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06_Intervencionista

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presentación de caso
4740
Palabras clave (DeCS)
Heridas y traumatismos
Lesiones del sistema 
vascular
Procedimientos 
endovasculares
1Servic io de Radiología 
Intervencionista, Hospital 
Universitario de Santander. 
Bucaramanga, Colombia.
2Servicio de Urgencias, 
Hospital Universitario de 
Santander. Bucaramanga, 
Colombia.
3Grupo de Investigación en 
Cirugía y Especialidades, 
GRICES-UIS. Bucaramanga, 
Colombia.
4Servicio de Cirugía General, 
Hospital Universitario de 
Santander. Bogotá, Colombia.
Radiología intervencionista en 
trauma vascular periférico: Serie 
de casos
Interventional Radiology for the Management of Peripheral 
Vascular Trauma: Case Series
Joaquín Fernando González-Gómez1
Freddy Mauricio Quintero-Álvarez2
Gabriel David Pinilla-Monsalve3
Pedro Antonio Martín-Mojica4
Jessica Paola Montes-Ortiz2
 
Resumen 
Antecedentes: El trauma es la tercera causa de mortalidad en la población mundial y la primera 
en el grupo etario de adultos menores de 44 años; de esta cifra, el 40-70 % se atribuyen al 
trauma vascular periférico. Tradicionalmente, el manejo quirúrgico ha sido la primera opción 
de tratamiento. No obstante, con los recientes avances tecnológicos y el auge de la radiología 
intervencionista, se han obtenido resultados exitosos a partir de opciones terapéuticas como 
las endoprótesis. Objetivo: Mostrar tres experiencias exitosas en el manejo con endoprótesis 
del trauma vascular de cuello, miembro superior e inferior, en un hospital de alta complejidad de 
Colombia. Casos clínicos: Se trata de tres pacientes con trauma vascular periférico producto 
de heridas por arma cortopunzante, en dos hombres, y por proyectil de arma de fuego en una 
mujer. En dos de los casos se evidenciaron pseudoaneurismas. En los tres casos se obtuvo 
adecuada resolución y exclusión de la circulación de las lesiones. Conclusión: El compromiso 
vascular ha aumentado su frecuencia en el contexto del trauma, por lo cual, es de importancia 
conocer su manejo óptimo. Actualmente, la reparación endovascular con endoprótesis en 
el trauma vascular periférico es un procedimiento mínimamente invasivo y con excelentes 
desenlaces para pacientes adecuadamente seleccionados.
Summary
Background: Trauma is the third leading cause of death among the world population and 
the first in adults under 44 years; from this, 40-70% is represented by peripheral vascular 
trauma. Traditionally, surgical management has been the first choice of treatment. However, 
with the technological advances in interventional radiology, successful outcomes have been 
obtained from therapeutical options such as with stent placement. Objective: To present 
three successful experiences after stent placement for the treatment of neck, upper and 
lower limbs vascular trauma at a high complexity hospital from Colombia. Clinical Cases: 
Three patients presented with peripheral vascular trauma, two men were wounded by 
sharp weapons men and one woman by a gunshot. In two of them, there was evidence of 
pseudoaneurysms. In the three cases, adequate resolution and exclusion from circulation 
were achieved. Conclusion: Vascular trauma has an increased frequency in general trauma 
context; hence, it is important to recognize its ideal management. Currently, stent placement 
for the management of peripheral vascular trauma is a minimally invasive procedure with 
excellent outcomes for properly selected patients.
Antecedentes
En la actualidad, el trauma representa la tercera 
causa de mortalidad en la población mundial y la 
primera en el grupo etario de adultos menores de 
44 años. De la totalidad de lesiones causadas por 
trauma, el 3 % tienen un componente vascular (1) y 
de estas, el 40-70 % se atribuye al trauma vascular 
periférico, seguido en frecuencia del cerebrovascular 
Key words (MeSH)
Wounds and injuries
Vascular system injuries
Endovascular procedures
4741
presentación de caso
Rev. Colomb. Radiol. 2017; 28(3): 4740-6
contuso y aórtico torácico (2,3). Del mismo modo, las lesiones vasculares 
en extremidades se asocian, especialmente en el paciente politraumatizado, 
con un riesgo del 10-20 % de amputaciones. Por tanto, la identificación 
imaginológica oportuna de las lesiones potenciales, aunada a una adecuada 
reanimación con control rápido del sangrado, es esencial para garantizar la 
vida del paciente y la integridad de la extremidad (4).
