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1 El fin, no cerca está: el calendario maya y la terminación del 13º bak’tun según la perspectiva de Tortuguero, Tabasco [1] Sven Gronemeyer La Trobe University, Melbourne Introducción Previamente limitado a ciertos grupos (es decir, círculos esotéricos y de la Nueva era), el llamado “fin del mundo” se desplaza rápidamente al foco público. Según las informaciones calendáricas en el Monumento 6 de Tortuguero (13.0.0.0.0, 4 Ajaw 3 K’ank’in), se puede fechar este evento en el solsticio de invierno de 2012, que es el 21 de diciembre [2]. Con la fecha cercana, el tema recibe más publicidad en los medios, Hollywood ya se empleó en visiones apocalípticas en la película “2012” de Roland Emmerich. El “fenómeno 2012” (Sitler 2006) se convierte a un vehículo de la cultura popular, como demuestra el cómic de oposición “Super Putin”, que identifican las predicciones para 2012 con las elecciones presidenciales en Rusia en el mismo año. Hay profecías para el k’atun 4 Ajaw en el libro de Chilam Balam de Tizimín (MS pp. 19- 20 [Edmonson 1982: 168-171]), pero la fuente más citada es el texto jeroglífico del Monumento 6 de Tortuguero, específicamente del panel derecho (Gronemeyer 2006a: 157-161, lam. 12, Gronemeyer y MacLeod 2010, figura 1). Gracias a nuevos materiales de documentación, el autor junto con Barbara MacLeod pudo extraer informaciones epigráficas no consideradas previamente [3]. En lo siguiente, voy a presentar la evidencia epigráfica de Tortuguero, un sitio al pie del escarpe del Cerro El Tortuguero en Tabasco (figura 2) con una interpretación comparativa, es decir, con materiales etnohistóricos y modernos. La mención del evento futuro de la terminación del 13º bak’tun sigue un programa que sitúa el señor de Tortuguero, Bahlam Ajaw (r. 644-679 d. C.), en un narrativo mítico-histórico, conectando el inicio de la era actual (Callaway 2011) en 13.0.0.0.0, 4 Ajaw 8 Kumk’u (11 de agosto, 3114 a. C.) con su reflejo en el futuro. Una pregunta muy importante relacionada con la terminación del 13º bak’tun es la consideración del sujeto de profecías en la literatura maya. ¿Cómo se refirieron los mayas a eventos futuros y en qué referencia temporal? El cuadro calendárico En contraste con el ciclo repetitivo de la rueda calendárica, la cuenta larga es una enumeración de días desde un punto cero (Morley 1915: 60). Aritméticamente, este punto es 0.0.0.0.0, 4 Ajaw 8 Kumk’u, y se conoce este día como el principio de la creación actual (Callaway 2011). Sin embargo, en las inscripciones clásicas, la cuenta larga nunca aparece en su forma aritmética con coeficientes de cero para las denominaciones de los periodos. Él del bakt’un siempre es 13, pues la fecha de la creación se anota como 13.0.0.0.0 (véase Quiriguá Estela C, A1-A5). Los mayas también registraron esta fecha con periodos más largos, pero en estos casos los coeficientes del bak’tun y superiores exclusivamente son 13. Por ejemplo, la Estela 1 de Cobá, M1-M13 registra 13.13.13.13.13.13.13.13.13.13.13.13.13.13.13.13.13.13.13.13.0.0.0.0 y en la página 52 del Códice de Dresde se encuentra el día de la era actual como 13.13.13.13.13.13.13.13.13.13.13.13.13 (trece veces el coeficiente 13). 2 Como prueba la rueda calendárica en todos los casos, la fecha es exclusivamente 4 Ajaw 8 Kumk’u. Este tipo de notación no es aritmético, sino más simbólico y celestial, como indica el número 13. La enumeración de todos estos periodos (teóricamente infinita) por encima de los cinco usuales sirve para transmitir la extensión de tiempo. También se incluyen en este tipo de notación fechas históricas, como 13.13.13.13.13.13.13.13.9.15.13.6.9, 3 Muluk 17 Mak (o simplemente 9.15.13.6.9) en la Escalinata Jeroglífica 2, Grada VII, I1-P2 de Yaxchilán. Pero hay otra razón para la utilización del coeficiente 13: los mayas no conocieron números negativos. Cómo propuso Floyd Lounsbury (1976: 11), el uso de 13 asegura el paradero de la cuenta larga en la dimensión de los números naturales para calcular fechas antes de la era actual. Palenque, con sus referencias míticas en el tiempo primordial, es un buen ejemplo para mostrar este principio. El lado sur de la banca del Templo XIX (Stuart 2005: 60-62) abre con la cuenta larga 12.10.1.13.2, 9 Ik’ 5 Mol (B1-A4, la entronización de Jun Ye Nal Chaak), conectado con un número de distancia de 2.8.3.8.0 (G2-H3) a la fecha siguiente, que es 1.18.5.3.2, 9 Ik’ 15 Keej (G6-H6, el nacimiento de GI de la Triada Palencana [Stuart 2005: 77]). Si la base de la cuenta larga fuese 0.0.0.0.0, la resta del número de distancia de 2.8.3.8.0 desde 1.18.5.3.2 resultaría **-0.9.18.4.18. Pero con una notación de la fecha del nacimiento de GI como *13.1.18.5.3.2 (y con el coeficiente del bak’tun igual a 13, como en la fecha de la creación), la resta resulta *13.12.10.1.13.2, que es, sin la mención del piktun, la fecha inicial en el texto de la banca [4]. Con la cuenta de días continuados desde el punto cero, se volverá a una fecha en la cuenta larga con la misma notación, como en el caso de la creación de nuestra era: el del Monumento 6 de Tortuguero. Sin embargo, no es una repetición de la creación y ciertamente no es el fin del calendario maya. Puesto que el tzolk’in, el ha’ab y la cuenta larga tienen una base diferente de cálculo, es matemáticamente imposible que se repita la rueda calendárica de 4 Ajaw 8 Kumk’u (véase Morley 1915: tab. XVI) – por lo tanto, tenemos 4 Ajaw 3 K’ank’in para el fin del 13º bak’tun. Y sigue 13.0.0.0.1, 5 Imix 4 K’ank’in el próximo día, etcétera. También conocemos en Palenque números de distancia enormes que cuentan hacia el futuro (Gronemeyer y MacLeod 2010: 6); por ejemplo, el Tablero Oeste del Templo de las