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ESTUDIOS BÍBLICOS ELA: ¡VERDADERAMENTE LIBRE! (GÁLATAS) A menos que se indique lo contrario, todas las citas bíblicas están tomadas de la Versión Reina Valera Revisión 1960 Primera edición, 1992 Cuarta impresión, 2005 © 1992 por Ediciones las Américas, A.C. Todos los derechos reservados Prohibida la reproducción parcial o total EDICIONES LAS AMÉRICAS, A.C. Prol. Reforma 5514 Col. La Libertad 72130 Puebla, Pue., México Tels. 248-3923, 248-2323, Fax. 249-5984 ela@edicioneslasamericas.com www.edicioneslasamericas.com ISBN 968-6529-08-X CONTENIDO 1. Demasiado fácil Gálatas 1:1–5 2. Otro Evangelio? Gálatas 1:6–24 3. El Peligro de Predicar para Ganar Popularidad Gálatas 2 4. Cómo Comenzó su vida Cristiana? Gálatas 3:1–5 5. Bendición o Maldición? Gálatas 3:6–14 6. La Ley de la Buena Fe Gálatas 3:15–18 7. ¿Para qué Sirve la Ley? Gálatas 3:19–4:7 8. Regreso Voluntario a la Esclavitud Gálatas 4:8–20 Descargado de: http://www.descargarlibroscristianosgratisenpdf.online/ 9. Hijo de Esclavitud Gálatas 4:21–31 10. Amor vs. Legalismo Gálatas 5:1–15 11. Una Guerra Continua Gálatas 5:16–26 12. Sirviéndonos en Amor Gálatas 6:1–18 VERDADERAMENTE LIBRE: Santificación por la fe en Cristo GALATAS DEFENSA DEL APOSTOLADO Y MENSAJE DE PABLO 1–2 DEFENSA DE LA DOCTRINA DE PABLO 3– 4 DEFENSA DE LA PRACTICA DE PABLO 5–6 Saludo 1:1–5 Sorpresa por el cambio operado en los gálatas 1:6–9 Fuente y confirmación de su mensaje 1:10–2:21 Su contenido revelado por Cristo 1:10–12 Su compromiso con el judaísmo 1:13–14 Su conversión y preparación 1:15–17 Su comunión con los santos 1:18–24 Su confirmación por los apóstoles 2:1–10 Su confrontación con Pedro 2:11–14 Su conclusión acerca del problema 2:15–21 Prueba de la recepción del Espíritu Santo 3:1–5 Prueba de la bendición de Abraham 3:6–9 Prueba de la redención 3:10–14 Prueba de la promesa a Abraham 3:15–18 Prueba del propósito de la ley 3:19–4:11 Adición por causa del pecado 3:19–22 Función del ayo 3:23–25 Cumplimiento del propósito 3:26–29 Trato de un menor de edad 4:1–5 Libertad de la esclavitud 4:6–7 Contradicción del deseo de volver a la esclavitud 4:8– 11 Prueba de la recepción que le dieron al principio 4:12–20 Prueba de la ilustración del Antiguo Testamento 4:21–31 Contraste de los dos hijos 4:21–23 Contraste de los dos pactos 4:24–27 Conflicto entre los dos sistemas 5:1–6 Resumen 5:1 Enajenación por la ley 5:2–4 Justificación por la fe 5:5–6 Rechazo por los judaizantes 5:7–12 Libertad sometida al amor 5:13–15 Andar en el Espirítu 5:16–26 Conflicto entre la carne y el espíritu 5:16–18 Fruto de la carne 5:19–21 Fruto del Espíritu 5:22–23 Exhortación a vivir por el Espíritu 5:24–26 Obligación de los unos por los otros 6:1–10 Restauración del caído 6:1 Ayuda para los necesitados 6:2 Necesidad de autoexaminarse 6:3–5 Apoyo para los maestros 6:6 Segando una cosecha de valor 6:7–9 Exhortación final a las buenas obras 6:10 Interés personal en ellos 6:11– 18 Descargado de: http://www.descargarlibroscristianosgratisenpdf.online/ Aplicación a los gálatas 4:28–31 1 ¡Demasiado Fácil! Gálatas 1:1–5 Todas las religiones del mundo estipulan que la persona que quiera satisfacer a Dios y obtener la vida eterna, debe hacer méritos propios para cumplir los requisitos divinos. Una salvación basada únicamente en la fe, sin otra condición,se considera “demasiado fácil”. Algunos dicen que “Dios no puede pasar por alto los años pasados en pecado y aceptar una decisión repentina de confiar en Cristo (algunas veces tomada a la hora de la muerte), como suficiente para tener la vida eterna”. Las religiones paganas primitivas exigían sacrificios u ofrendas para satisfacer a sus dioses y recibir sus bendiciones. Como consecuencia, la gente pasaba toda la vida esclavizada por el temor a morir (Hebreos 2:15), porque no sabían qué esperar de esos dioses que aunque no eran justos ni santos, controlaban el destino del mundo (Gálatas 4:7– 9). Algunos sistemas religiosos orientales son distintos a los de occidente. Postulan que todo el universo es un gran dios del que los humanos forman parte y con el cual deben identificarse para poder participar de su poder divino. Así que cada hombre debe relacionarse con la naturaleza que le rodea a fin de tener unidad con ese dios universal. Esa comunión la logra a través de la meditación y otras actividades. La iglesia tradicional (no evangélica) de occidente, y las sectas falsas derivadas de ella (en su mayoría ramificaciones de la fe judeocristiana), creen en algunos aspectos de la verdad acerca de Jesucristo. Sin embargo, apoyan el sistema basado en las buenas obras del individuo como condición para obtener la gloria. Aunque algunas reconocen la importancia de la muerte de Cristo, creen que tenemos que añadir algo a su sacrificio para obtener un grado suficientemente elevado de bondad como para merecer la vida eterna. La dificultad estriba en que no se sabe, sino hasta después de la muerte, si se ha alcanzado ese grado o no. Algunas veces se encuentra esta misma creencia en las iglesias evangélicas. ¿Cómo puede aceptar Dios una decisión intelectual, tomada algunas veces muy tarde en la vida, como requisito único para salvar a alguien que ha pasado parte de su existencia insultándolo y rebelándose contra él? ¡La salvación debe costar más que eso! ¿No es cierto? Con frecuencia se oye en nuestras iglesias que para ser salvos, o al menos para ser aceptados per Dios, debemos hacer ciertas cosas o dejar de hacer otras. También en los tiempos de Cristo y de Pablo era común esta idea entre la gente de Israel. El judaísmo incluía 613 mandamientos, entre los cuales había 248 exhortaciones positivas y 365 prohibiciones, una para cada día del año. Por eso cuando Cristo vino, la gente le preguntaba constantemente: “¿Qué debo hacer para obtener la vida eterna?” El Señor siempre contestó esa pregunta de una manera que nos parece demasiado difícil, porque él deseaba enseñarles que nunca podrían hacer suficientes méritos, y que cuando reconocieran su incapacidad de ganar la salvación por ellos mismos, la buscaran basados en la misericordia y gracia de Dios. Por ello, muchos se apartaron con tristeza, Descargado de: http://www.descargarlibroscristianosgratisenpdf.online/ porque queriendo establecer su propia justica, se daban cuenta de que jamás lo lograrían (Romanos 10:1–4). En el Sermón del Monte, Cristo les dijo que si su justicia no era mayor que la de los escribas y fariseos, no entrarían en el reino de los cielos (Mateo 5:20). A continuación les explicó las exigencias divinas si querían alcanzar la justificación por méritos propios (Mateo 5:21–48). Asimismo, en Lucas 10:25–37 y 18:18–27, Cristo afirmó que las normas antiguas del judaísmo no servirían para darles vida eterna porque nadie las podía cumplir totalmente. Lo que quería era que reconocieran su incapacidad de salvarse a sí mismos, y que confiaran en él. El mensaje del Nuevo Testamento indica que es necesario dar tres pasos para tener vida eterna. En primer lugar, reconocer la necesidad de la salvación. Debido a que somos pecadores rebeldes, estamos bajo la condenación de Dios y jamás podremos hacer suficientes buenas obras para salvarnos (Romanos 3:9–20). En segundo lugar, aceptar que Dios hizo la provisión para salvarnos: “Mas Dios muestra su amor para con nosotros, en que siendo aún pecadores, Cristo murió por nosotros” (Romanos 5:8; Juan 3:16; 1 Pedro 3:18). El pagó el precio de nuestras culpas, las cuales nosotros debíamos haber liquidadopersonalmente. Finalmente, para recibir la vida eterna, tenemos que dejar de depender de nosotros mismos y confiar en Jesucristo (Hechos 16:30–31; Juan 3:16; 5:24; 1 Juan 5:11–13). ¿Ha dado usted estos tres pasos? Si no lo ha hecho, hágalo ahora mismo. Pablo pasó todo su ministerio luchando contra los conceptos legalistas de quienes querían ser hallados justos y ser aceptados por Dios por méritos propios. Entre ellos estaban los judaizantes, quienes se habían infiltrado en la iglesia de Jesucristo en todas partes, oponiéndose a la predicación del mensaje de salvación en Cristo. En realidad había tres clases de judaizantes que afectaban tanto a la iglesia primitiva como al ministerio de Pablo. La primera la formaban algunos discípulos de Jesucristo. Su doctrina se basaba en ver quiénes podían ser salvos. Pedro y otros apóstoles consideraban que la salvación era sólo para los judíos. Por eso, sólo predicaban el mensaje de las buenas nuevas a los de esa raza y evitaban en lo posible entrar en contacto con los gentiles paganos. Esto se remedió posteriormente, como lo relata Hechos capítulos 10 y 11, cuando aceptaron que el evangelio incluía a los gentiles también, y que éstos no tendrían que convertirse al judaísmo para ser aceptados por Dios, porque él no hace acepción de personas. Después de convenir en este principio, los apóstoles tuvieron que resolver un problema adicional, el de determinar cómo podrían ser salvos esos gentiles. Pablo y otros habían dicho que la salvación se obtenía sólo por medio de la fe, pero los judaizantes de la segunda clase, insistían en que se limitaba a quienes obedecieran la ley de Moisés. Este debate se resolvió en el Concilio de Jerusalén como lo relata Hechos 15. En él quedó claro que la salvación sólo es por fe e incluye a judíos y a gentiles. Se podría imaginar que esta decisión eliminaría el legalismo. Sin embargo, la naturaleza de una religión basada en las obras no muere fácilmente. Parece que siempre buscamos la manera de afirmar nuestra justicia personal frente a Dios. Por eso una tercera clase de judaizantes apareció, pero con una idea nueva. Aunque aceptaban que la salvación incluía a los gentiles y que la única condición para ser salvos era la fe, levantaron