Descarga la aplicación para disfrutar aún más
Vista previa del material en texto
I Batería Neuropsicológica de Funciones Ejecutivas y Lóbulos Frontales-2 Dr. Julio César Flores Lázaro Servicios de atención Psiquiátrica Institutos Nacionales de Salud, Secretaría de Salud Dra. Feggy Ostrosky Shejet Laboratorio de Neuropsicología y Psicoi siología, Facultad de Psicología, Universidad Nacional Autónoma de México Lic. Asucena Lozano Gutiérrez Laboratorio de Neuropsicología y Psicoi siología, Facultad de Psicología, Universidad Nacional Autónoma de México Manual B N A F E Editora responsable: Lic. Georgina Moreno Zarco Editorial El Manual Moderno BANFE-2. Batería Neuropsicológica de Funciones Ejecutivas y Lóbulos Frontales-2 D.R. © 2014 por Editorial El Manual Moderno S.A de C.V. ISBN Miembro de la Cámara Nacional de la Industria Editorial Mexicana, Reg. Núm. 39 Todos los derechos reservados. Ninguna parte de esta publicación puede ser reproducida, almacenada en sistema alguno o transmitida por otro medio —electrónico, mecánico, fotocopiador, etcétera— sin permiso por escrito de la Editorial. Director editorial y de producción: Dr. José Luis Morales Saavedra Editora asociada: LCC Tania Uriza Gómez Diseño de portada: LDG Jonnathan Valero Reynoso Para mayor información sobre: • Catálogo de producto • Novedades • Pruebas psicológicas en línea y más www.manualmoderno.com Nos interesa su opinión, comuníquese con nosotros: Editorial El Manual Moderno, S.A. de C.V., Av. Sonora núm. 206, Col. Hipódromo, Deleg. Cuauhtémoc, 06100 México, D.F. (52-55)52-65-11-00 info@manualmoderno.com quejas@manualmoderno.com @ III Aviso Las pruebas psicológicas son instrumentos de empleo delicado y por ello su venta está restrin- gida a profesionales que posean la capacidad de emplearlas apropiadamente, quienes deberán acreditarse como psicólogos graduados, pasantes o miembros de una organización nacional de psicólogos. Queda estrictamente prohibida la reproducción parcial o total de este material sin autoriza- ción escrita de la Editorial. Ayúdenos a hacer valer el derecho de autor respetando la propiedad intelectual. Editorial El Manual Moderno, S.A. de C.V. Av. Sonora núm 206, Col. Hipódromo, 06100 México, D.F. BANFE-2 consta de: Manual ......................................................................................................................MP 100-1 Protocolo ...................................................................................................................MP 100-2 Cuestionario neuropsicólogico de daño frontal ..........................................................MP 100-3 Láminas .....................................................................................................................MP 100-4 Juego de cartas ..........................................................................................................MP 100-5 Tarjetas para clasii cación de cartas ..........................................................................MP 100-6 Torre de Hanoi (base de madera con tres postes y cuatro discos de distintos tamaños) .........................................................................MP 100-7 IV V Contenido Agradecimientos ....................................................................................................................VII Capítulo 1. Conceptos generales ............................................................................................ 1 Capítulo 2. Descripción de la batería ..................................................................................... 7 Capítulo 3. Datos normativos ................................................................................................ 15 Capítulo 4. Aplicación y calii cación .................................................................................... 17 Referencias ............................................................................................................................ 35 Apéndices ............................................................................................................................ 39 VII A todos los integrantes del Laboratorio de Neuropsicología y Psicoi siología de la Facultad de Psicología de la Universidad Nacional Autónoma de México: Dra. Maura Jazmín Ramírez Flores, Lic. Diana Brito Navarrete, Lic. Karla Ximena Díaz Galván, Lic. César Romero Rebollar, Lic. Karina Cecilia Borja Jiménez, Mtra. Ma. Guadalupe González Osornio, Lic. Cecilia Gaytán Agraz, Lic. Nallely Amaranta Arias García, Lic. Casilda Suárez Hesketh, Lic. Atenea Ramírez Ruíz, quienes participaron en la estandarización de la prueba. Agradecimientos Batería Neuropsicológica de Funciones Ejecutivas y Lóbulos Frontales VIII B A N F E 1 Esta segunda edición de la Batería Neuropsicológica de Funciones Ejecutivas y Lóbulos Frontales incluye, ade- más de la descripción neuroanatómica y funcional de los lóbulos frontales y las regiones en que a la fecha se subdivide, una revisión del neurodesarrollo de la corteza prefrontal. Se agregaron las normas y peri les para dos rangos de edad, de 56 a 65 años y de 66 a 80 años, con 10 o más años de escolaridad. Para obtener las normas de esta prueba se realizó un muestreo por conveniencia y se seleccionaron a 450 individuos normales entre 6 y 80 años. La muestra total estuvo conformada por 142 niños y 308 adultos. INTRODUCCIÓN Los lóbulos frontales son las estructuras cerebrales de más reciente desarrollo y evolución en el cerebro hu- mano. Desde el punto de vista neuropsicológico, estas estructuras representan un sistema de planeación, re- gulación y control de los procesos psicológicos (Luria, 1986): permiten la coordinación y selección de múlti- ples procesos y de las diversas opciones de conducta y estrategias con que cuenta el humano; organizan las conductas basadas en motivaciones e intereses hacia la obtención de metas que sólo se pueden conseguir por medio de procedimientos o reglas (Miller & Cohen, 2001). También participan de manera decisiva en la formación de intenciones y programas, así como en la regulación y verii cación de las formas más complejas de la conducta humana (Luria, 1989). Debido a esta capacidad de regular, planear y supervisar los procesos psicológicos más complejos del humano, se considera que los lóbulos frontales representan el “centro ejecuti- vo del cerebro” (Goldberg, 2001). El daño o la afectación funcional de los lóbulos frontales tienen consecuencias muy heterogéneas e im- portantes en las conductas más complejas del humano, desde alteraciones en la regulación de las emociones y la conducta social, hasta alteraciones en el pensamien- to abstracto y la metacognición (Stuss & Levine, 2000). Por lo que es necesario contar con un conocimiento lo más completo posible sobre sus propiedades neuropsicológicas. Las funciones ejecutivas (FE) se dei nen como una serie de capacidades que permiten controlar, regular y planear la conducta y los procesos cognitivos; a través de ellas los seres humanos pueden desarrollar activida- des independientes, propositivas y productivas (Lezak, 1995). Estas funciones se encuentran dentro del gru- po de funciones más complejas del humano (Goldberg, 2001). Se encargan de regular y controlar habilidades cognitivas más básicas; estas habilidades o rutinas cog- nitivas son procesos sobre aprendidos por medio de la práctica o la repetición e incluyen habilidades motoras y cognitivas como la lectura, la memoria o el lenguaje (Burgess, 1997), y aunque se ha identii cado y estudiado un número importante de ellas, no existe una función ejecutiva unitaria, existen diferentes procesos que con- vergen en un concepto general de funciones ejecutivas (Stuss & Alexander, 2000). Entre las FE más importantes se encuentran la organi- zación, esta capacidad nos permite situar los estímulos- contenidos semánticos en grupos-categorías deconoci- miento, así como coordinar y secuenciar las acciones o mentales para lograr un óptimo aprendizaje de la informa- ción. El control inhibitorio permite regular y controlar las tendencias a generar respuestas impulsivas origina- das en otras estructuras cerebrales, siendo esta función reguladora primordial para la conducta y la atención. La l exibilidad mental cuando las estrategias cognitivas o las hipótesis de solución de problemas no son las adecuadas para un momento y contexto especíi co, es necesario evitar la persistencia en una estrategia/activi- dad y desengancharse de ella. Esta capacidad permite una adecuada l exibilidad mental, para explorar otras formas de procedimiento cognitivo. La generación de hipótesis es la capacidad para generar diversas opcio- nes de procedimientos, estrategias y respuestas a las mismas situaciones, hasta que se encuentra el procedi- miento más óptimo. La planeación: una vez que se han implementado las capacidades anteriores, es necesario ordenar los procedimientos cognitivos en serie (el lugar secuencial en que se deben de implementar cada uno de los procedimientos o estrategias), de esta forma la ejecución de los planes permite llegar a la meta en un Conceptos generalesCapítulo 1 Batería Neuropsicológica de Funciones Ejecutivas y Lóbulos Frontales-2 2 B A N F E - 2 C A P ÍT U LO 1 menor tiempo menor un menor esfuerzo y dispersión cognitiva. La actitud abstracta: además de la capaci- dad de abstracción, la actitud de percibir y analizar la información en su perspectiva más abstracta, diferencia a los estudiantes con mayor y menor desempeño aca- démico. La memoria de trabajo: permite mantener la información en línea mientras es procesada (analizada, seleccionada e integrada semánticamente), por lo que es indispensable para la comprensión sintáctica y el aprendizaje de textos, ya que ambos tipos de informa- ción requieren procesamiento mental “en línea” (en