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Enfermedades infantiles y el uso de medicamentos - Mar Gimeno Pedro Frontera

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Enfermedades infantiles y el uso de
medicamentos
Cómo usar correctamente los medicamentos
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Enfermedades infantiles y el uso de
medicamentos
Cómo usar correctamente los medicamentos
Mar Gimeno
Pedro Frontera
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Diseño e ilustración de cubierta: Beatriz Gimeno
© Mar Gimeno
Pedro Frontera
© EDITORIAL SÍNTESIS, S. A.
Vallehermoso, 34 - 28015 Madrid
Tel.: 91 593 20 98
http://www.sintesis.com
Reservados todos los derechos. Está prohibido, bajo las sanciones penales y el resarcimiento civil previstos en las
leyes, reproducir, registrar o transmitir esta publicación, íntegra o parcialmente, por cualquier sistema de
recuperación y por cualquier medio, sea mecánico, electrónico, magnético, electroóptico, por fotocopia o por
cualquier otro, sin la autorización previa por escrito de Editorial Síntesis, S. A.
ISBN: 978-84-907778-2-4
5
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Para Félix y Diego Álvarez Lee
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Índice
Advertencia
Prólogo
Introducción
PARTE I 
El niño enfermo y los medicamentos
1. Los medicamentos y su buen uso
1.1. Fármacos y medicamentos
1.2. Medicinas para niños
1.3. ¿Qué se debe saber de los medicamentos?
1.4. Factores que se deben tener en cuenta al iniciar un tratamiento
1.5. La vía de administración de los medicamentos
1.6. Absorción y metabolismo de los medicamentos
1.7. Especialidades farmacéuticas
1.8. Efectos desfavorables de los medicamentos
1.9. Sugerencias prácticas para el empleo de medicamentos en niños
2. Los problemas más frecuentes de los niños
2.1. Convulsiones
2.2. Dermatitis del pañal
2.3. Diarrea y deshidratación
2.4. Dolor abdominal
2.5. Estreñimiento
2.6 Fiebre
2.7 Tos
2.8 Vómitos
3. Las enfermedades más frecuentes de los niños
3.1. Adenoides grandes
3.2. Asma bronquial
3.3. Bronquiolitis: la epidemia invernal
3.4. Catarro o resfriado común
3.5. Diabetes
3.6. Epilepsia
7
3.7. Faringoamigdalitis
3.8. Infección urinaria
3.9. Laringitis
3.10. Neumonía
3.11. Otitis
3.12. Sinusitis
4. Vacunas y vacunaciones
4.1. ¿Qué son las vacunas?
4.2. ¿Cómo actúan las vacunas?
4.3. Enfermedades que previenen las vacunas
4.4. Preguntas frecuentes sobre las vacunas
4.5. El calendario vacunal
PARTE II 
Grupos de medicamentos
5. Antialérgicos e inmunosupresores
5.1. Alimemazina
5.2. Budesonida nasal
5.3. Ciproheptadina (Dihexacina)
5.4. Dexametasona
5.5. Dexclorfeniramina
5.6. Hidroxicina
5.7. Ketotifeno
5.8. Loratadina
5.9. Metilprednisolona
5.10. Montelukast
5.11. Prednisona
6. Antibióticos
6.1. Aminoglucósidos: Amikacina
6.2. Antituberculosos: Etambutol
6.3. Antituberculosos: Isoniacida
6.4. Antituberculosos: Pirazinamida
6.5. Antituberculosos: Rifampicina
6.6. Cefalosporinas: Cefaclor
6.7. Cefalosporinas: Cefadroxilo
6.8. Cefalosporinas: Cefixima
6.9. Cefalosporinas: Cefotaxima y Ceftriaxona
8
6.10. Cefalosporinas: Cefuroxima
6.11. Fosfomicina
6.12. Macrólidos: Azitromicina
6.13. Macrólidos: Claritromicina
6.14. Macrólidos: Eritromicina
6.15. Penicilinas: Amoxicilina
6.16. Penicilinas: Amoxicilina/Ácido clavulánico
6.17. Penicilinas: Ampicilina
6.18. Penicilinas: Penicilina G (Bencilpenicilina)
6.19. Quinolonas: Ciprofloxacilo
6.20. Sulfamidas: Cotrimoxazol
7. Antiparasitarios
7.1. Mebendazol
7.2. Metronidazol
7.3. Pamoato de pirantel
8. Antipiréticos y analgésicos
8.1. Ácido acetilsalicílico (AAS)
8.2. Codeína
8.3. Ibuprofeno
8.4. Metimazol (Dipirona)
8.5. Paracetamol (Acetaminofén)
9. Antivirales
9.1. Aciclovir
9.2. Oseltamivir
10. Terapéutica gastrointestinal
10.1. Almagato
10.2. Domperidona
10.3. Omeprazol
10.4. Ondansetrón
10.5. Ranitidina
10.6. Racecadotrilo
10.7. Soluciones para rehidratación oral (SRO)
11. Terapéutica pulmonar
11.1. Acetilcisteína
11.2. Beclometasona
9
11.3. Budesonida
11.4. Ipratropio (Bromuro de ipratropio)
11.5 Salbutamol inhalado
12. Terapéutica del sistema nervioso
12.1. Ácido valproico
12.2 Carbamacepina
12.3. Clobazam
12.4. Clonazepam
12.5. Diazepam
12.6. Escilopram
12.7. Etosuximida
12.8. Fenitoína (Difenil-hidantoína)
12.9. Fenobarbital
12.10. Gabapentina
12.11. Imipramina
12.12. Lamotrigina
12.13. Levetiracetam
12.14. Primidona
12.15. Risperidona
12.16. Topiramato
12.17. Vigabatrina
13. Vitaminas y minerales
13.1. Calcio
13.2. Flúor
13.3. Hierro
13.4. Vitaminas
14. Fitoterapia
14.1. ¿Qué es la fitoterapia?
14.2. Algunos MTP registrados en la AEMPS para tratamiento en niños
Bibliografía y webgrafía
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Advertencia
La Medicina y la Farmacología son ciencias en constante cambio. Los autores se han
esforzado para que el libro esté actualizado y se fundamente en la medicina basada en la
evidencia, aunque con un propósito divulgativo, pretendiendo fomentar la eficiencia
terapéutica y el buen uso de los fármacos. La información contenida en este libro en
ningún caso sustituye al acto médico del pediatra ni al consejo farmacéutico antes de
tomar un medicamento y los autores no se responsabilizan de las consecuencias de su
mal uso.
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Prólogo
Sería difícil encontrar en nuestro entorno una iniciativa tan acertada para la salud de los
niños como la trilogía que han abordado estos autores, Mar Gimeno y Pedro Frontera,
sobre alimentación postnatal y pediátrica y este último volumen sobre medicamentos para
niños. No intentan ser como estos libros faltos de rigor y superficiales que abundan tanto
en la actualidad, pero son fáciles de leer. Extensivos, rigurosos y escritos desde una
visión médica, nutrióloga y farmacéutica moderna y asequible son útiles no solo para
profesionales sino también para los familiares y todos aquellos que quieran entrar en la
salud y el bienestar saludable de los niños.
En este volumen que prologo, se plantea una visión fundamental y útil de los
medicamentos en el niño así como de los cuadros patológicos más frecuentes, los grupos
farmacológicos y los fármacos más ampliamente usados en la terapéutica infantil. Estoy
seguro de que médicos, farmacéuticos, enfermeros, familiares y muchos más sacarán un
gran provecho de este libro.
Los medicamentos, y en particular los medicamentos pediátricos, han sido uno de
los progresos más importantes de la civilización humana. Basta decir que la mortalidad
infantil y el bienestar de nuestros pequeños ha cambiado radicalmente en los últimos dos
siglos gracias principalmente a la medicina y la terapéutica infantil. Como todo en nuestra
civilización es cuestión de un uso correcto, no abusivo ni disfuncional, pero este libro
contribuye claramente a que esto pueda realizarse en la práctica.
Bienvenida sea su edición y disfruten leyéndolo.
Manuel J. López Pérez
Catedrático de Bioquímica y Biología Molecular
Presidente de la Academia de Farmacia “Reino de Aragón”
Rector de la Universidad de Zaragoza
12
Introducción
Las enfermedades de los hijos siempre son acontecimientos traumáticos para sus padres.
Sienten inquietud y a veces miedo. Desean que el episodio se resuelva y el niño enfermo
vuelva a su estado de salud óptimo en el menor tiempo posible.
Afortunadamente, en los países desarrollados tanto la medicina como la
farmacología han experimentado enormes avances en las últimas décadas. El médico,
habitualmente el pediatra, diagnosticará la enfermedad del niño y prescribirá las medidas
terapéuticas adecuadas para hacer posible la curación.
Además de cuidados generales y medidas sintomáticas, es frecuente que el médico
recete algún medicamento para el niño enfermo, en ocasiones varios de ellos. Muchos
padres quieren conocer tanto la razón por la que se prescribe como su uso correcto, la
cantidad exacta que se ha de administrar, las precauciones que se deben tomar y sus
posibles efectos secundarios. En suma, una información adicional a las explicaciones e
indicaciones del médico que en ocasiones, y por falta de tiempo, no es tan extensa y
detallada como desearían los padres. Una información que se refuerza también en la
oficina de farmacia, con el consejo farmacéutico cuando se dispensa el medicamento.
Una vez en casa, siemprepueden surgir dudas e inquietudes. El disponer de un libro
sobre medicamentos para niños escrito por profesionales expertos en el tema que
complemente la información sobre el buen uso de los fármacos en las enfermedades
puede ser de gran utilidad tanto para los padres como para facilitar la labor sanitaria de
médicos, farmacéuticos y personal de enfermería.
Los medicamentos son productos muy activos, que tienen efectos muy beneficiosos
si se emplean adecuadamente, pero que pueden ser perjudiciales usados de manera
incorrecta. El objetivo de este libro es poner al alcance tanto de los padres como de los
profesionales sanitarios una información básica pero completa tanto de las enfermedades
más frecuentes de los niños como de los medicamentos habituales que se usan en la
infancia. Cuáles son los medicamentos, para qué enfermedades se utilizan, cuáles son las
dosis correctas y los peligros de su inadecuada dosificación, así como el conocimiento de
la automedicación responsable para tratar síntomas menores y conseguir la máxima
eficacia son aspectos que se tratarán en esta obra.