otra polémica: ¿Cómo podrían agradar a Dios? Contestaban Descargado de: http://www.descargarlibroscristianosgratisenpdf.online/ diciendo que para estar en comunión con Dios y agradarle en la vida diaria, debían vivir conforme a la ley mosaica. Esta cuestión siguió afectando a las iglesias durante todo el ministerio de Pablo y aún hoy se encuentra en muchas congregaciones evangélicas. Algunos cristianos dicen que tenemos que cumplir con ciertos requisitos para ser salvos y hacer determinadas cosas para llegar a ser cristianos “espirituales”, y tener verdadera comunión con Dios. Pablo responde a esta enseñanza con un mensaje donde proclama la libertad y afirma que ya no estamos bajo ley. Para agradar a Dios, podemos acercarnos a él por medio de la fe en Cristo y caminar con él cada día, andando en un estilo de vida basado en la misma fe, no en las obras de la ley (Colosenses 2:6–7). De principio a fin, nuestra relación con Dios se basa en la obra de Cristo consumada en la cruz. Este mensaje es el que caracteriza al ministerio de Pablo y a su epístola a los gálatas. EL AUTOR Y LA FECHA No hay ninguna duda en cuanto a que Pablo sea el autor de Gálatas. Las fuentes históricas más cercanas mencionan al apóstol repetidas veces como el escritor. Este testimonio incluye a personas tan diversas como Clemente de Roma, Policarpo, Marción, Ireneo, Clemente de Alejandría y Tertuliano. La evidencia interna también apoya este punto de vista, ya que el autor se identifica claramente. No obstante, la discusión más seria relacionada con esta misiva se refiere a la fecha. El debate gira alrededor del término “Galacia”. ¿Se refiere a la región geográfica que se encontraba al norte de Asia Menor y que el apóstol visitó en su segundo viaje misionero? O, ¿es la provincia política que se encuentra al sur, y que incluye las iglesias que visitó en su primer viaje juntamente con Bernabé? Quienes creen que “Galacia” se refiere a la región que se encuentra al sur, calculan la fecha del libro entre 48–49 d.C., antes del concilio de Jerusalén mencionado en Hechos 15. Se basan en que Pablo habría hecho referencia en esta carta a la decisión tomada en el concilio si éste se hubiera efectuado antes de escribir la epístola. Los que creen que se refiere a la región geográfica más reducida que se encuentra en el norte, identifican la fecha como posterior al concilio, en aproximadamente 55 d.C. Una de las razones principales que se presenta a favor de este punto de vista es la dificultad que hay en incluir catorce años entre el tiempo de la conversión de Pablo y su visita a esta región durante la época de escasez en el año 46 d.C. También se observa que existen similitudes con las cartas a los Romanos y a los Corintios, por lo que se supone una fecha cercana a ellas. Esta última fecha parece corresponder mejor a la cronología conocida de la vida de Pablo, mientras el punto de vista que apoya la primera parece relacionarse mejor con la descripción de los eventos históricos mencionados en Gálatas. Cabe mencionar que no hay nada en el punto de vista que apoya el que Galacia sea la región del sur que contradiga una fecha más tardía, con tal que la carta fuera escrita después del Concilio de Jerusalén y calcular su fecha en aproximadamente 55 d.C. LA SITUACION HISTORICA Después de fundar la iglesia en Galacia, Pablo siguió viajando. Como siempre, los judaizantes lo siguieron y empezaron a penetrar en las iglesias de la región. La controversia con ellos se debía a que insistían en que era necesario obedecer la ley mosaica. Este grupo de judaizantes habían dado un paso más en la antigua posición que guardaban los fariseos. Ya no argumentaban que la salvación era sólo para Israel ni que era Descargado de: http://www.descargarlibroscristianosgratisenpdf.online/ indispensable obedecer la ley y las tradiciones judías. Pedro había contestado la primera cuestión en Hechos 10–11. El Concilio de Jerusalén (Hechos 15) había resuelto la segunda. Estos que molestaban a Pablo esgrimían una nueva forma de legalismo. Su doctrina aceptaba la salvación por medio de la fe en Cristo, tanto de judíos como de gentiles. Sin embargo, habían añadido el concepto de que la santificación se obtenía por guardar la ley. Según ellos, para ser espiritual, el hijo de Dios tenía que vivir por la ley. ¡PENSEMOS! ¿Dónde y en qué forma encuentra usted remanentes de la perspectiva de los judaizantes u otros legalistas semejantes en la iglesia evangélica de la actualidad? PROPOSITO Y TEMA Pablo escribió Gálatas para negar el punto de vista de los judaizantes y demostrar que es imposible reconciliar las ideas de una salvación por fe con la santificación por ley. Los dos puntos de vista no pueden existir juntos porque son contradictorios. Nuestra relación con Dios no se basa en las obras de la ley ni para alcanzar la salvación ni la santificación. Nos acercamos con confianza a Dios porque Cristo hizo todo lo que se requería. LA SALVACION POR FE Y LA SANTIFICACION POR LEY NO PUEDEN EXISTIR JUNTAS. O TODO ES POR LA FE, O TODO ES POR LA LEY Los judaizantes se habían introducido en la iglesia con una doble intención. Primero, pensaban desacreditar a Pablo como apóstol (Gálatas 1–2). Segundo, querían predicar un “evangelio” falso (Gálatas 3–4). Pablo escribió esta misiva para resolver estas dos cuestiones y enseñarles un nuevo estilo de vida consecuente con la salvación por la fe. ORGANIZACION DEL LIBRO Gálatas se divide naturalmente en tres partes. En la primera, Pablo defiende su autoridad como apóstol y su mensaje (1:1–2:21). En segundo lugar, Pablo demuestra teológicamente por qué lasantificación por obras y la justificación por fe no pueden existir juntas (3:1–4:31). Finalmente, demuestra las implicaciones prácticas que tiene para sus vidas la santificación verdadera, la que proviene de la fe (5:1–6:18). DEFENSA DEL APOSTOL Y SU MENSAJE 1–2 DOCTRINA DE LA SANTIFICACION POR FE 3–4 IMPLICACIONES DE LA SANTIFICACION 5–6 SU SALUDO 1:1–5 Esta carta empieza con una apología del apostolado y mensaje de Pablo (1:1–2:21). La naturaleza polémica del libro se pone de manifiesto a partir del saludo. Cuando escribían una carta, los autores de ese tiempo incluían tres elementos en él: 1) nombre del autor, 2) quiénes eran los destinatarios, y 3) el saludo. Al analizar estos tres elementos en las epístolas del Nuevo Testamento, normalmente podemos encontrar algunas indicaciones del tema principal de la carta. En la que Pablo escribió a los gálatas, estos tres elementos se refieren al debate con los judaizantes. Las dos dudas que habían sembrado en los gálatas se contestan en forma breve desde el saludo. Al identificarse a sí mismo como autor, Pablo defiende su posición como Descargado de: http://www.descargarlibroscristianosgratisenpdf.online/ apóstol (1:1). La identificación de los destinatarios es rutinaria, aunque se puede observar que no incluye ninguna palabra adicional que los describa. Sólo indica que se dirige a las iglesias de Galacia. El saludo, que normalmente es breve, se amplía para hacer énfasis en la doctrina de la salvación por gracia (1:3–5). La muerte de Cristo resuelve el problema de nuestros pecados y nos libra. No es la ley la que nos da libertad o nos aparta del estilo de vida del mundo, sino la muerte del Señor. Pablo inicia esta epístola afirmando cuál es la fuente de su apostolado. Se coloca en el mismo nivel de aquéllos a quienes la iglesia reconoce como autoridades (1:1). Su apostolado no procedía de los hombres, sino de Dios. Sin embargo, no utiliza este argumento para aducir que era independiente de los hombres conforme al estilo de algunas personas hoy día, sino para afirmar que al igual que los demás apóstoles, él también había sido comisionado por Dios para servirle como tal. Los judaizantes decían que Pablo no llenaba los requisitos de apóstol y que no había sido comisionado por ellos, por lo que consideraban que su mensaje era inferior. Más adelante, vuelve a tratar el mismo tema (1:11–24), pero por el momento, quiere subrayar que al igual que los otros apóstoles, su comisión procedía del Señor Jesucristo. Su identificación como “apóstol” debe haber tenido un significado especial para los lectores que a nosotros se nos escapa, porque no vivimos en esa cultura y época. Se utilizaba comúnmente la palabra “ángel” para referirse a un mensajero enviado con noticias. En este caso, la autoridad del enviado residía en el mensaje en sí, porque contenía las palabras de quien tenía potestad. También un “apóstol” era literalmente un “enviado”. Sin embargo, al utilizar este nombre para describir a una persona enviada de parte de otra, se entendía que tenía toda la autoridad de quien la enviaba. Por eso, los doce fueron elegidos para convertirse de discípulos, o estudiantes de Cristo, a “apóstoles”, enviados en el nombre de Cristo y con sus mismas facultades (Mateo 10:1–5; Juan 13:16). Pablo declara que Jesucristo le había dado de su autoridad para representarlo, tal como lo había hecho con los demás discípulos, pero a fin de cuentas, esto significaba que Dios el Padre le había conferido su autoridad. Al analizar las implicaciones de esta afirmación, encontramos cuando menos tres. Primero, notamos que la autoridad del mensaje del evangelio que predicaba no procedía de la opinión humana. Dios había tomado la iniciativa, había diseñado el plan, y la autoridad procedía de él. No importa si estamos de acuerdo o no, o si nos parece justo o no. Dios ha hablado y a nosotros nos toca creer lo que nos ha revelado. Segundo, la fuente de autoridad de los siervos de Dios no es humana. No le servimos porque decidimos hacerlo. El es el Señor de la mies; él envía a los obreros (Mateo 9:38). Nunca debemos pensar en la autoridad que tenemos como si fuera