Descarga la aplicación para disfrutar aún más
Vista previa del material en texto
El Hombre y la Máquina ISSN: 0121-0777 maquina@uao.edu.co Universidad Autónoma de Occidente Colombia Quebradas A., David A.; Martínez F., Juan F. Reseña de "Los rumbos de la Mente Ensayos sobre el yo, lo mental natural y la inteligencia artificial" de Juan Manuel Cuartas Restrepo El Hombre y la Máquina, núm. 28, enero-junio, 2007, pp. 148-151 Universidad Autónoma de Occidente Cali, Colombia Disponible en: http://www.redalyc.org/articulo.oa?id=47802819 Cómo citar el artículo Número completo Más información del artículo Página de la revista en redalyc.org Sistema de Información Científica Red de Revistas Científicas de América Latina, el Caribe, España y Portugal Proyecto académico sin fines de lucro, desarrollado bajo la iniciativa de acceso abierto http://www.redalyc.org/revista.oa?id=478 http://www.redalyc.org/articulo.oa?id=47802819 http://www.redalyc.org/comocitar.oa?id=47802819 http://www.redalyc.org/fasciculo.oa?id=478&numero=7363 http://www.redalyc.org/articulo.oa?id=47802819 http://www.redalyc.org/revista.oa?id=478 http://www.redalyc.org 148 El Hombre y la Máquina No. 28 • Enero - Junio de 2007 Los rumbos de la Mente Ensayos sobre el yo, lo mental natural y la inteligencia artificial Autor: Juan Manuel Cuartas Restrepo Editorial: San Pablo 224 páginas 2007 Las ciencias cognitivas, las neurociencias y la filosofía de la mente, son los distintos caminos que el pensamiento occidental construye hoy en día para acercarse a una comprensión científica de la mente. Juan Manuel Cuartas, profesor y director del Departamento de Fi- losofía de la Universidad de Valle, nos presenta el libro “Los rumbos de la Mente” el cual nace a partir de las discusiones realizadas en el seminario Mente y lenguaje llevado a cabo dentro del grupo de Investi- gación en Filosofía de la Mente y Ciencias Cognitivas, Mentis, de la Universidad del Valle. El texto se encuentra estructura- do en tres partes fundamentales 1) lo mental natural 2) las ponderaciones del yo 3) la Inteligencia Artificial. En la primera parte el autor pre- tende abarcar el problema “grueso” de la mente, donde se levantan tres interrogantes como pilares funda- mentales presentando la discusión actual acerca del lugar de la Mente en la Naturaleza: 1) La pregunta por el carácter ontológico, el cual básicamente busca explicar qué eventos físi- cos podemos llegar a entender como eventos mentales, acep- tando la mente como un ente natural (físico). 2) El problema que refiere a las propiedades funcionales de la mente, introduciéndose en un camino lleno de indagaciones que lleva al caminante a toparse con enormes obstáculos como lo son las nociones de persona, sujeto, conciencia, yo etc. que al ser superadas, permitirán en palabras del autor “dar cuenta en un plano general de la estruc- tura del comportamiento, y en lo particular de la motivación y realización del movimiento”. 3) De orden pragmático, cuestio- na el tipo de interacción que se establece entre la mente y el mundo y el problema de las otras mentes (¿Sobre qué fundamento se supone que otro humano experimenta algún estado mental?). Para aproximarse al plantea- miento de estas cuestiones, el autor presenta el concepto de mente natu- ral, como una noción que permita unificar los diversos aspectos de lo mental, el lado racional con lo emocional, así como el correlato físico y biológico representado en el cerebro y el cuerpo. En palabras de Juan Manuel “como un punto de contacto entre los conceptos de naturaleza y cultura […] un ideal unificador desde donde se soporta la comprensión del papel de cada elemento de la realidad, de la vida y el conocimiento”1 El autor se vale de las conceptos de importancia, expresión y com- prensión, planteados por el filosofo ingles Alfred North Whitehead2 con el fin de sustentar los ejemplos que son utilizados para el entendimien- to de la noción de lo mental natural. Así define 1) Importancia como la filiación de las cosas en el mundo a partir de su ofrecimiento al mismo, trata de una “noción general” que se expresa desde lo particular. 2) Expresión como las propiedades LIBROSLIBROS 1 Cuartas, J.M. Los rumbos de la mente. “Ensayos sobre el yo, lo mental natural y la inteligencia artificial”. 