamento de Enfermería y Fisioterapia. Universitat de les Illes Balears. Palma de Mallorca. Grupo de Investigación de la Historia de la Salud Pública de las Baleares. Instituto de Investigación en Ciencias de la Salud (IUNICS). Palma de Mallorca. España. bFaculty of Nursing. University of Toronto. Toronto. Canadá. cGrupo FEBE para el Estudio y Docencia de la Historia de la Enfermería. Correspondencia: M. Miró-Bonet. Departamento de Enfermería y Fisioterapia. Universitat de les Illes Balears. Ctra. Valldemossa, km 7,5. 07122 Palma de Mallorca. España. Correo electrónico: mmiro@uib.es Aceptado para su publicación el 30-10-2007. Resumen Why are we the way we are? Discourses and power relations in nurses’ professional identity in Spain (1956-1976) Objective. To explore the continuities, transformations and ruptures in the discourses building the social identity of nurses in Spain between 1956 and 1976. Method. From a poststructuralist and postfeminist perspective, we carried out a genealogical discourse analysis of the manuals of professional morals used during the training of nurses. Results and discussion. Analysis of the manuals revealed that the professional identity of nurses was constituted by a discoursive matrix and power relations, in which a residual Christian moral discourse and other dominant gender, technical and biomedical discourses can be identified. Conclusions. These discourses fundamentally highlight power relations of a disciplinary and pastoral nature. Some of these discourses have brought about a symbolic matrix which remains in the foundations of professional practice, health policies, social image, etc. The hegemony of these discourses for 20 years and the observation of current reality allow us to infer that nurses in Spain have managed to transform and break many of these elements and to propose other ways of viewing the profession. Key words: Identity. Nursing history. Power. Discourse. Foucault. Gender. Abstract Qué se conoce: La mayoría de los estudios publicados en nuestro país en los últi- mos 5 años acerca de la identidad profesional se han planteado desde perspecti- vas constructivas, tratando de precedir y generalizar un conjunto unánime de señas identitarias profesionales. Qué aporta: Los discursos y las relaciones de poder emergidos en la profesión entre 1956 y 1976 han en- gendrado un entramado simbólico en la forma prefe- rente que las enfermeras, otros profesionales y ciuda- danos han conformado prácticas, políticas y parti- culares visiones acerca de la profesión. Miró-Bonet M, Gastaldo D, Gallego-Caminero G. ¿Por qué somos como somos? Discursos y relaciones de poder en la constitución de la identidad profesional de las enfermeras en España (1956-1976). Enferm Clin. 2008;18(1):24-32. Miró-Bonet M et al. ¿Por qué somos como somos? Discursos y relaciones de poder en la constitución de la identidad profesional de las enfermeras en España (1956-1976) Enferm Clin. 2008;18(1):26-34 27 Introducción Contextualización histórica, social y profesional (1956-1976) La Guerra Civil (1936-1939) y la dictadura posterior (1939-1975) supusieron un retroceso en la política sa- nitaria y educativa en relación con los avances conse- guidos durante la Segunda República (1931-1936). En materia sanitaria, se enterraron los planes para crear un sistema sanitario descentralizado y con pau- tas democráticas1. El sistema educativo fue un medio de consolidación de los valores que eran favorables al régimen y a la Iglesia, como el espíritu de sacrificio, disciplina, docilidad social y política y de los valores religiosos pertenecientes a la cultura integrista del ca- tolicismo tradicional2. En cuanto a los cambios acontecidos en materia educativa en la profesión, el período en el que se cen- tra este estudio se enmarca entre 2 importantes hitos, la creación, en 1953, de los estudios de ayudante téc- nico sanitario (ATS) y la integración, en 1977, de las escuelas de ATS en las universidades. En