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FUNDAMENTOS EPISTEMOLÓGICOS DE LA METODOLOGIA CUALITATIVA 
 
Cecilia Salgado Lévano 
 
 
Escuela Profesional de Psicologia 
Universidad de San Martín de Porres 
 
El presente artículo tiene como objetivo revisar los 
fundamentos epistemológicos de la metodologia 
cualitativa, para lo cual se analizan los paradigmas: 
Crítico Social, Dialógico y Constructivista, con 
especial énfasis en el último. Se plantean lãs 
principales diferencias con la metodologia 
cuantitativa, examinándose (1) Las maneras de 
concebir la naturaleza del conocimiento y de la 
realidad, (2) Las formas de entender la naturaleza de 
las relaciones entre el investigador y el conocimiento 
que éste genera y (3) El modo de construir el 
conocimiento, entre otros criterios. Finalmente se 
plantean algunas características propias y los 
principales problemas que enfrenta la metodología 
cualitativa en la actualidad. 
 
Palabras Claves: Ciencia, Epistemología, 
Investigación, Metodología Cualitativa, Paradigmas. 
 
The present article has as objective check the 
foundations epistemológicos of the qualitative 
methodology, for which the paradigms are analyzed: 
Social Critic, Dialógico and Constructivista, with 
special emphasis in the last one. Principal 
differences appear with the quantitative 
methodology, examining (1)Being analyzed the ways 
of conceiving the nature of the knowledge and of the 
reality, (2) The ways of understanding the nature of 
the relations between the researcher and the 
knowledge that this one posibility and (3) The way of 
building the knowledge, between other criteria. 
Finally here appear some own characteristics and 
the principal problems that the qualitative 
methodology faces at present. 
 
Key Words: Science, Epistemología, Research, 
Qualitative Methodology, Paradigms. 
 
 
 
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A MODO DE INTRODUCCION 
 
De acuerdo a Hernández, Fernández y Baptista (2006) diferentes autores ubican 
los orígenes de la metodología cualitativa en distintos momentos, por ejemplo, Vidich 
y Lyman (2002) los sitúan en los siglos XV y XVI con la denominada etnografía 
temprana, en la que se estudiaba a los pueblos primitivos; mientras que Lincoln y 
Denzin (2003) fundamentalmente los circunscriben a principios del siglo XX, al igual 
que Creswell (2005). 
 
Si bien es cierto, la metodología cualitativa tiene largas décadas de presencia en el 
mundo científico. Durante gran parte del desarrollo de la ciencia moderna, ha 
estado relegada a un segundo plano, teniendo la mayor presencia la metodología 
cuantitativa. Como nos señala Salgado (2000) dicha metodología revestida del 
prestigio que les atribuyó la orientación objetivista, acabó por copar, con una 
pretendida cientificidad de dirección única, todo el campo de la investigación social. 
De ese modo, mediar, numerar y cuantificar llegó a ser el único criterio de 
objetividad científica. 
 
González Rey (1996) afirma que toda la construcción positivista se apoyó en el 
“dato” como piedra angular del concepto de ciencia, y aparecía como “entidad pura” 
de la realidad, que debía ser aprehendida tal cual era en la investigación científica, lo 
cual condujo a una representación estática de la realidad, concebida como única, 
ahistórica y externa al individuo, lo cual determinó simultáneamente una 
representación pasiva de la ciencia. 
 
Y precisamente esa manera de entender la realidad social y de concebir a la 
persona humana es la que ha originado tantas críticas y la que ha posibilitado que 
en la actualidad la metodología cualitativa alcance cada vez un mayor 
reconocimiento en la ciencia actual. 
 
Como sabemos, la metodología cuantitativa considera que “el mundo social puede 
estudiarse de manera similar al mundo natural” (tal como se investigan los átomos, 
las moléculas, los planetas y los invertebrados; se pueden analizar los patrones de 
conducta de los trabajadores, las razones de las enfermedades mentales, los 
efectos de un método educativo sobre el aprendizaje o las migraciones humanas) y 
existe un método exclusivo para indagar ese mundo social, que es libre de los 
valores del investigador. Por ello, para el positivismo, la objetividad es muy 
importante, el investigador observa, mide y manipula variables; además de que se 
desprende de sus propias tendencias (la relación entre éste y el fenómeno de 
estudio es de independencia). Lo que no puede medirse u observarse con precisión 
se descarta como “objeto” de estudio. Además, éste se encuentra determinado por 
leyes y axiomas. El positivismo solamente acepta conocimientos que proceden de la 
experiencia, esto es, de datos empíricos. Los hechos son lo único que cuenta. Es 
decir, los positivistas establecen como fundamental el principio de verificación: una 
proposición o enunciado tiene sentido sólo si resulta verificable por medio de la 
experiencia y la observación; así, solamente cuando existe un conjunto de 
condiciones de observación significativas para determinar su verdad o falsedad. 
Todo debe ser comprobable y esta condición es válida para todas las ciencias. Por 
3 
 
ello es que la experimentación constituyó la forma principal para generar teoría. 
(Hernández et al, 2006). 
 
La principal consecuencia de esta visión según varios especialistas ha sido la 
pérdida de la persona como foco de atención, y su reducción a elemento de un todo, 
átomo de una estructura, partiendo de la premisa que es posible equiparar las 
ciencias naturales con las ciencias sociales, en un intento de lograr la máxima 
objetividad. 
 
Sin embargo, ha sido en las mismas ciencias naturales que se han dado los más 
notables avances que han impactado de modo inequívoco en la concepción de la 
ciencia, de la realidad social y de la persona humana. Al respecto, Parra (2005) 
afirma que no deja de ser inusitado que sean las mismas ciencias naturales y 
particularmente la física y la biología, que dieron origen al paradigma de la 
modernidad, las que de nuevo estén mostrando los puntos de ruptura del mismo. 
Los cambios en la física y en la biología, principalmente, han impactado sobre la 
concepción epistemológica, teórica y metodológica de las Ciencias Sociales. 
 
Podemos afirmar con certeza, que en medio de un mundo caracterizado por 
vertiginosos e inusitados cambios, también en la ciencia hemos asistido a cambios 
significativos, pues hemos pasado de considerar a los métodos cuantitativos como 
los únicos válidos para entender, explicar y comprender al ser humano, a revalorar a 
la metodología cualitativa como una alternativa para brindar explicaciones más 
holísticas e integradoras, más reales y más cercanas a la naturaleza de la persona. 
 