Los autores, una farmacéutica y un pediatra con amplia experiencia, han unido sus
conocimientos para que tanto los padres como los profesionales sanitarios relacionados
con los medicamentos dispongan de un libro de referencia y consulta con una
información exacta y actualizada sobre el tema.
13
14
PARTE I
EL NIÑO ENFERMO Y LOS
MEDICAMENTOS
15
1
Los medicamentos y su buen uso
1.1. Fármacos y medicamentos
Fármaco es una sustancia química que al interactuar con un organismo vivo da lugar a
una respuesta, beneficiosa o tóxica. Medicamento es la sustancia destinada a su
utilización en personas o en animales que tenga propiedades para prevenir, aliviar o curar
enfermedades. Para simplificar, en ocasiones se usan los dos términos como equivalentes
y se puede decir de manera resumida que los medicamentos o fármacos son productos
que se emplean para curar una enfermedad, para prevenirla o para aliviar sus síntomas.
Dicho de manera más completa y académica, medicamentos de uso humano son
sustancias o combinación de ellas, de calidad, garantía y eficacia basada en la evidencia
científica, usados para el tratamiento o la prevención de enfermedades en seres humanos.
Puede haber confusión con la traducción de las palabras inglesas: mientras que drug es la
que designa al fármaco, drug of abuse se refiere a las drogas propiamente dichas.
En la Antigüedad todos los medicamentos procedían de sustancias naturales, sobre
todo de plantas, llamadas por ello “medicinales”. Actualmente la gran mayoría se
producen industrialmente a través de procedimientos químicos.
La medicina y la farmacología han recorrido un largo trayecto para ofrecer una
solución, un tratamiento eficaz, para la mayoría de las enfermedades. Sin embargo,
todavía hay muchas para las que no se puede dar una respuesta terapéutica adecuada.
Por esa razón son miles los investigadores y enormes los recursos que se dedican a la
obtención de nuevos fármacos, eficaces y seguros, para la prevención o la curación de
estos trastornos.
Antes de la aparición y posterior desarrollo de la industria farmacéutica, a finales del
siglo XIX, el único profesional elaborador de medicamentos era el farmacéutico. La actual
fabricación de medicamentos a gran escala por los laboratorios farmacéuticos ha roto la
hegemonía del profesional de la farmacia como elaborador de fórmulas magistrales o
medicamentos individualizados, pero ha facilitado un mejor acceso a los fármacos a la
mayoría de la población.
Sin embargo todavía hay lagunas terapéuticas que no cubre la industria fabricando
fármacos y todavía se necesitan medicamentos personalizados o fórmulas magistrales
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elaboradas por farmacéuticos, previa prescripción del médico.
Los laboratorios farmacéuticos deben asegurar tanto la pureza del producto como la
cantidad de la sustancia activa que contiene el medicamento. La Administración sanitaria
debe controlar la calidad de todo el proceso, desde que un medicamento obtiene el
registro y el permiso de fabricación, hasta que llega a las manos del paciente que lo toma.
1.2. Medicinas para niños
En España, a la edad de 5 años, el 95% de los niños ha recibido ya algún medicamento,
con un promedio de 6 fármacos distintos. El mayor número de prescripciones se hace
para bebés de entre 6 y 12 meses de edad. No obstante, el tratamiento con fármacos
presenta una serie de singularidades en los niños, sobre todo en los pequeños, que lo
diferencia del tratamiento de los adultos.
La primera característica de la edad pediátrica es el constante cambio corporal, por
lo que su fisiología está variando de manera continuada. El progresivo crecimiento y
desarrollo de los niños implica cambios en la biodisponibilidad y en la eficacia de los
fármacos que se les administra, relacionados con los siguientes hechos:
a) Cambios en la composición corporal. El contenido en agua del organismo es
mucho mayor en los neonatos y en los bebés pequeños que en los niños
mayores y en los adultos.
b) Maduración funcional. El niño va madurando poco a poco, a medida que
crece, tanto la función de los órganos que metabolizan los medicamentos,
sobre todo el hígado, como la función de los órganos que los excretan, sobre
todo los riñones. Por esas razones, la dosificación de los medicamentos para
niños se debe ajustar a las características de cada edad y puede ser diferente
de la del adulto.
✓ MEDICINA EMPÍRICA Y CIENTÍFICA
La primera medicina y la primera farmacología fueron empíricas, que significa que estaban
basadas solo en la experiencia del profesional. Cuando algo iba bien en un caso, y así lo observaba la
persona dedicada a sanar a los demás, se aplicaba ese mismo tratamiento a casos similares. El
aprender de la experiencia no es exclusivo de los humanos, también aparece en los animales.
La medicina y la terapéutica farmacológica actuales son científicas, es decir, no se basan en
opiniones personales sino en resultados obtenidos por pruebas analíticas complejas que demuestran
que un tratamiento es más eficaz que otro, así como la dosis exacta del medicamento que se va a
administrar.
1.3. ¿Qué se debe saber de los medicamentos?
Los padres, en su deseo de curación rápida de la enfermedad de su hijo, pueden tener
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interés en conocer estas cuestiones:
A) El nombre del medicamento
Generalmente el nombre alude a su fórmula química, a la composición del principio
activo, por lo que suele sonar extraño.
B) El motivo de su prescripción
El medicamento se prescribe sobre todo para curar una enfermedad, si es posible.
Pero en ocasiones sirve solo para aliviar sus síntomas, como la fiebre o el dolor, e incluso
para evitar complicaciones.
C) Cómo se debe administrar
Es quizás lo más importante porque es la responsabilidad directa de los padres:
¿cuándo?, el número de dosis diarias y su horario, ¿cómo?, la vía de administración,
¿cuánto?, la cantidad exacta que se ha de administrar y ¿durante cuánto tiempo?, el
número de días necesarios para completar el tratamiento.
D) Reconocimiento de su eficacia
Los padres deben conocer los signos de que el medicamento es efectivo, es útil para
acortar la enfermedad o sus síntomas. De lo contrario puede estar indicada una nueva
consulta con el médico.
E) Seguimiento del cumplimiento terapéutico
En ocasiones, sobre todo cuando hay una mejoría inmediata, los padres no
completan el tratamiento, no cumplen con los días estipulados de medicación. En ese
caso es posible que la enfermedad no se erradique por completo.
Los padres deben conocer con exactitud los días necesarios de tratamiento, ya que
aunque parezca que el niño ya está bien hay que completarlo para curar totalmente la
enfermedad. El farmacéutico, como profesional responsable del medicamento, puede
lograr a través del consejo farmacéutico que el tratamiento sea más eficaz.
F) Reconocimiento de los efectos adversos
La mayoría de fármacos tienen, además de su acción curativa, efectos llamados
secundarios o adversosque en ocasiones no son favorables. Son inconvenientes que los
padres deben conocer. Afortunadamente la mayoría de ellos no son importantes.
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G) Prescripción médica
Como norma general, los medicamentos se dispensan en las oficinas de farmacia con
receta médica expedida por el médico. Los medicamentos de prescripción o de receta
médica obligatoria van destinados a la prevención o curación de patologías que requieren
un diagnóstico médico previo.
Sin embargo, existe una serie de medicamentos para los que no se necesita receta
médica porque van destinados a tratar síntomas menores, estos son los denominados
medicamentos de libre dispensación (o como se denominan en inglés, over the counter
drugs). Tras su evaluación, la Agencia Española del Medicamento ha determinado que
no hay riesgo para la salud si se usan de manera correcta.
H) Off-label
Unos pocos fármacos, llamados por esa denominación inglesa que se puede traducir
por “uso fuera de indicación”, se utilizan en enfermedades poco frecuentes o raras en
las que han demostrado ser eficaces. Solo son de uso hospitalario.
1.4. Factores que se deben tener en cuenta al iniciar un tratamiento
El médico que prescribe medicamentos para niños debe tener en cuenta, antes de iniciar
un tratamiento farmacológico, lo siguiente:
A) Necesidad del tratamiento
Muchas enfermedades no necesitan fármacos para curarse, son autolimitadas, que
significa que duran el mismo tiempo tanto con la administración de fármacos como sin
ellos. Sin embargo, es necesario un diagnóstico correcto para identificarlas y no cometer
errores confundiéndolas con otras que sí los necesitan.
B) Terapéutica sencilla
Hay que evitar usar muchos fármacos o un número elevado de administraciones,
salvo en caso de necesidad. Los padres siguen mejor las pautas fáciles, y además
indicadas con claridad y por escrito, para que no existan confusiones.
C) Dosis adecuadas
Los medicamentos ejercen su máxima acción curativa en las dosis adecuadas. Si las
dosis son inferiores, el efecto puede ser escaso o inexistente y si son superiores siempre
hay peligro de intoxicación. Por tanto, debe individualizarse la dosis del fármaco según la
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edad para garantizar en todo momento la eficacia y la seguridad del tratamiento. Las
pautas en el caso de los niños pueden ser diferentes de las de los adultos.
✓ EL PADRE DE LA PEDIATRÍA AMERICANA
Aunque nacido en Alemania, Abraham Jacobi (1830-1919) es considerado el padre de la
pediatría en Estados Unidos. Fue fundador del primer departamento de esa especialidad en un hospital
de Nueva York. Hace más de 100 años ya resaltó que los niños no son “adultos pequeñitos” sino que
tienen características fisiológicas propias: “En pediatría no se trata a hombres y mujeres en miniatura,
con dosis reducidas y el mismo tipo de enfermedad en cuerpos más pequeños, sino que…”.
1.5. La vía de administración de los medicamentos
La vía de administración es la manera por la que el medicamento entra en el cuerpo del
paciente y puede llegar a su sangre. A través de las arterias, la sangre lo conducirá al
lugar del organismo donde debe hacer su acción terapéutica.
