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© Juan DELVAL El descubrimiento del mundo económico por niños y adolescentes Ediciones Morata, S. L. Fundada por Javier Morata, Editor, en 1920 C/ Mejía Lequerica, 12 - 28004 - MADRID morata@edmorata.es - www.edmorata.es 2 mailto:morata@edmorata.es http://www.edmorata.es Nota de la editorial En Ediciones Morata estamos comprometidos con la innovación y tenemos el compromiso de ofrecer cada vez mayor número de títulos de nuestro catálogo en formato digital. Consideramos fundamental ofrecerle un producto de calidad y que su experiencia de lectura sea agradable así como que el proceso de compra sea sencillo. Una vez pulse al enlace que acompaña este correo, podrá descargar el libro en todos los dispositivos que desee, imprimirlo y usarlo sin ningún tipo de limitación. Confiamos en que de esta manera disfrutará del contenido tanto como nosotros durante su preparación. Por eso le pedimos que sea responsable, somos una editorial independiente que lleva desde 1920 en el sector y busca poder continuar su tarea en un futuro. Para ello dependemos de que gente como usted respete nuestros contenidos y haga un buen uso de los mismos. Bienvenido a nuestro universo digital, ¡ayúdenos a construirlo juntos! Si quiere hacernos alguna sugerencia o comentario, estaremos encantados de atenderle en comercial@edmorata.es o por teléfono en el 91 4480926. 3 mailto:comercial@edmorata.es © Juan DELVAL Cualquier forma de reproducción, distribución, comunicación pública o transformación de esta obra solo puede ser realizada con la autorización de sus titulares, salvo excepción prevista por la ley. Diríjase a CEDRO (Centro Español de Derechos Reprográficos, www.cedro.org) si necesita fotocopiar, escanear o hacer copias digitales de algún fragmento de esta obra. Todas las direcciones de Internet que se dan en este libro son válidas en el momento en que fueron consultadas. Sin embargo, debido a la naturaleza dinámica de la red, algunas direcciones o páginas pueden haber cambiado o no existir. El autor y la editorial sienten los inconvenientes que esto pueda acarrear a los lectores pero, no asumen ninguna responsabilidad por tales cambios. © EDICIONES MORATA, S. L. (2013) Mejía Lequerica, 12. 28004 - Madrid www.edmorata.es-morata@edmorata.es Derechos reservados ISBNpapel: 978-84-7112-720-4 ISBN e-book (e-pub): 978-84-7112-734-1 ISBN e-book (pdf): 978-84-7112-755-6 Compuesto por: M. C. Casco Simancas Fotografía de la cubierta de Mar del Rey. 4 http://www.cedro.org http://www.edmorata.es mailto:morata@edmorata.es Contenido Agradecimientos Prefacio CAPÍTULO PRIMERO. El mundo económico para el niño Las representaciones de la realidad El conocimiento propiamente social El mundo económico El interés del estudio de las nociones económicas en el niño La preocupación espontánea por los problemas económicos Otros estudios iniciales Los problemas económicos para el niño. CAPÍTULO II. El proceso de intercambio económico: La ganancia Las dificultades de la idea de ganancia La comprensión de la ganancia ¿Cuanto paga? ¿Cuanto gana? Determinación de los precios El coste de fabricación El análisis de los datos Principios o reglas Concepciones El precio justo Las dificultades de la comprensión La ganancia en otros terrenos: Los bancos CAPÍTULO III. El reconocimiento de monedas y billetes Introducción Una investigación sobre el reconocimiento de monedas y billetes Conocimiento de monedas y billetes Criterios para distinguir las monedas Criterios para distinguir los billetes Equivalencias Los precios y la comprensión de la compra en la tienda Conclusiones CAPÍTULO IV. La fabricación del dinero Los estudios sobre el dinero El dinero y los fenómenos sociales Método Resultados CAPÍTULO V. La determinación de los precios ¿Cómo se determinan los precios? 5 Estudios previos Nuestros estudios Método Análisis de los datos Los precios para las cosas Prerrequisitos para el conocimiento de los precios El intercambio como ritual Factores psicológicos Características de la mercancía Concepciones relacionales Reglas Ordenación por el precio ¿Quién fija el precio? Ideas sobre el mercado El cine y el pago por los servicios Diferencias entre tiendas Un mundo de relaciones directas Niveles Conclusiones CAPÍTULO VI. La introducción de una nueva moneda: El euro Introducción Participantes La relación entre tipos de explicación y asimilación de la información disponible Niveles de las explicaciones Conclusiones CAPÍTULO VII. El papel de la experiencia. Los niños vendedores La ganancia y el manejo del dinero El dinero necesario para vivir Discusión y conclusiones CAPÍTULO VIII. El descubrimiento del mundo económico. Conclusiones La tarea constructiva El dominio económico Los conceptos clave Aspectos recurrentes en la formación de las representaciones sobre la sociedad Los niveles del conocimiento social La concepción de la sociedad La economía en la escuela La situación actual La formación económica en la escuela Referencias 6 Agradecimientos Tengo que agradecer a numerosos colegas y colaboradores su participación y apoyo en la realización de estas investigaciones durante muchos años, desde los primeros colaboradores cuando iniciamos estos trabajos en 1970, entre ellos a Alfredo Deaño, Pilar Soto, Tomás Fernández Rodríguez, Purificación Gil Carnicero, así como a los coinvestigadores posteriores como Ileana Enesco, Gerardo Echeíta, Cristina del Barrio, Elena Martín, Amparo Moreno, Carmen Loureiro, María Nuñez, Rafael Cristina, María Luisa Padilla, Marianela Denegri, Raquel Kohen, Manuel Rodríguez. Con Evelyn Diez-Martínez (de la Universidad Autónoma de Querétaro, México) he intercambiado ideas durante muchos años, así como con Gabriel Travé (de la Universidad de Huelva). He podido beneficiarme también de discusiones personales con destacados investigadores en este campo, que me han permitido precisar ideas, o modificar estrategias de investigación, entre ellos con Gustav Jahoda, Anna Emilia Berti, Anna Silvia Bombi, Nick Emler, Adrian Furnham, Elliot Turiel, etc. Para llevar a cabo estas investigaciones, también hemos contado con el apoyo de diversas instituciones. Varias de ellas han sido financiadas por el Ministerio de Educación de España: “Un estudio sobre la comprensión infantil de la organización social: Comparación entre sujetos mexicanos y españoles”, realizado con la participación de investigadores españoles y de un equipo de investigadores mexicanos de la Universidad Nacional Autónoma de México. Financiado por el Fondo Nacional para el Desarrollo de la Investigación Científica y Técnica (AME89-0175). Años 1990-1992. “La construcción del conocimiento social: Las ideas sobre la desigualdad, la estratificación social y el trabajo”. Programa Sectorial de Promoción General del Conocimiento, financiado por la DGICYT (PB91- 0004). Años 1992-1994. “El descubrimiento del mundo económico: Beneficio y determinación de los precios”. Plan Nacional I+D+I (2000-2003) del MEC (BSO2000-0064). Años 2000-2003. “La comprensión del conocimiento social en la enseñanza obligatoria” (SEJ2004-00532), financiada por el Ministerio de Educación y Ciencia. Plan Nacional I+D+I (2004-2007). Años 2004-2007. Estas investigaciones se iniciaron con el proyecto “Estructura y enlace de los conocimientos científicos: Epistemología genética. Ciencias sociales”. del Primer y Segundo Plan Nacional de Investigaciones para el Desarrollo de la Educación, financiado por el CENIDE del MEC. Años 1970-1972. Otros estudios complementarios han sido una Acción Integrada Hispano-Británica, con el profesor Harry MCGURK de la Universidad de Surrey para estudiar “El contenido económico de la literatura para niños y su influencia sobre su comprensión de la vida económica: Un estudio comparado entre España y Gran Bretaña”. Financiado por el MEC. Años 1989-1990. 7 Una ayuda FONDECYT (Chile, Proyecto 1970364), concedida a Marianela Denegri se le permitió terminar su tesis doctoral con resultados que se recogen en el Capítulo IV. “Conocimiento social y aprendizajeescolar: Las representaciones de la sociedad en niños y adolescentes como fundamento para establecer una didáctica de las ciencias sociales”, financiado por la Comunidad de Madrid (06/0005/2003). Año 2003. 8 Prefacio La economía desempeña un papel cada vez mayor en nuestras vidas, y los medios de comunicación nos bombardean con noticias económicas cada día. Conceptos económicos como la tasa de inflación, el Producto Interior Bruto (PIB), el Índice de Precios al Consumo (IPC), el diferencial de la deuda, etc., aparecen a diario en las noticias y probablemente mucha gente no entiende muy bien esos conceptos. La actual crisis económica ha traído todavía más al primer plano de la actualidad los problemas de la economía. Sin embargo el nivel de conocimiento de los adultos sobre cuestiones económicas resulta muy deficiente, lo que pone de manifiesto que la formación que se proporciona en las escuelas no es adecuada. Por ello se señala también que es necesario reforzar la formación económica en los diferentes niveles educativos, especialmente en la educación obligatoria y universal, y se realizan intentos para ello pero muchas veces sin tener en cuenta que el desarrollo cognitivo de los alumnos limita su comprensión. Durante muchos años hemos estudiado cómo van adquiriendo los niños ideas sobre el mundo social, y un aspecto particularmente interesante ha sido su comprensión del mundo económico. Aunque a primera vista puede parecer que no es así, los niños y niñas están en relación con los problemas de la economía desde sus primeros años de vida cuando ven comprar a los adultos o piden algún juguete que se puede adquirir. Esas ideas van cambiando a lo largo de los años, pero suponen un amplio trabajo de elaboración de representaciones sobre el mundo de la producción de mercancías, de la distribución y del intercambio. Muchas de las ideas infantiles nos pueden parecer muy equivocadas a los adultos pero ponen de manifiesto el esfuerzo por entender un mundo que tiene unas leyes propias. Desde este punto de vista nos parece que estudiar la génesis de las ideas infantiles sobre el mundo económico tiene un gran interés desde el punto de vista psicológico y educativo. Lo que presentamos en este libro son los resultados de algunas de las investigaciones que hemos realizado con niños de diferentes clases sociales, de diferentes medios y de distintos países, con referencias a los trabajos de otros autores. Podemos asistir a sus esfuerzos por entender el mundo económico, 9 observar que la evolución de sus ideas sigue unas pautas semejantes en sujetos de características distintas, y que su comprensión está determinada sobre todo por la evolución de sus capacidades cognitivas a lo largo de los años. Creemos que estos estudios pueden contribuir a que la formación sobre los conceptos económicos que se proporciona en las escuelas sea más adecuada. 