Logo Studenta

Vaughan Roberts-El problema del porno

¡Este material tiene más páginas!

Vista previa del material en texto

Introducción
El problema del porno
El Sexo y el Diseño de Dios
El lado oscuro del porno
La esclavitud del porno
Libertad Verdadera
Viviendo sin porno
Ayudando a otros
Otros Recursos
Agradecimientos
Guía de debate
Notas al pie
 
V A U G H A N R O B E R T S
 
 
EL PROBLEMA DEL PORNO
 
 
CONTENIDO
 
Introducción
 
El problema del porno
 
El Sexo y el Diseño de Dios
 
El lado oscuro del porno
 
La esclavitud del porno
 
Libertad Verdadera
 
Viviendo sin porno
 
Ayudando a otros
 
Otros Recursos
 
Agradecimientos
 
Guía de debate
Introducción
 
E
l mundo está cambiando con rapidez.
 
No solo la política, la tecnología y la comunicación, sino toda nuestra
cultura, moral y actitud. Los cristianos que vivimos en la cultura
occidental hemos tenido la ventaja de vivir en un mundo que
compartía, en gran medida, nuestras ideas sobre lo que está bien y lo
que está mal; pero ya no podemos dar por hecho que esto sigue siendo
así.
 
En tan solo dos generaciones hemos pasado a adoptar de forma
generalizada los valores liberales, muchos de los cuales entran en
conflicto con la enseñanza bíblica. Cada vez más, los creyentes se ven
como la minoría incomprendida, sintiéndose incómodos con la
dirección en la que el mundo avanza.
 
Pero no seamos ciegos, pues parte de ese cambio ha sido bueno. A veces
los cristianos no hemos sabido diferenciar entre nuestros valores
culturales y aquellos establecidos por las Escrituras. Somos tan
susceptibles a caer en el fanatismo como los demás. Tenemos mucho de
lo que arrepentirnos si pensamos, por ejemplo, en nuestra actitud hacia
la libertad de la mujer y su papel en la sociedad, o nuestra falta de
compasión y comprensión hacia los que luchan con la atracción por el
mismo sexo.
 
Y cada vez más nos encontramos en territorio desconocido, sin estar
capacitados para caminar por él. A veces resulta más fácil protestar y
quejarnos por el transcurso de la historia, que volver a la Biblia y
reflexionar sobre lo que Dios dice, contrastando los puntos de vista de
la sociedad y los nuestros propios con la verdad que encontramos en la
palabra de Dios.
 
En nuestros mejores momentos, los cristianos hemos estado al frente de
las reformas sociales. Pensemos en los grandes reformadores del siglo
XIX que lucharon contra la esclavitud, la pobreza y el sistema de
prisiones: William Wilberforce, Elizabeth Fry y Lord Shaftesbury.
Pero hoy nos encontrarnos casi siempre en las últimas filas, incapaces
de articular una respuesta clara ante los temas candentes. Y cuando sí
entendemos qué piensa Dios sobre un tema en concreto, no sabemos
aplicarlo con compasión ni a nuestro discurso ni a nuestras relaciones.
 
Los cristianos estamos llamados a ser sabios y amables, aun cuando nos
sentimos tentados a condenar las injusticias y nos enfadamos con
motivo. La mejor forma de tratar estos temas es orar y con humildad
intentar entender la cultura y discernir los tiempos.
 
Esta breve serie pretende ayudar a los cristianos a pensar de forma
constructiva sobre varios temas –de carácter moral, ético y cultural–
que suponen un desafío para aquellos que seguimos a Cristo como
Señor. También pretende animar a los creyentes a hablar entre
nosotros de estos temas, mientras profundizamos juntos en las
Escrituras. El objetivo de estos libros es ayudarnos a pensar de forma
bíblica, constructiva y compasiva, y a no sentirnos intimidados o
quedarnos callados cuando nos pregunten o nos acusen. En estos libros
encontraremos una guía bíblica sobre qué significa seguir a Dios, y qué
significa amar a las personas como Él las ama.
 
LO QUE ESTE LIBRO NO ES…
 
En este libro tan breve no podemos dar respuesta a todas las preguntas
que puedas tener sobre la pornografía, ya que es un tema complejo y
multidimensional. Tampoco podemos abordar los muchos desafíos
prácticos a los que un familiar, un amigo o tú mismo os podáis estar
enfrentando. Y en ningún momento hemos pretendido presentar de
forma exhaustiva todo lo que la Biblia dice sobre este tema. Si eso es lo
que buscas, existen otros libros más extensos e incluso más técnicos que
te ayudarán a profundizar.
 
LO QUE ESTE LIBRO ES…
 
Más bien, nuestra intención es ofrecerte una introducción a las muchas
cuestiones que rodean el tema de la pornografía, que sirva de punto de
partida para un debate constructivo entre cristianos y no cristianos.
Nuestro objetivo es resumir en qué punto nos encontramos en cuanto a
este tema en nuestra cultura, y ofrecer algunos consejos sobre cómo
deberíamos pensar, hablar y actuar como cristianos.
 
Por otra parte, también esperamos que este libro te lleve más allá del
debate: que te lleve a amar de forma compasiva y genuina a aquellos
que de alguna forma son esclavos de la pornografía; y que te lleve a
descubrir cómo ayudarles para que vean los peligros, busquen ayuda y
encuentren la libertad. También somos conscientes de que este libro
puede estar tocando un tema sumamente personal para ti. Sea cual sea
tu situación, nuestra oración es que este libro sea un primer paso para
entender los entresijos de este tema, y te anime a conocer y compartir el
amor, la esperanza y la libertad que tenemos en Cristo.
 
Tim Thornborough
 
Editor de la serie | Enero 2018
 
 
Pornografía
 
Nombre femenino:
 
Material escrito, visual o audiovisual que contiene una descripción o
exhibición explícita de órganos sexuales o de escenas de actividad
sexual, ideado para estimular la excitación sexual.
 
Sinónimos:
 
Porno, arte erótico, material pornográfico, obscenidad, depravación,
vicio; sexo informal, pornografía dura, pornografía blanda, revista
porno o xxx.
 
[Fuente: Google]
 
El porno no se anda con rodeos, no te contesta los mensajes, el porno…te
da exactamente lo que pides. ¡Te quiero,
 
porno! Me encantan los finales siempre felices del porno. Selección de
tuits sobre pornografía
 
No hay dignidad alguna cuando se elimina la dimensión humana de una
persona. En resumen, el problema de la pornografía no es que enseñe
demasiado de la persona, sino que enseña demasiado poco. Papa Juan
Pablo II
 
Las personas religiosas consumen un 10% más de pornografía que la
gente no religiosa. Tanto sermón religioso no
 
hace ningún bien. Darrel Ray, psicólogo y activista ateo
 
Nadie cierra su portátil después de haber estado viendo pornografía y
dice: ¡Qué tiempo
 
más productivo, conectando con el mundo! Russell Brand, comediante
 
La pornografía, para mí, representa la libertad.
 
Jenna Jamieson, estrella del porno
 
Habéis oído que se dijo: “No cometas adulterio”. Pero yo os digo que
cualquiera que mira a una mujer y la codicia ya
 
ha cometido adulterio con ella en el corazón. Por tanto, si tu ojo derecho
te hace pecar, sácatelo y tíralo. Mateo 5:27-29
 
Jesús respondió: “Ciertamente os aseguro que todo el que peca es esclavo
del pecado [...] si el Hijo os libera, seréis verdaderamente libres”. Juan
8:34-36
El problema del porno
 
CAPÍTULO UNO
 
L
a pornografía siempre ha estado ahí de una forma u otra; se han
encontrado representaciones eróticas en el arte y la escultura de
prácticamente toda cultura antigua. En algunas épocas y culturas, estas
han sido aceptadas, accesibles y usadas de forma generalizada. Otras
veces han sido reprimidas, incluso prohibidas por la ley,
manteniéndolas en clandestinidad. Sin embargo, en los últimos 20 años
ha ocurrido algo tremendamente drástico. Hemos vivido un auge
monumental del porno, avivado por el “motor de la triple A” del
cibersexo: Accesibilidad, Asequibilidad y Anonimato¹.
 
Cuando yo era adolescente, para acceder al porno tenías que
arriesgarte a pasar la vergüenza de que te viesen intentando llegar al
estante más alto del mostrador de revistas, que probablemente era
demasiado alto para ti, de todos modos. Además, tenías que rascarte el
bolsillo y soltar bastante dinero. ¡Qué distinto es hoy en día! Ahora hay
un anonimato absoluto. En la privacidad de tu casa, donde quiera que
tengas un portátilo teléfono móvil, tienes porno a tu alcance y gratis.
 
Gran cantidad de gente lo consume. Nielsen, la prestigiosa compañía
global de gestión de información, aseguró que alrededor de 60 millones
de personas —más de un cuarto de los usuarios de internet
estadounidenses— accedieron a una página web pornográfica durante
un mes en 2010². En caso de que te creas el mito de que los
consumidores de porno son prácticamente solo hombres, la misma
compañía reveló en uno de sus estudios que un tercio de las personas
que visitan páginas porno son mujeres³.
 
Las imágenes online no son en absoluto la única forma de pornografía
que se consume. La ficción erótica es también fácilmente accesible,
tanto en internet como en papel. Esta última se ha convertido ya en
tendencia, como se ha podido ver con el éxito extraordinario que tuvo
la novela Cincuenta sombras de Grey: en junio de 2015 ya se habían
vendido 125 millones de copias en solo cuatro años. Las descripciones
verbales, junto con las imágenes que vemos, se unen para alimentar las
fantasías que nos creamos. A veces, el porno más impactante es aquel
que nos imaginamos en nuestras mentes.
 
TOMANDO LA PERSPECTIVA CORRECTA
 
Si te tomas a Jesús en serio, ya habrás podido sospechar que ver y leer
porno, o elaborarlo mentalmente en nuestra imaginación, es algo que
no concuerda con sus enseñanzas. El dijo: “Pero yo os digo que
cualquiera que mira a una mujer y la codicia ya ha cometido adulterio
con ella en el corazón” (Mateo 5:28).
 