propia o debido a algún mérito personal. Dios dispone y envía a quienes él considera conveniente. En tercer lugar, quienes aceptan la autoridad de Dios en su vida y se someten a ella, la reconocen como autoridad final. Al luchar contra Pablo, que había sido enviado por Jesucristo, estaban luchando contra el Señor mismo. ¡PENSEMOS! Descargado de: http://www.descargarlibroscristianosgratisenpdf.online/ Considere la relación que existe entre esta enseñanza, y especialmente las tres implicaciones mencionadas, con nuestra vida. ¿Cómo se aplican al mensaje que predicamos? Los apóstoles que se identificaban con la autoridad divina habían sido numbrados por jesucristo mismo, en forma directa y visible, como fundamentos de la iglesia (Efesios 2:20). ¿Sigue el Señor nombrando apóstoles hoy? ¿Cuáles principios acerca de la autoridad de los apóstoles siguen vigentes? ¿Cuál debe ser la actitud hacia los líderes que Dios ha establecido en su iglesia? ¿Hasta qué punto nos toca reconocer su autoridad? Compare 1 Pedro 5:1–5 y Hebreos 13:17. ¿Cómo debemos responder a la autoridad de los líderes? La segunda observación de gran importancia que se hace al estudiar esta salutación, es que al desear que los gálatas experimentaran la gracia y paz de Dios, Pablo presenta a Jesucristo como la única fuente de ellas (1:4). Cristo es quien nos libra. ¿Cómo lo hace? En base a un acto que ya fue consumado: cuando se dio a sí mismo por nuestros pecados, no debido a nuestras buenas obras o porque hubiéramos cumplido las exigencias de la ley. LA VIDA CRISTIANA ES LIBERTAD OBTENIDA POR LA MUERTE DE CRISTO PARA GLORIA DE DIOS El resultado de la obra de Cristo que Pablo menciona merece nuestra atención. Se refiere a una condición actual, la de librarnos de este siglo malo. La vida cristiana es una vida distinta a la de la gente que nos rodea. Dios nos ha librado de nuestro antiguo estilo de vida. Sin embargo, esto no se realiza por nuestros esfuerzos, ni por la obediencia a la ley. Las leyes mismas no nos capacitan para cumplirlas y no tenemos las fuerzas necesarias para lograrlo (Colosenses 2:23). Dios nos libró de esa forma de vida por medio de la muerte de Cristo. Tanto en días de Pablo como en la actualidad, es imposible hacer suficientes buenas obras como para alcanzar la gracia y la paz de Dios. Gozamos estos beneficios gracias a la muerte de nuestro Salvador. Confiamos en él para recibirlos y tenemos que seguir confiando en él para seguir gozando de ellos. La misma verdad se aplica de principio a fin: todo lo que tenemos, se debe a la fe en Cristo, no a las obras. Por eso, ¡sólo Dios merece, y recibe, toda la gloria para siempre! ¡PENSEMOS! Al entender hasta dónde alcanza el resultado de la muerte de Cristo, tal como Pablo lo menciona en estos versículos, ¿en qué manera afectará nuestra vida? ¿Cuáles son las implicaciones de este mensaje en relación con nuestra santificación? ¿Qué piensa la gente en su iglesia en cuanto a cómo vivir la vida cristiana? ¿Qué cambio exige esta enseñanza? Descargado de: http://www.descargarlibroscristianosgratisenpdf.online/ 2 ¿Otro Evangelio Gálatas 1:6–24 ¿Qué pudo motivar a los gálatas a cambiar de doctrina de la noche a la mañana? Pablo no lo comprendía, aunque en realidad no debía haberse extrañado porque es una propensión natural del ser humano el creer que todo lo puede hacer por sí mismo. No nos gusta admitir nuestra incapacidad de vivir conforme a la voluntad de Dios. Por eso, siempre buscamos la manera de añadir algo a lo que Cristo hizo por nosotros en la cruz. Pablo vuelve a indicar en esta carta que ese camino nos lleva a la frustración y fracaso. ¡No podemos agregar nada a la obra redentora que el Señorhizo on la cruz! SORPRESA DEL APOSTOL POR EL CAMBIO 1:6–9 El escritor expresa extrañeza por lo fácilmente que los destinatarios se habían apartado del evangelio que les había enseñado y llama anatema a quienes trataban de cambiarlo. Aunque fueran creyentes que apoyaban al apóstol, cualquiera que intentara modificarlo, merecía ser condenado. Pablo consideraba la santificación como parte íntegra del mensaje del evangelio, por eso incluye en su censura a los que pervertían ese concepto en especial. El autor condenó a quienes enseñaban que los creyentes debían cumplir con la ley mosaica, porque era evidente que se habían alejado de Dios. El verbo que emplea se usa en griego para referirse a la deserción militar o a la revolución política. ¿De qué se habían alejado los gálatas? No de algún sistema doctrinal, ni de la iglesia, sino “…del que os llamó”. ¡Se habían apartado de Dios! Habían abandonado al Señor con el fin de seguir un evangelio diferente, de una clase distinta. De hecho, su doctrina no podía considerarse un “evangelio”, porque no daba “buenas nuevas”. Todas las religiones no cristianas del mundo, inclusive la de los judaizantes, se basan en que la gente debe comportarse de acuerdo a las leyes establecidas por Dios con el fin de satisfacer su justicia, si es que quieren lograr su salvación. El problema es que nadie puede alcanzar esa meta. Así que, las supuestas “buenas noticias” resultan ser malas noticias. Las “buenas nuevas” del evangelio consisten en que aunque nunca lleguemos a cumplir perfectamente con las normas de Dios, él nos ha perdonado y justificado a través de la persona de su Hijo Jesucristo, quien nunca cometió ningún pecado y murió por nosotros. Al confiar en él como nuestro Salvador personal, tenemos vida ahora y para siempre. Entonces, la salvación no depende de nuestra capacidad de agradar a Dios, sea pasada, presente o futura. Nunca se basa en nosotros, sino en la obra perfecta consumada por Cristo en la cruz. Somos perfectos porque estamos en Cristo (Colosenses 2:9–10). SI BASAMOS LA SALVACION EN NUESTRAS OBRAS, ANULAMOS LA OBRA DE CRISTO. SOLO PODEMOS ACERCARNOS A DIOS ACEPTANDO LO QUE SU HIJO HIZO EN LA CRUZ. Por eso, Pablo enfatiza que si tratamos de agradar a Dios por nuestras buenas obras, negamos el mensaje del evangelio. Los gálatas habían tergiversado la predicación de Pablo acerca de Cristo y estaban siguiendo otra doctrina, otro “evangelio,” cuyas noticias no eran Descargado de: http://www.descargarlibroscristianosgratisenpdf.online/ tan buenas. El apóstol señala que quienes.los habían engañado “querían pervertir” las enseñanzas acerca de Jesucristo. Observe que habían dado ese paso en forma intencional; no por equivocación sincera. Habían decidido pervertir deliberadamente el evangelio, agregando las buenas obras a la esencia pura de la gracia. Debido a esto, Pablo muestra poca paciencia para con los maestros falsos que se habían dedicado a perturbar a sus discípulos y les dirige una maldición llamándolos anatema. En el período clásico griego, esta palabra se refería a una ofrenda dada para expresar devoción a algún dios. En la Septuaginta (traducción del Antiguo Testamento al griego), se utilizó para describir algo dedicado a Dios y que posteriormente debía ser destruido, por lo que se prohibía utilizarlo. En el Nuevo Testamento sólo se usa aquí, donde se refiere a alguien que está bajo la maldición de Dios, y por lo tanto, destinado para destrucción. En general, Pablo dice que no importa la autoridad o puesto de quien predique el mensaje de añadir nuestras buenas obras a lo que Cristo hizo para satisfacer a Dios. Indefectiblemente, tales personas están bajo la maldición divina (1:8). A continuación, vuelve a repetir lo mismo en forma más específica, dirigiéndose a los judaizantes (1:9). ¡PENSEMOS! ¿Por qué nosotros no tenemos el mismo celo que el apóstol? ¿Por qué no compartimos su misma inquietud? Tal vez porque no estamos conscientes de esos problemas. ¿Quiénes eran las personas que el escritor condena? Eran judíos que, al menos aparentemente, habían aceptado al Mesías. Se llamaban cristianos. Sufrían como los demás creyentes por identificarse con Cristo. Sin embargo, habían caído en error y pervertían el evangelio mezclando el concepto de que las obras son necesarias para agradar a Dios y permanecer en comunión con él. ¿Apoya este pasaje el concepto aislacionista de algunas iglesias? ¿En qué circunstancias debemos reflejar la actitud de Pablo? ¿Cómo se puede poner en práctica? Antes de dejar este tema, debemos reconocer que algunos se oponen a esta interpretación basados en Filipenses 1, donde Pablo manifiesta regocijo por la predicación de algunos que se oponían a él. Tome nota de que Filipenses hace referencia a un ataque personal. Pablo se alegra de ello porque de todos modos se seguían predicando las buenas nuevas. No se trataba de un mensaje distinto. Pero en Gálatas 1, donde se trata de otra doctrina, Pablo no es nada amable. ¿Cuál era el mensaje que predicaban los judaizantes? Decían que para seguir siendo aceptables ante Dios era necesario hacer buenas obras. De igual modo, nosotros tenemos que evaluar con cuidado la senseñanzas de diferentes maestros. Cuando predican un “evangelio” que incluye la necesidad de satisfacer las demandas de Dios por medio de lo que nosotros hagamos, sigamos el ejemplo apostólico. SU LLAMAMIENTO Y MENSAJE ERAN DIVINOS 1:10–24 Al siervo de Dios no le faltan opositores que le molestan continuamente. También Pablo los tuvo. Los judaizantes visitaban a las ovejas de las iglesias que él había fundado Descargado de: http://www.descargarlibroscristianosgratisenpdf.online/ vestidos como algunos misioneros de sectas modernas, con camisa blanca y pantalón oscuro. Trataban de añadir al evangelio ciertas condiciones. A veces lo hacían en relación con la doctrina de la salvación y a veces con las enseñanzas paulinas acerca de la santificación, pero siempre pretendían agregar cosas que el hombre tenía que hacer. Area de ataque Respuesta de Pablo Personal • Crítica contra Pablo • No era