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Revista destiempos N°38 www.revistadestiempos.com Consejo Editorial Directora General: Mariel Reinoso I. Comité Editorial: Axayácatl Campos García-Rojas (Universidad Nacional Autónoma de México) Graciela Cándano Fierro (Universidad Nacional Autónoma de México) Alicia de Colombí-Monguió (State University of New York, Albany) Aralia López González (Universidad Autónoma Metropolitana) Ana Rosa Domenella (Universidad Autónoma Metropolitana) Sandra Lorenzano (Universidad Claustro de Sor Juana) Mariana Masera (Universidad Nacional Autónoma de México) Pilar Máynez (Universidad Nacional Autónoma de México) Antonio Rubial (Universidad Nacional Autónoma de México) Lillian von der Walde M. (Universidad Autónoma Metropolitana) Revista de curiosidad Cultural destiempos.com Año 8 N°38 Abril-mayo de 2014. Es una publicación bimestral gratuita editada por Grupo Destiempos S. R. L. de C.V. Av. Insurgentes 1863 301B- C.P. (01020) Col. Guadalupe Inn, México, Distrito Federal. www.editorialdestiempos.com Directora y editora responsable: Mariel Reinoso I. Reservan de derecho al Uso Exclusivo: N° 04-2013-101814413100-102 otorgado por el Instituto Nacional del Derecho de Autor. Responsable de la última actualización de este número: Mariel Reinoso I. Av. Insurgentes 1863 301B C.P. (01020) Col. Guadalupe Inn, Del. Álvaro Obregón, México, D.F. Fecha de la última actualización: Abril, 2014 ISSN: 2007-7483 Las opiniones expresadas por los autores no necesariamente reflejan la postura de la editorial de la publicación. Queda estrictamente prohibida la reproducción total o parcial de los contenidos e imágenes de la publicación sin previa autorización de Grupo Destiempos S.R.L. de CV ©Todos los derechos reservados. www.revistadestiempos.com Revista destiempos http://www.revistadestiempos.com/ http://www.revistadestiempos.com/ http://www.editorialdestiempos.com/ http://www.revistadestiempos.com/ Revista destiempos N°38 Abril-Mayo 2014 ISSN: 2007-7483 ©2014 Derechos Reservados Revista indexada en: http://www.revistadestiempos.com Revista destiempos N°38 Abril-Mayo 2014 ISSN: 2007-7483 www.revistadestiempos.com ÍNDICE ARTÍCULOS Y RESEÑAS LA EDAD MEDIA. UN CONCEPTO PROBLEMÁTICO Y MULTIFUNCIONAL Antonio Rubial García 7-16 RESEÑA: ENANOS Y ELFOS EN LA EDAD MEDIA Alicia Aurora Báez Rodríguez 17-25 GESTUALIDAD DEL FIGURÓN Y SU PUESTA EN ESCENA EN TRES COMEDIAS: EL MARQUÉS DEL CIGARRAL DE CASTILLO SOLORZANO, GUÁRDATE DEL AGUA MANSA DE CALDERÓN DE LA BARCA Y EL LINDO DON DIEGO DE MORETO Juan Pablo García Álvarez 26-44 LA“ ILU“IONE“ さREALE“ざ EN LOS EMPEÑOS DE UNA CASA Carmen Sánchez García 45-50 VÍRGENES DE GUADALUPE Y DE COPACABANA: HITOS MESIÁNICOS DEL CAMINO DE LA IGLESIA CATÓLICA HASTA SU REMATE FINAL EN HISPANOAMÉRICA Eliane Talbot 51-61 EN TORNO DE LAS TRANSFORMACIONES DE LA MODERNIDAD: UNA APROXIMACIÓN A LAS CONCEPTUALIZACIONES DE CARLOS MARX Mónica Vargas Prada 62-74 HISTORIA DEL OJO DE BATAILLE. ESBOZO PARA UNA INTERPRETACIÓN PSICOCRÍTICA Néstor López Reyes 75-85 http://www.revistadestiempos.com/ http://www.revistadestiempos.com/ Revista destiempos N°38 Abril-Mayo 2014 ISSN: 2007-7483 www.revistadestiempos.com LA BÚSQUEDA DEL VERDADERO AMOR, EN LA NOVELA EL CIELO ES AZUL, LA TIERRA BLANCA DE HIROMI KAWAKAMI Orlando Betancor 86-94 EL CUERPO A LA CARTA María del Carmen Castañeda Hernández 95-106 COORDENADAS DE AMALFITANO EN 2666 DE ROBERTO BOLAÑO Oscar Salgado Suárez 107-117 EN LOS ARCHIVOS DE SUSAN SONTAG Benjamin Moser 118-122 CREACIÓN LITERARIA UN GOLPE DE LUZ Michel Torres 124-127 EN UN MUNDO DE SOMBRAS Juan Carlos Hernández Cuevas 128-131 LOS NIETOS DEL VALLE Álvaro Romero Marco 132-137 LAS VACACIONES DE TÁNTALO Jesús Pérez 138-140 VÍA LÁCTEA Enrique José De Carli 141-148 INVENTADA EN EL VERSO Fannie Ramos Vélez 149-151 http://www.revistadestiempos.com/ http://www.revistadestiempos.com/ Revista destiempos N°38 Abril-Mayo 2014 ISSN: 2007-7483 www.revistadestiempos.com ARTÍCULOS Y RESEÑAS http://www.revistadestiempos.com/ http://www.revistadestiempos.com/ Revista destiempos N°38 Abril-Mayo 2014 ISSN: 2007-7483 ©2014 Derechos Reservados www.revistadestiempos.com 7 LA EDAD MEDIA. UN CONCEPTO PROBLEMÁTICO Y MULTIFUNCIONAL Antonio Rubial García Universidad Nacional Autónoma de México ♣ De todas las periodizaciones que se han creado en Occidente para definir su historia la que se categoriza como medieval es sin duda la más problemática. Sabemos que toda periodización es arbitraria y corresponde a las necesidades de la época que la crea, pero ninguna tan injusta y tan poco fundamentada como la que atribuyó un carácter oscurantista a un periodo de mil años que van desde el siglo V al siglo XV. Petrarca y los autores italianos fueron los forjadores del término que exaltaba su propia época como una continuación de la antigüedad clásica y situaba a los siglos que separaban a ambas como un intermedio. Pero fue hasta el siglo XIX que con el surgimiento del concepto de Renacimiento se equipararía a éste con lo moderno frente a lo medieval, que se definiría como conservador. Esto se elaboró sobre la base que había creado la ilustración, la cual con su postura anticlerical había puesto las bases para construir una Edad Media tenebrosa e intransigente en contraste con la luminosidad y apertura del humanismo. Una concepción basada en prejuicios no podía ver esos mil años sino como un bloque continuo y sin cambios, pero con los estudios que desde fines del siglo XIX han ampliado el conocimiento de ese largo periodo, se han mati- zado las diferencias marcadas que separan los primeros siglos medievales de los últi- mos. Asimismo esos estudios han permitido establecer los grandes cambios propiciados por la actividad comercial y por las relaciones de conflicto y convivencia entre el cristianismo y el Islam, especialmente con las cruzadas y la reconquista ibérica, y el impacto que ambos fenómenos tuvieron en la conformación del mundo moderno. A pesar de todo aún http://www.revistadestiempos.com/ http://www.revistadestiempos.com/ Revista destiempos N°38 Abril-Mayo 2014 ISSN: 2007-7483 ©2014 Derechos Reservados www.revistadestiempos.com 8 subsiste el problema de definir cuando inicia y termina ese periodo. Para los estudiosos del mundo clásico, la Antigüedad terminaría en el siglo VII con la aparición del Islam y la ruptura de la unidad del mar Mediterráneo, mientras que para quienes se dedican al Renacimiento éste comenzaría en el siglo XIV por lo que la Edad Media terminaría en el siglo XIII. Al igual que la periodización temporal ha definido los límites del medioevo con base en supuestos arbitrarios, también se ha limitado el territorio medieval a la Europa central y en este sentido se ha impuesto el esquema centro-periferia. Esto no sólo ha reducido la Edad Media a la cristiandad, olvidando las importantes aportaciones del Islam, sino dentro de la misma Europa se ha privilegiado el estudio medieval, y sobre todo el concepto de feudalidad, a los territorios que abarcaba el reino carolingio y sus herederos Francia y Alemania. Estos países se constituirán así en la historiografía tradicional como el centro de Europa y desde ellos se consideraba la expansión hacia el norte, el este y el sur y por el camino de Santiago hacia Iberia. Pero éste supuesto proceso sería imposible de explicar sin la participación activa de esa “periferia”, cuyas aportaciones fueron determinantes en el desarrollo de Europa: Irlanda e Inglaterra cuyos sus monjes sentaron las bases de la civilización cristiana;la península ibérica con su realidad islámica y su situación de puente cultural entre oriente y occidente; Hungría, la otra frontera y paso forzoso de los cruzados; Italia con una Roma que tendrá un papel central desde el punto de vista simbólico; y por supuesto el cercano oriente con una Jerusalén cargada de sentidos. Es indudable que los cambios acontecidos en el Renacimiento y en la Europa central determinaron el principio de la modernidad y el fin de la Edad Media. Sin embargo, sigue en pie la discusión entre medievalistas y modernistas, que ha producido ríos de tinta, sobre cuáles fueron los verdaderos alcances de tales cambios. Eugenio Garin,1 por ejemplo, sostiene que hubo un cambio fundamental en el Renacimiento respecto al mundo anterior, pues se comenzó a romper con el paradigma basado en el pensamiento teológico para dar paso a otro sustentado en la ciencia y la racionalidad, con el subsecuente proceso de secularización. Otros autores como Jacques Heers2 han insistido en que el movimiento renacentista solamente se puede observar en una capa de intelectuales, pero la mayor parte de la población, y muchos letrados, continuaban viviendo en los esquemas mentales basados en el pensamiento cristiano medieval hasta muy avanzado el siglo XIX. Por ello, la escuela francesa ha creado el 1 Eugenio Garin. Medioevo y Renacimiento, Madrid, Taurus, 1981. (Ensayistas, 188). 