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Daniel Cassany Práctica letradas contemporáneas. México: Ríos de Tinta. 2008. 
 
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Daniel Cassany Práctica letradas contemporáneas. México: Ríos de Tinta. 2008. 
 
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Prácticas letradas contemporáneas 
 
Libro original: 
Autor: Daniel Cassany. 
Título: Prácticas letradas contemporáneas. 
Editorial: Ríos de tinta. 
Ciudad: México 
ISBN: 978-968-9432-34-0 
EAN: 978968943240 
Publicado: 01-04-2008. 
 
Postprint: 
Este libro está descatalogado, puesto que no se menciona en la web de la editorial Ríos de Tinta y no 
tienen stock en los servidores digitales. Por este motivo, me he decidido a lanzar esta versión postprint, 
con diseño básico mío, que recoge el texto original entregado a la editorial en 2016 así como las 
correcciones realizadas sobre las galeradas; pero sin incorporar el bonito diseño y maquetación de la 
editorial, a dos tintas y con páginas de separación de color rosa entre capítulos. Solo he incorporado una 
imagen de la portada original en la página anterior. 
 
Para esta edición postprint, de septiembre 2023, he añadido estos elementos: 
• Fotografías o capturas de pantalla, originales del autor, de algunos ejemplos mencionados en el 
texto, y que la edición a dos tintas del original en papel impidió su reproducción. Se trata de imágenes 
que acompañaban las charlas de aquella época con estos ejemplos. 
• Algunas referencias bibliográficas más actuales, sobre algunos temas mencionados en los que he 
trabajado en años posteriores, sean míos o de investigadores de mi grupo. Se indican solo en la 
bibliografía final, con el símbolo de la mano en la bibliografía: ☞ 
• Vínculos a los textos que tienen versión abierta en la red. 
 
Para citar este trabajo use estos datos: 
 
Daniel Cassany. Prácticas letradas contemporáneas. México: Ríos de Tinta. 2008. 
 
 
Daniel Cassany Práctica letradas contemporáneas. México: Ríos de Tinta. 2008. 
 
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Índice 
 
Introducción 
 
1. Presentación 
2. Contenido 
 
1ª parte: Tres perspectivas 
 
3. Tres perspectivas: la lingüística 
4. Perspectiva psicolingüística: ejemplos 
5. Perspectiva psicolingüística: teoría 
6. Perspectiva sociocultural: la situación del discurso 
7. Perspectiva sociocultural: la comunidad cultural de significados 
8. Perspectiva sociocultural: ejemplos de retórica 
9. Perspectiva sociocultural: la retórica contrastiva 
10. Perspectiva sociocultural: diversidad de interpretaciones 
11. Las tres perspectivas: resumen 
12. Las tres perspectivas: conclusión 
 
2ª parte: Prácticas letradas 
 
13. Práctica letrada: la escritura como práctica social 
14. Práctica letrada: la identidad y el poder 
15. Prácticas letradas dominantes y vernáculas 
16. Leer como verbo transitivo 
17. Comunidad de práctica 
18. Comunidad de práctica: el acceso a lo electrónico 
19. La práctica de leer libros 
20. Ideas para ayudar a los lectores 
21. La literacidad: concepto 
22. Discusiones terminológicas 
23. Fuentes 
 
3ª parte: Leer y escribir hoy 
 
24. Nuevas prácticas letradas (NPL) 
25. NPL: máquinas expendedoras 
26. NPL: celulares 
27. NPL: presentaciones 
28. NPL: carteles 
Daniel Cassany Práctica letradas contemporáneas. México: Ríos de Tinta. 2008. 
 
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29. NPL: prensa gratuita 
30. Multimodalidad 
31. Nativos e inmigrantes digitales 
32. Resumen: cambios sociales y nuevas prácticas letradas 
 
4ª parte: Ejemplos 
 
33. Literacidad crítica: concepto 
34. Leer libros de texto 
35. Recursos para expresar puntos de vista 
36. Literacidad electrónica 
37. Leer y escribir dígitos 
38. Leer_en_la_red 
39. Leer_en_la_red/ejemplos 
40. Criterios de credibilidad 
41. Multiliteracidad 
42. Quejarse en alemán y en español 
43. La biliteracidad 
 
5ª parte: para el aula 
 
44. Lecciones para el aula 
45. Más lecciones 
46. Algunas recomendaciones 
47. Algunas propuestas 
48. Evaluación de la lectura 
49. Resumen 
50. Epílogo 
 
Bibliografía 
 
Daniel Cassany Práctica letradas contemporáneas. México: Ríos de Tinta. 2008. 
 
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Introducción 
 
 
1. Presentación 
 
Agradezco a la editorial Ríos de Tinta la posibilidad de divulgar en México —y en todo el mundo hispano— 
este breve discurso, urdido en ocasión de la conferencia que impartí en la 26ª Feria Internacional del 
Libro Infantil y Juvenil (FILIJ). Es un placer y un honor y mi deseo es que esta aportación contribuya a 
reflexionar sobre una cuestión tan importante como compleja, como es la formación de la ciudadanía en 
un mundo letrado. 
Este libro se basa en los materiales que presenté en aquella ocasión. El paso del tiempo y la posibilidad 
de revisar y ampliar el texto han permitido elaborar un volumen más actualizado y completo. Por ello, hay 
bastantes más ejemplos y detalles de los que pude exponer en una hora de exposición oral. Pero he 
querido que esta prosa conservara la frescura del cara a cara, del tono más vivo y coloquial que puede 
tener una interacción oral. 
Las ideas que siguen son fruto del equipo de investigación en Literacidad crítica, que coordino en mi 
universidad desde finales del 2004. Este grupo reúne a una veintena de investigadores de varios campos 
que desarrollan dos proyectos financiados por instituciones públicas1. Mis palabras recogen las voces y 
las sugerencias de todas estas personas. 
El nombre del grupo, literacidad crítica, se refiere explícitamente a la lectura y la escritura de la ideología, 
aunque nuestro interés abarca cualquier uso de la lengua escrita (lo que corresponde al término inglés 
literacy, traducido al español como alfabetismo o literacidad ―ver apartado 21-22). 
La idea de fondo que subyace a mi conferencia, al libro que tienen ustedes en las manos y a los proyectos 
citados, es que la lectura varía a lo largo del tiempo y del espacio. Del mismo modo que cambia la forma 
de cocinar, los autos que manejamos o los vestidos que llevamos, también cambian los textos que 
utilizamos, según el lugar y el momento en que comamos, viajemos o nos vistamos. Hoy tenemos 
computadoras e Internet, celulares, infinidad de carteles y burocracia, textos traducidos de otras lenguas, 
periódicos gratuitos, discursos científicos y técnicos, etcétera. Hoy leemos de manera bastante diferente 
a como lo hacíamos hace algunas décadas. También leemos y escribimos de manera diferente en las 
comunidades hispanas de cómo lo hacen nuestros colegas en el ámbito anglosajón, japonés o árabe. 
Este libro pretende describir esas nuevas maneras de leer y escribir, al tiempo que sintetiza de manera 
breve y clara los aspectos más relevantes que son objeto de estudio. En lo que sigue mencionaré las 
cuestiones que se están investigando hoy en día, algunas de las referencias bibliográficas más 
relevantes, así como varias recomendaciones y propuestas para llevar al aula y mejorar la enseñanza-
aprendizaje de la lectura y la escritura. 
 
 
1 El primero se titula La competencia receptiva crítica: análisis y propuesta didáctica (HUM2004-03772/FILO, del 12-12-2004 
al 12-12-2007) y pertenece al Plan Nacional de Investigación del Ministerio de Educación, Ciencia y Deporte, del gobierno 
español; web: https://sites.google.com/site/recepcritica, con el término clave: recepcritica. El segundo se titula Descripción de 
algunas prácticas letradas recientes. Análisis lingüístico y propuesta didàctica, (HUM2007-62118/FILO, 12-12-2007 al 12-12-2010), 
procedí del mismo plan, su termino clave es practiletrada y su web: https://sites.google.com/site/practiletrada/. También hemos 
tenido ayuda con la obtención del grado de grupo de investigación consolidado del Grael (Grup de recerca sobre aprenentatge 
i ensenyament de llengües o Grupo de investigación en adquisición, aprendizaje y enseñanza de lenguas), con financiamiento 
de la Agència de Gestió d’Ajuts Universitaris i de Recerca, del gobierno autónomo catalán. 
https://sites.google.com/site/recepcritica
https://sites.google.com/site/practiletrada/
Daniel Cassany Práctica letradas contemporáneas. México: Ríosde Tinta. 2008. 
 
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2. Contenido 
 
Esta exposición consta de cinco partes. En la primera (del apartado 3 al 12) presentaré tres maneras de 
entender la lectura y la escritura, según demos prioridad y relevancia al código escrito (perspectiva 
lingüística), a los procesos cognitivos (psicolingüística) o a los aspectos contextuales (sociocultural). Esta 
distinción forzosamente esquemática resulta útil para presentar el enfoque sociocultural que se adopta 
en este volumen. 
En la segunda parte (del apartado 13 al 23), explicaré el concepto de práctica letrada, además de otros 
fundamentos básicos (literacidad, comunidad de práctica, escritura vernácula) que dan sentido al título 
de este volumen: Prácticas letradas contemporáneas. También citaré las fuentes y los autores principales 
de esta orientación. 
La tercera parte (apartados 24-32) describe algunas de las prácticas letradas más novedosas, 
relacionadas con el desarrollo tecnológico y la globalización. Esto nos permitirá ver cómo los niños y los 
jóvenes de hoy usan la escritura de manera bastante diferente a cómo lo hacíamos nosotros hace solo 
unas pocas decenas de años. 
En la cuarta parte (apartados 33-43) analizaré y ejemplificaré con más detalle tres tipos de práctica 
letrada: la literacidad crítica, la electrónica y la multiliteracidad. Voy a utilizar el término literacidad ―que 
explicaré más adelante (apartado 21-22)― para referirme a todo lo relacionado con el uso de los escritos, 
desde la codificación de las letras hasta los valores asociados a los textos y a sus contextos. 
Con literacidad crítica me refiero a la capacidad de poder comprender y producir ideología en los 
discursos. Con literacidad electrónica, al uso de la computadora para leer o escribir chats, correos, webs 
o blogs. Y con multiliteracidad, a la práctica cada día más corriente de tener que saltar de un tipo de 
lectura a otro, en muy poco tiempo, como quien cambia el canal de televisión con el control remoto y se 
asoma a programas desconocidos. 
Para terminar, en la quinta parte (apartados 44-50), haré varias consideraciones sobre la enseñanza y el 
aprendizaje de la lectura, a partir de estos cambios en las formas de leer. Aquí espero poder aportar 
ideas y sugerencias que resulten útiles a los maestros, bibliotecarios, docentes y demás personas 
implicadas en la formación de lectores. 
Agradezco a mis estudiantes de postgrado Laura García Valero y Gilmar Ayala, aquí en Barcelona, y a 
mis colegas Graciela Murillo y Carme Turrent, desde Cuernavaca, su inestimable ayuda para que este 
texto tenga menos errores y sea más cercano al sentir mexicano. También contribuyó a mejorar estas 
páginas mi estimada editora, María Elvira Charría. 
 
