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Aplomo semejante al de Cristo

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2/11/23, 17:14 Aplomo semejante al de Cristo
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Aplomo semejante al de Cristo
Por el élder Mark A. Bragg
De los Setenta
“Y levantándose, reprendió al viento y dijo al mar: ¡Calla, enmudece! Y cesó el viento y se hizo grande
bonanza” (Marcos 4:39).
La última ocasión en que discursé en la conferencia general, mi yerno, Ryan, me mostró un tuit que
decía: “¿En serio? El apellido de este hombre es Bragg (que en inglés signi�ca “alardear”), ¿y no va
a hablar de la humildad? ¡Qué lástima!”. Tristemente, la desilusión continúa.
Mi maravilloso padre fue uno de los mejores jugadores de básquetbol de la UCLA, bajo la
dirección del legendario entrenador John Wooden. Ellos se mantuvieron en estrecho contacto
mientras mi padre vivió y, de vez en cuando, el entrenador Wooden y su esposa venían a nuestra
casa a cenar. Él siempre estaba encantado de hablar conmigo sobre básquetbol o sobre cualquier
otra cosa que yo deseara. En una ocasión le pregunté qué consejos podía darme, pues yo iba a
iniciar mi último año de secundaria. Siendo siempre el maestro que era, me dijo: “Tu padre me
contó que te has unido a la Iglesia de Jesucristo, así que sé que tienes fe en el Señor. Con esa fe,
asegúrate de tener aplomo en cada situación. Sé un buen hombre incluso durante las tribulaciones”.
Todos estos años he recordado esa conversación. Me he identi�cado con ese consejo de estar
calmado, tranquilo y sereno en todas las situaciones, particularmente en tiempos de adversidad y
presión. Yo podía ver cómo los equipos del entrenador Wooden jugaban con aplomo y el gran
éxito que tuvieron al ganar diez campeonatos nacionales.
Pero en estos días no se habla mucho del aplomo y se practica incluso menos en los momentos
turbulentos y de división. Con frecuencia se menciona en el deporte: un jugador con aplomo es
imperturbable en un partido muy reñido o un equipo se viene abajo por falta de aplomo. Pero esta
maravillosa cualidad va más allá del deporte. El aplomo tiene una aplicación mucho más amplia en
la vida y puede bendecir a los padres, líderes, misioneros, maestros, alumnos y a todas las personas
que están haciendo frente a las tormentas de la vida.
El aplomo espiritual nos bendice para permanecer calmados y centrados en lo que tiene más
importancia, especialmente cuando estamos bajo presión. El presidente Hugh B. Brown enseñó:
“La fe en Dios y en el triunfo �nal del bien contribuye al aplomo mental y espiritual ante las
di�cultades”1.
El presidente Russell M. Nelson es un ejemplo maravilloso de aplomo espiritual. En una ocasión,
cuando el entonces Dr. Nelson estaba efectuando una operación quirúrgica de baipás coronario
cuádruple, la presión arterial del paciente descendió de pronto. El doctor Nelson evaluó con calma
la situación y se dio cuenta de que, sin querer, un miembro del equipo había quitado una pinza, que
se volvió a colocar de inmediato y el doctor Nelson tranquilizó al miembro del equipo diciéndole:
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“Todavía te aprecio”, y después añadió en broma: “¡Hay ocasiones en que te aprecio más que en
otras!”. Él nos mostró cómo se debe manejar una emergencia —con aplomo, centrados en lo que
tiene más importancia— al ocuparse de la emergencia. El presidente Nelson dijo: “Se trata de un
asunto de autodisciplina extrema. Tu reacción natural es: ‘¡Entrenador, sáqueme del partido!
Quiero irme a casa’, pero claro no puedes hacerlo. Una vida depende completamente de todo el
equipo quirúrgico. Así que debes mantenerte lo más calmado, relajado y atento que jamás hayas
estado”2 .
Por supuesto, el Salvador es el ejemplo supremo de aplomo.
En el Jardín de Getsemaní, en una agonía inimaginable cuando “sudaba como grandes gotas de
sangre”3, Él ejempli�có el aplomo divino con esta sencilla pero majestuosa declaración: “… no se
haga mi voluntad, sino la tuya”4. Bajo la inmensa presión de hacer posible la salvación para todo
el género humano, Jesús manifestó tres condiciones importantes que nos ayudan a comprender Su
gran aplomo. Primero, Él sabía quién era y fue �el a Su misión divina. Segundo, Él sabía que
había un gran plan de felicidad. Y, por último, Él sabía que, por medio de Su expiación in�nita,
todos los que compartan �elmente el yugo con Él serán salvos, al hacer y guardar convenios
sagrados que se reciben por medio de las ordenanzas del sacerdocio, tal como enseñó hoy el élder
Dale G. Renlund de manera muy hermosa.
