Logo Studenta

Perfiles del profesional de la información en la sociedad del con

¡Este material tiene más páginas!

Vista previa del material en texto

Universidad de La Salle Universidad de La Salle 
Ciencia Unisalle Ciencia Unisalle 
Ciencias sociales y humanidades Catálogo General 
6-12-2016 
Perfiles del profesional de la información en la sociedad del Perfiles del profesional de la información en la sociedad del 
conocimiento conocimiento 
Johann Enrique Pirela Morillo 
Universidad de La Salle, Bogotá, jepirela@unisalle.edu.co 
Follow this and additional works at: https://ciencia.lasalle.edu.co/edunisalle_ciencias-sociales-
humanidades 
Recommended Citation Recommended Citation 
Pirela Morillo, Johann Enrique, "Perfiles del profesional de la información en la sociedad del 
conocimiento" (2016). Ciencias sociales y humanidades. 38. 
https://ciencia.lasalle.edu.co/edunisalle_ciencias-sociales-humanidades/38 
This Libro is brought to you for free and open access by the Catálogo General at Ciencia Unisalle. It has been 
accepted for inclusion in Ciencias sociales y humanidades by an authorized administrator of Ciencia Unisalle. For 
more information, please contact ciencia@lasalle.edu.co. 
https://ciencia.lasalle.edu.co/
https://ciencia.lasalle.edu.co/edunisalle_ciencias-sociales-humanidades
https://ciencia.lasalle.edu.co/libros-catalogo-general
https://ciencia.lasalle.edu.co/edunisalle_ciencias-sociales-humanidades?utm_source=ciencia.lasalle.edu.co%2Fedunisalle_ciencias-sociales-humanidades%2F38&utm_medium=PDF&utm_campaign=PDFCoverPages
https://ciencia.lasalle.edu.co/edunisalle_ciencias-sociales-humanidades?utm_source=ciencia.lasalle.edu.co%2Fedunisalle_ciencias-sociales-humanidades%2F38&utm_medium=PDF&utm_campaign=PDFCoverPages
https://ciencia.lasalle.edu.co/edunisalle_ciencias-sociales-humanidades/38?utm_source=ciencia.lasalle.edu.co%2Fedunisalle_ciencias-sociales-humanidades%2F38&utm_medium=PDF&utm_campaign=PDFCoverPages
mailto:ciencia@lasalle.edu.co
Perfiles del profesional 
de la información
Johann Pirela Morillo
en la sociedad del conocimiento
Facultad de Ciencias Económicas y Sociales
2016
ISBN: 978-958-8939-63-6
e-ISBN: 978-958-8939-64-3
Primera edición: Bogotá D.C., junio de 2016
© Derechos reservados, Universidad de La Salle
Edición:
Oficina de Publicaciones
Cra. 5 N.o 59A-44 Edificio Administrativo, 3er piso
PBX: (571) 348 8000 Extensión: 1224
Directo: (571) 348 8047 Fax: (571) 217 0885
publicaciones@lasalle.edu.co
Dirección editorial
Guillermo Alberto González Triana
Coordinación editorial
Andrea del Pilar Sierra G.
Corrección de estilo
Alejandro Molina
Diagramación
Nancy Patricia Cortés Cortés
Diseño de portada
William Naizaque
Impresión
Xpress Estudio Gráfico y Digital S.A.
Queda prohibida la reproducción total o parcial de 
este libro por cualquier procedimiento, conforme a 
lo dispuesto por la ley.
Impreso y hecho en Colombia
Pirela Morillo, Johann
 Perfiles del profesional de la información en la sociedad del conocimiento / 
Johann Pirela Morillo. --1a. ed. – Bogotá : Universidad de la Salle, 2016.
 200 p. 
Contiene datos biográficos del autor en la cubierta. -- Incluye referencias bi-
bliográficas.
 ISBN 978-958-8939-63-6 -- 978-958-8939-64-3 (e-book)
 
 1. Profesionales de información 2. Bibliotecología como profesión I. Título 
CDD: 020.92 ed. 23 CO-BoBN– a985664
Catalogación en la publicación – Biblioteca Nacional de Colombia
A mis padres: 
María Magdalena Morillo González y 
Hermán Enrique Pirela Bohórquez, 
forjadores de mi vida y orfebres de mi ser.
Contenido
Introducción
Capítulo 1. Sobre las sociedades de la información 
y el conocimiento y la construcción del concepto 
de tecnología curricular cooperativa para la 
definición de perfiles de los profesionales de 
la información 15
1.1. Rasgos distintivos en el paso de la sociedad de la 
información a una sociedad del conocimiento, la 
comunicación y el aprendizaje 19
1.2. Diversas concepciones de la tecnología 30
1.3. Tipos de tecnologías 35
Capítulo 2. Fundamentos teóricos, epistemológicos 
y axiológicos para diseñar los perfiles 
de los profesionales de la información 
en las sociedades del conocimiento 41
2.1 Algunas tendencias y concepciones curriculares 
que fundamentan la concepción y diseño 
de los perfiles profesionales 41
11
8
8
2.1.1 Contexto de las tendencias educativas: 
las sociedades de la información 
 y del conocimiento 42
2.1.2 Tendencias educativas que emergen 
 en el contexto de las sociedades 
 de la información y del conocimiento 48
2.2 Fundamentos epistemológicos de la tecnología 
cooperativa 61
2.3 Bases axiológicas 67
2.4 Perfiles en la formación de los profesionales de la 
información en Venezuela 71
2.4.1 La Escuela de Bibliotecología y Archivología 
 de la Universidad Central de Venezuela 72
2.4.2 Escuela de Bibliotecología y Archivología 
de la Universidad del Zulia 74
2.4.3 Programa en Ciencias de la Información 
de la Universidad Politécnica Territorial 
 de Lara “Andrés Eloy Blanco” 77
2.4.4 Programa en Información y Documentación 
de la Universidad de Yacambú 79
2.5 Antecedentes de la caracterización del mercado 
laboral del profesional de la información en Venezuela 82
Capítulo 3. Fases y procesos investigativos para 
la definición de los perfiles del profesional 
de la información en la sociedad del conocimiento 87
3.1 Fase 1: Revisión de tendencias y mejores prácticas 
en el diseño de los perfiles por competencias 
del profesional de la información 87
3.2 Fase 2: Participación de actores medulares 
en la definición del perfil por competencias 
del profesional de la información 99
9
3.2.1 La voz de los profesores en la elaboración 
 del perfil por competencias 100
3.2.2 La participación de los egresados, 
 los estudiantes y del sector empleador 
 en la definición del perfil por competencias 
 del profesional de la información 106
3.3 Fase 3: Revisión de estudios de los mercados 
de trabajo en bibliotecología, archivología 
y ciencias de la información 109
3.3.1 Algunos estudios de los mercados de trabajo 
 del profesional de la información 112
3.3.2 Mercados laborales del profesional 
 de la información en Iberoamérica. 