 
Daniel Cassany Práctica letradas contemporáneas. México: Ríos de Tinta. 2008. 
 
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1ª parte: tres perspectivas 
 
 
 
3. Tres perspectivas: la lingüística 
 
Empiezo. Simplificando mucho, podríamos reducir las diferentes aproximaciones a la lectura y escritura 
en tres perspectivas u orientaciones: la lingüística, que parte del campo de estudio de la lengua y de sus 
teorías gramaticales y discursivas; la psicolingüística, que parte del campo de la psicología ―sobre todo 
de la orientación cognitiva―, y la sociocultural o sociolingüística, que parte de los estudios más 
sociológicos, antropológicos y culturales. 
Por supuesto, estos tres enfoques no se excluyen. Cada disciplina y cada investigador y maestro tienen 
su formación, sus referentes y sus fundamentos, y se acercan a la lectura y la escritura con ellos. Leer y 
escribir es algo tan diseminado e importante en la vida humana, que afecta a todas las esferas, disciplinas 
y categorías. Existen pocas cosas que estén totalmente exentas de letras, en el mundo actual. Cada 
enfoque toma una parte del objeto, lo estudia desde su perspectiva y nos aporta conocimientos 
relevantes. Pero solo una mirada pluridisciplinaria y global puede darnos una visión más global, más 
cercana a la verdad. 
Según la perspectiva lingüística, el significado está en el texto, en sus palabras, en la suma del valor 
semántico de cada palabra que lo compone. Leer es una operación gramatical y léxica: es descodificar; 
y escribir, codificar. Basta conocer las palabras, sus formas y significados según el diccionario, y las 
reglas que las gobiernan (morfosintaxis, estructuras discursivas), para poder (des)codificar y acceder al 
significado. Leer es como abrir un paquete para recuperar lo que alguien puso dentro. 
Puesto que el significado se aloja en el texto, es inmutable. Es el mismo para todos. Todos entendemos 
lo mismo. El paso del tiempo o el cambio espacial no aportan variaciones relevantes: un texto significa 
lo mismo en México y en España, en el siglo XXI y en el XIX, puesto que depende de las palabras que 
lo componen y éstas no cambian. 
Para terminar, si alguien lee y entiende de modo diferente, es porque “leyó mal”, porque “se equivocó”. 
Hay interpretaciones legitimadas, ortodoxas y establecidas de los textos más relevantes, que elaboran 
las autoridades: filólogos, investigadores, docentes... Leer es acceder a estas interpretaciones. 
 
 
4. Perspectiva psicolingüística: ejemplos 
 
Desde esta perspectiva, las cosas son más complejas. Los discursos comunican mucho más de lo que 
dicen. Al escribir soy catalán pero no tacaño, mis lectores deben recuperar la implicatura de que los 
catalanes somos tacaños ―supuestamente― para poder dar sentido a este pero e interpretar la frase. 
Del mismo modo, al leer un Gracias estampado en un bote de basura en un restaurante de comida rápida, 
debemos inferir que se agradece que, al terminar de comer, tiremos allí las sobras y depositemos la 
bandeja encima. Pero no pide lo mismo el saxofonista que toca su instrumento en un andén de metro y 
escribe Gracias en un cartelito en el suelo, al lado de una charolita con algunas monedas: él confía en 
que los viajeros le den algún peso. 
Entonces, leer no puede consistir solo en descodificar el significado explícito: también exige poder 
recuperar las inferencias que se han provocado. Leer requiere aportar los significados que el texto 
presupone pero no detalla, completar las elipsis, darle sentido a las anáforas, darse cuenta de lo que se 
sugiere entre líneas... en definitiva: rellenar los huecos semánticos que todo texto contiene. Al fin y al 
Daniel Cassany Práctica letradas contemporáneas. México: Ríos de Tinta. 2008. 
 
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cabo, un texto tiene tantos agujeros como una esponja natural: leer consiste en rellenar cada uno de los 
agujeros con los datos que faltan. 
Los psicólogos denominan procesos cognitivos a este conjunto de tareas mentales que desarrollamos 
para “completar” lo que falta en el texto. Algunos de los procesos cognitivos más relevantes son: anticipar 
lo que encontraremos en un texto —antes de verlo—, hacer hipótesis sobre su significado, verificar dichas 
hipótesis, recuperar los implícitos, inferir el significado de una palabra desconocida por su contexto, 
adivinar datos personales del autor del texto, etcétera. 
 
 
5. Perspectiva psicolingüística: teoría 
 
Desde este punto de vista, el significado de un discurso se almacena en la mente. Quizá lo genere el 
escrito; las palabras del texto inducen a elaborar unos significados y a negar otros. Pero éstos se 
construyen en la mente del lector, con la aportación de su conocimiento previo, con el resultado de la 
aplicación de sus procesos cognitivos. La mente es el laboratorio dónde se elabora el significado. 
Las consecuencias de este punto de vista son relevantes. Puesto que el conocimiento previo de cada 
lector varía ―porque cada uno tiene diferentes experiencias vitales―; el significado que construye es 
particular, parcialmente diferente del que elaborarían otras personas. Varios lectores no entienden 
exactamente lo mismo del mismo escrito: cada uno aporta matices, connotaciones, concepciones y 
puntos de vista diferentes a las palabras. El significado varía entre los lectoresy también a medida que 
cambia el tiempo y el espacio. Todos hemos vivido la experiencia de releer un texto y comprender detalles 
que antes nos habían pasado desapercibidos. En consecuencia, entender cosas diferentes no es 
necesariamente “leer mal” o “estar equivocado”. 
El novelista checo Milan Kundera nos ofrece un bonito ejemplo de ello en su famosa novela La 
insoportable levedad del ser (1984). Una pareja, cenando en un restaurante con música ambiental, 
descubre que tiene experiencias e ideas diferentes sobre la música. Para Franz es la liberación, el arte 
que más se aproxima a la “belleza dionisíaca”; le ha gustado toda la vida. En cambio, para Sabina es 
“ruido disfrazado”; le recuerda los veranos que pasó trabajando en las obras comunistas, cuando era 
adolescente: entonces había música en todo momento y lugar, de la que no se podía escapar. Sin duda 
es bien distinta la interpretación que hace cada uno de la música ambiental del restaurante. 
En definitiva, desde la perspectiva psicolingüística, aprender a leer requiere desarrollar los procesos 
cognitivos necesarios para construir los significados, además de conocer el léxico y la gramática de una 
lengua. El lector debe aprender a activar su conocimiento previo, a hacer hipótesis, a verificarlas, a 
recuperar los implícitos, etc. 
 
 
6. Perspectiva sociocultural: la situación del discurso 
 
Desde la perspectiva sociocultural, la visión anterior tampoco basta. La práctica de leer se concibe de 
modo más complejo por varios motivos, de los que voy a explicar solo cuatro: a) la situación del discurso; 
b) la comunidad cultural de significados; c) la retórica de cada comunidad, y d) la diversidad de 
interpretaciones. 
En primer lugar, cualquier discurso está situado. Cada discurso tiene un autor. No existen discursos sin 
autoría. Pueden ser anónimos (de autor desconocido) o de autor colectivo (como una ley, que ha 
promovido un gobierno, o una constitución aprobada por un país). Pero siempre hay “alguien” detrás. Y 
esta persona o este colectivo viven en algún lugar del mundo y en un momento de la historia. Por ello, 
están “situados” y adoptan una determinada perspectiva de la vida. 
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Nadie puede ser al mismo tiempo creyente y ateo; católico, budista, islámico e hindú; conservador y 
progresista; feminista y machista. No podemos defender al mismo tiempo la eutanasia o su prohibición, 
el aborto libre o su abolición; la condonación de la deuda latinoamericana o su pago puntual. Solo 
podemos ser hombre o mujer, americano o europeo, joven o anciano. Nuestra mirada del mundo 
depende de todas estas variables, que se proyectan en nuestra voz, sea hablada o escrita. 
Denominaré ideología al conjunto de puntos de vista que componen nuestra mirada del mundo. Por 
supuesto, utilizo aquí la palabra ideología desprovista de las connotaciones negativas que tiene en la 
calle, donde decimos “esto es ideológico” para menospreciar al discurso “malo” o “negativo”, en el que 
se muestra la opinión, por oposición a un supuesto discurso “no ideológico” y “bueno”, que carecería de 
la misma. (Sin duda es este un uso acientífico del término, puesto que en mi opinión ―repito― no existen 
discursos “no ideológicos” o totalmente objetivos y neutros.) 
Desde la perspectiva sociocultural, cualquier discurso consta de contenido e ideología y leer requiere 
poder comprender ambos. Muchas veces es más importante la ideología (la intención, el interés, la 
mirada) que el contenido (los datos, la información). Por ejemplo, al explicar a otra persona un artículo 
que leímos en el periódico o un comentario que hizo en televisión un famoso, a veces nos referimos solo 
a su intención (criticó al gobierno, defendió aquella ley, apoyó al deportista) sin apenas mencionar el 
contenido (argumentos, confesiones, etc.). Además, si comprendemos solo el contenido de un discurso 
y prescindimos de su ideología, estamos siendo manipulados ―sin darnos cuenta, en silencio―, puesto 
que aceptamos sin crítica la mirada del mundo de su autor. Regresaré sobre esta cuestión más adelante. 
 