Inscripciones (figura 3, H6-G7) menciona la rueda calendárica 5 Lamat 1 Mol, que corresponde a la cuenta larga 1.0.0.0.0.8 (21 de octubre 4772 d. C.), conectando con el día de nacimiento de K’inich Janab Pakal en 9.8.9.13.0, pero para celebrar su entronización como gobernante de Palenque. Como muestran estos ejemplos, la terminación del bak’tun mencionado en Tortuguero no tiene nada de especial en términos aritméticos. Pero dos características convierten esta fecha en algo extraordinario en la concepción de los mayas clásicos: (1) la repetición de la notación para la fecha del punto cero, y (2) también se repite un ciclo de trece días de Ajaw en el tzolk’in. Igual que en la “gerra de los katunes” que describió Diego de Landa (1959: 103) o las profecías de k’atun en los libros de Chilam Balam, cada bak’tun termina con un día Ajaw y vuelve al mismo coeficiente después de trece unidades. El texto del Monumento 6 representa un jubileo de una doble naturaleza en el cual el rey 3 Bahlam Ajaw es mostrado como caminando por el tiempo, la historia de su dinastía y su regencia. El párrafo detallando la terminación del bak’tun El proceso de desciframiento y los argumentos para la lectura del párrafo del 13º bak’tun en el panel derecho del Monumento 6 de Tortuguero ya se realizó en un artículo anterior (Gronemeyer y MacLeod 2010: 7-20) en detalle. El artículo presente solamente recapitula los conocimientos más importantes y da interpretaciones nuevas, e incorpora ambos en la narrativa completa de la inscripción. Brevemente, el párrafo (bloques O2-P5, figura 1), con dos frases en forma de pareado (Barbara Macleod, comunicación personal, junio 2011), se lee: 2tzu-jo-ma u-13-PIK 4-AJAW 3 UN-wi tzu<h>tz-j-o:m u[y]-u:xlaju:n pik chan ajaw u:x uni:w Se terminará el 13º bak’tun y (el día) 4 Ajaw 3 K’ank’in. u-to-ma i-li-ya ye-ni 9-OK-TE’ ta-CHAK-JOY[ja] u[h]t-o:m iliy ye:n balun yokte’ ta chak jo<h>y-[a]j Pasará este aderezo de Balun Yokte’ en la gran investidura. La narrativa que precede inmediatamente este párrafo (en la parte izquierda de la figura 1, véase figura 4 para el monumento completo) preludia la referencia a la terminación del 13º bak’tun. Desde la fecha 9.11.16.8.18, 9 Etz’nab 6 K’ayab (14 de enero de669 d. C., I7-J7), un número de distancia enorme de 3.8.3.9.2 (M5-P1) se dirige directamente a la terminación del 13º bak’tun, indicando un enlace narrativo entre el evento anterior, la dedicación de una estructura por fuego (el[-e]-na:h-aj, “quemar la casa” [Stuart 1998: 389-390]) y el final del periodo. Estas dos incidencias forman un paréntesis para otra ocasión histórica. A través de un número de distancia de 8.0.7.7 (L16-L17) desde la misma fecha de dedicación, se llega a 9.3.16.1.11, 8 Chuwen 9 Mak (7 de diciembre de 510 d. C., N1- M3). Entonces un objeto fue colocado en un ritual de dedicación en el “baño de vapor” (pibna:h) o el santuario de un templo (Houston 1996: 133) llamado Nah K’anjal (M3- N3) por el gobernante Ahkal K’uk’ (Gronemeyer 2006a: 43, 48). El párrafo de la terminación del 13º bak’tun comienza con el verbo tzutz (Stuart 2001) en voz pasiva (Lacadena 2004). Dado de tenemos un evento futuro lejano (desde la perspectiva de los escritores clásicos), el sufijo –o:m del participio futuro (Grube 1990: 16-17) está afijado a la desinencia sincopada –j del pasivo (bloque O2). Como es usual, sigue (P2) el periodo que se termina con un número ordinal como coeficiente. Cuando algunos diccionarios traducen tzutz como “finalizar” (véase Stuart 2001: 19), algunos autores presuponían que el calendario maya muere con el 13º bak’tun (véase la discusión en Boot 2010), entre otras cosas que no indicaron los mayas este periodo con un coeficiente mayor que 13 en los textos jeroglíficos. Pero la evidencia de Palenque muestra que el tiempo va a continuar. La rueda calendárica (O3-P3) también se refiere sin duda al futuro 13.0.0.0.0, que claramente difiere del 4 Ajaw 8 Kumk’u de la “fecha de creación”, como queda demostrado por textos del “día de era” (p. ej. Cobá Estela 1, Quiriguá Estela C, vasijas K2796 y K7750; en total tenemos 50 textos que hacen 4 referencia al día de la creación, según Carl Callaway, comunicación personal, julio 2011). Comparado con otras construcciones de intervalos de tiempo, aquí hay una forma especial, aunque no sin paralelo en los textos. Usualmente, un indicador de fechas ocupa la posición entre el número de distancia y la rueda calendárica. Es una flexión del verbo uht, “pasar” (Stuart 1990: 221-222) y la construcción se puede traducir por ejemplo así: “después de X días pasará el día Y”. Así como el verbo tzutz, uht (O4) aparece con el sufijo –o:m para indicar el participio futuro. En el caso del Monumento 6, el verbo uht inicia una frase nueva. En el análisis antecedente (Gronemeyer y MacLeod 2010: 11-15) se consideró la siguiente secuencia jeroglífica (P4) i-li (más un signo erosionado) como el grafismo para una flexión del verbo il, “ver”, para expresar el testimonio de la terminación del bak’tun y de la investidura de Balun Yokte’ por el rey de Tortuguero. Barbara MacLeod (comunicación personal, junio 2011) en lo sucesivo propuso una lectura alternativa que, en mi opinión, se acopla al contexto del párrafo y a su conexión con los eventos anteriores, que se entienden en dedicaciones de santuarios y la colocación de objetos en ellos. Si se reconstruye el signo obliterado como ya, se obtiene ili(ya), que significa “esto”, “ahora” o “aquí” en varios lenguas mayas [5]. Esta interpretación resuelve algunos problemas anteriores con respecto a la gramática. Volveré a las implicaciones de la nueva lectura más adelante. En los bloques O5 y P5 la profecía para el 13º bak’tun culmina con la descripción del evento