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Enseñanza e Investigación en Psicología
ISSN: 0185-1594
rbulle@uv.mx
Consejo Nacional para la Enseñanza en
Investigación en Psicología A.C.
México
González, María Eugenia
LA FORMACIÓN UNIVERSITARIA DE LOS PSICÓLOGOS EN ARGENTINA DESDE LA
RECUPERACIÓN DEMOCRÁTICA DE 1983
Enseñanza e Investigación en Psicología, vol. 20, núm. 1, enero-abril, 2015, pp. 26-35
Consejo Nacional para la Enseñanza en Investigación en Psicología A.C.
Xalapa, México
Disponible en: http://www.redalyc.org/articulo.oa?id=29242798006
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LA FORMACIÓN 
UNIVERSITARIA 
DE LOS PSICÓLOGOS EN 
LA FORMACIÓN UNIVERSITARIA 
DE LOS PSICÓLOGOS EN ARGENTINA 
DESDE LA RECUPERACIÓN DEMOCRÁTICA DE 1983
The psychologist’s universitary education in Argentina 
from the democratic recovery in 1983 
María Eugenia González1
Universidad Nacional de Cuyo (Argentina)
Artículo recibido el 7 de abril y aceptado el 13 de junio de 2014.
RESUMEN
La restauración del régimen democrático en 1983 en Argentina reconfiguró el funcionamiento 
de las instituciones en general, y en particular el de los establecimientos universitarios. A su vez, 
la carrera de psicología experimentó en ellos sus propias modificaciones. El presente trabajo 
analiza lo sucedido en las aulas de argentinas de 1983 en adelante, tratando de distinguir tensio-
nes y logros de la disciplina. Para ello, el texto se focaliza en primer lugar en la consideración 
de algunos antecedentes de la formación universitaria en psicología en Argentina. Luego, se 
analizan ciertos aspectos, vinculados a la formación académica de los psicólogos en el país, 
que sufrieron modificaciones debido al cambio de régimen en 1983. Se realiza este trabajo por 
medio de un análisis sociohistórico de las fuentes bibliográficas disponibles.
Indicadores: Psicología; Universidad; Argentina; Democracia.
ABSTRACT
The restoration of the democratic regime in Argentina in 1983 reconfigured the institutional 
functioning of different organizations, particularly the universities. At the same time, psychol-
ogy careers went through many changes. Then, this work aims to analyze what happened in 
Argentinian psychology classrooms from then on, trying to distinguish conflicts and achieve-
ments for this discipline. For that purpose, in first place, this article focuses in considering some 
precedents of university education in psychology in Argentina. Secondly, it analyzes aspects 
related to university training in psychology that were modified because of the institutional 
changes of the political system in that year. These aims are reached by doing a socio-historical 
analysis of the bibliographic resources available for this subject.
Keywords: Psychology; University; Argentina; Democracy.
1 LABOPSI/LABOEDUC, Facultad de Filosofía y Letras, Universidad Nacional de Cuyo, Parque General San Martín s/n, 5500 
Mendoza, Argentina, tel. 0054(261)430-71-75, correo electrónico: mgonzalez@mendoza-conicet.gob.ar. 
Citación: González, M. E. (2015). La formación universitaria de los psicólogos en Argentina desde la recuperación democrática de 
1983. Enseñanza e Investigación en Psicología, 20(1), 26-35.
Enseñanza e Investigación en Psicología Vol. 20, Nº 1: 26-35. Enero-abril, 2015
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Enseñanza e Investigación en Psicología Vol. 20, N
º 1, enero-abril, 2015
INTRODUCCIÓN 
Este artículo pretende elaborar algunos aspectos 
relativos a la formación universitaria en psicolo-
gía en Argentina a partir de 1983, momento de 
la restauración del régimen democrático. En este 
periodo, la disciplina se fortaleció y atravesó un 
proceso de institucionalización creciente. Para de-
sarrollar lo sucedido durante este lapso, el estudio 
toma en cuenta los aportes acerca de la formación 
académica de los psicólogos en Argentina y algu-
nos análisis sociohistóricos que abordan la psico-
logía y el psicoanálisis en el país. Se consideran, 
asimismo, los informes que elaboró la Asociación 
de Unidades Académicas de Psicología (auapsi) y 
la Unidad de Vinculación Académica de Psicolo-
gía de Universidades de Gestión Privada (uvap-
si), así como la normativa en torno al ejercicio de 
la psicología en Argentina. Por último, es necesa-
rio aclarar que no existen demasiadas investigacio-
nes que aborden específicamente este tema en el 
periodo, por lo que solo se ha trabajado contando 
con la información disponible al alcance de la pre-
sente autora. De esta manera, se intenta poner de 
manifiesto algunas ideas que enriquecerán el co-
nocimiento sobre el estado de la formación uni-
versitaria en psicología en el mencionado periodo.