Para contrastar la diferencia entre perder y conservar el aplomo, piensen en lo que ocurrió cuando
Cristo y Sus apóstoles se marchaban del Jardín de Getsemaní. Al ser confrontados por los soldados
que querían arrestar a Jesús, la reacción de Pedro fue perder el aplomo y atacar con violencia,
cortándole la oreja a Malco, el siervo del sumo sacerdote. Por otra parte, la reacción de Jesucristo
fue conservar Su aplomo y aportar calma a aquella tensa situación sanando a Malco5.
Para aquellos de nosotros que tenemos di�cultades para mantener el aplomo y quizás nos hemos
desalentado, consideremos el resto del relato de Pedro. Poco tiempo después de este incidente y del
sufrimiento de negar su relación con Cristo6, Pedro se presentó ante los mismos líderes religiosos
que habían condenado al Salvador y, con gran aplomo, aun sometido a un intenso interrogatorio,
testi�có elocuentemente de la divinidad de Jesucristo7.
Sepan quiénes son y sean �eles a su identidad divina
Pensemos en los elementos que dan forma a un aplomo semejante al de Cristo. Para comenzar, el
saber quiénes somos y el ser �eles a nuestra identidad divina nos brindan calma. El aplomo
semejante al de Cristo requiere que evitemos compararnos con otras personas o �njamos ser alguien
que no somos8. José Smith enseñó: “Si los hombres no comprenden la naturaleza de Dios, no se
comprenden a sí mismos”9. Simplemente no es posible tener aplomo divino sin saber que somos
hijos e hijas divinos de un Padre Celestial amoroso.
En su discurso “Decisiones para la eternidad”, el presidente Nelson enseñó estas verdades eternas en
cuanto a quiénes somos: somos hijos de Dios, somos hijos del convenio y somos discípulos de
Cristo. Y luego prometió: “Conforme asuman estas verdades, nuestro Padre Celestial los ayudará a
alcanzar la meta �nal de vivir eternamente en Su santa presencia”10. En verdad somos seres
espirituales divinos teniendo una experiencia terrenal. Saber quiénes somos y ser �eles a esa
identidad divina son elementos fundamentales para desarrollar aplomo semejante al de Cristo.
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Sepan que hay un plan divino
El siguiente elemento, el recordar que existe un gran plan, infunde valor y aplomo durante las
situaciones difíciles. Ne� pudo ir y hacer11 conforme a lo que el Señor mandó “sin saber de
antemano”12 las cosas que iba a hacer, porque sabía que sería guiado por el Espíritu, para que se
cumpliera el plan eterno de un amoroso Padre Celestial. El aplomo llega cuando vemos las cosas
con una perspectivaeterna. El Señor ha aconsejado a Sus discípulos: “… Alzad vuestros ojos”13 y
“reposen en vuestra mente las solemnidades de la eternidad”14. Al considerar los desafíos desde la
perspectiva de un plan eterno, la presión se convierte en el privilegio de amar, servir, enseñar y
bendecir. Una visión eterna hace posible el aplomo semejante al de Cristo.
Sepan del poder habilitador de Jesucristo y Su expiación
Y, por último, el poder habilitador de Cristo, hecho posible por medio de Su sacri�cio expiatorio,
nos da la fortaleza para perseverar y prevalecer. Gracias a Jesucristo podemos hacer convenios con
Dios y ser fortalecidos para guardar esos convenios. Podemos estar unidos al Salvador con gozo y
calma, pese a nuestras circunstancias temporales15. En el capítulo 7 de Alma se enseña de manera
hermosa en cuanto al poder habilitador de Cristo. Además de redimirnos del pecado, el Salvador
puede fortalecernos en nuestras debilidades, temores y desafíos en esta vida.
Al centrarnos en Cristo, podemos calmar nuestros temores como el pueblo de Alma lo hizo en
Helam16. Ante la amenaza de un ejército hostil, aquellos �eles discípulos de Cristo actuaron con
aplomo. El élder David A. Bednar ha enseñado: “Alma aconsejó a los creyentes que recordaran al
Señor y la liberación que solo Él podía dar (véase 2 Ne� 2:8); y el conocimiento del cuidado
protector del Salvador permitió que la gente calmara sus temores”17. Esto ejempli�ca el aplomo.
