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Universidad de La Salle Universidad de La Salle Ciencia Unisalle Ciencia Unisalle Ciencias sociales y humanidades Catálogo General 6-12-2016 Perfiles del profesional de la información en la sociedad del Perfiles del profesional de la información en la sociedad del conocimiento conocimiento Johann Enrique Pirela Morillo Universidad de La Salle, Bogotá, jepirela@unisalle.edu.co Follow this and additional works at: https://ciencia.lasalle.edu.co/edunisalle_ciencias-sociales- humanidades Recommended Citation Recommended Citation Pirela Morillo, Johann Enrique, "Perfiles del profesional de la información en la sociedad del conocimiento" (2016). Ciencias sociales y humanidades. 38. https://ciencia.lasalle.edu.co/edunisalle_ciencias-sociales-humanidades/38 This Libro is brought to you for free and open access by the Catálogo General at Ciencia Unisalle. It has been accepted for inclusion in Ciencias sociales y humanidades by an authorized administrator of Ciencia Unisalle. 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Corrección de estilo Alejandro Molina Diagramación Nancy Patricia Cortés Cortés Diseño de portada William Naizaque Impresión Xpress Estudio Gráfico y Digital S.A. Queda prohibida la reproducción total o parcial de este libro por cualquier procedimiento, conforme a lo dispuesto por la ley. Impreso y hecho en Colombia Pirela Morillo, Johann Perfiles del profesional de la información en la sociedad del conocimiento / Johann Pirela Morillo. --1a. ed. – Bogotá : Universidad de la Salle, 2016. 200 p. Contiene datos biográficos del autor en la cubierta. -- Incluye referencias bi- bliográficas. ISBN 978-958-8939-63-6 -- 978-958-8939-64-3 (e-book) 1. Profesionales de información 2. Bibliotecología como profesión I. Título CDD: 020.92 ed. 23 CO-BoBN– a985664 Catalogación en la publicación – Biblioteca Nacional de Colombia A mis padres: María Magdalena Morillo González y Hermán Enrique Pirela Bohórquez, forjadores de mi vida y orfebres de mi ser. Contenido Introducción Capítulo 1. Sobre las sociedades de la información y el conocimiento y la construcción del concepto de tecnología curricular cooperativa para la definición de perfiles de los profesionales de la información 15 1.1. Rasgos distintivos en el paso de la sociedad de la información a una sociedad del conocimiento, la comunicación y el aprendizaje 19 1.2. Diversas concepciones de la tecnología 30 1.3. Tipos de tecnologías 35 Capítulo 2. Fundamentos teóricos, epistemológicos y axiológicos para diseñar los perfiles de los profesionales de la información en las sociedades del conocimiento 41 2.1 Algunas tendencias y concepciones curriculares que fundamentan la concepción y diseño de los perfiles profesionales 41 11 8 8 2.1.1 Contexto de las tendencias educativas: las sociedades de la información y del conocimiento 42 2.1.2 Tendencias educativas que emergen en el contexto de las sociedades de la información y del conocimiento 48 2.2 Fundamentos epistemológicos de la tecnología cooperativa 61 2.3 Bases axiológicas 67 2.4 Perfiles en la formación de los profesionales de la información en Venezuela 71 2.4.1 La Escuela de Bibliotecología y Archivología de la Universidad Central de Venezuela 72 2.4.2 Escuela de Bibliotecología y Archivología de la Universidad del Zulia 74 2.4.3 Programa en Ciencias de la Información de la Universidad Politécnica Territorial de Lara “Andrés Eloy Blanco” 77 2.4.4 Programa en Información y Documentación de la Universidad de Yacambú 79 2.5 Antecedentes de la caracterización del mercado laboral del profesional de la información en Venezuela 82 Capítulo 3. Fases y procesos investigativos para la definición de los perfiles del profesional de la información en la sociedad del conocimiento 87 3.1 Fase 1: Revisión de tendencias y mejores prácticas en el diseño de los perfiles por competencias del profesional de la información 87 3.2 Fase 2: Participación de actores medulares en la definición del perfil por competencias del profesional de la información 99 9 3.2.1 La voz de los profesores en la elaboración del perfil por competencias 100 3.2.2 La participación de los egresados, los estudiantes y del sector empleador en la definición del perfil por competencias del profesional de la información 106 3.3 Fase 3: Revisión de estudios de los mercados de trabajo en bibliotecología, archivología y ciencias de la información 109 3.3.1 Algunos estudios de los mercados de trabajo del profesional de la información 112 3.3.2 Mercados laborales del profesional de la información en Iberoamérica. Revisión de estudios recientes 121 3.3.3 Aproximación al mercado de trabajo del profesional de la información en Venezuela 124 Capítulo 4. Perfiles de los profesionales de la información 145 4.1 El perfil por competencias del nuevo profesional de la información 145 4.2 Roles profesionales, ejes curriculares y líneas de investigación asociadas al perfil 146 4.3 Intersección del perfil profesional por competencias con componentes estratégicos 147 Conclusiones 159 Referencias 163 Anexos 177 11 Introducción Este trabajo tiene el propósito de mostrar los perfiles actuales que se han definido para la formación de los profesionales de la información. Tales perfiles se muestran a partir de resulta- dos de estudios realizados en diversos países iberoamericanos, relacionados con la demanda de los mercados laborales para este tipo de profesionales, frente a los desafíos de las socieda- des de la información y el conocimiento, una de cuyas carac- terísticas es la conformación de redes no solo tecnológicas, sino también sociales, de conocimiento y de aprendizaje, que potencian los procesos de creación, socialización y transfe- rencia de los saberes. El libro presenta también resultados del proceso de eva- luación y propuesta de un nuevo diseño curricular para la Escuela de Bibliotecología y Archivología de la Universidad del Zulia, la cual además se inserta en un sistema de forma- ción pregrado-posgrado e investigación y desarrollo. Las premisas que guiaron tales procesos apuntan a dos horizontes de sentido: 1) la necesidad de diseñar un camino propio para evaluar el impacto del diseño curricular vigente en la men- cionada escuela desde 1995, y 2) el compromiso de generar una propuesta para la formación prospectiva, pertinente e Johann Pirela Morillo 12 innovadora del profesional de la información, considerando las tendencias proyectadas para las ciencias de la informaciónen