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Vida afectiva y educación infantil COLECCION «PRIMEROS AÑOS» Volúmenes publicados: DAVID, M. y APPELL, G.: La educación del niño de 0 a 3 años. FRANCO, T.: Vida afectiva y educación infantil MARBACH, E.: Curriculum creativo para Preescolar y Ciclo Inicial. MARTÍNEZ, P.; GARCÍA, C. y MONTORO, J. M.a: Primeros pasos en Psicomotricidad. OLLILA, LI.: ¿Enseñar a leer en Preescolar? PRADO, D. de: Técnicas creativas y Lenguaje Total. TAYLOR, B.: Qué hacer con el niño preescolar. TOURTET, L.: Lenguaje y pensamiento preescolar. ZABALZA, M. A.: Didáctica de la educación infantil. — Areas, medios y evaluación en la educación infantil. Vida afectiva y educación infantil Teresa Franco Royo Escuela Universitaria de Formación del Profesorado (Salamanca) NARCEA, S. A. DE EDICIONES MADRID © NARCEA, S. A. DE EDICIONES Avda. Dr. Federico Rubio y Galí, 9. 28039. Madrid (España) www.narceaediciones.es Primera edición en eBook (Pdf): 2011 ISBN (eBook): 978-84-277-1793-0 ISBN (Papel): 978-84-277-0837-2 Impreso en España. Printed in Spain Queda prohibida, salvo excepción prevista en la ley, cualquier forma de reproducción, distribución, co- municación pública y transformación de esta obra sin contar con autorización de los titulares de propie- dad intelectual. La infracción de los derechos mencionados puede ser constitutiva de delito contra la propiedad intelectual (arts. 270 y sgts. Código Penal). El Centro Español de Derechos Reprográficos (www.cedro.org) vela por el respeto de los citados derechos. 011_12 Aju 0 Prim./Indice 10/4/2012 09:10 Página 4 Nota del Editor: En la presente publicación digital, se conserva la misma paginación que en la edición impresa para facilitar la labor de cita y las referencias internas del texto. Se han suprimido las páginas en blanco para facilitar su lectura. Indice INTRODUCCION ...................................................................................................................... . 9 APROXIMACION A LA AFECTIVIDAD INFANTIL. IMPLICACIONES DIDAC- TICAS ........... ................................................................................................................................ 11 l. Algunas precisiones sobre la afectividad infantil................................................... 12 Comprensión de la afectividad infantil. Su repercusión en la vida adulta. Génesis. Caracteres más destacados. Fenómenos que integran la vida afec- tiva. Las necesidades y su incidencia educativa. Emociones infantiles. Algu- nos modelos emocionales comunes en la infancia. 2. Desarrollo de la afectividad infantil............................................................................. 38 Principios que rigen el desarrollo emotivo. Factores que actúan. Desarrollo afectivo e intelectual. Niveles de desarrollo emotivo, según Erikson. Forma- ción de los primeros sentimientos. El desarrollo del concepto de sí mismo. AFECTIVIDAD, SEXUALIDAD Y CONFIGURACION DE LA PERSONALI- DAD.................................................................................................................................................. 61 l. Sexualidad y afectividad infantil................................................................................... 62 Sexualidad infantil: rasgos propios. Curiosidad infantil y sexualidad. Las preguntas infantiles. Formación de la identidad sexual. 2. Afectividad, personalidad y madurez, según Freud .:............................................ 84 Afectividad, niveles psíquicos y personalidad. Génesis y maduración de la personalidad. Integración de niveles e instancias. 7 EVOLUCION DE !.A AFECTIVIDAD INFANTIL Y SUS IMPLICACIONES DIDACTICAS ............................................................................................................................... 97 l. Niveles de desarrollo infantil........................................................................................... 98 Estadios o niveles de desarrollo. Características de los estadios. Leyes o constancias observadas en el desarrollo de los estadios. 2. Los cinco primeros estadios: sus características ..................................................... 103 l. Nivel reflejo (O a 2-3 meses). II. Nivel emocional (2-3 meses a 8-9 me- ses). Ill. Nivel sensoriomotor y proyectivo (1-2 años - 2 años 6 meses). IV. Nivel de representación (1 año 6 meses - 3 años). V. Nivel de persona- lismo (3 años - 6-7 años). EL NIÑO Y LOS EDUCADORES ANTE EL PROCESO DE MADURACION AFECTIVA ..................................................................................................................................... 125 l. El niño formador de su afectividad: proceso, maduración y aprendi- zaje ............................................................................................................................................. 126 Proceso de desarollo y formación. Maduración y aprendizaje. Aprendiza- jes apropiados. 2. Influencia de la familia y los educadores .................................................................. 138 Amor y dependencia. Periodos críticos para la madurez afectiva básica. In- madurez afectiva. Causas. Clima afectivo y madurez. Estudio del vínculo afectivo. Formación para la tolerancia de la ambivalencia. La actividad edu- cadora con el niño. Relación del educador con los padres. APENDICES .................................................................................................................................. 163 l. Pistas para el estudio y la investigación .................................................................... 164 Algunos objetivos a lograr. Sugerencia de actividades que estimulan la investigación. 2. Vocabulario técnico ........................................................................................................... 166 BIBLIOGRAFIA CITADA ........................................................................................................ 171 Bibliografía general. Diccionarios especializados. 8 Introducción Las dos grandes aportaciones de Freud al conocimiento del psi- quismo humano según Fernández Villamarzo (1979) han sido desta- car la preeminencia del mundo afectivo y descubrir nuevos niveles psíquicos. Freud afirma que el mundo del deseo, de la fantasía, del afecto, es esencial en el psiquismo humano, más aún, es el elemento genera- dor de ese psiquismo, de forma que las otras facultades van a recibir de él su energía. Si él no funciona bien, todo el psiquismo se pertur- bará; por el contrario, si él se desarrolla con normalidad, irá sur- giendo una personalidad sana y equilibrada. Por otra parte, junto a los elementos psíquicos conscientes, des- cubre la existencia de otros dos niveles: preconsciente e incons- ciente, que tienen su dinamismo propio y actúan constantemente so- bre nuestra personalidad y sobre nuestra actividad. El profundizar en los rasgos de la afectividad del niño y en su im- portancia en la formación de la personalidad infantil es decisivo para todo educador de la niñez. Su estudio se abordará desde dos ángulos: uno de análisis o aproximación al estudio de algunos aspectos de la afectividad infantil, y otro de síntesis o visión global de la afectividad infantil en los 6 prime- ros años de vida. Uno y otro ayudarán al educador a ir adoptando aquellas actitu- des -estimuladoras al tiempo que respetuosas-, requeridas en un proceso didáctico adecuado al niño, en el que el principal protago- nista ha de ser él mismo. 9 APROXIMACION A LA AFECTIVIDAD INFANTIL. IMPLICACIONES DIDACTICAS 1. Algunas precisiones sobre la afectividad infantil Comprensión de la afectividad infantil La comprensión de la afectividad es más difícil que la de cual- quier otro sector del psiquismo infantil. Según C Bühler se trata de uno de los problemas más delicados de toda la psicología. Gesell e Ilg afirman que «los procesos psíquicos más íntimos del lactante nos están velados siempre»,y que «nuestro conocimiento de su personalidad es extremadamente débil y fragmentario». Kohler duda que la psicología disponga de los medios necesarios para com- prender, sin alterarlo, lo vivido por el niño muy pequeño. Esta dificultad sigue, incluso, cuando el niño ya es capaz de ~xpresarse. «Un niño -afirman Gessel e llg- no puede decir exactamente lo que siente, in- cluso después que ha aprendido a hablar». A esta dificultad, que dimana del niño mismo, se une otra proce- dente del adulto, que quiere remediar la dificultad anterior por me- dio de interpretaciones analógicas obtenidas desde el conocimiento de su propia afectividad de adulto. 