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C R E C I M I E N T O Y C O N T R O L M I C R O B I A N O 165 U N ID A D 1 DO pueden ser bastante imprecisos como medida de la masa microbiana total. Además, muchas bacterias crecen formando películas a los lados de los tubos o de otros recipientes, imi- tando en el laboratorio una forma normal de crecimiento en la naturaleza (véase «Explorando el mundo microbiano: Pegarse o nadar»). Por tanto, para que las mediciones de la DO sean un reflejo preciso de la masa celular (y, por tanto, del número de células) en un cultivo líquido, conviene reducir al mínimo los grumos y las biopelículas. Normalmente esto se consigue agitando, revolviendo o, de alguna manera, manteniendo las células bien mezcladas durante el proceso de crecimiento para impedir que se formen agregados y que las células nadadoras se peguen a las superficies, que es el primer paso en la forma- ción de biopelículas. Algunas bacterias simplemente son planc- tónicas naturales —se mantienen bien suspendidas en medio líquido durante largos períodos— y no forman biopelículas. Pero si tienen a su disposición una superficie sólida, la mayoría de las bacterias con motilidad desarrollarán con el tiempo una biopelícula estática, de manera que la cuantificación precisa del número de células por turbidimetría puede ser una tarea dif ícil o incluso imposible. MINIRREVISIÓN Cite dos ventajas de usar la turbidez como medida del crecimiento celular. Describa cómo se puede usar una medición turbidimétrica para saber el número de colonias que se espera al sembrar en placa un cultivo con una DO determinada. absoluto. A densidades ópticas tan altas, la correspondencia unívoca entre el número de células y la turbidez se desvía de la linealidad y las mediciones de DO pierden precisión. No obs- tante, si no se rebasan estos límites las mediciones turbidimétri- cas dan valores muy precisos del número de células o del peso seco. Además, puesto que organismos diferentes difieren en tamaño y forma, números de células iguales para dos especies bacterianas diferentes no necesariamente darán el mismo valor de densidad óptica. Así pues, para relacionar DO con los núme- ros de células reales hay que construir una curva de calibración que relacione estos dos parámetros para cada organismo que se cultive habitualmente en el laboratorio. Pros y contras del crecimiento turbidimétrico Por una parte, las mediciones turbidimétricas son rápidas y fáciles de hacer, y además normalmente no destruyen ni alte- ran significativamente la muestra. Por estas razones, se utilizan mucho para llevar un control del crecimiento de los cultivos puros de bacterias, arqueas y muchos eucariotas microbianos. Con los ensayos turbidimétricos se puede hacer un recuento repetido de la misma muestra y elaborar un gráfico semiloga- rítmico en función del tiempo (Sección 5.5). A partir de aquí es fácil calcular el tiempo de generación y otros parámetros del cultivo en crecimiento (Figura 5.18b). Por otra parte, en ocasiones las mediciones turbidimétri- cas pueden ser problemáticas. Si bien muchos microorganis- mos crecen en suspensiones uniformes en medio líquido, otros muchos no lo hacen. Algunas bacterias forman normalmente grumos pequeños o grandes, y en esos casos los valores de la IV Efecto de la temperatura en el crecimiento microbiano Alos microorganismos les afecta notablemente el estado quí-mico y f ísico del ambiente; hay cuatro factores principales que controlan el crecimiento: la temperatura, el pH, la disponi- bilidad de agua y el oxígeno. Empezaremos con la temperatura, el factor ambiental que influye de manera más decisiva en el crecimiento y la supervivencia de los microorganismos. 5.11 Clases de microorganismos según la temperatura A temperaturas demasiado frías o demasiado calientes los microorganismos no podrán crecer e incluso pueden morir. Las temperaturas máxima y mínima que permiten el crecimiento varían mucho entre organismos diferentes, y normalmente reflejan el intervalo de temperatura y la temperatura media del ambiente en el que habitan dichos organismos. Temperaturas cardinales La temperatura afecta a los organismos de dos formas opues- tas. Cuando la temperatura sube, la velocidad de las reac- ciones enzimáticas aumenta y el crecimiento se acelera. Sin embargo, por encima de una temperatura determinada, las pro- teínas y otros componentes celulares pueden desnaturalizarse o dañarse irreversiblemente. Para cada microorganismo existe una temperatura mínima por debajo de la cual no es posible el crecimiento, una temperatura óptima a la que el crecimiento es más rápido, y una temperatura máxima por encima de la cual tampoco es posible el crecimiento. Estas tres temperaturas, lla- madas temperaturas cardinales (Figura 5.19), son característi- cas para cada microorganismo y pueden diferir enormemente entre especies. Por ejemplo, algunos organismos tienen tem- peraturas óptimas cerca de los 0 °C, mientras que para otros la temperatura óptima está por encima de los 100 °C. El intervalo de temperaturas en el que es posible el crecimiento microbiano es todavía más amplio, desde solo −15 °C hasta al menos 122 °C. No obstante, ningún microorganismo puede crecer en todo ese intervalo de temperaturas; el intervalo adecuado para cualquier microorganismo suele ser de unos 40 °C. La temperatura máxima de crecimiento de un organismo refleja la temperatura por encima de la cual se produce la des- naturalización de uno o más componentes celulares esenciales, como alguna enzima fundamental. Los factores que controlan la temperatura mínima de crecimiento de un organismo no están del todo claros. No obstante, la membrana citoplasmática tiene que permanecer en estado semifluido para que puedan tener lugar el transporte de nutrientes y las funciones bioenergéti- cas. Es decir, si la membrana citoplasmática de un organismo se vuelve rígida hasta el punto en que no realice correctamente el transporte o no pueda seguir desarrollando o consumiendo https://booksmedicos.org booksmedicos.org Botón1:
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