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Bojórquez Díaz, Sotelo Castillo, Quintana López y Barrera Hernández 
 
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referencia a que este tipo de estrés es el resultado de la interacción entre el trabajador 
o trabajadora, y las condiciones de trabajo a las que se enfrenta. Sin embargo, aunque 
se vive de manera individual, el estrés laboral es producto de cambios en la naturaleza 
del trabajo, asociada a mayores exigencias, menores prestaciones y menor estabilidad 
laboral, de los que con frecuencia no se tiene una conciencia clara, de tal manera que 
las personas que experimentan estrés laboral, a menudo se sienten tensas y 
angustiadas y sienten que no pueden hacer frente a las situaciones (OMS, 2006 - OMS, 
2007 citado por Guillen, 2017). 
En entrevista para el Semanario de la UAM, órgano informativo de la Universidad 
Autónoma Metropolitana, Margarita Pulido Navarro, investigadora de esa Universidad, 
comunicó, con base en los resultados de sus estudios, que en México el estrés laboral 
es un problema que afecta al 75.0 % de la población, colocando a los mexicanos y 
mexicanas en el puesto número uno de ocurrencia del padecimiento (Pulido, 2013 
citado por Guillen, 2017). 
Para Aldrete, Navarro, Gonzales, Contreras y Pérez (2014), los trabajadores de salud, 
por las características de sus trabajos que incluyen situaciones desgastantes a las que 
se enfrentan en sus actividades cotidianas, con altas exigencias y múltiples factores 
psicosociales, así como la transferencia que reciben de sus pacientes, constituyen un 
grupo de alta vulnerabilidad para desarrollar problemas relacionados con el estrés. 
Entre los efectos negativos que el estrés laboral tiene sobre el individuo se pueden 
citar diversos trastornos, tanto físicos como psíquicos o conductuales, que a su vez 
pueden dar lugar a problemas a nivel colectivo como aumento del absentismo laboral, 
disminución de la calidad del trabajo realizado y de la productividad, con las posibles 
consecuencias adversas en la gestión clínica y en los pacientes atendidos (Cremades, 
Maciá, Montesinos y Ort, 2011). 
Estudios más recientes definen los factores psicosociales como las condiciones 
presentes en situaciones laborales relacionadas con la organización del trabajo, el tipo 
de puesto, la realización de la tarea, incluso el entorno; que afectan el desarrollo del 
trabajo y la salud de las personas trabajadoras. Se ha demostrado que los factores 
psicosociales en el trabajo suelen tener un carácter crónico lo que supone una tensión 
psicológica continua para el individuo. Esta tensión crónica puede llevar a 
desencadenar algunos riesgos psicosociales como el síndrome de burnout, que es 
considerado como resultante de una exposición crónica al estrés laboral (Aldrete, 
Navarro, Gonzales, Contreras y Pérez, 2015). 
El síndrome de quemarse por el trabajo (SQT) (Burnout) es un riesgo laboral de 
carácter psicosocial que ha cobrado gran relevancia en las últimas décadas entre los 
profesionales del sector de servicios que atienden a personas, y en especial en 
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determinados colectivos, como los profesionales de la salud (Ortega y López, 2004 
citado por Gil y Zúñiga, 2010). 
Es sabido que dentro de los estresores involucrados en la aparición del síndrome de 
burnout están los aspectos psicosociales laborales, el comité mixto de la Organización 
Internacional del Trabajo y la Organización Mundial de la Salud (OIT/OMS) define a los 
factores psicosociales en el trabajo como “interacciones entre el trabajo, su medio 
ambiente, la satisfacción en el empleo y las condiciones de su organización, por una 
parte; y por la otra, las capacidades del empleado, sus necesidades, su cultura y su 
situación personal fuera del trabajo; todo lo cual a través de percepciones y 
experiencias influyen en la salud el rendimiento”. Como ejemplos de variables 
psicosociales se encuentran: la carga de trabajo, las jornadas exhaustivas, los malos 
hábitos de trabajo, escasa utilización de habilidades, falta de reconocimiento, pobre 
apoyo social, supervisión estricta, entre muchos otros (Juárez, 2007). 
Desde una perspectiva psicosocial el síndrome de quemarse por el trabajo es un 
síndrome cuyos síntomas son bajos niveles de realización personal en el trabajo, altos 
niveles de agotamiento emocional y de despersonalización (Maslach y Jackson 1981 
citado en Gil, 2003). La falta de realización personal en el trabajo se define como la 
tendencia de los profesionales a evaluarse negativamente, y de forma especial esa 
evaluación negativa afecta a la habilidad en la realización del trabajo y a la relación con 
las personas a las que atienden (v.g., pacientes y familiares). Los trabajadores se 
sienten descontentos consigo mismo e insatisfechos con sus resultados laborales. Por 
agotamiento emocional se entiende la situación en la que los trabajadores sienten que 
ya no pueden dar más de sí mismos a nivel afectivo. Es una situación de agotamiento 
de la energía o los recursos emocionales propios, una experiencia de estar 
emocionalmente agotado debido al contacto "diario" y mantenido con personas a las 
que hay que atender como objeto de trabajo (pacientes, presos, indigentes, alumnos, 
etc.). La despersonalización puede ser definida como el desarrollo de actitudes y 
sentimientos negativos, como el cinismo, hacia las personas destinatarias del trabajo. 
Estas personas son vistas por los profesionales (enfermeras, trabajadores sociales, 
policías, maestros, funcionarios de prisiones, etc.) de forma deshumanizada debido a 
un endurecimiento afectivo, lo que conlleva que les culpen de sus problemas (v.g., al 
paciente le estaría bien merecida su enfermedad, al indigente sus problemas sociales, 
al preso su condena, etc.) (Gil, 2003). 
Se dice que la aparición del síndrome de burnout genera dos tipos de repercusiones 
según Martínez y López (2005), para el individuo (salud, relaciones interpersonales 
fuera del trabajo) y para la institución (insatisfacción laboral, propensión al abandono y 
al ausentismo, deterioro de la calidad del servicio, se genera cierto grado de hostilidad 
y resentimiento), como se puede apreciar el síndrome de burnout no solamente 
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impacta la calidad de vida del individuo en los aspectos, psicológicos y fisiológicos si no 
que la misma empresa para la cual labora resulta afectada. 
Referente al área de las relaciones interpersonales retomando de nuevo a Gil (2003), 
las relaciones con los usuarios y con los compañeros de igual o diferente categoría, 
cuando son tensas, conflictivas y prolongadas, van a aumentar los niveles del síndrome 
de burnout. Asimismo, la falta de apoyo en el trabajo por parte de los compañeros y 
supervisores, o de la dirección o la administración de la organización, la excesiva 
identificación del profesional con el usuario, y los conflictos interpersonales con las 
personas a las que se atiende o sus familiares, son fenómenos característicos de estas 
profesiones que aumentan también los sentimientos de quemarse por el trabajo. 
El perfil de riesgo para el desarrollo del síndrome de burnout para Martínez y López 
(2005) son: personas, idealistas, optimistas, y entregadas en exceso al trabajo, es más 
frecuente en el sexo femenino, en personas sin pareja o con poco apoyo familiar, y 
durante los primeros años de ejercicio profesional. 
En algunos países como España la aparición de estrés y sus patologías asociadas ha 
permitido que el síndrome de quemarse por el trabajo haya sido considerado 
accidente de trabajo. El autodictado por la Sala de lo Social del Tribunal Supremo de 
fecha 26 de octubre de 2000 (Recurso Num.: 4379/1999) así lo reconoce. Al igual que 
el fallo del Juzgado de lo Social n13 de Vitoria-Gasteiz (autos n1 14/02, de fecha 27 de 
marzo de 2002). Las razones jurídicas también pueden encontrarse en Brasil, pues la 
legislaciónque regula las prestaciones por accidente laboral reconoce explícitamente 
que el síndrome de quemarse por el trabajo es una patología susceptible de ser 
originada por agentes o por factores de riesgo de naturaleza ocupacional relacionados 
con la etiología de enfermedades profesionales (Decreto n13.048, de 6 de mayo de 
1999, Anexo II, Lista B) (Gil, 2003). 
De acuerdo a Méndez (2011), El síndrome de burnout se caracteriza por baja 
realización personal, despersonalización y cansancio emocional. Tiene prevalencia 
elevada en el grupo médico en todo el mundo, para este autor el síndrome de burnout 
tiene relación con la personalidad del individuo la cual juega un papel importante 
debido a que el estrés será captado de diferente manera por las personas, siendo 
parte de un proceso cognitivo. 
Desde el punto de vista de Thomaé, Ayala, Sphan y Sttorti (2006), considerando que el 
Síndrome de burnout es un proceso multicausal y altamente complejo se proponen 
diversas causas, entre ellas cabe destacar: aburrimiento y estrés, crisis en el desarrollo 
de la carrera profesional y pobres condiciones económicas, sobrecarga de trabajo y 
falta de estimulación, pobre orientación profesional y aislamiento. 
El estrés es uno de los problemas de salud más graves en la actualidad. Uno de los 
grupos profesionales más afectados por el estrés en sus labores diarias lo conforma el 
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personal de enfermería, en parte, por la gran responsabilidad que asumen en la 
atención del paciente, pero creemos más aún los enfermeros de servicios de alto 
riesgo, quienes tienen a su cargo pacientes en estado crítico, teniendo en cuenta que 
en cada momento el paciente está entre la vida y la muerte, siendo el personal de 
enfermería quien está en permanentemente contacto con los pacientes y las 
situaciones que lo rodean. El estrés de origen laboral se debe a la interacción entre 
múltiples factores de riesgo como los que provienen del: ambiente físico, trastorno de 
las funciones biológicas, el contenido y la organización del trabajo, y diversos 
componentes psicosociales, tanto laborales como extra laborales (Campero, De Montis 
y Gonzáles, 2013). 
 
