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Los Cuadernos de Arte MINIMAL ART Y NEOGEO: AÑOS 60 Y AÑOS 80 Anna Mauri Luján E 1 carácter de este escrito no se ajusta ni a un modelo histórico-costumbrista ( el cual da preponderancia a la documenta ción técnica: descripciones de obras, autores y tendencias dentro de las coordenadas espacio-tiempo) ni tampoco a un modelo socio lógico propiamente dicho. Mi propósito es dar forma a unas observaciones personales sobre el arte contemporáneo, tomando como punto de partida el posible parangón entre el Minimal Art original y las recientes manifestaciones que se han dado en la temporada galerística 86-87 bajo la etiqueta de Neogeo, dentro del marco de la posmodernidad ahora vigente -aunque estos trabajos cuentan en realidad con una década de vida- (1). El modelo utilizado podría relacionarse con el mentalismo, en el sentido de dar prioridad a la idea sobre sus determinantes externos y sobre la forma adoptada por dicha idea, lo cual no indica la negación de estos factores como no relevan tes, sino simplemente que el eje de mi análisis está en aquélla y no en éstos. El objeto de estudio es la reapropiación de la tradición geométrica del arte, por parte del Neo geo, desde su origen en las vanguardias rusas has ta el Minimal Art (el último movimiento «mo derno» -versus «posmoderno»- que tuvo la geometría como factor clave en su obra) (2). Ello supone la prolongación de la actitud revi sionista propia de la posmodernidad (3) -que fue inaugurada por los neo-expresionistas ale manes en 1973, aunque se hiciera público bas tante más tarde (y no digamos ya en nuestro país). LA VUELTA DEL PENDULO: DEL ARTE CONCEPTUAL AL ARTE DEL OBJETO La saturación de vacío visual, rigor teórico y responsabilidad ético-social que el arte concep tual había provocado en la escena artística de mediados de los setenta, hizo que los artistas jó venes reaccionasen con un rechazo de tal situa ción y se colocasen en «el otro lado»: la vena sensual, vitalista e individualista que atravesaba toda la historia del arte (y lo que en origen no había pertenecido a esa vena, se recicló dentro de ella sin ningún prejuicio; así ocurrió, por 80 ejemplo, con la iconografía de la tradición greco romana). Así pues, el recién denominado arte posmo derno, detentado por esta nueva generación, po nía su mirada en las tendencias del pasado histó rico que otorgaban un protagonismo a la pintura como medio de expresión y recuperaban la re presentación empática. Se revisó el expresionismo alemán de princi pios de siglo; el fauvismo (a manos del pattern painting); el romanticismo, cuyas ideas implíci tas son el mismo caldo de cultivo que el de los neoexpresionismos de estos últimos años ( 4); el neoclasicismo, en viva dialéctica con el romanti cismo, que había mirado a la antigüedad greco latina con un fervor casi religioso identificándo se con ellas; el barroco; el cinquecento y quatro cento italianos (por parte de la transvanguardia italiana); e incluso el neolítico fue fuente de ins piración de algunos de estos artistas (Penk es un ejemplo representativo de ello). Pero la sombra del conceptualismo estaba más presente en aquellas obras de lo que podía parecer. Los nuevos presupuestos estéticos se habían gestado en el seno del arte conceptual y ahora servían de base a las diferentes prácticas artísticas de la posmodernidad: el pasado histó rico del arte pertenece a los artistas y estos pue den hacer uso de él como les plazca. La creación no está reñida con el pasado. Los signos se va cían de significado y dan lugar a la seducción del significante. Los términos han cambiado. Es la estética del objeto. El objeto como mercancía y la mercancía como el máximo móvil seductor de nuestra cultura. El conceptualismo se había me tamorfoseado en una estética completamente opuesta respecto a los contenidos pero su punto de partida seguía siendo el mismo: dar prioridad Los Cuadernos de Arte a la idea sobre la intuición más o menos incons ciente. El artista ya no podía participar nunca más de esa inconsciencia inocente, aunque tam poco en la modernidad lo había hecho; su pos tura ética parecía ser ahora el cinismo. RETORNO A LA PINTURA Volviendo al tema de la «nueva» postura de los artistas, cabe decir que no era el momento de fijarse en la vena geométrica, más fría y con tenida, sino todo lo contrario. Parecía que todos los placeres de los que el arte estaba dotado rei vindicaban de nuevo su lugar y la salida de emergencia más accesible era el retorno a la pin tura, por encima de la escultura o de otros pro cesos más indirectos y proyectuales. La pintura es, por esencia, el medio más ilu sorio, y por ello se ganó la condena de Platón, quien la menospreciaba especialmente entre las demás artes por intensificar la dependencia del hombre respecto de las imágenes ilusorias (5). El espacio bidimensional se separa del mundo real por pura física y convierte todo lo que se vierte sobre él en un simulacro, en un signo, en una ilusión o una «doble» imagen de lo que «es». Al igual que en el sueño, todo lo que suce de dentro de ella está condenado a ser artifi- Diseño tonto. 1982. Enza Cucchi. 81 Edward delante del espejo (Munch). 1982. G. Base/itz. cioso, interno, hermético y difícilmente transfe rible. Respecto al proceso, su potencial rapidez de ejecución (sobre todo desde los nuevos colores al óleo y el extendido uso de acrílicos y collage) la acerca a la reflexión dibujística y permite un trasvase más directo y vital de la idea del autor a la imagen que construye. Otro factor importante, que hace de la pintura un medio ideal de expresión para las tácticas artísticas de la posmodernidad, es la utilización que los artistas han hecho del lenguaje «infor malista» surgido en los añs 50, construyendo un lenguaje hibridado que, aunque diverso en cada caso, tiene en común a todos ellos el carácter di bujístico, de impronta directa y acumulación de iconos y gestualidades, lo cual permite una au togeneración y autorrotación de imágenes a una velocidad muy considerable. Esta manera de tra bajar, que no estaba ligada a ningún canon -ni figurativo ni abstracto- y por tanto no estaba marcada por la «rectificación» y tenía la medida del gesto como unidad morfológica, permitía producir una gran cantidad de «objetos de arte» en poco tiempo -partiendo del supuesto de una profesionalización del trabajo-. Así pues, no es casual que un medio de ex presión tome preponderancia sobre los demás en un momento determinado de la historia. El caso de las obras de Cucchi, Penck, Baselitz, et cétera, es representativo de lo que he estado di ciendo. Sobre estos artistas se ha escrito mucho, Los Cuadernos de Arte tratando la obra en su individualidad o en su re lación con otras obras de una misma serie, pero muy pocas veces se han tenido en cuenta aspec tos tan importantes como la rentabilidad de las imágenes, con todo lo que ello supone para la di fusión y comercialización de la obra. En el arte actual, es tan importante la producción de una obra como su futura promoción y difusión (este