10 CAPÍTULO PRIMERO El mundo económico para el niño1 Las representaciones de la realidad La construcción de representaciones precisas de la realidad, incluyendo en ella a uno mismo y a los otros es, sin duda, el mayor logro de la especie humana, su arma más poderosa para controlar la naturaleza. El hombre reconstruye en su mente la realidad, descubre las relaciones entre las cosas y los hechos, traza modelos del funcionamiento de las fuerzas de la naturaleza, de las relaciones físicas entre los objetos, del papel de los otros y de él mismo. Los seres humanos no se limitan a actuar para satisfacer sus necesidades biológicas, que son irrenunciables e inaplazables, sino que con su mente elaboran esos modelos en los que está representado el mundo, lo cual da un sentido más amplio a su actividad y la dota de una eficacia mucho mayor que si se limitara a la pura acción. Gracias a que el hombre dispone de sus complejas representaciones o modelos de la realidad, no necesita actuar continuamente para conocer el resultado de sus acciones. A partir de la representación puede anticipar los resultados de su acción, sin necesidad de experimentar lo que va a suceder: puede predecirlo a partir de las características de su modelo del fenómeno o la situación de la que se esté ocupando. Esto le da un enorme poder sobre las cosas y sobre los otros seres vivos. Actuar mentalmente en el marco de una representación es mucho más rápido y más flexible que actuar de entrada sobre las cosas. Disponiendo de un buen modelo se puede experimentar más eficazmente que si fuera preciso hacerlo de manera material pues mentalmente pueden manejarse muchas más posibilidades y de forma más completa. Después de haber experimentado mentalmente es cuando puede realizarse el contraste con la realidad, que en todo caso es la última piedra de toque de las predicciones mentales. El lenguaje y la capacidad de utilización de sistemas abstractos de representación aumentan enormemente las posibilidades de actuar mentalmente, pero no son la causa, sino solo el vehículo en el que expresar esas representaciones. El hombre construye representaciones de toda la realidad que le rodea, del funcionamiento de las fuerzas de la naturaleza, de los otros seres vivos, de él 11 mismo y de las relaciones sociales. Entre esas representaciones están las de la propia vida social, que incluyen cómo nos relacionamos con los demás, cuál debe ser nuestro comportamiento hacia ellos y qué es lo que esperamos que otros hagan en las distintas situaciones sociales. El hombre tiene que elaborar entonces modelos del funcionamiento social, es decir de las instituciones en cuyo marco se desarrolla la vida social. Es una labor que tiene que hacer cada individuo, con la ayuda de los otros, basándose en el conocimiento acumulado por las generaciones que le han antecedido, pero que no puede recibir ya hecha. Se trata por tanto de una labor psicológica, que se realiza en un ámbito social2. A lo largo de su desarrollo los individuos llegan a tener ideas bastante precisas sobre cómo funciona el mundo social, sobre las relaciones con los otros y sobre cómo están organizadas las instituciones sociales dentro de las que se desenvuelven. Para actuar en la sociedad las personas necesitan adquirir ideas acerca de cómo se produce el proceso de compra-venta y cómo está organizada la sociedad desde el punto de vista económico, para qué sirve el dinero y cuál es su valor; y también entienden la organización política, las relaciones de poder, las formas de gobierno, el funcionamiento de la Administración. Pero su conocimiento no se limita a esto, entienden las diferencias de clases sociales, de razas, de países, la función de instituciones como la escuela, la familia, la nación, la religión, o los conflictos entre grupos, que dan lugar a las guerras. Y además entienden las relaciones con los otros, las normas que regulan esas relaciones, la conducta que se debe seguir y la que se debe evitar. En definitiva, se forman “representaciones” o “modelos” sobre cómo está organizada y cómo funciona la sociedad, pero también de lo que se debe hacer en distintas situaciones. Cuando los seres humanos nacen no disponen de esas ideas, que sí tienen los adultos, por lo que hay que suponer que las van formando o adquiriendo de alguna manera a lo largo de su desarrollo, y durante el resto de su vida. Lo que tenemos que examinar es cómo se forman, cómo se “construyen” las ideas sobre el mundo social, sobre las instituciones y sobre las normas que las regulan. Ese es un problema que compete estudiar a la psicología, aunque hay que tener datos de las disciplinas que se ocupan de estudiar aspectos del conocimiento sobre la sociedad, como la sociología, antropología, economía, ciencia política, derecho, etc. Pero estudiar cómo se forman esas ideas no es un mero entretenimiento o una curiosidad, pues las representaciones del mundo social determinan lo que los sujetos hacen y pueden hacer, cómo actúan. Y para entender las concepciones de los adultos es esencial conocer su proceso de formación. Estamos convencidos, por tanto, de que estudiar la génesis de los conceptossociales tiene una enorme utilidad para entender las ideas adultas sobre la sociedad y que es un requisito indispensable para desarrollar una epistemología genética de las ciencias sociales. En consecuencia podemos decir que el interés del estudio de la formación del conocimiento social es múltiple y puede considerarse desde el punto de vista 12 epistemológico, desde el psicológico o desde el educativo. Para la educación resulta esencial, pues lo que se pretende en la escuela es que los sujetos formen representaciones adecuadas del mundo en que viven, de manera que el profesor debe partir necesariamente de las ideas que tienen los sujetos si quiere realizar su tarea de un modo satisfactorio. Las representaciones no tienen solo una función explicativa, sino que tratan de satisfacer otras necesidades del sujeto, necesidades que no son solo de tipo cognitivo, sino que contienen aspectos ideológicos, motivacionales o afectivos. La función explicativa se produce para poder alcanzar los fines de la acción, para poder actuar, por lo que las representaciones están indisolublemente ligadas a los fines que se plantea el sujeto, aunque también los determinan, es decir, los sujetos persiguen fines en función de las representaciones que tienen, al mismo tiempo que las establecen para alcanzar sus fines. Se produce así una relación circular. Uno de los problemas del estudio de las representaciones es que no puede llegarse a ellas directamente, sino solo de una forma indirecta, infiriendo a partir de lo que hacen o de lo que dicen los sujetos. Podemos considerar las representaciones como el conjunto de propiedades que los individuos atribuyen a una parcela de la realidad, lo que incluye las propiedades de los elementos, las relaciones entre ellos, las explicaciones de por qué acontecen, las relaciones causales, y otras muchas cosas. Además no debemos olvidar que las representaciones se establecen para actuar. Probablemente las representaciones no están completamente listas y disponibles, elaboradas con todas sus partes, en cualquier momento. Cuando el sujeto lo precisa, combina distintos elementos de los que dispone anteriormente de acuerdo con las necesidades de ese momento, con los fines que persigue. Parecería, pues, que los elementos están ya ahí, pero el ensamblaje preciso de ellos solo se realiza para responder a una necesidad que se produce en un momento determinado. Esa necesidad puede ser de muy diferentes tipos, puede ser de tipo material, para resolver un problema práctico (cómo conseguir ser admitido en un doctorado), o puede ser para explicar un fenómeno que acontece (por ejemplo, por qué quiere separarse mi mujer de mí, o por que está bajando la cotización de las empresas de nuevas tecnologías en la bolsa). Para entender esos fenómenos necesito recurrir a las representaciones que tengo, y para ello debo elaborar una representación adecuada al problema con los elementos de los que ya dispongo. El conocimiento propiamente social El estudio del conocimiento propiamente social es el que se refiere a las instituciones, que es quizá el aspecto menos estudiado de nuestras representaciones, y es de éste del que nos vamos a ocupar aquí. Las 13 instituciones sociales tienen una característica particular y es que en ellas los individuos desempeñan funciones (tendero, jefe, comprador, asalariado, alumno, ciudadano, etc.) y no actúan como un simple sujeto psicológico. Además las instituciones sociales, que son producto de reglas constitutivas (SEARLE, 1995, 2005), lo que hacen es dotar de nuevo significado a fenómenos que ya existen, y además son fruto del acuerdo social (el dinero vale porque todos admitimos que vale) (cf. DELVAL, 2000). Lo característico de los fenómenos sociales es que se trata de relaciones entre personas, pero en las que lo importante es la forma de la relación, más que las características específicas de la persona. Esto es otra forma de hablar de la institucionalización, a la que antes nos referíamos. En la vida social los