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04 Trascendencia del crecimiento urbano de las metrópolis

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I. Trascendencia del crecimiento urbano de las metrópolis
9
 No se sabe cuando se fundó la primera 
ciudad, puesto que las que han sido descubiertas 
por los arqueólogos ya estaban completamente 
desarrolladas. Pero lo que sí está claro es que, a lo 
largo de la historia, las grandes áreas urbanizadas 
han mantenido dinámicas parecidas, ofreciendo a 
la población relativamente los mismos beneficios y 
siendo aquejadas por problemas similares. 
 Por un lado, las urbes siempre han estado 
llenas de esperanza e incluso han sido un símbolo 
de categoría social, puesto que sus habitantes han 
tenido mayor libertad y posibilidades de desarrollo 
que aquellos asentados en el exterior de las mismas. 
Por lo tanto, se han ido convirtiendo en imanes de 
grandes oleadas migratorias, de las cuales, en algún 
momento, se defendieron incluso a través de la 
construcción de murallas. 
 Por otro lado, las ciudades también han 
sido el escenario de los más importantes errores 
que ha cometido la humanidad y han enfrentado 
desafíos tales como la gobernanza, la seguridad, 
las comunicaciones, el abastecimiento de agua y 
alimentos, el manejo de desechos, diferentes tipos 
de contaminación y epidemias, entre otros. 
 Sin embargo, en este último siglo, una serie de 
fuerzas demográficas, económicas y tecnológicas han 
venido cambiando la escala de dichas dinámicas y 
consecuentemente se ha modificado la forma urbana 
construida (Dogan y KasarDra,1988). 
 En efecto, mientras se calcula que en el año 
1900 el 10% de la población eran ciudadanos (BurDett 
Y roDe, 2008: 7), se estima que para el año 2050, el 
75% de los habitantes del mundo residirá dentro de 
ciudades (nowaK, 2008: 6). 
 En concordancia con estas cifras, a principios 
de este siglo existían 20 mega city regions en el 
mundo, lo cual quiere decir que contaban con 
aproximadamente diez millones de habitantes. En el 
año 2006, se identificaron alrededor de 450 city regions, 
que albergaban más de un millón de individuos (soja 
y Kanai, 2008: 58) (Imagen 1). A\Y, adicionalmente, y en 
esta misma línea, durante los últimos veinticinco años 
se han construido cerca de 5.000 torres con alturas 
superiores a ocho pisos en Shanghái (BurDett y roDe, 
10 11
2008: 19. 
 Dichas estadísticas y muchas similares, 
representan el surgimiento de lo que ha tomado el 
nombre de postmetrópolis o global city. Si bien estos 
dos términos definen la dispersión sin límites de las 
ciudades sobre franjas suburbanas y espacios rurales, 
que se han estructurado a partir extensas mallas de 
autopistas; la magnitud de este proceso ha sido tal, 
que en algunas ocasiones ha resultado en la fusión de 
varios de estos aglomerados urbanos, conformando 
galaxias urbanizadas policéntricas que han tomado el 
nombre de megapolitan cities (soja y Kanai, 2008: 58)
(Imagen 2).
 Dentro de este ámbito, a partir de 1960, los 
núcleos originales de algunas postmetrópolis han 
tendido a decaer debido a la pérdida de habitantes 
y de empleos (Dogan y KasarDra,1988); ante lo cual los 
gobiernos han establecido políticas de renovación 
que algunas veces han llevado a su gentrificación. Sin 
embargo, estas áreas han mantenido su importancia 
política y económica debido a que su posición central 
valida la importancia de ciertas instituciones (Fishman, 
1987).
 En cambio, sus periferias están creciendo y 
dejando de albergar solamente residencias, al acoger 
lo que ha venido a llamarse exópolis,1 en donde el 
prefijo ex significa externo, ya que estos desarrollos se 
caracterizan por su independencia física, económica y 
social con respecto al centro original. Debido a dicha 
independencia, la exópolis ha tendido a renovar 
la articulación suburbana previa entre trabajo y 
residencia, conteniéndolos a ambos en un ámbito 
descentralizado (Fishman, 1987). Se trata de ciudades 
sin ciudad, puesto que no cuentan con la tradicional 
concentración de habitantes y porque la diversidad 
urbana que albergan, generalmente se encuentra 
dentro de edificaciones estandarizadas.