Los fundamentos para tal cambio son muchos. Por ejemplo, respecto a la misma 
visión de las ciencias naturales sobre las cuales se basaba el paradigma positivista 
se dieron grandes avances que involucraron sin duda rupturas con esquemas 
previos de entender el mundo y la realidad. En las tres primeras décadas del siglo 
XX los físicos han hecho una revolución de los conceptos fundamentales de la 
misma; esta revolución implica que las exigencias e ideales positivistas no son 
sostenibles ni siquiera en la física: Einstein relativiza los conceptos de espacio y de 
tiempo (no son absolutos, sino que dependen del observador) e invierte gran parte 
de la física de Newton; Heisenberg introduce el principio de indeterminación o de 
incertidumbre (el observador afecta y cambia la realidad que estudia) y acaba con el 
principio de causalidad; Pauli formula el principio de exclusión (hay leyes-sistema 
que no son derivables de las leyes de sus componentes) que nos ayuda a 
comprender la aparición de fenómenos cualitativamente nuevos y nos da conceptos 
explicativos distintos, característicos de niveles superiores de organización; Niels 
Bohr establece el principio de complementariedad que indica que puede haber dos 
explicaciones opuestas para los fenómenos físicos y, por extensión, probablemente, 
para todo fenómeno (Parra, 2005). 
 
Todosestos hechos han sido interpretados por muchos autores como el fin del 
realismo ingenuo, propio de la epistemología positivista, y como la bancarrota del 
determinismo físico. Todo lo cual ha cambiado tanto el panorama científico, que son 
los mismos físicos los que señalan que en las ciencias naturales son cada vez más 
las hipótesis que no son susceptibles de contrastación experimental o empírica y, 
por lo tanto, el ideal de una ciencia completamente independiente del hombre, es 
decir, plenamente objetiva es una ilusión, ya que es prácticamente imposible que el 
4 
 
ser humano se pueda desligar de su propia ecuación personal, es decir, de sus 
creencias, sus valores, sus actitudes, sus experiencias, y todo aquello que lo hace 
ser lo que es. 
 
Esta nueva forma de encarar la realidad social, ha producido que incluso en el 
mismo paradigma cuantitativo ya este quedando atrás el positivismo, para dar pase 
al surgimiento del pospositivismo, que es más abierto y flexible, y que intenta de 
algún modo superar la rigidez propia del positivismo y avanzar más hacia la 
concepción de un científico capaz de afectar los fenómenos que observa. 
 
La gestación del pospositivismo la inician las obras de autores como Wilhelm Dilthey 
y William James. Karl Popper lo impulsa de forma notoria. Algunas de sus 
propuestas son: (1) Existe una realidad, pero solamente puede ser conocida de 
manera imperfecta debido a las limitaciones humanas del investigador; (2) El 
observador no se encuentra aislado de los fenómenos que estudia, sino que forma 
parte de éstos, lo afectan y él, a su vez, influye en ellos; (3) Los antecedentes del 
investigador pueden influir en lo que se observa. La objetividad es solamente un 
estándar que guía la investigación, por lo que el investigador debe estar atento y 
tratar de permanecer neutral para prevenir que sus valores o tendencias influyan en 
su estudio, además de seguir rigurosamente procedimientos prescritos y 
estandarizados, (4) La experimentación en el laboratorio es una forma central para 
probar hipótesis, pero no la única. (Hernández et al., 2006). 
 
No obstante este avance en la metodología cuantitativa, aún prevalece la visión de 
una realidad atomista, fragmentable, la cual sólo puede ser captada en la medida 
que el investigador sea lo más neutral posible y deje de lado sus creencias y valores, 
que pueden contaminar el fenómeno que se estudia. Es precisamente ante esta 
realidad, que las concepciones de la metodología cualitativa y lo que ofrece a la 
comunidad científica, marcan la diferencia, imponiendo una nueva forma de 
entender, comprender y explicar la realidad. 
 
FUNDAMENTOS EPISTEMOLOGICOS DE LA METODOLOGIA CUALITATIVA 
 
Como bien señala Sandoval (2002) no podemos comprender la caracterización 
metodológica de una opción investigativa, si antes no indagamos por sus bases 
epistemológicas, de modo que se halle el sentido o la razón de ser de sus 
procedimientos para producir conocimiento científico. Siguiendo con este argumento, 
el abordaje de los enfoques de investigación en el terreno de las ciencias sociales 
busca establecer cuáles son las ópticas que se han desarrollado para concebir y 
mirar las distintas realidades que componen el orden de lo humano, así como 
también comprender la lógica de los caminos, que se han construido para producir, 
intencionada y metódicamente conocimiento sobre ellas. 
 
No obstante, antes de referirnos a los fundamentos epistemológicos de la 
metodología cualitativa, primero debemos dar cuenta del inmenso problema que 
representa en la actualidad, el que haya diversas visiones que se han considerado 
como tipos de investigación cualitativa, por ejemplo Tesch (1990) llega a ubicar 26 
clases (Citado por Hernández et al., 2006). 
 
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Por su parte, LeCompte (1995) indica que se han encontrado investigaciones 
denominadas de distintas formas: Interpretativas (Erickson, 1986), naturalistas 
(Lincoln y Guba, 1985), fenomenológicas (Wilson, 1997), y descriptivas (Wolcott, 
1980), pero que finalmente todas ellas formarían parte de lo que se conoce con el 
nombre de investigaciones cualitativas. 
 
Así también Salgado (2000) señala que existen una serie de métodos o estilos 
heurísticos que se presentan ordinariamente con los nombres de paradigma 
cualitativo, metodología cualitativa, interpretativa, método hermenéutico, 
etnográfico, ecológico, etogenético, naturalista, fenomenológico, etnometodología, 
comprensivo, naturalista, interaccionismo simbólico, constructivismo, observación 
participante, estudio de casos, estudios endógenos, entre otros. 
 