Tradicionalmente, el manejo del trauma vascular ha requerido una 
exploración abierta, en donde la exposición suficiente del tejido y el control 
oportuno de la hemorragia son determinantes del éxito quirúrgico, es decir, 
el control vascular proximal y distal. Las heridas vasculares en tórax y 
miembros superiores representan un desafío para su manejo quirúrgico 
por su complejo abordaje, pues demandan extensas incisiones, tienen 
difícil control de sangrado, elevado tiempo quirúrgico y riesgo de lesión 
de estructuras vecinas (5,6). Así pues, la rápida diversificación tecnológica 
ha permitido la evolución concomitante de los enfoques diagnósticos 
y terapéuticos (7), con tendencia a promover aquellos mínimamente 
invasivos. Según Callcut y colaboradores, desde la aparición del manejo 
endovascular del trauma, su uso se ha masificado progresivamente, pasando 
del 1 % en 2002 hasta el 11 % en 2008; en este mismo sentido, el abordaje 
intervencionista ha sido ampliamente descrito en la corrección de lesiones 
vasculares de aorta torácica y carótida (7). Aún más, otra de las ventajas del 
manejo endovascular son sus tasas de éxito mayores al 90 % (8).
Sin embargo, en nuestro medio existen pocos reportes de reparación 
endovascular con endoprótesis en trauma vascular periférico, especialmente 
en el contexto del paciente urgente. Los casos clínicos aquí expuestos 
corresponden a tres experiencias exitosas en el manejo por radiología 
intervencionista del trauma vascular de cuello, miembro superior e inferior, 
en un hospital de alta complejidad de Colombia (tabla 1).
Tabla 1. Variables relacionadas en los tres casos expuestos de trauma vascular periférico* 
Variable Paciente I Paciente II Paciente III
Edad 40 años 29 años 21 años
Sexo Masculino Masculino Femenino
Etiología HACP HPAF HPAF
Signos de certeza Sí No Sí
Signos de duda Sí Sí Sí
Diagnóstico Arteriografía Angiotomografía Angiotomografía
Arteria Subclavia Humeral Femoral superficial
Tercio Medio Proximal Proximal
Hemicuerpo Izquierdo Izquierdo Derecho
Lesión Laceración Pseudoaneurisma y fístula arteriovenosa Pseudoaneurisma
Inestabilidad Sí No No
Comorbilidad Hemoneumotórax Trauma de tejidos blandos Anemia aguda
Postoperatorio 
intrahospitalario 6 días 2 días 2 días
*Se incluyen características de los pacientes y las lesiones traumáticas. HACP: Herida por arma corto punzante; HPAF: Herida por 
proyectil de arma de fuego.
Caso clínico 1
Paciente masculino de 40 años de edad, aparentemente bajo efectos 
de sustancias psicoactivas, quien es trasladado por la Policía como 
urgencia vital. Al ingreso, el paciente está inestable hemodinámicamente, 
hipotenso (80/60 mm Hg), con baja saturación de oxígeno (89 %) y con 
tendencia a la taquicardia (100 lpm) y taquipnea (20 rpm). Al examen 
físico inicial, el paciente tiene ruidos respiratorios disminuidos en 
hemitórax izquierdo y cuatro heridas por arma cortopunzante (cuchillo) 
ubicadas en zona I de hemicuello izquierdo, hemitórax posterior 
derecho a la altura del séptimo espacio intercostal con línea axilar 
posterior derecha, tercio distal de muslo izquierdo (sangrante) y tercio 
medio de muslo derecho. En cuanto a la herida cervical, se evidenció 
hematoma expansivo, pulsátil y con soplo como signo duro de lesión 
vascular, además de ingurgitación yugular ipsilateral y disnea.