 Este inusual proceso de expansión urbana 
inusual se conoce como urbanización del mundo o 
globalización de la urbanización y está estrechamente 
relacionado con el surgimiento del capitalismo 
flexible,2 siendo ambos fenómenos posibles en virtud 
de la revolución de la información y de las tecnologías 
de la comunicación.
1 Exópolis es solo uno de los muchos neologismos que han tratado de 
describir a esta nueva forma urbana, entre los cuales se encuentran: 
tecnópolis, tecnourbio, postsuburbio, entre otros (soja, 2002).
2 Se refiere al establecimiento de tareas laborales de corto plazo y a una 
alta movilidad laboral (sennet, 2001).
 En efecto, ambas revoluciones influyeron en 
la reestructuración de la economía, surgiendo la era 
postindustrial y el capitalismo flexible. Refiriéndose la 
primera a un cambio en el objeto de producción, ya 
que los servicios y la información han sustituido a la 
fabricación de bienes; y, el segundo, relacionado con 
la realización de tareas laborales de corto plazo y, por 
lo tanto, con una alta movilidad laboral (sennet, 2001).
 Dicha reestructuración económica e industrial 
estuvo estrechamente ligada a la ciudad, dado que 
pocas actividades humanas se benefician tanto de las 
aglomeraciones como lo hacen aquellas relacionadas 
con el sector económico y productivo. Efectivamente, 
el agrupamiento de productores y consumidores en 
espacios urbanos resulta en una colección de distintas 
economías que pueden motivar mayor productividad 
e innovación tecnológica, lo cual aporta tanto al 
desarrollo industrial como a aquel de las metrópolis. 
 Así pues, dentro de los últimos treinta años, 
en virtud de la revolución de la información y de las 
tecnologías de la comunicación, las formas avanzadas 
de industrialización han dejado de estar ligadas 
geográficamente a países capitalistas desarrollados. 
De hecho, este tipo de industrias se han diseminado 
hacia toda clase de ciudades e inclusive han 
motivado la construcción de nuevos centros urbanos, 
tales como Silicon Valley. Consecuentemente, las 
metrópolis contemporáneas han atraído altas tasas 
de migración y se ha intensificado la tendencia al 
policentrismo dentro de ellas, emergiendo una 
geografía de la urbanización que ha tomado el 
nombre de posturbana.
 Es preciso notar que, estos fenómenos 
económicos y tecnológicos también han permitido 
que las relaciones humanas rebasen los límites 
territoriales, lo cual ha incidido en los vínculos entre 
los seres humanos y con respecto a la urbe sennet, 
2000). 
 En efecto, el apego físico hacia la ciudad 
ha disminuido en razón del constante movimiento 
poblacional, pero también porque la estandarización 
del entorno y de los bienes de consumo generan 
indiferencia por parte de los individuos (sennet, 2000). 
 Así mismo, con respecto a las relaciones 
humanas, las postmetrópolis se han llenado de 
extraños, que hablan diferentes idiomas y que 
pertenecen a distintas culturas, lo que ha resultado 
en sentimientos de ansiedad entre los ciudadanos 
(sennet, 2000). Paralelamente, y de una manera 
paradójica, dichas desemejanzas están tendiendo a 
diluirse en dialectos y valores también globalizados 
(soja y Kanai, 2008). 
 Adicionalmente, ha surgido una nueva élite 
profesional ejecutiva y creativa, que no solamente 
ha cambiado la división anterior entre burguesía 
industrial y proletariado urbano (soja y Kanai, 2008); 
sino que también ha impuesto nuevas formas de 
vida que implican, por ejemplo, diferencias en las 
características y en la cantidad de vivienda dentro de 
las metrópolis(hall, 1997:125). 
 Como resultado, la ciudad global es diferente 
que otras urbes pertenecientes a la misma nación, lo 
cual explica que Londres no compita con Manchester 
sino con Frankfurt (BurDett y roDe, 2008: 48). Por lo 
tanto, dichas ciudades globales han adquirido una 
relevancia desproporcionada dentro de la economía 
de las naciones a las que pertenecen. Inclusive, 
se podría decir quelas postmetrópolis son más 
importantes que los países que las albergan, porque 
a diferencia de estos últimos, son sistemas auto 
organizados e independientes (BurDett y roDe, 2008). 