Aun así, los cristianos no somos los únicos preocupados por el tsunami
de pornografía que ha sacudido nuestra sociedad en los últimos años.
Comentaristas sociales, profesionales médicos e individuos afectados
señalan el impacto negativo que está teniendo, por ejemplo, sobre la
imagen del cuerpo, la salud relacional y el desarrollo de la sexualidad
en adolescentes. Solo el tiempo dirá qué consecuencias reales tendrá.
Un escritor comenta:
 
No me sorprendería que nos convirtiésemos en una cultura con menos
intimidad. Tal vez ni importa que algunas personas tengan problemas
para intimar o conectar, porque habrá algún dispositivo robótico para
suplir sus necesidades […] No tenemos ni idea de lo que esto supondrá de
aquí a veinte años. Estamos en una fase evolutiva. Algunos de nosotros
evolucionaremos y nos desarrollaremos en este nuevo entorno que hemos
creado y otros no. Es el experimento social más grande que jamás
hayamos experimentado.⁴
 
MÁS CERCA DE CASA
 
Sé que muchos de los que lean estas palabras no necesitan convencerse
de que el porno está mal. Tal vez seas un cristiano que ama a
Jesucristo, que quiere vivir para agradarle y sabe que eso implica
mantener tu corazón puro sexualmente, pero eres consciente de que no
ha sido así. No estás solo, pues es una realidad para todos nosotros,
incluso para mí. Soy alguien sexualmente roto escribiendo a otros
sexualmente rotos. No hemos dado la talla, pero la forma en la que
hayamos fallado a nivel sexual puede variar. No todos los que lean este
libro tendrán problemas con el porno, pero muchos seguramente sí;
puede que incluso tú.
 
El consumo del porno suele ser algo privado y, por lo tanto, oculto a los
demás. Esto puede llevar a un profundo sentimiento de culpa y
vergüenza, que hace a muchos sentirse solos y apartados. A lo mejor te
sientes identificado con esto. Te sientes mal por lo que has hecho y
sigues haciendo, pero no te ves capaz de hablar de ello con otras
personas. Puede que hasta sientas que no puedes sincerarte con Dios,
por lo que se crea también una distancia dañina en tu relación con Él.
 
Este sentimiento de culpa afecta a ambos sexos, pero puede ser
particularmente problemático para las mujeres. Si alguna vez se
mencionan el porno, la fantasía sexual y la masturbación en los círculos
de las iglesias —que apenas se hace— normalmente se da por hecho
que solamente suponen un problema para los hombres. Eso hace que
muchas de las mujeres que enfrentan esta lucha tiendan a guardárselo
para sí mismas aún más. La gente casada puede verse especialmente
afectada por esto también, por la creencia errónea de que los
consumidores de porno son en su mayoría solteros. El resultado es que
estas personas pueden sentirse demasiado avergonzadas como para
compartir con alguien su lucha.
 
La vergüenza solitaria a menudo lleva al desánimo solitario. Puede que
al leer estas palabras ya hayas perdido la esperanza. Sabes que el
pecado sexual te aprisiona, pero te sientes incapaz de deshacerte de él.
Estoy hablando sobre la pornografía en especial, pero estos mismos
principios se pueden aplicar más allá, a todo tipo de pecado sexual o a
cualquier pecado en general. Has intentado acabar con ello cientos y
miles de veces y no has sido capaz, puede que incluso te hayas dado por
vencido ya.
 
Si queremos ayudar a cristianos que se sienten atrapados por el porno,
tenemos que empezar por cambiar la cultura de nuestras iglesias.
Necesitamos hablar de estos temas más abiertamente y animar a
quienes luchan con esto y les cuesta sincerarse con sus amigos de
confianza o pastores. Así, podrán salir de la oscuridad y de las mentiras
que los mantienen presos y dirigirse a la luz y la verdad de Cristo que
puede hacerles libres.
 
La Biblia tiene grandes noticias para aquellos que empiezan a sentir
que nunca verán la victoria en su lucha contra el porno. El evangelio de
Jesús ofrece perdón completo y un nuevo poder, a través del Espíritu
Santo, que nos capacita para luchar contra el pecado y crecer en
santidad. Vivir sin pornografía es posible de verdad. Jesús es realista en
cuanto al poder que el pecado ejerce sobre nosotros, pero también tiene
un mensaje de esperanza gloriosa para nosotros, no importa cuán bajo
hayamos caído:
 
Todo el que peca es esclavo del pecado [... pero] si el Hijo os libera, seréis
verdaderamente libres.
 
Juan 8:34, 36
El Sexo y el Diseño de Dios
 
CAPÍTULO DOS
 
H
ace unos años, un artículo de la revista Time incluía estas palabras tan
sorprendentes:
 
De todas las cosas magníficamente ridículas y transcendentalmente
gratificantes que los humanos hacemos, es el sexo […] lo que más
desconcierta nuestro entendimiento. ¿Qué narices estamos haciendo?
¿Por qué nos obsesiona tanto? Puede que el impulso de procrear forme
parte del sexo, pero […] lo que brota del centro de nuestra sexualidad es
un conjunto de cosas completamente diferentes: arte, canciones,
romance, obsesión, éxtasis, aflicción, compañerismo, amor, hasta
violencia y criminalidad […] ¿A qué se debe esto? ¿Acaso a la naturaleza
se le fue la mano y nos cargó de más cuando pasamos por el
departamento de reproducción? ¿O se trata de algo más brillante y sutil, y
existe una relación compleja entre la sexualidad, la vida y lo que significa
ser humanos? ⁵
 
Es una gran pregunta. Quienes tienen una cosmovisión plenamente
materialista, que busca explicar todo únicamente por medio de
procesos científicos, se ven obligados a reducir el sexo a un simple
impulso biológico con el que somos programados para asegurar
nuestra reproducción. Según esa idea, ahora que disponemos de
métodos anticonceptivos bastante seguros, ¿qué puede frenarnos a la
hora de satisfacer nuestros impulsos sexuales cuando nosotros
queramos, siempre que haya consentimiento entre adultos?
 
¿Tienes hambre? Cómete una pizza.
 
¿Tienes sed? Tómate una coca-cola.
 
¿Estás excitado? Ten un orgasmo, con otra persona o tú solo. Y si el
porno te ayuda, ¡adelante! No pasa nada; tan solo es satisfacer un
impulso de tu cuerpo, eso es todo.
 
Sin embargo, nuestro instinto nos dice que el sexo es más que eso.
Nuestra sexualidad parece tocar lo más profundo de nuestro ser.
Entonces, ¿de qué se trata el sexo? ¿Es posible que el autor o autora del
artículo tenga razón, que tenga algo que ver con “lo que significa ser
humanos”?
 
ALGO MÁS
 
El relato de la revolución sexual se basaba en que la moralidad sexual
de la Biblia, y la del cristianismo en general, es represiva, induce a la
culpa y la vergüenza y es sumamenteanticuada. La única alternativa
era rechazarla. Pero cuando nos fijamos en la Biblia, nos encontramos
justo con lo contrario. Las Escrituras contienen una visión muy bella y
elevada del sexo. Desde las primeras páginas —Génesis capítulo 1—
leemos acerca de un Dios que hizo a los humanos como criaturas
sexuales, a su propia imagen.
 
Y Dios creó al ser humano a su imagen; lo creó a imagen de Dios.
Hombre y mujer los creó, y los bendijo con estas palabras:
 
«Sed fructíferos y multiplicaos; llenad la tierra y sometedla».
 
Génesis 1:27-28
 
Fíjate en que la primera instrucción que Dios le da a la humanidad
es… ¡que tengan sexo!: “sed fructíferos y multiplicaos”. Sexo con un
propósito:
 
¡poblar la Tierra y hacerla fructífera!
 
En el capítulo 2 de Génesis, Dios establece el matrimonio como el
contexto de esta sexualidad fructífera. Cuando el hombre, Adán, ve por
primera vez a la mujer, Eva, rompe a cantar de satisfacción y alegría:
 
«Esta sí es hueso de mis huesos y carne de mi carne. Se llamará “mujer”
porque del hombre fue sacada».
 
Por eso el hombre deja a su padre y a su madre, y se une a su mujer, y los
dos se funden en un solo ser.
 
En ese tiempo el hombre y la mujer estaban desnudos, pero ninguno de
los dos sentía vergüenza.».
 
Génesis 2:23-25
 
Este arrebato de emoción de Adán no es la única canción de amor en la
Biblia. De hecho, la Biblia contiene un libro entero lleno de poemas,
Cantares, en el que un hombre y una mujer hablan de su amor de
forma erótica y apasionada. La Biblia no es para nada pudorosa a la
hora de tratar la realidad del sexo según el diseño de Dios. Adán y Eva
disfrutan de una profunda intimidad sin miedo y sin culpa.
 
Hay placer y emoción. Detrás de esta historia subyace la realidad de
que el sexo no es simplemente para mi apetito y mis deseos. Su
propósito va más allá y es algo mucho más profundo, que implica la
unión de dos personas por medio del vínculo indisoluble del
matrimonio. El sexo es para el placer, sí, pero también funciona como
una especie de pegamento que une a una pareja de por vida y en una
sola carne. Y este es el contexto en el que los hijos deben nacer: dentro
de una relación de compromiso entre sus padres.
 
Se podría decir que el sexo es el lenguaje corporal del compromiso de
por vida. Todos estamos familiarizados con el lenguaje corporal; darle
la mano a alguien es una expresión de amistad, dar un beso en la
mejilla es una expresión de afecto, tener una relación sexual es (o
debería ser) decirle a alguien: “Te quiero y me comprometo contigo por
completo y para toda la vida”. Ese es el diseño de Dios. El sexo no es
simplemente recreacional; es profundamente relacional.
 
INSTINTIVO
 
En el fondo, todos somos conscientes de esto. Recuerdo la vez que un
hombre me confesó que había vivido su vida de forma promiscua y,
muy honestamente, añadió: “Cada vez que tengo relaciones sexuales
con alguien, dejo algo de mí mismo atrás”.
 
Él se había dado cuenta de que el sexo está destinado a ser algo
profundamente interpersonal. No es solamente algo físico; el alma está
implicada en ello. Esto explica por qué nunca nos satisface el porno.
Nuestros deseos sexuales no anhelan una mera sensación física. Al fin y
al cabo, no solo buscamos tener un orgasmo o un momento de conexión
íntima con otra persona. Anhelamos una unión profunda con otra
persona, no solo a nivel físico, sino a todos los niveles de nuestro ser.
 
No es que Dios esté siendo un aguafiestas cuando nos pide que
guardemos el sexo para el matrimonio, en absoluto. Él es nuestro
Creador que nos ama y sabe qué es lo mejor para nosotros; vivir
siguiendo las instrucciones del que nos hizo siempre será lo más
sensato. Todas las negaciones de la Biblia sobre el sexo vienen a
continuación de una enseñanza positiva inicial del sexo y el
matrimonio, en Génesis 1 y 2. Dios quiere proteger el sexo, como un
regalo suyo que es bueno, y nos quiere proteger a nosotros también. El
porno, que es egoísta y no relacional por naturaleza, no solo degrada el
sexo, sino que también nos hace daño a nosotros. Retomaremos esta
idea en el capítulo siguiente.
 
