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I. Trascendencia del crecimiento urbano de las metrópolis 9 No se sabe cuando se fundó la primera ciudad, puesto que las que han sido descubiertas por los arqueólogos ya estaban completamente desarrolladas. Pero lo que sí está claro es que, a lo largo de la historia, las grandes áreas urbanizadas han mantenido dinámicas parecidas, ofreciendo a la población relativamente los mismos beneficios y siendo aquejadas por problemas similares. Por un lado, las urbes siempre han estado llenas de esperanza e incluso han sido un símbolo de categoría social, puesto que sus habitantes han tenido mayor libertad y posibilidades de desarrollo que aquellos asentados en el exterior de las mismas. Por lo tanto, se han ido convirtiendo en imanes de grandes oleadas migratorias, de las cuales, en algún momento, se defendieron incluso a través de la construcción de murallas. Por otro lado, las ciudades también han sido el escenario de los más importantes errores que ha cometido la humanidad y han enfrentado desafíos tales como la gobernanza, la seguridad, las comunicaciones, el abastecimiento de agua y alimentos, el manejo de desechos, diferentes tipos de contaminación y epidemias, entre otros. Sin embargo, en este último siglo, una serie de fuerzas demográficas, económicas y tecnológicas han venido cambiando la escala de dichas dinámicas y consecuentemente se ha modificado la forma urbana construida (Dogan y KasarDra,1988). En efecto, mientras se calcula que en el año 1900 el 10% de la población eran ciudadanos (BurDett Y roDe, 2008: 7), se estima que para el año 2050, el 75% de los habitantes del mundo residirá dentro de ciudades (nowaK, 2008: 6). En concordancia con estas cifras, a principios de este siglo existían 20 mega city regions en el mundo, lo cual quiere decir que contaban con aproximadamente diez millones de habitantes. En el año 2006, se identificaron alrededor de 450 city regions, que albergaban más de un millón de individuos (soja y Kanai, 2008: 58) (Imagen 1). A\Y, adicionalmente, y en esta misma línea, durante los últimos veinticinco años se han construido cerca de 5.000 torres con alturas superiores a ocho pisos en Shanghái (BurDett y roDe, 10 11 2008: 19. Dichas estadísticas y muchas similares, representan el surgimiento de lo que ha tomado el nombre de postmetrópolis o global city. Si bien estos dos términos definen la dispersión sin límites de las ciudades sobre franjas suburbanas y espacios rurales, que se han estructurado a partir extensas mallas de autopistas; la magnitud de este proceso ha sido tal, que en algunas ocasiones ha resultado en la fusión de varios de estos aglomerados urbanos, conformando galaxias urbanizadas policéntricas que han tomado el nombre de megapolitan cities (soja y Kanai, 2008: 58) (Imagen 2). Dentro de este ámbito, a partir de 1960, los núcleos originales de algunas postmetrópolis han tendido a decaer debido a la pérdida de habitantes y de empleos (Dogan y KasarDra,1988); ante lo cual los gobiernos han establecido políticas de renovación que algunas veces han llevado a su gentrificación. Sin embargo, estas áreas han mantenido su importancia política y económica debido a que su posición central valida la importancia de ciertas instituciones (Fishman, 1987). En cambio, sus periferias están creciendo y dejando de albergar solamente residencias, al acoger lo que ha venido a llamarse exópolis,1 en donde el prefijo ex significa externo, ya que estos desarrollos se caracterizan por su independencia física, económica y social con respecto al centro original. Debido a dicha independencia, la exópolis ha tendido a renovar la articulación suburbana previa entre trabajo y residencia, conteniéndolos a ambos en un ámbito descentralizado (Fishman, 1987). Se trata de ciudades sin ciudad, puesto que no cuentan con la tradicional concentración de habitantes y porque la diversidad urbana que albergan, generalmente se encuentra dentro de edificaciones estandarizadas. Este inusual proceso de expansión urbana inusual se conoce como urbanización del mundo o globalización de la urbanización y está estrechamente relacionado con el surgimiento del capitalismo flexible,2 siendo ambos fenómenos posibles en virtud de la revolución de la información y de las tecnologías de la comunicación. 