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presentación de caso 4740 Palabras clave (DeCS) Heridas y traumatismos Lesiones del sistema vascular Procedimientos endovasculares 1Servic io de Radiología Intervencionista, Hospital Universitario de Santander. Bucaramanga, Colombia. 2Servicio de Urgencias, Hospital Universitario de Santander. Bucaramanga, Colombia. 3Grupo de Investigación en Cirugía y Especialidades, GRICES-UIS. Bucaramanga, Colombia. 4Servicio de Cirugía General, Hospital Universitario de Santander. Bogotá, Colombia. Radiología intervencionista en trauma vascular periférico: Serie de casos Interventional Radiology for the Management of Peripheral Vascular Trauma: Case Series Joaquín Fernando González-Gómez1 Freddy Mauricio Quintero-Álvarez2 Gabriel David Pinilla-Monsalve3 Pedro Antonio Martín-Mojica4 Jessica Paola Montes-Ortiz2 Resumen Antecedentes: El trauma es la tercera causa de mortalidad en la población mundial y la primera en el grupo etario de adultos menores de 44 años; de esta cifra, el 40-70 % se atribuyen al trauma vascular periférico. Tradicionalmente, el manejo quirúrgico ha sido la primera opción de tratamiento. No obstante, con los recientes avances tecnológicos y el auge de la radiología intervencionista, se han obtenido resultados exitosos a partir de opciones terapéuticas como las endoprótesis. Objetivo: Mostrar tres experiencias exitosas en el manejo con endoprótesis del trauma vascular de cuello, miembro superior e inferior, en un hospital de alta complejidad de Colombia. Casos clínicos: Se trata de tres pacientes con trauma vascular periférico producto de heridas por arma cortopunzante, en dos hombres, y por proyectil de arma de fuego en una mujer. En dos de los casos se evidenciaron pseudoaneurismas. En los tres casos se obtuvo adecuada resolución y exclusión de la circulación de las lesiones. Conclusión: El compromiso vascular ha aumentado su frecuencia en el contexto del trauma, por lo cual, es de importancia conocer su manejo óptimo. Actualmente, la reparación endovascular con endoprótesis en el trauma vascular periférico es un procedimiento mínimamente invasivo y con excelentes desenlaces para pacientes adecuadamente seleccionados. Summary Background: Trauma is the third leading cause of death among the world population and the first in adults under 44 years; from this, 40-70% is represented by peripheral vascular trauma. Traditionally, surgical management has been the first choice of treatment. However, with the technological advances in interventional radiology, successful outcomes have been obtained from therapeutical options such as with stent placement. Objective: To present three successful experiences after stent placement for the treatment of neck, upper and lower limbs vascular trauma at a high complexity hospital from Colombia. Clinical Cases: Three patients presented with peripheral vascular trauma, two men were wounded by sharp weapons men and one woman by a gunshot. In two of them, there was evidence of pseudoaneurysms. In the three cases, adequate resolution and exclusion from circulation were achieved. Conclusion: Vascular trauma has an increased frequency in general trauma context; hence, it is important to recognize its ideal management. Currently, stent placement for the management of peripheral vascular trauma is a minimally invasive procedure with excellent outcomes for properly selected patients. Antecedentes En la actualidad, el trauma representa la tercera causa de mortalidad en la población mundial y la primera en el grupo etario de adultos menores de 44 años. De la totalidad de lesiones causadas por trauma, el 3 % tienen un componente vascular (1) y de estas, el 40-70 % se atribuye al trauma vascular periférico, seguido en frecuencia del cerebrovascular Key words (MeSH) Wounds and injuries Vascular system injuries Endovascular procedures 4741 presentación de caso Rev. Colomb. Radiol. 