 Pero las aglomeraciones postmodernas 
presentan divergencias y sus procesos de desarrollo 
también, porque están determinados por varios 
factores, entre los cuales se puede nombrar: a la 
antigüedad de la urbe, a su posición geográfica, al 
contexto histórico en el que tuvo lugar su expansión, 
a los grados de planeamiento urbano involucrados en 
su despliegue, a las características demográficas de 
sus habitantes, entre otros (Dogan y KasarDra,1988). 
 Consecuentemente y con el objetivo de 
comprender mejor a la metrópolis contemporánea, se 
han elaborado diversos modelos del proceso moderno 
de desarrollo urbano de ciudades pertenecientes 
a una misma región en base a las similitudes que 
presentan. A continuación, se resumirán brevemente 
aquellos relativos a Estados Unidos, Europa y a 
Latinoamérica. 
I.1 Proceso moderno de desarrollo urbano moderno 
norteamericano
 En cuanto al proceso moderno de desarrollo 
urbano norteamericano, muchos autores consideran 
que puede ser resumido en dos momentos.
El primer momento que inició en el siglo xix debido 
Imagen 1. Ubicación city regions y megacity regions en 2006.
Fuente: BurDett, R. y Deyan S. (2007), The endless city, Londres: Phaidon.
Imagen 2. Euskal Hiria.
Fuente: Vergara, A. y De las riVas, A. (2016), La inteligencia del territorio: supercities, 
Pamplona: Fundación Metrópoli.
12 13
a que la industrialización había provocado la 
disminución de la calidad de vida dentro de la urbe, 
aparece en busca de mejorar dichas condiciones, de 
ahí que las clases más acomodadas estadounidenses 
promovieron el desarrollo de los primeros suburbios. 
Se trataba de grupos de viviendas rodeadas de 
amplios jardines, cuyo vínculo con respecto al centro 
urbano se realizaba, en principio, por medio de 
carruajes y, posteriormente, a través de ferrocarriles 
metropolitanos (mumForD, 1961).
 
 A finales del siglo xix y principios del siglo 
xx, el surgimiento del movimiento higienista y el 
consecuente desarrollo del modelo de ciudad jardín 
de Ebenezer Howard,3 además de la popularización 
del automóvil influyeron en el despunte de los 
suburbios (harlan, 1925). 
 Dentro de este marco se construyeron algunos 
proyectos (Imagen 3) que resultaron poco sostenibles 
a razón de su estrecha dependencia con respecto a 
la ciudad; lo cual estaba asociado a la ausencia de 
equipamientos públicos, comerciales y culturales 
dentro de estas áreas. Dicha ausencia tiene que ver 
con que la mayor parte de la población seguía siendo 
urbana, sobre todo por razones económicas (harlan, 
1925). 
 En 1929, el proceso de construcción de 
comunidades extraurbanas en Estados Unidos fue 
interrumpido por la gran depresión. Con el objetivo de 
mejorar este escenario el gobierno norteamericano 
impulsó de la construcción de vivienda suburbana, 
al igual que la conformación de un sistema de 
comunicación y de una red energética que garanticen 
el empleo y posibiliten el desarrollo de futuros 
proyectos inmobiliarios (ryKwert, 2000). 
 En el segundo momento del desarrollo 
urbano norteamericano, revela en cambio, que 
las condiciones del suburbio norteamericano 
cambiaron radicalmente debido a varios sucesos 
interrelacionados entre sí(mumForD, 1961). 
 Así es que, una vez finalizada la Segunda 
Guerra Mundial y como respuesta al consecuente 
retorno de millones de soldados a Estados Unidos, el 
gobierno lanzó un programa de viviendas suburbanas 
construidas en serie para retribuir su lucha (Calthorpe, 
2004). Adicionalmente, se facilitó el acceso a créditos 
y la Ley de Ayuda Federal de Autopistas (1956) mejoró 
3 Dentro del modelo de ciudad jardín se proponía el desarrollo de una serie de 
ciudades verdes alrededor de Londres, en donde el vínculo entre el centro y la 
periferia tendría lugar a partir de líneas férreas (graVagnuolo, 1998).
el acceso a las áreas periféricas (Fishman, 1987). 
 En consecuencia, los suburbios crecieron y 
con ellos el mercado de consumo en la periferia. En 
efecto, entre 1950 y 1980 la cantidad de habitantes en 
los suburbios americanos paso de ser 35.2 millones 
a alcanzar los 101.5 millones; y, en 1990, cerca de la 
mitad de la población estadounidense vivía en estas 
áreas (sharpe y walloCK, 1994). 