apóstol Doctrinal • Su mensaje era incompleto Práctica • Su estilo de vida era incorrecto Personal (Capítulos 1–2) • Defensa de su autoridad apostólica Polémica doctrinal (Capítulos 3–4) • Enseñanza de la justificación por fe Práctica (Capítulos 5–6) • La vida de fe y libertad Como muestra el cuadro anterior, los judaizantes atacaban a Pablo de muy distintas maneras, a las que el misionero respondía con diversos argumentos. Una de ellas era criticar su persona. Estaban conscientes de la naturaleza única del mensaje y posición de Pablo y no podían atacar el primero mientras se respetara la segunda. Para convencer a los demás, antes tenían que minar la confianza que tenían en el apóstol. Por eso, aludían al pasado de Pablo para desacreditarlo, despreciando su autoridad y llamamiento. El responde a este ataque con una defensa de sí mismo y de su mensaje (1:10–2:21). Pablo utiliza tres argumentos principales para responder a la crítica personal. En primer lugar, insiste en que su mensaje y llamamiento procedían de Dios, no de los hombres (1:10–24). En segundo, afirma que ambos habían sido confirmados por los líderes reconocidos de la iglesia (2:1–10). Finalmente, su autoridad había sido reconfirmada cuando corrigió a Pedro (2:11–21). El contenido de su mensaje le fue revelado por Cristo 1:10–12 Al empezar a defender su llamamiento y ministerio, Pablo demuestra que su mensaje no era de origen humano, sino que le había sido revelado por Cristo mismo, no por los hombres (1:10–24). Su interés no era agradar a los hombres, sino a Dios (1:10). Si el apóstol hubiera tratado de agradar a los humanos, diría lo que les agrada oir, es decir, que es posible santificarse a sí mismo por medio del esfuerzo propio. Sin embargo, su predicación procedíade Dios, por lo que no exalta el esfuerzo humano (1:11–12). El mensaje que predicaba provenía en forma directa del Señor Jesucristo. Aunque estaba en contraposición con lo que él había creído durante toda su vida. EL MENSAJE DEL EVANGELIO NO ES PARA AGRADAR A LOS HOMBRES Su compromiso anterior con el judaísmo 1:13–14 El celo que mostró cuando andaba en el judaísmo era evidencia de su sinceridad al buscar a Dios. Pablo aventajó a sus contemporáneos por causa del gran interés que tenía por aprender más de las cosas de Dios. Su mensaje evangélico contradecía todo lo que había creído antes. ¿Cómo explicar el cambio? Simplemente era el resultado de una intervención sobrenatural. Anteriormente, había dependido de la sabiduría humana, ahora ya no. Además, conocía la perfección las enseñanzas judías. Nadie podía acusarlo de no entenderlas, porque las conocía mejor que ellos; había sido más fanático que cualquiera. Las tradiciones le habían Descargado de: http://www.descargarlibroscristianosgratisenpdf.online/ enseñado que la santificación se logra mediante la ley. Fue Dios mismo quien le señaló el error de ese sistema. Ahora se dedicaba a la proclamación de las buenas nuevas: lo que nosotros no podemos hacer por nuestra cuenta, Cristo lo logró. Su transformación sólo se podía explicar como procedente de Dios. Su conversión y preparación 1:15–17 Después de su conversión, Pablo fue instruido por Dios mismo, quien lo llevó a Arabia. Por eso, el apóstol afirmaba con toda seguridad que no había consultado con nadie para saber lo que debía predicar. Su doctrina no procedía de los hombres. La había obtenido independientemente, porque había sido revelada por Dios (vv. 15–16). Su comunión con los santos 1:18–24 Aparentemente su mensaje fue confirmado tres años después cuando conoció a Pedro y Jacobo en Jerusalén (1:18–20). Pablo no subió a la ciudad para conocerlos o para consultar con ellos ni para estudiar su teología. Hubiera sido imposible que lo instruyeran en su programa de seminario en sólo quince días. Por eso, afirmaba que su mensaje no había sido enseñado por hombres; Dios era la fuente. Sin embargo, cuando el apóstol llegó a otras iglesias, le confirmaron que su mensaje era igual al que habían recibido con anterioridad. Aunque no lo conocían, sí habían escuchado el informe de que el famoso Saulo, quien había perseguido a los hermanos en la fe, ahora predicaba la misma doctrina que antes odiaba. Por eso, las iglesias daban gloria a Dios por lo que él había hecho en Pablo. Parece que nadie dudaba de que su fe era verdadera. La iglesias reconocieron la validez de su mensaje. ¡PENSEMOS! A la luz del testimonio de Pablo, debemos aprender algunas lecciones para nuestro ministerio. ¿Cuáles principios encuentra usted en este pasaje? 1) Nuestro deseo principal debe ser agradar a Dios; no a los hombres (v. 10). Muchos predican sólo lo que la gente quiere oir porque tienen miedo de ofender a los oyentes, pero debemos proclamar la verdad en amor, aun cuando duela. No debemos ser ofensivos, pero siempre predicar la verdad. Tal como Pablo, no debemos callar por miedo a la oposición cuando se trate de defender la verdad. 2) Nuestro mensaje debe siempre ser la Palabra de Dios porque él no nos ha llamado para proclamar nuestra opinión, ni otra filosofía ni para predicar acerca de nuestro tema favorito. La pregunta clave es: “¿Qué dice Dios?” Si el mensaje es suyo, lo podemos predicar con confianza. 3 Descargado de: http://www.descargarlibroscristianosgratisenpdf.online/ El Peligro de Predicar para Ganar Popularidad Gálatas 2 En las competencias atléticas siempre hay quienes quieren jugar para obtener la ovación del público. Su interés principal es llamar la atención sobre sí mismos. Les gusta escuchar su nombre, gritado con aprobación entusiasta por miles de aficionados. En la obra de Dios no faltan quienes tienen la misma actitud. Tal vez nunca alcancen la fama, pero buscarán la forma de lograr que las masas los aplaudan por su “gran ministerio” para el Señor. No cabe duda de que en alguna Ocasión todos hemos tenido que luchar con esta tentación, porque a todos nos gusta recibir la atención y aprobación de los demás. Sin embargo, en Gálatas 2, Pablo nos advierte del peligro de buscar el reconocimiento humano. Dios no nos ha llamado para exaltarnos a nosotros mismos, sino para glorificarle a él. Si nuestra meta es complacer a quienes nos rodean, siempre estaremos descontentos, porque nunca seremos tan bien aceptados como quisiéramos. Pero la mayor pena vendrá al final del camino, cuando nos demos cuenta de que tampoco hemos agradado al Señor por estar ocupados tratando de obtener el aprecio de la gente, en vez de hacer todo para la honra y gloria de él. En cierto sentido, hay algunos peligros de hacer esto en el servicio cristiano similares a los que se encuentran en el mundo deportivo: 1. Como casi todos están ocupados buscando su propia popularidad, de todas maneras nadie se da cuenta de lo que hacemos. 2. Al poner la mirada en los aplausos, no nos fijamos en el oponente, el enemigo verdadero que quiere eliminarnos y ganar la competencia. 3. Al concentrarnos en conseguir nuestros fines, ignoramos al entrenador; el que quiere que vayamos mejorando, a quien le interesa el triunfo del equipo, y quien tiene derecho a participar de los resultados. 4. Si sólo buscamos popularidad, descuidamos a nuestros compañeros de equipo con quienes debemos colaborar para obtener el triunfo. Además de los anteriores, Pablo señala en su epístola otros aspectos específicos de este problema que surgieron en las iglesias cuando los líderes empezaron a tratar de conseguir la aprobación de la gente. Al introducir la cuestión, el apóstol indica que aun él mismo había luchado con esa tentación. Los judaizantes lo atacaban de tal manera, que en ocasiones debe haberse cuestionado cómo iba a ser recibido por la gente de las iglesias. Constantemente tenía que revaluar la meta de su ministerio. Su interés era servir a Dios, glorificarle y agradarle, no recibir la aprobación de las masas. No le importaba si la gente reconocía el valor de su ministerio o no. NO SERVIMOS A DIOS PARA OBTENER LA APROBACION DE LA GENTE SINO PARA DARLE LA GLORIA A EL Ya estudiamos que los judaizantes eran especialistas en el ataque personal. Debido a que conocían el valor único del ministerio y mensaje de Pablo, no podían desacreditar su mensaje mientras todos siguieran respetándolo. Por eso, trataban de menoscabar su Descargado de: http://www.descargarlibroscristianosgratisenpdf.online/ autoridad y llamamiento. Pablo respondió a esto con una defensa de sí mismo y de su doctrina. En el primer capítulo Pablo mostró que ni su autoridad, ni su mensaje se basaban en la aprobación humana porque había sido llamado por Dios y sólo a él tendría que rendir cuentas. ¡PENSEMOS! ¿Se ha fijado que Satanás utiliza hoy la misma estrategia de los judaizantes? Mientras permanezcamos arraigados en la Palabra de Dios, el enemigo no puede hacernos gran daño. El ministerio no es nuestro y no depende de nosotros. Pertenece a Dios y sólo él merece recibir la honra y la gloria. Sin embargo, Satanás quiere desviar nuestra atención haciéndonos víctimas de ataques personales, procurando que pongamos la atención en nosotros mismos y en nuestras debilidades y faltas. ¿Se ha dado cuenta de que siempre parece haber suficiente fundamento para que nos ataque? ¿Cuáles son algunas estrategias que utiliza para acusarnos frente a otras personas y aún ante nosotros mismos? Si el Engañador nos ataca, mas nosotros tenemos la seguridad de estar en el Amado, es decir, en Cristo, ¿qué nos puede hacer? “Si Dios es por nosotros, ¿quién contra nosotros?” Si El nos defiende, ¿quién nos condenará? (Romanos 8:31–39). La única oportunidad que nuestro enemigo tiene para vencernos es cuandoconfiamos en nuestros propios recursos. Pablo se defiende indicando que la fuente de su mensaje y de su llamamiento al ministerio es Dios mismo (1:10–24). El Señor lo había