 Revisión de estudios recientes 121
3.3.3 Aproximación al mercado de trabajo 
 del profesional de la información en Venezuela 124
Capítulo 4. Perfiles de los profesionales 
de la información 145
4.1 El perfil por competencias del nuevo profesional 
de la información 145
4.2 Roles profesionales, ejes curriculares y líneas 
de investigación asociadas al perfil 146
4.3 Intersección del perfil profesional por competencias 
con componentes estratégicos 147
Conclusiones 159
Referencias 163
Anexos 177
11
Introducción
Este trabajo tiene el propósito de mostrar los perfiles actuales 
que se han definido para la formación de los profesionales de 
la información. Tales perfiles se muestran a partir de resulta-
dos de estudios realizados en diversos países iberoamericanos, 
relacionados con la demanda de los mercados laborales para 
este tipo de profesionales, frente a los desafíos de las socieda-
des de la información y el conocimiento, una de cuyas carac-
terísticas es la conformación de redes no solo tecnológicas, 
sino también sociales, de conocimiento y de aprendizaje, que 
potencian los procesos de creación, socialización y transfe-
rencia de los saberes.
El libro presenta también resultados del proceso de eva-
luación y propuesta de un nuevo diseño curricular para la 
Escuela de Bibliotecología y Archivología de la Universidad 
del Zulia, la cual además se inserta en un sistema de forma-
ción pregrado-posgrado e investigación y desarrollo. Las 
premisas que guiaron tales procesos apuntan a dos horizontes 
de sentido: 1) la necesidad de diseñar un camino propio para 
evaluar el impacto del diseño curricular vigente en la men-
cionada escuela desde 1995, y 2) el compromiso de generar 
una propuesta para la formación prospectiva, pertinente e 
Johann Pirela Morillo
12
innovadora del profesional de la información, considerando 
las tendencias proyectadas para las ciencias de la informaciónen general, para la profesión en particular, y en sintonía con 
el modelo de desarrollo social, educativo, científico y cultu-
ral. Se busca que dicha formación, además, se expanda hacia 
el posgrado y la investigación institucionalizada, con miras 
a generar espacios de innovación y de reflexión permanente 
sobre el quehacer en las ciencias de la información.
Cabe destacar la metodología utilizada, la cual estuvo 
orientada hacia la construcción y validación de una tecnología 
que denominamos curricular cooperativa; esta se entiende como 
un conjunto de procedimientos y técnicas para estructurar 
el perfil por competencias del profesional de la información 
y la generación de líneas y pautas para la gestión curricular 
del pregrado, posgrado e investigación institucionalizada. 
Esto se hace con el fin de configurar un sistema articulado 
para la formación del profesional de la información frente a 
las demandas y retos de las sociedades de la información y 
del conocimiento. 
La tecnología curricular cooperativa resultó del análisis 
documental y la comparación crítica de perfiles por competen-
cias proyectados para los profesionales de la información, con 
la consulta a actores medulares que intervienen, participan 
activamente y son influenciados por los procesos formativos. 
Entre ellos se encuentran los estudiantes, los egresados, los 
profesores de la Escuela de Bibliotecología y Archivología y 
el sector empleador, representados por profesionales del área 
que tienen injerencia en la toma de decisiones relativas a la 
selección de personal en el área, para los diversos ámbitos 
que componen el sector informacional.
Introducción
13
El trabajo está estructurado en cuatro capítulos. En el 
primero se incluye la fundamentación teórico-conceptual 
del término tecnología cooperativa; el segundo trata sobre las 
bases epistemológicas, legales y axiológicas propiamente 
dichas de la tecnología cooperativa; el tercero se refiere a la 
caracterización de cada una de las fases en los procesos de 
investigación de profesionales de la información, y, finalmente, 
en el cuarto capítulo se alude a los productos derivados del 
proceso de concepción y diseño.
Como resultado de la construcción y validación de la 
tecnología cooperativa, se tiene la definición del perfil por 
competencias del nuevo profesional de la información, orga-
nizado en función de establecer relaciones formativas con el 
posgrado y la investigación e innovación. Con ello se garanti-
za la superación del paradigma mecanicista y positivista que 
predomina en la concepción, diseño y ejecución del currículo, 
solo como plan de estudios, para así extender la perspectiva 
hacia un enfoque mucho más integrador, complejo y dinámico, 
que considere el currículo en el entramado de un sistema de 
relaciones que vincula las experiencias formativas del pre-
grado con el posgrado y la investigación institucionalizada.
Se considera que la metodología para la evaluación y 
propuesta de nuevos perfiles se puede entender dentro de la 
tecnología cooperativa, diseñada como marco de referencia 
para emprender procesos de revisión, evaluación y diseño del 
currículo en ciencias de la información y en otras áreas de las 
ciencias humanas y sociales, en las cuales son importantes 
los procesos de interacción dialógica.
15
Capítulo 1
Sobre las sociedades de la 
información y el conocimiento y 
la construcción del concepto de 
tecnología curricular cooperativa 
para la definición de perfiles de los 
profesionales de la información
La demarcación de los conceptos sociedad de la información, 
sociedad de la comunicación y sociedad del conocimiento es de suma 
importancia porque frecuentemente aparecen en la literatura 
especializada como sinónimos, y en realidad existen diferen-
cias importantes asociadas con el alcance de los conceptos 
de información, comunicación y conocimiento. Antes de carac-
terizar algunos rasgos estructurales que permiten hablar de 
una posible transición de la sociedad de la información —tal 
como fue definida por expertos durante las décadas de los 
sesenta, setenta y ochenta— a una sociedad del conocimien-
to, la comunicación y el aprendizaje, es importante partir de 
la premisa de que la información no es lo más importante si 
no lo que hacen con ella los actores en interacción dialógica 
(Galindo, 1998).
En una primera aproximación es posible definir la socie-
dad de la información como aquella en la que se reconoce la 
16
Johann Pirela Morillo
convergencia entre la microelectrónica, la informática y las 
telecomunicaciones, y se asumen como prioritarias y estra-
tégicas para el desarrollo, las actividades de procesamiento, 
almacenaje, distribución y venta de información. Según Pineda 
(1996), este concepto comenzó a utilizarse desde los sesen-
ta en Estados Unidos, pero fue ampliado y diversificado en 
función de los enfoques de otros autores como Bell (1973), 
Galbraith (1967), Toraine (1971), quienes prefirieron utili-
zar el concepto de sociedades postindustriales; Jones (1963) y 
Baudrillard (1970), que utilizaron la expresión sociedades de 
consumo; Plassard-Scardigli (1984), con su concepto de so-
ciedades digitales, y, finalmente, Nora Minc (1978) y Masuda 
(1980)1 quienes hablaron de sociedades informatizadas. 
