Descarga la aplicación para disfrutar aún más
Vista previa del material en texto
Introducción El problema del porno El Sexo y el Diseño de Dios El lado oscuro del porno La esclavitud del porno Libertad Verdadera Viviendo sin porno Ayudando a otros Otros Recursos Agradecimientos Guía de debate Notas al pie V A U G H A N R O B E R T S EL PROBLEMA DEL PORNO CONTENIDO Introducción El problema del porno El Sexo y el Diseño de Dios El lado oscuro del porno La esclavitud del porno Libertad Verdadera Viviendo sin porno Ayudando a otros Otros Recursos Agradecimientos Guía de debate Introducción E l mundo está cambiando con rapidez. No solo la política, la tecnología y la comunicación, sino toda nuestra cultura, moral y actitud. Los cristianos que vivimos en la cultura occidental hemos tenido la ventaja de vivir en un mundo que compartía, en gran medida, nuestras ideas sobre lo que está bien y lo que está mal; pero ya no podemos dar por hecho que esto sigue siendo así. En tan solo dos generaciones hemos pasado a adoptar de forma generalizada los valores liberales, muchos de los cuales entran en conflicto con la enseñanza bíblica. Cada vez más, los creyentes se ven como la minoría incomprendida, sintiéndose incómodos con la dirección en la que el mundo avanza. Pero no seamos ciegos, pues parte de ese cambio ha sido bueno. A veces los cristianos no hemos sabido diferenciar entre nuestros valores culturales y aquellos establecidos por las Escrituras. Somos tan susceptibles a caer en el fanatismo como los demás. Tenemos mucho de lo que arrepentirnos si pensamos, por ejemplo, en nuestra actitud hacia la libertad de la mujer y su papel en la sociedad, o nuestra falta de compasión y comprensión hacia los que luchan con la atracción por el mismo sexo. Y cada vez más nos encontramos en territorio desconocido, sin estar capacitados para caminar por él. A veces resulta más fácil protestar y quejarnos por el transcurso de la historia, que volver a la Biblia y reflexionar sobre lo que Dios dice, contrastando los puntos de vista de la sociedad y los nuestros propios con la verdad que encontramos en la palabra de Dios. En nuestros mejores momentos, los cristianos hemos estado al frente de las reformas sociales. Pensemos en los grandes reformadores del siglo XIX que lucharon contra la esclavitud, la pobreza y el sistema de prisiones: William Wilberforce, Elizabeth Fry y Lord Shaftesbury. Pero hoy nos encontrarnos casi siempre en las últimas filas, incapaces de articular una respuesta clara ante los temas candentes. Y cuando sí entendemos qué piensa Dios sobre un tema en concreto, no sabemos aplicarlo con compasión ni a nuestro discurso ni a nuestras relaciones. Los cristianos estamos llamados a ser sabios y amables, aun cuando nos sentimos tentados a condenar las injusticias y nos enfadamos con motivo. La mejor forma de tratar estos temas es orar y con humildad intentar entender la cultura y discernir los tiempos. Esta breve serie pretende ayudar a los cristianos a pensar de forma constructiva sobre varios temas –de carácter moral, ético y cultural– que suponen un desafío para aquellos que seguimos a Cristo como Señor. También pretende animar a los creyentes a hablar entre nosotros de estos temas, mientras profundizamos juntos en las Escrituras. El objetivo de estos libros es ayudarnos a pensar de forma bíblica, constructiva y compasiva, y a no sentirnos intimidados o quedarnos callados cuando nos pregunten o nos acusen. En estos libros encontraremos una guía bíblica sobre qué significa seguir a Dios, y qué significa amar a las personas como Él las ama. LO QUE ESTE LIBRO NO ES… En este libro tan breve no podemos dar respuesta a todas las preguntas que puedas tener sobre la pornografía, ya que es un tema complejo y multidimensional. Tampoco podemos abordar los muchos desafíos prácticos a los que un familiar, un amigo o tú mismo os podáis estar enfrentando. Y en ningún momento hemos pretendido presentar de forma exhaustiva todo lo que la Biblia dice sobre este tema. Si eso es lo que buscas, existen otros libros más extensos e incluso más técnicos que te ayudarán a profundizar. LO QUE ESTE LIBRO ES… Más bien, nuestra intención es ofrecerte una introducción a las muchas cuestiones que rodean el tema de la pornografía, que sirva de punto de partida para un debate constructivo entre cristianos y no cristianos. Nuestro objetivo es resumir en qué punto nos encontramos en cuanto a este tema en nuestra cultura, y ofrecer algunos consejos sobre cómo deberíamos pensar, hablar y actuar como cristianos. Por otra parte, también esperamos que este libro te lleve más allá del debate: que te lleve a amar de forma compasiva y genuina a aquellos que de alguna forma son esclavos de la pornografía; y que te lleve a descubrir cómo ayudarles para que vean los peligros, busquen ayuda y encuentren la libertad. También somos conscientes de que este libro puede estar tocando un tema sumamente personal para ti. Sea cual sea tu situación, nuestra oración es que este libro sea un primer paso para entender los entresijos de este tema, y te anime a conocer y compartir el amor, la esperanza y la libertad que tenemos en Cristo. Tim Thornborough Editor de la serie | Enero 2018 Pornografía Nombre femenino: Material escrito, visual o audiovisual que contiene una descripción o exhibición explícita de órganos sexuales o de escenas de actividad sexual, ideado para estimular la excitación sexual. Sinónimos: Porno, arte erótico, material pornográfico, obscenidad, depravación, vicio; sexo informal, pornografía dura, pornografía blanda, revista porno o xxx. [Fuente: Google] El porno no se anda con rodeos, no te contesta los mensajes, el porno…te da exactamente lo que pides. ¡Te quiero, porno! Me encantan los finales siempre felices del porno. Selección de tuits sobre pornografía No hay dignidad alguna cuando se elimina la dimensión humana de una persona. En resumen, el problema de la pornografía no es que enseñe demasiado de la persona, sino que enseña demasiado poco. Papa Juan Pablo II Las personas religiosas consumen un 10% más de pornografía que la gente no religiosa. Tanto sermón religioso no hace ningún bien. Darrel Ray, psicólogo y activista ateo Nadie cierra su portátil después de haber estado viendo pornografía y dice: ¡Qué tiempo más productivo, conectando con el mundo! Russell Brand, comediante La pornografía, para mí, representa la libertad. Jenna Jamieson, estrella del porno Habéis oído que se dijo: “No cometas adulterio”. Pero yo os digo que cualquiera que mira a una mujer y la codicia ya ha cometido adulterio con ella en el corazón. Por tanto, si tu ojo derecho te hace pecar, sácatelo y tíralo. Mateo 5:27-29 Jesús respondió: “Ciertamente os aseguro que todo el que peca es esclavo del pecado [...] si el Hijo os libera, seréis verdaderamente libres”. Juan 8:34-36 El problema del porno CAPÍTULO UNO L a pornografía siempre ha estado ahí de una forma u otra; se han encontrado representaciones eróticas en el arte y la escultura de prácticamente toda cultura antigua. En algunas épocas y culturas, estas han sido aceptadas, accesibles y usadas de forma generalizada. Otras veces han sido reprimidas, incluso prohibidas por la ley, manteniéndolas en clandestinidad. Sin embargo, en los últimos 20 años ha ocurrido algo tremendamente drástico. Hemos vivido un auge monumental del porno, avivado por el “motor de la triple A” del cibersexo: Accesibilidad, Asequibilidad y Anonimato¹. Cuando yo era adolescente, para acceder al porno tenías que arriesgarte a pasar la vergüenza de que te viesen intentando llegar al estante más alto del mostrador de revistas, que probablemente era demasiado alto para ti, de todos modos. Además, tenías que rascarte el bolsillo y soltar bastante dinero. ¡Qué distinto es hoy en día! Ahora hay un anonimato absoluto. En la privacidad de tu casa, donde quiera que tengas un portátilo teléfono móvil, tienes porno a tu alcance y gratis. Gran cantidad de gente lo consume. Nielsen, la prestigiosa compañía global de gestión de información, aseguró que alrededor de 60 millones de personas —más de un cuarto de los usuarios de internet estadounidenses— accedieron a una página web pornográfica durante un mes en 2010². En caso de que te creas el mito de que los consumidores de porno son prácticamente solo hombres, la misma compañía reveló en uno de sus estudios que un tercio de las personas que visitan páginas porno son mujeres³. Las imágenes online no son en absoluto la única forma de pornografía que se consume. La ficción erótica es también fácilmente accesible, tanto en internet como en papel. Esta última se ha convertido ya en tendencia, como se ha podido ver con el éxito extraordinario que tuvo la novela Cincuenta sombras de Grey: en junio de 2015 ya se habían vendido 125 millones de copias en solo cuatro años. Las descripciones verbales, junto con las imágenes que vemos, se unen para alimentar las fantasías que nos creamos. A veces, el porno más impactante es aquel que nos imaginamos en nuestras mentes. TOMANDO LA PERSPECTIVA CORRECTA Si te tomas a Jesús en serio, ya habrás podido sospechar que ver y leer porno, o elaborarlo mentalmente en nuestra imaginación, es algo que no concuerda con sus enseñanzas. El dijo: “Pero yo os digo que cualquiera que mira a una mujer y la codicia ya ha cometido adulterio con ella en el corazón” (Mateo 5:28). Aun así, los cristianos no somos los únicos preocupados por el tsunami de pornografía que ha sacudido nuestra sociedad en los últimos años. Comentaristas sociales, profesionales médicos e individuos afectados señalan el impacto negativo que está teniendo, por ejemplo, sobre la imagen del cuerpo, la salud relacional y el desarrollo de la sexualidad en adolescentes. Solo el tiempo dirá qué consecuencias reales tendrá. Un escritor comenta: No me sorprendería que nos convirtiésemos en una cultura con menos intimidad. Tal vez ni importa que algunas personas tengan problemas para intimar o conectar, porque habrá algún dispositivo robótico para suplir sus necesidades […] No tenemos ni idea de lo que esto supondrá de aquí a veinte años. Estamos en una fase evolutiva. Algunos de nosotros evolucionaremos y nos desarrollaremos en este nuevo entorno que hemos creado y otros no. Es el experimento social más grande que jamás hayamos experimentado.