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Formación de historiadores en la docencia. Análisis de la Licenciatura en Historia de la Universidad Nacional Autónoma de Honduras TESIS que para obtener el grado de Maestro en Enseñanza de la Historia presenta José Ariel Bardales Ponce director Hiram Félix Rosas Hermosillo, Sonora, México Noviembre de 2022 2 Agradecimientos Deseo dejar patente mi agradecimiento al doctor Hiram Félix, mi tutor, por su loable acompañamiento con su sabiduría y calidad humana en tan importante proceso académico, cuyo aprendizaje ha sido infinito, así como al resto del cuerpo docente que fueron parte de esta enriquecedora experiencia formativa. También agradezco a mi madre, Nardy Bardales por su constante motivación, apoyo incondicional en todo momento y por siempre inculcar en mi un espíritu de bien hacia el estudio, a ella que es mi inspiración para finalizar este proyecto. 3 Índice Introducción ......................................................................................................................... 4 Capítulo 1. La formación de historiadores como problema de investigación ...................... 7 1.1. Planteamiento y elementos para su estudio ................................................................... 7 1.2. Estado del arte ............................................................................................................. 14 Capítulo 2. La UNAH: historia de un plan de estudios ...................................................... 31 2.1. Estrategia de análisis ................................................................................................... 32 2.2. Breve contexto del desarrollo de la licenciatura en Historia en Honduras ................. 33 2.3. Vinculación estudiante-sociedad ................................................................................. 36 2.4. Planes de estudios, una descripción ............................................................................ 38 2.5. Perfil de egreso de la UCR .......................................................................................... 39 2.6. Perfil de egreso de la UNAM ...................................................................................... 40 2.7. Perfil de egreso de la UNAH ...................................................................................... 41 2.8. Matriz comparativa y de análisis de las tres universidades ......................................... 42 2.9. Asignaturas optativas y obligatorias ........................................................................... 43 2.10. Asignaturas por áreas disciplinares ........................................................................... 44 2.11. Asignaturas orientadas a la formación pedagógica ................................................... 45 Capítulo 3. La experiencia de egresados en la práctica docente ........................................ 47 3.1. Desarrollo del instrumento .......................................................................................... 47 3.2. La formación disciplinar en la construcción docente. ................................................. 50 3.3. Experiencia empleando a historiadores ....................................................................... 60 Capítulo 4. Líneas para una propuesta de mejora .............................................................. 67 4.1. Falta de espacios de práctica profesional orientadas a la docencia ............................. 68 4.2. Prácticas académicas como profesores adjuntos ......................................................... 70 4.3. Programa de Formación y seguimiento de los egresados ........................................... 73 4.4. A manera de balance ................................................................................................... 74 Anexos ................................................................................................................................ 76 Bibliografía ........................................................................................................................ 79 4 Introducción El siguiente trabajo es producto de un proceso de investigación en el campo de la enseñanza de la historia, como rama complementaria del quehacer del historiador en la compresión de las diferentes acciones que son propios de esta área del conocimiento histórico-pedagógico. Tiene, como punto de partida, la formación, experiencia y expectativas de la licenciatura en Historia en Honduras, desglosando su contexto, para la realización de un análisis cualitativo, orientado a la enunciación de los esquemas teóricos y metodológicos que se integran en el transcurso de la formación profesional en el nivel superior. El asunto se aborda desde diferentes aristas, aportando ópticas enriquecedoras para una mejor compresión del proceso de construcción profesional de los historiadores hondureños. La enseñanza de la Historia en Honduras es un área muy poco escudriñada. Por ello, este trabajo es un primer acercamiento a los historiadores que ejercen la docencia, analizándose la concordancia entre la formación de los licenciados en Historia, el perfil de egreso deseado profesionalmente y las valiosas experiencias de los involucrados en la labor del historiador en las aulas de clases. El capítulo I ofrece un bosquejo de la condición actual y origen de la licenciatura en Historia en La Universidad Nacional Autónoma de Honduras, como el único espacio en la república en donde se ofrece esta formación académica a nivel profesional. Se explora el rol y pertinencia que han tenido los historiadores en la sociedad hondureña, así como el tipo de profesional o perfil que la universidad ha deseado formar a través de sus constantes reformas del plan de estudios. En estas primeras páginas se explicita el argumento metodológico e instrumental empleado en este texto para estudiar el compendio teórico pedagógico de las diferentes categorías identificadas dentro la lógica de un marco conceptual propio de la constitución de una licenciatura, con su plan de estudios y las competencias profesionales. Asimismo, se generó una discusión analítica de las diferentes posturas y criterios epistemológicos de múltiples investigadores asociados con la temática. Se identificaron lineamientos de compresión disciplinar con relación a las expectativas de formación, orientaciones académicas, los retos actuales de las universidades en sociedades globalizadas y la 5 tipificación de casos de experiencia de historiadores dedicados a la docencia, partiendo de sus primeras vivencias dentro de las aulas como espacios de crecimiento profesional. En el capítulo II se analiza la consolidación de la licenciatura en Historia, sus principales precursores en el proyecto de afianzamiento de esta carrera universitaria y cómo se manifestó la necesidad de conformar la Historia de Honduras con el rigor del paradigma propio del espectral de la ciencia en la configuración de los elementos culturales, sociales, económicos y políticos que proporcionaran una explicación a la realidad nacional. Siendo menester la creación de los estudios superiores en el área de la Historia y ya constituida la misma, se ha disgregado su trayectoria para comprender la continua adaptación por medio de reformas y procesos de evaluación, acordes a las nuevas demandas y necesidades del plan de estudios hacia sus estudiantes. Del mismo modo, se muestran los vínculos del programa docente con la sociedad, a través de proyectos de extensión cultural y prácticas académicas. Además, se examinan los planes de estudio, perfil de egreso, objetivos y pensum académico de la Universidad Nacional Autónoma de Honduras, a la luz de experiencias en la Universidad de Costa Rica y la Universidad Nacional Autónoma deMéxico. Esto, con el objetivo de identificar patrones de formación universitaria y la relación existente entre el sustento teórico que estas brindan y la coherencia en las asignaturas impartidas. El resultado es un ejercicio comparativo de las orientaciones de formación, debilidades y fortalezas identificadas en los documentos normativos. El capítulo III brinda una introducción a la experiencia de los egresados en el campo laboral, específicamente en aquellos licenciados en Historia que ejercen a la docencia a nivel superior. Esta sección de la tesis se concentra en la recopilación de experiencias y en el cúmulo de componentes que se ven involucrados a la hora de desarrollar un espacio de aprendizaje; es un acercamiento a un tipo de antología de las vivencias de quienes optaron por dedicarse a la enseñanza y aprendizaje de la historia, sin previo conocimiento y ni experiencia. Se expone la relevancia de este tipo de formación y de lo complejo de convertir las clases de historia en espacios de experiencia y reflexión en ambas vías. El docente es el objeto central del estudio, a través de su construcción como ente mediador de cambio de 6 pensamiento y acciones, así como gestor en la adquisición de destrezas y criterios. De tal forma que los principales actores analizados son docentes, estudiantes y empleadores. Esta triada se compone de una cadena de demanda o requerimientos en la preparación de lo que se desea adquirir como estudiante, brindar como docente y esperar como contratantes. Del mismo modo se presenta la suma de los insumos de análisis como materia prima y aportes a la enseñanza de la historia. Se concretó con la aplicación de un cuestionario como instrumento idóneo para el abordaje y captura de la manera más provechosa de los testimonios de los involucrados, estructurándose en tres bloques: 1) formación disciplinar, 2) formación docente y 3) experiencia empleando a historiadores. Estos aspectos resultan fundamentales para la sustracción de la información necesaria aplicada a los actores principales cuyas ocupaciones ofrecen datos esenciales en la evolución de este ejercicio profesional. El capítulo IV abre espacio para la presentación de la propuesta de intervención. Ésta se desarrolló a través del examen de los datos derivados del instrumento aplicado, con el fin de replantearse y cuestionar sistemáticamente las características identificadas del fenómeno en cuestión. Se compone de los lineamientos propuestos como alternativa en el mejoramiento del proceso de formación dentro de la licenciatura en Historia, para suplir las expectativas de los involucrados y generar las competencias necesarias para el ejercicio docente. En síntesis, la tesis busca constituirse en un material que ofrezca algunas alternativas de mejora en la formación de historiadores para la enseñanza, considerando los criterios de quienes ejercen la docencia y la demandan. Se trata, evidentemente, de una de las muchas miradas críticas necesarias para ofrecer estrategias de actualización en la educación superior y disminuir la brecha entre la universidad y el mercado laboral en el contexto hondureño. 