actual, y su interpretación revela su secreto. En O5 tenemos el sujeto de la frase. Anteriormente, se leían los dos signos iniciales como ye-ma que resultaría y-e[h]m, “su descenso” (véase Houston y Stuart 1996: 301, Eberl y Prager 2005: 32, Gronemeyer 2006a: 159, Houston 2008, Grofe 2009: 14). La lectura, a partir de fotografías detalladas cambió a ye-ni, resultando ye:n, “aderezo” o “ostentación”. En maya yucateco, yeen puede funcionar como un sustantivo (Gronemeyer y MacLeod 2010: tab. 1) para “aderezo, herramienta, armas e instrumentos para algún oficio” y también como el verbo “armar”. Supuestamente, la palabra yeen del maya yucateco representa un antipasivo fosilizado del verbo transitivo ye[’], atestado en varias lenguas mayas (véase Gronemeyer y MacLeod 2010: tab. 2) con el significado semántico “agarrar en la mano, mostrar, presentar, amagar y coger”. Con el nombre de la deidad Balun Yokte’ (Eberl y Prager 2005) seguidamente, ye:n forma un compuesto nominal. Balun Yokte’ aparece en los libros de Chilam Balam de Chumayel, Pérez y Kaua como patrón del k’atun 11 Ajaw (figura 5), y también está conectado al mismo k’atun en la página 60 del Códice de Dresde (figura 6). Como mostró Michael Grofe (2009), Balun Yokte’ aparece que un aspecto del Dios L, una identificación importante para el conocimiento del evento de la terminación del 13º bak’tun y a cual retorno más abajo. El párrafo cierra con una frase preposicional (P5) en la cual la palabra ta introduce las circunstancias del evento. Aunque muy erosionado, se puede identificar el superfijo como CHAK, “grande” y el corbatín abajo como parte del signo JOY, probablemente encerrando el signo ja para indicar un pasivo (nominalizado). La palabra joy ofrece una gran variedad en los idiomas mayas (véase Gronemeyer y MacLeod 2010: tab. 3) y su 5 funcción en los textos jeroglíficos igualmente es muy diversa (Gronemeyer y MacLeod 2010: 24-34), pero se pueden aislar cuatro dominios semánticos: (1) “rodear, encerrar y incluir”, (2) “embozarse, embalar y envolver”, (3) “dar vueltas, voltear y procesión” y (4) “derramar, proveer y irrigar”. Las implicaciones de la lectura también combinarán con los otros implicaciones en la siguiente discusión e interpretación del párrafo. Consideraciones adicionales sobre el discurso La lectura del párrafo en el panel derecho del Monumento 6 plantea demasiadas preguntas, tenemos que considerarlo en su contexto cultural. Quisiera retornar a la estructura del discurso. Como notó Stephen Houston (2008), existen paralelismos entre la inscripción de Tortuguero y los párrafos finales del Altar 1 de Naranjo (figura 7) y de un panel de La Corona hallado recientemente (figura 8). El texto de Naranjo también es un ejemplo clásico de la conexión de un gobernante con los tiempos míticos e históricos y el futuro (Crumley 1991). El inicio del texto nos lleva atrás en el tiempo, más de dos piktunes. El núcleo del texto se forma por la mención del final de los tres k’atunes siguientes durante la regencia de Aj Wosal. El último número de distancia (J5-J6) de doce k’atunes calcula casi 240 años hacia el futuro, a la terminación del 10º bak’tun. Estas frases (K6-J10) reflejan directamente el patrón del Monumento 6: TZUTZ-jo-ma u-10-PIK 7-AJAW 18-CHAK-AT tzu<h>tz-j-o:m u-laju:n pik wuk ajaw waxaklaju:n chaka:t Se terminará el 10º bak’tun y (el día) 7 Ajaw 18 Sip. u-to-ma u-CHOK-wi AJ-wo?-sa u[h]t-o:m u-chok-[i]w aj wos[-al]? Pasará el derramamiento por Aj “Wosal”. Aparentemente, ambos textos de Tortuguero y Naranjo superponen el hecho que se terminará el bak’tun (y los ritos conectados) a la circunstancia que se llegará a una fecha. Lo último sería la construcción normal con uht más una rueda calendárica (Thompson 1950: 162-164, Stuart 1990: 213-214). La diferencia entre los textos es esta: en cuanto termine el texto de Tortuguero en el futuro, el de Naranjo de vuelta toma referencia a la terminación del 8º k’atun, que muestra la rueda calendárica cerrada de 5 Ajaw 3 Ch’een. Aj Wosal también ejecutó un ritual de derramamiento en esta fecha. En conexión con la mención de sus antepasados míticos, Aj Wosal expresa su deseo de moverse a través del tiempo y del espacio (Crumley 1991: 28-29). El panel de La Corona funciona de la misma manera: menciona una serie de eventos futuros antes de volver a la fecha contemporánea (Houston 2008). ¿Existen profecías en los textos jeroglíficos? SeguramenteBahlam Ajaw de Tortuguero deseó, como Aj Wosal, la participación en eventos futuros a sí mismo. Esto me devuelve a la pregunta de la existencia de profecías en los textos mayas. Tras la terminación del 13º bak’tun, Stephen Houston cree que el texto de Tortuguero quiere regresar a la fecha contemporánea (la dedicación del templo en 9.11.16.8.18), y él interpreta el signo i en el bloque P4 como el marcador temporal i’, “y entonces”, con el evento envolviendo a Balun Yokte’, que tiene lugar durante el ritual 6 de dedicación. Sin duda, la declaración de Houston de que “lo que nos informa el Monumento 6, pertenece a la dedicación de la estructura asociada con su escultura” es correcta, pero en una escala temporal más grande. David Stuart (2011) amplia el foco con respecto a la conexión entre tiempos pasados, presentes y futuros. Con respecto al Monumento 6 necesitamos definir “profecía” en su contexto autóctono (Liljefors-Persson 2009: 249-250). Como revalida Stuart (2011: 21, 23), existe el sujeto de profecías en los textos yucatecos de los libros de Chilam Balam (véase figura 5), que conectan historia con pronósticos para el futuro. En varios episodios para el k’atun 8 Ajaw se detalla la historia de los itzáes, su abandono de varios lugares de asentamiento, la migración a un nuevo lugar, etcétera; cada