transformado totalmente, haciéndolo instrumento de valor para lograr sus propósitos eternos para con el pueblo de Dios. LOS APOSTOLES CONFIRMARON SU MINISTERIO 2:1–10 No fue sino hasta 14 años después de su breve visita que Pablo regresó a Jerusalén. Durante todo ese período, nunca pasó suficiente tiempo en ningún lugar como para poder recibir la instrucción de los otros apóstoles. Sin embargo, cuando él regresó a la Ciudad Santa, su mensaje y sus prácticas recibieron el apoyo del concilio que se hallaba reunido en ella. Aún en esa ocasión, no le instruyeron más en cuanto a la fe. Reconocieron su apostolado y su ministerio a los gentiles y se identificaron con él en su trabajo (Hechos 15:12–19, 25–26). Al hacer memoria en este capítulo de esa visita, Pablo recuerda a sus lectores que su predicación y llamamiento habían sido confirmados por los líderes reconocidos (2:1–10), quienes asimismo habían aceptado a Tito en su congregación sin obligarlo a seguir las ordenanzas de la ley (2:1–5). Pablo catalogó a sus detractores como espías que querían convertirlo en esclavo (2:4) y se negó a ceder frente a sus demandas legalistas (2:5), situación que fue aprobada por los apóstoles (Hechos 15:24–26). Además, los líderes de la iglesia de Jerusalén aceptaron el mensaje de Pablo (2:6–7; Hechos 15:7–11, 19) y su apostolado a los gentiles (2:8–10). Así que Pablo demuestra Descargado de: http://www.descargarlibroscristianosgratisenpdf.online/ claramente que él tiene derecho de hablar porque tanto su llamamiento como su mensaje provenían de Dios mismo y habían sido confirmados por los líderes de la iglesia. ¡PENSEMOS! La discusión acerca de la validez del ministerio personal de Pablo nos enseña algunos principios importantes que se deben aplicar también a nuestro ministerio. ¿Cuáles observa usted en este pasaje? Nosotros encontramos los siguientes: 1. Nuestro mensaje, si es de Dios, debe ser confirmado por quienes son reconocidos como varones de Dios (2:2). Tal vez no será apoyado por la mayoría de los predicadores o de los hermanos, pero tengamos cuidado si somos los únicos que enseñamos cierta verdad; el Espíritu Santo no revela sus enseñanzas de esa manera. Aun el apóstol Pablo presentó su mensaje ante los líderes para recibir su aprobación. Si otros varones de Dios no están de acuerdo, debemos escucharlos con cuidado, para “cerciorarnos de no correr en vano”. 2. Nuestro compañerismo debe extenderse a otros que no son de “los nuestros” con tal de que enseñen la verdad (2:7–9). Pablo presenta la perspectiva correcta al rechazar el elitismo o aislamíento, e insiste en que la base del compañerismo tiene que ser la verdad. Ya vimos que el apóstol condenó a quienes dicen que la obra de Cristo debe ir acompañada de buenas obras llamándoles anatema (1:8– 9). SU CONFRONTACION CON PEDRO 2:11–14 Después de demostrar que la iglesia había reconocido su apostolado, pasa a mencionar que su autoridad había quedado definitivamente establecida al corregir al apóstol Pedro y defender los principios de libertad cristiana. Al aceptar Simón Pedro la exhortación de Pablo, reconoció la igualdad de autoridad que Dios le había dado. “TUS HECHOS HABLAN TAN FUERTE QUE NO PUEDO OIR LO QUE DICES” ¿Qué había hecho Pedro? Es obvio por lo que Pablo viene diciendo basado en el relato de Hechos 15, que en aquella ocasión Pedro había estado de acuerdo con la doctrina de Pablo. Seguía la misma teología, pero su conducta era incongruente con ella. Pedro conocía de primera mano la verdad doctrinal de que Dios no hace acepción de personas ni distinción entre judíos y gentiles. Por eso, después de que recibió la revelación divina sobre esa cuestión en Hechos 10, acostumbraba reunirse para comer con los gentiles frecuentemente. Según la ley judía, esa práctica estaba condenada y el que lo hacía se consideraba contaminado. No obstante, Dios le había indicado que esa ley ya no estaba vigente porque él mismo los había purificado en Cristo. A pesar de esta realidad, cuando llegaban algunos representantes de la iglesia de Jerusalén enviados por el apóstol Jacobo, Pedro actuaba en público como si todavía hiciera distinción entre ellos y procuraba alejarse de su compañía. Descargado de: http://www.descargarlibroscristianosgratisenpdf.online/ El apóstol temía que los judíos desaprobaran el que se mezclara con los gentiles y no lo aceptaran si lo veían con ellos. Según Pablo, lo que en realidad buscaba era contar con la aprobación de los hombres, en lugar de mantenerse firme en la verdad que Dios le había mostrado. Al actuar como lo hacía, Pedro mostraba a los gentiles que para él era importante que todos se hicieran judíos. Su actitud pregonaba que para ser un cristiano completo, con todos los derechos, era necesario convertirse al judaísmo. Así que, lo que en realidad hacía era presionarlos para que cumplieran con los ritos de la ley. Cuando Pablo vio su hipocresía, lo confrontó inmediatamente. Frente a todos los demás le preguntó: “Si tu, siendo judío, te comportas como gentil y no como judío, ¿cómo quieres obligar a los gentiles a vivir como judíos? Si sabes que ya no tienes que vivir conforme a la ley, ¿por qué quieres que ellos lo hagan?” Pedro reconoció su error. Su aplicación de la verdad del evangelio había sido inconsecuente porque con su actitud comunicaba que los gentiles debían hacerse judíos. ¡PENSEMOS! ¿En qué maneras se manifiesta una incongruencia semejante entre la doctrina que seguimos y nuestra conducta? ¿En qué situaciones presentamos las doctrinas de la salvación por la fe o la de nuestra libertad en Cristo, para contradecirlas con acciones basadas en reglas legalistas? ¿Cómo debemos responder a esta contradicción? CONCLUSION DE PABLO ACERCA DEL PROBLEMA 2:15– 21 Al terminar el relato de su encuentro con Pedro, el apóstol Pablo continúa su disertación con el argumento teológico que responde al legalismo judaizante, sin importar dónde se encuentre. No se limita únicamente a la discusión con Pedro, aunque seguramente se aplica a ese caso. En este resumen teológico Pablo establece dos principios fundamentales. Primero, la ley sólo sirve para condenar, porque es la fe la que justifica; aun a los judíos (2:15–18). Segundo, aunque parezca contradictorio, es la muerte la que da vida (2:19–21). Por medio de la muerte de Cristo, nosotros, los muertos espirituales, encontramos la vida verdadera. La ley sólo sirve para condenar 2:15–18 Al hablar con Pedro y los demás judíos, Pablo afirmó que ellos habían nacido judíos, no “paganos pecadores”. Sin embargo, era evidente que nadie se justifica por las obras de la ley (2:15–16). No eran como “aquellos pecadores”. Aun así, ¡la ley no podía salvarlos! Los cristianos auténticos han sido declarados justos ante Dios por la fe en Jesucristo. La salvación es para quienes depositan su confianza en el Señor (2:16). Después, el apóstol nos lleva a la conclusión lógica: para ser justificados en Cristo, tenemos que dejar atrás la práctica de la ley. Puesto que todos somos hechos justos por la fe en nuestro Redentor y no por las obras de la ley, todos sin excepción, gentiles y judíos, somos “pecadores” y “transgresores”, porque no hay diferencia (Romanos 3:21–23). Todos estamos al mísmo nivel y no tenemos mérito alguno. Entonces, si la perspectiva judía del asunto fuera la correcta, Cristo vendría a ser “ministro de pecado”, porque en él todos somos hallados Descargado de: http://www.descargarlibroscristianosgratisenpdf.online/ pecadores, tal como los paganos que no tienen ley. Pablo dice que ¡esto es imposible! (2:17). El apóstol utiliza este argumento tan fuerte para demostrar la inaplicabilidad de la implicaciones lógicasde la doctrina judaizante, misma que había pasado por alto la naturaleza verdadera del problema. Si tuvieran que volver a aceptar la validez de la perspectiva judía, tendrían que llegar a la conclusión de que es imposible alcanzar la salvación por medio del cumplimiento de la ley. Mientras la ley sea la norma, es indudable que la vamos a desobedecer (2:18). En el momento en que decidimos volver a establecer el sistema legalista antiguo, nos encontramos frente al mismo problema: la ley sólo sirve para condenarnos. Siempre es igual. La ley demuestra que somos pecadores y nos condena por nuestras transgresiones. La muerte da vida 2:19–21 Debido a la condenación que exige la ley, a través de ella es que nos damos cuenta de nuestro estado pecaminoso y de que estamos muertos en nuestros delitos y pecados, sin esperanza. No hay manera de salvarnos. Estamos muertos y somos incapaces de actuar correctamente. Sin embargo, aún estando muertos según la ley, podemos recibir la vida que Dios nos quiere dar. Al aceptar a Cristo, él nos libra de la ley. Hemos muerto a la ley y ahora vivimos por una norma distinta (2:19). Nuestro Salvador murió por causa de la ley. Puesto que ya estamos en él, hemos sido crucificados juntamente con él; estamos muertos a la ley y ésta no tiene autoridad porque no puede dirigirnos ni condenarnos, Ahora podemos vivir para Dios por medio de la fe. La diferencia estriba en que ya no somos nosotros los que vivimos, sino que es Cristo el que vive en nosotros (2:20). Hemos dejado de vivir nuestra propia vida, ahora la de Cristo se manifiesta a través de nosotros porque se basa en el principio de la fe. Hemos confiado en Cristo, el Hijo de Dios, quien nos amó y se dio a sí mismo por nosotros, así que en él tenemos una vida distinta, totalmente libre de la ley. Esta verdad lleva a Pablo a hacer una afirmación definitiva: “No permitiré que la gracia de Dios se desperdicie” (2:21). Si volvemos a tratar de cumplir con la ley, anulamos la gracia de Dios. Si fuera posible que una persona lograra ser justificada por medio de la ley, el Señor no habría tenido que