SIGNIFICADO ÚLTIMO
 
No obstante, nuestra sexualidad, según el diseño de Dios, no solo está
destinada a unir a una mujer y un hombre juntos en matrimonio. Hay
algo más en ella que nos lleva a algo aún más profundo, hacia el mismo
propósito y significado de nuestras vidas.
 
C.S. Lewis ofrece una visión profunda de esta idea en su autobiografía
Cautivado por la Alegría. Lewis habla de su etapa joven, cuando iba en
busca de encuentros sexuales:
 
Muchas veces seguí ese camino, hasta el final. Y al final encontraba el
placer, lo que me llevó inmediatamente a descubrir que el placer no era lo
que buscaba. No tenía nada que ver con cuestiones morales; en aquel
momento era lo más inmoral que puede ser un hombre en ese tema. La
frustración no consistía en haber encontrado un placer “rastrero” en vez
de uno “elevado”. Era la poca importancia de la cuestión lo que aguaba
la fiesta […] Lo mismo sería ofrecer una chuleta de cordero a un hombre
que se está muriendo de sed que ofrecer placer sexual al que desea lo que
yo estoy describiendo. […] La Alegría no es un sustituto del sexo; a
menudo el sexo es sustituto de la Alegría. A veces me pregunto si no serán
todos los placeres sucedáneos de la Alegría.⁶
 
La historia de la Biblia proclama que el sexo y el matrimonio apuntan
más allá, a algo más maravilloso, que es la “alegría” a la que C.S. Lewis
se refiere.
 
La Biblia comienza con el matrimonio humano en Génesis 2, pero
termina con el matrimonio de Cristo y la Iglesia en Apocalipsis 21
cuando, en el fin de los tiempos, Cristo y su pueblo se unirán en una
intimidad perfecta. El primero es un avance de este último. El
matrimonio entre una mujer y un hombre está diseñado como una
imagen de la relación con Dios, la cual se nos ofrece a todos a través de
Cristo.
 
Pablo deja esto claro en Efesios 5:32. Después de citar la enseñanza
bíblica básica sobre el matrimonio que aparece en Génesis 2:4, añade:
 
Esto es un misterio profundo; yo me refiero a
Cristo y a la iglesia.⁷
 
Por lo tanto, nuestros anhelos sexuales apuntan incluso más allá del
deseo de unirse con otra persona. A un nivel más profundo, dan
testimonio de un deseo espiritual de conexión con el Dios que nos hizo a
su imagen para relacionarnos con Él. Eso explica por qué incluso la
mejor experiencia sexual y el matrimonio más bueno nunca llegarán a
satisfacernos por completo; pero algún día, cuando Cristo vuelva, todos
nuestros anhelos serán por fin satisfechos completamente y para
siempre.
El lado oscuro del porno
 
CAPÍTULO 3
 
C
uando el periodista Malcolm Muggeridge vivía en India de joven,
escribió a su padre para contarle sobre un incidente que tuvo lugar
mientras nadaba en un río. Malcolm vio a una mujer a lo lejos:
 
[La mujer] llegó al río, se quitó la ropa y se quedó desnuda, con su cuerpo
moreno expuesto al sol. De repente me volví loco. Me entró esa sequedad
al fondo de la garganta, esa sensación […] de irracionalidad salvaje que
se llama pasión. Salí disparado nadando con todas mis fuerzas hacia ella.
Y entonces casi me desmayo, pues era vieja y horrorosa y sus pies estaban
deformados hacia adentro y su piel estaba arrugada y, la peor parte, tenía
la lepra […] Hasta que no ves a un leproso no sabes lo feo que puede
llegar a ser el ser humano. Aquella criatura me sonrió mostrando una
boca sin dientes y lo siguiente que sé es que estaba nadando de vuelta al
lugar de donde había salido, temblando todavía […] Fue justo la lección
que necesitaba. Ahora, cuando pienso en la lujuria recuerdo a esa mujer
lasciva.⁸
 
El porno es así. Puede parecer irresistiblemente atractivo, pero no hace
falta ver mucho para darse cuenta de que solo es una falsa apariencia.
Promete un fruto delicioso y con sustancia, pero su dulzor en seguida se
vuelve agrio.
 
Nos damos cuenta con rapidez de que lo que parecía tan atractivo es en
realidad muy desagradable;nada que ver con la maravilla del sexo
según el diseño de Dios.
 
EL PORNO DEGRADA EL SEXO
 
El sexo en el porno es totalmente físico, ya que los actores solo se
relacionan a nivel sexual, y por supuesto, los espectadores que los ven
no tienen ningún tipo de relación con ellos. Se trata de una acción
completamente egoísta, en la que lo único que importa soy yo: mis
fantasías, mis apetitos. Yo tengo el control y puedo conseguir justo lo
que yo quiero, cuando yo quiero. Es una perversión lamentable del
buen diseño de Dios para el sexo, cuando se supone que debe ser, en
palabras de Tim Chester:
 
La celebración y el clímax, literalmente, de una relación […] Si entiendes
el sexo como una gratificación personal o una oportunidad de recrear tu
fantasía […] entonces ese sexo será malo en ambos sentidos de la
palabra: será de mala calidad y dañino.⁹
 
EL PORNO CONVIERTE A LAS PERSONAS EN OBJETOS
 
El porno no solo degrada el sexo, también degrada a las personas. En el
porno, la otra persona es solo un cuerpo en una pantalla. Las imágenes
y fotografías no nos invitan a hacer preguntas sobre la persona en
cuestión: “¿Están casados? ¿Tienen hijos?” y “¿Por qué están haciendo
esto?”. En las imágenes, los participantes parecen estar felices y
dispuestos.
 
Eso es solo parte de la fantasía que el porno pretende proyectar. Hay
muchos actores y actrices en la “industria para adultos” que lo
defenderían, pero no hace falta que busques mucho para descubrir el
lado oscuro. En una página web que comparte las historias de personas
que han dejado la industria, una mujer escribe:
 
Como la mayoría de los actores y actrices porno, perpetué esta mentira.
Una de mis respuestas favoritas cuando me preguntaban si me gustaba
hacer alguna escena en particular era: “¡Solo hago lo que me gusta
hacer!” […] ¡Qué mentira! Hacía lo que sabía que tenía que hacer para
conseguir “trabajo”. Hacía lo que sabía que me daría “fama” en la
industria del porno.¹⁰
 
Martin Daubney fue editor de Loaded desde 2003 hasta 2010, una
revista que definía la cultura machista del momento. Su visión de las
imágenes de mujeres desnudas que publicaba cambió cuando se
convirtió en padre. Martin escribió:
 
Empecé a ver a las mujeres de mi revista no como objetos sexuales, sino
como las hijas de alguien… Y se me encogía el corazón.¹¹
 
EL PORNO DAÑA LA AUTOESTIMA
 
El porno no solo nos lleva a deshumanizar a las personas que salen en
pantalla, sino a la gente en general. Nos anima a centrarnos y fijarnos
en el cuerpo más que en la persona en sí, lo cual puede al final afectar
la forma en que nos vemos a nosotros mismos. No es de extrañar que
muchos se sientan insuficientes cuando se comparan con los cuerpos
perfectamente formados que ven en pantalla. La Asociación
Estadounidense de Psicología asegura que “la saturación de imágenes
sexualizadas de mujeres está llevando al odio del cuerpo, a trastornos
alimenticios, baja autoestima [y] depresión”.¹²
 
Desde luego, esta clase de presión no solo afecta a mujeres y niñas, sino
que muchos niños y hombres se sienten muy preocupados por su
cuerpo y, cada vez más, esto deriva en problemas que necesitan
atención médica. Hace tiempo, los trastornos alimenticios solían afectar
en su mayoría a mujeres, pero el número de hombres que los sufren ha
ido creciendo vertiginosamente.¹³
 
EL PORNO PERJUDICA A LOS MÁS JÓVENES
 
A medida que el porno se vuelve más accesible, también crece el
número de niños que lo ven a una edad muy temprana. Para ellos, gran
parte de su educación sexual viene de sus descubrimientos online y no
solo están aprendiendo esas partes de la vida a través del porno, sino
que están también formando su actitud hacia el sexo y su concepto de lo
que es sexualmente normal.
 
Martin Daubney, que siendo editor de Loaded aseguraba que el porno
no hacía daño, cambió su visión por completo al investigar el tema para
un documental televisivo. Después de haber visto cómo tantas vidas
jóvenes habían sido perjudicadas, concluyó:
 
Siento que la sexualidad de toda una generación ha sido secuestrada por
la grotesca pornografía de internet.¹⁴
 
Los hechos apoyan su afirmación:
 
En un estudio reciente con jóvenes estadounidenses de 16 a 18 años, casi
todos los participantes aseguraron haber aprendido a tener relaciones
sexuales viendo porno, y muchas chicas dijeron sentirse presionadas a
llevar a cabo los “guiones” que sus parejas habían sacado del porno.
Estas se sintieron casi obligadas a tener relaciones en posiciones
incómodas, a fingir respuestas sexuales determinadas y a consentir
acciones desagradables o dolorosas.¹⁵
 
EL PORNO CORROMPE A SUS CONSUMIDORES
 
Cuanto más porno consumes, más te insensibilizas y menos te afecta
verlo. Cuanto más lo ves, menos te excita, y eso te llevará a buscar
porno más duro para volver a sentir el mismo subidón.
 
Por supuesto, la industria del porno hace todo lo posible para llevarte
por ese camino con publicidad y pop-ups enseñando imágenes
sugerentes. Esto suele acabar con la búsqueda de otras imágenes
progresivamente más extremas, hasta que te encuentras en sitios que
nunca pensaste que visitarías; y una vez que los has visitado, resulta
mucho más fácil volver.¹⁶
 
En un estudio de 1.500 chicos, el 56% de ellos admitieron que sus
gustos pornográficos se habían vuelto “cada vez más extremos y
pervertidos¹⁷”. Además, las investigaciones indican que el impacto no
se limita al comportamiento online: un estudio de investigación
revisado por expertos, que analizó información de siete países
diferentes, concluyó que “sin duda, la media de personas que consumen
pornografía más frecuentemente tiene más posibilidades de desarrollar
actitudes de apoyo a la agresión sexual, e incluso participar
personalmente en actos de agresión sexual”.¹⁸
 
EL PORNO TE HACE CENTRARTE EN TI MISMO
 
Agustín de Hipona, el pensador de la iglesia primitiva, definía el pecado
de forma muy interesante. Lo llamaba “amor centrado en sí mismo”.
Nosotros fuimos creados para ser personas que aman a Dios y que
aman a otras personas, pero hemos centrado ese amor en nosotros
mismos, para nuestra ruina.
 
