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COLECCIÓN DE PROPUESTAS CRÍTICAS N° 5 – AÑO 1 – MAYO 2015 ISSN 0719-6016 Literatura para infancia, adolescencia y juventud umbral COLECCIÓN DE PROPUESTAS CRÍTICAS CIEL CHILE Centro de Investigación y Estudios Literarios: discursos para infancia, adolescencia y juventud 0719-6016ISSN Derechos Reservados © 2015, CIEL CHILE CORREO ELECTRÓNICO: contacto@cielchile.org http://cielchile.org/ OTROS CONTACTOS: www.facebook.com/CIELChile EDITORES: Claudia Andrade Ecchio Hugo Hinojosa Lobos Isabel Ibaceta Gallardo Anahí Troncoso Araya Camila Valenzuela León mailto:contacto@cielchile.org http://cielchile.org/ http://www.facebook.com/CIELChile ÍNDICE MILENA GALLARDO VILLEGAS “Del jardín soy duende fiel cuando una flor está triste”: poética de la resistencia en María Elena Walsh...…………………………………………………………………………………... 4 ANAHÍ TRONCOSO ARAYA Nadar de pie (2010) de Sandra Comino: una historia que construye memoria a través de la escritura………………………………………………………………………… 14 PERFILES COLABORADORES -AS UMBRAL ……………………………………………………………………………………………… 24 4 N° 5 – Año 1 – Mayo 2015 “DEL JARDÍN SOY DUENDE FIEL CUANDO UNA FLOR ESTÁ TRISTE ”: POÉTICA DE LA RESISTENCIA EN MARÍA ELENA WALSH MILENA GALLARDO VILLEGAS © DOCTORA EN LITERATURA CHILENA E HISPANOAMERICANA MGALLARDOVILLEGAS @GMAIL .COM Walsh, María Elena. Tutú Marambá. Buenos Aires, Argentina: Alfaguara, 2005. 104 páginas. mailto:mgallardovillegas@gmail.com 5 “DEL JARDÍN SOY DUENDE FIEL CUANDO UNA FLOR ESTÁ TRISTE”: POÉTICA DE LA RESISTENCIA EN MARÍA ELENA WALSH RESUMEN El presente texto propone un análisis de una selección poética de la autora argentina María Elena Walsh (1930- 2011), a partir de la relectura de una parte de su obra realizada por la generación de la resistencia a la dictadura argentina, principalmente durante las décadas de 1980 y 1990. Dicha propuesta se funda en términos teóricos en la relación existente entre imagen poética, imaginación y memoria. Para estos efectos, quiero indagar en la posibilidad de vincular literatura infantil y poéticas de la memoria traumática, y postular un análisis crítico que releve el potencial de la fantasía y del ejercicio poético escritural en la reelaboración de las memorias de nuestro pasado reciente. Para ello, trabajaré con una selección de textos poéticos que fueron producidos entre 1960 y 1965. PALABRAS CLAVES : POESÍA ARGENTINA, MEMORIA, MARÍA ELENA WALSH. I. RESISTENCIA POLÍTICA Y RECEPCIÓN CRÍTICA DE LA OBRA DE MARÍA ELENA WALSH a producción poética infantil de María Elena Walsh pertenece mayoritariamente a la década de los 60 (en lo que respecta a su contexto de producción), sin embargo, la lectura propuesta considera su tránsito por el imaginario argentino durante las décadas de 1980 y 1990. La autora argentina trabaja sobre motivos que pertenecen a la literatura infantil tradicional (animales y fenómenos naturales humanizados, brujos, etc.), los que se proyectan en el tiempo, transitando por el imaginario argentino de la infancia de varias generaciones, desde los años 60 hasta la actualidad. Este itinerario se inicia en un momento de auge creativo y profundización de contenidos políticos y sociales, hasta llegar a un momento en que el contexto traumático que significa la dictadura habilita una nueva recepción de esos elementos, otorgándoles una representación diferente. En relación con la obra de Walsh, si bien los recursos literarios (motivos y tropos recurrentes como los señalados anteriormente) podrían ser utilizados con una función didáctica, la autora se posiciona a partir de una escritura que posee un alto rigor estético y que se plantea en todo momento como un desafío para el lector(a). En este sentido, L 6 es importante señalar que se opone a una escritura didáctica lineal que apunta a la transmisión de ideales conductuales y nociones dicotómicas de la realidad. Ahora bien, resulta fundamental para el objetivo de nuestro análisis poner énfasis en la generación de receptores adultos de los años 80 y 90, quienes fueron niños y niñas en el momento de la producción de la obra de María Elena Walsh, durante la década de los 60. Nos referimos a una generación que ha sido protagonista de las luchas anticapitalistas y de las utopías de liberación colectiva de la izquierda, y que, en sintonía con esto, concibe la configuración técnico-estética del arte a partir de su potencial político transformador. En este sentido, la escritura poética de María Elena Walsh se proyecta desde las múltiples posibilidades que abre con relación a la resignificación de la realidad y del arte, en particular de las producciones pensadas para niños y niñas. En el caso específico de los poemas seleccionados, existen variadas imágenes que completan determinados sentidos en la imaginación y visión de mundo de los niños y niñas. Sin embargo, ya durante la adolescencia y/o adultez, ellas se recargan de nuevos significados al vincularse con percepciones, sentires y saberes del momento presente, lo que se hace posible mediante el potencial imaginativo que ofrece el discurso poético. Así, por poner un ejemplo, si durante los años 60 el viaje de la tortuga Manuelita podía ser comprendido como una aventura o una travesía, e incluso como un desplazamiento que se liga al fenómeno de la inmigración, en los años 80, este mismo motivo del viaje puede ser resignificado a partir de la experiencia traumática que significa el exilio forzado. De este modo, es posible afirmar que, al atravesar el contexto traumático, los signos recibidos en las décadas posteriores se abren a nuevas interpretaciones que develan espacios de fuga, posibilitando la emergencia de ficciones que superan las que el mismo texto propone y potenciando la relaboración de la memoria en la postdictadura. Este es el eje central de análisis que me interesa rescatar, enfatizando que el ejercicio sugerido es posible desde una lectura posterior en términos generacionales, en cuanto estamos considerando el periodo dictatorial como evento traumático. Estaríamos frente a poemas que se plantean desde lo ambivalente y que, en su misma estructuración estética, articulan la ambigüedad y la emergencia de contradicciones que, en el caso del contexto de recepción que nos interesa, contribuyen a desempolvar con mano crítica y creativa los sentidos que definen a la generación de la resistencia argentina. 