Las diferentes vías no se usan por capricho sino por dos razones fundamentales: la
posibilidad de absorción del fármaco y el tipo o gravedad de la enfermedad del paciente.
Hay medicamentos que no se absorben por vía oral y necesitan inyectarse en el cuerpo,
bien en un músculo o bien directamente en una vena.
El tipo de enfermedad y la gravedad del paciente en un momento determinado
también son elementos decisivos para usar una vía u otra. Si se trata de una enfermedad
importante, con alteración del estado general, no está indicada la vía oral porque es muy
lenta. En ese caso sería conveniente la vía intravenosa, pues hará que el medicamento
llegue muy pronto a la zona enferma y empiece a actuar de manera inmediata.
Vía oral
Es la preferida para los niños, bien en forma de jarabe, en gotas, o en polvo para disolver
en agua. El inconveniente es que muchos niños rechazan el sabor, si el laboratorio no ha
logrado enmascararlo o dulcificarlo con los excipientes adecuados. En ese caso se puede
mezclar con algún otro líquido agradable como leche o zumos.
Además del posible rechazo del sabor, la vía oral tiene otro inconveniente y es el de
que los niños pueden presentar intolerancia al mismo, ya que en muchos casos sus
estómagos son muy sensibles, sobre todo los de los bebés, y pueden vomitar el
medicamento, lo que impediría que este ejerciera su acción terapéutica.
La absorción de los medicamentos por vía oral es más lenta en lactantes pequeños
que en los niños mayores.
Vía intramuscular
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Es la inyección del líquido medicamentoso en una masa muscular, habitualmente en los
glúteos. Se tiene la seguridad de que el medicamento ha penetrado en el cuerpo, pero con
el inconveniente de que la inyección supone un pequeño trauma. Incluso se puede
lesionar alguna estructura importante, como el nervio ciático en la inyección intraglútea.
Es más fácil su aplicación en el niño mayor, no solo porque la tolera mejor sino
porque tiene más masa muscular. Pero todos los niños temen la inyección intramuscular
y se resisten, por lo que debe evitarse esta vía en la medida de lo posible.
Vía subcutánea
Se introduce el medicamento justo debajo de la piel, por lo que tiene una absorción más
lenta que la vía intramuscular, pero la ventaja es que el traumatismo es mínimo y la aguja
más pequeña, más fina. Un inconveniente es la limitación del volumen que se puede
inyectar, no mayor de 2 ml. Es la usada para muchas vacunas y también para la insulina.
Vía intravenosa
Es, con mucho, la vía más rápida, pues el medicamento entra directamente en la sangre y
comienza su acción terapéutica de manera inmediata. Por eso es la más usada en los
hospitales, donde se dispone de profesionales de enfermería muy hábiles en la técnica.
Vía inhalada
El fármaco penetra en el organismo a través de los pulmones, inhalado en forma de
aerosol junto al aire que se respira. La absorción sistémica de un fármaco inhalado es
rápida. Sirve sobre todo como terapéutica para las enfermedades respiratorias como el
broncoespasmo y el asma, ya que también ejerce una acción local directa en la zona.
Vía cutánea
El medicamento se deposita en la piel, en forma de gel, de pomada o en parche, para que
se absorba. Sirve sobre todo para curar las propias enfermedades de la piel, o de las
mucosas en caso de gingivitis o estomatitis.
En el recién nacido la absorción percutánea de los medicamentos es muy rápida,
pues su dermis tiene más vasos sanguíneos.
Otras vías
Otras vías mucho menos usadas son la conjuntival, aplicando directamente las gotas con
21
el medicamento en el ojo, la sublingual, debajo de la lengua para aprovechar la rica
vascularización sanguínea de esa zona que absorbe enseguida el medicamento, la ótica,
por el conducto auditivo externo, que solo sirve para problemas locales como otitis
externa, y la nasal, por la nariz, de uso solo esporádico.
La vía rectal está cada vez más en desuso, porque la absorción del medicamento es
muy irregular y en la mayoría de ocasiones escasa. Aunque en el lactante la absorción es
mucho mayor que en el niño mayor, siempre existe la posibilidad de expulsar el
supositorio y que, por tanto, el medicamento no ejerza el efecto deseado.
CUADRO 1.1
Inicio de la acción de un fármaco según la vía de administración
Vía Tiempo
Oral 30-90 minutos
Subcutánea 15-30 minutos
Intramuscular 10-20 minutos
Sublingual 3-5 minutos
Inhalado 2-3 minutos
Rectal Muy variable
Intravenosa 30-40 segundos
✓ LA QUINA Y LA QUININA
La farmacopea antigua, medieval y renacentista, se nutría de productos naturales, sobre todo
obtenidos de plantas medicinales. El descubrimiento de América significó una importante ampliación
del número de plantas con valor curativo.
Nicolás Monardes catalogó, a mediados del siglo XVI, las plantas que se introdujeron en la
farmacopea española. Destacó sobre todo la quina, que pronto se convirtió en el remediomás eficaz
para el tratamiento de las fiebres. Hoy sabemos que su extracto, la quinina, es un fármaco eficaz
contra el parásito causante del paludismo o la malaria, el plasmodio. Pero además, la infusión de quina
fue el más eficaz febrífugo disponible durante muchos siglos.
1.6. Absorción y metabolismo de los medicamentos
Para ejercer su efecto curativo, los medicamentos deben llegar a un lugar determinado
del cuerpo, a la zona enferma. En el caso de las enfermedades infecciosas deben llegar al
sitio de la infección, por ejemplo, al pulmón si se trata de una neumonía o al oído medio
si se trata de una otitis. ¿Cómo llegan? Habitualmente a través de la sangre, que circula
por todo el cuerpo a gran velocidad. Pero la primera cuestión es que lleguen a la sangre.
Si el medicamento se administra por vía intravenosa la llegada es inmediata, pero por
otras vías necesita un tiempo. Si se ha inyectado por vía intramuscular, el medicamento
tiene que encontrar el camino hacia los vasos sanguíneos que hay alrededor para penetrar
22
en la sangre. La absorción más lenta se produce cuando se administra por vía oral, ya
que primero tienen que llegar al intestino delgado para absorberse, lo que como término
medio tarda una hora.
Vida media de un medicamento
Se llama así al tiempo en que un medicamento permanece activo, está en la sangre con
niveles suficientes para efectuar su acción terapéutica. Concretamente el término vida
media indica el tiempo que tarda en reducirse a la mitad su nivel inicial en la sangre.
Los medicamentos que tienen una vida media larga deben administrarse con
intervalos largos de tiempo, porque siguen ejerciendo su función terapéutica durante
bastantes horas. Por el contrario, los medicamentos de vida media corta deben
administrarse cada menos tiempo porque desaparecen más rápidamente de la sangre.
Metabolismo y eliminación de un medicamento
Se llama metabolismo a los cambios que sufre un medicamento mientras permanece en el
organismo hasta que es eliminado. La mayoría de medicamentos sufren cambios en el
hígado o bien se descomponen en productos más pequeños.
La eliminación de los medicamentos se efectúa sobre todo por la orina, pero también
por las heces. En el recién nacido y en el lactante pequeño el metabolismo es mucho más
lento, siendo por tanto la vida media del fármaco más prolongada. Se necesitan dosis
menores a intervalos más largos.
Principio activo y excipiente
El principio activo es la sustancia que tiene el efecto terapéutico, el fármaco propiamente
dicho. El excipiente es la sustancia no activa que se añade de relleno, bien para endulzar
el sabor en los jarabes o para que el principio activo se conserve mejor.
Caducidad de los medicamentos
La fecha de caducidad señala el periodo en que el medicamento se mantiene activo y es
eficaz. Está marcado claramente en el exterior del envase. Cuando un medicamento ha
sobrepasado su fecha de caducidad no debe utilizarse, no solo porque ya no cumple su
función curativa, sino porque además puede ser peligroso, ya que han comenzado a
estropearse sus componentes.
Conservación de los medicamentos
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La mayoría de medicamentos pueden conservarse en las condiciones ambientales
habituales, aunque es mejor un lugar fresco y seco. Sin embargo, algunos requieren
conservación en condiciones especiales, como en frigorífico a una temperatura de 2-8°C
o protegidos de la luz.
En el envase de cada medicamento figuran las condiciones necesarias para su
conservación.
✓ PARACELSO
Teophrastrus Bombasts von Hohenheim (1493-1541), más conocido como Paracelso, luchó
contra la medicina medieval tradicional, el galenismo, imperante durante muchos siglos. Fue el
iniciador del empleo de sustancias químicas puras como medicamentos. Hizo aportaciones en el
campo de la toxicología y suyo es el reconocimiento de que la dosis puede constituir la diferencia
entre la eficacia terapéutica y la toxicidad: “Todo es veneno, nada es veneno, es la dosis lo que hace el
veneno”.
1.7. Especialidades farmacéuticas
Como norma general los medicamentos se dispensan en las oficinas de farmacia con
receta médica oficial expedida por el médico. Pero hay una serie de medicamentos que
no precisan receta médica para ser dispensados ya que están destinados a patologías
leves que no requieren diagnóstico médico previo y la Agencia Española del
Medicamento ha determinado que no existen riesgos para las personas con su uso
correcto. Dentro de ellas también están las especialidades farmacéuticas publicitarias.
Financiación pública
Hay una lista positiva de medicamentos susceptibles de financiación pública, parcial o
total, a través de recetas médicas específicas del Sistema Nacional de Salud.
Preparado o fórmula oficinal
Es aquel medicamento elaborado y garantizado por un farmacéutico, dispensado en su
oficina de farmacia o servicio farmacéutico y enumerado y descrito en el Formulario
Nacional.
Fórmula magistral
Es el medicamento destinado a un paciente individualizado, preparado por el
farmacéutico para cumplimentar expresamente una prescripción facultativa detallada de
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las sustancias medicinales que incluye, según las normas técnicas y científicas del arte
farmacéutico y dispensado en la farmacia proporcionando la debida información al
usuario.