presupuesto lo introdujo Smithson, el autor de la obra más famosa de los años 70, Spiral Jetty, clasificada dentro de la rama del arte conceptual relacionada con la tierra como materia prima, el Land art). La promoción y difusión dependen en gran medida de la cantidad y diversidad de obra producida por un artista en un determinado lap sus de tiempo; el enfoque comercial no es el mismo si el objeto a vender son 100 unidades ó 1.000, y lo mismo ocurre con la homogeneidad o diversidad de las piezas. El proceso de trabajo y los resultados obteni dos están íntimamente ligados y se dan pistas mutuas para ulteriores realizaciones del artista. RETORNO A LA EMPATIA El retorno a la pintura estaba ligado a una vuelta a la empatía, en el sentido que le da W. Worringer en Empatía y Abstracción (6). En las últimas décadas ( desdeel pop art y el Mini mal Art) había predominado lo abstracto y lo simbólico -lo prototípico- como temática de la pintura, lo cual respondía al concepto purista y de élite que se había otorgado a este género, el cual debía ser espejo del espíritu transcendenta lista del artista, en el que convergían todas las fuerzas del universo. De este modo, incluso la iconografía de Warhol podría definirse como abstracción en la medida en que las imágenes eran símbolos y no seres u objetos particulares y concretos sujetos a cambios. En las primeras manifestaciones de la pintura neoexpresionista, se observa un viraje de lo ge neral a lo particular, de lo abstracto a lo empáti co. Hay un fuerte interés por la temática de la cotidianeidad, del entorno físico cultural real. Así como el expresionismo abstracto había man tenido una empatía más ligada al entorno estric tamente individual-espiritual, el neoexpresionis mo (siguiendo más de cerca la tradición de «Die Brücke») se acerca al entorno sociocultural, aunque se mantenga una fuerte dosis de subjeti vidad y culto a lo individual. COMPOSICION Y REVISIONISMO EN LA PINTURA POSMODERNA Esta segunda parte contiene dos reflexiones interpretativas, la primera de carácter diacrónico y la segunda de carácter sincrónico. En la primera trataré genéricamente el modo en que los enunciados estéticos de la posmoder nidad han ido configurando un tipo de organiza ción del cuadro que no se conocía con anteriori- 82 dad. Diferenciaré dos etapas: la «primera» pos modernidad (así denominaré a los diferentes grupos de obras que se mueven dentro de la ve na empática-expresionista) y la «segunda» (que incluye el revisionismo de la tradición abstracto geométrica del arte para inmiscuirse después en el terreno del arte conceptual). Así pues, esta primera parte se centra en los dos principales períodos del desarrollo de la composición en las obras pictóricas de la posmodernidad, los cuales se dan paralelamente al cambio cronológico de los referentes que se revisan: primero la tradi ción empática y después la tradición abstracta, siendo esta última nuestro objeto de estudio. En la segunda parte, haré una incursión en el período del Minimal Art en la medida en que co necta con la «segunda» posmodernidad y nos lleva más allá de ella para aproximarnos al dis curso privativo de las obras neogeo. INTERPRETACION DIACRONICA Es muy delicado hacer una interpretación es trictamente diacrónica, puesto que las fuentes no son claras: al solaparse la cronología de la producción real de las obras con la de su presen tación en el mercado, se hace difícil interpretar los diferentes aspectos de la composición de la «primera posmodernidad» como una construc ción progresiva. De todos modos, pienso que es más fiel a la «realidad» una construcción tipoló gica, reservando la clasificación cronológica a una sola partición: «primera» (neoexpresionis mos) y «segunda» (neogeo y neoconceptual) posmodernidad. Incluso en este caso, se ha de reconocer la falibilidad de dicha partición, pues to que estamos hablando de un lapsus de tiem po muy limitado y de un espacio cultural muy amplio e interconectado, haciéndose muy difícil afirmar la no intersección de ambos períodos en el espacio y en el tiempo. Otro problema metodológico se presenta con la identificación de grupos de artistas por facto res circunstanciales y sociológicos, lo cual lleva a confusiones, puesto que tal clasificación no suele coincidir con la que responde a un análisis estilémico y conceptual más estricto y metodo lógico. De ahí que no entre en grupos concretos y trate las obras de toda la «primera posmoder nid�d» de un modo genérico. El concepto de palimpsesto La aportación de todas las llamadas posvan guardias (que no deben confundirse con las neovanguardias) podría analizarse desde la com posición. Las aportaciones plásticas han de basarse siempre en algún elemento determinado como eje vehiculador de su transgresión: por ejemplo, el fauvismo enfatizó el color, aportando una nueva utilización de éste. La posmodernidad artística ha basado su Los Cuadernos de Arte Batalla de cuadros. 1977. Anselm Kiefer. transgresión en la composición, en la cual han convergido los presupuestos estéticos básicos de su estrategia. Simón Marchán ha utilizado una metáfora bastante exacta del sentido de la com posición posmodernista: el palimpsesto, que ha ce referencia a las diversas imágenes sobrepues tas en un mismo papel en la Edad Media, debi do a la carencia de materia prima para el soporte (7). Así, un papel era utilizado varias veces a lo largo del tiempo; y la imagen anterior no queda ba nunca borrada del todo, de manera que algún rastro de las diferentes imágenes se iba superpo niendo, conservando cada una algo de su anti gua presencia. Este término no sólo es represen tativo de la realidad plástica tangible que nos en contramos al analizar las imágenes, sino que puede ser el símbolo de un criterio estético al que se le denomina posmodernidad, y que se ca racteriza por mirar al pasado sin los prejuicios de las vanguardias clásicas ni el fervor devoto de los revivals. Podríamos decir que el concepto de palimpsesto es la solución plástica fundamental en la que ha derivado la irónica propuesta cita cionista y revisionista de la posmodernidad. Las 83 producciones anteriores se ven como posibles herramientas de trabajo y no como ídolos de la tradición que hay que destruir. Pues una de las lecciones que el artista ha tomado al pie de la le tra en este final de siglo es lo que Rimbaud ya predicaba: «Hay otros mundos, pero están en éste». El futuro es una ilusión que se construye con el pasado. Al perder el carácter de ídolo, to da la imaginería anterior se pone indiscrimina damente al servicio del artista, como en un hi permercado, donde todo puede comprarse y me terse en el mismo carro. En un primer momento, parecía que la liber tad de elección era total, no sólo en la teoría si no también en la práctica. Pero la distancia de unos pocos años ha bastado para reconocer la mirada selectiva y tendenciosa que, inevitable mente, se había hecho sobre la historia del arte. Como he apuntado al principio, todas las opcio nes vitalistas y expresionistas (ligadas a la tradi ción de lo empático) fueron recuperadas, mien