Todo lo cual representa un grave problema que no se puede ocultar. Así pues, 
Sandoval (2002) afirma que este es uno de los problemas más críticos que se 
encuentran en la literatura científica sobre investigación cualitativa, es decir, la 
agrupación indiscriminada, dentro de un mismo todo, de tradiciones filosóficas como 
es el caso de la fenomenología y aun la hermenéutica; campos disciplinares como la 
sociología cualitativa, la microsociología, la pragmática y la etnografía; teorías 
antropológicas o sociológicas como el interaccionismo simbólico y la teoría de la 
acción comunicativa; estrategias metodológicas como es el caso de las historias de 
vida, el análisis de textos, el análisis de conversación y la teoría fundada y, 
finalmente, enfoques particulares de trabajo en las ciencias sociales, como es el 
caso de la teoría crítica y la investigación acción participativa. 
 
No obstante, esta heterogeneidad manifiesta, se han descubierto algunas 
preocupaciones epistemológicas comunes, tales como intentar la construcción de un 
tipo de conocimiento, que permite captar el punto de vista de quienes producen y 
viven la realidad social y cultural, a quienes algunos científicos llaman actores o 
protagonistas sociales, y asumir que el acceso al conocimiento de lo 
específicamente humano se relaciona con un tipo de realidad epistémica cuya 
existencia no puede ser circunscrita sólo al plano objetivo tan limitado e insuficiente, 
sino que típicamente transcurre en los planos de lo subjetivo y lo intersubjetivo. 
 
Esto trae como consecuencia la necesidad de adoptar una postura metodológica de 
carácter dialógico en la que las creencias, los valores, las actitudes, los 
sentimientos, e incluso hasta los mitos y los prejuicios, entre otros, son aceptados 
como elementos de análisis para producir conocimiento sobre la realidad humana. 
Enriqueciéndose de este modo la percepción de la realidad, haciéndola más 
humana, más fiel a lo que realmente es, no un producto de un laboratorio, sino el 
reflejo de la realidad social misma. 
 
Partiendo de las premisas anteriormente descritas, los científicos identifican a los 
paradigmas de investigación, Crítico Social, Dialógico y Constructivista como los que 
se asimilan o corresponden a los enfoques cualitativos (Sandoval, 2002). 
 
Respecto al paradigma Crítico Social, podemos señalar que es el paradigma que 
pretende describir y comprender para transformar. De acuerdo a Sarrado, Cleries, 
Ferrer y Kronfly (2004) se basa en las aportaciones del paradigma constructivista, 
pero asume además las siguientes características: 
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 Liberación y emancipación: Investiga para mejorar, emancipar y transformar la 
vida cotidiana desde una axiología compartida y consensuada. 
 Reflexión crítica y potencial de cambio: Determina los sistemas ideológicos 
subyacentes en la vida de los grupos humanos, considerando sus 
posibilidades de tolerancia al cambio. 
 Comprensión transformadora: La investigación no es sólo la descripción de 
unos hechos, es un proceso interactivo de comprensión en y desde la acción. 
 Constructivismo democrático: El conocimiento no se acumula, sino que crece 
y cambia en un proceso dialéctico de revisión histórica. 
 Investigación participativa: El investigador crítico forma parte de la comunidad 
estudiada y las personas investigadas comparten responsabilidades en la 
toma de decisiones,dirigiendo constantemente la acción. 
 
Por otro lado, en relación al paradigma dialógico, González Rey (2000) enfatiza la 
comprensión de la investigación cualitativa como proceso dialógico, que implica 
tanto al investigador, como a las personas objeto de la investigación, en su condición 
de sujetos del proceso, lo cual presupone un énfasis en los procesos de 
construcción sobre los de respuestas, rompiendo la lógica instrumentalista que tanto 
tiempo ha dominado el proceso de producción del conocimiento. 
 
Respecto al paradigma Constructivista, algunos de los científicos más destacados 
actualmente, consideran que es el que decididamente ha influido más en la 
metodología cualitativa. 
 
De acuerdo a Hernández et al., (2006) el constructivismo propone: 
 No hay una realidad objetiva, la realidad es edificada socialmente, en 
consecuencia, múltiples construcciones mentales pueden ser “aprehendidas” 
sobre ésta, algunas de las cuales pueden estar en conflicto con otras; de este 
modo, las percepciones de la realidad son modificadas a través del proceso 
de estudio. 
 El conocimiento es construido socialmente por las personas que participan en 
la investigación. 
 La tarea fundamental del investigador es entender el mundo complejo de la 
experiencia vivencial desde el punto de vista de quienes la experimentan, así 
como, comprender sus diversas construcciones sociales sobre el significado 
de los hechos y el conocimiento. 
 La investigación es en parte producto de los valores del investigador y no 
puede ser independiente de ellos. 
 El investigador y los individuos estudiados se involucran en un proceso 
interactivo. El conocimiento resulta de tal interacción social y de la influencia 
de la cultura. 
 
De este modo, el constructivismo como uno de los “padres” del enfoque cualitativo le 
otorga los énfasis principales que lo caracterizan: 
 El reconocimiento de que el investigador necesita encuadrar en los estudios, 
los puntos de vista de los participantes. 
 La necesidad de inquirir cuestiones abiertas. 
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 Dado que el contexto cultural es fundamental, los datos deben recolectarse 
en los lugares donde las personas realizan sus actividades cotidianas. 
 La investigación debe ser útil para mejorar la forma en que viven los 
individuos. 
 Más que variables “exactas” lo que se estudia son conceptos, cuya esencia 
no solamente se captura a través de mediciones. 
 
Si bien es cierto, esos son los paradigmas dominantes que nos permiten explicar la 
metodología cualitativa, dada la gran profusión de los tipos de investigación que se 
engloban en esta metodología, es importante destacar que no existe un consenso 
entre los científicos, pues algunos priorizan uno en desmedro de otro. 
 
Es claro el papel que ejerce cada paradigma en cada metodología, sea cuantitativa o 
cualitativa, no obstante, algunos han llegado a confundir paradigmas propios de 
cada una. En tal sentido, dado que el paradigma pospositivista está considerado 
como el más actual para entender la metodología cuantitativa y el constructivista, 
como el más influyente en la metodología cualitativa, hemos creído conveniente 
(Véase Tabla 1) señalar las principales diferencias entre ambos. 
 
Tabla 1 
Comparación entre el Paradigma Pospositivista y el Constructivista 
 
CARACTERÍSTICAS 
Y SUPUESTOS 
 
 
POSPOSITIVISTA 
 
CONSTRUCTIVISTA 
Etiquetas 
asociadas con el 
paradigma 
 
-Experimental 
-Cuantitativo 
-Causal 
-Comparativo 
 
-Naturalista 
-Fenomenológico 
-Hermenéutico 
-Interaccionista 
simbólico (interactivo) 
-Etnográfico 
-Cualitativo 
 
Supuesto de 
realidad 
 
Una realidad conocida en 
términos de 
probabilidad. 
 