1a. Edición, Edt. San Pablo, Bogotá, 2007. Pág.30 2 Whitehead. A. N. Modes of thought. Cambridge University Press, Cambridge, 1938 149El Hombre y la Máquina No. 28 • Enero - Junio de 2007 del objeto que se imprimen en el entorno, y se modifican en cuanto se adaptan a este. 3) Comprensión como la unidad de la cosa en cuanto a sus propiedades y su capacidad de afectación al entorno. En pocas palabras, el uso de los conceptos importancia, expresión y compren- sión no es más que un utensilio argumentativo que se justifica, en la necesidad de comprender desde el punto de partida que “es impor- tante que la mente sea una mente, que exprese ser una mente y que pueda ser comprendida como una mente”. Los tres conceptos anteriores no solamente fundamentan la exposi- ción sino que permiten simplificar y articular la coherencia argumen- tativa del autor. Ya que no se de- sarrollan per se, sino en relación con otras propiedades de lo mental natural, como la alusión, y el propio concepto de natural. La alusión, o la noción de darse por aludido, es parte fundamental en la presentación del autor, la nocion permite entender cómo se recono- cen las mentes en lo individual y lo colectivo, no solamente a partir del lenguaje, sino en los gestos, y otras expresiones humanas. Mientras lo natural intenta diferenciarlo de la definición naturalista aristotélica, reconociendo lo natural a partir del devenir cíclico de las cosas y su interconexión y vínculos que permiten interrogar y conocer. En este sentido se trata de reconocer en el evento natural las propiedades intrínsecas de lo mental de manera tal que permita “alcanzar una com- prensión de la mente humana como una formación íntersubjetiva que reside contundentemente en cada individuo y que se completa de manera definitiva en la situación de ser en el mundo”3 Estos argumentos alcanzan mayor coherencia y articulación con el desarrollo de los capítulos referidos a la emoción y los estados mentales, donde se busca abordar el problema mente-cuerpo. El autor comienza por definir las propie- dades relevantes de la emoción dentro de su presentación, a saber: 1) la temporalidad de la emoción 2) su carácter circunstancial 3) su eficacia como formas de respuesta respecto al entorno. De tal forma entra en el análisis del temor como via a la comprensión mental. Estipu- lando el temor como un fenómeno mental y natural “por su compleja derivación corporal, que responde en cada caso a un emplazamiento del cuerpo en el mundo, emplaza- miento del que se rompen sin previ- sión alguna los planos de referencia, y como una descarga de máxima alerta moviliza el encendimiento de los receptores del cuerpo, llegando a involucrar hasta las propias puntas de los pelos”4 Aquí es imprescindible pregun- tarle al autor ¿Cómo se comprende el dolor como un estado mental? Con el fin de mostrar lo difícil que es el estudio de las otras mentes, a partir del estudio de las particula- ridades propias de la experiencia subjetiva individual.Esto entra en relación directa con el concepto de alusión y la manera en que partiendo de características particulares, como el dolor o la experiencia personal de una emoción, en cierta medida se reconocen mentes o propiedades de mentes en relación conmigo mismo o un otro. Propiedades que no son objetivables como características universales y que nos aluden a una comprensión mental del otro a través de la expresión. Desde aquí se entabla el puente hacia una instancia olvidada, el yo. Los estados mentales, la inten- cionalidad y la conciencia, son pro- blemas sobre los cuales la filosofía de la mente y las ciencias cognitivashan dirigido toda su atención, des- plazando al yo a un pequeño rincón de la casa, pero Juan Manuel intenta dirigir sus rumbos a ese rincón para preguntarnos otra vez ¿qué es el Yo?. Considerando que cualquier respuesta antes de ser una verdad definitiva se puede considerar como una aproximación, de acuerdo con el autor se puede decir que “el yo es el principio de individuación” o “el yo es una función de autoidentifica- ción”, o “el yo es la versión renovada del cuerpo”, todo dependiendo de la disciplina desde la cual se sirva como marco de referencia, y aunque la definición del yo dependa del marco de referencia, el autor se atreve a decir que “puede hablarse del yo y no estar hablando de la mente ni de la conciencia”5 con la excusa de que al haber naturalizado la mente y sus asuntos, de igual manera los asuntos 3 Cuartas, J.M. Ibid. Pág. 40 4 Ibid. Pág 54. 