El Gran Hombre en una tormenta
Noé nos enseñó mucho acerca de la paciencia durante una tormenta; sin embargo, el Salvador fue
el mayor de los maestros en cuanto a sobrevivir a una. Él es el Gran Hombre en una tormenta.
Después de un largo día de enseñanza con Sus apóstoles, el Salvador necesitaba descansar y sugirió
que cruzaran en una barca al otro lado del mar de Galilea. Mientras el Salvador descansaba, se
desató una terrible tormenta. Cuando el viento y las olas amenazaban con hundir la barca, los
apóstoles comenzaron a temer por sus vidas. Y recuerden: ¡varios de esos apóstoles eran pescadores
que estaban muy familiarizados con las tormentas en aquel mar! Con todo, ellos se angustiaron18,
despertaron al Señor y le preguntaron: “… [Señor], ¿no tienes cuidado que perecemos?”.
Seguidamente, y con un aplomo ejemplar, el Salvador, “levantándose, reprendió al viento y dijo al
mar: ¡Calla, enmudece! Y cesó el viento y se hizo grande bonanza”19.
Después tuvo lugar una gran lección sobre el aplomo para Sus apóstoles. Él preguntó: “… ¿Por qué
estáis así amedrentados? ¿Cómo no tenéis fe?”2 0. Les estaba recordando que Él era el Salvador del
mundo y que había sido enviado por el Padre para llevar a cabo la inmortalidad y la vida eterna de
los hijos de Dios. Ciertamente, el Hijo de Dios no iba a perecer en una barca. Él ejempli�có el
aplomo divino porque sabía de Su divinidad, sabía que había un plan de salvación y exaltación y
sabía cuán esencial era Su expiación para el éxito eterno de dicho plan.
https://www.churchofjesuschrist.org/study/scriptures/bofm/alma/7?lang=spa
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Es por medio de Cristo y Su expiación que todas las cosas buenas llegan a nuestra vida. Al recordar
quiénes somos, sabiendo que hay un plan divino de misericordia y cobrando valor en la fortaleza
del Señor, podemos hacer todas las cosas. Encontraremos la calma, seremos buenos hombres y
mujeres en cualquier tormenta.
Ruego que busquemos las bendiciones del aplomo semejante al de Cristo, no solo para ayudarnos a
nosotros mismos en los momentos difíciles, sino también para bendecir a los demás y ayudarlos en
las tormentas de su vida. En esta víspera del Domingo de Ramos, testi�co de Jesucristo con alegría.
Él ha resucitado. Doy testimonio de la paz, la calma y el aplomo celestial que solamente Él trae a
nuestra vida. Y lo hago en Su santo nombre, Jesucristo. Amén.
Notas
1. Hugh B. Brown, en Conference Report, octubre de 1969, pág. 105.
2. Véase Sheri Dew, Insights from a Prophet’s Life: Russell M. Nelson, 2019, págs. 66–67.
3. Traducción de José Smith, Lucas 22:44 (en Lucas 22:44, nota b al pie de página).
4. Lucas 22:42.
5. Véanse Lucas 22:50–51; Juan 18:10–11.
6. Véase Mateo 26:34–35, 69–75.
7. Véase Hechos 4:8–10; véase también Neal A. Maxwell, “Conformes con lo que se nos ha
concedido”, Liahona, julio de 2000, pág. 89: “Si estamos en armonía espiritualmente,
podremos sentir aplomo, aunque no sepamos ‘el signi�cado de todas las cosas’ [1 Ne�
11:17]”.
8. Véase John R. Wooden, Wooden on Leadership, 2005, pág. 50: “De�no el aplomo como el
ser leal con uno mismo, sin sobresaltarse, derrumbarse ni desequilibrarse, sean cuales
sean las circunstancias o situaciones. Esto podría sonar sencillo, pero el aplomo puede
ser la cualidad más elusiva en los momentos difíciles. Los líderes que carecen de aplomo
sienten pánico bajo presión.
“Aplomo signi�ca aferrarse profundamente a sus creencias y actuar de conformidad con
ellas, independientemente de cuán mala o buena pueda ser la situación. Aplomo signi�ca
evitar aparentar o �ngir, compararse con los demás y actuar como alguien que no se es.
Aplomo signi�ca tener un corazón valiente en toda circunstancia”.
9. Enseñanzas de los Presidentes de la Iglesia: José Smith, 2007, pág. 42.
10. Russell M. Nelson, “Decisiones para la eternidad”, devocional mundial para jóvenes
adultos, 15 de mayo de 2022, broadcasts.ChurchofJesusChrist.org.
11. Véase 1 Ne� 3:7.
12. 1 Ne� 4:6.