los años cin- cuenta, coincidiendo con un avance económico del país, se inició un desarrollo tecnológico del sistema hospitalario. Este hecho generó la demanda de un nuevo tipo de profesional capaz de enfrentarse a los retos de las nuevas tecnologías, sin perder la tradición de dependencia del médico3,4. Así, el 4 de diciembre de 1953 se publicó un decreto por el que los estudios de practicante, matrona y enfermera se unificaban en los de ATS. Este cambio de denominación y de planes de estudios supuso una reorientación en la formación de estos profesionales, dirigida a la enfermedad, a la tec- nificación de su práctica y a la dependencia de la me- dicina1,3,5. De hecho, el profesorado de la mayoría de las es- cuelas estaba constituido predominantemente por médicos y la dirección corría a cargo de catedráticos o profesores de las facultades6. En algunas ocasiones se contaba con una jefa de escuela, una secretaria de es- tudios y con monitoras de prácticas, que podían ser enfermeras3,4. Junto a este cambio de perspectiva profesional, se mantuvieron diferencias de género en la formación. En el plan de estudios de 1953, mientras los varones cursaban la asignatura “Autopsia médico legal”, las mujeres realizaban “Enseñanzas del hogar”5. Hasta 1972, la mayoría de las escuelas exigían que las alum- nas estudiasen en régimen de internado, modalidad opcional para los varones. Además, la formación reli- giosa se consideraba fundamental al presuponer que su práctica diaria acentuaba las condiciones morales de las alumnas y favorecía el cumplimiento de su la- bor5. Otro agente que influyó en la profesión y que con- tribuyó a modelar comportamientos y a preservar un modelo familiar acorde con los valores imperantes fue la Sección Femenina de la Falange, creada en 19346. Para la Sección Femenina la formación de enfermeras adquirió gran importancia, ya que era un medio para formar a las mujeres en el cuidado de recién nacidos, huérfanos y enfermos. Una vez terminada la guerra, se creó el Cuerpo de Enfermeras de Falange Española Tradicionalista y de las JONS6. Antecedentes y estado actual de la cuestión La mayoría de los estudios publicados en los últimos 5 años en nuestro país acerca de la identidad profe- sional tratan de predecir y generalizar un conjuntode señas identitarias de la profesión, o de analizar de forma aislada aspectos que históricamente han in- fluido en el desarrollo profesional, como el género o la religión. La contribución fundamental de esta in- vestigación es la perspectiva crítica genealógica des- de la que se plantea, la cual nos permite comprender y cuestionar desde la diversidad y la articulación temporal, algunos aspectos del actual entramado profesional, político y social, a través de los cuales las enfermeras han constituido su identidad y prácti- ca profesional7-10. Objetivo y perspectiva teórica El objetivo general de este estudio es analizar las con- tinuidades, transformaciones y rupturas de los discur- sos que han constituido la identidad social de la en- fermería en España entre 1956 y 1976. Por ello, nos planteamos como objetivos específicos identificar los discursos residuales, dominantes y emergentes y las es- trategias de poder disciplinares y pastorales naturali- zadas a través de los discursos que han constituido la identidad social de la enfermería en España durante este período. Este estudio está orientado desde referenciales postestructuralista y posfeminista11, desde los cuales las relaciones de poder y saber constituyen un eje cen- tral12,13. En este estudio se define los discursos como formas de pensamiento y prácticas integradas dentro de una estructura social que, aunque raramente reco- nocidos de forma consciente, proveen la base para lo Miró-Bonet M et al. ¿Por qué somos como somos? Discursos y relaciones de poder en la constitución de la identidad profesional de las enfermeras en España (1956-1976) 28 Enferm Clin. 2008;18(1):26-34 que se considera