2017; 28(3): 4740-6 contuso y aórtico torácico (2,3). Del mismo modo, las lesiones vasculares en extremidades se asocian, especialmente en el paciente politraumatizado, con un riesgo del 10-20 % de amputaciones. Por tanto, la identificación imaginológica oportuna de las lesiones potenciales, aunada a una adecuada reanimación con control rápido del sangrado, es esencial para garantizar la vida del paciente y la integridad de la extremidad (4). Tradicionalmente, el manejo del trauma vascular ha requerido una exploración abierta, en donde la exposición suficiente del tejido y el control oportuno de la hemorragia son determinantes del éxito quirúrgico, es decir, el control vascular proximal y distal. Las heridas vasculares en tórax y miembros superiores representan un desafío para su manejo quirúrgico por su complejo abordaje, pues demandan extensas incisiones, tienen difícil control de sangrado, elevado tiempo quirúrgico y riesgo de lesión de estructuras vecinas (5,6). Así pues, la rápida diversificación tecnológica ha permitido la evolución concomitante de los enfoques diagnósticos y terapéuticos (7), con tendencia a promover aquellos mínimamente invasivos. Según Callcut y colaboradores, desde la aparición del manejo endovascular del trauma, su uso se ha masificado progresivamente, pasando del 1 % en 2002 hasta el 11 % en 2008; en este mismo sentido, el abordaje intervencionista ha sido ampliamente descrito en la corrección de lesiones vasculares de aorta torácica y carótida (7). Aún más, otra de las ventajas del manejo endovascular son sus tasas de éxito mayores al 90 % (8). Sin embargo, en nuestro medio existen pocos reportes de reparación endovascular con endoprótesis en trauma vascular periférico, especialmente en el contexto del paciente urgente. Los casos clínicos aquí expuestos corresponden a tres experiencias exitosas en el manejo por radiología intervencionista del trauma vascular de cuello, miembro superior e inferior, en un hospital de alta complejidad de Colombia (tabla 1). Tabla 1. Variables relacionadas en los tres casos expuestos de trauma vascular periférico* Variable Paciente I Paciente II Paciente III Edad 40 años 29 años 21 años Sexo Masculino Masculino Femenino Etiología HACP HPAF HPAF Signos de certeza Sí No Sí Signos de duda Sí Sí Sí Diagnóstico Arteriografía Angiotomografía Angiotomografía Arteria Subclavia Humeral Femoral superficial Tercio Medio Proximal Proximal Hemicuerpo Izquierdo Izquierdo Derecho Lesión Laceración Pseudoaneurisma y fístula arteriovenosa Pseudoaneurisma Inestabilidad Sí No No Comorbilidad Hemoneumotórax Trauma de tejidos blandos Anemia aguda Postoperatorio intrahospitalario 6 días 2 días 2 días *Se incluyen características de los pacientes y las lesiones traumáticas. HACP: Herida por arma corto punzante; HPAF: Herida por proyectil de arma de fuego. Caso clínico 1 Paciente masculino de 40 años de edad, aparentemente bajo efectos de sustancias psicoactivas, quien es trasladado por la Policía como urgencia vital. Al ingreso, el paciente está inestable hemodinámicamente, hipotenso (80/60 mm Hg), con baja saturación de oxígeno (89 %) y con tendencia a la taquicardia (100 lpm) y taquipnea (20 rpm). Al examen físico inicial, el paciente tiene ruidos respiratorios disminuidos en hemitórax izquierdo y cuatro heridas por arma cortopunzante (cuchillo) ubicadas en zona I de hemicuello izquierdo, hemitórax posterior derecho a la altura del séptimo espacio intercostal con línea axilar posterior derecha, tercio distal de muslo izquierdo (sangrante) y tercio medio de muslo derecho. En cuanto a la herida cervical, se evidenció hematoma expansivo, pulsátil y con soplo como signo duro de lesión vascular, además de ingurgitación yugular ipsilateral y disnea. Inmediatamente, se inicia reanimación hídrica con 2000 cm3 de lactado de Ringer, lo que mejora las cifras tensionales (100/70 mm Hg), tras lo cual se toma radiografía de tórax, que confirma sospecha de hemoneumotórax izquierdo; se traslada al servicio de radiología intervencionistapara diagnóstico y tratamiento de posible trauma vascular periférico. Durante el procedimiento se evidenció sangrado activo por extravasación del medio de contraste en arteria subclavia izquierda. Por tanto, se pasó guía hidrofílica Roadrunner® (Cook®) distal a la lesión, se controló el sangrado con stent cubierto Viabahn® (Gore®); se realizó control con inyección de medio de contraste, para observar la resolución de la alteración del trayecto vascular (figura 1). Asimismo, se realizó arteriografía de miembro inferior izquierdo en la que se identificó el vaso distal permeable, sin otras alteraciones vasculares. Finalmente, fue trasladado a quirófano donde se realizó toracostomía cerrada izquierda con lo que se logró la resolución del hemoneumotórax. Al sexto día de hospitalización el paciente es dado de alta sin complicaciones. 