7 II. LITERATURA INFANTIL Y POÉTICAS DE LA MEMORIA TRAUMÁTICA El fenómeno de reelaboración de la memoria y su vinculación con la imagen poética está ligado a la relación entre escritura y política, cuyo principal potencial crítico transformador no se encuentra en las temáticas o contenidos ideológicos específicos, sino en las elecciones discursivas y retóricas que habilitan determinadas comprensiones e interpretaciones de la realidad. Pensando en la vinculación más específica que se da entre memoria y poesía, Alicia Genovese (2010) resalta el potencial que la imagen poética y la inscripción literaria poseen a la hora de buscar representar las experiencias traumáticas, siempre subjetivas, y reelaborar las memorias de nuestros pasados recientes, frente al vacío metafórico que manifiestan los llamados géneros referenciales; entre estos, muy particularmente el discurso testimonial, recurrente para el tratamiento de estas temáticas. A estas reflexiones, Alicia Salomone (2011) agrega la consideración del ejercicio poético como «[…] una praxis estética que excede, sin embargo, a esta sola consideración, para proyectarse también como un espacio idóneo para promover una resiliencia en los y las sujetos que la produceny recepcionan» (3). Este punto resulta fundamental para nuestros objetivos, en cuanto la reelaboración de las memorias traumáticas, desde la actualización de los signos que se despliegan en múltiples sentidos a partir del artificio poético, puede ser visto como un mecanismo de elaboración del duelo si contribuye a la comprensión y profundización crítica de los fenómenos de violencia que han tenido lugar en los países latinoamericanos en general. La poesía, en su específico uso del lenguaje, nos permite el tratamiento de conceptos problemáticos y difíciles de abordar desde otras formas discursivas, en la medida en que los elabora a partir de múltiples ángulos y perspectivas, trabajando desde los pliegues de los discursos oficiales, articulando puntos de fuga, espacios sinuosos y oblicuos que ayudan a definir diversos matices de las subjetividades y abren el espectro de discusión, reflexión y análisis que las mismas nociones pueden evocar. Esto resulta interesante sobre todo al momento de buscar introducirse en relatos histórico-políticos en permanente pugna interpretativa en torno a las lecturas del pasado que los constituyen, y particularmente en el momento de aproximarnos a la problemática acerca de cómo transmitir las experiencias del horror a los niños y niñas. Ahora bien, podemos afirmar que, a partir de la recepción que ha tenido la obra de Walsh y del entendimiento acerca de su trabajo con figuras complejas que develan múltiples tensiones simbólicas, esta se inscribe en un 8 corpus de producciones poéticas latinoamericanas que han tematizado, desde diversos lugares, las relaciones entre literatura y política, desarrollando lo que postulamos como poéticas de la memoria. En relación con ello, me parece pertinente destacar la recepción que, a nivel del contexto artístico-cultural, ha tenido la obra de María Elena Walsh en el marco de la resistencia y los movimientos de solidaridad latinoamericanos. En esta línea, la producción de María Elena Walsh ha sido acogida principalmente, desde la perspectiva que nos interesa, en lo que ha sido conocido como el “cancionero latinoamericano” de los 70 y 80 o la “canción de protesta” solidaria con los pueblos que se encontraban en dictadura, correspondiente a una cultura de resistencia que realiza parte importante de su trabajo artístico en el contexto del exilio o de la clandestinidad1. Así también, podríamos destacar la utilización del poema musicalizado “En el país de Nomeacuerdo” en la película La historia oficial (1985), dirigida por Luis Puenzo, la cual destaca por el complejo tratamiento del fenómeno de la desaparición forzada y la apropiación de niños y niñas, hijos de detenidos(as) desaparecidos(as), durante la dictadura argentina. 1 Aquí destaca el trabajo de investigación folclórica, musicalización e interpretación realizado por Mercedes Sosa, Cuarteto Zupay, Luis Aguilé, Joan Manuel Serrat, Jairo, Rosa León, León Gieco, entre otros. III. RECURSOS DE LA POÉTICA DE WALSH : CONSTRUCCIÓN IDENTITARIA , UTILIZACIÓN DEL ABSURDO Y PROBLEMATIZACIÓN DE LA MEMORIA a) “MÍRENME, SOY FELIZ”: LENGUAJE POÉTICO Y CONSTRUCCIÓN IDENTITARIA Nos enfrentamos a un mundo poético desbordado de imágenes psicodélicas, un mundo onírico complejo, repleto de personificaciones, colores, lenguajes y formas sinestésicas que se superponen y dialogan a lo largo de la obra. En este mismo sentido, podemos decir que la presencia de voces dominantes que buscan condicionar el ejercicio creativo de la escritura es igualmente burlada en el cruce mestizo de saberes e imágenes resignificadas que ofrecen los mismos poemas. De este modo, puede realizarse una lectura fundamentalmente política, en cuanto el significante revela el conflicto y evidencia la tensión simbólica. Esto puede apreciarse en el siguiente fragmento de “Canción del jardinero”: Mírenme, soy feliz/ entre las hojas que cantan/ cuando atraviesa el jardín/ el viento en monopatín Cuando voy a dormir/ cierro los ojos y sueño/ con el olor de un país/ florecido para mí. 9 Yo no soy un bailarín/ pero me gusta quedarme/ quieto en