Inmediatamente, se inicia reanimación hídrica con 2000 cm3 de 
lactado de Ringer, lo que mejora las cifras tensionales (100/70 mm 
Hg), tras lo cual se toma radiografía de tórax, que confirma sospecha 
de hemoneumotórax izquierdo; se traslada al servicio de radiología 
intervencionistapara diagnóstico y tratamiento de posible trauma 
vascular periférico.
Durante el procedimiento se evidenció sangrado activo por 
extravasación del medio de contraste en arteria subclavia izquierda. 
Por tanto, se pasó guía hidrofílica Roadrunner® (Cook®) distal a la 
lesión, se controló el sangrado con stent cubierto Viabahn® (Gore®); 
se realizó control con inyección de medio de contraste, para observar 
la resolución de la alteración del trayecto vascular (figura 1). 
Asimismo, se realizó arteriografía de miembro inferior izquierdo en 
la que se identificó el vaso distal permeable, sin otras alteraciones 
vasculares. Finalmente, fue trasladado a quirófano donde se realizó 
toracostomía cerrada izquierda con lo que se logró la resolución del 
hemoneumotórax. Al sexto día de hospitalización el paciente es dado 
de alta sin complicaciones.
4742 Radiología intervencionista en trauma vascular periférico: Serie de casos. González J., Quintero F., Pinilla G., Martín P., Montes J.
presentación de caso
 Figura 1. Corrección de lesión vascular traumática 
de subclavia izquierda. a) Cateterización de 
arteria subclavia. Se observa extravasación del 
contraste por lesión con arma cortopunzante. 
b) Colocación de stent cubierto en el segmento 
afectado. c) Control total de la lesión vascular. d) 
Arteria permeable sin extravasación del contraste 
ni fugas (endoleak) (flechas).
Figura 2. Corrección de lesión 
vascular traumática de la arteria 
humeral izquierda. a) Dilatación 
pseudoaneurismática de arteria 
humeral con formación de fístula 
arteriovenosa (AV). b) Se posiciona 
stent cubierto a la altura de la arteria. 
c) Se realiza posdilatación con balón, 
con adecuada permeabilización del 
vaso. En el control, no hay evidencia 
de pseudoaneurisma, ni fístula 
arteriovenosa (flechas).
Figura 3. Corrección de lesión vascular traumática 
de arteria femoral superficial derecha. a) Lesión 
vascular traumática y múltiples perdigones en 
tejidos blandos. b) Lesiones pseudoaneurismáticas 
en el territorio de arteria femoral superficial 
derecha. c) Guía hidrofílica Radifocus® (Terumo®) 
pasando hacia arteria femoral superficial. d) En el 
control, se observan exclusiones de las lesiones 
pseudoaneurismáticas de la circulación tras la 
colocación del stent (flechas).
a
a
a
b
b
b
c
c
d
c d
4743
presentación de caso
Rev. Colomb. Radiol. 2017; 28(3): 4740-6
Caso clínico 2
Paciente masculino de 29 años de edad, remitido de hospital 
de menor complejidad, con herida por arma de fuego en el hombro 
izquierdo. Ingresa normotenso (100/74 mm Hg) y normocárdico (68 
lpm), con saturación arterial de oxígeno del 97 % y 18 respiraciones 
por minuto. Al examen físico se observa herida por proyectil de arma 
de fuego, transfixiante, con orificio de entrada en la región posterior del 
hombro izquierdo y de salida en la fosa axilar ipsilateral, acompañada 
de hematoma, no pulsátil ni expansivo y sangrado en capa, con pulsos 
distales disminuidos. Además, el paciente refería dolor en miembro 
inferior izquierdo, sin evidencia de signos de certeza para lesión 
vascular. Al ingreso se le realizó índice de presión arterial (IPA) con 
resultado de 0,9.
