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Bojórquez Díaz, Sotelo Castillo, Quintana López y Barrera Hernández 46 referencia a que este tipo de estrés es el resultado de la interacción entre el trabajador o trabajadora, y las condiciones de trabajo a las que se enfrenta. Sin embargo, aunque se vive de manera individual, el estrés laboral es producto de cambios en la naturaleza del trabajo, asociada a mayores exigencias, menores prestaciones y menor estabilidad laboral, de los que con frecuencia no se tiene una conciencia clara, de tal manera que las personas que experimentan estrés laboral, a menudo se sienten tensas y angustiadas y sienten que no pueden hacer frente a las situaciones (OMS, 2006 - OMS, 2007 citado por Guillen, 2017). En entrevista para el Semanario de la UAM, órgano informativo de la Universidad Autónoma Metropolitana, Margarita Pulido Navarro, investigadora de esa Universidad, comunicó, con base en los resultados de sus estudios, que en México el estrés laboral es un problema que afecta al 75.0 % de la población, colocando a los mexicanos y mexicanas en el puesto número uno de ocurrencia del padecimiento (Pulido, 2013 citado por Guillen, 2017). Para Aldrete, Navarro, Gonzales, Contreras y Pérez (2014), los trabajadores de salud, por las características de sus trabajos que incluyen situaciones desgastantes a las que se enfrentan en sus actividades cotidianas, con altas exigencias y múltiples factores psicosociales, así como la transferencia que reciben de sus pacientes, constituyen un grupo de alta vulnerabilidad para desarrollar problemas relacionados con el estrés. Entre los efectos negativos que el estrés laboral tiene sobre el individuo se pueden citar diversos trastornos, tanto físicos como psíquicos o conductuales, que a su vez pueden dar lugar a problemas a nivel colectivo como aumento del absentismo laboral, disminución de la calidad del trabajo realizado y de la productividad, con las posibles consecuencias adversas en la gestión clínica y en los pacientes atendidos (Cremades, Maciá, Montesinos y Ort, 2011). Estudios más recientes definen los factores psicosociales como las condiciones presentes en situaciones laborales relacionadas con la organización del trabajo, el tipo de puesto, la realización de la tarea, incluso el entorno; que afectan el desarrollo del trabajo y la salud de las personas trabajadoras. Se ha demostrado que los factores psicosociales en el trabajo suelen tener un carácter crónico lo que supone una tensión psicológica continua para el individuo. Esta tensión crónica puede llevar a desencadenar algunos riesgos psicosociales como el síndrome de burnout, que es considerado como resultante de una exposición crónica al estrés laboral (Aldrete, Navarro, Gonzales, Contreras y Pérez, 2015). El síndrome de quemarse por el trabajo (SQT) (Burnout) es un riesgo laboral de carácter psicosocial que ha cobrado gran relevancia en las últimas décadas entre los profesionales del sector de servicios que atienden a personas, y en especial en Bienestar y Satisfacción Vital en Educación 47 determinados colectivos, como los profesionales de la salud (Ortega y López, 2004 citado por Gil y Zúñiga, 2010). Es sabido que dentro de los estresores involucrados en la aparición del síndrome de burnout están los aspectos psicosociales laborales, el comité mixto de la Organización Internacional del Trabajo y la Organización Mundial de la Salud (OIT/OMS) define a los factores psicosociales en el trabajo como “interacciones entre el trabajo, su medio ambiente, la satisfacción en el empleo y las condiciones de su organización, por una parte; y por la otra, las capacidades del empleado, sus necesidades, su cultura y su situación personal fuera del trabajo; todo lo cual a través de percepciones y experiencias influyen en la salud el rendimiento”. Como ejemplos de variables psicosociales se encuentran: la carga de trabajo, las jornadas exhaustivas, los malos hábitos de trabajo, escasa utilización de habilidades, falta de reconocimiento, pobre apoyo social, supervisión estricta, entre muchos otros (Juárez, 2007). Desde una perspectiva psicosocial el síndrome de quemarse por el trabajo es un síndrome cuyos síntomas son bajos niveles de realización personal en el trabajo, altos niveles de agotamiento emocional y de despersonalización (Maslach y Jackson 1981 citado en Gil, 2003). La falta de realización personal en el trabajo se define como la tendencia de los profesionales a evaluarse negativamente, y de forma especial esa evaluación negativa afecta a la habilidad en la realización del trabajo y a la relación con las personas a las que atienden (v.g., pacientes y familiares). Los trabajadores se sienten descontentos consigo mismo e insatisfechos con sus resultados laborales. Por agotamiento emocional se entiende la situación en la que los trabajadores sienten que ya no pueden dar más de sí mismos a nivel afectivo. Es una situación de agotamiento de la energía o los recursos emocionales propios, una experiencia de estar emocionalmente agotado debido al contacto "diario" y mantenido con personas a las que hay que atender como objeto de trabajo (pacientes, presos, indigentes, alumnos, etc.). La despersonalización puede ser definida como el desarrollo de actitudes y sentimientos negativos, como el cinismo, hacia las personas destinatarias del trabajo. Estas personas son vistas por los profesionales (enfermeras, trabajadores sociales, policías, maestros, funcionarios de prisiones, etc.) de forma deshumanizada debido a un endurecimiento afectivo, lo que conlleva que les culpen de sus problemas (v.g., al paciente le estaría bien merecida su enfermedad, al indigente sus problemas sociales, al preso su condena, etc.) (Gil, 2003). Se dice que la aparición del síndrome de burnout genera dos tipos de repercusiones según Martínez y López (2005), para el individuo (salud, relaciones interpersonales fuera del trabajo) y para la institución (insatisfacción laboral, propensión al abandono y al ausentismo, deterioro de la calidad del servicio, se genera cierto grado de hostilidad y resentimiento), como se puede apreciar el síndrome de burnout no solamente Bojórquez Díaz, Sotelo Castillo, Quintana López y Barrera Hernández 48 impacta la calidad de vida del individuo en los aspectos, psicológicos y fisiológicos si no que la misma empresa para la cual labora resulta afectada. Referente al área de las relaciones interpersonales retomando de nuevo a Gil (2003), las relaciones con los usuarios y con los compañeros de igual o diferente categoría, cuando son tensas, conflictivas y prolongadas, van a aumentar los niveles del síndrome de burnout. Asimismo, la falta de apoyo en el trabajo por parte de los compañeros y supervisores, o de la dirección o la administración de la organización, la excesiva identificación del profesional con el usuario, y los conflictos interpersonales con las personas a las que se atiende o sus familiares, son fenómenos característicos de estas profesiones que aumentan también los sentimientos de quemarse por el trabajo. El perfil de riesgo para el desarrollo del síndrome de burnout para Martínez y López (2005) son: personas, idealistas, optimistas, y entregadas en exceso al trabajo, es más frecuente en el sexo femenino, en personas sin pareja o con poco apoyo familiar, y durante los primeros años de ejercicio profesional. En algunos países como España la aparición de estrés y sus patologías asociadas ha permitido que el síndrome de quemarse por el trabajo haya sido considerado accidente de trabajo. El autodictado por la Sala de lo Social del Tribunal Supremo de fecha 26 de octubre de 2000 (Recurso Num.: 4379/1999) así lo reconoce. Al igual que el fallo del Juzgado de lo Social n13 de Vitoria-Gasteiz (autos n1 14/02, de fecha 27 de marzo de 2002). Las razones jurídicas también pueden encontrarse en Brasil, pues la legislaciónque regula las prestaciones por accidente laboral reconoce explícitamente que el síndrome de quemarse por el trabajo es una patología susceptible de ser originada por agentes o por factores de riesgo de naturaleza ocupacional relacionados con la etiología de enfermedades profesionales (Decreto n13.048, de 6 de mayo de 1999, Anexo II, Lista B) (Gil, 2003). De acuerdo a Méndez (2011), El síndrome de burnout se caracteriza por baja realización personal, despersonalización y cansancio emocional. Tiene prevalencia elevada en el grupo médico en todo el mundo, para este autor el síndrome de burnout tiene relación con la personalidad del individuo la cual juega un papel importante debido a que el estrés será captado de diferente manera por las personas, siendo parte de un proceso cognitivo. Desde el punto de vista de Thomaé, Ayala, Sphan y Sttorti (2006), considerando que el Síndrome de burnout es un proceso multicausal y altamente complejo se proponen diversas causas, entre ellas cabe destacar: aburrimiento y estrés, crisis en el desarrollo de la carrera profesional y pobres condiciones económicas, sobrecarga de trabajo y falta de estimulación, pobre orientación profesional y aislamiento. El estrés es uno de los problemas de salud más graves en la actualidad. Uno de los grupos