la tierra y sentir/ que mis pies tienen raíz. Una vez estudié/ en un librito de yuyo/ cosas que sólo yo sé/ y que nunca olvidaré. […] Del jardín soy duende fiel/ cuando una flor está triste/ la pinto con un pincel/ y le toco el cascabel (Walsh, Canciones para mirar 16). Observamos varios elementos de la poética de Walsh concentrados en este conocido poema. En primera instancia, nos introducimos en un texto que inserta el discurso identitario por medio de la utilización de la primera persona y la apelación inicial contenida en el imperativo “mírenme”. En este mismo ejercicio, observamos una definida puesta en escena, búsqueda por poner en un determinado contexto el mundo onírico representado en el tópico del jardín, el que para la literatura tradicional corresponde a un espacio trabajado, armonioso, donde las posibilidades creativas se multiplican y la naturaleza está bajo el dominio del hombre. En este caso, la figura humana, sin embargo, es proyectada como un duende que desestabiliza la coherencia del recurso literario y nutre el discurso de nuevos sentidos en términos de su potencial imaginativo. La figura del duende se presenta como amena, activa, contenedora, controladora y vital. Dichos espacios protagónicos, sumados a la presencia de “dios” y el colorido armónico propio de las imágenes poéticas presentadas, completan la estructura tradicional del poema que podría ser acogida en una lectura “para niños”, desde una perspectiva didáctica. Sin embargo, si vamos más allá en el análisis, encontraremos contenidos, espacios y sentidos que se contraponen en el desarrollo y que construyen un escenario desestabilizador. El primero de ellos corresponde al espacio representado por una realidad onírica invocada cuando el hablante lírico “cierra los ojos y sueña”. Por otro lado, la utilización del concepto “país” –referente de un territorio delimitado y soberano, con tintes identitarios y una articulación política, social y económica que busca ser homogenizante– no puede resultar azarosa cuando es contrapuesto al locus amoenus que constituye el jardín soñado. La escenificación que resaltábamos al comienzo y que apoyábamos en el verso que da inicio al poema se vuelve entonces un llamado de atención que permanentemente juega con el recurso de la ironía o la inversión del sentido común, en cuanto el hablante señala “mírenme, soy feliz”, pero en mis sueños. Otros elementos desestabilizadores en este marco corresponden a la lectura que posibilita la tercera estrofa, en donde se señala la experiencia del arraigo, la estabilidad y la conexión con la realidad natural como 10 opuesta a la condición de un “bailarín”, quien puede mutar de espacio, de postura y de rasgos, según la danza que esté representando. Igualmente, esta metáfora se relaciona de modo directo con la experiencia del viaje y del exilio voluntario o involuntario, simbólico o real en relación a la patria y a lo que le es propio en términos identitarios. Por otra parte, los dos últimos versos de la cuarta estrofa (“cosas que sólo yo sé/ y que nunca olvidaré”) dirigen la lectura a establecer un concepto de memoria que se define por su carácter resistente y que, volviendo a la imagen del “país florecido para mí”, refiere tanto al país añorado que ha sido como al que todavía podría llegar a ser. Es decir, como un reducto o bastión límite en el cual siempre es posible enmascarar la realidad y jugar con sus significados transformando los escenarios. b) “VAMOS A VER CÓMO ES EL REINO DEL REVÉS”: EL ABSURDO Y LA INVERSIÓN DE SENTIDOS COMO ALTERNATIVA CRÍTICA DE PENSAMIENTO Otro recurso centralde la poética de Walsh es la utilización del absurdo como una forma de llevar al límite el contenido fantástico. En este sentido, podríamos hablar de una invitación a un receptor activo que permanentemente interprete entrelíneas y devele significados. En términos estructurales, las imágenes compuestas son numerosas y concisas, por lo cual se exige rapidez y atención para seguir el relato y esto funciona también como un llamado de atención. Se constituye entonces una escritura osada, desafiante, que construye múltiples imágenes conformadas por oposiciones de distinto orden (elementos, colores, aromas, texturas) y que descubre en su composición una invitación a la deriva creativa del lector(a), abriendo la posibilidad de exceder los referentes del imaginario infantil que el texto propone. Advertimos, entonces, nuevamente, un gesto que habla de cierta intervención de la poesía frente al orden lineal y normativo2. En este plano del análisis los ejemplos son variados, pero escojo algunos del libro Zoo Loco, publicado en 1964: Un Gallo a una Gallina preguntó:/ –¿cocorocó? ¿cocorocó cocó?/ La Gallina indecisa, primero le dio risa, pero después le contestó que no (Walsh, Zoo Loco 28). 2 En este sentido, se destaca la subversión de la figura de la madre mariana, depositaria de la herencia formadora, protectora, que bloquea la conexión del niño(a) con la realidad amenazante. En estos textos, la hablante más bien ocupa el lugar de una “cuentacuentos”: una mujer situada en un espacio tradicionalmente pensado para ella, pero que precisamente desde allí invierte el modelo. Así, la figura privada de la madre –transmisora de la tradición a los hijos– es removida por la figura pública de la creadora de lenguajes y “cuentacuentos”. Ello evidencia la politización de una escritura que transita desde lo privado hacia lo público por medio de una hablante lírica que resulta transversal a la mayoría de los poemas. 