A pesar de que se trata de conceptos diversos, en el fondo 
lo que se planteó con la definición de sociedad de información 
fue el producto de un estado del desarrollo de la humanidad, 
que evolucionó a partir del uso de materias primas extraídas 
de la naturaleza hasta la centralidad que el sector servicios 
e información adquirieron en la sociedad y la importancia 
estratégica de los flujos de datos globales y locales, como 
punto de partida para impulsar el desarrollo. Aún se sigue 
empleando este concepto para caracterizar la complejidad y 
dinamismo de la sociedad del nuevo milenio. Sin embargo, 
y partiendo del objetivo de esta tesis, existen importantes 
diferencias entre una sociedad que se centra en la información 
y una en la comunicación y el conocimiento, y más aún en el 
aprendizaje. La principal idea que fundamenta la diferencia 
entre la sociedad de la información y la de la comunicación 
1 Los autores mencionados en este párrafo fueron citados por Pineda (1996).
Sobre las sociedades de la información y el conocimiento
17
se basa en el planteamiento de Pasquali (2003), según el 
cual la información no es el elemento que hace y construye 
la sociedad, sino corresponde, más bien, a la posibilidad de 
generar espacios para el encuentro, la interacción y el diálogo. 
Los seres humanos se realizan realmente en cuanto tales 
en la medida en que se reconocen como parte de un grupo 
social, del cual participan por medio del lenguaje; es decir, 
la comunicación —en sus múltiples modalidades y tipolo-
gías— es lo que hace a las personas seres sociales. Además, 
según Pasquali, la diferencia esencial entre información y 
comunicación está en la posibilidad de retorno y del reco-
nocimiento de un receptor, en tanto que representa al “otro” 
en el proceso de comunicación. Ahora bien: los modelos de 
comunicación en estos momentos apuntan a transformaciones 
sustanciales asociadas a cambios en las formas tradicionales 
de comunicación social, masiva y cara a cara. 
Se habla entonces de la irrupción de nuevos modos de 
comunicarnos gracias a las posibilidades y resonancias que 
acarrea la comunicación mediada por computador y, más 
específicamente, las comunicaciones globales e interactivas 
posibles a partir de los recursos telemáticos disponibles en 
internet, mediante los cuales se acortan distancias, se puede 
compartir información y conocimiento, y poner en “relación” 
las múltiples inteligencias de los sujetos interconectados por 
las redes, que están creando una nueva gramática del mundo, 
con la cual llegan a transformar conceptos fundamentales pa-
ra la comprensión de la realidad, como los de tiempo, espacio, 
materialidad y discursividad. 
Frente a las comunicacionesmediadas por computadoras, 
se les ofrecen a los sujetos nuevas y complejas alternativas 
18
Johann Pirela Morillo
para crear modalidades de encuentro, debate y diálogo; se 
trata de la conformación de comunidades virtuales, las cuales 
se entienden como espacios de interlocución sin contacto 
directo con los otros, pero que establecen un contacto vir-
tual, simbólico y complejo, mediado por una comunicación 
sincrónica —como es el caso de los chats— y diacrónica —en 
el caso del correo electrónico—. Con ello se abren espacios 
para la creación de comunidades invisibles, cuyo ámbito o 
territorio es más conceptual que perceptual, en las cuales los 
sujetos son segmentados en “tribus electrónicas”, diferencia-
dos por sus gustos y aficiones, y en las que constantemente 
se produce un refuerzo mutuo de la identidad compartida 
(Guberns, citado por Pineda et al., 2003).
Si entre los conceptos de sociedad de la información y 
sociedad de la comunicación existen diferencias importantes, 
derivadas de la naturaleza diferenciadora a las cuales esas 
sociedades hacen referencia, también es posible plantear 
divergencias entre estos. La idea que fundamenta la diferen-
cia entre estas dos últimas categorías conceptuales es que 
la información en sí misma no agrega valor a las acciones 
humanas y sociales; se requiere que el sujeto de una forma 
deliberada aprenda a identificar aquella que es realmente 
significativa para la solución de sus problemas, y ello impli-
ca convertir información pasiva en “activa” (Sánchez-Vegas, 
2004), es decir, en conocimiento útil para tomar decisiones 
y resolver problemas, con el propósito de generar equilibrio y 
desarrollo social. 
De manera, pues, que el salto cualitativo que se debe dar 
entre contar con información y construir conocimiento útil, 
mediado por las nuevas formas de comunicación digital, tiene 
Sobre las sociedades de la información y el conocimiento
19
que ver con el aprendizaje de las habilidades y destrezas de 
agregación de valor y el de la interacción en contextos co-
municacionales mediados por computadoras. Esto se refiere 
en concreto a saber seleccionar información, compararla, 
evaluarla, analizarla, sintetizarla, interpretarla, y hacerlo 
con un conocimiento consciente acerca de lo que implica in-
teractuar tecnológicamente; es decir, es un asunto de manejo 
integral y estratégico del recurso información por parte de 
los ciudadanos para mejorar la calidad de vida y alcanzar la 
libertad de pensamiento y de acción, sobre la base de una 
visión ética de esa agregación de valor.
Es este el tipo de sociedad que debemos aspirar: una so-
ciedad de la información y del conocimiento entendida no 
como frías conexiones electrónicas, sino más bien como un 
espacio social vivo, activo y participativo, articulado a partir 
de la apropiación social y crítica de la información para con-
vertirla en conocimiento, que se valga de las posibilidades 
que encierran los medios telemáticos, para generar desarrollo 
humano y social.
1.1 Rasgos distintivos en el paso de la sociedad 
de la información a una sociedad del 
conocimiento, la comunicación y el aprendizaje
Ante los avances y aceleramientos del fenómeno de la globa-
lización y el desarrollo de las tecnologías de la información y 
la comunicación (TIC), se ha llegado hasta un punto tal en el 
que todas las actividades humanas se apoyan en medios tele-
máticos e interactivos, de allí que se asista a un giro conceptual 
20
Johann Pirela Morillo
de las expresión sociedad de la información hacia otros tipos de 
nociones que plantean el surgimiento de estructuras socie-
tales, organizadas a partir no solo de las tecnologías, sino 
también de la conversión de los datos y la información en 
conocimiento, mediante refinados procesos que agregan valor 
a la información. Todo esto puede desembocar en el futuro 
en una sociedad que, apoyada en las tecnologías, potencie la 
inteligencia y el ingenio humano. Aceptar esta aseveración 
nos ubica en la idea de Pineda et al. (2003) según la cual quien 
adquiere prevalencia en estas estructuras sociales es el sujeto 
mismo, sus procesos de aprendizaje y cognición, por encima 
de las tecnologías.