7 Capítulo 1. La formación de historiadores como problema de investigación 1.1. Planteamiento y elementos para su estudio Con los años, todos los programas docentes precisan de un análisis de su funcionamiento, una retrospección de cómo se ha trabajado y cómo se encuentra en la actualidad. De este tipo de ejercicios se busca generar una propuesta de mejora para restructurar el enfoque o la metodología. Esta tesis busca hacer un abordaje analítico, comparativo y diagnóstico sobre la situación actual de la carrera de Historia en la Universidad Nacional Autónoma de Honduras (UNAH). Lo anterior, se realizó a la luz de lo que ocurre en otras universidades, cuyos planes de estudio brindan una formación profesional con orientaciones académicas basadas, entre otros aspectos, en las necesidades o demandas de sus egresados. Los ejes de análisis de esta tesis exploran la situación actual de los egresados de la carrera de Historia, su formación académica, las competencias desarrolladas dentro de las aulas, sus fortalezas y debilidades, así como su desempeño en distintos campos laborales, con especial atención a quienes se dedican a la docencia, considerando su experiencia y los actores involucrados. Este énfasis se debe a que, en muchos casos, dentro del pensum académico de las licenciaturas, no contemplan clases ni prácticas didácticas o pedagógicas, por lo que evidentemente ha generado un vacío o desbalance en este tipo de conocimiento. Los datos observados confirman que la mayoría de los licenciados en Historia, se dedican a la enseñanza y existe una demanda de docentes historiadores por parte de las universidades. En diferentes obras y momentos se ha indicado el déficit con respecto al desarrollo de competencias docente de los egresados de la carrera de Historia que ejercen en este campo laboral. Se carece de las metodologías y conceptos necesarios, así como distintos elementos de la didáctica, psicología, pedagogía, sociología y la misma Historia. Los licenciados en Historia se forman con distintas competencias propias del campo disciplinar. No obstante, en el caso de Honduras, la formación en el ámbito pedagógico y su ejercicio en las aulas de clases, tales como el desarrollo de materiales e instrumentos didácticos, no se contemplan en el plan de estudios. El currículum académico está enfocado en el fortalecimiento de destrezas en el área de la investigación como principal acción y quehacer de historiadores. 8 En la sociedad hondureña, los licenciados en Historia han desempeñado una labor considerable en la construcción de elementos cívico-culturales, sociales y actitudinales. Estas tareas se han atendido a través de sus investigaciones, mesas de discusión, conversatorios y otras actividades correspondientes a un profesional de esta naturaleza.1 Esta tesis parte de la necesidad de cuestionarse qué tipo de historiador se desea formar y cuál es el que se está demandando actualmente. Claramente la docencia es uno de esos espacios donde más se desarrollan profesionalmente los egresados de esta licenciatura, dando la pauta para analizar la relación entre los contenidos teóricos de plan de estudios de la licenciatura y el campo laboral. Pese a lo evidente de esta situación, es preciso realizar un diagnóstico de la formación académica dentro de la licenciatura. Esto permitirá identificar qué conceptos, aptitudes y metodologías se trabajan. Es sabido que los espacios en los que se puede desarrollar profesionalmente un historiador son múltiples, entre ellos la investigación, docencia, gestión documental y cultural. Una interrogante que atraviesa este planteamiento es si los egresados han sido formados con las competencias mínimas para cumplir con las necesidades y exigencias sociales actualmente. Es necesario analizar la situación existente de los licenciados en Historia y sus oportunidades profesionales posteriores al culminar con sus estudios de grado, para hacer un balance en cuanto al desarrollo de sus competencias. Con esto será posible identificar problemas y generar propuestas de mejora al plan de licenciatura, con la intención de suplir carencias en los contenidos y con esto ofrecer conocimientos y aptitudes necesarias para el campo laboral. Con el fin de puntualizar y esclarecer el fenómeno en cuestión, se consideró construir un análisis basado en la revisión crítica de los procesos de formación profesional y trayectorias laborales de historiadores en la UNAH. En este punto se observaron el desarrollo, 1 Entre los múltiples trabajos realizados por historiadores hondureños, se identifican un conjunto de aportaciones de gran valor a la historiografíanacional, y entre los espacios de mayor convergencia, discusión y dialogo está el congreso de Historia de Honduras celebrado cada año, organizado por las autoridades académicas de la UNAH y sus estudiantes, por otro lado también existe el congreso Centroamericano de Historia realizado cada cuatro años, coordinado por el Centro de investigaciones Histórica de América Central y universidades de la región; estos espacios han sido condicionados y pensados con el fin de divulgar trabajos de investigación, nueva corrientes y metodologías y tendencias a nivel regional. 9 evolución y sustento teórico de la licenciatura en Historia en Honduras, en comparación con otras universidades de la región: Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) y Universidad de Costa Rica UCR). La investigación se orientó en torno a tres objetivos específicos que ayudaron a delimitar la problemática: 1) Describir los principales elementos pedagógicos que estructuran y respaldan teóricamente la licenciatura en Historia en la UNAH; 2) Analizar el plan de estudios y currículo de la licenciatura en Historia de la UNAH, a través de una evaluación comparativa con distintas universidades con fuertes trayectorias en la formación de las Ciencias Sociales y las Humanidades, como UNAM y la UCR; y 3) Identificar las características de los planes de estudio, perfiles de egreso y elementos complementarios tales como: condiciones actuales de egresados de la licenciatura en Historia, en relación con las competencias generadas en su proceso de formación de pregrado y expectativas de empleadores. En cuanto a la perspectiva de análisis, la tesis emplea un enfoque de disertación cualitativo. Esto porque sus objetivos y categorías de análisis exigen un estudio desde sus propiedades cualitativas y lógica conceptual, que corresponde a la exploración de un fenómeno, utilización de datos y la investigación de causas-efectos del transcurso evolutivo y de adaptación de la licenciatura en Historia a través de los años desde su surgimiento. Este proceso implica un cometido tanto deductivo como secuencial y al final establecer generalidades de resultados. Para la definición de las categorías de análisis, éstas fueron extraídas de la descomposición de los mismos conceptos del tema en cuestión. En la tesis se exploran tres tipos de competencias (profesionales, genéricas y específicas) y maya curricular. La primera categoría es “competencias profesionales”. En el proceso de formación profesional se busca que el estudiante adquiera una serie de conocimientos, destrezas y actitudes propias de un universitario, como un conjunto de elementos que van desde la ética, estética y lenguaje técnico que caracterizan a un individuo que ha cursado los estudios superiores. Éstas se definen como el conjunto de comportamientos socio-afectivos y habilidades cognoscitivas, psicológicas, sensoriales y motoras que permiten llevar a 10 cabo adecuadamente un desempeño, una función, una actividad o una tarea. La competencia se puede definir, entonces, como: “La capacidad de un profesional para tomar decisiones, con base en los conocimientos, habilidades y actitudes asociadas a la profesión, para solucionar los problemas complejos que se presentan en el campo de su actividad profesional” (Barderas & Galdeano-Bienzobas, 2010, pág. 28). Con los atributos antes mencionados, se espera que todo profesional sepa actuar y responder ante demandas generadas por el ámbito laboral y social; es decir, que el egresado se haya formado un nivel respuesta y accionar de acuerdo con su ámbito profesional con el fin de brindar soluciones eficaces y eficientes. Dichas habilidades se pueden dividir en dos tipos: genéricas y específicas. Las primeras están orientadas en la construcción del individuo desde un espectro amplio, en la cual se procura formación de elementos para un ciudadano ideal, que corresponde al empleo de buenos valores y formas accionar, visto de manera positiva y acorde con los