⁴ MÁS CERCA DE CASA Sé que muchos de los que lean estas palabras no necesitan convencerse de que el porno está mal. Tal vez seas un cristiano que ama a Jesucristo, que quiere vivir para agradarle y sabe que eso implica mantener tu corazón puro sexualmente, pero eres consciente de que no ha sido así. No estás solo, pues es una realidad para todos nosotros, incluso para mí. Soy alguien sexualmente roto escribiendo a otros sexualmente rotos. No hemos dado la talla, pero la forma en la que hayamos fallado a nivel sexual puede variar. No todos los que lean este libro tendrán problemas con el porno, pero muchos seguramente sí; puede que incluso tú. El consumo del porno suele ser algo privado y, por lo tanto, oculto a los demás. Esto puede llevar a un profundo sentimiento de culpa y vergüenza, que hace a muchos sentirse solos y apartados. A lo mejor te sientes identificado con esto. Te sientes mal por lo que has hecho y sigues haciendo, pero no te ves capaz de hablar de ello con otras personas. Puede que hasta sientas que no puedes sincerarte con Dios, por lo que se crea también una distancia dañina en tu relación con Él. Este sentimiento de culpa afecta a ambos sexos, pero puede ser particularmente problemático para las mujeres. Si alguna vez se mencionan el porno, la fantasía sexual y la masturbación en los círculos de las iglesias —que apenas se hace— normalmente se da por hecho que solamente suponen un problema para los hombres. Eso hace que muchas de las mujeres que enfrentan esta lucha tiendan a guardárselo para sí mismas aún más. La gente casada puede verse especialmente afectada por esto también, por la creencia errónea de que los consumidores de porno son en su mayoría solteros. El resultado es que estas personas pueden sentirse demasiado avergonzadas como para compartir con alguien su lucha. La vergüenza solitaria a menudo lleva al desánimo solitario. Puede que al leer estas palabras ya hayas perdido la esperanza. Sabes que el pecado sexual te aprisiona, pero te sientes incapaz de deshacerte de él. Estoy hablando sobre la pornografía en especial, pero estos mismos principios se pueden aplicar más allá, a todo tipo de pecado sexual o a cualquier pecado en general. Has intentado acabar con ello cientos y miles de veces y no has sido capaz, puede que incluso te hayas dado por vencido ya. Si queremos ayudar a cristianos que se sienten atrapados por el porno, tenemos que empezar por cambiar la cultura de nuestras iglesias. Necesitamos hablar de estos temas más abiertamente y animar a quienes luchan con esto y les cuesta sincerarse con sus amigos de confianza o pastores. Así, podrán salir de la oscuridad y de las mentiras que los mantienen presos y dirigirse a la luz y la verdad de Cristo que puede hacerles libres. La Biblia tiene grandes noticias para aquellos que empiezan a sentir que nunca verán la victoria en su lucha contra el porno. El evangelio de Jesús ofrece perdón completo y un nuevo poder, a través del Espíritu Santo, que nos capacita para luchar contra el pecado y crecer en santidad. Vivir sin pornografía es posible de verdad. Jesús es realista en cuanto al poder que el pecado ejerce sobre nosotros, pero también tiene un mensaje de esperanza gloriosa para nosotros, no importa cuán bajo hayamos caído: Todo el que peca es esclavo del pecado [... pero] si el Hijo os libera, seréis verdaderamente libres. Juan 8:34, 36 El Sexo y el Diseño de Dios CAPÍTULO DOS H ace unos años, un artículo de la revista Time incluía estas palabras tan sorprendentes: De todas las cosas magníficamente ridículas y transcendentalmente gratificantes que los humanos hacemos, es el sexo […] lo que más desconcierta nuestro entendimiento. ¿Qué narices estamos haciendo? ¿Por qué nos obsesiona tanto? Puede que el impulso de procrear forme parte del sexo, pero […] lo que brota del centro de nuestra sexualidad es un conjunto de cosas completamente diferentes: arte, canciones, romance, obsesión, éxtasis, aflicción, compañerismo, amor, hasta violencia y criminalidad […] ¿A qué se debe esto? ¿Acaso a la naturaleza se le fue la mano y nos cargó de más cuando pasamos por el departamento de reproducción? ¿O se trata de algo más brillante y sutil, y existe una relación compleja entre la sexualidad, la vida y lo que significa ser humanos? ⁵ Es una gran pregunta. Quienes tienen una cosmovisión plenamente materialista, que busca explicar todo únicamente por medio de procesos científicos, se ven obligados a reducir el sexo a un simple impulso biológico con el que somos programados para asegurar nuestra reproducción. Según esa idea, ahora que disponemos de métodos anticonceptivos bastante seguros, ¿qué puede frenarnos a la hora de satisfacer nuestros impulsos sexuales cuando nosotros queramos, siempre que haya consentimiento entre adultos? ¿Tienes hambre? Cómete una pizza. ¿Tienes sed? Tómate una coca-cola. ¿Estás excitado? Ten un orgasmo, con otra persona o tú solo. Y si el porno te ayuda, ¡adelante! No pasa nada; tan solo es satisfacer un impulso de tu cuerpo, eso es todo. Sin embargo, nuestro instinto nos dice que el sexo es más que eso. Nuestra sexualidad parece tocar lo más profundo de nuestro ser. Entonces, ¿de qué se trata el sexo? ¿Es posible que el autor o autora del artículo tenga razón, que tenga algo que ver con “lo que significa ser humanos”? ALGO MÁS El relato de la revolución sexual se basaba en que la moralidad sexual de la Biblia, y la del cristianismo en general, es represiva, induce a la culpa y la vergüenza y es sumamenteanticuada. La única alternativa era rechazarla. Pero cuando nos fijamos en la Biblia, nos encontramos justo con lo contrario. Las Escrituras contienen una visión muy bella y elevada del sexo. Desde las primeras páginas —Génesis capítulo 1— leemos acerca de un Dios que hizo a los humanos como criaturas sexuales, a su propia imagen. Y Dios creó al ser humano a su imagen; lo creó a imagen de Dios. Hombre y mujer los creó, y los bendijo con estas palabras: «Sed fructíferos y multiplicaos; llenad la tierra y sometedla». Génesis 1:27-28 Fíjate en que la primera instrucción que Dios le da a la humanidad es… ¡que tengan sexo!: “sed fructíferos y multiplicaos”. Sexo con un propósito: ¡poblar la Tierra y hacerla fructífera! En el capítulo 2 de Génesis, Dios establece el matrimonio como el contexto de esta sexualidad fructífera. Cuando el hombre, Adán, ve por primera vez a la mujer, Eva, rompe a cantar de satisfacción y alegría: «Esta sí es hueso de mis huesos y carne de mi carne. Se llamará “mujer” porque del hombre fue sacada». Por eso el hombre deja a su padre y a su madre, y se une a su mujer, y los dos se funden en un solo ser. En ese tiempo el hombre y la mujer estaban desnudos, pero ninguno de los dos sentía vergüenza.». Génesis 2:23-25 Este arrebato de emoción de Adán no es la única canción de amor en la Biblia. De hecho, la Biblia contiene un libro entero lleno de poemas, Cantares, en el que un hombre y una mujer hablan de su amor de forma erótica y apasionada. La Biblia no es para nada pudorosa a la hora de tratar la realidad del sexo según el diseño de Dios. Adán y Eva disfrutan de una profunda intimidad sin miedo y sin culpa. Hay placer y emoción. Detrás de esta historia subyace la realidad de que el sexo no es simplemente para mi apetito y mis deseos. Su propósito va más allá y es algo mucho más profundo, que implica la unión de dos personas por medio del vínculo indisoluble del matrimonio. El sexo es para el placer, sí, pero también funciona como una especie de pegamento que une a una pareja de por vida y en una sola carne. Y este es el contexto en el que los hijos deben nacer: dentro de una relación de compromiso entre sus padres. Se podría decir que el sexo es el lenguaje corporal del compromiso de por vida. Todos estamos familiarizados con el lenguaje corporal; darle la mano a alguien es una expresión de amistad, dar un beso en la mejilla es una expresión de afecto, tener una relación sexual es (o debería ser) decirle a alguien: “Te quiero y me comprometo contigo por completo y para toda la vida”. Ese es el diseño de Dios. El sexo no es simplemente recreacional; es profundamente relacional. INSTINTIVO En el fondo, todos somos conscientes de esto. Recuerdo la vez que un hombre me confesó que había vivido su vida de forma promiscua y, muy honestamente, añadió: “Cada vez que tengo relaciones sexuales con alguien, dejo algo de mí mismo atrás”. Él se había dado cuenta de que el sexo está destinado a ser algo profundamente interpersonal. No es solamente algo físico; el alma está implicada en ello. Esto explica por qué nunca nos satisface el porno. Nuestros deseos sexuales no anhelan una mera sensación física. Al fin y al cabo, no solo buscamos tener un orgasmo o un momento de conexión íntima con otra persona. Anhelamos una unión profunda con otra persona, no solo a nivel físico, sino a todos los niveles de nuestro ser. No es que Dios esté siendo un aguafiestas cuando nos pide que guardemos el sexo para el matrimonio, en absoluto. Él es nuestro Creador que nos ama y sabe qué es lo mejor para nosotros; vivir siguiendo las instrucciones del que nos hizo siempre será lo más sensato. Todas las negaciones de la Biblia sobre el sexo vienen a continuación de una enseñanza positiva inicial del sexo y el matrimonio, en Génesis 1 y 2. Dios quiere proteger el sexo, como un regalo suyo que es bueno, y nos quiere proteger a nosotros también. El porno, que es egoísta y no relacional por naturaleza, no solo degrada el sexo, sino que también nos hace daño a nosotros. Retomaremos esta idea en el capítulo siguiente. SIGNIFICADO ÚLTIMO No obstante, nuestra sexualidad, según el diseño de Dios, no solo está destinada a unir a una mujer y un hombre juntos en matrimonio. Hay algo más en ella que nos lleva a algo aún más profundo, hacia el mismo propósito y significado de nuestras vidas. C.S. Lewis ofrece una visión profunda de esta idea en su autobiografía Cautivado por la Alegría. Lewis habla de su etapa joven, cuando iba en busca de encuentros sexuales: Muchas veces seguí ese camino, hasta el final. Y al final encontraba el placer, lo que me llevó inmediatamente a descubrir que el placer no era lo que buscaba. No tenía nada que ver con cuestiones morales; en aquel momento era lo más inmoral que puede ser un hombre en ese tema. La frustración no consistía en haber encontrado un placer “rastrero” en vez de uno “elevado”. Era la poca importancia de la cuestión lo que aguaba la fiesta […] Lo mismo sería ofrecer una chuleta de cordero a un hombre que se está muriendo de sed que ofrecer placer sexual al que desea lo que yo estoy describiendo. […] La Alegría no es un sustituto del sexo; a menudo el sexo es sustituto de la Alegría. A veces me pregunto si no serán todos los placeres sucedáneos de la Alegría.