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NUEVA POÉTICA PARA UNA 
TRANSVERSALIDAD REALISTA. 
 
Juani Guerra 
 
GIRO PRAGMÁTICO: METÁFORA Y CIENCIA FIGURADA 
 
La Ciencia, a diferencia de la Literatura, nunca ha basado la organización semántica de 
sus teorías en la distinción entre “significado literal” y “significado figurado”. Ni 
siquiera lo ha hecho en esta era nuestra de las teorías (meta)cognitivas sobre el lenguaje 
y otros sistemas semióticos como el de los propios modelos científicos, éste siglo 21 de 
la poética entendida como acción cognitiva intencional, o de la cognición entendida 
como una forma de práctica (Bourdieu, 1994), en el marco del giro pragmático de las 
Ciencias Cognitivas; o dicho de otro modo, después de que Lakoff (1987), Johnson 
(1987), Langacker (1987/1991) o Talmy (2000) revelaran la realidad cognitiva de las 
operaciones conceptuales y los mecanismos figurativos de la literalidad como acción 
humana sociocultural de base biofísica. Tampoco tras Gibbs (1994), cuando en The 
Poetics of Mind evidencia desde la Psicolingüística las bases cognitivo-conceptuales de 
la metáfora como acción poiética, como fenómeno figurativo que fundamenta pre-
literalmente el lenguaje. En un intento de recuperar el valor real de la Poética para la 
i+d+i actual, exploramos aquí este desinterés como producto del alejamiento epistémico 
de la Ciencia con respecto a la poiesis original griega y en su evolución como Poética 
hasta nuestros días. En este breve ensayo nos preguntamos por qué ni a la Ciencia, ni a 
la Filosofía de la Ciencia, nunca le ha atraido esta distinción fundamentalmente 
científica (cognitiva, biocultural) en la evolución de sus discursos y modelos. La 
respuesta inmediata es que hace tan sólo unas décadas que hemos sido científicamente 
conscientes desde las Humanidades Cognitivas de la organización biofísica de esta 
distinción tradicionalmente retórica y lingüística entre lo literal y lo figurado, lo que ha 
alterado epistemológica y fenomenológicamente el curso de la construcción humana de 
conocimiento científico. En este proceso de tintes oximorónicos, la gran bifurcación se 
produjo en el campo de la Lingüística con las Teorías Cognitivas de la Metáfora 
Conceptual (Lakoff & Johnson 1987) y de la Integración Conceptual (Fauconnier y 
Turner 2002), conocida también en español ésta última como Blending. Haber sido 
conscientes de la “organización” (como sinónimo de “evolución” en el marco biológico) 
no significa no haber intuido con anterioridad, o no haber sido conscientes de la 
“importancia” de la biología o la física en la construcción de significado (estructuras 
conceptuales) o de conocimiento del mundo (procesos de conceptualización); 
incontables tratados de fondo hermenéutico datados desde 4 siglos a. de C., desde la 
China pre-griega de los “Nueves capítulos del arte matemático” Jiu zhang suanshu, 
(Lizcano, 2009: 61-71) han aludido a esta “posibilidad”. La diferencia hoy es que nunca 
antes se había descrito en colaboración con la Neurociencia y con los métodos y 
modelos científicos de hoy, a partir de las tecnologías más avanzadas de neuroimagen o 
inteligencia artificial; es decir, nunca antes se había explorado desde la descripción 
transversal (Humanidades-Ciencias-Técnológicas) de las interacciones cuerpo-aparato 
sensorialmotor-entorno que hoy se desarrolla a todos los niveles con más y mejores 
medios que nunca antes en la historia del conocimiento. En los siguientes apartados me 
propongo pensar esta tríada del conocimiento internacional actual desde sus bases 
conceptuales griegas en la tríada poiesis-fisis-tecne). 
 