Aunque es común encontrar las expresiones de sociedad 
de información y sociedad del conocimiento, la comunicación y el 
aprendizaje como sinónimas, en el fondo existen diferencias 
importantes, derivadas de la naturaleza y alcance de los 
conceptos información, conocimiento y comunicación. Pasquali 
(2003) llega incluso a señalar que la expresión sociedad de 
la información es incoherente porque solo la comunicación-
diálogo crea sociedad.
Una de las diferencias conceptuales importantes entre una 
sociedad y otra es el paso de la verticalidad —que supone las 
relaciones jerárquicas asumidas por los actores en la socie-
dad de la información— a la horizontalidad de los contactos 
humanos contextualizados en estructuras mixtas, propios 
de las sociedades de la comunicación, del conocimiento y el 
aprendizaje. En tales sociedades se introducen nuevas me-
táforas utilizadas para simbolizar el espacio-tiempo actual: 
cibersociedad, cibercultura y ciberciudad, las cuales reconocen 
el carácter evolutivo, complejo y dinámico de la sociedad y 
Sobre las sociedades de la información y el conocimiento
21
la cultura, cuyos espacios humanos pudieron haber llegado 
hasta un punto tal de construcción que produjo una nueva 
forma de explorar y colonizar: el ciberespacio (Galindo, 2000).
De esta manera, en el contexto del surgimiento de una 
nueva sociedad, a la que Drucker (1999) le da el calificativo 
de nueva revolución de la información, se requiere un cambio 
en los conceptos utilizados para referirse a las organizacio-
nes encargadas del procesamiento y conversión de los datos 
e información en conocimiento útil para la resolución de los 
problemas. Este autor plantea que no se trata tanto de una 
revolución de tecnología, maquinaria, técnicas, software, 
sino más bien de una revolución en los “conceptos” y en el 
“sentido” que debe dársele a la información, lo cual trae como 
consecuencia el replanteamiento de las tareas por realizar con 
la ayuda de la información y, junto con ello, el de las institu-
ciones que realizan estas tareas (p. 136).
En un estudio realizado por Pineda y et al. (2003) se ca-
racterizó la sociedad de la información, tomando en cuenta 
perspectivas de autores latinoamericanos como Trejo (1996) 
y Pineda (1996 y 2000), norteamericanos como Negroponte 
(1995), y europeos como Aguadero (1997), Ramonet (1998 y 
1999) y Castells (1999). Luego de revisar tales perspectivas, 
se concluyó que existen posturas pesimistas fundadas en las 
desigualdades y asimetrías que ya existían en la sociedad, 
pero que tienden a agudizarse con las tecnologías telemáticas. 
Otras visiones proponen acercamientos matizados, señalando 
que la denominada sociedad de la información se encuentra 
en estos momentos transitando hacia una sociedad de la co-
municación, con miras a llegar en un futuro a una sociedad 
del conocimiento, en la cual sea posible estrechar aún más 
22
Johann Pirela Morillo
los lazos entre las tecnologías y las personas en la búsqueda 
de nuevos medios para impulsar las comunicaciones, el co-
nocimiento y el desarrollo social.
La sociedad de la comunicación puede llegar a construirse 
colectivamente en el futuro si se parte de la formación del 
ciudadano en el uso crítico de la información, su apropiación 
y agregación de valor. Esta formación debe acometerse desde 
la educación básica y continuarse en subsiguientes niveles 
del sistema educativo. Ello constituye la estrategia que puede 
garantizar la futura consolidación de una sociedad del cono-
cimiento y el aprendizaje, ya que el encuentro dialógico que 
se propicia con el uso intensivo de las tecnologías puede ser 
aprovechado para potenciar el aprendizaje en espacios de 
educación formal y no formal, como es el caso de las denomi-
nadas organizaciones de conocimiento: bibliotecas, archivos,centros de información y documentación y museos.
Si en la sociedad de la comunicación se conforman redes 
electrónicas, humanas y sociales, ello puede fomentar la 
construcción individual y colectiva del saber a partir de 
la acción comunicativa realizada de manera deliberada en 
las organizaciones de conocimiento. Por eso las estrategias 
para desarrollar el deuteroaprendizaje (aprender a aprender) 
se convierten en los elementos que podrían viabilizar la ac-
tuación del sujeto en la cibersociedad; de allí la denominación 
de la cibersociedad como una sociedad del aprendizaje.
Cubides (2001) señala, siguiendo esta idea, la importan-
cia de dar el salto de la sociedad de la información a la del 
conocimiento, entendida como la era en las que las personas 
deben aprender a procesar y darle sentido a la información. 
La autora asegura que no solo se trata de saber acceder a la 
Sobre las sociedades de la información y el conocimiento
23
información, sino también de desarrollar herramientas para 
seleccionarla, evaluarla y utilizarla, es decir, atribuir signi-
ficados e interpretar la información que recibimos, para po-
tenciar la comunicación y construir verdadero conocimiento. 
Para ello es necesario fortalecer una comunicación que, en su 
inmediatez y velocidad, sea también humanizadora y significa-
tiva, porque ante el avasallante y exponencial crecimiento de 
la información, “saber elegir”, “saber mediar” y luego “saber 
expresar y compartir los conocimientos” serán las palabras 
clave en los próximos años, pero ello requerirá un esfuerzo 
cada vez más riguroso de selección, por lo que se exige desa-
rrollar un aprendizaje tecnológico-informativo y permanente 
para interactuar con efectividad en la cibersociedad.
De manera que el concepto sociedad de la información debe 
ser superado por el de sociedad del conocimiento, la comunicación 
y el aprendizaje, ya que estos tres adjetivos constituyen los ejes 
fundamentales que pueden impulsar el desarrollo individual 
y colectivo. Por supuesto que también deben definirse estra-
tegias para reducir las evidentes brechas que se han venido 
introduciendo con el fenómeno de la globalización, del cual 
se ha dicho repetidas veces que su producto ha sido la actual 
sociedad digital y de las redes.
Tal vez, la principal estrategia para construir colectiva-
mente una sociedad “incluyente” del conocimiento es educar 
al ciudadano en el desarrollo de competencias para la interac-
ción tecnológica, con lo cual se garantiza su ingreso “activo” 
y “participativo” a los beneficios de la sociedad emergente. 
