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Iglesia Ciencias y pseudo ciencias

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Iglesia, Ciencia y Pseudo 
Ciencias 
Arquetipos y fundamentos. 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
José M. Tejedor Lic. en filosofía- Exp. en educación. 
 
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La iglesia, la ciencia y las pseudo ciencias 
El gran Chetesrtón hablando de Alberto Magno afirma que quienes lo acusaban 
de mago y hechicero por ser el padre de las ciencias moderna fueron las semipaganas 
tribus del norte. De la misma manera, hoy en día, son las semipaganas tribus de las 
ciudades actuales, los lectores de libros de autoayuda, del reiki, la homeopatía y el yoga 
quienes siguen condenando a la verdadera ciencia a una práctica discutida y cuestionada. 
Desde Alberto Magno hasta hoy la Iglesia Católica, lejos de la caricatura sostenida por 
sus detractores, ha impulsado la ciencia de forma constante y concreta. 
Episodios como el caso Galileo han sido el caballo de Batalla de una corriente que 
quiere ver e imponer una visión de la Iglesia como enemiga de las Ciencias. Sin embargo, 
es demoledor el contraste de hijos de la Iglesia que han colaborado con el estado actual 
de las ciencias modernas. 
Es fundamental empezar por comprender la división taxativa que la teología 
realiza sobre su objeto formal y su diferencias con las ciencias no teológicas. El punto de 
partida de la Ciencia Sagrada o Teología es la Revelación. Es decir, la teología presupone 
la creencia en un Dios que se da a conocer. Esta revelación es iluminada por la razón 
humana con el fin de aumentar su comprensión y esto dá como resultado la Teología. En 
este punto es clara la diferencia con las ciencias profanas en cuanto que estás se valen de 
la sola razón humana, sin intervención de la fe sobrenatural. 
Esto que parece una sutileza es lo que diferencia a la Teología de las 
pseudociencias. Estás se definien como aquella afirmación, creencia o práctica 
('pseudoterapia o 'falso tratamiento') que es presentada como científica y fáctico, pero es 
incompatible con el método científico. A menudo se caracteriza por el uso de 
afirmaciones vagas, contradictorias, exageradas o infalsables; la dependencia en el sesgo 
de confirmación en lugar de pruebas rigurosas de refutación; poca o nula disposición por 
parte de sus seguidores a aceptar evaluaciones externas de expertos; y en general, la 
ausencia de procedimientos sistemáticos para el desarrollo racional de teorías. 
Le Teología, en cambio, no reclama para si el apelativo de ciencia experimental, 
ya que tiene muy claro que el punto de partida es la Fe Sobrenatural. Esta distinción entre 
dos modos de conocer de la persona humana, distintos pero ambos válidos es lo que 
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permitió a la Iglesia Católica desarrollar al mismo tiempo una teología propia, profunda 
y coherente sin descuidar un apoyo constante a las verdaderas ciencias profanas. 
La ciencia tiene todo el derecho del mundo a poner en cuestión las creencias o las 
ideas religiosas o políticas cuando estas se presentan así mismas como si fueran ciencia. 
Por ejemplo, hubo personas que, en su momento, partieron de premisas religiosas para 
llegar a la inverosímil conclusión de que las misiones lunares Apolo jamás tuvieron lugar. 
Un líder del movimiento Hare Krishna, Bhaktivedanta Swami Prabhupada, afirmó, por 
ejemplo, que la literatura védica estipulaba que «la Luna está cien mil yojanas, o 
1.300.000 kilómetros, por encima de los rayos del Sol». Así que ¿cómo podía nadie viajar 
hasta ella? De hecho, no solo distaba demasiado de nosotros la Luna, sino que el Sol 
estaba más próximo a la Tierra que nuestro satélite. Los cálculos científicos modernos de 
la distancia terrestre-lunar no eran fiables, según él, pues era la literatura védica la que 
estaba en lo cierto. Prabhupada sentenciaba, pues, que los presuntos alunizajes de las 
misiones Apolo. Si un teólogo católico hiciera cosa semejante no solo sería criticable por 
los cientificicos, sería también, un muy mal teólogo. 