11 Un día, por la calle Carabobo/ se pasea una nena con un globo/ de pronto da un traspié/ y todo el mundo ve/ que no es Caperucita, sino el Lobo (Walsh, Zoo Loco 58). Ambos poemas breves representan el tratamiento del absurdo descrito con anterioridad; sin embargo, también destaca nuevamente la deconstrucción del signo a partir de la disociación entre significante y significado. Los mundos representados en “La hora de tomar el té”, “El reino del revés” o el del personaje “Doña Disparate” corresponden a un espacio onírico, pero esto no significa en ningún caso la configuración de un caos experimental, sino que las reglas del juego propuesto quedan bien definidas desde un primer momento, estableciéndose un nivel de coherencia paralelo al sentido común. Reconocemos en estas versiones fantasiosas y originales, la probable influencia de grandes poetas de otras lenguas, tales como Lewis Carroll o Robert Desnos. Sin embargo, podemos afirmar, nuevamente, que en la exploración que la autora hace de esa poesía “tradicional” concluye en una creación mestiza3 como la que estamos 3 Tanto en lo relativo a las influencias advertidas como a la construcción de imaginarios que incorporan cruces de géneros (música, literatura, teatro), referencias a tradiciones folclóricas latinoamericanas, y que revisando. Destaco algunos fragmentos de los poemas mencionados: Me dijeron que en el reino del revés/ nada el pájaro y vuela el pez/ que un ladrón es vigilante y otro es juez/ y que dos y dos son tres/ vamos a ver cómo es el reino del revés (Walsh, Canciones para mirar 31). Estamos invitados a tomar el té/ la tetera es de porcelana/ pero no se ve/ yo no sé por qué […] Cuidado cuando beban/ se les va a caer/ la nariz dentro de la taza/ y eso no está bien/ yo no sé por qué (Walsh, El reino del revés 61). Doña disparate/ nariz de batata/ se olvida, se olvida/ de cómo se llama/ se olvida el rodete/ detrás de la puerta/ duerme que te duerme/ cuando está despierta (Walsh, Tutú Marambá 68). concluyen en la creación de un artefacto poético de gran complejidad en cuanto se proyecta hacia lo social desde múltiples perspectivas. 12 c) “YO SOY LA PÁJARA PINTA, VIUDA DEL PÁJARO PINTÓN”: LA POETA COMO VATE Para finalizar, en relación con el hecho de que estamos tomando la figura de la autora como una “instauradora de discursividades” (Foucault 67) y no en correspondencia con su función-sujeto, pues la lectura propuesta solo es posible mediante una distancia generacional que identifica a la dictadura como una marca traumática fundamental, quiero referirme a este potencial de resignificación y reelaboración de contenidos como una característica que vuelve a la hablante lírica hacia la figura del vate, quien pareciera advertir una dislocación subjetiva en la atmósfera previa al quiebre traumático. Curiosamente, muchos de los poemas dirigen una especial dedicación a la problemática de la memoria propiamente tal, como también a muchas de las circunstancias dramáticas que tendrán lugar en las décadas siguientes. Con esto no busco afirmar un estadio esotérico de la dimensión poética, sino advertir acerca de las proyecciones dinámicas e inestables de la memoria que la misma autora propone y problematiza. Varios clásicos entran en esta categoría: “El país de Nomeacuerdo”, “La pájara Pinta”, “El pastel de pajaritos”, “La cigarra”, entre otros. Para cerrar, cito dos de los más conocidos en donde la lectura infantil y la lectura política se pueden realizar a la par: Yo soy la Pájara Pinta/ viuda del Pájaro Pintón/ mi marido era muy alegre/ y un cazador me lo mató/ con una escopetita verde/ el día de San Borombón/ Una bala le mató el canto/ y era tan linda su canción/ la segunda le mató el vuelo/ y la tercera el corazón/ Ay ay, la escopetita verde/ Ay ay, mi marido Pintón […] Yo soy la Pájara Pinta/ si alguien pregunta dónde estoy/ le dirán que me vieron sola/ y sentadita en un rincón/ llorando de melancolía/ por culpa de aquel cazador… (Walsh, Tutú Marambá 71). En el país de Nomeacuerdo/ doy tres pasitos y me pierdo/ un pasito para aquí/ no recuerdo si lo di/ Un pasito para allá/ ¡ay, qué miedo que me da!/ Un pasito para atrás/ y no doy ninguno más/ porque ya, ya me olvidé/ dónde puse el otro pie (Walsh, El reino del revés 39). El presente análisis emerge del entendimiento de la literatura como componente cultural y práctica artística, y entonces, como un espacio privilegiado para dar cuenta de las relaciones entre lo privado y lo público. Este hecho propicia el desarrollo de íntimas susceptibilidades que 13 transitan desde lo subjetivo hacia lo social, e igualmente hacen el movimiento inverso, estableciendo en ese recorrido diversas representaciones imaginarias y simbólicas en torno a la realidad. Por otra parte, es importante destacar que estas representaciones luego definen espectros discursivos fundamentales como son las políticas educacionales, culturales y de diversa índole en el contexto de nuestras democracias transicionales. Entendemos que estos espacios en los cuales se despliega la subjetividad y se proyecta hacia lo social son un sitio privilegiado para observar los diversos tipos de violencia que se han instalado en nuestros imaginarios en el tránsito de la dictadura a la postdictadura. En este punto, entonces, creo que la literatura, y particularmente la poesía, se abre como un espacio que favorece, promueve y posibilita una profunda reflexión en torno a los aparatos simbólicos que sostienen los actuales modelos políticos y económicos. Es por esto que habilitar la lectura de los textospoéticos de María Elena Walsh a partir de la recepción que estos han tenido en diversos contextos, pero particularmente en el contexto dictatorial y postdictatorial argentino, implica una comprensión del lenguaje poético a partir de su capacidad para concentrar emociones, reminiscencias y proyecciones, lo cual, desde nuestra perspectiva, posiciona a la poesía como un discurso de memoria. BIBLIOGRAFÍA Foucault, Michel. «¿Qué es un autor?». Conferencia dictada ante la Sociedad Francesa de Filosofía en 1969. Littoral 9 (1983): 51-82 Digital. http://148.206.53.230/revistasuam/dialectica/include/ge tdoc.php?id=286 Genovese, Alicia. «Entre la ira el arte del olvido: testimonio e imagen poética». Recordar para pensar. Memoria para la Democracia. La elaboración del pasado reciente en el Cono Sur de América Latina. Santiago, Chile: Ediciones Böll Cono Sur, 2010. 