12 Afirma Wallon: «Es muy difícil observar al niño sin conferirle algo de nuestros sentimientos o de nuestras intenciones». ALGUNAS PRECISIONES Es necesario destacar que hay una especificidad infantil, una es- pecificidad de modos de sentir, así como de modos de pensar y obrar del niño que es preciso respetar y tratar de descubrir o al menos, no encubrir o desdibujar. Su repercusión en la vida adulta Si importante es la afectividad en la vida del niño, no se puede olvidar la repercusión que la misma tendrá en la vida del futuro adulto. La vida afectiva del niño está siendo cimiento de la vida afectiva del adulto; estructura, de algún modo, su carácter y personalidad. Los estudios de los psicoanalistas han dado mucha luz sobre es- tos aspectos. Algunos conflictos afectivos del adulto tienen sus raíces en la infancia, se vinculan genéticamente a conflictos afectivos vivi- dos en ella. El hombre está determinado en gran parte durante toda su vida, en sus estructuras afectivas, por el modo en que vivió afectivamente durante la infancia. Génesis de la afectividad infantil Desde un ángulo genético, Katherine M.B. Bridges llevó a cabo una detallada observación de la aparición de las respuestas emocionales en una muestra de sesenta niños desde el cuarto mes hasta los 2 años. Se- gún Bridges, desde el primero al tercer mes no es discernible más que una excitación difusa que se opone a un estado neutro de reposo; del tercero al cuarto mes emergen estados conceptuales como de molestia y agrado; a partir del quinto se pueden distinguir accesos de furia; a partir del sép- timo mes surge el miedo, y el cariño se manifiesta hacia el décimo o duo- décimo mes. La regularidad del ciclo evolutivo le pareció a Bridges tan notoria que dió origen a este esquema: 13 IMPLICACIONES DIDACTICAS La génesis de la afectividad (Adaptado de K. Bridges) Meses de edad 3 6 9 12 15 18 21 Afecto por niños Afecto por adultos PLACER/ Júbilo, alegría / DELEITE"- ACTIVIDAD - TONICIDAD EXCITACION - INDIFERENCIA '\ DISPLACER DOLOR \ lelos Miedo _____ Envidia Ira ______ Hostilidad _____ _ 24 5 años Afectos filiales Afecto paternal Asombro, admiración Pena Desengaño Agresividad Obstinación Si bien este esquema es sólo aproximativo no deja de ser notable la tendencia al tránsito de las emociones y sentimientos elementales a los afectos y sentimientos más complicados en función del tiempo. A través de este estudio llegó a identificar tres características ge- nerales en el desarrollo emocional: 14 1.0 La intensidad de las respuestas emocionales disminuye gradual- mente con el tiempo. 2.º Estas van siendo gradualmente canalizadas hacia modalidades so- cialmente aprobadas. 3.0 El ejercicio y las presiones sociales producen un cambio gradual en las expresiones de dichas respuestas emocionales. ALGUNAS PRECISIONES Caracteres más destacados Si se quisieran resumir en dos se podría afirmar que la afectivi- dad infantil es a la vez intensa y dominante, pero es necesario precisar el sentido de estos dos términos. INTENSA Con relación al primer aspecto, algunos estudiosos no sólo des- tacan su intensidad, sino que llegan a conferir a los sentimientos in~ fantiles la máxima «profundidad»; así Mauco (1980) llega a afirmar que «en contra de lo que se cree, la edad de las grandes pasiones no es la edad adulta» sino la infancia. Sin duda, nos puede ayudar a matizar esta afirmación, la expre- sión de Decroly: «Las alegrías y penas del niño son más cortas», y «los recuerdos o anticipaciones que las provocan se refieren a espacios de tiempo mucho más restringidos que en el adulto». Pero lo que sí es cierto es que el niño, en mayor medida que el adulto, está entregado por completo a sus emociones mientras du- ran, parece enteramente «débil» y disminuido ante ellas y las «pa- dece» sin poder «dominarlas» nunca, según Mauco. Sus sentimientos son poco numerosos, simples y primarios; pero, debido a esta simpli- cidad tienen una fuerza elemental que les confiere un carácter «en- tero y absoluto» así como la virtud de «ocupar todo su ser con un po- der que no se volverá a encontrar nunca»: el niño es el ser incapaz de poner cualquier distancia entre él y sus sentimientos, de juzgarlos, criticarlos o corregirlos; y, en consecuencia, está totalmente entre- gado a ellos. Es en este sentido y desde esta perspectiva, desde la que se puede hacer de la infancia la edad de la vida en que la afectividad al- canza su más alto grado de intensidad y muchas veces de violencia. Isaacs afirma que «los deseos del niño son más impulsivos y urgentes que los nuestros y que sus decepciones y penas son más vivos». Po- dríamos resumir con frase de Osterrieth: 15 IMPLICACIONES DIDACTICAS «Las alegrías o las penas del niño», como todas las demás manifestaciones de su afectividad, «no son pequeñas alegrías o penas pequeñas más que a los ojos del adulto». DOMINANTE La afectividad infantil es dominante. Y ejerce esta influencia so- bre todas sus otras capacidades, sobre todas sus otras funciones psi- cológicas. Ya Rousseau dijo: «El niño siente mucho antes de pensar y de poder expresarse». La vida del recién nacido está ya bajo la dependencia del afecto. Es Wallon quien afirma: «A la afectividad le incumben, al parecer, las manifestaciones psíquicas más preco- ces del niño ... el primer comportamiento psíquico infantil..., es de tipo afectivo». Pero este dominio de la afectividad, de las estructuras y expe- riencias afectivas persiste más allá de las primeras etapas del desa- rrollo infantil. Gratiot - Alphandéry y Zazzo (1979) señalan algunos aspectos que ponen de relieve esta primacía de la afectividad en el creci- miento del niño: Las fuentes primarias de la conceptualización son fuentes afectivas Los objetos tienen un símbolo recíproco en función y en razón de sus afinidades afectivas. Y Mauco considera que esta aptitud para la asimilación afectiva, es decir, esta tendencia a la asimilación de dos objetos o de dos acontecimientos, sobre la base de la comunidad de emociones o de sentimientos que despiertan en el niño, es uno de los rasgos funda- mentales de la psicología infantil. 16 ALGUNAS PRECISIONES P. e., 2 casas, una grande, otra pequeña, el niño las ve, también, como la mamá y su bebé: el niño proyecta sobre el mundo la categoría afectiva de sus relaciones con la madre. Tienen una importancia decisiva los factores afectivos En especial la relación con la madre en el aprendizaje del len- guaje, y, a su vez, éste es condición de todo desarrollo intelectual posterior. Y no sólo rige los primeros esquemas (las formas primarias del concepto), según las cuales se estructura el pensamiento del niño, sino que también preside sus primeras clasificaciones Su afectividad divide todo lo que penetra en el campo de su ex- periencia infantil en dos categorías antagónicas: lo «bueno» y lo «malo». Es «bueno» todo lo que puede serle fuente de placer o satisfac- ción; es «malo» todo lo que puede hacerle sufrir, o ser obstáculo para sus deseos. Y es este «animismo» el que Piaget destaca como una de las principales características del pensamiento infantil. Zazzo y otros consideran que este animismo es, en sí mismo, «una estructura esen- cialmente afectivadel pensamiento infantil», puesto que consiste, en verdad, por parte del niño, en proyectar sobre todas las cosas sus propios sentimientos, en atribuirles emociones idénticas análogas a las que él mismo experimenta, o a las que le manifiestan los seres que constituyen su entorno humano. El juego es una actividad fundamental del niño Habría que preguntar a la afectividad el secreto de esa actividad lúdica, específicamente infantil, e indescifrable para el anális!s y la ló- gica adulta. 17 IMPLICACIONES DIDACTICAS Papel de las motivaciones afectivas Es determinante el papel que desempeñan en el niño de todas las edades las motivaciones tanto positivas como negativas de c,arácter afectivo, (p. e., las que surgen de las relaciones interpersonales con padres, educadores, amigos, etc.) para hacer suyos unos determina- dos valores y para realizar con gusto determinadas tareas. Fenómenos que integran la vida afectiva Dumas (1948) en su obra La vida afectiva considera integrada ésta por los «estados dinámicos» y por los «estados estáticos». Con todas las limitaciones que esta división encierra, Gratiot-Alphandéry y Zazzo la vinculan a la suya y en el primer grupo incluyen: necesida- des, deseos, intereses, motivaciones y valores. Y en el segundo: emo- ciones y sentimientos. NECESIDADES, DESEOS, INTERESES MOTIVACIONES Y VALORES En psicología afectiva el término necesidad tiene un sentido bio- lógico y un sentido psicológico; uno y otro interesan por sus repercu- siones en la formación afectiva infantil. Por otra parte, la idea de necesidad -sea o no orgánica su cau- salidad- debe entenderse mucho más allá de sus formas conscien- tes. Una necesidad puede ser inconsciente. Se suele reservar el tér- mino deseo a la necesidad que va acompañad_a de la conciencia de su objeto y de sus fines. La idea de necesidad, en esta acepción amplia, implica también la de interés. Piaget definió el interés como «la relación de la necesidad y del objeto susceptible de satisfacer esta necesidad»; es «el que permite elegir los objetos correspondientes a las necesidades, que puede de- 18 ALGUNAS PRECISIONES sembocar en la satisfacción de ella». Es un fenómeno complejo que, aparte de sus aspectos afectivos - una atracción experimentada por el ser; Ja cosa, la actividad, que es el objeto de esta atracción; el deseo de aproximarse a este ser, de apropiarse de esta cosa, de ejercer esta actividad-, encierra también aspectos intelectuales: se ejercita la cu- riosidad, se concentra la atención, se realizan con predilección sobre lo que es objeto de interés las necesidades de conocer y comprender, y, por último, implica también aspectos motores: drive, impulso que tienen hacia su objeto. Sobre esta última implicación hace hincapié la noción de motivación. La motivación se puede definir como «la acción de las fuerzas que determinan la conducta», o también como «lo que pone a un ser vivo en movimiento .. ., lo que le impulsa a obrar». Las necesidades, los deseos, los intereses, las motivaciones nos revelan al niño como un sujeto que vive en un mundo de valores, ca- paz de actitudes, bien sean valorizadoras o desvalorizadoras. El valor se puede definir como «el carácter afectivo atribuido al objeto en fun- ción de las necesidades del sujeto» y el interés, en la diversidad de sus contenidos, como «un sistema de valorizaciones». EMOCIONES Y SENTIMIENTOS ¿Qué lugar ocupa la emoción y el sentimiento en el desarrollo afectivo del niño? Algunos autores han querido excluir completamente el senti- miento y reducir la afectividad del niño -aparte de los fenómenos elementales del placer y el dolor- a la emoción. En este sentido, Mal- rier escribe: «La afectividad del niño parece demasiado viva, demasiado explosiva para poder dar lugar a sentimientos auténticos ... Parece que el niño cambia demasiado deprisa, que su pensamiento es demasiado inestable, que sus relaciones sociales son muy poco refle- xivas para que se pueda hablar