morir. Eso significaría que podemos salvarnos por nuestro esfuerzo. Sabiendo que es imposible obtener la salvación por hacer buenas obras, lo único que una persona logra por medio de la ley es condenarse. Cristo murió por la gente que había sido condenada por el legalismo para hacer patente la gracia de Dios y hacer posible la salvación de la culpa del pecado. Si queremos volver a la ley, rechazamos la gracia y la muerte de Cristo viene a ser inútil. O TODO ES POR GRACIA O NADA ES DE GRACIA Cuando se añade el requisito de dar cumplimiento a la ley a fin de vivir la experiencia cristiana, el resultado es la condenación. La única manera de vivir ante Dios es morir a la ley. Pedro no había considerado las implicaciones lógicas de sus acciones. Sólo pensaba en evitar las críticas de los judíos. Al hacerlo, estaba ahondando las distinciones entre judíos y gentiles y aceptando seguir la ley como su norma de vida, sabiendo que sólo sirve para Descargado de: http://www.descargarlibroscristianosgratisenpdf.online/ condenar. Pero Cristo nos libró de la maldición de la ley. Si los judaizantes hubieran reconocido esta enseñanza, así como Pedro, y hubieran dejado de atacar a quienes predicaban la verdad, las controversias habrían terminado. Pablo reconocía la dificultad de que los judaizantes aceptaran su mensaje, pero su deseo primordial era convencer a los gálatas de la verdad. Su defensa personal concluye después de demostrar que la iglesia había reconocido su autoridad y procede a comprobar la premisa doctrinal de que la santificación por medio de la ley contradice el concepto de la justificación por la fe. ¡PENSEMOS! El encuentro entre Pablo y Pedro ilustra tres peligros que debemos evitar: 1. El peligro de transigir con ideas equivocadas y abandonar lo que sabemos es lo correcto debido a la presión de la gente que nos rodea (2:12). 2. El peligro de caer en la hipocresía. Aunque Pedro y otros judíos conocían el camino correcto y predicaban que Dios había eliminado las distinciones, seguían otro código de conducta(2:13) con objeto de mantener buena apariencia ante los de la circuncisión. 3. El peligro de dar mal ejemplo. Por no hacer lo correcto, Pedro dirigió a otros en su mismo camino. Aun Bernabé, líder destacado en el ministerio a los gentiles, se dejó llevar por Pedro y siguió su ejemplo (2:13a). Además de lo mencionado, la confrontación apostólica muestra dos obligaciones que son aplicables en la actualidad: 1. Debemos vivir de manera consecuente con lo que creemos (2:14a). 2. La verdad nos obliga a amonestar a quienes no viven conforme a ella (2:11, 14b). No debemos criticar a los hermanos, pero sí debemos corregirles. Conforme a estas dos listas, identifique algunas áreas específicas que su iglesia, o usted como individuo, deben modificar. ¿Qué pasos se deben dar para lograrlo? 4 ¿Cómo Comenzó su Vida Cristiana? Gálatas 3:1–5 Descargado de: http://www.descargarlibroscristianosgratisenpdf.online/ Una noche, al terminar de predicar un mensaje acerca de que no somos justificados por hacer buenas obras, una de las doctrinas claves de la fe cristiana, un líder de la iglesia se acercó para hablar conmigo diciendo: “Hermano, no debería predicar como lo hizo. Es demasiado peligroso. Los hermanos van a creer que pueden hacer lo que quieran”. Durante mis años de ministerio, siempre que he enseñado acerca de la salvación y santificación por medio de la fe solamente, sin necesidad de seguir ninguna ley, me han acusado de que es una doctrina peligrosa. Muchos consideran que si no se incluye en el evangelio una norma estricta de disciplina cristiana, la gente va a creer que puede hacer lo que le venga en gana. Es importante notar que después de los capítulos 3 y 4, donde aboga por la libertad, en los capítulos 5 y 6 Pablo sí habla de normas para la vida cristiana. Gálatas es “la carta de la libertad”, pero no está proclamando un mensaje de libertinaje. No obstante, si ponemos demasiado énfasis en la salvación y santificación por medio de la fe, corremos el riesgo de mostrar sólo un lado de la moneda a expensas del otro. Si no piensa estudiar todo el libro de Gálatas ahora, asegúrese de leer cuando menos las normas que debemos seguir para manifestar la vida de Cristo en nosotros (2:20) y que aparecen al final de la epístola. Sin embargo, estas reglas no deben aplicarse de tal manera que oscurezcan el significado del mensaje clave que Pablo viene proclamando: que no llegamos a ser aceptos delante de Dios por el número de leyes que cumplamos, ni antes ni después de ser salvos. La ley sólo sirve para condenar y nada más. ¿Cuál es la condición para que un cristiano auténtico experimente la bendición del Señor en su vida? Las religiones del mundo presentan sus normas: “Haga tal o cual cosa y experimentará la bendición divina”. Ya dijimos que aun los evangélicos caemos en esta trampa a veces. Algunos grupos dicen que no juguemos futbol (a lo menos el domingo). Otros: “¡No bailen!” “¡No beban!” o reglas semejantes. Unos, siguiendo un énfasis más positivo, dicen: “¡Asistan a la iglesia!” “¡Lean su Biblia!” “¡Oren diariamente!” “¡Ofrenden sus diezmos!” Y se nos promete: “Si hacen estas cosas experimentarán la bendición de Dios en su vida.” Aunque todas estas normas tienen cierto valor para la vida del cristiano, y la mayoría reflejan conceptos bíblicos, no las cumplimos con el fin de conseguir suficientes méritos delante de Dios o para llegar a ser espirituales. Pablo, en los capítulos 3 y 4 de Gálatas, responde a este concepto erróneo, explicando la base teológica de cómo recibir la bendición del Señor. NO LLEGAMOS A SER ESPIRITUALES POR CUMPLIR LA LEY En pocas palabras, el apóstol explica que las bendiciones del Señor no dependende cumplir algún sistema de leyes, por muy bíblico que sea. Las recibimos gracias a lo que Cristo hizo; no por causa de nuestras obras. DEFENSA DE LA DOCTRINA DE PABLO 3:1–4:31 La segunda división del libro presenta la disertación acerca de la bases teológicas de la justificación y santificación por fe (Gálatas 3–4). Pablo menciona las experiencias de los gálatas, juntamente con una verdad del Antiguo Testamento, como principios de su argumento. Primeramente se refiere a la experiencia de haber recibido el Espíritu Santo (3:1–5). ¿Cómo lo habían recibido? El apóstol presupone que seguramente se dieron cuenta de que había sido por fe. La justificación no era la cuestión que se discutía aquí, pero forma parte Descargado de: http://www.descargarlibroscristianosgratisenpdf.online/ de la base para comprobar el punto doctrinal que el apóstol quería aclarar. Da por sentado que ellos habían sido justificados y recibido al Espíritu Santo con anterioridad. Habiendo empezado su vida cristiana por fe, ¿cómo esperaban crecer espiritualmente y ser perfeccionados por medio de las obras? PRUEBA DE LA RECEPCION DEL ESPIRITU SANTO 3:1–5 En la introducción a su argumento teológico, Pablo les hace una pregunta: “¿Quién os fascinó para no obedecer a la verdad?” Se dirige a ellos llamándoles “necios” o “insensatos” porque ya debían de saber cómo evitar a los falsos maestros. Con su actitud no demostraban mucha comprensión de la fe cristiana. Tal vez se explicara si hubieran sido hechizados o porque alguien los hubiera encantado con magia para que se descarriaran tan fácilmente. La implicación clara es que él mensaje erróneo en que habían creído iba en contra de toda la revelación de la crucifixión de Cristo que habían recibido previamente. ¿Cómo podía ser esto? Literalmente Pablo sugiere que tal vez les habían hecho mal de ojo. Habían empezado bien, ¿qué había pasado? ¿Cómo es que ahora estaban tan confundidos? ¡Debía ser obra de algún hechicero! De otra manera, era inexplicable la manera en que se habían apartado de la verdad. Al traer a la memoria su propia experiencia, les pregunta acerca de la forma en que habían recibido el Espíritu Santo (3:2–5). Pablo supone que la respuesta a su pregunta es evidente. Cuando recibieron el Espíritu Santo, algo notable había ocurrido. ¿Había sido por causa de la ley, o por la fe? Pablo les confirma que recibieron al Espíritu por la fe, no por la ley (3:2–3). Si así había sido, ¿cómo podrían andar por la ley? Si habían comenzado por el Espíritu, ¿cómo creían que podían andar en la vida cristiana confiando en la carne, es decir, en sus propios esfuerzos? ¿No veían que era una regresión al mismo problema de siempre? Desde el principio se ve que hay incongruencia entre los dos sistemas. HABIAN RECIBIDO EL ESPIRITU SANTO POR LA FE, ASI QUE DEBIAN ANDAR POR LA FE ¡PENSEMOS! Muchas veces se escuchan diálogos entre hermanos en que se le pregunta a uno si ha recibido al Espíritu Santo. La discusión lleva a la conclusión de que esta es una experiencia posterior a la salvación y que es necesaria para alcanzar una mayor altura espiritual. Sin embargo, el argumento de Pablo en este pasaje indica que la obra de Dios en ellos comenzó con la recepción del Espíritu. Da a entender que ann los hermanos doctrinalmente confundídos lo habín recibido.¿Cuáles son las implicaciones lógicas en cuanto a la relación que existe entre recibir el Espíritu Santo y la madurez espiritual? Los cristianos de la iglesia de Galacia habían sufrido mucho por causa de su fe en Cristo. Sus aflicciones provenían mayormente de los judíos. ¿Sería posible que hubieran abandonado el evangelio y aceptado que sufrieron en vano (3:4)? Descargado de: http://www.descargarlibroscristianosgratisenpdf.online/ ¿A qué conclusión lleva entonces esta experiencia del pasado? Todo lo que Dios ha hecho a su favor, ¿en base a qué lo hizo? ¿Debido a las obras de ley, o a la fe en Cristo (3:5)? Es claro que, tal como en el caso de Abraham en el pasado, es la fe en Dios la que cuenta para justicia, no las obras de la ley. Lo que Dios ha empezado, lo llevará a su culminación completa. Si lo empezó por fe, de la misma manera lo va a terminar. ¡PENSEMOS! ¿A qué conclusión nos lleva este pasaje? ¿Cuál es la relación entre la salvación y la vida cristiana? ¿Cómo empezó usted a andar en Cristo? Si empezó así, ¿cómo debe seguir ahora? Identifique tantas áreas de su vida como pueda donde se debe aplicar este principio. ¿Cómo se manifestará en su vida diaria? 