legítimo14,15. La formación discursiva de un fenómeno se constituye por las relaciones entre 3 nociones de discurso: a) los discursos residuales, he- rencia del pasado, superados pero con algunos aspec- tos que continúan actuando; b) los discursos domi- nantes considerados legítimos y que pueden silenciar otras posibilidades de conocimiento, y c) los discursos emergentes que anuncian la aparición de nuevas prácticas y significados. Foucault no se refiere sólo al poder como procesos represivos sino productivos, de los cuales se generan prácticas e identidades16,17. En el sistema de relaciones de poder, Foucault identificó el poder disciplinario, como las estrategias que permiten crear y manejar individuos sumisos y obedientes, pero útiles y habili- dosos17, y el poder pastoral, como formas de poder menos impositivas que se despliegan en la relación emocional, basada en la confianza que mantienen los diferentes agentes18,19. Método Se plantea un análisis de discurso de carácter genealó- gico, a través de técnicas documentales. En este estu- dio se analizan los discursos y las relaciones de poder que se han transmitido en los manuales de moral pro- fesional usados durante la formación de las ATS y pu- blicados entre 1956 y 1976. Los manuales son produc- tos de una época histórica en los que se reflejan los discursos de los que ejercen el poder20. Los discursos que se transmiten a través de los manuales u otros procesos formativos ayudan a constituir a las personas como sujetos de una profesión20,21. Para localizar los manuales se consultaron los catá- logos on-line de varias redes (tabla 1). La selección de los manuales se realizó según criterio opinático de muestreo. Es decir, según los criterios que permitiesen recoger la máxima variabilidad de los discursos en re- lación con los objetivos propuestos. En esta muestra se incluyó, por muestreo de casos extremos, el único escrito por una mujer y enfermera y el último manual publicado en el período estudiado (tabla 2). De las 33 ediciones de manuales de moral profesional para ATS publicados en este período, se han analizado 5 ma- nuales, los cuales nos han permitido alcanzar el punto de saturación teórica (tabla 3). La lectura, codificación y análisis de los manuales se ha realizado por 2 investigadoras de forma indepen- diente. Primero se generó un listado de códigos, y a partir de ellos se elaboraron las categorías de análisis que se refinaron mediante un proceso de comparación y concordancia entre investigadoras22. La codifica- ción final ha sido el resultado de 3 codificaciones pre- vias: 2 independientes y 1 en común. En este proceso se eliminaron los códigos que carecían de sentido es- pecífico y se unificaron los que tenían el mismo signi- ficado. La mayoría de las fusiones se realizaron dentro de las mismas categorías, lo que indica la consistencia del análisis. Las categorías de análisis definidas en relación con los objetivos propuestos son: a) profesionales: enfer- mera y médico; b) profesiones: enfermería y medicina, y c) relaciones: enfermera/o-médico, enfermera/o-pa- ciente, enfermera/o-familia. TABLA 1. Redes consultadas para la localización de los manuales Red URL Bibliotecas españolas http://www.uma.es/rebiun/ universitarias Bibliotecas públicas http://www.mcu.es/bibliotecas/jsp/plantillaAncho.jsp?id=8 y privadas Biblioteca Nacional http://www.bne.es/ de España Biblioteca http:// www.santamadrona.com Santa Madrona Estrategia de búsqueda: manual/moral/ATS/enfermera. TABLA 2. Criterios de selección del muestreo opinático y de casos extremos Criterio Justificación Manuales de moral Recogen más explícitamente los aspectos dirigidos a la profesional conciencia profesional y a las normas de conducta Destinados a Recogen aspectos como la vocación, las cualidades y los estudiantes de deberes del profesional, en lugar de cuestiones más primer curso relativas a la ética profesional abordadas en los cursos siguientes Manuales con 2 Consideramos que