individuos se mueven dentro de instituciones. ¿Qué es lo que esto supone? En primer lugar que los individuos identifican el tipo de situaciones y que conocen algunas reglas sobre cómo comportarse. La vida social está hecha en buena medida de reglas. En cada situación tenemos que comportarnos siguiendo unas pautas que están establecidas por una serie de normas que los sujetos usan, aunque tal vez no sean conscientes de ellas, como tampoco precisan ser conscientes de las reglas del lenguaje. Lo que resulta sorprendente de los fenómenos sociales es que, como señala SEARLE (1995, pág. 1), existen solo porque creemos que existen. Pero esa creencia hay que entenderla de una manera matizada pues no es algo puramente subjetivo. Los hechos sociales existen solo porque creemos que existen y son considerados como hechos por acuerdo de los seres humanos. El dinero, el matrimonio, o el gobierno son ejemplos de hechos institucionales cuya naturaleza depende de que son aceptados y usados por los seres humanos, con un acuerdo implícito entre ellos. Si el dinero dejara de ser reconocido como tal por todos o la mayoría de sus usuarios, dejaría de ser dinero, pues no sería aceptado en las transacciones ni para pagar las deudas. Frecuentemente los fenómenos sociales implican objetos físicos y naturalmente personas, pero esos objetos y personas adquieren un significado distinto por el hecho de formar parte de una relación social. Un ejemplo claro es también el dinero. Hay un elemento físico, ya sea un cilindro de metal, un papel, un apunte en un libro o en un programa de ordenador. Pero el dinero vale porque es reconocido por los otros como dinero y porque se rige por unas reglas precisas. Al mismo tiempo los hechos sociales son hechos objetivos en la medida en que nos los encontramos dados en la mayoría de los casos y cada uno de nosotros no puede cambiarlos: hay gobiernos, dinero, escuelas, guerras, etc., y vivimos dentro de una realidad social que no podemos cambiar, pero esos hechos tienen una naturaleza diferente a la de que existan montañas, ríos, o piedras. SEARLE (1995) comienza estableciendo una diferencia entre los “hechos brutos”, que llama así siguiendo la terminología introducida por ANSCOMBE (1958), y los “hechos institucionales”. Los hechos brutos son objetivos e independientes del 14 sujeto que los observa o enuncia. Un ejemplo de hecho bruto que propone SEARLE es que los átomos de hidrógeno tienen un electrón. SEARLE señala que los hechos institucionales se apoyan siempre en hechos brutos, pero que les añaden un carácter específico. El dinero es un objeto físico, ya sea un trozo de papel (un billete), una moneda, o un apunte en un banco. El matrimonio o el gobierno son relaciones entre personas (que son también objetos físicos), pero que en virtud de la institución establecen relaciones que son nuevas y específicas. Por ejemplo, el matrimonio da lugar a ciertos derechos y deberes por parte de los esposos. SEARLE parte en sus explicaciones del concepto de intencionalidad “la capacidad de la mente para representar objetos y situaciones en el mundo”. Las representaciones son sobre algo o se dirigen a algo. Pero para explicar cómo se construye la realidad social introduce tres elementos: la asignación de funciones a los objetos, por ejemplo cuando decimos esto es un billete de 50 euros; la intencionalidad colectiva, que supone compartir estados intencionales tales como creencias, deseos o intenciones; y las reglas constitutivas que, a semejanza de las reglas de los juegos, constituyen la institución. (Puede verse un resumen de estas concepciones de SEARLE en DELVAL, 2000). El mundo económico La economía constituye uno de los pilares que articula la organización social. Cualquier sociedad elabora instituciones que se ocupan de administrar los recursos que, por definición, son escasos. En las actuales sociedades occidentales y capitalistas las interacciones económicas suponen la existencia e intercambio de dinero, y reclaman comprender aspectos talescomo el beneficio, los sistemas de producción y distribución de los bienes de consumo, el trabajo humano añadido a las mercancías, los mecanismos de fijación de los precios, las reglas de la oferta y la demanda, etc. Las personas vivimos en sociedad y nos vemos envueltas permanentemente en actividades económicas. Se trata de actividades tipificadas, es decir institucionalizadas, en las que asumimos papeles sociales: nos comportamos como compradores o vendedores, ahorradores, inversores, usuarios de servicios, titulares de un préstamo, etc. Pero además, y simultáneamente, formamos representaciones sobre nuestro entorno, incluido el social y dentro de él el económico. Los niños participan desde muy pronto en prácticas de tipo económico. El desempeño como agentes sociales, así como la potencia y flexibilidad de las representaciones que se elaboran, va progresando en el transcurso del desarrollo. Las representaciones van cambiando, se van haciendo más organizadas, más estables y van permitiendo explicar “mejor” lo que sucede, en el sentido de posibilitar que las previsiones se ajusten más a lo que ocurre. Aunque hagamos anticipaciones 15 incorrectas, los adultos contamos con una capacidad de incorporar elementos en nuestras representaciones, detectar aspectos relevantes para explicar los problemas o establecer relaciones. Dicha capacidad la hemos ido conquistando a lo largo de nuestro desarrollo. Las investigaciones psicológicas realizadas han permitido reconstruir cómo es el mundo económico desde la perspectiva de los niños y adolescentes, y en qué dirección se van transformando sus representaciones. Frente a diferentes asuntos económicos, la transformación parece seguir una pauta evolutiva estable, y las representaciones avanzan desde una visión personalizada, anecdótica, sin cambios o con cambios bruscos, en la cual los fenómenos se explican por sus rasgos más aparentes y en la que los bienes y el dinero son abundantes, hacia otra visión de la realidad económica que atiende a los procesos, tiene en cuenta los aspectos ocultos y por tanto necesariamente inferidos, y en la cual la escasez es un elemento constitutivo. Los seres humanos, como todos los demás seres vivos, tenemos que satisfacer nuestras necesidades para sobrevivir y eso implica disponer de los bienes necesarios para nuestra alimentación, descanso, ocio, cultura, etc. Tenemos que conseguir o producir esos objetos que necesitamos para nuestra vida y la economía se ocupa precisamente de la producción y la distribución de los recursos. Parece que la realidad de la que tiene que partir la economía es considerar que para su subsistencia, para mantenerse en vida y llevar una vida que se considere digna, los individuos precisan de bienes, tienen que satisfacer sus necesidades. Pero los bienes disponibles son siempre escasos, es decir que siempre podrían ser deseados en mayor cantidad, al menos por algunas personas. Imaginemos que un individuo X pueda estar satisfecho con las cantidades que tiene de pan, azúcar, o alimentos en general, pero puede desear otras cosas. Aunque ese individuo X esté satisfecho con las cantidades de alimentos de que dispone, otro, Y, puede no estarlo, por lo cual siempre existirán sujetos que precisen más cantidad de determinados bienes. Por tanto, la escasez es un rasgo que acompaña la existencia humana3 y reconocer esto ha de ser el punto de partida de toda reflexión sobre la vida económica. Pero además, la economía es también una forma de pensar sobre los fenómenos sociales desde esa perspectiva de administración de los recursos que son escasos. Lo primero y más sencillo sería suponer que los objetos están a nuestro alrededor y solo tenemos que hacernos con ellos y utilizarlos. Pero generalmente tenemos que hacer un esfuerzo para buscarlos y conseguirlos, aunque solo se trate de recoger una fruta de un árbol. En el mundo en que vivimos las cosas suelen tener propietarios y no están a nuestra libre disposición. Lo más usual es conseguirlas a través de dinero. Obtenemos la mayor parte de lo que necesitamos mediante la compra, es decir intercambiándolo por dinero que hemos obtenido vendiendo otros objetos o vendiendo nuestra actividad, nuestra 16 fuerza de trabajo. Todo esto implica procesos muy complejos que no resultan fáciles de entender. Pero la escasez impone otra condición que también es un punto de partida para la comprensión del mundo económico. Ante cosas que son escasas, cuya cantidad está limitada, es preciso tomar decisiones y optar por unas o por otras. Y hay que escoger tanto respecto a lo que produzco como a lo que consumo. Si me dedico a producir tomates y el terreno que tengo para cultivar es limitado, y el tiempo de que dispongo también lo es, no puedo producir pimientos, remolachas o patatas. La decisión que tome en un sentido tendrá efectos sobre el resto de la producción. Pero esto se aplica incluso en otros ámbitos pues si mi tiempo es limitado tendré que optar entre escuchar música, salir con mis amigos, escribir cartas, cocinar, o cultivar patatas, pero no podré hacer todo a la vez. La escasez impone la necesidad de elegir, y elegir supone optar por una actividad frente a otras, priorizar las actividades. Creo que la reflexión sobre estos dos fenómenos constituye el punto de partida sobre la comprensión de la economía. Se suele entender la economía como la ciencia social que se ocupa de cómo los hombres y las sociedades tratan de satisfacer sus necesidades materiales teniendo en cuenta que los recursos son escasos. Por tanto podemos decir que la economía se ocupa de los procesos de producción, intercambio, distribución y consumo de bienes y servicios, entendidos estos como medios de satisfacción de necesidades humanas. Vale la pena señalar que los fenómenos económicos tienen también unas características peculiares respecto a otros fenómenos sociales. Implican relaciones entre personas4, pero mediadas por objetos. En esto se diferencian de otras relaciones sociales, como por ejemplo las políticas, que no hacen