general, para la profesión en particular, y en sintonía con el modelo de desarrollo social, educativo, científico y cultu- ral. Se busca que dicha formación, además, se expanda hacia el posgrado y la investigación institucionalizada, con miras a generar espacios de innovación y de reflexión permanente sobre el quehacer en las ciencias de la información. Cabe destacar la metodología utilizada, la cual estuvo orientada hacia la construcción y validación de una tecnología que denominamos curricular cooperativa; esta se entiende como un conjunto de procedimientos y técnicas para estructurar el perfil por competencias del profesional de la información y la generación de líneas y pautas para la gestión curricular del pregrado, posgrado e investigación institucionalizada. Esto se hace con el fin de configurar un sistema articulado para la formación del profesional de la información frente a las demandas y retos de las sociedades de la información y del conocimiento. La tecnología curricular cooperativa resultó del análisis documental y la comparación crítica de perfiles por competen- cias proyectados para los profesionales de la información, con la consulta a actores medulares que intervienen, participan activamente y son influenciados por los procesos formativos. Entre ellos se encuentran los estudiantes, los egresados, los profesores de la Escuela de Bibliotecología y Archivología y el sector empleador, representados por profesionales del área que tienen injerencia en la toma de decisiones relativas a la selección de personal en el área, para los diversos ámbitos que componen el sector informacional. Introducción 13 El trabajo está estructurado en cuatro capítulos. En el primero se incluye la fundamentación teórico-conceptual del término tecnología cooperativa; el segundo trata sobre las bases epistemológicas, legales y axiológicas propiamente dichas de la tecnología cooperativa; el tercero se refiere a la caracterización de cada una de las fases en los procesos de investigación de profesionales de la información, y, finalmente, en el cuarto capítulo se alude a los productos derivados del proceso de concepción y diseño. Como resultado de la construcción y validación de la tecnología cooperativa, se tiene la definición del perfil por competencias del nuevo profesional de la información, orga- nizado en función de establecer relaciones formativas con el posgrado y la investigación e innovación. Con ello se garanti- za la superación del paradigma mecanicista y positivista que predomina en la concepción, diseño y ejecución del currículo, solo como plan de estudios, para así extender la perspectiva hacia un enfoque mucho más integrador, complejo y dinámico, que considere el currículo en el entramado de un sistema de relaciones que vincula las experiencias formativas del pre- grado con el posgrado y la investigación institucionalizada. Se considera que la metodología para la evaluación y propuesta de nuevos perfiles se puede entender dentro de la tecnología cooperativa, diseñada como marco de referencia para emprender procesos de revisión, evaluación y diseño del currículo en ciencias de la información y en otras áreas de las ciencias humanas y sociales, en las cuales son importantes los procesos de interacción dialógica. 15 Capítulo 1 Sobre las sociedades de la información y el conocimiento y la construcción del concepto de tecnología curricular cooperativa para la definición de perfiles de los profesionales de la información La demarcación de los conceptos sociedad de la información, sociedad de la comunicación y sociedad del conocimiento es de suma importancia porque frecuentemente aparecen en la literatura especializada como sinónimos, y en realidad existen diferen- cias importantes asociadas con el alcance de los conceptos de información, comunicación y conocimiento. Antes de carac- terizar algunos rasgos estructurales que permiten hablar de una posible transición de la sociedad de la información —tal como fue definida por expertos durante las décadas de los sesenta, setenta y ochenta— a una sociedad del conocimien- to, la comunicación y el aprendizaje, es importante partir de la premisa de que la información no es lo más importante si no lo que hacen con ella los actores en interacción dialógica (Galindo, 1998). En una primera aproximación es posible definir la socie- dad de la información como aquella en la que se reconoce la 16 Johann Pirela Morillo convergencia entre la microelectrónica, la informática y las telecomunicaciones, y se asumen como prioritarias y estra- tégicas para el desarrollo, las actividades de procesamiento, almacenaje, distribución y venta de información. Según Pineda (1996), este concepto comenzó a utilizarse desde los sesen- ta en Estados Unidos, pero fue ampliado y diversificado en función de los enfoques de otros autores como Bell (1973), Galbraith (1967), Toraine (1971), quienes prefirieron utili- zar el concepto de sociedades postindustriales; Jones (1963) y Baudrillard (1970), que utilizaron la expresión sociedades de consumo; Plassard-Scardigli (1984), con su concepto de so- ciedades digitales, y, finalmente, Nora Minc (1978) y Masuda (1980)1 quienes hablaron de sociedades informatizadas. A pesar de que se trata de conceptos diversos, en el fondo lo que se planteó con la definición de sociedad de información fue el producto de un estado del desarrollo de la humanidad, que evolucionó a partir del uso de materias primas extraídas de la naturaleza hasta la centralidad que el sector servicios e información adquirieron en la sociedad y la importancia estratégica de los flujos de datos globales y locales, como punto de partida para impulsar el desarrollo. Aún se sigue empleando este concepto para caracterizar la complejidad y dinamismo de la sociedad del nuevo milenio. Sin embargo, y partiendo del objetivo de esta tesis, existen importantes diferencias entre una sociedad que se centra en la información y una en la comunicación y el conocimiento, y más aún en el aprendizaje. La principal idea que fundamenta la diferencia entre la sociedad de la información y la de la comunicación 1 Los autores mencionados en este párrafo fueron citados por Pineda (1996). Sobre las sociedades de la información y el conocimiento 17 se basa en el planteamiento de Pasquali (2003), según el cual la información no es el elemento que hace y construye la sociedad, sino corresponde, más bien, a la posibilidad de generar espacios para el encuentro, la interacción y