 
7. Perspectiva sociocultural: la comunidad cultural de significados 
 
En segundo lugar, para el enfoque sociocultural el significado se origina en la comunidad cultural a la 
que pertenecen el autor y su lector. Quizá sea el escrito lo que genere significado en cada práctica lectora 
y quizá este se construya en la mente del lector, pero sin duda procede originalmente de una comunidad 
cultural. Veamos varios ejemplos. 
Leemos en una novela: María se casa el año que viene. Tenemos la sensación de “comprender”, porque 
sabemos que casarse significa unirse en matrimonio e inferimos luego la ―supuesta― alegría de María... 
Pero es solo una idea esquemática... Y el resto, puras conjeturas. Casarse es una práctica cultural que 
varía a lo largo del planeta. Hoy no se pueden casar las mismas personas en México, España y Arabia: 
en México solo pueden casarse un hombre y una mujer (hasta el 21-12-2009); en España, también dos 
mujeres o dos hombres; y en Arabia, lo puede hacer un hombre con varias mujeres. 
También varían los derechos y deberes de los cónyuges. Y los valores sociales: lo que es motivo de 
alegría en un lugar puede ser causa de tristeza en otro. En España hasta no hace mucho hablábamos 
de solterones o quedarse para vestir santos para referirnos peyorativamente a los solteros de cierta edad. 
Joan Manuel Serrat tiene una tierna y triste canción en catalán sobre el día a día de una tieta, una vieja 
solterona. Pero la sociedad está cambiando: hoy muchos jóvenes eligen no comprometerse ni tener hijos 
—y a veces nos referimos a ellos con una admiración: ¡qué suerte!, sigue libre y sin compromiso. También 
recuerdo la película británica East is east (de Damián O’Donnell, 1999), en la que el padre de una familia 
anglopaquistaní organizaba la boda de su hijo al estilo islámico, negociándola con el padre de la novia y 
sin el acuerdo de los interesados –que obviamente estaban en desacuerdo con la decisión... 
Casarse es solo un ejemplo. La vida humana varía a lo largo del planeta. Desde el calendario 
(¿gregoriano, islámico, hindú, chino?), al horario (¿qué es temprano, tarde o ser puntual?), pasando por 
la gastronomía (¿huitlacoches, sushi, caracoles, pato laqueado?), las tradiciones, los valores o las 
maneras de sentir son particulares de cada pueblo. Cada comunidad ha desarrollado una forma de vida, 
con una mirada y unos razonamientos propios. 
Daniel Cassany Práctica letradas contemporáneas. México: Ríos de Tinta. 2008. 
 
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En definitiva, para entender la frase de la novela necesitamos saber en qué comunidad humana ocurre 
y qué tradiciones, valores y concepciones ha desarrollado ésta sobre el matrimonio. Solo así 
comprenderemos qué significa exactamente casarse para María. Lo que indican las letras o lo que 
aportan las inferencias cognitivas es a menudo esquemático e insuficiente, si no disponemos de 
conocimientos socioculturales sobre el grupo humano al que se refiere el texto. 
 
 
8. Perspectiva sociocultural: ejemplos de retórica 
 
Todavía hay más diferencias. Aparte de los significados, cada comunidad desarrolla sus propias prácticas 
discursivas, su retórica particular. Veamos algunos ejemplos. 
Un vendedor de enciclopedias llama a nuestra casa. En Alemania es posible responder con un Habe ich 
kein interest (No tengo interés), que resulta bastante agresivo en España, donde buscaríamos excusas 
del tipo: vuelva usted mañana que estará la dueña de la casa, o un en este momento estoy preparando 
un pastel de chocolate y no puedo atenderle. El vendedor, que no es estúpido, entiende a la perfección 
que no le compraremos nada y se va. 
Del mismo modo, en Alemania es habitual que, en un congreso o encuentro, un oyente se levante y 
manifieste su desacuerdo de manera taxativa. Esto raramente ocurriría en España. Allí los desacuerdos 
no se formulan ose manifiestan de modo indirecto, con perífrasis, elipsis y estrategias de cortesía: es 
muy interesante su propuesta, pero...; sin duda a usted le va muy bien esto, pero a mi... 
Una de las primeras cartas oficiales que recibí desde México incluía la expresión Presente al lado de mi 
nombre, como se hace en otros países latinoamericanos. Pero en España sorprende mucho, puesto que 
la relacionamos con la época del franquismo y —creo— tiene connotaciones militares. También en la 
ciudad de México se puede leer el famoso cartel Se ponchan llantas gratis, en las puertas de los garajes, 
que no creo que pueda descifrar ningún europeo, acostumbrado al Se avisa grúa carente de sarcasmo. 
(Ver también Cassany, 2006a.) De modo que las guías turísticas internacionales especifican en la sección 
de alquiler de autos que el cartel indica que no se puede aparcar allí. 
 
 
Foto: D. Cassany. Ciudad de México, 2005. 
 
Otro ejemplo. En el centro de Quito, en 2004, encontré en una calle cortada un cartel que decía POLICÍA 
NACIONAL. Desvío de tráfico. ACCIDENTE DE TRÁNSITO. Mil disculpas. Estas mil disculpas son inimaginables 
Daniel Cassany Práctica letradas contemporáneas. México: Ríos de Tinta. 2008. 
 
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en España, donde no hay disculpas cuando ocurre un accidente o algún otro hecho imprevisto y fortuito. 
Además, se trata de una expresión informal, bastante coloquial, que sería muy inadecuada en el contexto 
de accidente de tráfico, con posibles víctimas. 
 
 
Foto: D. Cassany, Quito, 2004. 
 
 
9. Perspectiva sociocultural: la retórica contrastiva 
 
En conjunto, cada comunidad posee sus propias prácticas sociales, entre las que encontramos las 
comunicativas, habladas y escritas. Éstas son el resultado histórico de las interacciones acumuladas por 
todos los miembros de la comunidad. Están estrechamente relacionadas con las formas de vida, las 
vicisitudes y las características sociales de la comunidad. La disciplina que estudia las diferencias 
retóricas entre comunidades se denomina retórica contrastiva (Connor, 1996). 
Los alemanes son más directos que los españoles. Los mexicanos más sarcásticos que los españoles. 
No es que unos sean más maleducados, descorteses o graciosos, sino que en cada comunidad se 
desarrolla de modo diferente la educación, la cortesía y el humor. Las prácticas letradas de cada 
comunidad también tienen sus particularidades y su retórica. 
Este hecho era mucho menos relevante hace tan solo unas décadas, porque ni viajábamos tanto ni 
teníamos tanto acceso a otras culturas. Leíamos sobre todo lo producido en nuestra comunidad e 
interpretábamos sin ambigüedad el María se casa el año que viene. No había otra forma de entenderlo. 
Pero con los medios de comunicación, Internet, la globalización, hoy nos enfrentamos a la lectura de 
textos procedentes de cualquier parte ―incluso si se han traducido al español. Es más necesario tener 
conocimientos interculturales, saber algo sobre los significados y las prácticas retóricas de cada 
comunidad. Porque cualquiera pueda haber escrito la frase anterior, con la intención de significar cosas 
bastante diferentes a las que pensamos. 
 
 
10. Perspectiva sociocultural: diversidad de interpretaciones 
 
Finalmente, si cada comunidad tiene sus propias prácticas letradas y significados, si cada lector aporta 
su conocimiento previo al acto de leer, si cada individuo acumula una historia personal irrepetible, es 
Daniel Cassany Práctica letradas contemporáneas. México: Ríos de Tinta. 2008. 
 
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imposible alcanzar un consenso completo sobre la comprensión. No existe el Significado (definido y en 
mayúscula), descontextualizado, ubicuo y atemporal. Existen solo significados (en plural y minúscula), 
situados, locales, caducos, individuales. En consecuencia, cada texto provoca innumerables variaciones 
de significado entre las diferentes personas y comunidades. Cada lector actualiza en cada momento y 
lugar un significado particular. 
Si reconocemos este hecho y no renunciamos a querer comprender lo que significa un discurso, estamos 
abocados al diálogo, al intercambio de significados y voces, a la negociación. Nuestra interpretación de 
un texto, por muy completa y buena que sea, no basta. Es parcial. Necesitamos sumar varias 
interpretaciones, incorporar las miradas y las perspectivas de otras personas. Al disponer de varias 
interpretaciones de un mismo texto alcanzamos una comprensión menos parcial, más cercana a los 
efectos plurales y diversos que causa un discurso. 
A la salida del cine o del teatro, mientras vemos la televisión o escuchamos una conferencia, al seguir 
las declaraciones de un político, buscamos el intercambio con los amigos y los familiares. Necesitamos 
confirmar nuestra interpretación. Queremos conocer la de los otros. Esperamos construir una 
interpretación coral, común, matizada, porque sabemos que es más veraz que la nuestra. 
Nos interesan las interpretaciones de las personas que tenemos cerca, de las que nos despiertan 
confianza, de las que nos importan: familiares, amigos, colegas. Pero también de las autoridades que 
nos gobiernan, puesto que influyen en nuestras vidas con sus decisiones. Comprender un discurso 
público, pero ignorar la interpretación que se hace de él en la comunidad, no deja de ser una suerte de 
comprensión egocéntrica y aislada. 
 