En este sentido, la función de las organizaciones de cono-
cimiento deben orientarse hacia la mediación cognitiva, es 
decir, hacia el “enseñar” a otros a procesar la información y 
24
Johann Pirela Morillo
construir conocimientos mediante el uso de recursos tele-
máticos e interactivos.
La transición de la sociedad de la información es un tema 
que se aborda en otro trabajo, realizado en conjunto con la 
profesora Tania Peña, de la Universidad del Zulia, y en el 
cual se destacan los cambios ocurridos en la transición de la 
sociedad de la información a la del conocimiento. Partiendo 
de las metáforas de la verticalidad y horizontalidad, aludi-
das por Galindo (1998 y 2000), se recurre a planteamientos 
elaborados por Pineda et al. (2003), según los cuales las TIC 
son mecanismos que pueden activar procesos de conocimiento 
y de aprendizaje.
El asidero del planteamiento de la transición de la informa-
ción al conocimiento se apoya en la posibilidad de establecer 
relaciones no solo de conocimiento sino también afectivas, 
señalando con ello el carácter instrumental del saber, además 
de su alta potencialidad para expandirlo y amplificarlo a par-
tir de las interacciones que se pueden generar sobre la base 
de un uso significativo y crítico de las tecnologías, mediadas 
a su vez por emociones, sentimientos, actitudes que mueven y 
dinamizan la creación y socialización del conocimiento. Con 
ello es posible avanzar hacia un contexto social que se valga 
de las TIC para fortalecer el aprendizaje y el ingenio humano 
(Tapscott, 1999). A partir de esto se inaugura la posibilidad 
de una era de la inteligencia interconectada.
En la sociedad emergente, la cual, según Vattimo (1998), 
puede definirse como una sociedad de la comunicación por la 
intensificación de intercambio de informaciones en múltiples 
direcciones y por la tendencial identificación entre acontecimien-
to y noticia, el conocimiento es un factor clave en la estrategia 
Sobre las sociedades de la información y el conocimiento
25
de desarrollo de los países. Por eso deben hacerse importantes 
inversiones en capital humano, en capacidades para la inves-
tigación científica y en medios teleinformáticos para facilitar la 
circulación y el uso social de la información y el conocimiento.
En la sociedad del conocimiento, la comunicación y el 
aprendizaje, es posible plantear un conocimiento redificado, que, 
de acuerdo con Caballero (2000), deviene en un entramado 
de múltiples inteligencias distribuidas en la red, de manera 
que no se trata del conocimiento de un solo actor, sino del 
resultado de un esfuerzo en conjunto. El conocimiento redifi-
cado es todo saber que circula en la red y que le agrega valor 
a los procesos organizacionales, que se transmite y genera a 
través de las acciones discursivas. Este conocimiento debe 
ser gerenciado, es decir, capturado, transferido, preservado, 
amplificado, almacenado y distribuido. El conocimiento de 
la red tiene nuevas propiedades y es mutable.
Frente a este rasgo medular del conocimiento en la nueva 
sociedad, las organizaciones mediadoras —como las bibliotecas, 
archivos y centros de documentación e información— deben 
incorporar una nueva episteme que resemantice sus lógicas de 
funcionamiento; por ello se requiere el paso y la presencia 
de estas organizaciones en el ciberespacio. Existen otros 
rasgos que pueden ser utilizados para explicar el paso de la 
sociedad de la información a la del conocimiento, la comuni-
cación y el aprendizaje. Tales rasgos son señalados también 
por Caballero (2000) y se basan en la idea de deslocalización, 
uno de los principales elementos que caracterizan la complejidad 
de la sociedad actual, en la cual se observan cambios en las 
formas de pensar, participar, compartir significados, decidir 
y actuar. Tales cambios pueden caracterizarse como sigue:
26
Johann Pirela Morillo
• El consumo y comercialización deslocalizados, telecom-
pra y comercio electrónico, que dan paso a compras y 
ventas de bienes y servicios personalizados y a la medida 
por internet, así como al consumo del conocimiento, 
expresados bajo la formas de símbolos e imágenes.
• La enseñanza deslocalizada, que consiste en aprender 
y enseñar por medio de las TIC a distancia; se trata 
del teleaprendizaje/telenseñanza, que conducen a la 
formación permanente, la cual requiere a su vez un 
“saber aprender para toda la vida”.
• También se asiste a la emergencia de una comunidad 
deslocalizada (teleservicios), que se caracteriza por ser 
cara a cara, sin desplazamiento físico, a través de tele-
conferencias, que incluye asimismo los juegos desloca-
lizados, que dan la posibilidad de más tiempo para el 
ocio y en consecuencia proliferan actividades para 
el tiempo libre, como los juegos de video y simulaciones 
virtuales, lo que empuja la proliferación también de 
telecentros y cibercentros en lugares turísticos, rurales 
y urbanos.
• En estas sociedades de la información y del conoci-
miento se asiste también a una deslocalización del 
cuerpo (teletransportación): la incorporación de elemen-
tos periféricos en el cuerpo humano, como lentes de 
visión de 360, cascos para comunicación, manos libres 
o guantes para controlar espacios virtuales.
• En cuanto a la participación pública, se habla de una 
participación deslocalizada (teledemocracia): elecciones 
vía electrónica, participación en foros con incidencia 
en toma dedecisiones públicas locales y globales, 
Sobre las sociedades de la información y el conocimiento
27
 además de la incorporación de los movimientos socia-
les, ecológicos, políticos, religiosos, así como minorías 
étnicas y de género.
• Por último, se asiste al trabajo deslocalizado (teletrabajo) 
que permite mayor movilidad geográfica del trabajo 
y no del trabajador.
Otros rasgos que explican el tránsito de una sociedad de 
la información a una del conocimiento, la comunicación y 
el aprendizaje pueden caracterizarse de acuerdo con lo que 
Pérez (2002) denomina revolución tecnológica y paradigma 
tecnoeconómico. A partir de estos términos se infiere que las 
tecnologías, productos e industrias nuevos generan grandes 
transformaciones en todo el tejido económico e impulsan 
rápidos ascensos de desarrollo, sobre la base de las innova-
ciones tecnológicas fuertemente interrelacionadas, que tras-
cienden las fronteras de lo económico y producen renovados 
principios organizacionales articulados mediante profundas 
transformaciones que inciden sobre toda la sociedad en su 
conjunto. Un paradigma tecnoeconómico, según la autora, es 
un modelo de mejores prácticas compuesto por un conjunto 
de innovaciones tecnológicas y principios organizacionales 
que actúan con un efecto modernizador en todo el tejido 
económico y social, que al interiorizarse se convierten en el 
sentido común orientador de las prácticas organizacionales.