 De esta manera es como fue posible la 
descentralización de los sectores comerciales, 
financieros, industriales y tecnológicos, iniciándose la 
construcción de grandes edificaciones en el exterior 
de las ciudades (Imagen 4). 
 En contraste a la actividad que estaban 
adquiriendo los suburbios, las ciudades se veían 
abandonadas y degradadas (weBBer, 1968). 
Como respuesta a dicho decaimiento urbano, se 
promulgaron leyes que buscaban elevar los niveles 
de vida dentro de la ciudad y hacerla más atractiva 
para la población. Sin embargo, este intento tendió 
a producir la gentrificación de los centros urbanos, 
la consecuente intensificación de los desarrollos 
suburbanos y la segregación de sus anteriores 
residentes (jaCoBs, 1961).
I.2 Proceso moderno de desarrollo urbano europeo
 A pesar de que el proceso moderno de 
desarrollo urbano presenta especificidades en cada 
país o región europea, es posible hacer algunas 
generalizaciones que permiten describirlo en tres 
momentos (Imagen 5).
 El primer momento de desarrollo urbano 
inició en el siglo xVii, cuando las líneas de ferrocarril 
facilitaron el vínculo entre las ciudades y sus periferias. 
En efecto, muchos habitantes se beneficiaron de este 
medio de transporte, puesto que buscaban alejarse 
de la congestión e insalubridad que caracterizaban a 
la ciudad industrial (hall, 1984). De la misma manera, 
se construyeron muchas comunidades obreras, cuya 
densa población aprovechaba la presencia de este 
sistema de transporte para comunicarse con sus 
lugares de trabajo (Capel, 2002).
 Este proceso se agudizó con el surgimiento de 
movimientos higienistas y con la conceptualización 
de algunos modelos urbanísticos que buscaban 
aportar a la mejora de las condiciones de las ciudades 
y ordenar su rápida dispersión, entre los cuales se 
encontraban: la Ciudad Jardín de Ebenezer Howard, 
la Ciudad Lineal de Soria y Mata,4 la Cité-Jardin de 
Georges Benoit-Lèvy5 entre otros. 
 De la misma manera, utilizó la zonificación 
como herramienta para llevar acabo la necesaria 
y cada vez más compleja tarea de organizar el 
crecimiento de las ciudades. 
 Durante la segunda etapa de la dispersión 
urbana, los estragos de la Segunda Guerra Mundial y 
la influencia del movimiento moderno, motivaron la 
zonificación urbana y la construcción de modelos de 
vivienda densa en los suburbios.
 En efecto, el Plan metropolitano de 
reconstrucción de Londres proponía la ampliación 
vial; la agrupación del sector industrial en polígonos 
próximos al sistema de comunicación principal; 
la concentración de equipamientos ofertantes de 
productos y servicios; la densificación a través de 
la construcción de bloques de vivienda y la reserva 
de espacios verdes. Adicionalmente, se planteó la 
construcción de new towns para reducir la densidad 
de la urbe tradicional (hall, 1988) (Imagen 6). 
La tercera etapa de desarrollo urbano europeo inició 
alrededor de 1970 y está vigente hasta la actualidad, 
caracterizándose por el abandono de la ciudad 
tradicional por parte de personas y de actividades al 
igual que por el crecimiento de su periferia (european 
enVironment agenCy, 2006). 
 Entonces, con total claridad se aprecia que, 
como motivadores de este fenómeno urbano se 
encuentran factores relacionados con la movilidad, los 
cuales incluyen, el desarrollo de la red de autopistas 
del continente, deficiencias en el transporte público, 
el bajo coste del combustible y el consecuente 
crecimiento del parque automotor. 
 También es evidente la presencia de factores 
macro y micro económicos, a decir: la globalización dela economía; la integración europea, el cambio a una 
economía terciaria; la descentralización del consumo 
y de la producción en proximidad a infraestructuras 
viarias; el incremento de ingresos; y, el mejoramiento 
4 Este modelo buscaba la recuperación de la dignidad humana y del 
individualismo a través de la mezcla entre el campo y la ciudad en 
base a un modelo alargado, compuesto por viviendas con huertas y 
jardines propios, las cuales estarían estructuradas por una calle central 
(naVasCues, 1969).