el momento en que la información es expuesta). De forma reciente se ha dado importancia a proce- sos de mayor jerarquía de las FE como es la metacog- nición, la cual controla y regula a las FE, de la misma forma en que estas funciones regulan a otras de menor jerarquía cognitiva (van den Heuvel et al., 2009). La me- tacognición es dei nida como la capacidad para mo- nitorear y controlar los propios procesos cognoscitivos (Shimamura, 2000) y se considera como el proceso con más jerarquía cognitiva; no se considera una función ejecutiva como tal sino un proceso de mayor nivel. Sin embargo, es un área que se empieza a estudiar dentro del campo de la neuropsicología por su estrecha relación con la corteza prefrontal (CPF) y las FE (Fernández- Duque et al., 2000). La corteza prefrontal es el compo- nente principal en los procesos de metacognición, par- ticularmente en el monitoreo y el control metacognitivo (Fernández-Duque et al., 2000; Shimamura, 2000). La batería neuropsicológica de funciones ejecutivas y lóbulos frontales que se presenta, tiene como objeti- vo principal el proveer de un instrumento que permita explorar un amplio número y diversidad de procesos cognitivos dependientes de las diversas regiones de la corteza prefrontal, tanto del hemisferio derecho como del izquierdo. NEUROANATOMÍA FUNCIONAL DE LOS LÓBULOS FRONTALES Los lóbulos frontales son las estructuras más anteriores de la corteza cerebral, se sitúan delante de la cisura central y encima de la cisura lateral. Se dividen en tres grandes regiones: orbital, medial y dorsolateral; cada una de ellas se subdivide en diversas áreas. A continua- ción se revisan de forma breve las características fun- cionales y anatómicas de estas áreas. Neurodesarrollo de la corteza prefrontal Los cambios en la arquitectura del sistema nervioso y en el desarrollo cognitivo ocurren de manera concu- rrente en la vida de los individuos (Diamond, 2002). La maduración es el conjunto de cambios dirigidos por procesos genéticos de acuerdo a tiempos especíi cos, los cuales resultan fundamentales para tener las condi- ciones necesarias, aunque no sui cientes, para un ade- cuado desarrollo cognitivo (Munakata et al., 2004). Los procesos madurativos que dan forma al sistema nervioso central son de dos tipos: progresivos y regre- sivos. Como procesos progresivos están la proliferación celular (incremento del número de células), la arboriza- ción dendrítica (nacimiento y crecimiento de dendritas) y la mielinización (recubrimiento de los axones de las neuronas con mielina). Los fenómenos regresivos se re- i eren principalmente a la apoptosis y la poda neuronal (Capilla et al., 2004). Aunque el cerebro humano alcan- za el 90% del tamaño adulto a los cinco años, algunos procesos madurativos continúan hasta la edad adulta (Lenroot & Giedd, 2006). La maduración del sistema nervioso ocurre con la interacción de diversos procesos, algunos de los cuales ocurren antes del nacimiento y otros continúan hasta la edad adulta. Estos procesos siguen un patrón jerárqui- co, por lo que primero ocurren en áreas de proyección y posteriormente en las áreas asociativas. De este modo, la corteza prefrontal, junto con la región supralímbica, son las últimas áreas en completar su desarrollo (Len- root & Giedd, 2006). Esto resulta relevante para el de- sarrollo de las funciones ejecutivas ya que dependen tanto de la maduración de la corteza prefrontal, como de la madurez de las conexiones con otras regiones tan- to corticales como subcorticales (Capilla, 2004). La mielinización permite que los impulsos nervio- sos se conduzcan con mayor velocidad, lo que reduce el efecto de la variabilidad de las distancias en dife- rentes redes, y por ende facilita el disparo sincronizado de las neuronas. Este proceso sigue el modelo jerárqui- co mencionado anteriormente, ocurriendo primero en áreas sensoriomotoras y i nalmente en áreas asociativas (Giedd, Blumenthal, Jeffries, Castellanos, Liu & Zidjen- bos, 1999). De acuerdo a estudios con resonancia magnética, las últimas áreas en adquirir una “apariencia mieliniza- da” son los lóbulos frontales, parietales y occipitales, lo que ocurre entre los 8 y 12 meses de edad. Pero el proceso de mielinización no se completa sino hasta la tercera década de vida en la CPF (Sowell, Thompson, Tessner & Toga, 2001). Utilizando la misma técnica, se ha observado un incremento lineal en el volumen de sustancia blanca en los lóbulos frontales de los 4 a los 13 años (Giedd et al, 1999). Tal aumento en el volumen de la sustancia blanca se atribuye en gran parte a la mielinización de los axones cortico-corticales (Fuster, 2002). El patrón de maduración de la sustancia gris presen- ta la forma de una U invertida, es decir, el volumen de Conceptos generales 3 B A N F E - 2 C A P ÍT U LO 1 la sustancia gris frontal aumenta durante la infancia y al llegar a la adolescencia alcanza su nivel máximo (a los 11 años en mujeres y a los 12 años en hombres), decli- nando a partir de este punto (Lenroot & Giedd, 2006). La poda sináptica es importante para eliminar las conexiones no funcionales que no se repiten en el niño, el cual tiene más conexiones sinápticas que el adulto. Se ha observado a través de estudios posmortem que el proceso de poda es continuo desde los 5 hasta los 16 años en la capa III de la corteza prefrontal y entre los 2 y los 7 años la densidad neuronal en la capa III de la CPF disminuye de un 55% a un 10% del valor promedio de un adulto. A los 3 años y medio, la densidad sináptica en la CPF alcanza su valor más alto, siendo aproxima- damente 50% mayor que en adultos y un decremento sustancial no ocurre sino hasta la adolescencia media o tardía (Huttenlocher & Dabholkar, 1997). También se ha mostrado que el metabolismo cere- bral local de la glucosa en la CPF aumenta desde el na- cimiento alcanzando el valor adulto a los dos años y al llegar a los 3 o 4 años presenta tasas metabólicas máxi- mas, aproximadamente 2.5 vecessuperiores a las del cerebro adulto. Este nivel se mantiene hasta los 9 años aproximadamente, cuando empieza a decrecer hasta establecerse en el nivel del adulto durante la segunda década de vida (Tsujimoto, 2008). Se especula que los altos niveles metabólicos se deben al gasto realizado por las oligodendroglias durante la mielinización, o bien, al gasto energético que conlleva la existencia de una mayor cantidad de sinapsis (Casey, Galvan & Hare, 2005). Estos cambios estructurales y funcionales de la CPF, no garantizan por sí solos la aparición y adecuado de- sarrollo de las funciones cognoscitivas asociadas a esta región cerebral. El desarrollo de las funciones ejecuti- vas depende tanto de la maduración a través de pro- cesos biológicos como de la cantidad y calidad de las experiencias de aprendizaje que proporciona el medio ambiente, por lo que se ha postulado que factores tales como los socioculturales pueden inl uir en su desarrollo (Hackman & Farah, 2008). Corteza prefrontal dorsolateral La región anterior a la corteza motora y premotora se denomina corteza prefrontal (CPF). Su porción más an- terior (área 10 de Brodmann) presenta un desarrollo y organización funcional, exclusivos de la especie huma- na (Stuss & Levine, 2000). Estas regiones se conside- ran de asociación supramodal o cognitivas, ya que no procesan estímulos sensoriales directos (Fuster, 2002). Se ha encontrado una mayor relación de sustancia blan- ca-sustancia gris en la CPF en el humano que en otros primates-no humanos, hallazgo importante para las co- nexiones funcionales entre las diversas zonas de la CPF, así como de sus conexiones con la corteza posterior y subcortical (Schoenemann, Seehan & Glotzer, 2005). La región dorsolateral de la CPF se denomina corteza prefrontal dorsolateral (CPFDL) y se divide funcional- mente en dos porciones: dorsolateral y anterior, las cua- les a su vez presentan tres regiones: superior, inferior y polo frontal. La porción dorsal se encuentra estrechamente re- lacionada con los procesos de planeación, memoria de trabajo, l uidez (diseño y verbal), solución de pro- blemas complejos, l exibilidad mental, generación de hipótesis, estrategias de trabajo, seriación y secuencia- ción (Stuss & Alexander, 2000); procesos que en su ma- yoría se consideran funciones ejecutivas (FE). Las por- ciones más anteriores (polares) de la corteza prefrontal dorsolateral (AB 10) se relacionan con los procesos de mayor jerarquía cognitiva, como la metacognición, al permitir la autoevaluación (monitoreo) y el ajuste (con- trol) de la actividad con base en el desempeño continuo (Fernández-Duque, Baird & Posner, 2000; Kikyo, Ohki & Miyashita, 2002; Maril, Simons, Mitchell & Schwartz, 2003) y en los aspectos psicológicos evolutivos más recientes del humano, como la cognición social y la consciencia autonoética o autoconocimiento (integra- ción entre la consciencia de sí mismo y el conocimien- to autobiográi co), logrando una completa integración de las experiencias emocionales y cognitivas de los individuos (Stuss & Levine, 2000). Corteza orbitofrontal La corteza orbitofrontal (COF) es parte del manto ar- quicortical que proviene de la corteza olfatoria caudal- orbital (Stuss & Levine, 2000) y se relaciona estrecha- mente con el sistema límbico. Su función principal es el procesamiento y regulación de emociones y estados afectivos, así como la regulación y el control de la con- ducta (Damasio, 1998). Se encuentra involucrada en la detección de cambios en las condiciones ambientales negativas y positivas (de riesgo o de benei cio para el sujeto), lo que permite realizar ajustes a los patrones de comportamiento en relación con cambios que ocurren de forma rápida o repentina en el ambiente o la situa- ción en que los sujetos se desenvuelven (Rolls, 2000). Participa de forma muy importante en