5 Ibid. Pág 82. LIBROSLIBROS 150 El Hombre y la Máquina No. 28 • Enero - Junio de 2007 del yo se integran al orden de lo na- tural, mostrándose como una parte compleja de actividad integrada a la naturaleza. Con esta lógica se hace un salto hacia la filosofía de la mente desde donde se aborda la problemá- tica acerca del yo señalando nocio- nes como Coherencia, Identidad y autodominio que son denominados por J.M. Cuartas como el Factor Yo, entendiendo por factor “un elemento que actúa conjuntamente con otros elementos en asuntos de inducción o modificación de estados, en este caso mentales y comporales”.6 Pero ¿qué es ese elemento que tiene Coherencia, Identidad y Autodominio? Refiriéndose a Fred Dretske que “asume que todos los hechos mentales son hechos repre- sentacionales”7, y dado que todo lo que vincula lo mental se manifiesta a través de propiedades representa- cionales de los hechos del mundo, siguiendo este tipo de lógica argu- mentativa J.M. Cuartas no vacila en afirmar que al yo no le queda otra opción que “hallar su determinación como salido de la mente bajo la forma de una representación o un hecho mental”;8 así se puede decir, en sentido metafórico, sin compro- meterse con un cinemascopio, o un homúnculo o algo por ese estilo, ó en el peor de los casos,con un pen- samiento localizacionista, que esta tesis representacionalista “despoja al cerebro de su yo dejándolo con las neuronas vacías”, para poder pensar el yo sin necesidad de su correlato biológico o neuronal, para pensar el yo en abstracto”. Sin embargo ¿es posible pensar el yo sin involucrar a la conciencia y la mente? El autor dice Sí. Pero ¿es posible hablar del yo o de otras fun- ciones mentales sin contar con el cerebro? ¿Qué implica no tener en cuenta el cerebro? ¿Dónde aterriza eso que se denomina Yo? ¿Qué tipo de relación existe entre el cerebro y su yo? Si no se pensara en todas estas cuestiones por un momento se llegaría a la desastrosa conclusión que todo eso del yo, la conciencia, la mente ocurre por encima de la refriega neuronal, y al menos de que se asuma una posición dualista, con la cual el autor no se compromete, hacerse-el-de-la-vista-gorda, y dejar a un lado el problema acer- ca del tipo de relación que existe entre “el cerebro y su yo” o “el yo y su cerebro” es inaceptable. La cuestión de la relación cerebro- yo remitiéndose a Karl Raimund Popper quien expresa que “el yo posee al cerebro”9 desdeñando la naturalización de la mente y dán- dole un matiz trascendental difícil de indagar al contemplar esta idea, entabla el dilema de pertenencia ¿el yo pertenece al cerebro o el cerebro al yo? En la propuesta de Popper el cerebro pierde relevancia, pero al invertir la frase “el cerebro y su yo”, se dice “que el cerebro posee un yo”, “en la medida en que se señala el primero como un substrato (centro de gravedad) del segundo, asumiendo que de manera irreductible la pertenencia de uno y de otro en un marco más amplio denominado mundo”.10 Para terminar esta segunda parte dedicada al yo es preciso entender el yo 1) como relación coherente de estados mentales que se dan de ma- nera continua y estable (Coheren- cia) 2) como repetición de sí mismo, diferente de otros yo (Identidad) 3) como una instancia racional capaz de reparar sobre sí mismo (Autodominio) 4) como un actor que es ayudado por un mecanismo no consciente (zombi) que encubre los desajustes de su actuación, “los más minímos, los imperceptibles, los que si nos volviéramos sobre ellos nos impedirían ser continuos en nuestro estar en el mundo”11 5) como una instancia que se encarna en el cuerpo, queriendo decir con esto que el yo es ante todo un yo cuerpo (propiocepciòn). Finalmente los rumbos propues- tos por Juan Manuel nos llevan a indagar por lo mental en el proyecto de la Inteligencia Artificial. Este proyecto constituye hoy en día todo un paradigma multidisciplinario en el esfuerzo tanto por modelar como por entender la inteligencia humana. El autor se acerca a este Proyecto en un primer momento interrogando en profundidad y delimitando claramente sus di- mensiones y alcances como pro- yecto. Así, intenta establecer los alcances del mismo, en relación con las cuestiones teológicas, ya que según su presentación, es claro que la propuesta de modelamiento a través de la tecnología supone tocar fibras sensibles en vía directa con la relación ciencia-religión, y 6 Ibid. Pág 83. 7 Ibid. Pág 83. 8 Ibid. Pág 83. 9 Popper, K. R., Eccles, J. C. El yo y su cerebro,editorial labor S. A., Barcelona, 1993. 10 Cuartas, J.M Ibid. Pág 85. 