profesionales más afectados por el estrés en sus labores diarias lo conforma el Bienestar y Satisfacción Vital en Educación 49 personal de enfermería, en parte, por la gran responsabilidad que asumen en la atención del paciente, pero creemos más aún los enfermeros de servicios de alto riesgo, quienes tienen a su cargo pacientes en estado crítico, teniendo en cuenta que en cada momento el paciente está entre la vida y la muerte, siendo el personal de enfermería quien está en permanentemente contacto con los pacientes y las situaciones que lo rodean. El estrés de origen laboral se debe a la interacción entre múltiples factores de riesgo como los que provienen del: ambiente físico, trastorno de las funciones biológicas, el contenido y la organización del trabajo, y diversos componentes psicosociales, tanto laborales como extra laborales (Campero, De Montis y Gonzáles, 2013). Diferentes estudios en diversas partes del mundo han analizado cómo los profesionales de la salud en este caso el personal de enfermería de diversos hospitales son personas susceptibles al estrés laboral el cual puede desencadenar una serie de afectaciones a nivel psicológico-emocional-físico entre otras, llevándolos así a padecer del síndrome de burnout del cual se hablara detalladamente más adelante. Cialzeta (2013) realizo una investigación con el tema “El sufrimiento mental en el trabajo: Burnout en Médicos de un Hospital de Alta Complejidad, Corrientes” en el país de Argentina en donde él señala lo siguiente: Este síndrome desde la mitad de la pasada década hasta nuestros días y a ritmo creciente ha ido despertando interés por su repercusión no solamente por sobre el trabajador de la salud sino también por sus consecuencias a nivel institucional: deterioro de la calidad asistencial, renuncias y ausentismo de los profesionales, costos institucionales por el daño de los profesionales (por enfermedad o despidos), costo potencial de reclamos por negligencia y pérdida del cometido o misión organizacional. Entre los efectos negativos que el estrés laboral tiene sobre el individuo se pueden citar diversos trastornos, tanto físicos como psíquicos o conductuales, que a su vez pueden dar lugar a problemas a nivel colectivo como aumento del ausentismo laboral, disminución de la calidad del trabajo realizado y de la productividad, con las posibles consecuencias adversas en la gestión clínica y en los pacientes atendidos (Cremades, Maciá, Montesinos y Orts, 2011). Se ha descrito que el personal de atención a la salud es particularmente propenso a desarrollar un deterioro progresivo, tanto emocional como físico, que repercute negativamente en el trato a los pacientes; a ese deterioro se ha denominado síndrome de agotamiento profesional (Curiel, García y Guerrero, 2006). El síndrome de burnout afecta sobre todo a los profesionales que trabajan en contacto directo con el público, los que tienen alto grado de autoexigencia con baja tolerancia al fracaso, los que buscan la perfección absoluta, los que necesitan controlar todo o que Bojórquez Díaz, Sotelo Castillo, Quintana López y Barrera Hernández 50 desarrollan un sentimiento de indispensabilidad laboral y son muy ambiciosos; debido a sus perfiles de personalidad, los médicos representan un grupo muy susceptible, con graves consecuencias para los pacientes (Cetina, Chan y Sandoval, 2006). De acuerdo con diversos investigadores, existe evidencia meta-analítica que relaciona a la tensión en el trabajo con una pobre o positiva salud física y psicológica (Darr y Johns, 2008; Farrell y Stamm, 1988; Martocchio, Harrison y Berkson, 2000; citados en Uribe y Patlán, 2014). De acuerdo con el DSM V (Diagnostic and Statistical Manual of Mental Disorders, Fifth Edition), muchos trastornos relacionados con problemas de medicina psiquiátrica se relacionan con el estrés, tales como los trastornos de dolor (muscular, cefaleas, menstruales, óseos, etc.), gastrointestinales, del sueño, sexuales, psiconeuróticos, ansiedad, depresión; sin embargo, no todos estos malestares se pueden atribuir a enfermedades psiquiátricas, empezando por la manera de abordarlos (American Psychiatric Association, 2014 citado en Uribe et al, 2014). Los trastornos psicosomáticos son las dolencias físicas cuya aparición, mantenimiento o agravamiento tienen alta probabilidad de asociarse a factores psicológicos, es decir, muchas de las veces es imposible obtener un diagnóstico clínico que la explique, suelen ser síntomas aislados y no forman parte de un síndrome que coincida con el cuadro de una enfermedad específica y bien definida (González y Landero, 2006, 2008; López y Belloch, 2002; Sandín et al., 1995 citado en Uribe et al, 2014). La mayor parte de los autores coinciden en que los niveles de estrés a los que se encuentran sometidos los trabajadores sanitarios del ámbito hospitalario son elevados y repercuten negativamente sobre su salud. Los principales síntomas que se presentan asociados a situaciones de estrés son los trastornos músculo-esqueléticos, depresivos y alteraciones psicosomáticas y el Burnout. El número de estudios realizados en personal de enfermería es superior a los que se han llevado a cabo en médicos, lo que parece indicar una mayor preocupación o interés de este colectivo por los riesgos psicosociales derivados de situaciones de estrés en el ámbito laboral (Aguado, Bátiz y Quintana, 2013). De acuerdo con Campero et al (2013), la definición del término estrés ha sido muy controversial desde el momento en que se importó para la psicología por parte del fisiólogo canadiense Selye (1956) citado en Campero et al, (2013). El estrés ha sido entendido: como reacción o respuesta del individuo (cambios fisiológicos, reacciones emocionales, cambios conductuales, etc.). como estímulo, el estrés ha sido estudiado como la situación que provoca un proceso de adaptación en el individuo ya sea por grandes acontecimientos (muerte, separación, despido, acontecimientos catastróficos, etc.); pequeños contratiempos (laborales, relaciones sociales, etc.) o estímulos permanentes (son de menor intensidad, pero de mayor duración como los ruidos, Bienestar y Satisfacción Vital en Educación 51 hacinamiento). como interacción entre las características del estímulo y los recursos del individuo. Desde esta perspectiva, se considera más importante la valoración que hace el individuo de la situación estresora que las características objetivas de dicha situación. El concepto de estrés adolece de la ambigua bendición de ser demasiado bien conocidoy demasiado poco entendido; se deriva del vocablo latín “stringere” que significa “provocar tensión”; se empezó a utilizar desde el siglo XIV para expresar dureza, tensión, diversidad o aflicción, tiene antecedentes en la medicina a partir del siglo XIX (Arenas, 2006). Para Piñeiro (2013), el estrés se ha definido atendiendo a diferentes concepciones: el estrés como estímulo: ante diferentes situaciones que provocan un proceso de adaptación en el individuo que pueden presentarse: como grandes acontecimientos vitales y externos al propio individuo. pequeños contratiempos (acontecimientos vitales menores). estímulos permanentes (estresores menores que permanecen estables en el medio ambiente y que presentan una menor intensidad, pero con una mayor duración). Como respuesta fisiológica no específica de un organismo ante situaciones estresantes. Se le denominó Síndrome de Adaptación General e incluía tres fases: alarma, resistencia y agotamiento. Sin embargo, Sánchez (2011) define que en forma simplista, el estrés es a veces definido como una condición meramente muscular: "es una rigidez o endurecimiento de los músculos y del tejido conjuntivo que excede del tono necesario para su funcionamiento normal”. Sin embargo es mucho más que eso. El estrés es una respuesta importante, el Dr. en medicina Hans Selye pionero en las investigaciones sobre el estrés, lo define como "una respuesta corporal no específica ante cualquier demanda que se le haga al organismo (cuando la demanda externa excede los recursos disponibles)”. Esta respuesta es parte normal de la preparación del organismo para el enfrentamiento o para la huida. Según Seyle (1956) citado en Casagrande (2016), la adaptación y respuesta del organismo ante una situación de estrés, se desarrolla en 3 fases: la fase de alarma, de resistencia y de agotamiento. El estrés crónico se origina por causa de un estrés prolongado. El desenlace del estrés crónico puede ser de origen traumático, que afectan profundamente a la personalidad, y provocan un estrés interminable. Produce un impacto negativo en el Sistema Nervioso Autónomo, lo cual activa cambios bioquímicos y genera un desenlace hormonal, que repercute en los sistemas endocrino e inmunológico, (Moscoso, McCreary, Goldenfarb, Knapp, Reheiser 2000; Miller,Smith 2015 citado por Casagrande, 2016 ). Bojórquez Díaz, Sotelo Castillo, Quintana López y Barrera Hernández 52 Melgosa (1995) citado en Naranjo (2009), explica la fisiología del estrés mencionando que todas las señales de alarma que llegan al cerebro son enviadas al hipotálamo, el cual es un pequeño órgano situado en el centro de la masa cerebral. El hipotálamo