Eso mismo es lo que está pasando con el porno. C.S. Lewis describe
cómo la fantasía sexual toma el apetito sexual, el cual debería llevarte a
una conexión profunda con otra persona, y “le da la vuelta: volviendo a
aprisionar al hombre en sí mismo, para mantener un harén de esposas
imaginarias”. Evidentemente, este mismo proceso ocurre con la
imaginación de muchas mujeres también. Lewis continúa diciendo:
 
Una vez reconocido, este harén entorpece toda posibilidad de que el
hombre salga de ahí en algún momento y se una realmente a una mujer
de verdad. Dado que el harén está siempre disponible, es siempre sumiso,
no exige ningún sacrificio o ajuste y puede estar equipado con
atracciones físicas y psicológicas con las que ninguna mujer de verdad
puede competir. En medio de esas esposas oscuras, el hombre siempre es
adorado, siempre es el amante perfecto: no se le recrimina su egoísmo,
nunca se le impone disciplina o penitencia por su vanidad. Al final, estas
se convierten en un simple medio a través del cual el hombre se adora
cada vez más a sí mismo.¹⁹
 
Esto puede suponer especialmente un problema para los jóvenes, sobre
todo para aquellos que han crecido pasando gran cantidad de tiempo
en internet, mayormente jugando a videojuegos y viendo porno. El
resultado es que se ven atrapados en un bucle de satisfacción
instantánea, lo cual es mucho más fácil que hacer el esfuerzo de
intentar conectar con personas reales fuera de internet. Un adolescente
decía: “¿Quién necesita romperse la cabeza saliendo con gente cuando
tienes porno online?”.²⁰ Sin embargo, el porno no solo impacta a gente
soltera, sino que también afecta enormemente a las personas casadas.
 
EL PORNO DETERIORA EL MATRIMONIO
 
Los estudios indican que los que tienen hábitos compulsivos con el
porno son, mayormente, hombres casados²¹. Cada vez que una persona
casada, del sexo que sea, consumeporno, está cometiendo adulterio en
su corazón. Algo así estropea la intimidad de la pareja, además del
daño que causa el secretismo implícito en el consumo del porno. Por
otro lado, también hay repercusión cuando alguien descubre que su
pareja ha estado viendo pornografía.
 
Entre las reacciones más comunes está la sensación de rechazo, los
celos, la ira, la humillación y la pérdida de la confianza, aunque
también puede llevar a sentirse insuficiente. La escritora feminista
Naomi Wolf expresa lo que sienten muchas mujeres:
 
¿Cómo puede una mujer real, con poros y tetas naturales, e incluso con
su propia necesidad sexual [...] competir con una versión cibernética de la
perfección, que se puede descargar y destruir cuando uno quiere, que se
presenta, por así decirlo, de forma completamente sumisa y hecha a
medida para cada pequeño requisito del consumidor?²²
 
EL PORNO PERJUDICA A LOS FUTUROS MATRIMONIOS
 
Tal vez estés pensando: “Estoy soltero, así que no tengo que
preocuparme por ver porno porque no estoy haciendo daño a nadie. Es
solo una forma temporal de lidiar con mis deseos sexuales, pero en
cuanto me case ya no verá más porno porque tendré relaciones sexuales
con una persona real”.
 
No des por hecho que vas a ser capaz de pararlo cuando te cases; es
difícil abandonar hábitos que se han ido desarrollando durante mucho
tiempo. Además, aun si consigues dejarlo, el porno que has visto en el
pasado seguirá afectando a tu relación, no solo por las imágenes que se
quedan en tu mente, sino seguramente a nivel físico también.
 
Un artículo de la página web Fight the New Drug [Combate la nueva
droga] describe una realidad desconcertante:
 
Cada vez que una persona consume pornografía, sobre todo si intensifica
la experiencia masturbándose, refuerza la parte de su mapa cerebral que
asocia la excitación con el porno. Al mismo tiempo, las vías que conectan
la excitación con cosas como ver, tocar o acariciar a una pareja no están
siendo desarrolladas. Pronto, aquello que excitaba en la vida real y de
forma natural ya no es suficiente y, al final, muchos consumidores de
porno se dan cuenta de que solo son capaces de excitarse a través de la
pornografía.²³
 
Al mismo tiempo, esto contribuye a un veloz aumento de la disfunción
eréctil entre hombres jóvenes, un problema que hasta ahora casi solo
afectaba a hombres de más de 40 años. Resulta tristemente irónico que,
por haber recurrido al porno para su satisfacción sexual, acaben siendo
incapaces de conseguir justo lo que buscaban.
 
Irónicamente, el problema del porno no es que enseñe demasiado, sino
que enseña demasiado poco. Dado que se centra en lo físico y lo visible,
ignora por completo lo más grande y maravilloso que Dios nos ha dado.
El porno no nos muestra la alegría del amor y el compromiso humano,
la satisfacción profunda y sustancial de dos personas convertidas en
una sola carne, la plenitud y el fruto de dos vidas unidas para la gloria
de Dios y el cuidado y sustento de una familia. El porno viene a ser lo
equivalente a quemar un violín Stradivarius de valor incalculable por
un breve momento al calor del fuego, renunciando a una vida entera de
música magnífica y preciosa.
 
Al final, el porno pone el listón y nuestras expectativas tan bajas que
nos empobrece y degrada a todos.
 
Eso no es libertad; es esclavitud.
La esclavitud del porno
 
CAPÍTULO CUATRO
 
M
ucha gente conoce bien el lado oscuro del porno.
 
Lo han visto en la sociedad en general, en alguien de su entorno o en su
propia vida. Y, sin embargo, eso no les frena —y tal vez a ti tampoco—
a la hora de volver a ello. Muchos reconocen que su consumo del porno
es en parte compulsivo; lo que les prometía libertad les ha acabado
esclavizando. Estas personas pueden hacer suyas estas palabras de
Pablo:
 
No entiendo lo que me pasa, pues no hago lo que quiero sino lo que
aborrezco.
 
Romanos 7:15
 
¿A qué se debe esto?
 
CORAZONES ROTOS
 
Puede que en el fondo pensemos que el porno, en su mayor medida, es
un problema externo. Nos decimos que si suprimiesen las páginas
porno o si tuviésemos los filtros adecuados en nuestros dispositivos, no
caeríamos. Si se pudiesen prohibir la ficción erótica y las imágenes
provocativas en los carteles, anuncios y revistas, no tendríamos que
luchar con la lujuria. Lo cierto es que, por mucho que esas medidas
fuesen útiles, no solucionarían el problema porque no proviene de algo
externo a nosotros. Jesús dijo:
 
Lo que sale de la persona es lo que la contamina. Porque de dentro, del
corazón humano, salen los malos pensamientos, la inmoralidad sexual,
los robos, los homicidios, los adulterios, la avaricia, la maldad, el engaño,
el libertinaje, la envidia, la calumnia, la arrogancia y la necedad. Todos
estos males vienen de adentro y contaminan a la persona.
 
Marcos 7:20-23
 
Es fácil echar la culpa de nuestro comportamiento a otros factores: a
nuestra cultura sexualizada y a la fácil accesibilidad al porno, la
influencia de otros que nos corrompe o las secuelas del daño que
sufrimos en el pasado. Puede que todos esos factores influyan, pero
tenemos que afrontar la realidad de que la razón fundamental por la
que consumimos pornografía es nuestro corazón corrupto.
 
Nunca conseguiremos avanzar realmente en la batalla contra el porno
si no reconocemos que, por encima de todo, no somos víctimas; somos
los responsables. Somos pecadores.
 
¿QUÉ ME LLEVA AL PORNO?
 
Solo cuando hayamos reconocido que el verdadero problema es nuestro
pecado estaremos preparados para considerar qué hay detrás de
nuestro consumo del porno. Puede que la respuesta no sea tan simple
como: “Es solo por la lujuria”.
 
El músico John Mayer se ha expuesto sin tapujos y ha hablado
abiertamente, entre otras cosas, sobre sus fantasías, consumo de
pornografía y su vida sexual. En una de sus entrevistas, John se
describe a sí mismo como un “auto-tranquilizante”,²⁴ continúa
asegurando:
 
No me masturbo porque esté excitado … No, lo hago porque quiero
darme un baño cerebral. Es como un baño caliente con hidromasaje para
mi cerebro.²⁵
 
En mi opinión, esto que dice es la realidad de muchos. La tentación que
nos lleva a ver porno no suele estar motivada solo por instintos
sexuales. Normalmente hay otros detonantes: tal vez el deseo de darse
un “baño cerebral”, por ejemplo. Puede que la lujuria sea la chispa
inicial, pero el combustible que lo impulsa viene de otro lado. Por esta
razón, vale la pena preguntarse: “¿qué es lo que me lleva al porno, en
mi caso?”. ¿Hay alguna motivación oculta que potencia nuestra
lujuria?
 
¿Se trata de un afán de intimidad o de control? ¿Qué mal estás
tratando? ¿Es baja autoestima, o la sensación de que la gente te
menosprecia y te sientes pequeño e insignificante? O tal vez sientas que
nadie te quiere y el porno parece hacer desaparecer esas emociones
negativas. Cuando te dejas envolver por tus fantasías y sientes el chute
de adrenalina que el porno te ofrece, eres capaz de dejar a un lado la
cruda realidad de tu mundo y los sentimientos dañinos que genera. En
su lugar, entras en un mundo en el que tú eres el héroe, la persona a la
que admiran y desean, el que tiene todo el control. Es tu propia película
personal, a la que puedes escaparte cuando te apetece.
 
UNA MEDICINA DIFERENTE
 
Espero que te des cuenta de cuán catastrófico es esto a nivel espiritual,
porque deberíamos estar llevando esos sentimientos a otro doctor
diferente, tratarlos con una medicina distinta. Deberíamos estar
llevándoselos al Señor Jesús, pues Él es el único que puede satisfacer
nuestros anhelos más profundos.
 
¿No te sientes querido? Él te ama más de lo que puedes llegar a entender.
 
Yo te he amado con amor eterno; por eso te sigo tratando con bondad.
 
Jeremías 31:3
 
¿Te sientes fuera de control? Él tiene el control de cada detalle, no solo de
tu vida, sino del mundo entero. Eso significa que puedes confiar en Él
completamente.
 
¿No se venden dos gorriones por una monedita? Sin embargo, ni uno deellos caerá a tierra sin que lo permita el Padre; y él tiene contados aun los
cabellos de vuestra cabeza. Así que no tengáis miedo; vosotros valéis más
que muchos gorriones.
 
Mateo 10:29-31
 
¿Te sientes menospreciado, como si no le gustases a nadie? Jesús conoce
tu pecado y aún así quiere levantarte.
 
Levanta del polvo al desvalido y saca del basurero al pobre para sentarlos
en medio de príncipes y darles un trono esplendoroso.
 