2 Jacques Heers. La invención de la Edad Media, Barcelona, Editorial Crítica, 1995. http://www.revistadestiempos.com/ http://www.revistadestiempos.com/ Revista destiempos N°38 Abril-Mayo 2014 ISSN: 2007-7483 ©2014 Derechos Reservados www.revistadestiempos.com 9 concepto de sociedades de Antiguo régimen para hablar de la civilización propia de la era preindustrial, sin olvidar por supuesto que en los siglos XVI al XVIII se gestaron muchos de los fenómenos que darían origen al mundo moderno y que este se fue insertando paulatinamente en la mentalidad colectiva y de manera distinta en las diferentes regiones de Europa. No es mi intención dilucidar en esta breve charla sobre la Edad Media cuáles fueron los elementos novedosos que hicieron posible la transformación del mundo occidental y como se pasó de un paradigma definido por la religión, a otro marcado por la ciencia y finalmente al actual determinado por la economía; me interesa en cambio insistir en aquellos rasgos que nos permiten percibir las permanencias del mundo medieval hasta el siglo XVIII e incluso hasta nuestros días. Uno de los rasgos más importantes de esa continuidad es sin duda el pensamiento cristiano de corte agustiniano. La percepción del mundo terrenal como escenario de una lucha entre el bien y el mal, entre el vicio y la virtud, y de un final catastrófico para la humanidad seguido por un Juicio universal en el que Dios dará premios y castigos, infierno o gloria, a las almas, tendrá vigencia, a pesar de la ruptura ocasionada por la Reforma. La brujomanía, la demonología, la apocalíptica y las creencias en la salvación o la condenación eternas serán creencias que comparten tanto protestantes como católicos, aunque las convicciones sobre milagros, apariciones, santos y vírgenes fueron cuestionadas por las iglesias reformadas. Esto ocasionó que en muchos países pervivieran, por lo menos hasta el siglo XVII, la visión del Dios violento, iracundo y justiciero del Antiguo Testamento, y que ésta no fuera percibida como contradictoria respecto a la concepción amorosa y providente que se muestra en el Nuevo Testamento. Esas dos visiones de Dios hacían posible la convivencia de ideas tan opuestas como el amor al enemigo y el espíritu de cruzada, el llanto y el sufrimiento como ideales de vida en convivencia con la risa y el placer como paradigmas de la felicidad, la adecuación entre la renuncia al mundo, a la riqueza y al poder y las alianzas de los sectores eclesiásticos con los ricos y poderosos, o la persistencia de la esclavitud hasta el siglo XIX en sociedades cristianas que predicaban que todos los hombres eran iguales a los ojos de Dios, pero que justificaban la esclavización de los africanos a partir de la maldición bíblica que lanzó Noé contra los descendientes de Cam, supuesto padre de los negros. http://www.revistadestiempos.com/ http://www.revistadestiempos.com/ Revista destiempos N°38 Abril-Mayo 2014 ISSN: 2007-7483 ©2014 Derechos Reservados www.revistadestiempos.com 10 Precisamente esa percepción de un Dios justiciero, muy presente en la literatura apocalíptica, era la que inspiraba la exclusión del otro, el no cristiano, y la justificación de la guerra contra él y de la intolerancia. Así, la conciencia de una cristiandad en lucha frente al Islam continuaría siendo el origen de la identidad de la Europa cristiana frente al mundo musulmán, en especial frente al Turco, hasta el siglo XVII. Esa misma falta de respeto a la otredad impondría la cristianización de los nativos americanos como consecuencia de la conquista de los territorios llevada a cabo por el imperio español, o las persecuciones y matanzas contra los judíos que siguieron dándose en el mundo católico hasta el siglo XVII y en la Alemania nazi hasta el XX. De hecho, la presencia de un Dios justiciero siguió siendo la base que justificaba que el gobernante civil legítimo tuviera entre sus atributos el poder de juzgar y castigar como una actividad delegada por la misma divinidad hasta el siglo XVIII. Se continuaba así utilizando el esquema familiar de obediencia medieval: el Papa y el rey eran los paterfamilias de unos fieles y súbditos considerados como niños necesitados de guía y castigo. Por ello toda desobediencia (incluidas la rebelión y la herejía) seguía siendo considerada un ataque directo a la autoridad de Dios. Se abría así la justificación para condenar a la pena de muerte o a castigos violentos (como las mutilaciones o los azotes) a todo aquel que el orden monárquico, divinamente inspirado, considerara “culpable”. El segundo rasgo que muestra esa pervivencia de los valores medievales en la “edad moderna” está relacionado con las tecnologías comunicativas. La imprenta fue sin lugar a dudas uno de los inventos más revolucionarios y transformadores de la comunicación al permitir la expansión de los conocimientos en amplios sectores de la sociedad, el cuestionamiento de las verdades absolutas y la aparición del pensamiento científico. Pero grandes masas de población continuaron teniendo a la oralidad y a las imágenes como sus principales fuentes de información, manteniéndose al margen de la alfabetización. Esto significaba que el paradigma retórico continuó marcando los mensajes comunicativos. La retórica se constituía en una manera totalizadora de percibir la realidad; no sólo modeló la forma del discurso, también condicionó sus contenidos pues todo lo conocido, la naturaleza y la historia, lo material y lo espiritual, fueron susceptibles de ser utilizados como instrumentos para dar una enseñanza moral. Como instrumento de la comunicación oral, la retórica era reiterativa, amplificadora (es decir decía lo mismo de muchas maneras) e iba dirigida a la emotividad, no a la racionalidad. En el conocimiento retórico estamos ante una lógica figurativa basada en imágenes y en analogías, en http://www.revistadestiempos.com/ http://www.revistadestiempos.com/ Revista destiempos N°38 Abril-Mayo 2014 ISSN: 2007-7483 ©2014 Derechos Reservados www.revistadestiempos.com 11 la que no existían conocimientos novedosos, por lo cual los ya existentes debían ser mantenidos gracias a la memoria y a la repetición. Un tercer aspecto de continuidad es la pervivencia de la cultura cortesana. La visión retórica concebía el universo como algo cerrado y jerárquico, ordenado por Dios para cumplir una finalidad determinada y basaba su éxito comunicativo en dos campos: el uso belloy elocuente del lenguaje y la estilización de la conducta corporal, es decir los buenos modales cortesanos. La retórica se convirtió así en un sistema único de comunicación que sólo podía funcionar en sociedades jerarquizadas (como las occidentales de los siglos XVI, XVII y XVIII) para las cuales hablar bien y vestirse y comportarse con propiedad eran elementos que diferenciaban al cortesano del plebeyo. Por ello la “buena educación” de las aristocracias se centraba básicamente en el manejo adecuado de la comunicación oral y gestual (humanista) pues esos eran los rasgos que hacían a los “humanos” distintos de las “bestias”. El elemento cortesano de las sociedades llamadas “modernas” era sólo un aspecto de la continuidad del carácter estamental medieval de la sociedad. Sobre todo en el mundo católico se mantuvo la pervivencia de los valores nobiliarios y caballerescos por lo menos hasta el siglo XVII, como la idea del amor cortés y de las hazañas guerreras como signo de prestigio, así como la permanencia de un sector eclesiástico que detentaba fueros y privilegios. Además del esquema estamental, en muchas regiones se siguió funcionando bajo un sistema corporativo en el cual cada uno de los cuerpos sociales (gremios, consulados, cabildos, provincias religiosas, cofradías) presentaba fuertes autonomías, estructuras jurídicas inamo- vibles, posibilidades de sufragio y un cúmulo de signos que le daban identidad (estandartes, vestimenta, escudos, santos, liturgias, edificacio- nes religiosas y, algunos, hasta crónicas). Estos aparatos de representación eran fundamentales para una sociedad que tenía en la teatralización, la apariencia y el boato externo desarrollado en los rituales cotidianos, el único instrumento por medio del cual se hacía visible algo tan abstracto como el poder, la autoridad y las instituciones. Dentro de este esquema de unidad, esta sociedad estamental y corporativa (donde cada quien ocupaba un lugar predeterminado por Dios) se percibía a sí misma bajo un modelo jerárquico. A la cabeza de ella se encontraba el rey, representado con la corona, el trono y el cetro y sim- bolizado por el sol, emblema de la centralización monárquica. El reino terrenal quedaba además sacralizado pues en el cielo Cristo era un rey coronado rodeado de una corte de santos y con una reina, su madre María. Esta visión de un reino sin fisuras y sujeto a la voluntad de un monarca todopoderoso no era, sin embargo, más que un discurso retórico pues el http://www.revistadestiempos.com/ http://www.revistadestiempos.com/ Revista destiempos N°38 Abril-Mayo 2014 ISSN: 2007-7483 ©2014 Derechos Reservados www.revistadestiempos.com 12 Estado real no podía ejercer sus funciones (mantener la paz y el orden y administrar justicia) si no establecía pactos con las fuerzas sociales que detentaban el poder económico. Los estados absolutistas conservaban así el carácter pactista y patrimonialista que había caracterizado a las monarquías medievales. A diferencia del estado administrador y buro- cratizado moderno, el medieval era un árbitro que intentaban armonizar posiciones antagónicas con la ayuda de un reducido número de funcio- narios. Esa limitación afectaba incluso a su sistema fiscal el cual era muy precario. De hecho, al no existir una economía de mercado propiamente dicha, la posibilidad de manejar una hacienda pública eficiente era muy difícil. Hay autores que hablan de la existencia de una economía moral, marcada más por criterios religiosos que por el sentido de la ganancia con miras a multiplicar los beneficios. La economía moral convertía el bienestar económico en una obligación pues quien obtenía riqueza, lo hacía por la gracias de Dios, por lo cual debía aplicar parte de ella a obras de beneficencia, a fiestas patronales y a embellecer iglesias para el culto. Por eso la Iglesia elevó el trabajo de los mercaderes a ser una actividad necesaria y útil para la sociedad pues eran los administradores de los bienes otorgados por la divinidad en beneficio de la colectividad. Eso provocaba que un elevado porcentaje de