4742 Radiología intervencionista en trauma vascular periférico: Serie de casos. González J., Quintero F., Pinilla G., Martín P., Montes J. presentación de caso Figura 1. Corrección de lesión vascular traumática de subclavia izquierda. a) Cateterización de arteria subclavia. Se observa extravasación del contraste por lesión con arma cortopunzante. b) Colocación de stent cubierto en el segmento afectado. c) Control total de la lesión vascular. d) Arteria permeable sin extravasación del contraste ni fugas (endoleak) (flechas). Figura 2. Corrección de lesión vascular traumática de la arteria humeral izquierda. a) Dilatación pseudoaneurismática de arteria humeral con formación de fístula arteriovenosa (AV). b) Se posiciona stent cubierto a la altura de la arteria. c) Se realiza posdilatación con balón, con adecuada permeabilización del vaso. En el control, no hay evidencia de pseudoaneurisma, ni fístula arteriovenosa (flechas). Figura 3. Corrección de lesión vascular traumática de arteria femoral superficial derecha. a) Lesión vascular traumática y múltiples perdigones en tejidos blandos. b) Lesiones pseudoaneurismáticas en el territorio de arteria femoral superficial derecha. c) Guía hidrofílica Radifocus® (Terumo®) pasando hacia arteria femoral superficial. d) En el control, se observan exclusiones de las lesiones pseudoaneurismáticas de la circulación tras la colocación del stent (flechas). a a a b b b c c d c d 4743 presentación de caso Rev. Colomb. Radiol. 2017; 28(3): 4740-6 Caso clínico 2 Paciente masculino de 29 años de edad, remitido de hospital de menor complejidad, con herida por arma de fuego en el hombro izquierdo. Ingresa normotenso (100/74 mm Hg) y normocárdico (68 lpm), con saturación arterial de oxígeno del 97 % y 18 respiraciones por minuto. Al examen físico se observa herida por proyectil de arma de fuego, transfixiante, con orificio de entrada en la región posterior del hombro izquierdo y de salida en la fosa axilar ipsilateral, acompañada de hematoma, no pulsátil ni expansivo y sangrado en capa, con pulsos distales disminuidos. Además, el paciente refería dolor en miembro inferior izquierdo, sin evidencia de signos de certeza para lesión vascular. Al ingreso se le realizó índice de presión arterial (IPA) con resultado de 0,9. Se le practica una angiotomografía, donde se identifica la lesión de la arteria humeral proximal izquierda (3,3 cm distal al origen de la arteria circunfleja) con formación de pseudoaneurisma de 1,6 cm. Posteriormente, fue valorado por el servicio de radiología intervencionista, en donde bajo guía fluoroscópica insertaron un stent graft Viabahn® (Gore®), y balón de angioplastia Agiltrac® (Abbott®) 5 × 60 mm, con lo que se logró el control y exclusión de la lesión pseudoaneurismática (figura 2). El paciente fue traslado al piso de hospitalización, con adecuada evolución clínica y egreso al segundo día postoperatorio. Caso clínico 3 Paciente femenina de 21 años de edad, remitida de hospital de menor nivel de complejidad, tras ser víctima de múltiples heridas por proyectil de arma de fuego (escopeta de perdigones) en muslos e hipogastrio. Al ingreso se encuentra normotensa (115/68 mm Hg), taquicárdica (104 lpm), con frecuencia respiratoria (14 rpm) y saturación de oxígeno dentro de límites normales (94 %). En el examen físico se observaron múltiples orificios de entrada de proyectil de arma de fuego sobre tercios proximal y medio de muslos, con pulso pedio filiforme, frialdad distal ipsilateral e índice de presión arterial de 1,03. Ante la posibilidad de perforación visceral en la pelvis y trauma vascular, se le practica rectosigmoidoscopia flexible y angiotomografía de miembros inferiores. Con los resultados de las ayudas diagnósticas se descartó el compromiso visceral, pero se evidenciaron dos lesiones pseudoaneurismáticas en el tercio medio de la arteria femoral superficial derecha, además de esquirlas metálicas en los tejidos blandos. Posteriormente, la paciente es valorada por radiología intervencionista quienes consideran realizar arteriografía y embolización de las lesiones pseudoaneurismáticas. Durante el procedimiento se evidenciaron dos lesiones pseudoaneurismáticas en el territorio proximal de la arteria femoral superficial derecha, con 5 cm de separación, con riesgo de ruptura. Bajo guía fluoroscópica, se introdujo stent cubierto periférico Viabahn® (Gore®), el cual fue posicionado excluyendo de la circulación las dos lesiones descritas. En