la toma de deci- siones basadas en la estimación del riesgo-benei cio de las mismas (Bechara, Damasio & Damasio, 2000). La COF se involucra aún más en la toma de deci- siones ante situaciones inciertas, poco especíi cas o im- predecibles. Su papel es la marcación de la relevancia (emocional) de un esquema particular de acción entre muchas opciones más que se encuentran disponibles para la situación dada (Elliot, Dolan & Frith, 2000). En particular, su región ventro-medial (área 13) se ha rela- cionado con la detección de situaciones y condiciones Batería Neuropsicológica de Funciones Ejecutivas y Lóbulos Frontales-2 4 B A N F E - 2 C A P ÍT U LO 1 de riesgo, en tanto que la región lateral (área 47-12) se ha relacionado con el procesamiento de los mati- ces negativo-positivos de las emociones (Bechara et al., 2000). Corteza frontomedial La corteza frontomedial (CFM) participa activamente en los procesos de inhibición, en la detección y solución de conl ictos, así como también en la regulación y es- fuerzo atencional (Badgaiyan & Posner, 1997). También interviene en la regulación de la agresión y de los esta- dos motivacionales (Fuster, 2002). Se considera que la corteza del cíngulo anterior (área 24) funciona de forma integrada con esta región (Miller & Cohen, 2001). Su porción inferior (infero-medial: área 32) se relaciona es- trechamente con el control autonómico, las respuestas viscerales, las reacciones motoras y los cambios de con- ductancia de la piel ante estímulos afectivos (Ongur et al., 2003); mientras que la porción superior (supero-me- dial) se relaciona más con los procesos cognitivos (Bur- gess, 2000). Las porciones más anteriores de la corteza frontomedial (prefrontal medial: área 10) se encuentran involucradas en los procesos de mentalización (teoría de la mente) (Shallice, 2001). DIFERENCIAS HEMISFÉRICAS Hay importantes diferencias entre el funcionamiento de la CPF izquierda y la CPF derecha. La CPF izquierda se relaciona más con los procesos de planeación se- cuencial, l exibilidad mental, l uidez verbal, memoria de trabajo (información verbal), estrategias de memoria (material verbal), codii cación de memoria semántica y secuencias inversas (Morris, Ahmed, Syed, & Toone, 1993), así como con el establecimiento y consolida- ción de rutinas o esquemas de acción utilizados con frecuencia (Goldberg, 2001). La CPF derecha se rela- ciona más con la construcción, el diseño de objetos y i guras, la memoria de trabajo para material visual, la apreciación del humor (Geschwind & Iacoboni, 1999), la memoria episódica, la conducta y la cognición social (Shammi & Stuss, 1999), así como con la detección y el procesamiento de información y situaciones nuevas (Goldberg, 2001). La CPF izquierda se asocia más con decisiones que tienen una lógica, condiciones determinadas y un es- pacio de decisión conocido; a este tipo de decisiones se les ha denominado “verídicas”, ya que sin importar el sujeto que las tome, el resultado es prácticamente el mismo. Por ejemplo, ante la situación: ¿qué línea de metro tomo para ir a la universidad?, únicamente hay una respuesta correcta y esta decisión se tomará inde- pendientemente del sujeto. En cambio, la CPF derecha se relaciona más con decisiones subjetivas y adaptativas que no son lógicas, sino relativas al momento y espacio de un sujeto en particular; las condiciones no son claras y el espacio en donde se desarrollan no es por completo conocido (i.e., situaciones de la vida diaria como: ¿qué ropa me pondré hoy para ir al cine?, ¿qué película veo?, ¿voy al cine o al teatro?) (Goldberg & Podell, 1999). A pesar de que la mayoría de las diferencias he- misféricas citadas se relacionan principalmente con la CPFDL, algunas de ellas dependen de otras regiones de la CPF o incluso de toda la CPF en su conjunto. EVALUACIÓN NEUROPSICOLÓGICA DE LAS FUNCIONES EJECUTIVAS La evaluación neuropsicológica de los procesos cogni- tivos que soportan los lóbulos frontales, entre ellos las funciones ejecutivas, continúa siendo un reto en nues- tro medio profesional y de investigación.La diversidad y complejidad de estas funciones imponen un importante desafío a los investigadores y profesionales del área, ya que se enfrentan a las preguntas: ¿qué funciones eva- luar? y ¿cómo hacerlo? Se suma a lo anterior la falta de pruebas adaptadas y estandarizadas para la población hispanohablante. La Batería Neuropsicológica de Funciones Ejecuti- vas y Lóbulos Frontales que se presenta es un instru- mento que agrupa un número importante de pruebas neuropsicológicas de alta coni abilidad y validez para la evaluación de procesos cognitivos que dependen principalmente de la corteza prefrontal. En adultos, el daño frontal es una entidad más co- mún de lo que se cree. Por medio de resonancia mag- nética funcional se ha demostrado que la región que con más frecuencia se daña como consecuencia de traumatismo cráneoencefálico son los lóbulos frontales (Kertesz, 1994). Ante este tipo de daño, se presenta una serie de alteraciones muy importantes en la conducta, la regulación del estado de ánimo, el pensamiento y el comportamiento social (Stuss y Levine, 2002). Debido a que la corteza prefrontal es la estructura cerebral que más tarda en alcanzar su completo neuro- desarrollo, tiene mayor sensibilidad a las condiciones ambientales enriquecedoras, pero también a las nega- tivas, como toxinas y estresores ambientales (Casey et al., 2000). El daño prefrontal perinatal o temprano tie- ne consecuencias muy importantes para el desarrollo neuropsicológico del niño; una de sus características es que puede no ser claramente evidenciado en los prime- ros años de vida (Malkova et al., 2000), ya sea porque los procesos que dependen de la estructura dañada no se adquieran en edades tempranas (p. ej., abstracción), no sean demandados por el medio sino hasta edades Conceptos generales 5 B A N F E - 2 C A P ÍT U LO 1 posteriores (p. ej., solución de problemas complejos), no sean soportados principalmente por esa región en particular en ese momento preciso de la infancia (Smith et al., 1992), o porque no se cuentan con las pruebas o los métodos sui cientemente sensibles para detectarlos tempranamente (Wright et al., 2003). Los procesos cognitivos soportados por la CPF, como las FE, se caracterizan por presentar una impor- tante diversidad en sus alteraciones, ya que el daño en diferentes regiones cerebrales (Samango-Sprouse, 1999) o patologías del desarrollo pueden afectar a distintas FE (Zelazo & Muller, 2002). La poca importancia clínica que se ha dado en distintos periodos del desarrollo a la construcción de pruebas para evaluar las FE y a la participación de la CPF como un factor etiológico principal en un número importante de patologías es un factor que ha limitado la creación procedimientos adecuados, y por ende, no se cuenta con instrumentos neuropsicológicos con la sui - ciente sensibilidad y especii cidad para evaluar y detec- tar alteraciones ejecutivas de forma precisa, temprana y oportuna (Wright et al., 2003). También se ha señalado que a pesar de la importancia de las diversas áreas de la CPF para la conducta y la cognición humana, ni siquie- ra en los adultos son evaluadas de forma satisfactoria por los métodos comunes de evaluación neuropsicoló- gica (Stuss & Levine, 2002). SENSIBILIDAD AL DESARROLLO Aunque existe un número importante de estudios en bebés y niños preescolares, por debajo de los seis años de edad, las pruebas utilizadas con estas poblaciones deben transformarse, no sólo para superar la falta de lecto-escritura, sino también para adecuarse al desarro- llo cognitivo característico de esta etapa. A partir de los 6-7 años de edad, se puede utilizar la mayoría de las pruebas frontales que se usan con los adultos (Wright et al., 2003), lo que permite comparar el desempeño en las mismas tareas y su desarrollo a través de diferentes grupos de edades (niños, adolescentes y adultos jóve- nes). Asimismo, por medio de un número importante de estudios de neuroimagen funcional, se ha podido deter- minar que en niños normales, de cinco años de edad en adelante, la CPF se activa de forma signii cativa ante el desempeño en pruebas neuropsicológicas de FE (Adle- man et al., 2002; Schroeter et al., 2004). COMPLEJIDAD VS PRECISIÓN NEUROPSICOLÓGICA La relación complejidad-precisión en neuropsicología presenta un tipo de relación lineal inversa: a medida que una prueba es más compleja, más áreas de la CPF y del cerebro se necesitan para realizarla, y viceversa (Stuss & Alexander, 2000). La complejidad cognitiva relativamente menor de las pruebas frontales permite aprovechar al máximo la precisión de área, la cual es uno de los objetivos más importantes en la neuropsico- logía de lóbulos frontales (Kertesz, 1994; Stuss & Levi- ne, 2002). Es importante aclarar que el concepto “área principal” no signii ca área exclusiva. Se requieren di- versas zonas de la CPF y del cerebro en general para el desarrollo de una prueba, y mientras más compleja es ésta, mayor número de áreas se necesitan para su de- sarrollo; sin embargo, se plantea que los componentes principales de una prueba son particularmente sensi- bles al daño en una región cerebral especíi ca (Stuss & Alexander, 2000). Las pruebas que integran esta batería se caracterizan por tener poca complejidad cognitiva a favor de la especii cidad de área. Batería Neuropsicológica de Funciones Ejecutivas y Lóbulos Frontales-2 6 B A N F E - 2 C A P ÍT U LO 1 7 ESTRUCTURA Las pruebas que integran la batería se seleccionaron y dividieron principalmente con base en el criterio anáto- mo-funcional: las que evalúan funciones complejas que dependen de la corteza orbitofrontal (COF), corteza prefrontal medial (CPFM), corteza prefrontal dorsolate- ral (CPFDL) y de la corteza prefrontal anterior (CPFA). Las siguientes pruebas evalúan funciones que de- penden principalmente de la COF y de la CPFM: 1. Efecto Stroop. Evalúa la capacidad de control inhi- bitorio. 