principios aprobados por una institución de educación. Las competencias genéricas o transversales se pueden definir como: los atributos que debe tener un graduado universitario con independencia de su profesión. En ellas se pueden recoger aspectos genéricos de conocimientos, habilidades y destrezas y capacidades que debe tener cualquier titulado antes de incorporarse al mercado laboral… las competencia genéricas son aquellas que no solo tienen un componente técnico, sino también uno esencialmente humano (Barderas & Galdeano- Bienzobas, 2010, pág. 31). En cuanto a las competencias específicas, se puede referir a éstas como un conjunto de destrezas y conocimientos que son propias de cada campo profesional de una disciplina en específico, por cuanto cada profesión debe instruir a sus estudiantes con ciertos saberes que son particulares del área estudio para desempeñarse de la mejor manera en el ámbito laboral y personal. De manera concreta, podemos decir que son los atributos que deben adquirir los futuros graduados durante la estancia en la universidad y deben ser definidas por la experiencia propia de los 11 titulados. Cuando se habla de competencias profesionales específicas lo que se busca es a partir de las funciones típicas o rol del profesional en la sociedad y de las situaciones típicas del campo profesional al que generalmente se incorporan los egresados, identificar las competencias profesionales en términos de las acciones, contexto o condiciones de realización para llevarlas a cabo y los criterios de calidad de su ejecución (Barderas & Galdeano-Bienzobas, 2010, pág. 31). Ello se justifica y se respalda por un documento, en donde plantean los parámetros bajo distintas concepciones denominado currículo, mismo que ha sido estructurado coherentemente con una política educativa. Esto se hace para concretar el contenido de manera programada, todo en cuanto a la formación académica de un profesional, estableciendo estándares de calidad y precisión en cuanto a materias y prácticas a realizar para culminar los estudios. El currículo es un proyecto educativo integral con carácter de proceso que expresa las relaciones de interdependencia en un contexto histórico-social, condición que le permite diseñar sistemáticamente en función del desarrollo social, progreso de la ciencia y necesidades de los estudiantes que se traduzca en la educación de la personalidad del ciudadano (Fonseca Pérez, 2017, pág. 90). El currículo, como documento de carácter pedagógico procura la objetividad de los contenidos y prácticas, y al mismo tiempo guardar coherencia y estandarización en los conocimientos que todo profesional debe obtener, dependiendo de su área de estudio, perfilándose como un esquema planificado acorde a las funciones potenciales de un egresado en el mundo laboral. Sin embargo, la formación académica de un estudiante va mucho más allá de lo estipulado en los textos. Hay ciertos patrones y conductas que el docente transmite dentro de su unidad educativa y que son complementarios en la forma de actuar. En resumen, el currículo oculto se podría entender como la transmisión de conocimientos por medio de actitudes y valores e incluso omisiones, pero que no explicitan en los programas oficiales, por lo que son en definitivas dependientes de los docentes. Opera como un conjunto 12 de conocimientos que no se pueden evaluar, indicar y tampoco exigir como parte de tal o cual asignatura, siendo su importancia muy significativa –a veces determinante- en la formación de los alumnos (Osorio Rojas, 2012, pág. 1214). El contemplar este tipo de herramienta pedagógica y su relación con los procesos de educación, plantea la importancia de abordar y adaptar los planes de estudios atendiendo las necesidades del estudiantado, para el logro de sus metas, la superación de sus expectativas y la pronta inserciónal mundo profesional bajo estándares de calidad y auto realización. Como parte del proceso del desarrollo del sustento teórico de este trabajo, se han tomado en cuenta, las categorías antes mencionadas. En primer lugar, la de competencias profesionales, debido a que se analizan los principales elementos, tanto teóricos como prácticos, que se ven involucrados en diferentes espacios de la educación superior. En segundo lugar, se considera la categoría de currículo como instrumento institucional, que consta del conjunto de objetivos, métodos, evaluaciones entre otros, que son fundamentales en un contexto de instrucción profesional académico. Éste ayudará a comprender bajo qué parámetros filosóficos, teóricos, legales y procedimentales es que está orientada la formación de licenciados en Historia. Ambas categorías junto con sus sub- categorías, como parte de la estrategia de análisis abordan de modo amplio y concreto, las peculiaridades relacionadas con la formación profesional a nivel superior, brindando parámetros que ayudarán a comprender el fenómeno, simplificándolo para concebir una idea clara y precisa en relación con la descripción del estudio. Con relación a los aportes de este trabajo, residen en la compresión de los aspectos formales de la licenciatura en Historia, de sus egresados y sus experiencias ya en el mundo laboral, y paralelamente que se suscita en otras universidades fuera de Honduras dentro de estos aspectos conforme a la enseñanza de la Historia. Esta discusión procuró identificar debilidades y fortalezas en estos espacios académicos, así como en la práctica profesional, ello con el fin de deparar oportunidades de mejora referente a criterios, prácticas y procedimientos. Para la exploración de la problemática, se ha trabajado con fuentes secundarias, tales como artículos, libros, memorias de congresos, talleres, coloquios y demás eventos 13 académicos, así como sitios web. En cuanto a fuentes primarias, se analizaron documentos oficiales, entrevistas a personas claves, vinculadas directamente con la estructura del personal docente y administrativo, estudiantes y egresados de la carrera. De manera complementaria, se revisaron listados de matrículas, datos de experiencia científicas, escritos de gobierno, todos los anteriores serán abordado con la mayéutica necesaria, para llegar a una explicación válida. Del mismo modo mi traslado a México, me permitió abordar a las personas claves y tener acceso a las referencias in situ. Asimismo, por las circunstancias de la Covid-19, muchas actividades académicas se realizaron online y las universidades cuentan con su información digitalizada. Con relación al diseño metodológico y al tipo de estudio, se empleó una “metodología cualitativa” (Perelló Oliver, 2009) para asegurar la validez y confiabilidad de la información. Se implementó la técnica de tabulación para los datos obtenidos, mismos que fueron derivados a través de la aplicación de un cuestionario a distintos actores, subdividíos en tres categorías que fueron diseñadas para un mejor análisis de los resultados. La naturaleza misma del fenómeno a tratar manifiesta una riqueza narrativa de características no precisamente medibles. Argumentando con la obtención de experiencias personales, se ha generado un acercamiento a la realidad acerca de la situación de estudio y laboral de los licenciados en historia en Honduras, por medio del método cualitativo. Esta perspectiva de investigación es acorde con los propósitos del planteamiento, en la recolección de información que no es de carácter numérico, medible o generalizable; el enfoque cualitativo admite al desarrollo de análisis de datos e ir más allá de la descripción e identificación de inferencias y así recuperar procesos de formación y estructuración desde lo teórico y lo práctico. Como primer paso se realizaron cuestionarios/entrevistas estructuradas a personal involucrado en los procesos académicos y administrativos, al igual que a estudiantes y egresados de la carrera, así como a empleadores. Se diseñaron entrevistas con preguntas abiertas y cerradas: abiertas, para la recolección de opiniones o criterios, y cerradas, para la recopilación de datos, como el quién, cuánto, dónde, cuándo o cuáles. Lo relevante en la utilización de esta metodología, haciendo uso de la técnica del cuestionario como instrumento bajo un enfoque cualitativo, partirá en la recopilación de datos cuyos principales elementos brindarán una serie de percepciones y experiencias que serán 14 sujetos a un análisis con el fin de generar vías de compresión y solución desde el ámbito académico en aras de bosquejar tentativas de solución pertinente. Entender la historia de vida y el rol de las entrevistas de esta forma implica no extraer de ellas tan sólo conocimientos o datos per se, sino la invitación a re-elaborar de manera continua la investigación a partir del juego de construcción que se realiza en ella. Objeto de estudio y elaboración de hipótesis mutan a través del proceso dialéctico que se plantea entre la investigación y el campo, materializado en el corpus de entrevistas (Plan & Querzoli, 2003, pág. 4). En resumen, esta metodología cumple con el propósito de explicar y obtener una cognición sólida del fenómeno por medio de los datos recopilados, buscando identificar y responder la construcción de éste a través de la población elegida, con un diseño flexible y una metodología ampliamente usada en el campo de la historia, en la recolección de información extensa, para posteriormente llegar a conclusiones libres de especulaciones. 