fueron los más consultados o usados en o más ediciones la formación y, por lo tanto, constituyeron los discursos más difundidos entre las profesionales Manual cuya autora Consideramos significativo recoger los matices del discurso fue enfermera del único manual escrito por una mujer y enfermera Última publicación Consideramos interesante analizar el manual publicado el del período en estudio último año de este período, 1975, ya que supuso una inflexión en el proceso de profesionalización de la enfermería y además el editor, el Sr. Oteo Hernando, era ATS Al tratarse de un estudio de carácter histórico y do- cumental no se hace referencia a consideraciones éti- cas, pero sí hay que apuntar como limitación el hecho que sólo han formado parte de la muestra los manua- les incluidos en las bases de datos referenciadas. Du- rante este período se han podido usar durante la for- mación de ATS otro tipo de textos que en esta oca- sión no se han analizado. Resultados y discusión Debido a la extensión máxima de esta publicación, del mapa global de codificación sólo se presentan los resultados relativos a las categorías de profesionales y profesiones, y los códigos se ilustran únicamente con una muestra de 2 citaciones (fig. 1). Un primera observación de los manuales sugiere que, aun siendo la enfermería una profesión predomi- nantemente femenina, todos los manuales publica- dos durante el período de estudio fueron escritos por varones, teólogos o sacerdotes, a excepción de 2 ma- nuales, el escrito por la única mujer, misionera domi- nica y enfermera, Sor Rosa M. Miranda y el escrito por el Profesor Paulino Castañeda, en la actualidad Catedrático de Historia de la Iglesia y las Institucio- nes Canónicas de la Universidad de Sevilla23. En cuanto al estilo, cabe resaltar que los autores usan el término “el ATS” como género neutro, y los térmi- nos “la ATS femenina” o “la enfermera”, cuando se refieren al porte, los modales, la vocación y la infe- rioridad cultural y social de este profesional. Sin em- bargo, cuando se refieren al “médico” lo conciben siempre como un varón. En los manuales, a las enfermeras (tabla 4) se les exigían cualidades físicas, intelectuales y principal- mente morales en el ejercicio de su profesión. Las cualidades como fortaleza física, equilibrio nervioso, caridad y sacrificio les permitían soportarsin protes- tar la dureza y las exigencias de la profesión. Las pre- disponían a estar al servicio del prójimo, a compren- der y ayudar sobre cualquier otro menester, y a cum- plir con exactitud las órdenes del médico y sus deberes profesionales con el máximo rendimiento y perfección. Otra cualidad que se les exigía era la des- treza y la pericia técnica. Se consideraba que debían adiestrarse para llegar a ser dueñas de las técnicas, sin olvidar que éstas eran encomendadas por la fa- cultad racional, el médico. El Ayudante necesita salud robusta porque lo exige el trabajo duro que lleva consigo el oficio. Tiene que conser- varla para que pueda cuidar de los enfermos sin detrimen- to de ellos (Rey, 1957, pág. 41; Castañeda, 1975, pág. 70). El ATS ejerce una profesión que requiere el ejercicio de varias virtudes cristianas, pero de una manera especial la caridad, la paciencia, la sinceridad y la discreción. Virtu- des que ha de conocer para mejor practicar. (Castañeda, 1975, pág. 73). También se les exigían aspectos relativos a los mo- dales y el porte, como la coquetería, el vestido y la con- versación. Se concebía a la enfermera como una seño- rita educada, con exquisita prudencia y con presencia sobria, sencilla, pulcra y agradable. Se creía que el atractivo exterior era reflejo de tener dominadas pasio- nes como la soberbia o la pereza, perjudiciales para la profesión. Y la falta de modales y portes correctos in- fluían en la estimación y confianza que los pacientes depositaban en ellas y podían ser causa de mala reputa- ción, fracaso profesional y de oscurecimiento de una buena preparación