Consideraciones preliminares 
Según Vezzetti (1996), la psicología en Argenti-
na se ha constituido a través de una historia se-
parada en dos tiempos. El primero se identifica 
desde fines del siglo xix, cuando si bien aún no 
existían las carreras universitarias en esta materia, 
se impartían cursos curriculares y extracurricula-
res en el marco de carreras afines, como medi-
cina o pedagogía. Ya en la segunda mitad de la 
década de los 50 se construye otra historia, con 
la inauguración en Argentina de las primeras ca-
rreras de Psicología, las que incorporaron profe-
sores con el recurso humano disponible de cada 
ciudad, pero sin haber todavía psicólogos titula-
dos. Utilizando criterios flexibles, se selecciona-
ron docentes que contaban con orígenes teóricos 
y disciplinares diversos, los que promovieron a su 
vez distintos proyectos profesionales: “entre filo-
sofía y pedagogía, medicina y biología, sociología 
y antropología, psicotecnia y psicoanálisis”, al de-
cir de Dagfal (2009a, p. 258). Con el correr de los 
años, y luego de distintas pujas y alianzas entre 
estudiantes y profesores, se fue abriendo camino 
en las carreras una “versión moderna y dinámica 
de la psicología […] de la mano del psicoanáli-
sis” (Balán, 1991, p. 146), que conjugaba también 
las ciencias sociales. A la vez, el ejercicio de la clí-
nica en la vertiente psicoanalítica resultaba para 
los alumnos de un interés cada vez mayor; según 
Plotkin (2003) “representaba lo nuevo en psico-
logía, al tiempo que brindaba un modelo nuevo 
para el ejercicio profesional” (p. 233).
A partir de ese punto se sucedieron debates y 
conflictos de índole legal con la corporación mé-
dica en torno a los límites de sus competencias, 
ya que la resolución 2282/54 (Ministerio de Sa-
lud y Acción Social de Argentina, 1954) señalaba 
que solamente los médicos podían ejercer la psi-
coterapia y el psicoanálisis, dejando en un lugar 
subordinado a los “auxiliares de psiquiatría”. De 
este modo, si bien los psicólogos no estaban ha-
bilitados para ejercer, estaban preparados –lo que 
también pretendían– para desempeñarse en ese 
terreno, amenazando por consiguiente los intere-
ses de los profesionales de la medicina: “Los psi-
cólogos, con cinco años de formación en teorías 
psicológicas y en métodos psicoterapéuticos, pro-
clamaban con cierta razón estar, de hecho, mejor 
preparados que muchos graduados en medicina 
para llevar adelante tratamientos psicoterapéuti-
cos, en un momento en que los mismos, y parti-
cularmente el psicoanálisis, se estaban tornando 
muy rentables (Plotkin, 2003, p. 235). 
En la ciudad de Buenos Aires los psicólogos 
estuvieron cerca de lograr algún tipo de consen-
so legal en cuanto al ejercicio de la psicoterapia 
(Dagfal, 2009a), perola fuerza de ese debate se vio 
aquietada en una primera instancia por el golpe de 
estado de 1966, que por medio de sus autorida-
des intervino las universidades nacionales –entre 
otras medidas–, pretendiendo limitar la creciente 
politización de la vida académica. Sin embargo, los 
hechos se opusieron a lo pretendido por las autori-
dades, pues los estudiantes se movilizaron cuestio-
nando las nuevas leyes. Por su parte, los profesores 
también resistieron al nuevo régimen denunciando 
la violación al principio de autonomía universitaria. 
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Después de la denominada “Noche de los bas-
tones largos”2, se produjo una gran cantidad de re-
nuncias por parte de los docentes de las carreras de 
Psicología. Este hecho generó, en primer lugar, un 
aumento de los grupos de estudio privados debi-
do a las necesidades económicas de los profesores 
desempleados, así como de la voluntad de los estu-
diantes de continuar la formación con dichos aca-
démicos. Luego, particularmente en la Universidad 
de Buenos Aires, se produjo una situación paradó-
jica, ya que si bien renunciaron muchos profeso-
res, numerosos psicólogos jóvenes pudieron ocupar 
puestos en la enseñanza, desde los cuales difundie-
ron el psicoanálisis y lucharon por la legitimidad del 
ejercicio de la práctica clínica (Noailles, 2010). Un 
estudio publicado en aquel momento (Litvinoff y 
Gomel, 1975) exponía que la mayor parte de los 
psicólogos graduados en la década del 60 ya se de-
dicaban a la clínica. A su vez, según Courel y Talak 
(2001), el psicoanálisis ya estaba instalado como la 
principal orientación teórica, fundamentalmente en 
las ciudades de Buenos Aires, La Plata y Rosario. 