tras que la tradición geométrico-abstracta, más rigurosa y austera, fue dejada de lado. Se volvió a la pintura en su sentido tradicional (me refiero Los Cuadernos de Arte al punto de partida: colores sobre una superficie bidimensional) para llenar los lienzos de gesto, materia, formas orgánicas, colores de todo tipo, que dieron lugar, a partir de los nuevos presu puestos estéticos, a una composición que conte nía importantes innovaciones espaciales. El concepto de deconstrucción Antes de exponer los factores que conforman la composición de la «primera posmodernidad», voy a definir un concepto básico en el presu puestario posmoderno y en la génesis de dicha composición: la deconstrucción. Este término, que surgió en el discurso filosófico posestructu ralista [aparece por primera vez en Lyotard en Discurso y Figura (1971)], ha pasado a la teoría del arte con un gran peso específico. El siguien te texto de Derrida esclarece el porqué de la im portancia de este término filosófico en el ámbito de la teoría contemporánea del arte: «La deconstrucción de una institución pedagógica y todo lo que implica. Lo que esta institución no puede soportar es que nadie se entremeta en el lenguaje ... Puede aguantar con más facilidad las clases de «contenido» ideológico en apariencia más revolucionario, mientras que ese contenido no toque las fronteras del lenguaje y todos los contratos jurídico-políticos que garanti za» (8). Hal Foster interpreta dicho término dentro de la teoría del arte: «Con este modelo textual, resulta clara una estrategia posmodernista: deconstruir el modernismo no paraencerrarlo en su propia imagen sino a fin de abrirlo, de rees cribirlo; abrir sus sistemas cerrados ( como un museo) a la «heterogeneidad de los tex tos» (Crimp), reescribir sus técnicas univer sales desde el punto de vista de las «contra dicciones sintéticas» (Frampton) ( ... ), en una palabra, desafiar sus narrativas domi nantes con el «discurso de los otros» (Owens)» (9). El concepto de palimpsesto, podríamos afir mar que es la metáfora plástica del concepto de deconstrucción teorizado por Lyotard y Derrida. En el campo de la pintura, la deconstrucción parte del citacionismo más o menos literal de lenguajes plásticos anteriores. Dependiendo del grado de literalidad de cada deconstrucción y de los referentes citados, podemos hablar de hibri dación ( el palimpsesto se da básicamente en es te tipo de deconstrucción), autodesacreditación o simulacro (10). Se dan casos más ligados al si mulacro en las posturas más conceptuales, sien do la hibridación -y todavía en mayor medida la autodesacreditación- más propia de posturas expresionistas y vitalistas. El citacionismo suele ser más literal al principio de la construcción de 84 un «estilo», actuando como escape rápido de reacción a posiciones anteriores; y a medida que pasa el tiempo, aquella cita literal va tomando (en el mismo artista o en otros) una envergadu ra que la hace inconfundible con sus fuentes de un modo mucho más determinante que antes, y le da una riqueza de posibilidades que al princi pio no se mostraban. La composición en la pintura de la «primera posmodernidad» En la pintura de la «primera posmodernidad», la descontextualización formal se utiliza como método creativo. Se ha pasado «de la búsqueda de unidades formales de coherencia interna, a la descodificación y a la potenciación de la propia dinámica creativa con todas las complejidades espaciales y temporales que de ello se derivan ( ... ) Se ha cambiado, pues, la visión temporal e histórica monolineal por la concepción de un universo resultado de una sucesión aditiva de si tuaciones, tiempos, imágenes y espacios que no guardan un orden cronológico y excluyente, si no que se manifiesta en secuencias dinámicas que se interpolan y superponen» (11). El énfasis obsesivo en el individualismo ha llevado al plan teamiento de variables plásticas de muy distinto signo y a gran diversidad de temáticas -aunque todas ellas dentro del marco de lo particular y cotidiano-, cada una de las cuales plantea pro blemas compositivos distintos. Los factores de esta nueva organización del espacio pictórico pueden resumirse así: 1.-«Incorporación del componente figurativo al proceso creativo con una visión aditiva y no como una visión sustractiva que impida su rela ción con los más diversos sistemas pictóricos, desde los matéricos hasta los abstractos.» (Ejemplos: figuración no figurativa de Baselitz; abstracción figurativa de A. Kiefer; Schnabel). Este retorno a la figuración es el que da la po sibilidad de trastocar la noción vanguardista de cuadro, aplicando los resortes compositivos que la abstracción había hecho posibles, a la repre sentación figurativa; dando a ésta nuevas posibi lidades semánticas a partir de una nueva organi zación composicional. Así, la innovación no está en el componente figurativo en sí, sino en que su tratamiento está determinado por la concepción del espacio bidimensional desarrollada por la abstracción, abandonando el tratamiento «tridi mensional-ilusorio» del que había sido objeto a lo largo de toda la Historia del Arte. 2.-«Inversión de los valores arriba-abajo, tras tocando así, la lógica visual y compositiva ( ... ) atribuye al significante plástico un valor de sig no autónomo ajeno a toda convención estética o perceptiva.» (Ejemplo: Baselitz). 3.-Superposición de imágenes. «En la actuali dad, aunque los principios que dan lugar al efec to espacial son los mismos, la resultante ve au mentada su complejidad al intervenir elementos Los Cuadernos de Arte Sin título. 1982. M. Paladino. de la capa primera de carácter volumétrico y fi gurativo que poseen ya, en sí mismos, cualida des espaciales y de orientación». (Ejemplo: Da vid Salle). Los aspectos que cito a continuación son los verdaderamente privativos de la pintura que nos ocupa: 4.-«Solapación yuxtaposicional de espacios» (Ejemplo: P. Chevalier). 5.-«Yuxtaposición de imágenes» (J. Irnrnen dorf) o de unidades formales (David Salle). 6.-«Superposición estratigráfica» (Ejemplo: A. Kiefer). Vuelvo a traérnoslo. 1982. J. lmmendo,j. 85 (Respecto a los soportes) 7.-«Acurnulación de soportes regulares» (Ejemplo: E. Tatafiore, D. Sultan). 8.-«Unión de soportes irregulares y de distin to tamaño» (Ejemplo: David Salle). 9.