1.2. Estado del arte Como parte de la construcción de un diálogo académico, se indagaron textos que están relacionados, abordan y explican, en cierta medida, los principales planteamientos de este trabajo, a partir de otros espacios, metodologías y experiencias. Esto permitió recuperar una perspectiva teórica más amplia y una compresión crítica acerca del fenómeno a estudiar, desde el conocimiento acumulado sobre el objeto de estudio. Así, el ensayo de Ángel Díaz-Barriga (2011) desglosa los diferentes fines y propósitos en el empleo de educación por competencias, desde su incorporación en el plano de la formulación curricular, como en la disposición de estrategias educativas en los espacios de enseñanza, reconociendo que la noción de competencias académicas ha sido instaurada por distintas escuelas o corrientes de pensamiento. Señala que el concepto es polisémico, lo que ocasiona que ningún programa por competencias tenga la misma estructura, dado que no existe entre los especialistas en educación un consenso sobre lo que significa este término, 15 sino que existen al menos dos concepciones de competencias, una de corte conductual cercana a las propuestas de orden laboral y otra de corte sistémico que se ha anclado en las perspectivas cognitivas (Díaz-Barriga, 2011, pág. 6). El mismo autor enumera las escuelas de pensamiento con relación al tema de las competencias que ha identificado “el enfoque laboral, el disciplinario, el funcional, el etimológico, los enfoques psicológicos (conductual y socioconstructivista) y el pedagógico didáctico”. Éstas aluden a la necesidad de reconocer la existencia de cada una de las anteriores, para orientar el trabajo de la educación, sea en la construcción de programas y planes de estudio o para la pauta en la disposición de diversas estrategias en las aulas, por el docente. El escrito de Viviana Gonzales Maura y María Rosas Gonzáles, trata las temáticas de las competencias genéricas y la instrucción profesional, analizada desde la docencia universitaria. Primero lo afrontan como asunto de formación humanístico en donde el estudiante se construye como individuo y al mismo tiempo como ser colectivo: “Al valorar los diferentes enfoques de competencias, abogan por la necesidad de superar elenfoque simple de competencias y destacan la importancia de la experiencia profesional y el protagonismo de la persona en la construcción de sus competencias” (Gonzáles & Gonzáles, 2008, págs. 189-190). Esta investigación brinda una serie de aportaciones conceptuales y de experiencia por parte de investigaciones docentes a nivel superior en donde se manifiesta el reto actual de las universidades mexicanas. El recuento de las principales obras estudiadas empieza con la de Irma Guadalupe Cruz Soto, Irma Hernández Bolaños y María Pacheco, quienes desarrollan su texto a partir de los resultados obtenidos al analizar distintos elementos con relación al criterio y expectativa de estudios, como parte de un ejercicio de investigación con estudiantes de primer ingreso de la licenciatura de Historia en la Universidad Autónoma Metropolitana, unidad Iztapalapa (UAM). Para ello se aplicó una encuesta de 36 preguntas a los tres grupos de primer trimestre; participaron 80 de los 118 alumnos que de acuerdo con la División de Ciencias Sociales y Humanidades (DCSYH) de la UAM I 16 (2018) fueron aceptados en la carrera ese año, es decir, 67,7% por ciento de los alumnos (Soto, Bolaños, & Pacheco, 2020, pág. 114). Este trabajo es una aportación para comprender la toma de decisión de jóvenes por estudiar y dedicarse al campo histórico. Se evidencia que en la mayoría de las ocasiones esto se hace sin saber con exactitud a qué se dedica profesionalmente un historiador, del impacto negativo del desconocimiento del plan de estudios y por ende del incumplimiento de expectativas de formación académica. Además, también aborda ciertos elementos puntuales que influyen y prescriben significativamente en la elección de esta licenciatura como futuro desempeño. A nivel regional Centroamericano, Iliana María Araya Ramírez, en conjunto con un cuerpo de profesores, realizaron un artículo, cuyo contenido se basa en la experiencia de la formulación del nuevo plan de estudios por competencias en la licenciatura de Historia en Costa Rica. Parten de la premisa de que la educación superior afronta grandes cambios, como respuesta de las exigencias contemporáneas y a la necesidad del currículum por articular e identificar diversas perspectivas para construir el conocimiento y planteamiento del diseño de aprendizaje. Un nuevo plan de estudios para la Escuela de Historia se enmarca en la necesidad de dar respuesta a dos necesidades fundamentales: la formación de profesionales competentes y adaptables al cambio, y el reconocimiento de la significación social del profesional en Historia para el logro de las transformaciones que la sociedad necesita (Ramírez, Sobrado, Hernández, Vargas, & Hurtado, 2011, pág. 47). La escuela de Costa Rica se ha inclinado por un modelo que parte del desarrollo por competencias, los cuales se organizan desde una estructura, del perfil de egreso y el campo ocupacional; producto en el que implicaron, egresados, cuerpo docente e instituciones donde laboran en gran parte historiadores de ese país. En correspondencia al diseño curricular, el trabajo de Juan José Pérez y Michael Enrique Graus, ofrecen un esbozo de los aspectos teóricos con respecto al currículo, en específico sobre el esquema curricular, recalcando los límites, propósitos, orígenes y la construcción del mismo. Proyectan la necesidad de crear cambios en éste, cuáles son las 17 tendencias a nivel latinoamericano en los rediseños curriculares, conceptualizan que es un plan de estudio y un programa de estudio y evidencia también que es currículo como tal. El éxito o el fracaso de las Reformas Educativas, entre otros factores, depende del formato curricular que llega a las aulas y su teoría sustentadora. Por ello es muy importante generar consensos profesionales adecuados para poder aplicar la teoría curricular y generar optimismo profesional (Pérez & Graus, 2017, pág. 87). Sin duda los procesos universitarios como reforma al plan de estudios, formulación de currículos educativos y la misma participación activa docente, evidencian que son procesos paulatinos, bien pensados y estructurados, que parten de las experiencias cíclicas, con las cuales las universidades se autoevalúan y diagnostican la calidad y pertinencia de su labor, para generar reformas curriculares. El papel de la universidad en las sociedades actuales sigue teniendo un gran peso debido a su labor como institución formadora de profesionistas. Sin embargo, este espacio de aprendizaje, de experiencia y de producción de conocimiento, ha tenido que adaptarse a las exigencias actuales de las sociedades globalizadas, con el fin de dar respuestas actualizada y vigente en el ámbito educativo. La misma flexibilidad de los elementos que integran el cuerpo universitario, permite gestionar acciones para modificar particularidades de las distintas profesiones, previo a un proceso de análisis, evaluación y construcción. Por tanto, es bien sabido que pasado cierto tiempo, las facultades deben revisar y sopesar su malla curricular para ver en qué situación se encuentran y hacia dónde se perfilan sus egresados. Las instituciones educativas deben tener lineamientos claros en cuanto a su misión visión, perfil de egreso y pensum académico, y que lo anterior vaya de acorde con las asignaturas ofrecidas, es decir, se debe evidenciar una armonía entre la construcción teórica, que sustenta la licenciatura y el conjunto de clases que se ofrecen en el plan de estudios. En efecto el proceso de evaluación que se realiza periódicamente en las facultades surge como una necesidad para exponer debilidades y fortalezas, y a partir de estas tomar acciones y generar sugerencias basadas en la recopilación de información, como resultado producido de las distintas valoraciones, la catedrática Leda María Roldán ha plateado lo siguiente: 18 El evaluar un plan de estudios permite descubrir qué aspecto es necesario actualizar, los aciertos, las fallas, las debilidades y las actualizaciones necesarias que se requieren para ponerlo acorde con el desarrollo científico y tecnológico y con las demandas de la sociedad a la que servirá el profesional que se forme con ese plan de estudios (Roldán Santamaría, 2004, pág. 112). Consecuentemente, nos encontramos en una realidad en la cual la educación, cada vez adquiere o precisa de la integración de más elementos, y no solo desde el ámbito teórico sino también práctico, aspectos con los cuales sus profesionales deben ser formados para convertirse en egresados aptos y capaces por las distintas instancias con las que se van a afrontar en su vida laboral. No obstante, en el proceso de evaluación y el establecimiento de sugerencias de actualización, se deben tomar en cuenta tres aspectos, que son primordiales en este transcurso, es decir: docentes, estudiantes y empleadores; cuya participación debe ser integral, pues son ellos los que experimentan la operatividad y vigencia del plan de estudios. Al respecto, Leda María Roldán realiza la siguiente argumentación Cuando se piensa en la evaluación del plan de estudios se debe involucrar a la población beneficiada; a los formadores y a la sociedad en general, la cual puede estar representada en los profesionales graduados de ese plan de estudios, en los empleadores y en los beneficiados primarios de la labor de esos profesionales. Son todos ellos los que se favorecen con los profesionales que se formen con ese plan de estudios (Roldán Santamaría, 2004, pág. 113). Comprenderemos que la evaluación ha sido estipulada como un proceso necesario, que consta de teoría, práctica y valoraciones, todas respaldadas por un análisis de pertinencia en cada uno de los elementos involucrados tanto institucionales como externos para el diseño de la mejora del plan de estudios, y a través de ello suscitar altos índices de calidad y satisfacción en laformación de los estudiantes. Otro análisis imprescindible