En la década siguiente, luego de otros vaive-
nes institucionales de la democracia argentina, el 
debilitamiento del gobierno en turno, a cargo en-
tonces de Estela Martínez de Perón, generó las 
condiciones para que una junta militar tomara 
nuevamente el poder de facto, pero esta vez con 
un tinte mucho más autoritario que en 1966. En 
1976, desde el autodenominado “Proceso de Re-
organización Nacional” se promovió el terroris-
mo de Estado mediante políticas represivas que 
implicaban la violación sistemática de los dere-
chos humanos. Al mismo tiempo, el modelo eco-
nómico neoliberal al que se adherían las fuerzas 
armadas legitimó las medidas de ajuste que estas 
ejecutaron en las distintas áreas de gobierno. 
En el ámbito educativo específicamente, no 
únicamente se restringió el ingreso de los estu-
diantes a las distintas carreras y se disminuyó el 
presupuesto, sino que, en sintonía con los linea-
mientos del terror promovidos, se censuró todo 
aquello que se calificaba como “subversivo”. Esto 
conllevó la supresión de distintas carreras en las 
2 Dicho suceso ocurrió el 29 de julio de 1966 en Buenos Aires. Se 
denomina así al ingreso de la Policía Federal a cinco facultades 
de la Universidad de Buenos Aires, ocupadas por profesores y 
estudiantes que se oponían a las medidas tomadas por el gobier-
no militar para intervenir en las universidades. 
ciencias sociales, como sociología, antropología y 
también psicología. De este modo, quedaron en 
funcionamiento solamente las carreras de Psico-
logía de San Luis, Rosario y Buenos Aires, pero 
“con un plan de estudios acorde con el proyec-
to de la dictadura” (Carpintero y Vainer, 2005, 
p. 343) Al mismo tiempo, la reducción del cupo 
estudiantil, la supresión de las carreras de Psico-
logía y las restricciones impuestas a las universi-
dades públicas derivó en el aumento del ingreso 
de estudiantes a esas carreras en las universida-
des privadas, que si bien ya funcionaban desde 
1959 (Klappenbach, 2012), en ese momento se 
vieron fuertemente impulsadas. Más aún, Tedes-
co, Braslavsky y Caciofi (1983) sostienen que la 
Junta Militar alentó la gestión de las universida-
des privadas como parte de su proyecto más am-
plio de privatización de todo el sistema educativo.
La recomposición de la vida democrática 
a partir de 1983 en las universidades 
públicas y privadas 
Ya entrada la década de los 80, el Proceso de Re-
organización Nacional se vio empañado por el 
creciente malestar social. Las violaciones a los de-
rechos humanos generaron en gran medida aquel 
descontento sobre el cual los organismos inter-
nacionales también se expresaron negativamente. 
Además, el conflicto con Inglaterra y la derrota 
en la guerra de Malvinas contribuyeron a la fi-
nalización del mandato de la Junta Militar. Así, 
en los comicios realizados el 30 de septiembre de 
1983, Raúl Alfonsín, candidato de la Unión Cí-
vica Radical, resultó electo presidente. Su gestión 
promovió en general el fortalecimiento de la de-
mocracia, y particularmente en lo que se refiere a 
la política universitaria, la recuperación de la au-
tonomía de las universidades nacionales y la nor-
malización de su funcionamiento.
Las universidades nacionales 
Desde ese año, el Estado argentino le otorgó una 
importancia central a la universidad en el marco 
de sus políticas públicas, no solo por la voluntad 
de recobrar el espíritu de la reforma universita-
ria de 1918, sino también por ser ésta uno de sus 
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principales recursos electorales y políticos. En 
ese momento, el movimiento estudiantil se re-
organizó en agrupaciones-ramas de los distintos 
partidos, y la Franja Morada (agrupación que re-
presentaba a la Unión Cívica Radical) logró una 
amplia mayoría en los centros estudiantiles de las 
distintas universidades nacionales. A su vez, el fla-
mante gobierno veía la universidad como la sede 
para la formación de futuros dirigentes políticos.
En este marco, el proceso de normalización 
de las universidades nacionales implicó, además 
de la recomposición de la mayoría de las carre-
ras cerradas durante el proceso militar de 1976, 
la eliminación de las restricciones al ingreso, la 
suspensión de los aranceles y el llamado masivo a 
concursos de plazas docentes (Buchbinder, 2005). 
De este modo, el cuerpo de profesores se modi-
ficó en cantidad y composición, dado que tam-
bién regresaron muchos de los exiliados durante 
la dictadura militar. Particularmente en la psico-
logía, ello contribuyó a que comenzaran a circular 
distintas orientaciones teóricas que a partir de allí 
oxigenaron la perspectiva lacaniana, que se mos-
traba dominante en las formulaciones teóricas de 
los psicólogos y estudiantes de psicología en ese 
momento, punto que se desarrollará más adelan-
te. Por otro lado, se produjo un incremento en la 
cantidad de estudiantes universitarios, que sobre 
todo en las carreras de Psicología fue adquirien-
do dimensiones considerables (Alonso, 1999). Se 
comenzaba a apreciar en las reactivadas carreras 
de Psicología el fenómeno de la masificación de 
los estudios en esta disciplina.