1 Exópolis es solo uno de los muchos neologismos que han tratado de describir a esta nueva forma urbana, entre los cuales se encuentran: tecnópolis, tecnourbio, postsuburbio, entre otros (soja, 2002). 2 Se refiere al establecimiento de tareas laborales de corto plazo y a una alta movilidad laboral (sennet, 2001). En efecto, ambas revoluciones influyeron en la reestructuración de la economía, surgiendo la era postindustrial y el capitalismo flexible. Refiriéndose la primera a un cambio en el objeto de producción, ya que los servicios y la información han sustituido a la fabricación de bienes; y, el segundo, relacionado con la realización de tareas laborales de corto plazo y, por lo tanto, con una alta movilidad laboral (sennet, 2001). Dicha reestructuración económica e industrial estuvo estrechamente ligada a la ciudad, dado que pocas actividades humanas se benefician tanto de las aglomeraciones como lo hacen aquellas relacionadas con el sector económico y productivo. Efectivamente, el agrupamiento de productores y consumidores en espacios urbanos resulta en una colección de distintas economías que pueden motivar mayor productividad e innovación tecnológica, lo cual aporta tanto al desarrollo industrial como a aquel de las metrópolis. Así pues, dentro de los últimos treinta años, en virtud de la revolución de la información y de las tecnologías de la comunicación, las formas avanzadas de industrialización han dejado de estar ligadas geográficamente a países capitalistas desarrollados. De hecho, este tipo de industrias se han diseminado hacia toda clase de ciudades e inclusive han motivado la construcción de nuevos centros urbanos, tales como Silicon Valley. Consecuentemente, las metrópolis contemporáneas han atraído altas tasas de migración y se ha intensificado la tendencia al policentrismo dentro de ellas, emergiendo una geografía de la urbanización que ha tomado el nombre de posturbana. Es preciso notar que, estos fenómenos económicos y tecnológicos también han permitido que las relaciones humanas rebasen los límites territoriales, lo cual ha incidido en los vínculos entre los seres humanos y con respecto a la urbe sennet, 2000). En efecto, el apego físico hacia la ciudad ha disminuido en razón del constante movimiento poblacional, pero también porque la estandarización del entorno y de los bienes de consumo generan indiferencia por parte de los individuos (sennet, 2000). Así mismo, con respecto a las relaciones humanas, las postmetrópolis se han llenado de extraños, que hablan diferentes idiomas y que pertenecen a distintas culturas, lo que ha resultado en sentimientos de ansiedad entre los ciudadanos (sennet, 2000). Paralelamente, y de una manera paradójica, dichas desemejanzas están tendiendo a diluirse en dialectos y valores también globalizados (soja y Kanai, 2008). Adicionalmente, ha surgido una nueva élite profesional ejecutiva y creativa, que no solamente ha cambiado la división anterior entre burguesía industrial y proletariado urbano (soja y Kanai, 2008); sino que también ha impuesto nuevas formas de vida que implican, por ejemplo, diferencias en las características y en la cantidad de vivienda dentro de las metrópolis(hall, 1997:125). Como resultado, la ciudad global es diferente que otras urbes pertenecientes a la misma nación, lo cual explica que Londres no compita con Manchester sino con Frankfurt (BurDett y roDe, 2008: 48). Por lo tanto, dichas ciudades globales han adquirido una relevancia desproporcionada dentro de la economía de las naciones a las que pertenecen. Inclusive, se podría decir quelas postmetrópolis son más importantes que los países que las albergan, porque a diferencia de estos últimos, son sistemas auto organizados e independientes (BurDett y roDe, 2008). Pero las aglomeraciones postmodernas presentan divergencias