en él de sentimientos auténticos». Es cierto que las reacciones emocionales ocupan al principio y de forma evidente el primer plano de la vida afectiva del niño, que su 19 IMPLICACIONES DIDACTICAS presencia está ya manifiesta en el recién nacido y en el lactante, en un momento en que sería ciertamente prematuro hablar de senti- mientos. Este predominio inicial de la emoción es lo que precisa- mente ha llevado a Wallon a admitir la existencia de un <testado emo- cional» y a :re_conocer en él la fase inicial de todo el desarrollo psicológico. Igualmente, Bourjade veía en la emoción «el fenómeno más saliente de la vida afectiva e incluso de la vida psíquica, muy li- mitada en sus orígenes». Pero no se puede caracterizar la infancia como capaz de emocio- nes y no de sentimientos. Entre vida emocional y vida de sentimien- tos no hay un límite tajante y los sentimientos, en su estadio primario, se bosquejan ya en el periodo de dominio emotivo (los tres primeros años de vida), aunque este periodo se caracterice por la primacía de la emotividad sobre el sentimiento. Las etapas posteriores, sin em- bargo, se caracterizan por el desarrollo, cada vez más rico, del sentimiento. No se pueden establecer en el orden del tiempo separaciones ta- jantes, ni se puede definir cada etapa mediante una determinación simple y unívoca. Lo que sí es cierto es que el sentimiento está ya presente en germen en el «estadio emocional» y que la emoción está todavía presente allí, donde ha cesado de ser el factor dominante de la vida afectiva. BIPOLARIDAD DE LA VIDA AFECTIVA El placer y el dolor, lo agradable y lo des~radable constituyen las dimensiones más generales y, a la vez más elementales de la vida afectiva. En estas dimensiones elementales se capta un carácter funda- mental de la vida afectiva y este carácter se encuentra en todos los niveles y fenómenos de la vida afectiva. De un modo convencional se suele denominar positivo al polo de lo agradable, y negativo al polo de lo desagradable. Positivas a las situaciones en que predomina lo agradable; negativas, aquellas en que domina lo desagradable. C. Bühler dice que los dos dominan sensiblemente en número o 20 ALGUNAS PRECISIONES intensidad durante los seis primeros meses de vida; la relación tiende a invertirse después. APROXIMACION GENERAL Las necesidades y su incidencia educativa La influencia que las necesidades tienen en la cristalización de la vida afectiva infantil es extraordinaria. El conocimiento de las mis- mas, del modo de gobierno, satisfacción, etc. debe ser objeto de es- pecial interés en una educación infantil. Dado que la vida afectiva es el gran motor del hombre, y, espe- cialmente del niño en sus 6 primeros años, el desarrollo y satisfac- ción correcta de sus necesidades afectivas básicas es imprescindible para asegurar el desarrollo posterior de toda su personalidad. Tanto la privación como el exceso de satisfacción producen con- secuencias nefastas en el niño. El marasmo y el hospitalismo por un lado, y la superprotección por otro, son pruebas de ello. La ansiedad y agresividad son manifestaciones, muy frecuentes que detectan es- tos problemas. La satisfacción correcta de las necesidades favorece la salud y el espíritu de cooperación, mientras que su frustración suscita el desor- den o enfermedad y la hostilidad, y ello tanto si ocurre con las necesi- dades básicas, como con las derivadas o con las adquiridas . . Necesidades «inferiores» y «superiores» Montagu (1975, págs. 121 y ss.) hace un documentado estudio sobre este tema. De él son las ideas siguientes. Siguiendo a Maslow distingue entre necesidades «inferiores» y «superiores» y considera que el mismo organismo dicta su jerarquía de valores entre ellas. Las necesidades fisiológicas son más fuertes que las necesidades relativas a la seguridad, que son a su vez, más fuertes que las relati- 21 IMPLICACIONES DIDACTICAS vas al amor, y éstas más que las necesidadespropias de actualización del yo personal. Las necesidades superiores tienen un desarrollo on- togenético y evolutivo posterior, pero no son menos naturales que las necesidades inferiores. Son, no obstante, menos imperativas con respecto a la mera supervivencia; su satisfacción produce resultados subjetivos más deseables; se les da un valor más elevado que a las necesidades inferiores, y su satisfacción tiene consecuencias perso- nales, cívicas y sociales más deseables. Como apuntó Hadley Cantril, nuestra independencia aumenta con nuestra interdependencia. Las necesidades inferiores son más localizadas, más tangibles y más limitadas que las necesidades superiores. Como observa Mas- low: «El hambre y la sed son mucho más obviamente corporales que lo es el amor, que a su vez lo es más que el respeto. Además, los objetos que satisfacen necesidades inferio- res son mucho más tangibles y observables que los que producen la satisfacción de las necesidades superiores. Más aún, son más limitados, en el sentido de que la cantidad de tales objetos necesarios para acallar la necesidad es más pequeña. Sólo se puede inge- rir una determinada cantidad de alimento, pero el amor, el respeto y las satisfacciones relativas al conocimiento son casi ilimitadas». Los seres humanos son tales debido, fundamentalmente, a su ca- pacidad de desarrollo de necesidades superiores. Ninguna criatura que carezca de estas necesidades es humana. A través de sus necesi- dades los humanos crean culturas. Según Maslow, la cultura no sólo se crea para las necesidades humanas, sino que es creada por ellas. Las necesidades superiores, teniendo como tienen una expre- sión más débil, requieren una comprensión mucho más sensible que la que les han dispensado la mayoría de las culturas, especialmente la occidental. Existe una profunda relación e interdependencia entre necesidades y valores. A todo lo que sentimos como necesidad le damos un valor; por ello las necesidades son el origen de nuestros primeros valores, ya sean necesidades básicas, derivadas o adquiridas, ya sea fuerte o dé- bil su presión. El valor no existe sin elección. Las necesidades básicas constitu- yen el sistema de elecciones, biológicamente determinado, del orga- nismo, relativo a la naturaleza de las satisfacciones que debe conse- guir para sobrevivir y desarrollarse normalmente. 22 ALGUNAS PRECISIONES Las necesidades básicas son «juicios» fisiológicamente dados o innatos, declaraciones, por decirlo así, de las exigencias intrínsecas del organismo. Son los valores del organismo. Muchos de los valores sociales de la persona se configurarán y desarrollarán a partir de los valores del organismo bajo el estímulo del medio social. Los valores del organismo son innatos, los valores sociales son valoraciones derivadas o emergentes o necesidades creadas social- mente. Hay por tanto valores biogénicos y valores sociales y ellos van orientando y conformando la conducta del niño. CLASIFICACION DE LAS NECESIDADES Las necesidades se pueden categorizar en básicas y derivadas, primarias y secundarias, biológicas y sociales, etc. Los criterios utilizados, de ordinario, para situar una necesidad en la categoría biológica, apelan en primer lugar a su naturaleza fisio- lógica. Un segundo criterio se funda en la posible universalidad de ciertas pautas conductuales comunes a todo tipo de sociedad humana. La mayoría de las necesidades comunes, reposan sobre un fun- damento biológico directo, mientras que casi la totalidad de las nece- sidades derivadas presentan variantes culturales. Cuando se dan pautas conductuales semejantes, cabe inferir la existencia de motivos o necesidades comunes a la especie. Estas ne- cesidades tienen normalmente un carácter supervivencia!. Según Maslow Maslow reduce las necesidades básicas adquiridas a las siguien- tes: l. Necesidad de seguridad. 2. De afecto y pertenencia a un grupo. 3. De preservar la propia estimación. 4. De información y saber. 23 IMPLICACIONES DIDACTICAS 5. De comprender el mundo. 6. De gozar de la belleza. 7. De encontrarse y realizarse a sí mismo. Supone que la satisfacción de las necesidades inferiores de la es- cala provoca la emergencia o entrada en acción de las superiores (p. e., la entrada en acción de la séptima implica haber satisfecho todas las anteriores). Otros autores distinguen dos grandes grupos de necesidades: so- ciales, afectivas o altruistas, por un lado, y egocéntricas o de status por otro. Entre estas últimas se incluyen: los deseos de seguridad, di- nero, dominio, posición social, prestigio profesional, autonomía y dignidad. Y entre las sociales: necesidades de pertenencia, protec- ción y dependencia afectiva. En la satisfacción de estas necesidades en el hombre entran en juego procesos que rebasan la mera conservación o mantenimiento del equilibrio interior y apuntan hacia una complejificación y desa- rrollo autónomo de los motivos superiores. Los incentivos dejan de ser perseguidos por razones meramente deficitarias, y comienzan a serlo por razones ampliatorias. Sería acaso la necesidad de ser más, y no la de seguir siendo, la que habría que desarrollar para dar cuenta de los motivos típica- mente humanos. A las necesidades biológicas se les suele denominar primarias y a las sociales secundarias; pero, desde un punto de vista funcional, y no exclusivamente genético, las necesidades o motivos secundarios son superiores a los primarios. Lo son no sólo porque de ellos de- pende la vida civilizada, sino también porque su autonomía funcio- nal, según Allport, les hace susceptibles de reobrar sobre las necesi- dades biológicas más básicas, hasta el extremo de poder llegar a la anulación de la propia vida. La teoría evolutiva que mantiene Maslow -las superiores emer- gen una vez satisfechas las inferiores- es interesante, pero más discu- tible que la de Allport. Una de las necesidades básicas más estudiadas hoy día es la mo- tivación de logro: ambición de alcanzar metas socialmente definidas 24 ALGUNAS PRECISIONES como excelsas; se describe como una tendencia a definir las propias metas de acuerdo con unas normas de alta calidad en la ejecución o en el producto de ésta. Está íntimamente relacionada con el llamado nivel de aspiraciones y está en la base de todo proceso de aprendi- zaje y formación de conducta; uno y otro se inscriben, sin duda, en el ámbito que nutre el yo ideal y la autoestima personal. Según Montagú Montagú, al estudiar las necesidades, distingue cuatro grupos. l. Necesidades básicas vitales. 