transmite estos mensajes a todo el organismo por vía nerviosa y por vía sanguínea. Por vía nerviosa, los estímulos producidos por el hipotálamo se transmiten al sistema nervioso simpático, que regula las funciones orgánicas. Estos estímulos llegan a producir alteraciones en el funcionamiento de los órganos y también alcanzan a la médula de las glándulas suprarrenales, lo que provoca un aumento en la secreción de adrenalina y noradrenalina, las cuales pasan a la sangre y producen también alteraciones sobre todo el organismo. En cuanto a la vía sanguínea, el hipotálamo estimula a la hipófisis, la cual segrega diversas hormonas que, al pasar a la sangre, actúan sobre todo el organismo. La hormona más importante de las que segrega la hipófisis cuando es estimulada por el hipotálamo es la corticotropina (ACTH u hormona del estrés), la cual hace que en la corteza de las glándulas suprarrenales se produzca otra hormona, la cortisona, que produce numerosos efectos y alteraciones sobre el organismo. Otras hormonas segregadas por la hipófisis actúan sobre la glándula tiroides, los testículos o los ovarios provocando efectos importantes sobre muy diversos órganos. Se puede decir que en la aparición del estrés es indiscutible señalar la importancia que tienen los procesos psicológicos ligados a los aspectos cognitivos y perceptivos con los cuales se activan sentimientos y emociones desfavorecedoras para la salud mental y física de la persona: ansiedad, miedo, preocupación, ideas irracionales, enojo, irritabilidad, angustias, entre otras; las cuales tienen repercusiones de tipo neurológico como la segregación del neurotransmisor “Cortisol” que a su vez se ponen de manifiestos a través de la sintomatológica física: sudoración, palpitaciones, asmas, dolores de cabeza etc. Patlán (2019), destaca que las primeras investigaciones de estrés ocupacional las realizó el psicólogo Walter Cannon, en los primeros años del siglo XX este autor se enfocó en las relaciones entre las respuestas emocionales y fisiológicas, y su trabajo se considera el primero en el campo de la medicina psicosomática: la relación entre estados psicológicos y enfermedades físicas. Otras aportaciones relevantes se realizaron en el Institute for Social Research de la Universidad de Michigan en la década de los sesenta, en particular en el estudio de factores psicosociales en el trabajo que pueden ser estresantes para los empleados. En particular, los investigadores se enfocaron en los estresores del puesto y el trabajo, los cuales están asociados a condiciones de trabajo adversas. Selye señala que el estrés laboral es un síndrome o un conjunto de reacciones fisiológicas, no específicas del organismo, a distintos agentes nocivos de naturaleza física o química presentes en el medio ambiente. Por su parte, Cooper, Sloan y Williams citados en Patlán (2019), señalan que el estrés laboral es una fuerza que conduce a que un factor psicológico o físico vaya más allá de sus límites de estabilidad y produzca tensión en el individuo. Bienestar y Satisfacción Vital en Educación 53 La Agencia Europea de Seguridad y Salud en el trabajo define al estrés laboral como un estado psicológico que es parte y reflejo de un proceso de interacción entre la persona y su entorno laboral. También, el estrés laboral se define como el conjunto de reacciones emocionales, cognitivas, fisiológicas y del comportamiento a ciertos aspectos adversos o nocivos del contenido, la organización o el entorno de trabajo, caracterizándose por ser un estado de altos niveles de excitación o angustia (Patlán, 2019). Según Luceño, Martín, Rubio y Díaz (2004), Al hablar del término estrés con el adjetivo laboral, “estrés laboral”, los autores lo definen siguiendo los enfoques interactivos del estrés, como un desequilibrio entre el trabajador y su entorno laboral, o como una respuesta, es decir como tensión (strain). Entre los autores e instituciones que ponen el foco de interés, al definir el estrés laboral, en el desequilibrio entre las demandas ambientales y los recursos del sujeto, se pueden citar a: Brengelman (1987) citado en Luceño et al (2004), que define estrés laboral como aquellas situaciones que provocan fuertes demandas para el individuo y pueden agotar sus recursos de afrontamiento; Mc Grath (1976) citado en Luceño et al (2004), que entiende el estrés como “un desequilibrio sustancial (percibido) entre la demanda y la capacidad de respuesta (del individuo) bajo condiciones en las que el fracaso ante esta demanda posee importantes consecuencias (percibidas)”; para el National Institute of Occupational Safety and Health de EEUU, NIOSH, “el estrés en el trabajo puede definirse como las respuestas nocivas y emocionales que se producen cuando las exigencias del trabajo no corresponden a las capacidades, recursos, o necesidades del trabajador. El estrés en el trabajo puede conducir a una mala salud o a una lesión” (Cincinnati, 1999 citado en Luceño et al, 2004). La Comisión Europea (1999) citado en Luceño et al (2004), define estrés laboral “como un modelo de reacciones emocionales, cognitivas, fisiológicas y de conducta a los aspectos adversos y dañinos del propio trabajo,la organización y el entorno laboral. Es un estado caracterizado por altos niveles de agitación y angustia y, a menudo, del sentimiento de no saber sobrellevarlo”. El estrés laboral es uno de los fenómenos que cada vez está teniendo más importancia en el trabajo y que puede crear problemas de salud Y de bienestar importantes en las personas. Se trata de un fenómeno complejo cuya comprensión adecuada resulta difícil y requiere tomar en consideración una amplia gama de conceptos y aspectos que se han ido poniendo de relieve en la investigación que durante tres cuartos de siglo se ha venido desarrollando sobre este fenómeno (Peiró, Zurriaga y Gonzales, 2002). El síndrome de burnout, también conocido como síndrome de desgaste profesional y más recientemente como síndrome de quemarse en el trabajo, fue descrito por Herbert Freudenberger en el año 1974 mientras trabajaba en una clínica para Bojórquez Díaz, Sotelo Castillo, Quintana López y Barrera Hernández 54 toxicómanos en Nueva York. Freudenberger observó que en la mayoría de los voluntarios de la clínica había una pérdida de energía progresiva hasta llegar al agotamiento, síntomas de ansiedad y depresión, así como desmotivación en el trabajo y agresividad con los pacientes al cabo de un año de estar laborando (Freudenberger, 1974 citado por Castillo, Orozco y Alvis, 2015). En lengua inglesa, el concepto “Burnout” es una metáfora que se usa comúnmente para describir un estado o un proceso de agotamiento, desgaste o consumación de energía, análogo a la sofocación de un incendio o la extinción de una vela.1 Sus intentos de traducción al castellano han sido fallidos, ya que se han llegado a encontrar hasta 19 diferentes denominaciones para el mismo fenómeno. Hasta la fecha no existe un acuerdo universal sobre su traducción, por lo que comúnmente se opta por utilizar la palabra original en inglés “síndrome de burnout”, procurando evitar su confusión con otros fenómenos psicológicos (Juárez, Idrovo, Camacho y Placencia, 2014). Es posible definir al “Burnout” como: “la respuesta al estrés laboral crónico que afecta a aquellas personas cuyo trabajo tiene como centro ayudar y apoyar a otros; generando en el profesional síntomas que van desde el agotamiento físico, mental y emocional hasta relaciones conflictivas interpersonales” (Thomaé, Ayala, Sphan, Stortti, 2006, pág. 1 citado en Roth y Pinto, 2010). Se trata de un síndrome clínico descrito en 1974 por Freudemberg, psiquiatra, que trabajaba en una clínica para toxicómanos en Nueva York. Observó que al año de trabajar, la mayoría de los voluntarios sufría una progresiva pérdida de energía, hasta llegar al agotamiento, síntomas de ansiedad y de depresión, así como desmotivación en su trabajo y agresividad con los pacientes. En las mismas fechas, la psicóloga social Cristina Maslach, estudiando las respuestas emocionales de los profesionales de ayuda, calificó a los afectados de “Sobrecarga emocional” o síndrome de burnout (quemado). Esta autora lo describe como “un síndrome de agotamiento emocional, despersonalización y baja realización personal” que puede ocurrir entre individuos que trabajan con personas (López, 2004). El fenómeno del Burnout aparece como resultado de un estrés laboral crónico. Está integrado por actitudes y sentimientos negativos hacia las personas con las que se trabaja (actitudes de despersonalización) y hacia el propio rol profesional (falta de realización profesional en el trabajo), así como por la vivencia de encontrarse emocionalmente agotado (Maslach y Jackson 1981 citado por Hernández, Llorens y Rodríguez, 2011). A lo largo de estos años se ha establecido que el síndrome de quemarse por el trabajo es una respuesta al estrés laboral crónico que, aunque se puede desarrollar en todo tipo de profesionales, ocurre con relativa frecuencia en los profesionales de la Bienestar y Satisfacción Vital en Educación 55 organizaciones de servicios que trabajan en contacto directo con los usuarios de esas organizaciones, y