episodio ocurre después de una vuelta de trece k’atunes [6]. Stuart (2011: 1-17) toma el episodio de la conversión de Canek, último rey de Tayasal, y el abandono de la isla por los itzáes, para mostrar el poder de las profecías, según la Relación de Fray Andrés de Avedaño y Loyola (1696). Erik Boot (2005: 170-175) hace una sinopsis de la conquista final: Avedaño y Loyola intentó persuadir a los itzáes con una letra “del estilo antiguo” para bautizar y encargar la ciudad a los españoles. Seguramente Avedaño y Loyola conoció los textos yucatecos y sus apuntes sobre los abandonos de Chichén Itzá y Mayapán (p. ej. véase Chilam Balam de Chumayel, f. 40v- 41v) en los k’atunes 8 Ajaw. El conquistador anunció a los itzáes que en mayo de 1697 sería el momento apropiado con la llegada de una nueva edad; sólo el cambio del k’atun 10 Ajaw a 8 Ajaw no ocurrió a dicha fecha [7]. Aparte de las crónicas que tratan sobre la historia prehispánica, algunos de los libros de Chilam Balam dan predicciones acerca del lapso de 260 años con trece párrafos para cada k’atun; p. ej. f. 52v del Chilam Balam de Chumayel trata el k’atun 8 Ajaw [8]. Junto con el libro de Tizimin y el Códice Pérez, él de Chumayel (f. 56v) da los nombres de los cinco “sacerdotes” (chilam), cuyas profecías (p. ej. Chilam Balam de Chumayel, f. 56v- 58v) se refieren al destino de los mayas yucatecos bajo la jurisdicción de los españoles. Como mostró Bodil Liljefors-Persson (1996, 2009), existen pronósticos en los libros de Chilam Balam para días individuales, tunes y k’atunes, y concluye su investigación para los k’atunes (1996: 131, 2009: 245) diciendo que las profecías de estos eran previsiones para el futuro basándose en interpretaciones del pasado. Stuart (2011: 23-24) sobrentiende que el reconocimiento de patrones de la historia cíclica permite el sacerdote maya hacer deducciones para el futuro, pues el conocimiento del pasado, el aprendizaje de la distribución de eventos periódicos a través el tiempo, es la clave para la anticipación de su retorno: profecías mayas basándose en la experiencia. El patrón es muy similar a lo que Jan Assmann (2002: 75) describió para la memoria cultural: el tiempo histórico no es nada más que la perpetuidad del pasado, y lo mismo es verdad para el futuro. En este sentido, se pueden clasificar las profecías mayas como fundar historia bajo el concepto de “mitomotoricidad” según Assmann (2002: 78-83). La cuestión de si existen profecías en los textos jeroglíficos se pueda afirmar ante esta explicación. Stuart (2011: 25) considera la existencia de profecías similares a las de los 7 libros de Chilam Balam en el periodo clásico. Según las investigaciones de las series de k’atunes en las páginas 2-11 del Códice de París de Hannelore Treiber (1987: 92), estas solamente muestran paralelos formales, pero no en el contenido [9]. Stuart (2011: 25) niega particularmente la existencia de inscripciones jeroglíficas del periodo clásico que traten sobre el futuro, con la posible excepción de fijar eventos contemporáneos en los grandes ciclos del calendario maya, para entender y interpretar la historia actual. No creo que la opinión de Stuart sea correcta; como en los libros de Chilam Balam, los textos jeroglíficos proporcionan un vistazo hacia el futuro, una expectativa en base a un conocimiento contemporáneo. Como celebraba Aj Wosal de Naranjo los tres finales del k’atun en el pasado, él (o un sucesor) celebrará los mismos rituales en el futuro. Como celebraba K’inich Janab Pakal sus años en el trono de Palenque, él hará lo mismo en los próximos años (también véase Bernal Romero 2010). Todavía tengo que contradecir más a Stuart (2011: 26) acerca de que la inscripción de Tortuguero nos dice poco sobre el final del 13º bak’tun y que cualquier opinión contraria es incorrecta. La nueva interpretación del Monumento 6 nos provee de una idea exacta: pasará que ya pasó – la investidura de Balun Yokte’ con ocasión del fin de 13 bak’tunes. A la luz de la nueva lectura para el bloque P4, se aclara esta circunstancia aún más evidente y todos los significados de ili(ya) apoyan esta interpretación: pasará este retorno de Balun Yokte’ en este momento y lugar para el bak’tun 4 Ajaw. Porque no solamente es circular el tiempo, sino también el espacio, como propuso Erik Velásquez García (2010). La investidura de Balun Yokte’ ¿Pero cómo se conecta esta investidura de Balun Yokte’ con la pasada y especialmente con la historia local de Tortuguero? Eberl y Prager (2005: 31) describen a Balun Yokte’ como una “deidad de transición” asociada con terminaciones de periodos calendáricos. Como sabemos por las los vasijas K2796 (figura 9) y K7750 (Callaway 2011: 193-195, MacLeod 2011: 235), Balun Yokte’ participó en el evento de 4 Ajaw 8 Kumk’u, la creación de nuestra era, presidido por Dios L (Carlson 2011). Balun Yokte’ también está conectado con la guerra (Eberl y Prager 2005: 29), los gobernantes pueden personificarle con armas, una cuerda alrededor del cuello y un tocado específico, y la deidad misma aparece en la página 60a del Códice de Dresde atacando al Dios N (Eberl y Prager 2005: 32, Callaway 2011: 196-198). Erik Boot (véase MacLeod 2011: 235-236) mostró que Balun Yokte’ también puede figurar como un avatar del Dios Jaguar del Inframundo llamado Huk Chapat Tz’ikin K’inich Ajaw. Particularmente, a Balun Yokte’ se le puede relacionar con un aspecto del Dios L, con Maximón / Rilaj Mam (Grofe 2009: 15) de Santiago Atitlán de Guatemala (Christenson 2001), pero también de otros ciudades de las Tierras Altas (figura 10), aunque el culto entre las cofradías de Santiago Atitlán es el más conocido y pronunciado. En la discusión (Gronemeyer y MacLeod 2010: 34-39) de las implicaciones