-«Incorporación de objetos tridimensiona les» (Ejemplo: M. Paladino). Concluiré este resumen esquemático con una cita de J. Rodríguez Sánchez. (Ver nota 11): «Lo académico, dogmático y apriorístico se desmoronan, dando paso a la sustanciabi lidad compleja de las cosas y comporta mientos humanos, en otras palabras, a la acumulación de significados y significantes distintos y a la formación de obras artísticas de apariencia nueva.» De la primera a la segunda posmodernidad. Cambio de dirección en el arte del «Post» La evolución de la pintura en la posmoderni dad es paradójica en extremo desde su naci miento, ya que la propuesta inicial no tiene nada que ver, aparentemente, con las últimas pro puestas que estarnos contemplando. Hubo un primer revisionismo de las vanguardias indivi dualistas (o expresionistas). Una vez agotadas las posibilidades de éstas, se emprendió un se gundo revisionismo, esta vez de las vanguardias racionalistas (también llamadas geométricas o abstractas), y por tanto convencionales, univer salistas, convencidas de que era posible crear un lenguaje universal que llevara a un entendi miento de todos los hombres. Estas vanguardias tenían un alto sentido social integrador del indi viduo en el grupo. Su moral tenía mucho que ver, en algunos aspectos, con el platonismo. De hecho, es en estas vanguardias (neoplasticisrno, suprernatisrno, productivisrno, Bauhaus) donde surge el origen del diseño y la arquitectura mo dernos. Lo que había empezado con una recuperación de las vanguardias individualistas ( explicitación de la subjetividad del individuo, velada de exis tencialismo) deriva en una recuperación de los orígenes de las vanguardias «sociales» (subjeti vidad implicada en el objeto de un modo encu bierto, colocándose aquélla en un segundo tér mino de visibilidad). Pero hemos dicho al prin cipio que el arte «post» no pretende revivir el pasado sino transformarlo. Así pues, habremos de analizar la transforma ción que ha operado el neoexpresionisrno y el neogeo respectivamente. Es común a ambos la distancia irónica -o quizás más bien dicho, cíni ca- que mantienen con los elementos que recu peran de la historia del arte, lo cual convierte su obra en una «pintura de una pintura» y por tan to en una «maniera», en un formalismo; pero tras esa forma autorreferencial se esconde una alegoría que sobrepasa el lenguaje del pasado para emitir nuevas significaciones. Una signifi- Los Cuadernos de Arte cación implicada en toda la obra «post» es la no creencia en los conceptos de creación, originali dad, genialidad, potencial revolucionario y pro greso en el arte, tal como fueron interpretados por las vanguardias clásicas. A pesar de todo, los neoexpresionismos se identificaron con algunos de los valores de las tendencias artísticas a las que habían saqueado: megalomanía, autoconciencia de genio, autovi sión del artista como punto convergente de las fuerzas cosmogónicas que lo catapultaban hacia una producción frenética e inspirada, inclusión de la huella individual en la obra, etc. Sus alego rías hacían referencia al canto, al individualismo y a lo asocial, aunque su forma se insertara en el mercado dela estética «innovadora» y, por tan to, vendible. El Neogeo ha intentado solventar esta parado ja, metamorfoseándose en mercancía total y ab soluta (en el sentido que Baudrillard da a esta expresión en Las estrategias fatales). La forma, al recuperar la tradición geométrica, se confun de con la iconografía del diseño gráfico actual a la que aquella dio lugar y con la estética propia del objeto de consumo actual; y la alegoría pre dominante es la alusión a la falta de significa ción de ningún tipo que no sea la decoración: si el objeto de arte ha devenido una mercancía, que su forma se adapte a su destino, que se vuelva transparente: «Si el objeto puede fascinar al sujeto y se ducirlo, es precisamente porque no irradia una sustancia o una significación propia. El objeto puro es soberano porque es aquello sobre lo cual la soberanía del otro acaba por romperse y caer en su misma trampa. El cristal se venga.» (J. Baudrillard: Las estrategias fatales) Tras esta reacción de resistencia, que es la que propiamente se ha llamado neogeo, se ha desencadenado una acción más amplia que ha recibido el nombre de posconceptual. Aquí la forma conserva todo el travestimiento de la mercancía pura pero el planteamiento de alego rías se marca otras metas más allá de la pura ne gación de significados: el objeto de arte se carga de connotaciones políticas, sociales, psicológi cas, etc., construyendo un aparato crítico frente al contenido cultural en el que circulan sus obras. Así, al igual que en los neoexpresionis mos, la obra toma conciencia de la producción de alegorías que genera, pero el contenido de unas y otras pertenece a presupuestarios muy distintos: el neoconceptual y el neogeo no ali mentan el genio individual sino que presentan su individualidad subliminalmente a través de alegorías que atañen al aparato social. Así, la diferencia entre el neoexpresionismo y el neogeo está en que el primero presenta un subjetivismo explícito mientras que el segundo presenta un subjetivismo encubierto tras sus 86 alegorías, las cuales constituyen el eje central de su obrL La diferencia entre el arte del «post» y las vanguardias clásicas está en que el primero per mite y potencia la doble lectura (forma y alego ría), mientras que las segundas pretenden una autorreferencialidad absoluta. La siguiente frase de Max Faust aclara esta idea: «El arte como contexto desmitifica la autorreflexibidad del ob jeto obligando a éste a integrar contenidos que pervivan a modo de código secreto». Dan Came ron, en su artículo «El arte y su doble», presenta a Jasper Johns como el primero en potenciar es ta doble lectura para la obra de arte moderna; pero fue más tarde el arte conceptual quien la asentó definitivamente mediante la idea del arte como contexto. La composición en la «segunda posmodernidad» Al hablar de la «Primera posmodernidad», he mos señalado la deconstrucción como concepto eje del presupuestario estético del arte «post» y el palimpsesto como su más lograda metáfora plástica. En la «Segunda posmodernidad», la de construcción se traduce en métodos composi cionales más cercanos a la autodesacreditación y al simulacro que a la hibridación explicitada en el palimpsesto. Parece que el objetivo «a priori» marcado por la estética «post» vaya adecuando progresivamente su discurso formal a su discur so teórico. Las estrategias más literales (palimp sesto) van siendo sustituidas por otras más en cubridoras y subliminales (simulacro y autode sacreditación). En el palimpsesto, gran parte del proceso «biológico» de la obra quedaba patente en la superficie del cuadro. El reciclaje de la his toria del arte se hacía al descubierto, de un mo do manifiesto, provocativo y espectacular. En el neogeo, primera manifestación de la segunda posmodernidad, la provocación no viene dada de un modo explícito, sino que los mecanismos de construcción y composición de la obra divi den el proceso en anteproyecto y ejecución. El resultado final está más cerca de la tradición geométrico-abstracta que de la empática, más cerca de lo racional que de lo intuitivo, más cer ca del diseño gráfico que del objeto pictórico concebido por el arte tradicional. El palimpsesto mostraba la estratificación y/ o yuxtaposición de las diferentes imágenes, mientras que la nueva estrategia neogeo sólo muestra el estrato final, el cual sintetiza un proceso de simulación ope rado sobre el imaginario visual de la tradición vanguardista abstracta. Tenemos, por el momento, dos factores defi nidos: referente citado -constructivismo, supre matismo, neoplasticismo, concretismo, pop, conceptual, op art, minimalismo, etc.