5 ¿Bendición o Maldición? Gálatas 3:6–14 O todo o nada. No hay concesiones ni medias tintas. Mucha gente trata de vivir conforme a los Diez Mandamientos o cumpliendo la ley divina o el Sermón del Monte, porque piensan que pueden lograr que Dios les acepte. No se dan cuenta de que las normas de Dios son absolutas. Quien piensa vivir conforme a cualquier ley, está bajo la obligación de cumplirla en su totalidad. Al faltar en un solo punto, pasa de ser una persona obediente a transgresor. Este es el argumento que Pablo quiere dejar claro en el pensamiento de los legalistas religiosos. Es imposible cumplir cabalmente con todas las normas porque todos fallamos en algún punto. Al hacerlo, pasamos a pertenecer al sindicato de pecadores culpables. PRUEBA DE LA BENDICION DE ABRAHAM 3:6–9 Pablo basa su premisa en el Antiguo Testamento. Los judaizantes afirmaban que esos libros sagrados apoyaban su punto de vista y ponían sus esperanzas en Abraham, llamándose “hijos de Abraham”. Pero el apóstol demuestra que el origen de su punto de vista procede de la misma fuente de autoridad que ellos decían aceptar. Les enseña que aun el patriarca fue justificado por la fe. Conforme a ese principio, les recuerda que el Señor había revelado que los gentiles serían bendecidos en Abraham por la misma fe, no por obediencia a la ley. ¿Cómo recibió Abraham la bendición prometida? Pablo demuestra que fue declarado justo por causa de su fe (v. 6). A continuación explica la relación entre la fe de Abraham y la posición de ellos como gentiles (vv. 7–14). Los verdaderos hijos de Abraham son quienes se identifican con su fe (vv. 7–9). No todos los hijos físicos del patriarca son sus verdaderos hijos, sino los de la fe (v. 7). Este principio de herencia basada en la fe se extiende a los gentiles también. Aunque la gente los consideraba “paganos”, a ellos también se les ofreció la promesa de bendición a través de Abraham (v. 8) porque el pacto que Dios hizo con él incluía bendición para todas Descargado de: http://www.descargarlibroscristianosgratisenpdf.online/ las naciones. Por lo tanto, todos los que creen pueden recibirla, ya sean gentiles o judíos, porque la bendición de Dios se recibe por la fe, no por la ley (v. 9). Sin importar que fueran judíos o gentiles, aquellos que quisieran identificarse con Abraham, tenían que seguir su camino (v. 7). Parte de la lógica que respalda esta conclusión se encuentra en el sentido que los hebreos daban a la expresión “hijos de”, misma que se utilizaba para señalar la característica distintiva de alguna persona o grupo. Los “hijos de desobediencia” están caracterizados por la rebelión. Los “hijos de ira”, recibirán el enojo de Dios y serán juzgados por él. Así, los hijos de Abraham son quienes se parecen a su padre. Por lo tanto, los de la fe también son “hijos de Abraham”. Quienes no se parecen a él no pueden ser sus hijos, aunque puedan trazar su descendencia física hasta él. ¿Cuál es la característica distintiva que Pablo señala en cuanto a Abraham (v. 9)? Dice que los que creen, son sus hijos; quienes no creen, no lo son. QUIENES CONFIAN EN EL DIOS DE ABRAHAM SON SUS VERDADEROS HIJOS Y HEREDARAN LAS BENDICIONES PROMETIDAS ¡PENSEMOS! Según las definiciones de Pablo, ¿quiénes son los “hijos de Abraham”? ¿A qué herencia les da derecho? ¿Quién recibe qué hoy? PRUEBADE LA REDENCION 3:10–14 El escritor amplía su argumento para mostrar que la bendición no podría haber venido por medio de obedecer la ley porque ésta sólo produce maldición. Tanto la justificación como la bendición se reciben por fe. La ley sólo sirve para condenar 3:10 La clave para comprender el legalismo y que muchos no habían entendido, es que los que dependen de la ley no pueden recibir la bendición de Dios, sino la maldición. Parte de esta confusión se deriva de que no hemos asimilado la gravedad que el pecado tiene desde la perspectiva de Dios. ¿Por qué? La clave se expresa en Deuteronomio 27:26, citado por Pablo aquí: “Maldito todo aquel que no permanece en todas las cosas escritas…” Santiago 2:10 repite la misma idea, señalando que quien cumple todas, excepto un solo punto de las reglas, es tan culpable como aquel que ofende en todo. En Romanos 3 Pablo repite que “no hay quien haga lo bueno, no hay ni siquiera uno”. Así que, desde la perspectiva divina, no hay pecadores grandes o pequeños, sólo los hay condenados y justificados. SEGUN LA LEY, TODOS SOMOS MALDITOS PORQUE NO OBEDECEMOS TODO LO QUE ESTA ESCRITO EN LA LEY DE DIOS Por eso Cristo luchaba tanto con los fariseos, porque nunca entendieron la gravedad de su problema. Podían asegurar que no habían cometido adulterio, pero, ¿qué de sus malos deseos? La maldición de la ley se aplicaba a todos, por el simple hecho de que nadie podría cumplir con todas sus exigencias (3:10). Descargado de: http://www.descargarlibroscristianosgratisenpdf.online/ La fe da vida 3:11 Se puede observar entonces, que la ley declara a todos condenados y malditos, porque nadie puede cumplir todo lo que ella exige. Además de ese aspecto negativo, la ley incluía una forma positiva, diciendo que nadie se puede justificar por ella, porque el justo por la fe vivirá (Habacuc 2:4). Así que, aun el Antiguo Testamento dice que el que es declarado justo, no es el que vive por la ley, sino el que vive por la fe. La ley y la fe se contradicen 3:12 El principio fundamental de la fe contradice al que apoya a las obras. La fe no depende de las obras y la ley no se basa en la fe. La ley exige obediencia completa, nada más, pero nada menos tampoco. La fe no tiene nada que ver con las obras. Cristo tomó nuestra maldición sobre sí mismo 3:13–14 Nosotros no podemos resolver el problema de la maldición. Sólo Cristo puede hacerlo, y ya lo hizo. La muerte de Cristo nos libró de la maldición de la ley. Al aceptar esa maldición, Cristo compró nuestra libertad, y quedamos fuera del alcance de la maldición de la ley (3:13). A través de nuestro Salvador, podemos recibir las bendiciones que Dios prometió a Abraham por causa de su fe (3:14). Una de ellas es la recepción del Espíritu Santo (Lucas 24:49; Hechos 1:4; 2:17–18, 33, 38; Joel 2:28). Nosotros recibimos esa divina persona al confiar en Cristo, tal como fue prometido (3:2, 10). Los judaizantes decían que para recibir la bendición de Dios, tenían que convertirse en hijos de Abraham primero, pero Pablo dice que los que han confiado en Cristo ya poseen los privilegios de los herederos. La presencia del Espíritu Santo lo demuestra. Según Efesios 1:3, Dios “nos bendijo con toda bendición espiritual en los lugares celestiales en Cristo”. Por eso, no hay nada más que esperar. El Espíritu Santo en nuestra vida produce lo que Dios quiere para que gocemos de sus bendiciones. En este pasaje, Pablo ha presentado el argumento de que la bendición de Dios, que fue prometida a Abraham, sólo podría recibirse por medio de la fe. La ley es incapaz de proporcionarla porque sólo produce maldición. Cristo nos libró de la maldición de la ley y nos capacitó para recibir la bendición por la fe. La experiencia de los gálatas confirmaba esta verdad, porque habían recibido esta bendición en el momento en que fueron salvos por la fe. Regresar a la ley sólo sirve para recibir condenación. Así que, ¿por qué queremos regresar a ella? Mejor, gocemos la bendición que tenemos y no malgastemos tiempo y esfuerzo tratando de ganar puntos ante Dios para recibir sus promesas. Vivamos por el Espíritu, no por la carne. Vivamos por fe, no por ley. Alabémosle a él por todo lo que hemos recibido al confiar en Cristo. ¡PENSEMOS! Empezando con 3:1 hasta 3:14, haga una lista de todas las cosas que hemos obtenido por medio de la fe en Cristo. ¿Por qué resultará en frustración el intento de vivir conforme a la ley? Si todo esto es cierto, ¿qué diferencia debe haber en nosotros? ¿Cómo debemos vivir? Descargado de: http://www.descargarlibroscristianosgratisenpdf.online/ 6 La Ley de la Buena Fe Gálatas 3:15–18 Durante mis años de ministerio en Guatemala, muchos familiares y amigos llegaban para visitarnos y conocer al país. Una de las atracciones más interesantes para los turistas era el mercado central. Como no estaban acostumbrados a regatear, tenían interés por tener la experiencia de comprar de esa manera. Antes de dejarlos ir, siempre los orientábamos en cuanto a “las leyes del mercado”. De otra manera, sería fácil que ofendieran y enojaran a la gente que trabajaba allí. Había dos leyes fundamentales que eran difíciles de entender para ellos. Primero, tenían que aprender que quien no quiere comprar, no debe regatear. Segundo, que si el vendedor llegaba a aceptar su oferta, no debían cambiarla, sino que se estaba obligado, a lo menos por cortesía, a comprar. Estas “leyes del mercado” nos muestran que hav ciertas normas que rigen en el ambiente humano y que aun el mundo espera que cumplamos. En una ocasión, una iglesia hizo un contrato de compraventa para conseguir una propiedad. Firmaron y pagaron el anticipo indicado. Meses después, decidieron que querían pedir una rebaja en el precio acordado. La gente involucrada respondió: “¿Cómo puede ser esto? Esto nunca sucede en los tratos de los incrédulos, mucho menos se puede permitir entre los del pueblo de Dios. El convenio se ha hecho y tiene que cumplirse como lo pactamos”. Después de