deteriora significativamente su calidad de vida laboral y consecuentemente la calidad del servicio que ofrece la organización (Gil, 2002). Gil-Monte, Peiró y Valcárcel (1998) citado en Gil (2002), han concluido que esta respuesta al estrés laboral crónico es un proceso que se inicia con el desarrollo de ideas sobre fallo profesional y con el desarrollo de actitudes negativas hacia el rol profesional (falta de realización personal en el trabajo) junto a sentimientos de encontrarse emocionalmente agotado (agotamiento emocional), y posteriormente los individuos generan actitudes y sentimientos negativos hacia las personas con las que se trabaja (actitudes de despersonalización). Según Palacios, Moran y Paz (2014), aunque el estrés puede afectar a cualquier grupo ocupacional, el problema ha sido reportado frecuentemente en los profesionales de la salud, debido a la particularidad de sus condiciones de trabajo, entre las que destacan sobrecarga de trabajo, jornadas extenuantes, responsabilidad y supervisión excesivas, además de otros factores del ambiente laboral. En el estudio realizado por Albaladejo et al (2004) entre los profesionales adscritos al área de enfermería del hospital clínico universitario San Carlos de Madrid y su relación con determinados factores sociodemográficos, laborales e institucionales. Las variables implicadas se recogieron mediante un cuestionario de elaboración propia. En cuanto al síndrome de burnout se midió mediante el Maslach Burnout Inventory, en su versión validada en español. Se obtuvieron los siguientes resultados: El personal de enfermería está más despersonalizado (p=0,004) y menos realizado (p=0,036) que el grupo de auxiliares/técnicos. Cuando se analizaron los resultados de las 4 escalas por servicios se comprobo que el agotamiento es superior en los trabajadores de oncología y urgencias (p=0,001), la despersonalización en urgencias (p=0,007), y el Burnout es más alto en las áreas de oncología y urgencias (p=0,000). Los profesionales que respondían que su labor asistencial era poco reconocida obtenían las peores puntuaciones en el Burnout y sus tres dimensiones (p =0,000). A menor grado de satisfacción laboral más altas son las puntuaciones en las 4 escalas (p=0,000). El personal sanitario se enfrenta frecuentemente a situaciones de vida y muerte. Su trabajo puede ser física y emocionalmente agotador. El estrés que se deriva de este contexto implica el desarrollo de problemas conductuales como Burnout y otros problemas de salud y psicológicos (ansiedad, depresión, etc.). En la actualidad esta temática es importante ya que afecta a la moral y bienestar psicológico de los trabajadores, a la calidad y tratamiento que se proporciona a los pacientes y, por último, puede tener una influencia fuerte en el funcionamiento administrativo de los servicios sanitarios (Ortega y López, 2003). Bojórquez Díaz, Sotelo Castillo, Quintana López y Barrera Hernández 56 2. Metodología - Diseño y tipo de estudio Se realizó una investigación de tipo cuantitativa, no experimental, transeccional correlacional – causal con muestra probabilística por racimos, que pretendía medir la presencia del Síndrome de burnout y la relación entre el estrés laboral con la presencia de afectaciones psicosomáticas en el personal de enfermería. - Participantes En la investigación participo una muestra total de 100 estudiantes/enfermeras(os) de los cuales 80 fueron de sexo femenino y 20 de sexo masculino. - Instrumentos Para recolectar la información se realizó la aplicación de dos cuestionarios: el EDO Escala de Desgaste Ocupacional (Burnout), el cual, como lo señala el autor de dicho cuestionario Jesús Felipe Uribe Uribe “es un instrumento que pretende cubrir las necesidades de medición del Burnout con estándares psicométricos formales yconfiables el cual posee las siguientes características: escala de 30 reactivos en su versión confirmatoria, se aplica en un tiempo de entre 30 a 50 minutos y puede administrarse de manera individual o colectiva. También se aplicó la Escala de síntomas del estrés (ESE) SEPPO ARO una herramienta cuantitativa que permite conocer la percepción subjetiva que el trabajador tiene sobre su exposición a los factores estresores de su trabajo. Su autor Seppo-Aro, de origen finlandés, investigó en 1980 a 5.000 personas y determinó un conjunto de síntomas psicofisiológicos propios del estrés. El instrumento ha sido ampliamente utilizado en poblaciones de trabajadores expuestas al estrés, tanto del sector de servicios como el de la producción, con el objetivo de conocer el nivel de estrés y las consecuencias en la salud. Indaga sobre 18 síntomas y manifestaciones tempranas de origen psicosomático permitiendo la construcción de índices que posibilitan no sólo un diagnóstico sino también una valoración de las respuestas aportadas. Es por ello que a dicho cuestionario se lo conoce como Escala sintomática de Estrés (E.S.E.). 3. Resultados A continuación se presentan los resultados obtenidos, los cuales, se presentaran de manera gráfica con sus respectivas interpretaciones. Primero se presentaran los resultados del instrumento EDO Escala de Desgaste Ocupacional (Burnout) concluyendo este apartado con los resultados arrojados por el instrumento Escala de síntomas del estrés (ESE) SEPPO ARO. Bienestar y Satisfacción Vital en Educación 57 Figura 1 Niveles de agotamiento en el personal de enfermería De las evidencias anteriores en la figura 1 Niveles de agotamiento se muestra que dentro de los porcentajes, el más elevado con 41% es el rango “Arriba del término medio” en contraste con el menos recurrente el cual salió ponderado con 4% con el rango “Muy alto”. En segundo lugar con 27% “Abajo del término medio”, el 16% con una validez del rango “Bajo” y en penúltimo lugar con 12% el rango “Alto”. Figura 2 Niveles de despersonalización en el personal de enfermería De manera similar en la figura 2 Niveles de despersonalización en el personal de enfermería, el porcentaje más significativo fue 44% con el rango “Arriba del término Bojórquez Díaz, Sotelo Castillo, Quintana López y Barrera Hernández 58 medio” seguido por el rango “Abajo del término medio” con 27%, (porcentajes muy parecidos a agotamiento. En tercer porcentaje con 15% fue rango “Alto”, “Muy bajo” con 10% y el rango con menos frecuencia fue “Bajo” con 4%. Figura 3 Porcentajes y frecuencia de los niveles de insatisfacción en el personal de enfermería En paralelo de la figura 3 Porcentajes y frecuencias de los niveles de insatisfacción en el personal de enfermería (Valor Z- Insatisfacción), el porcentaje más alto con 72% en el rango “Abajo del término medio” monopolizo la mayor parte de las frecuencias. En segundo lugar con 10% el rango “Alto” y en un empate con 9% los rangos “Arriba del término medio” y “Muy alto”. Figura 4 Distribución general de los porcentajes de los niveles de sueño en el personal de enfermería Bienestar y Satisfacción Vital en Educación 59 Por otro lado en la figura No.4 Distribución general de los porcentajes de los niveles de sueño en el personal de enfermería (Valor Z- Sueño). El 75% fue la frecuencia más destacada con en rango “Abajo del término medio” y el 13, 7 y 5 porciento con los rangos de: “Alto”, “Arriba del término medio” y “Muy alto”. Figura 5 Situación psicosexual del personal de enfermería Sin embargo en la figura No.5 Situación psicosexual del personal de enfermería (Valor Z- Psicosexuales). “Abajo del término medio” lideró en primer lugar de frecuencia con 48%, seguido de “Arriba del término medio” con 31%, en tercer puesto el 17% con el rango “Alto” y 4% con “Alto”. Figura 6 Frecuencia de enfermedades gastrointestinales en el personal de enfermería Aun cuando en la figura No.6 Frecuencia de enfermedades gastrointestinales en el personal de enfermería (Valor Z- Gastrointestinales). Por cuarta ocasión el rango Bojórquez Díaz, Sotelo Castillo, Quintana López y Barrera Hernández 60 “Abajo del término medio” con la frecuencia de 71%, el rango “Alto” con 13% y un empate de frecuencias con 8% “Arriba del término medio” y “Muy alto”. Figura 7 Valores psiconeuróticos en el personal de enfermería En la figura No.7 Valores psiconeuróticos en el personal de enfermería (Valor Z- Psiconeuroticos). Se vuelve a repetir el rango “Abajo del término medio” posicionándose en primer lugar con 67%, seguido del rango “Arriba del término medio” con la frecuencia de 18%. El 9% con el rango “Alto” y finalmente “Muy alto” con el 6%. Figura 8 Datos generales de síntomas de dolor en el personal de enfermería En la figura 8, datos generales de síntomas de dolor en el personal de enfermería (Valor Z- Dolor). La frecuencia más baja con 8% con el rango “Muy alta” seguido del 9% Bienestar y Satisfacción Vital en Educación 61 el rango “Alto”. “Arriba del término medio” con 26% y para contrastar, en primer lugar, de frecuencia con 57% el rango “Abajo del término medio”. Figura 9 Niveles de ansiedad en el personal de enfermería En la figura No.9 Niveles de ansiedad en el personal de enfermería (Valor Z- Ansiedad). Se utilizó una dicotomía de frecuencias con los rangos “Muy bajo” y “Muy alto” donde los resultados fueron polarizados