Múltiples realidades, 
construidas socialmente. 
Supuesto del 
conocimiento y 
relación entre el 
investigador y 
el fenómeno 
La objetividad es 
importante, el 
investigador observa, 
mide y manipula 
variables; se desprende 
de sus tendencias. 
 
El conocimiento es 
interactivo, producto 
del vínculo entre el 
investigador y los 
participantes. Los 
valores y tendencias de 
todos los involucrados 
son hechos explícitos, 
generan 
descubrimientos. 
 
Supuesto 
metodológico 
Básicamente 
cuantitativo e 
Básicamente cualitativo, 
hermenéutico y 
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 intervencionista. 
 
dialéctico. 
 
Fuente: Hernández et al. (2006). Modificado por Salgado (2009). 
 
 
Después de haber analizado los principales fundamentos epistemológicos de la 
metodología cualitativa, es necesario puntualizar que lo que define la metodología 
no es sólo cómo enfocamos los problemas que deben ser resueltos y como 
planteamos las respuestas a los mismos. Sino, más aún, la manera de concebir la 
realidad, la persona humana, el acto de conocer, el papel que desempeña el 
investigador, y la manera de construir los conocimientos científicos, todos estos 
criterios son los que van a marcar las diferencias entre la metodología cuantitativa y 
la cualitativa. 
 
Ahora bien, consideramos que es muy útil, como lo sugiere Guba en 1990 (Citado 
por Sandoval, 2002) para intentar conocer los límites, los alcances y las premisas 
sobre las que descansa cada paradigma, preguntarnos: 
 
 ¿Cómo se concibe la naturaleza tanto del conocimiento como de la realidad? 
 ¿Cómo se concibe la naturaleza de las relaciones entre el investigador y el 
conocimiento que genera? 
 ¿Cuál es el modo en que construye o desarrolla conocimiento el investigador? 
 
Al respecto, Sandoval (2002) nos ofrece un interesante análisis que permite 
diferenciar los paradigmas de investigación social, en base a dichas interrogantes: 
 
Las maneras de concebir la naturaleza del conocimiento y de la realidad: 
La corriente positivista responde la primera pregunta, ¿Cómo se concibe la 
naturaleza de la realidad?. En términos de la aceptación de la existencia de “cosas 
independientes del pensamiento”, es decir, de una realidad objetiva, dirigida por 
leyes y mecanismos de la naturaleza. Sin embargo, frente al tema de su 
conocimiento, existe una diferencia importante entre el positivismo y el 
pospositivismo, pues mientras, para el primero, esas entidades pueden ser 
conocidas a través de generalizaciones relativamente libres del tiempo y del 
contexto bajo la forma de leyes causales de carácter absoluto, posibles de 
generalizar; para el segundo, dicha realidad no podrá ser totalmente aprehendida ya 
que su obediencia a leyes naturales solo podrá ser entendida de manera incompleta. 
 
Para la metodología cualitativa, existe una clara diferencia entre lo que puede 
denominarse realidad empírica, objetiva o material con respecto al conocimiento que 
de esta se puede construir y que correspondería a lo que apropiadamente se puede 
denominar realidad epistémica. La primera puede tener una existencia 
independiente de una persona que la conozca; mientras la segunda necesariamente 
requiere, para su existencia, de un sujeto cognoscente, el cual está influido por una 
cultura y unas relaciones sociales particulares, que hacen que la realidad epistémica 
dependa para su definición, comprensión y análisis, del conocimiento de las formas 
de percibir, pensar, sentir y actuar, propias de esos sujetos cognoscentes. 
 
Las formas de entender la naturaleza de las relaciones entre el investigador y 
el conocimiento que éste genera: 
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Respecto a las relaciones entre el investigador y el conocimiento que él genera, 
existe también una marcada diferencia en la respuesta planteada desde los dos 
grupos de paradigmas investigativos. Para el grupo en el que se ubican el 
positivismo y el pospositivismo, es esencial que el investigador adopte una postura 
distante y no interactiva como condición de rigor, que permita excluir los juicios 
valorativos o cualquier otra influencia derivada de la visión propia, tanto del 
investigador como de las personas objeto de investigación, de los análisis e 
interpretaciones, que dan origen a los resultados y las conclusiones de la 
investigación. 
 
Para el grupo, en que se sitúan los paradigmas crítico social,dialógico y 
constructivista, en cambio, se asume que el conocimiento es una creación 
compartida a partir de la interacción entre el investigador y el investigado, en la cual, 
los valores median o influyen la generación del conocimiento; lo que hace necesario 
“meterse en la realidad”, objeto de análisis, para poder comprenderla tanto en su 
lógica interna como en su especificidad. 
 
La subjetividad y la intersubjetividad se conciben, entonces, como los medios e 
instrumentos por excelencia para conocer las realidades humanas y no como un 
obstáculo para el desarrollo del conocimiento, como lo asumen el paradigma 
positivista y pospositivista. 
 
El modo de construir el conocimiento: 
 
Ante esta nueva pregunta, otra vez la respuesta que se genera establece entre los 
dos tipos de metodología una frontera bastante clara. Para el grupo al que 
pertenecen el positivismo y el pospositivismo; el experimento, y la estadística 
constituyen las principales (aunque no las únicas) herramientas de las que dispone 
el investigador para construir el conocimiento. El marco de observación y de análisis 
está orientado por la formulación previa de preguntas e hipótesis, que pretenden 
anticipar el comportamiento de la realidad objeto de estudio. Unas y otras 
permanecen invariables a lo largo de toda la investigación. Por su parte, las 
hipótesis son sometidas, adicionalmente a verificación empírica bajo condiciones de 
control cuidadoso. Esto tiene lugar aún en el caso de las llamadas investigaciones 
ex post facto, recurriendo, para el efecto, a procedimientos de contraste y 
verificación, que suplen la imposibilidad de un control directo por parte del 
investigador de las variables en juego, pero que sí le posibilitan cumplir la condición 
de demostrabilidad exigida. 
 