 
11. Las tres perspectivas: resumen 
 
A veces se conciben estas tres perspectivas (la lingüística, la psicolingüística y la sociocultural) como 
tipos diferentes de lectura: la literal, que pone énfasis en las palabras; la inferencial, que lo pone en los 
implícitos y la crítica, en la ideología. Luego se sostiene que corresponden a tres niveles diferentes de 
comprensión, gradualmente más complejos, que van de lo más sencillo, local y superficial a lo más 
complejo, global y profundo. 
También se han visto como tres métodos didácticos para enseñar a leer: el que pone énfasis en el 
aprendizaje de la (des)codificación, el que lo pone en el desarrollo de los procesos cognitivos, y el que 
se centra en el fomento de la reflexión y la capacidad crítica. Cada método tendría sus propuestas de 
aula: la oralización de textos y la corrección gramatical en el primero; la formulación de hipótesis, la 
relectura y la construcción de significados en el segundo, o el diálogo, el intercambio de interpretaciones 
y la elaboración de reacciones en el tercero. 
Así, hay términos que se asocian más o menos a una perspectiva u otra. Cuando hablamos de lectura y 
escritura (o código, ortografía, lectura en voz alta), sin duda destacamos lo lingüístico. Cuando hablamos 
de comprensión y composición (y procesos cognitivos, capacidades) adoptamos una perspectiva 
psicolingüística. Y cuando nos referimos a prácticas letradas y géneros discursivos (o criticidad y retórica) 
nos situamos en una orientación sociocultural. 
Otro término que también ofrece cierto juego es alfabetización. Usado solo se asocia con el enfoque 
lingüístico, que pone acento en la adquisición del código escrito. Desde la perspectiva psicolingüística, 
se propuso el famoso concepto de analfabeto funcional para referirse a la persona que ha adquirido el 
código después de años de escolarización, y puede asociar un sonido a una letra u oralizar un escrito, 
pero que sigue siendo incapaz de comprender y usar la lectura en la vida diaria (la alfabetización funcional 
consistiría precisamente en aprender a comprender el significado y a usarlo en la vida cotidiana). Desde 
la perspectiva sociocultural, se prefiere hablar de literacidades o alfabetismos sociales, usado en plural 
Daniel Cassany Práctica letradas contemporáneas. México: Ríos de Tinta. 2008. 
 
13 
y con el adjetivo social precisamente para destacar la diversidad de formas de leer, contra la 
homogeneización que sugiere el adjetivo funcional. 
Con este gráfico he mostrado en varios textos esta triple perspectiva de la literacidad: 
 
 
Fuente: D. Cassany “Prácticas letradas contemporáneas: Claves parasu desarrollo”, Leer.es; texto 
de la conferencia del mismo título. Vídeo: https://www.youtube.com/watch?v=lsHc3SWiWEQ 
(Madrid, 2009). 
 
 
12. Las tres perspectivas: conclusión 
 
En conclusión, yo preferiría hablar de tres orientaciones para estudiar el hecho lector, según lo 
abordemos desde las ciencias del lenguaje, la psicología o la sociología y la antropología. O de tres 
orientaciones que adoptan campos diferentes de estudio: el “código y el discurso”, “la comprensión y los 
procesos cognitivos” o las “prácticas letradas y la retórica contrastiva”. 
Visto así, las tres perspectivas son complementarias. No se excluyen. Ninguna es más moderna, reciente 
o mejor que otra. Quizá hoy en día la orientación sociocultural resulta más plausible e interesante por 
dos motivos. Primero, porque adopta una visión más completa, que puede incluir lo lingüístico y lo 
cognitivo, desde lo social. Segundo, porque en un mundo globalizado e intercultural como el que vivimos, 
incluir los aspectos sociales permite dar cuenta con mayor precisión y justicia de la diversidad lectora 
―que es una de las características más relevantes de la práctica letrada contemporánea. 
 
 
https://repositori.upf.edu/handle/10230/21294
https://www.youtube.com/watch?v=lsHc3SWiWEQ
Daniel Cassany Práctica letradas contemporáneas. México: Ríos de Tinta. 2008. 
 
14 
2ª parte: Prácticas letradas 
 
 
 
13. Práctica letrada: la escritura como práctica social 
 
Veamos ahora otro concepto relevante en la orientación sociocultural, que ya he utilizado más arriba e 
incluso en el título, el de práctica letrada. El objeto de estudio del enfoque lingüístico es el código escrito, 
los textos comunicativos. El del enfoque psicolingüístico, la interacción entre el texto y la mente, los 
procesos cognitivos. ¿Y el del enfoque sociocultural? Pues, la práctica letrada, que es una unidad de 
análisis todavía más amplia. Pero, ¿qué es una práctica letrada? 
Nos puede ayudar a entender este concepto la metáfora del iceberg o montaña de hielo que flota en el 
mar. Imaginemos que una práctica letrada es como un iceberg. Hay una pequeña parte de hielo visible, 
sobre el nivel del mar, que corresponde al discurso escrito. Pero hay otra parte del hielo, mucho mayor, 
que permanece invisible, debajo del nivel del agua, y que corresponde a los sujetos, objetos, valores, 
destrezas y conocimientos que se ponen en juego con el escrito. 
Primero, un escrito tiene interlocutores, un autor y un lector que se manifiestan en el texto con una 
identidad, imagen, cara o máscara preelaborada. Estos se implican en el escrito para cumplir con algún 
propósito de su interés. No actúan como individuos aislados, sino que forman parte de instituciones 
sociales, articuladas en la comunidad. 
Ahora no está escribiendo Daniel ―a secas―, sino el profesor Cassany, de la Universidad Pompeu 
Fabra, autor de Anagrama y Paidós, director de proyectos de investigación del Ministerio de Educación 
de España. Ustedes tampoco están leyendo como personas sin atributos, desvinculadas de su entorno, 
sino como docentes, bibliotecarios, formadores, investigadores de instituciones mexicanas o de otros 
lugares. Cada uno de nosotros aporta a esta comunicación los valores, los conocimientos, las reglas y la 
retórica de sus instituciones. Así, sería inimaginable que yo ahora empezara a hablar de mi vida privada, 
que me propusiera defender ideas xenófobas o que continuara escribiendo en italiano o con un registro 
decididamente vulgar, porque estaría infringiendo las normas y violando los valores preestablecidos en 
esta comunicación. 
De hecho, este escrito no es nada inaudito u original. No se trata del primer texto que se refiere a la 
lectura. Es un libro más en una nueva colección de la editorial Ríos de Tinta. Conocemos las 
características de este género discursivo y ustedes y yo nos adaptamos a ellas. Ambos compartimos 
esta experiencia común, además de un idioma y una comunidad cultural, la hispana, cuyos valores y 
formas de comunicación subyacen a este texto. 
En resumen, una práctica letrada es cada una de las maneras con que usamos la lectura y la escritura 
en la vida corriente en cada comunidad (Zavala, 2008): incluye al texto escrito, con su estructura, 
funciones y retórica; al autor y al lector y a sus identidades respectivas, con su estatus social, su imagen 
y sus ideologías; a las instituciones a las que pertenecen cada uno, con sus valores, reglas, estructuras 
de poder e imagen social, etcétera. 
 
 
14. Práctica letrada: la identidad y el poder 
 
Debo profundizar todavía en algún punto más. Dije más arriba que el autor y el lector participan en las 
prácticas letradas para conseguir sus propósitos sociales. No solo eso, sino que a través de las prácticas 
letradas las personas construyen su identidad y ejercen el poder dentro de la comunidad. 
Daniel Cassany Práctica letradas contemporáneas. México: Ríos de Tinta. 2008. 
 
15 
De alguna manera, somos lo que escribimos y leemos... (y lo que comemos... añadió en una ocasión un 
colega haciendo una broma, pero ahora no nos interesa la nutrición). Nuestra identidad se configura a 
través de la acumulación de las prácticas letradas en las que hemos participado. En mi caso, si no hubiera 
escrito mis libros y artículos, nunca habría recibido la invitación para participar en el congrego original y 
redactar luego la ponencia en que se basa este texto; ustedes no habrían leído nada mío ni me 
conocerían ni existiría como miembro de la comunidad de docentes e investigadores en lectura. En su 
caso, probablemente tampoco estarían aquí, leyendo esto, si no hubieran participado en el cúmulo de 
prácticas letradas que les han acompañado a lo largo de su vida hasta ahora. 
Además, lo que ustedes puedan saber de mi depende en buena parte o totalmente de lo que hayan leído, 
de la identidad que sugiera mi prosa ―y que yo estoy cuidando con mucho esmero. Les presento mi 
máscara académica, mi imagen profesional de docente e investigador. Puedo utilizar algunos datos 
privados de modo anecdótico ―y premeditado, como estoy haciendo— pero nada más. Y luego, claro, 
soy muchas otras cosas que no son pertinentes aquí... ―igual que ustedes. 
También ejercemos el poder a través de las prácticas letradas. Como docente, organizo las clases con 
el programa de la asignatura, otorgo calificaciones con las correcciones y los exámenes, respeto 
escrupulosamente las directrices de revisión de exámenes de mi universidad. Como ciudadano, veo 
cómo los políticos luchan por difundir sus ideas y persuadir, por conseguir minutos en los medios de 
comunicación, por controlar estos medios, por censurar a sus adversarios. 
En resumen, el concepto de práctica letrada nos ayuda a percibir la lectura y la escritura de modo más 
global y organizado. Es la unidad de análisis del enfoque sociocultural, que adopta una perspectiva 
etnográfica descriptiva. Para una formulación más completa de este concepto, es útil Barton y Hamilton 
(1998), que ha sido traducido parcialmente al español en un excelente libro peruano (Zavala, Niño-Murcia 
y Ames ed., 2004) o Cassany ed. (2009). 
 