el diálogo. Los seres humanos se realizan realmente en cuanto tales en la medida en que se reconocen como parte de un grupo social, del cual participan por medio del lenguaje; es decir, la comunicación —en sus múltiples modalidades y tipolo- gías— es lo que hace a las personas seres sociales. Además, según Pasquali, la diferencia esencial entre información y comunicación está en la posibilidad de retorno y del reco- nocimiento de un receptor, en tanto que representa al “otro” en el proceso de comunicación. Ahora bien: los modelos de comunicación en estos momentos apuntan a transformaciones sustanciales asociadas a cambios en las formas tradicionales de comunicación social, masiva y cara a cara. Se habla entonces de la irrupción de nuevos modos de comunicarnos gracias a las posibilidades y resonancias que acarrea la comunicación mediada por computador y, más específicamente, las comunicaciones globales e interactivas posibles a partir de los recursos telemáticos disponibles en internet, mediante los cuales se acortan distancias, se puede compartir información y conocimiento, y poner en “relación” las múltiples inteligencias de los sujetos interconectados por las redes, que están creando una nueva gramática del mundo, con la cual llegan a transformar conceptos fundamentales pa- ra la comprensión de la realidad, como los de tiempo, espacio, materialidad y discursividad. Frente a las comunicacionesmediadas por computadoras, se les ofrecen a los sujetos nuevas y complejas alternativas 18 Johann Pirela Morillo para crear modalidades de encuentro, debate y diálogo; se trata de la conformación de comunidades virtuales, las cuales se entienden como espacios de interlocución sin contacto directo con los otros, pero que establecen un contacto vir- tual, simbólico y complejo, mediado por una comunicación sincrónica —como es el caso de los chats— y diacrónica —en el caso del correo electrónico—. Con ello se abren espacios para la creación de comunidades invisibles, cuyo ámbito o territorio es más conceptual que perceptual, en las cuales los sujetos son segmentados en “tribus electrónicas”, diferencia- dos por sus gustos y aficiones, y en las que constantemente se produce un refuerzo mutuo de la identidad compartida (Guberns, citado por Pineda et al., 2003). Si entre los conceptos de sociedad de la información y sociedad de la comunicación existen diferencias importantes, derivadas de la naturaleza diferenciadora a las cuales esas sociedades hacen referencia, también es posible plantear divergencias entre estos. La idea que fundamenta la diferen- cia entre estas dos últimas categorías conceptuales es que la información en sí misma no agrega valor a las acciones humanas y sociales; se requiere que el sujeto de una forma deliberada aprenda a identificar aquella que es realmente significativa para la solución de sus problemas, y ello impli- ca convertir información pasiva en “activa” (Sánchez-Vegas, 2004), es decir, en conocimiento útil para tomar decisiones y resolver problemas, con el propósito de generar equilibrio y desarrollo social. De manera, pues, que el salto cualitativo que se debe dar entre contar con información y construir conocimiento útil, mediado por las nuevas formas de comunicación digital, tiene Sobre las sociedades de la información y el conocimiento 19 que ver con el aprendizaje de las habilidades y destrezas de agregación de valor y el de la interacción en contextos co- municacionales mediados por computadoras. Esto se refiere en concreto a saber seleccionar información, compararla, evaluarla, analizarla, sintetizarla, interpretarla, y hacerlo con un conocimiento consciente acerca de lo que implica in- teractuar tecnológicamente; es decir, es un asunto de manejo integral y estratégico del recurso información por parte de los ciudadanos para mejorar la calidad de vida y alcanzar la libertad de pensamiento y de acción, sobre la base de una visión ética de esa agregación de valor. Es este el tipo de sociedad que debemos aspirar: una so- ciedad de la información y del conocimiento entendida no como frías conexiones electrónicas, sino más bien como un espacio social vivo, activo y participativo, articulado a partir de la apropiación social y crítica de la información para con- vertirla en conocimiento, que se valga de las posibilidades que encierran los medios telemáticos, para generar desarrollo humano y social. 1.1 Rasgos distintivos en el paso de la sociedad de la información a una sociedad del conocimiento, la comunicación y el aprendizaje Ante los avances y aceleramientos del fenómeno de la globa- lización y el desarrollo de las tecnologías de la información y la comunicación (TIC), se ha llegado hasta un punto tal en el que todas las actividades humanas se apoyan en medios tele- máticos e interactivos, de allí que se asista a un giro conceptual 20 Johann Pirela Morillo de las expresión sociedad de la información hacia otros tipos de nociones que plantean el surgimiento de estructuras socie- tales, organizadas a partir no solo de las tecnologías, sino también de la conversión de los datos y la información en conocimiento, mediante refinados procesos que agregan valor a la información. Todo esto puede desembocar en el futuro en una sociedad que, apoyada en las tecnologías, potencie la inteligencia y el ingenio humano. Aceptar esta aseveración nos ubica en la idea de Pineda et al. (2003) según la cual quien adquiere prevalencia en estas estructuras sociales es el sujeto mismo, sus procesos de aprendizaje y cognición, por encima de las tecnologías. Aunque es común encontrar las expresiones de sociedad de información y sociedad del conocimiento, la comunicación y el aprendizaje como sinónimas, en el fondo existen diferencias importantes, derivadas de la naturaleza y alcance de los conceptos información, conocimiento y comunicación. Pasquali (2003) llega incluso a señalar que la expresión sociedad de la información es incoherente porque solo la comunicación- diálogo crea sociedad. Una de las diferencias conceptuales importantes entre una sociedad y otra es el paso de la verticalidad —que supone las relaciones jerárquicas asumidas por los actores en la socie- dad de la información— a la horizontalidad de los contactos humanos contextualizados en estructuras mixtas, propios de las sociedades de la comunicación, del conocimiento y el aprendizaje. En tales sociedades se introducen nuevas me- táforas utilizadas para simbolizar el espacio-tiempo actual: cibersociedad, cibercultura