técnica (Castañeda, 1975, pág. 79). TABLA 3. Referencias bibliográficas de los manuales analizados Autor/a Título Año Lugar, editorial Base de datos Miranda RM Orientación de moral profesional: 1956 Madrid, REBIUN, BNE, EUI adaptado al programa de ayudante técnico sanitario. Primer curso Publicaciones Murga Sta. Madrona Rey J Moral profesional del ayudante técnico sanitario: 1957 Santander, REBIUN, EUI texto acomodado al programa oficial. Primer curso Sal Terrae Sta. Madrona Miranda RM Ayudantes técnicos sanitarios. Curso primero: adaptado al programa oficial 1964 Madrid, Onofre Alonso BNE Rey J Moral profesional del ayudante técnico sanitario: primer curso 1974 Santander, Sal Terrae REBIUN, BNE Castañeda P; Moral profesional. En: Oteo H. Tratado del Ayudante en Cirugía y Medicina. Vol 1 1975 Madrid, Oteo REBIUN Pérez D Miró-Bonet M et al. ¿Por qué somos como somos? Discursos y relaciones de poder en la constitución de la identidad profesional de las enfermeras en España (1956-1976) Enferm Clin. 2008;18(1):26-34 29 Miró-Bonet M et al. ¿Por qué somos como somos? Discursos y relaciones de poder en la constitución de la identidad profesional de las enfermeras en España (1956-1976) 30 Enferm Clin. 2008;18(1):26-34 La mujer, especialmente, ha de actuar con exquisita prudencia para no deslizarse más allá de lo conveniente en el arreglo personal, llevada por su innato deseo de hacerse grata a la vista. (Miranda, 1956, pág. 24; 1964, pág. XVII). La distinción le da simpatía moral, la buena presencia la hace físicamente simpática. Así ganará fácilmente a los enfermos. Por el contrario, su defecto puede significar el fracaso profesional y puede oscurecer la buena prepara- ción técnico-científica. (Castañeda, 1975, pág. 79). Se consideraba a las enfermeras personas con inferio- ridad cultural y social, lo cual les podía dificultar desen- volverse con acierto entre personas de selección y dis- tinción como los médicos y algunos enfermos de posi- ción elevada. Por ello, se recomendaba el estudio de tratados de urbanidad y la observación de personas de trato social exquisito (Rey, 1957, pág. 79). No siempre el Auxiliar se ha educado en un medio lo sufi- cientemente preparado para el trato social. Esto puede ser un inconveniente para desenvolverse entre personas de selección. (Miranda, 1956, pág. 41; 1964, pág. XXVIII). Fig. 1. Mapa de codificación. Puede suceder que una joven aspirante a enfermera ha- ya sido educada en un ambiente de distinción inferior al médico. (Rey, 1974, pág. 106; Castañeda, 1975, pág. 81). Todo ello se veía reforzado por el gregarismo profe- sional que situaba a las enfermeras en una posición de anonimato. Los propósitos comunes prevalecían a los intereses que cada profesional pudiese tener. Se las instruía en la conformidad, la colaboración leal y la entrega, y se consideraba inadmisible y poco noble la competencia y las rivalidades. Consciente de que en esta comunidad de actividad hay que eliminar el individualismo, por inadmisible e ineficaz, el ATS no buscará el relieve de la personalidad propia; abandonará toda mira absolutista y colaborará modesta y eficazmente el propósito común. (Miranda, 1956, pág. 55; 1964, pág. XXXVI). El individualismo no puede existir en una obra de tal género. Cada uno debe trabajar en función de los demás miembros, con la dirección señalada y la subordinación debida. (Rey, 1957, pág. 102; 1974, pág. 163). Por otro lado, la profesión se caracterizaba por la dureza, el sacrificio y la vocación religiosa. La profe- sión era considerada como un apostolado, una obra de caridad o un trabajo de evangelización que precisaba de un sometimiento moral y religioso, y de una voca- ción pura y divina. La profesión se consideraba un gé- TABLA 4. Codificación de las categorías: profesionales y profesión: enfermera y médico Enfermera Médico Código Definición Código Definición Cualidades físicas Relativas a la salud física, psíquica y emocional Autoridad suprema Relativo