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6 de mayo 2020 Reflexión sobre el Arte LDI. Gerardo Meza Velázquez Profesor de Diseño Industrial Universidad Autónoma de Guadalajara “Las cosas de perfección no hay que mirarlas con prisa sino con tiempo, juicio y discernimiento. Juzgarlas requiere el mismo proceso que hacerlas” NICOLAS POUSSIN, pintor, 1642 (1) A la hora de pensar en el concepto de arte y sobre todo ante el reto como profesor de impartir una materia relacionada con el tema en la carrera de diseño industrial me topé con la incerteza de saber cómo aproximarme a los conceptos básicos, a los exponentes, técnicas, materiales que explicaran la importancia del arte y sobre todo, cómo generar un auténtico interés sobre el tema. Si bien es cierto que la tecnología actual aporta herramientas que facilitan en gran medida no solo la búsqueda de información sino también el acercamiento a museos, galerías, documentales o visitas virtuales, la fascinación y gusto por el arte no es algo que pueda enseñarse en un manual y sin embargo, no por ello, estimo que sea algo imposible de inspirar. A lo largo de un par de cuatrimestres me di la tarea de conversar con alumnos de distintos niveles académicos y en diversas materias universitarias en los que tocamos temas afines al arte; gracias a este intercambio de ideas me he encontrado con opiniones bastante interesantes y siempre válidas en cuanto a la expresión de un punto de vista subjetivo. Mi propósito al escribir este ensayo es esencialmente hacer una especie de resumen a modo de reflexión de todos estos puntos convergentes o divergentes con los que me he encontrado dentro y fuera de un salón de clase e invitar a todo aquel que ha tenido interés o mera curiosidad en el arte, a disfrutar más allá de acumular información histórica y a deleitarse con el tipo de arte u obra que más le estremezca en el mejor sentido de la palabra. ¿Qué es arte? ¿Qué es lo que entienden por “arte” los alumnos de las recientes generaciones? ¿A quién le gusta el arte? ¿A quién le gusta leer o investigar sobre la historia del arte? En el momento de pedir a mis alumnos que me dieran su propia definición de arte y escuchar cada uno de los diferentes puntos de vista, fue sorprendente ver la pasión con la que algunos de ellos defendían su opinión frente a lo que pudieran decir los demás al respecto. Contrario a mi creencia en el poco interés que pudiera generarles el tema, me di cuenta de que puede llegar a ser un tema complejo de discusión en el que cada uno tiene observaciones y opiniones en ocasiones opuestas, pero completamente válidas. Todos tienen su propia definición de lo que es y entiende por arte. De acuerdo con la Real Academia de la Lengua Española se puede definir como: 1.- m. o f. Capacidad, habilidad para hacer algo. (2) 2. m.o. Manifestación de la actividad humana mediante la cual se interpreta lo real o se plasma lo imaginado con recursos plásticos, lingüísticos o sonoros. (2) En cuanto comienzo a hablar o preguntar sobre arte prácticamente todos mis alumnos muestran interés al menos por alguna pintura u obra en cualquiera de sus expresiones, e incluso pueden llegar a emitir juicios a favor o en contra, sin embargo, cuando se les cuestiona sobre el origen de tal obra, su autor, dónde se encuentra físicamente o qué es lo que genera este gusto personal, son muy pocos los que dan una respuesta realmente analizada. ¿Les gusta el arte? la respuesta fue siempre afirmativa, ¿les gusta la historia del arte? la respuesta estuvo siempre dividida entre los interesados, los indiferentes y otros pocos que contestaron con un rotundo no. Al entrar en cualquier museo, desde el más pequeño hasta los más grandes en el mundo como el Louvre, MoMA, la National Gallery o la Galleria dell´Accademia se pueden encontrar las mismas opiniones de agrado, desagrado o indiferencia que pude encontrar en mis estudiantes, pero en lugares diversos del mundo y en contextos completamente distintos, lo que demuestra que el interés actual por la expresión artística es real, sigue vivo, continua en evolución y no tiene frontera. En un ejercicio de observación he podido encontrar: Personas que como enciclopedia artística pueden recitar todos los detalles y curiosidades de cada obra expuesta; y paralelamente a ellos otros que pueden preguntar frente al David de Miguel Ángel, después de un corto vistazo ¿Qué tiene de interesante? Otros que solamente quieren una selfie frente a la obra y para los que puedes convertirte en un verdadero estorbo si lo que quieres es disfrutar el momento frente