y ciberciudad, las cuales reconocen el carácter evolutivo, complejo y dinámico de la sociedad y Sobre las sociedades de la información y el conocimiento 21 la cultura, cuyos espacios humanos pudieron haber llegado hasta un punto tal de construcción que produjo una nueva forma de explorar y colonizar: el ciberespacio (Galindo, 2000). De esta manera, en el contexto del surgimiento de una nueva sociedad, a la que Drucker (1999) le da el calificativo de nueva revolución de la información, se requiere un cambio en los conceptos utilizados para referirse a las organizacio- nes encargadas del procesamiento y conversión de los datos e información en conocimiento útil para la resolución de los problemas. Este autor plantea que no se trata tanto de una revolución de tecnología, maquinaria, técnicas, software, sino más bien de una revolución en los “conceptos” y en el “sentido” que debe dársele a la información, lo cual trae como consecuencia el replanteamiento de las tareas por realizar con la ayuda de la información y, junto con ello, el de las institu- ciones que realizan estas tareas (p. 136). En un estudio realizado por Pineda y et al. (2003) se ca- racterizó la sociedad de la información, tomando en cuenta perspectivas de autores latinoamericanos como Trejo (1996) y Pineda (1996 y 2000), norteamericanos como Negroponte (1995), y europeos como Aguadero (1997), Ramonet (1998 y 1999) y Castells (1999). Luego de revisar tales perspectivas, se concluyó que existen posturas pesimistas fundadas en las desigualdades y asimetrías que ya existían en la sociedad, pero que tienden a agudizarse con las tecnologías telemáticas. Otras visiones proponen acercamientos matizados, señalando que la denominada sociedad de la información se encuentra en estos momentos transitando hacia una sociedad de la co- municación, con miras a llegar en un futuro a una sociedad del conocimiento, en la cual sea posible estrechar aún más 22 Johann Pirela Morillo los lazos entre las tecnologías y las personas en la búsqueda de nuevos medios para impulsar las comunicaciones, el co- nocimiento y el desarrollo social. La sociedad de la comunicación puede llegar a construirse colectivamente en el futuro si se parte de la formación del ciudadano en el uso crítico de la información, su apropiación y agregación de valor. Esta formación debe acometerse desde la educación básica y continuarse en subsiguientes niveles del sistema educativo. Ello constituye la estrategia que puede garantizar la futura consolidación de una sociedad del cono- cimiento y el aprendizaje, ya que el encuentro dialógico que se propicia con el uso intensivo de las tecnologías puede ser aprovechado para potenciar el aprendizaje en espacios de educación formal y no formal, como es el caso de las denomi- nadas organizaciones de conocimiento: bibliotecas, archivos,centros de información y documentación y museos. Si en la sociedad de la comunicación se conforman redes electrónicas, humanas y sociales, ello puede fomentar la construcción individual y colectiva del saber a partir de la acción comunicativa realizada de manera deliberada en las organizaciones de conocimiento. Por eso las estrategias para desarrollar el deuteroaprendizaje (aprender a aprender) se convierten en los elementos que podrían viabilizar la ac- tuación del sujeto en la cibersociedad; de allí la denominación de la cibersociedad como una sociedad del aprendizaje. Cubides (2001) señala, siguiendo esta idea, la importan- cia de dar el salto de la sociedad de la información a la del conocimiento, entendida como la era en las que las personas deben aprender a procesar y darle sentido a la información. La autora asegura que no solo se trata de saber acceder a la Sobre las sociedades de la información y el conocimiento 23 información, sino también de desarrollar herramientas para seleccionarla, evaluarla y utilizarla, es decir, atribuir signi- ficados e interpretar la información que recibimos, para po- tenciar la comunicación y construir verdadero conocimiento. Para ello es necesario fortalecer una comunicación que, en su inmediatez y velocidad, sea también humanizadora y significa- tiva, porque ante el avasallante y exponencial crecimiento de la información, “saber elegir”, “saber mediar” y luego “saber expresar y compartir los conocimientos” serán las palabras clave en los próximos años, pero ello requerirá un esfuerzo cada vez más riguroso de selección, por lo que se exige desa- rrollar un aprendizaje tecnológico-informativo y permanente para interactuar con efectividad en la cibersociedad. De manera que el concepto sociedad de la información debe ser superado por el de sociedad del conocimiento, la comunicación y el aprendizaje, ya que estos tres adjetivos constituyen los ejes fundamentales que pueden impulsar el desarrollo individual y colectivo. Por supuesto que también deben definirse estra- tegias para reducir las evidentes brechas que se han venido introduciendo con el fenómeno de la globalización, del cual se ha dicho repetidas veces que su producto ha sido la actual sociedad digital y de las redes. Tal vez, la principal estrategia para construir colectiva- mente una sociedad “incluyente” del conocimiento es educar al ciudadano en el desarrollo de competencias para la interac- ción tecnológica, con lo cual se garantiza su ingreso “activo” y “participativo” a los beneficios de la sociedad emergente. En este sentido, la función de las organizaciones de cono- cimiento deben orientarse hacia la mediación cognitiva, es decir, hacia el “enseñar” a otros a procesar la información y 24 Johann Pirela Morillo construir conocimientos mediante el uso de recursos tele- máticos e interactivos. La transición de la sociedad de la información es un tema que se aborda en otro trabajo, realizado en conjunto con la profesora Tania Peña, de la Universidad del Zulia, y en el cual se destacan los cambios ocurridos en la transición de la sociedad de la información a la del conocimiento. Partiendo de las metáforas de la verticalidad y horizontalidad, aludi- das por Galindo (1998 y 2000), se recurre a planteamientos elaborados por Pineda et al. (2003), según los cuales las TIC son mecanismos que pueden activar procesos de conocimiento y de aprendizaje. El asidero del planteamiento de la transición de la informa- ción al conocimiento se apoya en la posibilidad de establecer relaciones no solo de conocimiento sino también afectivas, señalando con ello el carácter instrumental del