a la persona que gobierna y a la que se obliga a obedecer Cualidades intelectuales Relativas al intelecto, como la memoria, Conocimiento exclusivo Relativo al conocimiento al que sólo pueden acceder juicio recto y agilidad mental o privativo personas autorizadas y con privilegios Cualidades técnicas Relativas a la destreza, pericia, habilidad manual Prestigio y reputación Relativo al reconocimiento profesional y social que los otros profesionales y la sociedad hacen de una profesión Cualidades morales Relativas a los principios que rigen la conducta profesional Modales y porte Relativo a las buenas maneras, la distinción y la conducta exterior Dureza y sacrificio Relativo a la severidad, la perfección y al esfuerzo físico, moral y emocional para el ejercicio de la profesión Vocación religiosa Relativo a la inclinación divina, bien definida y auténtica, hacia la profesión Recompensas Relativo al reconocimiento de las buenas acciones espirituales y conductas mediante la satisfacción y el goce interior Saber menor Relativo al saber que no requiere de un conocimiento teórico especializado Inferioridad y clasismo Relativo a la consideración del profesional o de la profesión como de inferior categoría social y cultural Gregarismo y anonimato Relativo a que la enfermera forma parte de un grupo sin distinguirse de las demás Cuidado espiritual Relativo al cuidado como acompañamiento “salvación de las almas” espiritual y emocional Miró-Bonet M et al. ¿Por qué somos como somos? Discursos y relaciones de poder en la constitución de la identidad profesional de las enfermeras en España (1956-1976) Enferm Clin. 2008;18(1):26-34 31 Miró-Bonet M et al. ¿Por qué somos como somos? Discursos y relaciones de poder en la constitución de la identidad profesional de las enfermeras en España (1956-1976) 32 Enferm Clin. 2008;18(1):26-34 nero de vida especial a través del cual se podían obte- ner recompensas espirituales, como la eternidad o el goce interior. Queridas hijas enfermeras que por vocación divina o por libre elección habéis abrazado una vida de sacrifi- cios, con ventaja de la humanidad sufriente, no estiméis menos vuestra obra que la estima Dios y la sociedad hu- mana. (Rey, 1957, pág. 34) El noviciado es para conocer si existe o no vocación re- ligiosa. Los años vividos en la escuela profesional de enfer- meras, deben considerarse como el noviciadode la profe- sión: tiempo destinado a conocer si una joven tiene o no tiene vocación de enfermera. (Rey, 1974, pág. 41). La profesión se consideraba un saber menor, una profesión manual y práctica, que para ejercerla se requería poco conocimiento teórico. El conoci- miento teórico que recibían se centraba en la cultu- ra religiosa, la moral profesional y conocimientos superficiales de medicina, como microbiología, fi- siología y patología. Su formación consistía prácti- camente en un adiestramiento técnico, donde lo importante era ejercitarse en la realización de técni- cas. Esto les permitía justificar que las escuelas debí- an situarse junto a hospitales, llamados campos de operaciones médicas, donde eran formadas por per- sonas competentes (Rey, 1974, pág. 145). Esto con- vertía a la profesión en un saber incompleto y sub- yugado a la medicina, y a la enfermera en una “hábil e inteligente ayudante” (Rey, 1974, pág. 22) o un “médico imperfecto” (Rey, 1974, pág. 22) a quien siempre debía pedir consejo sin fiarse de su propio parecer (Rey, 1957, pág. 55). Estar dispuesta siempre a recibir consejo y avisos antes de actuar. La enfermera no debe fiarse de su propio pare- cer en casos dudosos. Mucho menos anteponer su opinión a la de personas competentes. Menos aún a la del médico, superior suyo. (Rey, 1957, pág. 55). El ATS es como un médico imperfecto. La enfermera de profesión es la que posee los conocimientos teóricos y prácticos para ser una hábil e inteligente ayudante del médico . (Rey, 1974, pág. 22). Finalmente, aunque la reforma moral de los enfer- mos no se