a tu pintura favorita. Y finalmente, algunos otros que desencajados recorren los pasillos del museo como se recorre el pasillo de la sala al comedor en casa, sin demostrar algún interés, gusto o disgusto particular. Esto puede ser un poco frustrante para los que frente a esta indiferencia nos hemos preguntado ¿cómo es posible que alguien no pueda valorar la complejidad técnica a la que se enfrentó el autor de tal obra?, ¿por qué no valora los siglos de historia y de vida que aún conserva después de atravesar guerras, conflictos, saqueos? ¿en qué momento se perdió o dejo de percibir la fuerza emocional de la pieza? ¿Entonces a qué vino a este museo? La necesidad de crear, de expresarse y de disfrutar de actividades creativas es parte de la naturaleza humana. El mismo Maslow la incluye en su teoría psicológica de las necesidades humanas, no obstante, el objeto que satisface esta necesidad es propio de las características y gustos individuales de cada ser humano. En el momento de estar frente a cualquiera de estas expresiones artísticas cada uno de nosotros atendemos al aspecto con el que más nos sentimos identificados, para algunos será la técnica, para otros es el valor histórico, para otros será la intención de la obra o la curiosidad de estar frente a un icono mundial. Una obra de arte no es únicamente emoción, ni puramente técnica, ni la fama que pueda tener como icono popular; algo en lo que sí coincidieron todos aquellos con los que pude conversar, fue que el arte involucra una manifestación creativa, técnica, subjetiva ligada a una emoción. El arte es para todos porque las emociones son universales y atemporales, la alegría, miedo, tristeza son las mismas y han sido las mismas siempre, sin importar de que hemisferio del mundo procedas, dónde te encuentres o qué edad tienes. Todos tenemos la capacidad de sentir que la piel se enchina frente a una melodía, una buena obra teatral, una escultura o pintura sin importar el contexto, técnica o la época en que se hicieron. Las emociones son universales, empero no todos sentimos lo mismo frente a una misma pieza, buscamos entonces aquellas composiciones que entendemos como el reflejo de esta sensación o emoción que nos hace vibrar y nos produce deleite. El ser humano es curioso por naturaleza, tenemos la necesidad de saber, de conocer, es un acto volitivo motivado por el deseo. A todos les gusta el arte, no así su historia y en mi experiencia la mejor manera que encontré para inspirar interés en ello fue humanizándola. La historia está llena de genios, personas con capacidades extraordinarias, dotados por el cielo de los más ricos dones, y vistos de esta forma los percibimos inalcanzables, pero cuando empezamos a entenderlos como seres humanos, fruto de un contexto histórico especifico con las mismas necesidades y gustos, somos capaces de sentir empatía e interés por la persona. Definitivamente Leonardo no nació con la Gioconda bajo el brazo, ni Miguel Ángel con la Sixtina terminada; son obras que reflejan no solo una técnica sino la vida de un ser humano que tuvo las agallas suficientes para aportar algo que marcó a la humanidad y que aún después de existir durante siglos, tienen la capacidad de hacernos sentir. Una obra es mucho más que la suma de sus partes y creo que las siguientes frases resumen en buena medida algunos de los puntosque expongo. Aristóteles: “la misión del arte no es la representación del aspecto exterior de las cosas sino de su significado interior” George Braque: “Hay más sensibilidad en la técnica que en el resto de la pintura” Matisse: “La creatividad requiere valentía” El estudio de la historia a final de cuentas complementa las sensaciones y emoción que se puedan llegar a sentir gracias a una obra de arte, proporciona un entendimiento completo de la pieza y su origen; hace consciente lo inconsciente y lo hace parte de una experiencia más placentera. La historia del arte también es tu historia. Referencias bibliográficas. (1) Citado por David Freedberg, «Apolo, David, santa Cecilia: música y pintura en algunas obras de Poussin en el Prado», en VV.AA., Historias inmortales, Galaxia Gutenberg/Círculo de Lectores, Barcelona, 2002, p. 240. (2) Real Academia de la Lengua Española . (2019). Arte . Recuperado de https://dle.rae.es/arte+ (3) Robert , C. (1999). Grandes artistas, las vidas de 50 pintores exploradas a través de su obra (1.a ed.). Distrito Federal , México : Diana . (4) Hodge, S. (2017). Breve historia del arte (1.a ed.). Londres , Reino Unido : BLUME .
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