y sus procesos de desarrollo también, porque están determinados por varios factores, entre los cuales se puede nombrar: a la antigüedad de la urbe, a su posición geográfica, al contexto histórico en el que tuvo lugar su expansión, a los grados de planeamiento urbano involucrados en su despliegue, a las características demográficas de sus habitantes, entre otros (Dogan y KasarDra,1988). Consecuentemente y con el objetivo de comprender mejor a la metrópolis contemporánea, se han elaborado diversos modelos del proceso moderno de desarrollo urbano de ciudades pertenecientes a una misma región en base a las similitudes que presentan. A continuación, se resumirán brevemente aquellos relativos a Estados Unidos, Europa y a Latinoamérica. I.1 Proceso moderno de desarrollo urbano moderno norteamericano En cuanto al proceso moderno de desarrollo urbano norteamericano, muchos autores consideran que puede ser resumido en dos momentos. El primer momento que inició en el siglo xix debido Imagen 1. Ubicación city regions y megacity regions en 2006. Fuente: BurDett, R. y Deyan S. (2007), The endless city, Londres: Phaidon. Imagen 2. Euskal Hiria. Fuente: Vergara, A. y De las riVas, A. (2016), La inteligencia del territorio: supercities, Pamplona: Fundación Metrópoli. 12 13 a que la industrialización había provocado la disminución de la calidad de vida dentro de la urbe, aparece en busca de mejorar dichas condiciones, de ahí que las clases más acomodadas estadounidenses promovieron el desarrollo de los primeros suburbios. Se trataba de grupos de viviendas rodeadas de amplios jardines, cuyo vínculo con respecto al centro urbano se realizaba, en principio, por medio de carruajes y, posteriormente, a través de ferrocarriles metropolitanos (mumForD, 1961). A finales del siglo xix y principios del siglo xx, el surgimiento del movimiento higienista y el consecuente desarrollo del modelo de ciudad jardín de Ebenezer Howard,3 además de la popularización del automóvil influyeron en el despunte de los suburbios (harlan, 1925). Dentro de este marco se construyeron algunos proyectos (Imagen 3) que resultaron poco sostenibles a razón de su estrecha dependencia con respecto a la ciudad; lo cual estaba asociado a la ausencia de equipamientos públicos, comerciales y culturales dentro de estas áreas. Dicha ausencia tiene que ver con que la mayor parte de la población seguía siendo urbana, sobre todo por razones económicas (harlan, 1925). En 1929, el proceso de construcción de comunidades extraurbanas en Estados Unidos fue interrumpido por la gran depresión. Con el objetivo de mejorar este escenario el gobierno norteamericano impulsó de la construcción de vivienda suburbana, al igual que la conformación de un sistema de comunicación y de una red energética que garanticen el empleo y posibiliten el desarrollo de futuros proyectos inmobiliarios (ryKwert, 2000). En el segundo momento del desarrollo urbano norteamericano, revela en cambio, que las condiciones del suburbio norteamericano cambiaron radicalmente debido a varios sucesos interrelacionados entre sí(mumForD, 1961). Así es que, una vez finalizada la Segunda Guerra Mundial y como respuesta al consecuente retorno de millones de soldados a Estados Unidos, el gobierno lanzó un programa de viviendas suburbanas construidas en serie para retribuir su lucha (Calthorpe, 2004). Adicionalmente, se facilitó el acceso a créditos y la Ley de Ayuda Federal de Autopistas (1956) mejoró 3 Dentro del modelo de ciudad jardín se proponía el desarrollo de una serie de ciudades verdes alrededor de Londres, en donde el vínculo entre el centro y la periferia tendría lugar a partir de líneas férreas (graVagnuolo, 1998). el acceso a las áreas periféricas (Fishman, 1987). En consecuencia, los suburbios crecieron y con ellos el mercado de consumo en la periferia. En efecto, entre 1950 y 1980 la cantidad de habitantes en los suburbios americanos paso de ser 35.2 millones a alcanzar los 101.5 millones; y, en 1990, cerca de la mitad de la población estadounidense vivía en estas áreas (sharpe y walloCK, 