Diferentes estudios en diversas partes del mundo han analizado cómo los 
profesionales de la salud en este caso el personal de enfermería de diversos hospitales 
son personas susceptibles al estrés laboral el cual puede desencadenar una serie de 
afectaciones a nivel psicológico-emocional-físico entre otras, llevándolos así a padecer 
del síndrome de burnout del cual se hablara detalladamente más adelante. 
Cialzeta (2013) realizo una investigación con el tema “El sufrimiento mental en el 
trabajo: Burnout en Médicos de un Hospital de Alta Complejidad, Corrientes” en el país 
de Argentina en donde él señala lo siguiente: Este síndrome desde la mitad de la 
pasada década hasta nuestros días y a ritmo creciente ha ido despertando interés por 
su repercusión no solamente por sobre el trabajador de la salud sino también por sus 
consecuencias a nivel institucional: deterioro de la calidad asistencial, renuncias y 
ausentismo de los profesionales, costos institucionales por el daño de los profesionales 
(por enfermedad o despidos), costo potencial de reclamos por negligencia y pérdida 
del cometido o misión organizacional. 
Entre los efectos negativos que el estrés laboral tiene sobre el individuo se pueden 
citar diversos trastornos, tanto físicos como psíquicos o conductuales, que a su vez 
pueden dar lugar a problemas a nivel colectivo como aumento del ausentismo laboral, 
disminución de la calidad del trabajo realizado y de la productividad, con las posibles 
consecuencias adversas en la gestión clínica y en los pacientes atendidos (Cremades, 
Maciá, Montesinos y Orts, 2011). 
Se ha descrito que el personal de atención a la salud es particularmente propenso a 
desarrollar un deterioro progresivo, tanto emocional como físico, que repercute 
negativamente en el trato a los pacientes; a ese deterioro se ha denominado síndrome 
de agotamiento profesional (Curiel, García y Guerrero, 2006). 
El síndrome de burnout afecta sobre todo a los profesionales que trabajan en contacto 
directo con el público, los que tienen alto grado de autoexigencia con baja tolerancia al 
fracaso, los que buscan la perfección absoluta, los que necesitan controlar todo o que 
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desarrollan un sentimiento de indispensabilidad laboral y son muy ambiciosos; debido 
a sus perfiles de personalidad, los médicos representan un grupo muy susceptible, con 
graves consecuencias para los pacientes (Cetina, Chan y Sandoval, 2006). 
De acuerdo con diversos investigadores, existe evidencia meta-analítica que relaciona 
a la tensión en el trabajo con una pobre o positiva salud física y psicológica (Darr y 
Johns, 2008; Farrell y Stamm, 1988; Martocchio, Harrison y Berkson, 2000; citados en 
Uribe y Patlán, 2014). 
De acuerdo con el DSM V (Diagnostic and Statistical Manual of Mental Disorders, Fifth 
Edition), muchos trastornos relacionados con problemas de medicina psiquiátrica se 
relacionan con el estrés, tales como los trastornos de dolor (muscular, cefaleas, 
menstruales, óseos, etc.), gastrointestinales, del sueño, sexuales, psiconeuróticos, 
ansiedad, depresión; sin embargo, no todos estos malestares se pueden atribuir a 
enfermedades psiquiátricas, empezando por la manera de abordarlos (American 
Psychiatric Association, 2014 citado en Uribe et al, 2014). 
Los trastornos psicosomáticos son las dolencias físicas cuya aparición, mantenimiento 
o agravamiento tienen alta probabilidad de asociarse a factores psicológicos, es decir, 
muchas de las veces es imposible obtener un diagnóstico clínico que la explique, 
suelen ser síntomas aislados y no forman parte de un síndrome que coincida con el 
cuadro de una enfermedad específica y bien definida (González y Landero, 2006, 2008; 
López y Belloch, 2002; Sandín et al., 1995 citado en Uribe et al, 2014). 
La mayor parte de los autores coinciden en que los niveles de estrés a los que se 
encuentran sometidos los trabajadores sanitarios del ámbito hospitalario son elevados 
y repercuten negativamente sobre su salud. Los principales síntomas que se presentan 
asociados a situaciones de estrés son los trastornos músculo-esqueléticos, depresivos 
y alteraciones psicosomáticas y el Burnout. El número de estudios realizados en 
personal de enfermería es superior a los que se han llevado a cabo en médicos, lo que 
parece indicar una mayor preocupación o interés de este colectivo por los riesgos 
psicosociales derivados de situaciones de estrés en el ámbito laboral (Aguado, Bátiz y 
Quintana, 2013). 
De acuerdo con Campero et al (2013), la definición del término estrés ha sido muy 
controversial desde el momento en que se importó para la psicología por parte del 
fisiólogo canadiense Selye (1956) citado en Campero et al, (2013). El estrés ha sido 
entendido: como reacción o respuesta del individuo (cambios fisiológicos, reacciones 
emocionales, cambios conductuales, etc.). como estímulo, el estrés ha sido estudiado 
como la situación que provoca un proceso de adaptación en el individuo ya sea por 
grandes acontecimientos (muerte, separación, despido, acontecimientos catastróficos, 
etc.); pequeños contratiempos (laborales, relaciones sociales, etc.) o estímulos 
permanentes (son de menor intensidad, pero de mayor duración como los ruidos, 
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hacinamiento). como interacción entre las características del estímulo y los recursos 
del individuo. Desde esta perspectiva, se considera más importante la valoración que 
hace el individuo de la situación estresora que las características objetivas de dicha 
situación. 
El concepto de estrés adolece de la ambigua bendición de ser demasiado bien 
conocidoy demasiado poco entendido; se deriva del vocablo latín “stringere” que 
significa “provocar tensión”; se empezó a utilizar desde el siglo XIV para expresar 
dureza, tensión, diversidad o aflicción, tiene antecedentes en la medicina a partir del 
siglo XIX (Arenas, 2006). 
Para Piñeiro (2013), el estrés se ha definido atendiendo a diferentes concepciones: el 
estrés como estímulo: ante diferentes situaciones que provocan un proceso de 
adaptación en el individuo que pueden presentarse: como grandes acontecimientos 
vitales y externos al propio individuo. pequeños contratiempos (acontecimientos 
vitales menores). estímulos permanentes (estresores menores que permanecen 
estables en el medio ambiente y que presentan una menor intensidad, pero con una 
mayor duración). Como respuesta fisiológica no específica de un organismo ante 
situaciones estresantes. Se le denominó Síndrome de Adaptación General e incluía tres 
fases: alarma, resistencia y agotamiento. 
Sin embargo, Sánchez (2011) define que en forma simplista, el estrés es a veces 
definido como una condición meramente muscular: "es una rigidez o endurecimiento 
de los músculos y del tejido conjuntivo que excede del tono necesario para su 
funcionamiento normal”. Sin embargo es mucho más que eso. El estrés es una 
respuesta importante, el Dr. en medicina Hans Selye pionero en las investigaciones 
sobre el estrés, lo define como "una respuesta corporal no específica ante cualquier 
demanda que se le haga al organismo (cuando la demanda externa excede los recursos 
disponibles)”. Esta respuesta es parte normal de la preparación del organismo para el 
enfrentamiento o para la huida. 
Según Seyle (1956) citado en Casagrande (2016), la adaptación y respuesta del 
organismo ante una situación de estrés, se desarrolla en 3 fases: la fase de alarma, de 
resistencia y de agotamiento. 
El estrés crónico se origina por causa de un estrés prolongado. El desenlace del estrés 
crónico puede ser de origen traumático, que afectan profundamente a la personalidad, 
y provocan un estrés interminable. Produce un impacto negativo en el Sistema 
Nervioso Autónomo, lo cual activa cambios bioquímicos y genera un desenlace 
hormonal, que repercute en los sistemas endocrino e inmunológico, (Moscoso, 
McCreary, Goldenfarb, Knapp, Reheiser 2000; Miller,Smith 2015 citado por 
Casagrande, 2016 ). 
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Melgosa (1995) citado en Naranjo (2009), explica la fisiología del estrés mencionando 
que todas las señales de alarma que llegan al cerebro son enviadas al hipotálamo, el 
cual es un pequeño órgano situado en el centro de la masa cerebral. El hipotálamo 
transmite estos mensajes a todo el organismo por vía nerviosa y por vía sanguínea. Por 
vía nerviosa, los estímulos producidos por el hipotálamo se transmiten al sistema 
nervioso simpático, que regula las funciones orgánicas. Estos estímulos llegan a 
producir alteraciones en el funcionamiento de los órganos y también alcanzan a la 
médula de las glándulas suprarrenales, lo que provoca un aumento en la secreción de 
adrenalina y noradrenalina, las cuales pasan a la sangre y producen también 
alteraciones sobre todo el organismo. En cuanto a la vía sanguínea, el hipotálamo 
estimula a la hipófisis, la cual segrega diversas hormonas que, al pasar a la sangre, 
actúan sobre todo el organismo. La hormona más importante de las que segrega la 
hipófisis cuando es estimulada por el hipotálamo es la corticotropina (ACTH u hormona 
del estrés), la cual hace que en la corteza de las glándulas suprarrenales se produzca 
otra hormona, la cortisona, que produce numerosos efectos y alteraciones sobre el 
organismo. Otras hormonas segregadas por la hipófisis actúan sobre la glándula 
tiroides, los testículos o los ovarios provocando efectos importantes sobre muy 
diversos órganos. Se puede decir que en la aparición del estrés es indiscutible señalar 
la importancia que tienen los procesos psicológicos ligados a los aspectos cognitivos y 
perceptivos con los cuales se activan sentimientos y emociones desfavorecedoras para 
la salud mental y física de la persona: ansiedad, miedo, preocupación, ideas 
irracionales, enojo, irritabilidad, angustias, entre otras; las cuales tienen repercusiones 
de tipo neurológico como la segregación del neurotransmisor “Cortisol” que a su vez 
se ponen de manifiestos a través de la sintomatológica física: sudoración, 
palpitaciones, asmas, dolores de cabeza etc. 
Patlán (2019), destaca que las primeras investigaciones de estrés ocupacional las 
realizó el psicólogo Walter Cannon, en los primeros años del siglo XX este autor se 
enfocó en las relaciones entre las respuestas emocionales y fisiológicas, y su trabajo se 
considera el primero en el campo de la medicina psicosomática: la relación entre 
estados psicológicos y enfermedades físicas. Otras aportaciones relevantes se 
realizaron en el Institute for Social Research de la Universidad de Michigan en la 
década de los sesenta, en particular en el estudio de factores psicosociales en el 
trabajo que pueden ser estresantes para los empleados. En particular, los 
investigadores se enfocaron en los estresores del puesto y el trabajo, los cuales están 
asociados a condiciones de trabajo adversas. Selye señala que el estrés laboral es un 
síndrome o un conjunto de reacciones fisiológicas, no específicas del organismo, a 
distintos agentes nocivos de naturaleza física o química presentes en el medio 
ambiente. Por su parte, Cooper, Sloan y Williams citados en Patlán (2019), señalan que 
el estrés laboral es una fuerza que conduce a que un factor psicológico o físico vaya 
más allá de sus límites de estabilidad y produzca tensión en el individuo. 
Bienestar y Satisfacción Vital en Educación 
 