1 Samuel 2:8
 
Sin embargo, si nos hemos acostumbrado al mecanismo de recurrir
instintivamente al porno cuando surgen los malos sentimientos, el
verdadero problema se mantiene oculto. Si esto es así, lo más probable
es que pensemos que nuestro problema es la lujuria; pero no nos damos
cuenta de que detrás de eso escondemos algo más profundo, algo que
no estamos abordando y, por lo tanto, nunca lo llevamos delante de
Jesús para tratarlo, aun sabiendo que Él es el mejor doctor.
 
Irónicamente, aquello que intentamos tratar recurriendo al porno solo
se vuelve peor, pues no conseguimos sentirnos bien en el fondo. La
película en seguida termina y nos toca volver a la realidad, en la que el
mundo no gira a nuestro alrededor y no nos sentimos todo lo queridos
que nos gustaría. Vamos buscando intimidad, pero acabamos
sintiéndonos aún más solos; queremos sentir que tenemos el control,
pero nos vemos más impotentes que nunca. Además, nuestro
sentimiento de culpa nos separa aún más del único que puede
ayudarnos de verdad y es justo en ese momento cuando el atractivo del
porno, prometiendo evadirnos, se vuelve aún más fuerte. Esto puede
conducir muy fácilmente a conductas compulsivas y a una espiral de
patrones adictivos. Como veremos más adelante, existe una explicación
biopsicológica para las adicciones sexuales, pero también hay en ellas
un elemento profundamente espiritual.
 
LA ADICCIÓN
 
Nadie puede poner en duda la capacidad que tiene el porno para
enredar y atrapar a quienes lo ven y consumen. Los psicólogos
consideran que los adictos al porno son aquellos que invierten 11 o 12
horas semanales en buscar o ver material pornográfico, aunque
muchos se pasan el doble o triple de tiempo.
 
Normalmente, el consumo adictivo del porno, como ocurre con otro
tipo de adicciones, llega al punto de interferir en las actividades
saludables, causando problemas de relaciones, salud, profesión,
finanzas y legales.
 
Algunas de las señales que indican que el consumo casual de
pornografía ha alcanzado niveles de adicción son:
 
Consumo continuado del porno a pesar de haber prometido a otros o a
ti mismo que lo dejarías.
 
Aumentar la cantidad de tiempo que dedicas a su consumo.
 
Necesidad de aumentar la intensidad o tipo de contenido sexual para
que sea suficiente.
 
Ocultar o mentir sobre el tipo o el grado de consumo.
 
Irritación o enfado cuando te piden que lo dejes.
 
Pérdida de interés en las relaciones sexuales con el cónyuge o la pareja.
 
Sentirte solo o aislado de los demás.
 
Consumo de drogas o alcohol junto con la pornografía.
 
Deshumanizar a desconocidos, verlos como a objetos sexuales o como
cuerpos físicos más que como personas.²⁶
 
Lamentablemente, las personas adictas al porno suelen ser reticentes a
buscar ayuda, pues no identifican su conducta sexual en solitario como
la causa de los problemas en su vida. Normalmente, cuando buscan esta
ayuda no suele ser por el problema con el porno en sí, sino por
síntomas como la depresión o asuntos de relaciones.
 
De hecho, muchos reciben terapia durante bastante tiempo sin
mencionar en ningún momento la pornografía (o sin que se les
pregunte al respecto), por lo que no identifican su problema central y
este permanece sin ser abordado. Tristemente, esto no ocurre
solamente fuera de la iglesia, sino que se trata de una cuestión que
afecta también a muchos creyentes.
 
Aun sin ser considerados adictos al porno, la mayoría de sus
consumidores habituales son conscientes de la fuerte atracción que
ejerce la pornografía. Son muchos los estudios que han indicado que
puede tener un efecto biopsicológico significativo²⁷. El consumo de
pornografía desata la emisión de dopamina, un neurotransmisor que
provoca una especie de chute de placer; cuanto más tienes, más quieres.
A medida que intentas conseguir más, acabas reforzando un
mecanismo cerebral que se vuelve cada vez más instintivo y se hace más
difícil escapar de él. Esta situación puede hacer que la gente se sienta
atrapada. Pero hay esperanza.
 
Un amigo mío preguntó a un científico neurólogo si el proceso que lleva
a esta programación de las órdenes cerebrales es reversible, a lo que
respondió con un “sí” rotundo. El neurólogo dijo: “Igual que un niño
consentido que pide chucherías todo el rato, puedes volver a
enseñarle”. Cuando mi amigo preguntó cómo, le respondió: “Si dejas
de ceder a sus órdenes o demandas, tarde o temprano dejará de
pedir”.²⁸
 
Sin embargo, resistirse a las demandas del porno no es tan fácil como
parece y nunca conseguiremos un cambio profundo y permanente solo
con nuestro esfuerzo. Recuerda, el problema principal que nos vuelve
esclavos del porno no es nuestra psicología ni biología, sino nuestro
pecado. Y para hacerle frente, no basta la autoayuda. Necesitamos un
salvador. Solo Jesús puede hacernos libres de verdad.
Libertad Verdadera
 
CAPÍTULO CINCO
 
E
l mensaje de la revolución sexual es que el cristianismo esclaviza y
reprime a la gente, y que la licencia sexual la libera. Pero la realidad es
exactamente lo contrario. Cristo trae libertad, no esclavitud, y eso
incluye ser libres de la culpa y la atadura al porno.
 
UN ABISMO ENORME
 
La Biblia deja claro que todos, sin excepción, somos pecadores:
 
No hay un solo justo, ni siquiera uno.
 
Romanos 3:10
 
Todos han pecado y están privados de la gloria de Dios.
 
Romanos 3:23
 
Es importante que recordemos esto cuando leemos un libro como este.
Es posible que el porno no suponga un problema para ti, no lo
consumes y puede que hasta te resulte desagradable pensar en quienes
lo hacen. Si te sientes así, necesitas prestar atención a las advertencias
bíblicas contra la arrogancia y la superioridad moral:
 
No tienes excusa tú, quienquiera que seas, cuando juzgas a los demás,
pues al juzgar a otros te condenas a ti mismo, ya que practicas las mismas
cosas.
 
Romanos 2:1
 
Tal vez no veamos pornografía, ¿pero alguno de nosotros puede decir
que es sexualmente puro? Como mínimo, ¿realmente nunca hemos
mirado a alguien con lujuria en nuestro corazón? Todos somos
pecadores y todos cometemos pecado sexual.
 
Por supuesto, también puede que seas totalmente consciente de este
hecho y leyendo este libro te has dado aún más cuenta. Te has sentido
confrontado, no solo por lo que está mal del porno, sino por lo que está
mal en tu propio corazón, mente e imaginación, que han sido
ensuciados por las cosas que has visto y leído. No necesitas que te
convenzan de tu culpa, porque de hecho te quema por dentro.
 
Dios nunca reacciona a nuestro pecado restándole valor, como solemos
hacer nosotros. No nos dice no te preocupes, todos lo hacen… Eres
humano; no es para tanto. La Biblia dice:
 
Dios es luz y en él no hay ninguna oscuridad.
 
1 Juan 1:15
 
Él es el Dios de la perfección moral absoluta, que ama lo que es bueno y
que odia lo que es malvado y se enfada cuando lo ve.
 
Bobby Moore fue el capitán de la selección inglesa de fútbol que recibió
la Copa del Mundo de mano de la Reina Elizabeth, cuando Inglaterra
ganó la competición en 1966. Después, fue entrevistado por un
periodista que le preguntó cómo se sentía. El futbolista le contó que
cuando se acercó a Su Majestad estaba aterrado, porque se fijó en que
llevaba guantes blancos y él iba a tener que darle la mano, cuando las
suyas estaban llenas de barro. Yo he visto la escena de ese momento un
montón de veces. A medida que el capitán avanza victorioso por el
balcón, no para de frotarse las manos en sus pantalones y después en la
tela de terciopelo del palco real, en un intentodesesperado de
limpiárselas.
 
Si Bobby Moore estaba preocupado por acercarse a la reina con las
manos llenas de barro, ¿cuánto más aterrados deberíamos estar
nosotros ante la idea de acercarnos a Dios? Nuestro pecado no solo nos
ensucia por fuera; también ensucia nuestros corazones. Por otro lado,
Dios no solo lleva guantes blancos; Él es completamente puro, de cabo a
rabo. Si dependiese de nosotros, ninguno puede esperar acercarse a Él
y seguir vivo. Y no hay nada que podamos hacer para limpiarnos. Pero
increíblemente, lo que nosotros no podemos hacer Cristo ya lo ha hecho
por nosotros.
 
UN INTERCAMBIO INCREÍBLE
 
En su inmenso amor, Dios mandó a su Hijo Jesús para que fuese
nuestro Salvador. Jesús era como nosotros en todos los sentidos, pero
sin pecado. Él vivió una vida totalmente perfecta, lo cual implica una
vida sexual perfecta; nunca vio a nadie de forma lasciva. Jesús siempre
llevó sus sentimientos delante de su Padre celestial en oración y no iba
buscando soluciones alternativas, ni siquiera cuando se encontraba
bajo presión extrema y sufriendo hostilidad. Caminaba en la luz y
nunca en oscuridad, y por eso es la única persona que merece
relacionarse con Dios, su Padre.
 
Pero en la cruz, la oscuridad descendió. La oscuridad espiritual estuvo
representada por la penumbra que cubrió el Gólgota, el lugar donde
murió Jesús. En ese momento experimentó el horror de estar separado
de su Padre, no por nada que Él mismo hubiese hecho, sino porque
estaba ocupando ese lugar por nosotros. Jesús asumió el castigo por
todo nuestro pecado. Por cada uno de ellos, hasta el más lamentable,
para que —si confiamos en Él— podamos estar seguros de que ya
hemos sido perdonados.
 
Pablo escribió a los cristianos de la antigua ciudad de Corinto, que eran
conocidos por el desenfreno y el libertinaje, y enumeró algunos de los
pecados que habían estado practicando, incluido el pecado sexual:
 
¿No sabéis que los malvados no heredarán el reino de Dios? ¡No os dejéis
engañar! Ni los fornicarios, ni los idólatras, ni los adúlteros, ni los
sodomitas, ni los pervertidos sexuales, ni los ladrones, ni los avaros, ni los
borrachos, ni los calumniadores, ni los estafadores heredarán el reino de
Dios.
 
1 Corintios 6:9-10
 
Si Pablo hubiese dejado la cosa ahí, no habría esperanza para ninguno
de nosotros; pero, por suerte, continuó diciendo:
 
Y eso erais algunos de vosotros. Pero ya habéis sido lavados, ya habéis
sido santificados, ya
 
habéis sido justificados en el nombre del Señor Jesucristo y por el
Espíritu de nuestro Dios.
 