intervenir objetos. Las relaciones económicas son relaciones entre individuos que producen bienes, los intercambian o compiten por ellos. Incluso los bienes que se dan en la naturaleza, y que pueden parecer abundantes, sin embargo pueden resultar escasos en algún momento como sucede con el agua o con el aire. Pero en la mayoría de los casos la escasez es todavía mucho más evidente. Por tanto la idea de escasez constituye un elemento fundamental para entender la naturaleza del mundo económico. Partiendo de esa idea de que los bienes son escasos hay que ocuparse de su producción y de su distribución. Según indica SAMUELSON (1948), tres son los problemas principales de los que se ocupa la economía: qué producir, cómo hacerlo y para quién (pág. 17). Y en todos los casos se trata de poder producir más, más cosas y para más gente, para que alcance para todos, para que todos tengan mayor renta. En definitiva podríamos decir que se trata de procurar que los individuos tengan todo lo necesario, y más que lo necesario pues las necesidades van aumentando continuamente. Se busca entonces mejorar la producción, aumentar el nivel de vida y evitar las consecuencias no deseables, como la destrucción del medio ambiente. Probablemente es un problema de 17 equilibrio entre medios y fines, y de las relaciones entre ellos. Este asunto desborda la economía, pues en el problema de los medios está implicado el desarrollo científico y tecnológico, que puede recibir un tratamiento económico, pero que tiene otras peculiaridades. El problema de los fines también desborda la economía y tiene que ver con la política, con la justicia social y con el deber ser. Para entender la economía hay que entender entonces las finalidades de los seres humanos en relación con la obtención de bienes. Eso establece un tipo de relaciones entre los seres humanos que son especiales. No son relaciones afectivas o de placer, que se establecen por el gusto de estar con otro, o por satisfacer una necesidad afectiva osexual, o por intercambiar ideas, o por divertirse juntos. Tampoco son relaciones directamente de poder, de dominar a otro, ni para procurar el bien de otra persona (quizá de este tipo serían aquellas que pertenecen al ámbito de la moral). Por el contrario son relaciones para producir mercancías o, más en general, bienes, pues una representación de teatro, una clase o solucionar un problema de un ordenador pueden considerarse como mercancías. Dentro de las actividades económicas está la prestación de servicios. Esto implica el trabajo, las técnicas de producción y el capital. Desde el punto de vista que nos ocupa, es decir estudiar la formación del conocimiento sobre la economía, lo que sería importante es determinar cuáles son los problemas esenciales que tiene que entender una persona para poder comprender y explicar el funcionamiento económico. Posiblemente se podría distinguir entre los problemas que son centrales dentro de la teoría económica y los asuntos que resultan importantes para poder comportarse normalmente en la sociedad, que no tienen por qué coincidir. Por ejemplo, es importante saber que los bancos prestan dinero y cobran intereses por ello o los pagan por los depósitos. Pero este es un problema muy determinado que no constituiría una cuestión central de la teoría económica, o por lo menos un problema teórico relevante. Es una cuestión de hecho. Otro asunto semejante es el de la ganancia o el beneficio. Creo que se podría estudiar entonces lo que es importante saber para desenvolverse en la sociedad, y que todos los individuos aprenden habitualmente, además de los conceptos elementales de la teoría económica. Es esencial tener en cuenta que los sujetos tienen que descubrir que el mundo económico está regido por leyes distintas que las de otras esferas de los fenómenos sociales. Si tratamos de explicar la actividad económica en un mundo de abundancia y regido por tendencias altruistas (como parece que tienden a hacer los niños pequeños) no podremos entender nada de la economía. Para comprenderla hay que entender la competencia por recursos escasos, es decir el conflicto, la oposición de intereses que buscan conseguir lo que no es abundante en detrimento de otros. Hay que ver cómo los sujetos aplican inicialmente al mundo económico principios que vienen de otros mundos, de otras esferas de la realidad social. Las actividades económicas se desarrollan en un marco institucional. En ellas 18 desempeña un papel fundamental el dinero, que es una entidad bastante misteriosa, pero uno de los grandes inventos de la humanidad. El dinero vale porque lo acordamos entre todos. El interés del estudio de las nociones económicas en el niño El problema de cómo entiende el niño la realidad económica, y los conceptos referidos al uso del dinero, tiene un enorme interés y puede servir como modelo de la comprensión infantil de la realidad social. Hay al menos dos razones para considerar que se trata de un campo de la mayor importancia dentro del estudio del desarrollo psicológico del niño. En primer lugar por el propio interés del problema. Las nociones económicas constituyen un eje de la organización social y además el niño está en contacto con ellas desde muy pronto, posiblemente antes que con otras muchas nociones sociales, como podrían ser, por ejemplo, las políticas. En efecto, los niños están utilizando mercancías constantemente en su vida cotidiana, y pronto empiezan a reclamarlas a los adultos. Descubren que hay objetos apetecibles que se pueden obtener mediante un procedimiento que los adultos denominan compra y solicitan a los mayores que les compren cosas que desean. En segundo lugar, por las posibilidades de estudio. En efecto, el campo de lo económico, aun siendo difícil de abordar como todas las nociones sociales, sin embargo se presta mejor al estudio experimental, quizá por su carácter más objetivo. Se trata de una realidad con la que el niño, al menos en la sociedad capitalista, entra en contacto desde muy temprano a través de su experiencia diaria, por ejemplo, de ir a la tienda a comprar. Pero además hay elementos fácilmente objetivables, como el problema del cambio, o la noción de ganancia que pueden estudiarse de una manera muy directa. Sin embargo, a pesar de esto, hasta hace poco tiempo apenas se le ha prestado atención, y todavía hoy nos queda mucho por saber acerca del proceso general y más aún sobre los detalles del desarrollo de la comprensión de lo económico. Así pues, frente a problemas como los políticos, el mundo económico está más próximo al niño. Podría argumentarse que los problemas relativos a la autoridad afectan también al niño desde muy temprano, pero la relación con el mundo institucional de la política se produce más tardíamente que con las instituciones económicas. Además la comprensión del funcionamiento político de la sociedad ofrece menos elementos concretos con los que el niño esté directamente en contacto y tiene un carácter más abstracto. La noción de democracia, por ejemplo, la división de poderes, las formas de representación o de delegación del poder, son aspectos muy abstractos que el niño no entiende con facilidad. En cambio, respecto a la economía el niño tiene que ocuparse de elementos materiales, que probablemente son más sencillos de entender, tales como producción y distribución de mercancías, su reposición cuando se les agotan al 19 vendedor, el intercambio por dinero, la determinación del precio de los objetos, etc. La forma en que entiende el niño el funcionamiento económico de la sociedad constituye, pues, uno de los ejes de su comprensión de la organización social. Aparecen, en relación con esto, multitud de problemas de muy distinta complejidad y naturaleza que van desde el conocimiento del dinero y del valor de las monedas, hasta los problemas complejos de la producción y de la determinación del precio de las mercancías. Estos temas han sido estudiados en desigual medida aunque en todo caso de una forma insuficiente para que pudiéramos decir que hoy disponemos de un conocimiento adecuado de ellos. Sin embargo, es un tema de gran interés que pone de manifiesto algunos de los problemas que se plantean en este campo, entre ellos por qué los niños tardan tanto tiempo en llegar a comprender problemas aparentemente sencillos como el papel del dinero en la compra de objetos y el por qué se recibe una “vuelta” en algunos casos. Este es uno de los problemas observados desde antiguo y que pone de manifiesto cómo la influencia del ambiente y la información de los adultos necesitan ser elaboradas por el sujeto y solo pueden serlo mediante el uso de los instrumentos intelectuales de los que dispone en cada edad. De otro modo sería difícil explicar la uniformidad de las respuestas de los niños en distintos momentos y ambientes, y la existencia de unas pautas de evolución semejantes, relacionadas con la edad. La preocupación espontánea por los problemas económicos Un estudio sobre la formación del conocimiento económico en el niño podría partir de los conceptos fundamentales de la economía, pero probablemente el niño no comience formando los conceptos básicos de la disciplina, ni exista un paralelismo entre la estructura teórica en la economía y la formación de los conceptos en el sujeto individual. El niño está inserto en un medio social, en las actividades económicas, y va a tratar de encontrar un sentido en ellas. Por esto nos podemos plantear: ¿con qué realidad económica entra primero en contacto el niño? Podemos suponer que para él los problemas más accesibles son los de la distribución mientras que los de la producción le resultan, en principio, mucho más alejados. A comienzos del siglo XX el famoso pedagogo belga Ovide DECROLY (1871- 1932) realizó una serie de observaciones de tipo naturalista sobre la aparición de las primeras ideas económicas en una niña, que probablemente era su sobrina. Por las referencias que aporta, las observaciones se debieron realizar en Bélgica5 poco antes de la Primera Guerra mundial (hacia 1913).Ovide