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La Agencia Europea de Seguridad y Salud en el trabajo define al estrés laboral como un 
estado psicológico que es parte y reflejo de un proceso de interacción entre la persona 
y su entorno laboral. También, el estrés laboral se define como el conjunto de 
reacciones emocionales, cognitivas, fisiológicas y del comportamiento a ciertos 
aspectos adversos o nocivos del contenido, la organización o el entorno de trabajo, 
caracterizándose por ser un estado de altos niveles de excitación o angustia (Patlán, 
2019). 
Según Luceño, Martín, Rubio y Díaz (2004), Al hablar del término estrés con el adjetivo 
laboral, “estrés laboral”, los autores lo definen siguiendo los enfoques interactivos del 
estrés, como un desequilibrio entre el trabajador y su entorno laboral, o como una 
respuesta, es decir como tensión (strain). Entre los autores e instituciones que ponen 
el foco de interés, al definir el estrés laboral, en el desequilibrio entre las demandas 
ambientales y los recursos del sujeto, se pueden citar a: Brengelman (1987) citado en 
Luceño et al (2004), que define estrés laboral como aquellas situaciones que provocan 
fuertes demandas para el individuo y pueden agotar sus recursos de afrontamiento; 
Mc Grath (1976) citado en Luceño et al (2004), que entiende el estrés como “un 
desequilibrio sustancial (percibido) entre la demanda y la capacidad de respuesta (del 
individuo) bajo condiciones en las que el fracaso ante esta demanda posee 
importantes consecuencias (percibidas)”; para el National Institute of Occupational 
Safety and Health de EEUU, NIOSH, “el estrés en el trabajo puede definirse como las 
respuestas nocivas y emocionales que se producen cuando las exigencias del trabajo 
no corresponden a las capacidades, recursos, o necesidades del trabajador. El estrés 
en el trabajo puede conducir a una mala salud o a una lesión” (Cincinnati, 1999 citado 
en Luceño et al, 2004). 
La Comisión Europea (1999) citado en Luceño et al (2004), define estrés laboral “como 
un modelo de reacciones emocionales, cognitivas, fisiológicas y de conducta a los 
aspectos adversos y dañinos del propio trabajo,la organización y el entorno laboral. Es 
un estado caracterizado por altos niveles de agitación y angustia y, a menudo, del 
sentimiento de no saber sobrellevarlo”. 
El estrés laboral es uno de los fenómenos que cada vez está teniendo más importancia 
en el trabajo y que puede crear problemas de salud Y de bienestar importantes en las 
personas. Se trata de un fenómeno complejo cuya comprensión adecuada resulta 
difícil y requiere tomar en consideración una amplia gama de conceptos y aspectos 
que se han ido poniendo de relieve en la investigación que durante tres cuartos de 
siglo se ha venido desarrollando sobre este fenómeno (Peiró, Zurriaga y Gonzales, 
2002). 
El síndrome de burnout, también conocido como síndrome de desgaste profesional y 
más recientemente como síndrome de quemarse en el trabajo, fue descrito por 
Herbert Freudenberger en el año 1974 mientras trabajaba en una clínica para 
Bojórquez Díaz, Sotelo Castillo, Quintana López y Barrera Hernández 
 
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toxicómanos en Nueva York. Freudenberger observó que en la mayoría de los 
voluntarios de la clínica había una pérdida de energía progresiva hasta llegar al 
agotamiento, síntomas de ansiedad y depresión, así como desmotivación en el trabajo 
y agresividad con los pacientes al cabo de un año de estar laborando (Freudenberger, 
1974 citado por Castillo, Orozco y Alvis, 2015). 
En lengua inglesa, el concepto “Burnout” es una metáfora que se usa comúnmente 
para describir un estado o un proceso de agotamiento, desgaste o consumación de 
energía, análogo a la sofocación de un incendio o la extinción de una vela.1 Sus 
intentos de traducción al castellano han sido fallidos, ya que se han llegado a 
encontrar hasta 19 diferentes denominaciones para el mismo fenómeno. Hasta la 
fecha no existe un acuerdo universal sobre su traducción, por lo que comúnmente se 
opta por utilizar la palabra original en inglés “síndrome de burnout”, procurando evitar 
su confusión con otros fenómenos psicológicos (Juárez, Idrovo, Camacho y Placencia, 
2014). 
Es posible definir al “Burnout” como: “la respuesta al estrés laboral crónico que afecta 
a aquellas personas cuyo trabajo tiene como centro ayudar y apoyar a otros; 
generando en el profesional síntomas que van desde el agotamiento físico, mental y 
emocional hasta relaciones conflictivas interpersonales” (Thomaé, Ayala, Sphan, 
Stortti, 2006, pág. 1 citado en Roth y Pinto, 2010). 
Se trata de un síndrome clínico descrito en 1974 por Freudemberg, psiquiatra, que 
trabajaba en una clínica para toxicómanos en Nueva York. Observó que al año de 
trabajar, la mayoría de los voluntarios sufría una progresiva pérdida de energía, hasta 
llegar al agotamiento, síntomas de ansiedad y de depresión, así como desmotivación 
en su trabajo y agresividad con los pacientes. En las mismas fechas, la psicóloga social 
Cristina Maslach, estudiando las respuestas emocionales de los profesionales de 
ayuda, calificó a los afectados de “Sobrecarga emocional” o síndrome de burnout 
(quemado). Esta autora lo describe como “un síndrome de agotamiento emocional, 
despersonalización y baja realización personal” que puede ocurrir entre individuos que 
trabajan con personas (López, 2004). 
El fenómeno del Burnout aparece como resultado de un estrés laboral crónico. Está 
integrado por actitudes y sentimientos negativos hacia las personas con las que se 
trabaja (actitudes de despersonalización) y hacia el propio rol profesional (falta de 
realización profesional en el trabajo), así como por la vivencia de encontrarse 
emocionalmente agotado (Maslach y Jackson 1981 citado por Hernández, Llorens y 
Rodríguez, 2011). 
A lo largo de estos años se ha establecido que el síndrome de quemarse por el trabajo 
es una respuesta al estrés laboral crónico que, aunque se puede desarrollar en todo 
tipo de profesionales, ocurre con relativa frecuencia en los profesionales de la 
Bienestar y Satisfacción Vital en Educación 
 