1994). De esta manera es como fue posible la descentralización de los sectores comerciales, financieros, industriales y tecnológicos, iniciándose la construcción de grandes edificaciones en el exterior de las ciudades (Imagen 4). En contraste a la actividad que estaban adquiriendo los suburbios, las ciudades se veían abandonadas y degradadas (weBBer, 1968). Como respuesta a dicho decaimiento urbano, se promulgaron leyes que buscaban elevar los niveles de vida dentro de la ciudad y hacerla más atractiva para la población. Sin embargo, este intento tendió a producir la gentrificación de los centros urbanos, la consecuente intensificación de los desarrollos suburbanos y la segregación de sus anteriores residentes (jaCoBs, 1961). I.2 Proceso moderno de desarrollo urbano europeo A pesar de que el proceso moderno de desarrollo urbano presenta especificidades en cada país o región europea, es posible hacer algunas generalizaciones que permiten describirlo en tres momentos (Imagen 5). El primer momento de desarrollo urbano inició en el siglo xVii, cuando las líneas de ferrocarril facilitaron el vínculo entre las ciudades y sus periferias. En efecto, muchos habitantes se beneficiaron de este medio de transporte, puesto que buscaban alejarse de la congestión e insalubridad que caracterizaban a la ciudad industrial (hall, 1984). De la misma manera, se construyeron muchas comunidades obreras, cuya densa población aprovechaba la presencia de este sistema de transporte para comunicarse con sus lugares de trabajo (Capel, 2002). Este proceso se agudizó con el surgimiento de movimientos higienistas y con la conceptualización de algunos modelos urbanísticos que buscaban aportar a la mejora de las condiciones de las ciudades y ordenar su rápida dispersión, entre los cuales se encontraban: la Ciudad Jardín de Ebenezer Howard, la Ciudad Lineal de Soria y Mata,4 la Cité-Jardin de Georges Benoit-Lèvy5 entre otros. De la misma manera, utilizó la zonificación como herramienta para llevar acabo la necesaria y cada vez más compleja tarea de organizar el crecimiento de las ciudades. Durante la segunda etapa de la dispersión urbana, los estragos de la Segunda Guerra Mundial y la influencia del movimiento moderno, motivaron la zonificación urbana y la construcción de modelos de vivienda densa en los suburbios. En efecto, el Plan metropolitano de reconstrucción de Londres proponía la ampliación vial; la agrupación del sector industrial en polígonos próximos al sistema de comunicación principal; la concentración de equipamientos ofertantes de productos y servicios; la densificación a través de la construcción de bloques de vivienda y la reserva de espacios verdes. Adicionalmente, se planteó la construcción de new towns para reducir la densidad de la urbe tradicional (hall, 1988) (Imagen 6). La tercera etapa de desarrollo urbano europeo inició alrededor de 1970 y está vigente hasta la actualidad, caracterizándose por el abandono de la ciudad tradicional por parte de personas y de actividades al igual que por el crecimiento de su periferia (european enVironment agenCy, 2006). Entonces, con total claridad se aprecia que, como motivadores de este fenómeno urbano se encuentran factores relacionados con la movilidad, los cuales incluyen, el desarrollo de la red de autopistas del continente, deficiencias en el transporte público, el bajo coste del combustible y el consecuente crecimiento del parque automotor. También es evidente la presencia de factores macro y micro económicos, a decir: la globalización dela economía; la integración europea, el cambio a una economía terciaria; la descentralización del consumo y de la producción en proximidad a infraestructuras viarias; el incremento de ingresos; y, el mejoramiento 4 Este modelo buscaba la recuperación de la dignidad humana y del individualismo a través de la mezcla entre el campo y la ciudad en base a un modelo alargado, compuesto por viviendas con huertas y jardines propios, las cuales estarían estructuradas por una calle central (naVasCues, 1969). 