En el marco de este paradigma, se pasa del uso intensivo 
de energía y materias primas y productos tangibles al uso de 
información y conocimiento; aquí adquieren valor los servicios 
y lo intangible, lo que genera cambios en la producción, la 
cual ya no será en masa y estandarizada, sino diversificada, 
28
Johann Pirela Morillo
segmentada y adaptada según necesidades y particularidades 
de clientes. De las estructuras organizacionales centralizadas 
se pasa a organizaciones descentralizadas, lo que da lugar a 
modelos de funcionamiento ajustados a la filosofía de las co-
munidades de conocimiento. En estas nuevas organizaciones 
no se habla de personal ni de recurso humano, sino de capital 
humano, expresión mediante la cual se concibe la mano de 
obra como activo, el entrenamiento como inversión y el co-
nocimiento y la experiencia como capital.
A partir de estos rasgos generales distintivos del surgi-
miento de una nueva sociedad, se impone la necesidad de for-
mar a los profesionales de la información sobre la base de una 
racionalidad comunicativa-cognitiva compleja, que trasciende 
la visión procedimental-instrumental y solo tecnológica de las 
profesiones vinculadas con la difusión del conocimiento, para 
pasar a plantear una visión mucho más holística e integral de 
estas profesiones, con el fin de articularlas con el aprendizaje 
individual y organizacional y la expansión de la inteligencia 
humana y social. Se trata de una resemantización del rol del 
profesional de la información. En palabras de Sánchez-Vegas 
(2000), el profesional emergente de la información debe asu-
mir un rol transfigurador, lo cual significa mucho más que un 
cambio; se refiere a una transformación profunda que toque 
sus mapas de pensamiento y de acción.
Ello debe partir de una revisión teórico-conceptual de los 
fundamentos de las denominadas ciencias de la información, en 
especial las perspectivas bibliotecológicas, documentalistas e 
informacionalistas, elaboradas para generar esquemas expli-
cativos acerca de la naturaleza y alcance de las organizaciones 
de conocimiento y de los profesionales que las dirigen. Con 
Sobre las sociedades de la información y el conocimiento
29
esto se pretende determinar hasta qué punto tales esquemas 
siguen vigentes o han perdido poder explicativo ante el sur-
gimiento de un nuevo orden social que demanda revisiones 
y ajustes. Tal es el propósito de este estudio: proponer, luego 
de una revisión de perspectivas, un sistema de conceptos más 
acorde con los rasgos que definen a la nueva sociedad del 
conocimiento, la comunicación y el aprendizaje.
Junto con estas concepciones, también se tienen las ideas 
expuestas por la Unesco (2008), según las cuales en el ori-
gen de los conceptos sociedad de la información y sociedad del 
conocimiento existen diferencias ideológicas importantes y no 
solo semánticas. La sociedad de la información sigue siendo el 
concepto dominante, considerado casi un sinónimo de sociedad 
contemporánea, posindustrial y definida, porque en ella es clave 
la producción, distribución y manipulación de información. 
La sociedad del conocimiento, en cambio, tiene importantes 
matices y diferencias que privilegian la caracterización de 
la sociedad actual hacia una dimensión de transformación 
global y pluralista del desarrollo. El concepto de sociedad 
del conocimiento es más una utopía a la cual hay que aspirar. 
La Unesco (2008) continúa planteando que la sociedad 
del conocimiento no existe como una realidad en el mundo 
contemporáneo. Es más bien una aspiración o ideal, que para 
algunos debería reemplazar al actual modelo de desarrollo 
basado en la producción tradicional de información. Si bien 
no será posible llegar a la sociedad del conocimiento sin las 
TIC, también se requieren profundos cambios estructurales 
en las sociedades actuales, entre ellos lograr que la informa-
ción deje de ser monopólica y basada exclusivamente en las 
leyes del mercado. Los sectores que proponen el concepto de 
30
Johann Pirela Morillo
sociedad del conocimiento lo hacen apostando a la educación 
como la estrategia fundamental que permitiría empoderar a 
los ciudadanos para la apropiación crítica y significativa 
de los contenidos, lo cual implica imprimir espíritu crítico y 
aplicación de procesos cognitivos de caracterización, concep-
tualización, análisis, síntesis, evaluación, entre otros.
1.2 Diversas concepciones de la tecnología
Una vez se ha visto ya que el concepto de tecnología en un 
contexto de las sociedades de la información y del cono-
cimiento alude no solo a un carácter instrumental y téc-
nico, sino también a un matiz cognitivo y de desarrollo, 
se consideran entonces algunas de las acepciones que el 
Diccionario de la lengua española (Real Academia Española 
[RAE]) da de este término, las cuales están relacionadas 
con los conocimientos propios de un oficio mecánico o arte 
industrial y con el lenguaje perteneciente a una ciencia o 
arte (RAE, 2016). En esencia, si se considera la etimolo-
gía del término, bien podría decirse que la tecnología es 
el discurso acerca de un arte (Laboratorio de Inteligencia 
Colectiva [LINC], 2007).
En palabras de Rodríguez (1998), el concepto de tecnología 
es polisémico y con múltiples interpretaciones; de allí que 
se considere el conocimiento tecnológico como un conjunto 
de atributos reflexivos que fundamentan las actividades, lo 
cual les proporciona una base argumentativa que permite su 
explicación. Siguiendo la idea de este autor, el conocimiento 
tecnológico demanda una relación indisoluble entre la teoría y 
Sobre las sociedades de la información y el conocimiento
31
la práctica, así como el acopio permanente de información que 
permite nuevas formas, nuevas técnicas y nuevos resultados. 
Algunas de las características del conocimiento tecnoló-
gico son, en consecuencia, la interdisciplinariedad, la trans-
formación constante y el carácter reflexivo, en dos sentidos: 
por una parte, la causalidad y la verdad de una producción; por 
la otra, las posibles y distintas alternativas para obtener esa 
producción (la transformación tecnológica). El conocimiento 
tecnológico es creatividad, lo que no impide buscar nuevos 
espacios aun sin antecedentes previos.