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organizaciones de servicios que trabajan en contacto directo con los usuarios de esas 
organizaciones, y deteriora significativamente su calidad de vida laboral y 
consecuentemente la calidad del servicio que ofrece la organización (Gil, 2002). 
Gil-Monte, Peiró y Valcárcel (1998) citado en Gil (2002), han concluido que esta 
respuesta al estrés laboral crónico es un proceso que se inicia con el desarrollo de 
ideas sobre fallo profesional y con el desarrollo de actitudes negativas hacia el rol 
profesional (falta de realización personal en el trabajo) junto a sentimientos de 
encontrarse emocionalmente agotado (agotamiento emocional), y posteriormente los 
individuos generan actitudes y sentimientos negativos hacia las personas con las que 
se trabaja (actitudes de despersonalización). 
Según Palacios, Moran y Paz (2014), aunque el estrés puede afectar a cualquier grupo 
ocupacional, el problema ha sido reportado frecuentemente en los profesionales de la 
salud, debido a la particularidad de sus condiciones de trabajo, entre las que destacan 
sobrecarga de trabajo, jornadas extenuantes, responsabilidad y supervisión excesivas, 
además de otros factores del ambiente laboral. 
En el estudio realizado por Albaladejo et al (2004) entre los profesionales adscritos al 
área de enfermería del hospital clínico universitario San Carlos de Madrid y su relación 
con determinados factores sociodemográficos, laborales e institucionales. Las variables 
implicadas se recogieron mediante un cuestionario de elaboración propia. En cuanto al 
síndrome de burnout se midió mediante el Maslach Burnout Inventory, en su versión 
validada en español. Se obtuvieron los siguientes resultados: El personal de 
enfermería está más despersonalizado (p=0,004) y menos realizado (p=0,036) que el 
grupo de auxiliares/técnicos. Cuando se analizaron los resultados de las 4 escalas por 
servicios se comprobo que el agotamiento es superior en los trabajadores de oncología 
y urgencias (p=0,001), la despersonalización en urgencias (p=0,007), y el Burnout es 
más alto en las áreas de oncología y urgencias (p=0,000). Los profesionales que 
respondían que su labor asistencial era poco reconocida obtenían las peores 
puntuaciones en el Burnout y sus tres dimensiones (p =0,000). A menor grado de 
satisfacción laboral más altas son las puntuaciones en las 4 escalas (p=0,000). 
El personal sanitario se enfrenta frecuentemente a situaciones de vida y muerte. Su 
trabajo puede ser física y emocionalmente agotador. El estrés que se deriva de este 
contexto implica el desarrollo de problemas conductuales como Burnout y otros 
problemas de salud y psicológicos (ansiedad, depresión, etc.). En la actualidad esta 
temática es importante ya que afecta a la moral y bienestar psicológico de los 
trabajadores, a la calidad y tratamiento que se proporciona a los pacientes y, por 
último, puede tener una influencia fuerte en el funcionamiento administrativo de los 
servicios sanitarios (Ortega y López, 2003). 
 
Bojórquez Díaz, Sotelo Castillo, Quintana López y Barrera Hernández 
 
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2. Metodología 
- Diseño y tipo de estudio 
Se realizó una investigación de tipo cuantitativa, no experimental, transeccional 
correlacional – causal con muestra probabilística por racimos, que pretendía medir la 
presencia del Síndrome de burnout y la relación entre el estrés laboral con la presencia 
de afectaciones psicosomáticas en el personal de enfermería. 
 
- Participantes 
En la investigación participo una muestra total de 100 estudiantes/enfermeras(os) de 
los cuales 80 fueron de sexo femenino y 20 de sexo masculino. 
 
- Instrumentos 
Para recolectar la información se realizó la aplicación de dos cuestionarios: el EDO 
Escala de Desgaste Ocupacional (Burnout), el cual, como lo señala el autor de dicho 
cuestionario Jesús Felipe Uribe Uribe “es un instrumento que pretende cubrir las 
necesidades de medición del Burnout con estándares psicométricos formales yconfiables el cual posee las siguientes características: escala de 30 reactivos en su 
versión confirmatoria, se aplica en un tiempo de entre 30 a 50 minutos y puede 
administrarse de manera individual o colectiva. También se aplicó la Escala de 
síntomas del estrés (ESE) SEPPO ARO una herramienta cuantitativa que permite 
conocer la percepción subjetiva que el trabajador tiene sobre su exposición a los 
factores estresores de su trabajo. Su autor Seppo-Aro, de origen finlandés, investigó 
en 1980 a 5.000 personas y determinó un conjunto de síntomas psicofisiológicos 
propios del estrés. El instrumento ha sido ampliamente utilizado en poblaciones de 
trabajadores expuestas al estrés, tanto del sector de servicios como el de la 
producción, con el objetivo de conocer el nivel de estrés y las consecuencias en la 
salud. Indaga sobre 18 síntomas y manifestaciones tempranas de origen psicosomático 
permitiendo la construcción de índices que posibilitan no sólo un diagnóstico sino 
también una valoración de las respuestas aportadas. Es por ello que a dicho 
cuestionario se lo conoce como Escala sintomática de Estrés (E.S.E.). 
 
3. Resultados 
 
A continuación se presentan los resultados obtenidos, los cuales, se presentaran de 
manera gráfica con sus respectivas interpretaciones. Primero se presentaran los 
resultados del instrumento EDO Escala de Desgaste Ocupacional (Burnout) 
concluyendo este apartado con los resultados arrojados por el instrumento Escala de 
síntomas del estrés (ESE) SEPPO ARO. 
 
Bienestar y Satisfacción Vital en Educación 
 
 57 
Figura 1 
 Niveles de agotamiento en el personal de enfermería 
 
 
De las evidencias anteriores en la figura 1 Niveles de agotamiento se muestra que dentro 
de los porcentajes, el más elevado con 41% es el rango “Arriba del término medio” en 
contraste con el menos recurrente el cual salió ponderado con 4% con el rango “Muy 
alto”. En segundo lugar con 27% “Abajo del término medio”, el 16% con una validez del 
rango “Bajo” y en penúltimo lugar con 12% el rango “Alto”. 
Figura 2 
 Niveles de despersonalización en el personal de enfermería 
 
De manera similar en la figura 2 Niveles de despersonalización en el personal de 
enfermería, el porcentaje más significativo fue 44% con el rango “Arriba del término 
Bojórquez Díaz, Sotelo Castillo, Quintana López y Barrera Hernández 
 
 58 
medio” seguido por el rango “Abajo del término medio” con 27%, (porcentajes muy 
parecidos a agotamiento. En tercer porcentaje con 15% fue rango “Alto”, “Muy bajo” 
con 10% y el rango con menos frecuencia fue “Bajo” con 4%. 
Figura 3 
 Porcentajes y frecuencia de los niveles de insatisfacción en el personal de enfermería 
 
 
En paralelo de la figura 3 Porcentajes y frecuencias de los niveles de insatisfacción en el 
personal de enfermería (Valor Z- Insatisfacción), el porcentaje más alto con 72% en el 
rango “Abajo del término medio” monopolizo la mayor parte de las frecuencias. En 
segundo lugar con 10% el rango “Alto” y en un empate con 9% los rangos “Arriba del 
término medio” y “Muy alto”. 
Figura 4 
Distribución general de los porcentajes de los niveles de sueño en el personal de enfermería 
 
Bienestar y Satisfacción Vital en Educación 
 
 59 
Por otro lado en la figura No.4 Distribución general de los porcentajes de los niveles de 
sueño en el personal de enfermería (Valor Z- Sueño). El 75% fue la frecuencia más 
destacada con en rango “Abajo del término medio” y el 13, 7 y 5 porciento con los 
rangos de: “Alto”, “Arriba del término medio” y “Muy alto”. 
Figura 5 
Situación psicosexual del personal de enfermería 
 
Sin embargo en la figura No.5 Situación psicosexual del personal de enfermería (Valor 
Z- Psicosexuales). “Abajo del término medio” lideró en primer lugar de frecuencia con 
48%, seguido de “Arriba del término medio” con 31%, en tercer puesto el 17% con el 
rango “Alto” y 4% con “Alto”. 
Figura 6 
Frecuencia de enfermedades gastrointestinales en el personal de enfermería 
 
Aun cuando en la figura No.6 Frecuencia de enfermedades gastrointestinales en el 
personal de enfermería (Valor Z- Gastrointestinales). Por cuarta ocasión el rango 
Bojórquez Díaz, Sotelo Castillo, Quintana López y Barrera Hernández 
 
 60 
“Abajo del término medio” con la frecuencia de 71%, el rango “Alto” con 13% y un 
empate de frecuencias con 8% “Arriba del término medio” y “Muy alto”. 
Figura 7 
 Valores psiconeuróticos en el personal de enfermería 
 
En la figura No.7 Valores psiconeuróticos en el personal de enfermería (Valor Z- 
Psiconeuroticos). Se vuelve a repetir el rango “Abajo del término medio” 
posicionándose en primer lugar con 67%, seguido del rango “Arriba del término 
medio” con la frecuencia de 18%. El 9% con el rango “Alto” y finalmente “Muy alto” 
con el 6%. 
Figura 8 
 Datos generales de síntomas de dolor en el personal de enfermería 
 
En la figura 8, datos generales de síntomas de dolor en el personal de enfermería 
(Valor Z- Dolor). La frecuencia más baja con 8% con el rango “Muy alta” seguido del 9% 
Bienestar y Satisfacción Vital en Educación 
 
 61 
el rango “Alto”. “Arriba del término medio” con 26% y para contrastar, en primer 
lugar, de frecuencia con 57% el rango “Abajo del término medio”. 
Figura 9 
Niveles de ansiedad en el personal de enfermería 
 
 
En la figura No.9 Niveles de ansiedad en el personal de enfermería (Valor Z- Ansiedad). 
Se utilizó una dicotomía de frecuencias con los rangos “Muy bajo” y “Muy alto” donde 
los resultados fueron polarizados inclinándose a favor del 83% con “Muy bajo” y el 
resto de la frecuencia con el 17% con “muy alto”. 
Figura 10 
 Niveles de depresión en el personal de enfermería 
 
Para la décima gráfica comparativa, figura No.10 Niveles de depresión en el personal 
de enfermería (Valor Z- Depresión). Se utilizó la misma receta de frecuencias 
dicotómicas, en la cual, los resultados obtenidos se inclinaron hacia el rango “Abajo del 
término medio” con 75% y el porcentaje restante de 25% en el rango “Alto”. 
Bojórquez Díaz, Sotelo Castillo, Quintana López y Barrera Hernández 
 
 62 
 
 
Figura 11 
 Frecuencia en los niveles psicosomáticos en el personal de enfermería 
 