Se le practica una angiotomografía, donde se identifica la 
lesión de la arteria humeral proximal izquierda (3,3 cm distal al 
origen de la arteria circunfleja) con formación de pseudoaneurisma 
de 1,6 cm. Posteriormente, fue valorado por el servicio de radiología 
intervencionista, en donde bajo guía fluoroscópica insertaron un stent 
graft Viabahn® (Gore®), y balón de angioplastia Agiltrac® (Abbott®) 
5 × 60 mm, con lo que se logró el control y exclusión de la lesión 
pseudoaneurismática (figura 2). El paciente fue traslado al piso de 
hospitalización, con adecuada evolución clínica y egreso al segundo 
día postoperatorio.
Caso clínico 3
Paciente femenina de 21 años de edad, remitida de hospital de 
menor nivel de complejidad, tras ser víctima de múltiples heridas 
por proyectil de arma de fuego (escopeta de perdigones) en muslos 
e hipogastrio. Al ingreso se encuentra normotensa (115/68 mm 
Hg), taquicárdica (104 lpm), con frecuencia respiratoria (14 rpm) 
y saturación de oxígeno dentro de límites normales (94 %). En 
el examen físico se observaron múltiples orificios de entrada de 
proyectil de arma de fuego sobre tercios proximal y medio de muslos, 
con pulso pedio filiforme, frialdad distal ipsilateral e índice de presión 
arterial de 1,03. Ante la posibilidad de perforación visceral en la 
pelvis y trauma vascular, se le practica rectosigmoidoscopia flexible y 
angiotomografía de miembros inferiores.
Con los resultados de las ayudas diagnósticas se descartó 
el compromiso visceral, pero se evidenciaron dos lesiones 
pseudoaneurismáticas en el tercio medio de la arteria femoral 
superficial derecha, además de esquirlas metálicas en los tejidos 
blandos. Posteriormente, la paciente es valorada por radiología 
intervencionista quienes consideran realizar arteriografía y 
embolización de las lesiones pseudoaneurismáticas.
Durante el procedimiento se evidenciaron dos lesiones 
pseudoaneurismáticas en el territorio proximal de la arteria 
femoral superficial derecha, con 5 cm de separación, con 
riesgo de ruptura. Bajo guía fluoroscópica, se introdujo stent 
cubierto periférico Viabahn® (Gore®), el cual fue posicionado 
excluyendo de la circulación las dos lesiones descritas. En 
control angiográfico se observó adecuada plenificación del 
vaso, sin extravasación del medio de contraste (figura 3). Tras 
adecuada evolución clínica, se da egreso hospitalario 48 horas 
después del procedimiento.
Revisión y discusión
Generalidades y evaluación del trauma 
vascular periférico
El trauma vascular periférico continúa siendo una 
problemática compleja, en tanto que su prevalencia es 
dependiente de los eventos violentos que aquejan a la sociedad 
contemporánea. Según Jiménez y colaboradores, lo anterior 
constituye un problema de salud pública (9), en especial para 
países en desarrollo, lo que amerita un abordaje integral.
Como fenómeno patológico, el trauma vascular produce en 
las células isquemia secundaria a la disminución de adenosín 
trifosfato, lo que a su vez induce una respuesta en el endotelio 
(producción de factor tisular), las plaquetas (consolidación del 
tapón hemostático) y el músculo liso vascular (proliferación) 
(10). Adicionalmente, existe un aumento del tono vascular 
debido a requerimientos aumentados de acetilcolina, producción 
de prostaglandinas y reducción de la concentración de óxido 
nítrico, con efectos deletéreos sobre el tejido que persisten hasta 
la reperfusión de vaso. Una vez se ha restaurado el flujo, la lesión 
puede prolongarse tras isquemia por reperfusión dependiente de 
la conversión de xantina deshidrogenasa en xantina oxidasa (10).
En la evaluación clínica, a pesar de contar actualmente con 
métodos radiológicos sofisticados, el diagnóstico probable del 
trauma vascular periférico debe ser realizado en el servicio de 
urgencias a partir del examen físico. La clasificación en los 
denominados signos de certeza o duros (hematoma expansivo, 
sangrado pulsátil, poiquilotermia y palidez distal, frémito táctil 
y ausencia de pulsos distales) y de duda o blandos (herida 
en trayecto arterial, déficit neurológico periférico, pulsos 
disminuidos y antecedente de sangrado arterial) es determinante 
para definir la conducta terapéutica (11). Así pues, no cabe 
duda de que, en pacientes con signos de certeza, la exploración 
vascular es ineludible.