2. Juego de cartas. Estima la capacidad para detec- tar y evitar selecciones de riesgo, así como para detectar y mantener selecciones de benei cio. 3. Laberintos. Calcula la capacidad para respetar límites y seguir reglas. Pruebas que evalúan funciones que dependen princi- palmente de la CPFDL: 4. Señalamiento autodirigido. Evalúa la capacidad para utilizar la memoria de trabajo visoespacial para señalar de forma autodirigida una serie de i guras. 5. Memoria de trabajo visoespacial. Estima la ca- pacidad para retener y reproducir activamente el orden secuencial visoespacial de una serie de i guras. 6. Ordenamiento alfabético de palabras. Calcula la capacidad para manipular y ordenar mental- mente la información verbal contenida en la me- moria de trabajo. 7. Clasii cación de cartas. Evalúa la capacidad para generar una hipótesis de clasii cación, y sobre todo para cambiar de forma l exible (l exibilidad mental) el criterio de clasii cación. 8. Laberintos. También permite evaluar la capaci- dad de anticipar de forma sistemática (planear) la conducta visoespacial. 9. Torre de Hanoi. Estima la capacidad para anti- cipar de forma secuenciada acciones tanto en orden progresivo como regresivo (planeación secuencial). 10. Suma y resta consecutiva. Evalúan la capacidad para desarrollar secuencias en orden inverso (se- cuenciación inversa). 11. Fluidez verbal. Estima la capacidad de producir de forma l uida y dentro de un margen reducido de tiempo la mayor cantidad de verbos. Pruebas que evalúan funciones que dependen princi- palmente de la CPFA: 12. Clasii caciones semánticas. Evalúa la capacidad de productividad: producir la mayor cantidad de grupos semánticos, y la capacidad de actitud abstracta: el número de categorías abstractas es- pontáneamente producidas. 13. Selección de refranes. Estima la capacidad para comprender, comparar y seleccionar respuestas con sentido i gurado. 14. Metamemoria. Evalúa la capacidad para desa- rrollar una estrategia de memoria(control me- tacognitivo), así como para realizar juicios de predicción de desempeño (juicios metacogniti- vos) y ajustes entre los juicios de desempeño y el desempeño real (monitoreo metacognitivo). MAPA CONCEPTUAL La tabla 2-1 representa un mapa conceptual de la batería en relación con la relativa menor-mayor complejidad de los procesos evaluados. La aplicación de la prueba se basa en un análisis cuantitativo y cualitativo de los aciertos y de los erro- res. El análisis cualitativo de la ejecución considera el concepto de sistema funcional postulado por Luria (1986), de acuerdo con el cual las funciones psíqui- cas superiores sólo pueden existir gracias a la inte- racción de estructuras altamente diferenciadas, cada una de las cuales hace un aporte específico propio al todo dinámico y participa en el funcionamiento del sistema cumpliendo funciones propias. El daño en algún eslabón del sistema funcional ocasiona un tipo muy específico de trastorno en estos procesos conductuales complejos. Por lo tanto, según las ca- racterísticas del trastorno en el sistema funcional, Descripción de la bateríaCapítulo 2 Batería Neuropsicológica de Funciones Ejecutivas y Lóbulos Frontales 8 B A N F E C A P ÍT U LO 2 podemos precisar el área cortical del sistema que se ha afectado. DESCRIPCIÓN DE LAS PRUEBAS QUE INTEGRAN LA BATERÍA Efecto Stroop Evalúa la capacidad del sujeto para inhibir una respuesta automática y seleccionar una respuesta con base en un criterio arbitrario. Involucra principalmente áreas fron- tomediales, en particular, la corteza anterior del cíngulo (Markela-Lerenc et al., 2004; Stuss et al., 2001). En adultos, la relación entre el desempeño en la prueba Stroop y la corteza frontomedial es una de las más reportadas en la literatura, con al menos 15 estu- dios de neuroimagen funcional que coinciden en esta relación (Chafetz y Matthews, 2004). Se ha planteado que el trabajo de la corteza anterior del cíngulo para el desempeño en la prueba representa un mecanismo detector y ejecutor en el procesamiento de conl icto (Braver, Barch, Gray, Molfese y Snyder, 2001; Markela- Lerenc et al., 2004), así como una zona indispensable para la selectividad de las respuestas (Coull, Frackowiak y Frith, 1998). Los estudios de neuroimagen también han encontrado activación de la CPFM (Adleman et al., 2002; Schroeter et al., 2004). La versión utilizada en esta batería consiste en una lámina integrada por columnas de seis palabras de nombres de colores cada una. La prueba plantea dos condiciones: una condición neutral y una condición conl ictiva. En la condición neutral, el sujeto sólo tie- ne que leer la palabra impresa; en esta condición, la palabra corresponde al color en que está impresa, pro- vocando un efecto de relación palabra-color. En la con- dición conl ictiva, se le pide al sujeto que mencione el color en que la palabra está impresa; en esta condición, la palabra expresa un color distinto al color en que está impresa, creando una situación conl ictiva. La prueba consta de dos partes. En la primera, de- nominada Stroop-A, se pide al sujeto que lea lo que está escrito, excepto cuando la palabra está subrayada, en tal caso se pide que se denomine el nombre del co- lor en que está impresa y no lo que está escrito. En la segunda versión, Stroop-B, el evaluador va señalando las columnas de palabras que están impresas en color y le pide al sujeto que lea lo que está escrito, pero cuan- do el evaluador diga la palabra “color”, el sujeto debe denominar el color en que están impresas las palabras y no lo que está escrito. En ambas versiones se registran dos tipos de errores y el tiempo de ejecución. Los tipos de errores que se pueden cometer son: • Errores Stroop: Cuando se denomina mal el color. • Errores no Stroop: Cuando no leyó correctamente la palabra. Metafunciones (CPFA) Metamemoria Comprensión de sentido fi gurado Actitud abstracta Funciones ejecutivas (CPFDL) Fluidez verbal Productividad Flexibilidad mental Planeación visoespacial Planeación secuencial Secuenciación inversa Control de codifi cación Memoria de trabajo (CPFDL) Memoria de trabajo visual autodirigida Memoria de trabajo verbal-ordenamiento Memoria de trabajo visoespacial-secuencial Funciones básicas (COF y CPFM) Control inhibitorio Seguimiento de reglas Procesamiento riesgo-benefi cio Tabla 2-1. Mapa conceptual BANFE Descripción de la batería 9 B A N F E C A P ÍT U LO 2 Laberintos Se conforma de cinco laberintos que incrementan su nivel de dii cultad debido a que progresivamente se tie- nen que realizar planeaciones con mayor anticipación espacial para llegar a la meta. Evalúa la capacidad del sujeto para respetar límites (control de impulsividad) y planear la ejecución motriz para llegar a una meta es- pecíi ca (Stuss y Levine, 2002); involucra principalmen- te áreas frontomediales, orbitofrontales (control motriz) y dorsolaterales (planeación) (Stevens, Kaplan y Hese- elbrock, 2003). Los estudios con resonancia magnética funcional en adultos han encontrado activación de la CPFDL en tareas de planeación (Morris et al., 1993; Baker et al., 1996), y en particular de la CPFDL derecha en tareas de planeación visoespacial (Unterrainer et al., 2005). En especial, se han hallado activaciones en el área 8 prefrontal, el área 6 y las áreas 49 y 47 (Ghatan et al., 1995). La activación que se manii esta en la porción media del área 6 representa una capacidad del área para escoger objetivos con base en claves, por lo que se le ha propuesto como el área “suplementaria” al campo ocular 8. La activación de las área 49 y 47 se relaciona con la implementación de la memoria de trabajo (MT), esencial para recordar claves visoespaciales mientras se realiza la tarea. Levin et al. (2001) estudiaron la sensibi- lidad de este tipo de prueba en 276 niños con trauma- tismo craneoencefálico entre 9 y 12 años, y encontra- ron sensibilidad para el daño circunscrito a la corteza frontal, en particular, hallaron una relación signii cativa entre las lesiones en el giro orbital, el giro recto y los errores de seguimiento de reglas. En esta prueba se le pide al sujeto que resuelva los laberintos en el menor tiempo posible, sin tocar las pa- redes ni atravesarlas, y que trate de no levantar el lápiz una vez que ha iniciado. Se registra el número de veces que toca las paredes, que las atraviesa y que entra a un camino sin salida (error de planeación). Igualmente, se registra el tiempo de ejecución. Juego de cartas Es una adaptación de la versión sugerida y desarrolla- da para niños de la prueba de cartas “Iowa” (Bechara, 2003; Crone y Van der Molen, 2004; Kerr y Zelazo, 2003). Evalúa la capacidad para operar en una condi- ción incierta y aprender relaciones riesgo-benei cio, de forma que se realicen selecciones (con base en riesgos calculados) que sean lo más ventajosas posibles para el sujeto. Es particularmente sensible al daño en la región orbitofrontal, particularmente ventro-medial (Bechara, Tranel, Damasio y Damasio 1996). El objetivo de la prueba es obtener las mayores ga- nancias posibles; se dan pocas instrucciones al sujeto para crear un escenario incierto. Los grupos de cartas con los que se obtienen mayores ganancias a corto pla- zo son a su vez los que más pérdidas representan; en cambio, el grupo de cartas que representa menos pérdi- das a corto plazo, aunque no proporciona una cantidad signii cativa de ganancias, sí las obtiene a mediano y largo plazo. Los sujetos tienen que establecer las relaciones riesgo-benei cio no explícitas de la prueba, de forma que progresivamente se dejen de seleccionar cartas con ganancias altas pero con mayores riesgos de pérdidas y se elijan cartas