DESVIACIONES EN LOS MARCOS REFERENCIALES DE POIESIS Y POÉTICA 
 
Esta carencia enunciativa de la Ciencia sobre su intrínseca propiedad figurativa, que 
cognitivamente la situaría al mismo nivel biocultural que el arte (Turner ed., 2006), es 
consecuencia de un error semántico que desde un punto de vista historicista destaco 
aquí como una de las principales causas de los problemas epistemológicos actuales 
referidos a la relación entre Metáfora y Ciencia, y de sus serias consecuencias en la 
organización institucional transversal del conocimiento internacional. Básicamente es 
un problema de desconocimiento conceptual y de abuso léxico de las categorías 
semánticas poesía (género literario) y Poética (Teoría/Ciencia) que imposibilita la 
metaforización e integración conceptual natural de las mismas a partir del significado 
real de poiesis y, por extensión, el buen afianzamiento léxico-semántico de Poética en 
su correspondiente marco de referencia disciplinar en el escenario académico 
internacional actual. Esta dinámica de desemantización (Langacker, 2000) y 
distanciamiento disciplinar sólo ocurre en la historia tardía de la evolución del término 
poiesis en el siglo XX desde que con los griegos emergiera con significado de “hacer”, 
vitalmente extensivo tanto a realidades materiales como no-materiales (motivación 
conceptualizadora esencial visto desde el nuevo paradigma epistemológico de la 
cognición como acción, el mismo que le da la vuelta a la tortilla y hace de la Ciencia la 
criatura de la Metáfora o de la Lengua la criatura de la Literatura (Turner, 1996)). 
Mientras fisis o tecne han evolucionado en paralelo feliz a lo largo de las distintas 
trayectorias de las culturas modernas, en particular desde el siglo XX, en este mismo 
siglo de vanguardias artísticas y crecimiento espectacular de lectores y de la industria 
del libro, poiesis se vió paradójicamente afectada por la errónea identificación de poesía 
con la superficie lingüística (tan sólo un 2% del proceso cognitivo sociocultural) del 
conocimiento humano, separándose así casi por completo de otros textos construidos a 
partir de la misma organización (bio)poética, de la misma abstracción técnica, como la 
matemática. La gran bifurcación negativa sucede entonces cuando en el siglo XX 
Poética deja de asociarse a poiesis en su marco referencial biológico y se empieza a 
limitar al espacio mental de la poesía en una deriva en la que cada vez más pierde su 
foco semántico y su evocación preconceptual original del griego como “ser presente 
iluminado”. O lo que es lo mismo, una deriva en la que se pierde su sentido biopoético. 
Este fue el origen del ocaso de la Poética, bioculturalmente una disciplina 
abarcadora de todas las demás disciplinas del conocimiento humano; el origen del 
desprecio creciente de los científicos por la poesía y por extensión por la Poética y por 
las Humanidades. Incluso la Lingüística, incomprensiblemente y esencialmente por las 
mismas razones, ha estado demasiado tiempo desligada de la Poética, hasta Jakobson e 
incluso después hasta las Teorías Cognitivas de finales del siglo XX. Fue esto lo que 
acentuó el distanciamiento entre la Literatura y la Ciencia, afectando claramente a la 
aceptación académica de la Literatura en todo su valor en paralelo a la Ciencia, 
paradójicamente porque aún no se sabía “a ciencia cierta” que ésta misma, como 
sistema poético y semiótico, era también criatura de la mente literaria (Turner, 1996), o 
que los textos literarios eran los fósiles, los méntiles (Guerra, 2010) imprescindibles en 
la evolución tardía hacia y en la construcción sociocultural de la Ciencia (Guerra, 2011). 
 