considerara el fin principal de la profesión, sino cuidar de la salud corporal del paciente (Rey, 1974, pág. 84), en los manuales se transmitía que la misión de la profesión era fundamentalmente el cui- dado espiritual y la salvación de las almas (Rey, 1974, pág. 28). Además de la habilidad técnica, la enferme- ra debía llevar a cabo una misión pastoral (Castañeda, 1975, pág. 78), en la que no podía olvidar la técnica del espíritu. La enfermera ejercía el papel de guía espi- ritual, comparable a la labor del sacerdote en la cabe- cera de la cama (Rey, 1957, pág. 28). Aunque el enfermo no se cure, hay que emplear todo el esfuerzo posible para aliviar sus padecimientos y calmar sus angustias morales con el mismo empeño con que se alivian sus dolores físicos. (Miranda, 1956, pág. 60). Vosotros llevaréis al lecho del enfermo algo de la cari- dad de Dios, del amor y la ternura de Cristo, el Maestro médico del alma y del cuerpo. El ATS no debe contentar- se con cuidar las llagas del cuerpo, sino que debe entrar en el alma que se oculta debajo del cuerpo enfermo. (Rey, 1957, pág. 28). En contraposición, la figura del médico (tabla 4) se representaba como la autoridad suprema, el represen- tante de Dios (Rey, 1957, pág. 86) a quien se debía acatar con sumisión sin mentar sus equivocaciones ni omisiones. El médico era el que tenía la responsabili- dad en la dirección del cuidado y en la toma de las de- cisiones con relación al enfermo, e incluso establecía los límites dentro de los cuales debía desenvolverse la ATS. Se trasmitía la idea de que la medicina era el sa- ber científico y un ámbito de conocimiento y actua- ción privativo, al cual únicamente podía acceder el médico. La enfermera se constituyó en su auxiliar, que le descargaba de los trabajos menos interesantes y que no requerían tantos conocimientos. El ATS trabaja en estrecha colaboración con el médi- co, ejecuta sus órdenes y lleva a cabo sus indicaciones. La obediencia debe ser completa, leal y exenta de cualquier retraso e imprevisión. (Miranda, 1956, pág. 29). [...] el cual debe auxiliar a su jefe en todos aquellos menesteres que no requieran los conocimientos que son propios y privativos del médico, con lo que se le descarga de trabajos menos interesantes y se le proporciona una mayor capacidad de concentración. (Miranda, 1956, pág. 44; 1964, pág. XXX). Finalmente, el médico era concebido como alguien con prestigio, reputación y competencia profesional, a quien los pacientes, los familiares y la sociedad le otorgaban consideración, estimación y honra profe- sional. Se debe suprimir todo comentario que pueda disminuir su prestigio profesional, no mentar jamás sus posibles equivocaciones, no hacer notar una falta que pueda pasar inadvertida, si se observa algún olvido o alguna omisión involuntaria, se debe acudir en socorro de su memoria con ligeras indicaciones, como sin darle importancia. (Miranda, 1956, pág. 46; 1964, pág. XXXI). Puede ocurrir que en la sociedad, la posición del médi- co sea inferior a la del ATS, porque la jerarquización aquí se busca por caminos distintos a los de la medicina. Pero aun así, le debe también el ATS respeto y considera- ción. (Castañeda, 1975, pág. 83). Conclusiones El entramado discursivo y de relaciones de poder transmitidos en los manuales no fueron objeto de cla- ras transformaciones ni rupturas. Muestra de ello es que en los manuales editados en 1974 y 1975 aparecí- an los mismos elementos discursivos que en los publi- cados en 1956 y 1957. Esta continuidad puede ser re- flejo de la interiorización, por parte de los/as auto- res/as de los discursos sociales, históricos y profesionales dominantes en este período. De hecho, los discursos transmitidos por la única autora, mujer y enfermera, eran similares al resto de los autores, médi- cos, historiadores o sacerdotes. Por ello, sería intere- sante en futuras investigaciones tratar de analizar, a través de entrevistas, la significación que tuvieron es- tos