control angiográfico se observó adecuada plenificación del vaso, sin extravasación del medio de contraste (figura 3). Tras adecuada evolución clínica, se da egreso hospitalario 48 horas después del procedimiento. Revisión y discusión Generalidades y evaluación del trauma vascular periférico El trauma vascular periférico continúa siendo una problemática compleja, en tanto que su prevalencia es dependiente de los eventos violentos que aquejan a la sociedad contemporánea. Según Jiménez y colaboradores, lo anterior constituye un problema de salud pública (9), en especial para países en desarrollo, lo que amerita un abordaje integral. Como fenómeno patológico, el trauma vascular produce en las células isquemia secundaria a la disminución de adenosín trifosfato, lo que a su vez induce una respuesta en el endotelio (producción de factor tisular), las plaquetas (consolidación del tapón hemostático) y el músculo liso vascular (proliferación) (10). Adicionalmente, existe un aumento del tono vascular debido a requerimientos aumentados de acetilcolina, producción de prostaglandinas y reducción de la concentración de óxido nítrico, con efectos deletéreos sobre el tejido que persisten hasta la reperfusión de vaso. Una vez se ha restaurado el flujo, la lesión puede prolongarse tras isquemia por reperfusión dependiente de la conversión de xantina deshidrogenasa en xantina oxidasa (10). En la evaluación clínica, a pesar de contar actualmente con métodos radiológicos sofisticados, el diagnóstico probable del trauma vascular periférico debe ser realizado en el servicio de urgencias a partir del examen físico. La clasificación en los denominados signos de certeza o duros (hematoma expansivo, sangrado pulsátil, poiquilotermia y palidez distal, frémito táctil y ausencia de pulsos distales) y de duda o blandos (herida en trayecto arterial, déficit neurológico periférico, pulsos disminuidos y antecedente de sangrado arterial) es determinante para definir la conducta terapéutica (11). Así pues, no cabe duda de que, en pacientes con signos de certeza, la exploración vascular es ineludible. Previamente, estudios diagnósticos han demostrado cómo los signos de certeza ofrecen un valor predictivo y una sensibilidad del 95 % para trauma vascular que requiere de exploración quirúrgica (12). Además, en series de trauma vascular tras luxación posterior de rodilla, la prevalencia de signos de certeza alcanza hasta un 18 % de los pacientes, en los que se realiza exploración quirúrgica en el 72 %; por el contrario, en aquellos pacientes sin dichos signos la tasa de cirugíaes nula (13). Con relación a los signos de duda, existen estudios en nuestro medio que no evidencian utilidad para el diagnóstico de lesión vascular (12). Otra de las consideraciones en el examen físico del trauma vascular periférico es el índice tobillo-brazo en el que cifras menores a 0,9 son sugestivas de dicha lesión. A pesar de que, según Feliciano, este método diagnóstico constituya un signo de duda (blando) (11), revisiones de la literatura evidencian una alta capacidad discriminativa al compararse con la arteriografía (14). Estudios realizados en nuestro hospital Universitario han identificado un área bajo la curva ROC de 0,97 (IC 95 %; 0,94- 1,00). A su vez, en la misma cohorte de pacientes, se propuso como nueva estrategia diagnóstica el índice tobillo-tobillo, 4744 Radiología intervencionista en trauma vascular periférico: Serie de casos. González J., Quintero F., Pinilla G., Martín P., Montes J. presentación de caso con área bajo la curva similar al del índice tobillo-brazo y concordancia con este en un 98 % (12). Adicionalmente, uno de los aspectos que debe tener en cuenta el médico de urgencias es la posibilidad de hallar sangrados contenidos. De acuerdo con lo propuesto por Soto y colaboradores, esto resulta de particular importancia en trauma vascular de tórax, abdomen y pelvis, incluyendo heridas que comprometen compartimentos de tejidos blandos como glúteos y muslos (15). Por ejemplo, en otro caso manejado con embolización con coils en el mismo Hospital, se presentó, además de un pseudoaneurisma en la arteria glútea, sangrado un hematoma producto de lesión de los vasos que irrigan el retroperitoneo. En cuanto a las ayudas radiológicas, la ecografía dúplex posee limitaciones por ser operador dependiente (16) (lo que afecta su reproducibilidad) y por los falsos negativos en casos de heridas