- y la ope ración realizada sobre él: el simulacro. Llegados a este punto, lo menos importante es la consta tación empírica en los casos concretos, diseccio nando los factores composicionales, ya que en Los Cuadernos de Arte Summer. 1985. Jasper Johns. este caso, éstos están tomados prestados, casi li teralmente, de los referentes antes citados, e in cluso de elementos de la «Primera posmoderni dad» (sobre todo en lo que respecta al uso de los soportes) (12). De todos modos, haré un recuento de los principales factores compositivos que operan en el cuerpo real de las obras etiquetadas como Neogeo. 1.-La geometría toma un papel protagonista en la composición global de la obra, dando así nombre a este grupo de imágenes: Neogeo. 2.-La imagen se simplifica al centrar su temá tica en motivos geométricos. En este caso, sim plificación significa homogeneización de ele mentos y no reducción del número de estos (lo cual podría darse o no). 3.-Según cada artista, el número de elemen tos geométricos formales que componen cada obra es mayor o menor, pero, en general, se tiende hacia el mínimo número de elementos, lo cual es factor común de casi todas las van guardias abstractas del siglo XX en Occidente. Los recursos más comunes para llevar a cabo tal estrategia compositiva son los siguientes: A.-La línea recta como contorno de las figu- 87 ras, aunque también se incluyen curvas -la mayoría de ellas regulares-. Al reducir los con tornos a rectas y curvas regulares, los elementos discretos de la composición se homogeneizan casi por completo. B.-Uso de colores planos, tanto desde el pun to de vista de la paleta como el de la materia, lo cual remarca el carácter homogéneo geométrico de la composición, sin que existan «ruidos» vi suales. C.-Utilización de una gama muy restringida de colores donde el blanco y el negro suelen ser los colores que se utilizan para estructurar y co nectar el espacio. D.-Fondo unitario, global, en la mayoría de los casos; o dividido en pocas partes. Si se da la partición, ésta suele obedecer a las leyes de si metría, concentricidad circular o cuadrada o de tramado. E.-Uso de una serie muy restringida de for mas, donde las primarias -cuadrado, circuito, triángulo y rectángulo- son las predominantes. F.-Predominio de formatos regulares, y con frecuencia del formato cuadrado (Peter Halley, Matt Mullican y G. Rockenschaub lo usan prác ticamente siempre). G.-Aunque también se trabaja en formatos grandes (pero de ningún modo tanto como los neoexpresionistas), el formato pequeño vuelve a valorarse por su capacidad de homogeneización y concentración de la imagen, así como por sus connotaciones más directas del objeto de arte como mercancía circulante. H.-Se tiene muy en cuenta la distribución de espacios en el cuadro, puesto que es la cuestión técnica más importante a resolver, si se preten de que, a pesar del lenguaje abstracto y geomé trico, la imagen tenga un máximo de pregnan cia. Se tienen en cuenta las leyes de la gestalt. Las ilustraciones son suficientes para observar a primera vista la gran coincidencia formal y compositiva que se establece entre todos ellos, de un modo genérico. Es difícil distinguir, en al gunas ocasiones, una obra de 1910 de una de1980, a partir estrictamente de la composición. Se trata más de matices que de diferencias fuer tes. En líneas generales, la diferencia se puede establecer en el grado de austeridad de la obra: las piezas del Neogeo se permiten más intromi siones de elementos extraños a lo puramente geométrico: letras, siluetas de cabezas, labios u otras figuraciones (Rockenschaub), formas on dulantes e incluso organicistas (Taafe ). Lo que se deduce de todo lo dicho hasta aho ra es que las características privativas definitorias del Neogeo se sitúan más allá del plano composi tivo, puesto que si no fuera así, no existirían como distintas a las obras de otras épocas de fa abstrac ción geométrica. INTERPRETACION SINCRONICA He reducido el campo de estudio a la reapro- Los Cuadernos de Arte Two Cells with Circulating. 1987. Peter Halley. piación del Minimal Art -dejando en la periferia el tratamiento de la reapropiación de las van guardias rusas, el neoplasticismo, etc.- por tres razones. La primera es de carácter metodológi co, y consiste en desvelar un caso concreto co mo modelo para posteriores estudios de otros casos. La segunda razón se basa en el hecho de que el Minimal Art se hace eco de toda la tradi ción abstracta anterior en una serie de factores que convergen en el adjetivo que lo denomina: mínimo. La tercera es de carácter circunstancial: el Neogeo es la continuación cronológica del Minimal Art, si circulamos por el camino de la tradición geométrica, lo cual hace más pertinen te tomar como ejemplo dicha reaparición. El Minimal Art propiamente dicho cuenta con más representaciones en el terreno de la escul tura y la instalación que en el de la pintura. Esto puede parecer paradójico frente al hecho de ele gir justamente este movimiento para un coteja miento estético y plástico con las pinturas Neo geo, pero no lo es si nos situamos en un plano mentalista y no solamente formalista: el Mini mal Art sintetiza gran parte de la tradición abs tracto-geométrica y emite una poética propia, que es la que aquí examinaremos en relación con el Neogeo. Debido a los límites de este escrito, constreñi ré el parangón, dentro de lo posible, a las mani festaciones pictóricas, dejando la escultura y la instalación para un posible estudio ulterior rela cionado con el llamado arte posconceptual. Es curioso analizar el entorno histórico de ambos movimientos para ver que los dos surgen como reacción a una tendencia expresionista vi gente, donde la pintura es el medio protagonis- 88 ta. Y ambos dan lugar a una tendencia concep tual, donde la escultura y la instalación toman protagonismo sobre la pintura. Tanto el Mini mal Art como el Neogeo tienen sus primeras manifestaciones en la pintura, aunque en segui da deriven hacia la tridimensionalidad. Es un momento «puente» donde se elaboran las res pectivas poéticas, sobre un terreno que permite mayor velocidad de ejecución y mayor oportuni dad de reflexiones encadenadas sobre lo que se está construyendo. Las pinturas minimal y neo geo son, frente a los proyectos que las suceden respectivamente, anteproyectos de alto grado de reflexión teórica donde se delimitan las estrate gias de trabajo y las posturas estéticas que for marán el corpus poético de aquéllos. Lo primero a señalar es el origen común de ambos movimientos: la tradición geométrica y racionalista, latente y manifiesta a lo largo de to da la historia del arte, que se apoya generalmen te en el axioma «menos es más», tanto respecto a los materiales, la forma, el color, como el de seo de síntesis, simplicidad y alejamiento de ex periencias de corte naturalista o expresionista, pertenecientes a una tradición empática. Esta reacción antiexpresionista se basa en una nueva mirada al orden formal y un sentido clásico de la contención. Estas declaraciones de Donald Judd en 1965, cuando todavía era pintor, constatan lo dicho: «Supongo que una de las razones de que mi obra sea geométrica