con ganancias moderadas o bajas a cor- to plazo, pero que a largo plazo representen ganancias netas (Bechara, 2003). Por medio de neuroimagen fun- cional se ha encontrado activación de la COF duranteel desarrollo de esta prueba (Bolla, Eldreth, Matochik y Cadet, 2004); también se ha encontrado activación de la COF en la toma de decisiones que señalan el valor o relevancia emocional de la conducta o selección para cada una de las respuestas disponibles en una situación dada (Elliot, Dolan y Frith, 2000). Los estímulos de las cartas son números que van del 1 al 5 y representan puntos. Las cartas 1, 2 y 3 tienen castigos menores y aparecen con menor frecuencia. Las cartas con más puntos (4 y 5) tienen castigos más costo- sos y más frecuentes. Se registran los puntos obtenidos, así como el porcentaje de riesgo, que resulta al promediar las selecciones de las cartas 4 y 5. Señalamiento autodirigido La prueba de memoria de trabajo (MT) autodirigida se conforma de una lámina con i guras de objetos y anima- les. El objetivo es señalar con el dedo todas las i guras sin omitir ni repetir ninguna. Una de las condiciones de la tarea es que supere por mucho el número de elemen- tos totales que un sujeto puede recordar produciendo un efecto “supraspan” (Curtis, Zaid y Pardo, 2000). El sujeto tiene que desarrollar una estrategia de acción y a la vez mantener en su MT las i guras que ya señaló, para no repetir u omitir ninguna (perseverar u omitir en los señalamientos). Evalúa la capacidad del sujeto para desarrollar una estrategia ei caz al mismo tiempo que una tarea de MT visoespacial. Involucra áreas prefrontales dorsolaterales (Lamar y Resnick, 2004; Petrides, 1995), principalmen- te sus porciones ventrales, las cuales forman parte del sistema visual-ventral para el mantenimiento de objetos en la MT (Goldman-Rakic, 1998; Owen et al., 1996). En adultos, se ha probado que esta prueba es particu- larmente sensible al daño en la CPFDL, y sobre todo al daño en su porción ventral (Petrides y Milner, 1982; Petrides, 2000). Memoria de trabajo visoespacial Se basa en la prueba de Cubos de Corsi (Lezak, 1994), pero introduce la variante propuesta por Goldman- Batería Neuropsicológica de Funciones Ejecutivas y Lóbulos Frontales 10 B A N F E C A P ÍT U LO 2 Rakic (1998) y Petrides (2000) de señalar i guras que representan objetos reales. Evalúa la capacidad para mantener la identidad de objetos situados en un orden y espacio especíi cos, para que posteriormente el suje- to señale las i guras en el mismo orden en que fueron presentados. Por medio de estudios de lesiones en monos (Gold- man-Rakic, 1998), en humanos (Petrides, 1995) y es- tudios de neuroimagen funcional en sujetos normales (Coull et al., 1998; Klingberg, Forssberg y Westerberg, 2002; Lamar y Resnick, 2004), se ha identii cado que una propiedad funcional de la CPFDL es el manteni- miento de la MT y el procesamiento del orden serial de los estímulos visuales, así como también el monitoreo y comparación de la información visual (Petrides, 2000). Con base en una lámina con i guras de objetos distri- buidas simétricamente, el evaluador señala un número de i guras (de 4 a 9); al i nalizar, el sujeto tiene que señalar en el mismo orden las mismas i guras señaladas por el evaluador. La activación de la CPFDL durante el desempeño en tareas de MT visoespacial es observable desde la in- fancia (Klingberg et al., 2002). Ordenamiento alfabético de palabras Es una tarea propuesta por Collete y Andres (1999) para la neuropsicología. Ha sido utilizada en pacientes con daño frontal para evaluar la capacidad de uno de los componentes del sistema de MT: el administrador central. Además de mantener en la MT una cantidad de material verbal para después reproducirlo, se debe ordenar activamente esta información. Esta variante re- quiere más recursos cognitivos soportados por la CPF que sólo mantener la información en la MT, por lo que es más sensible al daño frontal (Collete y Andres, 1999; Collete et al., 1999). Se presentan al sujeto (de forma desordenada) de cinco a siete palabras que empiezan con una vocal o una consonante para que las ordene mentalmente y las reproduzca por orden alfabético. Evalúa la capacidad para mantener información en la MT y manipularla de forma mental. Diversos estudios con neuroimagen funcional han encontrado que ante el desempeño en el ordenamiento mental en pruebas de MT, se presentan activaciones en el giro frontal medio y en el área 9-46 (Collete et al., 1999; D´Esposito et al., Postle, Ballard y Lease, 1999; Tsujimoto, Yamamoto, Kawaguchi, Koizu- mi y Sawaguchi, 2004; Tusikiura et al., 2001). Clasii cación de cartas La prueba de clasii cación de cartas se basa en la prue- ba Wisconsin Card Sorting Test y evalúa la capacidad de l exibilidad mental, muy directamente relacionada con la CPFDL (Heaton, Chelune, Talley, Kay y Curtiss, 2001). Consiste en una base de cuatro cartas que tie- nen cuatro i guras geométricas diferentes (círculo, cruz, estrella y triángulo), las cuales a su vez tienen dos pro- piedades: número y color. Se le proporciona al sujeto un grupo de 64 cartas con estas mismas características, las cuales tiene que acomodar debajo de una de las cuatro cartas de base que se presentan en una lámina, por medio de un crite- rio que el sujeto tiene que generar (color, forma o núme- ro). Cualquier carta tiene la misma posibilidad de rela- cionarse con los tres criterios, pues no existe un patrón perceptual que guíe la toma de decisión. La decisión correcta es establecida por un criterio arbitrario del eva- luador (Miller y Cohen, 2001). La versión de 64 cartas ha probado ser igualmente sensible al daño prefrontal en adultos (Love, Greve, Sherwin y Mathias, 2003; Stuss et al., 2000) y niños (Donder y Wildeboer, 2004). Evalúa la capacidad para generar criterios de clasi- i cación, sobre todo la capacidad para modii carlos (l e- xibilidad) con base en cambios repentinos en las condi- ciones de la prueba. Este proceso involucra y requiere de la integridad funcional de la CPFDL, principalmente la izquierda (Stuss et al., 2000), pues se ha relacionado el daño en la CPFDL izquierda con las perseveraciones en los criterios de clasii cación (Milner, 1963, Stuss et al., 2000). La relación entre los errores perseverativos y la CPFDL es una de las más estudiadas en neuro- psicología, tanto en sujetos con daño frontal como en estudios de neuroimagen funcional en adultos (Konishi et al., 2002; Monchi et al., 2001; Nagahama et al., 1996; Stuss et al., 2000) y niños (Dibbets, Bakker y Jollies, 2006). En el registro de la prueba se consideran los acier- tos, es decir, la correspondencia del criterio de clasii - cación del sujeto con el criterio del evaluador (indicado por la secuencia establecida por la prueba). Asimismo, se registran los tipos de errores (ver tabla 2-2). Descripción de la batería 11 B A N F E C A P ÍT U LO 2 Torre de Hanoi Esta prueba evalúa la capacidad para planear una serie de acciones que sólo juntas y en secuencia conllevan a una meta especíi ca (Dehaene & Changeux, 1997). Se conforma de una base de madera con tres estacas y tres o cuatro i chas de distinto tamaño. La tarea tiene tres reglas: sólo se puede mover una de las i chas a la vez, una i cha más pequeña no puede estar debajo de una i cha más grande y siempre que se tome una i cha, ésta debe depositarse de nuevo antes de tomar otra. El sujeto tiene que trasladar una coni guración en forma de pirámide de un extremo de la base al otro moviendo las i chas por las estacas. La CPFDL representa un mecanismo esencial en la organización secuencial de pasos directos e indirectos (Luria, 1986), y se ha propuesto que dentro de las redes cerebrales que soportan los procesos de planeación, la CPF representa el nodo con mayor jerarquía (Dehaene y Changeux, 1997). Los estudios clínicos han encontrado que la CPFDL (principalmente izquierda) representa el mecanismo principal para el óptimo desarrollo de esta prueba (Luria, 1986; Shallice, 1982; Stuss et al., 2000). Diversos estudios con neuroimagen funcional han con- irmado esta relación y han destacado a la CPFDL (prin- cipalmente izquierda) como soporte para el proceso de planeación secuencial en esta prueba (Baker et al., 1996; Dagher, Owen, Boecker y Brooks, 1996). Tam- bién por medio de neuroimagen funcional se ha des- tacado el papel de la CPF-polar en el mantenimiento y desarrollo de pruebas (como ésta) que requieren el mantenimiento de submetas (Curtis et al., 2000). El instrumento consiste en una tabla con tres pos- tes y discos de diferentes tamaños. Los discos están dis- puestos de manera decreciente en el poste A y pueden ser desplazados a los otros dos postes. El objetivo de la tarea es desplazar los discos de la posición A a la C, de manera que formen de nuevo la pirámide sin que en ninguna de las posiciones intermedias un disco gran- de descanse sobre uno más pequeño. Las instrucciones son: “debe pasar los discos del poste A al C, para lo que deberá tener en cuenta las siguientes reglas: • Sólo puede mover los discos de uno en uno, y cuando saque uno debe introducirlo en otro poste. • Siempre que coloque un disco encima de otro, el que se sitúe encima deberá ser de menor tamaño que el de abajo. • Deberá realizarlo en el menor número de movi- mientos posibles”. Resta y suma consecutiva Esta prueba de resta consecutiva se extrajo del esque- ma de evaluación neuropsicológica (Ardila & Ostrosky- Solís, 1996). Es una tarea propuesta por Luria (1986), basada en la sensibilidad que encontró en las lesiones de la CPFDL izquierda. Evalúa la capacidad para reali- zar operaciones de cálculo simple, pero en secuencia inversa tanto intra como entre decenas, lo cual requie- re de mantener en la MT resultados parciales, a la vez que se realizan sustracciones