las ganancias se destinara a la ostentación de los poderosos y a la mayor alabanza a Dios en lugar de derivarse hacia las actividades productivas. Este esquema de una economía sujeta a valores religiosos también pervivió en muchos países de Europa y América hasta el siglo XIX. Hemos insistido en que la pervivencia de valores medievales en el mundo llamado moderno se dio en diferentes grados en las distintas regiones de Europa. La ruptura protestante había generado en el continente no sólo dos grupos políticos y religiosos sino dos concepciones distintas de la cultura occidental: aquella racionalista e individualista que ponía como base del conocimiento la búsqueda de verdades demostrables por la experimentación, con lo que nacería la ciencia moderna; y otra emocionalista y populista, que centraba en la metafísica y en la retórica sus parámetros de realidad, que adornaba con un vistoso ropaje metafórico y emblemático su sentido trágico de la vida y que desplegaba un impresio- nante aparato visual y textual, en rituales, fiestas y espectáculos que continuaban funcionando con los valores propios de la Edad Media. Es en esta cultura en la que se insertaron los virreinatos de Nueva España y Perú y por cual podemos considerarlos en algunos aspectos como una continuación del medioevo europeo. Desde la evangelización cuyo proceso tanto en los contenidos como en los métodos (catequesis, imágenes como http://www.revistadestiempos.com/ http://www.revistadestiempos.com/ Revista destiempos N°38 Abril-Mayo 2014 ISSN: 2007-7483 ©2014 Derechos Reservados www.revistadestiempos.com 13 instrumentos didácticos, sustitución de fiestas) es profundamente medieval, hasta la exuberante cultura barroca, América se convertirá en una extensión de la cristiandad católica. Muchos de esos valores que podemos llamar por comodidad “medievales”, fueron desdibujándose con la aparición de las revoluciones del siglo XIX. La revolución industrial marcó el paso definitivo hacia la economía capitalista que no necesitaba de valores morales para justi- ficarse. La revolución francesa dio inicio al proceso de disolución de la sociedad estamental y corporativa, monárquica y feudal hacia una sociedad democrática y un estado administrador. Con la formación de una razón de Estado que se justificaba en sí misma, la necesidad del apoyo religioso sobre lo político se hizo innecesario y con él desaparecieron las canonizaciones de los gobernantes y las representaciones celestiales como símbolos de autoridad. La revolución científica iniciada en el siglo XVII marcó la desaparición del modelo retórico basado en verdades reveladas absolutas y en argumentos de autoridad para sustituirlo por un pensamiento lógico sustentado en la observación, la demostración y la experimentación. Finalmente la otra gran revolución, el secularismo, surgido como consecuencia de la pluralidad de ofertas religiosas y después de las sangrientas guerras por estas cuestiones que asolaron a la Europa de los siglos XVI y XVII; el problema de las creencias pasó a convertirse en un asunto de conciencia privado, lo que trajo consigo la aparición de una sociedad secularizada que comenzaba a ver la tolerancia religiosa como la única manera de convivencia para poder construir una sociedad civil respetuosa e igualitaria. Nuestra visión del mundo, modelada por estas revoluciones decimonónicas, pudiera producir en nosotros la extrañeza respecto a lo que consideramos sociedades preindustriales, pero no es así del todo. “La civilización cristiana, señala Ricardo Ancira, ha sido a tal grado dominante que ha conseguido imponer al resto del planeta el año cero del calendario y efemérides como la Navidad, la semana santa y el descanso dominical”. El sentido de la Historia que ve el acontecer humano como un proceso de perfeccionamiento sigue siendoprofundamente cristiana, aunque ya no le encontremos a los acontecimientos ninguna trascendencia. El poder de las imágenes en nuestra cultura dominada por los massmedia y su utilización como mecanismo de control y manipulación de una sociedad supuesta- mente alfabetizada, fue un fenómeno iniciado en Occidente desde el siglo http://www.revistadestiempos.com/ http://www.revistadestiempos.com/ Revista destiempos N°38 Abril-Mayo 2014 ISSN: 2007-7483 ©2014 Derechos Reservados www.revistadestiempos.com 14 XII, etapa en la que se pusieron las bases para la comunicación audiovisual dirigida a comunidades analfabetas. Y qué decir del sentimiento de culpa, inseparable del binomio pecado-castigo, que sigue funcionando en la psique de los hombres occidentales y que, como ha demostrado Evelyn Pewzner, está enraizado en la cultura judeocristiana y pervive en muchas de las psicopatologías actuales.3 Otro ejemplo lo constituye la discusión actual en la comunidad europea sobre la asimilación o el respeto a las poblaciones islámicas cada vez más numerosas en el continente, y si se puede seguir hablando de una Europa definida a partir de la cultura cristiana. El antisemitismo que derivó en el holocausto del siglo XX no fue sino la continuidad de un antijudaísmo cristiano con fuertes raíces medie- vales. La violencia sigue formando parte de la vida cotidiana, la idea de guerra santa está latente aún en los discursos nortemericanos para justificar su intromisión en los países islámicos. La pena de muerte por razones criminales o simplemente ideológicas sigue siendo practicada en algunos países, y la reclusión de los inadaptados en la mayor parte de los regímenes legales del mundo se da a partir de la visión de la justicia vindicativa, que considera el castigo como el pago de una deuda social, aunque se vaya introduciendo tímidamente la idea de rehabilitación y reintegración a la sociedad, más acorde con los nuevos tiempos. Y en nuestro mundo, incluso en los países más ricos, sigue existiendo la violencia laboral, familiar, sexual, estatal o de clase y es tan vigente como lo era en la Edad Media. Esta pervivencia es aún más notoria en sociedades híbridas, como la nuestra, donde los valores y prácticas de un mundo moderno, demo- crático, secularizado y plural conviven con elementos de las sociedades de Antiguo Régimen aún vigentes. Baste mencionar la presencia de prácticas corporativas con rasgos medievales en los sindicatos, instituciones como el clientelismo y el compadrazgo en el ámbito político, el uso y abuso del espacio público para la celebración de procesiones y fiestas religiosas o el dispendio de recursos que familias y comunidades realizan en festejos donde se gastan hasta lo que no tienen. Dicha pervivencia se puede observar en el español que usamos en México, como lo ha mostrado Ricardo Ancira respecto a los temas de la religión y la sumisión. Respecto al primero, este autor señala: “Es por lo menos paradójico que hasta el ateo más ortodoxo tenga compadres, que hable de calor infernal, del éxodo del campo a la ciudad, de reformas que quedaron en el limbo, manzanas de la discordia, chivos expiatorios y 3 Evelyne Pewzner, El hombre culpable. La locura y la falta en Occidente, trad. Sergio Villaseñor, México, Fondo de Cultura Económica/ Universidad de Guadalajara, 1999. (Colección Popular, 568). http://www.revistadestiempos.com/ http://www.revistadestiempos.com/ Revista destiempos N°38 Abril-Mayo 2014 ISSN: 2007-7483 ©2014 Derechos Reservados www.revistadestiempos.com 15 satanizaciones. También que, sin rubor, llame mesías a los políticos populistas, afirme no comulgar con una idea (ni con ruedas de molino); que piense que martirio y tortura son sustantivos intercambiables, estime que alguien predica en el desierto y lamente vivir un vía crucis (o calvario) cuando tramita algo en una oficina gubernamental”.4 Frases como “ni yendo a bailar a Chalma”, “no se puede repicar y andar en la procesión”, “en el pecado se lleva la penitencia”, “estar en el limbo”, “sin pena ni gloria”, son una muestra clara de esas permanencias medievales. Los mexicanos “estamos conscientes tanto del poder divino como de la fragilidad de nuestras expectativas, por ello decimos que haremos algo si Dios quie- re/primero Dios; cuando el interlocutor pronostica algo negativo, las invocaciones Dios guarde la hora o ni lo quiera/mande Dios mitigan el temor. Hacer una tarea como Dios manda significa hacerla apropia- damente”. En cuanto al lenguaje de sumisión, que nos recuerda una sociedad fuertemente jerarquizada y estamental como la medieval, Ancira señala la manera como utilizamos, en todas las lenguas de Occidente, las metáforas orientacionales, que según la lingüística cognoscitiva tematizan nuestra situación en el espacio: “Así, por ejemplo, en la mayoría de las culturas el futuro está adelante y el pasado, atrás. Del mismo modo, adentro, central y profundo son positivos; afuera, periférico y superficial, no. Dos metáforas están correlacionadas: arriba es bueno (alta calidad/autoestima; altitud de miras, levantar el ánimo, estar encumbrado, sentimientos elevados…) y, consecuentemente, abajo es malo (baja calidad/autoestima/pasiones; ser rastrero, tener el ánimo por los suelos, ir cuesta abajo…). El criterio espacial alta/baja se usa también al hablar de clases sociales, con la peculiaridad de que entre ambos extremos se sitúa la llamada clase media”.5 Seguimos llamamos palacio a una casa lujosa; una cena puede ser regia, imagen que en ocasiones involucra al alto clero para expresar también lujo: bocatto di cardinale. Cuando algo se considera muy valioso es la joya de la corona. Existen expresiones como clima/ambiente imperante/reinante; se sueña con los príncipes azules que al parecer tienen la sangre de ese color. Hay realeza en el ajedrez así como entre abejas, metales, casimires, barajas, fiestas navideñas y mariposas. El que coronar signifique “perfeccionar, completar una obra” nos presenta otra manipu- lación lingüística: corona es igual a perfección; igual sucede con el adjetivo 4 Ricardo Ancira, “Están clavadas dos cruces. Lengua y Religión”. Revista Este país. Tendencias y opiniones, Abril, 2012. 