11 Ibid. Pág 94. LIBROSLIBROS 151El Hombre y la Máquina No. 28 • Enero - Junio de 2007 que un proyecto de esta naturaleza en cierta medida redimensionaría la forma como el ser humano se piensa a sí mismo y cómo asumirá su lugar en la naturaleza y la forma de relacionarse con ésta. El autor, entrando en materia, cuestiona las visiones estrictamente funcionalistas dentro del proyecto de la IA, como los conceptos de compu- tación y registro, los cuales describe como nociones con un valor meto- dológico importante pero heurística- mente improcedentes. De tal forma acomete a delimitar los alcances de la IA comenzando por el concepto de si- mulación definiendo sus propiedades al decir 1) “simular es camuflar, ac- ción que consiste en negar partiendo de lo verdadero, así la simulación con- siste en afirmar ocultando”12 2) la IA es básicamente un apéndice humano que participa de su mundo como una versión de su desempeño. 3) la IA sólo contiene desempeños y actuaciones en una situación de proximidad con la capacidad humana. Se profundizan los conceptos de inteligencia e inducción y los alcan- ces de la IA al simular la inteligen- cia. Delimita la inteligencia a partir de la capacidad que tiene un orga- nismo de entender y actuar sobre su ambiente con base en una serie de opciones. De manera tal, proponer a la IA la formación de “inferencias inductivas” es una tarea bastante ardua, teniendo en cuenta que no se ha podido acertar en un mecanismo que permita vislumbrar tal fin. En este sentido la pregunta planteada por el autor cobra una relevancia importante: “¿qué modalidad de inteligencia puede ser más fácil- mente reproducible, la que interroga las causas inmediatas, y a partir de ellas expresa una gama de opcio- nes que aparecen como contenidos continuos, o la que interroga por las consecuencias, difícilmente previsi- bles y normalizables, que dependen de la autonomía e interpretación de los diversos elementos?”13 La inducción, dicho de una manera muy somera, cobra un papel fundamental a la hora de in- tentar acercase a lo que podríamos llamar una IA ya que la cuestión se complica cuando el problema de la inducción nos deriva direc- tamente al lenguaje en la IA, pues un componente importante para el funcionamiento de la supuesta IA es que ésta se encuentre dotada de un lenguaje que esté más allá de la mera computación simbólica o algorítmica. Al pretender dotar de lenguajeuna IA se está jugando con la comprensión que tenemos hasta cierto punto de nosotros mismos y de nuestro funcionamiento como creadores de un mundo con signifi- cado. Y en este sentido se plantea un problema bastante profundo ya que como pregunta el autor, “¿ha- bría un mundo para la IA?”14 ¿Y si lo hay, qué lugar debería ocupar la IA en nuestro mundo? Pero un tema aún más contro- versial surge dentro de este marco de discusión o proyecto como la ha denominado J.M Cuartas y es la posibilidad que existe de modelar un yo, una instancia coherente que posea identidad y que pueda reparar sobre sí misma, una instancia a la que se le pueda atribuir intencionalidad, pero ¿cuándo sería posible lograr esto? ¿No habría primero que romper o desdibujar la barrrera entre lo mental y lo mecánico y responder además la pregunta planteada por Alan Turing “pueden pensar las máquinas?”15 pregunta que Jhon Searle y Roger Penrose16 responden de forma nega- tiva al reducir el trabajo del proyecto de la IA a la mera reproduccón de las causalidades y el funcionamiento de la mente, interponiendo el carácter fenoménico de la experiencia y la intencionalidad. Viendo estas difi- cultades que surgen en el camino hacia la modelización del yo, hay que entender que la negativa hacia la posibilidad de un yo en la inteligen- cia artificial no es sólo una objeción contra la IA, sino un reto al enemigo para que ¡saque todo su arsenal!. “Los Rumbos de la Mente” es un texto apasionante, escrito de una manera fluida y con un len- guaje desenvuelto que hace difícil detener la lectura en determinados momentos, su narrativa pausada, guía al lector a través de los dife- rentes “rumbos que se emprenden hacia la comprensión de lo men- tal”. La lectura puede parecer un poco difícil dada la complejidad descriptiva que alcanza en ciertos momentos cuando es indispensable explicar determinados conceptos, sin embargo, teniendo en cuenta la aproximación del lector neófito al tema, tiende a desarrollarse de 12 Ibid Pág 13313 Ibid. Pág .13514 Ibid. Pág .14015 Turing, A. “Maquinaria computadora e inteligencia”. En: Mind, Vol. LIX, N° 236, 1950.16 Cuartas, J.M. Ibid. Pág. 152-153. manera clara y concisa. DAVID A. QUEBRADAS A. Y JUAN F. MARTÍNEZ F. Estudiantes de Psicología. Univalle Grupo de investigación Mentis, Filosofía de la mente y Ciencias Cognitivas Universidad del Valle LIBROSLIBROS
Compartir