es el trabajo de Elda Rivera, cuya recopilación de experiencias y criterios, en la trayectoria profesional de distintos docentes de la licenciatura en Historia de la Universidad Autónoma de Sinaloa brinda un panorama amplio a considerar 19 en la instrucción disciplinar con relación a la docencia. Sin duda alguna, el compendio de experiencias profesionales de quienes se dedican a la docencia expone una cantidad de datos y reflexiones, mismas que despliegan un número considerable de nociones entre la práctica y la teoría, que únicamente por medio de la trayectoria y vivencias en los espacios de aprendizaje se pueden emplear esos juicios de valor entre docencia e investigación. Es así que con las diferentes perspectivas de cómo se forma un docente, están arraigadas en las distintas maneras con las que podemos conceptualizar, en cómo se estructura, se construye o se percibe un docente como tal. Desde la problemática de investigación de este trabajo, esta argumentación tiene mucho peso, porque no todos los maestros llegan a esta labor del mismo modo y por ello hay diferentes teorías y propuestas. Dichas teorías, parten de las diferentes experiencias, sea de manera empírica como académica, para desarrollar postulados en cuanto a los fines de los educadores “El concepto de formación docente es esencial, pues ayuda a identificar, analizar y comprender las creencias de los profesores en torno a su proceso de formación docente y cómo se manifiesta en ciertas prácticas” (Rivera Calvo, 2019, pág. 37). El aporte de los especialistas, con los cuales se desarrolla el texto de Elda Rivera, se desenvuelven desde investigación educativa, cuyas propuestas abordan el cómo se concibe la enseñanza y distintos modelos de orientación de la formación docente, explicados de manera breve, pero muy puntual, componiendo una dimensión importante sobre los perfiles de los profesores. Otro de los apartados desarrollados del libro Investigar y enseñar historia está vinculado al análisis de narraciones de diferentes profesores en el complejo proceso de iniciarse en el ámbito de la docencia y las implicaciones sociales, culturales, psicológicas y pedagógicas, que se involucran en los espacios de aprendizaje, bajo un contexto dinámico y cambiante en donde las interacciones sociales son vitales. Un profesor no inicia cuando toma la decisión de ser docente, sea por vocación, tradición, situación coyuntural o fortuita, comienza con el aprendizaje por observación que experimentan todos los seres humanos y, sobre todo, cuando se es estudiante e interacciona con los profesores (Rivera Calvo, 2019). 20 Los fragmentos desarrollados parten del análisis de una entrevista realizada a un grupo de docentes, cuyo aporte es elemental, para esta tesis, ya que reivindica el asunto sobre la dedicación a la docencia y la diferencia que existe entre ser especialista de una disciplina en específico y serlo en el área de la educación. Es decir, un gran porcentaje de docentes a nivel superior, en el transcurso de su licenciatura no recibieron instrucciones en el campo de la docencia; sin embargo, terminaron dedicándose a la misma por diferentes circunstancias, este tipo de experiencias recopiladas, han sido fructíferas, por la variedad de representaciones brindados en cuanto a primeras experiencias y recomendaciones surgidas Para la mayoría de los profesores entrevistados, su incursión en la docencia se dio de manera fortuita o coyuntural porque no tenían pensado, al menos como proyecto profesional, dedicarse a la docencia. Todos se enfrentaron a esta sin formación inicial para ejercerla, pero con una formación en el campo profesional del historiador (Rivera Calvo, 2019, pág. 46). Aunque se presenta un planteamiento peculiar, sin duda alguna todo profesional está familiarizado con el papel que cumple el docente, sea a la vieja escuela y su forma rigurosa de enseñar, o con las nuevas tendencias, en donde el docente es un facilitador y guía en el proceso de enseñanza aprendizaje, que busca metodologías vanguardistas sobre cómo enseñar y ser más inclusivo en su dinámica en las aulas. De esta forma el profesional que se desempeña en la docencia, por lo general adopta las prácticas de quienes considera fueron sus mejores mentores, procura adaptarlas y emplearlas en el desarrollo de sus asignaturas y cuando en el mejor de los casos ya ha tenido experiencias previas impartiendo clases, pues busca la unión entre la experiencia y lo que dicta la teoría. Esto se argumenta con en los párrafos redactados por María Susana Cuevas de la Garza, quien realizó un trabajo de investigación, describiendo la práctica docente universitaria, denominándolo como un conocimiento profesional práctico, un análisis de naturaleza mixta, es decir, entrevistas, observaciones y relatos de experiencias; y no precisamente con maestros del área de historia sino de varias carreras, pero que en su mayoría brindan clases del área general. El conocimiento profesional práctico es el conjunto de saberes conceptuales y prácticos que los profesores utilizan para realizar su tarea 21 docente y resolver los distintos problemas que se le presentan; es un conocimiento que los profesores van construyendo a partir de su trayectoria de formación profesional y docente y de sus experiencias como alumnos (Cuevas de la Garza, 2013, pág. 4). Tras este razonamiento, podemos reflexionar que la labor del docente universitario, en muchos casos se va construyendo y alimentando a través de la experiencia, de otro modo la misma práctica y la reflexión que él o ella se va construyendo consecutivamente, entre los aciertos, los errores y recomendaciones que se van ofreciendo entre los que tienen mayores años de experiencia. No se trata de un saber puramente teórico, sino que reconoce la dialéctica que se establece entre teoría y práctica entre los procesos de pensamiento de los docentes y sus acciones concretas durante la planeación, realización y evaluación del proceso enseñanza-aprendizaje (Cuevas de la Garza, 2013, pág. 4). Es así como el ejercicio de la docencia conceptualmente involucra una cantidad de ideas y acciones, que son propios de un profesional que se dedica al estudio y análisis de la dinámica social; y en especial en un maestro recaen un conjunto de esquemas relacionados con la educación de los cuales debe irse apropiando paulatinamente, pero ello debe surgir del estudio teoría y reforzada en la práctica. Sin embargo, no todas las experiencias o procesos siguen la misma ruta, mientras un docente va perfeccionando su quehacer, adquiere destrezas en las formas de enseñar y aprender, entonces habría que cuestionarse, que mientras tanto ¿La actuación del docente con sus alumnos cómo debe ser entendida? ¿Desde el punto de vista del docente o desde la del alumnado? En ambos casos la experiencia se ve inmersa. Susana Cuevas de la Garza, disgrega el razonamiento entre el conocimiento sobre el contenido de la materia que se enseña y los saberes de cómo hacerlo, postulando cuatro tipos de conocimientos sobre la materia “1) conocimiento disciplinar del material, 2) conocimiento de la materia emanado de la experiencia, 3) las carencias sobre el contenido, 4) el conocimiento pedagógico de la materia” (Cuevas de la Garza, 2013, pág. 10). No obstante, se hace una reflexión sobre el conocimiento profesional práctico, porque a partir de esta es que la innovación educativa tiene razón de ser, pues éstas entre muchas 22 otras cosas más, desglosan la labor docente e interpelan a nuevas prácticas y formas de accionar en diferentes dimensiones del trabajo, por tanto, los docentes deben integrar nuevos aprendizajes. En general, los programas de formación buscan dotar de instrumentos y técnicas a los profesores para que después ellos losapliquen en sus aulas, pero si los profesores no incorporan esas nuevas directrices a su propio conocimiento, no será posible que transformen su práctica (Cuevas de la Garza, 2013, pág. 15). De la misma manera Susan Francis Salazar, hace una caracterización del docente universitario y su ocupación, identificando las cualidades del profesor universitario, desde el punto de vista académico, este trabajo reflexiona sobre el quehacer del maestro a nivel superior y su relación con la realidad empírica “estos estudios muestra al menos dos categorías de estudio: la multidimensionalidad del docente y el valor histórico y contextual de las cualidades que lo hacen un profesor o profesora de calidad” (Salazar, 2006, pág. 31). Configurando que el desempeño docente desde el carácter histórico, va desde la construcción de la práctica docente y la compresión de la actividad humana, para dar como resultado el andamio de las relaciones propias de un contexto determinado y que puede ser analizado por lo individual o lo colectivo, “lo pedagógico refleja las interpretaciones que el docente hace de los entramados según los momentos y el espacio en el que se encuentre” (Salazar, 2006, pág. 36). El otro elemento, es de carácter multidimensional, este parte de las extensiones que se le adjudican a un docente, o al menos a uno denominado como excelente, pues como resultado del análisis la información, arroja ciertos rasgos propios de una buena práctica, la existencia coherente entre discurso y praxis, o de la tipificación de todos los conceptos y requisitos que debe llenar un buen trabajo en las aulas. Los retos que se demandan al profesor o profesora universitaria, sitúan esta comprensión en el análisis de la multidimensionalidad que es evidente a partir del estudio de las realidades. De este carácter multidimensional emerge como puntos centrales el reconocimiento de lo personal, lo 23 disciplinar y lo pedagógico y, por tanto, la necesaria atención que debe prestarse a sus interrelaciones (Salazar, 2006, pág. 