5 Este modelo partía de la idea de la relación entre salubridad y productividad, proponiendo el desarrollo de vivienda obrera en suelos más económicos en la periferia, con el objeto de combatir los tugurios del centro tradicional (graVagnuolo, 1998). Imagen 4. Silicon Valley. Fuente: Fuller, T. (2019), Inside Apple's Earthquake-Ready Headquarters, The New York Times. Imagen 3. Levittown. Fuente: CorBis, B. (2015), Levittown, the prototypical American suburb, The Guardian. 14 15 de la calidad de vida de la población. Así mismo, tenemos al factor de la multiplicación de vivienda unifamiliar de baja densidad. El cual está asociado, por un lado, al desplazamiento de grupos sociales con posibilidades reducidas atraídos por la urbanización difusa (inDoVina, 1990). Y, por otro lado, tiene que ver con la construcción de segundas residencias, que con el tiempo tienden a convertirse en primeras residencias (Font, 2003). Como resultado de todo lo anterior, se produjo el desarrollo de dos o hasta tres coronas suburbanas que fueron conformando las ciudades región6 europeas, las cuales se presentan más homogéneas entre sí que en etapas anteriores. I.3 Proceso moderno de desarrollo urbano moderno latinoamericano Al igual que en el caso europeo, el proceso moderno de desarrollo urbano de las diferentes ciudades latinoamericanas presenta factores en común que permiten diferenciar tres momentos en el proceso de desarrollo urbano moderno latinoamericano (Imagen 7). El primer momento de urbanización inició durante las primeras décadas del siglo xVii y fue marcado por la independencia de la mayor parte de las colonias españolas en América Latina, lo cual produjo un proceso de reestructuración social, económica y consecuentemente urbana. Por otro lado, nacientes repúblicas se convirtieron en el destino de comerciantes, industriales, artesanos y agricultores europeos y con ellos migraban las corrientes urbanísticas que estaban vigentes en el antiguo continente. Entre dichas corrientes de influencia, tomó gran relevancia el boulevard de Haussmann, que se constituyó en el principio de estructuración espacial de esta etapa, ya que rompió con el crecimiento radio concéntrico de la época colonial. En este contexto, se intensificaron las tensiones de orden social y espacial que caracterizaban y determinan a las ciudades latinoamericanas hasta la actualidad. De hecho, la clase alta tendió a ubicarse en relación al naciente paseo principal, mientras que 6 La ciudad región constituye una relación dinámica que sustituye a la relación estática de la ciudad tradicional (inDoVina, 2004), estando conformada por la ciudad y por aquellos territorios y ciudades con los que interactúa (sainz, 2006). la clase obrera se asentaba generalmente en las casas que los estratos privilegiados dejaban atrás. La industria, por su parte, se colocaba mayoritariamente en proximidad a las líneas férreas de escala nacional, pertenecía a empresas extranjeras y se basaba fundamentalmente en la exportación de productos agrícolas y recursos minerales (BosDorF, 2003a). El segundo momento de urbanización inició alrededor de los años veinte, cuando el paradigma de exportación de recursos naturales empezó a ser reemplazado por un modelo cerrado de alto poder gubernamental. Dicho modelo buscaba sustituir las importaciones a través del desarrollo de la industria nacional cuyo control lo ejercía el estado. Es así, como las nuevas industrias cubrieron una mayor área en las proximidades del ferrocarril y de las carreteras. Al mismo tiempo como consecuencia lógica, la clase obrera crecía en considerables proporciones debido a la migración rural y aumentaba con ello, su presencia en los centros urbanos, en los nacientes barrios marginales dispersos y desde luego en los nuevos suburbios diseminados. De manera paralela y debido a la influencia norteamericana, las clases más favorecidas se distanciaron del centro urbano, formando barrios dispersos que algunas veces eran exclusivos debido a la presencia de guardias de seguridad y a la construcción de barreras en las calles de la ciudad. Adicionalmente, como