DECROLY, médico belga, que ha sido uno de los más importantes educadores del siglo XX, se interesó pronto por la educación de niños con deficiencias, y posteriormente fundó una escuela para niños normales en la que 20 puso en marcha una serie de métodos de trabajo que pronto se hicieron famosos, y que fueron conocidos como el método Decroly. Pero como buen pedagogo pionero e innovador siempre consideró que era muy importante la observación y estudio de los niños para mejorar la educación. En esas observaciones, que fueron publicadas en su libro Estudios de psicogénesis (1932), recogió la aparición de las ideas económicas en una niña, a la que llama la “pequeña S”. Se trata de observaciones ocasionales, que muestran cómo va descubriendo la actividad de compra, el cambio en la tienda, el valor y la equivalencia entre las monedas, la fabricación y la venta de los objetos, la obtención del dinero, y otros muchos asuntos relacionados con el mundo económico. Como más adelante tendremos ocasión de ocuparnos de algunos de estos asuntos, hemos reproducido aquí algunas de sus observaciones. Estas observaciones muestran algo muy importante: cómo la niña realiza un esfuerzo por entender el mundo económico en el que vive, por dar sentido a sus experiencias, y cómo se interroga ella misma sobre aspectos que no comprende, y trata también de organizar y dar sentido a la información que recibe de los adultos. Hemos conservado los números de las observaciones y hemos añadido los títulos. Observaciones de DECROLY sobre la comprensión del mundo económico El descubrimiento de comprar (3) A los 3 años y 2 meses cree que es la zapatera la que regala los zapatos. Vuelve del centro con unos zapatos preciosos. —“Qué bonitos zapatos”, le decimos. Y ella responde: —“La señora me ha dado eso, es buena (amable), tiene muchos zapatos”. (4) Algunos días más tarde entra con su tía en una tienda para comprar flores. No ve el gesto de pagarlas y pregunta: “¿Por qué te regala esas flores?” El cambio y el dinero. El pago por servicios (7) Hacia esta época [cuatro años y diez días] vamos siempre a la misma tienda a comprar unos caramelos. La niña presencia el cambio. Las primeras veces, sin duda alguna preocupada con examinar todas las golosinas, no ha prestado atención al pago; pero un domingo que nos acompaña su hermana le dice al recibir su paquetito: “Ahora I. va a dar ‘redondeles’ a la señora por los bombones”. Su hermana, que tiene cuatro años más, quiere hacer de maestra, y la corrige: “Pero S., se dice dinero y no redondeles”. Aprovecha la lección y a partir de este momento emplea indiferentemente los dos términos “redondeles” y “dineros”. Sabe que hay dineros grandes y pequeños (5 francos, 2 francos, 50 céntimos, etc.) y que hay dinero blanco y dinero con agujeritos (25, 10 y 5 céntimos), pero no conoce el valor de cada moneda ni lo que se puede adquirir con cada una de ellas. Para adquirir bombones, fruta, se dan “redondeles”, redondeles especiales bien determinados, “dineros”, pero sin distinción de valor ni preocupación de número (cuatro años y tres meses). (10) Le parece extraordinario que se dé dinero sin que den nada por él. Tomamos un tranvía y S. se instala confortablemente. Entonces ve salir del tan conocido bolsillo dos monedas de 10 céntimos que damos al cobrador. Inmediatamente se sorprende: “¿Por qué le das dos dineros al hombre, te 21 va a dar bombones, di?” (13) Después, a los 5 años, le atormenta el ver devolver cambio de una moneda. No puede concebir que se pague, que le den a uno algo por ello, y encima le devuelvan dinero. La equivalencia en dinero (23) Hacia esta época [después de los 5 años y medio] la llevan a menudo a casa del médico para que le hagan una cura en los oídos. Al volver, siempre se le da o un pastelillo o un plátano. Pero se le da primero el dinero (diez céntimos) para que compre ella misma lo que desee. Un día al salir de la pastelería, hace el siguiente comentario: Un pastel y un plátano es lo mismo. —¿Cómo que es lo mismo?, no seas rara, ¿no ves la diferencia? —Quiero decir que es lo mismo de dinero (cuesta lo mismo). La determinación del precio (27) A los 6 años le preocupa saber de qué manera se determina el precio de la mercancía: “¿Quién dice que el chocolate cuesta diez céntimos? ¿Quién lo dice, es la señora? (6 años y 3 días). ¿Por qué cuestan diez céntimos los pasteles? Yo no quiero dar más que un céntimo por el pastel”. Quién hace el dinero (28) También quiere saber quién hace el dinero: “¿Quién hace el dinero, cómo se llama el hombre que hace el dinero?” Y también por qué es redondo: “¿Por qué es redondo el dinero? ¿Hay dineros que no son redondos?” Y cuando le decimos que hay dinero de papel y le enseñamos un billete de 100 francos, muestra gran sorpresa. “¡Cuánto es!” El trabajo y la fuente del dinero (29) A los cinco años y once meses no sabe todavía cómo consigue uno el dinero. “El dinero se da”, dice, y en ello es completamente lógica, ya que el poco dinero, los pocos céntimos que algunas veces posee, se lo han dado. (30) Pero a los seis años y un mes seguramente se lo han dicho. Sabe que hay que trabajar para tener dinero y que este papel está reservado al padre. DECROLY, 1932. Vemos cómo van surgiendo de forma espontánea, y a través de la actividad en la que participa la niña una serie de preocupaciones e interrogantes mediante los cuales trata de entender la realidad social que la rodea, para lo cual participa activamente en las actividades, e interroga a los adultos que tiene a su alrededor. Esas preocupaciones no han cambiado aunque haya transcurrido casi un siglo. La niña descubre primero que en la tienda se pueden conseguir cosas que resultan atractivas. Después observa que esas cosas se intercambian por monedas o redondeles, pero a través de un mecanismo que todavía le resulta misterioso. Se sorprende de que haya que pagar también por servicios, como viajar en tranvía. También se asombra al observar la devolución o el cambio en la tienda. Otro descubrimiento sorprendente que realiza es que cosas muy distintas son equivalentes en dinero, y eso posiblemente abre la puerta a entender que el dinero es una medida universal. Se interesa también por saber quién fija el precio de las mercancías, y se interroga espontáneamente por conocer quién hace el dinero. Las observaciones terminan con su preocupación por entender cómo se 22 adquiere el dinero y tiene que empezar a comprender la difícil relación entre dinero y trabajo. Otros estudios iniciales No fue DECROLY el primero que intentó realizar observaciones sobre el surgimiento de las ideas económicas en los niños. Uno de los primeros asuntos que despertó la curiosidad de esos tempranos investigadores fue el comportamiento de los niños hacia el dinero y la comprensión del valor de las monedas, y también preocupaba, desde el punto de vista educativo, la formación de hábitos deseables. Por eso no es extraño que en algunos estudios de finales del siglo XIX aparezcan observaciones dispersas o estudios anecdóticos sobre la comprensión del dinero por los niños. Por ejemplo, Anna KÖHLER, colaboradora de los Studies in Education que Earl BARNES publicaba en Stanford, escribió para esa publicación un trabajo sobre “El sentido del dinero en los niños” (KÖHLER, 1897). Su objetivo era detectar los sentimientos de los niños hacia el dinero, cómo manifiestan que se puede utilizar y su concepción del ahorro. Como los trabajos de esa época que utilizaban el método de los cuestionarios propugnado por Stanley HALL, el estudio está basado en las redacciones de cuatro mil niños, en una parte del trabajo, y de mil más en otra, pero los resultados nos informan poco sobre lo que entienden los niños en relación con el dinero. En una línea parecida se sitúa el trabajo de Will S. MONROE (1898-1899), que era profesor en una escuela normal en Massachusetts, publicado en la revista de Stanley Hall. Se trata también de un estudio basado en las respuestas de más de dos mil niños entre 7 y 16 años, de Massachusetts,a la pregunta de qué harían si recibieran una paga mensual de cincuenta centavos. En realidad el tema que le interesaba fundamentalmente es si los niños tienen tendencia a ahorrar o no, un hábito muy valorado en la sociedad norteamericana. Descubrió que a medida que se van haciendo mayores tienen más inclinación al ahorro, y que ésta es mayor en los niños que en las niñas. Resulta curioso observar que cuando pregunta a otro grupo de niños de 11 años qué harían con mil dólares (en vez de con cincuenta centavos), pasan a hacer referencia al ahorro el 98% de los chicos, en lugar del 71% que lo hacían antes. Además, realiza un estudio de los recuerdos de 102 adultos sobre sus primeros contactos con el dinero, enfoque que hoy se consideraría de poca utilidad, sobre todo para averiguar lo que piensan los niños. El trabajo es curioso también pues nos muestra la preocupación del autor, que parece que estaba muy extendida por fomentar el ahorro en los niños y menciona una amplia bibliografía sobre el ahorro en la escuela, e iniciativas para promoverlo. Es ilustrativo ver en estos primeros trabajos, inspirados sin duda en preocupaciones pedagógicas, cómo predomina una tendencia a actuar sobre el pensamiento de los niños antes que a conocerlo6. 