Para el grupo representado por el paradigma crítico social, el dialógico y el 
constructivismo, la indagación es guiada por lo que algunos llaman un diseño 
emergente, (en contraposición a un diseño previo) que se estructura a partir de los 
sucesivos hallazgos que se van realizando durante el transcurso de la investigación, 
es decir, sobre la plena marcha, de ésta. La validación de las conclusiones 
obtenidas se hace aquí a través del diálogo, la interacción y la vivencia; las que se 
van concretando mediante consensos nacidos del ejercicio sostenido de los 
procesos de observación, reflexión, diálogo, construcción de sentido compartido y 
sistematización. 
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Como podemos ver, la discusión sobre la especificidad o no de “lo humano” como 
objeto de conocimiento, es uno de los aspectos más relevantes que alimenta la 
separación entre la metodología cualitativa y la cuantitativa, los cuales corresponden 
como lo enuncia Bisquerra (1989) a la ciencia idiográfica, cuyo énfasis está en lo 
particular e individual, haciendo hincapié en la profundidad y en la compresión, y a la 
ciencia nomotética, cuyo objetivo es llegar a formular leyes generales, 
respectivamente. 
En otras palabras como lo plantea Gutiérrez (2009) los supuestos filosóficos y 
epistemológicos de las metodologías cualitativas y cuantitativas implican diferencias 
en la concepción del sujeto (quien investiga), el objeto (lo que se investiga) y el 
método (cómo se investiga). 
 
Desde la perspectiva de las metodologías cualitativas, es inaceptable desligar 
pensamiento y realidad, y se tiene la convicción sobre una realidad modelada y 
construida por nuestros pensamientos, en donde investigaremos de acuerdo a como 
formemos parte de esa realidad y desde nuestra perspectiva y posibilidad para 
conocerla. 
 
En cambio, desde las metodologías cuantitativas, el sujeto de la investigación es un 
ser capaz de despojarse de sus sentimientos, emociones, subjetividad, de tal forma 
que se puede estudiar el objeto, la realidad social y humana "desde afuera". La 
relación entre el sujeto y el objeto de investigación es de independencia. Aún cuando 
se investiga sobre aspectos humanos como motivaciones, actitudes, intereses, entre 
otros; se percibe al objeto social como algo que no es directamente observable, que 
es real pero que existe independientemente del pensamiento. 
 
Por su parte, Mella (1998) nos propone otra distinción importante sobre cómo 
conocemos en investigación a partir de los paradigmas que subyacen a cada 
metodología. La metodología cuantitativa sigue un modelo lógico-deductivo, el cual 
implica que desde una teoría general se derivan ciertas hipótesis, las cuales 
posteriormente son probadas contra observaciones del fenómeno en la realidad. 
 
En cambio, la metodología cualitativa sigue un modelo conceptual-inductivo, que 
implica que a partir de algunas observaciones del fenómeno en la realidad, se llega 
a un concepto general. Su primer paso, es por tanto delimitar el fenómeno a 
estudiar, para posteriormente formularse las preguntas: ¿Qué es realmente este 
fenómeno?, ¿Qué es lo que en el fondo lo caracteriza?, y ¿Qué cualidades hacen 
que se diferencie de otras cualidades? 
 
El modelo conceptual-inductivo se basa al menos en dos perspectivas sobre la 
realidad: La Perspectiva de totalidad respecto de la realidad social, que implica que 
cada cualidad es considerada como un aspecto de la globalidad, de manera tal que 
se pueden estudiar pocos casos y aún así obtener un buen cuadro del fenómeno. 
Cada caso individual es por tanto una expresión concreta del fenómeno y una 
expresión del contexto o totalidad del fenómeno en estudio. Si bien la sociedad está 
formada por personas, éstas no están reducidas a una simple individualidad, son 
personas que están en constante interrelación activa con la dimensión objetiva y 
macrosocial. 
 
11 
 
La Perspectiva definida en la relación entre el investigador y el investigado, lo que en 
forma más adecuada puede denominarse modelo sujeto-sujeto: La relación sujeto-
sujeto en el método cualitativo implica negar la relación sujeto-objeto del método 
cuantitativo. Según el modelo conceptual-inductivo, la relación sujeto-objeto es una 
ilusión puesto que se está crecientemente influenciado por el "objeto", en la misma 
medida en que se va obteniendo más conocimiento sobre él. 
 
Indudablemente estas formas diferentes de conocer para cada metodología, va a 
generar que en las investigaciones se enfaticen conceptos opuestos. Gutiérrez 
(2009) afirma que mientras que en las investigaciones cuantitativas, se destacan 
elementos como variables, confiabilidad (consistencia y estabilidad), validez (libre de 
distorsiones), hipótesis (formulación a ser probada por la comprobación de los 
hechos) y grado de significación estadística (nivel de aceptación o de rechazo y 
margen de error aceptado). En las investigaciones cualitativas, se hace énfasis en 
el significado (la interpretación que hace el autor de su realidad), contexto (aspectos 
que forman parte de la vida social, cultural, histórica, física, del actor), perspectiva 
holística (concepción del escenario, los participantes y las actividades como un todo) 
y cultura (qué hace el actor, qué sabe el actor y qué construye y utiliza). 
 
Es evidente que dependiendo de los seguidores o críticos de cada metodología, en 
las descripciones que acabamos de hacer, se encuentran las mayores riquezas, o 
las principales debilidades, según sea la posición de cada cual. 
 
CARACTERISTICAS PROPIAS 
 
Después de haber revisado los paradigmas que subyacen a la metodología 
cualitativa y sus principales diferencias con la metodología cuantitativa, creemos que 
es importante señalar algunas características propias que las tipifican. 
 
Según Sandoval (2002) asumir una óptica de tipo cualitativo comporta no solo un 
esfuerzo de comprensión, entendido como la captación del sentido de lo que el otro 
o los otros quieren decir a través de sus palabras, sus silencios, sus acciones y sus 
inmovilidades, a través de la interpretación y el diálogo, si no también, la posibilidad 
de construir generalizaciones, que permitan entender los aspectos comunes a 
muchas personas y gruposhumanos en el proceso de producción y apropiación de 
la realidad social y cultural en la que desarrollan su existencia. 
 
Para Mejía (2004) el método cualitativo ha revalorizado al ser humano concreto 
como objeto central de análisis, en contraste con las excesivas abstracciones y la 
deshumanización del cientificismo positivista. Lo que interesa es el mundo social en 
el que participa la persona, el mundo de significaciones en donde el mismo 
interviene, llenando los significados con su experiencia personal. 
 