BIOPOÉTICA: POIESIS, FISIS Y TECNE (RE)UNIDAS 
 
Mi objetivo último en este ensayo depende de alguna forma de una revisión científica 
de la metáfora para devolver Poética a su curso conceptual natural, el metacognitivo, 
para que la transversalidad de nuestros conocimientos actuales sea real, una 
transversalidad en la que los tres aspectos básicos en la construccion conceptual de 
cualquier tipo de conocimiento, poiesis, fisis y tecne se valoren al mismo nivel cultural 
e institucional. Lo que afecta en definitiva al fenómeno social metáfora-ciencia hoy es 
el desprecio a una Poética que es esencialmente Biopoética, como lo fue desde sus 
origenes,cuando aún las políticas institucionalizadoras del conocimiento académico no 
habían errado en la división disciplinar seguramente para evitar complejidades 
ininteligibles (Wagensberg, 1987), en lugar de afrontar sus procesos autopoiéticos, i.e., 
su comunicabilidad, su inteligebilidad y su dialéctica, como se viene haciendo sólo hoy 
en la interdisciplinariedad europea actual (aunque aún por crecer, ciertamente una feliz 
forma de la nueva alianza entre las dos grandes culturas/ciencias, naturales y humanas, 
como la postulada hace medio siglo por Prigogine y Stengers). Hoy por hoy es 
necesario reclamar la pragmática recuperación sociocognitiva de la Poética como lo que 
es sociocultural y conceptualmente: una categoría superordinada (Rosch, 1977) de 
nuestra construcción disciplinar del conocimiento (Guerra, 2013); por lo tanto no 
merece la visión negativa que de ella tiene, incongruentemente, nuestra “Sociedad del 
Conocimiento”. Saber la Ciencia, cómo hacemos lo que hacemos, incluida nuestra 
cognición como ciencia, necesita de una investigación profunda con los medios actuales 
de la operación cognitiva básica en la dinámica de la complejidad biofísica y 
sociocultural en la construcción humana de conocimiento científico: la Metáfora. 
Como hemos visto, las ya no tan recientes Teorías Cognitivas del Lenguaje han 
modificado sustancialmente la ubicación tradicional del fenómeno de la Metáfora en el 
espacio lingüístico para trasladarla como mecanismo cognitivo-conceptual al espacio 
no-lingüístico o pre-lingüístico (Bustos, 2000; Bernárdez, 2000; Lizcano, 2006) del 
pensamiento y la Neurobiología. Este último es un espacio esencialmente poético, pero 
también físico y tecnológico, y por lo tanto evoluciona (auto)organizándose en un bucle 
triádico grácil por coherente, en el que ninguno de los tres elementos composicionales 
biofísicos del griego, poiesis/fisis/tecne puede verse aislado conceptualmente como para 
alcanzar niveles de entropía positiva y extinción semántica . Más técnicamente podemos 
entender este espacio como biopoético, en un intento de desenredar algunos cabos “idio-
semióticos” (Gamoneda, 2015) de nuestras redes humanísticas y científicas que en estos 
momentos dificultan la coevolución coherente de Literatura, Metáfora y Ciencia por 
dificultar la coevolución coherente de aquella tríada perfecta poiesis-fisis-tecne. 
 