5 Ricardo Ancira, “Entonces que mi reina. Lenguaje y sumisión”, Revista Este País. Tendencias y opiniones, junio de 2013. http://www.revistadestiempos.com/ http://www.revistadestiempos.com/ Revista destiempos N°38 Abril-Mayo 2014 ISSN: 2007-7483 ©2014 Derechos Reservados www.revistadestiempos.com 16 majestuoso, aplicado por ejemplo a un paisaje. Todos deseamos vivir a cuerpo de rey y seguimos denominando noble, al que tiene virtudes encomiables y villano (que era el campesino habitante de la villa) al malvado. Hasta hace no mucho tiempo a los niños mexicanos se les obligaba a responder “mande”, cuando se les preguntaba algo, palabra que remite a los mandamientos bíblicos y a una sociedad de servilismo y sumisión. De acuerdo a Jacques Le Goff,6 la superposición en una misma época de estratos históricos distintos genera la convivencia de visiones opuestas e incluso contradictorias. Esas tensiones internas, como las llama constituyen, la dinámica de la sociedad. En nuestro México conviven esos estratos históricos que causan esas contradicciones que nos son tan evidentes. Una moral católica que ha interiorizado la culpa, pero que al mismo tiempo deriva la salvación del cumplimiento de rituales, hace posible que los narcos o los delincuentes cumplan con sus obligaciones religiosas con la Iglesia y den limosnas y al mismo tiempo lleven a cabo actos moralmente deleznables. Sólo en una sociedad donde conviven estratos contradictorios se puede dar una tanatofilia que ve la muerte “sin miedo” aparente y que tiene un culto por los muertos tan exuberante y almismo tiempo esté tan cargada de erotofilia y de entrega a la fiesta y al desfogue de los instintos. Sólo acá convive la idea de Providencia, que implica una mente que regula el proceso histórico con una meta, con la idea de Fortuna, tan cara al mundo antiguo, en la que el Hado ciego y sin intencionalidad ocasiona el ascenso o la caída de los hombres. Vivir en la contradicción es propio de estas sociedades híbridas, modernizadas a medias y con un fuerte arraigo en valores que muy bien podemos denominar “medievales”. La nuestra es una de esas sociedades. 6 Jacques Le Goff, En busca de la Edad Media, Barcelona, Paidos, 2003, p. 151. http://www.revistadestiempos.com/ http://www.revistadestiempos.com/ Revista destiempos N°38 Abril-Mayo 2014 ISSN: 2007-7483 ©2014 Derechos Reservados www.revistadestiempos.com 17 RESEÑA: ENANOS Y ELFOS EN LA EDAD MEDIA Alicia Aurora Báez Rodríguez Universidad Nacional Autónoma de México ♣ Claude Lecouteux, Enanos y elfos en la Edad Media, trad. de Francesc Gutiérrez, Barcelona: José J. de Olañeta, 2002, 215 pp. (Medievalia, 3). Esta obra lleva como título original Les nains et les elfes au moyen age. Su autor, Claude Lecouteux, es medievalista, doctor en estudios germá- nicos, doctor en letras. Profesor de lengua, literatura y civilizaciones germánicas en la Universidad de Caen de 1981 a 1992. Profesor de literatura y civilizaciones alemanas en la Edad Media de 1992-2007 en la Universidad de la Sorbona. Director de la revista La grande Oreille hasta el 2011. Ha publicado varios estudios acerca de diversas figuras y aspectos http://www.revistadestiempos.com/ http://www.revistadestiempos.com/ Revista destiempos N°38 Abril-Mayo 2014 ISSN: 2007-7483 ©2014 Derechos Reservados www.revistadestiempos.com 18 del imaginario medieval. Algunas de sus obras han sido traducidas al castellano y publicadas por la editorial José J. de Olañeta, tales como: Hadas, brujas y hombres lobo en la Edad Media. Historia del Doble, Fantasmas y aparecidos en la Edad Media, Demonios y genios comarcales en la Edad Media y Pequeño diccionario de mitología germánica. En Enanos y elfos en la Edad Media, Claude Lecouteux se cuestiona acerca de cómo eran antaño estas criaturas antes de convertirse en pequeños personajes de cuentos maravillosos y leyendas y explica que, anteriormente, cada criatura ejercía una actividad reflejada en su nombre y gozaba de existencia propia; sin embargo, con el paso del tiempo, los enanos se han convertido en seres misteriosos. Agredidos por la evolución histórica y, sobre todo, por la cristianización, los enanos fueron objeto de anatema y los clérigos asimilaron bajo el término “enano” a seres de diferentes razas y los confundieron con íncubos y demonios. Lecouteux siente curiosidad por descubrir la verdadera naturaleza de los enanos, por ello sigue el camino del mito para entrever una cultura no cristiana cuyas huellas han resistido el paso del tiempo. El autor tiene como finalidad responder en su ensayo las siguientes cuestiones: ¿Qué es un enano? ¿De dónde viene? ¿Qué encarna? Es pertinente señalar que la figura de Oberón es el eje del estudio de Lecouteux. Oberón es el enano más célebre de la Edad Media y resulta enigmático pues, en palabras del autor, es uno de los raros individuos maravillosos que permite tender un puente entre las diferentes literaturas y creencias de antaño. En este punto, cabe preguntarse: ¿Cómo tiende puentes Claude Lecouteux? El especialista reúne un extenso dossier relacionado con el mito y las creencias de tiempos pasados así como cualquier otro docu- mento y/o elemento relacionado con las realidades de esa época que se hayan fundido en el crisol literario. De esta forma, abarca un horizonte lo más amplio posible para poder comparar diversas civilizaciones del Occidente europeo e intentar disipar el misterio en torno a los enanos y descubrir su naturaleza, sus poderes, sus atributos y su función. El método de trabajo del autor consiste en presentarnos, antes que nada, las fuentes literarias. En esta aproximación conocemos algunos rasgos de los enanos; no obstante, los elementos son muy difusos, por ello, la incursión en la mitología y creencias se vuelve imprescindible. Lecouteux trata a los enanos y a los elfos de manera similar, es decir, primero define el campo semántico de los vocablos ‘enano’ y ‘elfo’. Después, reúne el mayor corpus posible en las lenguas y civilizaciones que el autor conoce correspondientes al Occidente medieval. En este ensayo notamos que confronta culturas como la germánica continental, la céltica, la latina medieval, la escandinava antigua, etc. Utiliza textos que aluden al mito, a http://www.revistadestiempos.com/ http://www.revistadestiempos.com/ Revista destiempos N°38 Abril-Mayo 2014 ISSN: 2007-7483 ©2014 Derechos Reservados www.revistadestiempos.com 19 lo literario y al folclore. Posteriormente, el especialista, clasifica los textos y los confronta, de esta manera encuentra puntos en común y divergencias; establece criterios de pertenencia, es decir, separa el fondo pagano de su envoltura clerical. También sale de la Edad Media para apreciar lo que ha sobrevivido en las tradiciones post-medievales. Después de estudiar a los enanos y a los elfos y contrastarlos, el autor constata que hay corres- pondencias sorprendentes entre distintos países de Europa y que hay creencias que se mantienen, es decir supervivencias. Esto es espe- cialmente, notable en regiones apartadas. En pocas palabras el autor utiliza el método comparativo y se apoya en todas las herramientas que proporciona la filología, además de recurrir a otras áreas del conocimiento tales como la antropología, la historia, la etnología, etc., para hacer un análisis multidisciplinar aplicado a diversas culturas del Occidente medieval. La organización de la obra de Lecouteux es la siguiente: Contenido: Prefacio. Introducción. Primera parte LAS TRADICIONES LITERARIAS. Capítulo I: LOS PIGMEOS Y EL ENANISMO. Capítulo II: EL ENANO EN LAS LITERATURAS OCCIDENTALES. 1. El enano en la literatura románica; 2. LAS LITERATURAS CÉLTICAS; 3. La literatura alemana de la Edad Media. Capítulo III: LA LEYENDA DE OBERÓN. 1. Oberón y Huon; 2. Los objetos mágicos. Capítulo IV: LAS LEYENDAS DE ALBERÎCH. 1. Alberîch y Sigfrido; 2. Alberîch y Ortnit; 3. Álfrikr; 4. Alberico. Capítulo V: LOS PARIENTES DE OBERÓN. 1. Picolet, Gringalet y Malabrón; 2. El Malabrón del romance de Gaufrey; 3. Céfiro. Para concluir provisionalmente… Segunda parte MITOLOGÍA Y CREENCIAS. Capítulo I: LOS ENANOS. 1. ¿Qué es un enano?; 2. El tamaño de los enanos; 3. El nacimiento de los enanos; 4. Los nombres de los enanos; 5. Los enanos, las piedras y la muerte; 6. Los enanos y la artesanía; 7. Los enanos y los dioses. Capítulo II: LOS ELFOS. 1. Un poco de Filología; 2. Los elfos de luz; 3. Perspectiva cultual; 4. Los elfos y los muertos; 5. Los elfos negros y los elfos oscuros; 6. Wieland, príncipe de los elfos; 7. Thor y los elfos; 8. Las mujeres cisne y los elfos; 9. En el país de los elfos; 10. Oberón / Alberîch. Tercera parte EVOLUCIÓN DE LAS CREENCIAS Y SUPERVIVENCIAS. Capítulo I: DECADENCIA Y SUSTITUCIONES. 1. Las lecciones del léxico; 2. Los elfos, los enanos y las enfermedades; 3. Los enanos y los hilos; 4. Los elfos engañadores y dañinos; 5. El elfo y la pesadilla. Capítulo II: SUPERVI- VENCIAS. 