inclinándose a favor del 83% con “Muy bajo” y el resto de la frecuencia con el 17% con “muy alto”. Figura 10 Niveles de depresión en el personal de enfermería Para la décima gráfica comparativa, figura No.10 Niveles de depresión en el personal de enfermería (Valor Z- Depresión). Se utilizó la misma receta de frecuencias dicotómicas, en la cual, los resultados obtenidos se inclinaron hacia el rango “Abajo del término medio” con 75% y el porcentaje restante de 25% en el rango “Alto”. Bojórquez Díaz, Sotelo Castillo, Quintana López y Barrera Hernández 62 Figura 11 Frecuencia en los niveles psicosomáticos en el personal de enfermería Para la onceava y ultima figura No.11 Frecuencia en los niveles psicosomáticos en el personal de enfermería (Valor Z- Psicosomático). Se retornó a la fórmula original con cuatro frecuencias en la cual “Abajo del término medio” nuevamente lidero con 61%. La segunda posición de frecuencias empato con 17% (“Arriba del término medio” y “Alto”). En última instancia el 5% con el rango “Muy alto”. Escala Sintomática del Estrés de Seppo Aro (ESE) En relación a los análisis de validez y confiabilidad, se analizó la escala por medio de grupos contrastados por medio de Chi2 y Tstudent y todos los ítems se encontraron en los extremos, quiere decir que discriminan grupos altos de grupos bajos para validez y en lo que respecta la confiabilidad se realizó un análisis de consistencia interna obteniendo un .876 de alpha de Cronbach. En cuanto al nivel general de la escala SEPPO se segmentaron los datos por medio de valores por encima y por debajo de la media y una varianza de igual manera obteniendo cuatro niveles con los siguientes resultados: Los resultados a nivel general de la escala SEPPO muestran un nivel de baja afección dentro del muestreo con un porcentaje frecuencia del 63%. Se hace necesario resaltar los rangos de “Alta afección del estrés” y “Afecciones de estrés” que tuvieron un nivel estadístico del 16% y 15% de significancia, para contrastar con un 6% en el rango de “Sin afecciones de estrés” (ver la Tabla 1 Nivel general de la Escala SEPPO). Bienestar y Satisfacción Vital en Educación 63 Tabla 2 Comparación de la variable Sexo y nivel de la escala SEPPO. Sexo Nivel SEPPO Sin afecciones de estrés Baja afección de estrés Afecciones de estrésAltas afecciones de estrés Masculino 5.0% 85.0% 10.0% 0.0% Femenino 6.3% 57.5% 16.3% 20.0% Pruebas de chi-cuadrado Valor Df Sig. asintótica (bilateral) Chi-cuadrado de Pearson 6.379a 3 .045 Razón de verosimilitud 9.423 3 .024 Asociación lineal por lineal 4.704 1 .030 N de casos válidos 100 a. 4 casillas (50.0%) han esperado un recuento menor que 5. El recuento mínimo esperado es 1.20. Por otra parte, en la Tabla No. 3 Comparación de la variable ¿tienes hijos? y nivel escala SEPPO los resultados más significativos para la labor de la investigación, son las frecuencias del 25.7% en el nivel de “Afecciones de estrés” y un 20.00% en el nivel “Altas afecciones de estrés”. Estos porcentajes fueron obtenidos por personas de la muestra que “No tienen hijos” superando en gran medida el 9.2% y 13.8% de personas en la muestra cuyas cuales “Si tienen hijos”. En consecuencia en el ítem “¿Con que frecuencia ingieres bebidas alcohólicas?” Existe una correlación entre las “Altas afecciones de estrés” y el ingerir bebidas embriagantes con 50% de reincidencia de manera semanal. Mientras los niveles “Sin Afecciones de estrés”, “Baja afección de estrés” y “Afecciones de estrés” Se mantienen empatados de manera imparcial con un 16.7% de reincidencia semanal (ver Tabla No. 4 Comparación de la variable ¿Con que frecuencia ingieres bebidas alcohólicas? Y nivel escala SEPPO). Bojórquez Díaz, Sotelo Castillo, Quintana López y Barrera Hernández 64 Tabla 3. Comparación de la variable ¿tienes hijos? y nivel escala SEPPO Tienes hijos Nivel SEPPO Sin afecciones de estrés Baja afección de estrés Afecciones de estrés Altas afecciones de estrés Sí 7.7% 69.2% 9.2% 13.8% No 2.9% 51.4% 25.7% 20.0% Pruebas de chi-cuadrado Valor Df Sig. asintótica (bilateral) Chi-cuadrado de Pearson 6.690a 3 .052 Razón de verosimilitud 6.580 3 .087 Asociación lineal por lineal 3.735 1 .053 N de casos válidos 100 a. 2 casillas (25.0%) han esperado un recuento menor que 5. El recuento mínimo esperado es 2.10. Tabla 4 Comparación de la variable ¿Con que frecuencia ingieres bebidas alcohólicas? Y nivel escala SEPPO. ¿Con qué frecuencia consumes bebidas alcohólicas? Nivel SEPPO Sin afecciones de estrés Baja afección de estrés Afecciones de estrés Altas afecciones de estrés Nunca 8.0% 58.0% 18.0% 16.0% 1 al año 7.7% 61.5% 30.8% 0.0% 2 al año 0.0% 85.7% 14.3% 0.0% 1 mes 0.0% 79.2% 0.0% 20.8% Semanas 16.7% 16.7% 16.7% 50.0% Pruebas de chi-cuadrado Valor Df Sig. asintótica (bilateral) Chi-cuadrado de Pearson 21.163a 12 .048 Razón de verosimilitud 28.004 12 .006 Asociación lineal por lineal .529 1 .467 N de casos válidos 100 a. 15 casillas (75.0%) han esperado un recuento menor que 5. El recuento mínimo esperado es .36. Bienestar y Satisfacción Vital en Educación 65 En relación con las implicaciones en el ítem “Fumas” y citando la Tabla No. 5 ítem ¿fumas? existe una correlación altamente significativa entre el hábito de fumar y el estrés en la muestra, debido a que el 20.00% de las personas que presentaron “Afecciones de estrés” fuman, en contraste con el 14.7% de las que no. Y el 13.7% de personas que presentaron “Altas afecciones de estrés” no consumen tabaco a diferencia del 60.00% de las personas que si lo hacen. Tabla 5 Ítem ¿fumas? Fumas Nivel SEPPO Sin afecciones de estrés Baja afección de estrés Afecciones de estrés Altas afecciones de estrés Sí 20.0% 0.0% 20.0% 60.0% No 5.3% 66.3% 14.7% 13.7% Pruebas de chi-cuadrado Valor Df Sig. asintótica (bilateral) Chi-cuadrado de Pearson 11.491a 3 .009 Razón de verosimilitud 11.506 3 .009 Asociación lineal por lineal 4.769 1 .029 N de casos válidos 100 a. 4 casillas (50.0%) han esperado un recuento menor que 5. El recuento mínimo esperado es .30. La siguiente tabla, la No. 6 Correlaciones de Pearson de los valores psicosomáticos del EDO y la escala sintomática SEPPO explica una correlación alta entre los aspectos psicosomáticos de la escala EDO y la escala sintomática de Estrés SEPPO. Tabla 6 Correlaciones de Pearson de los valores psicosomáticos del EDO y la escala sintomática SEPPO Correlaciones Psicosomático SEPPO Psicosomáticos EDO Correlación de Pearson 1 .709** Sig. (Bilateral) .000 Niveles SEPPO Correlación de Pearson .709** 1 Sig. (Bilateral) .000 Bojórquez Díaz, Sotelo Castillo, Quintana López y Barrera Hernández 66 En la Tabla No. 7 Correlaciones generales entre factores del EDO y la escala SEPPO se muestran todas las correlaciones entre los factores de la escala EDO y la escala asintomática de estrés SEPPO: Todos los factores tienen relación entre sí a excepción de uno (despersonalización – ya que es un subfactor combinado) pero todos los demás está relacionados, que explican que cuando se presenta desgaste ocupacional y con niveles considerables de sus subfactores, también están presentes síntomas de estrés. Tabla 7 Correlaciones generales entre factores del EDO Y la escala SEPPO Atendiendo a estas consideraciones se concluyen las relaciones relevantes del estudio, en las cuales la presencia del estrés es notable en los siguientes resultados: En la Tabla No. 8 Correlaciones de Pearson de los valores psicosomáticos del EDO y la escala sintomática SEPPO, se concluye el puntaje más elevado en la correlación de Pearson con un valor significativo de .709 nivel (ValorZ-Psicosomático). En el nivel-Gastrointestinales en la correlación de Pearson se obtuvo un valor de significancia de .430 en la escala sintomática de estrés. En consecuencia en el ValorZ- Depresión la correlación de Pearson da un puntaje obtenido de significancia de .329 (siendo el penúltimo porcentaje menos notable) en la escala, mientras que en el nivel Correlaciones entre factores del EDO y la escala sintomática de estrés SEPPO Nivel SEPPO Correlación de Pearson 1 Sig. (bilateral) ValorZGastrintestinales Correlación de Pearson .430** Sig. (bilateral) .000 ValorZPsicosomático Correlación de Pearson .709** Sig. (bilateral) .000 ValorZDepresión Correlación de Pearson .329** Sig. (bilateral) .001 ValorZAnsiedad Correlación de Pearson .678** Sig. (bilateral) .000 ValorZDolor Correlación de Pearson .618** Sig. (bilateral) .000 ValorZPsicosexuales Correlación de Pearson .583** Sig. (bilateral) .000 ValorZSueño Correlación de Pearson .635** Sig. (bilateral) .000 ValorZDespersonalización Correlación de Pearson .014 Sig. (bilateral) .892 ValorZAgotamiento Correlación de Pearson .320** Sig. (bilateral) .001 La correlación es significativa en el nivel 0,01 (bilateral).