LAS CIENCIAS COGNITIVAS COMO NICHO BIOCULTURAL 
 
Como ya he apuntado, el gran vórtice científico (natural) de este cambio humanista 
(humano) lo constituyó el descubrimiento de que la metáfora es más pensamiento que 
lengua, es más mecanismo biofísico fundamental de nuestros procesos cognitivos, de 
nuestra construcción humana sociocultural que figura retórica del lenguaje desarrollada 
estéticamente casi en exclusividad como adorno del lenguaje en los dominios de la 
Literatura. 
En nuestra evolución cognitiva social, este cambio brusco de paradigma que 
impulsó hace unas décadas la transversalidad disciplinar que dio origen a las Ciencias 
Cognitivas, no hubiera sido posible sin los textos literarios, esos fósiles vivos llamados 
méntiles (Guerra, 2010). Este nuevo espacio interfásico de interacción entre lo natural y 
lo humano, que exploraba las formas del conocimiento y sus enganches biofísicos, lo 
ocuparon en sus inicios ciencias naturales como la Neurociencia, tecnológicas como las 
Ciencias Computacionales, mixtas como la Psicología, la Antropología, o la Sociología, 
o humanas como la Literatura, la Lingüística o la Filosofía. Esta cohabitación entre 
Ciencias, Humanidades, y Tecnologías, emergió de forma naturalmente espontánea 
como un mismo lugar en la misma cultura, (Hayles, 1991), la misma episteme, en la que 
se produjeron sinergias metodológicas y de contenido de investigación puntera sobre la 
naturaleza de la mente humana por parte de todas estas disciplinas. Las preguntas y 
respuestas a cómo activamos conocimiento desde los procesos de percepción, 
cognición-emoción y expresión abandonaron la univocidad característica del ámbito 
académico hasta los años 1980 del s. XX y se unieron en una diversidad transversal que 
se ha desarrollado de modo espectacular hasta nuestros días. Desde los últimos avances 
en la naturaleza simbólica de la mente humana (Barsalou, 2007), hoy podríamos quizás 
pensar este encuentro aglutinante como un “nicho biocultural” (Sinha, 2015) de 
implicaciones exponenciales para el progreso del conocimiento y sus estructurandos 
disciplinarios. El marco semántico de referencia académica se ha gramaticalizado 
(Langacker, 2000) principalmante con el adjetivo cognitivo o el prefijo neuro- y el 
patrón (i)rregular de la nueva lexicalización de las disciplinas es el natural en toda 
situación de nuevo conocimiento complejo, el límite difuso: Neurobiología, 
Neuropsicología, Psicología Cogntiva, Lingüística Cognitiva, Neurolingüística, Poética 
Cognitiva, Biopoética, Semiótica Cognitiva, Neurociencia Cognitiva, Neurofilosofía, 
Arquitectura Cognitiva, etc., etc. En ningún caso existe un límite léxico o conceptual 
claro entre unas y otras, aunque sí semiótico, lo que facilita la requerida transversalidad 
entre los distintos sistemas de significación en el marco referencial global de la nueva 
relación biopoética entre Metáfora y Ciencia. Una consecuencia léxico-semántica 
general clarificadora es el cambio en la categorización de Humanidades, es decir, en 
cómo se están diversificando invisiblemente los focos, las evocaciones, las ventanas de 
atención que abre este término en las distintas lenguas de las ciencias internacionales, 
desde los nuevos compuestos genéricos referidos a la nueva alianza natural-humano, 
como Nuevas Humanidades o Humanidades Cognitivas, a su progresiva identificación 
como Ciencias Humanas Naturales, por su integración conceptual proyectando 
dominios de las Ciencias Naturales. Esta dinámica de afianzamiento conceptual de estas 
Ciencias Cognitivas es congruente con la consideración de éstas como nuevo nicho 
biocultural (Sinha, 2015). El nicho biocultural es un tipo de nicho que según la Biología 
Evolutiva actual integra una dimensión ecológica en la teoría darwinista de la evolución 
por selección natural. Lo más interesante desde este enfoque es que se trata de una 
dinámica biopoética que evoluciona a partir de una nueva paradoja metacognitiva: la 
nueva conceptualización “científica” de metáfora como operación cognitiva natural a 
partir de nuestra experiencia del cuerpo humano en interacción con el entorno y del 
aparato sensorial-motor, etc., es precisamente la que convierte en metáfora conceptual 
primaria el nuevo significado de Humanidades, un significado cuyo mapa proyecta un 
dominio conceptual origen (Humanidades) en un dominio conceptual meta (Ciencias); 
de esta forma podemos expresar esta proyección metafórica como “Las Ciencias son las 
Humanidades”. En esta creciente difusividad de límites semánticos, en estos momentos 
se va al encuentro de un término realista que englobe la pluralidad de disciplinas 
naturales y humanas en una sola. Si somos fieles a las Teorías de Prototipos en las 
categorizaciones desde Rosch (1977), ésta mega-disciplina debería ser Poética, 
entendida como Biopoética, pero por la naturaleza misma y los plazos de los procesos 
conceptualizadores de alto orden, un cambio como éste, quizás una revolución en el 
sentido de Kuhn, no sería posible a corto plazo. 
Desde esta perspectiva experiencial, la actual indefinición léxica es muy 
llamativa como reflejo de la riqueza transversal de las disciplinas académicas; y los 
procesos metafóricos como procesos creativos tienen aún mucho que decirnos al 
repecto. El fenómeno mental (cognitivo, afectivo, volitivo) cabe tanto en Ciencias de la 
Vida o en Ciencias Sociales como en Ciencias Naturales, Computacionales o Literarias 
(Guerra, 2013). De modo natural, la propia degeneración semántica de la Humanidadesen un mundo de avances tecnológicos y biofísicos en general provoca la dinámica de 
refuerzo del dominio conceptual Ciencias que en estos momentos está en proceso de 
afianzamiento sociocognitivo ya visible en sus estructuras expresivas emergentes. En 
resumen, estamos antes un caso claro de entropía conceptual negativa (Guerra, 1992, 
2001; Martín, 2014; Martínez, 2015; Silvera, 2015; Góral, 2015) en la que, más que un 
proceso lineal de extinción, es precisamente el no equilibrio y la crisis producida por la 
entropización entendida como consumo de orden (Ciencias de la Complejidad) lo que 
hace de la dinámica sociocognitiva de construcción biofísica de este nuevo nicho 
biocultural, que integra Ciencias, Humanidades y Teconologías en la categoría 
disciplinar superordinada de Poética, un proceso creativo abierto. En este proceso 
complejo, la estructura (estructurando) nuclear es la Metáfora, los propios mecanismos 
de proyección metafórica. De nuevo vemos que surge la nueva alianza de Prigogine y 
Stengers (1984) con el no-equilibrio como fuente de orden complejo escondido y con la 
entropía (negativa) como dinámica creativa en los sistemas complejos. 
 
