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GINECOLOGIA (76)

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55Estudios de imagen utilizados en ginecología
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Una serie de ultrasonidos de alto poder se dirigen hacia el leio-
mioma y la potencia se ajusta hasta alcanzar la temperatura y la 
dosis térmica necesarias. La duración del estímulo es por lo general 
de unos 15 s y el intervalo entre los ultrasonidos es de 3 min, lo que 
permite enfriar los tejidos antes de los tratamientos. En promedio, 
el procedimiento dura unas 3.5 h (Hindley, 2004).
Se ha confi rmado que la terapia con MRgFUS es una alterna-
tiva muy poco invasiva, segura y factible para el tratamiento de los 
leiomiomas (Chen, 2005; Hesley, 2008; Hudson, 2008; Stewart, 
2003). Varios estudios han informado una mejoría relativamente 
rápida de los síntomas de las pacientes, una disminución conti-
nua del tamaño de los leiomiomas con el transcurso del tiempo, 
una recuperación más rápida y pocos eventos adversos mayores 
en comparación con la UAE o la miomectomía (Fennessy, 2007; 
Hindley, 2004; Stewart, 2006, 2007). Sin embargo, existe poca 
información sobre los costos y resultados a largo plazo en compa-
ración con otros tratamientos intervencionistas. Además, no todas 
las pacientes son prospectos adecuados. Las limitaciones incluyen: 
obstrucciones en la trayectoria de la energía como cicatrices en 
la pared abdominal o broches intraabdominales, un tamaño ute-
rino total >24 semanas, el deseo de conservar la fertilidad o las 
contraindicaciones generales para la MRI. Además, características 
de los leiomiomas como su tamaño, su perfusión sanguínea o su 
localización cerca de los órganos adyacentes limitan la posibilidad 
de aplicar esta técnica. Otras áreas de investigación ginecológica 
continua con este método analizan su aplicación en mujeres con 
fi bromas sintomáticos que desean conservar la fertilidad, tumores 
>10 cm y adenomiosis (Hesley, 2008).
Adenomiosis. Está confi rmado que la imagen por resonancia 
magnética es equivalente o superior a la ecografía para diagnosticar 
la adenomiosis, con una sensibilidad de 88 a 93% y una especifi ci-
dad de 66 a 91% (Ascher, 1994; Reinhold, 1996). Las principales 
ventajas de la MRI sobre la ecografía incluyen la confi abilidad de la 
primera para diagnosticar adenomiosis (sobre todo adenomiomas 
resección histeroscópica. Los leiomiomas intramurales o subserosos 
a menudo están circunscritos por un borde de intensidad de señal 
alta que representa edema proveniente de vasos linfáticos y venas 
dilatados. Los tumores mayores de 3 cm a menudo son heterogé-
neos porque experimentan varios grados y tipos de degeneración 
(cap. 9, pág. 247) (Hricak, 1986; Yamashita, 1993).
Como se mencionó antes, la MRI es el método diagnóstico de 
elección para la evaluación previa a una UAE y para la valoración 
posterior al procedimiento (Usadi, 2007). El tamaño, el número y 
localización de los leiomiomas son factores predictivos críticos para 
el éxito y la seguridad de la intervención. Además, la MRI muestra 
estas características con mayor exactitud y menor variabilidad entre 
observadores que la ecografía (Cura, 2006). La hipervascularidad, 
que se observa como una señal brillante en las imágenes pondera-
das en T2 después de la administración intravenosa de gadolinio, 
se correlaciona con una buena respuesta a la UAE (Jha, 2000). 
Por el contrario, los leiomiomas que no se resaltan y las señales 
intensas en las secuencias ponderadas en T1 no responden a la 
UAE. La resonancia magnética con medio de contraste también es 
útil para vigilar la respuesta de los tumores a la UAE. Cuando el 
tratamiento es satisfactorio, se observa una reducción en el tamaño 
del leiomioma, que tampoco resalta con el medio de contraste, 
lo que concuerda con degeneración (fig. 2-32) (DeSouza, 1999).
El tratamiento con ultrasonidos enfocados guiados por reso-
nancia magnética (MRgFUS, magnetic resonance imaging guidance 
of focused ultrasound) se utiliza en los leiomiomas sintomáticos 
(Cline, 1992). En ausencia de resonancia magnética, los ultraso-
nidos enfocados carecen de efi cacia por lo difícil que es precisar el 
objetivo del haz y recibir retroalimentación sobre el daño creado. 
Por fortuna, las imágenes de los tejidos blandos de alta resolución 
obtenidas con MR permiten ubicar con precisión el tejido desti-
natario. Además, la resonancia magnética ofrece una termometría 
bastante precisa y casi en tiempo real, por lo cual se puede conocer 
de inmediato el daño térmico creado por los ultrasonidos enfoca-
dos (Hindley, 2004).
FIGURA 2-31. Resonancia magnética sagital ponderada en T2 de un 
útero que muestra tres leiomiomas. Los leiomiomas (*) son las masas 
redondas, bien delimitadas, oscuras y con una señal poco intensa en 
la parte posterior del miometrio. El endometrio corresponde a la línea 
brillante con una señal intensa por delante de los leiomiomas (flecha).
FIGURA 2-32. Imagen coronal por resonancia magnética ponderada 
en T2 de un útero después de una embolización arterial uterina (UAE). 
El fibroma mural (flecha) experimentó degeneración después de la 
embolización, se ve oscuro y no se intensifica después de la adminis-
tración de contraste con gadolinio. (Cortesía del Dr. Samuel C. Chao.)
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