es el deseo que ten go de que resulte simple, sencilla; por otra parte, busco también resultados no-naturalís ticos, no-imaginativos y no-expresionistas.» Los Cuadernos de Arte Dentro de esta tradición geométrica, el arte minimal se inscribe concretamente dentro del arte serial. Paul Klee trabajó también en esta línea y reflexionó sobre el orden estructural, identificándolo como una de las dos posibilida des de agrupación formal. La agrupación estruc tural ( o dividua!) consistía en la repetición de elementos iguales, mientras que la individual era una organización basada en la desigualdad y la diferencia. Simón Marchán (13) ha observado que la episteme del siglo XX conduce a la agru pación estructural a través de dos conductos: - La pervivencia de la episteme clásica en la modernidad lleva a la contemplación de la medi da y el orden, conceptos del racionalismo clási co, desarrollados a lo largo de la filosofía desde Descartes a Leibniz. El Minimal Art canaliza es te interés mediante el culto a los «principios pri meros» de cada arte. - El reciente retorno al lenguaje enfatizado por Foucault. Desaparecen ya con Diderot los mecanismos de la semejanza (entendida como imitación), y la «belleza» pasa a identificarse con la percepción de las relaciones. Delauney, Mon drian, Klee, Kandinsky, Van Doesburg, etc., proclaman la poética de la forma significante. Las nociones abstractas, los primeros principios de la razón ilustrada, son suplantados por los universales sintácticos de la razón tecnológica, los cuales se producen a partir de sistemas que propugnaban no sólo una formalización sino una matematización de lo artístico a través de la combinatoria y la estadística. Es a partir de aquí que el arte empieza a reple garse sobre sí mismo, sobre su estructura imma nente, una vez abierta la brecha cada vez más infranqueable entre el arte y la realidad, «como si no tuviera otra ley que afirmar más que su existencia escarpada, ni nada que decir, a no ser su propia forma» (14). De ahí la afirmación constante del Minimal Art del carácter no referencial de los «objetos» que produce, para los cuales niega toda relación de alusión o ilusión de lo externo a su fenome nología. El título más común de sus obras es «Sin título». La paradoja de esta postura está en que sus representantes cayeron en lo mismo que sus predecesores a los que criticaban: el hermetismo semántico, que tanto puede venir dado por una interpretación transcendentalista en exceso como por una negación a cualquier ti po de interpretación. Así, cuando Stella procla maba el anti-dogmatismo de sus cuadros negros, estaba produciendo el mismo efecto que Po llock, cuando casi entraba en trance girando so bre sus telas. Al ser acusados de reduccionistas y racionalis tas, los artistas minimal se defendieron del si guiente modo: - No aceptación del reduccionismo moder nista, sino del enriquecimiento a través de con cepciones inexploradas del objeto, la forma, el espacio, el color, los lazos con el espectador, etc. 89 Green, Blue. 1987. Phi!ip Taaffe. - Sin abdicar de un cierto pensamiento lógi co, el minimalismo se siente más seducido por la génesis, por la constitución de los órdenes co mo series empíricas (15). Algunos artistas neogeo han continuado titu lando sus obras «Sin título» (Rockenschaub, Ar mieder), pero este gesto funciona más como una manera, un guiño al pasado, que como un deseo de no-referencialidad. En mayor o menor medi da, una pintura neogeo forma parte del discurso cultural que la rodea, haciendo alusiones al len guaje del control económico y político -códigos publicitarios- (Matt Mullican, G. Rockens chaub); al lenguaje de la informática -de hecho, los cuadros de Federle, por ejemplo, han sido computerizados-; a la historia del arte (Halley, Taafe, Schuyft); a la máquina y el diseño indus trial; poniendo en duda los modos de autoría aceptados; recodificando el medio ambiente físi co (Mullican,Halley, Tim Rollins), etc. La su per-competencia del «espectador ideal» está tan desarrollada a causa del bombardeo de la publi cidad de todo tipo, que el neogeo puede permi tirse trabajar con la mínima codificación, obte niendo la suficiente producción de información (versus redundancia). Le bastan recursos míni mos para condensar significaciones nuevas en significantes ya codificados hace tiempo, o signi ficantes provenientes de la iconografía actual que le rodea. Al igual que el «Sin título», esos significantes se utilizan como maneras, que sir- Los Cuadernos de Arte ven de tapadera -y a la vez de soporte- de las recontextualizaciones inferidas. A diferencia del Minimal Art, el Neogeo sí cree que tiene algo que decir, y utiliza todo aquello que le brinda el propio sistema cultural del que ha surgido para minarlo desde dentro en la medida de lo posible. Podríamos hablar, para entendernos, de contra-publicidad. La arbitra riedad reivindicada por el Minimal, en este caso se refuerza. La polisemia generada por las pintu ras Neogeo viene del campo semántico y no del morfológico-sintáctico, como podía ocurrir toda vía en las obras del Minimal. No se hace refe rencia a una abstracción de una realidad física o espiritual, sino a otra abstracción, a otra imagen o pintura. Son, como dice Max Faust (16), «pin turas de otras pinturas». Respecto a la cuestión de la agrupación for mal, se observan también diferencias en las pin turas N eogeo, donde la negación estricta del fondo y figura se disuelve para dar paso al tipo de discurso referencial del que ya hemos ha blado. Las pinturas neogeo han marcado una nueva postura respecto a la polémica de «arte como objeto/arte como concepto». El Minimal Art, junto con el Pop art, reivindi caba la idea y el proceso por encima de la obra material, haciéndola efímera; pero en el fondo, negándose a toda interpretación más allá de aquélla, sólo quedaba como presencia afirmada el objeto de arte. De estas dos tendencias surgió el arte concep tual, que relativizaba la obra de arte como obje to que puede comprarse y venderse, defendien do el arte como idea, a la vez que afirmaba (Beuys fue el principal portavoz) que cualquier persona podía hacer arte, y cualquier situación perteneciente al contexto circundante podía ser considerada arte si el espectador así lo percibía. El resultado de todo ello fue una producción in terdisciplinar, muy distinta al objeto de arte puntual, tal como se había entendido hasta en tonces. (El Minimal Art había empezado a plan tear el tema con sus instalaciones, pero las uni dades idénticas que se presentaban física y espa cialmente separadas, formaban un todo indivisi ble que conservaba todas las propiedades del ob jeto en sí). Los happenings de los 50 y 60 po drían considerarse precedentes de esta concep ción del arte. El Neogeo, menos acalorado y más cínico, co mo consecuencia de la experiencia que las últi mas décadas le ha proporcionado, no se adscribe ni al «objeto en sí» ni al «arte como idea», sino que supera ambos polos dialécticos en una posi ción que se vale del «simulacro» de la mercancía como epidermis formal de su obra, pero que uti liza a fondo todo el bagaje del arte conceptual para dotar a su mercancía de una aliorreferencia lidad contextual que le retorna a su medio am biente cultural, afectándolo en la medida de lo posible con una crítica subliminal. La principal 90 Sin título. 