2. Necesidades básicas emocionales (no vitales). 3. Necesidades derivadas o socialmente emergentes. 4. Necesidades adquiridas. l. Necesidad básica vital o biogénica Es toda exigencia o necesidad biológica del organismo que es preciso satisfacer para que el individuo o grupo sobreviva. Malinowski las define como: «Las condiciones biológicas y del medio necesarias para la supervivencia del individuo y del grupo». Toda necesidad vital va unida a un mecanismo de alerta que permite al organismo prever sus necesidades antes de que lleguen a ser excesivamente perturbadoras. Este mecanismo de alerta hace po- sible, pues, el comportamiento previsor. El mecanismo de alerta (p. e., sequedad) provoca en el sujeto una tensión fi- siológica (sed) que hace sentir la exigencia básica (de tomar líquido) que conduce a realizar el acto (de beber) y que produce en el organismo de nuevo la estabili- dad u homeostasis. Una necesidad es, pues, una tensión que se produce como con- secuencia de una alteración de un estado del sistema y se expresa en una actividad que continúa hasta que se recupera dicho estado. La actividad expresada va dirigida a un fin, y el estado que esa activi- 25 IMPLICACIONES DIDACTICAS dad pretende lograr -liberación de la tensión - es la satisfacción. La satisfacción inadecuada de las necesidades o la satisfacción de las mismas cuando se ha rebasado el margen deseguridad, puede llevar a que se experimente ansiedad cada vez que se satisfaga una necesidad concreta. Esta es una situación patológica, pero que se da con frecuencia. 2. Necesidades básicas emocionales (no vitales) Es toda exigencia o necesidad biológica que no es necesaria para la supervivencia física del organismo, pero que es preciso satis- facer para que éste se desarrolle y mantenga en un estado adecuado de salud mental. Ejemplo de ellas son: la necesidad de ser amado, la necesidad de amar, la necesidad de estar con otros, la de comunicación y la de estimulación táctil y cinestésica. Montagú las reduce a tres: dependencia, expresión y estimula- ción cutáneas. Por su importancia en el desarrollo del preescolar, re- sumimos muy brevemente alguna de sus ideas principales: 26 a) Dependencia que indica el estado de un organismo que confía en ob- jetos exteriores a él para satisfacer sus necesidades. Es el estado en que el individuo se esfuerza por obtener apoyo de fuentes externas al ego. El sentimiento de no-dependencia o soledad provoca una ten- sión que hace sentir la necesidad o exigencia de estar con-otros y, la búsqueda de la satisfacción, conduce al acto de buscar el contacto fí- sico o la asociación que provoca la homeostasis mediante senti- miento de seguridad o interdependencia. b) Expresión. Toda tensión constituye una necesidad que exige ser satis- fecha. Las necesidades se manifiestan siempre mediante algún acto expresivo. El hablar es el acto más expresivo de que es capaz el hom- bre. Es el normal instrumento de manifestación de necesidades. El lenguaje, en todas las edades, es quizá el más importante medio para reducir tensiones. Ian Suttie afirma que la expresión no es una fun- ción que se agota en sí misma, sino una apertura que pide respuesta a otros. La ausencia de esta respuesta es, para Suttie, el origen de an- ALGUNAS PRECISIONES siedad. Linton ha afirmado que de todas las necesidades básicas no vitales (o psíquicas) del hombre, quizá la que opera de un modo más continuo sea la necesidad de respuesta emocional por parte de los demás; no una respuesta simplemente activa, un comportamiento, sino una respuesta de carácter positivo emocional. c) Estimu/ación cutánea. Esta es una necesidad básica no vital, de ex- trema importancia. No se sabe sí el tacto o sensibilidad cutáneas es o no el primer sentido que desarrollamos, pero sí se sabe que el feto de 8 se!nanas ya es sensible a ella. Se ha comprobado que la estin\ula- cíón cutánea reduce la tensión, produce una sensación de mayor se- guridad y reduce la ansiedad. El contacto tiene un efecto sedante. Del mismo modo parece que influye en la acción respiratoria. El contacto cutáneo entre el niño y la madre tiene un gran valor orgánico y psí- quico para el niño. Constituye habitualmente el primer acto de comu- nicación entre ambos y este contacto parece ser el lenguaje que me- jor entiende el niño durante algún tiempo. La estímulación táctil durante la infancia -y especialmente durante los primeros meses de lactancia- es extremadamente importante para el desarrollo poste- rior de la persona. 3. Necesidad derivada Necesidad derivada es toda aquella que se origina en el proceso de satisfacción de las necesidades básicas, pero que no es inexcusa- ble biológicamente para la supervivencia física del organismo, aun- que en determinadas circunstancias puede llegar a serlo socialmente para el mantenimiento de la salud mental. Por ejemplo, la necesidad de vestidos adecuados, del arreglo personal, de alojamiento, de desarrollar una habilidad o adquirir unos conocimientos, etc. 4. Necesidad adquirida Es la que surge de la relación de la persona con respecto a las necesidades derivadas o socialmente emergentes, y no es inexcusa- ble, por lo general, para el mantenimiento de la salud mental. 27 IMPLICACIONES DIDACTICAS Por ejemplo, el deseo de decorar la casa de un modo determinado. Emociones infantiles Hurlock (1978, pág. 21 O) señala como rasgos característicos de las emociones en los niños: su intensidad, al margen de su importancia; . su frecuencia: conforme van creciendo y, de acuerdo conTá. reacción de los que les rodean, van adaptándose a las circunstan¿tas. su transitoriedad: pasan rápidamente del lloro a la risa, y ello puede ser debido a: la desaparición de la emoción por liberación de la misma a través de su expresión libre, desconocimiento de su impor- tancia y por su corta capacidad de atención; a medida que crece el niño, sus emociones se hacen más persistentes; su progresiva individualización: al principio las respuestas emotivas son similares pero poco a poco cada niño individualiza su comporta- miento ante las distintas emociones; cambios en la intensidad de las emociones: unas crecen y otras dismi- nuyen, dependiendo de su desarrollo intelectual y de sus intereses; las emociones se pueden detectar mediante sistemas de conducta: in- quietud, fantasías, llanto, dificultades en el habla, movimientos ner- viosos, morderse las uñas, etc. FUNCIONES QUE DESEMPEÑAN Es conveniente reflexionar sobre ello para evitar traspolaciones del campo adulto. El niño nunca es un adulto en miniatura, pero es preciso demostrar por qué. 28 Las funciones que destacan Gratiot - Alphandéry y Zazzo (1979) son las siguientes: l. Es, ante todo, manifestación o testimonio de su vitalidad: su compor- tamiento emocional, en su diversidad, constituye la forma en que el niño reacciona ante los estímulos del medio. C. Bühler dice que el afecto desempeña «desde el primer día de la vida» -el papel de un ALGUNAS PRECISIONES Indikator: es el índice de un equilibrio psico-orgánico amenazado, restaurado o favorecido, respectivamente por el estímulo según la na- turaleza específica de éste. 2. Es una manera de afirmación de la personalidad, un indicio de lo que llegará a ser la voluntad propia. Esto se pone de relieve en algunas ra- bietas del niño que expresan repulsa por alguna restricción que se le quiere imponer y él se encuentra impotente para modificar el hecho. 3. Puede ser un recurso para «imponer» su poder sobre los adultos, y, a través de ellos, sobre las cosas. El niño tiene pronto una cierta con- ciencia del poder que sus manifestaciones emocionales le confieren sobre las personas, obligando a éstas a «facilitarle» lo que desea. Wa- llon muestra con toda claridad cómo los efectos de la emoción «se convierten rápidamente en un medio de acción sobre el ambiente, que precede visiblemente a la edad de la deliberación o del cálculo». Bien pronto el niño aprende a usar este medio de acción con una maestría creciente y una conciencia cada vez más aguda. Observa Wallon: «El niño que se ha caído, tan sólo llora su sufrimiento o su miedo si está seguro de que le van a oír; pero si no está acompañado, su llanto termina pronto. En la so- ledad la cólera se exterioriza poco y apenas sí dura. Los sollozos se redoblan o rena- cen ante la aproximación de personas amables ... » También actúa sobre su propia conducta: por una parte, deter- mina y sistematiza sus reacciones positivas ante los estímulos agrada- bles; y, por otra, determina y sistematiza sus reacciones de evitación ante los estímulos generadores de temores y cólera. Este es el caso de la sencilla reacción circular: hacer renacer las situaciones en que ha experimentado placer o alegría y/o escapar a las situaciones de carác- ter negativo y prevenir su repetición. 4. Todo ello le confiere un valor de utilidad y eficacia que, según Wa- llon, «conviene a las etapas de la evolución psíquica y a las circuns- tancias de la vida en que la deliberación está prohibida». 5. También se le ha atribuido un doble papel: ser, en su punto de par- tida, la motivación -necesidad, deseo, actitud o sentimiento- que sirve para que surja la acción; y, en su momento, la sanción que de- tiene al sujeto en su fracaso o en su éxito, consolidando las conductas de éxito y desviando las conductas que han conducidoal fracaso. 