Especialidades farmacéuticas publicitarias (EFP)
Son las llamadas en inglés over the counter drugs o especialidades de mostrador porque
su venta en farmacia no necesita receta médica. Los medicamentos que entran en su
composición se encuentran en una lista cerrada, que se actualiza periódicamente. Puede
realizarse publicidad directa del producto en los medios de comunicación.
Medicamentos de prescripción
Necesitan para su dispensación la prescripción facultativa, en forma de receta médica.
Pueden ser de dos tipos, bien de marca comercial o bien los llamados genéricos. La
marca comercial tiene un nombre determinado, protegido por un registro (marca
registrada) que en muchas ocasiones no se parece al nombre del principio activo.
El medicamento genérico lleva siempre el nombre del principio activo y además las
siglas EFG (Especialidad Farmacéutica Genérica). El principio activo tiene bien la
Denominación Común Internacional (DCI) o bien la Denominación Oficial Española
(DOE), que suelen coincidir.
El EFG es un medicamento que cumple todas las condiciones adecuadas de calidad,
es exactamente igual al de marca, pero su patente es de dominio público. Por ello,
habitualmente puede ofrecerse a un precio menor, aunque tenga la misma composición
que el de marca.
Por sus evidentes ventajas, los medicamentos genéricos se están imponiendo cada
vez más. En la actualidad en España ya representan entre el 40 y el 50% del total del
consumo.
1.8. Efectos desfavorables de los medicamentos
Efectos indeseados de los medicamentos
También llamados efectos secundarios, son las consecuencias negativas de su uso. La
mayoría de ellos son leves, como molestias en el estómago o náuseas si se toman por vía
oral. Otras veces son más graves, como cuando hay reacciones de alergia o anafilaxia.
No existe el medicamento perfecto, el ideal, que no tenga posibilidad alguna de no
causar ningún efecto secundario.
En el cuadro 1.2 se califican los efectos secundarios según la frecuencia en que se
producen por las veces que se administran.
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CUADRO 1.2
Denominación de los efectos secundarios según la frecuencia de aparición
Efecto Frecuencia de aparición
Muy habitual Más de 1 por cada 10 administraciones
Habitual Entre 1 de cada 10 y 1 de cada 100 administraciones
Menos habitual Entre 1 de cada 100 y 1 de cada 1.000 administraciones
Raro Entre 1 de cada 1.000 y 1 de cada 10.000 administraciones
Muy raro Mayor de 1 de cada 10.000 administraciones
Alergia a un medicamento
La alergia es un proceso muy diferente del de efecto secundario. Esta depende por
completo de la sensibilidad especial que presenta una persona concreta a un determinado
producto. En síntesis, consiste en una reacción contra una sustancia, que el cuerpo no
admitey la considera dañina. Como consecuencia el organismo produce unas sustancias,
los anticuerpos específicos, encargadas de destruirla.
La primera vez que una persona toma el producto o el medicamento al que va a ser
alérgica se “sensibiliza” y comienza a producir anticuerpos en su contra, pero sin que su
cuerpo manifieste todavía ninguna señal de enfermedad. Cuando la persona que ya se ha
sensibilizado toma el mismo medicamento por segunda vez, la reacción con los
anticuerpos que ha formado le ocasiona trastornos corporales que pueden ser
importantes, incluso mortales.
La alergia a medicamentos más conocida es a la penicilina, que se extiende a toda la
familia de antibióticos derivados similares, que tienen una molécula química parecida.
Las personas alérgicas a un medicamento no deben volver a tomarlo nunca y
además deben informar siempre de esa circunstancia. Actualmente, la medicina ha
desarrollado métodos para “desensibilizar”, suprimir la alergia a un medicamento. Los
practican los especialistas, los médicos alergólogos y suelen realizarse en hospitales, para
comprobar que no hay reacciones adversas.
Efectos tóxicos de los medicamentos
Los efectos tóxicos de los medicamentos se suelen producir cuando se toman dosis
demasiado altas. Casi todos los medicamentos tienen efectos tóxicos si se dan en dosis
muy por encima de lo recomendado, pero son más o menos graves según el tipo de
fármaco.
También se pueden producir efectos tóxicos con dosis normales de medicamentos si
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el paciente padece una enfermedad que afecta a alguno de los dos órganos encargados de
eliminarlos (hígado o riñón). Si el medicamento no se puede depurar, eliminar de manera
normal, las dosis siguientes se acumulan en el cuerpo y producen toxicidad.
Interacciones medicamentosas
Cuando se administran dos o más fármacos de manera simultánea pueden interferir entre
ellos potenciando sus efectos, a veces de manera positiva aumentando su acción o a
veces negativamente, disminuyendo sus efectos terapéuticos o aumentando su toxicidad.
✓ EL NACIMIENTO DE LA FARMACOLOGÍA EXPERIMENTAL
La terapéutica farmacológica actual parte del principio de que nada puede considerarse
terapéutico si antes no ha demostrado su eficacia con numerosos y complejos experimentos
específicos.
La primera etapa de la farmacología fue el aislamiento de productos químicos activos
purificados de las plantas medicinales. Así, en 1820 se extrajo la quinina de las hojas de la planta de la
quina. Después le siguieron la digitalina de las hojas de la Digitalis purpurea, la morfina de los frutos
de la Papaver somniferum o adormidera y la atropina de las bayas de la Atropa belladonna.
Las sustancias que se extraían se debían probar para conseguir encontrar la dosis adecuada,
eficaz pero sin ser tóxica.
1.9. Sugerencias prácticas para el empleo de medicamentos en niños
Los niños, sobre todo los pequeños, no suelen ser amigos de los fármacos y a veces es
un tormento para los padres el administrarles una medicación. Algunas sugerencias, como
las que se recogen a continuación, pueden hacerlo más fácil.
Preferencia de la vía oral
Es la más cómoda, a pesar de la reticencia de algunos niños a tomar medicinas. Se deben
evitar las formas sólidas (comprimidos), a no ser que el niño sea mayor y los trague bien.
Mejor líquidos, jarabes o gotas.
Jeringas orales
Para administrar líquidos a los niños las jeringas orales son mejor que las cucharitas. Por
un lado, permiten una dosificación más exacta, gracias al rayado que facilita la medición.
Por otro lado, se puede introducir mejor en la boca, lo que reduce la probabilidad de
rechazo.
27
Vómito
Hay niños que tienen facilidad para vomitar. Después de dar la medicación conviene
observarlo durante algún tiempo para asegurarse de que no la vomita. Si lo hace, bien
hay que repetir la dosis o buscar otras vías de administración.
Inyección
Hay que evitar en la medida de lo posible las inyecciones intramusculares en los niños.
Precaución
Siempre hay que mantener todos los medicamentos de la casa fuera del alcance de los
niños. Lo mejor es un armario alto cerrado con llave. Todos los fármacos son tóxicos en
potencia. Las intoxicaciones accidentales en los niños son frecuentes y pueden ser
mortales.
Como prácticamente todos los medicamentos para niños se dosifican con una
cantidad determinada del fármaco por kilo de peso y por día, es necesario conocer en
todo momento el peso exacto del niño. Además, es necesario comprobar que no ha
habido error en las multiplicaciones.
Es posible también que se produzcan otros errores, como los que se recogen a
continuación:
• Error al dividir la dosis diaria entre el número de tomas, o bien confundir la
dosis total diaria con la dosis por toma.
• Muchos fármacos se presentan con diferentes diluciones, para un manejo más
fácil, y puede producirse un error con las diferentes concentraciones del
medicamento.
• ¡Atención!, no confundir miligramos (peso) con mililitros (volumen).
• Siempre es mejor que en vez de una sean dos personas, idealmente la madre y
el padre, las que ejerzan un control o supervisión simultánea de la dosis de
medicamento que se le da al niño, la adecuada. Así disminuye la posibilidad de
errores.
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2
Los problemas más frecuentes de los niños
2.1. Convulsiones
¿Qué es una convulsión?
El cerebro es el ordenador del cuerpo, el órgano que controla todas las funciones, tanto
las conscientes como las inconscientes. Asociamos más al cerebro con la inteligencia, con
las funciones de aprendizaje, del lenguaje, de los sentidos, el nivel de conciencia, etc.
Pero también controla los movimientos musculares voluntarios y su coordinación.
En condiciones normales los movimientos corporales son coordinados, es decir, se
producen con una secuencia determinada para que sean eficaces y cumplan su misión:
caminar, coger un objeto, etc.
El control cerebral sobre todas estas funciones se puede alterar si existen
enfermedades que le afecten, o por un traumatismo fuerte en la cabeza a cualquier edad.
También se altera cuando hay fiebre muy alta, como ocurre en las convulsiones febriles
infantiles o por una disfunción de las propias neuronas cerebrales como es la epilepsia.
En todos los casos anteriores pueden aparecer convulsiones, que no son más que
movimientos musculares totalmente descoordinados o anárquicos. A veces son
generalizados y el cuerpo adopta una postura rígida. En la mayoría de ocasiones también
se pierde la conciencia. El enfermo no responde a estímulos y pierde el habla, la visión y
la audición.
¿Qué es una convulsión febril?
Al contrario de lo que ocurre con las convulsiones originadas por disfunciones cerebrales
como la epilepsia, la convulsión febril está ocasionada solamente por la fiebre, que causa
una alteración transitoria de las neuronas por “calentamiento”. No hay enfermedad
orgánica del cerebro, que vuelve a la normalidad después del trastorno.
Las convulsiones febriles tienen una característica esencial: solo se padecen a una
edad determinada, entre los 6 meses y los 5 años, aunque son más frecuentes entre el
año y los 3 años de edad.
Las padecen bastantes niños, 3 de cada 100, y están más predispuestos aquellos
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cuyos padres también las tuvieron de niños.
¿Por qué se producen las convulsiones febriles?
El cerebro del niño es inmaduro, no solo porque todavía está creciendo en tamaño sino
porque sigue formando sus conexiones definitivas entre neuronas, los circuitos
cerebrales. La fiebre alta, sobre todo la de comienzo brusco, altera el funcionamiento de
los delicados circuitos cerebrales del niño predispuesto. Ese “descontrol” cerebral
producido por la fiebre ocasiona órdenes a los músculos para que se contraigan a la vez
de manera anárquica: es la convulsión.