** Bienestar y Satisfacción Vital en Educación 67 ValorZ-Ansiedad la correlación de Pearson mostró un .678. Si bien es cierto que en el ValorZ- Dolor el porcentaje logró un .618 aproximándose al valorZ-Ansiedad. Sin embargo el ValorZ-Psicosexuales resultó ser el porcentaje posicionado en la mediana con un valor de .583. En tercera posición de relevancia con .635 la obtuvo el ValorZ- Sueño. Y en última instancia se obtuvo el porcentaje más bajo de la escala sintomática de estrés con un .320 en el ValorZ-Agotamiento (ver Tabla No.8 Correlaciones generales entre factores del EDO Y la escala SEPPO). Dando una ejemplificación cuantitativa de la variable “Desgaste Ocupacional” y su relación considerablemente directa con los síntomas característicos del estrés en la muestra proporcionada. Tabla 8 Correlaciones generales entre factores del EDO Y la escala SEPPO Atendiendo a estas consideraciones se concluyen las relaciones relevantes del estudio, en las cuales la presencia del estrés es notable en los siguientes resultados: En la Tabla No. 8 Correlaciones de Pearson de los valores psicosomáticos del EDO y la escala sintomática SEPPO, se concluye el puntaje más elevado enla correlación de Pearson con un valor significativo de .709 nivel (ValorZ-Psicosomático). Correlaciones entre factores del EDO y la escala sintomática de estrés SEPPO Nivel SEPPO Correlación de Pearson 1 Sig. (bilateral) ValorZGastrintestinales Correlación de Pearson .430** Sig. (bilateral) .000 ValorZPsicosomático Correlación de Pearson .709** Sig. (bilateral) .000 ValorZDepresión Correlación de Pearson .329** Sig. (bilateral) .001 ValorZAnsiedad Correlación de Pearson .678** Sig. (bilateral) .000 ValorZDolor Correlación de Pearson .618** Sig. (bilateral) .000 ValorZPsicosexuales Correlación de Pearson .583** Sig. (bilateral) .000 ValorZSueño Correlación de Pearson .635** Sig. (bilateral) .000 ValorZDespersonalización Correlación de Pearson .014 Sig. (bilateral) .892 ValorZAgotamiento Correlación de Pearson .320** Sig. (bilateral) .001 La correlación es significativa en el nivel 0,01 (bilateral).** Bojórquez Díaz, Sotelo Castillo, Quintana López y Barrera Hernández 68 En el nivel-Gastrointestinales en la correlación de Pearson se obtuvo un valor de .430 en la escala sintomática de estrés. En consecuencia en el ValorZ-Depresión la correlación de Pearson da un puntaje obtenido de relación de .329 (siendo el penúltimo porcentaje menos notable) en la escala, mientras que en el nivel ValorZ- Ansiedad la correlación de Pearson mostró un .678. Si bien es cierto que en el ValorZ- Dolor el porcentaje logró un .618 aproximándose al valorZ-Ansiedad. Sin embargo el ValorZ-Psicosexuales resultó ser el porcentaje posicionado con un valor de .583. En tercera posición de relevancia con .635 la obtuvo el ValorZ-Sueño. Y en última instancia se obtuvo el porcentaje más bajo de la escala sintomática de estrés con un .320 en el ValorZ-Agotamiento (ver Tabla No. 8 Correlaciones generales entre factores del EDO Y la escala SEPPO). Dando una ejemplificación cuantitativa de la variable “Desgaste Ocupacional” y su relación considerablemente directa con los síntomas característicos del estrés en la muestra proporcionada. 4. Discusión Thomaé et al (2006), menciona que uno de los componentes personales premorbidos que aumentan la susceptibilidad de presentar Síndrome de burnout es el sexo del individuo siendo las mujeres las que pueden sobrellevar mejor las situaciones conflictivas en el trabajo, sin embargo, en cuanto a la variable del Síndrome de burnout esto no se ha constatado pero se ha encontrado que del personal de enfermería el grupo que mayor padece afecciones de estrés es el sexo femenino con el 16.3% mientras que el grupo masculino obtuvo el 10%, así como el 20% de “Altas afecciones de estrés” de igual forma son ocupadas por la muestra femenina en contraste con el 0.0% del muestreo masculino ( ver Tabla No.3 Comparación de la variable Sexo y nivel de la escala SEPPO). Es posible definir al “Burnout” como: “la respuesta al estrés laboral crónico que afecta a aquellas personas cuyo trabajo tiene como centro ayudar y apoyar a otros; generando en el profesional síntomas que van desde el agotamiento físico, mental y emocional hasta relaciones conflictivas interpersonales” (Thomaé, Ayala, Sphan, Stortti, 2006, pág. 1 citado en Roth y Pinto, 2010) lo dicho por estos autores concuerda con el resultado obtenido en cuanto al agotamiento debido a que este valor se encuentra dentro de los ocho valores en los cuales se encontró una correlación significativa entre la presencia de las variables Estrés laboral y Síndrome de burnout en las correlaciones generales entre factores de la EDO Y la escala SEPPO (ver Tabla No.8 Correlaciones generales entre factores del EDO Y la escala SEPPO). La psicóloga social Cristina Maslach, estudiando las respuestas emocionales de los profesionales de ayuda, calificó a los afectados de “Sobrecarga emocional” o síndrome Bienestar y Satisfacción Vital en Educación 69 de burnout (quemado). Esta autora lo describe como “un síndrome de agotamiento emocional, despersonalización y baja realización personal” que puede ocurrir entre individuos que trabajan con personas (López, 2004). Lo cual coincide de nuevo en cuanto al valor de agotamiento pero presenta una contradicción en el valor de despersonalización ya que en los resultados los porcentajes arrojados no han presentado signos de presencia de estrés laboral y Síndrome de burnout en este factor (ver Tabla No.8 Correlaciones generales entre factores del EDO Y la escala SEPPO). Gil (2000) señala que a lo largo de los años se ha establecido que el síndrome de quemarse por el trabajo es una respuesta al estrés laboral crónico que, aunque se puede desarrollar en todo tipo de profesionales, ocurre con relativa frecuencia en los profesionales de la organizaciones de servicios que trabajan en contacto directo con los usuarios de esas organizaciones, y deteriora significativamente su calidad de vida laboral y consecuentemente la calidad del servicio que ofrece la organización, considerando esto queda de manifiesto que el personal de enfermería es un grupo profesional que se ve afectado por la presencia el síndrome de burnout como se destaca en nuestros resultados. Numerosas investigaciones se han centrado en las manifestaciones clínicas del estrés, es decir, en el estrés negativo o distrés, encontrando fuerte relación con la patología psicosomática que afecta en gran medida la calidad de vida y las distintas áreas de funcionamiento social, familiar, académica, laboral de las personas que lo experimentan (Hernández, Romero, González & Rodríguez-Albuín, 1997 citado por Quiceno y Vinaccia, 2007) lo cual concuerda con las Correlaciones de Pearson encontradas de los valores psicosomáticos del EDO y la escala sintomática SEPPO nos arrojaron que existen una correlación alta entre ambas escalas (ver Tabla No.7 Correlaciones de Pearson de los valores psicosomáticos del EDO y la escala sintomática SEPPO). El Dr. Fernando Miralles Muñoz indica que las afectaciones más notorias en la presencia del Síndrome de burnout se clasifican en: a) Síntomas físicos tales como dolores de cabeza, cervicales o de estómago, presión en el pecho, palpitaciones, falta de aire, tensión muscular y aumento de la sudoración. b) Síntomas psicológicos como sentimientos de infelicidad e inferioridad (inicio de una posible depresión), ansiedad al comer o beber, falta de sueño o interrupciones del mismo, falta de iniciativa en el trabajo e inseguridad en la realización de su cometido profesional (Miralles, 2011). Citando la Tabla No.8 Correlaciones generales entre factores del EDO Y la escala SEPPO convenimos con lo dicho por el Doctor Miralles ya que los valores analizados en este proyecto concuerdan con los síntomas físicos y psicológicos antes mencionados debido a que las afectaciones psicosomáticas más notorias por la presencia de estrés, o bien, síndrome de burnout en estudiantes de Bojórquez Díaz, Sotelo Castillo, Quintana López y Barrera Hernández 70 enfermería del hospital son: respecto al aspecto físico, el factor dolor, dentro de los factores psicológicos destacan la depresión, la ansiedad y el sueño. Se concuerda con Cano y rodríguez (2017), concerniente a la sintomatología por estrés, quienes expresan que los trastornos somatomorfos (en CIE-10) o trastornos por síntomas somáticos (en el DSM-5) son trastornos mentales que tienen como denominador común la prominencia de síntomas somáticos asociados a estrés y discapacidad significativo, tales como: síntomas gastrointestinales (dolor, meteorismo, regurgitación, vómitos, náuseas, etc.), sexuales y menstruales, síntomas depresivos o ansiosos tales como los que se han encontrado en nuestros resultados. 