A su vez, se registraron importantes avances 
en la consolidación institucional y académica de 
la disciplina. Autores como Plotkin (2003), Klap-
penbach (2006) y Noailles (2010) han remarcado 
que a partir de 1983 uno de los factores caracte-
rísticos de la formación universitaria en psicolo-
gía fue la constitución de unidades autónomas, es 
decir, facultades de Psicología en las distintas uni-
versidades públicas: en 1986, en la Universidad de 
Buenos Aires; en 1987, en la Universidad Nacional 
de Rosario; en 1994, en la Nacional de Tucumán; 
en 1996, en la Nacional de Mar del Plata; en 1999, 
en la Nacional de Córdoba; en 2006, en la Nacio-
nal de La Plata, y en 2012, en la Nacional de San 
Luis. Esto conllevó en lo administrativo la libertad 
de cada facultad para manejar sus recursos, además 
que supuso el alejamiento de disciplinas afines a 
las que había estado vinculada en periodos ante-
riores. De esta manera, el periodo que comenzó 
con el regreso de la democracia en Argentinaha 
sido caracterizado como el de la plena institucio-
nalización de la psicología (Klappenbach, 2006).
Universidades privadas y formación 
en psicología extrauniversitaria: grupos 
de estudio e instituciones 
En el año 1958, bajo el gobierno de Arturo Fron-
dizi, se emitió la autorización de funcionamiento 
para los establecimientos universitarios de ges-
tión privada, cuyas titulaciones tendrían carácter 
nacional. Así, con el correr de los años se fueron 
inaugurando distintas universidades privadas que 
ofrecían la carrera de psicología, siendo la prime-
ra la que se abrió en la Universidad del Salvador 
en 1959, que ya funcionaba desde 1955, pero bajo 
la modalidad de “instituto” (Klappenbach, 2012). 
Ya a mediados de los años 70 el número de carre-
ras privadas de psicología que funcionaban en el 
país ascendía a una decena (Alonso, 2012). 
La afluencia de estudiantes y profesores ha-
cia esas universidades privadas fue propiciada 
por las fracturas institucionales del régimen de-
mocrático. En el caso de los docentes, el viraje 
se produjo debido a la exclusión que sufrieron en 
las universidades nacionales; en el de los alum-
nos, se generó por adherirse a la imagen de ma-
yor organización, previsibilidad y seguridad que 
ofrecían los establecimientos privados. Según un 
informe elaborado por la Asociación de Psicó-
logos de Buenos Aires, durante los años sesen-
ta y setenta predominó en ellas una orientación 
psicoanalítica (Plotkin, 2006) por oposición, por 
ejemplo, a la Universidad de Buenos Aires, que 
luego de las rupturas institucionales se alejó del 
psicoanálisis, el trabajo grupal y el comunitario; 
es decir, se vio vaciada de los viejos contenidos 
de la carrera (Carpintero y Vainer, 2005). 
Consecuentemente, dada la inestabilidad de 
los tiempos universitarios, también se fortaleció 
la modalidad de estudio en grupos privados, fe-
nómeno que ha sido denominado por Klimovs-
ky (1983) como la “universidad de catacumbas”. 
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En los años 80, algunos actores del campo “psi”3 
afirmaron incluso que este fenómeno de con-
formación de grupos e instituciones privadas 
que ofrecían grupos de trabajo, entrenamiento 
y supervisión –fundamentalmente lacanianas– 
contribuyó al repliegue de los psicólogos a sus 
consultorios privados, en detrimento de sus fun-
ciones en el ámbito público (Visacovsky, 2013).
De esta manera, en la década del 80, al mo-
mento de la vuelta del régimen democrático, había 
en Argentina 25% menos estudiantes en las uni-
versidades públicas que a comienzos de la década 
anterior, y la matrícula en las privadas alcanzaba 
casi 20% del total (Balán, 1993). Asimismo, en 
esos años se encontraban funcionando 22 univer-
sidades privadas en total (Buchbinder, 2005), in-
cluso tras una inhabilitación vigente desde 1973 
para la creación de nuevas universidades privadas. 
Esta situación se sostuvo hasta 1989, cuando en un 
clima de globalización y liberalización económica 
el gobierno nacional activó nuevamente la apertu-
ra al mercado de los establecimientos educativos, 
cuyo propósito era generar mayor competencia 
entre ellos y lograr así la eficiencia de los mismos. 
En 1995 se aprobó la Ley de Educación Superior, 
que puso un límite a esa apertura, estableciendo 
mecanismos de acreditación y evaluación de las 
nuevas carreras por medio de la creación de la Co-
misión Nacional de Evaluación y Acreditación 
Universitaria (CONEAU). 