Desde este punto de vista lo que interesa desarrollar es aquello que en las 
percepciones, sentimientos y acciones de los actores sociales aparece como 
pertinente y significativo. 
 
Así pues, según Jiménez-Domínguez (2000) la metodología cualitativa parte del 
supuesto básico de que el mundo social está construido de significados y símbolos. 
De ahí que la intersubjetividad sea una pieza clave y punto de partida para captar 
12 
 
reflexivamente los significados sociales. De este modo, la investigación cualitativa 
puede ser vista como el intento de obtener una comprensión profunda de los 
significados y definiciones de la situación, tal como nos la presentan las personas, 
más que la producción de una medida cuantitativa de sus características o 
conductas (Citado por Salgado, 2007). 
 
Es claro que para la metodología cualitativa tiene un rol trascendental e insustituible 
captar los hechos sociales desde lo que viven, sienten, creen y perciben sus 
protagonistas, pues a través de ellos es que se puede aprehender la realidad social 
tal y como ocurre. 
 
Al respecto, Parra (2005) afirma que desde el punto de vista epistemológico, la 
investigación cualitativa intenta la construcción de un tipo de conocimiento, que 
permita captar el punto de vista de quienes producen y viven la realidad social y 
cultural, y asumir que el acceso al conocimiento en lo específicamente humano se 
relaciona con un tipo de realidad epistémica cuya existencia transcurre en los planos 
de lo subjetivo y lo intersubjetivo y no solo de lo objetivo. 
 
Así pues, el objeto de la investigación cualitativa es el conocimiento del significado 
que tiene una acción para la persona. Se trata de datos referenciales, de vidas 
personales que se articulan dentro de un determinado contexto social. El significado 
de la acción solo puede ser comprensible en una cierta relación, en una estructura, 
entendemos la intención a partir del contexto social, en la interacción social que va 
del todo social a la persona y de ésta a la estructura social (Mejía, 2004). 
 
De acuerdo a Sandoval (2002) son tres las condiciones más importantes para 
producir conocimiento, que muestran las alternativas de investigación cualitativa: 
 
a) La recuperación de la subjetividad como espacio de construcción de la vida 
humana. 
b) La reivindicación de la vida cotidiana como escenario básico para comprender 
la realidad socio-cultural. 
c) La intersubjetividad y el consenso, como vehículos para 
acceder al conocimiento válido de la realidad humana. 
 
La investigación cualitativa tiene como punto central comprender la intención del 
acto social, es decir cuáles son las metas e ideales que tienen las personas, sus 
sueños, sus fracasos, sus motivaciones, sus anhelos, sus esperanzas y 
expectativas, sus creencias, sus temores y sus angustias, en suma, las vidas de las 
personas en relación a su entorno, a su tiempo, a su cultura, a la historia que lo 
rodea. 
 
Lo que interesa es captar, entender, comprender y valorar el sentido de la acción, la 
intencionalidad del acto social, no la conducta externa, porque ésta no define lo 
social, por eso comprender el sentido de la acción es lo que constituye la 
singularidad del mundo social, lo que realmente permite conocer nuestra realidad. 
 
Concordamos con Mejía (2004) en señalar que la investigación cualitativa presenta 
una visión holística de la realidad. Busca un patrón estructural, el conjunto de 
cualidades organizadas que caracteriza a un hecho social. La realidad social se 
13 
 
analiza como hechos en su totalidad, situación donde se producen, tienen sentido si 
son integrantes de una totalidad histórica, si son parte de un mundo simbólico, 
resultados de una red de relaciones y de una historicidad determinada. Los hechos 
cobran sentido porque son partes de representaciones simbólicas, las personas 
manifiestan su interioridad mediante expresiones sensibles y toda manifestación 
social refleja una interioridad subjetiva, al actuar las personan piensan, valoran, 
tienen sentimientos, y motivaciones. Por tanto, los hechos sociales deben ser vistos 
en relación al todo, son partes de un tramado de relaciones, no son objetos aislados 
de la estructura relacional, cada elemento tiene un sentido y una significación solo a 
partir de la compleja estructura de relaciones de la que forma parte. 
 
González Rey (2000) plantea que la epistemología cualitativa se apoya en tres 
principios que tienen importantes consecuencias metodológicas: 
 
a) El conocimiento es una producción constructiva e interpretativa, es decir, no es 
una suma de hechos definidos por constataciones inmediatas del momento 
empírico. Su carácter interpretativo es generado por la necesidad de dar sentido 
a expresiones de la persona estudiada. La interpretación es un proceso en el 
que el investigador integra, reconstruye y presenta en construcciones 
interpretativas diversos indicadores obtenidos durante la investigación, los 
cuales no tendrían ningún sentido si fueran tomados en forma aislada como 
constataciones empíricas. La interpretación es un proceso constante de 
complejidad progresiva, que se desarrolla dentro de los marcos de la 
organización conceptual más compleja del proceso interpretativo. La 
interpretación es un proceso diferenciado que da sentido a diferentes 
manifestaciones de lo estudiado y las convierte en momentos particulares del 
proceso general, orientado a la construcción teórica del sujeto individual o social. 
 
b) El proceso de producción del conocimiento es de carácter interactivo. Se 
enfatiza que las relaciones investigador-investigado son condición para el 
desarrollo de las investigaciones y que lo interactivo es una dimensión esencial 
del proceso de producción de conocimientos, atributo constitutivo del proceso 
para el estudio de los fenómenos humanos. Este principio orientará la 
resignificación de los procesos de comunicación en el nivel metodológico. Desde 
esta perspectiva, el principal escenario de la investigación son las relaciones 
investigador - investigado, y las relaciones de las personas investigadas entre sí 
en las diferentes formas de trabajo grupal que la investigación presupone. La 
consideración de la naturaleza interactiva del proceso de producción del 
conocimiento implica comprender a éste como proceso que asimila los 
imprevistos de todo sistema de comunicación humana y que, incluso utiliza estos 
imprevistos como situaciones significativas para el conocimiento. Otro resultado 
importante de aceptar la naturaleza interactiva del conocimiento es la 
aceptación de los momentos informales que surgen durante la comunicación, 
como productores de información relevante para la producción teórica. Todo lo 
cual da como resultado que se otorgue valor especial a los diálogos que se 
desarrollan y, en los cuales las personas se implican emocionalmente y 
comprometen su reflexión en un proceso en el que se producen informaciones 
de gran significado para la investigación. El carácter interactivo del conocimiento 
conduce a reivindicar la importancia del contexto y de las relaciones entre las 
14 
 
personas que intervienen en la investigación, como momentos esenciales para 
la cualidad del conocimiento producido. 
 