por proyectil de arma de fuego (17) o de colaterales vasculares prominentes (18). A su vez, la literatura propone la angiotomografía como la imagen de elección en tanto que presenta un rendimiento cercano al de la angiografía, sin los riesgos inherentes de una intervención vascular (19). Así pues, a pesar de que la angiografía constituye el estándar diagnóstico de oro (15,20) (sensibilidad 99 % y especificidad 97 %), Márquez expone cómo hasta el 95 % de los estudios podrían resultar negativos en pacientes sin signos de certeza (duros), lo que define la conducta terapéutica únicamente en el 1,3 % (12). Sin embargo, en los casos en que la arteriografía sea positiva, esta permite realizar una intervención endovascular simultáneamente con dicho procedimiento (19). Vale la pena aclarar que en los pacientes estudiados, en quienes la lesión vascular fue diagnosticada a partir de angiografía, existió evidencia clínica suficiente para implementar este método. En el primer caso, el paciente mostraba signos de certeza de lesión vascular y recuperó su estabilidad hemodinámica tras la reanimación hídrica, lo que, aunado al difícil acceso vascular abierto, lo convirtió en un candidato ideal para el procedimiento endovascular diagnóstico y terapéutico. Abordaje endovascular por radiología intervencionista La terapia endovascular ha evolucionado desde una modalidad diagnóstica hasta convertirse en una terapéutica de utilidad en varias patologías vasculares (1). En los últimos años, con la ayuda de la tecnología emergente, la reparación endovascular en el contexto del trauma ha aumentado (21). De tal forma, la angiografía no solo es útil para determinar la naturaleza específica de la lesión sino, también, para planificar el enfoque diagnóstico y el tratamiento óptimo para el paciente (21). Asimismo, los hallazgos angiográficos en el trauma vascular periférico son múltiples, propios de la misma clasificación de las lesiones mencionada por Soto y colaboradores (15) (tabla 2). Llama la atención que en los pacientes II y III, el hallazgo de pseudoaneurisma se desarrolló en las 24-48 horas posteriores al trauma, por lo que la denominación de tardía podría resultar confusa. Tabla 2. Clasificación del trauma vascular periférico Clasificación Lesiones Traumatismos penetrantes Laceración Transección parcial Transección completa Traumatismos contusos Disrupción intimal Disrupción lateral Complicaciones tardías Fístula arteriovenosa Pseudoaneurismas En cuanto al sitio de acceso, Carrick y colaboradores proponen que los territorios de las arterias braquial, axilar y femoral son óptimos para la terapéutica endovascular pues previenen grandes disecciones quirúrgicas (21). Los stents o endoprótesis usualmente están recubiertas de materiales que permiten una adecuada permeabilidad del vaso como el dacrón o el politetrafluoroetileno. Además de la endoprótesis, el inventario utilizado en el abordaje endovascular del trauma vascular periférico incluye espirales (coils), catéteres, balones y microguías, por lo que es menos complejo que el requerido para el manejo de otro tipo de patologías vasculares (22). Particularmente, la literatura ha definido el tipo de paciente candidato a reparación endovascular, con énfasis en el requerimiento de estabilidad hemodinámica. Autores como Rachapalli (8), Jiménez (9) y Desai (23) han establecido los siguientes escenarios: Pacientes con lesiones penetrantes de baja velocidad, en área demandante de acceso quirúrgico extenso o difícil para reparación abierta (23). Pacientes inestables con alta probabilidad de complicaciones derivadas de la intervención quirúrgica (9) o la anestesia (23). Trauma en sitios de acceso complejo por riesgo de lesión neurológica, como en el caso de lesiones carotideas o poplíteas (9). Control temporal de la hemorragia previo a exploración vascular o en paciente susceptible de abordaje combinado (9). Manejo de complicaciones postoperatorias o ante la imposibilidad para lograr la hemostasia durante la exploración quirúrgica (8). Es necesario aclarar que a pesar de las ventajas de las técnicas endovasculares en la reparación de hasta el 50 % de lesiones vasculares (24), estas no están exentas de contraindicaciones y complicaciones. En primer lugar, se considera inadecuado el uso de esta modalidad terapéutica en pacientes con inestabilidad hemodinámica (hipotensión persistente por hemorragia no controlada) (25) y sección vascular. Posterior al procedimiento, la complicación más frecuente son los hematomas, trombosis de la endoprótesis o formación de pseudoaneurismas en el lugar de acceso vascular, aunque de igual forma puedan presentarse fístulas arteriovenosas, estenosis, lesiones de los plexos nerviosos, entre otras (26). Caracterización y desenlaces tras el manejo endovascular Con relación a la literatura disponible, desafortunadamente se cuenta predominantemente con series y presentaciones de casos. En Latinoamérica existen algunas experiencias publicadas en países 4745 presentación de caso Rev. Colomb. Radiol. 