 
Para la onceava y ultima figura No.11 Frecuencia en los niveles psicosomáticos en el 
personal de enfermería (Valor Z- Psicosomático). Se retornó a la fórmula original con 
cuatro frecuencias en la cual “Abajo del término medio” nuevamente lidero con 61%. 
La segunda posición de frecuencias empato con 17% (“Arriba del término medio” y 
“Alto”). En última instancia el 5% con el rango “Muy alto”. 
Escala Sintomática del Estrés de Seppo Aro (ESE) 
En relación a los análisis de validez y confiabilidad, se analizó la escala por medio de 
grupos contrastados por medio de Chi2 y Tstudent y todos los ítems se encontraron en 
los extremos, quiere decir que discriminan grupos altos de grupos bajos para validez y 
en lo que respecta la confiabilidad se realizó un análisis de consistencia interna 
obteniendo un .876 de alpha de Cronbach. 
En cuanto al nivel general de la escala SEPPO se segmentaron los datos por medio de 
valores por encima y por debajo de la media y una varianza de igual manera 
obteniendo cuatro niveles con los siguientes resultados: 
Los resultados a nivel general de la escala SEPPO muestran un nivel de baja afección 
dentro del muestreo con un porcentaje frecuencia del 63%. Se hace necesario resaltar 
los rangos de “Alta afección del estrés” y “Afecciones de estrés” que tuvieron un nivel 
estadístico del 16% y 15% de significancia, para contrastar con un 6% en el rango de 
“Sin afecciones de estrés” (ver la Tabla 1 Nivel general de la Escala SEPPO). 
Bienestar y Satisfacción Vital en Educación 
 
 63 
 
 
 
Tabla 2 
 Comparación de la variable Sexo y nivel de la escala SEPPO. 
Sexo Nivel SEPPO 
 Sin afecciones de 
estrés 
Baja afección 
de estrés 
Afecciones de 
estrésAltas afecciones 
de estrés 
Masculino 5.0% 85.0% 10.0% 0.0% 
Femenino 6.3% 57.5% 16.3% 20.0% 
Pruebas de chi-cuadrado 
 Valor Df Sig. asintótica 
(bilateral) 
Chi-cuadrado de Pearson 6.379a 3 .045 
Razón de verosimilitud 9.423 3 .024 
Asociación lineal por lineal 4.704 1 .030 
N de casos válidos 100 
a. 4 casillas (50.0%) han esperado un recuento menor que 5. El recuento mínimo esperado es 1.20. 
Por otra parte, en la Tabla No. 3 Comparación de la variable ¿tienes hijos? y nivel 
escala SEPPO los resultados más significativos para la labor de la investigación, son las 
frecuencias del 25.7% en el nivel de “Afecciones de estrés” y un 20.00% en el nivel 
“Altas afecciones de estrés”. Estos porcentajes fueron obtenidos por personas de la 
muestra que “No tienen hijos” superando en gran medida el 9.2% y 13.8% de personas 
en la muestra cuyas cuales “Si tienen hijos”. 
En consecuencia en el ítem “¿Con que frecuencia ingieres bebidas alcohólicas?” Existe 
una correlación entre las “Altas afecciones de estrés” y el ingerir bebidas embriagantes 
con 50% de reincidencia de manera semanal. Mientras los niveles “Sin Afecciones de 
estrés”, “Baja afección de estrés” y “Afecciones de estrés” Se mantienen empatados 
de manera imparcial con un 16.7% de reincidencia semanal (ver Tabla No. 4 
Comparación de la variable ¿Con que frecuencia ingieres bebidas alcohólicas? Y nivel 
escala SEPPO). 
 
 
Bojórquez Díaz, Sotelo Castillo, Quintana López y Barrera Hernández 
 
 64 
Tabla 3. 
Comparación de la variable ¿tienes hijos? y nivel escala SEPPO 
Tienes hijos Nivel SEPPO 
 Sin afecciones de 
estrés 
Baja afección 
de estrés 
Afecciones de 
estrés 
Altas afecciones 
de estrés 
Sí 7.7% 69.2% 9.2% 13.8% 
No 2.9% 51.4% 25.7% 20.0% 
Pruebas de chi-cuadrado 
 Valor Df Sig. asintótica 
(bilateral) 
Chi-cuadrado de Pearson 6.690a 3 .052 
Razón de verosimilitud 6.580 3 .087 
Asociación lineal por lineal 3.735 1 .053 
N de casos válidos 100 
a. 2 casillas (25.0%) han esperado un recuento menor que 5. El recuento mínimo esperado es 2.10. 
 
Tabla 4 
Comparación de la variable ¿Con que frecuencia ingieres bebidas alcohólicas? Y nivel escala 
SEPPO. 
¿Con qué 
frecuencia 
consumes bebidas 
alcohólicas? 
Nivel SEPPO 
 Sin afecciones de 
estrés 
Baja afección 
de estrés 
Afecciones de 
estrés 
Altas afecciones 
de estrés 
Nunca 8.0% 58.0% 18.0% 16.0% 
1 al año 7.7% 61.5% 30.8% 0.0% 
2 al año 0.0% 85.7% 14.3% 0.0% 
1 mes 0.0% 79.2% 0.0% 20.8% 
Semanas 16.7% 16.7% 16.7% 50.0% 
Pruebas de chi-cuadrado 
 Valor Df Sig. asintótica 
(bilateral) 
Chi-cuadrado de Pearson 21.163a 12 .048 
Razón de verosimilitud 28.004 12 .006 
Asociación lineal por lineal .529 1 .467 
N de casos válidos 100 
a. 15 casillas (75.0%) han esperado un recuento menor que 5. El recuento mínimo esperado es 
.36. 
 
Bienestar y Satisfacción Vital en Educación 
 
 65 
En relación con las implicaciones en el ítem “Fumas” y citando la Tabla No. 5 ítem 
¿fumas? existe una correlación altamente significativa entre el hábito de fumar y el 
estrés en la muestra, debido a que el 20.00% de las personas que presentaron 
“Afecciones de estrés” fuman, en contraste con el 14.7% de las que no. Y el 13.7% de 
personas que presentaron “Altas afecciones de estrés” no consumen tabaco a 
diferencia del 60.00% de las personas que si lo hacen. 
Tabla 5 
 Ítem ¿fumas? 
Fumas Nivel SEPPO 
 Sin afecciones de 
estrés 
Baja afección 
de estrés 
Afecciones de 
estrés 
Altas afecciones 
de estrés 
Sí 20.0% 0.0% 20.0% 60.0% 
No 5.3% 66.3% 14.7% 13.7% 
Pruebas de chi-cuadrado 
 Valor Df Sig. asintótica 
(bilateral) 
Chi-cuadrado de Pearson 11.491a 3 .009 
Razón de verosimilitud 11.506 3 .009 
Asociación lineal por lineal 4.769 1 .029 
N de casos válidos 100 
a. 4 casillas (50.0%) han esperado un recuento menor que 5. El recuento mínimo esperado es .30. 
La siguiente tabla, la No. 6 Correlaciones de Pearson de los valores psicosomáticos del 
EDO y la escala sintomática SEPPO explica una correlación alta entre los aspectos 
psicosomáticos de la escala EDO y la escala sintomática de Estrés SEPPO. 
Tabla 6 
 Correlaciones de Pearson de los valores psicosomáticos del EDO y la escala sintomática SEPPO 
 
 
 
 
 
 
 
Correlaciones 
 Psicosomático SEPPO 
Psicosomáticos EDO Correlación de 
Pearson 
1 .709** 
Sig. (Bilateral) .000 
Niveles SEPPO Correlación de 
Pearson 
.709** 1 
Sig. (Bilateral) .000 
 
Bojórquez Díaz, Sotelo Castillo, Quintana López y Barrera Hernández 
 
 66 
En la Tabla No. 7 Correlaciones generales entre factores del EDO y la escala SEPPO se 
muestran todas las correlaciones entre los factores de la escala EDO y la escala 
asintomática de estrés SEPPO: Todos los factores tienen relación entre sí a excepción 
de uno (despersonalización – ya que es un subfactor combinado) pero todos los demás 
está relacionados, que explican que cuando se presenta desgaste ocupacional y con 
niveles considerables de sus subfactores, también están presentes síntomas de estrés. 
Tabla 7 
Correlaciones generales entre factores del EDO Y la escala SEPPO 
 
Atendiendo a estas consideraciones se concluyen las relaciones relevantes del estudio, 
en las cuales la presencia del estrés es notable en los siguientes resultados: 
En la Tabla No. 8 Correlaciones de Pearson de los valores psicosomáticos del EDO y la 
escala sintomática SEPPO, se concluye el puntaje más elevado en la correlación de 
Pearson con un valor significativo de .709 nivel (ValorZ-Psicosomático). 
En el nivel-Gastrointestinales en la correlación de Pearson se obtuvo un valor de 
significancia de .430 en la escala sintomática de estrés. En consecuencia en el ValorZ-
Depresión la correlación de Pearson da un puntaje obtenido de significancia de .329 
(siendo el penúltimo porcentaje menos notable) en la escala, mientras que en el nivel 
Correlaciones entre factores del EDO y la escala sintomática de 
estrés 
SEPPO 
Nivel SEPPO Correlación de Pearson 1 
Sig. (bilateral) 
ValorZGastrintestinales Correlación de Pearson .430** 
Sig. (bilateral) .000 
ValorZPsicosomático Correlación de Pearson .709** 
Sig. (bilateral) .000 
ValorZDepresión Correlación de Pearson .329** 
Sig. (bilateral) .001 
ValorZAnsiedad Correlación de Pearson .678** 
Sig. (bilateral) .000 
ValorZDolor Correlación de Pearson .618** 
Sig. (bilateral) .000 
ValorZPsicosexuales Correlación de Pearson .583** 
Sig. (bilateral) .000 
ValorZSueño Correlación de Pearson .635** 
Sig. (bilateral) .000 
ValorZDespersonalización Correlación de Pearson .014 
Sig. (bilateral) .892 
ValorZAgotamiento Correlación de Pearson .320** 
Sig. (bilateral) .001 
La correlación es significativa en el nivel 0,01 (bilateral).** 
Bienestar y Satisfacción Vital en Educación 
 