 
15. Prácticas letradas dominantes y vernáculas 
 
Un concepto interesante es el de práctica letrada vernácula (Barton y Hamilton, 1998), que se refiere a 
lo que hacemos con la escritura por cuenta nuestra, al margen de las convenciones establecidas por 
instituciones sociales (la escuela, la administración, la justicia, etc.). Son prácticas vernáculas los diarios 
íntimos, la correspondencia entre amigos, las recetas de cocina personales, las postales familiares, los 
poemas de cumpleaños, la contabilidad casera, las dedicatorias de regalos, los libros de memorias, etc. 
La idea de fondo es que, una vez hemos accedido a la escritura, las personas leemos y escribimos no 
solo para hacer lo “previsto” o convencional (estudiar en la escuela, redactar informes para el trabajo, 
leer la prensa) sino también para hacer cosas alternativas, máspersonales y divertidas. 
Lo vernáculo pertenece al ámbito privado, a la vida cotidiana y a la informalidad; depende de las 
relaciones y los intereses personales y carece de normas. En este sentido, se opone a lo oficial o 
dominante (a las prácticas letradas dominantes), que es público y formal, pertenece a la vida social 
(profesional, administrativa, política) y está regulado por normas estrictas (ortografía, formato, registro, 
estructura, etc.). Del mismo modo usamos el dialecto más coloquial y espontáneo para conversar con 
los amigos y los familiares, es lógico que escribamos textos equivalentes sin controlar la producción: 
prescindiendo de tildes y signos de puntuación, comiéndolos las vocales y los dígrafos, usando todo tipo 
de simplificaciones (k por que, x por por, tb por también, xk por porque, kdd por quedada, etc.). Al escribir 
de manera vernácula no importa tanto el respeto a la norma estándar como la búsqueda de expresividad, 
originalidad e individualización. 
En el plano educativo, la distinción entre prácticas dominantes y vernáculas marca la diferencia entre lo 
que los chicos hacen en la escuela por obligación (resúmenes, apuntes, exámenes) y lo que hacen fuera 
de ella por iniciativa personal (cartas personales, diarios, chats, blogs). Mientras el sentimiento popular 
es que la escritura vernácula carece valor e incluso es perniciosa para el aprendizaje de la escritura 
Daniel Cassany Práctica letradas contemporáneas. México: Ríos de Tinta. 2008. 
 
16 
dominante, la investigación considera que se trata de prácticas relevantes y cognitivamente complejas 
que suponen aprendizajes y usos lingüísticos valiosos, aunque sean diferentes de los legitimados por la 
escuela. 
En este sentido, parece más constructivo trazar puentes entre ambos tipos de escritura que enarbolar 
una cruzada en contra de lo vernáculo (Pahl y Rowsell, 2005). Es lógico que en privado escribamos de 
manera más descuidada, personal, creativa… y que en público nos acomodemos a las convenciones 
establecidas. En vez de “prohibir” lo vernáculo ―lo cual acaba siendo una pretensión vana e inútil (e 
incluso contraproducente)― resulta más sensato enseñar a los alumnos a usar el tipo de escritura 
adecuada a cada contexto, del mismo modo que nos vestimos de manera diferente para asistir a una 
boda, para ir de copas con los amigos o para quedarnos en casa. (Ver un ejemplo en apartado 26.) 
 
 
16. Leer como verbo transitivo 
 
Así pues, concebimos una comunidad letrada como una sociedad que desarrolla un conjunto organizado 
de prácticas de lectura y escritura, dominantes y vernáculas, en diferentes ámbitos (familiar, profesional, 
académico, periodístico, etc.). Se trata de un auténtico repertorio de prácticas letradas que articulan el 
vivir diario. Ir a la escuela es participar en un conjunto de prácticas académicas, en un subconjunto de 
todas las prácticas letradas. Tener que ir al hospital requiere también enfrentarse a las situaciones de 
lectura administrativa y médica: hacer un ingreso, un diagnóstico, un pronóstico y obtener el alta, que se 
materializan en documentos. En las profesiones calificadas, trabajar exige dominar algún tipo específico 
de prácticas lectoras y escritoras. Cada grupo de prácticas difiere del resto y posee sus propios rasgos. 
Las personas alfabetizadas conocemos solo algunas de las prácticas letradas existentes. Nadie domina 
todo. Nadie conoce todos los géneros, ámbitos y estilos en una comunidad. ¡Qué ingenuo pensar que el 
alfabetizado lo puede entender todo! ¡Qué falso! Cada ciudadano participa en las prácticas sociales 
generales y en las de sus ámbitos de trabajo, personal y familiar. 
En mi caso, soy bueno leyendo artículos de investigación sobre lingüística, el periódico (secciones de 
política, sociedad, cultura), algunas revistas corrientes, novelas contemporáneas o documentación 
administrativa de mi universidad. En cambio, tengo dificultades para leer poesía, la sección de economía 
del periódico, leyes o normativas. Y entiendo bastante poco o nada las sentencias judiciales o los 
artículos científicos de otras áreas. 
En consecuencia, leer es una práctica versátil. Varía en cada contexto, disciplina y comunidad. Es 
simplista y reduccionista concebirla como una tarea universal o general, o creer que para dominarla basta 
adquirir las destrezas mínimas de descodificar e inferir implícitos. Es más real y útil entenderla como una 
tarea enraizada en su contexto, que varía en cada situación y que exige conocimientos y habilidades 
específicos. 
 
 
17. Comunidad de práctica 
 
Otro concepto relevante para la orientación sociocultural es el de comunidad de práctica, que es muy 
cercano al de práctica letrada y tiene interés para la educación. Una comunidad de práctica es una 
agrupación de personas que: a) comparte unos propósitos y un contexto cognitivo; b) interactúa entre si 
con cierto compromiso, y c) desarrolla unas rutinas comunicativas y un repertorio propio de géneros 
discursivos (unas prácticas letradas o habladas) ―con el que construyen su identidad. 
Un buen ejemplo de comunidad discursiva son mis clases de Tai Chi ―dicho de manera coloquial. Somos 
un grupo de personas diferentes, que solo compartimos el interés por la práctica de esta tradición china 
Daniel Cassany Práctica letradas contemporáneas. México: Ríos de Tinta. 2008. 
 
17 
dos veces por semana. Nuestras rutinas consisten en saludarnos y despedirnos, conversar sobre temas 
cotidianos mientras esperamos el inicio de la sesión, seguir atentamente y en silencio las indicaciones 
del maestro, repetir los movimientos corporales, hacer preguntas, etc. 
Hemos acuñado expresiones propias que nadie más conoce. Decimos la forma para referirnos a la tabla 
de Tai Chi que estamos practicando. Usamos expresiones como rechazar al mono, ocho joyas, vaciar la 
pierna, agarrar la bola, limpiar el brazo o hacer las nubes para referirnos a cada movimiento que 
realizamos. 
Puesto que solo las personas que pertenecen a este grupo conocen estas expresiones y prácticas, estas 
se convierten en un recurso para expresar nuestra identidad. En alguna ocasión que me he encontrado 
con algún compañero del grupo en otro contexto, podemos hacer bromas usando estas expresiones 
incomprensibles al resto para mostrar nuestra complicidad. ¿Ustedes entienden algo? Solo si han 
practicado Tai Chi alguna vez... 
¿Y cómo se aprenden estas formas particulares de lenguaje? Sencillamente, con interés, implicación y 
práctica, de manera informal. Dicho de otro modo: accediendo a la comunidad de práctica como un 
miembro de pleno derecho: a) implicándose con compromiso en dicha comunidad; b) participando 
activamente en sus prácticas, y c) construyendo una identidad propia a partir de los recursos lingüísticos 
disponibles. Se trata de un aprendizaje informal, situado, natural, que surge de la propia experiencia de 
interacción con el resto de los miembros expertos de la pequeña comunidad. 
 
 
18. Comunidad de práctica: el acceso a lo electrónico 
 
Veamos otro ejemplo. Todavía recuerdo la primera vez que escuché la palabra correo electrónico. Era a 
finales de los ochenta y un colega que trabaja en un banco me habló de un nuevo tipo de correo, que 
funcionaba con la computadora y era instantáneo. ¡Qué curioso! Pocos años después, mi universidad 
me ofreció una dirección personal de correo electrónico. La rechacé. ¿Para qué la quería? Yo estaba 
satisfecho con mis envíos postales. No tenía interés. 
No pasó mucho tiempo hasta que conocí a un colega extranjero en un congreso, cuyo trabajo me 
interesaba mucho. Yo quería colaborar con él y le pedí sus datos. Me dio su correo electrónico y me pidió 
el mío... Mi actitud cambió de golpe, entonces. Recuperé la dirección rechazada y escribí al colega, con 
ayuda de los informáticos. ¡Qué alegría el día que recibí su respuesta! Estos fueron mis primeros correos. 
Desde entonces, mi interés por integrarme en la comunidad de práctica que es Internetha madurado 
exponencialmente. Paso 3 o 4 horas al día pegado a la computadora. Recibo unos 30 o 40 emails al día. 
Buena parte de mi trabajo consiste en atender a mis estudiantes en línea y visitar la plataforma de 
aprendizaje de mi universidad. No hace mucho escribí cooperativamente un libro en una wiki, o sea, una 
institución habilitó una página web y nos dio permisos a varias personas, que vivimos en lugares 
diferentes del planeta, para que escribiéramos cooperativamente en ella nuestros capítulos del libro. 
Ya soy un miembro de pleno derecho de esta comunidad. Participo en sus prácticas, conozco algunos 
de sus recursos lingüísticos, tengo cierta identidad electrónica (email, web personal, presencia) y estoy 
creciendo: ahora me planteo escribir mi blog. Me siento orgulloso de pertenecer a esta nueva comunidad. 
He aprendido a hacerlo todo poco a poco, con la práctica, con escasa instrucción formal, casi sin darme 
cuenta. 
 
 
 
19. La práctica de leer libros 
 
Daniel Cassany Práctica letradas contemporáneas. México: Ríos de Tinta. 2008. 
 