44). Otro trabajo investigativo basado en entrevistas y análisis de contenido es el de Manuel Pintor García y Carmen Vizcarro Guarch, cuya contribución se enfoca en la práctica de los maestros y cómo estos han aprendido su quehacer, desde un punto de vista crítico, en donde tanto autoridades institucionales y docentes deben buscar las formas de autoconstrucción, cuestionándose si tanto experiencia como práctica dan como resultados de control y calidad desde las competencias (García & Guarch, 2005). Lo que interesa aquí, es el empeño en el manejo de conceptos epistemológicos de la pedagogía, en la importancia que hay en la demanda de la formación profesional sea grupal o individual, en el abordaje a las fuentes de conocimiento y en la promoción de proyectos y actividades que sean enriquecedoras para el cuerpo docente e institucional. Se trata de un estudio cualitativo metodológicamente, en el que se buscan las cualidades componentes de la experiencia de los profesores acerca del aprendizaje y el valor y dimensiones que ellos les atribuyen…se han sometido los datos un estudio estadístico relacional, con objeto de obtener agrupaciones estadísticamente significativas y asociaciones de las características encontradas y de los perfiles de los conjuntos de profesores (García & Guarch, 2005, pág. 626). Los autores nos plantean diferentes explicaciones con relación a la concepción del aprendizaje por parte de los docentes, como individuos en constante transformación filosófica en teoría y práctica, para ejecutar nuevas formas pedagógicas con sus alumnos, no obstante, estas concepciones argumentadas por ellos no son excluyentes, como se tiende a creer. Las perspectivas de concepciones de la adquisición competencias docentes identificadas después de analizar los datos brindados por las entrevistas y vinculando con la teoría pedagógica se enlistan las siguientes: “conductual empirista, cognitiva constructivista y situado socio históricamente” (García & Guarch, 2005, pág. 228) pues todas ellas guardan relación y analizan diferentes aspectos, ya que no se puede generalizar las formas de aprendizaje. 24 El proyecto epistemológico constructivista, en contra de lo que suponen muchos de sus defensores, especialmente en el ámbito educativo o instruccional, es compatible no sólo con una psicología racionalista (o innatista) sino con un enfoque empirista, como el defendido por el asociacionismo cognitivo (García & Guarch, 2005, pág. 627). Las inclusiones de estas concepciones van ligadas con las prácticas docentes de los profesores en sus formas de organización, de elaboración de estrategias y al surgimiento de necesidades e iniciativas para el mejoramiento de las actividades, sea por medio de estudios formales o por la experiencia, la cuestión aquí es que la flexibilidad y la multiperspectiva con la que el tema se puede abordar. Por tal, las perspectivas e intereses de los profesores deben ser consideradas como criterios con los que se construyan los programas de estudio y actividades de formación profesional, ya que son ellos quienes identifican las debilidades y día a día van reformulando y adecuando y sintetizando el desarrollo de posibilidades para la mejora de la educación con el fin perfeccionar a través de la reflexión la calidad de enseñanza-aprendizaje. La alta cantidad de contenidos sobre el aprendizaje, los recursos, las técnicas y las experiencias, dictan lo mucho que aún hay por abordar y poner en diálogo, pues estos textos procuran la búsqueda de conclusiones entrelazando teoría y experiencia, y así delinear bajo patrones epistemológicos lo que es un adecuado desarrollo profesional en los docentes universitarios. Si bien, el texto de Manuel García y Carmen Guarch se centra puntualmente en las teorías de aprendizaje exclusivamente para los docentes, en la manera en que estructuran su enseñanza, “estas concepciones no se refieren en exclusiva a cómo se produce el aprendizaje, sino que son conjuntos complejos de dimensiones que engloban aspectos como motivaciones, estrategias cognitivas y metacognitivas o la referencia a valores” (García & Guarch, 2005, pág. 640). Es discutible la percepción que se tiene sobre la docencia como espacio de desarrollo profesional y cómo esta formación dentro del ámbito de la historia es un tema de amplio debate por la academia, porque si bien existe un fuerte planteamiento que respalda la 25 importancia del conocimiento pedagógico en relación con la historia investigada y la enseñada, se ha priorizado la primera en relación a la segunda. Al existir una bifurcación epistemológica entre ambas corrientes, la academia ha optado por dar mayor valor profesional a la investigación ante la docencia. Muchas licenciaturas de historia se han planteado la inclusión de clases de formación pedagógica en sus planes de estudio; esto con el fin de promover la conexión entre ambos roles ayudando al fortalecimiento profesional y académico, tal como lo expresa la doctora Mariela Alejandra Coudannes Aguirre: Se deplora la falta de relación entre los resultados de las investigaciones históricas de los historiadores y los contenidos históricos que se trabajan en las escuelas secundarias. Una de sus causas principales sería que las investigaciones y sus resultados quedan restringidos a la universidad y a los pequeños círculos académicos de historiadores, donde se producen lo debates de alto vuelo (Coudannes Aguírre, 2010, pág. 5). Desde la formación académica universitaria, Coudannes Aguirre refiere que se crean estigmas hacia los estudiantes por parte de sus formadores, sobre lo que debe realizar profesionalmente un egresado o un “verdadero” licenciado en historia, condicionando la falta de vínculo entre la disciplina propia de la historia y la de la pedagogía. Esto da como resultado lasubestimación de competencias pedagógicas en los planes de estudio. Emerge así un cuestionamiento sobre qué tipo de profesionales son los que se deben formar o qué criterios son los que se deben tomar en cuenta, pues ocupaciones y formas de desarrollarse como profesional existen muchas. Por esto se debe reflexionar acerca de las maneras que hay en cuanto a la formación del profesorado, es decir la pedagogía, el currículo y la práctica al servicio de la historia como profesión. Según la teoría pedagógica, el currículo es el instrumento que ostenta la estipulación de lo que se debe enseñar y que se debe reformar, todo ello bajo las gestiones de la administración educativa y con el profesorado como herramienta para la mejora de la calidad de la enseñanza, como concierta el académico Joan Pagès en “las relaciones entre la teoría- el diseño del currículum-y la práctica-la enseñanza” (Pagès, 1994, pág. 3). 26 El profesorado es el fruto de distintas intervenciones, que son consecuencia de un proceso de análisis, reflexión y autocrítica, los cuales dan como resultado la estructuración de sugerencias e iniciativas para distintos currículos con novedosas técnicas y metodologías para ser aplicados en aras del desarrollo personal, diferentes prácticas, criterios y enfoques. Sobre este punto, Joan Pagès apunta lo siguiente: El currículum como construcción social que surge, se modifica y reforma a partir de un conjunto de circunstancias históricas y de intereses sociales, se refleja, o al menos así lo pretende, en unas prácticas educativas de donde emergen los problemas que estudia la didáctica. Como tal construcción social, históricamente determinada, constituye un sistema a través del cual se toman decisiones sobre aquella parte de la cultura que se considera conveniente que las nuevas generaciones conozcan y aprendan en la escuela para integrarse en la sociedad (Pagès, 1994, pág. 2). Se debe reflexionar que la pedagogía y la didáctica que abordan la praxis de la enseñanza de la historia como una ciencia es relativamente reciente. Aún se encuentran en un proceso de consolidación epistemológico, por ello su influencia en los distintos programas de estudio universitario no tiene el peso para permear en su totalidad la construcción profesional teórica y práctica de las licenciaturas de Historia. Sin embargo, en la actualidad existe un mayor grado de conciencia sobre la importancia de la influencia que ejerce el docente universitario en la formación de los futuros profesionales. Por ello, paulatinamente se les ha procurado integrar de manera complementaria a los aspectos que involucra dar clases, pues cada vez hay mayor grado de claridad y acceso a información relacionada con investigaciones de este tipo; es decir, hay una apertura al debate, al análisis y renovación de prácticas y modalidades. Al respecto, Joan Pagès anota: La preocupación, hoy, de buena parte de los didactas de las ciencias sociales y de los formadores del profesorado es, sin duda, el conocimiento que poseen los profesores y cómo lo utilizan en sus clases, de tal manera que se puede afirmar que el conocimiento de los profesores se ha convertido en el centro de cualquier reforma educativa (Pagès, 1994, pág. 11) 27 El análisis de las prácticas profesionales expone un conglomerado de experiencias que exteriorizan lo que se enseña y cómo lo enseñan, los problemas surgidos en el proceso preparación y cómo y qué competencias son fundamentales. Esto ha permitido un creciente volumen de trabajos investigativos, que tiene que ver con las buenas prácticas y nuevos conceptos dentro del campo de la historia con la docencia. El desarrollo profesional del cuerpo docente dentro de las universidades conlleva a un conjunto de desafíos en materia de enseñanza y de formación para con nuevos profesionales, en especial en una sociedad como la actual que está en constante debate y cambio, específicamente en los procesos de mejora de la calidad de la educación de aquellos que