69-76. Impreso. Salomone, Alicia. «Ecos antiguos en voces nuevas. Post- memorias poéticas de mujeres en Chile y Argentina». Revista América sin nombre 16 (2011): 121-130. Impreso. Walsh, María Elena. Tutú Marambá. Buenos Aires, Argentina: Alfaguara, 2005. Impreso. ---. Canciones para mirar. Buenos Aires, Argentina: Alfaguara, 2008. Impreso. ---. Zoo Loco. Buenos Aires, Argentina: Alfaguara, 2011. Impreso. ---. El reino del revés. Buenos Aires, Argentina: Alfaguara, 2011. Impreso. http://148.206.53.230/revistasuam/dialectica/include/getdoc.php?id=286 http://148.206.53.230/revistasuam/dialectica/include/getdoc.php?id=286 14 N° 5 – Año 1 – Mayo 2015 NADAR DE PIE (2010) DE SANDRA COMINO : UNA HISTORIA QUE CONSTRUYE MEMORIA A TRAVÉS DE LA ESCRITURA ANAHÍ TRONCOSO ARAYA © MAGÍSTER EN LITERATURA ANAHI .MAGDALENA @GMAIL .COM Nadar de pie. Buenos Aires, Argentina: Libros del Náufrago I&J, 2010. 189 páginas. mailto:anahi.magdalena@gmail.com 15 NADAR DE PIE (2010) DE SANDRA COMINO : UNA HISTORIA QUE CONSTRUYE MEMORIA A TRAVÉS DE LA ESCRITURA RESUMEN La novela Nadar de pie (2010) de Sandra Comino (Junín, 1964) es un relato que aborda el pasado reciente de Argentina, específicamente la guerra de Malvinas (1982) y las implicancias que esta tiene para la familia de Mavi, la adolescente protagonista. La propuesta de esta reseña crítica es la de reflexionar sobre cómo la escritura se transforma para Mavi en la única vía posible para reconstruir su historia y otorgarle sentido, erigiendo un relato catártico que la libera de la angustia paralizante y le permite configurar una memoria personal –atravesada constantemente por la memoria social–, que finalmente resignifica su pasado, modifica su presente y se proyecta hacia el futuro. Se destaca también la construcción de un relato que se dirige a audiencias adolescentes, abordando temáticas complejas sin intención de reducir la obra a un relato didáctico. PALABRAS CLAVES : MEMORIA, LITERATURA PARA ADOLESCENTES, SANDRA COMINO. I. LITERATURA QUE DIALOGA CON LA MEMORIA adar de pie (2010), de Sandra Comino, narra la historia de Mavi, una adolescente que vive junto a Gabriela, su madre, en Capital Federal (Buenos Aires). El relato aborda el viaje que ambas realizan en busca de respuestas ante la muerte de Nardo, el padre de Mavi, quien falleció en Malvinas sin que ella pudiera conocerlo. La novela es escrita in extrema res, presentándonos el final de la historia en las primeras páginas: aquí Mavi se encuentra en Malvinas lanzando al mar una carta dirigida a su padre, la cual fue escrita a lo largo del viaje que la llevó hasta ese lugar. Esta estructuración narrativa aporta a enfatizar el hecho de que el relato aborda y construye memoria, ya que todo lo que viene después de aquel inicio se configura como un largo recuerdo del pasado que Mavi habitó para poder llegar hasta ahí. El relato continúa cuando Gabriela decide viajar junto a su hija a Maipú, localidad rural en la que aun vive la familia de Nardo. Sin embargo, solo más adelante conoceremos los motivos: Gabriela se ha enterado de que han encontrado los restos de un piloto en Malvinas y ella cree que puede ser el cuerpo de Nardo. De esta forma, el N 16 viaje se constituye como una búsqueda que aspira a la reconstrucción de la propia historia, que pretende dar respuesta a la incomprendida ausencia de Nardo. Así, Mavi –apócope de Malvina– vivirá la experiencia de reencontrarse con su pasado, lo cual le permitirá resignificar sus tormentos, angustias y dolores. Me parece importante señalar en este punto que la novela aborda diversas temporalidades. Si bien el presente de la historia se construye en el año 1998, la historia está constantemente intervenida por el pasado, lo cual se expresa mediante saltos temporales que se configuran en capítulos (“Verano, 1980”, “Navidad, 1980”, “Verano, 1982”, entre otros). Este salto al pasado aborda esencialmente la historia de Gabriela y Nardo, cómo se conocieron y enamoraron. Asimismo, construye el marco histórico de la novela, la cual se inscribe en la dictadura cívico-militar argentina (1976- 1983) y en los primeros 15 años de democracia. En este sentido, el contexto del relato es fundamental, ya que aquel pasado alude a una historia reciente que no está resuelta y, específicamente, se refiere al evento traumático de la guerra de las Malvinas (1982), el cual ha marcado a la sociedad argentina. Lo primero que debo destacar es que Argentina tiene una demanda histórica ante la soberanía de las islas Malvinas1, que data desde la invasión británica de 1833, la cual es concebida como la representación de «[…] la persistencia de una realidad colonial en el territorio nacional» (Ministerio de Educación de la Nación Argentina 16). Sin embargo, la novela se centra en el suceso ocurrido en 1982, año en el que la dictadura cívico-militar impulsa la guerra contra los británicos. El propósito de los militares era apelar a una demanda de carácter nacional para construir un escenario social favorable, intentando coaptar el apoyo popular. Sin embargo, el fracaso de la guerra, unido a la exposición del actuar inescrupuloso de los altos mandos militares, se transformó en un impulso fundamental para avanzar hacia el fin de la dictadura, frustrando así el plan original. Este marco histórico-político también alude a un contexto literario. Las diversas dictaduras ocurridas en Latinoamérica durante la década de los setentas2 y sus múltiples y complejos procesos postdictatoriales han impulsado la elaboración de un corpus literario que tematiza 1 Es importante aclarar que la demanda es sobre la soberanía en el Atlántico sur, exigiendo no solo la recuperación de las islas Malvinas, sino también «[…] las Georgias del Sur, las Sándwich del Sur y los espacios marítimos e insulares correspondientes» (Ministerio de Educación de la Nación Argentina 25). 