1. Corintios 6:11
 
¿No es increíble? Esas palabras son aplicables a todos los que han
confiado en Cristo: “habéis sido lavados”. Podemos ir buscando ese
“baño cerebral” y encontrarnos con que nos estamos bañando con
porquería que nos deja con la sensación de estar sucios. Pero Jesús nos
ha lavado, para Él estamos perfectamente limpios sin importar el
pecado que hayamos cometido.
 
Pablo también dice lo siguiente:
 
Al que no cometió pecado alguno, por nosotros Dios lo trató como
pecador, para que en él recibiéramos la justicia de Dios.
 
1. Corintios 5:21
 
Tim Chester lo resume bien, aplicando esas palabras al pecado del
consumo del porno:
 
Dios hizo a Jesús, que nunca vio a nadie de forma lasciva, un adicto al
porno por nosotros, para que a través de él nosotros pudiésemos
volvernos sexualmente puros.²⁹
 
Lo mismo podría decirse de cada pecado sexual que pueda estar en
nuestra conciencia: fantasear, ver porno (sin importar lo extremas que
hayan sido las imágenes), sexting, chats sexuales online, ir demasiado
lejos físicamente en una relación fuera del matrimonio, sexo ocasional,
líos con desconocidos, aventuras adúlteras, consumo de prostitución.
Todas estas cosas se siguen unas a otras. Cuanto más cedemos a un tipo
de pecado sexual, más posibilidades tenemos de ser arrastrados al
siguiente… y al siguiente.
 
Puede que sientas que ya has ido demasiado lejos y que des por hecho
que los demás se apartarían de ti indignados si supiesen lo que has
hecho. Pero independientemente de cómo reaccione la gente, necesitas
interiorizar esta verdad asombrosa: Dios no se apartó de ti. Dios envió
a su Hijo para que muriese por ti. Jesús recibió el castigo por toda la
porquería de nuestros pecados, así que ya se ha hecho justicia por todos
ellos, hasta por los que aún no hemos cometido. A través de Cristo, a
ojos de Dios estamos completamente limpios. Como escribió el apóstol
Juan:
 
La sangre de su Hijo Jesucristo nos limpia de todo pecado.
 
1 Juan 1:7
 
SANTOS, NO PECADORES
 
Una parte sumamente central de la vida cristiana tiene que ver con
entender y aceptar quiénes somos realmente; solo entonces podemos
empezar a vivir consecuentemente. El diablo intenta arrastrarnos:
¿Qué estás haciendo en la iglesia? ¡Cómo te atreves a intentar acercarte
a Dios en oración después de lo que has estado viendo esta semana!
Debería darte vergüenza.
 
¡Eres un sucio pecador!
 
Cuanto más nos repetimos esas palabras acusándonos, más tendemos a
huir de Dios y a volver a nuestro pecado, pero Dios tiene un mensaje
completamente diferente para nosotros.
 
Evidentemente, Dios sabe que seguimos pecando, pero desde el
momento en que nos volvemos a Cristo nuestros pecados ya no nos
definen. Hemos sido unidos a Cristo a través de su muerte y
resurrección, y por lo tanto tenemos una nueva identidad. Como
escribió Pablo:
 
Si alguno está en Cristo, es una nueva creación. ¡Lo viejo ha pasado, ha
llegado ya lo nuevo!
 
2 Corintios 5:17
 
Dios nos ve como si fuésemos Jesús, sin ninguna mancha de pecado.
Por eso una de las palabras más usadas en el Nuevo Testamento para
describir a los cristianos es “santos”. La palabra “santo” no se usa para
describir solo a gente especialmente devota o religiosa, sino que se
refiere a todos los cristianos, a quienes Cristo ha hecho santos.
 
De esta forma, aun cuando hemos fallado y pecado y nos sentimos
avergonzados, Dios nos dice: Eres perfecto a mis ojos. ¡Eres santo!
 
CORAZONES NUEVOS
 
El pecado es un problema interno, por lo cual requiere una solución
interna. Por eso es realmente increíble saber que nuestra identidad
como santos no es solo algo que Dios declara sobre nuestro nuevo
estado a sus ojos, por muy maravilloso que eso sea, sino que es algo más
profundo todavía. Cuando Pedro predicó el evangelio en Pentecostés,
terminó diciendo:
 
Arrepentíos y bautizaos cada uno de vosotros en el nombre de Jesucristo
para perdón de vuestros pecados, y recibiréis el don del Espíritu Santo.
 
Hechos 2:38
 
El mensaje del cristianismo no es simplemente: Serás perdonado si
confías en Jesús y entonces un día, después de que Jesús regrese, serás
perfecto; pero por ahora no esperes cambiar demasiado. Sí, es cierto
que cuando ponemos nuestra confianza en Jesús somos completamente
perdonados. Pero tenemos otra promesa increíble: también recibimos
el Espíritu Santo que nos transforma desde dentro y nos da un nuevo
corazón con nuevos deseos; así que sí deberíamos esperar cambiar y
volvernos más santos.
 
Si bien es cierto que nuestra antigua naturaleza sigue tirando de
nosotros y seguimos pecando, también sabemos que quienes conocen a
Cristo no piensan “me alegro de haberlo hecho”. Si te sientes fatal
después de haber hecho algo que está mal, como ver porno, es una
buena señal. Es el Espíritu Santo haciendo su trabajo. Él nos ha dado
un nuevo anhelo: el querer agradar a Jesús y ser más como Él. El
Espíritu Santo no solo nos hace ver nuestro pecado; también nos ayuda
a cortarlo de raíz.
 
Tal vez te hayas propuesto muchas veces dejar de consumir porno, pero
el propósito no duró demasiado y siempre acabaste volviéndolo a hacer.
Puede que pienses que no hay esperanza, pero eso es una mentira del
diablo. ¡Puedes cambiar! ³⁰ No estás solo en tu lucha con el porno.
 
Es verdad que nunca vamos a ser perfectos en el mundo presente, pero
con la ayuda del Espíritu Santo podemos y deberíamos esperar ser
transformados, de maneraque crecemos en santidad cada vez más.
 
VIVIR EN EL ESPÍRITU
 
Si tenemos la sensación de que, a pesar de nuestros esfuerzos, no hemos
visto apenas cambio alguno en nuestro comportamiento, ¿puede ser
que lo hayamos abordado de forma equivocada? Pablo dice:
 
Ahora podemos servir a Dios, no según el antiguo modo —que consistía
en obedecer la letra de la ley— sino mediante uno nuevo, el de vivir en el
Espíritu.
 
Romanos 7:6
 
“El antiguo modo, que consistía en obedecer la ley” se refiere a la
forma en la que la gente que vivía bajo el antiguo pacto buscaba
agradar a Dios, intentando seguir una serie de pautas, escritas en unas
tablas de piedra, y cumplirlas por sus propios medios. Les resultó una
lucha imposible, ya que sus corazones seguían lejos de Dios; pero, por
suerte, nosotros ya no tenemos que vivir así. Los que tenemos al
Espíritu Santo viviendo en nuestro corazón estamos llamados a una
vida conforme “al modo nuevo”, es decir, “en el Espíritu”. Esta ayuda
que tenemos hace posible vivir una vida sin porno.
 
En el último capítulo estudiaremos cómo.
Viviendo sin porno
 
CAPÍTULO SEIS
 
U
na joven escribió una vez a un pastor confesándole que estaba
“atrapada” en una página web de
 
pornografía y masturbación online:
 
Ya ni me reconozco. Estoy aterrada […] Hago cosas que sé que están mal.
He intentado pararlo, de verdad que sí. He pasado noches llorando y
lamentándome. He orado y he escrito un diario de mis devocionales. He
leído libros. Me siento totalmente perdida. Amo a Dios, pero no puedo
seguir pidiendo perdón una y otra vez por lo mismo. Sé que necesito
ayuda, pero no sé dónde encontrarla. Sé que Dios tiene planes mucho
mayores que esto para mi vida. Pero este pecado me sigue superando.³¹
 
Tal vez estás intentando ayudar a alguien con la misma experiencia, o a
lo mejor tú mismo te sientes así. Deseas deshacerte del porno pero no
sabes cómo. Si no es el caso, me sorprendería que nunca te hubieses
sentido así con otro tipo de pecado.
 
Espero que este capítulo pueda darte esperanza y te indique cómo salir
de la trampa. Este va de la mano del capítulo anterior (te animo a que
los leas juntos). El capítulo 5 sienta las bases para lo que quiero decir
en este. Gracias a Jesús y a su muerte por nosotros, los que confían en
Él ya han sido liberados de la culpa que sienten por el porno, y el
Espíritu Santo los ha liberado también de su atadura. No tenemos que
seguir volviendo al porno, porque tenemos el poder de Dios viviendo
dentro de nosotros. Sin embargo, ¿qué quiere decir en la práctica “vivir
en el Espíritu”? (Romanos 7:6).
 
LA LUCHA QUE TODOS ENFRENTAMOS
 
Todos los cristianos convivimos con un continuo forcejeo en nuestro
interior. La naturaleza de pecado (que la Biblia llama “la carne”) sigue
ahí intentando llevarnos a desobedecer, con la ayuda de sus aliados:
Satanás y “el mundo” (referido a las personas que aún viven
oponiéndose a Dios). La diferencia es que ahora tenemos una nueva
naturaleza que pone en nosotros un fuerte deseo de agradar a Dios.
 
Cada vez que sentimos tentación podemos escoger: o seguimos las
formas de la naturaleza de pecado o “seguimos la guía del Espíritu”
(Gálatas 5:25), viviendo acorde a los nuevos deseos que nos da. Lo que
hagamos dependerá de la naturaleza que estemos alimentando. Somos
llamados a ignorar la vieja naturaleza y a nutrir la nueva. A nivel
práctico, esto se puede resumir en cuatro breves pasos:
 
Sigue mirando a Cristo
 
Confía en las promesas de Dios
 
Sé intransigente con el pecado
 
Nunca te des por vencido
 
SIGUE MIRANDO A CRISTO
 
Párate un momento a pensar y recordar los momentos en tu vida en los
que no te sentías atrapado por el pecado y en los que creciste más en
santidad. ¿A qué se debía?
 
Me sorprendería mucho que no se tratase de una época en la que te
sentías asombrado por el amor de Dios por ti en Jesús, y estabas
entusiasmado por el milagro del evangelio. Eso que sentiste era cosa del
Espíritu Santo dentro de ti. Lejos de centrar la atención en sí mismo, el
Espíritu se alegra señalando a Cristo, dirigiendo la gente a Cristo, para
que crezca su conocimiento y amor por Él. Como dijo Jesús cuando
habló del ministerio del Espíritu: “El me glorificará” (Juan 16:14).
 