⁶ La historia de la Biblia proclama que el sexo y el matrimonio apuntan más allá, a algo más maravilloso, que es la “alegría” a la que C.S. Lewis se refiere. La Biblia comienza con el matrimonio humano en Génesis 2, pero termina con el matrimonio de Cristo y la Iglesia en Apocalipsis 21 cuando, en el fin de los tiempos, Cristo y su pueblo se unirán en una intimidad perfecta. El primero es un avance de este último. El matrimonio entre una mujer y un hombre está diseñado como una imagen de la relación con Dios, la cual se nos ofrece a todos a través de Cristo. Pablo deja esto claro en Efesios 5:32. Después de citar la enseñanza bíblica básica sobre el matrimonio que aparece en Génesis 2:4, añade: Esto es un misterio profundo; yo me refiero a Cristo y a la iglesia.⁷ Por lo tanto, nuestros anhelos sexuales apuntan incluso más allá del deseo de unirse con otra persona. A un nivel más profundo, dan testimonio de un deseo espiritual de conexión con el Dios que nos hizo a su imagen para relacionarnos con Él. Eso explica por qué incluso la mejor experiencia sexual y el matrimonio más bueno nunca llegarán a satisfacernos por completo; pero algún día, cuando Cristo vuelva, todos nuestros anhelos serán por fin satisfechos completamente y para siempre. El lado oscuro del porno CAPÍTULO 3 C uando el periodista Malcolm Muggeridge vivía en India de joven, escribió a su padre para contarle sobre un incidente que tuvo lugar mientras nadaba en un río. Malcolm vio a una mujer a lo lejos: [La mujer] llegó al río, se quitó la ropa y se quedó desnuda, con su cuerpo moreno expuesto al sol. De repente me volví loco. Me entró esa sequedad al fondo de la garganta, esa sensación […] de irracionalidad salvaje que se llama pasión. Salí disparado nadando con todas mis fuerzas hacia ella. Y entonces casi me desmayo, pues era vieja y horrorosa y sus pies estaban deformados hacia adentro y su piel estaba arrugada y, la peor parte, tenía la lepra […] Hasta que no ves a un leproso no sabes lo feo que puede llegar a ser el ser humano. Aquella criatura me sonrió mostrando una boca sin dientes y lo siguiente que sé es que estaba nadando de vuelta al lugar de donde había salido, temblando todavía […] Fue justo la lección que necesitaba. Ahora, cuando pienso en la lujuria recuerdo a esa mujer lasciva.⁸ El porno es así. Puede parecer irresistiblemente atractivo, pero no hace falta ver mucho para darse cuenta de que solo es una falsa apariencia. Promete un fruto delicioso y con sustancia, pero su dulzor en seguida se vuelve agrio. Nos damos cuenta con rapidez de que lo que parecía tan atractivo es en realidad muy desagradable;nada que ver con la maravilla del sexo según el diseño de Dios. EL PORNO DEGRADA EL SEXO El sexo en el porno es totalmente físico, ya que los actores solo se relacionan a nivel sexual, y por supuesto, los espectadores que los ven no tienen ningún tipo de relación con ellos. Se trata de una acción completamente egoísta, en la que lo único que importa soy yo: mis fantasías, mis apetitos. Yo tengo el control y puedo conseguir justo lo que yo quiero, cuando yo quiero. Es una perversión lamentable del buen diseño de Dios para el sexo, cuando se supone que debe ser, en palabras de Tim Chester: La celebración y el clímax, literalmente, de una relación […] Si entiendes el sexo como una gratificación personal o una oportunidad de recrear tu fantasía […] entonces ese sexo será malo en ambos sentidos de la palabra: será de mala calidad y dañino.⁹ EL PORNO CONVIERTE A LAS PERSONAS EN OBJETOS El porno no solo degrada el sexo, también degrada a las personas. En el porno, la otra persona es solo un cuerpo en una pantalla. Las imágenes y fotografías no nos invitan a hacer preguntas sobre la persona en cuestión: “¿Están casados? ¿Tienen hijos?” y “¿Por qué están haciendo esto?”. En las imágenes, los participantes parecen estar felices y dispuestos. Eso es solo parte de la fantasía que el porno pretende proyectar. Hay muchos actores y actrices en la “industria para adultos” que lo defenderían, pero no hace falta que busques mucho para descubrir el lado oscuro. En una página web que comparte las historias de personas que han dejado la industria, una mujer escribe: Como la mayoría de los actores y actrices porno, perpetué esta mentira. Una de mis respuestas favoritas cuando me preguntaban si me gustaba hacer alguna escena en particular era: “¡Solo hago lo que me gusta hacer!” […] ¡Qué mentira! Hacía lo que sabía que tenía que hacer para conseguir “trabajo”. Hacía lo que sabía que me daría “fama” en la industria del porno.¹⁰ Martin Daubney fue editor de Loaded desde 2003 hasta 2010, una revista que definía la cultura machista del momento. Su visión de las imágenes de mujeres desnudas que publicaba cambió cuando se convirtió en padre. Martin escribió: Empecé a ver a las mujeres de mi revista no como objetos sexuales, sino como las hijas de alguien… Y se me encogía el corazón.¹¹ EL PORNO DAÑA LA AUTOESTIMA El porno no solo nos lleva a deshumanizar a las personas que salen en pantalla, sino a la gente en general. Nos anima a centrarnos y fijarnos en el cuerpo más que en la persona en sí, lo cual puede al final afectar la forma en que nos vemos a nosotros mismos. No es de extrañar que muchos se sientan insuficientes cuando se comparan con los cuerpos perfectamente formados que ven en pantalla. La Asociación Estadounidense de Psicología asegura que “la saturación de imágenes sexualizadas de mujeres está llevando al odio del cuerpo, a trastornos alimenticios, baja autoestima [y] depresión”.¹² Desde luego, esta clase de presión no solo afecta a mujeres y niñas, sino que muchos niños y hombres se sienten muy preocupados por su cuerpo y, cada vez más, esto deriva en problemas que necesitan atención médica. Hace tiempo, los trastornos alimenticios solían afectar en su mayoría a mujeres, pero el número de hombres que los sufren ha ido creciendo vertiginosamente.¹³ EL PORNO PERJUDICA A LOS MÁS JÓVENES A medida que el porno se vuelve más accesible, también crece el número de niños que lo ven a una edad muy temprana. Para ellos, gran parte de su educación sexual viene de sus descubrimientos online y no solo están aprendiendo esas partes de la vida a través del porno, sino que están también formando su actitud hacia el sexo y su concepto de lo que es sexualmente normal. Martin Daubney, que siendo editor de Loaded aseguraba que el porno no hacía daño, cambió su visión por completo al investigar el tema para un documental televisivo. Después de haber visto cómo tantas vidas jóvenes habían sido perjudicadas, concluyó: Siento que la sexualidad de toda una generación ha sido secuestrada por la grotesca pornografía de internet.¹⁴ Los hechos apoyan su afirmación: En un estudio reciente con jóvenes estadounidenses de 16 a 18 años, casi todos los participantes aseguraron haber aprendido a tener relaciones sexuales viendo porno, y muchas chicas dijeron sentirse presionadas a llevar a cabo los “guiones” que sus parejas habían sacado del porno. Estas se sintieron casi obligadas a tener relaciones en posiciones incómodas, a fingir respuestas sexuales determinadas y a consentir acciones desagradables o dolorosas.¹⁵ EL PORNO CORROMPE A SUS CONSUMIDORES Cuanto más porno consumes, más te insensibilizas y menos te afecta verlo. Cuanto más lo ves, menos te excita, y eso te llevará a buscar porno más duro para volver a sentir el mismo subidón. Por supuesto, la industria del porno hace todo lo posible para llevarte por ese camino con publicidad y pop-ups enseñando imágenes sugerentes. Esto suele acabar con la búsqueda de otras imágenes progresivamente más extremas, hasta que te encuentras en sitios que nunca pensaste que visitarías; y una vez que los has visitado, resulta mucho más fácil volver.¹⁶ En un estudio de 1.500 chicos, el 56% de ellos admitieron que sus gustos pornográficos se habían vuelto “cada vez más extremos y pervertidos¹⁷”. Además, las investigaciones indican que el impacto no se limita al comportamiento online: un estudio de investigación revisado por expertos, que analizó información de siete países diferentes, concluyó que “sin duda, la media de personas que consumen pornografía más frecuentemente tiene más posibilidades de desarrollar actitudes de apoyo a la agresión sexual, e incluso participar personalmente en actos de agresión sexual”.