saber, además de su alta potencialidad para expandirlo y amplificarlo a par- tir de las interacciones que se pueden generar sobre la base de un uso significativo y crítico de las tecnologías, mediadas a su vez por emociones, sentimientos, actitudes que mueven y dinamizan la creación y socialización del conocimiento. Con ello es posible avanzar hacia un contexto social que se valga de las TIC para fortalecer el aprendizaje y el ingenio humano (Tapscott, 1999). A partir de esto se inaugura la posibilidad de una era de la inteligencia interconectada. En la sociedad emergente, la cual, según Vattimo (1998), puede definirse como una sociedad de la comunicación por la intensificación de intercambio de informaciones en múltiples direcciones y por la tendencial identificación entre acontecimien- to y noticia, el conocimiento es un factor clave en la estrategia Sobre las sociedades de la información y el conocimiento 25 de desarrollo de los países. Por eso deben hacerse importantes inversiones en capital humano, en capacidades para la inves- tigación científica y en medios teleinformáticos para facilitar la circulación y el uso social de la información y el conocimiento. En la sociedad del conocimiento, la comunicación y el aprendizaje, es posible plantear un conocimiento redificado, que, de acuerdo con Caballero (2000), deviene en un entramado de múltiples inteligencias distribuidas en la red, de manera que no se trata del conocimiento de un solo actor, sino del resultado de un esfuerzo en conjunto. El conocimiento redifi- cado es todo saber que circula en la red y que le agrega valor a los procesos organizacionales, que se transmite y genera a través de las acciones discursivas. Este conocimiento debe ser gerenciado, es decir, capturado, transferido, preservado, amplificado, almacenado y distribuido. El conocimiento de la red tiene nuevas propiedades y es mutable. Frente a este rasgo medular del conocimiento en la nueva sociedad, las organizaciones mediadoras —como las bibliotecas, archivos y centros de documentación e información— deben incorporar una nueva episteme que resemantice sus lógicas de funcionamiento; por ello se requiere el paso y la presencia de estas organizaciones en el ciberespacio. Existen otros rasgos que pueden ser utilizados para explicar el paso de la sociedad de la información a la del conocimiento, la comuni- cación y el aprendizaje. Tales rasgos son señalados también por Caballero (2000) y se basan en la idea de deslocalización, uno de los principales elementos que caracterizan la complejidad de la sociedad actual, en la cual se observan cambios en las formas de pensar, participar, compartir significados, decidir y actuar. Tales cambios pueden caracterizarse como sigue: 26 Johann Pirela Morillo • El consumo y comercialización deslocalizados, telecom- pra y comercio electrónico, que dan paso a compras y ventas de bienes y servicios personalizados y a la medida por internet, así como al consumo del conocimiento, expresados bajo la formas de símbolos e imágenes. • La enseñanza deslocalizada, que consiste en aprender y enseñar por medio de las TIC a distancia; se trata del teleaprendizaje/telenseñanza, que conducen a la formación permanente, la cual requiere a su vez un “saber aprender para toda la vida”. • También se asiste a la emergencia de una comunidad deslocalizada (teleservicios), que se caracteriza por ser cara a cara, sin desplazamiento físico, a través de tele- conferencias, que incluye asimismo los juegos desloca- lizados, que dan la posibilidad de más tiempo para el ocio y en consecuencia proliferan actividades para el tiempo libre, como los juegos de video y simulaciones virtuales, lo que empuja la proliferación también de telecentros y cibercentros en lugares turísticos, rurales y urbanos. • En estas sociedades de la información y del conoci- miento se asiste también a una deslocalización del cuerpo (teletransportación): la incorporación de elemen- tos periféricos en el cuerpo humano, como lentes de visión de 360, cascos para comunicación, manos libres o guantes para controlar espacios virtuales. • En cuanto a la participación pública, se habla de una participación deslocalizada (teledemocracia): elecciones vía electrónica, participación en foros con incidencia en toma dedecisiones públicas locales y globales, Sobre las sociedades de la información y el conocimiento 27 además de la incorporación de los movimientos socia- les, ecológicos, políticos, religiosos, así como minorías étnicas y de género. • Por último, se asiste al trabajo deslocalizado (teletrabajo) que permite mayor movilidad geográfica del trabajo y no del trabajador. Otros rasgos que explican el tránsito de una sociedad de la información a una del conocimiento, la comunicación y el aprendizaje pueden caracterizarse de acuerdo con lo que Pérez (2002) denomina revolución tecnológica y paradigma tecnoeconómico. A partir de estos términos se infiere que las tecnologías, productos e industrias nuevos generan grandes transformaciones en todo el tejido económico e impulsan rápidos ascensos de desarrollo, sobre la base de las innova- ciones tecnológicas fuertemente interrelacionadas, que tras- cienden las fronteras de lo económico y producen renovados principios organizacionales articulados mediante profundas transformaciones que inciden sobre toda la sociedad en su conjunto. Un paradigma tecnoeconómico, según la autora, es un modelo de mejores prácticas compuesto por un conjunto de innovaciones tecnológicas y principios organizacionales que actúan con un efecto modernizador en todo el tejido económico y social, que al interiorizarse se convierten en el sentido común orientador de las prácticas organizacionales. En el marco de este paradigma, se pasa del uso intensivo de energía y materias primas y productos tangibles al uso de información y conocimiento; aquí adquieren valor los servicios y lo intangible, lo que genera cambios en la producción, la cual ya no será en masa y estandarizada, sino diversificada, 28 Johann Pirela Morillo segmentada y adaptada según necesidades y particularidades de clientes. De las estructuras organizacionales centralizadas se pasa a organizaciones descentralizadas, lo que da lugar a modelos de funcionamiento ajustados a la filosofía de las co- munidades de conocimiento. En estas nuevas organizaciones no se habla de personal ni de recurso humano, sino de capital humano, expresión mediante la cual se concibe la mano de obra como activo, el entrenamiento