1. El dusio; 2. El lutin; 3. El kobold; 4. El genius catabuli; 5. El gritador (Schrat); 6. Elfland. Érase una vez. Elementos de bibliografía. Léxico. Índice de autores y obras. Régis Boyer, especialista en civilizaciones de la Europa del Norte, escribe el prefacio de este ensayo y destaca, sobre todo, la habilidad de http://www.revistadestiempos.com/ http://www.revistadestiempos.com/ Revista destiempos N°38 Abril-Mayo2014 ISSN: 2007-7483 ©2014 Derechos Reservados www.revistadestiempos.com 20 Lecouteux para confrontar culturas, reflexionar y, de esta manera, abrir nuevas perspectivas. En la introducción, el autor expone, los objetivos de su estudio, el principal, como ya se señaló anteriormente, es descubrir la verdadera naturaleza de estos seres antes de ser incluidos en las literaturas occidentales y de ser deformados por la historia y la cristianización. El escrito se divide en tres grandes partes: La primera está dedicada a la revisión de las tradiciones literarias y consta de cinco capítulos y una conclusión provisional. El objetivo de esta sección apunta a formarnos una idea precisa de estos pequeños perso- najes con base en el conocimiento de su carácter y sus características más notables. Por eso, en este recorrido el autor estudia a los pigmeos y el enanismo. En esta revisión se destaca lo siguiente: La fábula de los pigmeos fijó la estatura de los enanos y acreditó la existencia de animales enanos que les sirven de montura. Posteriormente, Lecouteux estudia la figura del enano en las literaturas occidentales, es decir, en las literaturas románica, céltica y alemana. Luego, revisa la leyenda de Oberón. En este punto, el especialista se encuentra con amalgamas de motivos, esto entorpece el camino para descubrir la naturaleza de este personaje. Después, se concentra en las leyendas de Alberîch pues suele asociarse a esta figura con la de Oberón y de paso, Lecouteux también estudia a los parientes de Oberón para identificar rasgos comunes. En su conclusión provisional destaca lo siguiente: Oberón y Alberîch van contracorriente de las tendencias literarias de la época y el hecho de que presenten huellas de contaminación remite a tradiciones folclóricas antiguas. También descubre que los lutins influyen en el carácter de los enanos y que algunos personajes estudiados se conducen como genios tutelares. En suma, se tienen elementos muy difusos, que sugieren repetidamente, que, de una u otra forma, los “enanos” mantienen una relación con la muerte y el otro mundo. A través de la comparación de esas tres grandes literaturas medievales, el autor se percata de que hay enanos cuya existencia es anterior al escrito, sin embargo, al pasar a la literatura sufren una profunda metamorfosis y apenas conservan algunos rasgos míticos por lo que destaca la importancia de que para conocer su verdadero significado es necesario descubrir su naturaleza debajo de su representación literaria. Por tal motivo, la segunda sección es de suma importancia. La segunda parte se concentra en el estudio de la mitología y las creencias. Se compone de dos capítulos: el primero está dedicado a los enanos y el segundo a los elfos. Debido a que el origen de los enanos es oscuro y las literaturas occidentales no señalan su procedencia, el autor http://www.revistadestiempos.com/ http://www.revistadestiempos.com/ Revista destiempos N°38 Abril-Mayo 2014 ISSN: 2007-7483 ©2014 Derechos Reservados www.revistadestiempos.com 21 incursiona en la lengua y los textos mitológicos para descubrir el origen de estos seres. Lecouteux revisa el campo semántico en torno al término “enano”; luego, examina el tamaño de los enanos y descubre que los vocablos “enano” y “gigante” designan familias, razas de seres que coha- bitan en el seno de una misma mitología y que incluso tienen relaciones entre sí. Es decir, que en un principio el tamaño no determinaba a un enano. Después, el especialista rastrea el nacimiento de los enanos, en otras palabras, su origen, basándose en textos mitológicos normánicos, a saber: Edda poética y Edda en prosa de Snorri Sturluson; sin embargo, el autor advierte que hay datos enredados o contradictorios, fruto de la reordenación de datos preexistentes y pertenecientes a diversas esferas como religión, superstición y civilización. Posteriormente, Lecouteux se enfoca en los nombres de los enanos y nota que en el universo germánico los nombres son muy expresivos pues reflejan la actividad, la morfología, el carácter, etc. de quienes lo llevan y esto facilita el acercarse a la naturaleza profunda de estas criaturas. Luego, se concentra en la relación entre enano, piedras y muerte y esto sirve para mostrar que los enanos, son seres ctónicos. A los enanos se les consideraba difuntos y guardianes de tesoros ocultos. Después revisa la relación entre los enanos y la artesanía pues estas criaturas destacan como hábiles artesanos y herreros y permite relacionar a los enanos con la magia. Lecouteux destaca que el tema de las armas maravillosas forjadas por enanos se encuentra en todas las literaturas de la Edad Media, sin embargo, en el mundo germánico se encuentran con mayor frecuencia. Por último, revisa la relación entre enanos y dioses y señala que aunque los enanos ocupan un lugar importante en la mitología, no están ligados a ninguna divinidad. En el segundo capítulo, dedicado a los elfos, el autor comenta que estas criaturas son más enigmáticas y misteriosas que los enanos y a menudo, el término “elfo” se emplea como sinónimo de enano. Basándose en el sentido de alb- “blanco” y en los antiguos antropónimos, Lecouteux afirma que los elfos eran al principio genios bellos y buenos, en oposición a los enanos. Luego, observa a los elfos de luz y los relaciona con la deidad de Freyr, éste último ligado a la fertilidad y la fecundidad. Apoyándose en la perspectiva cultual, el especialista destaca que existe un culto alrededor de los elfos y su relación con Freyr y los difuntos. Después, descubre que los buenos muertos pueden ser elevados a la categoría de elfos. Luego, revisa lo concerniente a los elfos negros y los elfos oscuros e indica que esta confusión la originó Snorri Sturluson, al distinguir dos grupos de elfos. El especialista también estudia a Wieland, príncipe de los elfos y la relación con el elemento acuático. Posteriormente, analiza la relación de los elfos con Thor, la tercera función y los muertos así como la relación de los elfos http://www.revistadestiempos.com/ http://www.revistadestiempos.com/ Revista destiempos N°38 Abril-Mayo 2014 ISSN: 2007-7483 ©2014 Derechos Reservados www.revistadestiempos.com 22 con las mujeres cisnes, el agua, la muerte, la vida y la tercera función. Después, se concentra en el país de los elfos e identifica una característica muy antigua de los elfos: el color amarillo. A lo largo de este capítulo, se saca a colación, frecuentemente, a Oberón pero es en el décimo y último apartado donde Lecouteux considera que, con base en el dossier presentado, ya se puede responder la pregunta acerca de la verdadera naturaleza de Oberón y determinar si es un enano o un elfo y enuncia que también se comporta como un genio tutelar. En cuanto a Alberîch, comenta que está menos caracterizado y es un personaje ya contaminado por las creencias corrientes acerca de los enanos; no obstante, existe una relación entre Oberón, Alberîch, elfos y lutins con el elemento acuático. Al final de este capítulo, el medievalista apunta lo siguiente: El enano es “retorcido” malintencionado; el elfo/lutin es benéfico y hermoso. La tercera parte se enfoca en la evolución de las creencias y supervivencias. Consta de dos capítulos. El primero dedicado a la decadencia y las sustituciones; el segundo, a las supervivencias. En esta última sección, el objetivo es conocer la evolución de las creencias y supervivencias, para así percatarnos de las distorsiones, amalgamas y corrimientos de sentido en torno a las figuras del enano, del elfo y de otras criaturas de la mitología menor. En el primer capítulo destaca que los elfos gozan de un culto, a diferencia de los enanos, por eso los clérigos combatieron a los elfos y los degradaron, convirtiéndolos en criaturas nocivas y perniciosas, confun- diéndolos con enanos y demonios. Mediante la revisión del léxico en diversos textosse aprecia cómo los elfos fueron diabolizados en la estela de la cristianización. Tanto los enanos como los elfos, entre otras criaturas pertenecientes a la mitología menor, fueron considerados malignos y, por ende, responsables de diversas enfermedades. Esta amalgama es difícil de desenredar y dificulta la diferenciación de las características pertene- cientes a los elfos y a los enanos. Luego, el autor estudia la asociación de los enanos con las arañas. Posteriormente, enfatiza que desde la segunda mitad del siglo XII, el elfo aparece con un aspecto muy distinto de lo que significa su nombre pues hay una inversión de la situación por influencia de la Iglesia, es decir, los enanos se convirtieron en buena gente y los elfos, en criaturas peligrosas. En este capítulo se observa la supuesta relación entre los elfos y las pesadillas y cómo causan daño a los humanos; esto marca la decadencia de los elfos pues son confundidos con los enanos y otras criaturas. Incluso su morfología se modificó con el transcurrir del tiempo. En el segundo capítulo dedicado a las supervivencias, Lecouteux ilustra, como él mismo refiere, la extraordinaria complejidad del mundo de http://www.revistadestiempos.com/ http://www.revistadestiempos.com/ Revista destiempos N°38 Abril-Mayo 2014 ISSN: 2007-7483 ©2014 Derechos Reservados www.revistadestiempos.com 23 las creencias populares. En este capítulo se aprecia la evolución histórica de algunas de estas criaturas y cómo han sobrevivido. Entre estas criaturas se encuentran el dusio, el lutin, el kobold, el genius catabuli, el schrat. Todos ellos confundidos y/o asimilados como enanos. Incluso Elfland, también conocida como el Túmulo de los Elfos, es habitada, indistin- tamente, tanto por enanos como por elfos. En la conclusión de su ensayo Lecouteux presenta los parentescos de las criaturas estudiadas: Enanos y elfos son vestigios del