¹⁸ EL PORNO TE HACE CENTRARTE EN TI MISMO Agustín de Hipona, el pensador de la iglesia primitiva, definía el pecado de forma muy interesante. Lo llamaba “amor centrado en sí mismo”. Nosotros fuimos creados para ser personas que aman a Dios y que aman a otras personas, pero hemos centrado ese amor en nosotros mismos, para nuestra ruina. Eso mismo es lo que está pasando con el porno. C.S. Lewis describe cómo la fantasía sexual toma el apetito sexual, el cual debería llevarte a una conexión profunda con otra persona, y “le da la vuelta: volviendo a aprisionar al hombre en sí mismo, para mantener un harén de esposas imaginarias”. Evidentemente, este mismo proceso ocurre con la imaginación de muchas mujeres también. Lewis continúa diciendo: Una vez reconocido, este harén entorpece toda posibilidad de que el hombre salga de ahí en algún momento y se una realmente a una mujer de verdad. Dado que el harén está siempre disponible, es siempre sumiso, no exige ningún sacrificio o ajuste y puede estar equipado con atracciones físicas y psicológicas con las que ninguna mujer de verdad puede competir. En medio de esas esposas oscuras, el hombre siempre es adorado, siempre es el amante perfecto: no se le recrimina su egoísmo, nunca se le impone disciplina o penitencia por su vanidad. Al final, estas se convierten en un simple medio a través del cual el hombre se adora cada vez más a sí mismo.¹⁹ Esto puede suponer especialmente un problema para los jóvenes, sobre todo para aquellos que han crecido pasando gran cantidad de tiempo en internet, mayormente jugando a videojuegos y viendo porno. El resultado es que se ven atrapados en un bucle de satisfacción instantánea, lo cual es mucho más fácil que hacer el esfuerzo de intentar conectar con personas reales fuera de internet. Un adolescente decía: “¿Quién necesita romperse la cabeza saliendo con gente cuando tienes porno online?”.²⁰ Sin embargo, el porno no solo impacta a gente soltera, sino que también afecta enormemente a las personas casadas. EL PORNO DETERIORA EL MATRIMONIO Los estudios indican que los que tienen hábitos compulsivos con el porno son, mayormente, hombres casados²¹. Cada vez que una persona casada, del sexo que sea, consumeporno, está cometiendo adulterio en su corazón. Algo así estropea la intimidad de la pareja, además del daño que causa el secretismo implícito en el consumo del porno. Por otro lado, también hay repercusión cuando alguien descubre que su pareja ha estado viendo pornografía. Entre las reacciones más comunes está la sensación de rechazo, los celos, la ira, la humillación y la pérdida de la confianza, aunque también puede llevar a sentirse insuficiente. La escritora feminista Naomi Wolf expresa lo que sienten muchas mujeres: ¿Cómo puede una mujer real, con poros y tetas naturales, e incluso con su propia necesidad sexual [...] competir con una versión cibernética de la perfección, que se puede descargar y destruir cuando uno quiere, que se presenta, por así decirlo, de forma completamente sumisa y hecha a medida para cada pequeño requisito del consumidor?²² EL PORNO PERJUDICA A LOS FUTUROS MATRIMONIOS Tal vez estés pensando: “Estoy soltero, así que no tengo que preocuparme por ver porno porque no estoy haciendo daño a nadie. Es solo una forma temporal de lidiar con mis deseos sexuales, pero en cuanto me case ya no verá más porno porque tendré relaciones sexuales con una persona real”. No des por hecho que vas a ser capaz de pararlo cuando te cases; es difícil abandonar hábitos que se han ido desarrollando durante mucho tiempo. Además, aun si consigues dejarlo, el porno que has visto en el pasado seguirá afectando a tu relación, no solo por las imágenes que se quedan en tu mente, sino seguramente a nivel físico también. Un artículo de la página web Fight the New Drug [Combate la nueva droga] describe una realidad desconcertante: Cada vez que una persona consume pornografía, sobre todo si intensifica la experiencia masturbándose, refuerza la parte de su mapa cerebral que asocia la excitación con el porno. Al mismo tiempo, las vías que conectan la excitación con cosas como ver, tocar o acariciar a una pareja no están siendo desarrolladas. Pronto, aquello que excitaba en la vida real y de forma natural ya no es suficiente y, al final, muchos consumidores de porno se dan cuenta de que solo son capaces de excitarse a través de la pornografía.²³ Al mismo tiempo, esto contribuye a un veloz aumento de la disfunción eréctil entre hombres jóvenes, un problema que hasta ahora casi solo afectaba a hombres de más de 40 años. Resulta tristemente irónico que, por haber recurrido al porno para su satisfacción sexual, acaben siendo incapaces de conseguir justo lo que buscaban. Irónicamente, el problema del porno no es que enseñe demasiado, sino que enseña demasiado poco. Dado que se centra en lo físico y lo visible, ignora por completo lo más grande y maravilloso que Dios nos ha dado. El porno no nos muestra la alegría del amor y el compromiso humano, la satisfacción profunda y sustancial de dos personas convertidas en una sola carne, la plenitud y el fruto de dos vidas unidas para la gloria de Dios y el cuidado y sustento de una familia. El porno viene a ser lo equivalente a quemar un violín Stradivarius de valor incalculable por un breve momento al calor del fuego, renunciando a una vida entera de música magnífica y preciosa. Al final, el porno pone el listón y nuestras expectativas tan bajas que nos empobrece y degrada a todos. Eso no es libertad; es esclavitud. La esclavitud del porno CAPÍTULO CUATRO M ucha gente conoce bien el lado oscuro del porno. Lo han visto en la sociedad en general, en alguien de su entorno o en su propia vida. Y, sin embargo, eso no les frena —y tal vez a ti tampoco— a la hora de volver a ello. Muchos reconocen que su consumo del porno es en parte compulsivo; lo que les prometía libertad les ha acabado esclavizando. Estas personas pueden hacer suyas estas palabras de Pablo: No entiendo lo que me pasa, pues no hago lo que quiero sino lo que aborrezco. Romanos 7:15 ¿A qué se debe esto? CORAZONES ROTOS Puede que en el fondo pensemos que el porno, en su mayor medida, es un problema externo. Nos decimos que si suprimiesen las páginas porno o si tuviésemos los filtros adecuados en nuestros dispositivos, no caeríamos. Si se pudiesen prohibir la ficción erótica y las imágenes provocativas en los carteles, anuncios y revistas, no tendríamos que luchar con la lujuria. Lo cierto es que, por mucho que esas medidas fuesen útiles, no solucionarían el problema porque no proviene de algo externo a nosotros. Jesús dijo: Lo que sale de la persona es lo que la contamina. Porque de dentro, del corazón humano, salen los malos pensamientos, la inmoralidad sexual, los robos, los homicidios, los adulterios, la avaricia, la maldad, el engaño, el libertinaje, la envidia, la calumnia, la arrogancia y la necedad. Todos estos males vienen de adentro y contaminan a la persona. Marcos 7:20-23 Es fácil echar la culpa de nuestro comportamiento a otros factores: a nuestra cultura sexualizada y a la fácil accesibilidad al porno, la influencia de otros que nos corrompe o las secuelas del daño que sufrimos en el pasado. Puede que todos esos factores influyan, pero tenemos que afrontar la realidad de que la razón fundamental por la que consumimos pornografía es nuestro corazón corrupto. Nunca conseguiremos avanzar realmente en la batalla contra el porno si no reconocemos que, por encima de todo, no somos víctimas; somos los responsables. Somos pecadores. ¿QUÉ ME LLEVA AL PORNO? Solo cuando hayamos reconocido que el verdadero problema es nuestro pecado estaremos preparados para considerar qué hay detrás de nuestro consumo del porno. Puede que la respuesta no sea tan simple como: “Es solo por la lujuria”. El músico John Mayer se ha expuesto sin tapujos y ha hablado abiertamente, entre otras cosas, sobre sus fantasías, consumo de pornografía y su vida sexual. En una de sus entrevistas, John se describe a sí mismo como un “auto-tranquilizante”,²⁴ continúa asegurando: No me masturbo porque esté excitado … No, lo hago porque quiero darme un baño cerebral. Es como un baño caliente con hidromasaje para mi cerebro.²⁵ En mi opinión, esto que dice es la realidad de muchos. La tentación que nos lleva a ver porno no suele estar motivada solo por instintos sexuales. Normalmente hay otros detonantes: tal vez el deseo de darse un “baño cerebral”, por ejemplo. Puede que la lujuria sea la chispa inicial, pero el combustible que lo impulsa viene de otro lado. Por esta razón, vale la pena preguntarse: “¿qué es lo que me lleva al porno, en mi caso?”. ¿Hay alguna motivación oculta que potencia nuestra lujuria? ¿Se trata de un afán de intimidad o de control? ¿Qué mal estás tratando? ¿Es baja autoestima, o la sensación de que la gente te menosprecia y te sientes pequeño e insignificante? O tal vez sientas que nadie te quiere y el porno parece hacer desaparecer esas emociones negativas. Cuando te dejas envolver por tus fantasías y sientes el chute de adrenalina que el porno te ofrece, eres capaz de dejar a un lado la cruda realidad de tu mundo y los sentimientos dañinos que genera. En su lugar, entras en un mundo en el que tú eres el héroe, la persona a la que admiran y desean, el que tiene todo el control. Es tu propia película personal, a la que puedes escaparte cuando te apetece. UNA MEDICINA DIFERENTE Espero que te des cuenta de cuán catastrófico es esto a nivel espiritual, porque deberíamos estar llevando esos sentimientos a otro doctor diferente, tratarlos con una medicina distinta. Deberíamos estar llevándoselos al Señor Jesús, pues Él es el único que puede satisfacer nuestros anhelos más profundos. ¿No te sientes querido? Él te ama más de lo que puedes llegar a entender. Yo te he amado con amor eterno; por eso te sigo tratando con bondad. Jeremías 31:3 ¿Te sientes fuera de control? Él tiene el control de cada detalle, no solo de tu vida, sino del mundo entero. Eso significa que puedes confiar en Él completamente. ¿No se venden dos gorriones por una monedita? Sin embargo, ni uno deellos caerá a tierra sin que lo permita el Padre; y él tiene contados aun los cabellos de vuestra cabeza. Así que no tengáis miedo; vosotros valéis más que muchos gorriones. Mateo 10:29-31 ¿Te sientes menospreciado, como si no le gustases a nadie? Jesús conoce tu pecado y aún así quiere levantarte. Levanta del polvo al desvalido y saca del basurero al pobre para sentarlos en medio de príncipes y darles un trono esplendoroso. 