c) Significación de la singularidad como nivel legítimo de la producción del 
conocimiento. La singularidad se constituye como realidad diferenciada en la 
historia de la constitución subjetiva de la persona. El conocimientocientífico 
desde la investigación cualitativa, no se legitima por la cantidad de personas 
estudiadas, sino por la cualidad de su expresión. El número de personas a 
estudiar responde a un criterio cualitativo, definido esencialmente por las 
necesidades del proceso de conocimiento descubiertas en el curso de la 
investigación. La expresión individual de la persona adquiere significación 
conforme al lugar que puede tener en un momento determinado para la 
producción de ideas por parte del investigador. La información expresada por 
una persona concreta puede convertirse en un momento significativo para la 
producción de conocimiento, sin que tenga que repetirse necesariamente en 
otras personas. Por el contrario, su lugar dentro del proceso teórico puede 
legitimarse de múltiples formas en el curso de la investigación. La legitimación 
del conocimiento se produce por lo que significa una construcción o un resultado 
en relación con las necesidades actuales del proceso de investigación. El 
número de casos que se puede considerar en una investigación tiene que ver, 
con las necesidades de información que se van definiendo en el curso de 
aquélla. 
 
A juicio de González (2002) estos tres puntos pueden sintetizarse en uno, que a su 
vez refleja un planteamiento de la ética: las personas -yo y el otro- son (somos) 
sujetos tanto desde la postura del investigador como de las personas investigadas. 
Esto es ver a la persona con su dignidad, comprensión, protagonismo y cultura como 
el eje de la acción investigadora. Ello es definitivamente lo que le agrega 
complejidad particular a la investigación cualitativa y lo que le otorga indudablemente 
una gran riqueza. 
 
ALGUNOS PROBLEMAS 
 
Si bien es cierto, los paradigmas que subyacen a la metodología cualitativa nos 
ofrecen una nueva forma de entender la realidad, la persona, los hechos sociales y 
el mundo en general, de maneras que la metodología cuantitativa no ha logrado a la 
fecha, es necesario que reconozcamos algunos problemas que enfrenta y que 
deberán resolverse con el fin de seguir avanzando y obtener así hallazgos más 
sólidos en las investigaciones que realizan. 
 
A continuación, analizaremos los principales problemas, todos son importantes, solo 
hemos elegido un orden con la finalidad de facilitar su lectura. 
 
En primer lugar, como ya lo mencionamos anteriormente, un problema, de los más 
graves que se encuentran en la literatura científica sobre la metodología cualitativa, 
es la agrupación indiscriminada, dentro de un mismo todo, de tradiciones filosóficas, 
campos disciplinares, teorías o modelos teóricos, estrategias metodológicas y 
enfoques particulares de trabajo que engloban numerosos métodos y estrategias de 
recogida de datos. De acuerdo a Sandin (2003) cuando se realiza un análisis de las 
diversas tipologías de modalidades de investigación cualitativa se constatan 
15 
 
clasificaciones elaboradas por diversos autores, en las que se pueden observar 
coincidencias y también marcadas divergencias, lo cual revela la existencia de una 
pluralidad de términos usados con diferentes sentidos, que en ocasiones se 
convierte en una maraña conceptual desconcertante, y que lejos de simplificar esta 
cuestión, dificulta la tarea de establecer un marco común y homogéneo de 
clasificación. 
 
Si bien es cierto, esto representa una de las grandes riquezas que posee la 
metodología cualitativa, pues revela su naturaleza, complejidad y alcances, es 
imprescindible que se ensayen clasificaciones que aporten un orden conceptual en 
el ámbito de la investigación. 
 
En segundo lugar, a juicio de Mella (1998) otro de los problemas constituye el 
resolver la disyuntiva de cuán factible es percibir como otros perciben. Cuando se 
han hecho re-estudios de una situación donde se ha aplicado investigación 
cualitativa, muchas veces se llega a conclusiones diferentes, abriendo una 
interrogante acerca de la validez de ver a través de los ojos de otros, si los mismos 
observadores están fuertemente implicados en lo que se encuentra. 
 
La interrogante que surge es si los investigadores se han puesto realmente en una 
posición estratégica para adentrarse en la perspectiva de otras personas. Si ellos 
han entendido adecuadamente aquella perspectiva y si sus interpretaciones de 
acción y acontecimientos son congruentes con los entendimientos de esas 
personas. 
 
Es claro cómo el propio mundo interno del investigador juega un rol importante en la 
metodología cualitativa al momento de analizar e interpretar los hechos sociales, las 
preguntas que surgen inevitablemente, son : ¿Hasta qué punto esa carga personal 
del investigador enriquece los hechos o los distorsiona?, ¿Cómo podemos evitar 
sesgos o desviaciones en los datos que se recogen, en la interacción propia con las 
personas que se estudian, a través de los mecanismos actuales que existen para 
validar la recogida de datos?, ¿Se puede controlar efectivamente ello, o escapa al 
control actual?, ¿Cómo podemos garantizar que la carga personal del investigador 
enriquezca los datos y no los empobrezca?. 
 
En tercer lugar, otra dificultad en relación a la validez de las respuestas reside en la 
naturaleza de la ligazón entre la información que dispone el investigador cualitativo y 
la elaboración de esa información con el objeto de presentarlo a una audiencia 
académica. Habría que reconocer que aquí se está frente a una interpretación de la 
interpretación que hace la gente. Así la presentación del punto de vista de las 
personas puede ser vista como comprendiendo tres elementos: a) La manera en que 
las personas ven el mundo, b) La interpretación del investigador de cómo ellos ven 
el mundo, y c) La construcción del investigador cualitativo de su interpretación del 
punto de vista de las personas, para ser transmitida al mundo intelectual del 
investigador. 
 
En cuarto lugar, relacionado al problema anterior, se encuentra el análisis de los 
datos. Al respecto Taylor y Bogdam (2000) afirman que no se puede decir que a los 
investigadores cualitativos no les preocupa la precisión de sus datos. Pues un 
estudio cualitativo no es un análisis impresionista, informal, basado en una mirada 
16 
 
superficial a un escenario o a personas, al contrario es una pieza de investigación 
sistemática conducida con procedimientos rigurosos, aunque no necesariamente 
estandarizados. 
 