5. Conclusiones En cuanto a los niveles de agotamiento y despersonalización de acuerdo a la escala EDO, los estudiantes de enfermería se encontraron arriba del término medio.Sin embargo referente a la insatisfacción se obtuvo un rango debajo del término medio al igual que el valor de sueño y del aspecto psicosexual (ver Graficas No. 1 Niveles de agotamiento en el personal de enfermería, No. 2 Niveles de despersonalización en el personal de enfermería, No. 3 Porcentajes y frecuencias de los niveles de insatisfacción en los estudiantes de enfermería, No. 4 Distribución general de los porcentajes de los niveles de sueño en los estudiantes de enfermería). Las enfermeras y los enfermeros que padecen algún problema de salud gastrointestinal se encuentran abajo del término medio conservando el mismo nivel en los aspectos psiconeuróticos, de dolor, depresión y psicosomáticos, quedando en un nivel muy bajo la ansiedad (revisar Graficas No. 6 Frecuencia de enfermedades gastrointestinales en el personal de enfermería, No. 7 Valores psiconeuróticos en el personal de enfermería, No. 8 Datos generales de síntomas de dolor en el personal de enfermería, No. 10 Niveles de depresión en el personal de enfermería, No. 11 Frecuencia en los niveles psicosomáticos en el personal de enfermería y No. 9 Niveles de ansiedad en el personal de enfermería). En la comparación de la despersonalización y al estado civil del grupo de estudio, es decir, de los estudiantes de enfermería se ha observado que quienes padecen un nivel alto de despersonalización son del grupo que dijo tener pareja, no se encontró ninguna diferencia entre los que se encuentra en un nivel muy bajo de despersonalización ya para este nivel se ha obtenido un porcentaje igual del 50% para quienes no tienen pareja y quienes si tienen (mirar la Tabla No.1 Distribución de los resultados en el subfactor despersonalización por estado civil del personal de enfermería). Los resultados de la escala sintomática del estrés de Seppo Aro (ESE) se concluye a grandes rasgos que la cantidad del 31% de los estudiantes de enfermería han sido susceptible a la presencia de estrés y que es el grupo del sexo femenino quien Bienestar y Satisfacción Vital en Educación 71 presenta afecciones y altas afecciones (ver tabla No. 2 Nivel general de la Escala SEPPO y Tabla No. 3 Comparación de las variables sexo y nivel de Escala SEPPO). El grupo de estudiantes que dijo no tener hijos son quienes han presentado un nivel considerado de afecciones de estrés (Tabla No. 4 Comparación de la variable ¿tienes hijos? y nivel de escala SEPPO). Existen diferencias significativas entre el valor de “altas afecciones de estrés” con el hábito de ingerir bebidas alcohólicas tal como lo indica la Tabla No. 5 Comparación de la variable ¿Con que frecuencia ingieres bebidas alcohólicas? Y nivel escala SEPPO). Obteniendo el mismo rango se encuentra el hábito de fumar como se menciona en la Tabla No. 6 Ítem ¿fumas?, debido a que quienes presentaron afecciones de estrés dijo fumar. Quienes también han presentado relaciones significativas son los aspectos psicosomáticos de los valores de la escala EDO con la sintomatología de la escala sintomática de estrés SEPPO en cuanto a la correlación de Pearson (Tabla No.7 Correlaciones de Pearson de los valores psicosomáticos del EDO y SEPPO). La mayor presencia de estrés se encuentra como anteriormente se mencionó en la correlación de Pearson de los factores del EDO y la escala sintomática de estrés SEPPO Tabla No. 7, viéndose afectado el personal de enfermería en los siguientes aspectos: gastrointestinales, depresión, ansiedad, dolor, psicosexual, sueño y agotamiento. Siendo estos los que obtuvieron una mayor ponderación en los resultados presentados en la tabla No.8 correlaciones generales entre factores del EDO Y la escala SEPPO. El presente trabajo de investigación brinda la información necesaria para crear un estudio con mayor profundidad dentro de la institución explorada, los instrumentos aplicados cumplieron su función, ya que se realizaron las mediciónes para las cuales fueron diseñados, es decir, se midió la presencia del estrés mediante la presencia de síntomas fisiológicos, el síndrome de burnout y la presencia de enfermedades psicosomáticas en el personal de enfermería del hospital público, queda confirmada la relación en los resultados arrojados de ambos instrumentos: a mayor estrés laboral en estudiantes de enfermería del hospital general público mayores afectaciones psicofísicas, los resultados demostraron que si hay presencia del síndrome de burnout con valores considerables en la correlación de enfermedades psicosomáticas, en otras palabras, se ha constatado que al presentarse desgaste ocupacional con niveles considerables de sus subfactores, también están presentes síntomas de estrés, y también, enfermedades psicosomáticas. Bojórquez Díaz, Sotelo Castillo, Quintana López y Barrera Hernández 72 6. Recomendaciones Para realizar una mejora en la salud del personal de enfermería del hospital general público se hacen las siguientes recomendaciones: 1.- se le hace una invitación al personal de recursos humanos de la dependencia para que investigue de manera detallada y conozca sobre la temática del estrés laboral, el síndrome de burnout y sus afectaciones a nivel psicofisiológico. 2.- los administradores de recursos humanos necesitan empoderar con información concreta, eficiente y clara a todo el personal de enfermería sobre el estrés laboral, el síndrome de quemarse por el trabajo “Burnout”, la relación que existe entre estas estas dos variables y las afectaciones a nivel físico y psicológico para su detección y atención temprana. 3.- crear o aplicar un programa de apoyo en la prevención, detección y atención de la presencia del estrés laboral, síndrome de burnout y sus afectaciones psicosomáticas; para ello se hace mención del siguiente programa del cual hacen mención Ortega y López (2003), en su investigación “El burnout o síndrome de estar quemado en los profesionales sanitarios: revisión y perspectivas” quienes explican: El personal sanitario se enfrenta frecuentemente a situaciones de vida y muerte. Su trabajo puede ser física y emocionalmente agotador. El estrés que se deriva de este contexto implica el desarrollo de problemas conductuales como burnout y otros problemas de salud y psicológicos (ansiedad, depresión, etc.). En la actualidad esta temática es importante ya que afecta a la moral y bienestar psicológico de los trabajadores, a la calidad y tratamiento que se proporciona a los pacientes y, por último, puede tener una influencia fuerte en el funcionamiento administrativo de los servicios sanitarios. En este trabajo teórico se presenta una revisión del concepto de burnout, las variables de las que depende, las medidas más utilizadas, las consecuencias del mismo y las estrategias de intervención que se han desarrollado para prevenir y tratar este problema. Finalmente, se realiza una propuesta de análisis conceptual del burnout como un ejemplo de evitación experiencial, así como de sus implicaciones en el tratamiento en dicho programa que a continuación se presenta. Programa de prevención y control de burnout asistencial Cherniss (1980) citado en Ortega y López (2003), menciona cuatro objetivos que se pueden plantear de cara a la intervención: reducir o eliminar las demandas laborales, cambiar las metas, preferencias y expectativas personales, incrementar los recursos de la persona ante las demandas y proveer estrategias acordes a las características del burnout. Bienestar y Satisfacción Vital en Educación 73 En cuanto a las estrategias o habilidades a fomentar, Mingote (1998) citado en Ortega y López (2003), señala que es necesario reconocer que no existe ninguna técnica simple capaz de prevenir o tratar de forma efectiva el burnout, sino que se utilizan modelos de intervención de componentes integrados de forma complementaria con técnicas orientadas al individuojunto a técnicas orientadas al ámbito organizacional. Veamos las diferentes estrategias propuestas: Estrategias orientadas a nivel individual Respecto a las variables individuales que se deben fomentar para la reducción del síndrome de estar quemado, se debe tener en cuenta que las consecuencias que conlleva esta situación se han dividido clásicamente en tres tipos de aspectos: físicos, emocionales y conductuales. Debido a esto, las intervenciones se han dirigido a éstas de manera global. Para la reducción del estrés y emociones se han empleado diversas técnicas (Cherniss, 1980; Gil-Monte y Peiró, 1997; Maslach et al., 2001; Ojeda, Ramal, Calvo y Vallespín, 2001; Peiró y Salvador, 1993; Yela, 1996 citados en Ortega y López, 2003), entre las que cabe destacar las técnicas de relajación, el biofeeedback, las técnicas cognitivas como reestructuración cognitiva, resolución de problemas, entrenamiento de la asertividad, fomentar habilidades de afrontamiento y técnicas de autocontrol dirigidas a las consecuencias conductuales. En estalínea, O´Brien (1998) citado en Ortega y López (2003), menciona que una forma útil de asesoramiento podría ser entrenar a los trabajadores no sólo a reconocer sus síntomas de estrés sino también las potenciales fuentes de estrés; se les podría estimular a considerar frecuentemente estresores que ellos podrían cambiar y aquellos estresores que no son susceptibles al cambio. Mickler y Rosen (1994) citado en Ortega y López (2003), entrenaron a un grupo de cuidadores sanitarios dándoles instrucciones de cómo enfrentarse a estas situaciones productoras de estrés laboral para evitar el burnout, obteniendo que la preparación al estrés era un predictor que atenuaba los efectos del burnout. Cabe destacar en este punto, como sugieren Arranz, Barbero, Barreto y Bayés (1997) citado en Ortega y López (2003), que el individuo controla el propio ambiente y existen ciertos límites en su organización que no se pueden cambiar, por lo que la aceptación de la realidad es una de las claves que facilita el proceso