El niño pierde bruscamente la conciencia, con la mirada perdida, y sufre sacudidas
en los brazos y en las piernas con rigidez en el tronco. Se le contrae la boca y puede
haber emisión de espuma. Es una experiencia muy traumática para los padres que la
viven por primera vez,ya que ven en peligro la vida de su hijo. Pasan momentos de
angustia, porque además la mayoría no sabe qué hacer para controlar la situación.
Afortunadamente dura poco, pues la mayoría de convulsiones febriles cesan
espontáneamente, sin hacer nada, en menos de 5 minutos.
Después de la convulsión el niño queda en situación postictal, relajado, flácido y
con ganas de dormir. La gran mayoría de convulsiones febriles, aunque muy aparatosas,
no causan daño y el niño se recupera sin problemas.
La predisposición a las convulsiones febriles
No se conoce exactamente el motivo pero algunos niños están predispuestos para tener
convulsiones febriles, y muchos las repiten cuando tienen fiebre muy alta. En cambio
otros niños con el mismo nivel de fiebre no las padecen nunca.
La convulsión febril es más probable si la fiebre aparece bruscamente. En ocasiones
aparece la convulsión sin que los padres se hayan dado cuenta de que el niño tiene fiebre
alta y por tanto no les ha dado tiempo a darle un antitérmico.
La fiebre que provoca la convulsión puede originarse por cualquier enfermedad
infecciosa que padezca el niño. Como las enfermedades respiratorias (catarros,
faringoamigdalitis, otitis, etc.) son las que padecen los niños con más frecuencia, son
también el origen de la mayoría de convulsiones febriles.
La convulsión aparece casi siempre en los primeros días de enfermedad, en su punto
álgido, y raramente cuando ya se está curando. En la mayoría de ocasiones causa más
alarma a la familia la convulsión que la propia enfermedad que la origina.
La preocupación de los padres puede disminuir si conocen dos hechos esenciales:
• La convulsión febril no significa ni implica ninguna enfermedad cerebral.
• La gran mayoría de las convulsiones febriles no necesitan ningún tratamiento ni
ninguna exploración especial, ni analítica ni radiológica.
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¿Qué hacer ante una convulsión febril?
El problema de la convulsión febril es que aparece en el momento más inesperado, por
ejemplo mientras el niño está jugando o comiendo. Por eso lo primero que hay que hacer
es extraer de la boca del niño todo lo que tenga en ese momento, objetos o alimentos.
Hay que sostenerlo, porque pierde la conciencia, y tumbarlo de costado o con la boca
hacia un lado para evitar que se atragante si vomita. Habitualmente los movimientos
convulsivos ceden espontáneamente en muy pocos minutos, uno o dos, por lo que no da
tiempo para más.
Cuando cede la convulsión, el niño queda adormilado y no hay que despertarlo. Es
necesario medir la temperatura con el termómetro. Si la fiebre es mayor de 39°C, lo que
es habitual, se le debe hacer tomar una dosis de un medicamento antitérmico, por vía
oral o rectal. También se le quitará la ropa, para facilitar que se disipe el calor interior a
través de la piel, en una habitación a temperatura neutra, de unos 22°C.
El 90% de las convulsiones febriles duran menos de 5 minutos. Si no es así, está
indicado administrar por el ano una canuleta de diazepam rectal de 5 mg. Es un líquido
que se absorbe rápidamente y ayuda a que cese la convulsión. También está indicado su
uso cuando la convulsión se repite al cabo de un tiempo.
Complicaciones de la convulsión febril
Además de la posibilidad de golpearse con algún mueble u objeto durante el episodio de
movimientos no coordinados, la principal complicación de la convulsión febril es la
apnea, aunque afortunadamente es rara. La apnea se define como dejar de respirar
durante más de 15 segundos. El niño queda sin movimientos respiratorios y con los
labios morados.
Es necesario hacerle inmediatamente la respiración boca a boca, una maniobra muy
sencilla si se siguen los siguientes pasos:
• Comprobar que no hay nada dentro de la boca del niño.
• Poner al niño tumbado, con la cabeza hacia atrás. Mientras con una mano se le
sujeta la cabeza, los labios del reanimador abarcan toda la boca del niño.
• Se toma aire por la nariz y se insufla en la boca del niño, tapándole la nariz,
para que entre en sus pulmones.
• Si el niño es pequeño se puede insuflar a la vez por la boca y por la nariz, ya
que quedan ambas dentro de la boca del adulto.
• Hay que soplar con fuerza, de tres a cinco veces seguidas, y el niño reanuda
enseguida su respiración espontánea, a veces rompiendo a llorar.
Consecuencias de las convulsiones febriles
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Se distinguen dos tipos de convulsiones febriles, las simples y las complejas.
A) Convulsión febril simple
Afortunadamente es el tipo más frecuente. Es la que afecta a un niño sano con
fiebre alta, siempre en la edad típica entre los 6 meses y los 5 años, que dura menos de
15 minutos, que cede espontáneamente y que es generalizada, es decir, afecta a todo el
cuerpo, bien con movimientos o bien con solo rigidez.
Las convulsiones con esas características son benignas, esto es, no dejan residuos ni
secuelas. El niño que la ha padecido no necesita estudios neurológicos, ya que no hay
daño cerebral.
B) Convulsión febril compleja
También se llama convulsión atípica y es la que tiene las características contrarias a
la simple: dura más de 15 minutos, no acaba espontáneamente sino que necesita
medicación para que cese, afecta a una parte del cuerpo y no a todo (convulsión focal),
se repite después de haber cesado o bien se produce en una edad que no es la típica, en
menores de 6 meses o en mayores de 5 años.
La convulsión febril compleja sí que necesita un estudio especializado por el
neuropediatra, que realizará una historia clínica completa y exámenes complementarios
como EEG y pruebas radiológicas, ya que existe la posibilidad de que haya una causa
orgánica cecerebral que las origine.
También necesitan este estudio todas las convulsiones que no sean febriles, es decir,
que aparezcan con una temperatura normal.
¿Cuándo es necesaria la consulta inmediata?
Conviene la consulta inmediata en el servicio de urgencias del hospital en los
siguientes casos:
• Cuando la convulsión no cede pasados 10 minutos.
• Cuando la convulsión, aunque ha cedido, ha durado más de 15 minutos.
• Cuando tras ceder la convulsión el niño ha quedado adormilado más de 30
minutos y no se despierta.
• Cuando tras ceder la convulsión el niño presenta alguna anomalía como
parálisis de alguna extremidad, la boca desviada hacia un lado, dificultad para
hablar, etc.
• Cuando la convulsión se repite en las horas siguientes.
• Cuando el niño tiene afectación del estado general como coloración terrosa,
quejido o vómitos.
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Repetición y prevención
En muchos niños “predispuestos” a las convulsiones febriles, estos episodios se pueden
repetir, incluso cada vez que tienen fiebre alta. En estos casos es necesario intentar
prevenir esta repetición.
No existe ningún método totalmente eficaz y exento de riesgos para prevenir las
convulsiones febriles. Los padres no deben obsesionarse con la posibilidad de repetición
de la convulsión, que a veces en inevitable. No obstante, se pueden tomar las siguientes
medidas:
• En cuanto el niño comience un catarro, con mocos o tos, vigilar la aparición de
fiebre para intentar controlarla antes de que sea alta y desencadene una
convulsión.
• La medicación antitérmica nunca debe darse a dosis mayores de las
recomendadas o a intervalos más cortos de los indicados, ya que se puede
producir una intoxicación medicamentosa.
• Disponer en casa de canuletas rectales con 5 mg de diazepam por si hay
necesidad de emplearlas.
✓ LA SÍNTESIS EN EL LABORATORIO
Para que la extracción de un medicamento no dependiera de las plantas que lo producían, con
problemas de suministro de las cantidades adecuadas si la cosecha no era buena, los químicos
quisieron encontrar la fórmula química de cada sustancia activa para de esta manera poder sintetizarla
en el laboratorio y además en las cantidades que se necesitaran.
Así nacieron los primeros laboratorios farmacéuticos y se sintetizaron los primeros hipnóticos
como el cloral y el luminal. También en el año 1899 se obtuvo el primer antitérmico sintético, el ácido
acetilsalicílico, la popular aspirina.
Antesde ser administrados a seres humanos, estos nuevos productos se debían experimentar en
animales para comprobar tanto su eficacia como su toxicidad.
2.2. Dermatitis del pañal
Se llama dermatitis del pañal a la erupción o irritación que aparece en el área de la piel
cubierta por el pañal en los bebés. En una primera fase la piel se enrojece, después
aparecen pequeñas ampollas, y si continua el proceso puede hasta haber zonas de
irritación máxima con efracción de la piel, sangrado o infección.
Las causas habituales de la dermatitis del pañal son el dejar en contacto con la piel
durante demasiado tiempo el pañal mojado y contaminado con orina y heces. Puede que,
secundariamente, esta piel irritada se infecte con hongos.
Prevención de la dermatitis del pañal
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Para mantener el culito del bebé limpio y seco se debe proceder a:
1. Cambio frecuente del pañal, sobre todo cuando está mojado por orina o por
heces. El objetivo es que la piel esté el menor tiempo posible en contacto con
la humedad. Hay que limpiar bien con un paño suave toda la zona ensuciada
por las evacuaciones.
2. Exponer la piel al aire. Después de limpiar y secar la piel de la zona del pañal,
hay que dejarla un rato al aire para que acabe de secarse totalmente.
Tratamiento de la dermatitis del pañal
Si a pesar de todas las medidas mencionadas más arriba aparece la irritación, el
enrojecimiento e incluso el agrietamiento de la piel, hay que consultar con el médico para
el tratamiento adecuado. Además de las medidas anteriores, habitualmente se utilizan
lociones o cremas que tienen a la vez un efecto desecante y antiséptico, para impedir o
tratar la infección de la piel por hongos o bacterias.
En ocasiones incluso hay que suprimir temporalmente el uso del pañal (uno o dos
días) para que la piel acabe por secar totalmente.