23 Al gran psicólogo Alfred BINET, creador de la primera prueba de inteligencia ampliamente utilizada, no se le escaparon las dificultades de los niños con el dinero, y en su escala incluyó varias pruebas referentes a las monedas y al cambio. La más compleja es la que sitúa en el nivel de los 9 años (BINET y SIMON, 1908) consistente en reconocer las diferentes monedas y, en una situación de jugar a las tiendas, dar el cambio de una cosa que vale 20 céntimos y se paga con un franco. Los autores señalan que la tercera parte de los sujetos de 8 años y todos los de 9 responden correctamente. Pasaron muchos años sin que apenas se realizaran estudios sobre estos temas. A comienzo de los años cincuenta, Anselm L. STRAUSS publicó una serie de trabajos sobre el conocimiento económico en los niños (SCHUESSLER y STRAUSS, 1950; STRAUSS y SCHUESSLER, 1951, STRAUSS, 1952 y STRAUSS, 1954). En sus dos primeros trabajos STRAUSS y SCHUESSLER se ocupaban principalmente de analizar el reconocimiento de las monedas y sus equivalencias, pero en STRAUSS 1952 se presentan una gran cantidad de datos referentes a muy diversos aspectos relacionados con el dinero, la compraventa y la fabricación de mercancías, el papel de los intermediarios, el pago a los empleados, etc.7 Kurt DANZIGER (1958) publicó un estudio sobre concepciones económicas realizado sobre niños australianos de edades comprendidas entre 5 y 8 años, en el que estudiaba tres problemas: a) el significado de rico y pobre, b) el uso del dinero y c) las funciones del jefe. Posteriormente Hans FURTH (1980), dentro de un amplio estudio con sujetos de 5 a 11 años sobre la comprensión del dinero, los papeles sociales, y la comprensión del gobierno y la comunidad, realizó una interesante aportación a la comprensión del proceso de compraventa. Uno de los problemas interesantes en este campo ha sido descubrir la dificultad que tienen los niños para entender la idea de ganancia en la tienda como diferencia entre el precio de compra por el tendero y el precio de venta. Gustav JAHODA (1979) estudió por primera vez el problema de forma sistemática, y otros autores se han ocupado igualmente del tema (por ejemplo, DELVAL y ECHEÍTA, 1991). (Puede verse un análisis y revisión de estos estudios en DELVAL, 2001.) Las investigadoras italianas Anna Emilia BERTI y Anna Silvia BOMBI han realizado los estudios más sistemáticos sobre la comprensión del mundo económico, que se plasmaron en su libro Il mondo económico nel bambino (1981) y en numerosos artículos. Entre los aspectos que han abordado en su trabajo están las ideas acerca de dónde proviene el dinero, las relaciones entre dinero y trabajo, entre dinero y mercancías, la propiedad de los medios de producción, las funciones del banco, la compra-venta, etc. Los problemas económicos para el niño Así pues, vemos que el niño está en contacto con realidades económicas desde 24 muy temprano, y más directamente con unas que con otras. Parece razonable pensar que los primeros aspectos del mundo económico con los que entra en contacto son la tienda y el dinero, y posteriormente la fábrica, la obtención de dinero, el trabajo y la existencia de pobres y ricos. En grado desigual y en distintos momentos éstos son probablemente los principales problemas económicos que aparecen para el niño. La primera realidad con la que los niños se relacionan quizá sea la compra en la tienda. Aunque tengan sus necesidades materiales más inmediatas cubiertas, experimentan deseos de poseer objetos ¿Cómo se pueden obtener las cosas deseables o necesarias que utilizamos habitualmente? Primero piensa posiblemente que la tienda constituye un depósito de cosas que uno puede conseguir, pidiéndolas sin más, pero es probable que empiece a sospechar que existen algunas condiciones para que te den la mercancía. Pronto van a descubrir que esa condición es cambiarlas por esos objetos misteriosos que constituyen el dinero. Y esto les lleva a enfrentarse con el problema de la función y el valor del dinero. El niño puede estar en contacto con el dinero desde antes (viéndolo en su casa) pero se da cuenta de su existencia y de su importancia al observar la actividad en la tienda. Allí se obtienen las cosas que uno necesita, cosas deseables, y pronto se da cuenta de que esos objetos se obtienen a cambio de dinero. Al principio la función del dinero no es clara, aparece como un elemento necesario de la transacción pero cuya función no se entiende, está siempre presente pero más de una manera ritual que como un elemento del intercambio. El dinero debe cambiar de mano al tiempo que la mercancía, sin que se llegue a ver por qué, y sin tener todavía en cuenta las cantidades. Va a tener que aprender a reconocer las monedas y billetes y también comprender operaciones aritméticas de una cierta complejidad y entender el valor del dinero y las relaciones entre sus diferentes formas. Entender cuál es el papel del dinero resulta complejo porque lo que se intercambia no es una mercancía como otras ya que no tiene valor de uso en sí mismo. Esto es algo que tarda años en comprenderse. Aparecen ahí implicados todos los problemas referentes al cambio, e incidentalmente los relacionados con el precio. No solo hay que aprender a realizar operaciones aritméticas, que se irán adquiriendo en la escuela, y la relaciones entre monedas y billetes, sino entender la naturaleza del dinero, y el origen de su valor, asuntos de los más oscuros, incluso para los expertos. Pero la comprensión de lo que acontece en la tienda no es suficiente, porque los niños empiezan a plantearse otros problemas referentes al origen de las mercancías. Son cuestiones menos visibles pero que surgen en torno a la transacción. Uno de ellos es ¿de dónde obtiene el tendero las mercancías?, ¿tiene también que pagar por ellas o se las dan? Esto establece una primera relación entre la tienda y la fábrica. Otro problema es ¿qué hace el tendero con el dinero que recibe? O lo que es 25 lo mismo, la utilización del dinero por parte del tendero. ¿Lo utiliza para reponer la mercancía?, ¿lo usa también para satisfacer sus necesidades, para pagar a los empleados, para ampliar el negocio?, etc. Esto origina una serie de interrogantes sobre la comprensión de aspectos del sistema que desbordan lo que resulta directamente perceptible y sobre lo que el niño puede tener una experiencia directa. Pero naturalmente sus intentos de comprender la realidad le llevan a reflexionar sobre todos esos asuntos y a procurar obtener información acerca de ellos, que frecuentemente transmite a los adultos. Cuando se empieza a plantear cómo obtiene el tendero la mercancía surge la duda entre si la fabrica él, se la regalan, entregan para que la venda, o tiene que pagar por ella. Esto lleva al interesante problemade la ganancia. Si tiene que comparar ¿por cuánto compra la mercancía?, ¿por la misma cantidad a la que la vende, por más o por menos? Durante años tendrá oscilaciones y dificultades para comprender esos asuntos, pero la idea de ganancia empieza a surgir de una manera confusa pues, al principio, consideran que todo el dinero que recibe el tendero es ganancia. Sabemos que la ganancia es el motor fundamental de la actividad económica, pero en qué consiste resulta difícil de comprender para el niño. — Hay otros asuntos importantes que van surgiendo como todo lo relacionado con la fabricación de las mercancías y el funcionamiento de la fábrica, las relaciones entre el propietario y los empleados, los procesos de fabricación, etc. Las relaciones de la fábrica con el vendedor, el proceso de distribución, la existencia de intermediarios, etc. — De qué depende el precio por el que se venden las cosas y si ese precio se va modificando al pasar por distintos lugares. Esto puede relacionarse con el problema de la ganancia, pero también con el problema de qué es lo que hace valioso un objeto, de qué depende el valor de las cosas. — La naturaleza del dinero es una de las cuestiones que subyace en los problemas que el niño intenta comprender. Por una parte, el dinero es un objeto como otro cualquiera, que tiene unas características físicas más o menos interesantes, con el que se puede jugar, pero al mismo tiempo tiene una naturaleza misteriosa que, como la lámpara de Aladino, proporciona la posibilidad de obtener a través de él una infinidad de cosas deseables. Por eso un gran campo de problemas es el constituido por entender el origen y distribución del dinero. ¿Qué es el dinero, y qué es lo que representa? ¿Por qué es posible comprar cosas con él?, en definitiva ¿qué es lo que lo hace valioso? Además no es algo que permanezca estático sino que está en continuo movimiento, cosa que también resulta de difícil comprensión para los niños. Por eso un asunto de interés es descubrir cómo se comprende el ciclo de la circulación del dinero, la fabricación de la moneda y su puesta en circulación. — El problema de las relaciones entre dinero y trabajo. ¿Qué es lo que se puede comprar con el dinero?, simplemente objetos (como parece que entienden 26 los niños inicialmente), o también trabajo y servicios. Esto se relaciona con el problema del precio de los objetos. Hay un amplio campo de problemas relacionados con la comprensión de las distintas profesiones, con lo que se gana en ellas, y quién es el que paga. En relación con esto se plantea quién puede fabricar dinero y la función de los bancos. — La cuestión referente a la distribución social del dinero o, lo que es lo mismo, la distribución del capital y de la riqueza en nuestra sociedad, es otro de los aspectos que es necesario entender. ¿Quiénes son los ricos y quiénes son los pobres, cuáles son las características de cada uno de ellos, por qué se es rico o por qué se es pobre y cómo se puede pasar de una situación a otra? Está también el problema de la acumulación del capital, de la propiedad de los medios de producción, y de la relación de esto con el proceso de fabricación. El problema de las clases sociales está igualmente vinculado con este punto. Problemas económicos El intercambio económico La tienda. El proceso compra-venta. La fabricación del dinero Quién fabrica el dinero, qué cantidad se fabrica, de quién depende. Circulación del dinero Puesta en circulación del dinero. Los bancos Su papel en el sistema económico. Mecanismos del mercado Oferta, demanda, escasez. El origen de la riqueza Fuentes de la riqueza. Relaciones entre dinero y trabajo Remuneración por las actividades que se realizan. Distribución social de la riqueza Pobres y ricos. La riqueza de los países El origen social de la riqueza. Recursos naturales y actividades humanas. En relación con este campo, pero también con el de la determinación de los precios, está el precio del dinero, o del capital, es decir, los tipos de interés. Esto se relaciona con el ahorro. Si hay más ahorro los tipos de interés bajan y hay más dinero para invertir. — Todavía podemos añadir el problema de la riqueza de los países, de las fuentes de riqueza y de la relación entre riqueza y dinero. Las transacciones entre los países y el comercio internacional. — Quedarían aún una enorme cantidad de problemas con los cuales los niños y los adolescentes tienen algún contacto a través de los medios de 27 comunicación, sobre todo los mayores. Por ejemplo, los problemas del mercado de valores y la bolsa, las oscilaciones de los precios de las materias primas, el mercado de divisas, etc. Incluso cuestiones más técnicas, como pueden ser las modificaciones de las tasas de interés, la atracción de la inversión extranjera, la deuda exterior, la deuda interna, etc., etc., se mencionan también frecuentemente en los medios de comunicación. 