En la actualidad, el número de carreras priva-
das en psicología en Argentina ha aumentado, así 
como también la variedad de teorías que en ellas 
circulan. Existen más de treinta establecimien-
tos que ofrecen la carrera, los que, según Plotkin 
(2006), promueven en sus planes de estudio una 
mayor variedad de enfoques teóricos: “los vínculos 
internacionales y la pluralidad de enfoques (es de-
cir, un descentramiento mayor respecto del psicoa-
nálisis y, sobre todo, respecto del de origen francés) 
son dos elementos con los cuales los programas de 
Psicología de las universidades privadas definen su 
producto” (p. 128). Tal fenómeno se produjo por 
oposición a lo que venía ocurriendo en las carreras 
públicas de Psicología de Argentina desde 1983, 
3 Se utiliza la expresión “psi” como sinónimo de psicológico en 
sentido amplio, por lo que abarca todas las disciplinas que se 
ocupan de lo psíquico.
momento en el cual se expandió el enfoque psicoa-
nalítico de influencia francesa.
Los contenidos impartidos en las aulas 
de psicología: orientaciones teóricas 
y revisiones curriculares 
La obra de Jacques Lacan en las aulas universitarias 
de psicología
Según Visacovsky (2013), las ideas de Jacques La-
can –principal exponente de la orientación psi-
coanalítica en su vertiente francesa– circulan por 
tierras argentinas desde 1960. Ahora bien, la apa-
rición de Lacan en los primeros programas de las 
cátedras de psicología ocurrió en primer lugar en 
la cátedra de Historia de la Psicología de la Uni-
versidad de Buenos Aires, a cargo de Luis Felipe 
García de Onrubia, en 1970. Luego, se impartie-
ron contenidos vinculados a Lacan en la cátedra de 
Psicoanálisis de la misma universidad por parte de 
un profesor adjunto: Tomas Tarazi, en el año 1972, 
en sintonía con el reclamo de los alumnos de que 
hubiera modificaciones teóricas (Izaguirre, 2009). 
Sin embargo, fue a fines de la última dictadura mi-
litar cuando se produjo la expansión del lacanismo, 
momento en el que la preponderancia de las refe-
rencias teóricas de Melanie Klein4 fue desplazada 
por la influencia francesa. 
De cualquier modo, los historiadores que 
analizan este periodo aclaran que no es posible 
establecer relaciones directas y causales entre los 
fenómenos de apertura a nuevos aires teóricos y 
el fin de la dictadura. Esta aclaración precisa ser 
analizada, dado que existen propulsores y detrac-
tores del lacanismo que lo defienden o cuestio-
nan por su posible complicidad con las prácticas 
realizadas durante la dictadura. Por un lado, se le 
acusa de individualista y despolitizado, mientras 
que por el otro se argumenta que se replegó en 
los consultorios privados en un silencio de mera 
“resistencia” durante ese régimen. Si bien estos 
debates que ponen en jaque a la teoría lacaniana 
persisten hasta la actualidad, existen otros aspec-
tos que resultan fundamentales para entender di-
cho fenómeno.
4 Para un análisis más profundo de la recepción de la obra de 
Melanie Klein en Argentina véase Dagfal, A. (2009b). Entre París y 
Buenos Aires (cap. 2). Buenos Aires: Paidós.
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Enseñanza e Investigación en Psicología Vol. 20, N
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En primer lugar, es necesario analizar la ex-
pansión del lacanismo en tiempos sumamen-
te politizados, cuando las transformaciones del 
marxismo posibilitaron la apertura a autores 
como Claude Levi-Strauss y Louis Althusser, 
quienes abonaron el terreno para los cruces en-
tre estructuralismo, marxismo y psicoanálisis, en 
consonancia con el clima intelectual de la época 
en Argentina. Por otro lado, este cambio en las 
referencias teóricas se produjo a la par del cues-
tionamiento del monopolio del psicoanálisis ejer-
cido por la Asociación Psicoanalítica Argentina, 
que promovía las ideas freudianas de manera ofi-
cial, y de la lucha profesional de los psicólogos por 
su reconocimiento en la práctica clínica. Duran-
te este proceso de consolidación profesional, los 
psicólogos necesitaron diferenciarse de los médi-
cos y de la orientación más ortodoxa vinculada 
netamente a la clínica. Por medio del lacanismo, 
lograron acercarse a una versión del psicoanálisis 
que establecía relaciones con la lingüística y con 
la cultura en general (González, 2012).