Una vez oí hablar de un adolescente que se pasaba horas todos los días
jugando en su ordenador. Sus padres recurrían a amenazas y castigos
para intentar hacer que cambiase su comportamiento, pero nada
funcionaba. Después de un tiempo, empezaron a darse cuenta de que el
chico había perdido por completo el interés por los juegos que antes
consumían todo su tiempo. ¿Por qué? Había conocido a una chica y, a
su lado, sus antiguos hábitos no resultaban nada atractivos.
 
Algo parecido pasa cuando el Espíritu Santo nos abre los ojos y vemos
la belleza de Cristo. Por lo tanto, si queremos luchar contra el porno, o
contra cualquier otra mala conducta, no deberíamos centrarnos
solamente en el pecado y en intentar sacarlo de nuestras vidas. Eso no
nos va a llevar a conseguir gran cosa. Deberíamos centrarnos, más
bien, en lo que la Biblia nos dice sobre nuestro Salvador.
 
A medida que vayamos apreciando más quién es Cristo y lo que hizo
por nosotros, nos daremos cuenta de que nuestro deseo de acabar con el
pecado y procurar la santidad crecerán. Esto puede empezar con una
profunda convicción de nuestro pecado. Es bastante común que no nos
preocupemos por los patrones de mala conducta que repetimos. Tal vez
sea porque hemos visto esas imágenes o hemos consentido esas
fantasías tantas veces y durante tanto tiempo, que se ha convertido en
algo normal para nosotros y apenas le damos importancia. Pero eso
cambiará a medida que nuestros corazones se vuelvan a derretir una
vez más ante la belleza del evangelio.
 
Debemos considerar las palabras que escribió John Owen, el puritano
inglés del siglo XVII:
 
Lleva tu lujuria al evangelio: no para sentirte aliviado [aún], sino para
convencerte más de su peso […] Dile a tu alma: “¿Qué he hecho? ¡Cuán
grande amor, cuán grande misericordia, qué sangre, cuán grande gracia
he menospreciado y pisoteado! ¿Es así como agradezco al Padre su amor,
al Hijo su sangre, al Espíritu Santo su gracia? […] ¿He contaminado el
corazón por el cual Cristo murió para limpiarlo, el que el Espíritu escogió
para vivir?”³²
 
No es que un cristiano que haya recibido el Espíritu no vaya a pecar —
tristemente, sí lo hará—, pero debería concebir el pecado como algo
impensable. Un hombre que había recurrido al porno una y otra vez,
describió la verdad que marcó la diferencia para él de forma decisiva:
 
No importaba las veces que lo intentase, la fuerza de voluntad que me
decía “no lo veas” nunca era suficiente. Podía aguantar un par de días,
pero al final necesitaba llenar ese vacío. Entonces, Dios me hizo ver que
mi elección no era simplemente pecar o no pecar; era entre desear a
Jesús, que podía satisfacerme, o desear otra cosa que no me llenaría. La
lucha no se volvió fácil, pero sí se volvió algo que podía vencer, porque
me di cuenta de que no se trataba de alejarme de algo, sino de acercarme
a alguien.³³
 
Por lo tanto, la lucha contra el pecado no tiene que ver principalmente
con decirle que no a algo. Ese “no” siempre debe de ir detrás de
nuestro “sí” a Jesús, que fue el primero en decirnos que “SÍ” a
nosotros. Tal y como dice Heath Lambert:
 
Necesitas ser la clase de persona que lucha más por una relación cercana
con Jesús, que contra la pornografía […] Cuando te encuentres más
veces buscando mirar hacia Cristo que esforzándote por evitar el porno,
le habrás dado la vuelta a la situación […] Una relación viva con Jesús
podrá expulsar el porno de tu vida con más rapidez que cualquier otra
cosa. Cuando te vuelves a enfocar en Jesús no queda espacio en tu
corazón para nada más, porque él lo llena por completo.³⁴
 
¿Cómo es nuestra relación con Jesús? ¿Está en el centro de nuestra
vida cristiana o estamos dando prioridad a otras cosas? ¿Hemos
desarrollado el hábito de leer la Biblia todoslos días? Si es así, nos
resultará de gran ayuda; pero necesitamos recordar que la Biblia no es
un libro de teología, sino un libro relacional por el cual Dios nos lleva a
conocerle más y mejor. Tómatela como una carta de amor de Jesús y
pídele al Espíritu Santo que te permita encontrarte con Él cuando la
leas. También sería bueno que, cuando vayas a la iglesia, ores para que
el Espíritu abra tu corazón y no vayas y vuelvas sin que nada ocurra.
Pídele que te ayude a interactuar en profundidad con Dios cuando
escuches su Palabra, ores, cantes alabanzas y te encuentres con su
pueblo. Evidentemente, no siempre nos sentiremos cerca de Cristo,
pero sí podemos esperar que la intimidad crezca a medida que
perseveramos, como en cualquier otra relación.
 
CONFÍA EN LAS PROMESAS DE DIOS
 
La Biblia es “la espada del Espíritu” (Efesios 6:17). Así que si
queremos seguir “el nuevo modo de vivir del Espíritu”, es esencial que
volvamos a la Palabra de Dios a través de las predicaciones, de estudios
bíblicos en grupos y de nuestra lectura personal. Uno de los trabajos
principales del Espíritu es ayudarnos a entender, apreciar y confiar en
su Palabra. Por eso, cuando la leamos debemos fijarnos en todas las
promesas que contiene, que serán de mucha ayuda en nuestra lucha
contra el pecado. Aquí tenemos algunas de ellas:
 
Ya no hay ninguna condenación para los que están unidos a Cristo Jesús.
 
Romanos 8:1
 
A Satanás le encanta restregarnos la culpa de nuestro pecado, porque
nos hace sentirnos más alejados de Cristo y nos volvemos más
vulnerables a la tentación. Pero puedes perderle de vista recordándole
esta gran verdad: Cristo ya ha pagado el precio por mi pecado, así que
ya no estoy bajo condena.
 
Cuando vuelvas a caer en el pecado te sentirás culpable y sabrás que
has hecho algo que no deberías, porque está mal. Pero da igual lo que
sientas, pues nada de eso puede cambiar la seguridad que encuentras
en el amor de Dios. Él te acepta y es algo que no depende de nada que
tú hagas o dejes de hacer, sino de lo que Cristo ya hizo. ¡Aleluya, qué
gran Salvador!
 
El que beba del agua que yo le daré no volverá a tener sed jamás, sino
que dentro de él esa agua se convertirá en un manantial del que brotará
vida eterna.
 
Juan 4:14
 
Esto fue lo que le dijo Jesús a la mujer samaritana que había estado
casada cinco veces y vivía con otro hombre en ese momento. Esta mujer
parecía recurrir a las relaciones sexuales para encontrar satisfacción,
pero no la había encontrado. Jesús le dice: “yo puedo darte lo que estás
buscando”. Y lo mismo nos dice a todos nosotros. El porno promete
muchas cosas que no puede cumplir, pues no puede ofrecernos la
intimidad, la autoestima o la sensación de control que deseamos. Sin
embargo, Jesucristo satisface hasta los anhelos más profundos de
nuestro corazón, los reconozcamos o no, los cuales siempre se esconden
detrás de cualquier otro deseo que tengamos. Solo a través de Él
podemos tener una relación personal con Dios, y solo cuando nos
volvamos y acerquemos a Él conseguiremos saciar nuestra sed.
 
Dios es fiel, y no permitirá que vosotros seáis tentados más allá de lo que
podáis aguantar.
 
1 Corintios 10:13
 
No importa lo difícil que sea una tentación, Dios es fiel y no nos
abandona en nuestra lucha. Está a nuestro lado y nos ofrece una salida,
así que no te des por vencido. Deja que la fe te dirija y sigue el camino a
la salida que Dios te ofrece. Esta podría ser un amigo dispuesto a
hablar si le llamas, o algo que leíste en la Biblia momentos antes y que
mantienes en tu mente y tu corazón. Siempre hay una salida.
 
Nunca te dejaré; jamás te abandonaré.
 
Hebreos 13:5
 
Nunca estamos solos, Cristo está con nosotros a través de su Espíritu en
cada paso que damos, dispuesto a darnos consuelo y fuerza si nos
acercamos a Él. Podemos alcanzarle con tan solo una oración. Aunque
nos encontremos ya en medio del camino al pecado, no tenemos por qué
dar el siguiente paso. Él está ahí con nosotros dispuesto a ayudarnos.
Incluso si decidimos continuar de todas formas y caer, Jesús sigue con
nosotros esperando para recogernos. Puede que llegado a ese punto
sintamos que está a kilómetros de distancia, pero no es así. Así que, no
importa cómo te sientas o lo que hayas hecho, simplemente aférrate a
esta increíble promesa y vuelve a Cristo con una oración, sabiendo que
a Él siempre le alegra escucharte.
 
La Biblia guarda muchas otras promesas maravillosas. ¿Por qué no
apuntas tus favoritas para poder volver a leerlas y recordarlas cuando
las necesites?
 
SÉ INTRANSIGENTE CON EL PECADO
 
Hemos visto que nunca vamos a poder ganar la batalla contra el porno,
o contra cualquier otro pecado, si solo nos apoyamos en normas y
propósitos. Esta batalla se libra en el corazón.
 
No obstante, la autodisciplina sigue jugando un papel importante.
Aunque caminemos cerca de Cristo, seguimos estando expuestos a la
tentación y cuanto más hayamos caído en el pasado, más probable es
que nos vuelva a pasar. Por lo tanto, nos corresponde hacer todo lo
posible para protegernos, especialmente nuestros puntos débiles.
 
Jesús dijo: “Si tu ojo derecho te hace pecar, sácatelo y tíralo” (Mateo
5:29). Por supuesto, no estaba siendo literal, pero su significado es
claro: tenemos que hacer todo lo que haga falta para arrancar nuestro
pecado de raíz. Nosotros tendemos a ser bastante menos radicales y a
sentirnos satisfechos si conseguimos reducir nuestro pecado a un nivel
que consideramos más aceptable, pero Pablo dijo: “Entre vosotros ni
siquiera debe mencionarse la inmoralidad sexual” (Efesios 5:3). No
basta con reducir la frecuencia con la que consumes pornografía o
pasar a ver imágenes menos explícitas. Somos llamados a cortarlo por
completo.
 
¿Qué pasos tendrías que dar a nivel práctico para conseguir eso?
Conozco a gente que se asegura de tener el ordenador de casa visible en
una zona común, pero eso no funciona con los portátiles y los móviles.
¿Tienes los filtros necesarios y las personas a las que rendir cuentas?³⁵
 
Es poco probable que un amigo que también tiene problemas con el
porno pueda motivarte lo suficiente para luchar. Para rendir cuentas,
escoge alguien a quien respetes y que te pueda llevar a Jesús, un
cristiano maduro, un pastor o un padre o madre. No esperes a que
surja la pregunta adecuada o la manera adecuada: es tu
responsabilidad ser honesto y abrirte con ellos. Si a pesar de todo
sigues sin poder pararlo, puede que necesites adoptar otras medidas.
¿Realmente necesitas tener internet en tu móvil? Para mí es un alivio
no tenerlo, no solo por evitar tentaciones, sino porque me deja mucho
más tiempo libre.
 