1987. Peter Schuyff. diferencia entre los neoexpresionismos y el neo geo está en que los primeros no llevaron el si mulacro tan lejos, y su forma todavía se alimen taba de las formas de significación de la historia oficial del arte. El Neogeo se ha metamorfosea do completamente en mercancía y mina a la vez el sistema que la ha hecho posible, creando una tensión crítica que es de apreciar en nuestros días. Aunque los representantes del Minimal Art no se autoidentificaban como grupo, había mu chas ideas que la mayoría de ellos compartían. Había un compromiso político, en la medida en que querían «crear actualidad concreta percibida en el "tiempo real" del presente inmediato». La mayoría se autodefinían como «fabricantes de objetos», retomando esta postura del constructi vismo ruso; desde esta visión, se entiende mejor la concepción inmanente y literal que tenían del objeto de arte, así como su interés por el objeto en sí, que es el motor generador de todos los factores que construyen su poética. La crítica que sigue es coetánea del Minimal Art y fue di rigida a las pinturas de Noland: «La desaparición de las jerarquías, el ca rácter no-relacional, junto con el formato, parecen conferirle un valor sorprendente de realidad, acentuar la naturaleza objetual del cuadro como entidad autónoma, desprovis to de ilusionismo o, tan sólo, del que se desprende del soporte físico y literal de la pintura.» La pintura Neogeo también participa de esta naturaleza objetual en su aproximación al dise ño gráfico y en la codificación del medio am- Los Cuadernos de Arte biente físico-cultural, lo cual rompe de nuevo el mito del artista divo que el neoexpresionismo había resucitado. La autoimposición minimal de trabajar con la mínima retórica artística les conduce a un inte rés especial en los procesos y procedimientos: - Se trabaja a partir de objetos modulares se riados y sus relaciones. Muchas veces, los proyectos son encargados a otras personas. Ello conlleva connotaciones anti-personalistas, evoca la figura del trabajador-fabricante, trastoca el Short Story. 1987. Moira Dryer. 91 sentido tradicional de la originalidad y la creati vidad. - Los materiales utilizados suelen provenir de la industria, introduciendo la utilización de nuevos soportes -en pintura, Ryman trabajó so bre muchos materiales, entre ellos, masonita, ta blero bristol, papel encerado, papel ondulado, vinilo, fibra de vidrio, acero y cobre. Esta aproxi mación a los materiales industriales facilita la mayor libertad de formatos, y hace que el marco pierda, a menudo, todo sentido. - De la factura industrial, los objetos mini mal heredan los márgenes limpios y las superfi cies pulidas, así como una gran preocupación por los acabados (Uno de los nombres que reci bió este movimiento fue el de hard edge, borde duro.). Las cualidades planas del espacio bidi mensional se subrayan. Hay una gran homoge neidad entre los elementos plásticos que confor man la obra (tanto bidimensional como tridi mensional). Se sacrifican las cualidades del co lor, textura y afinidad intuitiva en aras del trata miento del intervalo y la secuencia, el ritmo y la estructura, la sucesión y la continuidad. Esta austeridad y falta de espectacularidad buscadas, son compensadas por la aplicación de las leyes de la gestalt -que otorgan a los resultados gran poder visual- y el gran tamaño de las obras. - El medio minimal por excelencia es la ins talación tridimensional, ya que en ella se hace posible explicitar al máximo la estrategia mini mal que he descrito más arriba. En apariencia, los objetos del minimal se pare cen mucho al mobiliario modular, aparatos case ros y la austeridad de la arquitectura funcional. Al ejemplificar «lo estándar, la repetición y la repeti bilidad» (Declaración de Morris), reflejan fielmen te el ethos de la sociedad industrial de Occidente. Es la metodología de las ciencias aplicadas la que sustenta estos trabajos. También se le llamó la es tética de la limpieza ... En la pintura, este aspecto no logró radicalizarse y gran parte de sus obras conservan todavía un lirismo muy fuerte. Las pin turas neogeo se desprenden totalmente de ese li rismo, y así como las esculturas minimal evocaron el diseño industrial, las pinturas neogeo evocan el diseño gráfico, que es el arma fundamental de la publicidad actual, de la cual toman también su lenguaje y su metodología. Un aspecto nuevo aportado por el Minimal es la importancia que leotorga a la percepción de la obra, y por tanto al espectador. La estrategia de percepción parte de un vacío semántico-plás tico que lanza al espectador a una reflexión inte lectual, puesto que la primera percepción visual no le ha llevado a ninguna conclusión. Y eso es precisamente lo que busca el Minimal: un signi ficante «tedioso», no enfatizado ni jerarquizante (no fondo y figura), sin un punto principal don de apoyar y resguardar la mirada del espectador. El objeto ha de actuar como un espejo que de vuelve una imagen estructurada y a la vez vacía, del propio individuo que lo mira. Una imagen Los Cuadernos de Arte de meditación, serenidad y comodidad (17). La obra minimal no pretende plantear problemas visuales, sino soluciones visuales a problemas intelectuales. Se valora el intelecto por encima de las emociones y sensaciones puramente vi suales. La obra pretende «interesar», «ser inte resante» (18). La composición es el soportefísico visual de la idea, de modo que la razón de ser de la obra sobrepasa dicho sentido compositivo. En términos estrictos, el Minimal Art se declaró no-compositivo, en el sentido tradicional del término composición. Pero si acordamos que los conceptos de serialidad, ritmo, estructura, se cuencia, etc., pertenecen a la composición en un sentido actual, podemos afirmar que ésta es la piedra de toque del Minimal Art, así como tam bién lo es del Neogeo, aunque las significaciones que provocan · unos y otros sean muy distintas. El Neogeo ha asumido de lleno -y mucho más radicalmente que el Minimal- la percep ción distraída o mirada rápida sobre la obra de arte. En nuestra cultura visual se ha cumplido la profecía de Valéry: «Así como entran el agua, el gas o la corriente eléctrica en nuestras habitacio nes, gracias a un esfuerzo casi nulo, a pesar de que vienen de tan lejos, para atender nuestras necesidades, del mismo modo nos proveeremos de imágenes y de secuencias de sonidos que se manifestarán con el gesto más pequeño, casi con una señal, desapareciendo en seguida» (19). Respecto al interés minimal por obligar al espec tador a una reflexión de la que no definieron sus ca racterísticas, el resultado real fueron objetos de arte autónomos que sentaron las bases de una nueva es tética, que actualmente ha sido recuperada por el Neogeo en un contexto que incluye guiños metalin güísticos y