paganismo, pertenecen a la realidad de las creencias. Aparecen íntimamente ligadas a la tercera función, a las nociones de fertilidad y de fecundidad y con los muertos. También comenta las distinciones, por ejemplo, en la mitología los elfos sí se relacionan con los dioses, en cambio, los enanos no. También apunta que las tradiciones populares fueron adaptadas a los relatos y se fundieron. Con todo, sus características intrínsecas sobrevivieron. Finalmente, subraya que estas criaturas son víctimas del progreso técnico y del desplazamiento de su hábitat. Acerca de la valoración de la obra, podemos manifestar lo siguiente: A pesar de que en su introducción Claude Lecouteux advierta “Quien intenté saber qué son los enanos se quedará con las ganas” y, por consiguiente, nos quedemos con la falsa idea de qué entonces no obtendremos mucho al leer su ensayo; la realidad es muy distinta: Su estudio nos muestra aspectos de estas criaturas que nos eran completamente desconocidos y al terminar la lectura del texto, aparecerán iluminadas bajo una nueva luz. Sus análisis y reflexiones permiten revalorar las creencias populares y antiguas desde otras perspectivas y tomarlas muy en serio pues no se trata solamente de exponer simple y llanamente lo que la gente cree sino de examinar con cuidado fuentes diversas de diferentes culturas. El método crítico utilizado por el autor proporciona una rigurosidad científica, necesaria para apreciar este escrito como un documento valioso, pertinente para utilizarlo como fuente académica y, al mismo tiempo, recomendable para un público amplio que pretenda acercarse a este texto por simple curiosidad. Esta obra nos deja ver que no conocemos lo qué son realmente los enanos y los elfos aunque así lo creamos. En realidad, son seres desconocidos y misteriosos que se nos escapan entre los dedos. Sin embargo, no nos quedamos con las manos vacías pues ahora sabemos que el tamaño no define a los enanos y que éstos no son necesariamente pequeños ni tan buenos, al menos, en el origen. Además, Lecouteux plantea una cuestión muy interesante en la cual considera que los poetas pudieron tomar temas o incluir individuos porque veían el partido que http://www.revistadestiempos.com/ http://www.revistadestiempos.com/ Revista destiempos N°38 Abril-Mayo 2014 ISSN: 2007-7483 ©2014 Derechos Reservados www.revistadestiempos.com 24 podían obtener de ellos y se pregunta si ponerlos a estos seres en escena en aventuras fabulosas no era un medio de sacar las creencias, sugiriendo a la gente que no eran más que invenciones. Al revisar el índice de la obra y la introducción nos percatamos de que el estudio se inclina más hacia el lado de los enanos y cabría preguntarse entonces ¿por qué la obra se titula enanos y elfos en la Edad Media? La respuesta es la siguiente: como se señaló en las páginas iniciales de esta reseña el eje del ensayo de Lecouteux es la figura de Oberón, la cual se localiza en fuentes literarias. Precisamente, esta figura permite observar lo complejo que resulta hacer una clasificación pues las características se confunden y los elfos y otras criaturas de la mitología menor también demuestran este hecho pues fueron asimiladas y confundidas con demonios u otros seres nocivos y clasificadas bajo el término “enano” por lo que hay que tener en mente que este vocablo es utilizado por los escritores y los clérigos como un vocablo genérico. Con todo, Lecouteux refiere que algunas criaturas de la mitología menor han sobrevivido pese a los ataques del cristianismo y de los racionalistas del siglo de la Ilustración y, aunque cambiaron, lo hicieron más de forma que de fondo. Sin duda, el texto de Lecouteux sorprende. Pese a todo, el método que utiliza, tiene sus limitaciones como él mismo señala pues durante todo el trayecto hay obstáculos que afrontar y llega un punto en que el camino se vuelve escabroso e impenetrable. Esto se debe a la oscuridad e inaccesibilidad de las fuentes y no a una deficiencia del autor como investigador pero revisemos su método para conocer sus alcances y sus limitaciones: Mediante el método comparativo y utilizando las herramientas de la filología, el autor logró delimitar complejos de representaciones, encontró parentescos, descubrió algunos aspectos de la mentalidad de los hombres de épocas pasadas y pudo explicar corrimientos y sustituciones. Sin embargo, este fue el límite pues el mundo de los enanos se distingue por su imprecisión y su carácter proteiforme, es decir, que el mismo papel puede desempeñarlo un lutin o un caballo, por ejemplo. La tercera función está llena de criaturas; no obstante, hacen falta más testimonios que ayuden a descifrar sus secretos pues las formas con las que se tiene contacto ya están contaminadas. Este escrito es un verdadero tesoro; sin embargo, hay un punto por mejorar con relación a los enanos reales: Lecouteux comenta hacia el final de su primer capítulo que los escritores y poetas se inspiran en la realidad cuando ponen en escena a enanos feos y contrahechos y refiere que hay dos clases de enanismo. En la primera se encuentran individuos normales y hermosos, inteligentes que pueden procrear y vivir largo tiempo. En la http://www.revistadestiempos.com/ http://www.revistadestiempos.com/ Revista destiempos N°38 Abril-Mayo 2014 ISSN: 2007-7483 ©2014 Derechos Reservados www.revistadestiempos.com 25 segunda, se encuentran los enanos cuyos miembros están despro- porcionados y el autor menciona que son aquejados de decadencia orgánica, son de cortos alcances, irascibles, estériles y mueren jóvenes. Queda claro que la finalidad del ensayo es abordar a estas criaturas principalmente desde el mito y las creencias de antaño pero hace falta precisión en estos datos y habría que revisar las características corres- pondientes a los tipos de enanismo primordial y los del enanismo cuyo problema se relaciona con la hormona de crecimiento. Para finalizar esta reseña, sólo resta declarar que este no es un texto másque habla sobre enanos y elfos; este es el texto que trata sobre enanos y debe ser de consulta obligada para aquellos que pretendan conocer a profundidad estos seres pues no cae en los lugares comunes. Lecouteux no logra definir de una vez por todas qué es un enano ni exponer punto por punto las características de estos seres. ¿Deficiencia del autor? Definitivamente no. Lecouteux nos llevó hasta donde las fuentes lo permitieron pues él retrocedió en el tiempo para buscar los orígenes y excavó y excavó en las fuentes. Esto lo convierte en un arqueólogo de lo imaginario. Un arqueólogo con ética: No pone las pistas donde las necesita sino que es un investigador que reúne fuentes, hace caso omiso de ideas preconcebidas, observa, contrasta, ordena, clasifica e interpreta, ofre- ciendo unos resultados asombrosos que nos dejan con ganas de saber más acerca de estas criaturas. Afortunadamente, este erudito es prolijo en escritos y nos podemos seguir deleitando con sus obras. http://www.revistadestiempos.com/ http://www.revistadestiempos.com/ Revista destiempos N°38 Abril-Mayo 2014 ISSN: 2007-7483 ©2014 Derechos Reservados www.revistadestiempos.com 26 GESTUALIDAD DEL FIGURÓN Y SU PUESTA EN ESCENA EN TRES COMEDIAS: EL MARQUÉS DEL CIGARRAL DE CASTILLO SOLORZANO, GUÁRDATE DEL AGUA MANSA DE CALDERÓN DE LA BARCA Y EL LINDO DON DIEGO DE MORETO Juan Pablo Mauricio García Álvarez El Colegio de México ♣ Una de las principales características del teatro del Siglo de Oro, en especial de la comedia, fue la de dramatizar cualquier cosa; tomar un hecho cotidiano y hacerlo teatro mediante una búsqueda que permitiera identificar al receptor con lo representado en escena. El desfile de distintos personajes que pasaron por el tablado mostró distintas posibilidades de actuación: unos, basados en los modelos que empezaron a funcionar y a triunfar por lo propuesto en la Comedia Nueva de Lope de Vega y, otros, presentando nuevos esquemas de construcción, partiendo de éstos, lo que les permitía diversificarse aún más. El resultado de esto fue una exitosa recepción por parte del público que asistía a observar el espectáculo. Ante la mirada atenta de éste se mostraban acciones que ocurrían en la circunstancia temporal inmediata. Así, conforme avanzaba el siglo XVII una nueva realidad comenzaba a representarse en escena: la sociedad cortesana se comenzaba a aislar, lo que permitió la entrada de nuevas normas de conducta, cuyo principal móvil sería la inutilidad, el preciosismo, entre otros rasgos que incitaron la ruptura del modelo de comportamiento anterior, así como el privilegiar la risa por encima de cualquier otro elemento dramático en la composición de la comedia. De esta manera, las damas, los galanes, los graciosos, por mencionar algunos de los personajes que aparecían en las comedias, sufrieron una serie de cambios e innovaciones que repercutieron en la recepción de la obras. Por ejemplo, las damas, en especial las creadas por Lope de Vega, se volvieron conscientes de su actuación dentro de lo representado y comenzaron a manejar distintos hilos del argumento planteado con la finalidad de verse beneficiadas, sobre todo, en lo relativo al tema amoroso. Los galanes, por su parte, fueron reprendidos por la ruptura que presentan frente al comportamiento modélico y, en consecuencia, castigados mediante la imposibilidad de contraer matri- monio con alguna dama. A su vez, los graciosos idearon nuevas y distintas http://www.revistadestiempos.com/ http://www.revistadestiempos.com/ Revista destiempos N°38 Abril-Mayo 2014 ISSN: 2007-7483 ©2014 Derechos Reservados www.revistadestiempos.com 27 burlas que realizaban a los demás personajes, actuaban como verdaderos directores teatrales al momento