Previamente, estudios diagnósticos han demostrado cómo los 
signos de certeza ofrecen un valor predictivo y una sensibilidad 
del 95 % para trauma vascular que requiere de exploración 
quirúrgica (12). Además, en series de trauma vascular tras 
luxación posterior de rodilla, la prevalencia de signos de certeza 
alcanza hasta un 18 % de los pacientes, en los que se realiza 
exploración quirúrgica en el 72 %; por el contrario, en aquellos 
pacientes sin dichos signos la tasa de cirugíaes nula (13). Con 
relación a los signos de duda, existen estudios en nuestro medio 
que no evidencian utilidad para el diagnóstico de lesión vascular 
(12).
Otra de las consideraciones en el examen físico del trauma 
vascular periférico es el índice tobillo-brazo en el que cifras 
menores a 0,9 son sugestivas de dicha lesión. A pesar de que, 
según Feliciano, este método diagnóstico constituya un signo 
de duda (blando) (11), revisiones de la literatura evidencian una 
alta capacidad discriminativa al compararse con la arteriografía 
(14). Estudios realizados en nuestro hospital Universitario han 
identificado un área bajo la curva ROC de 0,97 (IC 95 %; 0,94-
1,00). A su vez, en la misma cohorte de pacientes, se propuso 
como nueva estrategia diagnóstica el índice tobillo-tobillo, 
4744 Radiología intervencionista en trauma vascular periférico: Serie de casos. González J., Quintero F., Pinilla G., Martín P., Montes J.
presentación de caso
con área bajo la curva similar al del índice tobillo-brazo y 
concordancia con este en un 98 % (12).
Adicionalmente, uno de los aspectos que debe tener en cuenta 
el médico de urgencias es la posibilidad de hallar sangrados 
contenidos. De acuerdo con lo propuesto por Soto y colaboradores, 
esto resulta de particular importancia en trauma vascular de 
tórax, abdomen y pelvis, incluyendo heridas que comprometen 
compartimentos de tejidos blandos como glúteos y muslos (15). 
Por ejemplo, en otro caso manejado con embolización con coils 
en el mismo Hospital, se presentó, además de un pseudoaneurisma 
en la arteria glútea, sangrado un hematoma producto de lesión de 
los vasos que irrigan el retroperitoneo.
En cuanto a las ayudas radiológicas, la ecografía dúplex 
posee limitaciones por ser operador dependiente (16) (lo que 
afecta su reproducibilidad) y por los falsos negativos en casos 
de heridas por proyectil de arma de fuego (17) o de colaterales 
vasculares prominentes (18). A su vez, la literatura propone 
la angiotomografía como la imagen de elección en tanto que 
presenta un rendimiento cercano al de la angiografía, sin los 
riesgos inherentes de una intervención vascular (19). Así pues, a 
pesar de que la angiografía constituye el estándar diagnóstico de 
oro (15,20) (sensibilidad 99 % y especificidad 97 %), Márquez 
expone cómo hasta el 95 % de los estudios podrían resultar 
negativos en pacientes sin signos de certeza (duros), lo que 
define la conducta terapéutica únicamente en el 1,3 % (12). Sin 
embargo, en los casos en que la arteriografía sea positiva, esta 
permite realizar una intervención endovascular simultáneamente 
con dicho procedimiento (19).
Vale la pena aclarar que en los pacientes estudiados, en quienes 
la lesión vascular fue diagnosticada a partir de angiografía, 
existió evidencia clínica suficiente para implementar este 
método. En el primer caso, el paciente mostraba signos de certeza 
de lesión vascular y recuperó su estabilidad hemodinámica tras 
la reanimación hídrica, lo que, aunado al difícil acceso vascular 
abierto, lo convirtió en un candidato ideal para el procedimiento 
endovascular diagnóstico y terapéutico.
