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1339Cirugía para cánceres ginecológicos CA P ÍTU LO 4 4 y promover un sitio quirúrgico limpio y seco en el periodo posoperatorio inmediato. POSOPERATORIO Es indispensable el cuidado meticuloso de la herida vulvar para prevenir complicaciones. Debe mantenerse seca la vulva mediante un ventilador o secador de aire. En unos días, los baños de asiento breves o la irrigación al lado de la cama, seguidos por secado con aire ayudarán a mantener limpia la incisión. Debe instruirse a las pacientes para que no utilicen ropa interior ajustada cuando salgan del hos- pital. Además, es necesario alentar las instruc- ciones para usar batas holgadas que favorezcan la cicatrización y los esfuerzos para minimizar la tensión en la herida. En caso de defectos posteriores cercanos al ano, una dieta baja en residuo y los ablandadores fecales previenen el pujo y la posibilidad de abertura de las incisio- nes perineales. Por lo general, la sonda de Foley se retira el primer día posoperatorio, a menos que se realice uretrectomía distal o disección peri- uretral extensa. En estas circunstancias, el catéter se retira en unos cuantos días, cuando desaparezca la infl amación del tejido y ya no haya preocupación por la retención urinaria consecutiva a obstrucción. El retiro temprano previene una infección urinaria ascendente. Cuando la paciente se inmoviliza para favo- recer la cicatrización de un injerto o colgajo reconstructivos, el momento para el retiro del catéter es una decisión individualizada. Además, la orina que entra en contacto con la incisión vulvar durante la micción normal no es motivo de preocupación. La dehiscencia de la herida quirúrgica es la complicación posoperatoria más frecuente y a menudo afecta sólo una porción de la incisión (Burke, 1995). Debe desbridarse de ser necesario y continuar los esfuerzos por mantener la región limpia y seca. Al fi nal, el tejido de granulación permite la cicatrización por segunda intención, pero la recuperación se prolonga mucho. Aunque la aplicación de presión negativa en la herida (cierre de herida asistido por vacío) puede ser práctica en algu- nos casos raros, la localización de la mayoría de los defectos impide la colocación efi caz del dispositivo. La disfunción sexual puede relacionarse con una sensación de desfi guración. La cica- trización también puede causar molestias o alteración de la percepción, que afecta la satis- facción sexual de la mujer. La sensibilidad a estas preocupaciones permite tener un diálogo que pueda llevar a posibles opciones terapéuti- cas (Janda, 2004). otra manera, la vulvectomía parcial radical se concluye casi por completo. La uretra puede cortarse en cualquier punto distal al arco púbico. La longitud de la resección se mide primero con respecto a la sonda de Foley. Se sujeta el meato con una pinza de Allis y se coloca la pieza quirúrgica en tracción. Se incide la uretra posterior con un bisturí y se sutura la mucosa adyacente con material de absorción tardía 4-0 en la posición de las seis según la carátula del reloj. Se extiende la inci- sión uretral a los lados con puntos de sutura adicionales a las tres y las nueve del cuadrante, hasta que se pueda cortar transversalmente la porción proximal de la sonda de Foley y pueda retirarse de la vejiga. Se concluye el corte transversal y se coloca un punto fi nal a las 12 del cuadrante. Luego se repone la sonda de Foley. Como alternativa, el cirujano puede omitir la colocación de puntadas y permitir que el meato cicatrice por segunda intención. Aunque el plegamiento uretral está indicado en algunos casos, la resección de 1 a 1.5 cm en la parte distal de la uretra no produce un aumento importante de la incontinencia uri- naria (de Mooij, 2007). ❾ Pasos finales. Casi nunca se requiere drenaje con la aspiración, pero debe al menos considerarse en algunas circunstancias. Está indicada la irrigación copiosa en varias ocasio- nes durante el cierre del defecto para dismi- nuir al mínimo la infección posoperatoria. No se aplican apósitos formales al término de la intervención quirúrgica. Sin embargo, puede colocarse una gasa abierta en el perineo y suje- tarse en su lugar con una malla bajo la ropa, para taponar cualquier hemorragia subcutánea calibre 0. Se hace una incisión posterior por arriba del meato uretral, con atención cuida- dosa a la localización de la sonda de Foley para evitar lesiones uretrales. Se cierra por planos con puntos de sutura separados con material de absorción tardía. Por lo general, la zona que circunda al meato uretral cicatriza por segunda intención. ❼ Hemivulvectomía posterior. Esta variación incluye el retiro de una porción de los labios mayores, las glándulas de Bartholin y la parte superior del cuerpo perineal. En gene- ral, es necesario abarcar el borde profundo de esta resección por la proximidad del esfínter anal y el recto. Primero se incide la piel en la parte posterior y se coloca un dedo dentro del recto para guiar la disección proximal. Se aplica tracción a la pieza quirúrgica hacia arriba de forma gradual, lejos del esfínter. La disección procede lateralmente hasta que se puede inci- dir el borde anterior del introito para concluir la resección. Se necesitará reforzar el cuerpo perineal con puntos separados con material de absorción tardía calibre 0 para proveer volu- men y permitir la unión de los bordes cutáneos en un cierre sin tensión. Debe hacerse explora- ción rectal al término del procedimiento para confi rmar la ausencia de puntos y estenosis palpables. Puede ocurrir incontinencia de fl a- tos y heces en el posoperatorio, a pesar de los esfuerzos por conservar el esfínter. ❽ Resección uretral parcial (opcio- nal). Si una lesión anterior afecta al meato uretral, tal vez se requiera una uretrectomía distal para alcanzar un borde sin cáncer. De FIGURA 44-27.6 Hemivulvectomía derecha: cierre de la anomalía quirúrgica. 44_Chapter_44_Hoffman_4R.indd 133944_Chapter_44_Hoffman_4R.indd 1339 06/09/13 22:3606/09/13 22:36
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