29 IMPLICACIONES DIDACTICAS Algunos modelos emocionales comunes en la infancia Después de los primeros meses los niños comienzan a presentar modelos emocionales diferenciados. Los más comunes son: el temor, ira, celos, aflicción, curiosidad, alegría, placer y gozo, afecto, etc. Siguiendo a Hurlock (1982) vamos a ver, brevemente qué estí- mulos los provocan y cuáles son las respuestas típicas de alguno de ellos. EL TEMOR son: Los estímulos más comunes provocadores de temor en los bebés los ruidos fuertes; los animales; las habitaciones oscuras; los lugares altos; los desplazamientos repentinos; el hecho de estar solos; el dolor; los objetos, los lugares y las personas desconocidos. Los niños pequeños temen muchas más cosas que los bebés y que los mayores. El periodo crucial para los te~9res específicos de los niños cuando su desarrollo es normal es de 2 a 6 años; la razón está en que tiene mayor capacidad que los bebés para captar el peli- gro y menos que los mayores para darse cuenta de que no se trata de amenazas personales. Los estímulos del temor se le presentan al niño repentinamente y de modo inesperado. Los niños tienen pocas posibilidades de adap- tarse a ellos; a medida que crecen y maduran intelectualmente, se pueden ir adaptando con mayor rapidez a las circunstancias repenti- nas e inesperadas. Por esto, aspectos que les causaban temor en unas etapas, luego ya no lo provocan. 30 ALGUNAS PRECISIONES Variaciones en el temor infantil Hay temores más «típicos» de unas edades que otros, pero esto no implica que todos los niños de determinada edad tengan los mis- mos temores. De unos niños a otros hay grandes variaciones, no sólo en calidad, sino también en cantidad. La variedad procede no sólo de las diferencias del desarrollo mental y físico, sino también de sus ex- periencias individuales. Asimismo son distintas sus respuestas, que dependen no sólo de los estímulos, sino de las circunstancias que le han rodeado y de las condiciones en que se encontrara el niño en ese momento. Hurlock (1982) destaca como factores que condicionan las va- riaciones en los temores de los niños, entre otros, los siguientes: l. Inteligencia: los niños precoces suelen tener los temores de los niños mayores; mientras que los retrasados, los tienen de los más pequeños. P. e., la mayoría de niños de 3 años tienen temores determinados por la situación, mientras que los niños precoces de esa edad suelen tener temores generalizados e imaginarios. 2. Sexo: es más frecuente que las niñas muestren más temor que los chicos. 3. Posición socioeconómica: los de clase inferior suelen tener más te- mores que los de clase media y alta. 4. Condiciones físicas: cuando no son buenas, los niños responden con más temor. 5. Contactos sociales: cuando se está con otros que tienen temor, éste se contagia. 6. Posición ordinal: los hijos primeros suelen tener más temores que los siguientes, tal vez porque han estado más sobreprotegidos. 7. Personalidad: los niños inseguros tienen más temores, también los extrovertidos suelen aprender más temores que los introvertidos al imitar más. Algunos modelos emocionales relacionados con el temor Se pueden señalar: la timidez, la vergüenza, la preocupación y la ansiedad. Todos ellos tienen un fondo común de temor. 31 IMPLICACIONES DIDACTICAS 32 l. Timidez: se caracteriza por el hecho de que se evita el contacto con otros desconocidos o poco familiares. La timidez la provocan siempre personas y nunca objetos, animales o situaciones. Hacia la mitad del primer año de vida la timidez es una reacción casi universal ante los desconocidos o personas no familiares. La razón es que ya tienen ma- durez para distinguir entre los conocidos y los extraños y a éstos los consideran como una amenaza. A medida que van entrando en con- tacto con ellos, puede ir disminuyendo este temor; hay niños en los 'que persiste y se hacen «niños retraídos». La respuesta habitual en los bebés es el llanto, el aferrarse a la persona conocida, el volver la ca- beza hacia otro lado, etc. Cuando ya pueden caminar se alejan co- rriendo, se esconden como si tuvieran miedo, inclinan la cabeza hacia un lado y miran de reojo al desconocido, etc. 2. Vergüenza: es también una reacción ante personas. No la provocan los desconocidos, sino la incertidumbre sobre cómo juzgarán las per- sonas su conducta y a ellos mismos. Es un estado de depresión auto- consciente. Como la vergüenza depende de la capacidad de saber lo que esperan los miembros del grupo social y la evaluación de si puede responder o no a sus expectativas, se desarrolla después que la timidez y no suele darse antes de los 5 ó 6 años. Los recuerdos de ex- periencias humillantes pueden provocar vergüenza. Cuanto más po- bre sea el autoconcepto, más propenso será el niño a la vergüenza. Las respuestas habituales a la vergüenza son: el rubor, el tartamudeo, el nerviosismo, etc. 3. La preocupación: es el «temor imaginario» o «dificultad esperada». No la provoca ningún estímulo del ambiente, sino que es producto de la imaginación del niño. Procede del hecho de imaginarse situaciones peligrosas que pueden surgir. La preocupación es normal hasta en ni- ños adaptados. Surge cuando el niño es capaz de imaginarse cosas que no están presentes, necesita alcanzar este nivel de madurez inte- lectual; ocurre en torno a los 3 años de edad. Crece en estos primeros momentos y va disminuyendo a medida que madura intelectual- mente el niño y comprende lo ilógico de sus preocupaciones. Las preocupaciones surgen en torno a lo que es importante en sus vidas; en general, giran en torno a su familia, a las relaciones con sus ami- gos, a la escuela infantil. Cuanto más adaptado y acogido se siente antes desaparecen estas preocupaciones, e, incluso, no llegan a for- marse. Sus curiosidades sexuales inciden fuertemente en este as- pecto. La expresión de su preocupación suele ser facial, se les nota en ALGUNAS PRECISIONES el rostro. También puede expresarla a través de preguntas, de monólogos. 4. Ansiedad: es un estado mental incómodo que se refiere a un mal es- perado o inminente. Provoca en el sujeto una aprensión, inquietud y presentimientos que no puede evitar. Y tiene un sentimiento de im- potencia porque se siente bloqueado e incapaz de encontrar una so- lución para sus problemas. Se desarrolla a partir del temor y preocu- pación pero se distingue de ellos; en general es más vaga, no procede de una situación existente, sino de una condición esperada, en mu- chos casos se debe a causas más imaginarias que reales, suele deri- varse de un problema subjetivo; es un estado emocional generali- zado. Suele desarrollarse después de una preocupación frecuente e intensa que socava la confianza de los niños en sí mismos y les predis- pone para tener sentimientos generalizados de incapacidad. Se puede contagiar. Niños que viven o están con personas ansiosas, pueden imitar su ansiedad. Se suele expresar en conductas fácilmente reco- nocibles: depresión, nerviosismo, irritabilidad, sueños de inquietud, facilidad para enfadarse y una gran sensibilidad hacia lo que otros di- cen o hacen, son infelices porque se sienten inseguros. Se sienten cul- pables porque piensan que no satisfacen las expectativas de sus padres. LA IRA Es una emoción que se expresa con frecuencia en los niños ya que suelen descubrir que con ella obtienen la aten~ión de los mayo- res y, con frecuencia, lo que desean. La frecuencia e intensidad con que los niños experimentan la ira varía de unos a otros. Estímulos para la ira En general se provoca cuando se somete a restricciones al niño: cuando no pueden o no se les deja realizar los movimientos que desean; 33 IMPLICACIONES DIDACTICAS cuando se les interrumpen las actividades que tenían en marcha; con la frustración de deseos, planes y finalidades que deseaban alcan- zar, etc. Los más pequeños reaccionan con ira: a incomodidadesfísicas pequeñas; - cuando se les ponen obstáculos a actividades físicas suyas; - cuando se les limpia, baña, viste, etc.; En los de 4 a 6 años, a los motivos anteriores se puede añadir: cuando alguien se interfiere en sus posesiones, les coge sus jugetes o no les deja jugar; cuando cometen errores en lo que tratan de hacer, etc. cuando los juguetes u otros instrumentos no funcionan como desean; Respuestas airadas Se distinguen 2 tipos: impulsivas e inhibidas. l. Las respuestas impulsivas se denominan agresión. Se dirigen contra personas, animales u objetos. Pueden ser físicas o verbales, ligeras o intensas. Son frecuentes en los niños pequeños. No dudan en herir a otro de cualquier modo: golpes, mordiscos, etc. Hacia los 4 años sue- len añadir la agresión verbal. Suelen ser extrapunitivas, ya que se diri- gen contra otros. Algunas son intrapunitivas cuando el enfado lo diri- gen contra ellos mismos. 2. Las respuestas inhibidas se mantienen bajo control. Los niños se en- cierran en sí mismos, huyen del objeto o persona que les ofende. Pue- den volverse apáticos. Esta conducta se llama impunitiva. Los niños apáticos no son tan indiferentes como aparentan a los estímulos que provocan su ira. Pueden pensar, sencillamente, que la resistencia es inútil, que es mejor ocultar su ira que expresarla, etc. CELOS Son una respuesta a la pérdida de afecto real, supuesta o inmi- nente. Da origen a una actitud de resentimiento hacia otras personas 34 ALGUNAS PRECISIONES y se deriva de la ira. La persona teme perder la posición que ocupa en el afecto de la persona a quien ama. Situaciones que los provocan Se pueden señalar tres situaciones que provocan celos: 1. En el hogar, la venida de un nuevo bebé puede hacer que se sienta alejado del que ocupaba hasta entonces el centro de atención. Igual- mente puede ocurrir cuando alguno de los hijos es preferido por los padres. 