Ahora bien, fue en 1985 cuando, luego de 
años de lucha por parte de los psicólogos, y con-
tando con el apoyo recibido por diversos sectores 
de la sociedad, la práctica clínica setornó final-
mente legal. Así se sancionó en la Ley 23.277 
(Ministerio de Salud y Acción Social, 1985), que 
puso en pie de igualdad a psicólogos y médicos 
en el ejercicio de la psicoterapia. También en ese 
momento se promulgaron leyes que regulaban 
el ejercicio profesional de la psicología en varias 
provincias, y se establecieron las incumbencias del 
título en todo el país por la resolución 2447/85 
del Ministerio de Educación (1985). A partir de 
allí, la Asociación Psicoanalítica Argentina abrió 
sus puertas, por primera vez en su historia, a los 
profesionales no médicos. En este contexto, la ex-
pansión del lacanismo llegó a su punto más ál-
gido: penetró en el sistema de salud, se crearon 
distintas revistas e instituciones que promovie-
ron la orientación en el ámbito académico, y fi-
nalmente la obra de Lacan pudo implantarse de 
una manera insospechada en los currícula uni-
versitarios de psicología. Según Dagfal (2009b), 
el fenómeno de la profundización de la orienta-
ción psicoanalítica en su vertiente lacaniana en la 
mayoría de las cátedras clínicas de las carreras de 
Psicología de las universidades nacionales resul-
tó único en el mundo, siendo impensable incluso 
hasta en la misma Francia. 
Este hecho acarreó tensiones epistemológicas 
vinculadas a la conflictiva relación entre el psicoa-
nálisis lacaniano y el discurso científico sostenido 
por la universidad. El saber cerrado y completo 
que promueve esta última no concuerda con la 
noción de sujeto particular y de deseo que pro-
pone el psicoanálisis de Jacques Lacan. A su vez, 
este psicoanálisis no se considera parte de la psi-
cología, y sugiere una cierta jerarquía del mismo 
por encima de aquélla. Con el correr de los años, 
estos roces se han suavizado en la medida en que 
el lacanismo se ha adaptado a los criterios acadé-
micos promovidos por la universidad, no solo in-
gresando a una gran cantidad de cátedras como 
se mencionó anteriormente, sino promoviendo él 
mismo revistas con referato, evaluación de artícu-
los y demás usos de las comunidades científicas. 
Los currícula universitarios en psicología: 
revisión y evaluación 
Los contenidos teóricos enseñados en las aulas de 
psicología de Argentina han sido objeto de deba-
te por parte de los propios actores del campo “psi” 
desde la misma conformación de las carreras; sin 
embargo, es en la década de 1990 cuando, en con-
cordancia con los procesos globalizadores, se pre-
tendió establecer estándares comunes y mínimos 
en la formación del psicólogo. Así, la discusión 
académica en torno a los contenidos curriculares a 
dictar y otros temas relacionados se institucionali-
zó en el país con la conformación de la auapsi en 
1991, organismo compuesto actualmente por nue-
ve facultades de Psicología de universidades públi-
cas: ocho de Argentina y una de Uruguay. 
En su estatuto inicial, esta asociación se propuso 
“promover la interrelación entre las distintas unida-
des académicas de psicología del país con el objeti-
vo permanente de mejorar la formación de grado y 
posgrado, la investigación y la extensión universita-
ria”. A la vez, pretendía “propender al logro de ob-
jetivos comunes en cuanto al perfil del graduado, su 
currículum y grado académico, acorde con las nece-
sidades nacionales”. Consecuentemente, este orga-
nismo elaboró un informe (auapsi, 1998, 1999) en 
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el que hizo un diagnóstico detallado de las carreras 
de Psicología, a la vez que confeccionó otro informe 
de recomendaciones en 1999. No se expondrá aquí 
de manera exhaustiva los contenidos de tales infor-
mes; solo se dirá que –en sintonía con lo abordado 
en apartados anteriores–, entre otras conclusiones, 
se da cuenta en ellos del profundo énfasis que se 
pone en el área profesional, particularmente en la 
clínica psicoanalítica, que existe en las distintas ca-
rreras de Psicología. De igual modo, se indica que la 
formación profesional en distintas áreas de la clínica 
es insuficiente, al igual que la investigación. Por ello, 
en los mencionados informes se señala la importan-
cia de cubrir áreas vacantes y la necesidad de abrirse 
a otras corrientes teóricas. 
En este sentido, es necesario destacar que los 
propios agentes del campo “psi” afirman como un 
dato naturalizado que la formación universitaria 
en psicología en Argentina es fundamentalmen-
te clínica y que el marco teórico hegemónico es 
el psicoanálisis5. Este fenómeno de características 
únicas en el mundo conlleva algunos inconvenien-
tes, entre los cuales, según García (2009), pueden 
destacarse la imposibilidad de las carreras de brin-
dar una formación plural tanto en aspectos cien-
tíficos como profesionales para la preparación en 
diversas áreas, como así también la dificultad de 
impartir la formación necesaria para las distintas 
habilitaciones –más allá de la práctica clínica psi-
coanalítica– que conlleva el título de psicólogo. 