como inversión y el co- nocimiento y la experiencia como capital. A partir de estos rasgos generales distintivos del surgi- miento de una nueva sociedad, se impone la necesidad de for- mar a los profesionales de la información sobre la base de una racionalidad comunicativa-cognitiva compleja, que trasciende la visión procedimental-instrumental y solo tecnológica de las profesiones vinculadas con la difusión del conocimiento, para pasar a plantear una visión mucho más holística e integral de estas profesiones, con el fin de articularlas con el aprendizaje individual y organizacional y la expansión de la inteligencia humana y social. Se trata de una resemantización del rol del profesional de la información. En palabras de Sánchez-Vegas (2000), el profesional emergente de la información debe asu- mir un rol transfigurador, lo cual significa mucho más que un cambio; se refiere a una transformación profunda que toque sus mapas de pensamiento y de acción. Ello debe partir de una revisión teórico-conceptual de los fundamentos de las denominadas ciencias de la información, en especial las perspectivas bibliotecológicas, documentalistas e informacionalistas, elaboradas para generar esquemas expli- cativos acerca de la naturaleza y alcance de las organizaciones de conocimiento y de los profesionales que las dirigen. Con Sobre las sociedades de la información y el conocimiento 29 esto se pretende determinar hasta qué punto tales esquemas siguen vigentes o han perdido poder explicativo ante el sur- gimiento de un nuevo orden social que demanda revisiones y ajustes. Tal es el propósito de este estudio: proponer, luego de una revisión de perspectivas, un sistema de conceptos más acorde con los rasgos que definen a la nueva sociedad del conocimiento, la comunicación y el aprendizaje. Junto con estas concepciones, también se tienen las ideas expuestas por la Unesco (2008), según las cuales en el ori- gen de los conceptos sociedad de la información y sociedad del conocimiento existen diferencias ideológicas importantes y no solo semánticas. La sociedad de la información sigue siendo el concepto dominante, considerado casi un sinónimo de sociedad contemporánea, posindustrial y definida, porque en ella es clave la producción, distribución y manipulación de información. La sociedad del conocimiento, en cambio, tiene importantes matices y diferencias que privilegian la caracterización de la sociedad actual hacia una dimensión de transformación global y pluralista del desarrollo. El concepto de sociedad del conocimiento es más una utopía a la cual hay que aspirar. La Unesco (2008) continúa planteando que la sociedad del conocimiento no existe como una realidad en el mundo contemporáneo. Es más bien una aspiración o ideal, que para algunos debería reemplazar al actual modelo de desarrollo basado en la producción tradicional de información. Si bien no será posible llegar a la sociedad del conocimiento sin las TIC, también se requieren profundos cambios estructurales en las sociedades actuales, entre ellos lograr que la informa- ción deje de ser monopólica y basada exclusivamente en las leyes del mercado. Los sectores que proponen el concepto de 30 Johann Pirela Morillo sociedad del conocimiento lo hacen apostando a la educación como la estrategia fundamental que permitiría empoderar a los ciudadanos para la apropiación crítica y significativa de los contenidos, lo cual implica imprimir espíritu crítico y aplicación de procesos cognitivos de caracterización, concep- tualización, análisis, síntesis, evaluación, entre otros. 1.2 Diversas concepciones de la tecnología Una vez se ha visto ya que el concepto de tecnología en un contexto de las sociedades de la información y del cono- cimiento alude no solo a un carácter instrumental y téc- nico, sino también a un matiz cognitivo y de desarrollo, se consideran entonces algunas de las acepciones que el Diccionario de la lengua española (Real Academia Española [RAE]) da de este término, las cuales están relacionadas con los conocimientos propios de un oficio mecánico o arte industrial y con el lenguaje perteneciente a una ciencia o arte (RAE, 2016). En esencia, si se considera la etimolo- gía del término, bien podría decirse que la tecnología es el discurso acerca de un arte (Laboratorio de Inteligencia Colectiva [LINC], 2007). En palabras de Rodríguez (1998), el concepto de tecnología es polisémico y con múltiples interpretaciones; de allí que se considere el conocimiento tecnológico como un conjunto de atributos reflexivos que fundamentan las actividades, lo cual les proporciona una base argumentativa que permite su explicación. Siguiendo la idea de este autor, el conocimiento tecnológico demanda una relación indisoluble entre la teoría y Sobre las sociedades de la información y el conocimiento 31 la práctica, así como el acopio permanente de información que permite nuevas formas, nuevas técnicas y nuevos resultados. Algunas de las características del conocimiento tecnoló- gico son, en consecuencia, la interdisciplinariedad, la trans- formación constante y el carácter reflexivo, en dos sentidos: por una parte, la causalidad y la verdad de una producción; por la otra, las posibles y distintas alternativas para obtener esa producción (la transformación tecnológica). El conocimiento tecnológico es creatividad, lo que no impide buscar nuevos espacios aun sin antecedentes previos. Peña (2008) sostiene que cuando se habla de tecnología, es necesario considerar el concepto de técnica. En principio hay que señalar que la técnica existe en contextos cambiantes que determinan su comportamiento, y se refiere a creaciones tangibles e intangibles —bien sea de tipo social u organi-zacional— que permiten solucionar problemas específicos o facilitar la ejecución de alguna labor que, por lo general, amerita esfuerzo. En esta línea, para la autora la tecnología es posible definirla como la producción de objetos y proce- sos útiles al ser humano, y también como la aplicación del conocimiento científico y común para resolver problemas humanos complejos. Por ende, está vinculada con el saber hacer y la utilidad. Dada esta definición, se entiende enton- ces que la técnica siempre ha acompañado al hombre desde su existencia, cada vez que ha buscado o ideado formas de hacerle frente a las dificultades que le plantea su relación con el entorno, o sencillamente porque desea mejorar su situación en cualquier ámbito (Morles, 2001). La tecnología se entiende entonces como