resultado de la misma influencia, se construyeron los primeros centros comerciales y los llamados country clubs que materializaban la añoranza social de una vida de campo dentro de la ciudad. El último momento de desarrollo urbano se originó alrededor de 1970 fue motivado por fuerzas de demanda y ya no necesariamente por la presión migratoria anterior (BorsDorF, 2000). En efecto, las promociones urbanas privadas, la construcción de autopistas y los bajos precios del combustible (BurDett y roDe, 2008: 11) hicieron atractivas a las zonas suburbanas para la clase media y la clase alta de la población (meyer y Bähr, 2001). De esta forma, se mantuvo el modelo de crecimiento lineal pero también fueron motivadas formas de desarrollo disperso. Estas últimas, de muy baja densidad, han alcanzado dimensiones antes inimaginables, prueba de lo cual son las promociones de más de 1.600 hectáreas en Argentina (janosChKa, 2002, los proyectos que incluyen comercio, áreas de trabajo y lugares para el ocio en São Paulo (Coy y pöhler, 2002) y el hecho de que el 60% de las construcciones en México sean de baja altura (BurDett y roDe, 2008: 11) (Imagen 8). De todo lo antes expuesto se interfiere que esta nueva etapa descrita, puede ser entendida como un proceso de disolución, fragmentación y privatización de la ciudad (Borja y muxí, 2003), debido al incruste de intervenciones urbanas con funciones específicas dentro de la ciudad. Esto ha sido posible debido al protagonismo de los conjuntos residenciales cerrados que permiten la separación de clases sociales a pesar de su proximidad dentro del territorio (BorsDorF, 2000). Otros medios de fragmentación y privatización constituyen los centros comerciales, los business parks y los polígonos industriales. Estos últimos constituyen un común denominador dentro del continente puesto que muchas empresas consideran a esta región como ideal para mudarse debido a la existencia de mano de obra barata (spiVaK, 2000). Para concluir, y en base a lo señalado anteriormente, se puede decir que actualmente toda la superficie terrestre está urbanizada hasta cierto punto, ya que el mundo en su totalidad se rige en base al capitalismo urbano industrial (soja y Kanai, 2008: 62). Consecuentemente, se entiende que el bienestar de las áreas urbanizadas es fundamental en cuanto tiene que ver con el buen porvenir de las naciones, de la humanidad e inclusive del planeta (nowaK, 2008: 6). Por lo tanto, se considera vital el estudio y la comprensión de los componentes de estos inéditos procesos de desarrollo, para encontrar una estética que vaya acorde a estas nuevas formas de urbanizar (Fishman, 1987). Más aún tomando en cuenta que las teorías y los modelos urbanos tradicionales no alcanzan a explicar los fenómenos relacionados a las mega ciudades (BurDett y roDe, 2008). Y entendiendo que, debido a la globalización, el estudio de cualquier metrópolis tiene el potencial de aportar al mejoramiento de muchas otras. En este marco destacan las ciudades ubicadas en países menos desarrollados debido a la novedad de sus componentes y al poco conocimiento que existe Imagen 5. Ciudad dispersa europea. Fuente: BorsDorF, A. y zemBri, P. (2004), European cities: insights on outskirts:structures, Bruselas: European Coorporation in the Field of Scientific and Technical Research. Suburbia Regional town Postsuburbia Imagen 6. Ciudad de México. Fuente: garCía-paBlos, R. (1961), Revista arquitectura COAM, Madrid: Colegio Oficial de Arquitectos de Madrid, 35, 26-39 16 sobre ellos (suDjiC, 2008: 47). Así, en el presente documento se buscará acercarse al conocimiento de los componentes urbanos del proceso moderno de desarrollo de la ciudad de Quito. Imagen 8. Ciudad de México. Fuente: BurDett, R. y Deyan S. (2007), The endless city, Londres: Phaidon. Imagen 7. Modelo de crecimiento urbano de ciudades latinoamericanas. Fuente: BosDorF, a. (2003), “Cómo modelar el desarrollo y la dinámica de la ciudad latinoamericana”, eure, 29 (3), 37-49. 1920 1970 2000
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