5 Este modelo partía de la idea de la relación entre salubridad y productividad, 
proponiendo el desarrollo de vivienda obrera en suelos más económicos 
en la periferia, con el objeto de combatir los tugurios del centro tradicional 
(graVagnuolo, 1998). 
Imagen 4. Silicon Valley.
Fuente: Fuller, T. (2019), Inside Apple's Earthquake-Ready Headquarters, The New 
York Times.
Imagen 3. Levittown.
Fuente: CorBis, B. (2015), Levittown, the prototypical American suburb, The 
Guardian.
14 15
de la calidad de vida de la población.
 Así mismo, tenemos al factor de la 
multiplicación de vivienda unifamiliar de baja 
densidad. El cual está asociado, por un lado, al 
desplazamiento de grupos sociales con posibilidades 
reducidas atraídos por la urbanización difusa (inDoVina, 
1990). Y, por otro lado, tiene que ver con la construcción 
de segundas residencias, que con el tiempo tienden a 
convertirse en primeras residencias (Font, 2003).
 Como resultado de todo lo anterior, se produjo 
el desarrollo de dos o hasta tres coronas suburbanas 
que fueron conformando las ciudades región6 
europeas, las cuales se presentan más homogéneas 
entre sí que en etapas anteriores. 
I.3 Proceso moderno de desarrollo urbano moderno 
latinoamericano
 Al igual que en el caso europeo, el proceso 
moderno de desarrollo urbano de las diferentes 
ciudades latinoamericanas presenta factores en 
común que permiten diferenciar tres momentos 
en el proceso de desarrollo urbano moderno 
latinoamericano (Imagen 7). 
 El primer momento de urbanización inició 
durante las primeras décadas del siglo xVii y fue 
marcado por la independencia de la mayor parte 
de las colonias españolas en América Latina, lo 
cual produjo un proceso de reestructuración social, 
económica y consecuentemente urbana. 
 Por otro lado, nacientes repúblicas se 
convirtieron en el destino de comerciantes, 
industriales, artesanos y agricultores europeos y 
con ellos migraban las corrientes urbanísticas que 
estaban vigentes en el antiguo continente. Entre 
dichas corrientes de influencia, tomó gran relevancia 
el boulevard de Haussmann, que se constituyó en el 
principio de estructuración espacial de esta etapa, ya 
que rompió con el crecimiento radio concéntrico de la 
época colonial.
 En este contexto, se intensificaron las tensiones 
de orden social y espacial que caracterizaban y 
determinan a las ciudades latinoamericanas hasta la 
actualidad. De hecho, la clase alta tendió a ubicarse 
en relación al naciente paseo principal, mientras que 
6 La ciudad región constituye una relación dinámica que sustituye 
a la relación estática de la ciudad tradicional (inDoVina, 2004), estando 
conformada por la ciudad y por aquellos territorios y ciudades con los 
que interactúa (sainz, 2006).
la clase obrera se asentaba generalmente en las casas 
que los estratos privilegiados dejaban atrás. 
 La industria, por su parte, se colocaba 
mayoritariamente en proximidad a las líneas férreas 
de escala nacional, pertenecía a empresas extranjeras 
y se basaba fundamentalmente en la exportación de 
productos agrícolas y recursos minerales (BosDorF, 
2003a). 
 El segundo momento de urbanización inició 
alrededor de los años veinte, cuando el paradigma 
de exportación de recursos naturales empezó a ser 
reemplazado por un modelo cerrado de alto poder 
gubernamental. Dicho modelo buscaba sustituir las 
importaciones a través del desarrollo de la industria 
nacional cuyo control lo ejercía el estado. 
 Es así, como las nuevas industrias cubrieron 
una mayor área en las proximidades del ferrocarril y de 
las carreteras. Al mismo tiempo como consecuencia 
lógica, la clase obrera crecía en considerables 
proporciones debido a la migración rural y aumentaba 
con ello, su presencia en los centros urbanos, en los 
nacientes barrios marginales dispersos y desde luego 
en los nuevos suburbios diseminados.
 De manera paralela y debido a la influencia 
norteamericana, las clases más favorecidas se 
distanciaron del centro urbano, formando barrios 
dispersos que algunas veces eran exclusivos debido 
a la presencia de guardias de seguridad y a la 
construcción de barreras en las calles de la ciudad. 
 Adicionalmente, como resultado de la misma 
influencia, se construyeron los primeros centros 
comerciales y los llamados country clubs que 
materializaban la añoranza social de una vida de 
campo dentro de la ciudad. 