imparten clases y de quienes la reciben. Por ello la actividad del profesorado debe estar enfocada en la mejora continua de la ejecución de sus labores y responsabilidades como ente de transformación de pensamientos y actitudes. La educación superior requiere de docentes bien preparados en contenidos pedagógicos, didácticos e investigativos que sean aprovechados dentro de los espacios universitarios. Podría decirse que la formación para la docencia, es un continuo tratamiento de construcción profesional, basada en la experiencia, el autoanálisis y en el involucramiento de áreas y medios de actualización, adquisición y estructuración de conocimientos y habilidades para el buen desempeño como profesional, dicho proceso es bien discutido por Maritza Cáceres Mesa como proceso de profesionalización. Se concibe la formación pedagógica del profesorado universitario como un proceso continuo que, atendiendo a diferentes etapas organizadas en su práctica docente, facilitan iniciar, adiestrar, formar y perfeccionar a dichos profesores en el dominio de los contenidos de la didáctica de la educación superior con propósito de incidir en la calidad de la formación de los estudiantes lo que influye en la calidad de la educación superior (Cáceres & Et All, 2003, pág. 8). La profesionalización de la docencia tiene como propósito concebir el accionar docente como una diligencia profesional aparte del conocimiento específico de una ciencia, o más bien este caso orientado a la construcción de estructuras y medios necesarios, para enseñar una disciplina independientemente de su formación inicial, haciendo de la docencia una actividad profesional. 28 Bajo la argumentación del trabajo de Maritza Cáceres Mesa, la formación pedagógica en los maestros universitarios debe estar caracterizada por el análisis de las experiencias de las labores al mismo tiempo empleado el sistema de principios didácticos de la educación superior, así como el fomento de la participación en espacios en los cuales se forje y se debata el ejercicio docente para elevar la calidad educativa del estudiante universitario. La concepción que tiene un maestro acerca de la ciencia que emplea y enseña, da un gran peso en cómo ésta será transmitida a futuras generaciones de profesionales de la historia. La base conceptual y el modo de desarrollar los contenidos teóricos claramente son el reflejo y el resultado de cómo el docente interpreta, tal como lo desarrolla Ronald Evans en su trabajo de investigación en cuanto a las concepciones docentes acerca de la historia: Los maestros poseen imágenes sobre la historia que inspiran muchas de sus acciones. Por consiguiente, se debería considerar la enseñanza de la historia como el vínculo de los maestros para expresar la formar de ver el pasado, sus creencias sobre el presente y sus visiones del futuro. Tal vez esta exploración pueda ayudar a los maestros a clarificar sus imágenes sobre lo que se debería enseñar de la historia (Ronald, 1991, pág. 79). Se puede argumentar que el papel desempeñado por el docente universitario en el proceso enseñanza aprendizaje, tiene una gran relevancia pedagógica, ya que transmite y genera un impacto cognitivo condicionando las formas en como posteriormente los egresados y en especial aquellos que se dediquen a la docencia podrían aplicar similares metodologías didácticas y criterios con sus estudiantes replicando la tipología de prácticas y contenidos. Por otro lado, el mejoramiento de la enseñanza de la historia en las universidades, ha sido la resulta de un conjunto de valoraciones, con el fin de crear egresados acordes a como lo estipula el perfil de egreso. Sin embargo, también son considerados los rubros en donde se desempeñan los ya graduados, por ello, es necesario contantemente hacer consideraciones y readecuaciones curriculares para mantenerse dentro de los parámetrosde calidad y pertenencia. Las historiadoras Elda Rivera y Mabel Valencia (2021) explican cómo en la Universidad de Sinaloa, el currículo de la licenciatura en Historia, en la actualidad, es el fruto de un conjunto de procesos de mejoramiento, considerando el perfil de egreso y el mercado 29 laboral, como el caso de la docencia como un espacio en donde muchos licenciados en Historia trabajan y de tal manera se agregaron al pensum académico materias como “didáctica de la historia”. Lo que se procura es la profesionalización del quehacer del historiador en diferentes rubros, y como respuesta por parte de la licenciatura se modificó el currículo, incorporando contendidos y procedimientos con las asignaturas, considerando en este caso, el desarrollo de competencias para la docencia, debido a la demanda de este tipo de profesional, tal como nos manifiestan Elda Rivera y Mabel Valencia: Para la competencia docente, se diseñó el siguiente criterio de perfil de egreso: Identifica y aplica técnicas y métodos de la didáctica de la historia, para contribuir a procesos formativos de nuevas generaciones en el campo profesional. Para desarrollar esta competencia se propuso una sola materia denominada Didáctica de la Historia, cursada en el sexto semestre, lo cual resulta insuficiente para desarrollar conocimientos, habilidades y actitudes de la enseñanza de calidad (Rivera Calvo & Valencia Sánchez, 2021, pág. 164). Muchas veces aun implementando este tipo de clases, no son suficientes. Los planes de estudios pueden ser flexibles, pero cubrir la demanda de formación completa no es posible; empero, las licenciaturas en entre los muchos retos que poseen, siempre tienen la misión y visión de llegar a cumplir las extractivas del historiador que desean formar a través de las reformas y modificaciones oportunas. La profesionalización de la docencia para los historiadores evidencia que es parte de un proceso de adecuación del currículo y de los diferentes elementos dentro del proceso formativo académico universitario, con la cual se busca -a través de la experiencia- brindar oportunidades de mejora para el futuro profesional, para lo cual deben ser considerados los actores pertinentes como: pedagogos, historiadores estudiantes y profesionales como empleadores. A manera de conclusión, queda decir que el compendio los textos aquí mencionados, brindaron un aporte de suma relevancia. Esto, debido al tratamiento examinador con el que se abordó al avance académico, en correspondencia a la enseñanza de 30 la historia, estado del conocimiento con la educación superior y criterios que se tiene relación con los fines de esta tesis, permitiendo establecer un modelo explicativo respaldado con la base de producción intelectual con sus respectivas perspectivas de análisis Al mismo tiempo, estos trabajos de investigación han permitido delimitar, reconocer y puntualizar la problemática, dado que los análisis aquí obtenidos dentro de la revisión bibliográfica han aportado en la construcción y aplicación de conceptos, metodologías, categorías y criterios para determinar cuáles son los vacíos identificados dentro de toda la producción académica y, a partir de estos, elaborar un trabajo pertinente y relevante para esta área del conocimiento. Sin duda, la construcción de un estado de arte con la producción académica relacionada con este trabajo de investigación ha permitido estipular una comprensión crítica con relación al conocimiento del fenómeno analizado, teniendo como propósito aportar una perspectiva y enfoque interpretativo, comparativo y crítico. 31 Capítulo 2. La UNAH: historia de un plan de estudios La revisión del plan de estudios de la licenciatura en Historia en Honduras tiene una naturaleza comparativa y analítica, más que conclusiva. Por una parte, se presenta el proceso de desarrollo y consolidación de los estudios históricos en la Universidad Nacional Autónoma de Honduras (UNAH); y por otra, se desglosan ciertos elementos con relación al perfil de egreso, carga académica, objetivos y fines del plan de estudios. Generándose una discusión equivalente con otras universidades, tales como la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) y la Universidad de Costa Rica (UCR) exponiendo primordiales tendencias regionales en educación a nivel superior, con el fin plantear la relación teórica textual entre las competencias que las universidades desean desarrollar en los futuros profesionales y el campo laboral. Esta tesis tiene como objetivo analizar el plan de estudios y currículo de la licenciatura en Historia de la UNAH a través de una evaluación comparativa con distintas universidades con fuertes trayectorias en la formación de las Ciencias Sociales como la UNAM y la UCR, partiendo de la siguiente interrogante: ¿Cuáles son las principales características del diseño curricular de la carrera de Historia en Honduras, y que relación guardan el plan de estudios y el mercado ocupacional? Como respuesta se pretende identificar las debilidades y fortalezas acerca de las principales características de formación y construcción de competencias y habilidades profesionales, tanto conceptuales como actitudinales. Dicha reflexión aspira cumplir con una indagación hacia dónde están orientados los contenidos actuales a los que se les está apostando hoy en día como factor de respuesta ante las nuevas corrientes historiográficas y la demanda profesional de los historiadores por parte de la sociedad. Es necesario tener una idea clara del currículo dentro del sistema de educación superior e identificar a qué responde como instrumento pedagógico. De acuerdo con Barradas y Manjarrez (2005, pág. 4) en la educación superior, el currículo “es la trascripción en un documento de los principios fundamentales, organizativos y de ejecución para la formación de un individuo, buscando su incorporación a la sociedad con la realización de alguna actividad productiva”. 