1 Samuel 2:8 Sin embargo, si nos hemos acostumbrado al mecanismo de recurrir instintivamente al porno cuando surgen los malos sentimientos, el verdadero problema se mantiene oculto. Si esto es así, lo más probable es que pensemos que nuestro problema es la lujuria; pero no nos damos cuenta de que detrás de eso escondemos algo más profundo, algo que no estamos abordando y, por lo tanto, nunca lo llevamos delante de Jesús para tratarlo, aun sabiendo que Él es el mejor doctor. Irónicamente, aquello que intentamos tratar recurriendo al porno solo se vuelve peor, pues no conseguimos sentirnos bien en el fondo. La película en seguida termina y nos toca volver a la realidad, en la que el mundo no gira a nuestro alrededor y no nos sentimos todo lo queridos que nos gustaría. Vamos buscando intimidad, pero acabamos sintiéndonos aún más solos; queremos sentir que tenemos el control, pero nos vemos más impotentes que nunca. Además, nuestro sentimiento de culpa nos separa aún más del único que puede ayudarnos de verdad y es justo en ese momento cuando el atractivo del porno, prometiendo evadirnos, se vuelve aún más fuerte. Esto puede conducir muy fácilmente a conductas compulsivas y a una espiral de patrones adictivos. Como veremos más adelante, existe una explicación biopsicológica para las adicciones sexuales, pero también hay en ellas un elemento profundamente espiritual. LA ADICCIÓN Nadie puede poner en duda la capacidad que tiene el porno para enredar y atrapar a quienes lo ven y consumen. Los psicólogos consideran que los adictos al porno son aquellos que invierten 11 o 12 horas semanales en buscar o ver material pornográfico, aunque muchos se pasan el doble o triple de tiempo. Normalmente, el consumo adictivo del porno, como ocurre con otro tipo de adicciones, llega al punto de interferir en las actividades saludables, causando problemas de relaciones, salud, profesión, finanzas y legales. Algunas de las señales que indican que el consumo casual de pornografía ha alcanzado niveles de adicción son: Consumo continuado del porno a pesar de haber prometido a otros o a ti mismo que lo dejarías. Aumentar la cantidad de tiempo que dedicas a su consumo. Necesidad de aumentar la intensidad o tipo de contenido sexual para que sea suficiente. Ocultar o mentir sobre el tipo o el grado de consumo. Irritación o enfado cuando te piden que lo dejes. Pérdida de interés en las relaciones sexuales con el cónyuge o la pareja. Sentirte solo o aislado de los demás. Consumo de drogas o alcohol junto con la pornografía. Deshumanizar a desconocidos, verlos como a objetos sexuales o como cuerpos físicos más que como personas.²⁶ Lamentablemente, las personas adictas al porno suelen ser reticentes a buscar ayuda, pues no identifican su conducta sexual en solitario como la causa de los problemas en su vida. Normalmente, cuando buscan esta ayuda no suele ser por el problema con el porno en sí, sino por síntomas como la depresión o asuntos de relaciones. De hecho, muchos reciben terapia durante bastante tiempo sin mencionar en ningún momento la pornografía (o sin que se les pregunte al respecto), por lo que no identifican su problema central y este permanece sin ser abordado. Tristemente, esto no ocurre solamente fuera de la iglesia, sino que se trata de una cuestión que afecta también a muchos creyentes. Aun sin ser considerados adictos al porno, la mayoría de sus consumidores habituales son conscientes de la fuerte atracción que ejerce la pornografía. Son muchos los estudios que han indicado que puede tener un efecto biopsicológico significativo²⁷. El consumo de pornografía desata la emisión de dopamina, un neurotransmisor que provoca una especie de chute de placer; cuanto más tienes, más quieres. A medida que intentas conseguir más, acabas reforzando un mecanismo cerebral que se vuelve cada vez más instintivo y se hace más difícil escapar de él. Esta situación puede hacer que la gente se sienta atrapada. Pero hay esperanza. Un amigo mío preguntó a un científico neurólogo si el proceso que lleva a esta programación de las órdenes cerebrales es reversible, a lo que respondió con un “sí” rotundo. El neurólogo dijo: “Igual que un niño consentido que pide chucherías todo el rato, puedes volver a enseñarle”. Cuando mi amigo preguntó cómo, le respondió: “Si dejas de ceder a sus órdenes o demandas, tarde o temprano dejará de pedir”.²⁸ Sin embargo, resistirse a las demandas del porno no es tan fácil como parece y nunca conseguiremos un cambio profundo y permanente solo con nuestro esfuerzo. Recuerda, el problema principal que nos vuelve esclavos del porno no es nuestra psicología ni biología, sino nuestro pecado. Y para hacerle frente, no basta la autoayuda. Necesitamos un salvador. Solo Jesús puede hacernos libres de verdad. Libertad Verdadera CAPÍTULO CINCO E l mensaje de la revolución sexual es que el cristianismo esclaviza y reprime a la gente, y que la licencia sexual la libera. Pero la realidad es exactamente lo contrario. Cristo trae libertad, no esclavitud, y eso incluye ser libres de la culpa y la atadura al porno. UN ABISMO ENORME La Biblia deja claro que todos, sin excepción, somos pecadores: No hay un solo justo, ni siquiera uno. Romanos 3:10 Todos han pecado y están privados de la gloria de Dios. Romanos 3:23 Es importante que recordemos esto cuando leemos un libro como este. Es posible que el porno no suponga un problema para ti, no lo consumes y puede que hasta te resulte desagradable pensar en quienes lo hacen. Si te sientes así, necesitas prestar atención a las advertencias bíblicas contra la arrogancia y la superioridad moral: No tienes excusa tú, quienquiera que seas, cuando juzgas a los demás, pues al juzgar a otros te condenas a ti mismo, ya que practicas las mismas cosas. Romanos 2:1 Tal vez no veamos pornografía, ¿pero alguno de nosotros puede decir que es sexualmente puro? Como mínimo, ¿realmente nunca hemos mirado a alguien con lujuria en nuestro corazón? Todos somos pecadores y todos cometemos pecado sexual. Por supuesto, también puede que seas totalmente consciente de este hecho y leyendo este libro te has dado aún más cuenta. Te has sentido confrontado, no solo por lo que está mal del porno, sino por lo que está mal en tu propio corazón, mente e imaginación, que han sido ensuciados por las cosas que has visto y leído. No necesitas que te convenzan de tu culpa, porque de hecho te quema por dentro. Dios nunca reacciona a nuestro pecado restándole valor, como solemos hacer nosotros. No nos dice no te preocupes, todos lo hacen… Eres humano; no es para tanto. La Biblia dice: Dios es luz y en él no hay ninguna oscuridad. 1 Juan 1:15 Él es el Dios de la perfección moral absoluta, que ama lo que es bueno y que odia lo que es malvado y se enfada cuando lo ve. Bobby Moore fue el capitán de la selección inglesa de fútbol que recibió la Copa del Mundo de mano de la Reina Elizabeth, cuando Inglaterra ganó la competición en 1966. Después, fue entrevistado por un periodista que le preguntó cómo se sentía. El futbolista le contó que cuando se acercó a Su Majestad estaba aterrado, porque se fijó en que llevaba guantes blancos y él iba a tener que darle la mano, cuando las suyas estaban llenas de barro. Yo he visto la escena de ese momento un montón de veces. A medida que el capitán avanza victorioso por el balcón, no para de frotarse las manos en sus pantalones y después en la tela de terciopelo del palco real, en un intentodesesperado de limpiárselas. Si Bobby Moore estaba preocupado por acercarse a la reina con las manos llenas de barro, ¿cuánto más aterrados deberíamos estar nosotros ante la idea de acercarnos a Dios? Nuestro pecado no solo nos ensucia por fuera; también ensucia nuestros corazones. Por otro lado, Dios no solo lleva guantes blancos; Él es completamente puro, de cabo a rabo. Si dependiese de nosotros, ninguno puede esperar acercarse a Él y seguir vivo. Y no hay nada que podamos hacer para limpiarnos. Pero increíblemente, lo que nosotros no podemos hacer Cristo ya lo ha hecho por nosotros. UN INTERCAMBIO INCREÍBLE En su inmenso amor, Dios mandó a su Hijo Jesús para que fuese nuestro Salvador. Jesús era como nosotros en todos los sentidos, pero sin pecado. Él vivió una vida totalmente perfecta, lo cual implica una vida sexual perfecta; nunca vio a nadie de forma lasciva. Jesús siempre llevó sus sentimientos delante de su Padre celestial en oración y no iba buscando soluciones alternativas, ni siquiera cuando se encontraba bajo presión extrema y sufriendo hostilidad. Caminaba en la luz y nunca en oscuridad, y por eso es la única persona que merece relacionarse con Dios, su Padre. Pero en la cruz, la oscuridad descendió. La oscuridad espiritual estuvo representada por la penumbra que cubrió el Gólgota, el lugar donde murió Jesús. En ese momento experimentó el horror de estar separado de su Padre, no por nada que Él mismo hubiese hecho, sino porque estaba ocupando ese lugar por nosotros. Jesús asumió el castigo por todo nuestro pecado. Por cada uno de ellos, hasta el más lamentable, para que —si confiamos en Él— podamos estar seguros de que ya hemos sido perdonados. Pablo escribió a los cristianos de la antigua ciudad de Corinto, que eran conocidos por el desenfreno y el libertinaje, y enumeró algunos de los pecados que habían estado practicando, incluido el pecado sexual: ¿No sabéis que los malvados no heredarán el reino de Dios? ¡No os dejéis engañar! Ni los fornicarios, ni los idólatras, ni los adúlteros, ni los sodomitas, ni los pervertidos sexuales, ni los ladrones, ni los avaros, ni los borrachos, ni los calumniadores, ni los estafadores heredarán el reino de Dios. 1 Corintios 6:9-10 Si Pablo hubiese dejado la cosa ahí, no habría esperanza para ninguno de nosotros; pero, por suerte, continuó diciendo: Y eso erais algunos de vosotros. Pero ya habéis sido lavados, ya habéis sido santificados, ya habéis sido justificados en el nombre del Señor Jesucristo y por el Espíritu de nuestro Dios. 1. Corintios 6:11 ¿No es increíble? Esas palabras son aplicables a todos los que han confiado en Cristo: “habéis sido lavados”. Podemos ir buscando ese “baño cerebral” y encontrarnos con que nos estamos bañando con porquería que nos deja con la sensación de estar sucios. Pero Jesús nos ha lavado, para Él estamos perfectamente limpios sin importar el pecado que hayamos cometido. Pablo también dice lo siguiente: Al que no cometió pecado alguno, por nosotros Dios lo trató como pecador, para que en él recibiéramos la justicia de Dios. 1. Corintios 5:21 Tim Chester lo resume bien, aplicando esas palabras al pecado del consumo del porno: Dios hizo a Jesús, que nunca vio a nadie de forma lasciva, un adicto al porno por nosotros, para que a través de él nosotros pudiésemos volvernos sexualmente puros.