de elaborar sus engaños lo que provocaba diversos enredos, los cuales siempre tuvieron como principio rector conseguir un beneficio material mediante la búsqueda de una estabilidad física y social. Lo anterior, muestra cómo la estética barroca, en donde la relación entre emisor y receptor estuvo sostenida por el primero, contiene una carga significativa que consiste en llevar al límite lo representado. La búsqueda de contrastes y el replanteamiento de los valores culturales por llevar los modelos al extremo hicieron de la comicidad un arte de ingenio. Una de las intenciones de este proceso dentro del teatro consistió en provocar risa en el público al establecer, mediante distintos mecanismos dramáticos, una ruptura de la solemnidad que permitía el humor o la burla por medio de la degradación de una situación en particular o de algún personaje. Uno de estos personajes transgresores lo constituyó el figurón, cuya principal intención era la de provocar risa por la deformación caricaturesca que ofrecía del galán común de comedia.1 Lo ridículo se convirtió en el punto de ruptura con su modelo canónico anterior, pues la realidad de éste no correspondía con la de los personajes a su alrededor, moviendo con ello la risa del público al mostrar la incapacidad por adap- tarse en el ambiente de la corte, además de acusar una clara falta de decoro al ser gobernado por alguna pasión intensa,2 elementos que darán origen a la comedia con figurón.3 En este trabajo interesa revisar los distintos matices gestuales que realiza el figurón con la intención de apoyar el discurso textual de tres comedias: El marqués del cigarral de Alonso de Castillo Solorzano, Guárdate del agua mansa de Pedro Calderón de la Barca y El lindo don Diego de Agustín Moreto. La elección de este corpus radica en que su análisis puede arrogar información relevante con respecto a la evolución que este personaje desarrolla en escena al formar parte, estas tres come- dias, del inicio y del transcurso que sufrió el género en las tablas. Para ello, resulta conveniente detenerse en algunas situaciones específicas que adquieren una relevancia significativa dentro de la intriga dramática que se desarrolla tanto para el desenvolvimiento de la escena cuanto para la descodificación de los signos corporales que hace el público de este personaje. 1 Para los antecedentes del figurón véase Frédéric Serralta (“Sobre el ‘pre-figurón’ en tres comedias”, “El tipo de ‘galán suelto’”) y Víctor García (“Cervantes, Lazarillo y Lope: en torno al origen”). 2 Para Evangelina Rodríguez el galán representado por el figurón ha sufrido una hipertrofia: “ha logrado la singularidad a partir de una hipercaracterización de la figura del galán o caballero de la comedia, pero a su vez, procura una suerte de molde caricaturesco aplicable a una suma de tipos cuya deformación reside habitualmente en un elemento que, bajo la sanción crítica del entorno, se baja hiperbólicamente a lo grotesco” (“Alzando figuras”, 90). 3 Acepto la propuesta de Ignacio Arellano y Víctor García al nombrar así a este subtipo de comedia, pues el personaje es un tipo y no un género (“Calderón y la comedia de figurón”) y Víctor García Ruiz (“Figurón”). http://www.revistadestiempos.com/ http://www.revistadestiempos.com/ Revista destiempos N°38 Abril-Mayo 2014 ISSN: 2007-7483 ©2014 Derechos Reservados www.revistadestiempos.com 28 En la primera comedia se analizará la burla de tipo entremesil que sufre don Cosme por parte de los otros personajes; en la segunda, los gestos del rostro de don Toribio; por último, en la tercera comedia se prestará atención a las didascalias implícitas en voz de otros personajes o del mismo figurón que ayudarán a codificar los rasgos gestuales que realiza don Diego. Esto nos permitirá advertir cómo la dualidad discursiva del teatro resalta algunas referencias gestuales de la silueta corporal del figurón, lo que intensifica lo irrisorio y lo ridículo de su comportamiento cuando éste se relaciona con otros personajes, lo que ofrece una composición gestual intencional que sirve de apoyo a lo verbaly que junto a la vestimenta y a las didascalias ponen delante de los ojos del espectador una ruptura permanente del decoro. Para comenzar, es indispensable señalar que una obra de teatro se constituye por la relación dialéctica entre un texto dramático y un texto espectacular, una interacción que permite la conexión y la correspondencia de elementos que funcionan en dos discursos, pero en una sola representación. Por tanto, el hecho teatral deriva de una serie de indicaciones que el autor establece a partir de la palabra y que se concreta con la puesta en escena. La acción en el espacio escénico o dramático ocurre por las palabras que dicen los personajes, así la creación de este espacio permite tanto el desarrollo diegético de la obra como la caracterización de éstos. Los códigos escénicos y la comunicación teatral proceden, entonces, de una lectura del texto dramático y de sus didas- calias. Estas últimas tienen como característica principal ser un mensaje (una unidad de información) que determina las condiciones circunstan- ciales en la que se encuentra un personaje y delimita la organización de la escena.4 De esta manera habría que distinguir entre didascalias explicitas (acotaciones escénicas, identificación de personajes por su vestimenta, etc.) y didascalias implícitas (señales teatrales integradas en los diálogos de los personajes).5 El gesto sirve para establecer mecanismos de comunicación durante la representación, ya sea como un elemento afirmativo que muestra la pertenencia a un determinado estamento o marcando la ruptura con éste, aunque no son las únicas funciones que pueden desempeñar. 4 Ubersfeld describe y distingue esta doble comunicación del discurso teatral de la siguiente manera: “a) la situación teatral, o más precisamente escénica, en que los emisores son el autor y los intermediarios de la representación (director, comediantes, etc.); b) la situación representada construida por los personajes” (Semiótica teatral, 177). 5 Para Hermenegildo, las didascalias son las marcas textuales con que el escritor asegura su presencia en la puesta en escena: “las didascalias controlan la doble enunciación existente en el hecho teatral, la enunciación escénica y el contexto ficticio de la enunciación propia del circuito interno de la pieza representada. Pero la didascalia va más lejos de lo que suponen las condiciones concretas del uso de la palabra, ya que el teatro es palaba y acción, palabra y no-palabra, conjunto de signos verbales y no-verbales. El espacio teatral y sus componentes se convierten en un lugar escénico que es necesario construir y sin el cual el texto no puede realizarse” (Teatro de palabras, 20). http://www.revistadestiempos.com/ http://www.revistadestiempos.com/ Revista destiempos N°38 Abril-Mayo 2014 ISSN: 2007-7483 ©2014 Derechos Reservados www.revistadestiempos.com 29 Las expresiones corporales y faciales, por ejemplo, adquieren valores tanto comunicativos como significativos en relación con el receptor. Existen dos niveles de recepción: el público, que se encuentra fuera de la represen- tación y los personajes de la obra, quienes serán el primer filtro para establecer la efectividad de ruptura de un comportamiento gestual, en este caso, del figurón con respecto a los demás galanes que aparecen en escena. EL MARQUÉS DEL CIGARRAL En El marqués del Cigarral Alonso de Castillo Solórzano construye a don Cosme, figurón con rasgos entremesiles,6 quien será víctima, en la tercera jornada, de una broma ideada por el prior de San Juan y tío de Leonor, dama que ha sido pretendida por nuestro figurón en las dos jornadas anteriores y que es mucho más joven que éste. La burla consiste en que Leonor lo invite de noche a su balcón para aceptar su proposición de amor, mientras que en la calle, debajo de la casa, el prior y otros personajes observan la escena y cuando crean el momento oportuno fingirán una voz que increpe a don Cosme por tal acción. Esta voz le pedirá, a cambio de no romperle la cabeza con cuatro guijarros, que tire espada, capa, daga, sombrero y la valona que porta. La amenaza surtirá efecto y en el momento que don Cosme quede desnudo una dueña en el segundo nivel de la casa le derramará orines al vaciar una bacinica. Al final, el figurón decide bajar por la escalera y al momento de encontrarse en la calle unos criados del prior fingen ser miembros de la justicia y arremeten contra él. Don Cosme les advierte de su estamento social: marqués, pero éstos hacen caso omiso de eso y lo maltratan verbalmente, es en ese momento que el prior y sus acompañantes, quienes siguen escondidos en escena, deciden salir a su encuentro y ven al figurón desnudo. Ante esto, don Cosme no encuentra otra excusa alguna para advertir sobre su figura, lo único que se le ocurre para excusar tal imagine es advertir sobre el calor intenso que siente y que para mitigarlo ha decidido ir a nadar, pero al salir del agua se percató de que habían robado sus ropas, razón por la cual se encuentra de esa manera. La broma cierra cuando otro criado del prior dice haber encontrado su ropa y se la devuelve. Pero vayamos por partes, el inicio de la escena muestra la entrada de don Cosme debajo de la casa en donde vive Leonor, ante esto la acotación señala: 6 Para los rasgos entremesiles de la comedia con figurón, véase el interesante trabajo de María Luisa Lobato, “Figuronas de entremés” y Adriana Ontiveros Valdés,“Teatralidad y entremeses en la comedia de figurón”. http://www.revistadestiempos.com/ http://www.revistadestiempos.com/ Revista destiempos N°38 Abril-Mayo 2014 ISSN: 2007-7483 ©2014 Derechos Reservados