Peña (2008) sostiene que cuando se habla de tecnología, 
es necesario considerar el concepto de técnica. En principio 
hay que señalar que la técnica existe en contextos cambiantes 
que determinan su comportamiento, y se refiere a creaciones 
tangibles e intangibles —bien sea de tipo social u organi-zacional— que permiten solucionar problemas específicos 
o facilitar la ejecución de alguna labor que, por lo general, 
amerita esfuerzo. En esta línea, para la autora la tecnología 
es posible definirla como la producción de objetos y proce-
sos útiles al ser humano, y también como la aplicación del 
conocimiento científico y común para resolver problemas 
humanos complejos. Por ende, está vinculada con el saber 
hacer y la utilidad. Dada esta definición, se entiende enton-
ces que la técnica siempre ha acompañado al hombre desde 
su existencia, cada vez que ha buscado o ideado formas de 
hacerle frente a las dificultades que le plantea su relación con 
el entorno, o sencillamente porque desea mejorar su situación 
en cualquier ámbito (Morles, 2001).
La tecnología se entiende entonces como el estudio o re-
flexión sobre la técnica, de modo que es posible concebirla 
32
Johann Pirela Morillo
como la ciencia o los productos de la técnica. Esta definición 
es una inferencia elemental fundamentada en la etimología de 
la palabra tecnología, la cual es de origen griego, proviene 
de los vocablos techno, que significa “saber útil”, y logos que 
es “el estudio de”. Otros autores señalan que la tecnología es 
un cuerpo de conocimientos que es compatible con la ciencia 
coetánea y controlable por el método científico, y se emplea 
para controlar, transformar y crear cosas o procesos natura-
les o sociales. La filosofía de la tecnología incorpora aspectos 
gnoseológicos, ontológicos, axiológicos y éticos.
De acuerdo con la perspectiva de González, López y Luján 
(2004), en el análisis sobre las concepciones de la tecnología 
han prevalecido dos posiciones, una que la considera según 
un carácter intelectualista y otra que la analiza desde una 
perspectiva artefactual. La concepción intelectualista de la 
tecnología la entiende como ciencia aplicada, es decir, co-
mo conocimiento práctico que se deriva de la ciencia y del 
conocimiento teórico. Las teorías científicas son previas a 
cualquier tecnología, de manera que no existe tecnología sin 
teoría, pero pueden existir teorías sin contar con tecnologías.
La concepción artefactual de la tecnología, por su parte, 
asume la tecnología a partir de un carácter instrumental. En 
este sentido, las tecnologías son simples artefactos o herra-
mientas construidas para una variedad de tareas. Dentro de 
esta perspectiva se considera que la tecnología es indepen-
diente de cualquier sistema político y social, de modo que 
esta concepción también plantea que cualquier tecnología 
puede transferirse de un país a otro sin más dificultad que la 
concerniente a los financiamientos. No cabe duda de que esta 
concepción de la tecnología es por demás reduccionista, lo 
Sobre las sociedades de la información y el conocimiento
33
cual impide un análisis crítico al desconocer los intereses 
sociales, políticos y económicos de aquellos que las diseñan, 
desarrollan, controlan y financian.
Hoy en día se está manejando un concepto de tecnología 
que tiende a dar un mayor realce a los procesos que conducen 
a la generación de resultados, es decir, a la práctica tecno-
lógica. Este planteamiento se ubica en la perspectiva de los 
estudios de ciencia, tecnología y sociedad (CTS), enfoque 
que reconoce la interacción efectiva que debe observarse en-
tre la ciencia, la tecnología y el desarrollo social; por ello se 
identifica con acciones educativas para fortalecer capacidades 
científicas y tecnológicas y también como una disciplina des-
de cuyos cuerpos conceptuales y metodológicos se genere la 
base empírica para la formulación de políticas públicas para 
desarrollar la ciencia y la tecnología.
En este contexto, González, López y Luján (2004) intro-
dujeron el concepto de socio-sistema, cuyos dispositivos de 
organización y estructuración son las tecnologías, concebidas 
como los procesos que generan productos derivados de la re-
flexión. Esta concepción de tecnología es la que quizás más se 
aproxima a la idea que se pretende fundamentar de tecnología 
cooperativa, concebida como un proceso pensado generado y 
validado a partir de la reflexión y la acción colectiva, orientada 
hacia la creación de comunidades articuladas sinérgicamente 
por valores comunes, las cuales proyectan y construyen vi-
siones prospectivas, que se concretan en el presente.
Otra fuente que se considera importante revisar es la del 
Reglamento Parcial de la Ley Orgánica de Ciencia, Tecnolo-
gía e Innovación referido a los Aportes e Inversión. Aunque 
no se define el concepto de tecnología, sí define en el artículo 
34
Johann Pirela Morillo
2, aparte 4, el término transferencia de tecnología (TT), idea 
fundamental ligada al concepto analizado en estas líneas. 
Sobre TT se dice que es:
Proceso e interrelación que se establece entre un sujeto, 
persona o empresa que posee la tecnología o los conoci-
mientos para producir, utilizar o manejar un bien, negocio, 
producto o servicio y que traslada, intercambia, entrega, 
vende o negocia a otra persona, sujeto o empresa, dichos 
conocimientos, procedimientos o formas de hacer, para su 
captación, aplicación, producción y aprovechamiento por el 
entorno social y económico del país, procurando la apropia-
ción del conocimiento por parte de la colectividad. (Decreto 
4891 de 2006) 
La noción de TT muestra que la tecnología es posible 
promoverla, a un mismo tiempo, como saber y como hacer, y 
también puede ser transferida y apropiada por un colectivo 
en pro de su máximo aprovechamiento social y económico. 
Se puede ubicar la tecnología en un ciclo que incluye desde 
la generación y transferencia hasta la apropiación para im-
pulsar cambios y transformaciones en diversos contextos 
situacionales. 
Pirela et al. (2008), al fundamentar la creación del Cen-
tro de Investigación y Desarrollo en Tecnologías del Co-
nocimiento (Cidtec), señalan que tanto la ciencia como la 
tecnología y la innovación componen un arco (al modo de 
ver de Nicolescu) cuyo eje de impulso y dirección lo con-
forma el conocimiento en todas sus manifestaciones (de lo 
cotidiano, científico, cultural, etcétera). El conocimiento 
Sobre las sociedades de la información y el conocimiento
35
representa la primera posibilidad de transformación social 
y científica; implica un estado de conjunción consciente 
con el comprender, el ser y el aprehender. La ausencia de 
tal conciencia impediría cualquier opción transformadora y 
renovadora de la realidad.
1.3 Tipos de tecnologías
La literatura especializada refiere diversos tipos de tecnologías 
y diferentes usos del concepto de tecnología, asociados con 
procesos no solo industriales, energéticos y de producción, 
en los ámbitos empresariales. Se habla de tecnología para 
aludir a procesos investigativos, educativos y, últimamente, 
de intervención social, que generen beneficios y bienestar a 
los grupos comunitarios organizados. Galindo (1998) habla, 
por ejemplo, de una tecnología investigativa para referirse al 
arsenal metódico y técnico que un investigador puede usar 
con el propósito de operar interactivamente desde su mente 
hacia el mundo explorado y construido. A partir de esta pers-
pectiva la tecnología investigativa está asociada entonces con 
la acción, y por lo tanto es la investigación en sí.