continuas, así como de inhibir la tendencia a sumar a favor de la tendencia a restar “normalizando” la operación, una capacidad que se afecta por el daño frontal (Ardila y Ostrosky-Solís, 1996; Luria, 1986). Por medio de estudios de neuroima- gen funcional, se ha encontrado que la CPFDL se activa bilateralmente de forma signii cativa durante la reali- zación de esta tarea. Se plantea que estas activaciones rel ejan diversos procedimientos: ordenamiento de las secuencias, monitoreo de la ejecución y MT (Burbaud, 2000; Dehaene & Changeux, 1997; Gruber, Rogowska, Holcomb, Soraci & Yurgelun-Todd, 2002). Se ha pro- puesto que las activaciones bilaterales de la CPFDL durante la realización de esta tarea también indican el uso y la manipulación activa de las representaciones semánticas del conocimiento aritmético almacenado en la corteza posterior, principalmente parietal (Kazui, Kitagaki & Mori, 2000). Error normal La no-correspondencia del criterio de clasifi cación del sujeto con el criterio del evaluador indicado por la secuencia establecida por la prueba. Perseveraciones Cuando en la selección movimiento inmediata-posterior a un error se repite el mismo criterio equivocado. Perseveraciones diferidas Cuando el sujeto vuelve a usar el criterio equivocado que había escogido en alguno de los cuatro intentos anteriores. No se considera perseveración diferida si se considera al que antecede inmediatamente, en cuyo caso sería perseveración. Errores de mantenimiento Cuando no se mantiene la secuencia correcta y se decide cambiar de criterio de clasifi cación después de al menos tres aciertos consecutivos. Tabla 2-2. Tipo de errores Batería Neuropsicológica de Funciones Ejecutivas y Lóbulos Frontales 12 B A N F E C A P ÍT U LO 2 Fluidez verbal Evalúa la capacidad para seleccionar y producir de for- ma ei ciente y en un tiempo límite la mayor cantidad de verbos (acciones) posibles. Requiere de la activación de áreas dorso-laterales izquierdas, particularmente el área de Broca (Piatt, Fields, Paolo & Troster, 1999). Diversos estudios han reportado mayor especii cidad y sensibili- dad de esta prueba a las alteraciones frontales izquierdas (Daniele, Giustolisi, Silveri, Colosimo & Gainotti, 1994) y frontoestriatales, comparada con la l uidez semántica (Woods et al., 2005). Por medio de neuroimagen fun- cional, se ha encontrado que en los adultos las zonas más activas para la realización de esta tarea son las zo- nas premotora y dorsolateral izquierdas, en particular el área 44 y 45 o área de Broca (Weiss, Siedentopf, Hofer & Deisenhammer, 2003). Se han encontrado activa- ciones similares en niños de siete años en adelante (Holland, Plante & Byars, 2001; Wood et al., 2004). Selección de refranes La prueba de comprensión de refranes fue propuesta por Luria (1986) y Lezak (1994) para la neuropsicologìa. Su aplicación en el estudio de pacientes con daño frontal “al comparar el desempeño de este tipo de pacientes con el de aquellos con lesiones en diversas zonas del cerebro (no frontales)” ha mostrado especii cidad al daño frontal y aun mayores dii cultades para seleccio- nar entre varias alternativas de respuesta (Luria, 1986; Thoma & Daum, 2006). Un componente cognitivo básico, en la compren- sión de un refrán, se logra por medio del análisis activo de las palabras que lo componen, de forma tal que se acceda al conocimiento semántico para determinar el signii cado de cada uno de sus elementos (Nippold y Haq, 1996). Pero la determinación del sentido i gurado va más allá de la comprensión lingüística, semántica y sintáctica, requiere del trabajo activo de la CPF para descifrar un signii cado que viene implícito en el men- saje verbal (Nippold et al., 1998). Los refranes usados en esta batería se selecciona- ron con base en la organización sugerida por Barth y Kufferie (2001), Nippold y Haq (1998) y Lezak (1994). Se presentan de manera impresa cinco refranes con tres respuestas posibles, cada una de las cuales representa tres opciones: a) una respuesta no correcta, b) una res- puesta cercana y c) una respuesta correcta. Con esta prueba se evalúa la capacidad para analizar y comparar de modo abstracto tres posibles soluciones para deter- minar el sentido de una frase, lo cual requiere de la participación de áreas anteriores de la CPF (Luria, 1986; Ferretti, Schwint & Katz, 2006; Thoma & Daum, 2006). Clasii caciones semánticas Propuesta por Delis, Squire, Bihrle y Massman (1992). Evalúa la capacidad para analizar y agrupar en cate- gorías semánticas una serie de i guras de animales en el mayor número posible de categorías. Se presenta al sujeto una lámina con 30 i guras de animales y se le pide generar todas las clasii caciones que pueda en un tiempo límite de cinco minutos. El desarrollo de la prueba requiere de las capaci- dades de abstracción, iniciativa y l exibilidad mental. Involucra principalmente áreas de la CPFDL y de la CPFA (Delis et al., 1992; O´Reilly, Noelle, Braver & Cohen, 2000). Por medio de estudios con neuroimagen funcional, se ha encontrado que las áreas de la CPFDL izquierda, en particular el giro frontal inferior (Bright, Moss y Tyler, 2004; Vanderberghe, Price, Wide, Josephs y Frackowiak, 1996), participan directamente en el pro- cesamiento y el acceso semántico en este tipo de tareas de categorización (Peranni et al., 1999), al representar una regulación jerárquica (“top-down”) sobre estructu- ras cerebrales posteriores (Noppeney, Price, Penny & Friston, 2005). En particular, se ha encontrado que el área 10 (CPFA) se activa de manera signii cativa ante la categorización visual de objetos (Bright et al., 2004; Noppeney et al., 2005; Reber, Stark & Squire 1998). También se ha hallado una relación signii cativa entre una mayor complejidad de la comparación y el análisis de relaciones y atributos semánticos, y la activación de la CPFA, particularmente izquierda (Kroger et al., 2002). Metamemoria Esta prueba fue propuesta y utilizada por Luria (1986). Se caracteriza por su especii cidad de área y sensibi- lidad para evaluar juicios de desempeño en pacientes con daño frontal. Actualmente, se usa tanto en niños (Hanten y Martin, 2001) como en adultos(DeMarie y Ferron, 2002; Shimamura, 2000), y forma parte de ba- terías como la Batería de metamemoria (Belmont & Borkowski, 1988). Evalúa la capacidad para realizar predicciones (juicio de desempeño) basadas en la predicción y en el monitoreo del desempeño; también evalúa la ca- pacidad para desplegar un control efectivo sobre la es- trategia de memoria que se utiliza para resolver la tarea (Luria, 1986). Involucra áreas prefrontales anteriores (monitoreo del proceso y resultado de memorización), dorsolaterales (estrategia y ejecución) y mediales (control de memorización) (Fernández-Duque et al., 2000; Shima- mura, 2000). Por medio de neuroimagen funcional, se ha encontrado que diversos procesos metacognitivos, como los juicios metacognitivos, activan porciones anteriores de la CPF (Kikyo, Ohki & Miyashita, 2002; Maril, Simons, Mitchell & Schwartz, 2003). El objetivo de esta prueba es aprenderse nueve palabras que son presentadas en el mismo orden duran- te cinco ensayos; antes de cada ensayo se pregunta al sujeto: ¿cuántas palabras cree que se puede aprender? Descripción de la batería 13 B A N F E C A P ÍT U LO 2 Se registran las palabras aprendidas, las intrusiones (pa- labras que no están en la lista original) y las persevera- ciones (palabras repetidas). Pero más importante aún es registrar la cantidad de: 1) Errores positivos que resultan de la sobrestima- ción del número de palabras predichas por el sujeto. 2) Errores negativos que resultan de la subestima- ción del sujeto. CUESTIONARIO NEUROPSICOLÓGICO DE DAÑO FRONTAL Además de las pruebas especíi cas, la Batería Neurop- sicológica de Funciones Frontales y Ejecutivas incluye una escala comportamental que se aplica tanto al pa- ciente como a familiares. Incluye 40 reactivos que se calii can en una escala tipo Likert de 1 a 5 puntos (1 casi nunca, 2 raras veces, 3 algunas veces, 4 frecuen- temente y 5 casi siempre). Se analizan las respuestas del paciente y del informante, y las discrepancias que hay entre los dos. La discrepancia entre las dos calii - caciones puede rel ejar una falta de introspección por parte del paciente o del informante, o una falta de auto- consciencia por parte del paciente, lo cual es también relevante para el diagnóstico. Para más detalle ver página 29 de este manual. Batería Neuropsicológica de Funciones Ejecutivas y Lóbulos Frontales 14 B A N F E C A P ÍT U LO 2 15 CONFIABILIDAD Y VALIDEZ El trabajo de selección y diseño de la batería se basó en cuatro aspectos principales: a) División de procesos y sistemas dentro de la CPF b) Correlato anatomofuncional c) Enfoque neuropsicológico clínico (validez y con- i abilidad clínico-neuropsicológica) d) Soporte de estudios experimentales de neuro- imagen funcional Las pruebas que conforman la batería utilizada se seleccionaron con base en su validez neuropsicológica: son pruebas ampliamente utilizadas por la comunidad internacional, con sui ciente soporte en la literatura cientíi ca y con especii cidad de área, determinada tan- to por estudios con sujetos con daño cerebral como por estudios de neuroimagen funcional. Éste es un procedi- miento de validez convergente y clínica propuesto para la neuropsicología (Stuss & Levine, 2002). Debido a que las pruebas incluidas en esta batería son utilizadas ampliamente por la comunidad mundial, se garantiza la generalización y comparación de resultados entre di- versos grupos de investigación. La concordancia entre aplicadores es de .80. Estos coei cientes altos de coni abilidad entre examinadores indican que el uso de instrucciones estandarizadas ga- rantiza que la calii cación de la prueba es consistente. Los reactivos