del frase ye:n balun yokte’ ta chak johyaj del Monumento 6, debo advertir que mi interpretación no es inequívoca. Lo más probable es que, de la intersección del contenido significativo de ye:n y de joy (véase arriba) resulte el difrasismo que describe el atuendo de Balun Yokte’ con sus insignias, el envolvimiento en su vestidura – en este caso el español todavía muestra bien la etimología común de “vestidura” e “investidura” – y su ostentación. Esta 8 perspectiva refleja el uso de joy en las frases del ascenso de los reyes mayas, primeramente percibido por Tatiana Proskouriakoff (1960) en Piedras Negras (véase Gronemeyer y MacLeod [2010: 24-26, 40]). Si sobreviven conceptos y costumbres prehispánicos en forma del Rilaj Mam, su construcción [10] y vestidura en la noche de martes a miércoles de la Semana Santa y su investidura en miércoles para supervisar a la pasiónde Jesucristo (véase Christenson 2001: 62, 93-94, 178-189), antes que el Salvador supera el Mam en Viernes Santo. Según Allen Christenson (citado por MacLeod [2011: 236]), la preparación del Maximón evoca concepciones primordiales. Durante la Semana Santa, también se lleva al Maximón en procesión a través de Santiago Atitlán, como al alcalde de este tiempo. Seguramente joy es, como es visible en este caso, un contenedor de conceptos similares (Christian Prager, comunicación personal, agosto 2009). El que busca una respuesta obvia a la pregunta de los eventos del fin del 13º bak’tun estará decepcionado: ¿se refiere joy al envolvimiento o a una procesión de Balun Yokte’ (o de una imagen o personificación)? Probablemente ambos son correctos. El poder inherente en la vestidura también es visible en la falta del ropaje e insignias (MacLeod 2011: 237) de una persona; es un acto de humillación, como tiene que aprender Dios L en la “Vasija Real de Conejo” (K1398, véase Beliaev y Davletshin 2006). Con la nueva idea de MacLeod de leer ili(ya), el papel de Balun Yokte’ en 2012 se clarifica. Los textos de las vasijas K2796 y K7750 mencionan que, en el día de creación, varios dioses “están añadiendo sucesivamente” (tz’a<h>k-aj-iy), entre otros Balun Yokte’, en la presencia de Dios L (Callaway 2011: 194-195). Como Balun Yokte’ estuvo ordenado durante la formación de nuestra era, presidirá el día 4 Ajaw 3 K’ank’in en la tradición local de Tortuguero. Su escenario para esto es el santuario del templo que antiguamente contuvo el panel del Monumento 6 [11]. Por eso fue importante para Bahlam Ajaw mencionar las dedicaciones anteriores: su linaje y dioses de patronato organizarán la bienvenida de Balun Yokte’ (Gronemeyer y MacLeod 2010: 23). Recapitulamos los eventos anteriores: en 9.3.16.1.11, 8 Chuwen 9 Mak (7 de diciembre de 510 d. C.) dedicó Ahkal K’uk’ el “baño de vapor” Nah K’anjal con un depósito ritual. En 9.11.15.0.0, 4 Ajaw 13 Mol (26 de julio 667 d. C.) ocurrió otro ritual de colocar un depósito ritual: i[’] [h]ek-wan-i wak ha’ab na:h wak-mul baj-le:m, “entonces se colocó en la Casa de Seis Tunes las seis martillo-hachas cubiertas”, (J11-J12, véase Gronemeyer y MacLeod [2010: 52-53]) [12] y en 9.11.16.8.18, 9 Etz’nab 6 K’ayab (14 de enero 669 d. C.) se dedicó el templo. Supuestamente Bahlam Ajaw construye un templo nuevo sobre una plataforma más antigua. La fecha del hotun faltante es muy importante en conexión con los ancestros de Bahlam Ajaw y volveré a este tema abajo. Solamente se puede especular sobre la presencia de Balun Yokte’ en los eventos anteriores, pero conocemos su participación en finales de periodo menores por la Estela 8 de Altar de Sacrificios, que también recorda una ceremonia del último hotun (9.9.15.0.0). Además, la genealogía biológica y mítica de Bahlam Ajaw en el contexto de 9.11.15.0.0 envuelve a las deidades patronas de Tortuguero, Yax Su:tz’ e Ihk’ K’ahk’ Ti’ Hix (véase abajo) y las mismas eventualmente ocurren junto con Balun Yokte’ en la vasija de los 11 dioses (K7750, Carl Callaway, comunicación personal, diciembre de 2010). 9 En conclusión, la aparición de Balun Yokte’ culmina una narrativa sobre el linaje de Tortuguero y sus “mnemotopos”, o lugares conmemorativos, en el sentido de Assmann (2002: 59-60). Como una deidad del tiempo que participó en la creación, era evidente para la elite de Tortuguero y su fondo mitológico que debía preparar el terreno para el retorno de Balun Yokte’, y Bahlam Ajaw será el anfitrión de su investidura. Bahlam Ajaw y sus referencias míticas a través el tiempo La aparición de Bahlam Ajaw como el organizador y garante del orden cósmico es visible en la presentación de su linaje en el párrafo final del panel central del Monumento 6 (figura 4, J9-K16). Ya mencioné la fecha 9.11.15.0.0 en la cual se ponía el depósito ritual. Seguidamente se refiere a Ix Wan K’oj, una señora de Palenque, como la “co- creadora” (Gronemeyer y MacLeod 2010: an. 56) e Ihk’ Mu:y Muwa:n I como padre. Él ya estableció una base para el retorno de Balun Yokte’ (lectura actualizada según Gronemeyer y MacLeod 2010: 54-57): ha-i-pi-ku-la AJAW-JOY-ni-ya ha[’]-i[’] pikul ajaw joy-n-i[ji]y Este (Ihk’ Mu:y Muwa:n), muchos gobernantes instaló. 9-IP-ni-ya K’AN-NAL-wa MOTZ?-yi-? SAK-BAK-IK’ bolon ip-n-i[ji]y k’an-nal [aja]w motz?