Abordaje endovascular por radiología 
intervencionista
La terapia endovascular ha evolucionado desde una modalidad 
diagnóstica hasta convertirse en una terapéutica de utilidad en varias 
patologías vasculares (1). En los últimos años, con la ayuda de la 
tecnología emergente, la reparación endovascular en el contexto 
del trauma ha aumentado (21). De tal forma, la angiografía no solo 
es útil para determinar la naturaleza específica de la lesión sino, 
también, para planificar el enfoque diagnóstico y el tratamiento 
óptimo para el paciente (21). Asimismo, los hallazgos angiográficos 
en el trauma vascular periférico son múltiples, propios de la misma 
clasificación de las lesiones mencionada por Soto y colaboradores 
(15) (tabla 2). Llama la atención que en los pacientes II y III, el 
hallazgo de pseudoaneurisma se desarrolló en las 24-48 horas 
posteriores al trauma, por lo que la denominación de tardía podría 
resultar confusa.
Tabla 2. Clasificación del trauma vascular periférico
Clasificación Lesiones
Traumatismos 
penetrantes
Laceración
Transección parcial
Transección completa
Traumatismos contusos
Disrupción intimal
Disrupción lateral
Complicaciones tardías
Fístula arteriovenosa
Pseudoaneurismas
En cuanto al sitio de acceso, Carrick y colaboradores proponen 
que los territorios de las arterias braquial, axilar y femoral son óptimos 
para la terapéutica endovascular pues previenen grandes disecciones 
quirúrgicas (21). Los stents o endoprótesis usualmente están 
recubiertas de materiales que permiten una adecuada permeabilidad 
del vaso como el dacrón o el politetrafluoroetileno. Además de la 
endoprótesis, el inventario utilizado en el abordaje endovascular del 
trauma vascular periférico incluye espirales (coils), catéteres, balones 
y microguías, por lo que es menos complejo que el requerido para el 
manejo de otro tipo de patologías vasculares (22).
Particularmente, la literatura ha definido el tipo de paciente 
candidato a reparación endovascular, con énfasis en el requerimiento 
de estabilidad hemodinámica. Autores como Rachapalli (8), Jiménez 
(9) y Desai (23) han establecido los siguientes escenarios:
Pacientes con lesiones penetrantes de baja velocidad, en área 
demandante de acceso quirúrgico extenso o difícil para reparación 
abierta (23).
Pacientes inestables con alta probabilidad de complicaciones 
derivadas de la intervención quirúrgica (9) o la anestesia (23).
Trauma en sitios de acceso complejo por riesgo de lesión 
neurológica, como en el caso de lesiones carotideas o poplíteas (9).
Control temporal de la hemorragia previo a exploración vascular 
o en paciente susceptible de abordaje combinado (9).
Manejo de complicaciones postoperatorias o ante la imposibilidad 
para lograr la hemostasia durante la exploración quirúrgica (8).
Es necesario aclarar que a pesar de las ventajas de las técnicas 
endovasculares en la reparación de hasta el 50 % de lesiones vasculares 
(24), estas no están exentas de contraindicaciones y complicaciones. 
En primer lugar, se considera inadecuado el uso de esta modalidad 
terapéutica en pacientes con inestabilidad hemodinámica (hipotensión 
persistente por hemorragia no controlada) (25) y sección vascular. 
Posterior al procedimiento, la complicación más frecuente son 
los hematomas, trombosis de la endoprótesis o formación de 
pseudoaneurismas en el lugar de acceso vascular, aunque de igual 
forma puedan presentarse fístulas arteriovenosas, estenosis, lesiones 
de los plexos nerviosos, entre otras (26).
Caracterización y desenlaces tras el manejo 
endovascular
Con relación a la literatura disponible, desafortunadamente se 
cuenta predominantemente con series y presentaciones de casos. 
En Latinoamérica existen algunas experiencias publicadas en países 
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presentación de caso
Rev. Colomb. Radiol. 2017; 28(3): 4740-6
como Colombia (9), Chile (27) y Brasil (28), que recopilan, como esta, 
grupos de menos de 10 pacientes. No obstante, este tipo de trabajos 
son de relevancia en la medida que comparten experiencias que han 
sido escasamente cuantificadas por estudios de mayor evidencia 
científica, situación que previamente ha sido comentada por autores 
como Furtado de Medeiros y colaboradores (28).