2 Destaco esta década particularmente por la convergencia de diversas dictaduras que afectaron a América Latina, particularmente en el Cono Sur. Sin embargo, este periodo dictatorial puede establecerse desde 1960 hasta 1980. 17 el pasado reciente, construyendo así una escritura que busca tensionar la historia, discutir el discurso oficial y abrirse a la resignificación de lo sucedido. Por lo tanto, la obra Nadar de pie dialoga con estos contextos, lo cual se evidencia con la trama narrativa y con el hecho de que la autora manifiesta, en el epílogo del libro, que este relato fue inspirado en las diversas biografías e historias que fue conociendo mediante su propia investigación sobre las Malvinas. Este aspecto da cuenta de una intención escritural, por parte de la autora, que busca disputar la memoria que se construye socialmente sobre la guerra de las Malvinas, la dictaduracívico-militar argentina y el presente postdictadorial. Ahora bien, disputar la memoria no es solo escribir sobre ella. Se trata de construir un relato que permita la reinterpretación situada de la historia, del trauma. De esta manera, no basta con ilustrar los hechos históricos, sino que es necesario habilitar la posibilidad de desplegar la elaboración de sentidos. Es por esto que el campo de la literatura se convierte en un espacio fértil para desarrollar memoria, ya que en ella no solo se puede hablar sobre lo sucedido, sino que se configura un espacio en el que la interpretación de esos eventos es central. La literatura, por tanto, permite que la historia sea reescrita y que el lector-a pueda apropiarse de ella. En esta línea, resuenan las palabras de la escritora y antropóloga francesa, Michèle Petit: Tenemos derecho a una historia, pero también tenemos derecho a la metáfora, al extrañamiento, al desvío, a la ampliación de nuestro universo cultural. Y la lectura puede ser justamente un sesgo privilegiado para ofrecernos ambas cosas, para permitirnos conjugar varios universos (141). Por lo tanto, la literatura es una oportunidad pero también es un derecho. En ella podemos hacer converger aquello que parece imposible, ampliar nuestra visión de mundo, elaborar nuevos sentidos que nos permitan comprender nuestra compleja realidad y, por esto, la literatura no debe ser negada a ninguna persona. II. UNA ESCRITURA PARA NO OLVIDAR Y PARA RESIGNIFICAR «[…] y ahora escribo para olvidarlo o para hacer que vuelva, aunque estoy seguro de que no ha de volver». Carlos Droguett, Patas de perro. Como he señalado, la historia de Mavi se encuentra atravesada por la historia de Argentina, por la memoria 18 social y colectiva, la cual se tematiza en la búsqueda que la protagonista realiza en el viaje a Maipú y, posteriormente, en el viaje al lugar donde se cree que su padre murió: el mar de las islas Malvinas. Sin embargo, este tránsito se produce no solo a través de las experiencias que la protagonista vive en estos desplazamientos, sino que se construye fundamentalmente a través de una carta que Mavi le escribe a su padre. Esta carta se convertirá en la materialización de la reconstrucción de su memoria, para así reconfigurar su propia identidad: «Mavi, desde el momento en que decidió poner toda su existencia en una carta, determinó un nuevo camino en su vida, donde su principal logro fue sacarse de encima la angustia y entender el pasado» (Comino 19). De esta forma, la escritura se transforma en una vía de liberación consciente. Es un proceso catártico que transita entre los silencios y descubrimientos que Mavi realiza en su viaje, entre sus dudas y sentimientos. La escritura es, por tanto, la forma en la que protagonista logra responder al agobio de lo incomprensible, de la pérdida de aquello que nunca tuvo. Es su forma de hacer presente lo ausente. En este sentido, la certeza de que esa carta nunca será leída no logra opacar lo que esa escritura significa, ya que en ella se plasma la posibilidad de que Mavi se desprenda de un peso que nunca tuvo oportunidad de elegir llevar. La carta permitirá un diálogo íntimo, tanto consigo misma como con la historia de su padre. Le permitirá procesar aquellos eventos inexplicables que acabaron con la vida de su padre y de su abuelo materno (militar que también murió en Malvinas), que agotaron las ganas de vivir de su abuela paterna Antonia, que mutilaron a su tío Jorge y que, finalmente, dejaron a su madre «[…] con el dolor clavado en el pecho» (Comino 23). La reconstrucción concreta de la historia mediante la fijación de la escritura será también una reconstrucción simbólica de su pasado. No obstante, para poder rearticular aquel pasado, es necesario conocer la historia, conocerla no solo desde los aspectos factuales, sino también desde las implicancias subjetivas que esos hechos tienen en la vida de los personajes. La pregunta que Jorge realiza a Mavi sobre la guerra abrirá paso a comprender este punto: «¿Qué sabés de la guerra, Mavi?