que se incluyen en la prueba tienen una alta validez de constructo. Se basan en estudios de neuroimagen y neuropsicología clínica que han mos- trado su alta correlación entre los procesos evaluados y la actividad cerebral. Para evaluar su sensibilidad se han aplicado a diversos grupos clínicos con depresión, demencia de tipo Alzheimer, demencia vascular, abuso de alcohol, marihuana y cocaína, traumatismo craneo- encefálico, Trastorno por Déi cit de Atención en niños y adultos, y en psicopatía. Los índices de clasii cación dependen del tipo de trastorno. Por ejemplo, la batería clasii có a pacientes con demencia con alteraciones le- ves y moderadas en relación con un grupo control con un 90% de acierto. En neuropsicología forense, distin- gue entre internos psicópatas y no psicópatas, y también entre las secuelas neuropsicológicas de traumatismos moderados y severos con un 85% de acierto. CARACTERÍSTICAS DE LA MUESTRA Para obtener las normas de esta prueba se realizó un muestreo por conveniencia y se seleccionaron a 450 su- jetos normales de entre 6 y 55 años de edad. Se estable- cieron los siguientes criterios de inclusión: 1) no tener antecedentes de alteraciones neurológicas ni psiquiá- tricas de acuerdo con una historia clínica, 2) no tener antecedentes de alcoholismo ni farmacodependencia, 3) no tener limitaciones físicas que impidieran ejecu- ción en pruebas, 4) tener agudeza visual y auditiva normal o corregida, 5) en el caso de los niños, que no tuvieran antecedentes de repetición escolar y un pro- medio escolar mínimo de ocho y 6) en el caso de los adultos, que fueran funcionalmente independientes. La muestra de niños estuvo conformada por 142 in- fantes (50% hombres y 50% mujeres) con una media de edad de 10.44 (d. e.= 2.92) y una media de escolaridad de 4.67 (d. e.= 2.69). La muestra de adultos estuvo in- tegrada por 308 participantes (58.6% hombres y 41.4% mujeres) con una media de edad de 33.43 años (d. e.= 13.20) y escolaridad de 12.26 (d. e.= 5.29). De acuerdo con la edad, se dividió a la muestra en nueve grupos: 6-7, 8-9, 10-11, 12-13, 14-15, 16-30, 31-55 y 66 a 80. Debido a la importancia que tiene el nivel escolar en la evaluación neuropsicológica, se estratii có la muestra de adultos de acuerdo con dos niveles de escolaridad: de 4 a 9 años y de 10 a 24 años. Esta batería permite obtener no sólo un índice glo- bal del desempeño, sino también un índice del funcio- namiento de las tres áreas prefrontales evaluadas: cor- teza orbitomedial, dorsolateral y prefrontal anterior. Las puntuaciones normalizadas tienen una media de 100 y una desviación estándar de 15. La interpretación de la puntuación total y de cada una de las áreas permite cla- sii car la ejecución de una persona de la siguiente ma- nera: normal alto (116 en adelante), normal (85 -115), Datos normativosCapítulo 3 Batería Neuropsicológica de Funciones Ejecutivas y Lóbulos Frontales 16 B A N F E C A P ÍT U LO 3 alteraciones leves a moderas (70 -84) y alteraciones se- veras (menos de 69). También se cuenta con un peri l de ejecución, en el cual se puede observar grái camente un resumen de las puntuaciones normalizadas correspondientes a cada una de las subpruebas. Este peri l señala las habilida- des e inhabilidades del sujeto en cada una de las áreas cognitivas evaluadas. Las puntuaciones normalizadas de las subpruebas tienen una media de 10 y una desvia- ción estándar de tres. Igual que con la puntuación total, los parámetros de normalización permiten obtener un grado o nivel de alteración de las funciones cognitivas que se clasii can en: 1) normal alto, 2) normal, 3) altera- ciones leves a moderadas y 4) alteraciones severas para cada una de las subpruebas. Por tanto, la Batería Neuropsicológica de Funciones Ejecutivas y Lóbulos Frontales representa una propues- ta de evaluación neuropsicológica amplia y a la vez precisa, adecuada tanto para niños como para adultos. También permite determinar qué áreas dentro de las di- versas regiones de la CPF se encuentran comprometidas por el daño o la disfunción en un tiempo relativamente corto de aplicación (de 30 a 40 minutos), y se cuentan con datos normativos para 450 sujetos entre 6 y 55 años y con diferentes rangos de escolaridad. FUNCIONESEJECUTIVAS Y OTROS PROCESOS COGNITIVOS Las disfunciones ejecutivas pueden afectar los proce- sos de atención, memoria y lenguaje. Otro instrumento que se puede utilizar para explorar estos aspectos es la batería Neuropsi, Atención y Memoria, 6 a 85 años (Ostrosky-Solís et al., 2003, 2007). Es un instrumento de diagnóstico que explora un amplio rango de funciones de atención y memoria; cuenta con datos normativos de acuerdo con la edad y escolaridad en población his- panohablante (Gómez y Ostrosky-Solís, 2006). La eva- luación neuropsicológica de los procesos atencionales y de memoria permite determinar las fortalezas y las áreas débiles en la ejecución de la prueba. El Neuropsi breve en español (Ostrosky, Ardila y Rosselli, 1999) es otro instrumento cuyo objetivo es explorar varias funciones cognitivas en un tiempo bre- ve (aproximadamente 20 minutos). Es un instrumento de tamizaje que permite explorar diversas funciones cognitivas —orientación, atención, memoria verbal y visoespacial (codii cación y evocación), lenguaje oral y escrito y funciones ejecutivas— y que se encuentra estandarizado en más de 1 500 sujetos de acuerdo con la edad y escolaridad en población hispanohablante. Incluye peri les según cuatro rangos de edad: 16-30, 31-50, 51-64 y 65-85 años y en cada rango de edad se cuenta con normas para cuatro rangos de escolaridad (analfabetas 0 años, 1-4, 5-9 y de más de 10 años. Para la rehabilitación, se cuenta con un libro en donde se revisan conceptos teóricos (Ostrosky, Ardila y Chayo, 2000); también se han desarrollado programas de entrenamiento para mejorar la atención: ¿Problemas de atención? Un programa para su estimulación y re- habilitación (Ostrosky-Solís, Gómez, Chayo-Dichy, Flo- res, 2004), y para mejorar la memoria: ¿Problemas de memoria? Un programa para su estimulación y rehabi- litación (Ostrosky-Solís, Gómez, Chayo-Dichy y Flores, 2005), y ¿Problemas de lenguaje? Un programa para su estimulación y rehabilitación (González, Ostrosky-Solís, Chayo-Dichy, 2007), en donde se han diseñado ejerci- cios especíi cos para estimular los procesos de atención, memoria y lenguaje para población hispanohablante. 17 La Batería Neuropsicológica de Funciones Ejecutivas y Lóbulos Frontales tiene el objetivo de evaluar el desempeño de las funciones ejecutivas en personas de habla hispana, desde los 6 años hasta la edad adulta. Este instrumento busca evaluar 15 procesos relacionados con las funciones ejecutivas, los cuales se agrupan en tres áreas especíi cas: orbitomedial, prefrontal anterior y dorsolateral (memoria de trabajo y funciones ejecutivas). MATERIALES Para la aplicación de la batería, se requiere del siguiente material: 1. Manual. Proporciona información sobre la for- ma de aplicación de cada tarea, así como los criterios de calii cación necesarios para el eva- luador. 2. Protocolo. En el protocolo se registran las res- puestas por subpruebas, tanto parciales como totales. 3. Láminas de aplicación. Contiene cinco láminas para realizar las actividades durante la evaluación. 4. Juego de cartas. Para aplicar la prueba de Juego, se requieren cinco pilas de cartas de “Puntos” con 18 tarjetas cada una y cinco pilas de cartas con apuesta de “Castigos” con 18 tarjetas cada una. 5. Tarjetas para Clasii cación de Cartas. Para aplicar la prueba de Clasii cación de Cartas se necesita una pila de 64 cartas, las cua- les contienen cuatro i guras con cuatro colores distintos. 6. Torre de Hanoi. Base de madera con tres postes y cuatro discos de distintos tamaños. CRITERIOS DE APLICACIÓN Hay tareas que no son aplicables a personas que per- tenecen a cierto rango de edad o de escolaridad; estas tareas se distinguen porque tienen un asterisco (*) que indica el criterio de aplicación. Puede presentarse el caso de que el paciente, por algún trastorno físico, por alguna situación externa a él o al examinador, o por negativa de él mismo, no realice la tarea, en cuyo caso deberá escribirse 999 en la sección de calii cación, esto indicará la exclusión de la tarea en cuestión. TIEMPO DE APLICACIÓN La batería requiere de un tiempo aproximado de eva- luación de 50 minutos. El tiempo invertido depende de la edad, escolaridad y trastorno neurológico o neuro- psicológico por el cual la persona acude a evaluación. En algunas tareas se toma el tiempo de ejecución, y en otras, hay un tiempo límite para concluirlas. Las tareas que tienen tiempo límite y-o requieren el registro de tiempo se identii can con el icono de un reloj en el protocolo. Capítulo 4 Aplicación y calii cación Batería Neuropsicológica de Funciones Ejecutivas y Lóbulos Frontales 18 B A N F E C A P ÍT U LO 4 PROCEDIMIENTO PARA LA APLICACIÓN Y CALIFICACIÓN 1. Laberintos Objetivo: evaluar las capacidades de control motriz y planeación visoespacial. Material: laberintos del 1 al 5, lápiz, cronómetro y pro- tocolo de aplicación. Tiempo de aplicación: para los niños de seis y siete años, suspender la aplicación de algún laberinto después de cinco minutos. Para los de ocho años en adelante, suspender la aplicación de algún laberinto después de cuatro minutos. Instrucciones: esta prueba consta de cinco laberintos, los cuales van incrementando la dii cultad en el pro- ceso de planeación visoespacial. Se muestra el pri- mer laberinto y se da la siguiente instrucción: “Lo que tiene que hacer es resolver los laberintos lo más rápido posible, empezando en el asterisco “*” (seña- lar el asterisco) y i nalizando en la “S” (señalar la S), sin tocar ni atravesar las paredes; trate de no levan- tar el lápiz. No puede borrar en ningún momento. ¿Listo? Comience.” Señale el inicio y salida de los laberintos siguientes 2 y 3 y diga: “Ahora, continúe con el siguiente laberinto, comience”. De ser nece- sario, vuelva a indicar que debe hacerlo lo más rá- pido posible, sin tocar las paredes ni atravesarlas y procurando no levantar el lápiz. Registro: se deben anotar en la hoja del protocolo los siguientes elementos para cada laberinto: • Número de veces que atraviesa las paredes. Se considera que se ha atravesado una pared cuando la línea del lápiz cruza alguna pared del laberinto. • Número de veces que entra a un camino sin salida. No es necesario que la elección del camino equi- vocado llegue hasta topar con pared; el error se cuenta cuando el recorrido erróneo lleve más de la mitad del camino. • Tiempo para completar cada laberinto. El tiempo se registra desde que se da la indicación de co- menzar a resolver el laberinto. Calii cación: para la calii cación, se anota por cada la- berinto, las atraviesa, entra en un camino sin salida y el tiempo (en segundos) que tarda en completar el laberinto. La calii cación total consiste en la suma de cada tipo de error cometido; sólo para el tiempo se considera el promedio de todos los laberintos resueltos. Si la persona no completa los cinco laberintos, la calii cación total se realiza con los laberintos que haya resuelto. 