2. En la escuela aparecen o porque llevan ya situaciones de celos crea- das en la familia o porque surgen allí por actuaciones desiguales con los niños. Un clima de igualdad, cariño y equilibrio es lo que más ayuda a superar este problema. 3. Situaciones en las que los niños se ven privados de cosas que tienen otros y que desearían. Estos celos proceden de la envidia. Conducta del niño celoso La conducta del niño celoso puede ser muy diversa. Se pueden distinguir las: l. Respuestas directas, que se manifiestan en ataques agresivos: mor- discos, patadas, arañazos, etc. y en intentos para conquistar el aprecio de la persona amada. Si los celos proceden de la envidia pueden pro- vocar en el niño conductas que les lleven a mentir o robar. Suelen ha- cer comentarios desdeñosos hacia las personas que provocan sus celos. 2. Respuestas indirectas, son muy sutiles y más difíciles de descubrir. Pueden provocar regresión a conductas ya superadas: chuparse el dedo, mojar la cama, etc.; descarga de sentimientos en juguetes o ani- males; conductas muy suaves, mimosas, tristes, etc. En los niños más pequeños las respuestas suelen ser directas y agresivas mientras que en los mayores son más variadas e indirectas. 35 IMPLICACIONES DIDACTICAS AFLICCION Es un trauma psíquico, un trastorno emocional como conse- cuencia de la pérdida de alguien amado. Cuando es ligera produce tristeza o pena. No suele ser muy frecuente en los niños: primero, porque los adultos evitan a los niños estas experiencias; segundo, porque su memoria es pequeña y se les puede dirigir la atención hacia algo agradable; tercero, porque dándole un sustituto de lo que han perdido puede convertirse en alegría la aflicción. A medida que crece el niño puede sentir más aflicción porque se le resguarda menos y puede tener más experiencias y porque va te- niendo más memoria. Las reacciones del niño pueden ser abiertas o inhibidas. La expresión abierta característica es el llanto; la inhibida con- siste en un estado generalizado de apatía, pérdida de apetito, insom- nio, indiferencia general, etc. Puede conducir a la ansiedad. CURIOSIDAD El niño curioso: l. Reacciona positivamente ante elementos nuevos, extraños del am- biente; se dirige hacía ellos explorándolos o manipulándolos. 2. Manifiesta la necesidad o el deseo de conocer más sobre sí mismo y su ambiente. 3. Examina lo que le rodea y busca nuevas experiencias. 4. Es perseverante en el examen y exploración de las cosas con el fin de conocerlas mejor. Los estímulos para la curiosidad pueden ser múltiples y variados: desde él mismo hasta la cosa más insignificante que se encuentre; le interesan mucho los cambios repentinos y también los cambios que se producen en su cuerpo (p.e., la caída y salida de los dientes). 36 ALGUNAS PRECISIONES El niño manifiesta su curiosidad examinando, observando, aga- rrando, manipulando, tocando, explorando ... todo lo que se encuen- tre a su alcance. Le inhiben las presiones sociales: «no toques», «no hagas», etc. La «edad de las preguntas» comienza a los 3 años. Si no encuen- tran respuestas o no son satisfactorias las buscan por otros medios. ALEGRIA, PLACER, GOZO La alegría es una emoción placentera; en sus formas más ligeras da lugar al placer, gozo o felicidad. En los bebés proceden del bienestar físico, y se pueden asociar también a algunas actividades como: el balbuceo, el gatear, el po- nerse de pie, etc. De 4 a 6 años proceden, principalmente, de actividades en las que participan otros, sobre todo si son iguales en edad. Las manifestaciones son muy variadas. La risa comienza a apa- recer en el cuarto mes y es cada vez más frecuente e intensa. La pro- vocan algunos estímulos auditivos, de tacto y visuales. La risa es con- tagiosa, los niños se ríen más si están con otros que si están solos. AFECTO Es una reacción emocional dirigida hacia una persona, un ani- mal o un objeto. Indica sentimientos cálidos, amistad, simpatía o de- seos de ayudar y puede tener una forma física o verbal. El afecto debe ser recíproco, debe haber un enlace emocional en- tre el niño y las personas importantes en su vida. Se denomina a esto «complejo empático». Debe darse un equilibrio en la relación. 37 2. Desarrollo de la afectividad infantil Principios que rigen el desarrollo emotivo Observando el esquema de Bridges sobre el proceso de diferen- ciación y desarrollo de las emociones se puede aplicar el principio básico de todo desarrollo infantil: en él se procede siempre de un es- tado general e indiferenciado a otro de suma especialización. Así, en el niño muy pequeño, las emociones son globales: en un bebé el llorar representa una actividad corporal total, con sacudidas incluso y crispaciones de brazos y piernas. Ciertamente, el niño ejercita los pulmones, cierra y abre los ojos y desprende sudor. Posteriormente, las emociones se hacen más diferenciadas, de manera que se impli- can menos partes del cuerpo para expresar una emoción particular. La emoción se convierte en especializada. P.e., con relación a los llo- ros, manos y piernas se encuentran cada vez menos envueltos. To- das las emociones parecen desarrollarse por el estilo: comienzan con expresiones que resultan relativamente globales para convertirse en menos complicadas y pasar, cada vez más, bajo el control del in- dividuo. Junto a esta ley fundamental, algunas otras características nos ayudarán en el conocimiento de su desarrollo: l. Las emociones son simples, definidas con relativa facilidad, y puras. El niño tiene muy poca experiencia acerca de las emociones asocia- 38 DESARROLLO das y de la ambivalencia con las que se encuentra generalmente el adulto. 2. Las emociones son más intensas que en el adulto. El niño carece de inhibiciones culturales, por d~cirlo así, para moderar sus emociones. De ahí que éstas aparezcan a menudo con mucho mayor intensidad. 3. Son muy variables. A un niño pequeño se le hace difícil mantener sentimientos durante largos períodos de tiempo. 4. Por último, conel creciente uso del lenguaje va apareciendo una ca- pacidad mayor no sólo para controlar sino también para comprender las emociones. Cuando el niño se vuelve capaz de distinguir sus emo- ciones, entonces puede comparar sus sentimientos con los de otros. Factores que actúan Vienen dados por la herencia, por un lado, y por la influencia del medio, por otro. Gessell a los primeros los incluye en el concepto na- turaleza y a los segundos en el de cultura. A la naturaleza pertenece la «constitución», que Gesell define como «la estructura relativamente fija e inherente al individuo, tal y ·como está determinada por sus aptitudes innatas ... ». Pero esta consti- tución está hecha de virtualidades mucho más que de actualidades; para manifestarse estas virtualidades exigen «un proceso innato de crecimiento» que se llama maduración. Esta, a su vez, se encuentra de algún modo condicionada por los factores culturales. Desarrollo afectivo e intelectual Piaget ha puesto de relieve la existencia de «una corresponden- cia estrecha entre las transformaciones de la afectividad y las de las funciones cognoscitivas, es decir, una complementariedad entre es- tos dos aspectos inseparables de toda conducta». Pero excluye toda idea de prioridad de lo afectivo sobre lo cog- noscitivo. Sin embargo, Wallon sostiene la tesis contraria cuando muestra hasta qué punto aparece muchas veces el desarrollo afec- tivo antes que el desarrollo intelectual: «En el niño, la penuria y fragi- 39 IMPLICACIONES DIDACTICAS lidad de su vida intelectual tienen como contrapartida necesaria su gran emotividad», afirma en su estudio Los orígenes del carácter en el niño. De la misma opinión es René Zazzo quien dice, sobre este punto, que en el niño las «funciones intelectuales se deben compren- der a partir de sus elementos afectivos, y no a la inversa». También Piaget, al principio de su estudio, había reconocido que la afectividad bien podía «representar» el papel de una fuente ener- gética de la cual dependería el funcionamiento de la inteligencia. Se ha estudiado mucho la percepción en el niño y muy distintos autores han puesto de relieve que se halla fuertemente dependiente de facfores afectivos, tales como el interés, el placer del reconoci- miento de lo ya conocido o del descubrimiento de lo nuevo, la extra- ñeza, la satisfacción anticipada, etc.; otros afirman que «la afectividad selecciona ciertas formas, a expensas de las otras, en el reconoci- miento de los objetos o las palabras» (G. Amado). Spitz dice que «la afectividad abre el camino al desarrollo de la percepción», y no duda en hablar de una «percepción afectiva» que según él «predomina du- rante los primeros meses, con exclusión casi total de cualquier otro modo perceptivo». Y lo mismo para la memoria: «Las experiencias investidas de afectividad apresuran y aseguran el almacena- miento de los rasgos mnemónicos de los datos situacionales exteriores asociados a ellas». Niveles de desarrollo emotivo, según Erikson Según Erikson (1968), la personalidad se desarrolla constante- mente y pasa a lo largo de la vida por ocho niveles. Para un desarro- llo normal, en cada uno de éstos debe realizarse una tarea específica. El grado de éxito de cada individuo se mide según un continuo. Cuanto más alta es la medida del grado de éxito del individuo con re- lación al extremo positivo del continuo, tanto mayor es la probabili- dad de un desarrollo emocional sano. Las ocho dimensiones (o tareas) del desarrollo que Erikson des- cribe, por pares opuestos, son: 40 sentido de confianza contra desconfianza; sentido de autonomía contra vergüenza y duda; sentido de iniciativa contra culpabilidad; sentido de aplicación contra inferioridad; sentido de identidad contra identidad difusa; sentido de intimidad contra aislamiento; sentido de producción contra estancamiento; sentido de entereza contra desesperación. DESARROLLO Presentación esquemática de las ocho fases del desarrollo, según Erikson {Erikson 