LA NUEVA POÉTICA COMO CATEGORÍA SUPERORDINADA EN EL MARCO 
DE LAS CIENCIAS COGNITIVAS. 
 
Llegados a este punto necesariamente nos preguntamos si existe alguna nueva forma de 
entender esta alianza de manera real, pragmática, tal que nos permita aceptarlo en su 
complejidad natural, en su desorden creativo como dominio conceptual altamente 
dinámico que no admita cierres léxicos empobrecedores como los que hoy padece el 
término poesía y sus desviadas asociaciones. Si atendemos a la 
invisibilidad/inconsciencia de la fase prelingüística y al tiempo evolutivo requerido en 
estos procesos cognitivos complejos la respuesta es no. No a corto plazo. Pero sí que 
hay una solución, la de devolver a la Poética su valor como categoría disciplinar 
superordinada que perdió cuando en el siglo XX el progresivo mal uso de poesía 
comenzó a parasitar el rico espacio común Ciencias-Humanidades-Tecnologías. Ha sido 
éste un fenómeno cultural muy complejo que aquí podemos resumir en un sinsentido ya 
citado más arriba: dos de los constructos disciplinarios más abstractos del pensamiento 
humano como la poesía y la matemática (que requieren mayor esquematización técnica 
en niveles cognitivos invisibles de conceptualización de alto orden, de mayor 
complejidad) se separaron de manera radical a lo largo de ese siglo XX en un 
empobrecimiento mutuo hoy constatable especialmente en el campo transversal de las 
nuevas ciencias humanas-naturales llamadas Ciencias Cognitivas. La sinrazón de esta 
incongruencia conceptual la revela el hecho de que los mecanismos esquemáticos 
fundamentales tanto en poesía como en matemáticas son de base igualmente biológica y 
física: biopoéticamente, la Metáfora abstrae/esquematiza estructuras concretas de 
nuestro cuerpo en interacción con nuestro mundo y con-figura así relaciones vitales, 
conectores de las redes de integración conceptual que nos posibilitan la identificación 
de equivalencias entre espacios mentales; se les ha llamado vitales por la frecuencia con 
la que recurren en nuestra experiencia (algunas de las descritas por Fauconnier y 
Turner (2002) son tiempo, espacio, representación, cambio, rol-valor, analogía, parte-
todo, causa-efecto). 
 
Las Ciencias Cognitivas como nicho biocultural del siglo XXI revisan la visión dualista 
de Descartes, descrita por Damasio (1994) como error porque al separar mente y cuerpo 
bloquea nuestro conocimiento “científico” sobre la realidad biofísica y sociocultural de 
la acción humana llamada cognición. Hoy por hoy este nicho biocultural constituye un 
indicador de nuestra evolución sociocognitiva en el que se dan las dos dinámicas de 
construcción de nichos culturales descritas por Sinha (2015) en relación al lenguaje y 
otros artefactos simbólicos cognitivos que mediatizan material y semióticamente la 
cognición humana: la primera es la mediación de los nichos en las interacciones 
organismo-organismo; la segunda es la mediación de los organismos en las 
interacciones nicho-nicho. La nueva visión biopoética, de base neurobiológica y 
sociocultural, de la relación entre Metáfora y Ciencia puede constituir hoy un 
importante organismo mediador en la recuperación de la Poética para facilitar una 
interacción transversal realista entre los nichos disciplinarios. 
 