Asimismo, se generan confusiones en el imagina-
rio social que son fruto de la sinonimia que existe 
entre el psicólogo y el psicoanalista, lo que produ-
ce efectos en las carreras universitarias. En Argen-
tina, para ejercer el psicoanálisis se precisa tener el 
título de médico o psicólogo, pero cada provincia 
regula ciertos aspectos específicos del ejercicio de 
la profesión. No existe un título de analista, y la 
formación para ello depende de la institución a la 
que cada profesional pertenece o de la orientación 
teórica a la que se adhiera. Por lo anterior, el título 
universitario es necesario pero insuficiente para el 
ejercicio del psicoanálisis (Courel y Talak, 2001), el 
cual implica, además de la formación en términos 
5 Desde el punto de vista histórico, dado que se constata que la 
doctrina freudiana se desarrolló primeramente con independen-
cia de los estudios psicológicos en Argentina, su inserción en las 
carreras de Psicología supone un verdadero problema y no un 
“estado natural”.
teóricos, la realización del análisis personal y la su-
pervisión de casos (Freud, 1919/1976), aspectos 
que resultan de difícil regulación e implantación 
en el ámbito universitario. 
Ahora bien, la pregnancia del psicoanálisis en 
las aulas universitarias se operativiza en la decisión 
de impartir estos contenidos por parte de los ti-
tulares de las distintas cátedras de las carreras de 
Psicología. Estas cátedras generalmente no tienen 
vinculaciones entre ellas, y cada profesor establece 
y dicta de acuerdo a sus propios criterios el conte-
nido de cada programa. A menudo los docentes a 
cargo de las diferentes asignaturas se encuentran 
desconectados entre sí, y tampoco en las univer-
sidades se promueven tales relaciones. Al mismo 
tiempo, la evaluación externa de los contenidos 
frecuentemente ha hallado resistencias en nombre 
de la autonomía universitaria (García, 2009). 
Sin embargo, se llevó adelante una iniciativa 
encarada por la auapsi, la Asociación de Unidades 
Académicas de Psicología de Universidades Priva-
das (auappri) y, en lo gremial y profesional, por la 
Federación de Psicólogos de la República Argentina 
(fepra), que consistió en exigir al Estado argentino 
que las carreras de Psicología fuesen incluidas en el 
artículo 43 de la Ley de Educación Superior6. Este 
artículo establece que hay un grupo de carreras que 
deben ser evaluadas y acreditadas periódicamente. 
Según esta norma, el ejercicio de esas profesiones es 
de “interés público” y pone “en riesgo de modo di-
recto la salud, la seguridad, los derechos, los bienes 
o la formación de los habitantes”. Por ello, se exige 
que estas carreras respeten una determinada carga 
horaria, contenidos curriculares básicos y criterios 
sobre la formación práctica. 
Finalmente, la inclusión de las carreras de Psi-
cología en este artículo se produjo en el año 20047. 
No obstante, fue recién en el año 2009 cuando, bajo 
la resolución 343del Ministerio de Educación de 
la Nación, se aprobaron los contenidos curricula-
res básicos, carga horaria, criterios para la formación 
6 Se destaca en este sentido la importancia de que las institucio-
nes universitarias encaren los procesos de cambio institucional 
como iniciativas endógenas, esto es, asumidas y apropiadas por 
los actores universitarios (Krostch, 1994), lo cual se encuentra a 
la vez en relación con el autoconocimiento de las especificida-
des y las lógicas que las atraviesan (Suasnabar, 2002).
7 Por resolución 136/04 del Ministerio de Educación, Ciencia y 
Tecnología de la Nación (2004).
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Enseñanza e Investigación en Psicología Vol. 20, N
º 1, enero-abril, 2015
práctica, actividades profesionales reservadas al títu-
lo de psicólogo y estándares para la acreditación de 
las carreras8, aspectos consensuados por la auapsi y 
la Unidad de Vinculación Académica de Psicología 
de Universidades de Gestión Privada (uvapsi) en 
2007. Allí, se postuló que los planes de estudio de-
ben considerar una “formación generalista con plu-
ralismo teórico y perspectiva multidisciplinaria que 
posibilite la posterior especialización del egresado”. 
Se observa que en esta instancia queda asentada la 
normativa –al igual que en los informes elaborados 
previamente por auapsi– acerca de la intención for-
mal de promover una apertura a distintas áreas y en-
foques de la psicología. 
Algunos problemas vigentes 
Sin duda, la declaración de interés público de las 
carreras de Psicología da cuenta de la creciente 
importancia que le brinda la esfera estatal a esta 
disciplina en Argentina. En ello influye la masi-
ficación de la matrícula que ha mostrado la ca-
rrera en los últimos años. Según Alonso y Gago 
(2012), en el año 2011 el número de estudian-
tes en las carreras de Psicología de las universi-
dades públicas y privadas de Argentina ascendía 
a más de 77 mil, y con un egreso de casi 86 mil. 
Estas cifras muestran la gran cantidad de adep-
tos de la disciplina en el país, los que saturan en 
cierto modo el campo laboral, orientado mayori-
tariamente –como se ha visto en los párrafos an-
teriores– a la clínica psicoanalítica9. 
Esa masificación del estudiantado produce 
algunos inconvenientes en los distintos estable-
cimientos universitarios. En primer lugar, la in-
fraestructura edilicia para el funcionamiento de 
las carreras muchas veces no resulta suficiente. 