18 
Apliquemos ahora el concepto de comunidad de práctica a la formación de lectores. Comprenderemos 
mucho mejor el concepto lector si lo concebimos como ‘miembro de una comunidad letrada’ o ‘ciudadano 
implicado en una comunidad de práctica’, una de cuyas rutinas comunicativas es la lectura. Tomemos el 
ejemplo de la lectura de libros. 
Por supuesto, no se trata solo de adquirir las habilidades lingüísticas para decodificar, las cognitivas para 
comprender o las actitudinales para tener motivación para hacerlo. Hay que concebir el acto de lectura 
como algo más amplio, como una práctica letrada inserta en una comunidad de personas comprometidas 
con la lectura, que leen libros además de realizar otras rutinas letradas. Leer libros no es solo adquirir 
las habilidades para comprenderlos, es ‘acceder y participar en una comunidad, apropiarse de unas 
determinadas formas de usar los textos en contextos sociales’ (Kalman, 2003). 
Quien lee libros está comprometido con una comunidad letrada, sea de literatura infantil, de novelas 
policíacas o de biografías de personajes públicos. Comparte con sus colegas datos sobre este campo 
(lo que se llama un contexto cognitivo): autores, temas, géneros literarios, editoriales, catálogos, etcétera. 
Participa en un conjunto de prácticas sociales concretas: acude a las bibliotecas para encontrar los títulos 
que le interesan, los pide en préstamo, sabe consultar en sus bases de datos; visita librerías para hojear 
las novedades, sabe cómo se organizan los libros en los estantes; lee las cubiertas de las novedades, 
se fija en las portadas y elige los que le interesan. 
Quien lee libros sigue la crítica en los medios y las entrevistas con los autores en radio y televisión. Está 
al tanto de las novedades, de los autores preferidos. Tiene una identidad como lector: tiene opiniones, 
autores favoritos y odiados, pasiones, indiferencias... Interactúa con otros lectores para intercambiar sus 
impresiones. Para que exista una identidad debe poder confrontarse con otras. 
 
 
20. Ideas para ayudar a los lectores 
 
Entonces, ¿cómo podemos convertir a nuestros estudiantes en miembros de esta comunidad? ¡No hay 
respuestas fáciles! Lo primero es tomar conciencia de que se trata de una empresa compleja, quizá más 
compleja de lo que pensábamos cuando concebíamos la lectura solo como una tarea cognitiva. Ahora 
estamos hablando de modificar las prácticas sociales: de cambiar hábitos, crear intereses, construir 
valores, buscar huecos en el tiempo libre... ¡Qué difícil! 
Hay algunas ideas más operativas. Aprender a leer libros es familiarizarse con las prácticas asociadas 
de visitar bibliotecas, pisar librerías, asistir a charlas de autores, seguir programas literarios en los 
medios, participar en concursos literarios adolescentes. También requiere aprender a manipular los 
objetos textuales: conocer los componentes de un libro, saber moverse por su índice, interpretar las 
portadas y las contracubiertas, extraer datos de las solapas. (Es así que descubrimos las terribles 
consecuencias que tiene trabajar solo con fotocopias, lo que provoca que el aprendiz nunca llegue a 
tocar, oler, sentir ―y querer― el libro.) 
Aprender a leer libros también es construir una identidad lectora. Es ser alguien como lector: haber leído, 
acumular experiencia lectora, tener intereses y gustos, manías, costumbres. Para ello es necesario 
construir una voz como autor: poder dialogar con otros lectores, discrepar y discutir con ellos, compartir 
nuestras prácticas lectoras, crear afinidades. Y también es necesario tener compañeros lectores para 
dialogar, para comentar lo leído, para intercambiar impresiones, libros y propuestas: ¡qué difícil llegar a 
ser lector si se está solo, sin relación con otros lectores! 
Por supuesto, en el aula y en el centro escolar podemos simular o reconstruir estas prácticas, en parte. 
Para explorar con más detalle el concepto de comunidad de práctica, ver Wenger (1998) y Barton y 
Tusting (2005), que se centran más en relacionar este concepto con el estudio de la literacidad. Kalman 
(2003 y 2004) narra de manera deliciosa el camino que siguen varias mujeres adultas para acceder a lo 
letrado a través de diferentes comunidades de práctica. 
Daniel Cassany Práctica letradas contemporáneas. México: Ríos de Tinta. 2008. 
 
19 
 
 
21. La literacidad: concepto 
 
El último concepto al que me referiré también ha sido usado. Es el que agrupa todos los conocimientos, 
habilidades, valores y prácticas relacionadas con el uso de los escritos. Es lo que denominamos 
literacidad, que corresponde al inglés literacy, y que abarca estos puntos, sin pretender ser exhaustivo: 
▪ El código escrito: las unidades y las reglas del sistema de escritura, en todos los planos lingüísticos, 
las convenciones establecidas sobre su uso. 
▪ Los géneros discursivos y sus características: sus funciones sociales, su contenido, su estructura y 
fraseología, etc. 
▪ Los roles de autor / lector: la imagen que adopta cada interlocutor, sus formas de cortesía. 
▪ La organización social de las prácticas letradas: las instituciones y sus contextos, disciplinas, grupos 
y ámbitos, los procesos sociales en los que se integran los géneros discursivos. 
▪ Las identidades de autor y lector: su personalidad individual, colectiva, su pertinencia a grupos e 
instituciones. 
▪ Los valores, las representaciones y las actitudes asociadas a las prácticas letradas: su posición social 
(prestigio, rechazo, prejuicios), el poder que detentan. 
▪ Las formas de pensamiento desarrolladas a través de las prácticas letradas, como la objetividad, la 
descontextualización, la capacidad de planificación o abstracción, la conciencia metalingüística, el 
razonamiento lógico, etc. 
Sin duda se trata de un concepto más teórico. Creo que se restringe a los investigadores y especialistas, 
que necesitamos poder denominar nuestro campo de trabajo con una denominación precisa y clara. 
Equivale a términos como ‘oncología’, ‘botánica’ o ‘paleografía’, que son poco usados en la vida corriente, 
porque preferimos hablar de ‘un cáncer’, de ‘unas rosas curiosas’ o de ‘un manuscrito latín del siglo II’. 
 
 
22. Discusiones terminológicas 
 
No voy a negar que el término literacidad es nuevo y poco difundido. Tampoco negaré que existe una 
discusión creciente y abierta sobre cuál es el término más apropiado para referirse al concepto 
correspondiente. Basta asistir a unos pocos congresos internacionales de la disciplina y fijarse en los 
títulos de las comunicaciones y las ponencias para constatar la falta de unanimidad al respecto. Donde 
unos hablan de lectura y escritura, otros dicen escritura a secas. Algunos proponen neologismos como 
escrituralidad o literacia. Otros prefieren evitar el problema y se refieren más en concreto a los ejercicios 
de comprensión lectora o a los talleres de creación escrita. Conviene destacar que este mismoproblema 
subsiste en otros idiomas como el alemán, el portugués o el francés. 
Quizá el término que cuenta con más adeptos en español sea alfabetismo, que posee la ventaja 
morfolexicológica de ser pariente del famoso analfabetismo y de la también corriente alfabetización. Es 
también el más frecuente en Internet, si usamos los buscadores habituales. Pero, como destaca Zavala 
(2002), alfabetismo carga con las connotaciones peyorativas que arrastran las formas analfabeto / 
analfabetismo, que asocian –erróneamente– la falta de alfabetización a la ignorancia y la incultura, hasta 
el punto de que analfabeto llegue a ser un insulto. 
Por ello esta investigadora peruana propone el neologismo literacidad, que carece de connotaciones y 
utiliza la raíz litera, más cercana al otro término que usamos con cierto acuerdo: el adjetivo letrado / 
iletrado. Cabe destacar que la forma letrado/a (como en cultura, práctica o comunidad letrada) se refiere 
con más precisión al concepto descrito en el apartado anterior, que la raíz alfabetizar / alfabetización 
Daniel Cassany Práctica letradas contemporáneas. México: Ríos de Tinta. 2008. 
 
20 
(cultura o comunidad alfabetizada), que parece referirse solo a la adquisición del alfabeto o a un dominio 
superficial o básico de la lectura y la escritura. 
En los últimos años otros investigadores españoles y americanos han adoptado el término literacidad 
(Isidor Marí, Patricia Ames) combinado con el adjetivo letrado. Y esta es la solución adoptada aquí. 
 
 
23. Fuentes 
 
Termino este primer bloque con algunos comentarios bibliográficos. Sería inacabable establecer la 
genealogía de las disciplinas, obras y autores que han contribuido a desarrollar la perspectiva 
sociocultural de la literacidad. En mis dos últimos libros (Cassany, 2006a y 2006b), se halla una relación 
más completa de las mismas. Aquí solo comentaré las más importantes y las más accesibles al lector 
hispano. 
Sin duda, los denominados Nuevos Estudios de Literacidad (New Literacy Studies) constituyen la 
corriente de investigación que nutre más directamente la concepción sociocultural. Con una mirada 
rigurosa y empírica sobre las prácticas letradas que desarrolla cada comunidad, utilizando métodos 
etnográficos, estos estudios revisan críticamente las teorías de Jack Goody, Walter Ong, Eric Havelok y 
David Olson sobre la distinción entre habla y prosa y sobre los supuestos beneficios cognitivos que 
conlleva la adquisición de la segunda. El volumen de Zavala, Niño-Murcia y Ames ed. (2004) constituye 
una excelente selección traducida de algunos de los artículos clásicos de J. P. Gee, Sh. B. Heath, R. 
Scollon y S. Scollon, D. Barton y M. Hamilton, S. Scribner y M. Cole, o B. Street. Kalman (1999) sintetiza 
de manera muy clara, también en español, la orientación de este enfoque. 
Por otra parte, el enfoque sociocultural está entroncado con la teoría crítica desarrollada por los filósofos 
de la Escuela de Frankfurt, las tesis de Paolo Freire y sus seguidores (Freire y Macedo, 1987) sobre la 
literacidad crítica, muy conocidas en América Latina, y las posteriores propuestas de la pedagogía crítica 
(Giroux, 1988). También aportan un buen aparato teórico y metodológico el Análisis del Discurso y el 
Análisis Crítico del Discurso (van Dijk, 1997; Gee, 1990), con una buena tradición en América Latina. 
Finalmente, cabe destacar las aportaciones que nos llegan desde Australia, tanto en el plano más 
lingüístico como educativo, de las que se ha traducido muy poco al español. Allí es donde creo que la 
enseñanza de la literacidad crítica ha tenido más fuerza, con programas educativos en los centros 
escolares desde hace más de 15 años (Luke y Freebody, 1997). Es ilustrativo que una búsqueda en 
Google de ‘critical literacy’ nos conduzca a varias webs australianas; destaca entre otras la web educativa 
del gobierno de Tasmania para docentes de inglés, con explicaciones, ejemplos, bibliografía y recursos. 
También desde allí llega la teoría lingüística de la valoración, que analiza cómo usamos los recursos 
lingüísticos las personas para formular nuestras opiniones (Hood y Martin, 2005). 
 