CONCLUSIÓN 
 
En este ensayo he querido poner en valor la realidad biocultural contemporánea de la 
Poética. La he propuesto, entendida técnicamente como Biopoética a partir de las 
Ciencias Cognitivas, como macro-disciplina desde la que se podrían tamizar grandes 
dificultades actuales en las dinámicas transversales de investigación en el espacio de la 
nueva alianza entre las Ciencias y la Humanidades. Basándome en la relevancia 
organizativa/evolutiva de la Metáfora como mecanismo cognitivo fundamental de la 
construcción conceptual tanto de las Ciencias como de la Humanidades, he destacado la 
importancia histórica (y el desconocimiento) del concepto poiesis vinculándolo a la 
importancia actual (y el desconocimiento) del concepto metacognición, en tanto en 
cuanto ambos han actuado como marcos de referencia invisibles en una dinámica de 
fuerzas interdisciplinarias en la construcción moderna de las disciplinas académicas y 
las redes de conocimiento internacional de nuestra sociedad. La primera, poiesis, tiene 
que ver con hacernos humanos biofísica y socioculturalmente; la segunda, 
metacognición, con cómo nos hacemos humanos biofísica y socioculturalmente. Las he 
pensado aquí como conceptos nucleares de la abstracción/esquematización conceptual 
como base de la cognición como acción humana (lo mismo en Matemáticas que en 
Poesía). He considerado la organización conceptual de estas categorías del 
conocimiento evolutivo humano desde los griegos en su deriva ontogenética, 
filogenética y cultural (Rohrer, 2007) para descubrirlas como substanciales 
complejidades conceptuales escondidas que están modificando la ruta del 
descubrimiento internacional i+d+i desde dentro, desde su océano interior, desde su 
entorno interno, como diría Borges. 
He partido del desprecio general de la Ciencia a la Poesía, la Poética o las 
Humanidades para localizar sus crisis en la organización/evolución cognitiva, 
conceptual, esencialmente dispar, de la tríada griega poiesis/fisis/tecne. Es la historia de 
la cenicienta Poiesis y sus hermanas Fisis y Tecne. De estos tres materiales griegos de 
nuestra Pirámide del Saber sólo la Poiesis ha sufrido la amputación de sus miembros 
epistémicos y ontológicos principales al ser injustamente encerrada en la Torre de la 
Biblioteca de Babel como si se tratara de una Princesa Poesía. Aún hoy, la disciplina 
fundamental del conocimiento humano entendido como acción cognitiva humana, la 
Poética, esencial para la Física o la Tecnología, sigue desprestigiada en el mundo de la 
i+d+i, en el Occidente geopolítico, por activar cognitivamente, es decir, conceptual y 
culturalmente, el marco de referencia académico de la poesía por desconociemto de su 
esencia Biopoética. Como relato formalizado por medio de la acción cognitiva humana, 
evolutivamente biofísica y sociocultural, la Poética, hija de la poiesis, es la madre de la 
Ciencia (Turner, 1996), y si algo nos enseña la evolución humana es que nunca se 
abandona a una madre. He dado voz a este dualismo del siglo XXI y lo he comparado al 
del filósofo, matemático y físico (y católico) René Descartes en el siglo XVII, aunque 
coincidamos con este en la pasión irracional por la naturaleza de la racionalidad; es la 
razón-emoción fundamental que ciega nuestra capacidad de entender la importancia 
actual de la Poética, de la robustez sociocultural de la poiesis, y por tanto de 
(re)organizar instituciones del saber en una dinámica verdaderamenteintegradora de 
investigación, desarrollo e innovación. Paradójicamente, se trata de perder el miedo 
científico a lo que esencialmente ha dado vida cultural a la Ciencia, la propia acción 
cognitiva en su experiencia corporal y sociocultural situada y distribuida; 
paradójicamente, se tratade respetar innovadoramente los procesos socioculturales que 
han hecho posible los avances en el conocimiento humano de las bases neurobiológicas 
y físicas del conocimiento humano; en definitiva, se trata de enfrentarnos de forma 
realista y necesariamente interdisciplinaria a saber cómo sabemos lo que sabemos, al tan 
citado know-how. Para ello todas las disciplinas académicas tienen que ser ‘realmente’ 
transversales en sus categorizaciones evolutivas; y para ello hay que aceptar que los 
procesos y estructuras entendidos desde los griegos como Poiesis y Poética 
respectivamente, constituyen los vórtices dinámicos del devenir biopoético de cualquier 
forma de cultura humana. 
 Por último he propuesto la consideración de las Ciencias Cognitivas actuales 
como un nicho biocultural en construcción, modelo teórico que ofrece un espacio 
posible de reunificación de nuestra “Sociedad del Conocimiento” nucleada de forma 
valiente y realista en la Poética percibida como categoría disciplinar superordinada. 
 
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CV: 
Juani Guerra es Profesora Titular de la Universidad de Las Palmas de Gran Canaria. 
Desde 2003 ha dirigido el Doctorado Interuniversitario “Nuevas perspectivas cognitivas 
en los Estudios de Lengua, Literatura y Traducción”. Hoy dirige el Grupo Investigación 
“Biopoética, Semiótica Cognitiva y Neuroestética” (PoCo) del Instituto Universitario 
de Investigaciones Biomédicas y Sanitarias (IUIBS) en la ULPGC.

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