de adaptación, sin que ello nos impida seguir desarrollando nuestra labor lo mejor que sepamos. Según Maslach et al. (2001) citado en Ortega y López (2003), las aproximaciones orientadas individualmente para desarrollar efectivas estrategias de afrontamiento o relajación pueden ayudar a aliviar el cansancio emocional, pero no resultan útiles con los otros dos componentes, ya que las estrategias son inefectivas en el lugar de trabajo donde la persona tiene poco control sobre los estresores laborales. Como reflexión de las estrategias que se han utilizado para solventar este problema, cabe decir que han tenido en cuenta el burnout como una conglomeración de Bojórquez Díaz, Sotelo Castillo, Quintana López y Barrera Hernández 74 trastornos psicológicos tales como ansiedad, depresión, disforia, alteraciones de conducta, etc. en las que se pretende dar una solución eficaz con técnicas que se han utilizado para cada uno de los trastornos, pero insertándolo en un paquete de tratamiento. En cuanto a su eficacia comentar que se necesitarían estudios longitudinales para poder comprobarla así como grupos de control apropiados (Ortega y López, 2003). Estrategias orientadas a nivel organizacional Una gran parte de los elementos organizacionales pueden ser evaluados por los sujetos como estresores, por ello las intervenciones se dirigen a ellos mismos. Tomando como referencia a Cherniss (1980), De la Gángara (2002), León (1998), Maslach et al., (2001) y Peiró y Salvador (1993) citados en Ortega y López (2003), podemos enumerar algunos de los cambios que deberían producirse para reducir este fenómeno, algunos de los cuales han sido comprobados empíricamente mientras otros no. Veamos: 1. Incrementar la autonomía del trabajo, pasando la responsabilidad y el control sobre el trabajo del supervisor a los propios trabajadores. 2. Planificar un horario flexible por parte del trabajador; se debería dar más oportunidades en la elección de los turnos. 3. Fomentar la participación de los trabajadores en la toma de decisiones. 4. Mejorar los niveles de calidad del ambiente físico de trabajo. 5. Enriquecer los trabajos, incorporando en ellos autonomía, retroalimentación, variedad de habilidades, identidad de la tarea y significado de la misma. 6. Asignación de tareas al grupo, así como la organización y control del propio trabajo y en su conjunto, proporcionando retroalimentación adecuada de su ejecución. 7. Limitar el número de horas de trabajo, así como el número de pacientes que atender. 8. Plantearse los objetivos a conseguir en el equipo de trabajo de manera clara. Este tipo de variables han sido puestas a prueba en diferentes estudios. Por ejemplo, el de Cherniss (1980) citado en Ortega y López (2003), en el que a un grupo de enfermeras de reciente colocación que no tenían asignados pacientes ni responsabilidades, gradualmente se les exponía a seminarios y workshops donde se les enseñaba a asumir mayores responsabilidades y se les asignaba pacientes. Las enfermeras eran observadas por supervisoras que recordaban las funciones a asumir. Los resultados indicaron que esta ayuda eliminaba mucho la ambigüedad de rol, falta de autonomía y prevenía el burnout. Otro estudio más reciente es el citado por Maslach et al. (2001) citado en Ortega y López (2003), en el que un grupo de empleados participó en sesiones grupales diseñadas para identificar los problemas que les provocaba el burnout en su ocupación laboral y las diferentes estrategias que Bienestar y Satisfacción Vital en Educación 75 podían utilizar para reducirlo; en comparación con el grupo control redujeron el cansancio emocional después de la intervención, incluso tras un seguimiento de seis y doce meses. Por otro lado Carranza (2018), en su trabajo académico gerenciando actividades de prevención contra el síndrome de burnout del profesional de enfermería que laboran en el hospital de Yungay, Ancash, 2018 da a conocer que el propósito de su proyecto es el de brindar información actualizada, que permita la formulación de estrategias orientadas a fortalecer los mecanismos a nivel interpersonal e intrapersonal para poder afrontar problemas o situaciones estresantes ocasionados por los diversos factores; así como la intervención precoz e implementación de algunos talleres sobre el manejo del estrés que le permita mejorar la calidad de vida y la atención que brindan al usuario y el de ellos mismos y disminuir del nivel del Síndrome de Burnout en las enfermeras en el hospital de Yungay siendo este su objetivo específico, y como objetivos específicos, adecuadas relaciones interpersonales, motivación al profesional se enfermería, adecuadas funciones y jornadas laborales y adecuados beneficios de remuneraciones e incentivos laborales. El propósito está orientado a proporcionar información actualizada al Director y al jefe del departamento de enfermería del hospital de Yungay, a fin de elaborar planes y estrategias destinadas a promover el desarrollo de mecanismos de afrontamiento efectivos el cual. A continuación se presenta la metodología aplicada que la autora antes mencionada utilizo: Líneas de Acción y/o Estrategias de Intervención A. Capacitación: la capacitación, es un proceso educacional de carácter estratégico aplicado de manera organizada y sistémica, mediante el cual el personal adquiere o desarrolla conocimientos y habilidades específicas relativas al trabajo, y modifica sus actitudes frente a aspectos de la organización, el puesto o el ambiente laboral. Debido a que el Hospital de Yungay no cuenta con personal capacitado e idóneo para la atención en el trabajo con los pacientes, se propone realizar estas capacitaciones para una mejor realización de sus funciones y así tener una demanda de atención buena. Acciones: Capacitaciónal personal de enfermería sobre clima organizacional. Socialización de la Norma Técnica de Clima Organizacional. Talleres de participación de motivación al personal profesional de enfermería. B. Documento de Gestión. La Gestión como nuevo aspecto en la disciplina de Enfermería afronta la satisfacción de las necesidades de la persona, familia y, su Bojórquez Díaz, Sotelo Castillo, Quintana López y Barrera Hernández 76 pertenencia comunitaria, al igual que la realización de acciones derivadas del diagnóstico y tratamiento médico, se obtienen aplicando el juicio de enfermero. Así mismo los documentos de gestión son utilizados para referirse al conjunto de acciones, o diligencias que permiten la realización de cualquier actividad o deseo. cciones: Fomentar actividades recreativas, en grupo. Coordinar con el Director y Jefe de Recursos Humanos para gestionar Resoluciones de felicitación. C. Sensibilización: induce el estado de hipersensibilidad, dando lugar a una respuesta inmunológica patológica, que inducirá a alteraciones inflamatorias o necróticas en la unidad hística tisular correspondiente. Como consecuencia, entran aquí en consideración las respuestas de inmunidad humoral y celular patológicas. A esta sensibilización se llega por vía activa, pasiva o prenatal. Un organismo instruido en la sensibilización alarmista construirá estados de conectividad facilitados, automatizados, en los circuitos que velan por la seguridad física de los tejidos. El individuo padecerá, en forma de síntomas reales, las consecuencias de la actividad de esos circuitos sensibilizados Acciones: Sensibilizar al Jefe del servicio de enfermería para la realización de una adecuada distribución de funciones laborales. Socialización de evaluación de indicadores de desempeño. D. Gestión. Hablar de gestión es hablar del proceso administrativo que sirve para evaluar el grado de cumplimiento de los objetivos organizacionales previstos por la dirección o gobierno corporativo. Este concepto se utiliza para hablar de proyectos o en general de cualquier tipo de actividad que requiera procesos de planificación, desarrollo, implementación y control. Acciones: Gestionar con autoridades de la Red de Salud Huaylas Norte, Director del Hospital y el servicio de Psicología sobre implementación con materiales e insumos para realizar las capacitaciones y talleres. Existen diversos programas, proyectos, políticas, lineamientos y estrategias ya creados para tratar la prevención y atención del estrés laboral, síndrome de burnout y, al mismo tiempo impactar positivamente la salud y bienestar en los aspectos Bienestar y Satisfacción Vital en Educación 77 psicofisiológicos, es decir, contrarestar la presencia de las enfermedades psicosomáticas en el personal de enfermería. Los programas anteriormente descritos ayudaran a generar ideas en el personal administrativo del hospital general público sobre qué medidas deben accionar para liberar a su personal de enfermería de las patologías que les aquejan referentes a las tres variables que en este proyecto se describen. Referencias bibliográficas Aldrete, M. G., Navarro, C., González, R., Contreras, M. I., & Pérez, J. (2015). Factores psicosociales y síndrome de burnout en personal de enfermería de una unidad de tercer nivel de atención a la salud. Ciencia & trabajo, 17(52), 32-36. Arenas, J. (2006). 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