2017; 28(3): 4740-6 como Colombia (9), Chile (27) y Brasil (28), que recopilan, como esta, grupos de menos de 10 pacientes. No obstante, este tipo de trabajos son de relevancia en la medida que comparten experiencias que han sido escasamente cuantificadas por estudios de mayor evidencia científica, situación que previamente ha sido comentada por autores como Furtado de Medeiros y colaboradores (28). Al compilar las series latinoamericanas mencionadas (9,27,28) junto a los casos aquí informados, se evidencian 21 pacientes en los cuales se encontraron como hallazgos angiográficos 10 pseudoaneurismas, 6 fístulas arteriovenosas, 3 laceraciones y 4 trombosis poscontusión. Las lesiones se ubicaron, predominantemente, en miembros inferiores, y en cuanto al vaso comprometido, las arterias poplítea, subclavia y axilar fueron las más frecuentes. En estas series se destaca la reparación endovascular con endoprótesis como la intervención realizada con mayor frecuencia (77 %, 17 casos). En cuanto al éxito angiográfico, este alcanzó el100 % de los casos, sin evidencia de reaparición de las lesiones o complicaciones en seguimientos posteriores hasta de 3 años, para uno de los casos (27). Los resultados de las series de la región no parecen diferir de la norteamericana publicada por Desai y colaboradores en 2014 (23), donde en 28 pacientes con trauma vascular periférico manejados con la colocación de endoprótesis, las lesiones más frecuentes fueron los pseudoaneurismas (32 %) y las extravasaciones por laceración (32 %). En estos casos, los trayectos arteriales usualmente comprometidos fueron el femoropoplíteo (32 %), el subclavio (25 %) y el axilar (22 %), con una mediana de seguimiento de 13 meses. En dichos pacientes la tasa de complicaciones alcanzó el 21 % con necesidad de conversión por trombosis de la endoprótesis en cuatro casos (todos con fractura concomitante), sin que fuese posible establecer factores de riesgo específicos para dicha condición. A su vez, los autores comentan que las complicaciones descritas pudieron tener como causa posible la variabilidad en el uso de la anticoagulación posterior al procedimiento (23). Igualmente, existen otras dos series publicadas por los grupos de Carrick (21) y Brandt (29) donde se informan 2 casos de lesiones penetrantes y 3 casos de trauma contuso en el área de la arteria subclavia, tratados mediante técnicas endovasculares con endoprótesis y con seguimiento exitoso hasta de 20 meses. En el escenario europeo, la serie italiana de Piffaretti y colaboradores informa 10 pacientes con trauma vascular periférico contuso tratados por radiología intervencionista con endoprótesis. Con igual frecuencia, las arterias comprometidas por pseudoaneurismas y disecciones, fueron la femoral común, subclavia, axilar e iliaca interna (30). El seguimiento imaginológico fue realizado a los 6, 12 y >12 meses (media de seguimiento de 16 meses), informando a su vez ausencia de complicaciones perioperatorias mayores y una estancia hospitalaria promedio de 13 días. En su protocolo, describen el uso sistemático de 2.500 UI preoperatorias y 22.000 UI postoperatorias de heparina no fraccionada (30), variable no manifiesta en la serie de Desai (23). Por tratarse únicamente de trauma contuso, las tasas de complicaciones perioperatorias de esta serie podrían no ser comparables con aquellas informadas para el trauma penetrante. Por tanto, estudios que aporten un mejor nivel de evidencia (por ejemplo, de casos y controles), podrían ser de utilidad para determinar cuál es el paciente que más se beneficia del abordaje intervencionista, con el menor riesgo de complicaciones. Vale la pena mencionar que, para el caso de los pacientes aquí estudiados, no fue posible realizar seguimiento clínico ni radiológico tras el alta hospitalaria para evaluar