No obstante, a juicio de Amezcua y Gálvez (2002) es precisamente la fase de 
análisis de los datos la que representa probablemente el lado oscuro de la 
investigación cualitativa. Tanto los defensores teóricos del método como los 
productores de investigaciones cualitativas adolecen de proporcionar escasa 
información sobre los modos en que transforman los datos en interpretaciones que 
puedan sustentarse científicamente. 
 
En quinto lugar, el mismo Mella (1998) considera que en la información utilizada en 
la investigación cualitativa, hay muchas veces una tendencia hacia una perspectiva 
anecdótica. Es usual encontrar conversaciones breves, extractos de entrevistas no 
estructuradas o ejemplos de una actividad particular para proveer evidencia a un 
planteamiento particular. Sin embargo, la representatividad de esos fragmentos es 
raramente analizada. En sexto lugar, una crítica que recurrentemente se hace a la 
metodología cualitativa es la de no incorporar elementos teóricos en sus 
investigaciones, debido presumiblemente al peligro postulado de ser desligados de 
las construcciones de las personas, y por tanto de perder contacto con el mundo 
social real. Habría por tanto una tendencia hacia investigaciones a-teóricas. La razón 
estribaría en que la elaboración y aplicación a priori, puede perjudicar la habilidad 
del investigador para ver a través de los ojos de las personas que investiga. La 
teoría puede bloquear excesivamente al investigador y cegarlo, no sólo a los puntos 
de vista de los participantes sino también a las facetas inusuales y no anticipadas de 
la realidad social.En séptimo lugar, el hecho de generalizar a partir de uno o unos pocos casos es 
otro de los puntos críticos de la investigación cualitativa, especialmente cuando la 
técnica usada ha sido la de la observación participante. Para todos resulta obvio que 
las posibilidades de influenciar políticas sociales es reducida, si se ha hecho uso de 
un caso o unos pocos casos (Mella, 1998). 
 
APRECIACION FINAL 
 
Definitivamente asumimos que la metodología cualitativa ha cambiado la manera de 
llevar a cabo las investigaciones científicas, dándole un nuevo sentido al quehacer 
investigativo. 
 
Es innegable, el creciente posicionamiento y valorización que se le ha concedido a la 
metodología cualitativa frente a la cuantitativa, reconociéndole como aporte central 
el tratar de rescatar el aspecto humano y toda la riqueza que significa, cambiando 
de manera irreversible en la ciencia, la manera de concebir la realidad, la persona 
humana que se investiga, el rol del investigador y la producción del conocimiento. 
 
Sin embargo, no podemos dejar de mencionar el debate abierto e inacabado que 
existe entre los partidarios de la metodología cualitativa frente a los de la 
metodología cuantitativa, enfrentándose cada cual desde sus respectivos 
paradigmas que las sustentan, así, los podemos encontrar con diferentes nombres, 
como lo plantea Salgado (2000) entre el positivismo y la fenomenología, el método 
17 
 
hipotético-deductivo contra el inductivo, el paradigma racionalista contra el 
paradigma naturalista, la investigación nomotética contra la investigación idiográfica, 
el objetivismo contra el subjetivismo, los cuantificadores contra los descriptores, el 
rigor contra la intuición, entre otros. 
 
De acuerdo a Morin (1998) el debate actual de las ciencias sociales subraya la 
complejidad de la trama social. Según Prigogine (1997) asistimos a una dinámica de 
la vida social que se desliza hacia una dimensión cada vez más mundializada, 
intercultural y tecnologizada, y paralelamente se hace agudamente heterogénea, 
desarticulada y muy desigual. La investigación cualitativa se ha revelado como una 
posibilidad fundamental para el análisis de la complejidad social, de un mundo 
fragmentado, donde el azar y desorden cobran presencia; así como la consideración 
de las evoluciones, turbulencia, perturbaciones y cambios en vez de los momentos 
de equilibrio, orden y estabilidad. Mucchielli (2001) propone que quizás la respuesta 
se encuentra en que la investigación cualitativa desarrolla una concepción que no se 
fundamenta en la certidumbre de un determinismo signado por leyes preestablecidas 
para la sociedad, sino que pone énfasis en personas que construyen su propio 
mundo dentro de contextos determinados, donde el carácter cambiante y mutable de 
la realidad y la diversidad de lo social abren la posibilidad del surgimiento de lo 
nuevo, según el conjunto de alternativas presentes, en cualquier momento de la 
dinámica social (Citado por Mejía, 2004). 
 
Ahora bien, ante esta oposición que parece muchas veces irreconciliable entre 
ambas metodologías, tendríamos que preguntarnos: ¿Realmente es así?, 
¿Verdaderamente son opuestas e incompatibles?, ¿Es inútil pensar la posibilidad de 
integrar ambas metodologías?, ¿Sería mucho más aportativo abordar la realidad 
social desde ambas perspectivas, en vez de solo una de ellas?. 
 
Al respecto, coincidimos con Henwood (2004) al señalar que insistir en que las 
metodologías cualitativa y cuantitativa son diferentes no nos lleva a ninguna parte, la 
polarización de enfoques es hipercrítica, restringe el quehacer del investigador y 
bloquea nuevos caminos para incluir, extender, revisar y reinventar las formas de 
conocimiento (Citado por Salgado, 2007). 
 
Sarrado et al., (2004) plantean algunos argumentos a favor de la complementariedad 
metodológica: (1) Ambas metodologías, cualitativa y cuantitativa, debidamente 
entrelazadas, proporcionan una visión más amplia de los fenómenos humanos; (2) 
Ninguna metodología está libre de limitaciones; y (3) La investigación científica ha de 
combinar el rigor formal de la metodología cuantitativa y la creatividad y plasticidad 
de la metodología cualitativa. 
 
Estamos convencidos que tanto la metodología cualitativa como la cuantitativa 
tienen fortalezas, pero también limitaciones que deben superar, no creemos que una 
sea mejor que la otra, muy por el contrario tienen modos diferentes de concebir la 
realidad y al ser humano, por tanto, es hora ya de empezar a aceptar la posibilidad 
del trabajo conjunto, que permita el enriquecimiento mutuo y el avance en la ciencia. 
 
 
 
 
18 
 
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