1 Siempre deseamos evitar el sexismo verbal, pero también queremos alejarnos de la reiteración que supone llenar todo el libro de referencias a ambos sexos. Así pues, a veces se incluyen expresiones como “niños y niñas”, y otras veces se utiliza el masculino en general o algún genérico como sujeto. (N. del E.) 2 La concepción que vamos a defender en este libro acerca de las representaciones sobre la realidad social no debe confundirse con la concepción de las representaciones sociales de las que habla MOSCOVICI (1961, 1976, 1984, 1988) que considera a éstas como teorías del sentido común distribuidas socialmente, que están relacionadas con los estados de opinión. Según él, los sujetos reciben las representaciones que están en el ambiente y se limitan a formar parte de un coro que las comparte. Desde este punto de vista no se presta gran atención al proceso de incorporación por parte de cada individuo. 3 Posiblemente no sucede lo mismo con otras especies animales, que cuando tienen satisfechas sus necesidades no necesitan más cantidades ni establecer otras nuevas. Por el contrario, la mayor parte de los seres humanos siempre pueden aumentar sus necesidades y nos hemos hecho expertos en crear algunas nuevas. 4 En realidad podría hablarse de economía respecto a una sola persona si nos referimos a la producción, pues para el intercambio hacen falta al menos dos. Robinsón Crusoe en su isla realizaba también actividades económicas, para producir, cazar o recolectar lo que necesitaba, pero la mayor parte de los fenómenos económicos implican a varias personas. 5 En el texto, página 229, DECROLY señala que esas notas fueron escritas hace 15 años, y el prefacio del libro está fechado en 1929. Las observaciones se extienden hasta la edad de 6 años y 10 meses de la niña, y comienzan a los 3 años y 1 mes. Si esos 15 años se refieren a la fecha en que se terminaron las anotaciones, podrían haberse comenzado hacía 1911. 6 La tendencia evolucionista de estos primeros estudios, muy extendida en esa época, es clara y MONROE comenzaba su trabajo con las siguientes palabras: “el sentido del dinero en el niño pequeño, como en el hombre primitivo, es débil y naciente”. 7 Una revisión de los trabajos sobre estos asuntos puede verse en DELVAL (1989), FURNHAM y STACEY (1992, cap. 3), DELVAL, ENESCO y NAVARRO (1994), DENEGRI (1995b), WEBLEY (2005), entre otros. 28 CAPÍTULO II El proceso de intercambio económico: La ganancia Vamos a comenzar analizando la comprensión del proceso de intercambio económico que se realiza en una tienda, la realidad económica más próxima al niño, cuyo estudio resulta muy ilustrativo porque ejemplifica algunas de las dificultades para construir la representación del mundo económico. Las respuestas de los niños son absolutamente sorprendentes porque se trata de un problema aparentemente muy sencillo: el vendedor gana la diferencia entre el precio que le ha costado y el precio al que lo vende, pero esto resulta extremadamente oscuro para los niños antes de los 10 años de edad. En el proceso que tiene lugar en la tienda hay aspectos visibles, y por tanto fácilmenteperceptibles por el niño, y aspectos ocultos que tendrá que inferir a partir de datos, tratando de completar los fenómenos que no se ven. Los aspectos más visibles son que el comprador, que puede ser el propio niño, se dirige a la tienda provisto de dinero para obtener una mercancía, entrega el dinero, en algunos casos recibe una devolución (el “cambio” o la “vuelta”), obtiene el objeto deseado y el tendero guarda el dinero en algún sitio, frecuentemente en una caja registradora. Aquí termina el aspecto visible del proceso. A esto se añaden, en algunos casos, otras informaciones. Por ejemplo, ante la solicitud del comprador el tendero puede decir que no tiene el producto que se busca, que dispondrá de él dentro de algunos días o que está al llegar. También el niño puede observar en algunos comercios que un camión descarga productos para surtir a la tienda, como pueden ser pan, botellas de refrescos, etc. Con estos elementos perceptibles como datos iniciales (aunque probablemente no únicos), el niño tiene que reconstruir el proceso económico de intercambio. Además puede escuchar a los padres, u otros adultos, hablar de lo “caro” o lo “barato” que cuesta un objeto, o decir expresiones como “no tengo dinero para comprarlo”, “en la otra tienda cuesta más barato”, etc1. La necesidad de construir un modelo o una representación a partir de pocos elementos observables, supliendo los aspectos inobservables mediante el razonamiento, no es algo exclusivo de las nociones económicas, ni de otras 29 nociones sociales, sino que se plantea de forma parecida en todo el conocimiento de la realidad. Por ejemplo, en muchos problemas físicos el sujeto tiene que realizar también una interpretación de los elementos que observa e intentar darles sentido organizándoles en un sistema, cosa que generalmente no puede hacer sin la ayuda del aprendizaje escolar. El niño que observa el agua hirviendo en una cacerola o el que se quema al tocar una cuchara que está parcialmente sumergida en un líquido caliente, tiene que aprender a describir estos fenómenos y a interpretarlos en términos de la teoría física para poder entenderlos de una forma más o menos precisa, en relación con lo que enseña la ciencia y se explica en la escuela. Así pues, la construcción del conocimiento requiere intentar organizar los datos dispersos, que nos proporcionan la percepción y nuestra experiencia, en un todo coherente en el que tienen que aparecer elementos que no son visibles sino que únicamente se infieren. Un primer aspecto que hay que entender respecto a los problemas económicos es el del mecanismo del cambio. Para ello, el niño necesita conocer el valor de las monedas y las equivalencias numéricas (que examinaremos en el capítulo próximo). En tanto que el niño no dispone de los conocimientos aritméticos necesarios no puede entender el proceso del cambio y eso es lo que le conduce a pensar que en el proceso de compra-venta el dinero desempeña un papel puramente ritual. A la tienda hay que llevar dinero porque se debe pero no hay una relación entre el dinero que se entrega y el que se recibe como cambio. Algunos niños señalan que únicamente se recibe cambio cuando se compran cosas costosas y esto podría ser un paso inicial hacia la comprensión del fenómeno, otros consideran que siempre se recibe cambio, y algunos no se preocupan por este aspecto. Entendido el puro proceso de la compra-venta pasan a plantearse otra serie de interrogantes. Entre ellos ¿qué hace el tendero con el dinero que recibe? Esta es una cuestión esencial que tiene como corolarios otras varias. El niño puede entender que el tendero necesita ese dinero para otras cosas, por ejemplo, para vivir él y su familia. En el caso de que en la tienda haya otros empleados, los niños pueden llegar a darse cuenta que tiene que pagarles, aunque esto quizá no suceda en los primeros momentos. Tiene también que entender que el tendero debe reponer la mercancía y, aunque éste parece un problema muy evidente (porque las cosas van desapareciendo), resulta difícil de comprender debido a que bastantes sujetos piensan que las instituciones sociales desempeñan una función benéfico-social: el tendero recibe la mercancía gratis y únicamente se encarga de distribuirla. La concepción inmediatista que tiene el niño pequeño de la realidad social, regida por principios morales y de equidad o de reciprocidad, le lleva a pensar que el tendero guarda el dinero para sus propias necesidades pero que no necesita renovar la mercancía. Está todavía muy lejos la idea de beneficio. Pero esta idea es una piedra angular en la comprensión del sistema económico. 