simulacros, llevándonos a un terreno alioreferencial (versus autonomía del arte, autorre ferencialidad). Se traspasa la mera referencia mani fiesta a la realidad industrial para crear discursos con ella. Y a no es necesario encargar las obras a otros, puesto que la idea del objeto de arte como mercan cía y como idea proyectual a la vez está superada en los años 80 -si no mayoritariamente, sí en los círcu los productores-. La obsesión por el ritmo y la es tructura se convierte en la utilización de un código lingüístico-visual que nos permita entrar en otros círculos de contextualización más amplios. El ethos del hombre industrial alienado se sustituye por un desenfado irónico-cínico. La austeridad de color, tacto, etc., ya no es necesaria. Las pinturas neo-geo engloban todos los recursos para conseguir la máxi ma seducción en sus obras, aunque la estrategia siga siendo la claridad, el orden y la simplicidad. La globalidad minimal ( orden estructural) queda sustituida por una jerarquía composicio nal interna (orden individual) en el Neogeo, ya que se está creando un discurso subyacente para provocar una doble lectura, visual y alegórica a la vez. El neogeo también se ha alimentado del Pop Art, la otra cara del arte de los 60, que guar da más semejanzas con el Minimal Art de lo que pueda parecer a primera vista: 92 Cushion Variation. 1986. Tony Tasset. - Amplitud del formato. - Preferencia por las figuras o imágenes sim- ples y planas. - Colores plásticos y brillantes. - Utilización de materiales industriales e imágenes banales. - Oscilación entre lo indecible y lo innomi nado. - Nitidez y precisión en los contornos (hard edge). - Carácter frío (Cool art) y objetivista. - Estructuras de repetición (las cuales se le- gitimaron teóricamente a través de N. Chomsky: la dualidad de la estructura profunda y la estruc tura perceptiva o superficial). La pura objetualidad inobjetiva del Minimal Art y la pura reproducción de la realidad del Pop Art intercambian a menudo sus papeles. El Neogeo es consecuencia de todo este cam bio de perspectivas: del paso de las rigideces es tructuralistas a las estéticas más recientes de la interpretación. El arte de los años 60 sintonizaba con una visión internalista, la misma que había generado los mecanismos propios de la lingüís tica, la matemática, la filosofía y la ciencia. El ar te de los años 80 sintoniza con una visión exter nalista, la misma también que ha generado la corriente indeterminista de la nueva ciencia y el protagonismo del azar, así como las teo- ...a.. rías posestructuralistas, la filosofía del •� deseo y la estética de la posmodernidad. � NOTAS (1) Con el objeto de aligerar el escrito y hacer más visi ble el hilo del discurso he evitado la explicitación directa de documentación a no ser que estuviera ligada directamente a lo que se estaba diciendo. Los Cuadernos de Arte (2) Todo este escrito ha tomado como referencia, den tro del abanico de los distintos medios utilizados en el arte contemporáneo, el medio pictórico, por razones que más adelante quedan explicitadas. (3) Max Faust, Wolfgang. (1987, Enero-Febrero). (La segunda mirada «Neogeo», o: cuadros como códigos geométri cos). Wolkenkratzer, (1), 104-106. (4) ( ... ) «culto al individualismo; predominio de lo no racional, de lo misterioso, lo sensible, lo imaginativo, lo inexplicable; atención permanente hacia el pasado en el es pacio y en el tiempo ( ... )». AA.VV. (1979). (Diccionario del arte moderno). Valencia: Fernando Torres Editor. (5) Arnheim, R. (1986). (El pensamiento visual). Barce lona: Editores Paidós Ibérica. Col. Paidós Estética. (Origi nal publicado en 1969), p. 16. (6) Esta obra también se conoce con el título de Abs tracción y Naturaleza: Worringer, W. (1983). (Abstracción y Naturaleza). Méxi co: Fondo de Cultura Económica. (Original publicado en 1908). (7) Marchán Fiz, S. (1986). (Del arte objetual al arte del concepto). Madrid: Ed. Akal. Col. Arte y estética. (Original publicado en 1972). (8) Ulmer, G. L. (1985). (El objeto de la poscrítica). In cluido en: Foster, H. (Comp.) (1985). (La posmodernidad). Barcelo na: Ed. Kairós. (Original publicado en 1983). Ulmer da la referencia bibliográfica del texto de Derrida en la nota 9 (p. 161). (9) Foster, H. (Idem. (8)), p. 10. (10) Entiendo por «hibridación» la recuperación de len guajes abstractos y figurativos a la vez; por «autodesacredi tación», la operación sobre aquellos lenguajes figurativos más despreciados por la «alta» cultura; y por «simulacro», la revisión de la tradición abstracto-geométrica del arte, utili zando la sofisticación entreverada para socavar su sentido. Estos conceptos han sido concretados por Pere Pla Buxó. (11) Rodríguez Sánchez, J. (1986). El espacio en la pintu ra de los 80. Tejné, pp. 49-57. Las citas entre comillas del apartado «La composición en la pintura de la 'primera pos modernidad'» potencian a este artículo. (12) Podría hacerse un rastreo arqueológico, siguiendo toda la abstracción geomética desde sus comienzos (1910) para analizar la aportación de cada generación, pero no me parece relevante para esta reflexión, que ya califiqué al prin cipio como no histórico-costumbrista. Esta labor documental puede encontrarse en el catálogo del Ministerio de Cultura, «Contrastes de forma», confec cionado con motivo de la exposición del mismo nombre. (Madrid, primavera de 1986). (13) Marchán Fiz, S. (1985). Estructuras repetitivas. Fundación Juan March. (14) Idem. (13). (15) Idem. (13). (16) Max Faust. Op. cit.(17) Esta idea de percepción se asemeja a lo que Benja mín llama percepción «distraída» en el caso del cine y la ar quitectura. Benjamín afirma que desde que la cultura occi dental ha entrado en la era de la reproductibilidad técnica, el arte que produce ha de provocar una percepción distinta, donde no es el espectador el que se zambulle en la obra -olvidándose de sí mismo-, sino que es ésta la que queda atrapada en la percepción cotidiana del espectador -olvi dándose de sí misma-: Benjamín, W. (1972). Discursos interrumpidos. Madrid: Ed. Taurus. (Original publicado en 1936). (18) Precisamente fue el arte mínima! el que provocó en la crítica el uso de este nuevo adjetivo. (19) Valery, Paul. Pieces sur l'art. París, 1934, p. 105 («La conquéte de l'ubiquité»). 93 CUADERNOS HISPANOAMERICANOS Núm. 446/47 - Agosto-septiembre 87 Homenaje a Pedro Laín Entralgo con una obra teatral inédita de Laín Entralgo y colaboraciones de José Luis Abellán, Agustín Albarracín Teulón, Elvira Arquiola, Emilio Balaguer, Donald W. Bleznick, Antonio Buero Vallejo, Pilar Concejo, Rodrigo Fierro, Luis García Ballester, Domingo García Sabell, Diego Gracia, Elena Hernández Sandoica, Carlos Landa, José María López Piñero, José Alberto Mainetti, Maria Manent, Bias Matamoro, Franco Meregalli, Fernanda Monasterio, Luis Montiel, Antonio Orozco Acquaviva, José Luis Peset, Armando Roa, Francisco Rodríguez Adrados, Amancio Sabugo Abril, Heinrich Schipperges, Antonio Tovar y Mariano Y ela Un volumen de 496 páginas. P.V.P.: 1.500 pesetas
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