Dada la gran cantidad de estudiantes a la que se 
ha hecho referencia, las respectivas bibliotecas, la-
boratorios y demás instalaciones se ven excedidas 
8“La construcción de los estándares para la acreditación de 
las carreras de grado es un proceso en el cual las asociaciones 
profesionales o las agrupaciones de decanos de un campo aca-
démico y científico conforman un ámbito donde se comparten 
experiencias propias y se proponen soluciones a las problemáti-
cas de las carreras” (Guaglianone, 2013, p. 125). 
9 Alonso (1999) estima que cerca de 85% de los psicólogos en ese 
año se encontraba trabajando en el área clínica, en la que predo-
mina la actividad psicoterapéutica de enfoque psicodinámico. 
en su capacidad. Por otro lado, en lo que se re-
fiere al presupuesto universitario, si bien el otor-
gamiento de fondos a las universidades por el 
gobierno nacional aumentó durante la década de 
1990, resultó insuficiente en comparación al in-
cremento de la matrícula universitaria en general. 
A fines de 2003 ya se registraba un millón y me-
dio de estudiantes en las universidades públicas y 
privadas (Buchbinder, 2005). Sin embargo, estos 
inconvenientes afectan no solamente a la carrera 
de Psicología sino al sistema universitario en ge-
neral. A estos aspectos se suma otro problema: la 
falta de renovación del cuerpo docente debido al 
escaso porcentaje de concursos en las universida-
des nacionales. El manejo de esos concursos y las 
designaciones resultantes se constituyen en facto-
res que se utilizan políticamente en las universi-
dades y sin duda influyen en las mismas cátedras, 
determinando consecuentemente los contenidos 
que en ellas se dictan, situación a la que no esca-
pan las carreras analizadas en el presente trabajo.
A modo de cierre 
En los párrafos anteriores se pretendió mostrar 
algunos aspectos inherentes a la formación uni-
versitaria de grado de los psicólogos a partir de 
1983 en Argentina, mismos que no pueden ser 
analizados de forma aislada. Como se ha visto, 
para un abordaje más profundo de este perio-
do fue necesario considerar las rupturas institu-
cionales previas y su consecuente impacto en el 
desarrollo de la psicología en las universidades. 
A su vez, también se han tenido en cuenta algu-
nos sucesos de importancia para la disciplina en 
su conjunto, los cuales definieron los rasgos de la 
identidad de los psicólogos y contribuyeron a la 
institucionalización de la disciplina en el país. El 
principal ejemplo lo constituye el aval legal obte-
nido para el ejercicio de las psicoterapias por par-
te de los psicólogos. 
En cuanto a los contenidos teóricos impar-
tidos en las aulas universitarias de Psicología, se 
estima que desde 1983 en adelante predomina 
una orientación teórica particular (psicoanalíti-
ca, específicamente lacaniana), la cual es posible 
que actualmente esté perdiendo espacios ante el 
avance de otros enfoques teóricos que encuentran 
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lugar en las universidades privadas, fundamental-
mente. Este dato, naturalizado por los propios 
actores del campo “psi”, configura las prácticas 
de estudiantes, profesores y graduados en psico-
logía. Por ello, se postula la necesidad de situar 
sociohistóricamente dicha problemática a fin de 
determinar las características de este fenómeno 
particular, que derivaría –entre muchas otras si-
tuaciones– en la saturación del campo laboral. 
Ahora bien, en lo que se refiere a la institu-
cionalización de la disciplina, ha contribuido a la 
misma la conformación de entidades comunes 
que se proponen el tratamiento de problemáticas 
conjuntas en los distintos establecimientos aca-
démicos (auapsi, auappri y uvapsi). Del mis-
mo modo, se ha destacado la conformación de 
unidades autónomas de la disciplina en distin-
tas universidades públicas del país. Por último, se 
subraya la creciente importancia otorgada por el 
Estado al reconocimiento público de la disciplina. 
En consecuencia, se entiende que el periodo his-
tórico analizado puede caracterizarse como el de 
mayor solidez para la disciplina en general y para 
la psicología universitaria en particular, ya que a 
pesar de los problemas mencionados a lo largo 
del trabajo, la gran cantidad de adeptos a la disci-
plina y la apertura de nuevas casas de estudio dan 
cuenta de la fortaleza de la psicología argentina 
en el escenario universitario actual.
Finalmente, es preciso destacar que los resul-
tados de la evaluación periódica a la que se so-
meten actualmente las carreras de Psicología en 
Argentina tendrán un impacto favorable en las 
percepciones y juicios de valor de estudiantes y 
profesores, por lo que se consolidará el aspecto 
más importante de cualquier momento histórico 
que muestre vitalidad en el ejercicio de los valo-
res democráticos, esto es: la generación del debate 
acerca de lo que sucede –en este caso– en las aulas 
universitarias de las carreras de Psicología. 
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