1959): Experiencias, Períodos Crisis Psicosociales Relaciones con decisiones y elecciones Infancia Confianza frente a des- Persona materna. Obtener; dar en res· confianza. puesta. Primera niñez Autonomía frente a ver· Persona paterna. Retener; dejar ir. güenza, duda. Edad del juego Iniciativa frente a senti· Padres y hermanos. Hacer (parecerse, hacer miento de culpabilidad. como otro), «hacer como» (jugar). Edad escolar Laboriosidad frente a Vecindad; escuela. Hacer cosas (terminar); inferioridad. hacer cosas juntos. Adolescencia Identidad y repudiación Grupos de compañeros Ser uno mismo (o no frente a difusión de la y grupos más amplios; serlo); compartir los sen· identidad. modelos de liderazgo. timientos. Joven adulto Familiaridad y solidari- Compañeros en la amis- Perderse y encontrarse dad frente a aislamien· tad, sexo, competición y a uno mismo en los to. cooperación. demás. Adulto Autodonación frente a Trabajo dividido y ho- Hacer; cuidar de. preocupación por sí gar compartido. mismo. Edad avanzada Entereza frente a tedio Humanidad, mis fami· Ser, por haber sido, y desesperación. liares. afrontar el no ser. 41 IMPLICACIONES DIDACTICAS Identifica cada etapa del desarrollo emotivo por la clase de crisis psicosocial que puede producirse y que, si se maneja con habilidad, capacita al individuo para superar adecuadamente esa crisis y afron- tar los problemas que encontrará en la etapa siguiente de su desarro- llo. Cada crisis se describe de acuerdo con las consecuencias favora- bles y desfavorables que se producirán al solucionar los problemas que se presentan. Así, por ejemplo, durante el periodo de la edad del juego, el niño puede de- sarrollar un cierto grado de iniciativa para emprender actividades o puede apren- der a sentirse culpable por hacer cosas por su cuenta. La familia representa el modelo y el refuerzo en este tipo de aprendizaje. Algunas familias fomentan y premian la iniciativa y otras la consideran con disgusto y preguntándose si el niño está tratando de ser «diferente» o «mejor» que los restantes miembros de la fami- lia. El niño que se siente culpable al emprender actividades, probablemente fra- casará en el centro educativo. En lugar de mostrarse activo y aprender a trabajar en colaboración con sus compañeros de clase, se sentirá invadido por sentimien- tos de inferioridad y de duda sobre sí mismo y, consiguientemente, se retirará de las actividades que suponen rendimiento o cooperación. Aquí, tanto la familia como el centro educativo, deben coordinar su acción creando un clima favorable al crecimiento, que favorezca la formación de un concepto positivo de sí mismo y el desarrollo de una actitud empática. Para Erikson el sentimiento emocional de haber triunfado o fra- casado en la realidad del nivel de confianza, autonomía, in,iciativa, aplicación, identidad, etc., es el factor más importante para determi- nar el desarrollo en la fase siguiente. Estas dimensiones aparecen progresivamente en la vida del hombre. En los 6 primeros años de vida emergen, principalmente, las 4 primeras. Veamos brevemente en qué consisten (Erikson, 1976, págs. 222-246). 42 DESARROLLO Confianza Sensorio v.s. Oral Desean· fianza Autonomía Muscular v.s. Anal Vergüenza, Duda Locomo· Iniciativa tor·geni· v.s. tal Culpa Industria Latencia V.S. Inferioridad Identidad Pubertad v.s. y adoles· Difusión cencia del Rol Intimidad Adultez v.s. Joven Aislamiento Generati· vi dad Adultez v.s. Estanca· miento Integridad V.S. Madurez Disgusto desespe· ración F~rmaci6n de los primeros sentimientos SENTIMIENTO DE CONFIANZA Erikson presenta como primera tarea del desarrollo el senti- miento de confianza. 43 IMPLICACIONES DIDACTICAS La edad crítica para el desarrollo de este sentimiento es durante el primero o primer año y medio de vida, aunque continuará también de modo significativo en edades posteriores. Tiene un doble aspecto:una creencia básica en la seguridad del medio ambiente en el que se está inserto y una confianza también básica en uno mismo. Una persona que consigue este doble sentido de confianza es una persona que se enfrenta con gusto a nuevas ex- periencias en su vida. La tarea de ayudar al niño a conseguirlo cae, en su mayor parte, bajo la responsabilidad de los padres. En este momento de su vida el pequeño depende de otros en cuanto a satisfacer sus necesidades fi- siológicas mayores, tales como alimento, sed, calor y comodidad. Si regularmente tiene sus necesidades satisfechas, el niño llega a aso- ciar su sentido interior de bienestar con el lógico comportamiento de las personas que cuidan de él (Sawey y Telford, 1968). A partir de esta constatación parece evidente que este cuidado consecuente, re- gular y previsible que la madre procura al pequeño, ayuda a éste a desarrollar su confianza en el mundo. Lo dicho, no obstante, no da pie para suponer que un niño que se mueve con temor sea un niño fracasado por causa de sus padres. Erikson advierte que lo importante no reside precisamente en la pericia con que la madre cuida de su hijo, ni en la cantidad de cuida- dos que le dedica. Lo que realmente importa por sus consecuencias es la intensidad de las actitudes de la madre hacia el niño y la propia confianza de la madre en sí misma. SENTIMIENTO DE AUTONOMIA Cuando un niño llega a los dieciocho meses, aproximadamente, y ha aprendido a tener confianza en su medio ambiente y en sí mismo, empieza a darse cuenta de sus posibilidades. Hasta ese mo- mento ha vivido dependiendo de otros para la satisfacción de sus ne- cesidades. En este nivel, en cambio, tiene lugar una maduración fisio- lógica en aspectos como caminar, hablar y manipular objetos. Con nuevas capacidades el niño adopta la perspectiva del «yo puedo hacer». 44 DESARROLLO Erikson afirma que, para lograr el más pleno sentido de autono- mía, los niños deben tener: 1. Un firme sentido de confianza, puesto que confianza y autonomía van de la mano. Si un niño no ha conseguido este sentido de con- fianza en su entorno y en sí mismo, tendrá miedo de lanzarse por sí mismo a explorar su medio ambiente circundante. Un niño que no ha logrado el sentido de confianza aún se siente dependiente. 2. Ciertas posibilidades de elegir, como: Estar sentado o de pie, acer- carse a una visita o no, aceptar o rehusar la comida que se le ofrece, etc. Los mayores deben conceder al niño libertad en ciertos campos, aun manteniendo el control en otros, para que no experimente una y otra vez vergüenza y duda, sino que vaya adquiriendo el sentimiento de su autonomía. Se entiende por vergüenza el sentimiento de con- ciencia de uno mismo ante los ojos de los demás. A esa edad el niño puede fácilmente experimentar vergüenza si se lanza a actividades en las que, físicamente, no es capaz de tener éxito. Con frecuencia, la vergüenza y duda consiguientes son consideradas como una frustra- ción y se manifiestan con berrinches de mal genio. Debe dejársele que practique las capacidades que acaba de con- seguir. Que coma y se vista, por ejemplo, él solo, con lo cual adquirirá confianza en sí mismo. Para esto conviene comprarle artículos ade- cuados y de fácil uso. En este sentido es muy importante que se le deje tiempo para ju- gar, pues en el juego puede desarrollar su autonomía dentro de los lí- mites y leyes que él se establece {Maier, 1965). SENTIDO DE INICIATIVA Entre los cuatro y cinco años, el niño se emplea en otra tarea: la de lograr el sentido de iniciativa. En este nivel, su interés se centra en someter su autonomía al control consciente. Explicando este estadio Erikson (1950) dice: «La iniciativa añade a la autonomía la cualidad de emprender, planificar y acometer una tarea por la sola razón de ser activo y estar en movimiento». 45 IMPLICACIONES DIDACTICAS En este momento de su vida, el niño se ocupa vigorosamente en aprender y en imaginar con viveza. Un niño a esa edad domina el lenguaje de modo suficiente para estar haciendo preguntas conti- nuamente. Se muestra interesado por los adultos. Puesto que está in- tentando descubrir qué clase de persona es él, necesita tener, por un lado, los modelos que las personas encarnan y, por otro, oportunida- des para ensayar, representando personalmente, como juego, los di- versos papeles que esas personas desempeñan. Erikson propone a educadores y padres una lista de sugerencias a tener en cuenta con el niño de cuatro a cinco años. Una de ellas es muy parecida a la dada para el nivel de autonomía: es necesario que los padres mantengan al niño bajo control en algunos campos y le den, en cambio, libertad en otros, de manera que no se sienta enfren- tado con un continuo «jNo!». Según Erikson: «Es importante para el desarrollo sano de la personalidad, que se conceda un gran espacio de libertad y se estimule el espíritu de iniciativa y la imaginación del niño, al tiempo que se procura reducir los castigos al mínimo». El peligro de este estadio, de acuerdo con Erikson (1950) está en el desarrollo de un sentimiento de culpabilidad, que surge cuando el niño trata de llevar a cabo tareas que, en realidad, la consistencia fí- sica de su cuerpo aún no soporta, o bien otras que sus padres le han prohibido. Hasta este momento los padres han representado en la vida in- fantil el papel más importante en cualquier cosa que el pequeño ha intentado hacer, diciéndole lo que estaba bien y lo que estaba mal. En cambio, en este nivel empieza a desarrollar su conciencia y es esta voz interior la que ahora le orienta respecto a aquello que está bien o está mal. Por eso, cuando no obedece a sus pa_dres o no presta aten- ción a esa voz interior, experimenta culpabilidad. SENTIDO DE APLICACION CONTRA SENTIDO DE INFERIORIDAD Empezando alrededor de los 6 años y continuando hasta la edad de 12, el niño se enfrenta con la crítica tarea de alcanzar un sentido 46 DESARROLLO de aplicación o realización en contra de un sentido de inferioridad. Comienza