-[V]y ??? sak-baak ik’[-il] Nueve (veces) se fortalecían el “Señor de Maíz Precioso” y ¿raíces? y la “Bestia de Nariz Cuadrada” y fuerza y aliento. yi-ta-ji u-K’UH-li IK’-K’AK’-TI’-HIX YAX-SUTZ’ y-it-aj u-k’uh-[i]l i[h]k’ k’a[h]k’-ti’-hix yax su:tz’ Acompañaron a sus dioses: el “Ocelote Negro de la Boca Fogosa” (y) el “Murciélago Turquesa”. ha-i xa-a-je-se yo-OL-la 8-ko-BAK-li-bi 4-EMACH-ma-cha ha[’]-i[’]-ax aj-es y-o[h]l waxak ko[k] ba:k-l-ib chan e[h]mach Estos efectivamente despertaron los corazones de “Ocho Tortuga Bakab” (y) “Cuatro Mapache”. u-tzo-lo-wa YAX-TZUTZ-PIK YAX-PET-KAB-NAL u-tzol-ow yax-tzutz-pik yax pet kab-nal Ordenaron el primer kalabtun (en) el “Primer Lugar de la Tierra Redonda”. ma-a ... K’AN-TUN-ni u-ti u-yo-no ma’ ... k’an tuun u-ti[’] No ... [destruido] ... La piedra preciosa (Monumento 6) es la boca (voz) de su (Bahlam Ajaw) linaje. De interés especial es la frase que menciona el primer kalabtun – un periodo de 57,600,000 días o alrededor de 157,700 años. Recuerda otros eventos de tiempo profundo antes de la era actual en la cual varios gobernantes mayas empezaron sus linajes cómo ancestros míticos. El caso de Palenque es famoso por la “Señora Matusalén”, la progenitora de la Triada Palencana (Lounsbury 1976, 1985, Stuart 2005: 180-183) que nació en 12.18.12.17.0, 1 Ajaw 18 Sek (12 de diciembre de 3140 a. C.) y se entronizó en 2.0.0.10.2, 9 Ik’ 0 Sak (7 de septiembre de 2323 a. C.). El Altar 1 de Naranjo (figura 7) también busca el origen de la dinastía de Aj Wosal en el tiempo primordial con la 10 entronización del “Cero Bestia de Nariz Cuadrada” en más de 2 piktunes antes de la creación (A1-A9) [13], cuando en el Tablero Oeste del Templo de las Inscripciones en Palenque se data esta ocasión (F9-G2) en una fecha 7.18.2.9.2.12.1 días antes de la entronización de K’inich Janab Pakal, que son 1,246,826 años hacia el pasado. Otros textos nos hablan sobre dimensiones temporales más grandes, pero lo único del Monumento 6 es la mención de que los dioses establecieron el tiempo mismo a través de la instalación del kalabtun que otra vez fortalece la referencia a la terminación del 13º bak’tun. ¿Es la ordenación del primer kalabtun también un pronóstico del mismo evento en el futuro que pasará el 20 de enero de 154591? Bahlam Ajaw también demuestra su poder como el cuidador y “maestre de espacio- tiempo” en el texto del Monumento 8, su banca de trono (Gronemeyer 2006a: 163). El texto del borde (figura 11) concluye con su parentesco (A21-A24 y continúa en la cara superior con el bloque B69), después de detallar las circunstancias de su aniversario de 7 tunes como gobernante en 9.10.18.3.10 (3 de enero de 651, A1-A20): 12-OK 8-PAX K’AL-[BIX]-ja K’INICH-AK-TUN-la EBET? ?-ma-ja NAH-ba BALAM-AJAW K’UHUL-BAK-AJAW lajcha’ ok waxak pax k’al-[a]j bix k’inich ak-tu:n-[i]l ebe:t ?-m-aj nah ba[ah] ba[h]lam ajaw k’uhul ba:k[-il] ajaw (En el día) 12 Ok 8 Pax estuvo envolvido el aniversario y el asiento lítico del Dios de Sol, el mensajero?, estuvo ?, la primera imagen y Bahlam Ajaw, Rey Divino de Tortuguero. u-hi-li-OK ji-? CHAN-na-NAL 5-KOKAN-K’UH K’AWIL ? 3-YOP-HUN-na-li BOL(AY)? TE’-? 7-OK-ja K’AWIL u-hil-ok-ij ? chan-nal jo’ kokan-k’uh k’awil ... ux yop-hu’un-al bolay? te’ ? huk ? k’awil Posan sus pies, “Bestia Culebra-Maíz”, “Cielo-Lugar Cinco-Espina-Dios”, K’awil, ... [destruido] ..., “Tres Hojas-Cintas ?”, “Dios Jaguar del Inframundo”, “Dios del Árbol-?”, “Siete-K’awil-Soportes”. TZUTZ[-ja]-u-7-HAB mo-tzo-ma-ya-se BALAM-AJAW-wa tzu<h>tz-[a]j u-huk ha’ab motz-ma-y-es? ba[h]lam ajaw Estuvo terminado su 7º tun (enel trono), estos le hacen “echar raíces”, Bahlam Ajaw. Esta lectura presenta algunos resultados preliminares de una discusión un debate reciente con Barbara MacLeod. Gran parte del texto queda oscuro. Como muestran textos paralelos en Chichén Itzá y Yulá con sustituciones, no se lee el signo k’in separado en combinación de la mano para k’al, “encerrar, recordar” (p. ej. k’a<h>l-aj u-woj-il, “estuvieron encerrados sus jeroglíficos”, Dintel 2 de Yulá, A3, Michael Grofe, comunicación personal, octubre de 2011). El infijo se lee BIX, según un desciframiento reciente de Péter Bíró, Barbara MacLeod y Michael Grofe (véase Gronemeyer y MacLeod 2010: an. 51), y el maya yucateco revela varios conceptos relativos a “terminar tiempo” para bix, específicamente un octavario, pero también cada época cumplida (Barrera Vásquez 1993: 58). El objeto en lo que concierne a el aniversario sigue con una referencia a la banca de trono (véase la frase paralela en el sarcófago de K’inich Janab Pakal, bloques 13-15, que lee pat-bu-n-iy u[y]-ak?-tu:n-[i]l ajan, “se dio forma al asiento de piedra del Dios de Maíz”), considerada como un mensajero del aniversario recordado, que ofrece un paralelismo con el párrafo del Monumento 6, que considera el 11 panel como la voz de la dinastía. Un verdadero enigma es el grafismo en la parte derecha de A5 con el signo del cuerpo acéfalo [14], con una afijación –m-aj de un verbo intransitivo derivado. Sigue la mención de una primera imagen, posiblemente en referencia a la siguiente frase nominal de Bahlam Ajaw. ¿Pór qué se considera Bahlam Ajaw como la primera imagen en el texto? Podemos especular sobre una imitación de un mito en esta ocasión (p. ej. véase el texto de la banca del Templo XIX de Palenque [Stuart 2005]). Necesitamos ver la iconografía del trono: los bordes que encuadran el texto muestran la cabeza de una bestia con hojas de maíz, probablemente idéntica al ser sobrenatural en el bloque A10 y similar a la cabeza del “Monstruo Celestial” (Schele y Miller 1986: 45) y la cinta celestial con el “Monstruo de Venus” en la Banca Jeroglífica 1 de Palenque (Robertson 1985: figs. 418-423). También existe un paralelismo entre los tres tronos mencionados en la Estela C de Quiriguá (B9- A13), igualmente representados en el Tablero del Palacio de Palenque. El monstruo en las esquinas del Monumento 8 contiene al Dios de Sol en su garganta. En otras palabras, representa la parte estrecha del Monumento 8 el camino diario del sol, pues también es el asiento de este dios. El texto del Monumento 8 continúa con la mención de siete seres sobrenaturales y la posición de sus pies que aparentemente funcionan como los soportes del