 
Daniel Cassany Práctica letradas contemporáneas. México: Ríos de Tinta. 2008. 
 
21 
3ª parte: Leer y escribir hoy 
 
 
 
24. Nuevas prácticas letradas (NPL) 
 
“Leer y escribir son construcciones sociales. Cada época y cada circunstancia histórica dan nuevos 
sentidos a esos verbos”, afirma Emilia Ferreiro (2001: 13) y pone el dedo en la llaga en esta tercera parte. 
Puesto que las literacidades cambian en cada lugar y en cada momento, es necesario que nos 
preguntemos cómo leemos hoy, en este siglo XXI, y qué cambios se han producido en las prácticas 
letradas. 
Sin duda el mundo ha cambiado mucho y las prácticas lectoras también. El desarrollo tecnológico y social 
ha generado nuevas formas de producción, transmisión y recepción de escritos. Han surgido nuevos 
contextos, en los que la escritura permite conseguir propósitos sociales más sofisticados. Quizá sigamos 
teniendo la misma mente y el mismo español ―con escasas variaciones―, pero es obvio que los objetos 
textuales han cambiado. Hoy los escritos tienen formas, funciones y características diferentes. Nuestros 
padres y nuestros abuelos leían de manera totalmente diferente a como lo hacemos nosotros hoy y a 
como tendrán que hacerlo nuestros hijos en el futuro. 
Las novedades más evidentes proceden de las TIC (tecnologías de la información y la comunicación), 
pero no solo de ellas. Más allá de la irrupción de Internet, al que me referiré más adelante (apartados 36-
39), veamos otros ejemplos de nuevas prácticas letradas (NPL; apartados 25-29), que están cambiando 
el día a día social. 
 
 
Fotos: D. Cassany. Prácticas letradas con varios artefactos textuales 
 
Daniel Cassany Práctica letradas contemporáneas. México: Ríos de Tinta. 2008. 
 
22 
25. NPL: máquinas expendedoras 
 
Muchos escenarios sociales se están llenando de máquinas expendedoras. En Europa, es habitual 
encontrarlas en aeropuertos, estaciones de transporte público, bancos, estacionamientos, gasolineras, 
bibliotecas, etc. La lectura silenciosa en pantalla está sustituyendo la cháchara ruidosa. 
En la estación ferroviaria de Vic ―donde nací, a 70 Km. al norte de Barcelona, con 30.000 habitantes― 
hay en estos momentos cinco máquinas expendedoras. Cuando yo tenía 20 años, estudiaba en 
Barcelona y viajaba cada semana en tren, a las 6 de la mañana: un funcionario me vendía el boleto y en 
la cafetería me servían un café y un croissant. Hoy solo puedo conseguir los mismos objetivos con 
máquinas expendedoras de bebidas, alimentos y boletos. 
Por supuesto, detrás de estos cambios hay motivaciones económicas. Las empresas incrementan 
beneficios, suprimiendo el sueldo de los empleados y comprando máquinas que ofrecen los mismos 
servicios durante 24 horas. Claro, el cambio exige que nosotros aprendamos a usar las máquinas, a leer 
en la pantalla y a escribir con el teclado y los botones… 
¡Y no es sencillo! Hay tantos destinos, tipos de boletos y formas de pago, que se requiere cierta pericia 
y tiempo. Hay que leer las opciones que se muestran en pantalla, navegar por el sistema, integrar la 
información de la pantalla con el resto de los elementos de la máquina (las ranuras para introducir 
monedas o billetes, para recoger el cambio), etc. (Ver fotos.). 
 
 
Fuente: D. Cassany, estación de RENFE en Vic (Barcelona), 2005. 
 
La empresa de ferrocarriles tuvo que contratar a personal de apoyo, en las estaciones más concurridas, 
para enseñar a los viajeros a utilizar las máquinas… Ver Cassany (2006c) para un estudio más detallado 
sobre la literacidad electrónica de la calle. 
 
 
26. NPL: celulares 
 
En pocos años hemos pasado de llamar a lugares a hacerlo a personas, y de dejar mensajes en la 
contestadora a mandar sms (short message service) o mensajes de texto con el celular. La limitación de 
caracteres y el costo de transmisión motivanla brevedad: se simplifica la grafía, se prescinde de 
puntuación y ortografía, se incorporan emoticones (esas expresiones de caritas, como :-) para la sonrisa 
y :-( para la tristeza. Se busca la máxima expresión con el mínimo costo. ¡Qué prodigio de síntesis! 
El celular ha creado nuevos usos letrados, como informar del retraso de una cita en el momento oportuno, 
felicitar un cumpleaños o un fin de año, avisar en silencio cuando no se puede hablar, etc. Una llamada 
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premeditadamente perdida (una ‘perdida’) se convierte en aviso oportuno. Los celulares permiten usar el 
texto escrito como si fuera un diálogo inmediato, en un contexto compartido. 
Muchos adolescentes poseen notables capacidades para manejar un teclado minúsculo, sintetizar 
mensajes o crear significados oportunos. Lo hacen con rapidez y efectividad, desde los 12 o 13 años —
si no antes—; se entienden a la perfección ―aunque los adultos no lo creamos... Incluso se ha difundido 
en la red y en varios periódicos algún diccionario de las abreviaturas más habituales, que coinciden en 
parte con las del cómic y el chat. 
Sin duda se trata de prácticas letradas sofisticadas, que requieren esfuerzos cognitivos relevantes y que 
usan códigos escritos particulares. ¡Qué lástima que los docentes las veamos como un problema! Que 
solo nos percatemos de las alteraciones gráficas que han creado. Que las consideremos el enemigo 
principal de la buena escritura. Que les atribuyamos la responsabilidad de los problemas ortográficos y 
expresivos de nuestros alumnos. 
¡Se trata solo de una práctica vernácula! (ver apartado 15) No confundamos un mensajito ocasional, 
privado y emocional, con un discurso formal, académico e informativo. Sería como esperar que usáramos 
un español formal en nuestras conversaciones diarias en la calle. Tampoco hay que menospreciar unas 
formas de comunicación cada día más practicadas y útiles, que satisfacen a millones de personas. Es 
más inteligente preguntarnos cómo podemos integrar estas prácticas en la educación, cómo podemos 
partir de ellas para alimentar la motivación por prácticas más tradicionales. 
 
 
27. NPL: presentaciones visuales 
 
En congresos y seminarios, ya son mayoría los ponentes que acompañan su voz con la proyección de 
esquemas, fotos, video, audio y animaciones gráficas. En empresas e instituciones empieza a ser 
corriente que los informes, memorias, proyectos u otros documentos escritos (para ser leídos en pantalla) 
utilicen también estos programas (como powerpoint u otros). El cambio ha llegado en pocos años. 
Supone la sustitución de los tradicionales discursos monologados orales o escritos por discursos 
multimodales, en los que el habla y la prosa son solo un componente entre otros muchos. 
Parker (2001) ejemplifica ―y satiriza― su uso creciente con el caso de una madre desesperada con sus 
hijos porque desobedecen sus peticiones reiteradas de ordenar la habitación. Las órdenes orales más 
gritonas no surgen efecto. Entonces prepara una presentación visual con fotografías de familias 
desestructuradas y tristes, frente a familias felices y sonrientes, con mensajes del tipo El orden y la 
limpieza favorecen la felicidad de la familia, con tamaño de letra 48. Cita a sus hijos en el comedor para 
proyectarles la presentación y ellos acaban llorando y corriendo a sus habitaciones para arreglar todo. 
¡Qué exageración! Pero sin duda estos programas están cambiando algunas prácticas. La historia de 
cómo se crearon estos programas es tan veloz y azarosa como controvertida su valoración (ver Parker 
2001). Es obvia la riqueza que aportan a una exposición un vídeo, varias fotos o un esquema animado. 
Pero también es claro que estos programas ofrecen estructuras preestablecidas de razonamiento, que 
tienden a uniformizar las diapositivas, que priorizan una retórica asertiva o que fomentan el 
esquematismo, el listado de puntos desconectados entre sí, la magistralidad y las ideas generales ―en 
contra de la matización, la interacción y la ductilidad. 
Quizá deberíamos recordar que, más allá de que una TIC sea intrínsecamente buena o mala, están las 
elecciones que toman sus usuarios, que pueden ser muy variadas. En este sentido, un espectador crítico 
distingue fácilmente la exposición que usa con pericia estos programas, para destacar argumentos o 
incluso construir significados nuevos, de las que lo usan solo para subrayar o repetir lo dicho. 
 
 
28. PNL: carteles 
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Veamos ahora dos prácticas no tecnológicas. El mundo también se está llenando de carteles 
informativos; sobre todo en las ciudades y en los países más desarrollados. Las grandes urbes informan 
a los transeúntes con indicaciones sobre transporte, destinos, edificios singulares. Los sitios turísticos 
(museos, monumentos, parques) ofrecen resúmenes históricos, descripciones artísticas, reseñas de 
arquitectos y artistas. Las calles más céntricas ofrecen mapas en carteles y pantallas. Las carreteras 
están repletas de rótulos informativos para guiar a los automovilistas. Muchas instalaciones públicas 
(baños, gimnasios, estadios) detallan sus regulaciones y condiciones a la entrada. 
Estos carteles facilitan la autonomía del ciudadano: guían al turista; informan de prohibiciones, deberes 
y derechos; organizan la vida en los espacios públicos; hacen publicidad. Las legítimas motivaciones 
democráticas se mezclan con los intereses comerciales. 
Un profesor chileno me hizo ver las consecuencias que tenía esta transformación drástica del entorno. 
En Concepción ―me dijo―, no hay muchos carteles, ni en la ciudad ni en el campo. Si alguien tiene que 
hacer algo fuera de lo habitual, como ir a un lugar desconocido, pregunta a los locales. Éstos responden 
amablemente, explicando con detalle todo lo necesario para llegar al punto deseado. 
En Europa, en cambio ―seguía el profesor―, las grandes ciudades están pensadas para que cada uno 
vaya por su cuenta, con guías y planos. Muchos extranjeros no sabemos cómo hacerlo porque estamos 
acostumbrados a preguntar a los viandantes, porque no conocemos estas prácticas letradas, porque 
nadie nos enseñó. Y los ciudadanos locales no siempre nos ayudan: están habituados a espabilarse por 
su cuenta con los carteles y los mapas y no entienden que otros puedan no saber hacerlo. Y es que las 
prácticas letradas sociales crean hábitos y valores. 
 