 67 
ValorZ-Ansiedad la correlación de Pearson mostró un .678. Si bien es cierto que en el 
ValorZ- Dolor el porcentaje logró un .618 aproximándose al valorZ-Ansiedad. Sin 
embargo el ValorZ-Psicosexuales resultó ser el porcentaje posicionado en la mediana 
con un valor de .583. En tercera posición de relevancia con .635 la obtuvo el ValorZ-
Sueño. Y en última instancia se obtuvo el porcentaje más bajo de la escala sintomática 
de estrés con un .320 en el ValorZ-Agotamiento (ver Tabla No.8 Correlaciones 
generales entre factores del EDO Y la escala SEPPO). 
Dando una ejemplificación cuantitativa de la variable “Desgaste Ocupacional” y su 
relación considerablemente directa con los síntomas característicos del estrés en la 
muestra proporcionada. 
Tabla 8 
Correlaciones generales entre factores del EDO Y la escala SEPPO 
 
Atendiendo a estas consideraciones se concluyen las relaciones relevantes del estudio, 
en las cuales la presencia del estrés es notable en los siguientes resultados: En la Tabla 
No. 8 Correlaciones de Pearson de los valores psicosomáticos del EDO y la escala 
sintomática SEPPO, se concluye el puntaje más elevado enla correlación de Pearson 
con un valor significativo de .709 nivel (ValorZ-Psicosomático). 
Correlaciones entre factores del EDO y la escala sintomática de 
estrés 
SEPPO 
Nivel SEPPO Correlación de Pearson 1 
Sig. (bilateral) 
ValorZGastrintestinales Correlación de Pearson .430** 
Sig. (bilateral) .000 
ValorZPsicosomático Correlación de Pearson .709** 
Sig. (bilateral) .000 
ValorZDepresión Correlación de Pearson .329** 
Sig. (bilateral) .001 
ValorZAnsiedad Correlación de Pearson .678** 
Sig. (bilateral) .000 
ValorZDolor Correlación de Pearson .618** 
Sig. (bilateral) .000 
ValorZPsicosexuales Correlación de Pearson .583** 
Sig. (bilateral) .000 
ValorZSueño Correlación de Pearson .635** 
Sig. (bilateral) .000 
ValorZDespersonalización Correlación de Pearson .014 
Sig. (bilateral) .892 
ValorZAgotamiento Correlación de Pearson .320** 
Sig. (bilateral) .001 
La correlación es significativa en el nivel 0,01 (bilateral).** 
Bojórquez Díaz, Sotelo Castillo, Quintana López y Barrera Hernández 
 
 68 
En el nivel-Gastrointestinales en la correlación de Pearson se obtuvo un valor de .430 
en la escala sintomática de estrés. En consecuencia en el ValorZ-Depresión la 
correlación de Pearson da un puntaje obtenido de relación de .329 (siendo el 
penúltimo porcentaje menos notable) en la escala, mientras que en el nivel ValorZ-
Ansiedad la correlación de Pearson mostró un .678. Si bien es cierto que en el ValorZ- 
Dolor el porcentaje logró un .618 aproximándose al valorZ-Ansiedad. Sin embargo el 
ValorZ-Psicosexuales resultó ser el porcentaje posicionado con un valor de .583. En 
tercera posición de relevancia con .635 la obtuvo el ValorZ-Sueño. Y en última 
instancia se obtuvo el porcentaje más bajo de la escala sintomática de estrés con un 
.320 en el ValorZ-Agotamiento (ver Tabla No. 8 Correlaciones generales entre factores 
del EDO Y la escala SEPPO). Dando una ejemplificación cuantitativa de la variable 
“Desgaste Ocupacional” y su relación considerablemente directa con los síntomas 
característicos del estrés en la muestra proporcionada. 
 
4. Discusión 
 
Thomaé et al (2006), menciona que uno de los componentes personales premorbidos 
que aumentan la susceptibilidad de presentar Síndrome de burnout es el sexo del 
individuo siendo las mujeres las que pueden sobrellevar mejor las situaciones 
conflictivas en el trabajo, sin embargo, en cuanto a la variable del Síndrome de 
burnout esto no se ha constatado pero se ha encontrado que del personal de 
enfermería el grupo que mayor padece afecciones de estrés es el sexo femenino con el 
16.3% mientras que el grupo masculino obtuvo el 10%, así como el 20% de “Altas 
afecciones de estrés” de igual forma son ocupadas por la muestra femenina en 
contraste con el 0.0% del muestreo masculino ( ver Tabla No.3 Comparación de la 
variable Sexo y nivel de la escala SEPPO). 
Es posible definir al “Burnout” como: “la respuesta al estrés laboral crónico que afecta 
a aquellas personas cuyo trabajo tiene como centro ayudar y apoyar a otros; 
generando en el profesional síntomas que van desde el agotamiento físico, mental y 
emocional hasta relaciones conflictivas interpersonales” (Thomaé, Ayala, Sphan, 
Stortti, 2006, pág. 1 citado en Roth y Pinto, 2010) lo dicho por estos autores concuerda 
con el resultado obtenido en cuanto al agotamiento debido a que este valor se 
encuentra dentro de los ocho valores en los cuales se encontró una correlación 
significativa entre la presencia de las variables Estrés laboral y Síndrome de burnout en 
las correlaciones generales entre factores de la EDO Y la escala SEPPO (ver Tabla No.8 
Correlaciones generales entre factores del EDO Y la escala SEPPO). 
La psicóloga social Cristina Maslach, estudiando las respuestas emocionales de los 
profesionales de ayuda, calificó a los afectados de “Sobrecarga emocional” o síndrome 
Bienestar y Satisfacción Vital en Educación 
 
 69 
de burnout (quemado). Esta autora lo describe como “un síndrome de agotamiento 
emocional, despersonalización y baja realización personal” que puede ocurrir entre 
individuos que trabajan con personas (López, 2004). Lo cual coincide de nuevo en 
cuanto al valor de agotamiento pero presenta una contradicción en el valor de 
despersonalización ya que en los resultados los porcentajes arrojados no han 
presentado signos de presencia de estrés laboral y Síndrome de burnout en este factor 
(ver Tabla No.8 Correlaciones generales entre factores del EDO Y la escala SEPPO). 
Gil (2000) señala que a lo largo de los años se ha establecido que el síndrome de 
quemarse por el trabajo es una respuesta al estrés laboral crónico que, aunque se 
puede desarrollar en todo tipo de profesionales, ocurre con relativa frecuencia en los 
profesionales de la organizaciones de servicios que trabajan en contacto directo con 
los usuarios de esas organizaciones, y deteriora significativamente su calidad de vida 
laboral y consecuentemente la calidad del servicio que ofrece la organización, 
considerando esto queda de manifiesto que el personal de enfermería es un grupo 
profesional que se ve afectado por la presencia el síndrome de burnout como se 
destaca en nuestros resultados. 
Numerosas investigaciones se han centrado en las manifestaciones clínicas del estrés, 
es decir, en el estrés negativo o distrés, encontrando fuerte relación con la patología 
psicosomática que afecta en gran medida la calidad de vida y las distintas áreas de 
funcionamiento social, familiar, académica, laboral de las personas que lo 
experimentan (Hernández, Romero, González & Rodríguez-Albuín, 1997 citado por 
Quiceno y Vinaccia, 2007) lo cual concuerda con las Correlaciones de Pearson 
encontradas de los valores psicosomáticos del EDO y la escala sintomática SEPPO nos 
arrojaron que existen una correlación alta entre ambas escalas (ver Tabla No.7 
Correlaciones de Pearson de los valores psicosomáticos del EDO y la escala sintomática 
SEPPO). 
El Dr. Fernando Miralles Muñoz indica que las afectaciones más notorias en la 
presencia del Síndrome de burnout se clasifican en: 
a) Síntomas físicos tales como dolores de cabeza, cervicales o de estómago, presión en 
el pecho, palpitaciones, falta de aire, tensión muscular y aumento de la sudoración. 
b) Síntomas psicológicos como sentimientos de infelicidad e inferioridad (inicio de una 
posible depresión), ansiedad al comer o beber, falta de sueño o interrupciones del 
mismo, falta de iniciativa en el trabajo e inseguridad en la realización de su cometido 
profesional (Miralles, 2011). Citando la Tabla No.8 Correlaciones generales entre 
factores del EDO Y la escala SEPPO convenimos con lo dicho por el Doctor Miralles ya 
que los valores analizados en este proyecto concuerdan con los síntomas físicos y 
psicológicos antes mencionados debido a que las afectaciones psicosomáticas más 
notorias por la presencia de estrés, o bien, síndrome de burnout en estudiantes de 
Bojórquez Díaz, Sotelo Castillo, Quintana López y Barrera Hernández 
 
 70 
enfermería del hospital son: respecto al aspecto físico, el factor dolor, dentro de los 
factores psicológicos destacan la depresión, la ansiedad y el sueño. 
Se concuerda con Cano y rodríguez (2017), concerniente a la sintomatología por estrés, 
quienes expresan que los trastornos somatomorfos (en CIE-10) o trastornos por 
síntomas somáticos (en el DSM-5) son trastornos mentales que tienen como 
denominador común la prominencia de síntomas somáticos asociados a estrés y 
discapacidad significativo, tales como: síntomas gastrointestinales (dolor, meteorismo, 
regurgitación, vómitos, náuseas, etc.), sexuales y menstruales, síntomas depresivos o 
ansiosos tales como los que se han encontrado en nuestros resultados. 
5. Conclusiones 
 