Juan Martín Maldacena es un físico teórico argentino. Entre sus muchos aportes 
al campo de la teoría de supercuerdas —o Teoría M—, se encuentra la denominada 
«conjetura de Maldacena», «dualidad de Maldacena» o correspondencia AdS/CFT,1 que 
propone la equivalencia entre ciertas teorías de gravedad cuántica y cualquier teoría 
conforme de campos bajo determinadas condiciones que satisfacen el principio 
holográfico. Es uno de los físicos más citados del mundo y un firme candidato a premio 
Nobel. También es católico. En una entrevista reciente le preguntaron: 
–¿Cree en Dios? 
– Sí, creo en Dios, un Dios benévolo. 
–¿No son mundos incompatibles? 
– Es distinto, ¿no? Una cosa es una creencia religiosa y otra la ciencia, que es algo 
en lo que uno va ahí, hace el experimento y ve si es cierto o no. Pero bueno, responde a 
preguntas más limitadas, ¿no? Y tiene la gran ventaja de poder comprobar si es cierto o 
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no. En la religión muchas cosas no se pueden comprobar pero tiene una gran posibilidad 
de inspirar y un valor cultural importante. 
Maldacena pudo aclarar con una nitidez pasmosa el punto que veníamos hablando. 
Al poder distinguir entre ciencia y fe como dos conocimientos válidos pero distintos nos 
permiten una convivencia que no solo no clausura el diálogo sino que lo potencia y 
plenifica en la persona del científico. 
Podríamos ahora hacer una enumeración muy extensa de científicos católicoss, la 
enciclopedia en línea wiki pedía enumera 157 científicos destacados que profesaron la fe 
católica pero nos gustaría destacar a 5 por sus importantes aportes a la ciencia moderna y 
su profunda vida de fe: 
Nicolás Copérnico, Antoine-Laurent de Lavoisier, Georges Henri Joseph 
Édouard Lemaître, Guillermo Marconi, Louis Pasteur. Los dividimos según el area 
científica en la cual se desarrollaron para mostrar los múltiples aportes que un hijo de la 
Iglesia puede hacer: 
Astronomia: 
Nicolás Copérnico es conocido por su teoría heliocentrica se lo estudia en todas 
las escuelas del mundo como el padre del modelo actual del sistema solar. Se habla del 
giro copernicano para dar cuenta de un gran cambio de paradigma. La importencia de este 
clerigo católico en la historia de la astronomía es innegable hasta por el más furioso ateo. 
Lo que no se conoce de Nicolas es que toda su familia perteneció a la tercerea 
orden de Santo Domingo, que su hermana fue una monja cisterciense y Abadesa de Culm 
y que él y su hermano fueron sacerdotes. El mismo estuvo a cargo de la diocesis de 
Fraenburgo como administrado diocesano. 
Con su Teoría heliocéntrica del sistema solar, Nicolás Copérnico abrió el camino 
a la ciencia moderna. De hecho, esta teoría, que entre otras cosas señala que los cuerpos 
celestes tienen ciclos y que los planetas orbitan alrededor del Sol, es considerada una de 
las más importantes en la historia de la ciencia occidental 
 
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Química: 
Antoine-Laurent de Lavoisier el padre de la química moderna nació el 26 de 
agosto de 1743 y sus obras pucieron los cimientos para el desarrollo de la revolución 
cientifíca que empezó con él. Católico práctico y cientifico destacado descubrió la ley de 
la conservación de la materia. En 1789 año que inició la revolución francesa Lavoisier 
publicó el Tratado elemental de química Considerado el primer texto de la química 
moderna, Lavoisier redacta sus descubrimientos más importantes, con la intención de 
dárselos a conocer a científicos de su época. 
Su nombre está escrito en la Torre Eiffel, hay un crater en la luna que lleva su 
nombre en homenaje a este científico y un asteroide que también fue bautizado con el 
nombre del gran químico frances. 
Lo que no se dice muy amenudo es que a Lavoisier lo guillotinó el regimen del 
terror instaurado por Robespiere durante la revolución francesa, revolución atea y 
anticlerical. El motivo de su condena fue colaborar en el cobro de contribuciones. oseph 
Louis Lagrange, destacado matemático cuyo apellido es bienconocido por todos los 
matemáticos y físicos dijo al día siguiente: «Ha bastado un instante para segar su cabeza; 
habrán de pasar cien años antes de que nazca otra igual». 
Astrofísica: 
La teoria del Big-Bang ha pasado a formar parte del patrimonio cultural más 
elemental de todo aquel que ha pasado por un aula en su niñez. Georges Lemaître sostuvo 
que si el universo está en expansión, en el pasado, debería haber ocupado un espacio cada 
vez más pequeño, hasta que, en algún momento original, todo el universo se encontraría 
concentrado en una especie de "átomo primitivo". 