www.revistadestiempos.com 30 Salen de noche don Cosme y Fuencarral Esta didascalia explícita tiene la particularidad de no resaltar la vestimenta de nuestro personaje en comparación con las dos jornadas anteriores en las que se advierte su forma ridícula de vestir: Vanse, y salen don Cosme de Armenia ridiculamente vestido de luto, con antojos, el Alcalde y Fuencarral [Primera jornada]7 Mientras que en la segunda se advierte sobre la imagen que debe dar al espectador al mostrarse en escena como galán, pero con la singularidad de mostrarse sobrecargado en sus ademanes y en su caminar por el tablado: Sale don Cosme galán de figura, acompañamiento, y don Antonio vestido de seglar galán [Segunda jornada] Esta falta de información en la entrada del personaje durante el inicio de la tercera jornada no descarta el hecho de mostrarse ridículo, sobre todo al saberse que don Cosme quedará desnudo al finalizar la broma, lo cual advertiría como una especie de castigo al verse desprendido de su vestimenta que lo caracteriza tanto en su actuación como en su desen- volvimiento ante los demás personajes. La gestualidad reproducida por el personaje a lo largo de toda esta escena “entremesil” se concentrará en los elementos dramáticos que lo advertirán ya no como un personaje serio sino como uno cómico, a pesar de mostrarse como un supuesto galán. Los movimientos corporales resul- tarán en la risa del espectador. En el inicio de la escena don Cosme y Fuencarral conversan y mediante el diálogo del segundo se caracterizará la postura gestual del figurón al describir su estado anímico ante la empresa que comenzará: COS. No se ha visto, Fuencarral, en todo el ancho hemisferio hombre más feliz que yo FUEN. Ereslo con grande estremo Cos. Que de dos dias venido este rostro y este cuerpo 7 Es constante como los personajes se refieren a don Cosme como: “el villano serafin”, “que es figura de figuras”, “sera un hombre singular”, “un orate confirmado”, “Es vna figura estraña”, “Figura entre señorías”, “Vn don Cosme de Armenia, humor gracioso”,“Es celebre figura”. http://www.revistadestiempos.com/ http://www.revistadestiempos.com/ Revista destiempos N°38 Abril-Mayo 2014 ISSN: 2007-7483 ©2014 Derechos Reservados www.revistadestiempos.com 31 hiziessen tal batería en aquel divino pecho de aquel angel FUEN. No me espanto COS. Eso puede lo perfecto FUEN. Ereslo mucho, Marqués. COS. Todos me lo dize[n], y yo me lo veo (III, vv. 1839-1851)8 Esto sugiere que don Cosme se traslada al balcón con un tono muy vivo de genio: alegre e inquieto en su andar. Imagínese un desplazamiento en el caminar de los actores por el tablado que parte de un extremo del escenario, digamos la puerta del lado izquierdo, hasta llegar a la puerta central o a la puerta del lado derecho, hasta ubicarse debajo del balcón. Esta acción sugiere una postura corporal del figurón armónica entre el discurso que pronuncia y el desplazamiento, es decir, al inicio de la escena camina como todo un galán de la comedia nueva en donde el discurso y la proyección de éste por sus movimientos corporales son coincidentes en un principio. Así, el rostro de don Cosme esboza una sonrisa: COS. No se ha visto, Fuencarral, en todo el ancho hemisferio hombre más feliz que yo (III, vv. 1839-1841) Y su cabeza se encuentra erguida: FUEN. Ereslo con grande estremo (III, vv. 1842) Mediante una postura natural delata un semblante de alegría extrema. El caminar sugiere pausas en cada paso, permitiendo apoyarse o descansar de vez en vez en una pierna, signo de tranquilidad y seguridad, y con el pecho erguido.9 Estos apoyos gestuales muestran a un don Cosme como galán de comedia, pero que resulta risible por el simple hecho de ver en escena a un viudo viejo dispuesto a practicar el ejercicio de la galantería a una dama mucho más joven que él.10 Ante esto, el discurso del lacayo advertirá y resaltará el defecto de nuestro personaje (la vanidad): 8 Alonso de Castillo Solorzano, El marqués del Cigarral, en Doce comedias las mas grandiosas asta ahora han salido de los meiores, y mas insignes poetas. Segunda parte, Lisboa: Pablo Craesbeeck impresor, 1647.En adelante indico entre paréntesis con número romano la jornada y los versos. 9 Gestos que, según Quintiliano, vienen bien para el desplazamiento de los actores cuando representan una comedia (Institutio Oratoria XI, 3, 124). 10 Este personaje se aproxima al creado por Moreto años después, donde muestra en escena a una mujer viuda y de edad avanzada que actúa como figurón, para ello véase el trabajo de Delia Gavela García (“La evolución de un género a través de sus figuras y figurones”). http://www.revistadestiempos.com/ http://www.revistadestiempos.com/ Revista destiempos N°38 Abril-Mayo 2014 ISSN: 2007-7483 ©2014 Derechos Reservados www.revistadestiempos.com 32 FUEN. Que confiado está el tonto de lindo, el verá muy presto la burla con que le aguarda la que le llama al terrero (III, vv. 1861-1864)11 Además, de caracterizar al personaje como tonto y lindo, se aprecia en la representación como la realidad que don Cosme ve no coincide con la de los demás personajes.12 La confianza que muestra y reafirma el lacayo ante la actitud de don Cosme en este momento de la escena se verá debilitada de forma gradual al iniciar la broma. Esto lo prefigura el discurso que don Cosme pronuncia en honor a Leonor con lo que pretende mostrar su afición amorosa por la dama cuando el dramaturgo pone en voz del figurón recursos poéticos del culteranismo mal empleados. Leonor, entonces, avisa a don Cosme que éste puede subir por el balcón, al momento de llegar frente a ella ésta le advierte sobre el peligro de ser descubiertos, ya que el prior se encuentra aún despierto; lo exhorta para que se quede callado en el balcón y éste acepta. Mientras esto pasa en la escena principal se aprecia como debajo de estos personajes entran al tablado el prior y don Iñigo con lo que se da comienzo a la burla:13 PRI. De burla vaya IÑG. El habla a mudar comienço Dios me reporte la risa (Llegase al balcón) a gentil hombre, a mencebo? COS. Quién me llama? (III, 1954-1958)14 En esta cita llama la atención que don Cosme sea juzgado como mancebo para la efectividad de la burla, lo que responde a las necesidades cómicas y estéticas de la escena, ya que al escuchar ser llamado de esa manera comienza la ridiculización por parte de los otros personajes. A lo largo de esta burla se puede ver a un don Cosme llevado a menos, temeroso y que 11 El énfasis es mío 12 Al subir don Cosme por la escalera, don Iñigo y el prior, quienes esperan el momento para efectuar la broma lo ven y describen su ascenso de la siguiente manera: PRI. El sube con lindo brio IÑG. Tal piensa que se le va en ello (III, vv. 1930-1931) De nuevo se hace patente la falta de decoro entre la edad de don Cosme y su actuar, entre la vanidad que lo mueve y las faltas de fuerzas por su edad. 13 Es interesante el juego de metateatralidad que se verá en escena, ya que los personajes mirados en escena: don Iñigo y el prior adquirirán el papel de mirados, todo esto ante los ojos del espectador. 14 El énfasis es mío. http://www.revistadestiempos.com/ http://www.revistadestiempos.com/ Revista destiempos N°38 Abril-Mayo 2014 ISSN: 2007-7483 ©2014 Derechos Reservados www.revistadestiempos.com 33 prefiere despojarse de su vestimenta por la vanidad que se profesa asimismo antes de comportarse de acuerdo al estamento social y a la edad que representa. Enseguida de una larga discusión entre la voz, don Iñigo, y don Cosme al cual le advierten que haga lo que le piden o sino recibirá un castigo físico, decide desnudarse antes de sufrir cualquier golpe, lo que advierte la inversión de los valores del caballero: Cos. Que te entrego todo lo que me has pedido (III, vv. 2024) Escena que se ve reforzada por la acotación que señala de forma detallada como debe de ir arrojando cada una de sus prendas. Arrójale la espada, capa, valona y sombrero La carga significativa de impeler con violencia cada uno de los elementos que conforman la parte externa de su vestimenta adquiere relevancia, ya que la caída en un sentido descendente de la espada (signo de virilidad), la capa (signo de nobleza), la valona y el sombrero (accesorios propios del estamento al cual pertenece) prefigura como el personaje admite el resultado de la burla al dejarse llevar ante sus defectos morales y la pasión extrema de la cual se ve envuelto. No conformes con esto don Cosme es advertido nuevamente por los burladores y ante esto decide quitarse lo que le queda de vestimenta: lanza las calzas, no sin antes ensuciarlas por el miedo del cual ha sido preso, lo que muestra un gesto que raya en lo escatológico, recurso dramático propio de los entremeses o de la comedia burlesca: COS. Atrueque de no inquietar al prio, a quien más temo, me auré de quedar desnudo, de darle las calças huelgo, que ha de tener que limpiar, que las ha mojado el miedo (III, vv. 2036-2041)15 Esta parte de la escena sugiere a un don Cosme que se mueve de un lado a otro, nervioso. Sus movimientos pasan de ser seguros y tranquilos al inicio de la escena a dinámicos e intermitentes en esta parte de la obra. Cabe recordar que el actor que represente este segmento deberá estar en el balcón ante la mirada de todos los asistentes del corral, 15 El énfasis es mío. http://www.revistadestiempos.com/ http://www.revistadestiempos.com/ Revista destiempos N°38 Abril-Mayo 2014 ISSN: 2007-7483 ©2014 Derechos Reservados www.revistadestiempos.com 34 efecto por lo cual cada uno de los gestos realizados por éste adquieren un significado mayor, pues será a partir de su dinamismo corporal lo que acusa un tipo
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