Al compilar las series latinoamericanas mencionadas (9,27,28) junto 
a los casos aquí informados, se evidencian 21 pacientes en los cuales 
se encontraron como hallazgos angiográficos 10 pseudoaneurismas, 
6 fístulas arteriovenosas, 3 laceraciones y 4 trombosis poscontusión. 
Las lesiones se ubicaron, predominantemente, en miembros inferiores, 
y en cuanto al vaso comprometido, las arterias poplítea, subclavia y 
axilar fueron las más frecuentes. En estas series se destaca la reparación 
endovascular con endoprótesis como la intervención realizada con 
mayor frecuencia (77 %, 17 casos). En cuanto al éxito angiográfico, 
este alcanzó el100 % de los casos, sin evidencia de reaparición de las 
lesiones o complicaciones en seguimientos posteriores hasta de 3 años, 
para uno de los casos (27).
Los resultados de las series de la región no parecen diferir de la 
norteamericana publicada por Desai y colaboradores en 2014 (23), 
donde en 28 pacientes con trauma vascular periférico manejados con 
la colocación de endoprótesis, las lesiones más frecuentes fueron los 
pseudoaneurismas (32 %) y las extravasaciones por laceración (32 %). 
En estos casos, los trayectos arteriales usualmente comprometidos 
fueron el femoropoplíteo (32 %), el subclavio (25 %) y el axilar 
(22 %), con una mediana de seguimiento de 13 meses. En dichos 
pacientes la tasa de complicaciones alcanzó el 21 % con necesidad 
de conversión por trombosis de la endoprótesis en cuatro casos (todos 
con fractura concomitante), sin que fuese posible establecer factores 
de riesgo específicos para dicha condición. A su vez, los autores 
comentan que las complicaciones descritas pudieron tener como 
causa posible la variabilidad en el uso de la anticoagulación posterior 
al procedimiento (23). Igualmente, existen otras dos series publicadas 
por los grupos de Carrick (21) y Brandt (29) donde se informan 2 
casos de lesiones penetrantes y 3 casos de trauma contuso en el área 
de la arteria subclavia, tratados mediante técnicas endovasculares con 
endoprótesis y con seguimiento exitoso hasta de 20 meses.
En el escenario europeo, la serie italiana de Piffaretti y 
colaboradores informa 10 pacientes con trauma vascular periférico 
contuso tratados por radiología intervencionista con endoprótesis. Con 
igual frecuencia, las arterias comprometidas por pseudoaneurismas 
y disecciones, fueron la femoral común, subclavia, axilar e iliaca 
interna (30). El seguimiento imaginológico fue realizado a los 6, 
12 y >12 meses (media de seguimiento de 16 meses), informando 
a su vez ausencia de complicaciones perioperatorias mayores y 
una estancia hospitalaria promedio de 13 días. En su protocolo, 
describen el uso sistemático de 2.500 UI preoperatorias y 22.000 
UI postoperatorias de heparina no fraccionada (30), variable no 
manifiesta en la serie de Desai (23). Por tratarse únicamente de 
trauma contuso, las tasas de complicaciones perioperatorias de esta 
serie podrían no ser comparables con aquellas informadas para el 
trauma penetrante. Por tanto, estudios que aporten un mejor nivel de 
evidencia (por ejemplo, de casos y controles), podrían ser de utilidad 
para determinar cuál es el paciente que más se beneficia del abordaje 
intervencionista, con el menor riesgo de complicaciones.
Vale la pena mencionar que, para el caso de los pacientes aquí 
estudiados, no fue posible realizar seguimiento clínico ni radiológico 
tras el alta hospitalaria para evaluar la aparición de posibles 
complicaciones debido a que no asistieron a los controles por consulta 
externa. Además, se identificó como barrera de acceso a los servicios 
de salud la imposibilidad para contactarse con los pacientes, lo que 
seguramente esté asociado a su condición de habitantes de calle y 
consumidores de sustancias psicoactivas.
