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CAPÍTULO 38 Enfermedades virales transmitidas por artrópodos y roedores 557 del adulto principalmente. Desde entonces, se han detectado múltiples hantavirus en roedores del norte, el centro y Suda- mérica (cuadro 38-2) (fi gura 38-8). El ratón de patas blancas (Peromyscus maniculatus) es el principal roedor que porta el virus Sin Nombre. Dicho roe- dor tiene una amplia distribución y casi 10% de los analizados muestran signos de infección por el virus Sin Nombre. Otros hantavirus que se sabe producen el HPS en Estados Unidos son el virus de Nueva York, el virus del Canal Griego Negro y el virus de Bayou, cada uno de los cuales tiene un hospedador roedor diferente. El HPS es más frecuente en Sudamérica que en Estados Unidos. El virus de los Andes es un hantavirus cau- sal y se encuentra en Argentina y Chile. Se ha identifi cado el virus choclo en Panamá. Las infecciones con hantavirus no son comunes; tienen menos infecciones subclínicas, en particular con el virus Sin Nombre. El HPS en general es grave; se han informado tasas de mortalidad de 30% o mayores. Esta tasa de mortalidad de casos es sustancialmente más elevada que la de otras infecciones por hantavirus. La enfermedad comienza con fi ebre, cefalea y mial- gias, seguida de edema pulmonar rápidamente progresivo, que a menudo desencadena difi cultad respiratoria grave. No hay signos de hemorragia. Se detectan antígenos hantavirales en células endoteliales y macrófagos de pulmón, corazón, bazo y ganglios linfáticos. La patogenia de la HPS implica la alteración funcional del endotelio vascular. Pocas veces ocurre la trans- misión interpersonal de los hantavirus aunque se ha observado durante brotes epidémicos de HPS causado por el virus de los Andes. El diagnóstico de laboratorio depende de la detección del ácido nucleico viral mediante RT-PCR, la detección de antí- genos virales en tejidos fi jados mediante inmunohistoquímica o la detección de anticuerpos específi cos utilizando proteínas recombinantes. Se puede utilizar una prueba de ELISA para detectar anticuerpos IgM en el diagnóstico de las infecciones agudas. Una elevación de cuatro tantos en el valor cuantita- tivo de anticuerpo IgG entre los sueros de fase aguda y con- valeciente es diagnóstica. Los anticuerpos IgG son de larga duración. El aislamiento de los hantavirus es difícil y exige el empleo de instalaciones de recolección. El tratamiento actual del HPS consiste en el mante- nimiento de la oxigenación adecuada y el apoyo del funcio- namiento hemodinámico. El fármaco antiviral ribavirina tiene cierta utilidad como tratamiento del HSP. Las medidas preven- tivas se basan en el control de los roedores y en evitar el con- tacto con ellos y sus excrementos. Debe tenerse cuidado para evitar la inhalación de secreciones secas en aerosol al limpiar las estructuras infestadas por roedores. ENFERMEDADES POR ARENAVIRUS Los arenavirus se tipifi can por las partículas pleomorfas que contienen un genoma de RNA segmentado; están rodeadas por una envoltura con peplómeros grandes de forma de bastón; miden 50 a 300 nm de diámetro (promedio de 110 a 130 nm) (fi gura 38-1). El genoma del arenavirus consta de dos molécu- las de RNA monocatenario con organización genética bipolar inusual. Basado en datos de frecuencia, los arenavirus se dividen en virus del Viejo Mundo (p. ej., el virus de Lassa) y los virus del Nuevo Mundo. Esta última clasifi cación se subdivide en tres grupos en los que el grupo A comprende el virus de Pichinde y el grupo B contiene los virus patógenos humanos, como el virus de Machupo. Algunas cepas, como el virus del arroyo de Whitewater, al parecer son recombinaciones entre los linajes de los virus del Nuevo Mundo A y B. Los arenavirus establecen infecciones crónicas en roedo- res. Cada virus por lo general se relaciona con una sola espe- cie de roedor. La distribución geográfi ca de un determinado arenavirus es determinada en parte por la gama de sus hos- pedadores roedores. Los seres humanos se infectan cuando entran en contacto con secreciones de roedores. Algunos virus producen fi ebre hemorrágica grave. Se sabe que diversos arenavirus infectan el feto y pueden causar muerte fetal en el ser humano. Múltiples arenavirus producen enfermedad en el ser humano, incluidos los de Lassa, Junin, Machupo, Guanarito, Sabia, arroyo de Whitewater y de la coriomeningitis linfocí- tica (LCM, lymphocytic choriomeningitis) (cuadro 38-1). Puesto que estos arenavirus se transmiten por aerosoles, se debe tener gran cuidado al procesar especímenes de roedores y personas. En el laboratorio se requieren condiciones de alta calidad en la manipulación de recipientes. La transmisión de arenavirus en los hospedadores roedores naturales puede presentarse de maneras vertical y horizontal. La leche, la saliva y la orina pue- den intervenir en la transmisión. Se piensa que los vectores artrópodos no intervienen. En la fi gura 38-9 se muestra un ciclo de replicación gene- ralizada. Los ribosomas del hospedador son incorporados en la cápside durante la morfogénesis de las partículas virales. Los arenavirus no suelen producir efectos citopáticos cuando se replican en células cultivadas. Fiebres hemorrágicas de Lassa y de Lujo Los primeros casos reconocidos de la fi ebre de Lassa se pre- sentaron en 1969 en estadounidenses asentados en el poblado nigeriano de Lassa. El virus de Lassa es muy virulento; la tasa de mortalidad es de casi 15% en pacientes hospitalizados por su infección. En general, alrededor de 1% de las infecciones por el virus de Lassa son mortales. En África Occidental, se calcula que la tasa anual puede alcanzar varios centenares de miles de infecciones y 5 000 muertes. El virus es activo en todos los países de África Occidental localizados entre Senegal y la República del Congo. Algunos casos esporádicos identifi cados fuera de la zona endémica suelen ser importados, a menudo por personas que regresan de África Occidental. El periodo de incubación para la fi ebre de Lassa es de una a tres semanas a partir del tiempo de la exposición. La enferme- dad puede afectar muchos órganos y sistemas, aunque los sín- tomas varían en cada paciente. La instauración es gradual con fi ebre, vómito y dorsalgia, así como dolor torácico. La enfer- medad se caracteriza por fi ebre muy alta, úlceras en la boca, mialgias intensas, exantemas con hemorragias, neumonía y lesiones cardiacas y renales. La sordera es una complicación frecuente que afecta a casi 25% de los casos durante el restable- cimiento; a menudo es permanente. 38 Chapter 38_Carroll_4R.indd 55738 Chapter 38_Carroll_4R.indd 557 15/04/16 12:1815/04/16 12:18 MICROBIOLOGÍA MÉDICA SECCIÓN IV VIROLOGÍA CAPÍTULO 38. ENFERMEDADES VIRALES TRANSMITIDAS (...) ENFERMEDADES POR ARENAVIRUS
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