2. Señalamiento autodirigido Objetivo: evaluar la capacidad de memoria de trabajo visoespacial en una tarea autodirigida. Material: lámina 1, lápiz, cronómetro y protocolo. Tiempo de aplicación: suspender la prueba a los cinco minutos. Puntuación máxima: 25 aciertos. Instrucciones: la lámina 1 contiene 25 i guras en blanco y negro, distribuidas de forma simétrica. Se presenta la lámina y se da la siguiente instrucción: “Ahora, en esta lámina señale con su dedo una i gura distin- ta cada vez. Las i guras que señale no deben estar juntas, debe señalarlas de forma salteada (separada); por ejemplo, si señala esta i gura (se señala la ardi- lla), no puede señalar la que está a su derecha (se indica el avión), ni la que está abajo (se señala el calcetín) o la que está en diagonal (se indica la casa). Debe señalar todas las i guras, pero trate de no repe- tir ninguna. Avíseme cuando haya terminado”. Pida Aplicación y calificación19 B A N F E C A P ÍT U LO 4 Ejemplo de calii cación Las i guras marcadas con el número 1, 2 y 3 fueron se- ñaladas de manera correcta; la i gura 4 está junto a la número 3, por lo cual no se considera como acierto. Los señalamientos de la i gura 5 a la 13 son correctos, ya que están señalados de forma no contigua. La i gura 14 está junto a la 13; sin embargo, este señalamiento sí se considera como acierto, ya que la persona ha hecho más de 12 señalamientos (sean correctos o no). Las i gu- ras 15 y 16 ya habían sido señaladas previamente, por lo que se cuentan como dos perseveraciones. En este ejemplo, hay un total de 13 aciertos, dos perseveracio- nes y 11 omisiones. a la persona que repita la instrucción para cercio- rarse de que comprendió la tarea. Se pueden repetir las instrucciones de ser necesario. Es importante que trate de que no se verbalicen los señalamientos que se vayan realizando. Registro: en el protocolo se registra con un número (de- bajo o al lado) el orden en el cual fueron señaladas cada una de las i guras. En caso de indicar la misma i gura más de una vez, se anota el número en que fue señalada nuevamente. Calii cación: en esta prueba se toman en cuenta los si- guientes parámetros: • Tiempo: tiempo en segundos empleado para ter- minar de señalar las i guras de la lámina. • Perseveraciones: i guras señaladas más de una vez. Se marca la i gura con el número que le co- rresponde y se contará como una perseveración. • Omisiones: i guras no señaladas. • Aciertos: el total de aciertos será el número de i - guras señaladas de manera no contigua y que no hayan sido perseveradas. Si en un inicio la perso- na señala dos i guras contiguas, la segunda no se considerará como acierto. A partir de 12 i guras señaladas, sean correctas o no, se podrá contar como acierto una i gura señalada que esté conti- gua a la i gura previa. 3. Ordenamiento alfabético de palabras Objetivo: evaluar la capacidad para mantener informa- ción en la memoria de trabajo y para manipularla de forma mental. Material: protocolo y lápiz. Tiempo de aplicación: no hay tiempo límite. Instrucciones: la prueba consiste en tres listas de pa- labras bisilábicas La primera contiene palabras que comienzan con una vocal; la segunda, con una con- sonante, y la última, con vocales y consonantes. La tarea consiste en reproducir cada lista en orden alfa- bético. La instrucción es: “Le voy a decir una serie de palabras, cada una de ellas empieza con una vo- cal (o consonante); después de que escuche las pala- bras, usted tiene que reproducirlas (decirlas) en or- den alfabético.” Se tienen hasta cinco ensayos para reproducir correctamente cada lista de palabras. En cada uno de estos ensayos se lee la lista de pala- bras en el mismo orden. Se aplican las tres listas de palabras aunque alguna de ellas no haya sido orde- nada correctamente en los cinco ensayos. La prueba no se aplica a niños de 6-7 años. Aplicar únicamente las dos primeras listas a los niños de 8-9 años y a los adultos de 31-55 años, con 4-9 años de escolaridad. Registro: en el protocolo se anota el orden en que la persona menciona cada una de las palabras, aun si éstas son intrusiones o perseveraciones. Por ejemplo: Lista 3 1 2 3 4 5 1. Carro 2 2 2 2 2. Bata 1 3 2 2 3. Feo 5 6 4. Dado 4 4 4 5. Gota 4 7 6. Ajo 1 1 1 7. Edad 6 5 Dedo 3 No. de ensayo: 4 Errores de orden: 2 Perseveraciones: 0 Intrusiones: 1 1 2 7 13 14 12 5 6 8 16 3 4 11 10 9 15 Batería Neuropsicológica de Funciones Ejecutivas y Lóbulos Frontales 20 B A N F E C A P ÍT U LO 4 Calii cación: en esta prueba se calii can los siguientes aspectos en cada una de las listas de palabras. En caso que no se hayan aplicado las tres listas, se cali- i can únicamente las que sí se hayan terminado: • Número de ensayo en el que se reproduce la lista correctamente. Se tienen hasta cinco ensayos para reproducirla de modo correcto. Si en estos cinco ensayos no se ha ordenado correctamente la lista, se anota un cero en el número de ensayo. • Perseveraciones. Las perseveraciones son palabras que la persona repite más de una vez en un ensa- yo. Si hay una intrusión en alguno de los ensayos y ésta se repite en los subsiguientes ensayos, se consideran las siguientes como perseveraciones. Las perseveraciones de cada ensayo se suman para obtener la puntuación total para cada lista de palabras. • Intrusiones. Las intrusiones son palabras que la persona menciona, pero que no se encuentran en la lista. • Errores de orden. Reproducir palabras cuya vo- cal o consonante de inicio no corresponde a la secuencia del alfabeto. Estos errores se calii can sobre las palabras aportadas y no las omitidas. • En caso de que la persona no recuerde ninguna palabra en el primer ensayo y pida que se le repitan, las respuestas se anotarán en el ensayo siguiente. En el ejemplo, la calii cación del número de ensayo es 4, no hay perseveraciones, hay una intrusión (la palabra Dedo no se encuentra en la lista) y dos errores de orden (en el ensayo 2, la palabra Bata no seguiría después de Carro, por lo que Bata se considera un error de orden, pero Dedo sí iría después de Bata, aunque hay una omi- sión de letra). En el ensayo 3, Edad no seguiría después de Feo, por lo que Edad es un error de orden. 4. Resta consecutiva Objetivo: evaluar la capacidad para desarrollar opera- ciones mentales consecutivas e inversas. Material: protocolo, lápiz y cronómetro. Tiempo de aplicación: se otorga un máximo de cinco minutos para completar cada tarea. Puntuación máxima: tarea A = 13 aciertos; tarea B = 14 aciertos. Instrucciones: las tareas A y B requieren realizar una resta consecutiva. En ambos casos, se pide que a par- tir de un número indicado (40 o 100) se vaya restan- do de forma consecutiva una cantidad (de tres en tres o de siete en siete, respectivamente) hasta llegar al número mínimo (dos o uno). La tarea A (40-3) se aplica a partir de los ocho años de edad. La tarea B (100-7) sólo se aplica a partir de los 10 años de edad. Se da la siguiente instrucción: “Vamos a hacer una resta. A partir del 40 (o del 100) tiene que restar de forma consecutiva de tres en tres (o de siete en siete), hasta que yo le diga. Comience”. Es importan- te que las restas se hagan de forma mental, evite que utilicen los dedos para contar o cualquier otro indi- cativo de regulación externa para realizar la tarea. Registro: se anota cada respuesta y el tiempo transcurri- do hasta completar cada tarea. Por ejemplo: 93 86 79 72 65 58 51 45 37 30 23 16 9 2 Tiempo: 65 segundos Aciertos: 12 Errores: 2 Calii cación: para cada resta consecutiva, se consideran los siguientes aspectos: • Aciertos: Se toma en cuenta el número de restas individuales correctas que realiza la persona. El número máximo posible de aciertos es 14 para la resta de 100 – 7, y 13 aciertos para la resta de 40 – 3. No se registra en el protocolo si la persona menciona el 100 o el 40 al comenzar a restar. • Errores: Cuando la respuesta no sea el resultado de restar la cantidad indicada (7 o 3) a la cantidad previa. • Tiempo: Tiempo en segundos transcurridos desde que se dice “comience” hasta concluir con las res- tas consecutivas. En el ejemplo, las restas son correctas desde el 93 al 51. La resta de 51 menos 7 es 44 y, en el ejemplo, la respuesta fue 45, por lo que ésta es un error, al igual que 37 como resultado de 45 menos 7. Sin embargo, 37 menos 7 sí es 30, por lo que la respuesta se considera como acierto. La calii cación total fue 12 aciertos y dos errores, y el tiempo total 65 segundos.
Compartir