Como se mencionó anteriormente, tras el abordaje endovascular 
con endoprótesis existe la posibilidad de reestenosis y trombosis 
en áreas vasculares de escaso calibre. Infortunadamente, si bien 
la literatura hace mención de estas complicaciones (31), la cifra 
referenciada por las fuentes (14 %) es la calculada en el estudio 
de Desai y colaboradores (23). De igual forma, la mayoría de los 
estudios realizan un seguimiento a mediano plazo donde los pacientes 
se encuentran asintomáticos y conservan la funcionalidad, lo que 
metodológicamente impide descartar la aparición de complicaciones 
en un plazo mayor. Modelos in vitro recientemente publicados 
sugieren que estos eventos se asocian con la regulación a la alta de 
RNA microrribonucleicos (miR-21) que inducen el remodelamiento 
e inflamación vascular, por lo que la modulación de dicha respuesta 
podría tener un impacto positivo en la viabilidad funcional de la 
endoprótesis (32).
Por otro lado, al realizar una búsqueda sistemática en la base 
de datos de PubMed, solo fue posible encontrar un ensayo clínico 
multicéntrico que evaluaba desenlaces “duros” (hard outcomes, por 
su denominación en inglés) como mortalidad y complicaciones, en 
pacientes intervenidos con exploración quirúrgica versus aquellos 
llevados a manejo endovascular. Este trabajo realizado por White y 
colaboradores, comparó 62 pacientes abordados por vía endovascular 
con la endoprótesis Wallgraft® (53,2 % con lesiones de las arterias 
iliacas) versus controles históricos reportados por la literatura. 
El análisis bayesiano realizado evidenció, en comparación con 
el abordaje quirúrgico tradicional, una reducción significativa de 
las complicaciones perioperatorias (21,21 % vs. 57,70 %) y de la 
mortalidad tardía por cualquier causa (15,15 % vs. 33,86 %) (33).
Aún más, existen dos metaanálisis que se aproximan a la temática 
específica de esta discusión. El primero corresponde al aporte de Sinha 
y colaboradores quienes compararon las intervenciones quirúrgicas 
abiertas (n = 23) con las endovasculares (n = 25) en pacientes con 
trauma vascular torácico. Los resultados sugieren que a pesar de no 
haber diferencias estadísticamente significativas en la mortalidad 
(OR 0,67, IC 95 %; 0,11-4,05), sí existe un menor tiempo quirúrgico 
(diferencial de 58,34 minutos, IC 95 %; 17,82-98,85) a favor del 
manejo endovascular (24). Finalmente, el metaanálisis realizado por 
Joshi y colaboradores para la Biblioteca Cochrane, coincide con los 
resultados del trabajo de Sinha y añade una menor estancia hospitalaria 
(4,3 vs. 7,7 días, p < 0,001) para aquellos pacientes tratados por 
radiología intervencionista con endoprótesis para la corrección de 
aneurismas asintomáticos de la arteria poplítea (34).
Conclusión
El trauma vascular ha aumentado en frecuencia en el contexto 
del trauma, por lo cual es de gran importancia el conocimiento 
4746 Radiología intervencionista en trauma vascular periférico: Serie de casos. González J., Quintero F., Pinilla G., Martín P., Montes J.
presentación de caso
acerca del manejo ideal para este tipo de lesiones. Actualmente, la 
reparación endovascular con endoprótesis en el manejo del trauma 
vascular periférico es un procedimiento mínimamente invasivo, que 
con adecuada selección de los pacientes puede realizarse en menor 
tiempo que la exploración vascular abierta, con buenas tasas de éxito, 
y menor tiempo de estancia hospitalaria para el paciente.
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Correspondencia
Freddy Mauricio Quintero-Álvarez
Carrera 25 # 48-15, Edif. Santa María, Nuevo Sotomayor
Bucaramanga, Colombia
freddyquintero05@gmail.com
Recibido para evaluación: 5 de octubre de 2016
Aceptado para publicación: 21 de febrero de 2017

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