¿Identificas algún momento concreto en el que la tentación resulta más
fuerte? Si es así, piensa en otra cosa que podrías hacer en su lugar, ya sea
salir, escuchar música (tal vez música cristiana) o llamar a un amigo. Si hay
ciertos estados de ánimo o ciertas emociones que te vuelven más
vulnerable, ¿cómo podríamos contrarrestarlos?
 
Piensa en los estados de ánimo como si fuesen un semáforo. El verde es
cuando estamos calmados y podemos hacerle frente; el ámbar o
amarillo es cuando empezamos a sentirnos bajo presión y nuestro
estado de ánimo decae, tal vez porque nos sentimos estresados, solos o
desanimados. Esto nos lleva al rojo, cuando esos sentimientos son aún
más fuertes.
 
Alguna gente asegura que la tentación sexual se vuelve especialmente
intensa en la zona roja, porque anteriormente se acostumbraron a
recurrir al porno para paliar esos sentimientos. Si esto es así, es muy
probable que sean conscientes de cómo la tentación se acumula y crece
a medida que pasan del verde al rojo.
 
Cuanto más sigan por ese camino, más intensa se volverá la voz en su
cabeza diciéndoles que lo único que les hará sentir mejor es el porno.
En casos así es necesario intervenir y tomar medidas pronto, antes de
llegar a la zona roja.
 
Estas medidas pueden significar hablar con alguien y pedirle que ore
por ti y te anime. A veces el simple hecho dehablar de lo que sentimos
puede reducir su intensidad. También puede ayudar buscar otra cosa
en la que centrar nuestra atención, como ver una peli, hacer algún
deporte o ir a tomar algo con amigos, cualquier cosa que centre nuestra
mente en otra cosa.
 
Evidentemente, deberíamos recurrir a Cristo y buscar en Él
tranquilidad por encima de todo. Algunas veces nada de lo que
hacemos evitará que acabemos en la zona roja; pero no importa,
podemos estar seguros de que Él sigue con nosotros pase lo que pase. El
pecado nunca es inevitable: por muy fuerte que sea la tentación, Jesús
siempre será más fuerte.
 
NUNCA TE DES POR VENCIDO
 
Si aún sientes que la pornografía tira de ti con fuerza, oro para que este
libro pueda darte esperanza. Gran cantidad de personas han
compartido su testimonio sobre cómo Jesucristo les ha liberado del
porno y tú puedes ser uno más. No tienes que seguir recurriendo al
falso remedio que te ofrece. Aunque los principios que describí en las
páginas anteriores te ayuden a abandonar el consumo habitual del
porno, tienes que recordar que la batalla contra el pecado no termina
aquí (ni la lucha con el pecado sexual, que seguirá surgiendo de otras
maneras). La lucha continúa.
 
Tal vez este libro ha reafirmado tu propósito de perseguir la santidad y
te ha dado esperanza para creer que puedes dejar el porno. Si es así,
estupendo; pero tengo que advertirte que no será fácil y que por
desgracia es posible que vuelvas a caer. Si eso pasa, supondrá un
momento clave en el que el diablo querrá convencerte: “No sirve de
nada esforzarte... ¡nada ha cambiado! No vas a cambiar... Ríndete ya
de una vez”. Si te crees esas mentiras, no tardarás mucho en volver a
ser arrastrado a la vieja rutina.
 
Pero hay otra salida: confiesa rápidamente tu pecado y después sigue
adelante. No te regodees en la culpa ni te machaques, eso no va a
ayudarte. Recurre a Dios y al perdón que nos promete a través de
Cristo, y sigue avanzando con fe y alegría. No se trata de restarle
importancia al pecado, sino de centrarse en la Palabra de Dios.
 
La lucha contra el pecado seguirá durante toda esta vida, de una forma
u otra. No obstante, Dios nos llama a continuar y seguir adelante,
fortalecidos por la promesa gloriosa de que un día la lucha se acabará y
seremos como Cristo, transformados a su imagen³⁶. Así que, mientras
tanto, hermana, hermano, quiero animarte a seguir luchando. Te dejo
con el coro de un antiguo himno que fue muy importante para mí
cuando me convertí:
 
Sé valiente, sé fuerte, resiste el poder del pecado. La batalla es larga, el
enemigo es fuerte, pero tú vencerás. Porque por el poder de Cristo, que es
el más fuerte entre los fuertes, serás más que vencedor. ¡Sé valiente, sé
fuerte!
Ayudando a otros
 
CAPÍTULO SIETE
 
A
lgunos de nosotros tendremos la responsabilidad de ayudar a otros, ya
sea protegiéndolos del porno o ayudándoles a escapar de sus garras.
Las situaciones pueden variar, pero incluyo aquí algunas sugerencias
generales sobre cómo podemos ayudar.
 
¿CÓMO DEBERÍA REACCIONAR SI UN AMIGO CRISTIANO ME
CUENTA QUE TIENE UN PROBLEMA CON EL PORNO?
 
 
Es probable que tu amigo nunca haya hablado de esto con nadie, así
que dale las gracias por ser honesto y confiar en ti. Asegúrate de
escucharle bien antes de ofrecerle ningún consejo y hazle las preguntas
adecuadas para ayudarle a compartir contigo tanto como quiera (p. ej.,
¿Cuánto tiempo lleva pasándote? ¿Con qué frecuencia? Etcétera).
 
Suponiendo que esa persona quiera confiar en Cristo y arrepentirse,
recuérdale el perdón de Dios por medio de la cruz. Puede que se sienta
sucio, pero para Dios está perfectamente limpio.
 
¿CÓMO PUEDO AYUDAR A MI AMIGO A LIBERARSE DEL PORNO?
 
Es importante que recuerdes que no podemos solucionar los problemas
de las personas ni salvarles, solo Dios puede hacerlo. Así que no te
cargues demasiado asumiendo la responsabilidad y ponlo en oración.
Después, trata de ayudar a tu amigo a entender y aplicar los principios
que describí en el capítulo anterior. Por encima de todo, eso implica
dirigirles a Cristo y al evangelio.
 
Habla con tu amigo sobre las barreras que puede poner de forma
práctica para evitar acceder al porno (rendir cuentas, etcétera).
Medidas así son importantes, pero no te centres en ellas. En la lucha
contra el porno nada es más importante que cultivar nuestro amor por
Cristo y apreciar todo lo que hemos recibido a través de Él.
 
Naturalmente, esto es válido para todo tipo de lucha contra el pecado y
es importante que recuerdes a tu amigo que no debe centrarse en el
porno solamente e ignorar otros pecados. Aunque tú no consumas
porno personalmente, también eres pecador. Así que ábrete y comparte
tus luchas particulares, buscando una forma de apoyaros y animaros
mutuamente en vuestro esfuerzo por vivir en santidad. Por mucho que
vuestros pecados sean diferentes, ambos necesitáis el mismo remedio.
 
Si tú también tienes problemas con el porno, es muy importante que los
dos busquéis otra persona con la que tratar el tema. Escoged a alguien
que os ayude a marcar metas altas y que siempre os dirija a Cristo.
 
3. ¿DEBERÍA CONTARLE A MI MUJER O MARIDO QUE HE
ESTADO CONSUMIENDO PORNOGRAFÍA?
 
Ya hemos identificado el tremendo daño que puede hacer el porno a los
matrimonios (ver capítulo 3). Si estás casado y consumes pornografía,
necesitas arrepentirte y buscar toda la ayuda posible para dejarlo.
Tanto el pecado en sí, como el mantenerlo en secreto, dañarán vuestra
intimidad y acabarán suponiendo una amenaza para vuestro
matrimonio.
 
Por lo tanto, si esto implica un problema considerable para ti, tu
marido o mujer tiene que saberlo. Necesitas sabiduría para decidir
exactamente cuántos detalles dar cuando lo confieses, pero no tomes
esa decisión pensando en tu miedo a ser expuesto (eso sería egoísta),
sino pensando en tu pareja y en lo mejor para tu matrimonio. Si tu
pareja te pide más detalles, deberías dárselos. Esto es válido para las
relaciones de noviazgo, pero la forma en la que lo apliques dependerá
de la relación en particular: según lo serio que sea el problema, el
tiempo que llevéis saliendo, etcétera.
 
4. ¿CÓMO DEBERÍA REACCIONAR SI DESCUBRO QUE MI
MUJER O MARIDO HA ESTADO CONSUMIENDO
PORNOGRAFÍA?
 
Descubrir que tu mujer o tu marido ha estado recurriendo al porno
durante vuestro matrimonio será doloroso. Es comprensible que sientas
mucha ira, dolor y te sientas rechazado o rechazada, pero no deberías
dejar que esos sentimientos determinen tu respuesta. Hablar con un
amigo de confianza podría resultar útil, mientras buscas en Dios
sabiduría para reaccionar de forma conveniente. Al final, tu respuesta
dependerá de las circunstancias.
 
Suponiendo que la disculpa y el arrepentimiento son genuinos, siempre
debería haber perdón. Sin embargo, deberías asegurarte de que se está
haciendo todo lo posible para prevenir que se repita ese patrón de
pecado. También es importante encontrar alguna forma de rendir
cuentas, aunque no es necesario que tú te involucres directamente.
Sería mejor que un amigo, un líder o pastor asumiese esa
responsabilidad. Pero, de todas formas, tu pareja tiene que ser sincera
contigo si esto se repite.
 
5. ¿CÓMO PUEDEN LOS PADRES PROTEGER A SUS HIJOS DEL
PORNO?
 
Lo cierto es que, por mucho que los padres se esfuercen por proteger a
sus hijos, lo más probable es que estos acaben entrando en contacto con
el porno. Este no es un mundo fácil en el que crecer, pero no te
desesperes, puedes ayudar a tus hijos de muchas formas. Ante todo,
enséñales la Biblia y ora por ellos pidiendo que lleguen a conocer el
amor del Señor Jesús. Nada es más efectivo en la batalla contra el
pecado que un corazón que ama a Cristo y busca agradarle.
 
Intenta enseñar a tus hijos a conocer a Dios y honrarle en todos los
aspectos de la vida, lo cual implica enseñarles acerca del sexo. No
esperes a que lo descubran en la iglesia o en el colegio. Asegúrate de ser
la primera persona que les hable del tema y hazlo de forma positiva. El
sexo,

Continuar navegando