su vida escolar. El peligro en este período está en tener un sentimiento de inadecuación e inferioridad. El desarrollo del concepto de sí mismo El desarrollo de una inicial toma de conciencia de sí mismo cons- tituye, sin duda, uno de los acontecimientos centrales de la niñez. Los estudios realizados sobre el tema son numerosos y variados. Unos se centran sobre un aspecto del mismo: la formación del es- quema corporal, y otros tienden más a un estudio global, unitario: el concepto de sí mismo. Así, mientras que Ballesteros (1982) ofrece una breve síntesis sobre el pro- ceso de adquisición de la noción del esquema corporal en el niño de O a 11 - 12 años, Allport (1972) organiza la evolución del concepto de sí mismo durante la infancia en cinco etapas sucesivas, y Hargreaves (1977) sostiene que su yo ideal y su capacidad de autoestima depende de la autoimagen que tenga el niño de sí mismo. L'Ecuyer (1975) ofrece un modelo multidimensional que integra cada una de las dimensiones del sí mismo conocidas ya gracias a los estudios realiza- dos por muy diversos autores y escuelas. FORMACION DE LA NOCION DE ESQUEMA CORPORAL Wallon (1959) afirma que «el esquema corporal no es un dato inicial, ni una entidad biológica o física, sino el resultado y el requisito de una relación ajustada entre el individuo y su medio». Es un concepto que se va formando progresivamente. Pero, ade- más, según Gazzano (1984), el esquema corporal es no sólo la orga- nización de las sensaciones del propio cuerpo, sino el núcleo de la personalidad y el centro de la relación sujeto-mundo exterior; dice así: 47 IMPLICACIONES DIDACTICAS «El esquema corporal ha de entenderse como organización dinámica y plástica de las sensaciones del propio cuerpo en relación con los datos del mundo exterior, y como núcleo de la personalidad y centro de la relación sujeto-mundo exterior, de cuya ri- queza y equilibrio depende la evoluciónarmónica del sujeto en el plano motor, intelec- tivo y afectivo». La formación del esquema corporal repercute en la formación de la personalidad global. De una simple síntesis de los datos relati- vos al propio cuerpo, se va llegando a la formación de una estructura del yo, a una toma de base de la conciencia de sí (Gantheret, 1961). El conjunto de datos que forma el esquema corporal evoluciona con gran lentitud durante la infancia y a los 11 - 12 años, si no hay contratiempo, está completamente formado, según afirman Mucchielli y Boucier (1979), Stambak y Bergés (1966), Coste (1979) y Balleste- ros (1982) entre otros. En este proceso evolutivo tiene una importancia decisiva el pe- riodo de O a 6 años y la primera etapa de E.G.B. Son muy diversos los factores que intervienen. Ballesteros (1982) afirma: «El esquema corporal, entendido como conocimiento del propio cuerpo a nivel re- presentativo, se va formando muy lentamente hasta los 11 o 12 años en función de la madurez del sistema nervioso y de su propia acción; en función del medio y de los otros con los cuales el niño se va a relacionar, así como de la tonalidad afectiva de esta rela- ción, y, por último, en función de la representación que se hace el niño de sí mismo y de los objetos de su mundo con los que se relaciona». Ballesteros (1982, págs. 73-82) distingue 4 periodos en la adqui- sición del esquema corporal: l. Desde el nacimiento hasta el tercer mes Cuando nace el niño sólo dispone de los reflejos o automatismos por medio de los cuales responde a las excitaciones del medio am- biente, entrando así en contacto con el exterior. Durante este periodo el esquema corporal se reduce a la zona oral y a los datos que recoge espontáneamente de su cuerpo. De es- tos, los más importantes son los datos propioceptivos (musculares, 48 DESARROLLO articulares, laberínticos y cutáneos) derivados tanto de la actividad ci- nética, como de la tónica. 2. Desde el cuarto mes al año A partir del tercer mes surge la primera manifestación de interés del niño por una parte de su cuerpo: la mano. Esta entra ya en su campo visual y es mirada largamente. Es la primera vez que pone en relación una parte de sí mismo con la vista. A partir de aquí, realizará toda una serie de exploraciones; apa- rece en él una nueva actividad que creará nuevos enlaces músculo- táctiles. Es en esta época cuando el pequeño reconoce su imagen en el espejo. La piel tiene una gran importancia como transmisora de diversos mensajes; es la frontera entre el medio interior y el medio exterior que le rodea. Los datos propioceptivos van a ir perdiendo importancia y serán el movimiento y la acción del propio niño los que la vayan ganando progresivamente. El niño a partir de los 6 meses ve el mundo de distinto modo, ya que lo ve en posición vertical y puede adquirir mayor posibilidad de acción: puede alcanzar con su mano los objetos próximos. El pequeño en este periodo, y más allá de él, tiene gran interés por explorar su cuerpo. Toda esta actividad es esencial para la consti- tución del esquema corporal. 3. Desde el año a los 2 años El niño a los 12 meses aún no reconoce las formas corporales. Y, aun cuando sean reconocidas e individualizadas las partes del cuerpo, éstas no son integradas de una vez en su individualidad física. Piaget afirma que la noción del todo corporal parece definitiva- mente adquirida a los 2 años, pero el conocimiento de la relación de las partes del cuerpo es más tardía. 49 IMPLICACIONES DIDACTICAS La marcha que se inicia en torno al año, es un medio excelente de contacto con el exterior. La maduración de las estructuras nerviosas, siendo una condi- ción necesaria para la formación del esquema corporal, no es sufi- ciente. Los factores sociales y afectivos tienen una gran influencia. La función verbal y simbólica forma en el niño los significados de las partes del cuerpo y a partir de ellos va elaborando un conocimiento verdadero, más o menos abstracto de su cuerpo. Gessell afirma que no se puede olvidar que el niño se desarrolla como un todo. La personalidad no es más que una red organizada y reorganizada de estructuras de comportamiento, en especial de com- portamiento personal y social, aunque esta organización del compor- tamiento venga ligada a la maduración nerviosa. Entre los 18 meses y los 2 años se forman en el pequeño las pri- meras imitaciones diferidas. Estas imágenes diferidas son las imáge- nes mentales. Es en este momento cuando se puede decir que existe una imagen corporal. 4. Hacia la consecución del esquema corporal representativo y operativo Hacia los 2 años se adquiere la noción del cuerpo como un todo unido, independiente y permanente. Esta no es sino una imitación in- teriorizada que después se convertirá en imagen constituida y el es- quema corporal sensorio-motor se convertirá en un esquema corpo- ral representativo, figurativo y operativo. A partir de los 5 años pasa del estadio global y sincrético al de di- ferenciación y análisis. La orientación lateral del cuerpo en el espacio la va adquiriendo muy lentamente. Entre los 5 y 8 años sólo considera las nociones es- paciales de derecha e izquierda desde el punto de vista de los demás, y entre los 12 y 13 años, lo considera desde el punto de vista de las cosas mismas. Es en torno a esta edad cuando se puede decir que el niño adquiere conciencia clara de su esquema corporal a nivel repre- sentativo, aunque este conocimiento sea dinámico y sujeto a cambios. 50 DESARROLLO FORMACION DEL CONCEPTO DE SI MISMO Allport resume una gran cantidad de teorías y de investigaciones cuando organiza la evolución del concepto de sí mismo en cinco eta- pas sucesivas. Sugiere que hasta la edad de 3 años el niño adquiere: en primer lugar un sentido de un sí mismo corporal; en segundo lugar, un sentido de autoidentidad continuada; en tercero, un sentido de orgullo o autoestima. El sí mismo corporal A lo largo de la infancia, el niño va diferenciando gradualmente su cuerpo del resto del ambiente inmediato. Con frecuencia se ob- serva cómo el niño de 5 o 6 meses «descubre» los dedos de sus pies. A los 2 años, conoce directamente su cuerpo y su identidad incluye su nombre. Allport señala que el sentido del sí mismo corporal es muy fundamental pero que la mayoría de los adultos carece normal- mente de conciencia del mismo: sólo se torna manifiesto cuando en- fermamos o experimentamos dolor. Autoidentidad continuada La ampliación del concepto de sí mismo a su segunda fase, la de una autoidentidad continuada, se ve promovida por el lenguaje. El niño de 2 años sabe su nombre, aun cuando pueda exigirle bastante más tiempo la utilización correcta de su nombre y de los diversos pronombres personales. Hablará frecuentemente de sí mismo en ter- cera persona y mostrará también indicios de que se comporta de acuerdo con las autoconcepciones del «yo bueno y yo malo» señala- das por Sullivan. No obstante, a los 3 años resulta claro que el niño está alcanzando un conocimiento unitario de que él es él mismo, uno e indivisible, por así decirlo, independientemente de las cambiantes circunstancias. La importancia que tiene el nombre del niño en relación con este nuevo sentido de la identidad es algo que puede advertirse muy fácil- 51 IMPLICACIONES DIDACTICAS mente cuando se le riñe. Una de las formas más simples de molestar a un niño pequeño hasta llevarlo a un estado de llorosa frustración consiste en llamarle sistemáticamente por otro nombre, o en pronun- ciar mal el que realmente le corresponde. Se puede presumir que esto es muy perturbador para los niños porque socava su frágil orien- tación hacia la identidad individual. Autoestima A los 3 años, el niño da muestras de que brota en él un incipiente orgullo, porque, pide insistentemente que se le deje hacer cosas por sí mismo, y experimenta placer cuando lo hace con éxito. Erikson in- terpreta que esta conducta expresa una necesidad
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