 El último momento de desarrollo urbano se 
originó alrededor de 1970 fue motivado por fuerzas 
de demanda y ya no necesariamente por la presión 
migratoria anterior (BorsDorF, 2000). 
 En efecto, las promociones urbanas privadas, 
la construcción de autopistas y los bajos precios 
del combustible (BurDett y roDe, 2008: 11) hicieron 
atractivas a las zonas suburbanas para la clase media 
y la clase alta de la población (meyer y Bähr, 2001).
 De esta forma, se mantuvo el modelo de 
crecimiento lineal pero también fueron motivadas 
formas de desarrollo disperso. Estas últimas, de muy 
baja densidad, han alcanzado dimensiones antes 
inimaginables, prueba de lo cual son las promociones 
de más de 1.600 hectáreas en Argentina (janosChKa, 
2002, los proyectos que incluyen comercio, áreas de 
trabajo y lugares para el ocio en São Paulo (Coy y pöhler, 
2002) y el hecho de que el 60% de las construcciones 
en México sean de baja altura (BurDett y roDe, 2008: 11) 
(Imagen 8).
 De todo lo antes expuesto se interfiere que esta 
nueva etapa descrita, puede ser entendida como un 
proceso de disolución, fragmentación y privatización 
de la ciudad (Borja y muxí, 2003), debido al incruste 
de intervenciones urbanas con funciones específicas 
dentro de la ciudad. 
 Esto ha sido posible debido al protagonismo 
de los conjuntos residenciales cerrados que permiten 
la separación de clases sociales a pesar de su 
proximidad dentro del territorio (BorsDorF, 2000).
 Otros medios de fragmentación y privatización 
constituyen los centros comerciales, los business parks 
y los polígonos industriales. Estos últimos constituyen 
un común denominador dentro del continente puesto 
que muchas empresas consideran a esta región como 
ideal para mudarse debido a la existencia de mano de 
obra barata (spiVaK, 2000). 
 Para concluir, y en base a lo señalado 
anteriormente, se puede decir que actualmente toda 
la superficie terrestre está urbanizada hasta cierto 
punto, ya que el mundo en su totalidad se rige en base 
al capitalismo urbano industrial (soja y Kanai, 2008: 62). 
Consecuentemente, se entiende que el bienestar de 
las áreas urbanizadas es fundamental en cuanto tiene 
que ver con el buen porvenir de las naciones, de la 
humanidad e inclusive del planeta (nowaK, 2008: 6). 
 Por lo tanto, se considera vital el estudio 
y la comprensión de los componentes de estos 
inéditos procesos de desarrollo, para encontrar 
una estética que vaya acorde a estas nuevas formas 
de urbanizar (Fishman, 1987). Más aún tomando 
en cuenta que las teorías y los modelos urbanos 
tradicionales no alcanzan a explicar los fenómenos 
relacionados a las mega ciudades (BurDett y roDe, 
2008). Y entendiendo que, debido a la globalización, 
el estudio de cualquier metrópolis tiene el potencial 
de aportar al mejoramiento de muchas otras. En este 
marco destacan las ciudades ubicadas en países 
menos desarrollados debido a la novedad de sus 
componentes y al poco conocimiento que existe 
Imagen 5. Ciudad dispersa europea.
Fuente: BorsDorF, A. y zemBri, P. (2004), European cities: insights on outskirts:structures, Bruselas: European Coorporation in the Field of Scientific and 
Technical Research.
Suburbia
Regional town
Postsuburbia
Imagen 6. Ciudad de México.
Fuente: garCía-paBlos, R. (1961), Revista arquitectura COAM, Madrid: Colegio Oficial 
de Arquitectos de Madrid, 35, 26-39
16
sobre ellos (suDjiC, 2008: 47).
 Así, en el presente documento se buscará 
acercarse al conocimiento de los componentes 
urbanos del proceso moderno de desarrollo de la 
ciudad de Quito. 
Imagen 8. Ciudad de México.
Fuente: BurDett, R. y Deyan S. (2007), The endless city, Londres: Phaidon.
Imagen 7. Modelo de crecimiento urbano de ciudades latinoamericanas.
Fuente: BosDorF, a. (2003), “Cómo modelar el desarrollo y la dinámica de la ciudad 
latinoamericana”, eure, 29 (3), 37-49.
1920
1970
2000

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