el estudio o re- flexión sobre la técnica, de modo que es posible concebirla 32 Johann Pirela Morillo como la ciencia o los productos de la técnica. Esta definición es una inferencia elemental fundamentada en la etimología de la palabra tecnología, la cual es de origen griego, proviene de los vocablos techno, que significa “saber útil”, y logos que es “el estudio de”. Otros autores señalan que la tecnología es un cuerpo de conocimientos que es compatible con la ciencia coetánea y controlable por el método científico, y se emplea para controlar, transformar y crear cosas o procesos natura- les o sociales. La filosofía de la tecnología incorpora aspectos gnoseológicos, ontológicos, axiológicos y éticos. De acuerdo con la perspectiva de González, López y Luján (2004), en el análisis sobre las concepciones de la tecnología han prevalecido dos posiciones, una que la considera según un carácter intelectualista y otra que la analiza desde una perspectiva artefactual. La concepción intelectualista de la tecnología la entiende como ciencia aplicada, es decir, co- mo conocimiento práctico que se deriva de la ciencia y del conocimiento teórico. Las teorías científicas son previas a cualquier tecnología, de manera que no existe tecnología sin teoría, pero pueden existir teorías sin contar con tecnologías. La concepción artefactual de la tecnología, por su parte, asume la tecnología a partir de un carácter instrumental. En este sentido, las tecnologías son simples artefactos o herra- mientas construidas para una variedad de tareas. Dentro de esta perspectiva se considera que la tecnología es indepen- diente de cualquier sistema político y social, de modo que esta concepción también plantea que cualquier tecnología puede transferirse de un país a otro sin más dificultad que la concerniente a los financiamientos. No cabe duda de que esta concepción de la tecnología es por demás reduccionista, lo Sobre las sociedades de la información y el conocimiento 33 cual impide un análisis crítico al desconocer los intereses sociales, políticos y económicos de aquellos que las diseñan, desarrollan, controlan y financian. Hoy en día se está manejando un concepto de tecnología que tiende a dar un mayor realce a los procesos que conducen a la generación de resultados, es decir, a la práctica tecno- lógica. Este planteamiento se ubica en la perspectiva de los estudios de ciencia, tecnología y sociedad (CTS), enfoque que reconoce la interacción efectiva que debe observarse en- tre la ciencia, la tecnología y el desarrollo social; por ello se identifica con acciones educativas para fortalecer capacidades científicas y tecnológicas y también como una disciplina des- de cuyos cuerpos conceptuales y metodológicos se genere la base empírica para la formulación de políticas públicas para desarrollar la ciencia y la tecnología. En este contexto, González, López y Luján (2004) intro- dujeron el concepto de socio-sistema, cuyos dispositivos de organización y estructuración son las tecnologías, concebidas como los procesos que generan productos derivados de la re- flexión. Esta concepción de tecnología es la que quizás más se aproxima a la idea que se pretende fundamentar de tecnología cooperativa, concebida como un proceso pensado generado y validado a partir de la reflexión y la acción colectiva, orientada hacia la creación de comunidades articuladas sinérgicamente por valores comunes, las cuales proyectan y construyen vi- siones prospectivas, que se concretan en el presente. Otra fuente que se considera importante revisar es la del Reglamento Parcial de la Ley Orgánica de Ciencia, Tecnolo- gía e Innovación referido a los Aportes e Inversión. Aunque no se define el concepto de tecnología, sí define en el artículo 34 Johann Pirela Morillo 2, aparte 4, el término transferencia de tecnología (TT), idea fundamental ligada al concepto analizado en estas líneas. Sobre TT se dice que es: Proceso e interrelación que se establece entre un sujeto, persona o empresa que posee la tecnología o los conoci- mientos para producir, utilizar o manejar un bien, negocio, producto o servicio y que traslada, intercambia, entrega, vende o negocia a otra persona, sujeto o empresa, dichos conocimientos, procedimientos o formas de hacer, para su captación, aplicación, producción y aprovechamiento por el entorno social y económico del país, procurando la apropia- ción del conocimiento por parte de la colectividad. (Decreto 4891 de 2006) La noción de TT muestra que la tecnología es posible promoverla, a un mismo tiempo, como saber y como hacer, y también puede ser transferida y apropiada por un colectivo en pro de su máximo aprovechamiento social y económico. Se puede ubicar la tecnología en un ciclo que incluye desde la generación y transferencia hasta la apropiación para im- pulsar cambios y transformaciones en diversos contextos situacionales. Pirela et al. (2008), al fundamentar la creación del Cen- tro de Investigación y Desarrollo en Tecnologías del Co- nocimiento (Cidtec), señalan que tanto la ciencia como la tecnología y la innovación componen un arco (al modo de ver de Nicolescu) cuyo eje de impulso y dirección lo con- forma el conocimiento en todas sus manifestaciones (de lo cotidiano, científico, cultural, etcétera). El conocimiento Sobre las sociedades de la información y el conocimiento 35 representa la primera posibilidad de transformación social y científica; implica un estado de conjunción consciente con el comprender, el ser y el aprehender. La ausencia de tal conciencia impediría cualquier opción transformadora y renovadora de la realidad. 