²⁹ Lo mismo podría decirse de cada pecado sexual que pueda estar en nuestra conciencia: fantasear, ver porno (sin importar lo extremas que hayan sido las imágenes), sexting, chats sexuales online, ir demasiado lejos físicamente en una relación fuera del matrimonio, sexo ocasional, líos con desconocidos, aventuras adúlteras, consumo de prostitución. Todas estas cosas se siguen unas a otras. Cuanto más cedemos a un tipo de pecado sexual, más posibilidades tenemos de ser arrastrados al siguiente… y al siguiente. Puede que sientas que ya has ido demasiado lejos y que des por hecho que los demás se apartarían de ti indignados si supiesen lo que has hecho. Pero independientemente de cómo reaccione la gente, necesitas interiorizar esta verdad asombrosa: Dios no se apartó de ti. Dios envió a su Hijo para que muriese por ti. Jesús recibió el castigo por toda la porquería de nuestros pecados, así que ya se ha hecho justicia por todos ellos, hasta por los que aún no hemos cometido. A través de Cristo, a ojos de Dios estamos completamente limpios. Como escribió el apóstol Juan: La sangre de su Hijo Jesucristo nos limpia de todo pecado. 1 Juan 1:7 SANTOS, NO PECADORES Una parte sumamente central de la vida cristiana tiene que ver con entender y aceptar quiénes somos realmente; solo entonces podemos empezar a vivir consecuentemente. El diablo intenta arrastrarnos: ¿Qué estás haciendo en la iglesia? ¡Cómo te atreves a intentar acercarte a Dios en oración después de lo que has estado viendo esta semana! Debería darte vergüenza. ¡Eres un sucio pecador! Cuanto más nos repetimos esas palabras acusándonos, más tendemos a huir de Dios y a volver a nuestro pecado, pero Dios tiene un mensaje completamente diferente para nosotros. Evidentemente, Dios sabe que seguimos pecando, pero desde el momento en que nos volvemos a Cristo nuestros pecados ya no nos definen. Hemos sido unidos a Cristo a través de su muerte y resurrección, y por lo tanto tenemos una nueva identidad. Como escribió Pablo: Si alguno está en Cristo, es una nueva creación. ¡Lo viejo ha pasado, ha llegado ya lo nuevo! 2 Corintios 5:17 Dios nos ve como si fuésemos Jesús, sin ninguna mancha de pecado. Por eso una de las palabras más usadas en el Nuevo Testamento para describir a los cristianos es “santos”. La palabra “santo” no se usa para describir solo a gente especialmente devota o religiosa, sino que se refiere a todos los cristianos, a quienes Cristo ha hecho santos. De esta forma, aun cuando hemos fallado y pecado y nos sentimos avergonzados, Dios nos dice: Eres perfecto a mis ojos. ¡Eres santo! CORAZONES NUEVOS El pecado es un problema interno, por lo cual requiere una solución interna. Por eso es realmente increíble saber que nuestra identidad como santos no es solo algo que Dios declara sobre nuestro nuevo estado a sus ojos, por muy maravilloso que eso sea, sino que es algo más profundo todavía. Cuando Pedro predicó el evangelio en Pentecostés, terminó diciendo: Arrepentíos y bautizaos cada uno de vosotros en el nombre de Jesucristo para perdón de vuestros pecados, y recibiréis el don del Espíritu Santo. Hechos 2:38 El mensaje del cristianismo no es simplemente: Serás perdonado si confías en Jesús y entonces un día, después de que Jesús regrese, serás perfecto; pero por ahora no esperes cambiar demasiado. Sí, es cierto que cuando ponemos nuestra confianza en Jesús somos completamente perdonados. Pero tenemos otra promesa increíble: también recibimos el Espíritu Santo que nos transforma desde dentro y nos da un nuevo corazón con nuevos deseos; así que sí deberíamos esperar cambiar y volvernos más santos. Si bien es cierto que nuestra antigua naturaleza sigue tirando de nosotros y seguimos pecando, también sabemos que quienes conocen a Cristo no piensan “me alegro de haberlo hecho”. Si te sientes fatal después de haber hecho algo que está mal, como ver porno, es una buena señal. Es el Espíritu Santo haciendo su trabajo. Él nos ha dado un nuevo anhelo: el querer agradar a Jesús y ser más como Él. El Espíritu Santo no solo nos hace ver nuestro pecado; también nos ayuda a cortarlo de raíz. Tal vez te hayas propuesto muchas veces dejar de consumir porno, pero el propósito no duró demasiado y siempre acabaste volviéndolo a hacer. Puede que pienses que no hay esperanza, pero eso es una mentira del diablo. ¡Puedes cambiar! ³⁰ No estás solo en tu lucha con el porno. Es verdad que nunca vamos a ser perfectos en el mundo presente, pero con la ayuda del Espíritu Santo podemos y deberíamos esperar ser transformados, de maneraque crecemos en santidad cada vez más. VIVIR EN EL ESPÍRITU Si tenemos la sensación de que, a pesar de nuestros esfuerzos, no hemos visto apenas cambio alguno en nuestro comportamiento, ¿puede ser que lo hayamos abordado de forma equivocada? Pablo dice: Ahora podemos servir a Dios, no según el antiguo modo —que consistía en obedecer la letra de la ley— sino mediante uno nuevo, el de vivir en el Espíritu. Romanos 7:6 “El antiguo modo, que consistía en obedecer la ley” se refiere a la forma en la que la gente que vivía bajo el antiguo pacto buscaba agradar a Dios, intentando seguir una serie de pautas, escritas en unas tablas de piedra, y cumplirlas por sus propios medios. Les resultó una lucha imposible, ya que sus corazones seguían lejos de Dios; pero, por suerte, nosotros ya no tenemos que vivir así. Los que tenemos al Espíritu Santo viviendo en nuestro corazón estamos llamados a una vida conforme “al modo nuevo”, es decir, “en el Espíritu”. Esta ayuda que tenemos hace posible vivir una vida sin porno. En el último capítulo estudiaremos cómo. Viviendo sin porno CAPÍTULO SEIS U na joven escribió una vez a un pastor confesándole que estaba “atrapada” en una página web de pornografía y masturbación online: Ya ni me reconozco. Estoy aterrada […] Hago cosas que sé que están mal. He intentado pararlo, de verdad que sí. He pasado noches llorando y lamentándome. He orado y he escrito un diario de mis devocionales. He leído libros. Me siento totalmente perdida. Amo a Dios, pero no puedo seguir pidiendo perdón una y otra vez por lo mismo. Sé que necesito ayuda, pero no sé dónde encontrarla. Sé que Dios tiene planes mucho mayores que esto para mi vida. Pero este pecado me sigue superando.³¹ Tal vez estás intentando ayudar a alguien con la misma experiencia, o a lo mejor tú mismo te sientes así. Deseas deshacerte del porno pero no sabes cómo. Si no es el caso, me sorprendería que nunca te hubieses sentido así con otro tipo de pecado. Espero que este capítulo pueda darte esperanza y te indique cómo salir de la trampa. Este va de la mano del capítulo anterior (te animo a que los leas juntos). El capítulo 5 sienta las bases para lo que quiero decir en este. Gracias a Jesús y a su muerte por nosotros, los que confían en Él ya han sido liberados de la culpa que sienten por el porno, y el Espíritu Santo los ha liberado también de su atadura. No tenemos que seguir volviendo al porno, porque tenemos el poder de Dios viviendo dentro de nosotros. Sin embargo, ¿qué quiere decir en la práctica “vivir en el Espíritu”? (Romanos 7:6). LA LUCHA QUE TODOS ENFRENTAMOS Todos los cristianos convivimos con un continuo forcejeo en nuestro interior. La naturaleza de pecado (que la Biblia llama “la carne”) sigue ahí intentando llevarnos a desobedecer, con la ayuda de sus aliados: Satanás y “el mundo” (referido a las personas que aún viven oponiéndose a Dios). La diferencia es que ahora tenemos una nueva naturaleza que pone en nosotros un fuerte deseo de agradar a Dios. Cada vez que sentimos tentación podemos escoger: o seguimos las formas de la naturaleza de pecado o “seguimos la guía del Espíritu” (Gálatas 5:25), viviendo acorde a los nuevos deseos que nos da. Lo que hagamos dependerá de la naturaleza que estemos alimentando. Somos llamados a ignorar la vieja naturaleza y a nutrir la nueva. A nivel práctico, esto se puede resumir en cuatro breves pasos: Sigue mirando a Cristo Confía en las promesas de Dios Sé intransigente con el pecado Nunca te des por vencido SIGUE MIRANDO A CRISTO Párate un momento a pensar y recordar los momentos en tu vida en los que no te sentías atrapado por el pecado y en los que creciste más en santidad. ¿A qué se debía? Me sorprendería mucho que no se tratase de una época en la que te sentías asombrado por el amor de Dios por ti en Jesús, y estabas entusiasmado por el milagro del evangelio. Eso que sentiste era cosa del Espíritu Santo dentro de ti. Lejos de centrar la atención en sí mismo, el Espíritu se alegra señalando a Cristo, dirigiendo