/ –Que me robó a la mitad de mi familia» (Comino 69). Ante esta respuesta, se observa cómo la guerra no solo es un hecho histórico pasado, sino que es parte del presente y de la cotidianidad. La guerra impacta en la vida de Mavi, quince años después, haciendo patente aquellas ausencias a las que se enfrenta día a día. En este 19 sentido, la reconstrucción de ese pasado no se fundamenta en el conocimiento acabado de los hechos, sino en la otorgación de sentido que ella le da a esos eventos. Es por esto que el ejercicio de memoria se constituye en un pilar que se proyecta en el tiempo, ya que «[e]l pasado que se rememora y olvida es activado en un presente y en función de expectativas futuras» (Jelin 18). Esas expectativas solo pueden aspirar a materializarse si el acto de recordar se concientiza y se desarrolla libremente. Este evento traumático, por tanto, será esencial en la vida de Mavi, comenzando por la pérdida de su padre y proyectándose hacia las implicancias que esta ausencia tiene en su presente, en su relación familiar, en su construcción identitaria e incluso en sus expectativas sobre el amor. Como contrapunto a esta reconstrucción liberadora escritural, está la forma en la que Gabriela lleva el peso de la ausencia de Nardo. La imposibilidad de construir puentes para dialogar su historia la llevan a cerrarse en sí misma: «Gabriela nunca hablaba de temas profundos con su madre. En realidad, nunca hablaba de nada con nadie. Mavi no comprendía; las conversaciones entre abuela, madre e hija se tornaron difíciles» (Comino 17). Antes del viaje, la madre de Mavi padece la ausencia de Nardo como un gran dolor que no la deja avanzar. Un peso que le cierra las puertas a su entorno, que la hacen iracunda con su hija, que la motivan a rechazar una y otra vez a su madre, quien, además, tampoco nunca tuvo la delicadeza de comprenderla. Esta situación de aislamiento e incomprensión que vive Gabriela se complejiza cuando Mavi se entera de que su padre nunca supo de su existencia. Su madre decidió no decirle a Nardo que estaba embarazada antes de que dirigiera a Malvinas y, finalmente, nunca tuvo la oportunidad de contárselo. La pena y angustia que Mavi siente al enterarse de esto la llenan de rabia contra su madre, la cual es expresada en su carta: Mamá me observó y se fue despacio. La vi alejarse casi doblada por el dolor, pero no pude llamarla. Un odio repentino se apoderó de mí. Después de todo, a mí también me habían pasado cosas. No pude decir, no pude hacer. Es como nadar de pie, no se puede (Comino 129). La presencia del título de la novela en este fragmento nos permite construir una imagen clara sobre las dificultades a las que se enfrenta la protagonista. Su pasado irrumpe en su vida y le impide avanzar. Sin embargo, la liberación de los secretos y ese encuentro inevitable y abrupto con el pasado serán la única forma de construir un 20 camino para reconocerse y reconstruirse. Asimismo, para Mavi la escritura de todo lo que le sucedía, de todo lo que sentía, será lo esencial para que ese camino efectivamente pueda ser cruzado. De esta forma, observamos que la honestidad de su madre ante su dolor le permitirán comprender a Mavi que ella también luchaba contra sus propios fantasmas: «Nunca me ocultó su dolor. Jamás disimuló tu ausencia» (Comino 179). Será esa cruda, pero honesta relación, la que le permitirá a Mavi salir de su rabia para transformarla en relato. La liberación que le otorga la carta termina por materializarse cuando lanza la botella que contiene su mensaje en el mar de las Malvinas. Ahí Mavi se despide de su padre, cerrando quizás un ciclo, pero nunca el diálogo. Su pasado seguirá resonando en su presentey ella no omitirá esa realidad. Es por eso que, finalmente, decide comenzar otra carta, seguir detallando sus experiencias, su historia: Mavi, que ya vive como para escribir lo que le ocurre, acostumbrada a detallar todo (lo hizo en la carta más larga de su vida), piensa que extrañará la escritura. Y es allí cuando se le ocurre que puede escribir otra carta… para alguien… (Comino 186). Por su parte, es importante destacar que el desarrollo de la historia y los recursos formales elegidos por la autora para estructurar y construir la novela también nos hablan de una cuidada reflexión sobre aquel pasado reciente. En este sentido, es relevante destacar, por ejemplo, que si bien Nardo y Emilio Juárez –el padre de Gabriela– fallecieron en Malvinas, lo que los llevó a esa guerra fueron dos motivos diferentes. Nardo, piloto apasionado, decidió ir de voluntario cuando escuchó el llamado a defender las islas. Emilio, en cambio, era un militar caracterizado como un hombre autoritario y distante para Gabriela, ya que no podía compartir con él ningún aspecto personal de su vida. Otro elemento que lo caracteriza es que él manejaba «[u]n Falcon verde» (Comino 42), auto que se transformó en un símbolo de la dictadura y del terrorismo de Estado, ya que fue ampliamente utilizado por los militares y agentes represivos para secuestrar personas. La sutileza con la que se presentan estos datos y la construcción de los personajes –que se realiza sin demonizarlos ni caricaturizarlos– le permiten al lector-a pensar críticamente la historia y observar las diferentes posiciones que surgen ante conflictos políticos, 21 sin que se transforme en un relato didáctico que busca enseñar sobre la tolerancia. Esto también se puede apreciar en las lecturas que los personajes realizan de la guerra, las cuales son registradas por Mavi: La abuela Joselina hablaba de la guerra con una suerte de orgullo, reafirmaba que estuvo bien y no veía ningún crimen en torno a ella. Estaba totalmente de acuerdo con las decisiones tomadas en esos momentos. Festejó el desembarco en las islas (eso lo festejaron casi todos). […] La abuela Joselina tenía un pensamiento que no modificaba nunca […]; no era difícil suponer que lo que ella decía era la repetición de la palabra del abuelo Emilio. Para el abuelo Mateo, ir a la guerra había sido aceptar una pena de muerte. Él dijo no a la guerra desde el primer momento, que eran muchachos inocentes sin abrigos, sin comida y sin instrucción. Pero la gente se dio cuenta después. Algunos ni se dieron cuenta (Comino 94-95). La familia de Mavi se transforma en una micro representación de la sociedad argentina. La guerra de las Malvinas no dejó indiferente a nadie, pero, al mismo tiempo, no todos-as han sido capaces de visualizar aquel