1.3 Tipos de tecnologías La literatura especializada refiere diversos tipos de tecnologías y diferentes usos del concepto de tecnología, asociados con procesos no solo industriales, energéticos y de producción, en los ámbitos empresariales. Se habla de tecnología para aludir a procesos investigativos, educativos y, últimamente, de intervención social, que generen beneficios y bienestar a los grupos comunitarios organizados. Galindo (1998) habla, por ejemplo, de una tecnología investigativa para referirse al arsenal metódico y técnico que un investigador puede usar con el propósito de operar interactivamente desde su mente hacia el mundo explorado y construido. A partir de esta pers- pectiva la tecnología investigativa está asociada entonces con la acción, y por lo tanto es la investigación en sí. Páez (1992) se refirió también a varios tipos de tecnolo- gías: las instrumentales, las sociales y las intelectuales. Las tecnologías instrumentales son las relacionadas con máqui- nas y herramientas e implican también el conocimiento y las habilidades para su operación. Las sociales tienen que ver con el conocimiento implícito en el direccionamiento de grupos humanos hacia la obtención de fines productivos específicos. Finalmente, las tecnologías intelectuales aluden 36 Johann Pirela Morillo a las estrategias de alto nivel que convergen en el modelaje del proceso cibernético del conocimiento mismo. En cuanto a las tecnologías sociales, Picón et al. (2005) proponen la construcción de una tecnología socialde mediación (TSM), la cual se entiende como un conjunto de acciones me- tódicas y técnicas destinadas a promover cambios profundos en los componentes sustantivos de la cultura escolar. La cons- trucción de la TSM se apoya en el estudio de antecedentes, en análisis teóricos y, fundamentalmente, en trabajos de campo realizados para el desarrollo del proyecto La Universidad Va a la Escuela (LUVE). Puede observarse que la tecnología social y la intelectual están asociadas con la construcción de procesos, métodos y técnicas orientadas hacia la organización de la participación de actores medulares en la producción de significados que permiten orientar las acciones en determinadas direcciones. El concepto de TSM alude a un conjunto de concepciones teóricas que guían la realización de etapas y procedimientos con el fin de generar cambios en la cultura escolar. Pirela et al. (2008) trabajaron el concepto tecnología de conocimiento (TC) para fundamentar la creación de un nue- vo centro de investigación y desarrollo en la Facultad de Humanidades y Educación de la Universidad del Zulia. La concepción de TC se relaciona a su vez con la idea de tec- nología intelectual de Lévy (1993), según la cual los cambios y las transformaciones de este momento, como en ningún otro, son del orden del conocimiento. La fuente del cambio y la invención tecnológica moderna son la codificación del conocimiento técnico, ya que la sociedad se fundamenta en su transmisión. La TC se sustenta en las TIC, las cuales Sobre las sociedades de la información y el conocimiento 37 constituyen, según lo acordado por la Cumbre Mundial de la Sociedad de la Información (CMSI), herramientas de acceso a la cultura y al saber, fundamentales en el acometimiento de acciones necesarias para la superación de brechas sociales y económicas. A la luz del proyecto de creación del Centro de Investiga- ción y Desarrollo en Tecnologías del Conocimiento (Cidtec), se entiende, entonces, la TC como las concepciones, principios y formas de hacer que se traducen en modos innovadores para abordar problemas y generar soluciones creativas en el ámbito de los procesos de creación, captura, organización, representación, socialización, transferencia, mediación y medición, uso y apropiación del conocimiento, entendido como un proceso y un producto al mismo tiempo, que resulta de la elaboración y recreación de la información sustantiva, aquella a la que el sujeto, los grupos y las organizaciones le atribuyen significado para expandir el horizonte cognoscitivo, solucionar problemas y aprovechar oportunidades. El concepto de tecnología cooperativa que se pretende funda- mentar se apoya en la perspectiva de Páez (1992), relacionada con la tecnología social y la intelectual, en la idea de relación entre los sociosistemas y las tecnologías, como dispositivos que organizan la acción deliberada y consciente (González, López y Luján, 2004), y también en la noción de Picón et al. (2005) sobre el planteamiento de una TSM. La tecnología cooperativa que aquí se propone se fue construyendo y configurando a partir de la experiencia del autor en los procesos de reflexión, evaluación y propuestas de diseños curriculares en el área de las ciencias de la infor- mación; procesos en los cuales estuvo vinculado desde hace 38 Johann Pirela Morillo quince años. En este sentido, la tecnología cooperativa para el diseño del perfil por competencias del profesional de la información se define como un conjunto de concepciones que fundamentan la acción reflexiva, orientada hacia la evaluación y diseño curricular en el área. La tecnología se apoya en el uso crítico de recursos de tecnología instrumental de infor- mación y comunicación para sistematizar los significados, hacer seguimientos y monitoreos permanentes, e integrar y consolidar resultados. El sustrato de la tecnología es la cooperación, entendida desde el enfoque del currículo cooperativo incardinado de Rincones (2007), según la cual la cooperación se expresa mediante la relación solidaria y democrática entre indivi- duos, grupos u organizaciones para el logro de objetivos y metas comunes; se basa en la acción voluntaria de altruis- mo recíproco, en función de lo cual se demuestra confianza mutua para compartir recursos, costos, riesgos, beneficios y servicios, mediante acuerdos a mediano o largo plazo, a fin de satisfacer necesidades percibidas que contribuyan al bienestar y supervivencia del colectivo. La tecnología cooperativa asume también como uno de sus ejes conceptuales medulares la transversalidad, la cual, según Bravo (2006), permite la construcción de un pensa- miento crítico producto de la interacción de diferentes ejes, alrededor de una ética para la convivencia. Precisamente en las etapas de participación de actores medulares, la convivencia y el compromiso ético y la generación de espacios de conviven- cia fueron principios fundamentales para el develamiento de las competencias que se están exigiendo a los profesionales de la información. Sobre las sociedades de la información y el conocimiento 39 La tecnología cooperativa, en su dimensión operativa, se concreta en fases de realización que incluyen procedimien- tos de análisis teórico y crítico, de estudio de tendencias, el cotejo de estudios de mercado y la participación abierta y colectiva en torno al futuro de la formación del profesional de la información, desde la visión de los egresados, estu- diantes y representantes del sector empleador. Todo ello sin dejar de lado la fundamentación teórica, epistemológica y axiológica que guio el proceso de concepción y ejecución de cada una de las etapas, procesos y productos de la tec- nología cooperativa. Perfiles del profesional de la información en la sociedad del conocimiento Recommended Citation tmp.1664477643.pdf.sc42T
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