Ingeniero y sacerdote Georges Lemaître explico mejor que nadie el origen del 
universo, el mismo Albert Einstein afirmó que era la persona que mejor había 
comprendido sus teorías de la relatividad. Decir ciencia y decir teoría del Big-Bang se ha 
transformado en casi una equivalencia en el imaginario cultural. Lo que muy poca gente 
sabe y reconoce es que esa ciencia fue creada por un hombre de Dios, el Padre George. 
 
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Ingenieria elctrónica 
La radio, uno de los invento mas fascinantes del mundo moderno se lo debemos 
al Italiano Guillermo Marconi. Ingeniero electrónico, empresario e inventor italiano, 
conocido como uno de los más destacados impulsores de la radiotransmisión a larga 
distancia. Fue premio Nobel de física en reconocimiento a lo que se llamó la telegrafía 
sin hilos hoy simplemente radio. La ley Marconi establece la relación entre la altura de 
las antenas y la distancia máxima de señalización de las transmisiones de radio. La 
distancia máxima con buena señalización varía directamente con el cuadrado de la altura 
de la antena transmisora. 
Marconi era un ferviente católico y por esto impulsó la creación de la Radio 
Vaticana con fines apostólicos. El propio ingeniero, el 12 de febrero de 1931, día en el 
que Pio XI daría su primer discurso radial llamado: Qui arcano Dei, afirmaba: «Con la 
ayuda de Dios, quien coloca tantas fuerzas misteriosas de la naturaleza a la disposición 
del hombre, he sido capaz de preparar este instrumento el cual dará a los fieles de todo el 
mundo el gozo de escuchar la voz del Sagrado Padre». 
Microbiología 
Es gracias al químico y Bacteriólogo frances Louis Pasteur que todas las mañanas 
podemos desayunar un vaso de leche sin pensar que nos podemos contagiar de 
tuberculosis difteria o cualquier otra enfermedad. Pasteur se dio cuenta de que el 
crecimiento de microorganismos estropeaba bebidas como la leche, la cerveza y el vino, 
y elaboró el proceso de calentar los líquidos para matar las bacterias latentes en ellos, 
proceso que recibió el nombre de “pasteurización”. También refutó la teoría de la 
abiogenesis o generación espontanea, creo las vacunas contra el ántrax y la rabia poniendo 
las bases de la inmunología moderna. 
Como se podrán imaginar a estas alturas Pasteur también era un ferviente católico. 
Sus restos descansan en el Instituto Pasteur y sobre su lápida está escrito uno de los 
mensajes que defendía con más vehhemencia: “Feliz el hombre que lleva dentro de si una 
divinidad, un ideal de belleza, y los obedece; un ideal de arte, un ideal de ciencia, un ideal 
de País, un ideal de las virtudes evangélicas”. Pasteur sufrió un ictus y murió mientras 
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apretaba su rosario, mientras le leían la vida de San Viente de Paúl, porque esperaba que 
su obra, como la del santo, salvaría a los niños que sufrían. 
Pontificia academia ciencias 
Es probable que cuando se plantea la dicotomia Iglesia versus ciencias no solo se 
dezconocan estos antecedentes que hemos mencionado anteriormente sino que también 
se ignora lo que actualmente hace la Iglesia Católica por el desarrollo y cultivo de las 
ciencias experimentales. Sin ahondar en las inmensidad de instituciones educativas que, 
perteneciendo a la Iglesia, ofrecen a personas de todo el mundo formación científica de 
excelencia, o el mismo observatorio Vaticano nstitución de investigación astronómica 
dependiente del Papa y que es considerado uno de los Observatorios astronómicos más 
antiguos del mundo, quicieramos enforcar la atención en un organización muy particular, 
la Pontificia academia de ciencias. 
Según la misma pagina oficial del vaticano 1La Pontificia Academia de las 
Ciencias es de alcance internacional, multi-racial en su composición, y no-sectaria en la 
elección de sus miembros. El trabajo de la Academia incluye seis grandes áreas: ciencias 
básicas, ciencias y tecnología de los problemas globales, ciencia de los problemas del 
mundo en desarrollo, política científica, bioética, epistemología. 