✓ NUEVOS AGENTES TERAPÉUTICOS
Al éxito de la obtención de sustancias terapéuticas de las plantas se unió la posibilidad de que la
modificación química en el laboratorio de moléculas ya existentes tuviera como resultado la obtención
de nuevos agentes terapéuticos. Así a finales del siglo XIX se sintetizó el antitérmico fenacetina a
partir de la acetanilida.
Un efecto adicional de estos descubrimientos fue la transformación de parte de la industria
química en industria farmacéutica.
2.3. Diarrea y deshidratación
Las deposiciones normales
Lo que se denomina el hábito intestinal, esto es, el número y la consistencia de las
deposiciones, tiene una amplia variación normal en el niño, y sobre todo en el lactante.
Tanto es así que a veces resulta difícil identificar correctamente los dos trastornos más
frecuentes: la diarrea, y su contrario, el estreñimiento.
Las primeras deposiciones del recién nacido
Las primeras deposiciones del neonato se llaman meconio y tienen un aspecto especial.
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Son de un color oscuro, verde negruzco y con una consistencia pastosa.
El recién nacido debe hacer su primera deposición antes de las primeras 12 horas de
vida y es anormal que no la realice en las primeras 24 horas. Puede significar que el
recién nacido tiene algún problema en el intestino. En ocasiones depone en el mismo
momento del parto o inmediatamente después y puede pasar desapercibido.
A los dos o tres días de vida las deposiciones cambian de color, se aclaran, pasan a
ser marrón verdoso o marrón amarillento, son más grumosas y se llaman heces de
transición, porque en pocos días más dan paso a las heces definitivas del lactante, que
son distintas según el tipo de lactancia.
Las deposiciones de la lactancia materna son amarillentas, con consistencia de
pomada, pastosas, de color amarillo claro y más frecuentes que las de los bebés
alimentados con lactancia artificial. Suelen ser de 4 a 6 diarias, pero pueden llegar a 8
diarias, aunque de pequeño volumen. A veces son incluso semilíquidas y se realizan
después de cada toma (reflejo gastrocólico). Es un fenómeno normal pero que puede
preocupar a algunas madres.
Las deposiciones de la lactancia artificial suelen ser más consistentes, más espesas,
de olor más intenso y de menor frecuencia, solo de 2 a 4 diarias.
Las deposiciones del niño
A medida que el bebé se hace mayor disminuye tanto el número de deposiciones diarias
como su variabilidad. En el niño pequeño o preescolar lo habitual es hacer de una a dos
deposiciones diarias.
El número y la consistencia de las deposiciones dependen mucho del tipo de
alimentación y de su riqueza en fibra vegetal (frutas, verduras, legumbres), así como de
la cantidad de agua que beba el niño.
¿Qué es la diarrea?
La diarrea se define como la pérdida exagerada de agua por las heces. Se produce tanto
un aumento en el número de deposiciones como sobre todo una disminución de su
consistencia, de manera que son semilíquidas o líquidas.
El único peligro de la diarrea es que el agua que se pierde en exceso (junto con las
sales minerales), no se compense bebiendo más, con el peligro de un balance negativo de
agua en el cuerpo y la aparición de deshidratación.
Causas de la diarrea
Habitualmente la diarrea aguda se debe a la llamada gastroenterocolitis o gastroenteritis,
una infección intestinal causada en la mayoría de ocasiones por virus (rotavirus,
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enterovirus). Las diarreas causadas por virus son mucho más frecuentes en los niños
pequeños (lactantes y preescolares), aunque pueden padecerse a cualquier edad. La
característica principal es que son autolimitadas, es decir, que se curan solas, sin
necesidad de ningún tratamiento antibiótico.
Mucho menos frecuentes son las diarreas causadas por bacterias y por parásitos. La
diarrea bacteriana, causada por gérmenes como Salmonella, Shigella y Campilobacter,
es más habitual en los meses cálidos del año, en el verano. Pueden aparecer en pequeñas
epidemias y se deben al consumo de aguas o alimentos contaminados.
Las diarreas bacterianas suelen dar fiebre muy alta, malestar y provocar la aparición
de sangre en las heces. Es una infección peligrosa, que suele necesitar tratamiento
antibiótico, y que debe ser siempre tratada y controlada por el médico.
Diarrea por lamblias
Las lamblias (Giardia lamblia) son unos parásitos microscópicos, cuya infestación
provoca diarrea aguda en niños pequeños, en los menores de 4 años. Es muy frecuente
entre el año y los dos años de edad.
La lambliasis se manifiesta por diarrea aguda. Las deposiciones son líquidas,
abundantes, duran varios días y nunca van acompañadas de fiebre. El niño infestado con
lamblias tiene buen estado general, e incluso ganas de comer. El episodio diarreico dura
unos días, cede espontáneamente y va seguido de un periodo de deposiciones normales,
incluso de estreñimiento durante días o semanas, seguido de un nuevo episodio de
diarrea. Puede haber aumento del apetito (hiperfagia).
En resumen, son episodios repetidos de diarrea sin fiebre en un niño pequeño. En
estos casos siempre hay que pensar en la infestación por este parásito, que se identifica
mediante análisis microscópico de las heces. Pero en ocasiones el análisis es negativo
porque la expulsión del parásito es intermitente y no se aprecia en la muestra analizada, o
bien porque se expulsa en forma de quistes, más difíciles de identificar.
El tratamiento de la infestación por Giardia lamblia es muy sencillo, porque hay un
fármaco antiparasitario muy efectivo que cura la enfermedad.
¿Cómo se contagia la diarrea?
La diarreas agudas más frecuentes, las diarreas infecciosas, se contagian por lo que se
denomina la vía fecal-oral. El microbio causante, virus o bacteria, llega a la boca del
niño bien a través de alimentos o líquidos contaminados, o bien por sus propias manos a
las que ha llegado transmitido por las manos contaminadas de los adultos.
Los microbios existen abundantemente en la naturaleza tanto en la tierra
contaminada por aguas fecales, como en el polvo o los objetos sucios. Pueden
contaminar los alimentos, las manos de los adultos o el agua. Si llegan a la boca del niño,
se ingieren y se multiplican en su intestino, donde puede causar diarrea, saliendopor las
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heces, con la posibilidad de seguir contaminando objetos o las manos.
Con ese mecanismo de infección puede haber pequeñas epidemias que afecten a casi
todos los miembros de una familia. También puede afectar a muchos niños y adultos en
escuelas o guarderías si hay algún niño infectado y no se toman medidas higiénicas para
evitar el contagio de los demás. Para prevenir el contagio de la diarrea infecciosa:
• Usar para beber solo agua potable y segura, nunca la de dudosa potabilidad.
• Lavar bajo el grifo con abundante agua a presión todos los alimentos que se
consumen crudos como frutas, verduras y hortalizas para desprender los
residuos de tierra adheridos.
• Lavarse frecuentemente las manos con agua y jabón, sobre todo antes de
manipular alimentos, utensilios, ropas y al propio bebé.
• No romper la cadena del frío de los alimentos y desechar los que estén en
dudosas condiciones.
¿Cómo actuar ante una diarrea?
La mayoría de las diarreas agudas, aunque no todas, son autolimitadas, se curan solas
en unos días porque están causadas por virus. El mayor peligro de la diarrea aguda en
niños, sobre todo para los más pequeños, es la posibilidad de que se produzca
deshidratación secundaria.
La deshidratación consiste en una pérdida excesiva por las heces diarreicas de agua y
de las sales minerales que la acompañan, que descompensa los líquidos corporales.
Los niños más expuestos a deshidratarse por una diarrea aguda son los siguientes:
a) Los lactantes pequeños. El organismo de los bebés ya necesita más agua de
manera ordinaria, así que sufre más si la pierde.
b) Los niños que además de diarrea tienen fiebre. La fiebre aumenta las pérdidas
de agua por la piel (transpiración y sudor) y, sumado a las pérdidas por las
heces, incrementa el balance negativo.
c) Los niños que tienen vómitos. El vómito, además de ser otra pérdida más de
líquido, impide que el niño tome por boca el agua que puede compensar las
pérdidas.
Así pues ante una diarrea aguda la principal actuación se debe dirigir a
prevenir la deshidratación, o a tratarla si ya existe. Es fácil saber si un niño se
está deshidratando por la cantidad del agua que pierde, sobre todo si no se
compensa esta pérdida con ingresos extras para mantener igualado el balance.
Cuando ya se ha establecido la deshidratación, se manifiesta por los siguientes
síntomas:
a) Inquietud, sed. El niño está intranquilo y quiere beber.
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b) Escasa producción de lágrimas y sequedad de boca. El organismo intenta
compensar la pérdida de líquido disminuyendo la producción de saliva y de
lágrimas.
c) Alteración del estado general. El niño deshidratado está decaído, muy
diferente al su estado habitual.
Cuando la deshidratación ya es intensa el niño presenta los ojos hundidos (por la
pérdida de agua en el tejido que los rodea), está somnoliento y apático. Incluso peligra su
vida.
Evitar la deshidratación
Evitar la deshidratación es relativamente fácil, basta con compensar las pérdidas de agua
y de sales minerales con una ingesta igual a la que se pierde. Para conseguirlo el niño
debe ingerir una Solución de Rehidratación Oral (SRO), mezcla de agua y de sales
minerales que tiene aproximadamente la misma composición del agua que se pierde por
las heces diarreicas. Por esa razón en la diarrea de los niños hay que dar las SRO
hiposódicas, que tienen menos sales que las adecuadas para los adultos. Estas soluciones
se presentan en sobres para disolver en una cantidad de líquido determinada. Es muy
importante que la disolución se haga en esa cantidad de líquido indicada, para que la
solución esté equilibrada. Son preferibles las presentaciones líquidas, listas para tomar, en
las que ya está efectuada la disolución y por tanto no hay posibilidad de errores. Además,
se debe dar siempre en pequeñas tomas cada vez, para evitar que el niño vomite, pero
frecuentemente, cada 10-15 minutos, con el fin de que la cantidad que se ingiera sea
suficiente para compensar las pérdidas. La cantidad total dependerá de la intensidad de la
diarrea, para que el balance hídrico corporal se equilibre. Pueden producirse dos
problemas:
1. Que el niño se niegue a tomar el líquido de rehidratación, o lo tome en escasa
cantidad, mucho menor que las pérdidas. Esto se debe principalmente a que
las SRO suelen tener mal sabor y muchos niños no la aceptan.