Páez (1992) se refirió también a varios tipos de tecnolo-
gías: las instrumentales, las sociales y las intelectuales. Las 
tecnologías instrumentales son las relacionadas con máqui-
nas y herramientas e implican también el conocimiento y 
las habilidades para su operación. Las sociales tienen que 
ver con el conocimiento implícito en el direccionamiento 
de grupos humanos hacia la obtención de fines productivos 
específicos. Finalmente, las tecnologías intelectuales aluden 
36
Johann Pirela Morillo
a las estrategias de alto nivel que convergen en el modelaje 
del proceso cibernético del conocimiento mismo.
En cuanto a las tecnologías sociales, Picón et al. (2005) 
proponen la construcción de una tecnología socialde mediación 
(TSM), la cual se entiende como un conjunto de acciones me-
tódicas y técnicas destinadas a promover cambios profundos 
en los componentes sustantivos de la cultura escolar. La cons-
trucción de la TSM se apoya en el estudio de antecedentes, en 
análisis teóricos y, fundamentalmente, en trabajos de campo 
realizados para el desarrollo del proyecto La Universidad Va 
a la Escuela (LUVE).
Puede observarse que la tecnología social y la intelectual 
están asociadas con la construcción de procesos, métodos y 
técnicas orientadas hacia la organización de la participación 
de actores medulares en la producción de significados que 
permiten orientar las acciones en determinadas direcciones. 
El concepto de TSM alude a un conjunto de concepciones 
teóricas que guían la realización de etapas y procedimientos 
con el fin de generar cambios en la cultura escolar.
Pirela et al. (2008) trabajaron el concepto tecnología de 
conocimiento (TC) para fundamentar la creación de un nue-
vo centro de investigación y desarrollo en la Facultad de 
Humanidades y Educación de la Universidad del Zulia. La 
concepción de TC se relaciona a su vez con la idea de tec-
nología intelectual de Lévy (1993), según la cual los cambios 
y las transformaciones de este momento, como en ningún 
otro, son del orden del conocimiento. La fuente del cambio 
y la invención tecnológica moderna son la codificación del 
conocimiento técnico, ya que la sociedad se fundamenta en 
su transmisión. La TC se sustenta en las TIC, las cuales 
Sobre las sociedades de la información y el conocimiento
37
constituyen, según lo acordado por la Cumbre Mundial de la 
Sociedad de la Información (CMSI), herramientas de acceso 
a la cultura y al saber, fundamentales en el acometimiento 
de acciones necesarias para la superación de brechas sociales 
y económicas. 
A la luz del proyecto de creación del Centro de Investiga-
ción y Desarrollo en Tecnologías del Conocimiento (Cidtec), 
se entiende, entonces, la TC como las concepciones, principios 
y formas de hacer que se traducen en modos innovadores 
para abordar problemas y generar soluciones creativas en el 
ámbito de los procesos de creación, captura, organización, 
representación, socialización, transferencia, mediación y 
medición, uso y apropiación del conocimiento, entendido 
como un proceso y un producto al mismo tiempo, que resulta 
de la elaboración y recreación de la información sustantiva, 
aquella a la que el sujeto, los grupos y las organizaciones le 
atribuyen significado para expandir el horizonte cognoscitivo, 
solucionar problemas y aprovechar oportunidades.
El concepto de tecnología cooperativa que se pretende funda-
mentar se apoya en la perspectiva de Páez (1992), relacionada 
con la tecnología social y la intelectual, en la idea de relación 
entre los sociosistemas y las tecnologías, como dispositivos 
que organizan la acción deliberada y consciente (González, 
López y Luján, 2004), y también en la noción de Picón et al. 
(2005) sobre el planteamiento de una TSM.
La tecnología cooperativa que aquí se propone se fue 
construyendo y configurando a partir de la experiencia del 
autor en los procesos de reflexión, evaluación y propuestas 
de diseños curriculares en el área de las ciencias de la infor-
mación; procesos en los cuales estuvo vinculado desde hace 
38
Johann Pirela Morillo
quince años. En este sentido, la tecnología cooperativa para 
el diseño del perfil por competencias del profesional de la 
información se define como un conjunto de concepciones que 
fundamentan la acción reflexiva, orientada hacia la evaluación 
y diseño curricular en el área. La tecnología se apoya en el 
uso crítico de recursos de tecnología instrumental de infor-
mación y comunicación para sistematizar los significados, 
hacer seguimientos y monitoreos permanentes, e integrar y 
consolidar resultados.
El sustrato de la tecnología es la cooperación, entendida 
desde el enfoque del currículo cooperativo incardinado de 
Rincones (2007), según la cual la cooperación se expresa 
mediante la relación solidaria y democrática entre indivi-
duos, grupos u organizaciones para el logro de objetivos y 
metas comunes; se basa en la acción voluntaria de altruis-
mo recíproco, en función de lo cual se demuestra confianza 
mutua para compartir recursos, costos, riesgos, beneficios y 
servicios, mediante acuerdos a mediano o largo plazo, a fin de 
satisfacer necesidades percibidas que contribuyan al bienestar 
y supervivencia del colectivo.
La tecnología cooperativa asume también como uno de 
sus ejes conceptuales medulares la transversalidad, la cual, 
según Bravo (2006), permite la construcción de un pensa-
miento crítico producto de la interacción de diferentes ejes, 
alrededor de una ética para la convivencia. Precisamente en las 
etapas de participación de actores medulares, la convivencia y 
el compromiso ético y la generación de espacios de conviven-
cia fueron principios fundamentales para el develamiento de 
las competencias que se están exigiendo a los profesionales 
de la información.
Sobre las sociedades de la información y el conocimiento
39
La tecnología cooperativa, en su dimensión operativa, se 
concreta en fases de realización que incluyen procedimien-
tos de análisis teórico y crítico, de estudio de tendencias, el 
cotejo de estudios de mercado y la participación abierta y 
colectiva en torno al futuro de la formación del profesional 
de la información, desde la visión de los egresados, estu-
diantes y representantes del sector empleador. Todo ello 
sin dejar de lado la fundamentación teórica, epistemológica 
y axiológica que guio el proceso de concepción y ejecución 
de cada una de las etapas, procesos y productos de la tec-
nología cooperativa.
	Perfiles del profesional de la información en la sociedad del conocimiento
	Recommended Citation
	tmp.1664477643.pdf.sc42T

Continuar navegando