dios K’awiil [15]. Desgraciadamente, el fin del párrafo asimismo no está claro, otra vez tenemos a Bahlam Ajaw, que es el sujeto de un verbo compuesto, aparentemente un causativo de la palabra motz, “raíz” [16]. El texto concluye con el parentesco de Bahlam Ajaw. Como demuestran el texto y la iconografía, los bordes del trono forman el cuerpo de la “Bestia Culebra-Maíz”, que forma parte del Dios de Sol y es el soporte de K’awil. Los dioses cuidan a Bahlam Ajaw y, como el párrafo del Monumento 6, este texto interrelaciona al linaje de Bahlam Ajaw con el destino de los dioses. La equiparación del trono con la cinta celestial eventualmente traslada a la señoría de Bahlam Ajaw a la esfera cosmológica: como cuidan los dioses a Bahlam Ajaw, entretanto gobierna el rey de Tortuguero y tanto persiste nuestro orden. Conclusiones El fin, no cerca está: la aritmética del calendario maya demuestra que la terminación del 13º bak’tun simplemente es el fin de un periodo y la transición a un ciclo nuevo, aunque esa fecha está carganda con un valor muy simbólico como la reflexión sobre el día de la creación. Bahlam Ajaw, el rey de Tortuguero se muestra como el garante de una transición seguro de tiempo, respaldado por sus dioses patrones. Todavía no entendemos lo suficiente de la religión maya clásica para llegar a una interpretación final – y supuestamente nunca vamos a hacerlo. En la eternidad de tiempo, la investidura de Balun Yokte’ para supervisar el fin del bak’tun es un pequeño paso para un dios y no necesariamente un gran salto para la humanidad. A la espera del futuro, nos podemos sumar al deseo del Tablero Oeste del Templo de las Inscripciones de Palenque (A10- B12): ichna’ik u tihmje’l awohl – “ojalá haya hecho la satisfacción de vuestro corazón” (Beliaev y Davletshin 2006: an. 26, véase MacLeod [1999] para el desciframiento), porque solamente pasará que ya pasó. 12 Agradecimientos Quisiera agradecer a la Arqlga. Laura Pescador Cantón y a los organizadores del Instituto Nacional de Antropología e Historia de México su generosa invitación a presentar mis propuestas sobre la llamada profecía de 2012 del Monumento 6 de Tortuguero en la VII Mesa Redonda de Palenque. Mención especial merece Barbara MacLeod, con quién trabajé estrechamente en la nueva interpretación de los Monumentos 6 y 8. Muchas de sus ideas, presentes en nuestro artículos precedente, enriquecen el presente. Pero nuestro trabajo anterior nunca habría llegado al estado actual sin la colaboración de muchos otros epigrafistas y mayistas. Por ello también mis agradecimientos a todos los Caballeros de Ni de nuestra Mesa Cuadrada Epigráfica, especialmente Carl Callaway, Michael Grofe y Yuriy Polyukhovych. Rocío García Valgañón corrigió mi español. En los casos no indicados de otra manera, todas las suposiciones y faltas son mías. Anotaciones [1] El artículo presente recapitula ideas nuevas sobre las inscripciones de Tortuguero basándose en trabajos recientes sobre el sitio (Gronemeyer 2006a) y el Monumento 6 (Gronemeyer y MacLeod 2010). Para informaciones adicionales sobre el sitio y su historia véase Mathews (1975), Riese (1978, 1980) y Arellano Hernández (2006). [2] En el artículo presente se aplica una correlación GTM con el factor 584.283 para todas las fechas gregorianas. [3] En parte, los dibujos previos se basaron en fotografías de calidad variada. Con la ayuda de las fuentes originales, se compuso un mosaico, que sirvió como base para el dibujo mostrando en la figura 1. Lo más importante es que una extensa discusión con colegas y epigrafistas entre 2009 y 2011 nos ha permitido re-interpretar los eventos conectados al fin del 13º bak’tun en el texto del Monumento 6. [4] Junto al contenido simbólico de los períodos superiores (como el piktun, kalabtun, etc.), su función también es claramente auxiliar en cálculos con fechas primordiales. Por eso, también tengo dudas de que las cuentas largas de monumentos como la Estela 1 de Coba contenga físicamente una cuenta de 20,178,189,473,684,112,000 días o aproximadamente casi 55,244,871,933,426,726 años antes de la fecha cero, como fue propuesto por algunos académicos (p.ej. Schele y Freidel 1990:430). Véase a Gronemeyer y MacLeod (2010: 4-7) para más detalles. [5] CHL: ili, “este, esta” (Aulie y de Aulie 1978: 37), iliyi, “este, esta” (Aulie y de Aulie 1978: 38); CHN: yl-a(h)y, “aquí” (Smailus 1975: 146), CHR: irah, “here, this place, now, present moment, moment of time” (Wisdom 1950: 484), YUK: lay, “este, esto” (Barrera Vásquez 1993: 441). [6] Véase Gunsenheimer (2002) y Boot (2005) para un debate intenso sobre el sujeto de la tradición de la historia según el patrón de los ciclos de k’atunes. [7] Véase Boot (2005: 174-175) para discusión. Porque no conocemos la base de los cálculos de Avedaño y Loyola, existen dos posibilidades: según Bricker (1981: 23), el k’atun 8 Ajaw ya empezó en 1695; según Boot (2005: 174) no fue antes de 1697. También véase Vayhinger-Scheer (1997: 34, 37-38, 42) para una edición crítica de la Relación, que deja dudas sobre este episodio, pues está la cuestión de que los itzáes estaban familiarizados con las cronologías de Yucatán. 