2. Que el niño vomite y no tolere los líquidos ingeridos.
En ambos casos hay peligro de deshidratación y se requiere consulta urgente con el
pediatra.
Alimentación durante la diarrea
En caso de diarrea aguda, brusca, la SRO se debe dar en pequeñas tomas, pero
frecuentemente, durante un periodo aproximado de entre 4 y 5 horas. Después se debe
continuar con la alimentación habitual:
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• Si el bebé toma lactancia materna debe seguir con la misma, sin hacer ningún
tipo de dieta, pero con la precaución de seguir ofreciendo la SRO a
cucharaditas entre las tomas, para seguir compensando las pérdidas.
• Si el bebé toma lactancia artificial con biberón o papillas, se puede alargar un
poco más el periodo de dieta, en el que solo se ofrece la SRO, hasta un
máximo de 6 horas. Después se debe ofrecer la alimentación habitual, pero sin
forzar, para que el niño tome lo que quiera, complementando con tomas de
SRO.
Es normal que la enfermedad diarreica le haga perder el apetito y el niño coma
mucho menos, o incluso nada. El niño enfermo no quiere comer, solo beber, y se debe
seguir ofreciendo pequeñas y frecuentes tomas de SRO para que beba todo lo que
quiera.
¿Qué no hay que hacer durante la diarrea?
Los errores más frecuentes que se suelen cometer en caso de diarrea aguda son los
siguientes:
a) Dar de beber agua sola, zumos, refrescos de cola, agua con azúcar u otras
bebidas. Estos líquidos no tienen electrolitos y no cubren las pérdidas de la
diarrea. Pueden ser útiles en un estadio inicial, cuando el niño se niega a tomar
nada, pero debe continuarse con la ingesta de una SRO hiposódica.
b) Dejar al niño a dieta, solo con líquidos, durante un periodo prolongado de
tiempo. La interrupción de la alimentación habitual no debe durar nunca más
de 6 horas.
c) Dar medicamentos para los vómitos y la diarrea sin indicación del médico.
Algunos pueden ser tóxicos para los niños.
d) Olvidar las normas de higiene, como lavarse las manos frecuentemente. El
niño debe seguir con su baño diario.
En caso de que además de diarrea exista fiebre alta no hay ningún inconveniente en
dar una dosis de un fármaco antipirético, como paracetamol o ibuprofeno, siempre que
sea a la dosis recomendada, ya que estos medicamentos ni incrementan ni disminuyen la
diarrea.
Signos de alarma durante la diarrea
La diarrea aguda tiene un curso muy variable y muy diferente en cada niño. En la
mayoría de casos todo va bien y las pérdidas se compensan con la ingesta de líquidos.
Sin embargo, en ocasiones hay situaciones o signos de alarma que requieren la consulta
urgente con el pediatra. Son los siguientes:
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• La diarrea es frecuente y el niño no toma líquidos, o bien los toma y los
vomita.
• Si las heces o el vómito contiene sangre.
• Si el niño tiene secas las mucosas de la boca o está muchas horas sin orinar.
• Si el niño tiene mal estado general, está decaído, postrado y ha disminuido su
nivel de conciencia o de respuesta a estímulos.
Cuando aparecen estos signos, el niño o tiene gran peligro de deshidratarse o ya lo
está en mayor o menor grado. La mayoría requieren ingreso en el hospital y necesitan
que se les suministren por vía intravenosa los líquidos que han perdido, una manera
segura porque entran directamente dentro del cuerpo en la cantidad necesaria.
✓ BACTERIAS Y VIRUS
Las bacterias y los virus son, junto a hongos y parásitos, los causantes de las enfermedades
infecciosas. Son microorganismos, es decir, no se ven a simple vista, pero mientras que las bacterias
solo necesitan para visualizarse un microscopio óptico, los virus precisan de los miles de aumentos
que proporciona el microscopio electrónico.
Las bacterias pueden adoptar una forma redondeada,los llamados cocos, que se presentan en
racimos, o bien forma alargada en palillo, los llamados bacilos. Pero para identificarlas exactamente se
necesita someter su cultivo a una serie de análisis y tinciones. La principal es la tinción de Gram que
deslinda dos grandes familias de bacterias, las grampositivas, causantes de la mayoría de
enfermedades respiratorias y las gramnegativas, que causan sepsis, infecciones urinarias e intestinales.
Otros gérmenes, como las micobacterias causantes de la tuberculosis necesitan tinciones especiales.
2.4. Dolor abdominal
El “dolor de barriga”, el dolor en el abdomen, es un trastorno muy frecuente en los niños
y siempre alarma a los padres por la posibilidad de que se trate de una enfermedad grave,
e incluso que requiera intervención quirúrgica. La realidad es la contraria, la gran mayoría
de dolores abdominales tienen unas causas médicas fáciles de solucionar y los padres
pueden aprender a reconocerlas y prevenirlas.
Tipos de dolor abdominal
Hay que distinguir dos tipos de dolores abdominales, los agudos, que aparecen de forma
brusca, y los crónicos o intermitentes, que duran semanas o meses. En caso de dolor
agudo, existe la posibilidad de que se trate de un problema grave que requiera incluso una
intervención quirúrgica, como una apendicitis o una invaginación intestinal. En cambio, el
dolor abdominal crónico rara vez va asociado a un proceso grave o quirúrgico.
El dolor abdominal agudo
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El problema del dolor abdominal en los niños pequeños es que no saben indicar con
precisión dónde les duele. Manifiestan el dolor con llanto e irritabilidad, pero es casi
imposible su localización.
Muchos dolores abdominales agudos tienen una causa médica, un problema que no
requiere intervención quirúrgica. En ocasiones está causado por una gastroenteritis, una
diarrea aguda. El dolor puede aparecer antes de que se constate la diarrea. Después de
evidenciarse, puede haber dolor cada vez que el niño tiene ganas de hacer una
deposición. Es la manifestación de un intestino alterado.
Una causa frecuente de dolor abdominal en los lactantes es el cólico del lactante,
que se manifiesta sobre todo por llanto intenso, afecta principalmente a bebés de entre 1
y 4 meses y ha sido expuesto en el libro ¿Pecho o biberón? Alimenta bien a tu bebé
(publicado en esta misma colección).
También pueden causar dolor abdominal enfermedades de fuera del intestino, como
las neumonías, sobre todo las que afectan a las partes bajas de los pulmones, en contacto
con el abdomen a través del diafragma. Así mismo, por su proximidad al abdomen
también pueden manifestarse con dolor abdominal las infecciones renales, las
pielonefritis. En estos casos siempre hay además fiebre muy alta.
La irritación del estómago, la gastritis aguda, causada por alimentos inadecuados de
difícil digestión o por un exceso de alimentación, como el atracón de comida de algunos
niños en ocasiones de celebraciones o cumpleaños, también se manifiesta por dolor
abdominal alto, en el ombligo o por encima de él. En ocasiones también hay vómitos,
que a veces mejoran el dolor.
El dolor abdominal agudo quirúrgico
El dolor abdominal por un problema grave habitualmente es intenso, continuo y de
aparición brusca. Las dos causas más frecuentes de dolor abdominal que requieren
intervención quirúrgica son la invaginación intestinal en los lactantes y la apendicitis
aguda en el niño mayor.
La invaginación intestinal afecta a bebés entre los 7 y los 18 meses, con un pico de
mayor frecuencia alrededor del año de edad. Esta enfermedad consiste en que una
porción de intestino se introduce dentro de la porción siguiente, como un dedo de guante,
comprimiendo las paredes y formando un mazacote.
Produce un dolor brusco e intenso. El lactante tiene un llanto muy agudo, se dobla
sobre el abdomen, está pálido y sudoroso y puede vomitar. Si el problema no se
soluciona pronto pueden aparecer heces manchadas de sangre. Ante un dolor de estas
características en un bebé de esa edad es importante acudir rápidamente al servicio de
urgencias de un hospital pediátrico, ya que la invaginación intestinal de pocas horas de
evolución se puede solucionar sin necesidad de tratamiento quirúrgico. En cambio si la
invaginación se alarga durante muchas horas no se puede solucionar médicamente y es
necesaria la intervención quirúrgica.
La apendicitis aguda es típica del niño mayor, del escolar, del adolescente y del
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adulto joven. Es muy rara tanto en los menores de 3 años como en los adultos añosos. El
apéndice es una pequeña prolongación en forma de dedo que sale del intestino grueso.
Concretamente está situado en la parte inferior derecha del abdomen, y allí se localiza el
dolor típico cuando el apéndice se infecta y forma una pequeña bolsita de pus. Es
necesario extirparlo pronto quirúrgicamente, para que no reviente y la infección se
extienda al resto de la cavidad abdominal (peritonitis).
Los signos de apendicitis aguda son muy claros. Inicialmente hay dolor continuo
difuso en todo el abdomen, pero pronto se localiza en lo que se llama fosa ilíaca
derecha, un poco por encima de la ingle derecha, su situación anatómica. El dolor de
apendicitis es constante, no intermitente, no desaparece a ratos, y va aumentando de
intensidad conforme pasa el tiempo. Además hay náuseas. En la apendicitis siempre hay
fiebre, aunque a veces no es muy alta, el niño pierde las ganas de todo, se encoge sobre
el abdomen y hay sensación evidente de enfermedad importante.
La intervención quirúrgica es sencilla y segura, pero es importante llegar a tiempo,
en las primeras horas de enfermedad, antes de que se produzcan complicaciones.
Causas de dolor abdominal crónico
El dolor abdominal crónico suele ser de intensidad leve o moderada y además no es
continuo sino intermitente, aparece y desaparece a lo largo de semanas o meses.
En la mayoría de ocasiones no se acompaña de otros síntomas. No hay fiebre ni
vómitos, unos datos muy importantes que descartan apendicitis. El niño está molesto o
llora durante el episodio pero vuelve a la normalidad cuando se le pasa.