discursos para enfermeras que durante este período fueron estudiantes, monitoras o jefas de estudios en las escuelas. De este modo, se podrían analizar con más profundidad continuidades y, sobre todo, trans- formaciones discursivas. En el entramado discursivo se puede identificar un discurso residual moralista-cristiano, herencia de la etapa vocacional de la profesión en nuestro país24, y unos discursos dominantes de género, técnico y bio- médico, a través de los cuales se educaba para servir, para la ejecución de técnicas delegadas y donde el tratamiento y control de la enfermedad se constituí- an como el centro de atención. Todos ellos contribu- yeron a enfatizar el estar y el hacer, en detrimento del pensar y a que el reconocimiento del trabajo de las enfermeras dependiera de la proximidad que tenían con la práctica médica25,26. Estos discursos permiten vislumbrar estrategias de poder fundamentalmente de carácter disciplinario y pastoral. Las estrategias de poder disciplinario adoc- trinaron y modelaron valores y conductas de sumi- sión, obediencia y dependencia de forma que se propi- ció la constitución de una profesional centrada en la tarea y las virtudes morales, y no en habilidades analí- ticas y conceptuales que pudiesen promover la creati- vidad, la autonomía y la iniciativa profesional27,28. Las enfermeras se constituyeron como profesionales con tendencia a la rutina y la conformidad, con una fina- lidad técnica y complementaria. En las estrategias de poder pastoral el médico era el pastor o guía que influía y dirigía los resortes de poder del sistema de salud y los límites de la práctica enfer- mera. A través de estas estrategias benevolentes de poder, la dureza y exigencia profesionales de las enfer- meras se recompensaba con la salvación divina, la protección de los médicos y la confianza del pacien- te29. Este poder se ejercía a través de prácticas como la clausura, la vigilancia y el autoexamen. En este senti- do, la formación en régimen de internado tuvo como propósito el retiro de las estudiantes dentro de un es- pacio que permitiera la vigilancia y el mantenimiento de un orden y disciplina, y conocer si su vocación era verdadera. Estos discursos que emergieron a mediados del si- glo XX han engendrado un entramado simbólico en la forma preferente en que las enfermeras, otros pro- fesionales y la sociedad han ido constituyendo la identidad de la profesión29. En la actualidad algunos de los elementosque conforman estos discursos, tensionados por otros, permanecen aún presentes en la base de prácticas, relaciones profesionales, po- líticas sanitarias, imágenes sociales, etc. Finalmen- te, quisiéramos anotar que la dominancia de estos discursos, como mínimo durante 20 años, y la obser- vación de la realidad actual, nos permiten inferir que las enfermeras en España han conseguido trans- formar y romper muchos de estos elementos y pro- poner otras miradas sobre quienes son. Miró-Bonet M et al. ¿Por qué somos como somos? Discursos y relaciones de poder en la constitución de la identidad profesional de las enfermeras en España (1956-1976) Enferm Clin. 2008;18(1):26-34 33 Miró-Bonet M et al. ¿Por qué somos como somos? Discursos y relaciones de poder en la constitución de la identidad profesional de las enfermeras en España (1956-1976) 34 Enferm Clin. 2008;18(1):26-34 Agradecimientos Quisiéramos agradecer a las/os revisoras/es de ENFER- MERÍA CLÍNICA sus conocimientos y sugerencias que han contribuido a mejorar la calidad de este estudio. Bibliografía 1. Domínguez C, Rodríguez JA, de Miguel JM. Sociología y enfermería. Madrid: Pirámide; 1983. 2. De Puelles M. Evolución de la educación en España durante el Fran- quismo. En: Tiana A, Ossenbach G, Sanz F, editores. Historia de la educación (Edad contemporánea). Madrid: UNED; 2002. p. 95-8. 3. Hernández F. Historia de la enfermería en España: desde la antigüe- dad hasta nuestros días. 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