13 [8] Sin duda, estos pronósticos están orientados al futuro, porque encontramos el mismo sufijo–om en estos textos como en el Monumento 6: emom chimal emom halal, “bajará el escudo, bajará la flecha” (Chilam Balam de Chumayel, f. 52v, traducción del autor). [9] Esta circunstancia no es insospechable, pues los libros de Chilam Balam no muestran consistencia entre sí en sus series de k’atunes especificas (Thompson 1950: 182). [10] Es muy interesante que se pueda analizar el nombre Maximón como ma, “él” y ximon, “atar” (Stanzione 2000: 54). El martes, su cuidador (telinel) monta el Maximó por partes (Christenson 2001: 182), y su cuerpo también está hecho de un bastidor de madera, emparrado por un cordón en un patrón cruzado de pohp. [11] Aparentemente se halló el Monumento 6 el año 1958 como cobertura de una tumba (Graham 1971: 61), aunque las circunstancias exactas del descubrimiento son oscuras. El contexto funerario seguramente sea secundario. [12] El nombre de la “Casa de Seis Tunes” es muy interesante. Si se calcula seis tunes atrás, se llega a 9.11.9.0.0.0, que es otra vez seis tunes y 16 días despues de la guerra de estrella contra Uxte’ K’uh en 9.11.2.17.14, 10 K’an 17 Yax (12 de spetiembre 655 d. C., véase Tortuguero Jade, B7-B12). Es la última guerra recordada en el corpus de Tortuguero. Se puede imaginar que el depósito ritual y la estructura conmemoran al fin de las campañas militares de Bahlam Ajaw, después los primeros seis años se dedicó la “Casa de Seis Tunes” y después seis años más ocurrió el depósito ritual (¿con seis hachas para cada año?). [13] El número de distancia está erosionado y no se puede reconstruir con seguridad. Igualmente, la frase paralela en la Estela 1 está muy borrada, y las dos reconstrucciones de Crumley (1991: 17) y Grube y Martin (2004, II: 4) no pueden funcionar por el cálculo usado. En todo caso, la fecha es aproximadamente 21,000 años a. C. [14] Existen algunas propuestas para la lectura de este signo con un campo semántico similar. El autor prefiere K’ECH o K’EBAL(A) por “(echar algo al) hombro”, mientras Yuriy Polyukhovych (comunicación personal, octubre 2011) propuso LUB, “caerse, cansarse, agacharse”, lo que también opina Barbara MacLeod. Victoria Bricker (2002) ya leyó NAK, “reclinarse, sentarse” en los códices. Debido a que tenemos una forma intransitiva en Tortuguero y también en el Tablero Central del Templo de las Inscripciones en Palenque (H9), el raíz parece ser transitiva (derivada) o nominal. También se usa el signo como un sustantivo, por ejemplo en el nombre de IX- CUERPO.ACÉFALO-AJAW de Palenque (p. ej. Tablero del Palacio, F8). En la Escalinata Jeroglífica 2 de Tamarindito, Grada 3, B1-B2 tenemos el signo antepuesto con k’e[ba]. Pero solamente en Ch’orti’ tenemos evidencia para “hombro” con /k’/ (p. ej. k’erejb’a [Hull 2005: 72] como el verbo derivado, también véase Kaufman [2003: 895-896]). La palabra k’ech aparece en varios idiomas mayas para “cargar, llevar” (véase Kaufman y Norman 1984: 124). El trono para cargar algo queda bien, pero necesitamos más investigaciones de todos los contextos y patrones de afijación. [15] El primero, una bestia con hojas de maíz también aparece en el Tablero del Palacio de Palenque (O4). Albert Davletshin (2003) analizó el Dios de Cinco Espinas. El cinco envuelve la misma cinta foliada que aparece en Palenque (p. ej. Tablero del Palacio, S3 y U6) que se deriva de la iconografía olmeca de maíz (Fields 1991, Gronemeyer 2006b: 15- 17). La lectura del nombre del Dios Jaguar del Inframundo como Bolay se basa en la afirmación de Barbara MacLeod (comunicación personal, octubre de 2011). El Dios del Árbol con la garra de jaguar también aparece en la vasija K2730 en una frase nominal y 14 en la Escalinata Jeroglífica 1 de Edzná (bloque 66) e iconográficamente en la vasija K4013. Como se analiza posiblemente el nombre de Balun Yokte’ K’uh como “Nueve son los soportes del dios”, los siete seres en el Monumento 8 podrían hacer referencia a los mismos como “soportes” de K’awiil. Con la sufijación de –aj, ok (normalmente “pie”) no hace alusión a una parte de cuerpo, sino más bien a objetos pertenecientes a K’awiil (véase Zender 2004: 199-200). Eventualmente, se también puede relacionar cada de los siete seres con un año de la regencia de Bahlam Ajaw como una personificación o un cargador de nombre. [16] La palabra motz significa “raíces pequeñas y delgadas” en maya yucateco (Barrera Vásquez 1993: 530). Con el sufijo yi, un logograma para cual Luís Lopes propuso MOTZ, aparece en el Monumento 6, L5 junto con los dioses patrones de Tortuguero (véase arriba y Gronemeyer y MacLeod [2010: 55] para la discusión). El grafismo siguiente con -ma-ye-se podría indicar un causativo de un incoativo en *-m-aj (véase MacLeod 1987: fig. 15). ¿Los seres sobrenaturales hacen Bahlam Ajaw de “radicar” en algo – cómo los ancestros en el Sarcófago de Palenque? 15 Figuras Figura 1 Tortuguero Monumento 6, panel derecho. Dibujo de Sven Gronemeyer (Gronemeyer y MacLeod 2010: fig. 1a). 16 Figura 2 Vista desde del pueblo José María Pino Suarez al Cerro El Tortuguero con la cantera. El centro del sitio arqueológico estaba localizada al pie del cerro a la izquierda (este). Foto de Sven Gronemeyer. 17 Figura 3 Palenque Templo de las Inscripcciones, panel oeste. Dibujo de Linda Schele. 18 Figura 4 Tortuguero Monumento 6, panel central. Dibujo de Ian Graham con alteraciones en la signatura del escritor de Sven Gronemeyer (2006: lam. 12). 19 Figura 5 Chilam Balam de Chumayel, detalle del folio 40r. Según la edicion facsimilar de Gordon (1913). 20 Figura 6 Códice de Dresde, página 60b. Según la edición facsimilar de Förstemann (1880). 21 Figura 7 Naranjo Altar 1, cara superior. Dibujo de Ian Graham (1978: 104). 22 Figura 8 La Corona Panel 2, bloques V5-V8. Dibujo de David Stuart (Houston 2008: fig. 3). 23 Figura 9 Vasija Kerr 2796, la llamada ‘vasija de los nueve dioses’. Foto de Justin Kerr. 24 Figura 10 El Maximón de Chichicastenango, Guatemala. Foto de Sven Gronemeyer. 25 Figura 11 Tortuguero Monumento 8, bordes. Dibujo de Sven Gronemeyer (2006: lam. 14). 26 Referencias Arellano Hernández, Alfonso 2006 Tortuguero: una historia rescatada. Ciudad de México: Universidad Nacional Autónoma de México. 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