Las causas de dolor abdominal crónico suelen ser las siguientes:
a) El estreñimiento. Es la causa más frecuente. La mayoría de niños estreñidos
suelen tener molestias abdominales intermitentes (ver apartado 2.5).
b) Malas digestiones. El niño tiene digestiones lentas o pesadas, en ocasiones por
ingerir un exceso de alimento y en otras por tomar alimentos inadecuados.
Ante esto, el intestino “protesta” a su manera, con dolor o con molestias.
c) Gases. Algunos lactantes y niños pequeños suelen acumular gases, que si se
combinan con el tapón para su eliminación que constituyen las heces duras del
estreñimiento les causan molestias abdominales intermitentes por hinchazón.
d) Dolor psicógeno. Algunos niños mayores “proyectan” sus conflictos psíquicos
(originados en las relaciones con la familia o en la escuela) en su propio
abdomen, provocando dolores difusos o intermitentes. Se dice que el niño
somatiza su psique, hace orgánico el problema psíquico.
El dolor abdominal psicógeno a veces se acompaña de otra sintomatología
como dolor de cabeza. Algunos escolares o preadolescentes tienen dolores
abdominales en épocas de exámenes, que desaparecen al llegar las vacaciones.
e) Dolor orgánico. En ocasiones el dolor abdominal crónico tiene origen orgánico,
debido a una alteración intestinal grave aunque poco frecuente o rara como un
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tumor, un linfoma, o la enfermedad inflamatoria intestinal crónica.
Todos los dolores abdominales, tanto agudos como crónicos, deben ser
evaluados por el pediatra para establecer un diagnóstico. En los agudos la
consulta debe ser urgente, ya que puede tratarse de un proceso que requiera
intervención quirúrgica. En los crónicos la consulta no es urgente pero sí
necesaria, ya que se precisa solucionar el problema.
✓ FLEMING Y EL DESCUBRIMIENTO DE LA PENICILINA
Actualmente estamos acostumbrados a una gran variedad de antibióticos. Parece que siempre
han estado ahí, pero en realidadsu descubrimiento es bastante reciente. Un bacteriólogo escocés,
Alexander Fleming (1881-1955), al volver a su laboratorio después de unos días de vacaciones
observó que unas placas sembradas con la bacteria Estafilococo se habían contaminado por hongos.
Lo curioso era que las colonias de bacterias se habían lisado, destruido, en las cercanías del
Penicilium notatum; así se llamaba el hongo blanco contaminante.
Describió sus observaciones en el año 1929 y sugirió que el hongo podría producir una
sustancia que mataba a las bacterias, a la que llamó penicilina. Sin embargo no llegó a aislarla por falta
de ayuda en sus investigaciones.
2.5. Estreñimiento
El estreñimiento es una alteración intestinal crónica muy frecuente, tanto en niños como
en adultos. Genera molestias e incomodidad, y en ocasiones es la causa de trastornos
más graves. La mayoría de casos de estreñimiento son fáciles de prevenir y de curar, por
lo que es responsabilidad de los padres ayudar a sus hijos a evitarlo.
¿Qué es el estreñimiento?
Estreñimiento se define como la expulsión con dificultad, molestia o dolor, de heces
duras. Además suelen ser escasas y se emiten con menor frecuencia de lo normal.
El número normal de deposiciones diarias varía de una persona a otra y con la edad.
En el adulto suele ser de una deposición diaria, pero en los niños es más variable, sobre
todo en los pequeños. Es habitual y normal que durante los primeros meses de vida el
lactante efectúe de 4 a 6 deposiciones diarias, y que tengan diferente consistencia en
función de si toman lactancia materna o artificial. Este ritmo va disminuyendo y a partir
de los 6 a 8 meses de edad el bebé suele deponer una o dos veces al día.
Existe un amplio consenso entre los pediatras para calificar de estreñido al bebé
lactado al pecho que realiza menos de una deposición al día y al alimentado con biberón
que evacua menos de una deposición cada dos días.
También son estreñidos los niños mayores que realizan menos de tres deposiciones a
la semana y también los que, independientemente de la frecuencia, deponen heces duras
con dolor o con molestia. En ocasiones son bolitas duras, las llamadas heces caprinas,
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similares a la de estos animales.
¿Por qué se produce el estreñimiento?
Solo una muy pequeña parte de los lactantes y niños estreñidos tienen un problema en el
intestino, lo que se denominan estreñimientos orgánicos. Su causa son malformaciones
intestinales que impiden la correcta evacuación del bolo fecal.
La gran mayoría de estreñimientos se llaman funcionales, porque el intestino es
normal, no existe enfermedad ni malformación. Sin embargo, o bien la alimentación no
es correcta o bien hay malos hábitos intestinales que hacen permanecer a las heces
demasiado tiempo en el recto, donde se desecan y endurecen, dificultando su expulsión.
Causas del estreñimiento funcional
En la mayoría de ocasiones las causas son una combinación de los siguientes factores:
a) Dieta pobre en fibra vegetal. La fibra es la parte de los alimentos que no se
absorbe, la que en definitiva formará las heces. Está sobre todo en los
vegetales: frutas, verduras, legumbres y también en los cereales y el pan.
Los productos animales como la leche, la carne y los embutidos
prácticamente no tienen fibra, al igual que la bollería industrial, los dulces, las
golosinas, etc. Muchos niños toman escasa cantidad de frutas y vegetales, ya
que son menos sabrosos que los alimentos que no tienen fibra, y están
abocados a ser estreñidos.
b) Beber poca agua. El agua es esencial para humedecer e impregnar a la fibra en
el intestino, aumentando su volumen y originando unas heces adecuadas. Los
niños que beben poca cantidad de agua favorecen el estreñimiento.
c) Retrasar el sentarse en el retrete. Muchos niños no quieren abandonar sus
juegos para ir al baño cuando sienten ganas de defecar y después se olvidan
de hacerlo, reteniendo las heces en el recto, que se desecan y endurecen.
d) Desorden en las comidas. El reflejo de la defecación es postprandial, aparece
después de las comidas principales. Si estas se hacen de manera irregular,
comiendo entre horas menos cantidad o picoteando, puede disminuir el deseo
de evacuar.
e) Miedo o fobia al baño. Algunos niños tienen esas sensaciones, bien por haber
padecido evacuaciones muy dolorosas de heces duras, o por no gustarles los
baños del colegio, etc. Todos los retrasos en sentarse en el retrete cuando hay
ganas de evacuar son contraproducentes y hay que educar con paciencia a los
niños para inculcarles hábitos regulares.
Estreñimientos graves
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En los casos en que el estreñimiento es intenso y duradero se produce la retención fecal,
esto es, las heces duras no evacuadas se acumulan en el intestino grueso que provocan
molestias y dolor abdominal.
Muchas consultas al pediatra por dolor abdominal crónico están causadas
simplemente por estreñimientos que no se corrigieron en sus fases iniciales y ya se han
convertido en un problema importante. También puede haber escape involuntario de las
heces acumuladas y sangrado anal provocado con el trauma de la mucosa por la dureza
de las heces. Incluso se pueden producir fisuras o grietas anales, muy dolorosas, que
incrementan el miedo a defecar.
Tratamiento del estreñimiento
El estreñimiento se debe tratar ya en sus fases iniciales, para evitar que se intensifique o
se haga crónico. Las medidas más importantes son de dos tipos, generales o higiénicas y
sobre todo la dieta adecuada.
Las medidas generales consisten en:
• En el lactante y en el niño pequeño que todavía lleva pañal, se puede ayudar a
evacuar las heces con el ejercicio consistente en flexionar las piernas sobre el
abdomen, estando en posición acostado hacia arriba. Se pueden hacer
sistemáticamente dos o tres veces al día, o cuando el niño manifieste deseos
de evacuar.
• En el niño mayor hay que establecer como costumbre la rutina del baño, por
lo menos dos veces al día, después de las comidas principales. Consiste
simplemente en sentarse en el inodoro durante 10 a 15 minutos, aunque no se
tengan ganas de defecar en ese momento. Con paciencia, en la mayoría de
ocasiones aparecen.
• Enseñarles que nunca deben demorar o diferir el ir al baño cuando tengan
ganas de evacuar, sea lo que sea lo que estén haciendo, en casa o en el
colegio.
• Tanto el aprendizaje a la retirada del pañal como las rutinas de ir al baño nunca
deben ser traumáticas ni obligadas. Se deben hacer con buen humor, jugando,
para que sea una diversión estimulada y no una obligación.
• En ocasiones, medidas muy sencillas como los supositorios de glicerina
empapados con vaselina, adecuados al tamaño del niño, sirven para solucionar
una situación puntual y ayudar a la evacuación, aunque no deben convertirse
en una rutina.
La dieta adecuada
La dieta para prevenir y tratar el estreñimiento es la que tiene mucha fibra vegetal,
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residuos para formar el bolo fecal, que se debe acompañar de una abundante ingesta de
agua. Esta norma general debe adaptarse a la edad del niño.
• En los bebés de menos de 5 meses de edad, se puede ofrecer cucharaditas de
zumo de naranja natural, siempre bien madura, no puro sino rebajado a la
mitad con agua. Se pueden dar unas cuantas cucharaditas en el intervalo entre
las tomas, para no interferir con la digestión, en más o menos cantidad según
el efecto.
• En los bebés mayores de 5 meses, además de las cucharaditas de zumo de
naranja natural, se les puede iniciar en la toma de papillas de frutas naturales
que contengan sobre todo naranja y pera, pues estas frutas son adecuadas
para esa edad y además alargan el tiempo entre las deposiciones. Esta papilla
también puede contener plátano y manzana, aunque en menor cantidad, solo
para darle sabor. Se debe dar una papilla de frutas al día, como merienda,
además de seguir ofreciendo zumo de naranja diluido entre las tomas.
• Cuando el bebé tenga más de 6 meses debe iniciar a tomar puré de verduras,
solo o formando parte de la papilla de carne con verduras, además de la
papilla de frutas diaria.

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