haber demostrado que las bendiciones de Dios se reciben sólo por fe, en este pasaje de Gálatas 3:15–18 Pablo compara la promesa divina hecha con Abraham con los convenios humanos. En esta porción continúa su disertación acerca de los requisitos para recibir las bendiciones de 10 alto para contrarrestar la oposición que provenía de los judaizantes, quienes se consideraban “hijos de Abraham”. Pablo se dirige a ellos esgrimiendo la misma fuente de información que ellos tenían, la enseñanza que se encuentra en los libros de la ley del Antiguo Testamento. ¿Qué enseña el mismo Antiguo Testamento en cuanto a la bendición prometida a Abraham? El apóstol compara el convenio concertado con el patriarca con otros pactos legales y presenta tres razones que demuestran que la bendición de Dios no depende del cumplimiento de la ley, y que el pacto original nunca fue abrogado por la ley. EL PACTO FUE RATIFICADO POR DIOS 3:15–16 La primera razón que esgrime es que un pacto ya ratificado no puede ser anulado ni enmendado, ni se le pueden añadir condiciones. Esto es cierto aun en los acuerdos humanos. La promesa que Dios le dio a Abraham constituye un pacto ratificado por el Señor mismo. Si la honradez humana obliga a los contratantes a no cambiar su acuerdo, ¿cuánto más se debe confiar en que Dios no cambiará? El convenio que Dios hizo con Abraham fue para él y su descendencia. Pablo aclara que el pasaje no se refiere a todos los descendientes de Abraham. El uso del nombre singular “simiente” se aplica para demostrar que el beneficio del pacto es para el verdadero descendiente de Abraham, Cristo, la simiente verdadera y para aquellos que están en él. UN PACTO YA RATIFICADO NO PUEDE SER ANULADO NI ENMENDADO Descargado de: http://www.descargarlibroscristianosgratisenpdf.online/ LA LEY FUE A AÑADIDA AL PACTO 3:17 La segunda razón que Pablo menciona para demostrarque la bendición no viene por cumplir la ley, es que ésta llegó más tarde y no anula el pacto. A veces, al hacer un acuerdo, nos dan treinta días para pensarlo. Si no nos echamos para atrás durante esos días, se considera confirmado. Pablo quiere dejar bien establecido que los judaizantes estaban equivocados al decir que era necesario cumplir la ley para recibir las misericordias divinas en vez de vivir de acuerdo al pacto abrahámico ratificado por Dios y cumplido en Cristo. La ley había side el medio para dirigir al pueblo judío hasta la venida de Jesucristo y una vez venido Cristo, el creyente ya no está bajo la ley. ¡PENSEMOS! Imagínese un convenio legal en que me comprometo a dar un terreno de cinco manzanas a su padre. Veinte años después, llego a usted, después de la muerte de él, y le digo: “Fijese que se me olvidó decirle que se lo doy, pero a cambio de $10,000”. ¿Qué me diría? “Pues, hombre, ya es muy tarde para decirme esto”. Lo más probable es que me llevara al tribunal por intento de fraude. ¿Qué clase de persona haría tal cosa? ¿Qué clase de Dios sería si actuara asi? Pablo insiste en que quien hizo el convenio no fue un hombre común, sino que Dios mismo hizo la promesa y no la había olvidado. El es justo, y no hay ningún engaño en él. Así que, nuestro Padre no cambiaría las condiciones del pacto original después de 400 años, porque el pacto había sido ratificado por él mismo. LA LEY VINO DESPUES Y NO PUEDE ANULAR EL PACTO LA ENMIENDA ES CONTRADICTORIA 3:18 La tercera razón que el apóstol da para definir que no era necesario enmendar el pacto abrahámico viviendo conforme a la ley, es que la modificación a éste sugerida por los judaizantes es una contradicción a la promesa original. La ley y la promesa se contradicen. Si la bendición de Dios es por obras, o si es por ley, entonces ya no es un regalo de gracia (Romanos 4:4–5, 16). La herencia fue dada por gracia, como resultado de la promesa unilateral de parte de Dios. Consideremos una vez más la ilustración dada arriba respecto a mi regalo de cinco manzanas de tierra y que a los veinte años digo a los hijos que no fue un regalo, sino que me deben $10,000 porque me arrepentí de mi obsequio. Esto equivale a una contradicción de todo lo que había dicho. Esto no puede ser, especialmente cuando se trata de Dios que es quien hizo la promesa y la dio gratuitamente. Esta promesa estaba diseñada para los herederos de Abraham. ¿Quiénes son? Pablo indica que en realidad sólo existe un verdadero heredero, nuestro Señor Jesucristo. No obstante, todos los que están en él son coherederos juntamente con él. Tales personas recibimos la herencia por fe, no por obras ni leyes. Descargado de: http://www.descargarlibroscristianosgratisenpdf.online/ Así que, al estar en Cristo, la bendición de Dios está garantizada. No depende de las obras, sino de la promesa de Dios, dada a todos los que están en Cristo. Es el convenio más seguro del mundo porque está garantizado por Dios mismo. LA ENMIENDA SUGERIDA ES UNA CONTRADICCION DE LA PROMESA ORIGINAL En fin, la bendición que Dios prometió a Abraham no le llegó por medio de la ley sino por el pacto unilateral ratificado por el Señor. Aun en los tratos humanos, cuando se firma un contrato, nadie puede cambiar las condiciones posteriormente. Si este principio es cierto en el nivel humano, ¿cuánto más cierto será cuando Dios lo hace? Aunque pasen los años, el pacto no cambia. Un sistema de leyes, dado más de cuatrocientos años después no podría invalidar un pacto hecho y ratificado con anterioridad. Por eso, para que la enseñanza de los judaizantes se aceptara, la promesa anterior tendría que ser anulada, Si la herencia de la bendición se basara en el cumplimiento de la ley, entonces ya no estaría basada en la promesa de Dios como el pacto indica. DOS OPINIONES CONTRARIAS La lógica de los judaizantes: • La promesa de bendición fue dada a Abraham. • Se basa en el Antiguo Testamento. • El Antiguo Testameno enseña a obedecer la ley a fin de obtener la bendición. • Por eso, la bendición de Dios es condicional y es necesario obedecer la ley. La lógica de Pablo: • La promesa de bendición vino antes de la ley. • La ley fue dada 400 años después de la promesa y no puede modificarla. • No hay contradicción entre las dos. • La ley es buena, pero hay que entender su Propósito. ¡PENSEMOS! Considere las implicaciones de este breve pasaje. Son de gran importancia para la vida de los hijos de Dios. ¿Cómo afectará su vida la comprensión de la verdad que Pablo señala? Haga una lista de las consecuencias prácticas que resulten. 7 ¿Para Qué Sirve la Ley? Gálatas 3:19–4:7 Vivimos en la época de las computadoras. Estas máquinas maravillosas se encuentran en todas partes. Hacen mucho más trabajo en menos tiempo. Pero en realidad, son artefactos bastante ignorantes porque no saben nada por sí mismos; aceptan todo lo que se le dice, porque no tienen capacidad de evaluarlo. Inclusive, se les puede enseñar la fórmula 1 + 1 = 3 Descargado de: http://www.descargarlibroscristianosgratisenpdf.online/ y no se dan cuenta de que es incorrecta. La graban en su memoria y es necesario que el operario la borre para corregir el error. Por eso hay un dicho entre quienes las utilizan que dice: Si se mete “basura” en su computadora, lo que obtendrá será basura. En este aspecto, la computadora es semejante a la mente humana. A mucha gente se le enseña alguna idea y, aunque no sea verdad, la cree hasta que se le borra con la verdad. El problema es que muchas veces es difícil quitarnos las ideas equivocadas que se nos han enseñado. En este estudio mi intención es eliminar ciertas ideas doctrinales equivocadas de la mente de muchos cristianos para reemplazarlas con la verdad. Hace años existió un predicador muy famoso que era conocido por el sobrenombre de “Juan 3:16” porque siempre predicaba en base a ese pasaje. Todo el tiempo se refería a esa porción bíblica. Un día alguien le preguntó: “¿Por qué siempre predicas basado en Juan 3:16?” A lo que contestó: “Por que de tal manera amó Dios al mundo, que ha dado a su Hijo unigénito…” He llegado a la conclusión de que me gustaría ser identificado con el mensaje de Gálatas 3:21–22. La comprensión de la verdad presentada en este pasaje es clave para contestar a las sectas falsas que han proliferado en la actualidad, así como sirvió para responder a los judaizantes del tiempo de Pablo. Hablando hace algunos años con otro profesor del Instituto Bíblico Guatemalteco acerca de la influencia de las sectas falsas entre los evangélicos auténticos, me comentaba que el problema básico es que muchos creyentes, aun pastores, no saben qué creen. Una de las áreas de mayor ignorancia es la doctrina que Pablo presenta en este pasaje. Así que, ¡borremos las ideas viejas grabadas en nuestra mente, para ver lo que Dios quiere enseñarnos! Pablo señala en Gálatas 3:19–22 que los judaizantes, así como los que pertenecen a cualquier otra secta, no entendían cuál había sido el propósito de la ley, por lo que el apóstol empieza haciendo una pregunta lógica: si la ley no fue dada hasta después de la promesa; si no puede enmendar la misma, y si la herencia no viene por ella, entonces, ¿para qué sirve? A continuación contesta esta cuestión dando la explicación: “La ley fue añadida (a la promesa) a causa de las transgresiones” (3:19a). Se pueden dar dos interpretaciones a esta respuesta, igualmente posibles y ciertas. Primero, podría indicar que la ley fue dada para enseñarles cómo actuar en medio del mundo pagano hasta que llegara la simiente de Abraham. Era una guía temporal, para que vivieran de manera digna del Dios en que habían creído La segunda interpretacíon possible de esta respuesta paulina es que la ley fue dada para revelar el pecado del hombre ya que frente a la norma divina, nadie puede considerarse justo.
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