la gente a Cristo, para que crezca su conocimiento y amor por Él. Como dijo Jesús cuando habló del ministerio del Espíritu: “El me glorificará” (Juan 16:14). Una vez oí hablar de un adolescente que se pasaba horas todos los días jugando en su ordenador. Sus padres recurrían a amenazas y castigos para intentar hacer que cambiase su comportamiento, pero nada funcionaba. Después de un tiempo, empezaron a darse cuenta de que el chico había perdido por completo el interés por los juegos que antes consumían todo su tiempo. ¿Por qué? Había conocido a una chica y, a su lado, sus antiguos hábitos no resultaban nada atractivos. Algo parecido pasa cuando el Espíritu Santo nos abre los ojos y vemos la belleza de Cristo. Por lo tanto, si queremos luchar contra el porno, o contra cualquier otra mala conducta, no deberíamos centrarnos solamente en el pecado y en intentar sacarlo de nuestras vidas. Eso no nos va a llevar a conseguir gran cosa. Deberíamos centrarnos, más bien, en lo que la Biblia nos dice sobre nuestro Salvador. A medida que vayamos apreciando más quién es Cristo y lo que hizo por nosotros, nos daremos cuenta de que nuestro deseo de acabar con el pecado y procurar la santidad crecerán. Esto puede empezar con una profunda convicción de nuestro pecado. Es bastante común que no nos preocupemos por los patrones de mala conducta que repetimos. Tal vez sea porque hemos visto esas imágenes o hemos consentido esas fantasías tantas veces y durante tanto tiempo, que se ha convertido en algo normal para nosotros y apenas le damos importancia. Pero eso cambiará a medida que nuestros corazones se vuelvan a derretir una vez más ante la belleza del evangelio. Debemos considerar las palabras que escribió John Owen, el puritano inglés del siglo XVII: Lleva tu lujuria al evangelio: no para sentirte aliviado [aún], sino para convencerte más de su peso […] Dile a tu alma: “¿Qué he hecho? ¡Cuán grande amor, cuán grande misericordia, qué sangre, cuán grande gracia he menospreciado y pisoteado! ¿Es así como agradezco al Padre su amor, al Hijo su sangre, al Espíritu Santo su gracia? […] ¿He contaminado el corazón por el cual Cristo murió para limpiarlo, el que el Espíritu escogió para vivir?”³² No es que un cristiano que haya recibido el Espíritu no vaya a pecar — tristemente, sí lo hará—, pero debería concebir el pecado como algo impensable. Un hombre que había recurrido al porno una y otra vez, describió la verdad que marcó la diferencia para él de forma decisiva: No importaba las veces que lo intentase, la fuerza de voluntad que me decía “no lo veas” nunca era suficiente. Podía aguantar un par de días, pero al final necesitaba llenar ese vacío. Entonces, Dios me hizo ver que mi elección no era simplemente pecar o no pecar; era entre desear a Jesús, que podía satisfacerme, o desear otra cosa que no me llenaría. La lucha no se volvió fácil, pero sí se volvió algo que podía vencer, porque me di cuenta de que no se trataba de alejarme de algo, sino de acercarme a alguien.³³ Por lo tanto, la lucha contra el pecado no tiene que ver principalmente con decirle que no a algo. Ese “no” siempre debe de ir detrás de nuestro “sí” a Jesús, que fue el primero en decirnos que “SÍ” a nosotros. Tal y como dice Heath Lambert: Necesitas ser la clase de persona que lucha más por una relación cercana con Jesús, que contra la pornografía […] Cuando te encuentres más veces buscando mirar hacia Cristo que esforzándote por evitar el porno, le habrás dado la vuelta a la situación […] Una relación viva con Jesús podrá expulsar el porno de tu vida con más rapidez que cualquier otra cosa. Cuando te vuelves a enfocar en Jesús no queda espacio en tu corazón para nada más, porque él lo llena por completo.³⁴ ¿Cómo es nuestra relación con Jesús? ¿Está en el centro de nuestra vida cristiana o estamos dando prioridad a otras cosas? ¿Hemos desarrollado el hábito de leer la Biblia todoslos días? Si es así, nos resultará de gran ayuda; pero necesitamos recordar que la Biblia no es un libro de teología, sino un libro relacional por el cual Dios nos lleva a conocerle más y mejor. Tómatela como una carta de amor de Jesús y pídele al Espíritu Santo que te permita encontrarte con Él cuando la leas. También sería bueno que, cuando vayas a la iglesia, ores para que el Espíritu abra tu corazón y no vayas y vuelvas sin que nada ocurra. Pídele que te ayude a interactuar en profundidad con Dios cuando escuches su Palabra, ores, cantes alabanzas y te encuentres con su pueblo. Evidentemente, no siempre nos sentiremos cerca de Cristo, pero sí podemos esperar que la intimidad crezca a medida que perseveramos, como en cualquier otra relación. CONFÍA EN LAS PROMESAS DE DIOS La Biblia es “la espada del Espíritu” (Efesios 6:17). Así que si queremos seguir “el nuevo modo de vivir del Espíritu”, es esencial que volvamos a la Palabra de Dios a través de las predicaciones, de estudios bíblicos en grupos y de nuestra lectura personal. Uno de los trabajos principales del Espíritu es ayudarnos a entender, apreciar y confiar en su Palabra. Por eso, cuando la leamos debemos fijarnos en todas las promesas que contiene, que serán de mucha ayuda en nuestra lucha contra el pecado. Aquí tenemos algunas de ellas: Ya no hay ninguna condenación para los que están unidos a Cristo Jesús. Romanos 8:1 A Satanás le encanta restregarnos la culpa de nuestro pecado, porque nos hace sentirnos más alejados de Cristo y nos volvemos más vulnerables a la tentación. Pero puedes perderle de vista recordándole esta gran verdad: Cristo ya ha pagado el precio por mi pecado, así que ya no estoy bajo condena. Cuando vuelvas a caer en el pecado te sentirás culpable y sabrás que has hecho algo que no deberías, porque está mal. Pero da igual lo que sientas, pues nada de eso puede cambiar la seguridad que encuentras en el amor de Dios. Él te acepta y es algo que no depende de nada que tú hagas o dejes de hacer, sino de lo que Cristo ya hizo. ¡Aleluya, qué gran Salvador! El que beba del agua que yo le daré no volverá a tener sed jamás, sino que dentro de él esa agua se convertirá en un manantial del que brotará vida eterna. Juan 4:14 Esto fue lo que le dijo Jesús a la mujer samaritana que había estado casada cinco veces y vivía con otro hombre en ese momento. Esta mujer parecía recurrir a las relaciones sexuales para encontrar satisfacción, pero no la había encontrado. Jesús le dice: “yo puedo darte lo que estás buscando”. Y lo mismo nos dice a todos nosotros. El porno promete muchas cosas que no puede cumplir, pues no puede ofrecernos la intimidad, la autoestima o la sensación de control que deseamos. Sin embargo, Jesucristo satisface hasta los anhelos más profundos de nuestro corazón, los reconozcamos o no, los cuales siempre se esconden detrás de cualquier otro deseo que tengamos. Solo a través de Él podemos tener una relación personal con Dios, y solo cuando nos volvamos y acerquemos a Él conseguiremos saciar nuestra sed. Dios es fiel, y no permitirá que vosotros seáis tentados más allá de lo que podáis aguantar. 1 Corintios 10:13 No importa lo difícil que sea una tentación, Dios es fiel y no nos abandona en nuestra lucha. Está a nuestro lado y nos ofrece una salida, así que no te des por vencido. Deja que la fe te dirija y sigue el camino a la salida que Dios te ofrece. Esta podría ser un amigo dispuesto a hablar si le llamas, o algo que leíste en la Biblia momentos antes y que mantienes en tu mente y tu corazón. Siempre hay una salida. Nunca te dejaré; jamás te abandonaré. Hebreos 13:5 Nunca estamos solos, Cristo está con nosotros a través de su Espíritu en cada paso que damos, dispuesto a darnos consuelo y fuerza si nos acercamos a Él. Podemos alcanzarle con tan solo una oración. Aunque nos encontremos ya en medio del camino al pecado, no tenemos por qué dar el siguiente paso. Él está ahí con nosotros dispuesto a ayudarnos. Incluso si decidimos continuar de todas formas y caer, Jesús sigue con nosotros esperando para recogernos. Puede que llegado a ese punto sintamos que está a kilómetros de distancia, pero no es así. Así que, no importa cómo te sientas o lo que hayas hecho, simplemente aférrate a esta increíble promesa y vuelve a Cristo con una oración, sabiendo que a Él siempre le alegra escucharte. La Biblia guarda muchas otras promesas maravillosas. ¿Por qué no apuntas tus favoritas para poder volver a leerlas y recordarlas cuando las necesites? SÉ INTRANSIGENTE CON EL PECADO Hemos visto que nunca vamos a poder ganar la batalla contra el porno, o contra cualquier otro pecado, si solo nos apoyamos en normas y propósitos. Esta batalla se libra en el corazón. No obstante, la autodisciplina sigue jugando un papel importante. Aunque caminemos cerca de Cristo, seguimos estando expuestos a la tentación y cuanto más hayamos caído en el pasado, más probable es que nos vuelva a pasar. Por lo tanto, nos corresponde hacer todo lo posible para protegernos, especialmente nuestros puntos débiles. Jesús dijo: “Si tu ojo derecho te hace pecar, sácatelo y tíralo” (Mateo 5:29). Por supuesto, no estaba siendo literal, pero su significado es claro: tenemos que hacer todo lo que haga falta para arrancar nuestro pecado de raíz. Nosotros tendemos a ser bastante menos radicales y a sentirnos satisfechos si conseguimos reducir nuestro pecado a un nivel que consideramos más aceptable, pero Pablo dijo: “Entre vosotros ni siquiera debe mencionarse la inmoralidad sexual” (Efesios 5:3). No basta con reducir la frecuencia con la que consumes pornografía o pasar a ver imágenes menos explícitas. Somos llamados a cortarlo por completo. ¿Qué pasos tendrías que dar a nivel práctico para conseguir eso? Conozco a gente que se asegura de tener el ordenador de casa visible en una zona común, pero eso no funciona con los portátiles y los móviles. ¿Tienes los filtros necesarios y las personas a las que rendir cuentas?