30 Cuando el niño entiende que el tendero tiene que comprar las mercancías le surgen otros problemas, y en relación con ello el de cuánto paga por lo que compra. Generalmente los niños comienzan pensando que el tendero, cuando se le terminan las mercancías, llama para que le traigan más, pero muchas veces suponen que le traen solo ese objeto. Si se le han acabado los lápices llama para que le traigan un lápiz más. En esta etapa todavía los niños piensan que el tendero cobra el mismo precio que le ha costado a él la mercancía. Pero ya ha entendido que tiene que comprar la mercancía que se le acaba. Esto supone poner en contacto un sistema hasta ahora independiente, el de la tienda, con el de la producción de las mercancías, el sistema de la fábrica. Ambos sistemas habían permanecido aislados hasta este momento. En relación con todo esto surge el problema de la determinación del precio: quién es el que fija el precio de los productos y en virtud de qué criterios (véase el Capítulo V). Como veremos los niños tienen sorprendentes dificultades para entender la idea de ganancia. Otra de las cuestiones que no entienden bien los niños pequeños es la retribución por el trabajo. Teniendo en cuenta que muchos piensan que el dinero se obtiene del cambio en la tienda, pidiéndolo en el banco o sacándolo con una tarjeta, no es sorprendente que no se comprenda la relación que hay entre trabajar y obtener dinero. Muchos niños saben que el dinero se obtiene del trabajo porque lo oyen continuamente en sus casas y en algunas investigaciones hemos encontrado que los niños pequeños suponen que el dinero se obtiene en el trabajo pero con independencia del tipo de trabajo que se realice. Sin embargo, resulta curioso que cuando tratamos de averiguar dónde se gana dinero muchos niños nos dicen que en la profesión por la que les estamos preguntando, en la actividad que ellos están observando no se gana dinero. Por ejemplo, muchos niños piensan que el tendero no gana dinero, otros piensan que el maestro no obtiene dinero por la labor que realiza y lo consigue en otro lado, y lo mismo en otras profesiones. Hay una dificultad para pensar que el trabajo se tiene que retribuir y que se paga tanto por los servicios como por las mercancías. El hecho es que poco a poco el niño tiene que ir llenando las lagunas entre lo que él percibe y el sistema existente para poder comprender su funcionamiento y para ello tiene que ir introduciendo conceptos no visibles y aspectos que no aparecen en la realidad observable. Las dificultades de la idea de ganancia Vamos a referirnos ahora a algunos aspectos de la comprensión del mecanismo de la ganancia o beneficio en la tienda, entendida como la diferencia entre el precio de compra y el precio de venta. Comprender esto parece algo completamente elemental y muy simple de entender. Para nosotros, los adultos que vivimos en una sociedad capitalista, la noción de ganancia es algo 31 absolutamente familiar y cotidiano, tan familiar y tan cotidiano que no pensamos explícitamente en ello, como no lo hacemos en la noción de cantidad cuando cambiamos la sopa de recipiente (en relación con la conservación de sustancia). La noción de ganancia es una especie de piedra angular de la comprensión de todo el orden social pues una gran parte de las actividades que realizamos las hacemos porque vamos a obtener un beneficio o una ganancia con ellas. Por estoes una noción que organiza todo nuestro conocimiento de la realidad y gran parte de lo que sucede a nuestro alrededor, el comercio y toda la actividad mercantil están vinculados a esa noción. La idea es muy simple, la actividad mercantil se realiza para obtener un beneficio y éste es uno de los motores fundamentales de la actividad humana. Salvo contadas excepciones, toda persona que vende habitualmente lo hace para obtener un beneficio, es decir para conseguir un precio superior al que le costó. Pues bien, a los niños les lleva varios años entender que tiene que haber una diferencia entre el precio de coste y el precio de venta, y que esa es la ganancia. Lo curioso es que los investigadores que se empezaron a ocupar de las nociones económicas tampoco percibieron esa dificultad. Ni STRAUSS (1952), ni DANZIGER (1958), ni FURTH, y otros autores señalan el problema2. Fue Gustav JAHODA quien en 1979 puso de manifiesto que los niños no entendían la noción de beneficio. Eso muestra también la dificultad para tomar conciencia de algunos resultados que aparecen en la investigación3. Posteriormente otros autores, como FURTH (1980), BERTI y BOMBI (1981), el propio JAHODA, y nosotros mismos (DELVAL y ECHEÍTA, 1991; ver también ECHEÍTA, 1988) han continuado estudiando el problema. Desde la mitad de los años ochenta hemos realizado diversos estudios y multitud de entrevistas sobre la comprensión de la ganancia con sujetos de distintos países y de diferentes medios sociales, incluyendo sujetos que son ellos mismos vendedores ambulantes (ver Capítulo VII). El objetivo ha sido determinar en qué momento los sujetos empiezan a entender que la ganancia está constituida por la diferencia entre el precio de compra y el precio de venta. Para ello preguntamos por el precio de diferentes objetos, en unos casos por el precio al que lo adquiere el consumidor en la tienda (relacionándolo con el precio al que lo compró el vendedor), y en otros casos indicamos el precio al que se compra en la fábrica y preguntamos por el precio al que se venderá en la tienda. Las líneas generales de las ideas de los niños hasta los 10 u 11 años de edad pueden resumirse de la siguiente manera. El tendero compra las mercancías en una fábrica (o en otra tienda), y paga por ellas un precio; luego las vende por el mismo precio o por menos de lo que le ha costado. Con el dinero que obtiene de esa venta vive él y su familia, paga a sus empleados y repone la mercancía. Desde el punto de vista del adulto esa explicación es totalmente absurda pues supone que el dinero se multiplica, pero para los niños no parece serlo, pues de una manera más o menos completa, más o menos detallada, adornada con unos u otros detalles, todos la ofrecen igual. Esto tiene que suponer que es la más 32 coherente que pueden construir con los elementos intelectuales de que disponen, y que así ven la realidad económica que les rodea. En la base del problema está que los niños creen que “siempre se gana dinero si vende una cosa” como nos dice Vanessa (8;10). Solo están considerando el momento de la transacción, si el vendedor recibe dinero a cambio de una cosa, ese dinero lo está ganando, pero no tienen en cuenta las partes anteriores del proceso, es decir que el vendedor ha tenido que comprar lo que está vendiendo, y que solo obtiene ganancia si lo vende a un precio mayor. Eso no quiere decir que no sepan que el vendedor tiene que pagar por la mercancía, pero no son capaces de considerarlo al mismo tiempo que están teniendo en cuenta el momento de la venta a un cliente. La causa de ello tenemos que verla en la dificultad que tienen los niños pequeños para considerar simultáneamente varios aspectos del proceso. Si bien se mira, el fenómeno no deja de ser curioso porque, a pesar de que los niños están inmersos en una sociedad centrada sobre la ganancia, no consiguen entenderla, e incluso la rechazan. Esto es un problema que debe darnos que pensar, y que sirve para que desechemos posiciones ambientalistas de tipo rudimentario. Probablemente la idea de ganancia podemos considerarla como una representación social, pero los niños no son capaces de incorporarla. Si el niño aprendiera a comprender la realidad social simplemente por la presión del ambiente, si sus ideas no tuvieran un fuerte componente de construcción propia, entenderían ideas como la de ganancia mucho antes. Vamos a examinar más de cerca las respuestas de los niños. La comprensión de la ganancia Para entender la ganancia y las transacciones que se realizan en una tienda es necesario que los sujetos comprendan una serie de aspectos relacionados. Obtención de la mercancía. Tienen que comprender cómo obtiene el tendero la mercancía que vende y aquí vamos a encontrar una serie de explicaciones, que no constituyen niveles distintos de explicación, sino simplemente diferentes tipos de respuestas que dan los sujetos. —El problema no se plantea. El tendero tiene las mercancías para poder venderlas. Están ahí para que pueda satisfacer a los que desean comprarlas. —La mercancía no se agota, hay una cantidad indefinida. Está en la parte de atrás de la tienda, en cajas. Los sujetos no son capaces de considerar las cantidades que tiene que vender el tendero. Probablemente esto se deba a que no son capaces de representarse el proceso en un tiempo relativamente largo, ni las cantidades que demandan los compradores. —La fabrica él en la trastienda. Muchos sujetos consideran que el propio vendedor produce las mercancías con materiales que tiene en la parte de atrás de la tienda: lápices, barras de pan, zapatillas. Cuando preguntamos por otros 33 objetos, como por ejemplo naranjas, afirman que él mismo las cultiva. —Le traen la mercancía de algún sitio o él mismo se la procura, incluso en otra tienda parecida a la suya. —La compra en una fábrica y generalmente se la traen. ¿Cuanto paga? Cuando los sujetos empiezan a admitir que el tendero tiene que comprar la mercancía, lo cual no se plantea en las primeras explicaciones, defienden, con gran convicción, que paga el mismo precio al que lo vende. Incluso a muchos les resulta sorprendente que se les haga esta pregunta pues les parece evidente. Probablemente detrás de esa convicción está la idea de que las cosas tienen un precio establecido, un precio que les corresponde, que podemos llamar el precio justo, y del que nos ocuparemos más adelante. Sin embargo, hay algunos sujetos que defienden que paga más en la fábrica y argumentan que eso se debe a que cuesta mucho más fabricar un producto que venderlo. Incluso argumentan que al vendedor le suelen llevar la mercancía a la tienda, lo cual incrementa todavía más el coste. Lo que estos sujetos no son capaces todavía de entender es que el coste de fabricación no es sustituido por el precio de venta, sino que hay que sumarlo. Finalmente los sujetos son capaces de conectar los dos procesos, el de fabricación y el de venta y entienden que el precio que se paga en la fábrica tiene que ser menor que el precio de venta en la tienda, porque el tendero tiene que ganar y su ganancia es únicamente la diferencia entre el precio de compra y el precio de venta. No es un problema que se resuelva simplemente a través de la experiencia de los sujetos, sino que se trata de una cuestión de puro razonamiento. Cuando los sujetos son capaces de considerar todo el proceso se dan cuenta de que el vendedor ha tenido que comprar previamente la mercancía y que, por lo tanto, tienen que detraer del precio al que lo vende lo que le costó. La ganancia como diferencia entre ambos precios se convierte entonces en algo necesario y característico de la actividad económica y, si esa diferencia no existe, la actividad de vender resultaría inútil y no proporcionaría beneficios al vendedor. Incluso algunos sujetos empiezan a señalar además que el vendedor tiene que pagar gastos de mantenimiento de la tienda o a los empleados en caso de que existan. ¿Cuanto gana? Como hemos señalado, algunos sujetos señalan que cuando se vende siempre se gana. Inicialmente
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