En cuanto a los niveles de agotamiento y despersonalización de acuerdo a la escala 
EDO, los estudiantes de enfermería se encontraron arriba del término medio.Sin 
embargo referente a la insatisfacción se obtuvo un rango debajo del término medio al 
igual que el valor de sueño y del aspecto psicosexual (ver Graficas No. 1 Niveles de 
agotamiento en el personal de enfermería, No. 2 Niveles de despersonalización en el 
personal de enfermería, No. 3 Porcentajes y frecuencias de los niveles de insatisfacción 
en los estudiantes de enfermería, No. 4 Distribución general de los porcentajes de los 
niveles de sueño en los estudiantes de enfermería). 
Las enfermeras y los enfermeros que padecen algún problema de salud 
gastrointestinal se encuentran abajo del término medio conservando el mismo nivel en 
los aspectos psiconeuróticos, de dolor, depresión y psicosomáticos, quedando en un 
nivel muy bajo la ansiedad (revisar Graficas No. 6 Frecuencia de enfermedades 
gastrointestinales en el personal de enfermería, No. 7 Valores psiconeuróticos en el 
personal de enfermería, No. 8 Datos generales de síntomas de dolor en el personal de 
enfermería, No. 10 Niveles de depresión en el personal de enfermería, No. 11 
Frecuencia en los niveles psicosomáticos en el personal de enfermería y No. 9 Niveles 
de ansiedad en el personal de enfermería). 
En la comparación de la despersonalización y al estado civil del grupo de estudio, es 
decir, de los estudiantes de enfermería se ha observado que quienes padecen un nivel 
alto de despersonalización son del grupo que dijo tener pareja, no se encontró ninguna 
diferencia entre los que se encuentra en un nivel muy bajo de despersonalización ya 
para este nivel se ha obtenido un porcentaje igual del 50% para quienes no tienen 
pareja y quienes si tienen (mirar la Tabla No.1 Distribución de los resultados en el 
subfactor despersonalización por estado civil del personal de enfermería). 
Los resultados de la escala sintomática del estrés de Seppo Aro (ESE) se concluye a 
grandes rasgos que la cantidad del 31% de los estudiantes de enfermería han sido 
susceptible a la presencia de estrés y que es el grupo del sexo femenino quien 
Bienestar y Satisfacción Vital en Educación 
 
 71 
presenta afecciones y altas afecciones (ver tabla No. 2 Nivel general de la Escala 
SEPPO y Tabla No. 3 Comparación de las variables sexo y nivel de Escala SEPPO). 
El grupo de estudiantes que dijo no tener hijos son quienes han presentado un nivel 
considerado de afecciones de estrés (Tabla No. 4 Comparación de la variable ¿tienes 
hijos? y nivel de escala SEPPO). 
 Existen diferencias significativas entre el valor de “altas afecciones de estrés” con el 
hábito de ingerir bebidas alcohólicas tal como lo indica la Tabla No. 5 Comparación de 
la variable ¿Con que frecuencia ingieres bebidas alcohólicas? Y nivel escala SEPPO). 
Obteniendo el mismo rango se encuentra el hábito de fumar como se menciona en la 
Tabla No. 6 Ítem ¿fumas?, debido a que quienes presentaron afecciones de estrés dijo 
fumar. 
Quienes también han presentado relaciones significativas son los aspectos 
psicosomáticos de los valores de la escala EDO con la sintomatología de la escala 
sintomática de estrés SEPPO en cuanto a la correlación de Pearson (Tabla No.7 
Correlaciones de Pearson de los valores psicosomáticos del EDO y SEPPO). 
La mayor presencia de estrés se encuentra como anteriormente se mencionó en la 
correlación de Pearson de los factores del EDO y la escala sintomática de estrés SEPPO 
Tabla No. 7, viéndose afectado el personal de enfermería en los siguientes aspectos: 
gastrointestinales, depresión, ansiedad, dolor, psicosexual, sueño y agotamiento. 
Siendo estos los que obtuvieron una mayor ponderación en los resultados presentados 
en la tabla No.8 correlaciones generales entre factores del EDO Y la escala SEPPO. 
El presente trabajo de investigación brinda la información necesaria para crear un 
estudio con mayor profundidad dentro de la institución explorada, los instrumentos 
aplicados cumplieron su función, ya que se realizaron las mediciónes para las cuales 
fueron diseñados, es decir, se midió la presencia del estrés mediante la presencia de 
síntomas fisiológicos, el síndrome de burnout y la presencia de enfermedades 
psicosomáticas en el personal de enfermería del hospital público, queda confirmada la 
relación en los resultados arrojados de ambos instrumentos: a mayor estrés laboral en 
estudiantes de enfermería del hospital general público mayores afectaciones 
psicofísicas, los resultados demostraron que si hay presencia del síndrome de burnout 
con valores considerables en la correlación de enfermedades psicosomáticas, en otras 
palabras, se ha constatado que al presentarse desgaste ocupacional con niveles 
considerables de sus subfactores, también están presentes síntomas de estrés, y 
también, enfermedades psicosomáticas. 
 
 
Bojórquez Díaz, Sotelo Castillo, Quintana López y Barrera Hernández 
 
 72 
6. Recomendaciones 
 
Para realizar una mejora en la salud del personal de enfermería del hospital general 
público se hacen las siguientes recomendaciones: 
1.- se le hace una invitación al personal de recursos humanos de la dependencia para 
que investigue de manera detallada y conozca sobre la temática del estrés laboral, el 
síndrome de burnout y sus afectaciones a nivel psicofisiológico. 
2.- los administradores de recursos humanos necesitan empoderar con información 
concreta, eficiente y clara a todo el personal de enfermería sobre el estrés laboral, el 
síndrome de quemarse por el trabajo “Burnout”, la relación que existe entre estas 
estas dos variables y las afectaciones a nivel físico y psicológico para su detección y 
atención temprana. 
3.- crear o aplicar un programa de apoyo en la prevención, detección y atención de la 
presencia del estrés laboral, síndrome de burnout y sus afectaciones psicosomáticas; 
para ello se hace mención del siguiente programa del cual hacen mención Ortega y 
López (2003), en su investigación “El burnout o síndrome de estar quemado en los 
profesionales sanitarios: revisión y perspectivas” quienes explican: El personal sanitario 
se enfrenta frecuentemente a situaciones de vida y muerte. Su trabajo puede ser física 
y emocionalmente agotador. El estrés que se deriva de este contexto implica el 
desarrollo de problemas conductuales como burnout y otros problemas de salud y 
psicológicos (ansiedad, depresión, etc.). En la actualidad esta temática es importante 
ya que afecta a la moral y bienestar psicológico de los trabajadores, a la calidad y 
tratamiento que se proporciona a los pacientes y, por último, puede tener una 
influencia fuerte en el funcionamiento administrativo de los servicios sanitarios. En 
este trabajo teórico se presenta una revisión del concepto de burnout, las variables de 
las que depende, las medidas más utilizadas, las consecuencias del mismo y las 
estrategias de intervención que se han desarrollado para prevenir y tratar este 
problema. Finalmente, se realiza una propuesta de análisis conceptual del burnout 
como un ejemplo de evitación experiencial, así como de sus implicaciones en el 
tratamiento en dicho programa que a continuación se presenta. 
Programa de prevención y control de burnout asistencial 
Cherniss (1980) citado en Ortega y López (2003), menciona cuatro objetivos que se 
pueden plantear de cara a la intervención: reducir o eliminar las demandas laborales, 
cambiar las metas, preferencias y expectativas personales, incrementar los recursos de 
la persona ante las demandas y proveer estrategias acordes a las características del 
burnout. 
Bienestar y Satisfacción Vital en Educación 
 
 73 
En cuanto a las estrategias o habilidades a fomentar, Mingote (1998) citado en Ortega 
y López (2003), señala que es necesario reconocer que no existe ninguna técnica 
simple capaz de prevenir o tratar de forma efectiva el burnout, sino que se utilizan 
modelos de intervención de componentes integrados de forma complementaria con 
técnicas orientadas al individuojunto a técnicas orientadas al ámbito organizacional. 
Veamos las diferentes estrategias propuestas: 
Estrategias orientadas a nivel individual 
Respecto a las variables individuales que se deben fomentar para la reducción del 
síndrome de estar quemado, se debe tener en cuenta que las consecuencias que 
conlleva esta situación se han dividido clásicamente en tres tipos de aspectos: físicos, 
emocionales y conductuales. Debido a esto, las intervenciones se han dirigido a éstas 
de manera global. 
Para la reducción del estrés y emociones se han empleado diversas técnicas (Cherniss, 
1980; Gil-Monte y Peiró, 1997; Maslach et al., 2001; Ojeda, Ramal, Calvo y Vallespín, 
2001; Peiró y Salvador, 1993; Yela, 1996 citados en Ortega y López, 2003), entre las 
que cabe destacar las técnicas de relajación, el biofeeedback, las técnicas cognitivas 
como reestructuración cognitiva, resolución de problemas, entrenamiento de la 
asertividad, fomentar habilidades de afrontamiento y técnicas de autocontrol dirigidas 
a las consecuencias conductuales. En estalínea, O´Brien (1998) citado en Ortega y 
López (2003), menciona que una forma útil de asesoramiento podría ser entrenar a los 
trabajadores no sólo a reconocer sus síntomas de estrés sino también las potenciales 
fuentes de estrés; se les podría estimular a considerar frecuentemente estresores que 
ellos podrían cambiar y aquellos estresores que no son susceptibles al cambio. Mickler 
y Rosen (1994) citado en Ortega y López (2003), entrenaron a un grupo de cuidadores 
sanitarios dándoles instrucciones de cómo enfrentarse a estas situaciones productoras 
de estrés laboral para evitar el burnout, obteniendo que la preparación al estrés era un 
predictor que atenuaba los efectos del burnout. Cabe destacar en este punto, como 
sugieren Arranz, Barbero, Barreto y Bayés (1997) citado en Ortega y López (2003), que 
el individuo controla el propio ambiente y existen ciertos límites en su organización 
que no se pueden cambiar, por lo que la aceptación de la realidad es una de las claves 
que facilita el proceso de adaptación, sin que ello nos impida seguir desarrollando 
nuestra labor lo mejor que sepamos. Según Maslach et al. (2001) citado en Ortega y 
López (2003), las aproximaciones orientadas individualmente para desarrollar efectivas 
estrategias de afrontamiento o relajación pueden ayudar a aliviar el cansancio 
emocional, pero no resultan útiles con los otros dos componentes, ya que las 
estrategias son inefectivas en el lugar de trabajo donde la persona tiene poco control 
sobre los estresores laborales. 
Como reflexión de las estrategias que se han utilizado para solventar este problema, 
cabe decir que han tenido en cuenta el burnout como una conglomeración de 
Bojórquez Díaz, Sotelo Castillo, Quintana López y Barrera Hernández 
 