la aparición de posibles complicaciones debido a que no asistieron a los controles por consulta externa. Además, se identificó como barrera de acceso a los servicios de salud la imposibilidad para contactarse con los pacientes, lo que seguramente esté asociado a su condición de habitantes de calle y consumidores de sustancias psicoactivas. Como se mencionó anteriormente, tras el abordaje endovascular con endoprótesis existe la posibilidad de reestenosis y trombosis en áreas vasculares de escaso calibre. Infortunadamente, si bien la literatura hace mención de estas complicaciones (31), la cifra referenciada por las fuentes (14 %) es la calculada en el estudio de Desai y colaboradores (23). De igual forma, la mayoría de los estudios realizan un seguimiento a mediano plazo donde los pacientes se encuentran asintomáticos y conservan la funcionalidad, lo que metodológicamente impide descartar la aparición de complicaciones en un plazo mayor. Modelos in vitro recientemente publicados sugieren que estos eventos se asocian con la regulación a la alta de RNA microrribonucleicos (miR-21) que inducen el remodelamiento e inflamación vascular, por lo que la modulación de dicha respuesta podría tener un impacto positivo en la viabilidad funcional de la endoprótesis (32). Por otro lado, al realizar una búsqueda sistemática en la base de datos de PubMed, solo fue posible encontrar un ensayo clínico multicéntrico que evaluaba desenlaces “duros” (hard outcomes, por su denominación en inglés) como mortalidad y complicaciones, en pacientes intervenidos con exploración quirúrgica versus aquellos llevados a manejo endovascular. Este trabajo realizado por White y colaboradores, comparó 62 pacientes abordados por vía endovascular con la endoprótesis Wallgraft® (53,2 % con lesiones de las arterias iliacas) versus controles históricos reportados por la literatura. El análisis bayesiano realizado evidenció, en comparación con el abordaje quirúrgico tradicional, una reducción significativa de las complicaciones perioperatorias (21,21 % vs. 57,70 %) y de la mortalidad tardía por cualquier causa (15,15 % vs. 33,86 %) (33). Aún más, existen dos metaanálisis que se aproximan a la temática específica de esta discusión. El primero corresponde al aporte de Sinha y colaboradores quienes compararon las intervenciones quirúrgicas abiertas (n = 23) con las endovasculares (n = 25) en pacientes con trauma vascular torácico. Los resultados sugieren que a pesar de no haber diferencias estadísticamente significativas en la mortalidad (OR 0,67, IC 95 %; 0,11-4,05), sí existe un menor tiempo quirúrgico (diferencial de 58,34 minutos, IC 95 %; 17,82-98,85) a favor del manejo endovascular (24). Finalmente, el metaanálisis realizado por Joshi y colaboradores para la Biblioteca Cochrane, coincide con los resultados del trabajo de Sinha y añade una menor estancia hospitalaria (4,3 vs. 7,7 días, p < 0,001) para aquellos pacientes tratados por radiología intervencionista con endoprótesis para la corrección de aneurismas asintomáticos de la arteria poplítea (34). Conclusión El trauma vascular ha aumentado en frecuencia en el contexto del trauma, por lo cual es de gran importancia el conocimiento 4746 Radiología intervencionista en trauma vascular periférico: Serie de casos. González J., Quintero F., Pinilla G., Martín P., Montes J. presentación de caso acerca del manejo ideal para este tipo de lesiones. Actualmente, la reparación endovascular con endoprótesis en el manejo del trauma vascular periférico es un procedimiento mínimamente invasivo, que con adecuada selección de los pacientes puede realizarse en menor tiempo que la exploración vascular abierta, con buenas tasas de éxito, y menor tiempo de estancia hospitalaria para el paciente. Referencias 1. Salas C. Trauma vascular, visión del cirujano vascular. Rev Med Clin Conde. 2011;22(5):686-95. 2. Feliciano D, Moore EE, Burlew CC, Moore F, Coimbra R, Davis JW, et al. Western Trauma Association critical decisions in trauma. J Trauma Acute Care Surg. 2013;75:392-7. 3. Dorlac WC, DeBakey ME, Holcomb JB, Fagan SP, Kwong KL, Dorlac GR, et al. Mortality from isolated civilian penetrating extremity injury. J Trauma. 2005;59(1):217-22. 4. Katsanos K, Sabharwal T, Carrell T, Dourado R, Adam A. Peripheral endografts for the treatment of traumatic arterial injuries. Emerg Radiol. 2009;16(3):175-84. 5. 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