32 El análisis evaluativo y comparativo del plan de estudio, expone las necesidades de cambio del mismo, así como el establecimiento de lineamientos para su actualización. Se acredita en qué situación se encuentra la carrera de Historia en Honduras, cuál es su sustento normativo y teórico, así como qué tipo de historiador se aspira formar. En conclusión, se establece una serie de recomendaciones basadas en la información recopilada y examinada. 2.1. Estrategia de análisis Por su naturaleza, este trabajo académico es de carácter cualitativo, ya que analiza el proceso de lineamientos, desarrollo, actualización del plan de estudios de la carrera de historia en Honduras en comparación a otras facultades de las mismas áreas a nivel regional. La técnica de investigación y trabajo es el análisis de contenido, como parte de una alternativa racionalista en cuanto al tratamiento de las fuentes: El interés del análisis de contenido no reside sólo en la descripción de los contenidos, sino en lo que éstos, una vez tratados, podrían enseñarnos relativo a «otras cosas». Estos conocimientos deducidos de los contenidos pueden ser de diversa índole: psicológica, sociológica, histórica, económica (Lopéz Noguero, 2002, pág. 175) Por lo anterior, las fuentes consultadas han sido abordadas considerando la problemática de investigación y el desarrollo de los objetivos. Se recopilaron documentos de naturaleza física y digital, por su pertinencia y caracterización del contexto en el desarrollo de los planes de estudios e identificación de distintos elementos implicados en los procesos de actualización y diversas ópticas por diversos autores, además de los de carácter institucional como: actas, memorias, planes de trabajo, informe y diagnósticos. La aproximación a estos documentos se centró en un razonamiento externo, es decir hubo que estudiar puntualmente los factores sociales y políticosque fueron determinantes para su creación y así plasmar el valor del mensaje en la fuente. El análisis de contenido como método y técnica llevó a abordar documentos de manera particular, puesto que se priorizó las ideas expresadas en ellos, siendo el significado de las palabras, frases, oraciones y temática lo que determinó su importancia y no el género del texto. 33 Las fuentes de información han sido un recurso necesario para la construcción del proceso evolutivo de la ciencia histórica en Honduras, permitiendo tener una aproximación critica de los involucrados en la consolidación de estos estudios como parte de un proyecto de iniciativa académica y de igual manera en comprender mejor los sucesos que han marcado las pautas de la trayectoria de adecuación del plan de estudios de la licenciatura de Historia en la UNAH, por tal los datos de los diferentes textos acotados ha sido la base que han sustentado y enriquecido en un sentido amplio el recurso de compresión de las circunstancias y fundamentos de la problemática a examinar. 2.2. Breve contexto del desarrollo de la licenciatura en Historia en Honduras A finales del siglo XIX y la primera mitad del siglo XX, la enseñanza de las Humanidades en el sistema universitario hondureño fue exigua. Sin embargo, con la creación en 1960 del Centro Universitario de Estudios Generales (CUEG), esto cambió, puesto que vino a funcionar en términos generales como una Facultad de Ciencias Humanas en la Universidad Nacional Autónoma de Honduras (UNAH). Esto significó la apertura del Departamento de Ciencias Sociales para impartir a la población estudiantil asignaturas como: Historia del Arte y la Cultura; Sociología; Antropología y Ciencias Políticas, entre otras. Consecuentemente, la creación de CUEG permitió la circulación de una profusa bibliografía especializada, así como la formación de varios profesionales en las áreas de humanidades. En poco tiempo, el CUEG se convirtió en el centro de la reflexión y el debate académico en las ciencias sociales desde una perspectiva crítica: “dentro del marco del CUEG, surgieron nuevas carreras en el área de Ciencias Sociales; aprobándose el 27 noviembre de 1976 el Plan de Estudios de la licenciatura de Historia, iniciando su funcionamiento regular en febrero de 1977” (Universidad Nacional Autónoma de Honduras, 1978, pág. 966). El primer borrador del plan de estudios fue producto del esfuerzo de un grupo de profesores de la Cátedra “Historia de la Cultura” (que era la asignatura de Historia que se impartía como clase general en el CUEG desde 1967), como Mario Felipe Martínez Castillo, doctor en Historia (Brasil y España), María de los Ángeles Chaverri, licenciada en Historia (España), Marcos Carías, licenciado en filosofía (España), Laura Gálvez, licenciada en 34 Historia (EE. UU), Héctor Pérez Brignoli y Virgilio Maradiaga, ambos con un master en Historia (URSS). Antes de la instauración de la licenciatura en Historia, era otra la entidad que procuraba el desarrollo de la temática histórica. Estaba a cargo de intelectuales de otras áreas, cuyos trabajos históricos adquirían tamices económicos, literarios y periodísticos. Fue a partir de entonces que egresados de universidades extranjeras y los primeros graduados de la licenciatura en Historia de la UNAH, empezaron a crear un acervo de producción histórica en aspectos metodológicos y estudios temáticos. Ha correspondido a la Academia Hondureña de Geografía e Historia, fundada en 1926, la principal labor en la generación del conocimiento histórico y no será hasta 1977 que se crea en la Universidad Nacional Autónoma de Honduras la Carrera de Historia y se inicie como tal la profesionalización de los estudios históricos (Fonseca Sierra, 2005, pág. 95). El plan de estudios argumentó originalmente que la contribución de la carrera de Historia sería decisivo para que, a partir del conocimiento del pasado, se propiciara una transformación de la sociedad hondureña (Acta No. 300 sesión extraordinaria consejo universitario, 1975, pág. 7), retomando por ende conceptos de las nuevas corrientes teóricas de la Ciencias de la Historia del siglo XX, particularmente de las derivadas de la “Escuela de los Annales”, tal vez la corriente histórica más renovadora e importante del siglo XX. Por consiguiente, la evolución de la ciencia histórica de la sociedad hondureña se ha visto permeada por los ideales de los principales intelectuales del país, forjando las bases para posteriormente concretar los estudios formales de la historia a nivel superior, tal como lo expresa el doctor Rolando Sierra: En el desarrollo de la teoría de la historia en Honduras se pueden distinguir cuatro grandes influencias, que no necesariamente pueden presentarse como etapas en la evolución de un pensamiento: la primera, de la ilustración que puede ubicarse en los inicios del siglo XIX, siendo su principal exponente José Cecilio del Valle; la segunda, corresponde a la del positivismo a finales del siglo XIX y sus principales difusores han sido 35 Ramón Rosa y Adolfo Zúñiga; la tercera, tiene que ver con un cierto esbozo historicista, sobre todo en la primera mitad del siglo XX y se aprecia en escritores como Miguel Morazán y Rómulo Elpidio Mejía; la cuarta influencia es la marxista, especialmente en la segunda mitad del siglo XX y puede verse en escritores como Filánder Díaz Chávez, Longino Becerra y dentro de la Carrera de Historia de la Universidad Nacional (Fonseca Sierra, 2005, pág. 95). Quienes elaboraron dicho plan de estudio consideraron el oficio del historiador como una necesidad, pues era fundamental organizar académicamente el conocimiento de los orígenes y desarrollo de la sociedad hondureña, ubicada en un contexto americano y mundial e indispensable para la comprensión de la realidad actual y para contribuir a su transformación hacia formas más justas de convivencia. Como es de esperarse, la Historia como ciencia en Honduras, ha tenido sus transcursos de adecuamiento epistemológico, respondiendo a necesidades de carácter general como abordar temas antes subestimados o de poco interés como historias de las mujeres, microhistoria, historia de los imaginarios, así como la aplicación de nuevas metodologías y técnicas. En Honduras la disciplina histórica entra en un relativo proceso de consolidación y de renovación en cuanto a sus objetos de estudio y metodologías, siendo que su origen y desarrollo es reciente dentro del área de las Ciencias Sociales en el país (Fonseca Sierra, 2005, pág. 93). Posteriormente, con la cuarta reforma de la UNAH (2000) los procesos de evaluación han sido ejecutado por los actores educativos institucionales y se complementan con evaluaciones externas del Consejo Superior Centroamericano (CSUCA) para sus acreditaciones internacionales. En el proceso de actualización y evaluación, las autoridades de la carrera de Historia se plantearon realizar una valoración con una frecuencia de cada 15 años, lo que ha dado lugar a cuatro reformas curriculares, la más reciente en 2010. Las autoridades académicas y docentes especialistas han logrado acuerdos para modificar ciertos aspectos tendientes a elevar el nivel de los egresados, sin que por ello se transformen los principios fundamentales bajo los cuales fue creada la asignatura en primer 36 plano y desde luego la carrera. Actualmente 50% de sus docentes tienen el grado académico de maestría y ya existe un porcentaje significativo del mismo con el grado de doctorado. Como proceso de formación amplia y sólida, y con el fin de dar seguimiento a estudios de posgrado y bajo gestiones de las autoridades académicas de la facultad de la licenciatura, recientemente en el 2015 se creó la Maestría en Historia Social y Cultural y se trabaja en colaboración con la Universidad Nacional de Heredia en Costa Rica en la creación de
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