Una rapida mirada su pagina web oficial nos muestra lo variado y actualizado de 
las areas de trabajo: Publicaciones sobre la “Extinción biologica”, “Medicina 
personalizada”, “Robotica, inteligencia artificial y humanidad: Ciencia, ética y política”, 
“Pan y Cerebro, Educación y Pobreza”, “Complejidad y analogía en la ciencia”, “Física 
subnuclear: pasado, presente y futuro”, “Plantas transgénicas para la seguridad 
alimentaria en el contexto del desarrollo” entre otras muchas publicaciones. Los títulos 
literales deestos papers académicos nos muestran la variedad y heterogeneidad de los 
temas abordados. 
La particularidad de la Academia Pontificia de Ciencias es que es la única 
academia de ciencias supranacional del mundo. Fundada en Roma como la primera 
academia exclusivamente científica del mundo por Federico Cesi, Giovanni Heck, 
 
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 http://www.vatican.va/roman_curia/pontifical_academies/acdscien/index_sp.htm 
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Francesco Stelluti y Anastasio de Filiis el 17 de agosto de 1603, bajo el nombre de 
Linceorum Academia, de la que Galileo Galilei se hizo socio el 25 de agosto de 1610, 
fue refundada en 1847 por Pío IX con el nombre de la Academia Pontificia del Nuevo 
Lincei. Se mudó a su ubicación actual, Casina Pio IV en los Jardines del Vaticano, en 
1922 y fue Pío XI en 1936 quien le dio su nombre y estatutos actuales. 
Su misión es honrar la ciencia pura donde sea que esté, garantizar su libertad y 
alentar la investigación para su progreso. 
La Academia está encabezada por un Presidente, asistido por el Consejo. Sus 80 
académicos pontificios son nombrados de por vida por el Santo Padre en base a las 
propuestas del cuerpo académico y elegidos, sin ninguna forma de discriminación étnica 
o religiosa, entre los científicos y académicos más eminentes de las ciencias matemáticas 
y experimentales de todo el mundo. Actualmente, 36 países están representados. Entre 
ellos tres argentinos el Dr. Juan Martín Maldacena, a quien mencionamos anteriormente, 
y el Dr. Antonio M. Batro expecialista en medicina y psicología, y el Dr. Luis Cafarelli 
experto en las matemáticas puras. Participan académicos, grupos de trabajo y 
conferencias organizadas por la Academia para examinar temas específicos específicos. 
Sus deliberaciones e informes científicos son publicados por la Academia o en 
colaboración con otras editoriales. 
Conclusión 
No es casualidad esta vinculación entre ciencia y fe, que todos estos grandes 
padres de la ciencia moderna hayan profesado la fe cristiana, que en el mismo Vaticano 
haya una Academia de ciencias de renombre internacional. El padre Stanley Jaki es doctor 
en física y en teología, profesor de la Universidad de Seton Hall (New Jersey) elaboró 
una sintesis teórica que explica el por qué de esta aparente “casualidad”entre ciencia y 
Catolicismo: 
En las grandes culturas de la antigüedad (Babilonia, Egipto, Grecia, Roma, India, 
China, etc.), la ciencia experimental no encontró un terreno propicio. Más bien, los 
escasos intentos de nacimiento acabaron en sucesivos abortos. Un factor determinante fue 
que en esas culturas se representaba la naturaleza como sometida a unas divinidades 
caprichosas, o se pensaba en ella de modo panteísta. Jaki examina estos problemas desde 
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el punto devista histórico y concluye que el nacimiento de la ciencia moderna sólo fue 
posible en la Europa cristiana, cuando se llegó a dar lo que llama la «matriz cultural 
cristiana». 
Esa matriz cultural incluía la creencia en un Dios personal creador, que ha creado 
libremente el mundo. Porque la creación es libre, el mundo es contingente, y sólo lo 
podemos conocer si lo estudiamos con ayuda de la observación y la experimentación. 
Porque Dios es infinitamente sabio, el mundo es racional y sigue leyes; como afirma 
repetidamente la revelación cristiana, el mundo está lleno de orden. Porque Dios creó al 
hombre a su imagen y semejanza, el hombre participa de la inteligencia divina y es capaz 
de conocer el mundo. 
De hecho, es fácil comprobar que los grandes pioneros de la ciencia moderna 
compartían estas convicciones, que las tenían porque eran cristianos y vivían dentro de 
una matriz cultural cristiana, y que en algunos casos ellos mismos afirmaron la 
importancia que esas ideas tenían para su trabajo científico.

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