13. Juan 4:35.
https://www.churchofjesuschrist.org/study/scriptures/nt/luke/22.44?lang=spa#p44
https://www.churchofjesuschrist.org/study/scriptures/nt/luke/22.42?lang=spa#p42
https://www.churchofjesuschrist.org/study/scriptures/nt/luke/22.50-51?lang=spa#p50
https://www.churchofjesuschrist.org/study/scriptures/nt/john/18.10-11?lang=spa#p10
https://www.churchofjesuschrist.org/study/scriptures/nt/matt/26.34-35,69-75?lang=spa#p34
https://www.churchofjesuschrist.org/study/scriptures/nt/acts/4.8-10?lang=spa#p8
https://www.churchofjesuschrist.org/study/general-conference/2000/04/content-with-the-things-allotted-unto-us?lang=spa&para=37#p37
https://www.churchofjesuschrist.org/study/general-conference/2000/04/content-with-the-things-allotted-unto-us?lang=spa&para=37#p37
https://www.churchofjesuschrist.org/study/scriptures/bofm/1-ne/11.17?lang=spa#p17
https://www.churchofjesuschrist.org/study/scriptures/bofm/1-ne/11.17?lang=spa#p17
https://www.churchofjesuschrist.org/study/manual/teachings-joseph-smith/chapter-2?lang=spa&para=12#p12
https://www.churchofjesuschrist.org/study/broadcasts/worldwide-devotional-for-young-adults/2022/05/12nelson?lang=spa&para=52#p52
https://www.churchofjesuschrist.org/study/scriptures/bofm/1-ne/3.7?lang=spa#p7
https://www.churchofjesuschrist.org/study/scriptures/bofm/1-ne/4.6?lang=spa#p6
https://www.churchofjesuschrist.org/study/scriptures/nt/john/4.35?lang=spa#p35
2/11/23, 17:14 Aplomo semejante al de Cristo
https://w w w.churchof jesuschrist.org/study/general-conference/2023/04/31bragg?lang=spa 5/5
14. Doctrina y Convenios 43:34; véase también James E. Faust, “El valor de una persona”,
Liahona, agosto de 1981, págs. 12–13: “La dignidad personal aumenta grandemente
cuando elevamos nuestra mirada procurando alcanzar la santidad. Al igual que los
árboles gigantes, debemos abrirnos camino hacia arriba en busca de la luz. La fuente
más importante de luz que podemos llegar a conocer es el don del Espíritu Santo, el
cual es la fuente de la fortaleza y la paz interior”.
15. Véase Russell M. Nelson, “El gozo y la supervivencia espiritual”, Liahona, noviembre de
2016, pág. 82: “Mis queridos hermanos y hermanas, el gozo que sentimos tiene poco
que ver con las circunstancias de nuestra vida, y tiene mucho que ver con el enfoque de
nuestra vida”.
16. Véase Mosíah 23:27–28.
17. Véase David A. Bednar, “Por tanto, calmaron sus temores”, Liahona, mayo de 2015,
pág. 47.
18. Véase Je�rey R. Holland, OurDay Star Rising: Exploring the New Testament with Je�rey R.
Holland, 2022, págs. 61–62: “Además, esos hombres que estaban a bordo con Él tenían
experiencia. Once de los Doce originales eran galileos (solo Judas Iscariote era de Judea)
y seis de esos once eran pescadores. Habían vivido en ese lago, se habían ganado la
vida pescando en él, habían estado allí desde su niñez. Sus padres los habían puesto a
remendar redes y hacer reparaciones en la barca cuando eran muy pequeños. Conocían
ese mar; conocían los vientos y las olas. Eran hombres experimentados, pero estaban
aterrados. Y si ellos tuvieron temor, ciertamente se trataba de una tormenta
considerable”.
19. Véase Marcos 4:35–39.
20. Marcos 4:40.
https://www.churchofjesuschrist.org/study/scriptures/dc-testament/dc/43.34?lang=spa#p34
https://www.churchofjesuschrist.org/study/general-conference/2016/10/joy-and-spiritual-survival?lang=spa&para=14#p14
https://www.churchofjesuschrist.org/study/scriptures/bofm/mosiah/23.27-28?lang=spa#p27
https://www.churchofjesuschrist.org/study/general-conference/2015/04/therefore-they-hushed-their-fears?lang=spa&para=12#p12
https://www.churchofjesuschrist.org/study/scriptures/nt/mark/4.35-39?lang=spa#p35
https://www.churchofjesuschrist.org/study/scriptures/nt/mark/4.40?lang=spa#p40

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