³⁵ Es poco probable que un amigo que también tiene problemas con el porno pueda motivarte lo suficiente para luchar. Para rendir cuentas, escoge alguien a quien respetes y que te pueda llevar a Jesús, un cristiano maduro, un pastor o un padre o madre. No esperes a que surja la pregunta adecuada o la manera adecuada: es tu responsabilidad ser honesto y abrirte con ellos. Si a pesar de todo sigues sin poder pararlo, puede que necesites adoptar otras medidas. ¿Realmente necesitas tener internet en tu móvil? Para mí es un alivio no tenerlo, no solo por evitar tentaciones, sino porque me deja mucho más tiempo libre. ¿Identificas algún momento concreto en el que la tentación resulta más fuerte? Si es así, piensa en otra cosa que podrías hacer en su lugar, ya sea salir, escuchar música (tal vez música cristiana) o llamar a un amigo. Si hay ciertos estados de ánimo o ciertas emociones que te vuelven más vulnerable, ¿cómo podríamos contrarrestarlos? Piensa en los estados de ánimo como si fuesen un semáforo. El verde es cuando estamos calmados y podemos hacerle frente; el ámbar o amarillo es cuando empezamos a sentirnos bajo presión y nuestro estado de ánimo decae, tal vez porque nos sentimos estresados, solos o desanimados. Esto nos lleva al rojo, cuando esos sentimientos son aún más fuertes. Alguna gente asegura que la tentación sexual se vuelve especialmente intensa en la zona roja, porque anteriormente se acostumbraron a recurrir al porno para paliar esos sentimientos. Si esto es así, es muy probable que sean conscientes de cómo la tentación se acumula y crece a medida que pasan del verde al rojo. Cuanto más sigan por ese camino, más intensa se volverá la voz en su cabeza diciéndoles que lo único que les hará sentir mejor es el porno. En casos así es necesario intervenir y tomar medidas pronto, antes de llegar a la zona roja. Estas medidas pueden significar hablar con alguien y pedirle que ore por ti y te anime. A veces el simple hecho dehablar de lo que sentimos puede reducir su intensidad. También puede ayudar buscar otra cosa en la que centrar nuestra atención, como ver una peli, hacer algún deporte o ir a tomar algo con amigos, cualquier cosa que centre nuestra mente en otra cosa. Evidentemente, deberíamos recurrir a Cristo y buscar en Él tranquilidad por encima de todo. Algunas veces nada de lo que hacemos evitará que acabemos en la zona roja; pero no importa, podemos estar seguros de que Él sigue con nosotros pase lo que pase. El pecado nunca es inevitable: por muy fuerte que sea la tentación, Jesús siempre será más fuerte. NUNCA TE DES POR VENCIDO Si aún sientes que la pornografía tira de ti con fuerza, oro para que este libro pueda darte esperanza. Gran cantidad de personas han compartido su testimonio sobre cómo Jesucristo les ha liberado del porno y tú puedes ser uno más. No tienes que seguir recurriendo al falso remedio que te ofrece. Aunque los principios que describí en las páginas anteriores te ayuden a abandonar el consumo habitual del porno, tienes que recordar que la batalla contra el pecado no termina aquí (ni la lucha con el pecado sexual, que seguirá surgiendo de otras maneras). La lucha continúa. Tal vez este libro ha reafirmado tu propósito de perseguir la santidad y te ha dado esperanza para creer que puedes dejar el porno. Si es así, estupendo; pero tengo que advertirte que no será fácil y que por desgracia es posible que vuelvas a caer. Si eso pasa, supondrá un momento clave en el que el diablo querrá convencerte: “No sirve de nada esforzarte... ¡nada ha cambiado! No vas a cambiar... Ríndete ya de una vez”. Si te crees esas mentiras, no tardarás mucho en volver a ser arrastrado a la vieja rutina. Pero hay otra salida: confiesa rápidamente tu pecado y después sigue adelante. No te regodees en la culpa ni te machaques, eso no va a ayudarte. Recurre a Dios y al perdón que nos promete a través de Cristo, y sigue avanzando con fe y alegría. No se trata de restarle importancia al pecado, sino de centrarse en la Palabra de Dios. La lucha contra el pecado seguirá durante toda esta vida, de una forma u otra. No obstante, Dios nos llama a continuar y seguir adelante, fortalecidos por la promesa gloriosa de que un día la lucha se acabará y seremos como Cristo, transformados a su imagen³⁶. Así que, mientras tanto, hermana, hermano, quiero animarte a seguir luchando. Te dejo con el coro de un antiguo himno que fue muy importante para mí cuando me convertí: Sé valiente, sé fuerte, resiste el poder del pecado. La batalla es larga, el enemigo es fuerte, pero tú vencerás. Porque por el poder de Cristo, que es el más fuerte entre los fuertes, serás más que vencedor. ¡Sé valiente, sé fuerte! Ayudando a otros CAPÍTULO SIETE A lgunos de nosotros tendremos la responsabilidad de ayudar a otros, ya sea protegiéndolos del porno o ayudándoles a escapar de sus garras. Las situaciones pueden variar, pero incluyo aquí algunas sugerencias generales sobre cómo podemos ayudar. ¿CÓMO DEBERÍA REACCIONAR SI UN AMIGO CRISTIANO ME CUENTA QUE TIENE UN PROBLEMA CON EL PORNO? Es probable que tu amigo nunca haya hablado de esto con nadie, así que dale las gracias por ser honesto y confiar en ti. Asegúrate de escucharle bien antes de ofrecerle ningún consejo y hazle las preguntas adecuadas para ayudarle a compartir contigo tanto como quiera (p. ej., ¿Cuánto tiempo lleva pasándote? ¿Con qué frecuencia? Etcétera). Suponiendo que esa persona quiera confiar en Cristo y arrepentirse, recuérdale el perdón de Dios por medio de la cruz. Puede que se sienta sucio, pero para Dios está perfectamente limpio. ¿CÓMO PUEDO AYUDAR A MI AMIGO A LIBERARSE DEL PORNO? Es importante que recuerdes que no podemos solucionar los problemas de las personas ni salvarles, solo Dios puede hacerlo. Así que no te cargues demasiado asumiendo la responsabilidad y ponlo en oración. Después, trata de ayudar a tu amigo a entender y aplicar los principios que describí en el capítulo anterior. Por encima de todo, eso implica dirigirles a Cristo y al evangelio. Habla con tu amigo sobre las barreras que puede poner de forma práctica para evitar acceder al porno (rendir cuentas, etcétera). Medidas así son importantes, pero no te centres en ellas. En la lucha contra el porno nada es más importante que cultivar nuestro amor por Cristo y apreciar todo lo que hemos recibido a través de Él. Naturalmente, esto es válido para todo tipo de lucha contra el pecado y es importante que recuerdes a tu amigo que no debe centrarse en el porno solamente e ignorar otros pecados. Aunque tú no consumas porno personalmente, también eres pecador. Así que ábrete y comparte tus luchas particulares, buscando una forma de apoyaros y animaros mutuamente en vuestro esfuerzo por vivir en santidad. Por mucho que vuestros pecados sean diferentes, ambos necesitáis el mismo remedio. Si tú también tienes problemas con el porno, es muy importante que los dos busquéis otra persona con la que tratar el tema. Escoged a alguien que os ayude a marcar metas altas y que siempre os dirija a Cristo. 3. ¿DEBERÍA CONTARLE A MI MUJER O MARIDO QUE HE ESTADO CONSUMIENDO PORNOGRAFÍA? Ya hemos identificado el tremendo daño que puede hacer el porno a los matrimonios (ver capítulo 3). Si estás casado y consumes pornografía, necesitas arrepentirte y buscar toda la ayuda posible para dejarlo. Tanto el pecado en sí, como el mantenerlo en secreto, dañarán vuestra intimidad y acabarán suponiendo una amenaza para vuestro matrimonio. Por lo tanto, si esto implica un problema considerable para ti, tu marido o mujer tiene que saberlo. Necesitas sabiduría para decidir exactamente cuántos detalles dar cuando lo confieses, pero no tomes esa decisión pensando en tu miedo a ser expuesto (eso sería egoísta), sino pensando en tu pareja y en lo mejor para tu matrimonio. Si tu pareja te pide más detalles, deberías dárselos. Esto es válido para las relaciones de noviazgo, pero la forma en la que lo apliques dependerá de la relación en particular: según lo serio que sea el problema, el tiempo que llevéis saliendo, etcétera. 4. ¿CÓMO DEBERÍA REACCIONAR SI DESCUBRO QUE MI MUJER O MARIDO HA ESTADO CONSUMIENDO PORNOGRAFÍA? Descubrir que tu mujer o tu marido ha estado recurriendo al porno durante vuestro matrimonio será doloroso. Es comprensible que sientas mucha ira, dolor y te sientas rechazado o rechazada, pero no deberías dejar que esos sentimientos determinen tu respuesta. Hablar con un amigo de confianza podría resultar útil, mientras buscas en Dios sabiduría para reaccionar de forma conveniente. Al final, tu respuesta dependerá de las circunstancias. Suponiendo que la disculpa y el arrepentimiento son genuinos, siempre debería haber perdón. Sin embargo, deberías asegurarte de que se está haciendo todo lo posible para prevenir que se repita ese patrón de pecado. También es importante encontrar alguna forma de rendir cuentas, aunque no es necesario que tú te involucres directamente. Sería mejor que un amigo, un líder o pastor asumiese esa responsabilidad. Pero, de todas formas, tu pareja tiene que ser sincera contigo si esto se repite. 5. ¿CÓMO PUEDEN LOS PADRES PROTEGER A SUS HIJOS DEL PORNO? Lo cierto es que, por mucho que los padres se esfuercen por proteger a sus hijos, lo más probable es que estos acaben entrando en contacto con el porno. Este no es un mundo fácil en el que crecer, pero no te desesperes, puedes ayudar a tus hijos de muchas formas. Ante todo, enséñales la Biblia y ora por ellos pidiendo que lleguen a conocer el amor del Señor Jesús. Nada es más efectivo en la batalla contra el pecado que un corazón que ama a Cristo y busca agradarle. Intenta enseñar a tus hijos a conocer a Dios y honrarle en todos los aspectos de la vida, lo cual implica enseñarles acerca del sexo. No esperes a que lo descubran en la iglesia o en el colegio. Asegúrate de ser la primera persona que les hable del tema y hazlo de forma positiva. El sexo,
Compartir