 74 
trastornos psicológicos tales como ansiedad, depresión, disforia, alteraciones de 
conducta, etc. en las que se pretende dar una solución eficaz con técnicas que se han 
utilizado para cada uno de los trastornos, pero insertándolo en un paquete de 
tratamiento. En cuanto a su eficacia comentar que se necesitarían estudios 
longitudinales para poder comprobarla así como grupos de control apropiados (Ortega 
y López, 2003). 
Estrategias orientadas a nivel organizacional 
Una gran parte de los elementos organizacionales pueden ser evaluados por los 
sujetos como estresores, por ello las intervenciones se dirigen a ellos mismos. 
Tomando como referencia a Cherniss (1980), De la Gángara (2002), León (1998), 
Maslach et al., (2001) y Peiró y Salvador (1993) citados en Ortega y López (2003), 
podemos enumerar algunos de los cambios que deberían producirse para reducir este 
fenómeno, algunos de los cuales han sido comprobados empíricamente mientras otros 
no. Veamos: 
1. Incrementar la autonomía del trabajo, pasando la responsabilidad y el control 
sobre el trabajo del supervisor a los propios trabajadores. 
2. Planificar un horario flexible por parte del trabajador; se debería dar más 
oportunidades en la elección de los turnos. 
3. Fomentar la participación de los trabajadores en la toma de decisiones. 
4. Mejorar los niveles de calidad del ambiente físico de trabajo. 
5. Enriquecer los trabajos, incorporando en ellos autonomía, retroalimentación, 
variedad de habilidades, identidad de la tarea y significado de la misma. 
6. Asignación de tareas al grupo, así como la organización y control del propio trabajo 
y en su conjunto, proporcionando retroalimentación adecuada de su ejecución. 
7. Limitar el número de horas de trabajo, así como el número de pacientes que 
atender. 
8. Plantearse los objetivos a conseguir en el equipo de trabajo de manera clara. 
 
Este tipo de variables han sido puestas a prueba en diferentes estudios. Por ejemplo, el 
de Cherniss (1980) citado en Ortega y López (2003), en el que a un grupo de 
enfermeras de reciente colocación que no tenían asignados pacientes ni 
responsabilidades, gradualmente se les exponía a seminarios y workshops donde se les 
enseñaba a asumir mayores responsabilidades y se les asignaba pacientes. 
Las enfermeras eran observadas por supervisoras que recordaban las funciones a 
asumir. Los resultados indicaron que esta ayuda eliminaba mucho la ambigüedad de 
rol, falta de autonomía y prevenía el burnout. Otro estudio más reciente es el citado 
por Maslach et al. (2001) citado en Ortega y López (2003), en el que un grupo de 
empleados participó en sesiones grupales diseñadas para identificar los problemas que 
les provocaba el burnout en su ocupación laboral y las diferentes estrategias que 
Bienestar y Satisfacción Vital en Educación 
 
 75 
podían utilizar para reducirlo; en comparación con el grupo control redujeron el 
cansancio emocional después de la intervención, incluso tras un seguimiento de seis y 
doce meses. 
Por otro lado Carranza (2018), en su trabajo académico gerenciando actividades de 
prevención contra el síndrome de burnout del profesional de enfermería que laboran 
en el hospital de Yungay, Ancash, 2018 da a conocer que el propósito de su proyecto 
es el de brindar información actualizada, que permita la formulación de estrategias 
orientadas a fortalecer los mecanismos a nivel interpersonal e intrapersonal para 
poder afrontar problemas o situaciones estresantes ocasionados por los diversos 
factores; así como la intervención precoz e implementación de algunos talleres sobre 
el manejo del estrés que le permita mejorar la calidad de vida y la atención que 
brindan al usuario y el de ellos mismos y disminuir del nivel del Síndrome de Burnout 
en las enfermeras en el hospital de Yungay siendo este su objetivo específico, y como 
objetivos específicos, adecuadas relaciones interpersonales, motivación al profesional 
se enfermería, adecuadas funciones y jornadas laborales y adecuados beneficios de 
remuneraciones e incentivos laborales. El propósito está orientado a proporcionar 
información actualizada al Director y al jefe del departamento de enfermería del 
hospital de Yungay, a fin de elaborar planes y estrategias destinadas a promover el 
desarrollo de mecanismos de afrontamiento efectivos el cual. A continuación se 
presenta la metodología aplicada que la autora antes mencionada utilizo: 
Líneas de Acción y/o Estrategias de Intervención 
A. Capacitación: la capacitación, es un proceso educacional de carácter estratégico 
aplicado de manera organizada y sistémica, mediante el cual el personal adquiere o 
desarrolla conocimientos y habilidades específicas relativas al trabajo, y modifica 
sus actitudes frente a aspectos de la organización, el puesto o el ambiente laboral. 
Debido a que el Hospital de Yungay no cuenta con personal capacitado e idóneo 
para la atención en el trabajo con los pacientes, se propone realizar estas 
capacitaciones para una mejor realización de sus funciones y así tener una 
demanda de atención buena. 
 
Acciones: 
Capacitaciónal personal de enfermería sobre clima organizacional. 
Socialización de la Norma Técnica de Clima Organizacional. 
Talleres de participación de motivación al personal profesional de enfermería. 
B. Documento de Gestión. La Gestión como nuevo aspecto en la disciplina de 
Enfermería afronta la satisfacción de las necesidades de la persona, familia y, su 
Bojórquez Díaz, Sotelo Castillo, Quintana López y Barrera Hernández 
 
 76 
pertenencia comunitaria, al igual que la realización de acciones derivadas del 
diagnóstico y tratamiento médico, se obtienen aplicando el juicio de enfermero. 
Así mismo los documentos de gestión son utilizados para referirse al conjunto de 
acciones, o diligencias que permiten la realización de cualquier actividad o deseo. 
cciones: 
Fomentar actividades recreativas, en grupo. 
Coordinar con el Director y Jefe de Recursos Humanos para gestionar Resoluciones de 
felicitación. 
C. Sensibilización: induce el estado de hipersensibilidad, dando lugar a una respuesta 
inmunológica patológica, que inducirá a alteraciones inflamatorias o necróticas en 
la unidad hística tisular correspondiente. Como consecuencia, entran aquí en 
consideración las respuestas de inmunidad humoral y celular patológicas. A esta 
sensibilización se llega por vía activa, pasiva o prenatal. Un organismo instruido en 
la sensibilización alarmista construirá estados de conectividad facilitados, 
automatizados, en los circuitos que velan por la seguridad física de los tejidos. El 
individuo padecerá, en forma de síntomas reales, las consecuencias de la actividad 
de esos circuitos sensibilizados 
 
Acciones: 
Sensibilizar al Jefe del servicio de enfermería para la realización de una adecuada 
distribución de funciones laborales. 
Socialización de evaluación de indicadores de desempeño. 
D. Gestión. Hablar de gestión es hablar del proceso administrativo que sirve para 
evaluar el grado de cumplimiento de los objetivos organizacionales previstos por la 
dirección o gobierno corporativo. Este concepto se utiliza para hablar de proyectos 
o en general de cualquier tipo de actividad que requiera procesos de planificación, 
desarrollo, implementación y control. 
 
Acciones: 
Gestionar con autoridades de la Red de Salud Huaylas Norte, Director del Hospital y el 
servicio de Psicología sobre implementación con materiales e insumos para realizar las 
capacitaciones y talleres. 
Existen diversos programas, proyectos, políticas, lineamientos y estrategias ya creados 
para tratar la prevención y atención del estrés laboral, síndrome de burnout y, al 
mismo tiempo impactar positivamente la salud y bienestar en los aspectos 
Bienestar y Satisfacción Vital en Educación 
 
 77 
psicofisiológicos, es decir, contrarestar la presencia de las enfermedades 
psicosomáticas en el personal de enfermería. Los programas anteriormente descritos 
ayudaran a generar ideas en el personal administrativo del hospital general público 
sobre qué medidas deben accionar para liberar a su personal de enfermería de las 
patologías que les aquejan referentes a las tres variables que en este proyecto se 
describen. 
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