evento traumático con plenitud para así comprender el abuso que se realizó con los jóvenes que fueron obligados o motivados a participar en una sentencia de muerte. En este sentido, la novela se constituye como una posibilidad para abrir los ojos, para remirar ese pasado y no obviar el crimen que la dictadura cívico-militar impulsó contra los jóvenes argentinos. III. LECTURAS QUE TENSIONAN Y NOS INVOLUCRAN El análisis que propongo de esta obra me permite afirmar que en ella, efectivamente, se posibilita que el lector-a habite aquella “frontera indómita” en la que se sitúa la literatura y de la que habla Graciela Montes (1999). La lectura de Nadar de pie nos pone en juego, tensionándonos en el momento en que nos situamos en aquel espacio fronterizo que surge entre la realidad y la ficción, es decir, donde la representación de nuestra realidad y la creación de mundos posibles se conjugan, creando un nuevo mundo abierto a la interpretación. Esta apertura solo puede constituirse si el relato se configura considerando respetuosamente al receptor-a y con la conciencia de que «[…] el arte nos ayuda a entender la vida. Pero no porque los cuentos ‘digan de otra manera’ ciertos asuntos o expliquen con ejemplos lo que nos pasa 22 sino por las consecuencias que trae habitarlos, aceptar el juego» (Montes 28), es decir, entender que lo relevante es la interacción que se produce entre lector-a y relato, en las significaciones que esa historia pueda proyectar y los aportes que esta la novela pueda realizar al tematizar la historia reciente de Argentina sin censuras, sin didactismo. “Habitar” la historia de Mavi y de Malvinas con libertad y creatividad se constituye no solo en una necesidad, sino en un derecho del lector-a, el cual es en ocasiones negado – especialmente para audiencias infantiles, adolescentes y/o juveniles–. Es por esto que el trabajo de Sandra Comino resulta tan significativo, porque logra evitar caer en clichés: construye un discurso creativo, literario y profundiza un tema delicado, sin obviar las contradicciones que nuestra realidad presenta. En este sentido, el texto literario y la carta que Mavi dirige a su padre se sitúan valorando la escritura como elemento fundamental para reconstruir la historia. La palabra es una posibilidad para el encuentro y también para la liberación, algo que Mavi descubre mediante su carta y que nosotros-as como lectores-as también podemos notar. Es esta apropiación de la palabra la que disputa la historia oficial, la que debate la interpretación única propuesta para entender el pasado y la que se articula como una apertura de sentidos, tan necesarias para discutir lo que no está –ni puede estar– resuelto sin antes reflexionar. La discusión sobre el pasado reciente y sus tensiones, junto a la multiplicidad de sentidos que puede significar la literatura, son ejes esenciales que no pueden negarse en una sociedad democrática. La interrelación de ambos elementos hace de Nadar de pie un relato significativo, potente, que nos enfrenta al conflicto y que también nos permite ser parte de él crítica y reflexivamente. 23 BIBLIOGRAFÍA Comino, Sandra. Nadar de pie. Buenos Aires, Argentina: Libros del Náufrago I&J, 2010. Impreso. Jelin, Elizabeth. Los trabajos de la memoria. Madrid, España: Siglo XXI Editores, 2002. Impreso. Ministerio de Educación de la Nación Argentina. Pensar Malvinas: una selección de fuentes documentales, testimoniales, ficcionales y fotográficas para trabajar en aula. [Colección: La enseñanza del pasado reciente en la escuela]. 3ª ed. Buenos Aires, Argentina: Ministerio de Educación de la Nación Argentina, 2014. Impreso. Montes, Graciela. La frontera indómita: en torno a la construcción y defensa del espacio poético. México D. F., México: Fondo de Cultura Económica, 1999. Impreso. Petit, Michèle. Lecturas: del espacio íntimo al espacio público. Trad. Miguel Paleo, Malou Paleo, Diana Luz Sánchez. México D. F., México: Fondo de Cultura Económica, 2008. Impreso. 24 MILENA GALLARDO VILLEGAS © Doctora en Literatura Chilena e Hispanoamericana de la Universidad de Chile, becaria Conicyt. Diplomada en Derechos Humanos, Políticas Culturales y Pedagogía de la Memoria. Asimismo, ha participado en diversos proyectos de investigación y congresos nacionales e internacionales relativos a las problemáticas que vinculan literatura, memoria y violencia política en los contextos del Cono Sur de América. Actualmente se encuentra desarrollando su tesis doctoral titulada “Poéticas de la postmemoria en el nuevo cine documental de realizadoras mujeres en Chile y Argentina (2002-2013)”. ANAHÍ TRONCOSO ARAYA © Magíster en Literatura de la Universidad de Chile. Profesora de Castellano en Educación Media, Licenciada en Lengua y Literatura Hispánica, mención Literatura, de la misma universidad. Su trabajo se ha enfocado en la literatura latinoamericanay en los estudios sobre memoria y literatura. Actualmente es Coordinadora General de la línea “Indagación e investigación de la práctica docente de egresados(as) del Departamento de Estudios Pedagógicos: REDEP”, del Plan Transversal de Educación, en el marco de la Iniciativa Bicentenario Juan Gómez Millas (Universidad de Chile). Es, además, integrante de CIEL Chile: Centro de Investigación y Estudios Literarios: discursos para infancia, adolescencia y juventud. PERFILES COLABORADORES-AS UMBRAL N° 5 – AÑO 1 – MAYO 2015 25 Umbral –de publicación mensual– es una colección de propuestas críticas en torno a textos narrativos, poéticos u otros, tanto chilenos como latinoamericanos, que han sido destinados para niños-as, adolescentes y jóvenes. Nuestra finalidad con esta publicación es crear una instancia de reflexión y diálogo multidisciplinario, abierto tanto a la comunidad académica como al público en general.
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