 
29. NPL: prensa gratuita 
 
En muchas grandes ciudades europeas y americanas cada día laboral por la mañana se reparten 
numerosos ejemplares de prensa gratuita a los transeúntes que quieran recogerla, en lugares donde hay 
una gran circulación de personas, como transportes públicos y cafeterías concurridas. Son periódicos 
como los españoles Metro, ADN, ¡Qué! o 20 minutos, que se financian con publicidad y tienen un tono 
divulgativo y algo sensacionalista, con un componente ideológico más débil que la prensa de pago. 
Su éxito es tan grande que hay oferta para lectores específicos (Latino) y se editan en versión matutina 
y vespertina, como ADN. También es posible ver a transeúntes que guardan con interés en sus carteras 
o en la mano un ejemplar de esta prensa, u otros que al llegar al tren buscan con afán algún ejemplar 
olvidado ―y que, al llegar a su destino, abandonan de nuevo el periódico para otro pasajero. Todo ello 
nos indica hasta qué punto poseen lectores estos periódicos y cómo estos dan valor a esta publicación. 
El fenómeno nació en Suecia en 1995, con la aparición del diario Metro, y se extendió rápidamente por 
Escandinavia y el resto de Europa y Norteamérica. Llegó a España en 2000, donde hoy cuenta con varias 
cabeceras y dos asociaciones de editores (ver http://www.prensagratuita.org). Sé que también existen 
en México, aunque ignoro cuándo empezó o qué arraigo tiene. 
El fuerte impacto social que ha tenido esta nueva prácticase concreta en dos hechos. Primero, la prensa 
tradicional ha perdido cuotas importantes de lectores ―hasta el punto de que algunos especialistas 
hablan del riesgo a desaparecer que sufren los rotativos tradicionales de pago. Segundo, un número 
significativo de personas que no compraban periódicos por motivos económicos ―u otros― acceden 
hoy a la prensa diaria y desarrollan una práctica letrada nueva. 
 
 
32. Multimodalidad 
http://www.prensagratuita.org/
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Una de las características que tienen muchas de las anteriores prácticas letradas es que son 
multimodales. Además de la escritura usan otros modos para representar y transmitir información: 
fotografías, iconos, gráficos, vídeos, grabaciones audio, música, recreaciones en tres dimensiones, etc. 
Eso también ocurre con prácticas más tradicionales como libros, revistas, cartas o prensa de pago. Lo 
podemos ver comparando un libro de texto o un manual de hace tres décadas con otro actual: en el 
primero la mayoría de las páginas contendrán solo prosa, mientras que en el último habrá muy pocas o 
ninguna, porque casi todas tendrán dibujos, fotos, esquemas o gráficos. 
En definitiva, las prácticas letradas monomodales están siendo sustituidas por las multimodales, las que 
integran diferentes modos comunicativos junto a la letra. Sin duda, la lectura de textos multimodales es 
más compleja porque el significado no procede solo de lo que aporta cada modo por separado, sino de 
la interacción que se produce en el conjunto. Por ejemplo, al visitar un sitio web procesamos la imagen, 
la prosa y el sonido de manera simultánea: el pie de foto orienta la interpretación de la imagen; un 
emoticono de risa o tristeza modifica el sentido de una frase; la música que acompaña la web también 
influye en la interpretación global. 
La multimodalidad no se refiere solo a la recepción de discursos. La tecnología digital de imagen, audio 
y video se ha abaratado y diseminado hasta el punto de que muchas familias disponen de grabadoras y 
cámaras digitales. Los adolescentes elaboran sus propias fotografías y grabaciones, las manipulan con 
los programas informáticos libres o pirateados y las difunden a través de Internet, en fotologs personales, 
en You Tube, en foros o a través de correos masivos. Muchas de estas producciones caseras 
audiovisuales se incorporan luego a los escritos de estos jóvenes (presentaciones con powerpoint, 
participaciones en foros en Internet, correos electrónicos, etc.), creando sofisticados discursos 
multimodales (Cassany, Sala Quer y Hernández, 2008). 
 
 
31. Nativos e inmigrantes digitales 
 
Quizá la metáfora que explica mejor los cambios que se están sucediendo hoy en día con la escritura es 
la famosa distinción que hace Marc Prensky (2001) entre “nativos” e “inmigrantes” digitales. Los nativos 
digitales o electrónicos son los jóvenes nacidos después de Internet, que están acostumbrados a usar 
pantallas, teclados y ratones, a tener un celular en el bolsillo, a bajarse la música de la red o a buscar 
información en línea con un motor de búsqueda (Google, Yahoo) en vez de pisar una biblioteca u ojear 
una enciclopedia de papel. Otros autores los denominan la generación Google, la generación de las 
microcomputadoras o la generación en línea, y se suele situar su nacimiento en 1993, que es cuando se 
creó el primer navegador de la WWW. 
Al contrario, los inmigrantes somos los nacidos antes de esta fecha, que tuvimos que emigrar al “territorio 
digital”, pasando de la máquina de escribir a la computadora, de los discos de vinilo al Ipod y de las 
enciclopedias de papel a la Wikipedia. Como un inmigrante más o menos integrado en la nueva 
comunidad, que no puede esconder su origen “no digital”, hacemos cosas “raras” como imprimir un correo 
electrónico para leerlo mejor, llamar a alguien para avisarle que le hemos enviado un correo electrónico 
o consultar un manual en papel de Word para aprender a usarlo, en vez de usar un tutorial en línea. 
Prensky (2001) sostiene que los nativos y los inmigrantes tenemos habilidades, hábitos y valores 
radicalmente diferentes respecto a la literacidad, la comunicación y el aprendizaje. Los nativos están 
acostumbrados al procesamiento paralelo y la multitarea (son capaces de chatear mientras responden 
un correo o leen un libro), al acceso abierto y azaroso a los textos (con hipertexto), a estar conectados a 
las redes (de amigos, de Internet, por celular o computadora), a recibir respuesta y gratificaciones de 
modo rápido, a buscar y obtener información sin dilación. Prefieren los gráficos y las imágenes al texto y 
los juegos al trabajo “serio”. Por ejemplo, muchos nativos han dedicado muchas horas de su tiempo a 
Daniel Cassany Práctica letradas contemporáneas. México: Ríos de Tinta. 2008. 
 
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jugar con videoconsolas, que son unas prácticas multimodales y letradas particulares, generadoras de 
aprendizajes específicos (Gee, 2004). 
Al contrario, los inmigrantes estamos acostumbrados al procesamiento en serie, a hacer una cosa en 
cada momento, paso a paso, lentamente; a acceder a los textos por la letra y siguiendo un único itinerario, 
a trabajar solos y con esfuerzo. Para Prensky, buena parte de la crisis educacional que padecemos hoy 
procede de esta callada revolución en las formas de acceder al conocimiento. Los docentes, inmigrantes 
en su mayoría ―si no exiliados…―, ignoran y desprecian las habilidades que han adquirido los nativos 
a través de la práctica informal: no creen que sus alumnos puedan aprender el currículo escolar a través 
de estas prácticas letradas, puesto que ellos nunca podrían y puesto que la forma como ellos aprendieron 
es otra. Por su parte, los nativos se esfuerzan ―con escasa motivación― por aprender a leer y escribir 
con unas prácticas que consideran individualistas, lentas, aburridas y desconectadas de su entorno. 
Por otra parte, sabemos que persisten en muchos lugares del planeta ―y también en el mundo hispano― 
grandes grupos de alumnos, docentes y ciudadanos que no son ni nativos ni inmigrantes digitales, ni 
tampoco exiliados voluntarios, pese a haber nacido después de 1993, por motivos socioeconómicos. Eso 
todavía complica más el acceso a la literacidad porque añade una nueva “brecha digital” en la población 
escolar. 
 
 
32. Resumen: cambios sociales y nuevas prácticas letradas 
 
Más allá de ejemplos y metáforas, varios factores están modificando los hábitos lectores y las prácticas 
letradas de las comunidades contemporáneas. En mi opinión, estos son los más importantes: 
▪ Acceso a otros idiomas, culturas y comunidades. Con las TIC y la globalización, hoy accedemos a 
discursos procedentes de otras comunidades del planeta, elaborados desde parámetros culturales 
muy alejados a los nuestros. Incluso si se trata de una buena traducción, solo accedemos a la 
superficie del discurso y tenemos que aportar el conocimiento cultural de fondo, lo que saben los 
lectores de la comunidad original y que nosotros difícilmente conocemos, puesto que pertenecemos 
a otra comunidad cultural. 
▪ Prioridad por la ideología. Puesto que leemos textos procedentes de lugares tan variados y puesto 
que todos podemos expresar nuestras ideas ―gracias a la libertad de expresión―, aunque sean 
falsas o tendenciosas, cada día es más importante darse cuenta de la ideología que se transmite con 
un texto. No hace tanto que solo accedíamos a unos pocos discursos “oficiales”, escritos por hombres, 
blancos, católicos, de nuestro país y de la ideología dominante; hoy, por suerte, podemos leer muchos 
más discursos y mucho más diversos: leemos a hombres y mujeres, de cualquier etnia, religión, 
nación e ideología, desde cualquier punto del planeta, sea a través de Internet, de libros traducidos o 
de mensajes transmitidos por televisión: por ello resulta mucho más relevante comprender no solo en 
contenido que transmiten los textos, sino su punto de vista.

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